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❘❚❚ “Así se forman poco a poco en el espíritu del niño las ideas de relaciones
sociales, incluso antes que él pueda ser miembro activo de la sociedad”. (EMI-
LE, pág. 251) ❚❚❘
❘❚❚ “Que se instruya para las acciones de la vida antes de empezar a obrar”.
(Comenius en la Didáctica Magna, pág. 62) ❚❚❘
❘❚❚ “La escuela no es un modo de formación entre otros, ella fue concebida co-
mo la primera y, finalmente, como la última. Sus horarios ocupan todo el día de
los niños, sus programas ponderan el conocimiento indirecto en detrimento de
la experiencia, e incluido en la enseñanza profesional, su disciplina definió un
saber ser niño hecho de pasividad, obediencia, en una pedagogía de la intimi-
dación.” (MEYER, 1977: pág. 23) ❚❚❘
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Las polémicas acerca del lugar que exactamente se le brinda a los po-
bres en la Didáctica Magna es ciertamente discutible. El aspecto cuantitati-
vo del ideal pansófico supone en Comenius una operación muy compleja. Si-
guiendo a Lutero, plantea que en “todas las ciudades, plazas y aldeas se
carecen de escuelas” (pág. 83). Comenius es consciente que hasta la épo-
ca en que está escribiendo “se ha carecido de escuelas que respondan per-
fectamente a su fin”, pero, a la vez, tiene confianza en la realización de esa
gran operación de creación de escuelas. Las escuelas poseen fines y estos
son obligatoriamente los consagrados por el autor. La normativización de los
fines de la escolaridad es típica de la modernidad pedagógica.
La propuesta comeniana de dispersión de los establecimientos escola-
res es muy ambiciosa. Su sentido es el de absorber en ellos a todos los ni-
ños y jóvenes:
❘❚❚ “Así habrá una escuela materna en cada casa; una escuela pública en ca-
da población, plaza o aldea; un Gimnasio en cada ciudad y una Academia en
cada Reino o provincia mayor.” (Didáctica Magna: pág. 273, el subrayado es
del texto) ❚❚❘
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❘❚❚ “Emile es huérfano. No importa si tiene padre y madre. Cargo con sus debe-
res, sucedo a todos sus derechos. Él debe honrar a sus padres pero debe obe-
decer sólo a mí. Es mi primera y mi única condición.” (Pág. 57) ❚❚❘
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❘❚❚ “Gran parte de la buena organización de las escuelas será la acertada dis-
tribución del trabajo y el reposo, o sea de las labores y las vacaciones y re-
creos”. (Didáctica Magna: pág. 117; el subrayado en el original) ❚❚❘
❘❚❚ “Hay que hacer una escrupulosa distribución del tiempo para que cada año,
mes, día y hora tenga su particular ocupación.” (Didáctica Magna: pág. 134) ❚❚❘
❘❚❚ “...no había objetivos determinados ni metas fijas a las que hubiesen de lle-
gar los discípulos en cada año, mes o día y todo era indeciso.” (Didáctica Mag-
na: pág. 174; subrayado es del original) ❚❚❘
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❘❚❚ “En cada escuela se siga el mismo orden y procedimiento en todos los ejer-
cicios.” (Ibid.) ❚❚❘
Este afán uniformizador genera regularidades para cada escuela y estas re-
gularidades a su vez se engarzan meticulosamente entre sí para lograr que
todos los procesos escolares se den en un mismo tiempo.
En la Didáctica Magna, Comenius intenta delimitar al máximo el accionar
efectivo de la escuela. Para esto estipula horas adecuadas e inadecuadas
para cada actividad:
❘❚❚ “No dedicar a los estudios públicos más que cuatro horas, que se distribui-
rán: dos por la mañana y otras dos por la tarde.” (Didáctica Magna: pág. 291;
subrayado en el original) ❚❚❘
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❘❚❚ “Será muy conveniente que todas las escuelas públicas se abriesen y cerrasen
una sola vez al año (nuestra opinión aconseja que esto se efectúe en el otoño
mejor que en la primavera o en otra época), y de esta manera la labor de cada
clase se llevará a cabo por completo cada año y llegando todos los alumnos al fin
a un mismo tiempo (salvo aquellos cuya torpeza no lo permitiera) pasarán juntos
a la clase siguiente...” (Didáctica Magna: pág. 314; subrayado en el original.) ❚❚❘
Comenius explicita que sin la instancia estatal será imposible lograr la uni-
versalidad, ya que no será garantizada la educación de los más pobres.
