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ESCUELA SECUNDARIA FRANCISCO

DÍAZ COVARRUBIAS

GEOGRAFIA I

NOMBRE DEL ALUMNO:

JESUS KAMIL LUGO HERNANDEZ

NOMBRE DEL DOCENTE:

NORMA ANGELICA REYES VERA

GRADO Y GRUPO:

1° “A”

ACTIVIDAD:

- LA NAVIDAD EN EL MUNDO

14 DE DICIEMBRE DEL 2023


INTRODUCC IÓN

los orígenes de la navidad


Las Saturnales, las fiestas paganas que celebraban los romanos en honor a Saturno,
influyeron en la creación de la Navidad que celebramos actualmente. Te explicamos
la historia de la celebración más famosa del año.

La Navidad, la conmemoración del nacimiento de Jesucristo, que se celebra el 25 de diciembre,


guarda muchas similitudes con las Saturnales, las fiestas paganas que celebraban los romanos en
honor a Saturno, el dios de la agricultura y la cosecha, y que originalmente transcurrían en- tre el 17
y el 23 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno, el período más oscuro del año, cuando
el Sol sale más tarde y se pone más pronto.

Las Saturnales, eran unas fiestas paganas que celebraban los romanos en honor a Saturno, el dios
de la agricultura y la cosecha, y que originalmente transcurrían entre el 17 y el 23 de diciembre,
coincidiendo con el solsticio de invierno.
Las labores agrícolas finalizaban en esta época y los campesinos y los esclavos podían aplazar el
trabajo cotidiano. Los romanos, como ocurre actualmente en la Navidad, visitaban a sus familiares y
amigos, intercambiaban regalos y celebraban grandes banquetes públicos. Durante estas fiestas, que
se prolongaban durante siete días, los esclavos gozaban de una gran permisividad; podían ves-tir las
ropas de sus señores y ser atendidos por éstos sin recibir ningún castigo.
También los romanos celebraban el 25 de diciembre la fiesta del Natalis Solis Invicti o asociada al
nacimiento de Apolo. 15. El 25 de diciembre fue considerado como día del solsticio de invierno, y que
los romanos llamaron bruma. Cuando Julio César introdujo su calendario en el año 45 a. C., el 25 de
diciembre debió ubicarse entre el 21 y 22 de diciembre de nuestro Calendario Gregoriano. De esta
fiesta, se tomó la idea del 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesucristo.

Óleo sobre lienzo de la segunda mitad del siglo XVII. Navidad proviene de la palabra latina nativitas
que significa nacimiento y se refiere particularmente al nacimiento de Cristo que se celebra cada 25
de diciembre; sin embargo, en ninguna parte de la Biblia se menciona la fecha exacta del nacimiento
de Jesús.
La fiesta de Navidad fue reconocida 300 años después de su muerte, cuando el emperador Cons-
tantino permitió el cristianismo en el Imperio romano, después de haber sido perseguido desde
tiempos de Nerón, porque la fecha había encontrado popularidad entre los romanos cristianos al
tratarse de la fecha del "renacimiento" del Dios Sol.

JULIO I FIJÓ LA FECHA DE NAVIDAD


Los antecedentes de la Navidad habría que situarlos en los años 320-353, durante el mandato del
papa Julio I, que fijó la solemnidad de Navidad el 25 de diciembre, a pesar de la creencia de que
Jesucristo nació durante la primavera, quizá con la intención de convertir a los paganos romanos en
cristianos. Posteriormente el año 440, el Papa León Magno estableció esta fecha para la conme-
moración de la Natividad casi un siglo más tarde, en 529 el emperador Justiniano la declara ofi-
cialmente festividad del Imperio.
La Sagrada Escritura sólo señala que la muerte de Cristo se produjo durante la Pascua judía. Por
otro lado, la primera representación del Belén, que escenificaba el nacimiento de Cristo, la reali-
zó San Francisco de Asís en la Nochebuena de 1223, en una cueva próxima a la ermita de Grec- cio,
en Italia. En cambio, la tradición del árbol de Navidad procede del norte de Europa.
HISTORIA

Aunque la fecha exacta del nacimiento de Jesús de Nazaret no se encuentra registrada ni en el Antiguo
Testamento ni el Nuevo Testamento (Biblia), el 25 de diciembre ha sido significativo en los pueblos de
la antigüedad que celebraban durante el solsticio del invierno en el hemisferio norte (desde el 21 de
diciembre). La adopción de esa fecha se realizó siglos después, empezando por el testimonio de Sexto
Julio Africano en el año 221 acerca de la fecha de nacimiento en Judea y el calendario
litúrgico filocaliano de 354 después de Cristo.

