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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

LA ORACIÓN
Yo buscaba la mano de Dios, rogándole: "Señor, haz esto o aquello por mí." Pero cada vez más, buscaba también el
rostro de Dios, sediento de su amistad y comunión, hambriento de que su carácter santo, amoroso, compasivo, se
fuera desarrollando dentro de mí. Me sentía como una criatura que no distingue su mano derecha de su mano
izquierda. Sabía que había muchísimo para aprender acerca de la oración y la comunión con mi Padre. El clamor de
mi corazón era: "Enséñame a orar, Padre. Enséñame a orar."

Orar es nuestra obligación. Orar es nuestro privilegio. Orar, como el aire, el agua y la comida, son necesarios para
nuestra supervivencia y crecimiento. Pero muchos consideran que la oración es una actividad optativa.

¿Qué es la oración para vos: ¿una rueda de auxilio o la rueda motriz, el timón que te conduce? Medita en esta
pregunta en la intimidad de tu corazón.

UNA PROGRESIÓN DIVINA


Antiguamente la gente escuchaba la voz de Dios, y eso era bueno. Pero también es esencial que escuchemos hoy su
voz.

"Si oyereis hoy su voz..." (Hebreos 3:7).

El Espíritu Santo está hablando hoy a la iglesia. Dios está convocando a su iglesia a orar, y sería mejor que
prestáramos atención, porque la clave de todo lo que va a acontecer de ahora en adelante es lo siguiente:

"No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu" (Zacarías 4:6).

Es importante que entendamos que el deseo de orar no es algo que podamos producir en nuestra propia carne; es
más bien un deseo que el Espíritu Santo hace nacer en nosotros. Si él ya ha implantado ese deseo en su corazón,
deténgase ahora mismo y agradezca a Dios por ello. Si no, pídale que lo haga. Y luego pida a Dios que le ayude a
transformar ese deseo divino en una disciplina diaria. A medida que la disciplina de oración se desarrolle dentro de
usted, esa misma disciplina "acelerará la marcha". La oración dejará de ser una obligación o una rutina. ¡Será un gran
deleite!

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Dios quiere ver su corazón transformado en una casa de oración.

¿Por qué? Porque él desea hacer muchas cosas en usted y por medio de usted. Por lo tanto, cuando empiece a orar,
dentro de usted irá ocurriendo un progreso dado por Dios. Permítame explicarle lo que quiero decir.

Era un día normal de negocios, como todos los días, hasta que Jesús entró en el templo de Jerusalén. A su tristeza se
le unió la ira santa. Después de fabricarse un látigo con unas cuerdas, Jesús se encaminó intencionalmente hacia los
cambistas y mercaderes de bueyes, ovejas, palomas, y desalojó del templo, tanto a ellos como a su mercadería
"mugiente y balante". Antes que los sorprendidos espectadores pudieran reaccionar, Jesús ya estaba de regreso, esta
vez para trastornar las mesas y sillas de los cambistas y vendedores de palomas. Todavía estaban rodando las
monedas, cuando Jesús dijo con una voz de trueno:

"Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones."

Sabiendo que sólo los culpables tenían motivos para temerle, los ciegos y los cojos atestaron el templo, y Jesús los
sanó allí en medio de las risas y los alegres aleluyas de los niños. Cuando los principales entre los sacerdotes y los
escribas demandaron airados que Jesús hiciera callar a los niños, él se opuso con calma:

"¿Nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?"
(Mateo 21:12-16.)

Tome un momento para observar la progresión que hay en estos versículos.

Primero, Jesús limpió el templo para que fuera una casa de pureza (v. 12).

Luego declaró: será llamada casa de oración (v. 13).

Luego el templo fue transformado en una casa de poder, donde los ciegos y los cojos recibieron sanidad de parte de
Jesús (v. 14).

Y finalmente, el templo llegó a ser casa de alabanza perfeccionada (v. 16).

¿No deberíamos ver este mismo desarrollo en la iglesia y en la vida individual en nuestros días? Para hacer eco de las
palabras del apóstol Pablo:

"¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" (1 Corintios
3:16).

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Usted y yo somos parte de la iglesia que es la morada de Dios, por medio de Su Espíritu (Efesios 2:20-22). Pero
lamentablemente, nuestros templos a menudo están contaminados por la ambición, la manipulación, los pecados
del egoísmo.

Su iglesia no será casa de poder y de oración perfeccionada mientras no permita que el Espíritu Santo purifique su
alma santurrona y la transforme en casa de oración.

Escuche la solemne advertencia que Dios hace a su iglesia:

"Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la
tentación en el desierto..." (Hebreos 3:7, 8).

Estos versículos indican que puesto que los hijos de Israel oyeron pero no obedecieron, se les impidió cumplir la
misión de tomar posesión de la tierra de Canaán.

Dios había prometido esa tierra a los hijos de Israel. Pero, cuando diez de los doce hombres enviados por Moisés a
espiar la tierra regresaron temerosos y desalentados porque la tierra parecía imposible de conquistar, toda una
generación murió en el desierto.

Aunque dos de los espías, Josué y Caleb, afirmaron confiadamente:

"Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos"
(Números 13:30),

Cuando llegó el momento de votar, los diez contaron más que los dos. Dios no actúa según nuestros itinerarios.
Estaba listo para guiar a su pueblo a cruzar el río Jordán, pero el pueblo estaba atrapado en sus mezquinas rutinas.

“¿Cómo puede ser que anden por ahí proclamando que podemos vencer, cuando todos sabemos que el enemigo es
superior a nosotros?"…decían.

Temían a los gigantes en vez de a Dios. Prestaban más atención a los problemas que a las promesas. Veían ciudades
amuralladas en lugar de ver la voluntad de Dios. Y por no captar lo que el Espíritu les decía, deambularon cuarenta
años por el desierto. Murieron allí, dejando sus huesos en el desierto.

La situación no es diferente hoy. Estamos aquí para adueñarnos de la tierra, amigo


mío, pero en lugar de eso estamos ocupados remodelando la casa, mirando fútbol,
tratando de pagar la hipoteca y preocupándonos por nuestros asuntos.
Dios está acelerando todo en estos últimos días, pero el 99% de nosotros nos
vamos retrasando y quedando atrás. Añoramos ver el poder de Dios, pero para que
el poder de Dios se pueda revelar, nosotros debemos desarrollar la disciplina de
oración.
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No sé si alguna vez habrán susurrado una oración como ésta, pero yo lo he hecho:

"Dios, quiero que quites todo lo que haya en mi vida que no se identifique con Jesús.
No quiero que haya en mí nada que no glorifique y engrandezca a Jesucristo como
Señor."

Para que esa oración se convierta en una realidad, las cosas que pueden ser
sacudidas deben ser sacudidas

"para que queden las inconmovibles" (Hebreos 12:27).

Y seguro que hay mucho para sacudir. Si hoy oye su voz llamándolo a la oración, no
endurezca su corazón. Pídale al Espíritu Santo que no le dé descanso hasta que su
vida de oración pase de ser un anhelo, a ser una disciplina diaria y un deleite
sagrado. Deje que Jesús desaloje y trastorne las cosas de su vida que están
impidiendo que su templo sea casa de oración.

Enfréntese con los hechos. Si usted no empieza a orar, no podrá gozar en el futuro
de una comunión más íntima de la que goza ahora mismo.

Siempre tenemos que pasar por la agonía de la elección antes de la promesa del
cambio.
¿Qué va a resultar: ¿la rutina de siempre?, o está usted listo para dar el siguiente
paso con Dios?
Jesús lo está esperando para orar:

"Señor, haz de mi templo una casa de pureza, de oración, de poder, y de alabanza


perfeccionada, para tu gloria."

Él está listo para empezar esa progresión en su templo ya mismo. ¿Está usted listo?

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SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR


La oración era una prioridad para Jesús.
Respecto del comienzo del ministerio de Cristo, el evangelio de Marcos nos dice:

"Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y
allí oraba" (Marcos 1:35).

Hacia la mitad de su ministerio, después de la alimentación milagrosa de los cinco


mil, Mateo 14:23 dice que Jesús fue solo a un lugar en el monte, a orar. Y hacia el
final de su ministerio terrenal, Lucas nos dice que Jesús salió, como era su
costumbre, a orar (Lucas 22:39-41).
Jesús hacía de la oración un hábito, y enseñó a otros a orar tanto por sus palabras
como por su ejemplo. En los evangelios descubrimos que la tarea más ardua de
Jesús fue la oración; y luego, rebosando unción y compasión, salía de esos sitios de
intercesión para recibir los frutos de las batallas ya ganadas en oración, grandes
milagros, revelaciones profundas, sanidades maravillosas y poderosas liberaciones.
Puesto que la oración era un hábito establecido en su vida, no resulta sorprendente
que, aún cuando enfrentaba las burlas y escarnios de quienes se le mofaban al pie
de la cruz, las primeras palabras que pronunció mientras pendía allí fueron una
oración (Lucas 23:34).

Jesús enfrentó la muerte de la misma forma que enfrentó la vida: sin temor.
Mientras agonizaba, encomendó su espíritu al Padre y dijo:

"Consumado es" (Juan 19:30)

pero no debemos pensar que la muerte de Cristo señaló el fin de su ministerio de


oración.
El autor de la carta a los Hebreos nos dice que el ministerio que Jesús cumple
actualmente en los cielos es la intercesión:
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"Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios,
viviendo siempre para interceder por ellos" (Hebreos 7:25).

El ministerio constante de Jesús en los cielos es la oración. Yo estoy en su lista de


oración, lo mismo que usted. Jesús nunca haría nada que careciera de valor, que
fuese árido o aburrido, y tampoco le pediría a usted que lo haga. Ahora mismo, él le
hace el más excelso de los llamamientos.
Jesús quiere que usted aprenda a pasar tiempo con él, a velar con él una hora en
oración.

Creo que sé cómo se siente al leer estas líneas. Yo le dije tantas veces que sí a
Jesús. Tenía el deseo, pero me faltaba la disciplina.
Necesitamos orar día a día, no una carrera frenética para "ponerme al día" en la
oración antes de un acontecimiento especial.

Como sabe, hay muchas personas que quieren obedecer, pero no oran. Y hay
algunas personas que oran, pero no tienen el valor de obedecer. Pero la oración y la
obediencia deben ir juntas si queremos recibir el poder y la unción del Espíritu de
Dios.
Estoy convencido de que los discípulos no eran muy distintos de usted y de mí.
Igual que nosotros, tuvieron que golpearse la cabeza contra más de un muro, antes
de venir hasta Jesús y pedirle: "Señor, enséñanos a orar."

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"Vosotros, pues, oraréis así" … Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu
nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El
pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdonanos nuestras deudas, como también
nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del
mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén (Mateo 6:9-
13).

ME SENTÍ PERPLEJO Y ASÍ LO EXPRESÉ. "SEÑOR, ESTO LO PUEDO DECIR EN VEINTIDÓS SEGUNDOS, Y CANTANDO LO PUEDO
HACER EN UN MINUTO Y MEDIO. ¿CÓMO PUEDE SER QUE ESTO ME AYUDE A VELAR CONTIGO DURANTE UNA HORA?" Y EL
ESPÍRITU DE DIOS ME RESPONDIÓ: "LEE L-E-N-T-A-M-E-N-T-E."
DESPUÉS DE QUE HICE LA PREGUNTA: "SEÑOR, ¿CÓMO PUEDO VELAR CONTIGO UNA HORA?", EL SEÑOR ME HIZO UNA
PROMESA. "CUANDO APRENDAS A VELAR CONMIGO UNA HORA", PROMETIÓ, "ALGO SOBRENATURAL OCURRIRÁ EN TU VIDA." Y
LUEGO ME MOSTRÓ QUE LO QUE LLAMAMOS "PADRENUESTRO", ES EN REALIDAD UN BOSQUEJO DE ORACIÓN.

A medida que usted se discipline y tome este bosquejo de oración para entrar a la
presencia de Dios, la oración comenzará a fluir en su vida, como fluía en la vida de
Jesús y de los primeros creyentes.
Pero debo advertirle: Esta no es una verdad de débil intensidad; es una poderosa
revelación de profundísima intensidad que puede iluminar su templo con la gloria de
Dios y transformar su casa de oración en una casa de poder y de alabanza
perfeccionada.

Bendiciones que nos ha traído la sangre de


Jesús

Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa
de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación (1 Pedro 1:18,19).

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Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y
nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que
recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros
corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! (Gálatas 4:4-6).

Contemplé esa sangre y exclamé: "¡Padre, Padre!", porque en mi espíritu entró un


cálido y maravilloso testimonio de que, cuando recibí el perdón de Cristo, fui
adoptado en la familia de Dios y aceptado como hijo y heredero. Dios era mi Padre
por mérito de la sangre de Jesús. Luego me pareció como si esa sangre viva sobre
el altar me hablara acerca de las promesas del pacto que había conquistado para
mí.

En primer lugar, testificaba que mis pecados estaban perdonados, y recordé:

"Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de
nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados" (Isaías 53:5).

