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Cualquier lugar tiene cosas bellas, por más difícil que nos resulte encontrarlas.

Incluso aquellos
sitios que llegamos a odiar, con el tiempo revelan las cosas gratas que dejamos de lado, junto con
aquellas otras malas que son con las que generalmente nos quedamos, pensando que fueron las
únicas. Lo injusto de la memoria se diluye con los años y nos revela que ahí donde no fuimos tan
felices, también se quedaron recuerdos que aparecen gratos después. Porque en todas partes hay
gente mala y buena, porque en todas partes encontraremos motivos para quedarnos y también
para irnos, aunque siempre le demos más peso a aquello que nos hizo sufrir. Recuerdo de este año
y medio los amaneceres que retrataste desde tu área de trabajo, recuerdo la aventura de ir a
conocer tu lugar de trabajo sin tener ni la menor idea de dónde estaba, recuerdo los Dinamos por
supuesto, todo parecía un pueblo perdido en un lugar desconocido. Recuerdo dónde vivías, el
primer lugar que rentaste, aquel cuarto tan limitado, de ratones y espías. Mis recuerdos son
mínimos, lo sé, y también sé que es muy diferente ir todos los días a un lugar o ir de visita algunas
veces.

Con este año y medio también se van las prisas por salir para llegar a tiempo, la cafetería de
Quevedo, las veces que lloraste de desesperación en el parque de la Bombilla. Igual están en ese
tiempo aquellos meses tan intensos que viviste cerca de mi casa, los amaneceres que pasaba por ti
para acompañarte al metro Hidalgo. También está la mudanza a donde vives ahora, el paso a paso
a una situación más estable, con todo y los demonios y crisis y pleitos que nos asediaron y que nos
tienen aquí, ahora, en una etapa que se cierra y otra que se abre. Cuando pasa el tiempo, la
mayoría de las puertas se van cerrando, pero siempre entra aire por las ventanas, siempre hay
algo que remplaza lo que se deja atrás.

Yo sé que el tiempo se hace más corto con la edad. Para mí estos años han sido apenas un respirar
y para ti han corrido lento, lento. Como sea, todo ha sido cuesta arriba para ti y estás en un sitio
mucho mejor que antes: has crecido, en estos años desde que te conozco has avanzado, has
aprendido mucho, eres otra, desde que nos vimos la primera vez, tú con tus brackets, con tus
emociones a flor de piel, hasta la que eres ahora: una mujer admirable que concluye ahora un ciclo
para abrir otro seguramente más luminoso. Que todo sea para bien, que siempre tengas junto a ti
al ángel de tu guarda que te permita vivir plenamente.

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