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LA ORACIÓN
Yo buscaba la mano de Dios, rogándole: "Señor, haz esto o aquello por mí." Pero cada vez más, buscaba también el
rostro de Dios, sediento de su amistad y comunión, hambriento de que su carácter santo, amoroso, compasivo, se
fuera desarrollando dentro de mí. Me sentía como una criatura que no distingue su mano derecha de su mano
izquierda. Sabía que había muchísimo para aprender acerca de la oración y la comunión con mi Padre. El clamor de
mi corazón era: "Enséñame a orar, Padre. Enséñame a orar."
Orar es nuestra obligación. Orar es nuestro privilegio. Orar, como el aire, el agua y la comida, son necesarios para
nuestra supervivencia y crecimiento. Pero muchos consideran que la oración es una actividad optativa.
¿Qué es la oración para vos: ¿una rueda de auxilio o la rueda motriz, el timón que te conduce? Medita en esta
pregunta en la intimidad de tu corazón.
El Espíritu Santo está hablando hoy a la iglesia. Dios está convocando a su iglesia a orar, y sería mejor que
prestáramos atención, porque la clave de todo lo que va a acontecer de ahora en adelante es lo siguiente:
"No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu" (Zacarías 4:6).
Es importante que entendamos que el deseo de orar no es algo que podamos producir en nuestra propia carne; es
más bien un deseo que el Espíritu Santo hace nacer en nosotros. Si él ya ha implantado ese deseo en su corazón,
deténgase ahora mismo y agradezca a Dios por ello. Si no, pídale que lo haga. Y luego pida a Dios que le ayude a
transformar ese deseo divino en una disciplina diaria. A medida que la disciplina de oración se desarrolle dentro de
usted, esa misma disciplina "acelerará la marcha". La oración dejará de ser una obligación o una rutina. ¡Será un gran
deleite!
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
¿Por qué? Porque él desea hacer muchas cosas en usted y por medio de usted. Por lo tanto, cuando empiece a orar,
dentro de usted irá ocurriendo un progreso dado por Dios. Permítame explicarle lo que quiero decir.
Era un día normal de negocios, como todos los días, hasta que Jesús entró en el templo de Jerusalén. A su tristeza se
le unió la ira santa. Después de fabricarse un látigo con unas cuerdas, Jesús se encaminó intencionalmente hacia los
cambistas y mercaderes de bueyes, ovejas, palomas, y desalojó del templo, tanto a ellos como a su mercadería
"mugiente y balante". Antes que los sorprendidos espectadores pudieran reaccionar, Jesús ya estaba de regreso, esta
vez para trastornar las mesas y sillas de los cambistas y vendedores de palomas. Todavía estaban rodando las
monedas, cuando Jesús dijo con una voz de trueno:
"Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones."
Sabiendo que sólo los culpables tenían motivos para temerle, los ciegos y los cojos atestaron el templo, y Jesús los
sanó allí en medio de las risas y los alegres aleluyas de los niños. Cuando los principales entre los sacerdotes y los
escribas demandaron airados que Jesús hiciera callar a los niños, él se opuso con calma:
"¿Nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?"
(Mateo 21:12-16.)
Primero, Jesús limpió el templo para que fuera una casa de pureza (v. 12).
Luego el templo fue transformado en una casa de poder, donde los ciegos y los cojos recibieron sanidad de parte de
Jesús (v. 14).
¿No deberíamos ver este mismo desarrollo en la iglesia y en la vida individual en nuestros días? Para hacer eco de las
palabras del apóstol Pablo:
"¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" (1 Corintios
3:16).
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Usted y yo somos parte de la iglesia que es la morada de Dios, por medio de Su Espíritu (Efesios 2:20-22). Pero
lamentablemente, nuestros templos a menudo están contaminados por la ambición, la manipulación, los pecados
del egoísmo.