Contemplé la sangre y lloré de dolor y gozo a la vez, porque supe que me había
lavado los pecados con su propia sangre (Apocalipsis 1:5), y que el pecado ya no
tenía dominio sobre mí (Romanos 6:14).

Luego la sangre declaró que gracias a la sangre del Cordero puedo entrar
valientemente en el lugar santísimo (Hebreos 10:19). Mi cuerpo es ahora el templo
del Espíritu Santo, que vive en mí, y que es el don que Dios me ha dado (1 Corintios
6:19).
Alabé a Dios porque la sangre de Jesús me ha abierto un camino nuevo y vivo para
experimentar la plenitud del Espíritu Santo.
Luego, la sangre me aseguró que por las heridas y sufrimientos de Cristo recibo
salud e integridad (Isaías 53:5; 1 Pedro 2:24; Mateo 8:16, 17), sanidad espiritual,
física, mental y emocional.
Luego la sangre me hizo ver que Cristo me ha librado de la ley del pecado y de la
muerte (Romanos 8:2). Jesús cargó sobre si la maldición que pesaba sobre mi
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fracaso e incapacidad (Gálatas 3:13), y ahora siempre me da victoria en Cristo (2


Corintios 2:14).
Por último, la sangre era testimonio de mi relación del pacto con Dios mi Padre, y
que eso me libera del temor a la muerte y al infierno. Jesucristo abolió la muerte y
trajo la vida y la inmortalidad a la luz, por medio del evangelio (2 Timoteo 1:10).

A medida que el Espíritu del Señor me revelaba lo que la sangre ha hecho por
nosotros, repentinamente advertí los nombres hebreos de Dios en el Antiguo
Testamento que se forman por combinación con el nombre Jehová.

APROPIÁNDONOS DE LOS NOMBRES DE


DIOS

"Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. "

¿Ha observado alguna vez que el Padrenuestro empieza y termina con una
alabanza?

"Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre..,"
(Lucas 11:2),

Por fe decimos "Padre", y por amor decimos "nuestro".


¡El Dios omnisciente, omnipotente Creador que habita la eternidad, nos invita a que
lo llamemos Padre!

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La palabra "santificar" no es una palabra corriente, pero significa "Hacer a uno


santo. Dedicar a Dios una cosa". Es la expresión de un intenso deseo de que el
nombre de Dios sea reconocido, puesto aparte y adorado.
No solemos detenernos a reflexionar que el nombre del Señor puede ser santificado
o profanado por nuestra conducta.

Cuando aprendemos a seguir el bosquejo de la oración de Cristo, y separamos el


nombre de Dios, y lo alabamos y adoramos, nuestra oración dejará de ser un deseo
frustrado o una disciplina rigurosa, y llegará a ser un santo placer.
La disciplina de la que estoy hablando lo llevará a la santa presencia de Dios, y lo
hará caminar según las prioridades de Su Reino.
Lo ayudará a orar para recibir lo que necesita y a llevarse bien con sus semejantes
en todo momento. Lo ayudará a enfrentar al diablo y a dejarlo sentado de un golpe.
Lo ayudará a ser la cabeza y no la cola, a estar arriba y no abajo.
¡Lo ayudará a andar de victoria en victoria todos los días de su vida!
Pero para santificar el nombre de nuestro Padre, debemos entender que la
naturaleza y la voluntad de Dios para sus hijos se nos revela en sus nombres. Los
nombres de nuestro Padre revelan lo que él ha prometido ser en nosotros y lo que
ha prometido hacer para nosotros y por medio de nosotros.

Cuando Dios deseaba hacer una revelación especial acerca de sí mismo, usaba el
nombre Jehová. En ese nombre se revelaba como el Dios verdadero y eterno, el
único, el que tiene existencia en si mismo, el que no cambia.
El significado y origen del nombre Jehová se expresan de manera muy especial en
la revelación que Dios da de si mismo a Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 3:13-
15). A lo largo de cuatro siglos de opresión en Egipto, los hijos de Israel habían
creído en la existencia de Dios, pero no habían experimentado su presencia.
Dios le proclamó a Moisés que él personalmente había descendido para liberar a su
pueblo de la esclavitud y guiarlo a la Tierra Prometida. Pero antes de que su siervo
Moisés pudiera conducir al pueblo de Dios, debía saber quién era y quién es Dios.
Cuando el Señor le proclamó por primera vez a Moisés "YO SOY EL QUE SOY", el
nombre que usó para sí mismo fue considerado demasiado sagrado por los

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traductores hebreos como para pronunciarlo en voz alta. De manera que usaron las
consonantes YHWH o JHVJ, que podemos leer como Yahwéh o jehová.
Yahwéh implica más que la mera existencia de Dios; implica su presencia personal
e íntima. El nombre de Dios Jehová revela su buena
voluntad de salvar a su pueblo y proceder en favor de ellos.
El nombre Jehová o YO SOY EL QUE SOY, puede traducirse "Yo estoy contigo, listo
para salvarte y para actuar, como siempre lo he estado."

Ahora bien, en el Antiguo Testamento, hay ocho nombres. Cada uno de estos
nombres es una revelación del carácter y la naturaleza de Dios.
En Exodo 6:3, 4, Dios vincula su nombre Jehová al pacto que estableció con
Abraham, Isaac y Jacob. Pero los ocho nombres compuestos de Dios en el Antiguo
Testamento también corresponden a la quíntuple promesa que Dios hace a su
pueblo en el Nuevo Pacto o Nuevo Testamento. Mientras que los nombres de Dios
revelan diferentes dimensiones de su carácter, también señalan su cumplimiento
pleno en la persona y obra de Jesucristo.

¿Cuáles son las cinco promesas o beneficios en el Nuevo Pacto con los cuales se
corresponden los ocho nombres compuestos de Dios? ¿O de qué cinco cosas
dieron testimonio la sangre en el altar?
Los beneficios que disfrutamos en el Nuevo Pacto tienen que ver con cinco esferas
vitales.

1. perdón: perdón del pecado y liberación del dominio de pecado;


2. plenitud: plenitud del Espíritu Santo;
3. promesa: promesa de salud y sanidad;
4. poner fin: a la maldición de la ley respecto de su fracaso e insuficiencia;
5. poder: sobre el temor a la muerte y el infierno.

El primer beneficio del que usted disfruta en el Nuevo Pacto a consecuencia de ser
un hijo de Dios por la sangre de Jesús, es el perdón de sus pecados.

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¿Cómo puede una persona pecadora ser limpiada de su maldad y quedar justificada
delante de Dios? En el Antiguo Testamento, la pena de muerte que correspondía al
pecado, recaía sobre una víctima inocente cuya justicia seria atribuida al pecador.
Pero no hay ningún ser humano inocente y justo, y la sangre de animales no puede
quitar el pecado. Por lo tanto, era necesario proveer un remedio divino. La provisión
de justicia se hizo en Jesucristo, el Hijo único de Dios, que murió en nuestro lugar (2
Corintios 5:21; 1 Pedro 3:18).
El nombre combinado de Dios, “jehová-tsidkenu”, significa Jehová nuestra justicia"
(véase Jeremías 23:5, 6). Este nombre revela la faceta del carácter de Dios que
opera la redención por medio de la cual la humanidad queda plenamente restaurada
en su relación con Dios.
Jesucristo, nuestro jehová-tsidkenu, ocupó nuestro lugar (Romanos 5:17-19). El
nombre "Jehová nuestra justicia" revela el método de nuestra aceptación por parte
de Dios ("El que no conoció pecado fue hecho pecado por nosotros..."), y la medida
que seria tomada para nuestra aceptación ("para que nosotros fuésemos hechos
justicia de Dios en él", 2 Corintios 5:21).

Por ello, cuando ore "Santificado sea tu nombre jehová tsidkenu", agradezca a Dios
que él ya ha tomado una decisión respecto de nuestros pecados. En su mente, él ya
nos dice: "Te perdono." Todo lo que usted tiene que hacer es acercarse y aceptar
ese perdón, porque la Biblia dice

"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9).

¿Se da cuenta? justificación significa Jesucristo.

"En él estamos completos" (Colosenses 2:10).

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Yo no sé cuál es tu situación, pero cuando recuerdo cómo Jesús cargó mi pecado y


murió por mí en la cruz, no tengo que hacer ningún esfuerzo para santificar su
nombre, jehová-tsidkenu, "el Señor mi Justicia".

Pero Jesús es más que nuestra justicia. No sólo ofrece perdón por nuestros
pecados; nos ofrece liberación del dominio del pecado, porque Jesús es nuestro
santificador. Ahora bien, ¿qué significa eso? El significado básico de la palabra
hebrea que traducimos santificar es "separado para el servicio de Dios".

En Levítico 20:8, se le llama jehová-m'kaddesh, "el Señor que santifica".


El Santo Espíritu de Dios vive en sus hijos y los capacita para vivir vidas santas y
para ser espiritual y moralmente puros. (Vea 1 Corintios 6:11; 1 Tesalonicenses
4:3,4; 1 Tesalonicenses 5:23).
Por lo tanto, mientras usted medite en el nombre de Dios, "Jehová que santifica",
ofrézcale alabanza porque la sangre de Jesús no sólo quita sus pecados, también
destruye el poder del pecado en usted.
Agradézcale porque la sangre de Cristo no pasa por alto el pecado; lo vence. (Vea
Romanos 6:17,18; Hebreos 13:12; 1 Corintios 6:9-11).
Santificado sea tu nombre, Jehová-m'kaddesh, "el Señor que santifica".

Puesto que Dios es nuestro Padre, el segundo beneficio que disfrutamos en el


Nuevo Pacto es la plenitud del Espíritu Santo. El nombre compuesto de Dios,
jehová-shalom significa "Jehová es paz" (ver Jueces 6:24). La palabra hebrea
shalom es traducida la mayoría de las veces, y con propiedad, como "paz", y
representa la salud y armonía con Dios, y satisfacción y plenitud en la vida.
La redención de Cristo es la base de nuestra paz con Dios. La humanidad no podía
reconciliarse antes con Dios, alguien debía pagar el precio del pecado, que era la
muerte. Jesucristo pagó ese precio, y la comunión entre Dios y el hombre que el
pecado había roto, fue restaurada por su sangre (ver Colosenses 1:20-22).

"Pero él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados. El castigo
de nuestra paz fue sobre él, y por sus llagas fuimos nosotros curados" (Isaías 53:5).

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Cuando Jesús murió y su sangre derribó la barrera del pecado que nos separaba de
Dios, ocurrió algo sobrenatural en el templo de Jerusalén. El velo que separaba el
lugar santo del lugar santísimo (el lugar donde moraba la presencia de Dios, y que
contenía el arca y el propiciatorio manchado por la sangre de los animales
sacrificados que el sumo sacerdote presentaba allí una vez por año), se rasgó de
arriba abajo, abriéndose el camino para entrar al lugar santísimo: la misma
presencia de Dios (vea Hebreos 10:19-22).

El este grueso cortinado no podía ser roto ni tirando desde ambas puntas con
caballos. Impedía acceder a la presencia de Dios a todos excepto al sumo
sacerdote; pero cuando repentinamente se rasgó de arriba abajo en el momento de
morir Jesús (Marcos 15:37, 38), fue porque había quedado abierto el camino hacia
Dios para todo el que se acercara por medio de Jesús.
Santificado sea tu nombre, jehová-shalom, "el Señor es paz".
Gracias por restaurar la paz con Dios a la humanidad, que se había interrumpido a
causa de la caída.

Otro de los nombres compuestos de Dios es jehová-sama y significa "Dios está


aquí" (ver Ezequiel 48:35). Sama es la palabra hebrea que significa "el omnipresente,
el Uno que todo lo llena".
Esta es la promesa de un Dios santo que habita en medio de su pueblo. Es la
promesa de su presencia. La presencia misma de Dios está en los creyentes, que
son el templo santo de Dios. Su presencia vive y crece por medio de su Espíritu (ver
Efesios 2:20-22). Ahora, gracias a Jesús, nosotros somos templos llenos de la
gloriosa presencia de Dios.

Y eso no es todo. Jesús ha prometido:

"No te desampararé, ni te dejaré" (Hebreos 13:5).

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El ha enviado su Espíritu Santo, el Consolador, el que fortalece, el que intercede, el


que tiene comunión, para estar con nosotros. Santificado sea tu nombre jehová-
sama, "el Señor está allí".

Recuerde: usted está santificando el nombre de Dios por lo que él es y por lo que ha
hecho por usted. Mientras medite acerca de los distintos nombres de Dios el Padre,
afiance su fe, transformando sus reflexiones en declaraciones de fe y alabanza.

“Padre, tú eres jehová-tsidkenu. Tú eres mi justicia. Me pongo de pie delante de ti,


justo y perdonado por la sangre de tu Amado Hijo. Tú eres jehová-m'kaddesh, el
Señor que santifica. Tú me transformas a la imagen de tu Hijo y destruyes el poder
del pecado sobre mí. Tú eres jehová-shalom, mi paz. Jesús hizo la paz mediante su
sangre en la cruz, y me reconcilió contigo. Ahora tu paz, que sobrepasa todo
entendimiento, guarda mi corazón y mi mente. Tú eres jehová-sama. Tú me has
llenado con tu presencia, y nunca me dejarás ni me abandonarás. Gracias por vivir en
mí, Señor."

