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Andrés Bello: lengua, ciencia, universidad como expresión de independencia


americana, QUIPU, Revista de la Sociedad Latinoamericana de Historia de las
Ciencias y la Tecnología (Méx...

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Yajaira Freites
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Quipu, Revista Latinoamericana de Historia de las Ciencias y la Tecnología


vol. 16, núm. 3, septiembre-diciembre de 2014, pp. 235-262.

Andrés Bello: lengua, ciencia,


universidad como expresión de
independencia americana

YAJAIRA FREITES*

Summary

Andres Bello (1781-1865) is known as a philologist, poet, educator, politician,


diplomat and jurist; but almost always his interest in science is unknown. It
examines, first as training in the Royal and Pontifical University of Caracas,
as well as his early experience occurred scientific developments (the visit of
Humboldt and the Expedition of the Vaccine) in the Colonial Caracas of the
1800s, they began to shape their scientific interests. And on the other, as their
stay in London (1810-1828) began an informative activity, then continued in
Chile (1828-1865); in order to make known to the Americans the lights of
science; and then as founder of the Chilean University Rector (1843) cons-
tructs a discourse in which American science had a place in the new universi-
ty. But all this activity is crossed by the use of common language: Castilian,
American style.

Introducción

L a escultura monumental Bolívar y Bello, de la escultora venezolana Marisol


(Escobar), (Imagen 1) preside todos los años el acto de Graduación de los
estudiantes de Postgrado del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas
(IVIC) en su sede de Altos de Pipe. Marisol nos los muestra como los jóvenes
que eran, se llevaban dos años de diferencia; y el momento corresponde a

* Laboratorio de Historia de la Ciencia y la Tecnología, Centro de Estudios de la Ciencia


Instituto de Investigaciones Científicas, IVIC. Venezuela.

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cuando Bello (der.) era el maestro del


joven aristócrata Simón Bolívar. El es-
tudio, impartido por el humanista al
futuro guerrero, es lo que une a estos
venezolanos, que representaron dos
dimensiones de la independencia de la
América Hispana.1
Ciertamente Andrés Bello (1781-
1865) es bien conocido como poeta,
filólogo, ensayista, educador, político,
diplomático y jurista; pero también
fue divulgador de la ciencia. Si bien
sus escritos divulgativos están en
sus Obras Completas, poco han sido
estudiados.
Fue su más reciente biógrafo, el
geohistoriador, el chileno-venezolano
Pedro Cunil Grau, quien en 1981
llamó la atención sobre esta actividad
Imagen 1. Escultura de Bolívar y Bello en de Bello en el área de la geografía,
el IVIC, por Marisol (1972). Departamento en un texto que solo consideraba lo
de Fotografía Científica del IVIC. publicado por aquel en Chile.2

Luego, al comenzar el siglo XXI, el chileno Iván Jaksic, en su biografía


de Bello,3 nos da cuenta del interés por la ciencia durante su estancia de 18
años en Londres, actividad concreta como parte de la ofensiva cultural que los
hispanoamericanos residenciados en dicha ciudad organizaron entre 1820 y
1829 para difundir noticias del continente y promover sus posibilidades como
sociedades.

1. Sobre Marisol: “Marisol” en Wikihistoria del arte venezolano, accesible en http://vereda.


ula.ve/wiki_artevenezolano/index.php/Marisol.
2. Se trata de un estudio sobre esta actividad en Chile y su incidencia en sus ideas educativas
para Chile. Pedro Cunil Grau, “Bello y la divulgación científica en Chile, en especial de los
estudios de geografía”, en Bello y Chile, Tercer Congreso del Bicentenario, Caracas, Fundación
Casa de Bello, 1981, pp. 353-392. Cunil Grau es autor de una biografía de Bello, Pedro Cunil Grau,
Andrés Bello, Caracas, Biblioteca Biográfica Venezolana, El Nacional-Fundación Bancaribe,
2007.
3. Iván Jaksic, Andrés Bello. La pasión por el orden, Caracas, Bid & Co. Editor y la
Universidad Católica Andrés Bello, 2007. Existen dos ediciones de este texto de Jaksic; la primera
de 2001, de la Editorial Universitaria, publicada en Chile; y la que salió en Caracas. Esta última es
una edición revisada y ampliada y es la que se cita en este trabajo (pp. 133-147).
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Andrés Bello: lengua, ciencia, universidad como expresión de independencia americana 237

En este artículo daremos cuenta cómo Bello, el representante de las


humanidades en la escultura de Marisol, también concibió el cultivo de la ciencia
por parte de los americanos, una dimensión de la independencia cultural del
continente. Para ello usaremos como fuente los textos compilados en las Obras
Completas, editadas en Caracas en 1957,4 así como otros textos bibliográficos
relacionados con Bello.

La formación de Bello: el inicio de sus intereses literarios y científicos

S i siguiéramos la versión de la leyenda negra sobre el legado de España


en América, el interés de Bello en la ciencia podría adjudicarse a su larga
estancia en Londres; pero los estudios históricos sobre la época colonial en las
Américas revelan que aun en Caracas, la capital de una provincia marginal como
lo fue la Capitanía General de Venezuela, la IIustración española derramó sus
luces, y ello se reflejó en la educación de Bello.5
A finales del siglo XVIII, cuando Alejandro de Humboldt y Aimée Bonplant
llegan a Caracas (1799), el joven Bello era, ya para entonces, un asiduo lector
de los clásicos latinos y españoles, estudiante avanzado de latín, cursado por
su cuenta. Estudiaba el Trienio Filosófico o Bachillerato en la Real y Pontificia
Universidad de Caracas, en el cual se combinan los estudios de latín y gramática
castellana con los de filosofía; ya desde la época de Baltasar de los Reyes Marrero
(1788) se instruía a los jóvenes en la doctrina peripatética y la escolástica, a la
par de clases de lógica, aritmética, álgebra y geometría que eran indispensables
para aprobar el curso de filosofía experimental.6
Esa instrucción del Trienio dejaba de lado un tanto las ciencias naturales
y por consiguiente a la botánica, mineralogía y zoología. Es precisamente esa
dimensión la que posiblemente Humboldt pudo haber revelado a Bello; él fue
uno de los jóvenes caraqueños que habría intentado acompañar a Humboldt
y Bonpland a escalar el Ávila y la Silla, montañas emblemáticas del Valle de

4. Andrés Bello, “Cosmografía y otros escritos de divulgación científica” en Obras


Completas, Caracas, Ediciones del Ministerio de Educación, 1957 (primera edición),Tomo XX.
5. Yajaira Freites, “El conocimiento y la técnica en la Venezuela de la Ilustración: una
aproximación”, en Diana Soto-Arango, Miguel Angel Pui- Samper y Luis Carlos Arboleda (eds.),
La Ilustración en América Colonial, Tomo I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC), COLCIENCIAS y Ediciones Doce Calles, 1995, pp. 141-161.
6. Baltasar de los Reyes Marrero fue el introductor de la filosofía natural en los estudios
del Trienio. Yajaira Freites, “De la colonia a la República Oligárquica (1498-1870)”, en Marcel
Roche (Compilador), Perfil de la ciencia en Venezuela, 2 vols., Caracas, Fundación Polar, Tomo
I, 1996, pp. 25-92. También Oscar Zambrano Urdaneta, Cronología de Andrés Bello, Caracas,
Ediciones de la Casa de Bello, 3era edición, primera reimpresión de 2011; accesible en https://
es.scribd.com/doc/213551898/Cronologia-de-Andres-Bello?in_collection=4467735.
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Caracas; pero desistió a medio


camino al parecer por carecer
de una contextura física acos-
tumbrada al ejercicio de escalar.
Sin embargo, ello no impidió
que su relación con Humboldt se
mantuviera en ese momento;7 y
formaría parte del amplio espec-
tro de los contactos de Humboldt
con los diversos grupos sociales
de la ciudad.8
La sensibilidad de Bello
hacia la naturaleza, también ha-
bría estado cimentada por su for-
mación en los clásicos latinos,
como Virgilio y Horacio;9 de
esta manera el joven caraqueño
pudo estar en contacto con la
poesía bucólica, lo cual pudo
acrecentarse por la influencia
de Humboldt, quien le habría
develado la dimensión científica y
particular del paisaje caraqueño.