La Navidad no está incluida en la lista de festividades cristianas de Ireneo ni en la lista


de Tertuliano acerca del mismo tema, las cuales son las listas más antiguas que se conocen. La
evidencia más temprana de la preocupación por la fecha de la Navidad se encuentra en Alejandría,
cerca del año 200 de nuestra era, cuando Clemente de Alejandría indica que ciertos teólogos egipcios
«muy curiosos» asignan no solo el año sino también el día real del nacimiento de Cristo como
25 pashons copto (20 de mayo) en el vigésimo octavo año de Augusto. Desde 221, en la
obra Chronographiai, Sexto Julio Africano popularizó el 25 de diciembre como la fecha del nacimiento
de Jesús. Para la época del Concilio de Nicea I en 325, la Iglesia alejandrina ya había fijado el Díes
nativitatis et epifaníae.

El profesor Shemarjahu Talmon, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, investigó el pasaje


del Evangelio de San Lucas (1, 5-13) en el que se cuenta que en la época en la que Herodes era rey
de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías, marido de Isabel.26

Lucas dice que "mientras Zacarías oficiaba ante el Señor, en el turno de su clase, según la usanza del
servicio sacerdotal, le tocó a suertes entrar en el templo para hacer la ofrenda del incienso" y en ese
momento se le apareció un ángel que le predijo el nacimiento de un hijo, que habría de llamar Juan, que
sería el Bautista.26

Los sacerdotes del antiguo Israel se dividían en 24 clases, que se organizaban en un orden que no
variaba y que debían prestar servicio litúrgico en el templo durante una semana, de sábado a sábado,
dos veces al año. La clase de Zacarías, la de Abías, era la octava en el orden oficial.

Talmon reconstruyó los turnos con la ayuda del calendario de la comunidad esenia de Qumrán. El
segundo de los turnos era en septiembre. Las antiguas Iglesias de Oriente celebran la concepción de
Juan el Bautista entre el 23 y el 25 de septiembre.

San Lucas el Evangelista dice que la Anunciación del arcángel San Gabriel a la Virgen María sucedió
seis meses después de la concepción de Juan el Bautista (Lc, 1, 26). Las liturgias orientales y
occidentales concuerdan en la identificación de esta fecha con el 31 del mes de adar, que corresponde
a nuestro 25 de marzo, fecha en la que la Iglesia celebra la Anunciación y la concepción de Jesús. La
fecha del nacimiento, por tanto, debería ser situada 9 meses después, es decir el 25 de diciembre.

Algunos han objetado que no pudo nacer en diciembre, ya que el Evangelio de San Lucas se habla de
unos pastores que pasaban la noche al raso, lo que indicaría que no es una época invernal. Sin
embargo, la respuesta estaría en las normas de pureza del judaísmo. Los rebaños de ovejas se
diferenciaban en tres tipos: los compuestos solo de ovejas de lana blanca, consideradas puras y que
después de pastar volvían a entrar en el redil en el centro de las poblaciones; las compuestas por ovejas
de lana en parte blanca y en parte negra, que por la tarde entraban en rediles dispuestos a las afueras
de las poblaciones; y las ovejas de lana negra, consideradas impuras, que no podían entrar ni en las
ciudades ni en los rediles, debiendo permanecer a la intemperie con sus pastores en cualquier periodo
del año. El Evangelio también dice que los pastores hacían turnos de guardia, lo que indicaría una noche
larga y fría, lo que encaja con un contexto invernal.
El papa de Roma solía celebrar cuatro misas en Navidad. La primera tenía lugar en los últimos
momentos de la tarde del día anterior, en el altar mayor de la basílica de Santa María la Mayor. A la
medianoche celebraba una nueva misa en la misma basílica, pero en la capilla "del pesebre". El sumo
pontífice celebraba, además, la misa para la comunidad griega de Roma en la Basílica de Santa
Anastasia, a la que ellos celebraban ese día. La cuarta misa era, finalmente, la conocida como misa del
día, que el papa celebraba nuevamente en Santa María la Mayor.
¿CÓMO SE CELEBRA LA NAVIDAD EN OTROS PAÍSES
DEL MUNDO?

LA LAÍGA NAVIDAD DE FILIPINAS


En Filipinas, la Navidad se celebra durante todos los meses acabados en –bre, es decir, septiem-
bre, octubre, noviembre y diciembre. Desde primeros de septiembre las calles se engalanan con
decoración y luces navideñas y la celebración puede llegar hasta el mismo Día de San Valentín. El
adorno más popular por aquellos lares es el parol, un farolillo que simboliza la estrella que guía a
los Reyes Magos y que se coloca en las ventanas de las casas.