Ese es un ejemplo de lo que significa santificar el nombre de Dios y hacer


declaraciones de fe basadas en lo que él es y lo que ha hecho por usted.

APROPIÁNDONOS DE LAS PROMESAS DE


DIOS
La oración no es algo mágico, ni es algo fácil. Pero da resultados. Cuando
reconocemos a Dios en todas las esferas de nuestra vida, El satisface los anhelos
de nuestro corazón.

"Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón" (Salmo


37:4).

Eso no significa que puedo tener un auto último modelo esta semana, uno más el
mes que viene y una casa nueva el año próximo. No estoy hablando de manías
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carnales. Estoy hablando de perder la vida por Jesús y dejar que él siembre en
nosotros sus deseos.

PROMESA DE SALUD Y SANIDAD


El nombre compuesto jehová-rophe significa "Jehová sana". La palabra rophe
significa "restaurar, curar o sanar, no sólo en el sentido físico sino también en el
sentido espiritual y moral".
¿Necesita usted sanidad, o la necesita alguien que usted conoce? Entonces
empiece a agradecer al Señor que usted es sanado por sus heridas (Vea Isaías 53:5;
Mateo 8:16, 17). La salud es un hecho en la mente de Dios (1 Pedro 2:24). Haga una
declaración de fe. Concéntrese en la sangre de Jesús, no en sí mismo o en cómo se
siente. Concéntrese en lo que él es y lo que él ha conquistado para usted. Cuando
usted lo alabe, él será para usted lo que usted necesita: será Jehová-rophe, "el
Señor que sana".
Póngase en una actitud de fe delante de Dios. Recuerde, la mayor expresión de fe es
decir "gracias".
Santifique su nombre Jehová-rophe, y agradézcale por la salud y la sanidad que son
suyas en Cristo Jesús.

PONER FIN A LA MALDICIÓN DE LA LEY SOBRE NUESTRO FRACASO E


INCAPACIDAD
El cuarto beneficio del que usted disfruta en virtud del pacto con Dios el Padre, es
libertad de la maldición de la ley.

Romanos 3:23: "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios."

Nuestros pecados nos condenan al fracaso. Todo hombre y mujer está destituido
constantemente, en todas las esferas de la vida: moralmente, emocionalmente,
financieramente, socialmente, espiritualmente y físicamente. Ningún mortal ha
satisfecho jamás todos los requisitos de la ley.

En Gálatas 3:10 leemos: "Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas
escritas en el libro de la ley, para hacerlas."

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Sin embargo,

Romanos 8:2 declara: "Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús, me ha librado de
la ley del pecado y de la muerte."

Y en Gálatas 3:13, Pablo dice:

"Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está
escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)."

¿Cuál es la maldición de la ley de la cual nos ha redimido Cristo? Para responder a


esa pregunta, debemos volver al libro del Génesis y a su relato sobre la caída del
hombre. La decisión de Adán y Eva de desobedecer a Dios, que motivó la caída de
nuestros primeros padres, tuvo consecuencias de largo alcance. Por su acto de
desobediencia, el pecado y todas sus temibles consecuencias entraron en el
mundo. La imagen de Dios en el hombre quedó distorsionada y manchada, los seres
humanos quedaron separados de su Creador, y toda la humanidad quedó bajo
sentencia de muerte.

Por medio de Moisés, Dios le dio su ley a la humanidad, por la cual establecía las
únicas pautas de justicia aceptables para Dios.
La ley mosaica, que es un pacto por obras, sentaba el modelo para la conducta
humana; sin embargo, al carecer de poder para cumplir ese modelo perfecto, la
humanidad nunca ha podido satisfacer los requisitos divinos. La maldición de esa
ley incumplida condenaba a la humanidad a vivir una vida de fracaso y
desesperanza.
Pero cuando la humanidad cayó en pecado, también caímos en los brazos
misericordiosos y redentores de Dios. Jesucristo, el hijo unigénito de Dios, y el único
ser humano perfecto, se ofreció voluntariamente para morir en la cruz, cargando la
pena de muerte que pesaba sobre nosotros, cumpliendo todos los requisitos de la
ley, y dándonos un pacto nuevo y mejor. Los creyentes del Nuevo Pacto están libres
de la condenación de la ley, porque se les ha adjudicado la justicia de Cristo.
Además, como resultado de la expiación de Cristo, los mandamientos de la ley
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dejan de ser exigencias imposibles para transformarse en obligaciones deleitables y


privilegios que pueden ser cumplidos voluntaria y eficazmente por un pueblo
redimido que posee el poder del Espíritu Santo.
Por medio de Jesús, las riquezas de Dios pertenecen al pueblo del pacto, riquezas
que suplen cualquier necesidad que podamos llegar a tener sobre la tierra. De
acuerdo a Gálatas 3:14, Cristo nos redimió de la maldición de la ley a fin de que las
bendiciones de Abraham pudieran alcanzarnos.
¿Cuál era la bendición de Abraham? Génesis 24:1 nos dice que el Señor bendijo a
Abraham en todo.
Pablo reflexiona:

"El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que 10 entregó por todos nosotros, ¿cómo no
nos dará también con él todas las cosas?" (Romanos 8:32).

En Deuteronomio 28 se detallan las bendiciones que Dios había dispuesto que


alcanzaran a todos los creyentes obedientes, bendiciones que son nuestras por
medio de Jesucristo. Permítame mencionarle algunas.

Las bendiciones de Dios alcanzarán a usted, a su familia, y a sus bienes materiales


(v. 4).
Dios hará que sus enemigos sean derrotados (v. 7).
El Señor bendecirá sus depósitos (su tesoro) y todos sus proyectos (v. 8).
Le concederá su crédito de manera que usted pueda prestar y no pedir prestado (v.
12).
Usted tendrá éxito, porque Dios hará que usted sea cabeza y no cola.
Usted estará por arriba y no por debajo (v. 13).

Así es que Jesús, como hemos visto, tomó la maldición de nuestro fracaso e
insuficiencia, y llegó a ser nuestra fuente de éxito y bendición, nuestro Jehová-jireh.
El nombre Jehová-jireh significa "el Señor que ve" o "Dios proveerá" (ver Génesis 22,
especialmente el v.14).
Dios nuestro Padre ve nuestras necesidades de antemano y provee para su
satisfacción. Su nombre Jehová-jireh es la revelación de la disposición de Dios y de

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su capacidad para satisfacer nuestras necesidades y limpiar nuestros pecados.


Puesto que Jesús ha quitado la maldición, estamos libres del fracaso moral,
financiero, emocional, social o espiritual, porque Dios ha ordenado que tengamos
éxito. Todo podemos hacerlo en Cristo (vea Filipenses 4:13).
Por lo tanto, cuando santifique su nombre Jehová-jireh, agradezca a Dios porque
está libre de esa maldición. Declare en alabanza que Jesús, que fue hecho
maldición por usted, lo ha liberado y ya no tiene que vivir bajo la maldición de la ley.
¡Dígalo! ¡Créalo!

PODER SOBRE EL TEMOR A LA MUERTE Y AL INFIERNO


El quinto beneficio que usted disfruta en la nueva relación del pacto con Dios el
Padre es el poder sobre el temor a la muerte y al infierno.
El nombre compuesto de Dios, Jehová-nisi, significa "Jehová mi estandarte" (ver
Exodo 17:15). La palabra estandarte también puede traducirse como "mástil,
emblema o pendón." Entre los judíos esta palabra también denota "milagro". Como
insignia o estandarte, era una señal convocatoria, para estimular la esperanza y el
esfuerzo, una señal levantada en un sitio elevado para una ocasión especial. El
estandarte representaba la causa de Dios, su batalla, y era señal de liberación y
salvación.
Isaías predijo que saldría una vara del tronco de Isaí, que sería un pendón (bandera
o estandarte) para el pueblo (Isaías 11:10). Ese retoño de lsaí es Jesucristo
(Romanos 1:3). Jesús ha marchado delante de nosotros y ha conquistado el mundo
y ha dominado el poder que éste tiene para dañarnos (Juan 16:33). Dios ha exaltado
a Cristo muy por encima de cualquier otro gobernante, autoridad o poder, ha puesto
todas las cosas debajo de sus pies y lo ha puesto por cabeza de la iglesia (Efesios
1:19-22). Jesús nos da la victoria y nos hace vencedores (1 Corintios 15:57).
Jesucristo, nuestro estandarte, cuando fue resucitado de los muertos, abolió la
muerte y trajo la vida y la inmortalidad a la luz, por medio del evangelio (ver 2
Timoteo 1:10). Ya no tenemos por qué temer a la muerte, porque la muerte y
resurrección de Jesucristo han dejado sin poder a aquel que tenía el dominio de la
muerte, Satanás (Hebreos 2:14, 15). El estandarte que Cristo pone sobre nosotros
es el amor, y el amor nunca deja de ser.

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Otro nombre compuesto de Dios, Jehová-rohi, significa "Jehová mi pastor" (ver


Salmo 23). El significado primario de rohi es "alimentar o conducir a pasturas, como
el pastor hace con su rebaño". También puede traducirse como "compañero" o
"amigo".
Jesús es el pastor de su pueblo Juan 10:11; Hebreos 13:20), y él alimenta, conduce,
protege y cuida a sus ovejas. Puesto que él es nuestro pastor, no tememos a la
muerte (ver Salmo 23:1, 4, 6; 1Corintios 15:55-57).

Cuando medite en la cruz, alabe al Señor por estar libre de la muerte y del infierno
porque su pecado fue quitado en el Calvario.
Alabe a Dios porque usted nunca va a perecer sino que tiene vida eterna.
Concéntrese en Jesús que fue crucificado, y declare:

"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que
ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí" (Gálatas 2:20).

Jesús es nuestra justicia, nuestro santificador, nuestra paz, nuestro sanador,


nuestro proveedor, nuestro estandarte y nuestro pastor, y es el omnipresente que
llena nuestro ser.

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Ayúdanos, Señor,
a no tomar tu nombre en vano.

El carácter y la naturaleza plena de Dios el Padre se encuentran en el nombre de


Jesús. Los nombres de Jehová se aplican a Jesús, que dijo:

"Yo he venido en nombre de mi Padre" (Juan 5:43).

Colosenses 2:9 dice: "Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad."

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Debemos sometemos al señorío de Jesús y al dominio de ese nombre en todas las


esferas de nuestra vida, porque Pablo dijo:

"Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo" (2 Timoteo 2:19).

"No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al
que tomare su nombre en vano" (Exodo 20:7).

UN BOSQUEJO DE ORACIÓN
I. Padre nuestro que estás en los cielos
A. Elabore una imagen mental de la sangre derramada por Jesús en la cruz.
B. Agradezca a Dios que puede llamarle "Padre" gradas a esa sangre.
II. Santificado sea tu nombre
A. Beneficio 1: Pecado - perdón del pecado y liberación del dominio del
pecado
1. Santifique su nombre.
a. jehová-tisdkenu: Jehová nuestra justicia.
b. jehová-m'kaddesh: Jehová que santifica.
2. Haga sus declaraciones de fe.
B. Beneficio 2: Espíritu - plenitud del Espíritu Santo
1. Santifique su nombre.
a. jehová-salom: Jehová es paz.
b. jehová-sama: Jehová está allí.
2. Haga sus declaraciones de fe.
C. Beneficio 3: Salud - promesa de salud y sanidad
1. Santifique su nombre.
a. jehová-rophe: Jehová sana.
2. Haga sus declaraciones de fe.
D. Beneficio 4: Exito - poner fin a la maldición de la ley
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1. Santifique su nombre.
a. jehová.-jireh: Jehová proveerá.
2. Haga sus declaraciones de fe.
E. Beneficio 5: Seguridad - poder sobre el temor a la muerte y al infierno
1. Santifique su nombre.
a. jehová-rohi: Jehová mi pastor.
b. jehová-nisi: Jehová mi estandarte.
2. Haga sus declaraciones de fe.
III. ¿Estoy tomando el nombre del Señor en vano?
A. Pídale al Espíritu Santo que le revele esferas en las que usted podría estar
tomando el nombre del Señor en vano.
B. Sométase al señorío de Cristo.
IV. Ore en el Espíritu, adorando y entonando alabanza en su corazón hacia el Señor.

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EL REINO DE DIOS EN USTED Y SU FAMILIA

"Venga tu reino. Hágase tu voluntad. "

Dios no necesita respondernos, pero por su amor, lo hace:


"Soy tu Padre, el Dios Creador, y amé tanto al mundo que di a mi único Hijo para que
todo aquel que cree en él no se pierda sino que tenga vida eterna. La sangre que él
derramó les dio a ustedes justificación y santificación, paz y entrada a mi presencia.
Por los azotes en su espalda, ustedes fueron sanados y recibieron plenitud. Él los ha
redimido de la maldición del fracaso. Él se anticipa a sus necesidades y provee para
satisfacerlas. Él es su estandarte que se adelanta en la batalla y les abre el camino.
Ustedes no deben temer a la muerte ni al infierno porque él es el buen Pastor que dio
su vida por sus ovejas, abolió la muerte y trajo la vida y la inmortalidad a la luz. Y
entonces Dios pregunta una vez más: ¿Puedo reinar sobre ustedes?"

