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BATALLA DE CARABOBO - 24 DE JUNIO DE 1821

Escenario de la acción

El punto más occidental del campo de batalla de Carabobo es el cerro


Buenavista, que está separado de la llanura por una serie de
pequeñas colinas, en cuyas vaguadas se advierten estrechas
hondonadas, entre las que corren los riachuelos de El Lorito, El Naipe,
Gualembe y Quebrada Carabobo. Al descender de la cumbre, el
camino atraviesa un valle estrecho, serpentea luego frente a una
cordillera baja, cuyas alturas principales las forman los cerros de
Cajobita y La Cayetana; atraviesa la quebrada El Naipe, se adentra
por un estrecho desfiladero, fragosa y empinada senda que
desemboca por un abra (abertura entre dos lomas) angosta frente al
sitio donde se inicia la llanura. Esta abra está dominada por dos
pequeños morros y al sur, por el cerro El Vigía, que también sobresale
en toda la longitud del desfiladero, de 300 metros de largo, por 4 en
su parte más ancha. Al noreste y como a 800 metros del abra, existe
una colina de cumbre ancha y plena.

Del abra hacia el este, el terreno es menos accidentado; lomas de


suave pendiente anuncian la proximidad de la llanura, que está
separada de aquél punto por la quebrada Carabobo. La extensa
sabana tiene una longitud de este a oeste de tres kilómetros, por dos
en su parte más ancha (norte a sur). Por el norte, la limita la quebrada
Las Manzanas y al fondo la fila de Patatal; por este lado y parte del
frente oeste, el terreno forma una alta plataforma con escarpadas
barrancas de difícil acceso; por el norte existen dos cerros demasiado
angostos y pendientes, por las que se hace bastante difícil penetrar
en la llanura; pero, en cambio, por la parte oeste, dos estribaciones
separadas por una cañada bastante arbolada, dan fácil paso hacia
dicha plataforma a la infantería y caballería, pues su pendiente no es
mayor de 25 grados.

La llanura desciende en suave declive de norte a sur; el bosque más


espeso al norte, se va haciendo más ralo a medida que se avanza
hacia el centro de aquella, donde la sabana, además de plana, es
completamente despejada y queda limitada hacia el sur por los cerros
El Pescado, Cerro Negro, Boquerón y El Vigía al suroeste, siendo esta
parte la más montañosa de la zona. La quebrada Las Manzanas y las
filas de El Potrero y Barrerita cierran por el Este la llanura.
Así pues, la sabana, por sus cuatro costados, está rodeada de
bosques y colinas, por lo que se la ha comparado a una gran bandeja
con los bordes levantados.

Concepto de la Operación del Ejército realista


(Croquis nº 1)

El mariscal de La Torre conocía perfectamente la acumulación de


fuerzas realizadas bajo el mando directo de Bolívar, así como la
dirección general que seguirían para enfrentarse a sus fuerzas. De la
misma forma, tenía constancia de la existencia de otras que, al mando
del brigadier Zaraza, se movían entre Calabozo y El Pao, si bien
parece que no tenía una idea clara de su situación e importancia. En
estas circunstancias su Esquema de la Maniobra consistió en:
 Ocupar, organizar y defender una Posición Defensiva al este de la
Quebrada de Carabobo para cerrar al enemigo la dirección general
definida por el Camino de San Carlos.
 Vigilar el flanco sur de su despliegue.
 Mantener una potente reserva en condiciones de reaccionar
ofensivamente ante las penetraciones enemigas, especialmente
por el flanco norte de su despliegue.

Para ello, de La Torre dividió sus tropas en dos grandes núcleos: en


el primero de ellos agrupó todos los batallones de infantería, excepto
uno, con los que ocupó el terreno para llevar a cabo el esfuerzo
principal de la defensa; en el segundo se integraron todos los
regimientos de caballería y uno de los batallones de infantería (el II
de Burgos), con los que constituyó la reserva. El despliegue adoptado
fue el siguiente:
 1ª Línea: con la misión de cerrar la progresión enemiga según la
dirección materializada por el camino de San Carlos. Se
encomienda su guarnición a la 1ª división (menos el regimiento de
caballería Húsares de Fernando VII)
 2ª Línea: con la misión de dar profundidad al despliegue,
cooperando al esfuerzo principal de la defensa. Se encomienda su
guarnición a la división de Vanguardia, de la que se segregan el
batallón de infantería Burgos y el Regimiento de caballería
Lanceros del Rey, y se le agrega el batallón de infantería Príncipe
de la 5ª división.
 Destacamento de seguridad al flanco sur, con la misión de vigilar
el camino de El Pao, y, en su caso, detener o retardar cualquier
penetración proveniente de dicha dirección. Se encomienda a una
fuerza de la 5ª división integrada por unos 100 infantes y un
escuadrón de caballería.
 Reserva: con la misión de cerrar cualquier penetración que se
produzca en dirección distinta a la del esfuerzo principal de la
defensa. Reaccionar ofensivamente para proteger los flancos norte
y sur del despliegue. Integrada por los cuatro regimientos de
caballería y el batallón de infantería Burgos.
 Las dos piezas de artillería, con misión de cooperar al esfuerzo de
la defensa, se dispusieron sobre la línea formada por los batallones
Valencey y Barbastro.

