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La vida entre contratos: trayectorias, condiciones y estrategias laborales de


profesionales en Antropología en Colombia (1990-2010)

Conference Paper · September 2015

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Margarita María Durán Urrea Marta Zambrano


University of Santander National University of Colombia
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La vida entre contratos: trayectorias, condiciones y estrategias laborales de
profesionales en Antropología en Colombia (1990-2010)*

Marta Zambrano
Margarita Durán
Universidad Nacional de Colombia
*Borrador. Por favor, no citar.
Introducción
Esta ponencia recoge los resultados de una investigación en curso acerca de las

trayectorias y condiciones laborales y los campos de acción de quienes han egresado

del programa de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia entre 1985 y

2010. Se basa en 32 entrevistas en profundidad realizadas a 34 personas. Además

hemos compilado los perfiles profesionales y hojas de vida de las personas

entrevistadas, seleccionadas según género, edad, cohorte de graduación, procedencia

geográfica, lugar de residencia, área de desempeño y vinculación laboral.

La mayoría comenzaron su trayectoria laboral antes de obtener el título de pregrado.

En el momento de la entrevista, su situación laboral era dispar: empleo público (5) y

privado (5), docencia universitaria ocasional (2) y de planta (6), contratos (7),

independiente (1), profesionales ‘entre contratos’ (1) y desempleo (3); becarias de

doctorado (2), consultoría (1) y una entrevistada es actualmente pensionada de una

institución estatal mientras continúa trabajando como consultora independiente.

Inicios de la antropología profesional en Colombia


El ejercicio profesional de la antropología en Colombia surgió en la segunda mitad

del siglo XX. A final de la década de 1960 había menos de 100 personas graduadas,

1
pero a mediados del decenio de 1980 ya alcanzaban el millar (Jimeno, 1999). El

crecimiento profesional de la Antropología no se ha detenido desde entonces.

En ese sentido, resulta ilustrativo el Departamento de Antropología de la

Universidad Nacional, creado en 1966: entre 1969 y 2014 había graduado 1582

profesionales. Hasta 1981 la tasa anual de graduación no superaba la decena, pero

para 1982-2003 oscilaba entre 20 y 30 por año y a partir de 2004 entre los 50 y 100 con

algunos picos más altos (FCH, 2014; cf. Unal, 2006). El incremento exponencial de la

tasa de graduación ha coincidido con la ampliación y la complejización del campo de

desempeño profesional.

La mayoría de los trabajos acerca de la historia de la antropología van de sus inicios

a los años 801. Documentan que el ejercicio profesional empezó con la antropología

aplicada, mediante propuestas orientadas al cambio social y el beneficio comunitario

(Pineda Giraldo, 1999: 36). Gracias al escaso número de profesionales, cuyo título de

pregrado además les situaba en la cima de la pirámide formativa y laboral, tuvieron

estabilidad laboral. Sin embargo, ya en el decenio de 1990 el destino laboral

mayoritario eran las asesorías y consultorías para instituciones estatales y ONG “al

vaivén de las necesidades sociales y las ofertas de trabajo” (Jimeno, 1999: 69).

1
Véase, entre otros, Arocha y Friedemann, 1979, 1980, 1981, 1984; Jimeno, 1981, 1984, 2005; Friedemann
1971, 1984, 1987; Llanos, 1981; Miranda, 1984; Pineda 1984, 2007; Sevilla, 1978; Uribe Tobón, 1980, 1981,
1981b, 1987; Uribe Alarcón, 1981.

2
Como sus antecesores de los cincuentas, una proporción importante de quienes se

graduaron de la Nacional entre 1985 y 1990 y que se dedicaron a actividades

profesionales, gozaron de estabilidad laboral en entidades públicas como Planeación

Nacional, el DANE, el ICBF y el Instituto Geográfico Agustín Codazzi. Hemos

hallado asimismo que, casi sin excepción, comenzaron a trabajar como profesionales

antes de graduarse. No obstante, las trayectorias laborales de quienes egresaron

pocos años después se transformarían al ritmo de los nuevos vientos económicos,

culturales y políticos en Colombia y a escala global.

El multiculturalismo neoliberal
Fuerte debate académico ha provocado la firma de la Constitución de 1991. De un

lado, promulgó un nuevo proyecto de estado (social de derecho) y de nación

incluyente y multicultural que buscaba salida al narcotráfico y el conflicto interno.

De otro lado, la modernización institucional abrió la puerta a la economía abierta,

globalizada y competitiva y a la desregulación laboral.

La nueva Constitución y sus desarrollos normativos supusieron el diseño y puesta

en marcha de dos entramados de políticas públicas que transformaron el campo del

ejercicio profesional en antropología. Uno, el reconocimiento de la diversidad étnica

y cultural colombianas, que se tradujo en una serie de medidas de reconocimiento de

los grupos étnicos y minoritarios y en la ampliación de la noción del patrimonio

nacional. Dos, la renovación institucional aunó la descentralización administrativa,

3
la reestructuración de las ramas del poder público y la creación de condiciones para

instalar una economía neoliberal (Zambrano, 2003; Correa, 2005; Chaves y

Zambrano, 2009; Cruz, 2010; García, 2013; Mejía, 2013; Hernández, 2013).

Ampliación del campo de profesional: los derechos culturales diferenciales


La primera ampliación del campo derivó de la puesta en marcha de los derechos

culturales para grupos étnicos. En ese marco, antropólogas y antropólogos que

egresaron de la Nacional, sobre todo a partir de la década de 1990, apoyaron y

actualmente acompañan a grupos étnicos como profesionales en procesos como la

conformación y consolidación de cabildos indígenas (Entrevista 3), la planeación

participativa en resguardos y territorios indígenas (Entrevista 13) y la realización de

consultas previas (Entrevistas 24, 26 y 27). Han trabajado también en la organización

de IPS indígenas (Entrevista 24) y en la ejecución de proyectos productivos y

organizativos a cargo de cabildos indígenas (Entrevista 8). En este contexto, las

antiguas relaciones de solidaridad entre antropólogos y grupos indígenas de la

antropología colombiana de los setenta (Caviedes 2007), dieron paso a las relaciones

contractuales entre antropólogos y comunidades negras y cabildos, que fungen como

sus empleadores (Entrevistas. 8 y 24) e interventores (Entrevistas 24, 26 y 27). En

otros casos, han estado vinculados a fundaciones u organizaciones que prestan

servicios directamente a los cabildos (Entrevista 8) o indirectamente por contratos

con las ONG financiadas por cooperación internacional (Entrevista 13).