Dios reina sobre nosotros cuando le obedecemos, aceptamos su gobierno y


autoridad en nuestra vida y participamos activamente en el movimiento del reino de
Jesús para derrotar el mal, redimir a los pecadores y traer a la humanidad las
bendiciones del reino de Dios. Esto es, esencialmente, lo que sinceramente
deseamos cuando declaramos: "Venga tu reino. Hágase tu voluntad." Nos estamos
sometiendo a Dios e invocándolo para realizar su voluntad en la tierra.
Observe los verbos en estas dos afirmaciones: Venga tu reino. Hágase tu voluntad
así en la tierra como en el cielo.
Dios tiene un propósito para cada día de su vida; por lo tanto, afírmese en oración.
En lugar de musitar constantemente débiles súplicas, tales como: "¡Oh, Jesús,
ayúdame!", empiece declarar con valor las promesas de Dios, afírmese en la victoria
que Jesús ha conseguido para usted. Declare que la voluntad de DIOS se
CUMPLIRA, que vendrá su reino.
¿Y qué es el reino de DIOS?
Pablo nos dice.
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo
(Romanos 14:17)

Si Dios no está a la cabeza de sus prioridades, todo lo demás queda fuera de línea.
Su salud, emociones, metas y relaciones quedan mal centradas.

En la medida en que usted le dé prioridad a la oración, y busque la sabiduría de Dios,


el Señor empezará a corregir y realinear su vida.

Al orar, usted debe declarar que venga el reino de Dios y se haga su voluntad en
estas cuatro esferas especiales:
1. usted mismo;
2. su familia;
3. su iglesia;
4. su nación.

¿Cómo se ora respecto a estas cuatro importantes esferas?


Cuando ore cada día, declare que venga el reino de Dios y que se haga su voluntad
en cada una de esas cuatro esferas centrales.

USTED MISMO

Comience con usted mismo.

Santiago 5:16 dice: "Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para
que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho."

A menos que usted esté en buenos términos con Dios, su oración no será eficaz.
Ore cada día pidiendo que el reino de Dios (su justicia, gozo y paz), se establezcan
en usted, y pida que su voluntad para usted ese día sea implantada en su espíritu.
Usted necesita de la sabiduría y revelación divinas para poder administrar
correctamente su casa, su trabajo, sus recursos, etc.

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

Cuando ora: "Venga tu reino; hágase tu voluntad", invite a Jesús a asumir el lugar
que le corresponde en el trono de su corazón, y a gobernar su espíritu, alma y
cuerpo. Y luego ore sobre cada asunto especifico en que se verá involucrado ese
día. Pídale al Espíritu Santo que lo invista de habilidad, eficacia y poder.
Quédese en la presencia de Dios hasta que esté fijado el curso de ese día, y el
Espíritu de Dios esté activo en usted. Esto es de vital importancia, porque si Jesús
no es Señor en usted, no será Señor en la segunda prioridad, que es su familia.

SU FAMILIA

Si usted es casado, ore por su cónyuge. Ore pidiendo que la justicia, la paz y el gozo
gobiernen la vida de su pareja. Haga la declaración de fe: "Venga tu reino. Hágase tu
voluntad", y ore por las necesidades de su cónyuge hasta que el Espíritu le dé
libertad para avanzar en la oración. Esto es esencial, porque si usted pierde su
propia casa, su labor en la casa de Dios se verá seriamente dificultada.

UN JOVEN EVANGELISTA CUYA ESPOSA ESTABA A PUNTO DE DEJARLO, PARECÍA ESTAR MÁS PREOCUPADO POR SU
REPUTACIÓN Y POR SUS COSAS QUE POR SER SOLÍCITO CON SU ESPOSA Y BUSCAR LA RESTAURACIÓN DE SU MATRIMONIO.
MIENTRAS SE ARRODILLABA A ORAR POR EL GRAN SERVICIO QUE QUERÍA LLEVAR ADELANTE PARA DIOS, EL SEÑOR PUSO
ANTE ESTE JOVEN SIERVO UNA PREGUNTA PUNZANTE: "¿QUÉ TE HACE PENSAR QUE QUIERO CONFIARTE MI ESPOSA SI NO
ERES CAPAZ DE CUIDAR NI SIQUIERA LA TUYA?"

Nuestras familias deben tener precedencia en nuestra vida.


¿Cómo debe orar por su familia? Si tiene hijos, declare: "Venga tu reino. Hágase tu
voluntad", en cada una de sus vidas. Haga peticiones específicas. Preste atención a
lo que el Espíritu de Dios le dice respecto de sus hijos.
También ore por las personas con la que eventualmente se case cada uno, y pida
que no se alejen de la perfecta voluntad de Dios para sus vidas.
Mientras sus hijos aún son pequeños, pídanle a Dios que le revele sus planes para el
futuro, de manera que usted pueda educarlos en ese camino. Atesore en su corazón
las cosas que el Señor le dice respecto de cada uno de sus hijos, y clame a Dios por
sabiduría diaria para orientar y formar a sus hijos.
Pida al Señor que ponga en su corazón a otros miembros de su familia. Permita que
se amplíe el círculo de su preocupación y compasión.

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

Es probable que en algunas ocasiones se quede pendiente en la oración, sin poder


dejar de orar por la misma persona. Cuando eso ocurra, sea sensible al Espíritu
Santo, porque él sabe que esa persona necesita oración ese día. Evite pronunciar
una rápida oración como pura fórmula, más bien ore hasta que el Espíritu Santo le
imparta tranquilidad.

Si se le ha agotado el tiempo para orar, y no ha podido abarcar todos los temas,


interrumpa y luego retome en el punto que dejó, en cualquier oportunidad que tenga
durante el día, mientras conduce el auto, mientras hace las tareas del hogar, antes
de dormir. Deje que su vida se vuelva una vida de oración.

Aprenda a "orar pagando el precio" por aquello que necesita y cada día. Cuando
Dios pregunte: "¿Puedo reinar en tu vida?", declare: "¡Sí! ¡Sí! ¡Venga tu reino, Señor!
Que se haga tu voluntad. Te invoco para que tu perfecta voluntad se cumpla en mí,
en mi cónyuge, en mis hijos, en mis seres queridos. Pongo tu voluntad por encima
de mis propios deseos."

SU IGLESIA
Su tercera prioridad en oración es su iglesia. Ore por su pastor, por los líderes de la
iglesia, por la fidelidad de sus miembros, por la cosecha.
Cuando ore por su pastor, pídale a Dios que lo unja, que le hable y lo oriente. Pídale
a Dios que le dé corazón de padre hacia sus hijos espirituales, que le dé sabiduría y
revelación cuando esté en oración estudiando la Palabra, que le haga ser un cauce
puro por el cual fluyan los dones y el poder del Espíritu Santo.
Nombre a sus líderes en oración. Mientras ore por ellos, uno por uno, el Espíritu
Santo le mostrará a menudo necesidades específicas. Ore por las personas de su
Grupo Fe. Ore pidiendo a Dios que los que sirven en la iglesia sean cuerpos sanos.
Pídale al Señor que les muestre cómo nutrirse por la comunión y fortalecerse por el
evangelismo.
Ore pidiendo que las personas de la iglesia sean fieles a sus familias, a la visión que
Dios ha dado a su iglesia, a Jesús. Implore al Espíritu Santo que los arraigue en la
casa del Señor, para que produzcan frutos ganando almas e intercediendo por

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

otros. Ore para que sean fieles en la entrega de sus diezmos y ofrendas, y que
sirvan a Dios como él merece ser servido.

"No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te
recogeré. Diré al norte: Da acá; y al sur: No te detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas
de los confines de la tierra, todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he
creado, los formé y los hice" (Isaías 43:5-7).

Por lo tanto, cuando oras por tu iglesia, hablando a los poderes y principados del
aire que operan en los hijos de desobediencia (ver Efesios 2:2). Ora así:
Norte, ordeno en el nombre de Jesús que liberes a cada persona que debe llegar a ser
parte de este cuerpo.
Hablo al sur, al este y al oeste, y en el Espíritu los miro directo a los ojos. Les ordeno
que liberen a cada uno (no a algunos) que Dios haya dispuesto que sea salvo,
plantado, fortalecido y afirmado en mi iglesia. Me demoro allí en oración hasta que
siento que mi espíritu se libera y sé que los poderes malignos han escuchado y
liberado lo que me pertenece. Por el Espíritu, enfrento esas esferas geográficas y las
desafío hasta que sueltan las riendas de control. Y luego en el nombre de Jesús, le
pido a Dios que envíe ángeles para ministrar a los herederos de la salvación (ver
Hebreos 1:13, 14).

Esto les puede parecer raro a algunas personas.


Recuerde qué poco convencionales les parecían a los fariseos los métodos que
usaba Jesús, en tanto ellos se consideraban expertos religiosos.

Dios nos ha enseñado a orar primero, ordenando al norte, al sur, al este y al oeste,
que se rindan. Luego pedimos al Espíritu Santo que acerque las almas a Jesús, y
liberamos ángeles para ministrar a los herederos de la salvación.
¿Qué quiero decir con eso? Cuando hablo de niveles espirituales, no me estoy
refiriendo a "estímulos", "actitudes mentales positivas" o metas creadas o
motivadas por el hombre. Estoy hablando de metas fijadas por el Espíritu.

SU PAÍS

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

Su cuarta prioridad en oración es su país. Ore para que el presidente tenga sabiduría
de Dios, que los líderes espirituales anden con sabiduría, sean personas de oración,
y estén protegidas por el poder de Dios. Ore de manera específica, nombrando a los
líderes de su ciudad, de su estado, de su país. Interceda por su país. Pida un
avivamiento espiritual.
El Señor también nos ordena orar por la paz de Jerusalén (Salmo 122:6),

Usted quizás quiera pedirle a Dios que ponga otra nación del mundo en su corazón.
Permita que el Espíritu de Dios amplíe los límites de su preocupación y compasión.

Al llegar a este punto, usted habrá orado por los dos primeros temas de la oración
modelo que nos dio Jesús: "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea
tu nombre"; "Venga tu reino; hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo."

Quizás ahora advierte por qué es tan simple orar durante una hora. Está
aprendiendo a orar por un sinnúmero de cosas que antes le producían temor,
preocupación y frustración. Ahora, en lugar de pensar: ¿Cómo podré orar durante
toda una hora?, se estará preguntando:
¿Cómo podré completar todo esto en una sola hora?
Como usted ve, nuestro problema ha sido simple. No sabiendo qué decir o hacer en
la oración, nos agotamos en unos diez minutos.

Un bosquejo de oración
I. Haga una declaración de fe: "Venga tu reino. Hágase tu voluntad, no solamente en
el deseo, sino en “la realidad.”
II. Cuatro esferas principales en las cuales establecer su reino.
A. Usted mismo
1. Asegúrese de estar en buenas relaciones con Dios.
2. Pídale a Jesús que ocupe el trono de su vida y gobierne en cada
esfera.
3. Permanezca delante del Señor hasta que el curso del día quede
establecido, y el Espíritu de Dios esté activo dentro de usted.
B. Su familia

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

1. Su conyuge
2. Sus hijos
3. Otros miembros de la familia
C. Su iglesia
1. Su pastor
2. Los líderes de la iglesia
3. La fidelidad en las personas
4. La cosecha
D. Su país
1. Los líderes políticos de la ciudad, del estado, del país
2. Los líderes espirituales
3. El avivamiento
III. Pídale al Espíritu de Dios:
A. Que ordene sus prioridades.
B. Que le ayude a ponerlas en práctica.

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

PROVISIÓN
"EI pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. "

VIVIENDO EN LA VOLUNTAD DE DIOS


Ustedes seguramente recuerdan la historia. Jesús iba camino a Jerusalén, cuando
un joven bien vestido se le acercó corriendo y se hincó ante él. "Maestro bueno", le
preguntó con sinceridad, "¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?"
Marcos registra la decisión tremenda que tuvo lugar en los próximos minutos:

"Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le
preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida etema?...Pero él, afligido por esta
palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones" (Marcos 10:17, 22).

