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Este ensayo muestra las actividades e influencia de los antropólogos y etnólogos alemanes
en Colombia, durante los años de 1870-1970, y su contribución con la formación del campo
de la antropología en nuestro país. ‘‘Colombia, una nación relativamente insular, en lo que
respecta a migraciones extranjeras, tuvo sin embargo una corriente migratoria alemana, sobre
todo a partir de 1781. ’’ (Pineda R. 2004. P.132). Por otro lado, describe y analiza los
principales legados de antropólogos y arqueólogos alemanes a la formación de la
Antropología en Colombia. En particular, se enfatiza la existencia de una tradición
antropológica que se inicia con Humboldt y se proyecta con la presencia de grandes etnólogos
y arqueólogos alemanes que estudiaron las regiones amazónicas y andinas de nuestro país.
Bajo la influencia de Adolf Bastian, director del Museo Real de Etnografía de Berlín, se
irradiaría en Alemania desde la segunda mitad del siglo XIX un nuevo campo de etnólogos
americanistas que utilizando métodos modernos de la etnología abrirían importantes
horizontes a la comprensión e interpretación de nuestra realidad socio cultural, entre ellos, la
cultura agustiniana y los reinos caníbales del Valle del Cauca.
Bogotá, la capital de Colombia, la antigua sede de la Real Audiencia del Nuevo Reino de
Granada, establecida en 1550 en las altiplanicies de las grandes montañas del interior de este
territorio, a más de mil kilómetros del mar Caribe, marcó en gran parte su destino cultural y
político.
A diferencia de Perú o de México, en el Nuevo Reino de Granada los españoles no
encontraron grandes imperios o lenguas generales como el náhualt o el quechua, sino que se
toparon con diferentes lenguas cada dos o tres leguas, hasta el punto que se estima la
existencia de cuatrocientas lenguas distintas a mediados del siglo XVI. Únicamente en el
interior en Santafé de Bogotá, los españoles descubrieron el uso de una lengua general
(muisca o chibcha) aunque poseía diferentes dialectos, hablados por un gran número de
personas.
Algunas sociedades ‘‘bestiales’’ impresionaron a los españoles a causa de las prácticas
extrañas para ellos que realizaban los indígenas del río Cauca, como por ejemplo, la forma
de vestir con artefactos dorados, grandes plumas y taparrabos, incluso la longitud exagerada
de las uñas de las manos, lo cual significaba un gran poder, lo que hacía que no manipularan
la tierra. Con el pasar de los años, estos individuos se convirtieron en el prototipo de hombre
caníbal o caribe, cuya presencia ya había sido descrita por Colón en sus primeros viajes.
En el siglo XVII, la ciudad de Cartagena, fue uno de los puertos de tráfico de esclavos más
importante de América hispana. Muchos de los esclavos negros también huyeron, de manera
que conformaron sus propios espacios (palenques) y desarrollaron nuevas lenguas y culturas.
(Pineda R. 2004. P.136).
Colombia hasta mediados del siglo XIX estuvo apartada del contexto internacional a lo que
intelectualmente se refiere, pues sólo hasta ésta época se generó un interés por caracterizar
la vida de las distintas regiones de Colombia y realizar una nueva cartografía de éste
territorio. ‘‘A partir de 1850, se organizó la Comisión Corográfica, a cargo del geógrafo
italiano Agustín Codazzi, cuyos miembros recorrieron, acompañados por ilustres
acuarelistas, diversas zonas de la ahora llamada República de Colombia. ’’ (Pineda R. 2004.
P.143).
En 1854, Ezequiel Uricochea publicó Memorias sobre las antigüedades neogranadinas,
donde expuso el pasado de la civilización muisca y los trabajos pioneros sobre la metalurgia
prehispánica. En 1859, Uricochea promovió junto con el naturalista alemán Carl Frederich
von Martius y Johann Baptist von Spix, la organización de la Sociedad Naturalistas de
Colombia.
Von Martius ‘‘recogió una relevante información etnográfica sobre pueblos indígenas, un
novedoso material lingüístico y también elaboró una memoria sobre los remedios entre los
indios del Amazonas. Su obra, lamentablemente, no ha sido aún traducida al castellano’’
(Pineda R. 2004. P.144).
Alphons Stubel y Wilhelm Reiss llegaron al puerto de Santa Marta, al norte de Colombia el
25 de enero del año 1886. Éstos jóvenes no sabían que no llegarían a su destino planeado:
Hawái, y que su pensado viaje corto, se convertiría en una estadía de casi once años, en los
cuales recolectaron variada información que los rebosaría durante su productiva vida.