4
De otra parte, también diversas entidades estatales como los Ministerios de Salud,

Educación y del Interior, instituciones como el ICBF y el Inpec, y las

administraciones regionales y locales, les han contratado o subcontratado para el

diagnóstico de comunidades indígenas específicas (Entrevista 6) y para diseñar

planes, rutas y estrategias diferenciales de atención para minorías étnicas

(Entrevistas 3 y 4). En Bogotá, la administración distrital les ha enganchado para

diseñar y desarrollar políticas diferenciales en salud (Entrevistas 2 y 3).

Además de los grupos étnicos, el enfoque diferencial ha atendido las demandas de

grupos categorizados como ‘minoritarios’ o ‘vulnerables’: niños, niñas y

adolescentes (Entrevistas 3 y 8), adultos mayores (Entrevista 6), mujeres (Entrevista

2), LGBTI (Entrevista 18), personas discapacitadas (Entrevista 4), presos

(Entrevistas 3 y 9), “personas con derechos amenazados o vulnerados” (Entrevista 2),

víctimas del conflicto (Entrevista 3), excombatientes, desmovilizados y reinsertados,

entre otros, lo cual ha resultado en la contratación o subcontratación en entidades

locales, regionales y nacionales y en las Ong.

Hemos encontrado que más mujeres que hombres entrevistados se han dedicado al

campo de los derechos diferenciales 2, lo que concuerda con la fuerte afinidad de este

campo con el trabajo de cuidado, y con su baja valoración salarial; es decir, es este un

campo laboral feminizado (Arango, 2010). Esto se traduce en que comparativamente

con otros campos de desempeño, quienes laboran aquí han tenido y tienen

2
14 personas entrevistadas han trabajado en derechos diferenciales para ‘poblaciones’, 4 hombres y 10
mujeres. 13 personas entrevistadas han trabajado en atención diferencial para indígenas, 4 hombres y 9
mujeres.

5
actualmente las condiciones de trabajo más demandantes, con menor estabilidad

contractual, salarial y de vinculación. Lo más más frecuente (exceptuando quienes

ocupan cargos directivos) es la vinculación por orden de servicios personales, bajo el

mando de un(a) jefe, pero sin derechos laborales. Para la contratación sólo se valora

como relevante la experiencia con el mismo grupo poblacional del contrato (niños,

víctimas, indígenas), lo cual incide en bajos salarios y escaso incremento a lo largo de

la vida profesional.

Según las personas entrevistadas, en varias ocasiones han renunciado a empleos y

contratos, cuando sus convicciones personales y sociales han reñido con la

naturaleza de su trabajo, y cuando consideraban inapropiados los objetivos trazados

o su forma de ejecución. Con más frecuencia, han dimitido por condiciones laborales

que consideran indignas. Sin embargo, en los trabajos en que hay sintonía entre los

intereses personales y de la institución contratante, valoran positivamente su trabajo

y los resultados obtenidos, lo cual les impulsa a permanecer en estos campos aun

cuando consideren baja o insuficiente la remuneración. Aquí se cruzan también las

condiciones de género y cuidado que caracterizan este campo con aquellas que

marcan las trayectorias laborales de las antropólogas profesionales. Por ejemplo,

después de trabajar de planta en el Dane por varios años, Marcela, egresada en 1985,

renunció a su trabajo en 1992 cuando nació su primera hija. Una de las vías que ha

ensayado ha sido precisamente la inserción en trabajos de cuidado de otros, en

6
derechos diferenciales, donde le “aterraba” el mal pago pero aceptó porque podía

estar en Bogotá y cuidar a su hija (Entrevista 3).

El desarrollo sostenible
Promulgado desde la década de 1970 en conferencias y eventos internacionales, el

desarrollo sostenible fue adoptado en América Latina desde finales de 1980 como

modelo de desarrollo económico no depredador en la minería, la construcción y la

expansión empresarial. Colombia ha promovido reglas para la preservación del

“medio ambiente natural” y de los escenarios históricos y culturales del “medio

ambiente artificial”. Su componente sociocultural se ha centrado en la evaluación y

reducción del impacto de proyectos empresariales y extractivos en las comunidades

y en la preservación del registro arqueológico (Bocanegra, 1999).

La supervisión ambiental de las operaciones económicas de alto impacto produjo el

primer boom de la “arqueología de contrato” o “arqueología preventiva” en los años

ochenta. Este rompió con el cauce de la arqueología en Colombia, hasta entonces

dedicada a la investigación y la docencia, al punto de provocar fuertes debates aún

vigentes en esta área (Bocanegra, 1999; Llanos, 1999).

En la actualidad, la arqueología preventiva vive un nuevo boom impulsado por las

“locomotoras” minera, energética y de la construcción, políticas públicas concebidas

en el plan nacional de desarrollo 2010-2016 y orientadas a garantizar la inversión

transnacional en estas áreas. El estudio, diagnóstico y acompañamiento que buscan

7
evitar la destrucción del registro arqueológico son requisitos para el trámite y

aprobación de la licencia ambiental obligatoria para estos renglones. En estas

circunstancias, los arqueólogos en demanda son “gente que pueda sacar las licencias

del Icanh” (Entrevista 11).