“¿Cómo se conseguirá que los hijos de los pobres pudieran asistir a la es-
cuela?” (pág. 318) se pregunta.
❘❚❚ “No reparéis en gasto alguno: dadlo al señor y él lo devolverá con creces (...)
si pensamos que está sabiamente dicho lo de que no hay que perdonar gasto
alguno para educar rectamente a un adolescente...” (Didáctica Magna: pág.
324-325; el subrayado en la obra) ❚❚❘
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Nótese que hasta ahora han sido descriptos los dos requerimientos indis-
pensables efectuados en favor de la acción estatal que garantiza la univer-
salidad: primero, el respaldo financiero; segundo, el respaldo político de la
“autoridad y liberalidad” del máximo representante del estado. Es claro que
se está efectuando un llamado al poder unificador de un estado central. El
estado representará finalmente el interés general, por lo que no habrá nadie
“que intente mover la voluntad en contra; antes bien, todos anhelen ser
agentes de la divina bondad...” (Ibid)
Un dispositivo de alianza entre la escuela y la familia que garantiza el flu-
jo de la infancia de un ámbito al otro constituye el primer engranaje. Un sis-
tema de simultaneidad que homogeiniza la actividad propiamente escolar,
conforma el segundo engranaje. Un ente coordinador e integrador es el esta-
do, que dispone los elementos políticos y financieros indispensables para el
buen funcionamiento de la maquinaria. Un ideal pansófico en el horizonte
hacia donde dirigir los esfuerzos.
Comenius reconoce que “el enseñar todo a todos” no supone que:
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mismo, lo que a la vez supone estar más o menos cerca del fin (o del inicio)
de la serie. En palabras del autor:
❘❚❚ “...en las escuelas primarias ha de enseñarse todo de un modo general y ru-
dimentario y en las siguientes también se enseñará todo; pero de un modo
más particular y minuciosamente...” (Didáctica Magna: pág. 274) ❚❚❘
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❘❚❚ “...el trabajo está distribuido para cada año, cada mes, cada día y aún cada
hora...” (pág. 314) ❚❚❘
❘❚❚ “...si le muestras para qué vale cada cosa, le pondrás en su mano que se-
pa que lo sabe y pueda emplearla.” ❚❚❘
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❘❚❚ “Cierto es aquel proverbio tan repetido y popular entre los bohemios: Escue-
la sin disciplina es molino sin agua. De igual manera que si quitas el agua de
un molino, se parará al momento, si suprimes la disciplina en una escuela, for-
zosamente habrán de retardarse todas las cosas.” (Didáctica Magna: pág. 265;
el subrayado en el original) ❚❚❘
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❘❚❚ “Es necesario que constituya vuestro primer cuidado y primer efecto de vues-
tra vigilancia el ser atentos a vuestros alumnos para impedir que practiquen al-
guna acción, no solamente mala, incluso alguna inconveniente, haciendo que
se abstengan de la menor apariencia de pecado” (Meditations, 194, 2) ❚❚❘
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❘❚❚ “Ejerced vigilancia tal sobre su comportamiento que impedirás cometer me-
nor falta en vuestra presencia, y les dotarás los medios de evitar todas las oca-
siones cuando están lejos de vuestra vista.” (Meditations, 111, 3) ❚❚❘
La vigilancia del profesor tiene entonces un doble efecto. Por un lado contro-
la e impide; por otro, acata como soporte de las acciones de los educandos
incluso más allá de su presencia. Poder corrector, el cuerpo infantil debe ge-
nerar los efectos insinuados por la mirada de la autoridad. Mirada discreta a
veces, directa otras, siempre presente en producción de toda actividad esco-
lar que se pretenda satisfactoria.
La vigilancia se entromete en la enseñanza de la lectura: “Vigilar el
maestro con mucho cuidado de que todos lean bajo y el lector lea alto”(Con-
duite: pág. 23). Son los cuerpos los que ahora deben permanecer en el
exacto lugar que la institución les asigna.