Lo cierto es que las primeras


poesías de Bello, El Anauco y A
un Samán (1800), están relacio-
nados con objetos de la naturaleza
caraqueña; la primera es una de
Imagen 2. Cascada de Catuche afluente las emblemáticas quebradas del
del Anauco. Arturo Michelena (1896). valle en donde se aloja la ciudad

7. En el texto de Humboldt, relativo a su estancia en Caracas, no lo nombra, pero hace


referencia al joven que desistió de escalar; años posteriores, lo recordaba perfectamente; muestra
de ello fue el testimonio de Benjamín Vicuña Mackenna cuando visitó a Humboldt en 1855; y
luego Jaksic, La pasión…, p.47 (nota 44), señala que en la edición en castellano de 1826, editada
en París, Humboldt nombra a Bello en el tomo IV.
8. Yajaira Freites, “La visita de Humboldt (1799-1800) a las Provincias de Nueva Andalucía,
Caracas y Guayana en Venezuela y sus informantes”, Quipu, Vol, 13, No. 1, 2000, pp. 35-52.
9. Miguel Luis Amunátegui, Vida de Don Andrés Bello, Santiago de Chile, Impreso por
Pedro G. Ramírez, 1882, pp. 10-11. Pedro Cunil Grau, “Andrés Bello en su devenir caraqueño”,
en Tres caraqueños en la historia y en las letras, Caracas, Fundación Bancaribe para la Ciencia y
la Cultura, 2007, pp. 12-58, (espc. 34-35).
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de Caracas (Imagen 2); y en la segunda, se refiere a una especie nativa de la zona


intertropical americana, extendida desde Caracas, los vecinos valles de Aragua,
el lago de Valencia y este hecho es citado en el texto poético:

Extiende, samán, tus ramas


sin temor al hado fiero,
y que tu sombra amigable

desde entonces solitario
en sitio apartado reina,
de la laguna distante
que baña el pie de Valencia.
Agradábale en las aguas
ver flotar su sombra bella,
mientras besaban su planta
al jugar por las praderas.
Del puro Catuche al margen,
propicios los cielos quieran.
Si nos atenemos a los datos de Zambrano Urdaneta,10 Bello en 1800 continúa
en la Universidad, empezando sus estudios de Derecho y a la par intentó hacerlo
en Medicina, desistiendo al poco tiempo de ésta última y luego del Derecho.11
Posteriormente, su vinculación con la medicina la encontramos cuando es
funcionario de la Capitanía General, y como tal, se desempeñó como Secretario
de la Junta Central de Vacuna (de la Viruela) en Caracas entre 1807-1808.12
Bello fue testigo de excepción posiblemente de la primera política pública
global en el área de la salud, a raíz de la expedición de Balmis organizada por
la Corona Española (1804) para llevar la vacuna de la viruela a los territorios de
las colonias en las Américas y las Filipinas.13

10. Zambrano Urdaneta, Cronología..., p. 12.


11. Bello también se retiraría de los estudios de Derecho, hacia 1804, fecha en que su padre
muere y su madre tiene que pedir una pensión al monarca dado la precariedad económica de
su familia y habríale impulsado a empezar a trabajar en la administración colonial. Ildefonso
Leal, “Andrés Bello y la Universidad de Caracas”, en Bello y Caracas. Primer Congreso del
Bicentenario, Caracas, Fundación La Casa de Bello,1979, pp. 165-186, (espc. 181-182).
12. Apéndice. “La actuación de Andrés Bello en la Junta Central de Vacunación, en Caracas,
1807-1808”, en Andrés Bello, Obras Completas, Caracas, Ediciones del Ministerio de Educación,
1957,Tomo XX, pp. 676-700.
13. Archila, Ricardo, La expedición de Balmis en Venezuela. Caracas, Tipografía Vargas
1969.
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La vacuna también fue objeto de atención por Bello, y compuso dos obras
literarias, una pieza de teatro Venezuela Consolada (1804) representada en su
momento en Caracas; y al año siguiente su poema Oda a la vacuna (1805) en
donde expone el drama de la viruela, como afectaba a la población americana
y la llegada de la vacuna gracias a la gestión paternal de Carlos IV, a quien
alaba varias veces, y una vez a su augusta esposa María Luisa, a Vasconcelos,
el Capitan General de entonces, y al Primer Ministro de turno Manuel Godoy;
también hay elogios para los científicos, el inglés Jenner y el médico jefe de
la expedición Francisco Balmis. Exponemos a continuación algunas estrofas
(énfasis añadido):
Vasconcelos ilustre, en cuyas manos
el gran monarca del imperio ibero
las peligrosas riendas deposita
de una parte preciosa de sus pueblos;
...
digno representante del gran Carlos,
recibe en nombre suyo el justo incienso
de gratitud, que a su persona augusta,
tributa la ternura de los pueblos;
…cual numen bienhechor, derrama
toda especie de bien sobre su imperio;
sí, Venezuela exenta del horrible
azote destructor, que, en otro tiempo
sus hijos devoraba, es quien te envía
por mi tímido labio sus acentos.

Suprema Providencia, al fin llegaron
a tu morada los llorosos ecos
del hombre consternado, y levantaste
de su cerviz tu brazo justiciero;
admirable y pasmosa en tus recursos,
tú diste al hombre medicina, hiriendo
de contagiosa plaga los rebaños;
tú nos abriste manantiales nuevos
de salud en las llagas, y estampaste
en nuestra carne un milagroso sello
que las negras viruelas respetaron.
Jenner es quien encuentra bajo el techo
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Andrés Bello: lengua, ciencia, universidad como expresión de independencia americana 241

de los pastores tan precioso hallazgo.


Él publicó gozoso al universo
la feliz nueva, y Carlos distribuye
a la tierra la dádiva del cielo.
….
Carlos manda; y al punto una gloriosa
expedición difunde en sus inmensos
dominios el salubre beneficio
de aquel grande y feliz descubrimiento.
Él abre de su erario los tesoros;
y estimulado con el alto ejemplo
de la regia piedad, …
Él escoge ilustrados profesores
y un sabio director, que, al desempeño
de tan honroso cargo, contribuyen
con sus afanes, luces y talento.
¡Ilustre expedición!

…«Las viruelas, cuyo solo nombre


con tanto horror pronuncias, ¿qué se han hecho?»
Y le responderá con las mejillas
inundadas en lágrimas de afecto:
«Carlos el Bienhechor, aquella plaga
desterró para siempre de sus pueblos».
¡Sí, Carlos Bienhechor! Este es el nombre
con que ha de conocerte el universo,
el que te da Caracas, y el que un día
sancionará la humanidad y el tiempo.
De nuestro labio, acéptale gustoso
con la expresión unánime que hacemos
a tu persona y a la augusta Luisa
de eterna fe, de amor y rendimiento.
… grande y sabio Godoy, tú también tienes
un lugar distinguido en nuestro pecho.
Y a ti, Balmis, a ti que, abandonando
el clima patrio, vienes como genio
tutelar, de salud, sobre tus pasos,
una vital semilla difundiendo.
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También de esta época caraqueña es una actividad temprana relacionada


con la astronomía como fue el cálculo de calendarios, cuando publicó uno,
como parte del primer texto impreso en el país en 1810 en la primera imprenta
que se trajo a territorio venezolano (1808); se trata del Calendario manual y
guía universal de forasteros en Venezuela para el año 1810.14 En la sección
del calendario, Bello proporcionó información escueta del número de días del
mes, del ciclo lunar por mes, indicando la hora de salida y su ubicación en
el cuadrante del zodiaco, además de incluir el santoral religioso, las fiestas
religiosas movibles y las 40 horas en Caracas,15 distribuidas a lo largo del año y
en los diferentes templos de la ciudad.

Ese interés por el calendario no fue un hecho aislado; en su Cosmografía


(1848) publicada en Chile, terminó el texto con un capítulo dedicado a su
cálculo.16 En esta ocasión, Bello, si bien consideró los aspectos religiosos que
habían sido el centro en 1810, introduce al lector en como se había llegado al
calendario gregoriano (1582), y la importancia de acercarlo a la duración al
año trópico. Bello diserta de la relevancia que tuvo el ciclo lunar, y cómo en la
corrección gregoriana se le incluye con el nombre de epacta, la edad que tiene
la luna el 1° de enero y cómo la Iglesia se vale de la epacta para fijar el día del
año en que debe caer la domínica de Pascua; dependiendo de esta fecha todas
las fiestas móviles, importantes para los pueblos cristianos y se extiende en los
medios de cómo calcularla.17
El Calendario manual también incluía una Breve historia de Venezuela,18
en donde Bello empieza a ser eco de la importancia de los asuntos geográficos
y naturales cuando menciona cómo cambió el paisaje de los valles centrales a
raíz de la introducción del cultivo del café, actividad a la cual también dedicó
su atención. Efectivamente en 1806, a nombre de su familia Bello López, en
el lugar llamado el Helechal, arrendó de manera perpetua una parcela a la
comunidad de indígenas que aun habitaban la zona de Fila de Mariches aledaña
a Caracas; era una extensión de unas 10 hectáreas que fueron dedicadas a la
actividad cafetalera.19