Algunas veces se vinculan como personal de planta en firmas consultoras en

ingeniería (Entrevista 11) o directamente en las empresas que deben tramitar y

ejecutar dichas licencias como Ecopetrol (Entrevista 12). También ejercen freelance en

labores de consultoría para las mismas empresas (Entrevistas 10, 11 y 12), pero con

honorarios significativamente más altos que los de quienes ejercen en antropología

social. Además, las entidades contratantes garantizan los recursos económicos y

logísticos necesarios para el adecuado desarrollo de las labores, pues de este

depende la continuidad de “la operación”.

Los 7 entrevistados que se han desempeñado en este campo, en su mayoría

hombres3, califican este trabajo como bien remunerado tanto en la modalidad laboral

como en la de contratos freelance, en la que pueden combinar varios y obtener

mayores ingresos. En este trabajo priman las cuestiones técnicas, y es quizá el campo

menos conectado con demandas y asuntos sociales: ‘uno se va para campo con su

asistente y su mapa y disfruta su día’ (Entrevista 31). Sin embargo, varios

entrevistados han buscado vincularse, participar o apoyar los componentes sociales

3
7 personas entrevistadas, 6 hombres y 1 mujer .

8
de los estudios de impacto, aunque esto trascienda el objeto de su contrato: ‘A mí me

gusta mucho trabajar con la gente, que eso no lo da la arqueología’ (Entrevista 11).

Sin embargo, las presiones de las actividades extractivas y de infraestructura recaen

sobre los arqueólogos cuando encuentran vestigios importantes que implican el

retraso de los cronogramas generales de las empresas, que por consiguiente implican

pérdida económica.

Cuando uno vende servicios de arqueología preventiva a multinacionales


o algo, lo primero que le ofrecen a uno es dinero que a veces supera el
costo del proyecto para que uno no reporte el hallazgo, o no haga el plan
de manejo lo o que tiene que hacer: “Ayúdeme, arqueóloga, que yo le
ayudo” (Entrevista 17).
Contratar en arqueología preventiva requiere acreditar experiencia profesional ante

el Icanh, la entidad que concede las licencias arqueológicas. Quienes no la tienen

deben trabajar como auxiliares o co-investigadores de arqueólogos con licencia,

hasta tener suficiente para “licenciar” por cuenta propia. Los arqueólogos

contratistas tienen la ventaja de que su experiencia es valorada con independencia de

la labor realizada (monitoreo, seguimiento, licenciamiento, excavación, etc.) y del

lugar del trabajo. Además, a diferencia de los antropólogos sociales, quienes trabajan

freelance desarrollan la labor con verdadera calidad de contratistas, con autonomía en

la prestación del servicio y el manejo de los tiempos y la posibilidad de tener varios

contratos al tiempo y subcontratar personal.

Otras entidades públicas, por ejemplo Inciva, y privadas (Terra Firme y Erigaie) que

contratan con empresas mineras o de ingeniería y con el Estado, emplean

especialistas en arqueología para estas tareas (Entrevistas 17, 18 y 19) al tiempo que

9
hacen investigación académica. El rango de la remuneración depende de la empresa

contratante. También está sujeta a la existencia de proyectos y recursos; “si no había

proyectos, no había contrato” (Entrevista 19). La vinculación con estas instituciones

permite desarrollar proyectos investigativos propios y completar estudios de

maestría y doctorado en arqueología. Además suma experiencia acreditada útil para

conseguir empleos con mejores condiciones laborales.

La arqueología preventiva y la investigación en arqueología, son ambientes

fuertemente masculinizados en el trabajo de campo y en los cargos más altos. Las

pocas mujeres entrevistadas que han trabajado aquí mencionaron el menor

reconocimiento de su capacidad y competencia laboral, la tensión y el acoso sexual,

la presunción de su incapacidad para ‘echar pala’ y de que no pueden estar “en

campo” porque es peligroso para ellas. Indicaron la desobediencia de subalternos

como obreros, conductores y guaqueros que se resisten a trabajar bajo órdenes de

una mujer, “dicen que si no las acatan en la casa, por qué a una desconocida sí”.

(Entrevista 25; Entrevista 17)

Finalmente, especialistas en arqueología trabajan en entidades supervisoras del

patrimonio arqueológico como el Icanh, en la inspección de licencias, intervenciones

y trabajos de arqueología preventiva hechos por instituciones privadas y públicas, y

el desarrollo de proyectos de investigación y protección (Entrevistas 10, 25 y 19).

El patrimonio cultural

10
El carácter cultural atribuido al patrimonio de la nación4 (Ley 397, ampliada en 2008

por la Ley 1185) ha buscado proteger institucionalmente el patrimonio arqueológico,

material (arquitectónico, mueble e inmueble) e inmaterial (manifestaciones

culturales) mediante el enfoque descentralizado e integrador de instituciones de

diferente alcance geográfico 5. Profesionales en antropología trabajan en la

elaboración de inventarios de patrimonio cultural material e inmaterial (Entrevista

22), la construcción de guiones museográficos (Entrevista 25), el diseño y ejecución

de guías de turismo y la transmisión conocimiento ecológico, arqueológico o cultural

a técnicos y profesionales en turismo (Entrevista 6), la consultoría para ferias

artesanales y publicidad de las artesanías como valor colombiano (Entrevista 15), y

finalmente en trabajo investigativo aplicado en turismo (Entrevista. 5). Entre las

personas entrevistadas, son más las mujeres quienes se han dedicado a trabajar en

este campo, para instituciones estatales y privadas, en condiciones variadas desde

funcionarias estatales hasta contratistas, y con diferentes rangos de remuneración, lo

que abre la pregunta por una valoración más detallada de este campo6. Realizan

actividades administrativas y de gestión, museográficas y elaboran contenidos, con

preocupación por su impacto en los públicos destinatarios. Como lo expresó Laura,

quien trabajó casi toda su vida profesional en Artesanías de Colombia como

coordinadora de diferentes proyectos en la entidad, y actualmente es consultora en

4
Ley 397 de 1997 o Ley General de Cultura, ampliada por la Ley 1185 de 2008.
5
Decreto 1313 de 2008, Decreto 3322 de 2008, Decreto 763 de 2009, Decreto 2941 de 2009, Resolución 0330
de 2010, Resolución 0983 de 2010.
6
De 5 personas entrevistadas que han trabajado en este campo, 4 son mujeres y uno es hombre.

