Está en la página 1de 8

Prédica de Hoy: La voluntad de Dios es prioridad

Texto Bíblico: “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi


voluntad, sino la voluntad del que me envió.” (Juan 6:38).
Introducción

Jesús nunca obró durante su ministerio público aparte de Dios


el Padre. El vino a hacer la voluntad del que lo envió. (Juan
5:30; 6:38). Testigos de Cristo
30
No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y
mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad
del que me envió, la del Padre.
38
Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad,
sino la voluntad del que me envió.

Incluso estando en angustiosa agonía, mientras oraba en


Getsemaní, el Señor Jesucristo pidió “Padre, si quieres, pasa de
mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.” (Lucas
22:42).
Esta oración no fue hecha en un tono de resignación impotente
y sin esperanza. No era la expresión de un corazón destrozado
que se rendía ante una derrota completa. Tampoco era la
oración de alguien a quien se le frustran los sueños. Su oración
demostró una confianza perfecta y absoluta en el Dios Padre a
pesar de lo que le esperaba en las siguientes horas.
Para Jesús la voluntad del Padre era prioridad. Sólo tres detalles
de la vida de Jesús quiero usar para significar que la voluntad de
Dios es prioridad en la vida del cristiano y de la iglesia.
I. VOLUNTAD DE DIOS – JESÚS NO SE DEJÓ MANIPULAR POR LA
GENTE DE SU TIEMPO
Jesús no vino a complacer peticiones y deseos personales de la
gente de su tiempo ni de ninguna época. Él vino a hacer la
voluntad del Padre que lo envió.
En una ocasión los fariseos presionaban a Jesús para que hiciera
señales del cielo, pero nos comenta Marcos en su evangelio
que “dejándolos, volvió a entrar en la barca, y se fue a la otra
ribera.” (Marcos 8:13).
Estaba Jesús teniendo su matutino de oración en un lugar
desierto, y la gente le buscó, y llegando a donde estaba le
suplicaron que no se fuera. “Pero él les dijo: Es necesario que
también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios;
porque para esto he sido enviado.” (Lucas 4:43). Ni la fama ni la
popularidad influyeron en su agenda divina; nada impediría que
Él hiciera la voluntad del que lo había enviado.
El evangelista Marcos nos cuenta que cuando Jesús estaba
colgado de la cruz, “los que pasaban le injuriaban, meneando la
cabeza y diciendo: ¡Bah! tú que derribas el templo de Dios, y en
tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz.”
(Marcos 15:29, 30).
La voluntad de Dios no era complacer a las masas enardecidas
Claro que pudo bajar de la cruz, pero él no vino a complacer a las
masas enardecidas, deseosas de espectáculos, el Señor vino a
hacer la voluntad de Dios, y esa voluntad incluía morir en la cruz.
Así que no complacería aquella turba. Y gracias a Dios porque no
lo hizo. Murió por amor a nosotros.
Pablo le advierte a Timoteo que “llegará el momento en que la
gente no querrá escuchar la verdad, sino que correrán en pos de
maestros que les digan lo que desean oír. En vez de escuchar lo
que la Biblia dice, correrán ciegamente tras sus errados
conceptos. Por eso, mantente despierto, vigilante. No temas
sufrir por el Señor. Gana almas para Cristo. Cumple con tus
deberes.” (2 Timoteo 4:3-5 NTBAD).
Los que son llamado cumplen la voluntad de Dios
Los que son llamado por Dios a hacer su obra no claudican ante
las presiones de las masas. Los que predicamos a Cristo y su
evangelio no somos meseros que complacemos a los clientes, ni