El joven rico era un hombre bueno, un hombre religioso, pero había algo errado en
él. Jesús sabía qué era, y puso el dedo ahí mismo: el amor al dinero. Cuando le dijo
al joven que vendiera todo lo que tenía y lo siguiese, no es que Jesús estuviera
tratando
de despojarlo de sus bienes. Estaba tratando de evitar que confiara en sus riquezas.
Jesús le estaba ofreciendo el mejor consejo de inversión que jamás recibiría, pero lo
desechó y se marchó.
Los principios de Dios son diametralmente opuestos a los del mundo. Dios dice:
"Den y se les dará." El mundo advierte: "Toma todo lo que puedas, y guárdalo:' Pero
los caminos del hombre no son los caminos de Dios.
¿Han notado alguna vez el hermoso equilibrio que tiene el Padrenuestro? La primera
preocupación se dirige a su nombre la segunda, a su reino y a su voluntad. Luego
nos dice que oremos:
Danos hoy el pan de cada día." Si buscamos primero el reino de Dios y su justicia,
todas las cosas nos serán añadidas. Debemos entender que Jesús no estaba
tratando de transformar al joven rico en un viejo y pobre mendigo. Estaba tratando
de romper el poder con que la ambición y la mezquindad esclavizaban el alma de
este joven. El propósito de este joven rico era contar su dinero de noche.
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

Construía su vida alrededor de su dinero. Muchas personas son así. Tienen


"almohadones" de seguridad, pero no pueden dormir de noche ni disfrutar de un
asado. Dios quiere liberar a sus hijos de ese modo de pensar asfixiante.
No resulta sorprendente que los cuatro requerimientos básicos de Dios para que
nuestra oración por las cosas que necesitamos tenga éxito, no sean las que el
hombre natural se imaginaria.
¿Cuáles son esos requisitos?
 En primer lugar, usted debe estar de acuerdo con la voluntad de Dios.
 Segundo, usted debe creer que es la voluntad de Dios prosperarlo.
 Tercero, usted debe hacer pedidos específicos cuando ora diariamente por lo
que necesita.
 Y cuarto, usted debe ser tenaz.

ESTAR DE ACUERDO CON LA VOLUNTAD DE DIOS


Estar de acuerdo con la voluntad de Dios implica cuatro cosas:
(1) comunión con Jesús por medio de la oración y la lectura de la Palabra de Dios;
(2) comunión con la iglesia de Dios;
(3) hábitos de trabajo equilibrados y diligentes;
(4) obediencia en lo que respecta a las ofrendas.

Comunión con Jesús.


Para estar de acuerdo con la voluntad de Dios, es esencial que tengamos comunión
diaria con Jesús a través de la Palabra y la oración. Si, como el joven rico, usted
tiene una religión pero no tiene una relación con Dios, usted no sentirá la paz de
Dios, ni su propósito, ni su poder. Pero si usted tiene comunión con Jesús, el
Espíritu Santo le dará capacidad, eficacia y poder de Dios para hacer su voluntad
(ver Hechos 1:8).

Comunión unos con otros.

"Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como
quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es
provechoso" (Hebreos 13:17).

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

Es la voluntad de Dios que estemos correctamente relacionados con nuestros


hermanos y hermanas en una iglesia local. También deberíamos estar sometidos a
un pastor local. Se nos ordena que no dejemos de reunimos; en cambio, debemos
exhortarnos unos a otros (ver Hebreos 10:25).
Hábitos de trabajo equilibrados y diligentes.
Pablo dio instrucciones respecto al trabajo
(ver 1 Tesalonicenses 4:11, 12). Debemos ganarnos nuestro sustento con nuestras
propias manos y no pasar necesidad. Pablo nos advirtió que no eludiéramos
nuestras obligaciones ni cayéramos en el ocio, ocupándonos de los asuntos de otra
gente en lugar de ocuparnos de los nuestros (ver 2Tesalonicenses 3:11,12). De
hecho, Pablo ordenó:

El que no trabaje no coma" (2 Tesalonicenses 3:10).

Hay momentos en que Dios puede guiar a un creyente a vivir por fe, y hasta
"mandará cuervos" para alimentar a ese creyente si fuera necesario.
El orgullo, el temor, la preocupación y la inseguridad nos llevan a trabajar en exceso.
Pero cuando reconocemos que Dios nuestro Padre es la fuente de nuestros
recursos (y no nosotros mismos, o nuestros salarios, o las cuentas de ahorro),
podemos estar contentos de hacer lo que nos es posible y dejar que él se haga
cargo de lo imposible.

Obediencia en las ofrendas.


El cuarto requisito para estar de acuerdo con la voluntad de Dios es la obediencia en
las ofrendas En Malaquías 3:10, Dios promete que si le entregamos nuestros
diezmos, él abrirá las ventanas del cielo y derramará tanta bendición sobre nosotros
que no podremos abarcarla. Reconocer a Dios como nuestro proveedor y dar con
generosidad, ayuda a destruir la raíz de todo mal, que es el amor al dinero (ver
1Timoteo 6:10). Si destruimos la raíz del mal, entonces el mal no dará frutos en
nuestra vida. También debemos advertir que hay un orden correcto en cuanto a dar
y recibir. Primero, damos para que haya alimento en la casa de Dios; luego, él
bendice nuestra casa. Primero damos, luego se nos da (ver Lucas 6:38). Si
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

buscamos primero el reino de Dios y su justicia, todas estas cosas nos serán
añadidas (Mateo 6:33). Cuando le damos a Dios primero, en lugar de atesorar
nuestros míseros recursos, estamos reconociendo que Dios es nuestro proveedor.
Recuerde: no podemos pedir bendiciones de Dios si estamos violando este principio
básico en cuanto a la prosperidad. También debemos obedecer a Dios cuando nos
pide que le demos en forma extraordinaria o inesperada. Dios dijo:

"Dad, y se os dará" (Lucas 6:38).

Es realmente muy sencillo. Los requisitos para estar de acuerdo con la voluntad de
Dios pueden sintetizarse en un solo factor: el señorío de Jesucristo en su vida. Si él
es Señor, usted tendrá comunión con él en su vida privada de oración y en la
Palabra. Tendrá comunión con su iglesia. Será diligente y equilibrado en sus hábitos
de trabajo, y obediente en el dar. Si estos requisitos básicos para estar en la
voluntad de Dios se afianzan en su vida, usted puede depender de Dios para la
satisfacción de todas sus necesidades.

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

RESPONDIENDO A LOS REQUISITOS DE


DIOS
Crea que es la voluntad de Dios prosperarlo
¿De dónde habremos sacado la idea de que fue Jesús quien vino a robar, matar y
destruir?

"La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella" (Proverbios 10:22).

Pablo prometió:

"Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús"
(Filipenses 4:19).

Algunas personas han tomado estas verdades concernientes a la prosperidad y se


han escapado por la tangente egoísta de la bendición "personal". Pero eso no
invalida las promesas de Dios. Nuestro padre ha hecho esta promesa a sus hijos
fieles que buscan sus bendiciones para poder darles a manos llenas a los
necesitados:

"Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia [todo favor y bendición
terrenal], a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas lo suficiente, abundéis para toda
buena obra. Y [Dios} el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará
vuestra sementera [recursos para sembrar], y aumentará los frutos de vuestra justicia [que se
manifiesta en una activa bondad, generosidad y caridad], para que estéis enriquecidos en todo
para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios" (2 Corintios
9:8, 10, 11, corchetes añadidos.)

Dios no nos bendice para que podamos tirar abajo nuestros graneros viejos y
construir otros nuevos. Dios sabe que el dinero es necesario. ¿Le sorprende saber
que la Biblia habla más sobre el dinero que sobre cualquier otra cosa? Las
Escrituras están repletas de instrucciones sobre cómo hacer, ahorrar, dar y

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

administrar el dinero. Como usted ve, Dios quiere que sus hijos sean dadores, no
recibidores; que sean cabeza y no cola; que presten, no que pidan prestado.
Si usted todavía no está obedeciendo los mandamientos de Dios respecto a los
diezmos, ¿por qué no empezar ahora mismo? No sea como el joven rico que se
alejó entristecido. "Conságrese totalmente a Jesús", y observe cómo él reprueba al
enemigo. Sáquese la duda. Crea que Dios puede prosperarlo, y luego reclame sus
promesas respecto a sus necesidades. Pida diariamente la porción necesaria para
cumplir el plan de Dios para su vida.

¿Qué hemos considerado hasta el momento?


 Primero, para poder orar pidiendo la provisión de Dios, debe estar en armonía
con Dios.
 Segundo, debe creer que es la voluntad de Dios prosperarlo.

Estos son requisitos tremendamente importantes para presentar en oración sus


necesidades, pero son incompletos si no vienen acompañados de dos aspectos
más. Usted debe formular peticiones específicas, y debe ser tenaz. Sea específico
¿Presenta cada día a Dios necesidades particulares, o simplemente espera que las
respuestas lleguen solas? Jesús nos enseñó a orar: "El pan nuestro de cada día
dánoslo hoy." Esto nos muestra que debemos orar diariamente por nuestras
necesidades específicas.
Inmediatamente después que Jesús les dio a sus discípulos esta oración modelo en
Lucas 11, relató una parábola ilustrando la importancia de pedir en forma
específica. Preste mucha atención a sus palabras:

"¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres
panes, porque un amigo mio a venido a mi de viaje, y no tengo qué ponerle delante" (Lucas 11:5,
6).

¿Se da cuenta? ¿Notó que el hombre pidió específicamente tres panes? Cuando ore
diciendo "el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy", diga cosas específicas. Si usted
tuviera que contar con una cifra semanal elevada para cubrir el presupuesto, ¿se
pondría nervioso? Primero usted debe orar haciendo peticiones concretas para
cubrir las necesidades de la casa de Dios, luego debe orar de manera concreta por
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

las necesidades de su propia casa. Cuando usted ha sembrado su semilla en lo


tocante a las finanzas en el reino de Dios, y ha sido fiel a Dios y a su iglesia, puede
pedir confiado la respuesta a sus propias necesidades. Sea tenaz. En Lucas 18:1-8,
Jesús relató la parábola del juez injusto y de la viuda que insistentemente le rogaba:
"Hazme justicia de mi adversario." Por la tenacidad de la mujer, el juez injusto le dio
lo que pedía. Jesús recalcó este punto cuando les dijo a sus discípulos:

"¿y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Tardará en
responderles?" (v. 7).

Requiere una persistencia tenaz y osada el recuperar lo que Satanás, nuestro


adversario, nos ha robado. Por supuesto que puede haber ocasiones en que para
recibir una cosa, sólo hay que "mencionarla y recibirla". Pero también hay ocasiones
en que tendremos que interceder fervientemente, porque hay muchas necesidades
y situaciones que requieren una absoluta tenacidad para alcanzar la victoria.
Cuando Dios oye su oración de fe, concede la respuesta en ese momento (vea
Daniel 10:12-14). Si la respuesta de Dios se demora, siga llevando la petición en su
corazón. No deje que la carga le provoque ansiedad. No se desanime ni se rinda,
porque si lo hace no recibirá la respuesta que Dios ha preparado para usted. Es
posible que haya oraciones que no se cumplan. Aquello que se ha concebido en el
Espíritu, puede malograrse si perdemos la confianza y nos negamos a esperar en el
Señor.
Jesús "refirió una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar"
(Lucas 18:1). Recuerde: Dios premia a quienes lo buscan con diligencia (Hebreos
11:6).
Para resumir, digamos que: para apropiamos de la provisión de Dios, primero debe
estar en armonía con Dios. Luego, debe creer que es la voluntad de Dios darle
prosperidad. Además, debe ser concreto en sus pedidos, y tenaz en la oración. Así
es como Jesús nos enseñó a esperar y recibir la provisión de Dios.

LAS PERSONAS

"Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores."

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

LLEVÁNDONOS BIEN CON LA GENTE


¿Por qué era tan importante pedir perdón? Como creyentes, usted y yo estamos en
proceso de llegar a la plenitud en Dios. Parte del proceso de ser maduros en Dios es
aprender a perdonamos unos a otros porque las relaciones con otros afectan
nuestra relación con Dios. Dios no tendrá misericordia hacia aquellos que se niegan
a perdonar (vea Marcos 11:25, 26). Si las esposas y los esposos aprenden a decir:
"Lo siento. Por favor perdóname", sus matrimonios seguirán creciendo. Si no, se
marchitarán. Esto es cierto respecto a cualquier relación; aprender a perdonar es un
aspecto esencial del crecimiento.
¿Puedo hacerle una pregunta? ¿Se le hace como una nube oscura dentro de usted
cuando piensa en determinadas personas?
Si es así, usted debe entender que Dios usa a las personas que nos ofenden para
enseñarnos a perdonar.
Al orar: "Y perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros
deudores", hay ciertas cosas que usted debe hacer si quiere llevarse bien con todos.
Pídale a Dios que lo perdone A menudo, mientras usted agradece a Dios por la
sangre de Jesús, el Espíritu Santo pone el dedo sobre algún pecado que usted
necesita confesar y perdonar. De modo que al orar: "Perdona nuestras deudas", pida
a Dios que escudriñe su corazón. Si hay pecados sin confesar que aparecen en este
momento, confiéselos a Dios y reclame su promesa en 1 Juan 1:9: "Si confesamos
nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad: En ese versículo, la palabra confesar significa "hablar lo mismo". En
otras palabras, debemos estar de acuerdo con lo que Dios dice respecto de nuestro
pecado, y dispuestos a abandonarlo. El vocablo también se refiere a las deudas
personales o a las obligaciones morales vinculadas a nuestras relaciones con otras
personas. Perdone tantas veces como quiera que lo perdonen Tómese un momento
para estudiar la pregunta que Pedro le hizo a Jesús:

"¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?" ¿Cómo hubiera
contestado usted? Escuche la respuesta de Cristo: "No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta
veces siete" (Mateo 18:21, 22).