11
patrimonio y en temas sociales: “En todos los programas, los proyectos, he trabajado

desde una visión integral, desde el desarrollo de la comunidad” (Entrevista 15).

Desde otra perspectiva, pero también con preocupación por el impacto social de su

labor, describió Carolina su trabajo como arqueóloga durante más de 15 años en el

Museo del Oro:

Terminé metiéndome mucho con la parte educativa, porque […] buscaba


un lenguaje más amable, objetos que impactarán más, otros discursos;
poder llegarle a la gente (Entrevista 25).
La promoción del patrimonio cultural y ecológico de la nación promueve el turismo

como campo de trabajo y de investigación. Fermín, graduado en 1989 y actualmente

docente del SENA Virtual, ha desarrollado toda su trayectoria profesional en estas

labores, en el diseño y ejercicio de recorridos turísticos con contenidos pedagógicos o

de integración empresarial, involucrando sus conocimientos sobre las culturas

prehispánicas y la configuración ecológica y geográfica de los destinos. Los dirige a

turistas, estudiantes de colegio, empleados de empresas y afiliados a cajas de

compensación. Paralelamente, ha formado guías en municipios, elaborando con ellos

inventarios de sitios con potencial turístico. En sus palabras, este trabajo beneficia a

las comunidades:

Convocamos a la gente que trabaja en esa localidad para que se empodere


de su sitio histórico y lo pueda cuidar y lo pueda proteger. Para que la
gente vea que el turismo también es un factor de apropiación, de
desarrollo (Entrevista 6).
Sin embargo, el trabajo en turismo es un campo en disputa entre profesionales de la

antropología. Al decir de Sara, graduada en 1986, docente ocasional en la

12
Universidad Externado e investigadora en turismo en la misma universidad, es un

asunto problemático porque las comunidades lo asumen al principio como un “canto

de sirenas”, sin conciencia sobre sus efectos nocivos, y aunque hay muchos

antropólogos trabajando actualmente en él, es poca la investigación y la discusión

del tema desde la antropología (Entrevista 5).

El trabajo empresarial: la publicidad


La segmentación de los mercados según las condiciones diferenciales de los

sujetos/clientes ha acompañado la adopción del enfoque multicultural en el país. A

partir de la tercerización de los servicios de publicidad y mercadeo, grandes firmas

transnacionales de publicidad vincularon antropólogas y antropólogos dentro de

equipos multidisciplinares para el diseño de estrategias de investigación (Entrevista.

29), y también profesionales freelance para la recolección y análisis de información

(Entrevistas. 3, 7 y 22). En este contexto, algunos profesionales en antropología han

ofrecido servicios de consultoría en marketing a empresas que quieren situar mejor

sus productos en el mercado (Entrevista 12).

Hacia 2005 se produjo el boom de la contratación de profesionales en antropología en

empresas de publicidad, que vincularon personas recién graduadas para integrar

equipos de investigación con buenos niveles de remuneración. Tal como lo describió

Andrea, graduada en 2007 y que fue de la primera ‘camada’ que trabajó en empresas

de publicidad:

13
En 2006… recuerdo que por un trabajo de dos semanas, que fue dos
semanas todo el tiempo, a full, me pagaron 2 millones de pesos en esa
época. Daban viáticos y pasajes en avión para todas las ciudades. En las
agencias el promedio de hospedaje diario, eran 100.000 para hospedaje y
100.000 para alimentación, eso no se lo gasta uno ni porque coma
mariscos todo el día. (Entrevista 22).
Sin embargo, este campo decayó pronto, como lo ilustra Juan Manuel, que desde su

graduación en 2005 ha trabajado cada año en mercadeo durante períodos cortos.

Cuando empecé a trabajar en esto había como viáticos, a uno le daban que
para su transporte, que para su almuerzo. Ahora ha cambiado mucho,
todo es más limitado, hay menos plata. Uno decía, puede que no me esté
ganando mucho pero con los viáticos me cuadro, pero eso ha cambiado
hartísimo (Entrevista 7).

Muy pronto los antropólogos, inicialmente valorados por su capacidad de trabajar

con la gente desde un enfoque etnográfico, fueron considerados demasiados

dispersos en la presentación de resultados y vistos con suspicacia por su excesiva

preocupación por las condiciones socioeconómicas de los grupos investigados. Por

tanto, les engancharon para recopilar datos in situ, mientras que psicólogas

profesionales asumían la dirección de los equipos. Como lo narra Andrea:

“Hacíamos al final un informe, pero en Power Point, muy escueto.


Pedían cosas muy visibles y como dicen ellos ‘accionables’, que puedan
poner en juego en publicidad” (Entrevista 22).
Varias de las personas relataron o se detuvieron en conflictos éticos derivados de

trabajar en publicidad, asociados a los limitados alcances del quehacer y la reflexión

antropológica; ‘Son muy puntuales, si lo contratan a uno para subir pocillos quieren

que uno suba pocillos y ya, es un entorno no muy rico’ (Entrevista 03). Por otra

parte, la relación directa de la antropología de mercados con el fomento del consumo

14
también ha suscitado preocupaciones personales y profesionales. Como lo refirió

Andrea, quien se detuvo en el punto de inflexión que la motivó a abandonar el

campo luego de trabajar freelance en él durante 2 años: “Un ejecutivo de Bavaria dijo

‘a nosotros no nos importa si la gente no tiene que comer, lo que nos importa es

vender” (Entrevista 22). Tal sombra problemática se ha proyectado incluso en

algunas de las personas que hemos entrevistado y que han trabajado sobre todo en la

provisión de derechos diferenciales. Aunque han participado en algunos trabajos en

publicidad, no los mencionaron en la entrevista o lo hicieron brevemente, pero

encontramos sus detalles en sus hojas de vida.