Las palabras, los gestos, la vestimenta del docente, todo debe ser pen-
sado en función de constituir el punto de referencia del que mira, del que
controla, del que finalmente puede llegar a castigar. El maestro no debe “fa-
miliarizarse con los alumnos”(Ibid.), no puede hablar livianamente, no debe
permitir que los alumnos le hablen sin guardar el debido respeto (Ibid.). Exis-
te la búsqueda de una imagen de maestro capaz de advertirlo todo incluso
cuando no se encuentra presente. El maestro debe ser una persona seria
porque esa es la característica central de los adultos. Su presencia no pue-
de permitir detalles banales “que denoten infantilidad”(Ibid.) ni en su con-
ducta ni en sus apariencias.
Un campo de vigilancia es un espacio sometido a control. El silencio es
un factor determinante, ya que favorece la detección de la producción de ac-
ciones equivocadas produciendo un recorte minucioso alrededor de ellas. El
silencio es un instrumento de control en la medida en que es el maestro el
único capaz de romperlo en ciertas circunstancias.
❘❚❚ “El silencio es uno de los medios principales para establecer y conservar el
orden en las escuelas. Por eso, todos los maestros harán observarlo exacta-
mente en la respectiva aula, no tolerando se hable sin licencia.” (Conduite,
pág.:123) ❚❚❘
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Este afán de silencio llega a tal punto en su rigor y exactitud que La Sa-
lle propone el método de las señales para lograr la absoluta falta de soni-
dos en el salón de clases. La señal sustituye a la palabra y en manos del
docente abona el silencio presente. El maestro debe reunir todas las condi-
ciones que habrán de generar posteriormente un ámbito visible y silencioso:
❘❚❚ “Osada autoridad y firmeza; moderación exterior grave, sabio y modesto; vi-
gilancia, atención sobre sí, prudencia, aire simpático, celo, facilidad en hablar y
expresarse con nitidez y orden...” (Conduite: pág. 312) ❚❚❘
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❘❚❚ “el silencio, la vigilancia y la moderación del profesor establecen el buen or-
den del aula y no la dureza y los golpes” (Ibid.) ❚❚❘
Justo (1991: pg. 230-233) ha reunido las diez “condiciones para una buena
corrección”. Una rápida enumeración de las mismas da una muestra de có-
mo se disponen los elementos propios de la táctica de represión. Profesio-
nales del castigo: la corrección ejercida por el maestro debe ser pura y de-
sinteresada, cariñosa, justa, convenientemente adaptada a la transgresión,
moderada, tranquila, prudente, de aceptación voluntaria por parte del alum-
no, respetuosa hacia el profesor y silenciosa del lado del maestro.
Para Comenius, los castigos debían ser públicos a fin de que sirvan de
ejemplo a todos los alumnos. A partir de La Salle, se generará una intimidad
entre castigado y profesor; intimidad en la que el educando debe asumir su
culpa en forma “voluntaria y respetuosa” a cambio de la no utilización de la
violencia corporal y de la moderación en la aplicación del correctivo.
Las relaciones jurídicas elaboradas en la institución escolar constituyen
un sistema propio que está contenido como táctica de castigo en la línea de
la estrategia disciplinaria. Este es uno de los elementos que hacen de la es-
cuela una institución de secuestro: sus reglas provocan un impacto harto
significativo en el ordenamiento intramuros de los cuerpos, mas su fuerza
en parte se diluye en la confrontación con otras legalidades ajenas, pertene-
cientes a otras instituciones.