predicamos para quedar bien con las tendencias del presente.
Respondemos a los intereses del reino de Dios, no a intereses
personales.
Una iglesia que sabe distinguir los tiempos en que vive (Mateo
16:1-3), que predica con firmeza el evangelio de Cristo, que gana
almas y cumple con los propósitos de Dios, jamás cederá ante las
presiones y la demagogia de las masas que se buscan maestros
que les digan lo que desean oír.
Así como Cristo no se dejó manipular por la gente de su tiempo,
la verdadera iglesia de Cristo no debe dejarse manipular por las
masas deseosas de oír lo que quieren oír, porque la voluntad de
Dios es prioridad para la iglesia.
II. JESÚS NO SE DEJÓ DOMINAR POR EL SECTARISMO RELIGIOSO
DE SU TIEMPO ÉL CUMPLIO LA VOLUNTAD DE DIOS
Jesús censuró las sectas judías que le daban más valor a las
tradiciones de los ancianos que a los mandamientos expresos de
Dios. Los confrontó en más de una ocasión con el mensaje
poderoso y transformador que predicaba.
Jesucristo condenó abiertamente la hipocresía de la religión
organizada de su tiempo, que se interesaban más en verse
santos ante los hombres que ser santos para Dios. Anhelaban la
admiración y la alabanza de la gente. El Señor les dice: “…hacen
todas sus obras para ser vistos por los hombres…” (Mateo 23:5).
Jesús no sincretizó el mensaje del evangelio que predicaba con
las tradiciones y reglas de aquellas sectas religiosas (Lucas 5:33-
39). No copió sus estilos de hacer discípulos, más bien los
cuestionó (Mateo 23:15).
Al igual que Jesús la verdadera iglesia ni mezcla ni sincretiza la
verdad de la biblia con la cultura, las corrientes religiosas de
actualidad, ni el liberalismo actual buscando popularidad,
finanzas y aplausos de la gente.
En este sentido Pablo fue bien directo al advertir que “si alguno
de nosotros o un ángel del cielo les predicara un evangelio
distinto del que les hemos predicado, ¡que caiga bajo maldición!”
(Gálatas 1:8 NVI).
El celo de Pablo por el evangelio era tan grande, que prefiere que
el juicio de Dios caiga sobre él si llegara a distorsionarlo. Pablo no
admitía poner en juego la gloria de la obra redentora de Cristo y
el destino de las almas.
Nunca olvidemos que la iglesia es portadora de la Gloria y
voluntad de Dios.
El Señor le delegó su autoridad para que predicara el evangelio
con poder. La iglesia que predica a Cristo y su evangelio tendrá
oposición, sufrirá persecución, porque “Es imposible predicar la
verdad sin molestar o estorbar a los que enseñan el error,
corrompen la verdad y trastornan los caminos del Señor.
Así como Cristo no se dejó dominar por la religión organizada de
su tiempo, la verdadera iglesia de Cristo no puede dejarse
dominar por las nuevas corrientes religiosas ni el falso
ecumenismo global, porque la voluntad de Dios es prioridad para
la iglesia.
III. JESÚS NO SE DEJÓ INFLUENCIAR POR LA POLÍTICA NI LOS
POLÍTICOS DE SU TIEMPO
No encontramos en los evangelios, ni en ninguna otra literatura
extra bíblica, que Jesús buscara protección y apoyo político y
financiero en el imperio romano que dominaba durante su
ministerio público.
Jesús rechazó la oferta del Diablo de gobernar sobre “todos los
reinos del mundo” (Lucas 4:6-8). Él sabía que con la política no se
resuelve el grave problema del hombre que es el pecado.
El evangelista Juan nos dice que Jesús “Sabiendo que estaban a
punto de venir y prenderlo para hacerlo rey, se retiró otra vez a
la montaña, él solo” (Juan 6:10-15; 18:36). Jesús se negó a
intervenir en la política de su tiempo.