A pesar de la rápida declinación de honorarios y condiciones de trabajo, alguno

egresados han permanecido en el campo, con vinculaciones formales y altos salarios.

Esta condición les ha servido para encaminarse por nuevos rumbos que permiten

incorporar su experiencia con intereses personales y sociales. Así, Martín, graduado

en 2004 y que en 2006 empezó a trabajar como empleado de una firma multinacional

de publicidad en investigación de mercados, posteriormente trabajó como consultor

freelance, tuvo durante un tiempo una empresa consultora propia, y actualmente está

vinculado como docente de planta en un departamento de administración de una

universidad privada, donde enseña investigación de mercados con perspectiva

cualitativa en pregrado mientras adelanta sus estudios de posgrado. Por su parte,

Andrea, graduada en 2007, ha empleado sus conocimientos y experiencia de varios

años en este campo en Colombia para hacer lo que denomina ‘mercadeo social’ en

15
Ecuador, recogiendo información para el diseño de programas en educación y salud,

y posteriormente ‘vendiendo’ estos programas a las comunidades a partir del

reconocimiento de sus expectativas y deseos.

Los departamentos de gestión y responsabilidad social empresarial


Los nuevos departamentos de gestión y responsabilidad social de las empresas

dedicadas a economías extractivas y de las firmas consultoras de ingeniería que les

prestan servicios y otras que adelantan obras de infraestructura son otro ámbito de

contratación empresarial para profesionales en antropología. Siguiendo las premisas

del desarrollo sostenible, deben diseñar programas para administrar los impactos de

“la operación”, es decir el avance y culminación exitosa de las intervenciones

mineras y de infraestructura, con las comunidades (Entrevista 26). Mientras tanto,

otros, con menor remuneración, los llevan a la práctica o trabajan en consulta previa,

seguimiento de acuerdos y relacionamiento comunitario (Entrevista 27).

Mientras que la normatividad vigente en materia de licencias ambientales y de

consulta previa con comunidades ha abierto un nuevo campo de acción, a la vez ha

planteado un reto para quienes han egresado de la Nacional, ya que su formación

académica, distante del trabajo empresarial, no les ha preparado para ello. Las

personas entrevistadas subrayaron que tuvieron que aprender a hacer consulta

previa y análisis y gestión de riesgos e impactos por su propia cuenta, siguiendo los

lineamientos propuestos por entidades estatales como el Ministerio del Interior y por

16
la banca internacional. Sin embargo, reconocen que su formación les ha servido para

encarar la diversidad cultural, para el diálogo intercultural y el trabajo en terreno

con comunidades, componentes clave en estas labores.

Las condiciones laborales favorables, en general significativamente mejores que las

de otros campos de trabajo en antropología, han sido una motivación importante

para ingresar y perseverar en este sector. Aunque algunas personas entrevistadas

han conseguido contratos puntuales para hacer consulta previa y otras acciones de

corto plazo, quienes se desempeñan en este campo tienen contratos a término de

obra o indefinidos, ya sea mediante vinculación directa o indirecta. Llama la

atención que en este caso, y por ahora (habría que esperar los efectos de la actual

crisis de los precios del petróleo), la tercerización no sea sinónimo de precarización

laboral: tienen derechos laborales, beneficios, y niveles de remuneración más altos

que sus pares en otros campos. Sin embargo, sus salarios continúan siendo menores

que los de profesionales técnicos del sector minero-energético.

A pesar de las ventajas laborales, el trabajo se rige por las dinámicas de las empresas

extractivas, caracterizadas por fuertes presiones. Así, mientras “te dan dotación de

trabajo, los medios, el vehículo, todo lo que necesites para hacer bien tu trabajo”

(Entrevista 31), en contraprestación la demanda de dedicación y resultados es

exigente. El ambiente laboral está dominado por ingenieros y otros profesionales

técnicos que “quieren ver todo blanco o negro, ‘¿dónde está la llave para abrir y

cerrar?’”(Entrevista 26). Esto resulta en que buena parte del trabajo antropológico, a

17
veces oculta o menos visible, se dirija a quienes trabajan en la empresa, para hacerles

entender las lógicas y ritmos de las negociaciones y procesos sociales que no se

someten a plazos y fechas rígidas. Más oficialmente, la labor profesional de “los

sociales” (profesionales en ciencias humanas y sociales), incluida la antropológica, es

hacer correctamente el trabajo con las comunidades, identificando impactos y

expectativas para proponer medidas adecuadas y celebrar acuerdos satisfactorios

para las partes, que dejen un ‘legado positivo’ y una ‘buena reputación’ para la

empresa, al tiempo que posibiliten el desarrollo de ‘la operación’ con el mínimo de

contratiempos. Así, cuando las operaciones históricamente precedentes han dejado

‘legados negativos’, ‘pasivos sociales’ hay que enfrentarlos, minimizarlos y

cambiarles de valencia en cada nueva ‘operación’. En este campo, altamente

masculinizado, se imponen las relaciones laborales jerárquicas, donde los hombres

ocupan los cargos directivos y las mujeres son preferidas para trabajos sociales en

terreno bajo la idea de que ‘ella es mujer y sabe cómo hablarle a esta gente’

(Entrevista 27).

Frente a estas condiciones, las personas entrevistadas identificaron la asimetría de

las relaciones entre multinacionales y comunidades, las dificultades de adelantar

procesos ‘participativos’ y los intentos de corrupción por parte de empresas y

comunidades que buscan que la empresa ‘pague’ a cambio de carta blanca para sus

actividades, como algunos de los elementos problemáticos para su desempeño.