14. Andrés Bello, Calendario manual y guía universal de forasteros en Venezuela para el
año 1810, Caracas, Imprenta de Gallegher y Lamb, 1810. Se ha consultado la versión accesible en
línea: http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/24659064213026051822202/index.htm.
15. Es una actividad religiosa que pretende reproducir el tiempo que va desde la deposición
del Cuerpo de Cristo hasta su Resurrección; pero cada población podía seguir su propio programa,
y como puede observarse en Caracas no eran los 3 días a la semana santa, sino 4 días de cada mes
del año. Bello, Calendario manual..., p. 9.
16. Bello, “Cosmografía...”, pp. 184-201.
17. Bello, Calendario manual..., pp. 194-198.
18. Bello, Calendario manual..., pp. 13-53.
19. Cunil Grau, Andrés Bello..., pp. 28-29.
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Andrés Bello: lengua, ciencia, universidad como expresión de independencia americana 243

Además del Calendario manual, Bello es el redactor de la Gaceta de


Caracas (1808),20 periódico al servicio de la autoridad colonial, cuya imprenta
junto con su dueño y asistente habían sido traídos desde Trinidad a solicitud del
Capitán General. El nombramiento de Bello como redactor indica la confianza
que se depositaba en él, debido a sus dotes intelectuales; pero también le da la
oportunidad de tener una experiencia en la organización de un medio impreso,
que en el futuro, le será de utilidad.21
Bello además de su dominio del latín y del castellano, agrega el conocimiento
de otras dos lenguas, el francés y el inglés. El primero era natural que lo aprendiese
dado las intensas relaciones dinásticas de España con Francia y porque de ésta,
los liberales españoles tomaron sus fuentes ideológicas. En cuanto al inglés,
lo aprendió también en Caracas, pero con la ayuda de libros que le remitiera
un amigo inglés de la isla de Curazao, en ese entonces en manos de Inglaterra,
que en algún momento vino a Caracas y con los cuales pudo practicar.22 Otro
tanto hizo con el francés, pero había más individuos procedentes de ese país
que vivían en la Capitanía. También fue en la Caracas colonial que empezó a
interesarse por los estudios filológicos, que luego extendería durante su estancia
en Londres y en Chile daría lugar a su Gramática.23
A finales del periodo colonial, Bello era un joven caraqueño culto para su
época, tenía una formación universitaria, destrezas y habilidades literarias,
lingüísticas e intelectuales que le permitieron avanzar en la administración
colonial y desempeñar un cargo cercano al Capitán General como era el de
Secretario y Comisario de Guerra y Honor, tal como aparece en registrado en el
Calendario manual...,en la sección relativa a las autoridades de la Capitanía.24

20. Para un análisis de la actividad de Bello en la Gaceta de Caracas, Manuel Pérez Vila,
“Andrés Bello y los comienzos de la imprenta en Venezuela”, en Bello y Caracas. Primer
Congreso del Bicentenario, Caracas, Fundación La Casa de Bello, 1979, pp. 265-303.
21. Según Pérez Vila, “Andrés Bello y los comienzos…”, pp. 287-288, el trabajo de redactor de
un medio como la Gaceta, en aquel entonces implicaba redactar editoriales, crónicas, comentarios
y noticias; cumplir funciones de reportero o en todo caso buscar información; extractar, traducir
y ocasionalmente comentar las informaciones internacionales tanto las de España como las que
se referían a la Península; colocar en buen castellano los avisos; en fin, de hecho era el director
aunque por encima de él estuviera el Capitán General.
22. De este aprendizaje dan cuenta Amunátegui, Vida de Don Andrés... y Cunil Grau Andrés
Bello..., pp. 39-43.
23. Arturo Ardao, “La iniciación filosófica de Bello. Su ´análisis ideológico´ de los tiempos
verbales”, en Bello y Caracas. Primer Congreso del Bicentenario, Caracas, Fundación La Casa de
Bello,1979, pp. 329-390; y Luis Quiroga Torrealba, “Los tiempos de la conjugación castellana y
la formación lingüística de Andrés Bello”, en Bello y Caracas. Primer Congreso del Bicentenario,
Caracas, Fundación La Casa de Bello,1979, pp. 391-402.
24. Bello, Calendario manual..., p. 60.
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La estadía londinense: 1810-1829

L a invasión de la Península por parte de las tropas francesas, hizo que


los habitantes de la Capitanía General experimentaran una situación de
incertidumbre; tanto en lo político como en lo económico. Varios intentos por
parte de los miembros de la élite criolla, asentada en Caracas, precedieron al
acto de 19 de abril de 1810, cuando los integrantes del ayuntamiento de Caracas
proclamaron la organización de una Junta Conservadora de los Derechos de
Fernando VII, declarando así su autonomía de las autoridades españolas que
hasta ese momento habían regido a la Capitanía.25
Una de las primeras acciones de la Junta, además de convencer a las élites
de las demás provincias de la Capitanía de la importancia del acto de Caracas,
se ubicó en el plano de la diplomacia internacional. Por una parte se envía
comunicación a los cabildos de Hispanoamérica a unirse para formar la Gran
Confederación Americana Española y por la otra despacha emisarios a los
gobiernos de Estados Unidos e Inglaterra, a fin de explicar los hechos y ganar
apoyo para su causa. La misión que fue a Inglaterra estuvo integrada por Simón
Bolívar a la cabeza, Luis López Méndez y Bello como secretario.

La misión no consiguió el apoyo


del gobierno inglés, y Bolívar re-
gresó de inmediato a Venezuela,
siguiéndole luego Francisco de Mi-
randa, en cuya casa de Londres,
Bello pernoctó por un tiempo
aprovechando la magnífica biblioteca
que Miranda había logrado reunir,
y en donde se presume consiguió
textos que le permitieron aprender
griego, el cual luego le fue útil para
obtener un sustento dando clases
Imagen 3. Casa de Francisco de Miranda del mismo durante su estancia en
en Londres. Londres (Imagen 3).

En medio de penurias, de esperanzas y desesperanzas, Bello sobrevive y


cultiva su intelecto en diversos proyectos personales, pero relacionados con la
América, aprovechando el acceso que se le permite a la Biblioteca del Museo
Británico. Participa como escritor y poeta, codirigiendo y redactando en gran

25. Este primer acontecimiento fue el inicio de un rápido movimiento hacia la declaración de
independencia el 4 de julio de 1811, por un Congreso Constituyente reunido en Caracas.
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Andrés Bello: lengua, ciencia, universidad como expresión de independencia americana 245

medida periódicos como El Censor Americano (1820), La Biblioteca Americana


(1823), siendo el director de El Repertorio Americano (1826).26
A través de estos medios impresos Bello tiene por objetivo el dar a conocer
tanto a los propios latinoamericanos como europeos interesados en el devenir
de esos pueblos allende de los mares, información útil; y como parte de ello,
la relativa al conocimiento científico que pudiera serle de provecho a los
americanos, una vez que la contienda bélica cesara y las sociedades buscaran
su propia organización. Y si bien, en los diarios ya indicados, Bello se ocupa de
otros temas distintos a la ciencia, fue en ellos donde podemos detectar su inicio
como divulgador de la ciencia, que se extenderá a sus días en Chile (Cuadro 1).
Cuadro 1. Textos divulgativos de Bello por temática,
año y medio impreso (1820-1846).
Año Total 1820 1823 1826 1827 1831- 1835- 1839-45-
32 36 46
Temáticas
Ciencias Físicas 11
Astronomía 6 2 3 1
Física 4 1 3
Meteorología 1 1

Ciencias Naturales 18
Historia Natural 5 4 1
Geografía 13 2 2 7 2

Economía 2 2
Química 1 1
Salud 3 1 2
Tecnología 1 1
Inf. Gral. 4 1 3
Total 40 2 6 3 17 5 4 3
Medios CA BA RA RA EA EA EA
CA: Censor Americano; BA: Biblioteca Americana; RA:Repertorio Americano; EA: El
Araucano. Clasificación y cálculos propios (YF).