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

¿Qué es lo que está diciendo Jesús? Estaba enseñando lo siguiente: perdone tantas
veces como sea ofendido. ¿Por qué haría Jesús semejante afirmación? Porque esa
es la cantidad de veces que él está dispuesto a perdonarnos a nosotros.
Una vez que nos damos cuenta cuánto nos ha perdonado Dios a nosotros, podemos
con liberalidad perdonar a otros. Si usted tiene problemas para perdonar, pídale a
Dios una revelación del precio que su Hijo pagó para perdonarlo.
Mejor que entienda esto correctamente.
 Si usted no perdona, vivirá con recuerdos atormentadores y opresiones
demoníacas hasta que libere a la otra persona y la perdone.
 Si usted no perdona, aunque los hombres más santos vertieran sobre usted
baldes de aceite sagrado, usted seguirá atormentado.
¿Por qué? Porque no tendrá liberación hasta tanto decida perdonar.
Mantenga una actitud correcta hacia los demás ¿Cómo es posible mantener una
actitud correcta hacia los demás siempre, si hay personas que andan rondando
como buitres esperando que cometamos una falta?
La clave de esta actitud correcta es la preparación. Todas las mañanas, antes de
salir de su casa, adopte una decisión intencional de que responderá con amor y
perdón hacia aquellos que lo ofendan. Decida que no permitirá que el rencor le robe
el espíritu de victoria, de gozo y de paz. Esa simple decisión puede evitarle mucho
dolor.

"antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios
también os perdonó a vosotros en Cristo" (Efesios 4:32).

Cuando usted perdona, usted libera en las manos de Dios a la persona que lo ha
ofendido. Usted deja caer la ofensa, la suelta, y renuncia a su derecho de herir a la
persona que lo ha herido a usted. Entonces se transforma en un candidato para lo
sobrenatural. La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guarda sus
pensamientos, y Dios mismo, a su tiempo, y a su manera, obrara justicia.

Isaías 26:3 "Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti
ha confiado."

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

Esta palabra "persevera" significa literalmente "sostenido", "sustentado". No


reniegue por la ofensa. Apóyese, descanse y confíe en Dios, y él vendrá en su ayuda,
le ayudará a soportar, y le dará consuelo.
En este mismo momento, el Espíritu de Dios está desafiando al espíritu de
amargura, de venganza y de rencor que ha gobernado su vida. Usted puede seguir
maldiciendo, nutriendo y recordando su ofensa, o puede dispersarla ahora mismo
en oración y permitir que Dios la revierta. Recuerde, usted debe elegir perdonar,
porque el perdón no es una emoción sino un acto de la voluntad. Usted tiene una
elección que hacer respecto a esta prueba que Dios ha permitido que ocurra en su
vida. ¿Cuál será su reacción con la ofensa que ha recibido? ¿Será una lápida o un
peldaño hacia la victoria? Es su decisión.
¡Hágala valer!

PODER

"No nos metas en tentación mas líbranos del mal."

COLOCÁNDONOS LA ARMADURA DE
DIOS

Efesios 6:10-18 "Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza."

El cristiano que se prepara para el conflicto necesita poder. Aun cuando esté
totalmente vestido con la armadura que Pablo describe en los versículos que
siguen, primero debe tener el poder, o de lo contrario la armadura será de poca
ayuda. ¿Dónde obtenemos ese poder? A través de la comunión con el Señor, y en
respuesta a la oración:

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

“Vestíos de toda la armadura de Dios”. Debe ponerse la armadura completa que se le


provee, sin restar valor a ningún elemento, sin omitir nada, porque, ¿Cómo puede
saber qué punto indefenso podrá atacar el enemigo?
"Para que podáis estar firmes." Pablo explica que el soldado se coloca toda la
armadura para poder resistir. Este es un vocablo militar que se refiere a la "actitud
firme y preparada de un buen soldado que se enfrenta valientemente con el
enemigo".
“Contra las asechanzas del diablo." ¿Contra qué? Contra los engaños y las
estratagemas del maligno, contra las sutiles y peligrosas formas en que ataca el
diablo.
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra
potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes." No luchamos contra adversarios
físicos visibles, sino contra principados, contra las fuerzas organizadas de los
poderes malignos. Luchamos contra gobernantes cuya influencia sobre las tinieblas
morales que invaden la humanidad, es de alcance mundial. Luchamos contra
huestes espirituales de maldad (una caballería espiritual, una horda de ladrones) en
todas las esferas y relaciones, y en la atmósfera que nos rodea.
"Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo:'
No debemos confiar únicamente en precauciones y defensas humanas, sino que
debemos tomar toda la armadura de Dios para que podamos resistir en el día de la
tentación, ese tiempo especial o esa circunstancia espiritual o moral de prueba que
puede aparecer en cualquier momento, y para la cual es siempre necesario estar
preparado.
"Y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes." Estando en condiciones
de librar una buena batalla, habiendo hecho todo, debemos resistir, con el propósito
de vencer.
"Ceñidos vuestros lomos con la verdad." Los lomos son esa parte del cuerpo que
está entre las costillas y la cadera. El aparato digestivo, los órganos reproductores y
los intestinos (que eliminan los residuos), están contenidos en este sector. La faja
de cuero o prenda de protección que cubría los lomos del soldado romano era la
parte primera y más necesaria de su armadura. No sólo servía para conservar la
armadura en su lugar, sino para sostener la espada. Pablo enseña que nuestros

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

lomos deben ser cubiertos con la verdad, la verdad interior, la autenticidad, y la


determinación de propósito. El salmista dijo:

"He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría"
(Salmo 51:6).

Como creyente, debe estar saturado de la verdad de Dios; debe ser una persona de
total integridad y rectitud moral. Debe saber quién es en Dios, y quién es Dios en
usted. Usted cubre sus lomos con verdad, reafirmando la verdad respecto de usted
mismo y respecto de Dios, y luego actuando según esa verdad, en lugar de actuar
según sus emociones.
"Y vestidos con la coraza de justicia." La coraza era una parte de la armadura que se
usaba sobre el pecho. Los órganos vitales quedaban protegidos por la coraza: el
esófago (lugar por donde pasa la comida al estómago), la faringe, el corazón y los
pulmones. ¿Qué es la coraza de justicia en el creyente? Es la justificación de Dios
por medio de la fe. Es la justificación por la sangre de la cruz. Esta justificación es el
resultado de la renovación del corazón por medio del Espíritu Santo. La coraza es
una parte importante de la armadura defensiva de un soldado. La coraza de justicia
cuida con diligencia el corazón del creyente, porque del corazón nacen las
decisiones de la vida.
"Y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz." En la lucha cuerpo a
cuerpo, la habilidad para estar de pie, para dar un paso al costado, caminar y correr,
son absolutamente esenciales. Como participante de una guerra espiritual,
debemos calzarnos con la preparación (la disposición y capacitación, la estabilidad
que da el estar bien parado), que encontramos en el evangelio de la paz. Al caminar
diariamente en la voluntad revelada de Dios y ordenar nuestra conducta y nuestra
conversación de acuerdo con su Palabra, experimentamos un sentido de unidad con
Dios y una seguridad de contar con la ayuda de Dios ante cualquier problema,.
"Sobre todo, tomad el escudo de la fe." Las palabras "sobre todo" en este versículo
no significan que el escudo de la fe fuese la parte más importante del equipo del
soldado; era simplemente una parte de su armamento, que podía ser levantada y
colocada sobre todas las partes del cuerpo, según se lo necesitara. Como creyentes

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

en Cristo, la fe nos presta el mismo servicio que el escudo al soldado, pero, ¿cómo
procuramos la fe? Efesios 2:8 dice que la fe es un don.

Romanos 10:17 "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra (rhema) de Dios.”

Gálatas 5:22 dice que la fe es un fruto del Espíritu Santo. Gálatas 2:20 dice que
vivimos por la fe en el Hijo de Dios, que nos amó y se entregó por nosotros. Esa fe
es el escudo del creyente.
"Con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno." El "maligno" no se
refiere a una fuerza impersonal, sino a Satanás y a los enemigos malignos descritos
en el v. 12. El enorme escudo de los antiguos soldados se hacía de madera (para
que fueran livianos), y cubiertos de cuero. Los cueros se empapaban en agua, para
apagar las flechas encendidas, que eran los proyectiles más peligrosos del
enemigo, disparados para destruir y para herir mortalmente. El creyente toma el
escudo de la fe y declara: "Estoy confiando en ti, Señor, para que me protejas.
Puesto que estoy refugiado en ti, nada puede tocarme hoy si tú no lo permites."
"Y tomad el yelmo de la salvación." El yelmo, que era la parte más costosa de la
armadura, su usaba para proteger la cabeza. El yelmo de la salvación protege la
mente y el pensamiento del creyente. La palabra "tomar" en este versículo, significa
literalmente "recibir", tomar en las manos el yelmo de la salvación, que "es don de
Dios". Por lo tanto, el creyente debe pedir y recibir activamente la mente de Cristo y
la paz de Dios, que protegen y montan guardia sobre sus pensamientos (ver
Filipenses 4:7).
"Y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios." La espada era un arma ofensiva
con una hoja de filo adosada a una empuñadura. Se usaba para herir o matar, y era
símbolo de poder o autoridad, especialmente para juzgar y dictar sentencia. El
poder y la autoridad del cristiano lo constituye la Palabra de Dios. Al hablar de la
espada del Espíritu o de la Palabra de Dios, la referencia aquí no apunta al logos o a
la Biblia entera como tal, sino al rhema, la escritura particular, la afirmación,
mandamiento o instrucción que el Espíritu dirige a nuestro espíritu o nos trae a la
memoria en momentos de necesidad. Para que podamos manejar la espada del
Espíritu con eficacia, debemos llenar nuestra mente de las Escrituras. En el idioma
griego se señala que el creyente debe recibir esta palabra específica de parte de
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

Dios para una situación concreta. La revelación especial puede ser usada entonces
como una afilada espada contra el enemigo y sus ataques.
"Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu." La última y
poderosa pieza de la armadura de Dios es la oración en el Espíritu. Esto significa
orar en y con el espíritu en su lenguaje personal de oración, inspirado por el Espíritu
Santo (Hechos 2:4; 1 Corintios 14:2, 14, 15; Judas 20). Al no orar con la mente sino
con el espíritu, es posible obedecer el mandamiento de Pablo de "orar siempre"
(Efesios 6:18). La única manera en que se puede orar siempre, o sin cesar (1
Tesalonicenses 5:17), es orando con el espíritu. La mente tiene limitaciones; nos
obstaculiza para orar como debiéramos. Pero el espíritu, redimido por la sangre de
Jesús, y lleno del Espíritu Santo de Dios, no tiene limitaciones. Al orar, el Espíritu
viene en su ayuda. Une sus fuertes ruegos a los suyos, e intercede ante Dios por
usted y por el bienestar de otros creyentes. Cuando el Espíritu Santo lo capacita a
orar de acuerdo a la perfecta voluntad de DIOS, sus súplicas llegan a la presencia de
Dios (Romanos 8:26, 27).
¿Le ha pasado alguna vez estar rebuscando palabras, consciente de la debilidad y
de las limitaciones de su propia mente, mientras volcaba su corazón delante de
Dios? ¿No ha estado alguna vez atrapado en situaciones tensas y urgentes en las
que no había tiempo para apartarse a solas para orar? A mí me ha ocurrido. Por eso
me resulta tan preciosa esta séptima parte de la armadura espiritual. La puedo usar
como un rayo laser para atravesar directamente el territorio del diablo, llegar hasta
Dios y recibir una respuesta inmediata de parte de él en mi mente. Puedo vivir en
actitud constante de oración, independientemente de dónde esté o qué esté
haciendo. Puedo orar en voz baja o en un susurro; puedo orar solo o en medio de
una multitud. Dios sabe. Dios oye. Y Dios responde. Así es como un creyente
equipado con la armadura, puede mantener una actitud de oración, y orar
constantemente, en todo momento.
"Velando en ello." La expresión "velando" se refiere al cuidado que el creyente debe
tener para no descuidar la oración, tan esencial para alcanzar la victoria en
conflictos espirituales.
"Con toda perseverancia y súplica por todos los santos." Ningún soldado debiera orar
sólo por sí mismo, sino también por todos sus camaradas, porque constituyen un
solo ejército. El éxito de uno es el éxito de todos. Cuando Jesús nos indica que

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

digamos "no nos dejes caer en tentación", nos está diciendo que pidamos que las
fuerzas que escapan a nuestro control no nos pongan en dificultad. Nos está
ordenando que velemos y oremos para no caer en tentación por nuestro propio
descuido o desobediencia. La petición "líbranos del mal" Introduce la súplica de ser
librado del poder agresivo y potente del maligno, que busca influir, dominar y
enseñorearse, para luego hacernos desviar. Esta súplica implica mucho más que el
mero pedido a superar el deseo de pecar; también debemos derrotar las poderosas
fuerzas malignas que buscan obstaculizar y destruir el plan de Dios para nuestras
vidas.
Por lo tanto, en Efesios 6:11, 13, Pablo nos instruye que nos pongamos la armadura
completa de Dios, para que podamos resistir los ataques del maligno. ¿Cuál es la
otra cara de la enseñanza? Que si no oramos "no nos dejes caer en la tentación mas
líbranos del mal", si no nos ponemos la armadura completa de Dios, no podemos
resistir los dardos del maligno. ¡No podremos mantenernos en pie! En su carta a los
Romanos, Pablo vuelve a mencionar la armadura. Allí nos instruye a ponemos "la
armadura de luz" y a vestimos del señor Jesucristo (Romanos 13:12, 14). La
armadura que Pablo describe y le ordena al creyente que se ponga, es en realidad el
propio Señor Jesucristo. Jesús quiere ser nuestra defensa y revestimos con su
persona.