18
Dilemas éticos y de cuidado
Cabe destacar que el trabajo empresarial y con algunas entidades transnacionales no

es ‘bien visto’ por colegas que se dedican a otros desempeños, quienes distinguen

entre ‘antropólogos buenos’ y ‘otros que tienen que ver con el desarrollo’,

especialmente quienes trabajan con empresas multinacionales extractivas y

energéticas y la antropología del mercado, lo cual genera rupturas y profundos

dilemas éticos. “Tuve compañeros que me dejaron de hablar, me dijeron Usted se

vendió al diablo, al petróleo” (Entrevista 27).

Hemos identificado varias estrategias para enfrentar o atenuar estos dilemas. Una

de ellos tiene que ver con las satisfacciones que traen los trabajos bien hechos.

Alexandra, graduada en 2004 y actualmente coordinadora social en una firma

consultora de ingeniería, valoran el cuidadoso desarrollo metodológico y la calidad

en la ejecución de su labor, ‘las cosas hay que hacerlas bien’ (Entrevista 27). En una

vena similar, José, graduado en 2003, quien actualmente ocupa en un alto cargo en

una empresa petrolera transnacional, afirma que hay que “manejar el conflicto para

hacer las cosas bien hechas, que pueda haber un diálogo intercultural y se puedan

sacar adelante esos proyectos” (Entrevista 26). Por su parte Tomás, quien dirigió

durante casi 10 años una fundación que trabajaba con habitantes de calle, luego de

una fuerte crisis laboral y económica se ha dedicado a la arqueología preventiva y a

la antropología social para estudios de impacto social y ambiental, considera que “se

requieren unos niveles de conocimiento y unos mínimos, se debe tener un alto nivel

19
para las profesiones que están en este campo para no entrar en ese conflicto”

(Entrevista 31).

Como Tomás, Susana se inició como profesional comprometida, en el movimiento

indígena. Después pasó a contratista y luego se vinculó a término definido con

organizaciones norteamericanas que trabajan con dineros de Usaid. Durante esta

transición recibió un correo en el cual su profesor, que la había iniciado en la

solidaridad indígena, la reconvenía. En la entrevista calificó esto como un dilema

bastante fuerte y lo explicó, primero, por la violenta ruptura con su compañero,

quien trabajaba en esos frentes, y luego porque logró continuar en el

acompañamiento a organizaciones de base, que consideró una constante en su

trayectoria. Concluyó que “en mi espíritu no cambia para quién estoy yo trabajando

y con quién estoy trabajando, aunque detrás de esto está toda la política de Usaid en

Colombia” (Entrevista 13). Pero a diferencia de las personas entrevistadas que

trabajan en responsabilidad social, Susana, madre sola a cargo de dos hijos,

consideró que ha vivido más o menos igual desde cuando estuvo trabajando como

contratista en cartografía social, que ha mantenido un nivel de ingresos que le

permite vivir bien. No es una persona “que le gusta ni acumular, ni vive pendiente

de tener muchas cosas, realmente no”. Lo que ha hecho es “invertir en la educación

de sus hijos”, pagarles la universidad y viajes educativos.

Precisamente, los asuntos de crianza y cuidado han marcado con fuerza las

percepciones y oportunidades laborales de las personas entrevistadas, en particular,

20
los hombres con familia e hijos, pero sobre todo las oportunidades de formación y

trabajo de las mujeres con prole o parientes cercanos a cargo. De una parte, varias

personadas entrevistadas asociaron su ingreso y permanencia en los campos

cuestionados por docentes y pares, en las responsabilidades derivadas de su estado

civil y de sostener una familia. A la vez, quienes se declararon como solos, solteras o

sin compromisos familiares encontraron en ello ventajas de independencia,

autonomía y mayor posibilidad de hacer trabajos significativos ética y socialmente

comprometidos (lo que su paso por la carrera les enseñó), mientras que también

reconocieron que este no era el caso de quienes tienen compromisos familiares. Sólo

una voz se manifestó en contra de esta visión por sus impactos negativos en la

investigación. Alejandro, un arqueólogo soltero que ayuda a su familia, graduado en

1997, expresó:

La gente tiene que conseguirse casa propia, si tienen hijos su sustento, y lo


hacen a un nivel tan acelerado que de eso va a salir lastimada la calidad
investigativa […] Algunos tienen tres o cuatro contratos al mismo tiempo […]
El arqueólogo cree que puede hacer todo pero impulsado por sus necesidades
(Entrevista 10)
De otra parte, de manera desproporcionada, las mujeres entrevistadas hicieron

énfasis en cómo tuvieron que alargar, postergar o cambiar sus programas o planes

de estudio, para atender las crisis de sus familias de origen, proveer por la educación

de hermanas y hermanos y relataron como renunciaron a trabajos estables, por las

necesidades derivadas de la maternidad y la crianza. Este es un asunto clave para

entender los destinos laborales diferenciales, sobre lo cual abundaremos en otro

21
lugar. Es importante, sin embargo, destacar aquí la manera como se conjugan de

manera íntima en este caso las relaciones de género con las tareas de cuidado.

Inequidades laborales
Las personas entrevistadas han destacado que la prestación de servicios

profesionales bajo la modalidad de contratista, en general no se ciñe a las

condiciones legales de este tipo de vinculación que no demandan dedicación de

jornada definida. Más bien, se han visto sometidas a los términos el empleo típico: la

subordinación al superior inmediato, con horario de oficina y muchas veces, horas

extras, trabajo de fin de semana, pero sin ninguna de las garantías laborales ni

retribución económica suplementaria. Buena parte de estas personas han trabajado

bajo estas circunstancias durante la totalidad o la mayoría de su vida laboral. En la

cresta de los booms del mercado, en algunos casos han tenido trabajos regulados por

corto tiempo. Este no es solo el caso de la antropología profesional, sino que se

extiende a otras ciencias sociales con las que comparten varios campos de empleo,

pues las ofertas laborales suelen estar dirigidas a las ciencias sociales y humanas y

no específicamente para la antropología.

Navegando en la precarización

22
Ante las condiciones precarias y las cambiantes demandas del mercado laboral, las y

los entrevistados han desarrollado diversas estrategias para conseguir empleo,

fortalecer su perfil profesional y a la vez para administrar sus gastos básicos.

