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CARACTERISTICAS

Cuando se lee o se escucha la palabra "aborto" de inmediato vienen a la mente


otras palabras, imágenes, hechos, juicios e ideas. Esas asociaciones parten del
marco cultural desde el cuál interpretamos la realidad en que se vive. El aborto
puede retomar diversos significados que, en función de quien los defina, son
por el propio contexto histórico: un delito, un derecho, un hecho. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) define el aborto como “la interrupción
de un embarazo tras la implantación del huevo fecundado en el endometrio
antes de que el feto haya alcanzado viabilidad, es decir, antes de que sea
capaz de sobrevivir y mantener una vida extrauterina independiente”. (OMS,
1994) En México, el Código Penal Federal en su Libro Segundo, Título
Decimonoveno – Delitos contra la Vida y la Integridad Corporal, Capítulo VI en
lo referente a Aborto con (Fe de erratas al artículo DOF 31-08-1931), en el
TEXTO VIGENTE con Última reforma publicada DOF 12-11-2021, menciona en
los siguientes artículos:

Artículo 329 que “Aborto es la muerte del producto de la concepción en


cualquier momento de la preñez”.

Artículo 330.- Al que hiciere abortar a una mujer, se le aplicarán de uno a tres
años de prisión, sea cual fuere el medio que empleare, siempre que lo haga
con consentimiento de ella. Cuando falte el consentimiento, la prisión será de
tres a seis años y si mediare violencia física o moral se impondrán al
delincuente de seis a ocho años de prisión.

Artículo 331.- Si el aborto lo causare un médico, cirujano, comadrón o partera,


además de las sanciones que le correspondan conforme al anterior artículo, se
le suspenderá de dos a cinco años en el ejercicio de su profesión.

Artículo 332.- Se impondrán de seis meses a un año de prisión, a la madre que


voluntariamente procure su aborto o consienta en que otro la haga abortar, si
concurren estas tres circunstancias:

I.- Que no tenga mala fama;

II.- Que haya logrado ocultar su embarazo, y

III.- Que éste sea fruto de una unión ilegítima. Faltando alguna de las
circunstancias mencionadas, se le aplicarán de uno a cinco años de prisión.

Artículo 333.- No es punible el aborto causado sólo por imprudencia de la mujer


embarazada, o cuando el embarazo sea resultado de una violación.

Artículo 334.- No se aplicará sanción: cuando de no provocarse el aborto, la


mujer embarazada corra peligro de muerte, a juicio del médico que la asista,
oyendo éste el dictamen de otro médico, siempre que esto fuere posible y no
sea peligrosa la demora. El hecho de que en una ley vigente sea relacionada a
la "mala fama" de una mujer con la severidad de la pena que merece, pone de
manifiesto cómo la vida de las mujeres y su toma de decisiones sigue estando
enmarcada por un sistema moralista y sobre todo patriarcal. Este tipo de
discursos son prueba y ejercicio de aquello que las feministas y mujeres vienen
diciendo hace décadas: las mujeres también somos seres humanos y
merecemos acceso a derechos y justicia.

El aborto ha sido sujeto de adjetivos a modo de taxonomía, existen los abortos


espontáneos y los abortos inducidos. Podemos definirlos de la siguiente
manera: Aborto espontáneo: Es la pérdida involuntaria del embarazo antes de
la semana 20de gestación; la mayoría de estos abortos ocurren debido a
problemas cromosómicos, factores de riesgo como la edad, antecedentes de
abortos espontáneos, afecciones de salud crónicas, anomalías uterinas, hábito
tabáquico o abuso de alcohol o drogas, peso y la realización de algunos
estudios prenatales invasivos.

Aborto inducido: Es la interrupción del embarazo de forma premeditada, su


terminación es provocada por el uso de fármacos o de instrumentos que
producen la expulsión del producto.

Esta clasificación sirve para penalizar y criminalizar la interrupción de un


embarazo. ¿Cuál es la importancia de saber si un aborto fue espontáneo o
inducido sino otra que la de juzgar? ¿Cómo diferenciar un aborto espontáneo
de uno inducido? Médicamente es imposible, sin embargo, esta ambivalente
forma de pensar acerca del aborto hace que existan abortos tolerados y
abortos penalizados, al no existir una forma de diferenciar hace que cualquier
mujer que aborta de forma voluntaria o espontánea pueda terminar siendo
privada de su libertad, esto ligado directamente a las normas y expectativas
morales que impone la sociedad sobre las acciones de las mujeres.

El aborto es una práctica tan antigua como la civilización misma. Encontrar el


inicio de esta práctica puede resultar complicado y confuso, además debió
tener un génesis diferente en las distintas regiones del mundo. A lo largo de la
historia, las mujeres han conocido y estudiado sus cuerpos, así como el
desarrollo de una serie de saberes acerca de sus procesos biológicos, de salud
y el cómo atenderlos. Un ejemplo de la práctica del aborto en la antigüedad es
el caso de la antigua Roma, del cual se tienen registros de la realización de
abortos inducidos gracias a los tratados, (literarios como médicos), y a los
textos jurídicos. En esa época, la interrupción del embarazo se practicaba de
dos formas: el método quirúrgico con algún médico, el cual solamente se
aceptaba si se hacían porque el útero de la mujer fuera lo suficientemente
joven como para provocar desgarramientos definitivos, o bien, por medio de
pociones. Las penalizaciones legales, a diferencia de nuestra época, no
estaban dirigidos hacia la mujer que decidía tener una interrupción de su
embarazo, sino que se penalizaba al médico, en el caso de un aborto
quirúrgico, si este fracasaba y llevaba a la mujer a la muerte. Las mujeres y el
aborto han existido desde siempre. Con el tiempo van cambiando las
metodologías para abortar y también las regulaciones jurídicas y sociales al
respecto. El aborto como cualquier otro hecho social, está sujeto a la
particularidad del contexto histórico y geográfico en el que sucede. No es lo
mismo abortar actualmente en la Ciudad de México que hace 20 años, incluso
no es lo mismo abortar hoy día en la Ciudad de México que en Guanajuato.