Cómo ponerse la armadura


Este pasaje de Efesios no fue escrito simplemente como una bella metáfora. Fue
escrito para que lo obedezcamos y lo apliquemos todos los días de nuestra vida.
¿Pero cómo nos colocamos una armadura que no podemos tocar o percibir? Por fe,
haciéndonos una representación visual de cada una de sus partes. Nos ponemos la
armadura al creer y confesar las promesas de Dios. Tómese un minuto para
aprender cómo colocarse la armadura de luz, el Señor Jesucristo.
Jesús, tú eres mi fe.
Jesús, tú eres mi verdad.
Jesús, tú eres mi justicia.
Jesús, tú eres mi preparación.
Jesús, tú eres mi salvación.
Jesús, tú eres mi palabra viviente.

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

Jesús, tú eres quien me bautiza en el Espíritu.

Seguramente no se le ocurriría ir a trabajar o a la iglesia sin estar correctamente


vestido, pero, ¿camina día a día con su vestimenta espiritual? Si no lo hace, el diablo
lo ve andar espiritualmente desnudo, y se ríe porque sabe que está indefenso ante
sus ataques. Aprenda a colocarse la armadura completa de Dios, y hágalo todos los
días. ¡Niéguese a dejar que Satanás obstaculice o impida los propósitos de Dios
para su vida! Ore construyendo un cerco de protección alrededor de sí mismo y de
sus seres queridos. Eso es lo que vamos a aprender a continuación.

CONSTRUYENDO UN CERCO DE
PROTECCIÓN
Vencemos cuando oramos: ¡No nos metas en tentación, mas líbranos del mal!
Vencemos cuando nos colocamos la armadura completa de Dios y cuando
construimos un cerco de protección a nuestro alrededor. ¿Está cansado de morder
el polvo de la derrota que le inflige el diablo? ¿Le gustaría saber cómo dejarlo tirado
en el suelo y plantarle las botas en su garganta voraz? Entonces declare:

Salmo 91:2 "Diré yo a Jehová: esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré." Entonces
"él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora".

Más adelante (vv. 9, 14) se establecen tres razones (o tres "porqués") por las que
usted puede reclamar la protección de Dios: "Porque has puesto...al Altísimo por tu
habitación"; "Por cuanto en mí ha puesto su amor"; "Por cuanto ha conocido mi
nombre."

"Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado" (Proverbios 18:10).

El nombre del Señor no sólo significa quién es, sino lo que él quiere ser en nuestra
vida. No tome en vano el nombre del Señor. El es más que nuestro Salvador. Es
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

nuestra justicia y nuestra santificación. El es nuestra paz, el que está siempre


presente en usted. El es su sanador y su sustentador, su estandarte y su pastor.
Conozca su nombre, porque es una torre invencible. Deje que él sea lo que usted
necesita en su vida. Declare que está protegido por el cerco de Dios Haga del Señor
su habitación cada día, cantándole himnos de alabanza. Ponga su amor en él y
búsquelo en primer lugar, por sobre todas las cosas. Conozca y sométase a su
nombre. Escudriñe su espíritu y asegúrese de estar viviendo de acuerdo con los tres
"porqués" del Salmo 91.

Conozco tu nombre. Tú eres mi justicia, mi santificación, mi paz, mi sanador, mi


sustentador, mi estandarte y mi pastor, y tu presencia mora dentro de mí. Esa es la
manera en que oramos para levantar un cerco de protección alrededor de nosotros
y de nuestros seres queridos. Cuando usted vive de acuerdo con esos tres
"porqués" y declara diariamente que Dios es su refugio y fortaleza, el cerco de
protección del Señor se forma a su alrededor.

En el Salmo 34:7 se declara: "El ángel de Jehová, acampa alrededor de los que le temen, y los
defiende."

Si queremos estar rodeados por el cerco de protección de Dios, debemos dirigirle


nuestro amor. Sé que hay algunas personas que se ríen de esta idea de un cerco de
protección de Dios, pero el diablo no se ríe. El sabe que es real. Tómese un
momento y analice la queja que le hizo Satanás a Dios respecto a Job.

"¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has
dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra"(Job 1:10).

Observe tres cosas que Dios hace por sus hijos: pone un cerco a nuestro alrededor,
alrededor de nuestras casas y de nuestras cosas, nos concede felicidad y
prosperidad en el trabajo de nuestras manos; hace que nuestros bienes se
incrementen, no que disminuyan.
De modo que cuando usted ore cada día: "No nos metas en tentación mas líbranos
del mal", declare que levanta ese cerco de protección alrededor de usted, de sus

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

amigos y de sus seres queridos, su casa, y todo lo que posee. Pídale a Dios que le
conceda felicidad y prosperidad al trabajo de sus manos, y que haga que sus
bienes, tanto espirituales como materiales, aumenten sobre la tierra.

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

ALABANZA

"Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos."

OBEDECIENDO EL MANDAMIENTO MÁS


DINÁMICO DE DIOS
Como hemos observado antes, el Padrenuestro se inicia y se cierra con una
alabanza. La alabanza es el mandamiento más dinámico de las Escrituras. ¿Por qué
lo digo? Porque la alabanza y la adoración regular restauran al pueblo de Dios (es
decir, nos restauran al nivel espiritual que Dios quiere para nosotros), y dan vitalidad
a los creyentes, o sea la energía y la fuerza sobrenaturales, tan esenciales para la
victoria, la integridad, y la armonia. Por lo tanto, necesitamos aprender cómo dejar
que nuestros corazones se eleven a Dios en alabanza y gratitud, alabando y
exaltando sus
perfecciones y sus obras poderosas, y agradeciéndole por todos sus beneficios.
La Biblia afirma que los impíos se niegan a ofrecer alabanzas a Dios (Romanos
1:21; Apocalipsis 16:9), pero el pueblo de Dios siempre ha sido y será un pueblo de
alabanza.
No debemos tener temor de dejar que el Espíritu Santo nos guíe y nos enseñe cómo
usar la boca, los movimientos corporales, y la música para adorar al Señor.
Después que hayamos presentado nuestras peticiones a Dios nuestro Padre,
debemos darle nuestra alabanza. Las palabras "porque tuyo es el reino, y el poder, y
la gloria, por todos los siglos", son palabras que carecen de sentido para la mayor
parte de las personas. Muchos creyentes no advierten que Dios amorosamente nos
ha invitado a participar de su reino, su poder y su gloria.

El reino
"Porque el reino es del Señor", declaró el salmista, y Jesús dijo: "Tuyo es el reino"
(Salmo 22:28; Mateo 6:13). Pero Jesús también dijo:
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

"No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino" (Lucas 12:32).

Pablo también nos enseña que somos partícipes del reino de Dios.

"Con gozo dando gracias al Padre que nos ha trasladado al reino de su amado Hijo. (Colosenses
1:12-14).

A Timoteo, Pablo le dijo:

"Y el señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial" (2 Timoteo
4:18).

Por lo tanto, cuando usted ore: "Porque tuyo es el reino", alabe a Dios su Padre que
lo libró del poder de las tinieblas y lo llevó a su reino de amor y de luz. Formule la
declaración de fe: "El Señor me librará de todo mal y me llevará a su reino celestial."
Alabe a Dios porque lo ha invitado a participar de su reino. El poder David escribió:

"En tu mano está la fuerza y el poder" (1Crónicas 29:12),

y declaró:

'Engrandécete, oh Jehová, en tu poder; cantaremos y alabaremos tu poderío" (Salmo 21:13).

Dios hizo la tierra con su poder Jeremías 10:12) y gobernará con su poder para
siempre (Salmo 66:7).
Sin embargo, Dios nuestro Padre nos ha hecho participes de su poder. El da
fortaleza y poder a su pueblo (Salmo 68:35), y nos da poder para obtener su riqueza
(Deuteronomio 8:18). Da poder a los débiles (Isaías 40:29) y nos guarda por su
poder (1 Pedro 1:5). Dios nuestro Padre, que levantó a Jesús, nos levantará por la
fuerza de

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su poder (1 Corintios 6:14). Jesús declaró: "He aquí os doy potestad de hollar
serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará" (Lucas
10:19). Justamente antes de su ascensión el Señor instruyó a sus discípulos:

"He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad
de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde 10 alto" (Lucas 24:49).

En Hechos 1:8 leernos nuevamente las palabras de Jesús prometiendo el poder del
Espíritu Santo: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo
último de la tierra."
Pablo nos dice:

"Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza" (Efesios 6:10).

Y en 1 Corintios 4:20 afirma:

"Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder."

Alabe a Dios su Padre porque él lo ha invitado a ser participe de su poder, y ha


hecho que su poder esté disponible para usted.

La gloria
"¿Quién es este Rey de gloria?", preguntaba el salmista. "Jehová el fuerte y valiente,
Jehová el poderoso en batalla" (Salmo 24:8).

"Alabanza y magnificencia delante de él; poder y alegría en su morada" (1 Crónicas 16:27).

Dios mismo declara:

"Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas" (Isaías
42:8).

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¿Qué es la gloria de Dios? Es la evidente perfección de su carácter, especialmente


su justicia. Sabemos que todos hemos quedado destituidos de la gloria de Dios
(Romanos 3:23), y sin embargo él nos ha invitado a ser participes de su gloria.
Jesús hizo posible esto, como vemos en Hebreos 2:9, 10. Jesús, al sufrir por los
pecados de la humanidad, trajo muchos hijos a la gloria. Pablo nos asegura a los
creyentes que si sufrimos con él, también seremos glorificados con él (Romanos
8:17). El sufrimiento no era un gran problema para Pablo, porque él sabía que los
sufrimientos
presentes no pueden compararse con la gloria que finalmente será revelada en
nosotros (Romanos 8:18).
Cuando contemplamos la gloria del Señor (el carácter y las maneras que Dios
mostró en Cristo), somos lentamente transformados a su imagen por el Espíritu de
Dios (2 Corintios 3:18), y el carácter y las maneras del Padre y del Hijo se generan
en nosotros. Al llegar a ser semejantes a Cristo, alcanzamos bendición eterna,
porque Dios nuestro Padre nos ha llamado a su gloria eterna (1 Pedro 5:10).
¿Le maravilla que Pablo encargue a los creyentes que "anduvieseis como es digno
de Dios, que os llamó a su reino y gloria" (1 Tesalonicenses 2:11, 12)? Alabe a Dios
porque 10 ha invitado a ser partícipe de su gloria. David insta a los creyentes a
testificar a otros acerca del reino de Dios, su poder y su gloria:

"Te alaben, oh Jehová, todas tus obras, y tus santos te bendigan. La gloria de tu reino digan, y
hablen de tu poder, para hacer saber a los hijos de los hombres sus poderosos hechos, y la gloria
de la magnificencia de su reino. Tu reino es reino de todos los siglos, y tu señorío en todas las
generaciones" (Salmo 145:1013).

Te alabamos, Padre, porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por los siglos de
los siglos, y sin embargo nos has invitado a participar de ello. Que nunca entremos
ni salgamos de tu presencia sin inclinamos humildemente delante de ti para
ofrecerte sacrificios de alabanza, Que proclamemos con David:

"Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo. Tuya es,
oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que
están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre
todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y

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el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros
alabamos y loamos tu glorioso nombre" (1 Crónicas 29:10-13).

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ALABE

"Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos."

PONIENDO LO PRIMERO, PRIMERO


Piense en lo siguiente: si Jesús necesitaba orar cada día, cuánto más nosotros.
Ahora bien, quiero que se detenga un momento y medite conmigo en un día de su
vida. Marcos, en el primer capítulo de su evangelio, registra uno de esos días.
Después de caminar por la ribera del mar de Galilea y llamar a Pedro, Andrés,
Santiago y Juan a seguirle y transformarse en pescadores de hombres, Jesús fue a
la sinagoga en Capenaum. Allí se dedicó a enseñar a la gente, concluyendo su
mensaje con la expulsión de un espíritu inmundo de un hombre que había
interrumpido el servicio. Luego fue a la casa de Pedro y Andrés, y sanó a la suegra
de Pedro que estaba con fiebre. Esa tarde, cuando el sol se ponía, toda la ciudad se
reunió a la puerta de la casa de Pedro. Le trajeron a Jesús todos los que estaban
enfermos o poseídos por demonios, y él los sanó. ¿Se pueden imaginar lo cansado
que estaría Jesús cuando
finalmente posó su cabeza sobre la almohada esa noche y se durmió? Pero mire el
versículo siguiente, Marcos 1:35:

"Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí
oraba."