La principal estrategia para ingresar y pervivir en el mercado laboral actual deriva

del cultivo de redes sociales, laborales y académicas, personales y familiares.

Sobresalen los lazos de pregrado, con compañeros y docentes. Además han

establecido contactos en los sitios de trabajo con colegas y otros profesionales, y con

los compañeros de posgrado. Por un lado, la información de vacantes y

oportunidades laborales fluye por estas redes; también quienes tienen cargos con

capacidad de contratación llaman a sus conocidos. A la vez, ser de la Nacional

cuenta mucho en la agenda de posibles contactos o empleadores (Entrevista 17). Las

redes de colegas y parientes ayudan a disminuir los costos de vida (por ejemplo,

compartiendo la vivienda y la alimentación) durante temporadas de desempleo y

bajos ingresos. El contacto con comunidades indígenas y de otro tipo, también

posibilita el enlace laboral y el apoyo en situaciones complicadas personales y

familiares, un lugar al cual “ir” o “volver. También la vinculación con líderes y

procesos políticos y comunitarios puede resultar en contratos laborales estables

durante la vigencia del proyecto político en cuestión.

Un medio más precario para perseverar es “decir que sí a todo”, o sea, aceptar los

contratos que salgan, en casi cualquier labor y lugar, aunque ello implique el

descenso de rango o de remuneración de contrataciones previas. Precisamente esto

23
es lo que un egresado de 1994 llama ser un “antropólogo jornalero” “que trabaja en

lo que salga dentro del campo (...) supeditado a la oferta laboral” (Entrevista 30).

Esto implica “moverse mucho”, para enlazar el fin de cada contrato con uno nuevo.

Otras personas entrevistadas optaron por establecer relaciones perdurables con

entidades que ofrecen trabajos temporales cíclicamente, como el SENA.

Para afrontar la inestabilidad económica derivada de la precariedad laboral, una

apuesta recurrente es la simultaneidad de contratos y “hacer cosas adicionales para

cuadrar” (Entrevista 23). Esto permite percibir un salario adecuado y a la vez

desempeñarse en ciertos campos de significación social para las personas

entrevistadas, aunque sean mal remunerados. Por ejemplo, un contrato “principal”

se complementa con otros de menor carga, o dos contratos demandantes pero que

por sus particularidades de tiempo y lugar permiten la articulación. Con frecuencia,

la docencia universitaria de cátedra es uno de los trabajos preferidos que permite

complementar el ingreso. También los contratos en áreas no ‘canónicas’, como

consultorías de marketing o estudios de impacto social para el sector minero

energético. Esto puede resultar en una sobrecarga laboral, “uno termina haciendo

mil cosas y las acepta todas, porque hay épocas del año que no hay trabajo y tiene

que ahorrar el dinero para poder vivir esas épocas del año cuando no hay camello”

(Entrevista 9), y con frecuencia realizando de manera personal -con condiciones de

subordinación y horario- las actividades contratadas.

24
Además, algunas personas entrevistadas han ahorrado con el fin crear un ‘colchón’

para períodos de desempleo, para financiar asuntos como estudios e investigaciones

de posgrado u obligaciones personales y familiares. Finalmente, cinco personas

entrevistadas manifestaron que tenían “un desvare”, es decir, una actividad

productiva no antropológica, como como fabricar vitrales y pintar cuadros

profesionalmente, realizar guías de turismo, ser mesera, hacer traducciones, dictar

clases de idiomas, tener una empresa o negocio propio e incluso proveer servicios

técnicos de software.

A pesar de la inestabilidad y de las fluctuaciones de la demanda laboral, buena parte

de estos profesionales ha buscado permanecer bajo contratación en el mismo campo

de desempeño: salud, poblaciones, educación, asuntos étnicos, lo cual permite

mejorar el reconocimiento salarial por experiencia. Pero desarrollar un perfil

consistente es difícil debido a los vaivenes del mercado y los periodos entre

contratos. Así, en los últimos años algunas de las personas entrevistadas y muchas

de quienes publican sus perfiles han optado por cambiar radicalmente de campo de

ejercicio, o por integrar dos perfiles tradicionalmente disociados, mediante el tránsito

entre la antropología social y la arqueología preventiva para beneficiarse del boom

laboral de esta área y lograr mejores condiciones laborales y salariales.

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Entrevistas
Entrevista No. 2. Mujer que estudió entre 2001-II y 2005-II. 21 de enero de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Bogotá. Doble registro de notas de campo.
Duración: 2:00:00.
Entrevista No. 3. Mujer que estudió entre 1978-I y 2008-I. 22 de enero de 2015. Marta
Zambrano, Margarita Durán. Bogotá. Doble registro de notas de campo. Duración:
2:20:00.
Entrevista No. 4. Hombre que estudió entre 1982 y 1990-I. 22 de enero de 2015. Marta
Zambrano, Margarita Durán. Bogotá. Doble registro de notas de campo. Duración:
2:00:00.
Entrevista No. 5. Mujer que estudió entre 1975-II y 1986-II. 26 de enero de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Bogotá. Doble registro de notas de campo.
Duración: 2:00:00.
Entrevista No. 6. Hombre que estudió entre 1983 y 1989-II. 27 de enero de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Bogotá. Doble registro de notas de campo y
grabación de audio digital. Duración: 1:45:00.
Entrevista No. 7. Hombre que estudió entre 1994-II y 2006-II. 28 de enero de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Bogotá. Doble registro de notas de campo y
grabación de audio digital parcial. Duración: 2:19:00.
Entrevista No. 8. Mujer que estudió entre 2003-I y 2009-II. 29 de enero de 2015. Marta