EL PAPÁ NOEL QUE VIENE DE ESPAÑA


La Navidad en los Países Bajos y Bélgica tiene un protagonista claro: Sinterklaas, el equivalente a
Papá Noel pero vestido de obispo. Sinterklaas viene de España para repartir regalos a los niños,
junto a su ayudante Zwarte Piet o Pedro el Negro, de piel oscura y vestimentas de estilo moruno,
quien regala dulces y caramelos.

VELEÍOS EN VEZ DE ÁÍBOLES DE NAVIDAD


En Grecia, y sobre todo en las islas, es tradición decorar con veleros en vez de árboles de Navidad.
Un ejemplo es la maqueta de madera de la imagen.

KÍAMPUS, EL DEMONIO QUE CASTIGA A LOS NIÑOS


Krampus es una especie de demonio con cuerpo de cabra y cuernos enormes típico del folclore
centro europeo. Este ser terrorífico castiga a los niños que se han portado mal. Sería el opuesto a
Santa Claus. Según la tradición, Krampus azota a los niños con una vara de abedul y se los lleva al
inframundo. Esto sucede durante la Krampusnacht, la noche de Krampus, la anterior al 6 de diciem-
bre.

NAVIDAD EN LA PLAYA
En Australia la Navidad tiene lugar en verano. Lo típico es celebrarla haciendo una barbacoa en la
playa. En el menú: langostinos, langostas y dulces.
VALORES QUE SE REFLEJAN EN LA NAVIDAD

Pronto vamos a celebrar la Navidad y eso significa que muchos de nosotros nos reuniremos con
nuestros seres queridos, brindaremos, compraremos regalos, decoraremos nuestros hogares… Pero
esta celebración significa mucho más. En este artículo hemos querido ahondar en los valores de la
Navidad y reflexionar sobre el impacto que estos días pueden tener en cada uno de nosotros.

Aunque cada año vemos más pronto los turrones en los supermercados, la Navidad no comienza
entonces. El año litúrgico tiene varias estaciones: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua y el Tiempo
Ordinario. El tiempo de Navidad empieza el 24 de diciembre y termina el domingo siguiente a la fiesta
de la Epifanía. Ese domingo, que este año cae el 12 de enero, se celebra la fiesta del Bautismo del
Señor. La Navidad es tan importante que su tiempo de preparación, que es el Adviento, es de cuatro
semanas.

Para hallar los verdaderos valores de la Navidad, hemos de fijarnos en su origen. En Navidad
celebramos el nacimiento entre nosotros de Jesucristo, el hijo de Dios. Es la fiesta de Dios con
nosotros. Y de ese hecho, surgen tres valores principales que dan motivo a la Navidad:

LA FE

La fe, nuestra relación con Dios, son el pilar de la Navidad y lo que le da sentido. ¿Te has preguntado
alguna vez por qué brindas en Navidad, por qué recibes regalos, por qué comes platos ricos…?

La razón no es que las cosas te vayan bien. La verdadera celebración de la Navidad es que,
independientemente de cómo te vayan las cosas, Dios está contigo.
Para todas aquellas personas que, por diferentes motivos, se puedan sentir necesitadas de fuerza, de
ánimo… la Navidad puede representar un motivo de consuelo. Porque el valor principal de la Navidad
es su propio origen: que Dios está con nosotros. Esta alegría la compartimos con los más cercanos. Y
esto nos lleva al siguiente valor de la Navidad.

LA FAMILIA

Para muchos de nosotros, la familia representa un pilar en nuestra vida. Aprendemos a amar a los
demás, a entregarnos a ellos y a recibir cariño, en el seno familiar. Durante la Navidad, las reuniones
familiares y los reencuentros con nuestros parientes son muy habituales y se convierten para nosotros
en un motivo de felicidad.