26. Un examen desde ambas revistas como testimonio de la conciencia americana y social
en la naciente literatura americana se puede leer en María Ramírez Delgado, “La Biblioteca
Americana y El Repertorio Americano. Una propuesta de ideal social”, América, Cahiers du
Criccal, No. 41, 2012, pp. 113-121; accesible en línea: http://america.revues.org/400.
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246 Quipu, septiembre-diciembre de 2014

Dentro de esa actividad divulgativa Bello comenzó con la traducción al


castellano de secciones de la obra de Alejandro de Humboldt, Viaje a las Regiones
Ecquinocciales del Nuevo Mundo, que había sido publicado en francés en 1816.
Cronológicamente los primeros textos relacionados con la divulgación científica
son dos traducciones relacionadas con Viajes a las regiones equinocciales
de Humboldt, tituladas Consideraciones sobre la primera población y las
antigüedades de América, y Topografía de la provincia de Cumaná, ambas
publicadas en el Censor Americano en 1820. Es de destacar que estos textos
como los siguientes que Bello traducirá no necesariamente se corresponden a
capítulos secuenciales del texto humboltiano.

Tres años más tarde, en La Biblio-


teca Americana, podemos observar
como otras temáticas llamaron su
atención; escribe textos relacionado
con la física (Magnetismo Terrestre,
1823), y la historia natural (La
Palma Americana, Un nuevo tipo
de papa colombiana, Avestruz de
América) todas de 1823 (Imagen 4).
También, ese año de 1823 incluye
una traducción, con abundantes notas
de un texto sobre la historia de la
naturaleza o física general de Virey,
titulado Consideraciones sobre la
Naturaleza;27 así como un trabajo que
se debería a su propio esfuerzo titulado
Teoría de las proporciones definidas y
tabla de equivalentes químicos.

A partir de 1826, aparecen nuevas


entradas, pero esta vez es en El
Imagen 4. El avestruz americano. Repertorio Americano; fue en este
periódico donde se encuentra la mayor
cantidad de textos que Bello publicara en Londres y en donde se perciben los
distintos temas científicos de su interés. En este diario hemos podido detectar
dos tipos de contribuciones de Bello; por una parte están los textos, ya sean
traducciones, extensas reseñas o ensayos a partir de acopio de diferentes

27. Extraído del Nouveau dictionnaire d´histoire naturelle, apliquée aux arts, à l’agriculture,
et a l´economie rurales y domestique, par une soicété de naturalistes et l´agriculteures, publicado
en 1818-20.
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Andrés Bello: lengua, ciencia, universidad como expresión de independencia americana 247

fuentes, y por la otra, una serie de entradas informativas de variada extensión


que aparecen bajo la sección de “Variedades”, que suman un total de 36 piezas
escritas (Cuadro 2).

Cuadro 2. Temáticas de las Variedades publicadas en el


Repertorio Americano (1826-1827).
1826 1827 1827 1827
Telescopio Localidad nativa de Análisis químico de Altura compartida de los
la platini la leche del palo de montes
vaca
Vapor Miel venenosa de Hutia, cuadrúpedo Minas de oro y platina
Uruguay roedor de la isla de descubierta en los
Cuba montes Urales
Sangre Hombre salvaje Serpiente amarilla de Gaylussita, una sustancia
Martinica mineral
Aguja magnética Origen de la yuca Leche venenosa de Temperatura del hombre
Ajuapar y de animales de
diversos géneros
Historia Natural de Cultivo del café en Longevidad de los Figuras de la tierra
Chile y Perú Arabia árboles
Mal de piedra Árbol de leche Árbol de pan Aceite esencial que
emana de un árbol de la
América Meridional
Navegación fluvial Culebra de cascabel Descripción del Estragos ocasionados
cráter Karauca en la por una tromba o manga
Isla de Hawaii de aire inflamable
Meteorología Cascada de Río Terremoto de 1826
Vinagre
Digestión Causas físicas de la
locura
Medicina Remedio contra la fiebre
amarilla
Lluvia e inundaciones en
las Américas
Total 10 8 7 11

Fuente: Repertorio Americano. Cálculos propios (YF).

En el período de 1826-1827, Bello en el Repertorio Americano, no solo


publicará varias traducciones del Viajes a la regiones... (Descripción del
Orinoco desde San Fernando de Apure, 1826; Descripción del Orinoco
entre Guaharivos y embocadura del Gauviare, 1827; Orografía Americana,
1827), sino que incluirá reseñas amplias sobre los textos de otros viajeros que
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248 Quipu, septiembre-diciembre de 2014

estuvieron en la América, tal como Azara (1827) y Head (1827), pero también
las exploraciones y descubrimientos en África Septentrional y Central realizados
por Deham, Clapperton y Oudney. También se interesará por dar a conocer
aspectos económicos de algunas regiones como Cochabamba (1827) y Cuba
(1827), a través del trabajo de Historia Natural de Hanke, y El Ensayo político
sobre la Isla de Cuba de Humboldt. Y se ocupará de los beneficios económicos
de un insecto americano, en su ensayo Descripción de la cochinilla mixteca de
su cría y beneficio (1827).

También de ese período es su reseña del libro de N. Arnott, Elementos de


física y filosofía natural general y aplicada a la medicina y tratada con cálculos
y fórmulas matemáticas (1827), y la traducción que hace de la introducción
del libro de Arnott Los Elementos de Física, bajo el titulo Introducción a los
elementos de física del Dr. Arnott. Este era un médico que pertenecía al Real
Colegio de Médicos. La visión de Arnott impactó el pensamiento de Bello
acerca de la ciencia y lo retoma en su discurso de apertura de la Universidad de
Chile.

En las “Variedades” del Repertorio Americano, Bello transmitía información


proveniente de diferentes fuentes. En el Cuadro 2 Temáticas de las Variedades, se
puede observar la amplitud de los temas que van desde la física, la meteorología,
la historia natural, la medicina, la salud, la geografía y hasta la tecnología. Son
un total de 36 piezas.

Es precisamente en las “Variedades” donde encontramos los temas de


salud (6 entradas), un área en la cual Bello podría haberse ocupado ya por
su interés primario en la medicina como por su experiencia en la Junta de la
Vacuna en Caracas. En las Obras Completas conseguimos tres artículos, uno
sobre un remedio contra la papera, escrito en Londres,28 otro en Santiago de
Chile sobre el cólera29 y un tercero sin fecha, basado en unos apuntes publicado
por Amunátegui, su primer biógrafo, acerca del origen de la sífilis.30 Pero esta
aparente falta de atención no impidió que Bello más tarde juzgara la necesidad
que la medicina en América Latina estudiara las enfermedades típicas del medio
ambiente regional.

28. Bello, “Descubrimiento de un nuevo remedio contra la papera”, en Repertorio Americano,


1827, reproducido en Obras Completas, pp. 567-573.
29. Bello, “El cólera”, El Araucano, 1832, reproducido en Obras Completas, pp. 617-620.
30. Bello, “Origen de la sífilis”, reproducido en Obras Completas, pp. 577-615.
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Andrés Bello: lengua, ciencia, universidad como expresión de independencia americana 249

Otra visión de la ciencia: Silva americana.


La agricultura de la zona tórrida (1826)

Para una generación de venezolanos educados a mitad del siglo XX, era
cuasi-obligatorio aprender a recitar las primeras 5 líneas del poema Silva La
agricultura.... Pocos pasábamos a las sucesivas estrofas:
¡Salve, fecunda zona,
que al sol enamorado circunscribes
el vago curso, y cuanto ser se anima
en cada vario clima,
acariciada de su luz, concibes!
Es un poema escrito en Londres, y salió publicado en el primer número del
Repertorio Américano (octubre de 1826).31 A continuación de las primeras cinco
líneas, Bello describe los distintos frutos que el trópico es capaz de dar, como
la caña, el añil, el café y otros típicos de América, como el agave, yuca, parcha,
maíz y cacao. Los describe en el verso y también indica algunos aspectos de su
crecimiento como en el caso de la parcha y de la banana.
Pocos de nosotros sabemos que en el texto publicado en el Repertorio
Americano, Bello realizó notas de pie de página para ilustrar a cual especie
científica pertenecían algunos de los vegetales (agave, yuca, parcha, cacao), o
hizo comentarios acerca de costumbres relacionadas con algunas plantas (café,
palma, banana). Así a la par que escribe el verso, nos indica en pie de página
que:
El vino es tuyo, que la herida agave32
para los hijos vierte
del Anáhuac feliz; y la hoja es tuya,
que, cuando de suave
humo en espiras vagorosas huya,
solazará el fastidio al ocio inerte.
Tú vistes de jazmines
el arbusto sabeo33

31. Andrés Bello, “Silva americana. La agricultura de la zona tórrida”, Repertorio Americano,
1826, Tomo I, pp. 7- 18.
32. Agave. Maguey o pita (Agave americana L.) que da el pulque. (N. de Bello).
33. El café es originario de Arabia, y el más estimado en el comercio viene todavía de aquella
parte del Yemen en que estuvo el reino de Saba, que es cabalmente donde hoy está Moka. (N.
de Bello). En 1827 en una breve nota se había referido al cultivo del café en Arabia. Andrés
Bello, “Variedades, Cultivo del Café”, Repertorio Americano, 1827, reproducido en Bello, Obras
Completas, pp. 649-650.
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250 Quipu, septiembre-diciembre de 2014

la fiebre insana templará a Lico.