El hecho de que el acceso al aborto esté sujeto al contexto en que sucede,


determina la experiencia de la persona que aborta y genera desigualdades
entre quienes viven en geografías donde el aborto está garantizado por el
estado como un servicio de salud y en otras geografías donde aún se le
considera un delito. Además, no basta con que esté despenalizado si la
sociedad continúa aplicando condenas morales y discursos que atentan contra
la dignidad de las mujeres que abortan por que el aborto no es solo una
cuestión de salud pública, sino que también tiene dimensiones culturales,
emocionales y personales.

El objetivo que persigue el presente trabajo de investigación es: diagnosticar la


percepción de las personas acerca de los factores que hacen de la interrupción
legal del embarazo una medida insuficiente y limitada para abatir el fenómeno
del aborto como un asunto de salud pública, a la luz de la ausencia de políticas
públicas eficaces que permitan erradicar las causas más arraigadas.

RELACION QUE EXISTE

El aborto es un tema de salud pública por estar vinculado tanto a la salud y vida
de las mujeres, como a sus derechos sexuales y reproductivos. También
porque es una de las principales causas de muerte materna; actualmente,
después de la covid-19, se encuentran la hemorragia obstétrica, hipertensión,
edema y aborto, muertes que pudieron prevenirse.

En los años previos a que se legalizara la interrupción del embarazo en


la Ciudad de México, la letalidad por aborto presentaba una marcada tendencia
al alza, de 24.3 muertes por cada 100 mil abortos en el año 2000, a 49.8 en
2007, año en que superó el promedio nacional.

En 2007 se aprobó en la CDMX la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) hasta


la semana 12 de gestación por petición de la mujer; desde entonces se puede
observar una marcada tendencia a la baja, llegando a 12.3 muertes por cada
100 mil abortos en el año 2015. Dichas muertes fueron de mujeres con
embarazos de más de 12 semanas, fuera del Programa ILE.

Mientras tanto, en el resto del país, entre 2002 y 2019, se registraron 1,254
defunciones por aborto en mujeres de todas las edades, de las cuales 179 eran
adolescentes. Es decir, un promedio de 70 defunciones por año, de las que el
14% eran adolescentes.

En la gran mayoría de los casos se trató de muertes prevenibles que pudieron


ser evitadas si las mujeres hubieran podido acceder a servicios seguros, con
personal capacitado, información suficiente, insumos correctos y tecnología
adecuada.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al “aborto inseguro o


peligroso” cuando el procedimiento es practicado por una persona carente de la
capacitación necesaria, cuando se realiza en un entorno que no cumple con las
normas médicas mínimas, o cuando existen ambas circunstancias.

También incluye dos subcategorías de “aborto inseguro”:

 “Menos seguro”, cuando el procedimiento es practicado por un


profesional calificado pero que no utilizó un método recomendado, o
bien una persona no calificada que utilizó un método recomendado.
 “Nada seguro”, son aquellos realizados por personas no calificadas con
métodos peligrosos.
La OMS estima que, en el mundo, 13% de las muertes maternas son derivadas
de la práctica insegura del aborto, y calcula que se practican cerca de 19
millones de abortos inseguros o peligrosos, de los cuales 97% se realizan en
países en vías de desarrollo.

En cambio, los abortos seguros tienen niveles muy bajos de mortalidad


materna. El programa ILE de la CDMX se ha colocado por encima de
estándares internacionales, ya que registra una atención superior a 231,901
mujeres en casi 14 años, con cero muertes maternas en procedimientos que se
realizan antes de las 12 semanas de gestación (datos al 31 de diciembre
2020).

Por ello, sabemos que cuando el Estado garantiza los derechos sexuales y
reproductivos, las mujeres recuperan la opción de elegir y la posibilidad de
acceder a procedimientos de aborto seguro con personal de salud capacitado,
insumos necesarios, tecnologías e información adecuada y servicios de
calidad. En cambio, cuando no reconoce el aborto como derecho, las mujeres
se ven orilladas a recurrir a procedimientos de aborto en condiciones
insalubres, que ponen en riesgo su vida.

La realidad es que, el número de abortos no está relacionado con la


penalización. La probabilidad de que una mujer realice este procedimiento es
igual, ya que las restricciones legales no disminuye el número de abortos, no
evitan su práctica y, por otro lado, tampoco representan un incremento de la
natalidad.
No obstante, las leyes restrictivas sí conllevan a eliminar mayores riesgos en
abortos inseguros o peligrosos y, por ende, a un incremento en la morbilidad y
mortalidad de las mujeres, al no contar con proveedores calificados y
condiciones higiénicas adecuadas.

Los factores asociados a muertes maternas por aborto inseguro o


peligroso son:

 La condición socioeconómica de la mujer.


 La falta de acceso a servicios de salud y a una buena atención
obstétrica de emergencia.
 Las leyes restrictivas y barreras relacionadas con el estigma.
.

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