La disciplina escolar pasa a ocupar el lugar que en la pedagogía comenia-
na ocupaba el método. El cuerpo infantil ha sido expuesto a una operación
de pedagogización y la disciplina escolar es la expresión más visible de es-
te proceso. Es el alumno el que cargará con la responsabilidad de no actuar
correctamente, de no asumir sus deberes, de no guardar el respeto que en
tanto infante le merece el adulto que lo forma. La Salle apela a la profundi-
zación del dispositivo de alianza para demostrar que es el niño el culpable
de la indisciplina, nunca el maestro:
❘❚❚ “...es necesario decirles a los padres que no escuchen las quejas de los hi-
jos contra el profesor: si no hubiesen cometido alguna falta no habrán sido cas-
tigados y si no quieren que sean castigados, no deben enviarlos a la escuela”
(Conduite, pág. 247) ❚❚❘
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❘❚❚ “(En las fichas de los alumnos se debe hacer constar)... nombre y apellido
del alumno, tiempo de frecuencia escolar, lección y orden de la lección en que
se encuentra, el carácter de su espíritu, si es piadoso en la iglesia y durante
las oraciones, si no tiene algún vicio, como el de mentir, jurar, hurtar, el de im-
pureza, gula, etc. Si tiene buena voluntad o si es incorregible; cómo es preci-
so proceder con él, si las correcciones le son útiles o no, si es asiduo en fre-
cuentar la escuela o no, si las ausencias fueron numerosas o raras, si fueron
justificadas o no, con permiso o sin él; si fue exacto en llegar a horario y an-
tes que el profesor, si es aplicado en el aula, si lo es espontáneamente; si no
se deja llevar por conversaciones y juegos, si saca provecho de la enseñanza,
si es promovido regularmente, si permaneció, en cada lección, solamente por
el tiempo previsto o más; en este caso, si por culpa propia o por tener espíri-
tu lento; si sabe bien el catecismo y las oraciones o las ignora; si es obedien-
te en la escuela, si no tiene carácter difícil, obstinado o inclinado a resistir al
profesor; si no es mimado por los padres; si estos no aceptan lo que el maes-
tro corrige, si a veces se quejan...” (Conduite: pág. 139) ❚❚❘
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❘❚❚ “...al volver del aula, irán los Hermanos al oratorio donde harán breve exa-
men de las faltas que, tal vez, hayan cometido y de todo el comportamiento du-
rante del día.” (Règles Communes des Frères des Écoles Chretiènnes, citado por
JUSTO (1991) pág. 154-155) ❚❚❘
❘❚❚ “El Hermano Director no debe recibir ningún alumno que no sea presentado
por el padre o la madre o la persona con la cual reside, o pariente de edad ra-
zonable teniendo certeza de que viene de parte de los padres.” (Conduite:
pág. 241) ❚❚❘
❘❚❚ “... si ya frecuentó la escuela, por qué razón la dejó (...) si es de buenas cos-
tumbres (...) si sufre algún disturbio o enfermedad corporal (...)si no frecuenta
compañeros libertinos...” (Ibid.) ❚❚❘
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que nada de lo que acontece fuera de los muros escolares puede quedar
en secreto.
La conducta del niño estará ahora a disposición de categorías y concep-
tos inteligibles a partir de la pedagogía. La acción del niño ahora será juzga-
da y consecuentemente corregida en relación con los instrumentos teóricos
que la pedagogía ha construido para intervenir en ella. La pedagogía es un
saber socialmente generalizado ya que todos los que participan de la alian-
za conocen y controlan los criterios de normalidad. La elaboración de los cri-
terios forma parte inalienable del ejercicio de un poder teórico por parte del
experto quien posee el poder normativizador de generar valores de verdad y
falsedad; de beneficio y de perjuicio para cada una de las acciones infanti-
les. Estos criterios elaborados son de dominio enteramente público y la im-
plantación de estas entrevistas por parte del discurso pedagógico extenderá
el saber acerca de la infancia correcta a todos los participantes del proceso
escolar, incluso, a los mismos niños.
El lugar que ocupan las reglas de buena educación en el contexto de la
pedagogía de los siglos XVII y XVIII es importante, sobre todo a la luz del de-
venir posterior del discurso pedagógico. Las reglas de civilidad tienden a fi-
jar lo mismo en el ámbito específico que le corresponde en la institución es-
colar, todos los comportamientos de los alumnos son reglados pero no sólo
en su visibilidad: las actitudes, la buena voluntad, el buen tono y la docilidad
son valores que esta etapa de la pedagogía moderna hace resaltar sin ce-
sar. Si el dispositivo de alianza garantiza la normalización del pasado del
alumno, las reglas de civilidad imponen un campo de referencia concreto al
que tiene que atenerse el ojo que observa.
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