‘‘De entrada, a Stubel le pareció que los habitantes de la caribeña Santa Marta eran ‘‘una
chusma de increíble pereza’’ conformada por indios, negros y blancos. ’’ (Pineda R. 2004.
P. 145).
A principios de 1869, Stubel visitó San Agustín, donde realizó varios dibujos de las
extraordinarias tallas en piedra. Después de visitar la ciudad de La Plata, Stubel llegó a la
región de Tierradentro, una zona habitada por los indios Paeces.
Por otro lado, Wilhelm Reiss fue al sur de Colombia, específicamente a la ciudad de Pasto,
cuya llegada coincidió con la erupción del volcán Galeras. En 1886, desembarca en Santa
Marta, con la finalidad de estudiar la Sierra Nevada de este lugar, y la serranía del Perijá.
En 1877, Adolf Bastian, primer etnólogo alemán y fundador del Museo Etnográfico de
Berlín, llegó a Colombia por Buenaventura y permaneció en este territorio durante casi siete
meses. A través de su peregrinaje, por diferentes ciudades como Cali, Bogotá y Medellín,
Bastian encontró diversos artefactos arqueológicos los cuales llevó para su museo en
Alemania.
El pionero de la arqueología venezolana, Adolf Ernst, dedicó un corto artículo para hablar
sobre la lengua de los ‘‘motilones’’ y ‘‘guajiros’’ y su relación con los muiscas del antiplano
cundiboyacense.
Entre 1903 y 1905, Teodoro Koch- Gunberg realiza un extraordinario trabajo de campo en
el alto río Negro. Su trabajo de campo ‘‘viviendo como indio entre los indios’’ describe a los
indios tucano y arawak de la zona, además de hacer hincapié en la recolección de las más de
mil fotografías y artefactos valiosos que fueron a parar en el Museo Etnográfico de Berlín.
(Pineda R. 2004. P.150).
Cuando Koch-Gunberg regresó a Alemania, ‘‘publicó Comienzos del arte en la selva (1905)
y dos años más tarde, un gran trabajo sobre el arte rupestre de la región del Vaupés…En su
famoso libro Dos años entre los indios, escrito a manera de diario de viaje, donde no sólo
narró sus resultados, sino que describió con detalle cómo llevó a cabo su trabajo de
aproximación, negociación y recolección de la información’’ (Pineda Roberto. 2004. P.151).
En el año de 1913, Konrad Theodor Preuss investigador adscrito al Museo de Berlín, llegó a
Colombia, con el propósito de investigar el lugar de San Agustín.
Preuss hizo una estadía de cuatro meses aproximadamente entre los indios uitoto de un
pequeño afluente del río Caquetá. Preuss publicó entre 1921 y 1923 su famoso libro Religión
y mitología de los uitotos, donde muestra su estudio sobre los uitotos de la Amazonia para
comprender la significación de la estatuaria agustiniana.
‘‘Desde finales de 1914 y hasta abril de 1915 visitó a los indios kaggaba de la Sierra Nevada
de Santa Marta…Fue según él mismo, su trabajo de campo más difícil, durante el cual incluso
llegó a enfermarse’’ (Pineda R. 2004. P.155).
Hermann Trimborn, George Eckert y Ángel de Tuya encabezaron en Alemania un grupo para
‘‘estudiar y revisar la condición histórica de los antiguos hombres bestiales del Valle del
Cauca. Trimborn se encargó de analizar su vida política y social, y Eckert, su vida religiosa.
Ángel se centró en sus formas y manifestaciones de arte. Los tres autores partían de una
lectura minuciosa de las crónicas coloniales, a las cuales hacían diversas y pertinentes
preguntas según su propio interés, y seguramente se apoyaban por lo menos en parte en una
nueva tradición etnológica alemana fundada en Ratztel y Frobenius, en la cual la de los
estratos culturales tenía un rol fundamental’’ (Pineda R. 2004. P.158).
BIBLIOGRAFÍA.
Pineda R. (2004). Estrenando el oficio de etnólogas y otros ensayos sobre la historia de la
antropología en Colombia: Los antropólogos alemanes y su contribución a la formación del
campo de la antropología en Colombia (1800-1970). Bogotá: Instituto Colombiano de
Antropología e Historia ICANH.