Sin embargo, nuestra familia no puede ser una isla en la que celebramos la Navidad y que nos hace
darle la espalda al resto. La alegría de compartir estos momentos no puede quedarse en nosotros, ni
en nuestro núcleo familiar. Hemos de intentar que se expanda también a los demás. Y no como una
mera filantropía, sino como parte de un proceso natural en el que doy “gratis” todo aquello que yo he
recibido “gratis”. Por eso disfrutar del regalo de la familia nos tiene que impulsar hacia el tercer valor
de la Navidad.
LA SOLIDARIDAD

El amor que sentimos por nuestra familia nos catapulta a darnos a los demás. La Navidad es para
todos, pero, sobre todo, para los que más la necesitan. Para aquellos que, aparentemente, puede que
no tengan nada que celebrar, o que crean que no tienen motivos; las personas que están solas, las
que están enfermas, las que no tienen nada que regalar o recibir…

Las actividades solidarias como las recogidas de alimentos o juguetes, las visitas a hospitales o
residencias de ancianos… son actos que sirven para visualizar que nuestra alegría no se queda en
nosotros, sino que se irradia y se expande a los demás. Porque cuando descubrimos que Dios nos
llena, nos impulsa a darnos a los demás.

Tal y como hemos visto, todo arranca de nuestra relación con Dios. Y este Dios no viene a hacernos
una visita temporal, de cortesía. Viene para quedarse. Así que, con su ayuda, tratemos de alargar los
valores de la Navidad más allá de las próximas semanas.
CÓMO SE CELEBRA LA NAVIDAD EN MEXICO

La Navidad en México tiene una gran variedad de tradiciones y costumbres, entre las que se pueden señalar
diversas fiestas familiares como las Posadas y el día de Reyes, así como los platillos típicos de tamales y
dulces, muy aclamados en esta época del año en la que las calles se visten de colores y alegría con las flores
'poinsettia'. ¿Quieres saber más? Te contamos lo más destacado de estas fechas.

LAS POSADAS
La cultura mexicana se prepara para la Navidad nueve días antes del 24 de diciembre, esto es, el 16 de
diciembre. Ese día comienzan las fiestas con la primera Posada, una celebración con una gran carga religiosa
donde la gente 'acompaña', en una procesión, a la Virgen María y a San José mientras buscan una posada en
Belén donde pueda nacer el niño Jesús. Ese día, los participantes deciden cuántas Posadas celebrarán en
este año y dónde se hospedarán María y José.

La fiesta se celebra en las calles y en las casas, y la gente se reúne para cantar y bailar así como a rezar
letanías de rodillas, rodeados de luces y bengalas que adornan las casas o se reparten entre los presentes.

Cuando todos llegan a la posada comienza la fiesta. Además, los mexicanos sienten tal devoción por la
festividad navideña que incluso tienen las pre-posadas, que se realizan antes y son muy parecidas.

Estas celebraciones terminan el 24 de diciembre, un día muy familiar que culmina con una copiosa cena de
Nochebuena.

LOS NACIMIENTOS
Si en otros lugares no puede faltar el árbol, en México son imprescindibles los nacimientos, que se colocan el
16 de diciembre y se guardan el 2 de febrero cuando terminan las fiestas.

Las figuras principales del Belén son la virgen María, San José, el niño Jesús que se pone el 24 de diciembre
por la noche y los Reyes Magos, cuyas figuras se añaden el 5 de enero, así como los animales del pesebre,
los pastores y el ángel.

La noche del 24, muchas familias acuden a la Misa del Gallo, que se celebra a medianoche y después abren
sus regalos, colocados junto al nacimiento de parte de Santa Claus. Algunas veces, los niños suelen abrir sus
regalos el 25 por la mañana.

LAS FERIAS Y LAS 'POINSETTIAS'


En esta época también son abundantes las ferias y mercados artesanales, en los que se venden todo tipo
de adornos navideños, como frutas, esferas de Navidad, piñatas y dulces, entre otras cosas.

La flor tradicional de color rojo que luce por todo México en estas fechas es la 'poinsettia', que antes
simbolizaba para los indígenas "la nueva vida" que alcanzaban los guerreros muertos en combate y que
tiempo después se convirtió en la flor favorita del embajador de Estados Unidos en México (Joel Pointsett).

LA PIÑATA
Ninguna Navidad mexicana que se precie olvida el momento de la piñata, que normalmente está hecha de
barro o de cartón y tiene forma de estrella con siete picos, cada uno de los cuales simboliza un pecado capital.
En su interior suele haber dulces, frutas y otros premios, pero para conseguirlos hay que golpear la piñata
con un palo y con los ojos tapados con una pañoleta que representa la fe ciega.

El que golpea primero, tiene que girar varias veces para perder el sentido de la orientación mientras otros
cantan: "¡Dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino. Ya le diste una, ya le diste
dos, ya le diste tres, y tu tiempo se acabó. Una, dos, tres!".

Una vez se rompe la piñata, todos disfrutan de los deliciosos platillos típicos mexicanos: tamales, buñuelos,
churros, ponche y chocolate caliente.

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