28
Zambrano, Margarita Durán. Bogotá. Doble registro de notas de campo y grabación
de audio digital. Duración: 1:30:00.
Entrevista No. 9. Mujer que estudió entre 2003-I y 2009-I. 30 de enero de 2015. Marta
Zambrano, Margarita Durán. Bogotá. Doble registro de notas de campo y grabación
de audio digital parcial. Duración: 2:00:00.
Entrevista No. 10. Hombre que estudió entre 1991-II y 1997-II. 11 de febrero de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Bogotá. Doble registro de notas de campo y
grabación de audio digital. Duración: 3:07:00.
Entrevista No. 11. Hombre que estudió entre 2003-II y 2010-I. 17 de febrero de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Bogotá. Doble registro de notas de campo y
grabación de audio digital. Duración: 1:30:00.
Entrevista No. 12. Hombre que estudió entre 1994-II y 2001-I. 25 de febrero de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Vía Skype (Barrancabermeja). Registro de notas
de campo y grabación de audio. Duración: 2:11:00.
Entrevista No. 13. Mujer que estudió entre 1986-I y 1994-I. 25 de febrero de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Vía Skype (Cali). Registro de notas de campo y
grabación de audio digital. Duración: 1:58:00.
Entrevista No. 15. Mujer que estudió entre 1975-II y 1985-II. 9 de marzo de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Bogotá. Doble registro de notas de campo y
grabación de audio digital. Duración: 2:25:00.
Entrevista No. 17. Mujer que estudió entre 1987-II y 1993-II. 20 de marzo de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Vía Skype (Cali). Registro de notas de campo y
grabación de audio digital. Duración: 2:15:00.
Entrevista No. 18. Hombre que estudió entre 2000-II y 2008-II. 25 de marzo de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Vía Skype (Nariño). Doble registro de notas de
campo. Duración: 1:56:00.
Entrevista No. 19. Hombre que estudió entre 1998-II y 2004-I. 26 de marzo de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Vía Skype (Barranquilla). Doble registro de
notas de campo. Duración: 2:00:00.
Entrevista No. 22. Mujer que estudió entre 2000-II y 2007-II. 27 de abril de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Vía Skype (Quito). Doble registro de notas de
campo y grabación de audio digital. Duración: 1:35:00.
Entrevista No. 23. Mujer que estudió entre 1996-II y 2003-I. 27 de abril de 2015. Marta
Zambrano, Margarita Durán. Bogotá. Doble registro de notas de campo y grabación
de audio digital. Duración: 2:57:00.

Entrevista No. 24. Hombre que estudió entre 2002-II y 2008-I. 28 de abril de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Vía Skype (Ipiales). Doble registro de notas de
campo y grabación de audio digital. Duración: 2:01:00.

29
Entrevista No. 25. Mujer que estudió entre 1987-II y 1992-II. 30 de abril de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Bogotá. Doble registro de notas de campo y
grabación de audio digital. Duración: 1:49:00.
Entrevista No. 26. Hombre que estudió entre 1997-I y 2006-I. 6 de mayo de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Bogotá. Doble registro de notas de campo y
grabación de audio digital. Duración: 4:01:00.
Entrevista No. 27. Mujer que estudió entre 1997-II y 2004-II. 7 de mayo de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Vía Skype (Bogotá). Doble registro de notas de
campo y grabación de audio digital. Duración: 2:01:00.
Entrevista No. 29. Hombre que estudió entre 1998-II y 2004-II. 14 de mayo de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Vía Skype (Medellín). Doble registro de notas de
campo y grabación de audio digital. Duración: 4:00:00.
Entrevista No. 30. Hombre que estudió entre 1974-I y 1994-I. 16 de mayo de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Bogotá. Doble registro de notas de campo y
grabación de audio digital. Duración: 3:04:00.
Entrevista No. 31. Hombre que estudió entre 1986 y 2009-II. 23 de junio de 2015.
Marta Zambrano, Margarita Durán. Bogotá. Doble registro de notas de campo.
Duración: 2:39:00

Normatividad
Conferencias internacionales
Convención sobre la Protección de Patrimonio del Patrimonio Mundial Cultural y
Natural. (17°, 1972, París). UNESCO.
Cumbre de la Tierra: Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio ambiente y el
Desarrollo. (2°, 1992, Río de Janeiro). ONU.

Leyes
Ley 397 de 7 de agosto de 1997 de la República de Colombia. “Por la cual se
desarrollan los Artículos 70, 71 y 72 y demás Artículos concordantes de la
Constitución Política y se dictan normas sobre patrimonio cultural, fomentos y
estímulos a la cultura, se crea el Ministerio de la Cultura y se trasladan algunas
dependencias.”
Ley 1185 de marzo 12 de 2008. “Por la cual se modifica y adiciona la Ley 397 de 1997
–Ley General de Cultura– y se dictan otras disposiciones.”

Decretos

30
Decreto 1313 de 23 de abril de 2008. “Por el cual se reglamenta el artículo 7° de la
Ley 397 de 1997, modificado por el artículo 4° de la Ley 1185 de 2008, relativo al
Consejo Nacional de Patrimonio Cultural.”
Decreto 3322 de 5 de septiembre de 2008. “Por medio del cual se modifica el artículo
3° de decreto 1313 de 2008”.
Decreto 763 de 10 de marzo de 2009. “Por el cual se reglamentan parcialmente las
Leyes 814 de 2003 y 397 de 1997, modificada por medio de la Ley 1185 de 2008, en lo
correspondiente al patrimonio cultural de la Nación de naturaleza material.”
Decreto 2941 de 6 de agosto de 2009. “Por el cual se reglamenta parcialmente la Ley
397 de 1997, modificada por la Ley 1185 de 2008 en lo correspondiente al patrimonio
cultural de la Nación de naturaleza inmaterial.”

Resoluciones
Resolución 0330 de 24 de febrero de 2010. “Por la cual se desarrollan algunos
aspectos técnicos relativos al patrimonio cultural de la Nación de naturaleza
inmaterial.”
Resolución 0983 de 20 de mayo de 2010. “Por la cual se desarrollan algunos aspectos
técnicos relativos al patrimonio cultural de la Nación de naturaleza material.”

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