Para tus hijos la procera palma34
su vario feudo cría,
y el ananás sazona su ambrosía;
su blanco pan la yuca;35
sus rubias pomas la patata educa;
y el algodón despliega al aura leve
las rosas de oro y el vellón de nieve.
Tendida para ti la fresca parcha36
en enramadas de verdor lozano,
cuelga de sus sarmientos trepadores
nectáreos globos y franjadas flores;
y para ti el maíz, jefe altanero
y para ti el banano37
desmaya al peso de su dulce carga;
el banano, primero
de cuantos concedió bellos presentes
Providencia a las gentes
del ecuador feliz con mano larga.
No ya de humanas artes obligado
el premio rinde opimo;
no es a la podadera, no al arado
deudor de su racimo;
escasa industria bástale, cual puede
hurtar a sus fatigas mano esclava;
crece veloz, y cuando exhausto acaba,

34. Ninguna familia de vegetales puede competir con las palmas en la variedad de productos
útiles al hombre: pan, leche, vino, aceite, fruta, hortaliza, cera, leña, cuerdas, vestido, etc. (N. de
Bello). En 1823 en la Biblioteca Americana había escrito un texto sobre “Palmas Americanas”,
reproducido en Bello, Obras Completas, pp. 405-413.
35. No se debe confundir (como se ha hecho en un diccionario de grande y merecida
autoridad) la planta de cuya raíz se hace el pan de casabe (que es la Jatropha manihot de Linneo,
conocida ya generalmente en castellano bajo el nombre de yuca) con la yucca de los botánicos.
(N. de Bello). En 1827 en “Variedades. Origen de la yuca”, Repertorio Americano, reproducido
en Bello, Obras Completas, pp. 648-649.
36. Parcha. Este nombre se da en Venezuela a las Pasifloras o Pasionarias, género
abundantísimo en especies, todas bellas, y algunas de suavísimos frutos. (N. de Bello).
37. El banano es el vegetal que principalmente cultivan para sí los esclavos de las plantaciones
o haciendas, y de que sacan mediata o inmediatamente su subsistencia, y casi todas las cosas
que les hacen tolerable la vida. Sabido es que el bananal no sólo da, a proporción del terreno
que ocupa, más cantidad de alimento que ninguna otra siembra o plantío, sino que de todos los
vegetales alimenticios, éste es el que pide menos trabajo y menos cuidado. (N. de Bello).
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Andrés Bello: lengua, ciencia, universidad como expresión de independencia americana 251

Abrigo den los valles


a la sedienta caña;
la manzana y la pera
en la fresca montaña
el cielo olviden de su madre España;
adorne la ladera
el cafetal; ampare
a la tierna teobroma en la ribera
la sombra maternal de su bucare;38

¿Quiso Bello, utilizar la poesía no solo para exaltar la flora en el trópico,
sino también tenía fines didácticos? No lo sabemos, pero ese afán por la poesía
se puede ver también como expresión de su interés por la divulgación científica.

Ciudadano en el Reino de Chile

L uego de esperar por largo tiempo que el gobierno de la Gran Colombia,


lo confirmara como diplomático acreditado en Inglaterra, Bello decidió
regresar a la América y solicitó ser incorporado al gobierno; pero tampoco tuvo
suerte o en todo caso la respuesta se tardó, razón por la cual aceptó la oferta que
le hacía el gobierno de Chile para que se desempeñara allí como Oficial Mayor
en el Ministerio de Hacienda. Se embarca con su familia en febrero de 1829 y
llega a Valparaíso en junio de ese mismo año.

A partir de 1831, Bello reinicia su actividad divulgativa escribiendo en El


Araucano periódico de circulación nacional (Cuadro 1). Del inventario que
aparece en el estudio introductorio del tomo XX de sus Obras Completas,39 base
de información de este trabajo, se puede observar cómo Bello contribuyó en
la traducción de noticias científicas del exterior, así como de aquellos estudios
realizados en Chile por exploradores, tal como fue el caso del francés Claudio
Gay.

Al igual que en las Variedades de El Repertorio Americano, sus textos en El


Araucano, muestran una gran diversidad de temas sobre los que Bello tradujo
noticias. Pero también hizo reseñas y ensayos. Entre las reseñas se encuentran
las relativas al viaje de Everest a Noruega, Suecia y Laponia (1831), a la

38. El cacao (Theobroma cacao L.) suele plantarse en Venezuela a la sombra de árboles
corpulentos llamados bucares. (N. de Bello).
39. En el estudio introductorio de la Comisión Editora al tomo XX aparece un inventario
de 96 escritos ordenados en orden cronológico, indicando para cada entrada brevemente su
contenido, si se trata de un traducción se da cuenta de cual es la fuente original del misma.
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252 Quipu, septiembre-diciembre de 2014

expedición de Wilkes de la Marina de Estados Unidos (1846), y el relativo al


texto de Tomas Godoy sobre Curso elemental de geografía moderna (1839).40
Y en los ensayos se encuentran Principios del clima de América del Sur
(1832), El Cólera (1832), La navegación a vapor (1835), así como aquellos
relacionados con la astronomía (Estrellas fijas, 1832; Cometas, 1835; Cometa
Halley, 1836; Aerolitos, 1845); éstos tendrán luego trascendencia, al ser
actualizados e incorporados en el libro Cosmografía que Bello publica en 1848.

La cosmografía

En 1839, en una reseña que hiciera en El Araucano, Bello al comentar el libro de


Tomas Godoy Cruz titulado: Curso elemental de geografía moderna destinado
a la instrucción de la juventud sur-americana,41 señaló la necesidad que hubiera
también uno de cosmografía o ciencia del universo. Un texto que sirviera para
... elevar la imaginación de la juventud y para darle una idea de las maravillas de
la naturaleza, y del poder y sabiduría de su inefable autor.42

Y en esa misma reseña indicaba que su escritura era posible, gracias al


auxilio del elegantísimo tratado de Astronomía de Herschel… que contiene una
descripción completa del sistema del universo, con todos sus descubrimientos
últimos, y sin embarazo de cálculos y formulas algebraicas. No se podría hacer
un presente más hermoso a la juventud de ambos sexos.43

Finalmente en 1848, en la introducción de su Cosmografía,44 Bello advierte


que el objetivo de escribir el texto, es ser útil:
a las personas de toda edad y sexo que deseen formar una mediana idea de las
estupendas maravillas de la creación en el departamento científico que más en
grande las presenta.45

40. Todos los mencionados han sido incluidos en Bello, Cosmología…, en las secciones de
Naturaleza Americana y Escritos Varios.
41. Bello, “Curso elemental de geografía moderna destinado a la instrucción de la juventud
sur-americana”, en “Cosmografía…”, pp. 261-264.
42. Bello, Curso…, p. 263.
43. Bello, Curso…, p. 264.
44. Fue publicada en 1848, en Santiago de Chile; en este artículo se usa la reproducción
contenida en Bello, “Cosmografía y otros escritos de divulgación científica”, Obras Completas,
Ediciones del Ministerio de Educación, Caracas, 1957, Tomo XX, pp. 1-184.
45. Bello, “Cosmografía...”, p. 4.
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Andrés Bello: lengua, ciencia, universidad como expresión de independencia americana 253

Pero tenía presente las necesidades de enseñanza, tanto de los profesores


como de los estudiantes. Razones por las cuales, su esfuerzo excede lo
divulgativo y así también lo expresa en su introducción. Posiblemente por esta
razón la Cosmografía de Bello, en Venezuela fue convertida en texto oficial en
la enseñanza en la Universidad y Colegios de la República en 1853, para ese
entonces se hizo una reimpresión, siguiendo otras más en 1865 y 1872.46
Al redactar el texto de Cosmografía, Bello siguió su propio consejo de 1839,
usando como base el texto de Herschel, Outlines of Astronomy, de 1851, en
su cuarta edición; y para actualizar los últimos descubrimientos, su fuente fue
el Foreing Quartely Review de Londres. Pero al examinar la obra, se puede
observar que se apoyó en publicaciones como Nautical Almanac, Las lecciones
de Astronomía del francés Arago, o algunas de sus memorias ante la Academia
de París y Cosmos de Humboldt.