Croquis nº 1

Concepto de la Operación del Ejército


insurgente (Croquis nº 2)
En principio, parece que Bolívar inició la progresión hacia la llanura
de Carabobo sin tener un conocimiento exacto del despliegue
adoptado por La Torre, si bien, como se verá a continuación, tuvo la
capacidad que se atribuye al buen jefe, de aplicar de forma acertada,
el procedimiento más adecuado a la situación del momento, dentro
del marco de los principios del arte de la guerra.

Así, sobre las 8 de la mañana del día 24 de Junio de 1821, la 3ª


división, que marchaba en cabeza, alcanzó al Cerro de Buenavista,
continuando por la margen izquierda de la quebrada El Lorito y
entrando por el valle alcanzó la antigua casa de El Naipe.

Entretanto, Bolívar llegó al Cerro de Buenavista y después de realizar


un reconocimiento de la posición enemiga, dedujo que no era posible
llevar a cabo una acción frontal sobre la misma. No obstante, a fin de
asegurar sus observaciones, ordenó un reconocimiento por el fuego,
que fue contestado por las fuerzas realistas, que descubrieron así sus
posiciones.

De esta forma, confirmó que de La Torre había desplegado sus


fuerzas para cerrar una penetración que siguiera el eje definido por el
camino de San Carlos o por el de El Pao, pero que su flanco norte se
hallaba al descubierto. Esta deducción solo era cierta en parte, por
cuanto como hemos expuesto al tratar el concepto de la operación
realista, se había situado la reserva de forma que pudiera atender
cualquier acción enemiga que amenazara dicho flanco.
Croquis nº 2
En consecuencia, establecida la 3ª división en El Naipe, le ordenó fijar
a las tropas realistas que defendían el Abra, en tanto que la 1ª división
(Páez) inició un movimiento desbordante a las 9 de la mañana,
siguiendo el camino de la Mona para girar hacia el este, en dirección
al Cerro Centella y el del Chaparral, a unos 600 metros al norte de El
Abra. La 2ª división (Sedeño) progresaría a retaguardia de la división
Páez.

Batalla propiamente dicha (Croquis nº 3)

El movimiento de las divisiones Páez y Sedeño se ejecutó con gran


rapidez, a pesar de la dificultad que ofrecía el terreno y del fuego de
la artillería realista.

Al observar de la Torre que la maniobra se ejecutaba contra su flanco


derecho, ordenó al batallón II del Burgos que marchase al norte a
ocupar el Cerro del Chaparral. Al llegar éste al lugar indicado abrió
fuego contra el batallón Bravos de Apure, que marchaba en cabeza
de la 1ª división enemiga, el cual, después de cruzar el riachuelo de
Carabobo, se disponía a escalar la pendiente que lo llevaría a la parte
plana del campo; sin embargo, la acción de los batallones realistas
obligó al enemigo a replegarse por dos veces.
En ese momento crítico, la unidad que le sigue, el batallón Cazadores
Británicos entra en línea y obliga al Burgos a ceder terreno.

De la Torre, entonces, desplaza en apoyo del Burgos al Infante y al


Hostalrich (que estaban situados al sur del despliegue y sobre los que
era más improbable la acción enemiga), teniendo que recorrer así
unos 1000 metros hacia el norte de su despliegue inicial.

Reorganizado el batallón Bravos de Apure, junto al batallón británico


y dos compañías del Tiradores, reanudan el ataque, y mediante una
carga a la bayoneta, entraron en la sabana y rechazaron a los
realistas. Esta primera victoria exigió un alto precio en vidas, ya que
el Cazadores Británicos dejó en el campo 17 oficiales y 119 de tropa.
Al darse, cuenta de la Torre del peligroso repliegue de sus unidades,
lanzó al combate los batallones ligeros del Príncipe y del Barbastro,
con lo que terminó de desarticular por completo el despliegue inicial.
Este conjunto tan solo logró sostener la línea por breve tiempo, pues
a los pocos minutos, gran parte de la caballería de Páez, desbordando
a su infantería, entró por el norte de la sabana.

Para hacer frente a este nuevo ataque, el jefe realista dispuso que
dos escuadrones del Húsares de Fernando VII cargasen contra la
caballería patriota; pero éstos emprendieron la retirada después de
disparar sus carabinas.

De esta forma, atacados de frente por la infantería y por el flanco norte


por la caballería, los batallones realistas optaron por retirarse. El
batallón del Burgos había perdido la mayor parte de su fuerza y los
otros habían sido duramente castigados.
Croquis nº 3
Como último recurso para tratar de salvar la situación, el mariscal de
la Torre ordenó al Regimiento Lanceros del Rey que atacase a la
caballería republicana, pero esta unidad no sólo desobedeció la
orden, sino que retrocedió ante la insurgente.