Jesús y sus apóstoles nos enseñaron que la verdadera iglesia


nunca pierde de vista el propósito para el que Dios la estableció
en la tierra. El objetivo de la iglesia, de acuerdo con el propósito
de Dios, no se encuentra en el activismo político.
En ninguna parte de la Escritura se nos ordena invertir nuestra
energía, nuestro tiempo, o nuestro dinero en los asuntos
gubernamentales. Nuestra misión radica, no en cambiar a la
nación a través de reformas políticas, sino en cambiar los
corazones a través de la Palabra de Dios. (Juan 18:36).
Si como iglesia (cristianos) queremos que un país cambie, que las
familias se vuelvan a Dios, que los jóvenes se comprometan con
Dios, la respuesta la tenemos en la predicación de la Palabra de
Dios. Es un error pensar que es trabajo de los políticos defender,
difundir y guardar las verdades bíblicas y los valores cristianos,
esa tarea Dios se la asignó a Su iglesia.
Es indiscutible que un país gobernado bajo principios cristianos
fundados en la Biblia es una bendición. La biblia
dice: “¡Dios mío, tú bendices al pueblo que te reconoce como
Dios! ¡Tú bendices a la nación que te acepta como dueño!”
(Salmos 33:12 TLA).
Lo que hace que existan mejores hombres, mejores padres,
mejores familias, mejores ciudadanos en el mundo no es la
política ni las filosofías humanistas, sino Jesucristo obrando en el
corazón de los que lo reciben como Señor y Salvador. Por eso
seguiré predicando a Cristo como el único que puede
transformar los corazones de piedras en corazones de carne
como dice la biblia (Ezequiel 36:26).
Así como Cristo no se dejó influenciar ni manipular por la política
de su tiempo, la iglesia de hoy no debe dejarse manipular por la
política ni los políticos de esta época, porque la voluntad de
Dios es prioridad para la iglesia de todos los tiempos.
I. Beneficios de hacer la voluntad de Dios
Si queremos obrar con sabiduría y tener un buen futuro dejemos
de actuar a la ligera, pues es así como tomamos decisiones de las
que luego tenemos que arrepentirnos. Por eso debemos acudir a
Dios y buscar su dirección; Él Nunca se equivoca y escoge LO
MEJOR para nosotros.
Jeremías 29:11 – Porque yo sé los pensamientos que tengo
acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de
mal, para daros el fin que esperáis.
Creerle a Dios y confiar en Él es sin dudas lo mejor que podemos
hacer para asegurar nuestro presente y nuestro futuro.
Dios es como ese piloto que toma el control desde lo alto y
desde arriba ve las cosas que nos conviene. Buscar su consejo en
su palabra y obedecerle, es actuar con SABIDURIA.
Romanos 12:2 – No os conforméis a este siglo, sino transformaos
por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta.
Este versículo expresa tres claras verdades acerca de la voluntad
de Dios.
LA VOLUNTAD DE DIOS ES BUENA, ES AGRADABLE, ES
PERFECTA.
La palabra “buena” viene del griego agathos que significa que
algo siendo bueno en su carácter es beneficioso en sus efectos.
Es buena porque viene de un Dios cuya esencia es la bondad en
sí misma y su objetivo es darnos lo mejor para que disfrutemos
de la vida nueva plena que cristo conquistó para todos nosotros
en la cruz.
“Agradable” significa que es satisfactorio para nosotros en todos
los aspectos (gratus).
Dios sabe que nos agrada y de acuerdo a esto escogerá lo mejor.
No debemos temer confiar en Él pues nos conoce mejor que
nosotros mismo.
“Perfecta” viene del vocablo griego Telion que significa la
capacidad para realizar el verdadero fin o propósito de nuestra
existencia.
Con esto podemos entender que haciendo la voluntad de Dios
desarrollaremos nuestro máximo potencial y tendremos una
realización plena.
¿Cómo entender la voluntad de Dios?
Para poder entender la perfecta voluntad de Dios resulta
necesario primero llevar a cabo cinco pasos que confirman su
propósito en nuestra vida.
1. Morir a nuestra propia voluntad para hacer la voluntad de
Dios.
2. Buscar el consejo de Dios a través de su palabra.
3. Dejar que Dios ponga el deseo de hacer su voluntad en
nosotros.
4. Propiciar que Dios ponga paz en nuestro corazón para
poder ejercer y confirmar su voluntad.
5. Permitir que de acuerdo a su palabra las circunstancias de
nuestras vidas giren en torno y a favor de su voluntad.
II. Como conocer la voluntad de Dios
El Señor nos dotó de voluntad o lo que es lo mismo de la