El libro debió empezar a escribirse desde 1845, a partir de su actividad de


divulgador en el periódico El Araucano, publicando varios textos que luego
se convertirían en capítulos y que luego Bello modificó y actualizó para su
inclusión en el libro.47
Cabe considerar una reseña del libro realizada por el argentino Bartolomé
Mitre publicada en el diario El Comercio de Valparaíso del 24 de mayo de
1848,48 donde señala la novedad de la obra en términos suramericanos:
Siendo también el primer tratado que se haya escrito hasta ahora, en lenguas
nuevas o antiguas, sobre cosmografía en el hemisferio del sur, tiene la ventaja
para los países meridionales de América de las aplicaciones y ejemplos australes,
de que carecen los libros sobre la materia hechos al otro lado del equinoccio, es
decir, todos los libros que no son hechos en la parte meridional de la América del
Sur (porque no toda la América del Sur es meridional); o mejor todos los libros
europeos y norteamericanos.49

Con la escritura de su texto, Bello buscaba cautivar la imaginación de la


juventud chilena hacia la astronomía, en un país ubicado en el hemisferio del

46. Bello, “Cosmografía...”, Introducción: XIX-XX.


47. Bello, “Cosmografía…”, Cap. VI (Constitución física del sol), 28 de marzo de 1845;
Cap. XI (De los cometas), 7 de febrero de 1845; Cap XIII (De las estrellas), 28 de marzo de 1845,
incluyendo Estrellas fijas del 30 de junio de 1832, con información actualizada.
48. Bartolomé Mitre (1821-1906) político, historiador, periodista argentino. Mitre escribe
esta reseña cuando estaba exilado en Chile y era copropietario del periódico El Comercio...
Había cursado estudios militares en Uruguay, graduándose como alférez. Disponible en http://
es.wikipedia.org/wiki/Bartolom%C3%A9_Mitre.
49. Tomado de Bello, “Cosmografía…”, Introducción, p. XVIII.
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254 Quipu, septiembre-diciembre de 2014

sur, donde la observación era escasa y por consiguiente habría un lugar para los
americanos del sur de poder contribuir al catálogo celestial.50
Como rector de la Universidad, se dirigió al gobierno para que éste adquiriera
los instrumentos que había traído la expedición científica de la Armada
Norteamericana en 1847, a cargo del teniente James T. Gillis. Y previamente había
apoyado a dicha expedición que tenía por objeto la realización de actividades
astronómicas, y había recomendado en 1850 al Consejo de la Universidad,
asociar a dicha misión a algunos jóvenes chilenos, dado los beneficios para la
ciencia que se producirían, “por la especial circunstancia de ser tan raros hasta
ahora los observatorios astronómicos existentes en el hemisferio austral”.51
El primer director del Observatorio, el alemán Carl W. Moesta (1825-1884)52
entre 1852-1867, continuó varias de las observaciones de Gillis, y su actividad fue
fructífera en cuanto a mediciones y cálculos para precisar la posición, magnitud
y características de numerosas estrellas australes, publicando sus observaciones
en periódicos tanto nacionales como del exterior. Pero sus sucesores, no siguieron
esta senda; las observaciones realizadas se dieron a conocer sólo en medios
nacionales, lo cual ocasionó un aislamiento de la comunidad internacional
interesada en tales resultados, aunado al incumplimento de sus compromisos
de realizar las observaciones en la zona asignada en el programa de la Carta
del Cielo, perdiendo Chile la oportunidad de ser una referencia obligada en las
observaciones en el hemisferio sur durante el siglo XIX.53

Último tributo a Humboldt


Hasta donde se tiene conocimiento, no hubo una relación epistolar entre
Humboldt y Bello, aunque cada uno parece haber guardado un recuerdo grato
de su encuentro en Caracas; y por terceros tenían noticias de las actividades uno

50. Un estudio de la cosmografía de Bello en tanto literatura científica puede leerse en Patricio
Leyton Alvarado, “Andrés Bello y la Cosmografía. La literatura científica desde la perspectiva
de la historia cultural de la ciencia”, Cuadernos de Historia Cultural, Viña del Mar, No. 3, 2014,
pp. 77- 108.
51. Bello, “Cosmografía…”, Introducción, p. XV; también H. Álvarez Álvarez, “Astronomy
in Chile, 1849-1964”, en Antonio Lafuente, Alberto Elena y Maria Luisa Ortega, Eds.,
Mundialización de la Ciencia y Cultura Nacional, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid y
Ediciones Doce Calles,1993, pp. 399-407; espc. 400.
52. Sobre Moesta “Carlos Moesta” en Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_
Moesta;; un listado de los trabajos de Moesta publicados en Chile puede verse en Memoria
Chilena (http://www.memoriachilena.cl/602/w3-propertyvalue-129091.html). Un texto sin autor,
sobre la gestión de Moesta, se puede leer en Administración de Moesta y Vergara- Observatorio…
en www.oan.cl/historia/moestavergara.pdf.
53. Tal situación de aislamiento empezó a subsanarse a partir del siglo XX, cuando la posición
privilegiada de Chile en el sur empezó a ser explotada tanto por los nacionales como extranjeros.
Álvarez, Astronomy…, pp. 402-407.
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Andrés Bello: lengua, ciencia, universidad como expresión de independencia americana 255

del otro. Cuando el chileno Benjamín Vicuña Mackenna visitó a Humboldt en


Berlín en 1853, el Barón lo sorprendió por mantener recuerdos imborrables de
Bello.54
El último reconocimiento que Bello rindiera a Humboldt fue el incorporar
a su Cosmografía datos provenientes de la última obra del alemán Cosmos
publicada por partes entre 1845-1848.55 Bello cita 6 veces a Humboldt en varios
de los capítulos de su Cosmografía;56 en uno de ello indica en una nota al pie
de la página:
No podemos resistir el placer de extraer del Cosmos del ilustre Humboldt que ha
llegado recientemente a nuestras manos, los datos siguientes, que puede verse
como la expresión de la ciencia astronómica sobre este interesante asunto...57.

El círculo de la influencia de Humboldt iniciado en esa Caracas colonial a


la sombra del Ávila y de los valles centrales de Caracas se cerraba en Santiago
de Chile.

Universidad y ciencia: el deber por lo original y local

El esfuerzo que Bello realizó desde Londres entre 1810-1828, a través de las
empresas periodísticas como El Censor Americano, Biblioteca Americana y
el Repertorio Americano lo convirtió en uno de los artífices americanos del
impacto de la obra de Humboldt, quien diera a conocer al Nuevo Mundo, a
través de su obra, y mediante la cual, los mismos americanos se reconocían.

54. Este pasaje es citado tanto por Cunil Grau (p. 49) como Jaksic (p. 47). Vid. nota 7. Bello a
raíz de la edición en castellano que publicara en París en 1826, estando en Londres, se lamentaba
de lo poco afortunada de esa traducción, asunto que escribió en el Repertorio Americano. Andrés
Bello, “Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente hecho en 1799 hasta 1804, por A.
de Humboldt, y A. Bonplant, redactado por Al. Humboldt. Etc., con mapas geográficos y físicos”
(Paris, 1826, 5 tomos en 8ọ), Repertorio Americano, Vol. III, 1826, pp. 296-297, incluido en la
Obras Completas, Tomo XX, pp. 274-275.
55. “El primer volumen del Cosmos apareció en el año 1845. El segundo volumen no
apareció hasta dos años después, es decir, en 1847. Al cabo de cinco años de publicar el primer
tomo apareció el tercero, o sea, en 1850. El cuarto tomo no apareció hasta ocho años después del
tercero, en 1858. Por consiguiente, entre el primero y el cuarto volumen hay un desfase de trece
años. Una vez fallecido Humboldt [1859] se publicó un quinto volumen con algunas notas que
tenía recopiladas”. Miguel Ángel Miranda, “El Cosmos de Humboldt. El «Cosmos»: entre la
crisis de la ilustración y el romanticismo alemán”, GeoCrítica, Cuadernos Críticos de Geografía
Humana, Vol II, No. 11, 1977. Accesible en línea: http://www.ub.edu/geocrit/geo11.htm#1.
56. 1 vez en el Cap. 1 (p. 10); 2 veces en el Cap. II (pp. 41 y 45); 1 vez en el Cap. VI (p. 79);
1 vez Cap. VII (p. 98) y 1 vez Cap. XI (p. 157).
57. Bello, “Cosmografía…”, p. 41.
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256 Quipu, septiembre-diciembre de 2014

Luego, la firme creencia de Bello en el orden, producto de un basamento


legal, de una educación, de una lengua común, y de la aplicación de las ciencias
a las diversas actividades productivas fueron las coordenadas en las cuales
justificara sus desvelos, una vez asentado en Chile.