De este desarrollo puede deducirse que, si bien de La Torre llevó a


cabo un acertado planeamiento de la defensa ante la hipótesis más
probable de actuación enemiga, su actuación y el de sus unidades no
fue la más acertada ante la hipótesis más peligrosa, actuando desde
el primer momento a remolque de las acciones insurgentes. Sin
embargo el mayor error de su actuación como jefe fue el empleo en
pequeñas fracciones de su reserva en lugar de llevar a cabo una
acción contundente con su numerosa caballería, que muy
posiblemente habría variado sustancialmente el resultado de la
batalla.

Retirada realista e intento de explotación del éxito por las


fuerzas insurgentes
A partir de este momento, la batalla, que había durado tan solo dos
horas, está perdida y se inicia la fase más difícil para un ejército
derrotado, la retirada, pero, curiosamente, fue la que se realizó de
forma más satisfactoria.
El batallón I del Valencey, que hasta este momento no había tomado
parte activa en los combates, al ver el giro que estaba tomando la
situación, inició la retirada bajo la presión de la 3ª división. Sobre la
marcha se le incorporan de la Torre, su estado mayor y los restos de
las unidades que habían escapado de las mortíferas cargas
insurgentes.

El batallón ligero del Barbastro trató de unirse a los que escapaban;


pero rodeado por unidades de las 2ª y 3ª Divisiones, tuvo que
rendirse.

El batallón ligero del Infante también trató de escapar bajo la


protección del I del Valencey, pero ante la imposibilidad de unirse a
él, se internó en un bosque y tomó la dirección de Tocuyito, donde
continuó la retirada hacia Puerto Cabello durante la noche.
Inicialmente, los insurgentes se centraron en la persecución del I de
Valencey y los restos agregados al mismo, que habían tomado el
camino en dirección a Valencia; sin embargo la acción de rechazo de
los realistas fue tan eficaz que les costó la vida a: Sedeño, general
jefe de la 2ª división o los ayudantes Meleán, Bruno o Camejo.
Así mismo, Bolívar ordenó que los infantes del Rifles y Granaderos,
montasen sobre la grupa de los caballos para tratar de dar alcance a
los realistas en retirada cerca de Tocuyito, pero tampoco tuvo éxito
en esta intentona.

Las bajas
Los realistas perdieron en la batalla (muertos heridos, prisioneros y
desaparecidos) 2 oficiales superiores, 43 capitanes, 77 entre
tenientes y subtenientes y 2.786 de tropa.

Los insurgentes también tuvieron cuantiosas bajas, pero se ignora la


cantidad exacta de las mismas, pues con el propósito de mantener
alta la moral de las tropas, Bolívar informó de un número de ellas muy
exiguo, apenas 200 muertos y heridos.

13.6.- CONSECUENCIAS DE LA BATALLA


Bolívar inició la marcha hacia Caracas y en Valencia, dispuso que el
coronel Antonio Rancel, jefe de la II brigada de la 2ª división, fuera a
Puerto Cabello a sitiar aquella plaza y que el teniente coronel José
Rafael de las Heras, con el batallón Tiradores, lo hiciera contra el
coronel Juan Tello, que operaban en San Felipe frente a Cruz Carrillo.
Más tarde, el día 26, desde Las Cocuizas, ordenó al teniente coronel
José María Arguindegui, jefe del batallón Anzoátegui, que enviara
fuerzas a Villa de Cura y a los puertos de Choroni y Ocumare, para
reducir los últimos restos realistas en estas zonas, manteniéndose
con el resto del batallón en La Victoria, en condiciones de apoyar a
ambos.

Mientras tanto, el coronel Pereira, al tener conocimiento del triunfo de


Bolívar en Carabobo, se dirigió a La Guaira con la esperanza de
embarcarse hacia Puerto Cabello; pero al no hallar buques que lo
transportasen, tomó el camino de la costa, por la vía de Ocumare y
Choroní; sin embargo, las dificultades del camino le obligaron a
regresar a La Guaira con unos efectivos que no pasaban de los 800
hombres.

El 29 de Junio entró Bolívar en Caracas, acompañado del general


Páez. El 1º de Julio dirigió a Pereira un oficio en el cual le ofrecía una
capitulación honrosa, que se hizo efectiva el día 4. De resultas de la
misma, tan solo 200 hombres permanecieron fieles a la causa realista,
embarcándose junto a su coronel rumbo a Puerto Cabello.

La campaña que había dado comienzo el 28 de Abril, concluyó el 24


de Junio con la victoria de Bolívar en la sabana de Carabobo y la
ocupación de Caracas, con la capitulación del coronel José Pereira.
Sin embargo, aún quedaban algunas posiciones aisladas que fueron
cayendo sucesivamente: Cumaná, en Octubre de 1821 y Puerto
Cabello en Noviembre de 1823.

Con la ocupación de esta última plaza concluyó la guerra en el antiguo


Virreinato de Nueva Granada y la Capitanía General de Venezuela.
Mientras tanto Bolívar, después de la batalla de Carabobo volvió a ser
designado para la presidencia de la república por el Congreso de
Cúcuta (Octubre de 1821); sin embargo, delegó en Soublette y en
Santander, respectivamente, el gobierno de Venezuela y Colombia,
quedando él así libre para iniciar la “Campaña del Sur”.

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