Es en el lugar de oración que Jesús encontraba el poder y la orientación que


necesitaba para cumplir la voluntad de su Padre todos los días. El era el Hijo de
Dios, pero sin embargo oraba. Jesús era el hombre más importante y ocupado que
jamás pisó esta tierra, y sin embargo la oración era primordial en su vida.
¿No es hora de que haga un pacto con el Señor para encontrarse con él todos los
días en el sitio de oración?
Para desarrollar una vida eficaz de oración, usted debe vencer estos tres enemigos
de la oración: las interrupciones, la pereza, y las distracciones mentales.
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Interrupciones
El teléfono y el timbre pueden llegar a ser terribles enemigos. Esa es la razón por la
cual muchas personas ocupadas eligen orar temprano por la mañana, antes de que
empiecen a producirse las interrupciones. El salmista David no tenía teléfono ni
timbre, pero tenía por 10 menos ocho esposas, diez concubinas, veintidós hijos, y un
reino que gobernar. No resulta sorprendente, entonces, que uno de sus horarios
para orar fuese de mañana. David dijo:

Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré" (Salmo
5:3).

Por otro lado, Susana Wesley, madre de diecinueve niños (dos de los cuales fueron
Juan y Carlos, que fundaron el movimiento metodista), eligió un horario de tarde
para encontrarse con el Señor cada día. Todos los días, a la una, Susana Wesley
cerraba la puerta de su dormitorio, se arrodillaba junto a su cama, abría su Biblia, y
conversaba con Dios.
¡Piense en ello! No había supermercados, ni escuelas primarias, ni tiendas de
departamentos, ni casas de comida ya preparada para llevar, ni lavadoras ni
secadoras automáticas, ni demás electrodomésticos. Esta mujer, que además era la
esposa de un predicador, tenía que coser la ropa para su familia, lavarla, limpiar,
cocinar y enseñar las primeras letras a todos esos niños, y sin embargo tomaba
tiempo todos los días para pasar una hora con Dios. ¿Cómo le explicaría usted a
Susana Wesley por qué no encuentra tiempo para orar? No estoy tratando de
indicarle que debe orar de mañana temprano. Ni tiene nada de “sagrado” orar a las
cuatro de la madrugada. Lo importante es que usted elija la hora que mejor le
convenga y empiece a orar una hora cada día.
Aprenda a coordinar su vida con el Espíritu Santo. Por ejemplo, ha puesto el
despertador para las 5:30 de la mañana, pero el Espíritu Santo de Dios quizás lo
despierte a las 3:30, y le diga: “Es hora de orar”. O quizás su horario habitual para
orar sea a las 8 de la noche. Si a las 6:30 usted percibe que el Espíritu de Dios
impulsa a su espíritu y lo está llamando a orar, obedezca ese impulso. No se ate al
horario; sea obediente al Espíritu. Como puede ver, la oración no es simplemente
cuestión de un

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horario cotidiano. Un horario es importante sólo si desarrolla en nosotros una


actitud de oración a lo largo de todo el día. Jesús actuaba y servía en un espíritu de
oración, porque la oración ocupaba en su vida mucho más que una sola hora
solitaria de madrugada. Eso es lo que debe suceder en nuestra vida

“Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos” (Hechos 17:28).

Así es. Ese es el secreto. Que Dios no permita que nos conformemos con menos.
Sea que elija la mañana, el mediodía, o la noche como horario regular de oración, lo
importante es que tenga un horario y un lugar fijos para orar. Jesús, cuando enseñó
a sus discípulos a orar, les instruyó así:

“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en
secreto” (Mateo 6:6).

Eso significa que debe elegir un lugar tranquilo y privado para orar y encontrarse
con Dios todos los días. El hecho de tener un horario y un lugar determinados, le
ayudará a derrotar esas interrupciones molestas.

Somnolencia
¿Cómo pueden vencer la somnolencia cuando se disponen a orar?
Algunos de los primeros líderes metodistas de Juan Wesley, decididos a vencer este
problema, llegaban al punto de empapar toallas en agua fría, ponerlas alrededor de
sus cabezas. Si usted descubre que cada vez que se arrodilla, acomoda la cabeza
en los brazos y cierra los ojos para orar, se empieza a dormir, ¿por qué no prueba
sentado o parado? ¿O por qué no prueba caminar mientras ora? Saque la silla o la
mesa del paso, y camine ida y vuelta por la habitación, o camine ida y vuelta por un
pasillo. Muy pronto se acostumbrará al "sendero". Luego podrá concentrarse
exclusivamente en la oraci6n, y derrotar al enemigo de la pereza.

Distracciones mentales

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Si sus pensamientos divagan y tiene dificultad para concentrarse mientras ora,


derrote ese enemigo orando en voz alta en lugar de hacerlo interiormente. Poner
sus pensamientos en palabras y pronunciarlos en voz alta ayuda a concentrar la
mente en lo que está haciendo. Quizás esa sea una de las razones por las que
Jesús ordenó:

"Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre..." (Lucas
11:2).

Una vez que haya aprendido a derrotar las interrupciones, la pereza y las
distracciones, en poco tiempo el deseo de orar se transformará en una disciplina de
oración. Y en tanto ora con disciplina, esa disciplina se transformará en un santo
deleite. No se preocupe si algunos días, mientras ora, no derrama lágrimas ni siente
emoción alguna. En esas ocasiones en que menos siente la inclinación a orar, es
quizás cuando más lo necesita. Además, Dios no se ve tan conmovido por sus
lágrimas o sus emociones, como por su palabra, y por la obediencia y tenacidad.
Sea siempre sensible al Espíritu Santo y ore por cada tema en la manera en que él
se lo indique, porque Dios ha enviado a su Espíritu Santo para que le ayude en la
oración, y ruegue intercediendo por usted con gemidos tan hondos que resultan
indecibles (Romanos 8:26). Aprenda a ser sensible, orando en el Espíritu y
prestando atención a las sugerencias del Espíritu Santo. En ocasiones el Espíritu lo
guiará a tomar versículos de las Escrituras y volcarlos como petición o francas
declaraciones de fe. En otras ocasiones, se verá llorando e implorando por una
necesidad urgente. A veces
prorrumpirá en cánticos de adoración o en risa, cuando la paz y el gozo de Dios
inunden su corazón. No trate de que dos momentos de oración sean idénticos. Siga
los suaves toquecitos del omnisciente Espíritu Santo así como sus impactos
fuertes, porque sus elecciones y su orientación nunca están equivocadas. De modo
que procure ser sensible. Sea flexible. Sea obediente. No entristezca al Espíritu
Santo por insistir en su propio camino.
El pastor B. J. Willhite, explica la oración de esta manera: "Hay días que parece que
estamos cavando un pozo. Otros días estamos plantando postes. Otros días
extendemos los cables. ¡Y un día el circuito se completa, y hacemos contacto!"

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

Dios nuestro Padre hace esta promesa: "Cuando respondas al llamado a la oración,
yo empezaré a responder a todas tus necesidades." ¿Qué le parece? ¿Está listo para
tener un encuentro con Dios todos los días y buscar su rostro en oración? Solo
defina
el lugar y la hora. El no llegará tarde.

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

MODELOS PARA SEGUIR


¿En qué nivel se encontrará su vida de oración dentro de un año? ¿En el nivel del
anhelo? ¿De la disciplina? ¿Del disfrute? La opción es suya. Si usted no empieza a
orar, no habrá avanzado nada con el Señor de aquí a un año. El Espíritu de Dios
añora enseñarle a caminar con el yugo que él ha dispuesto para usted. Todos
queremos cambiar, pero el cambio requiere deseo y disciplina antes de llegar a ser
un deleite. Siempre tenemos que pasar por la agonía de la decisión antes de
alcanzar la promesa del cambio. Por lo tanto, debemos elegir de manera consciente
y deliberada andar con Dios.
Santificamos el nombre de Dios en nuestra adoración y en nuestra vida. Nos
arrepentimos, ubicamos las prioridades de Dios antes que las nuestras, y llegamos
a ser parte del movimiento de su reino. Disponemos nuestra voluntad para perdonar
y para vivir en una relación correcta con Dios y con los demás. Oramos tenazmente
haciendo pedidos concretos para nuestras necesidades cotidianas. Vestidos de la
armadura completa de Dios y rodeados .por su cerco de protección, resistimos la
tentación y derrotamos al diablo y a los poderes malignos. Y alabamos a Dios
nuestro Padre que nos ha hecho partícipes de su reino, su poder y su gloria.
Ocurre algo sobrenatural cuando usted decide dar el paso siguiente con Dios.
En una oportunidad, Paul Yonggi Cho se lamentaba: "La gente da su dinero, entona
cánticos, construye edificios y predica, pero no ora."
Dios está iniciando un avivamiento de adoración, no una doctrina, no una enseñanza
construida en tomo a los hombres carismáticos, sino un espíritu de intercesión que
está penetrando en la vida de su pueblo.
Si los habitantes de Sodoma hubieran alcanzado a oír la promesa que el Señor le
hacía a Abraham de que si habia al menos cincuenta, cuarenta, treinta, veinte o aun
diez personas justas en la ciudad, él no la destruiría, hubieran quedado pasmados
por esa abrumadora verdad: no es la presencia del mal lo que hace cesar la
misericordia y la paciencia de Dios; más bien, es la ausencia del bien. Dios hubiera
salvado a Sodoma por amor a diez.
El Espíritu a veces inspira a las personas a orar, mostrándoles los sucesos que se
avecinan. Dios revela sus intenciones a sus amigos, invitándolos así a interceder.
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

Aunque Dios nos invita a interceder, nuestras oraciones deben estar en


conformidad con el carácter de Dios y con su pacto con la humanidad. Dios nos ha
dado esta inconmovible promesa:

"Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y
se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados,
y sanaré su tierra" (2 Crónicas 7:14).

Pero Dios también nos ha hecho esta severa advertencia:

"Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y se pusiera en la brecha delante de mi, a favor
de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé. Por tanto, derramé sobre ellos mi ira; con
el ardor de mi ira los consumi; hice volver el camino de ellos sobre su propia cabeza, dice Jehová
el Señor" (Ezequiel 22:30,31).

Que la promesa de Dios mismo se haga eco en nuestros oídos y nos mueva a
arrodillarnos en su presencia: "¡No traeré destrucción por amor a diez!"

Guía de oración
I. "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre."
A. Hágase una imagen mental del Calvario, y agradezca a Dios que puede
llamarle Padre en virtud de la sangre de Jesús.
B. Santifique los nombres de Dios que corresponden a los cinco beneficios del
Nuevo Pacto, y haga sus declaraciones de fe.

 Pecado jehová-tsidkenu El Señor mi justicia


 Espíritu jehová-m'kaddesh El Señor que santifica
 El Señor es paz jehooo-salom
 jehooo-sama El Señor está allí
 Salud jehooo-rophe El Señor sana
 Exito jehooo-jireh Dios proveerá
 Seguridad jehooo-nisi El Señor mi estandarte
 jehooo-rohi El Señor mi pastor

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

II. "Venga tu reino. Hágase tu voluntad.


A. Usted mismo.
B. Su familia (cónyuge, hijos, otros miembros de la familia).
C. Su iglesia (pastor, líderes, personas fieles, cosecha).
D. País (líderes políticos y espirituales de la dudad, estado o provincia, un país
específico).

III. "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy."


A. Manténgase en la voluntad de Dios (vida de oración, iglesia, hábitos de
trabajo, obediencia en el ofrendar).
B. Crea que es la voluntad de Dios prosperarlo.
C. Sea específico.
D. Sea tenaz.

IV. "Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros


deudores."
A. Pida a Dios que lo perdone.
B. Perdone y libere a otros.
C. Disponga su voluntad para perdonar a quienes pequen contra usted.

V. "No nos metas en tentación, mas líbranos del mal."


A. Póngase toda la armadura de Dios, el Señor Jesucristo.
1. Ciña sus lomos con la verdad.
2. Coraza de justicia.
3. Pies calzados con la preparación (disposición) del evangelio de la
paz.
4. Escudo de la fe.
5. Yelmo de la salvación.
6. Espada del Espíritu que es la Palabra (rhema) de Dios.
7. Orando siempre en el Espíritu.
B. Ore para levantar un cerco de protección. (El Señor es su refugio, su
fortaleza, su Dios; en él confiará.)

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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael

1. Porque usted ha hecho del Señor su morada.


2. Porque le ha dado a él su amor.
3. Porque ha conocido su nombre.

VI. "Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos."
A. Formule sus declaraciones de fe.
B. Vuelva a alabar.

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