Bello como Rector fundador de la Universidad de Chile, postula su apoyo


a la ciencia y su estudio, que debían convergir en un centro, “la Patria”.
Concentraremos nuestra atención en dos textos que permiten conocer el
pensamiento de Bello acerca de la ciencia en la universidad. Uno de ellos es el
discurso de inauguración y el otro es la Memoria de 1844-1848.58
En el discurso de inauguración (1843) marca la pauta de la Universidad que
Bello juzga que debe ser adecuada para Chile y cómo la ciencia sería parte de
ella. Así establece que en la Universidad debe establecerse una alianza entre la
revelación positiva y la universal que habla a todos los hombres en el libro de la
naturaleza; de esta manera apunta a la inclusión de los estudios eclesiásticos en
la institución, manteniendo cierta continuidad con el pasado colonial. Pero, a la
par estarían las ciencias y las letras que para Bello tienen valor tanto por su lado
instrumental como por su mérito propio (el placer).59
La función de la universidad es ser instrumento para la propagación de
las luces a las diferentes clases sociales; pero esa difusión supone que existan
lugares científicos y literarios que permiten crear una cultura intelectual, que
sería la base de la instrucción elemental.

En esta Universidad se estudiaría, además de las ciencias eclesiásticas, las


leyes y las ciencias políticas, los idiomas vivos y muertos así como la literatura
extranjera; la medicina y las ciencias físicas y matemáticas. Al referirse a la
medicina indica que ésta investigará:
las modificaciones peculiares que dan al hombre chileno su clima, sus costumbres,
sus alimentos; dictará reglas de la higiene pública y privada: se develará por
arrancar a las epidemias el secreto de su germinación y de su actividad devastadora
y hará, en cuanto es posible, que se difunda a los campos el conocimiento de los
medios sencillos de conservar y reparar la salud.60

58. He tomado esta idea luego de leer el texto de Rafael Fernández Heres, El proyecto
universitario de Andrés Bello (1843), Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de Historia,
1982, el cual me develó el papel que la ciencia jugaba en la idea de universidad de Bello.
59. Bello, “Discurso pronunciado en la instalación de la Universidad de Chile el dia 17 de
septiembre de 1843”, en Obras Completas, Caracas, Fundación La Casa de Bello, 1982, Tomo
XXI, (Temas educacionales I), pp. 3-21. Esta edición corrige la ortografía de Bello por la actual.
60. Bello, Discurso..., p. 14.
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Andrés Bello: lengua, ciencia, universidad como expresión de independencia americana 257

Y esa misma necesidad de conocimiento sobre lo local se expresa al señalar


para las ciencias físicas y matemáticas:

sus aplicaciones a una industria naciente... sus aplicaciones a una tierra cruzada
en todos los sentidos de veneros metálicos, a un suelo fértil de riquezas vegetales,
de sustancias alimenticias, a un suelo, sobre el que la ciencia ha echado apenas
una ojeada rápida...61

Pero ese fomento de las aplicaciones no debe no alejar a la universidad de


apreciar

... en el justo valor el conocimiento de la naturaleza en todos sus departamentos…


porque, para guiar acertadamente la práctica, es necesario que el entendimiento
se eleve a los puntos culminantes de la ciencia, a la apreciación de sus fórmulas
generales. La universidad no confundirá, sin duda, las aplicaciones prácticas con
las manipulaciones de un empirismo ciego... porque el cultivo de la inteligencia
contemplativa que descorre el velo a los arcanos del universo físico y moral, es
en sí mismo un resultado positivo y de la mayor importancia.62

Si la universidad era el lugar donde se generaría una cultura intelectual que


alimentara a la educación elemental de la población, aquella no podía reducirse
a ser un mero receptor

un instrumento pasivo, destinado exclusivamente a la transmisión de los conoci-


mientos adquiridos en naciones adelantadas,... ¿Estaremos condenados todavía a
repetir servilmente las lecciones de la ciencia europea, sin atrevernos a discutirlas,
a ilustrarlas con aplicaciones locales, a darles una estampa de nacionalidad?63

Así en el campo de las ciencias naturales, Bello señalaba la necesidad que los
textos de Historia Natural para los estudiantes incluyeran las especies chilenas,
la distribución de los minerales, los animales que viven en los campos y en los
mares aledaños:

el árbol que crece en nuestros bosques, la flor que se desenvuelve en nuestros


valles y laderas, la disposición de los minerales del suelo que pisamos y en la
cordillera agigantada que los amuralla, los animales que viven en los montes, en
nuestros campos, en nuestros ríos, y en el mar que baña nuestras costas.64

61. Bello, Discurso..., p. 15.


62. Bello, Discurso..., p. 15.
63. Andrés Bello, “Memoria sobre el estado de la instrucción pública correspondiente al
quinquenio 1844-1848, en Obras Completas, Fundación La Casa de Bello, Caracas, 1982, Tomo
21, (Temas educacionales I), p. 50.
64. Bello, “Memoria...”, p. 52.
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258 Quipu, septiembre-diciembre de 2014

Y si la Universidad iba a ser el instrumento para la propagación de las luces


a las distintas clases sociales, era preciso que se estudiara precisamente esa
naturaleza americana, esos cielos del hemisferio sur, en donde los chilenos
podían aportar a la ciencia, corrigiendo incluso aquellas observaciones hechas
por exploradores venidos al continente; incluso se hicieran correcciones con
observaciones inteligentes; en sus palabras:
... ¿no daremos otro más enriqueciendo la ciencia con el conocimiento de nuevos
seres y nuevos fenómenos de la creación animada y del mundo inorgánico,
aumentando los catálogos de especies, ilustrando, rectificando las noticias del
sabio extranjero, recogidas por la mayor parte en viajes hechos a la ligera? El
mundo antiguo desea en esta parte la colaboración del nuevo; no sólo la desea;
la provoca, la exige.65

Y este hincapié en fomentar el conocimiento entre los americanos, no está


exento de realismo, al reconocer que en algunos campos es preciso atenerse
a los resultados de la ciencia europea; pero hay otras áreas que exigen
investigaciones locales, tales como las relativas a la propia ciencias naturales,
historia chilena y la medicina, preguntándose “¿dónde podrá escribirse mejor
que en Chile?... Buscaremos la higiene y la patología del hombre chileno en los
libros europeos?”66
La posición de Bello que el americano puede ser hacedor de conocimiento
científico, es coherente con otra faceta por la cual se le conoce más, como fue su
reivindicación de que el castellano de América no era un apéndice del hablado
y escrito en la Península.

El dominio de la lengua: sinónimo de independencia cultural

Desde sus días en Londres, Bello se preocupó por el uso del castellano por los
americanos; junto con Juan García del Rio publicó en la Biblioteca Americana
y luego en el Repertorio Americano, elementos para una nuevo sistema de
ortografía,67 donde señalaban que
Uno de los estudios que mas interesan al hombre, es el del idioma que se
habla en su pais natal. Su cultivo i perfección constituyen la base de todos los
adelantamientos intelectuales.

65. Bello, “Memoria...”, p. 62.


66. Bello, “Memoria...”, p. 51.
67. Juan García del Rio y Andrés Bello, “Indicaciones sobre la conveniencia de simplificar
i uniformar la ortografía en América”, Repertorio Americano, 1826, Tomo I, pp. 27-41. En esta
parte del texto se ha seguido la ortografía original del escrito.
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Andrés Bello: lengua, ciencia, universidad como expresión de independencia americana 259

Consciente que el sistema de educación no había sido todo lo ágil, señalaban


que en la generalidad de los habitantes americanos apenas se podía encontrar
cinco personas “que poseyesen gramaticalmente su propia lengua, i apenas una
que la escribiese correctamente”. No se trataba
solo de pulir la lengua, sino de estender i jeneralizar todos los ramos de ilustración,
pocos habrá mas importantes que el simplificar su ortografía, como que de ella
depende la adquisición mas o menos fácil de los dos artes primeros, que son
como los cimientos sobre que descansa todo el edificio de la literatura i de las
ciencias; leer, i escribir.68

Y someten el proyecto de reformas a la parte ilustrada del público americano


“presentándolas en el orden sucesivo con que creemos será conveniente
adoptarlas”.69
Así que cuando Bello llega a Chile, fue natural que mantuviese el interés en la
preservación del castellano en el continente. Esta vez lo hace confeccionando una
Gramática y en el título del texto Gramática de la Lengua Castellana destinada
al uso de los americanos (1847) está su determinación de independencia. En el
prólogo encontramos las razones de su imperiosa necesidad de escribir para los
habitantes de Nuevo Continente, la cual expresa al indicar
No tengo la intención de escribir para los castellanos. Mis lecciones se dirigen a
mis hermanos, los habitantes de Hispano-América.70

