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27 de agosto de 2022 EVANGELISMO

Una medicina contra el desánimo


LMego me dijo: "Hijo de hombre, ve y entraa lacasa
de Israel y háblales con mis palabras"». Ezequiel 3: 4

Eue esperando la admisión al Seminario via y pasar aquella cita por alto. Después de
I Teológico Adventista cuando el pastor luchar conmigo mismo, salí a la calle, bajo la
de mi iglesia local me asignó la tarea de lluvia. Para mi sorpresa, fuera del horario
atender como anciano y misionero una co- usual del transporte para dicho lugar, mila-
munidad en la que había dos congregacio- grosamente, apareció uno.
nes. Esta fue mi primera experiencia en el Finalmente llegué a mi destino.. Con
ministerio, fue un tiempo en el cual Dios me qué ánimo esperaba la gente la Palabra de
enseñó lecciones que me están ayudando en Dios! Con qué solicitud aguardaban al pre-
el presenteylas quiero compartir. dicador! Con qué gozo alababan al glorioso
Una de ellas honra el tema de hoy, por Salvador que les era anunciado! Con qué
que compartir a Jesús en cumplimiento de la contianza
exponían sus pedidos de oración
Gran Comisión es la mejor medicina que Cuánta esperanza había en sus corazones!
podamos gustar contra una enfermedad Bien dice el profeta Isaias:
«jCuan hermosos
que estraga nuestras congregaciones: el sonsobre los montes los pies del que trae alegres
desánimo. nuevas, del que anuncia la paz!» (Isa. 52: 7).
Aquel día estaba lloviendo en la región Ciertamente el que llegó a aquel lugar
donde residia, y el campo donde servía para compartir a Jesús, fue muy diferente al
Como misionero estaba a unos veinte kiló- que salió, porque salió con el gozo del deber
metros. Ese día mi estado de ánimo no era el cumplido, salió con el gozo de ser colabora-
mejor, y basándome en eso estaba buscando dor con Dios en la expansión del evangelio
una justificación para no asistir a la reunión de paz, salió con la satistacción de escuchar
de aquel miércoles con unas cinco familias, y ver personas decidirse por Cristo y su

que con ánimo presto nos esperaban en un


iglesia.
más distante donde estábamos abrien- Por tanto, no nos detengamos bajo nin-
lugar
do campo. guna circunstancia, ni perdamos la oportu-
Buscando una justificación para no asis- nidad de ser usados por Dios para atraer a
ur, oré a Dios y le dije que llamaría al lugar otros hacia él y, al mismo
tiempo, ser bende-
y si no hacía buen tiempo
no iría. Llamé a la cidos nosotros.
anfitriona del hogar donde eran las reunio
nes y su respuesta fue «hace buen tiempo y
a orar a Dios
te estamos esperando». Volví Manuel David Rivera Rizo
queriendo justificar mi desánimo por la llu- licenciado en Teologia, Cuba.

14 Nuevo Horizonte julio-septiembre

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