capacidad de decidir si no andamos en los caminos del Señor,
tomaremos decisiones que en ocasiones no coinciden con su
propósito para nuestras vidas.
Es necesario darle muerte en la cruz a nuestro viejo yo, romper
con nuestros esquemas del mundo terrenal, deshacernos de las
cadenas y ataduras que nos sujetan a nuestro estilo de vida,
nuestra forma de pensar, de actual, de decidir, de sentir, para
someternos a su voluntad. Debemos a estar dispuestos a
obedecerlo, sin crear ningún tipo de “presión” en la oración para
tratarlo de convencer de que nuestra opinión es la correcta.
Isaías 55:8.9
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni
vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos
los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que
vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros
pensamientos”.
Él nos concederá lo más conveniente, aunque esto no sea
necesariamente lo que en principio pensamos o queremos.
Debemos confiar en Él y comprender que sus decisiones son
mejores que las nuestras.
El Señor no se equivoca y siempre tendrá lo excelente para
nuestras vidas.
Salmo 119:105 “…Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a
mi camino…”
La Biblia tiene la respuesta para todas y cada UNA DE NUESTRAS
NECESIDADES, ya sea en lo sentimental, familiar, estudios,
trabajo, economía etc.
Debemos acudir a la PALABRA para buscar que dice respecto a
nuestra petición. Si lo que pedimos es conforme a su voluntad, Él
lo confirmara y si no lo sabemos, entonces pidámosle sabiduría
para comprenderlo.
Santiago 4:15 “..En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor
quiere, viviremos y haremos esto o aquello “.
La palabra de Dios tiene la cualidad de llegar a lo más profundo
de nuestro corazón si lo queremos.
Hebreo 4:12 “La palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante
que toda espada de dos filos: penetra hasta partir el alma y el
espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón “.
Uno de los aspectos que confirman que estamos moviéndonos
conforme al propósito de Dios, es que Él inclinará nuestro
corazón a su deseo, porque nos ama y como dice la palabra, LO
HACE POR SU BUENA VOLUINTAD.
Filipenses 2:13 “Porque Dios es el que en vosotros produce así el
querer como el hacer, por su buena voluntad “.
Cuando Dios pone un sentir en nosotros es fundamental someter
nuestros deseos a la prueba del tiempo, tener fe y ser paciente.
En perseverar y mantenernos en su camino está la clave.
Salmo 33:11 “El plan de Dios permanecerá para siempre; Los
pensamientos de su corazón, por todas las generaciones “.
Filipenses 4:7 “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús “.
Una de las señales más confiables para conocer la voluntad de
Dios, es la paz en nuestro corazón. Es una sensación de seguridad
respecto a la decisión que vamos a tomar y que sobrepasa
nuestro entendimiento.
Pero cuidado, esa confianza no puede basarse en nuestro propio
razonamiento cuando una voz interior nos alerta de que no
tomemos esa decisión. Esa es la voz del espíritu que nos
redarguye. Si nos asalta la duda, el temor, la inseguridad, etc, es
que no se trata de la voluntad de Dios.
Proverbios 16:3 “Encomienda a Dios tus obras y tus
pensamientos serán afirmados “.
el resultado de buscar a Dios. El espíritu Santo obrará llegando a
lo más profundo de nuestro corazón y pondrá un asentir interior
de confirmación. Una convicción genuina de su perfecta
voluntad, un estado de bienestar espiritual que sobrepasa
nuestro propio entendimiento.
Cuando nos movemos como Dios quiere, veremos las
circunstancias a nuestro favor derivadas de la oración.
Romanos 12:2 “No os conforméis a este mundo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad
de Dios, agradable y perfecta “.
CONCLUSIÓN
Si Jesús no se dejó manipular por la gente de su tiempo; ni se
dejó dominar por el sectarismo religioso de su época; ni se dejó
influenciar por la política ni los políticos de su tiempo, Su iglesia,
la que Él compró a precio de sangre en la cruz del calvario, debe
seguir su ejemplo.
La iglesia responde a los intereses del cielo, se sujeta a los planes
de Cristo, su asignación es establecer el reino de Dios en el
corazón de los hombres. Y por encima de todo, tener siempre
presente que La voluntad de Dios es prioridad.

También podría gustarte