Pero de inmediato agrega que no renuncia al legado hispánico por cuanto es


... la conservación de la lengua de nuestros padres en su pureza, como un medio
providencial de comunicación i [sic] un vínculo de fraternidad entre las varias
naciones de origen español derramadas sobre dos continentes.71

Y como la lengua es dinámica, afirma que


El adelantamiento prodijioso [sic] de todas las artes, el progreso de la cultura
intelectual i [sic] las revoluciones políticas, piden cada día nuevos signos de
expresar ideas nuevas.72

68. García del Rio y Bello, “Indicaciones...”, p. 27.


69. García del Rio y Bello, “Indicaciones...”, p. 38.
70. Andrés Bello, Gramática de la Lengua Castellana destinada al uso de los americanos,
Santiago de Chile, Imprenta del Progreso, 1847, pp. 10.
71. Bello, Gramática..., p. XI. En esta parte del texto se ha seguido la ortografía original del
escrito.
72. Bello, Gramática..., p. XI.
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260 Quipu, septiembre-diciembre de 2014

Alerta sobre la introducción de los neologismos de construcciones, espe-


cialmente del francés, que enturbian parte de los textos que se escribían en la
América, alterando la estructura del idioma, corriéndose el peligro de crearse
“multitud de dialectos, irregulares y licenciosos...” embriones de futuras lenguas,
lo que pudiera llevar a que América viviera la situación tenebrosa de Europa
con la corrupción del latín; tal disparidad de lenguas dificultaría la unidad, la
difusión de las luces, la ejecución de las leyes y la administración del Estado, en
aquellas regiones donde convivieran dos o tres dialectos.73
Si bien recomienda conservar el castellano, no es a costa de tachar de vicioso
y espurio todo lo que es peculiar de los americanos; así aquellas locuciones
castizas que son consideradas anticuadas en la Península pero que subsiste su
uso en Hispano-América, no habría necesidad de prescribirlas; de igual manera
con las prácticas “analójicas [sic]” que los americanos usan para conjugación
de algún verbo, y no necesariamente han de seguirse las que han prevalecido en
Castilla.

Destaca la creatividad del castellano americano, al indicar que si de raíces


castellanas hemos formado palabras nuevas, siguiendo las reglas normales de
la derivación en el castellano, lo cual se ha seguido y si continua permitiendo
aumentar el caudal de voces, “¿qué motivos habría que nos avergoncemos de
usarlos?”. Y a continuación afirma que:
Chile i Venezuela tienen derecho tanto como Aragón i Andalucía para que se tole-
ren sus accidentales divergencias, cuando las patrocina la costumbre i auténtica
de la jente educada.74

Defendía la idea de una gramática que se ciñera al desarrollo histórico de la


lengua, incorporando el uso local sin dejar de lado el castellano peninsular. Se
permite proponer una ortografía basada en la fonética antes que la etimología,
en vista que por lo general se usaba una derivación remota y que pocos conocen
(p. e. en latín), en vez de la derivación inmediata que está a la vista de todos.75
Esta fue una crítica a la Real Academia de la Lengua que se basaba en el latín
tanto para la ortografía como para la conjugación de verbos y la declinación de
sustantivos.

Finalmente, reconocía que otras palabras de otras lenguas podían ser


incorporadas al castellano como una expansión de su vocabulario. El tiempo
habría de darle la razón.

73. Bello, Gramática..., p. XI.


74. Bello, Gramática..., p. XII.
75. Bello, Gramática…, pp. 31-32; da el ejemplo de las mutaciones de la z en c; de luz, y su
plural luces, pudiendo ser luzes.
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Andrés Bello: lengua, ciencia, universidad como expresión de independencia americana 261

La lucha de Bello porque el castellano de América tuviese su identidad


estuvo acompañada de poner en práctica parte de las reglas de ortografía que
expusiera.76 De manera parcial fue adoptada en Chile (desde 1844), y se extendió
a la Argentina, Colombia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela.77
Finalmente, el reclamo de Bello de reciprocidad entre el castellano de la
península y el de América,78 sería el inicio de un largo proceso por el cual la Real
Academia de la Lengua Española reconoció la variedad del castellano de las
Américas; fue en 1925 cuando se recogió el léxico criollo bajo la denominación
de “americanismo” en la edición del DRAE de ese año.79 El castellano al estilo
americano confirmaba su distintivo e independencia, sin renunciar al legado
hispánico.

Conclusión

E n la historiografía venezolana la
figura de Andrés Bello se la ha
tendido a ubicar distante del esfuerzo
del proceso de Independencia, por
no haber participado en las acciones
bélicas; pero su campo de batalla fue el
de las ideas, del derecho, la literatura,
la lengua y la divulgación de ciencia;
esto último lo hemos demostrado en
este texto (Imagen 5).
Imagen 5. Medalla académica del
IVIC, Marisol, 1972.

76. La ortografía no solo simplificaba las reglas sino que buscaba lograr la correspondencia
perfecta entre grafemas y fonemas. Tal como se escribe, se pronuncia. Alexis Márquez Rodríguez,
“Presente y futuro del idioma castellano”, Analitica.com, febrero, 2001. Accesible en http://www.
analitica.com/entretenimiento/presente-y-futuro-del-idioma-castellano/.
77. Además de Bello, el argentino Domingo Faustino Sarmiento hizo una propuesta similar
a la de Bello, en 1843, que los integrantes de la Facultad de Humanidades de la Universidad de
Chile juzgaron radical.
78. En la tarea de una gramática americana, Bello no estuvo solo; individuos como Rufino
José Cuervo, Miguel A. Caro, y hasta Domingo Faustino Sarmiento, también trabajaron en tal
sentido.
79. Senz Bueno argumenta que el tortuoso proceso por el cual el léxico americano fue
aceptado por la Real Academia habría formado parte de un proceso de construcción de la unidad
hispánica impulsada por España; véase a Silvia Senz Bueno, “Una, grande y (esencialmente)
uniforme. La RAE en la conformación y expansión de la ‘lengua común’”, en: Silvia Senz y
Montserrat Alberte (eds.): El dardo en la Academia, Barcelona, Melusina, 2011, vol. 2, pp. 9-302.
Un extracto del texto se puede leer en “De la hispanidad a la Hispanofonía. La internacionalización
del nacionalismo español”, Addenda et Corrigenda (http://addenda-et-corrigenda.blogspot.com/
2012/10/de-la-hispanidad-la-hispanofonia.html).
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262 Quipu, septiembre-diciembre de 2014

Bello se alista en la tarea como divulgador de la ciencia, porque considera


que la ciencia era útil a los americanos; de allí la amplitud de campos científicos
que cubre su actividad de propagandista de la ciencia.

En su ejercicio de divulgador no se limita a la traducción de obras del


francés e inglés, haciendo reseñas, lo cual posibilitaba que los americanos
tuvieran acceso a esa información. Él también se da cuenta que incluso obras
escritas en castellano por peninsulares sobre el territorio americano eran
escasamente conocidos por sus propios habitantes, razón por la cual ellas
también son objeto de reseña y las usa para confeccionar información relativa
a las diversas regiones latinoamericanas. Finalmente, él también es autor de
textos originales.

Bello, a través de su actividad divulgativa y luego como rector de la


Universidad de Chile desarrolló los argumentos para que la ciencia y la
investigación fueran una actividad que los americanos asumieran y participaran
en la empresa científica, combinando lo local con lo original. Así, al indagar
sobre nuestra naturaleza suministraríamos conocimiento para nosotros y el
mundo.

Pero para que lo anterior pudiera desarrollarse, era preciso que los americanos
se instruyeran bien, hicieran observaciones inteligentes, y no fueran meros
receptores de la información procedente de Europa e incluso aquella recogida
por europeos sobre la propia América. Por ello, la universidad americana, en
tanto institución educativa debía estimular la investigación, de esta manera
se empezaría a construir la cultura científica que debía ser diseminada a la
población. Pero la independencia también estaba en el dominio de la lengua
que España nos había dado, el castellano, pero a la manera americana; allí la
lucha fue más larga y sutil para que la autoridad establecida para dicho idioma,
reconociera el aporte de los hispanoamericanos, a una lengua europea que la
habían hecho suya.

La contribución de Bello como divulgador científico muestra la riqueza


del movimiento independentista latinoamericano, que no solo abarcó el ideario
político, la gesta heroica militar, sino la construcción intelectual y científica.

Agradecimientos

A Claudio Mendoza quien insistiera sobre la relación de Bello con Humboldt;


Lilibeth Pacheco, mi estudiante y asistente que colaboró en las estadísticas; al
Departamento de Fotografía del IVIC por las imágenes de Bolívar y Bello y la
conversión de las demás.

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