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INTRODUCCIÓN
La pena de muerte, conocida también como Pena Capital, es una de las formas
más antiguas y controvertidos de castigo. En la historia se da indicios en la cual
se aplicado, con la primera ley que es el Código de Hammurabi (1760 a.C)
conocida a su vez como la Ley del Talión con su principio de “ojo por ojo,
diente por diente. En la cual, se regulan precios, la jerarquía social, la
responsabilidad profesional, los salarios, las penas según los delitos,
matrimonio, los préstamos, los alquileres, etc. Así mismo en el Antiguo Israel,
La pena de muerte estaba establecida para los delitos como idolatría,
blasfemia, prácticas adivinatorias o el incumplimiento por no guardar el sábado.
Así se muestra en el Éxodo,21,12. (FERRER, 2 SEPTIEMBRE 2020) a pesar
de ello el gobierno lo impuso para beneficio de sí mismos, si no recordemos
este episodio de la “CRUCIFICACION DE JESUS” el juicio quizás más
importante de la historia, con la ilegal e injusta condena a muerte y ejecución
de Jesús en la cruz, una muerte horrible. En este ensayo, exploraremos como
es la corrupción en el sistema judicial, compra de sentencias y manipulación de
casos e la inequidad en la aplicación de la pena de muerte: examinando
factores como la limitada influencia de elementos socioeconómicos, por lo cual
podemos afirmar que a pesar del tiempo la pena de muerte es una realidad
en clases bajas, agravado con el aumento de la corrupción.
Sin ir más lejos, el Libro del Tao de Lao-Tse (1971: 344.), en el capítulo titulado
No quieras matar, ya afirmaba: “Hay un juez cuya misión es condenar a
muerte. El que produce la muerte usurpando aquella función es como el que
maneja el hacha no siendo carpintero pues quien sin ser carpintero la emplea,
es raro que no se corte, él mismo, sus manos”.
Según: David Baldus, en su estudio sobre la pena de muerte, demostró que las
personas de clases bajas tienen más probabilidades de recibir la pena de
muerte en comparación con sus contrapartes de clases más altas,
evidenciando una inequidad sistémica.En 1983, David C. Baldus, Charles
Pulaski y George Woodworth, llevaron a cabo un estudio en el Estado de
Georgia donde durante la década de 1970 se produjeron más de 2000 casos
de homicidio. Lo que el estudio encontró fue que las personas acusadas de
matar a víctimas blancas tenían cuatro veces más probabilidades de ser
condenados a muerte que los acusados de matar a las víctimas negras, incluso
cuando los delitos similares En otras palabras, una sentencia de muerte a
menudo no dependía de la raza del acusado, sino de la raza de la víctima. A
pesar de que la ley de derechos civiles de 1875 prohibió la discriminación
basada en razones étnicas en el servicio del jurado, 135 años más tarde este
hecho persiste generalizadamente, especialmente en los casos penales graves
y casos de pena capital117. la decisión del tribunal supremo de estados unidos
de 1986 en batson contra kentucky limitó el uso discriminatorio de recusaciones
sin causa118 ya que se estaban utilizando estas sin causa alguna para atacar
a los acusados afroamericanos. Esto demuestra que las decisiones sobre pena
de muerte no siempre se basan el la gravedad del delito sino que también son
influenciadas por prejuicios y discriminación racial.
Ya lo dijo Bob Marley que “las guerras seguirán mientras el color de la piel
siga siendo más importante que el color de los ojos”. De hecho, la
discriminación es un conflicto. Un conflicto interno, una lucha por la igualdad,
por ser tratado con las mismas garantías sea cual sea nuestro origen, creencia,
posición económica o etnia.
CONCLUSION
En última instancia, Sin una mejora en el sistema de justicia, sin una mejoría
sustantiva en los procesos de investigación, procesos judiciales y dinámicas
procesales, que permitan aumentar la posibilidad de castigo, la gravedad de la
pena -por sí sola- no es suficiente para desincentivar conductas delictivas. la
respuesta no es la pena de muerte en sí mismo; sino la reforma
judicial. (Chicola, 15 Feb 2021) la pena de muerte no logra cumplir su propósito
de disuadir delitos graves. Los estudios muestran que los niveles de
delincuencia no disminuyen significativamente en los países donde existe la
pena capital.
Chicola, P. (15 Feb 2021). Reflexiones sobre criminalidad y castigos. FUNDACIÓN LIBERTAD Y
DESARROLLO.