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EJERCICIO
Los productos de uso común que Warhol emuló podrían haberse encontrado en la
cocina de cualquier familia estadounidense de clase media; son productos desarrollados
en cadenas de producción que están empaquetados por máquinas y destinados al gran
público. Warhol produjo esta obra en una época de rápida expansión del consumo de
masas en Estados Unidos, y también en Europa gracias al Plan Marshall. El final de la
Segunda Guerra Mundial había supuesto la derrota del fascismo y el desarrollo del
capitalismo y el individualismo. La contrastada eficacia de la publicidad, el desarrollo de
la industria de los bienes de consumo y la expansión de nuevos medios de comunicación
como la televisión había posibilitado el desarrollo de la industria del consumo en
Occidente hasta niveles nunca vistos anteriormente.
Salvo por leves diferencias que son fruto del trabajo artesanal realizado por las personas
que colaboraron con Andy Warhol para la producción de la obra Brillo Box, las cajas son
idénticas entre sí y expresión simbólica de la era del consumo de masas.
De las cajas, más que la singularidad estética de cada una de ellas, llama la atención el
efecto que produce su amontonamiento. La disposición de la obra en el espacio es más
propia de un establecimiento comercial, sin ningún elemento añadido que realce las
cualidades materiales de la obra y dé a entender que nos encontramos ante una obra
artística, como podría haber sido el caso de un marco, en el caso de una pintura, o de
una peana que pretendiera ensalzar una escultura.
A través de esta obra, marcas comerciales al alcance de cualquier persona hacen acto
de presencia en una galería artística, “invadiendo” un territorio tradicionalmente
reservado a la alta cultura y sus representantes.
Otro elemento que destaca a primera vista es el diseño gráfico que se concibió para la
comercialización de cada una de las marcas, y muy especialmente el de la Brillo Box. En
comparación con el resto, en el diseño de la Brillo Box resuenan algunos recursos del
expresionismo abstracto, e incluso hay indicios del goteo que era propio de aquel
movimiento artístico que se inició en la década de 1940. No en vano, el diseñador de la
Brillo Box original, James Harvey, fue calificado por el New York Times en 1961 como “el
más dotado joven talento que calentará los motores de la action-painting por un
tiempo”.
Algunos rasgos de los aquí identificados en la obra Brillo Box son los que caracterizan de
forma más general el pop art, movimiento del que Andy Warhol fue uno de sus máximos
exponentes. El pop art se caracterizó por la incorporación de elementos de la cultura
popular, como la publicidad, los medios de comunicación y los productos de consumo.
Los artistas incluían en sus obras elementos reconocibles de la cultura popular, como
anuncios, celebridades u objetos cotidianos, combinándolos con elementos de las bellas
artes tradicionales, como la pintura y la escultura. A menudo usaban técnicas de
impresión comercial y materiales producidos en masa, como la serigrafía.
Warhol invitó a los coleccionistas a comprar las cajas expuestas en la galería por pilas, y
si bien al principio no tuvo una buena acogida, las cajas despertaron mucha controversia.
Muchos contemporáneos criticaron la obra por capitular a la cultura del consumo, pero
Danto se pregunta en qué se diferencian la Brillo Box de Warhol de las cajas de cartón
que podrían haberse encontrado en un supermercado de la época. Y por qué el valor
económico de las primeras es 2x103 veces superior al de las segundas. Danto considera
que no debemos preguntarnos por el valor intrínseco de la obra en sí, sino fijarnos en la
teoría del arte que hace posible que dicha obra sea considerada como tal. Es la teoría la
que hace entrar a la obra en el mundo del arte, y seguramente sin ella no la veríamos
como tal. Verla como tal implica dominar una buena parte de la teoría artística. Y esto
es también lo que permite formar parte del mundo del arte.
3 The Journal of Philosophy, Vol. 61, No. 19, American Philosophical Association Eastern Division Sixty-
First Annual Meeting. (1964), pp. 571-584.
La función de las teorías artísticas es precisamente -hoy y siempre- el de hacer el arte
posible. En sentido contrario, no podremos considerar artísticas aquellas obras estéticas
que tienen lugar en entornos donde no existe una teoría y un mundo del arte que las
respalde, como sería el caso por ejemplo de las pinturas rupestres (“a menos que
existieran esteticistas neolíticos”, ironiza Danto en su artículo).
Arthur Danto recordaba cincuenta años después de su artículo germinal que “la
importancia de la Brillo Box reside en el hecho que ella mismo puso de manifiesto que
la definición de arte iba a tener que ser bastante más abstracta de lo que nadie había
imaginado anteriormente” 4. Y bajo la nueva teoría de Danto no cabía duda que la Brillo
Box de Warhol era una obra de arte.
Como hemos visto, Danto llegó a afirmar que estábamos asistiendo al fin del arte
occidental, en el sentido que el arte no se adhiere ya la teoría de la imitación, con las
limitaciones que esta teoría comporta. Tampoco existen restricciones estilísticas o
filosóficas, ya que no hay una forma especial en que las obras de arte deban ser. Nos
encontramos entonces en el final de la narrativa del arte que había funcionado
anteriormente y por tanto, en este sentido, en el fin de la historia.
La teoría de arte de Danto nada tiene que ver ya con el ejercicio del gusto, el disfrute de
la experiencia estética, o el conocimiento que esta genera. Tampoco con la originalidad
o la demostración de las capacidades técnicas para imitar la realidad. Tiene más que ver
con el contexto de la obra, como ya se ha dicho, y con el cómo esta se interpreta (y por
quién). La teoría que propuso Danto va más allá por lo tanto de la teoría del arte como
imitación y de la concepción estética del arte. Ello no implica que el arte deje de tener
normas o límites; al contrario, sus reglas son las de la cultura, y en concreto, las que
emanan del mundo del arte.
Danto considera irónico que su “The Art World” llegara a ser considerado el origen de la
teoría institucional del arte5, y ello se debe quizás a que las cajas de Warhol no deben
su consideración de arte al solo hecho de que estuvieran emplazadas en una galería.
Necesitan también de la existencia de un espectador que tenga conocimiento sobre la
historia del arte reciente y del contexto en el que el arte se produce.
4 Pérez Jarreño, Francisca (ed.) (2018). Estética después del fin del arte. Ensayos sobre Arthur Danto.
Antonio Machado Libros, Madrid.
5 Ibidem.
Si Brillo Box fue el acicate para revisar la ontología del arte de la mano del filósofo Arthur
Danto, que liberó al arte de ataduras estéticas y de limitaciones conceptuales, bien
podemos concluir que la obra de Warhol inició una época nueva en la historia del arte y
estimuló la formulación de una nueva teoría del arte que sigue vigente hoy en día.