Su iglesia no será casa de poder y de oración perfeccionada mientras no permita que el Espíritu Santo purifique su
alma santurrona y la transforme en casa de oración.
"Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la
tentación en el desierto..." (Hebreos 3:7, 8).
Estos versículos indican que puesto que los hijos de Israel oyeron pero no obedecieron, se les impidió cumplir la
misión de tomar posesión de la tierra de Canaán.
Dios había prometido esa tierra a los hijos de Israel. Pero, cuando diez de los doce hombres enviados por Moisés a
espiar la tierra regresaron temerosos y desalentados porque la tierra parecía imposible de conquistar, toda una
generación murió en el desierto.
"Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos"
(Números 13:30),
Cuando llegó el momento de votar, los diez contaron más que los dos. Dios no actúa según nuestros itinerarios.
Estaba listo para guiar a su pueblo a cruzar el río Jordán, pero el pueblo estaba atrapado en sus mezquinas rutinas.
“¿Cómo puede ser que anden por ahí proclamando que podemos vencer, cuando todos sabemos que el enemigo es
superior a nosotros?"…decían.
Temían a los gigantes en vez de a Dios. Prestaban más atención a los problemas que a las promesas. Veían ciudades
amuralladas en lugar de ver la voluntad de Dios. Y por no captar lo que el Espíritu les decía, deambularon cuarenta
años por el desierto. Murieron allí, dejando sus huesos en el desierto.
No sé si alguna vez habrán susurrado una oración como ésta, pero yo lo he hecho:
"Dios, quiero que quites todo lo que haya en mi vida que no se identifique con Jesús.
No quiero que haya en mí nada que no glorifique y engrandezca a Jesucristo como
Señor."
Para que esa oración se convierta en una realidad, las cosas que pueden ser
sacudidas deben ser sacudidas
Y seguro que hay mucho para sacudir. Si hoy oye su voz llamándolo a la oración, no
endurezca su corazón. Pídale al Espíritu Santo que no le dé descanso hasta que su
vida de oración pase de ser un anhelo, a ser una disciplina diaria y un deleite
sagrado. Deje que Jesús desaloje y trastorne las cosas de su vida que están
impidiendo que su templo sea casa de oración.
Enfréntese con los hechos. Si usted no empieza a orar, no podrá gozar en el futuro
de una comunión más íntima de la que goza ahora mismo.
Siempre tenemos que pasar por la agonía de la elección antes de la promesa del
cambio.
¿Qué va a resultar: ¿la rutina de siempre?, o está usted listo para dar el siguiente
paso con Dios?
Jesús lo está esperando para orar:
Él está listo para empezar esa progresión en su templo ya mismo. ¿Está usted listo?
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"Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y
allí oraba" (Marcos 1:35).
Jesús enfrentó la muerte de la misma forma que enfrentó la vida: sin temor.
Mientras agonizaba, encomendó su espíritu al Padre y dijo:
"Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios,
viviendo siempre para interceder por ellos" (Hebreos 7:25).
Creo que sé cómo se siente al leer estas líneas. Yo le dije tantas veces que sí a
Jesús. Tenía el deseo, pero me faltaba la disciplina.
Necesitamos orar día a día, no una carrera frenética para "ponerme al día" en la
oración antes de un acontecimiento especial.
Como sabe, hay muchas personas que quieren obedecer, pero no oran. Y hay
algunas personas que oran, pero no tienen el valor de obedecer. Pero la oración y la
obediencia deben ir juntas si queremos recibir el poder y la unción del Espíritu de
Dios.
Estoy convencido de que los discípulos no eran muy distintos de usted y de mí.
Igual que nosotros, tuvieron que golpearse la cabeza contra más de un muro, antes
de venir hasta Jesús y pedirle: "Señor, enséñanos a orar."
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"Vosotros, pues, oraréis así" … Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu
nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El
pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdonanos nuestras deudas, como también
nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del
mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén (Mateo 6:9-
13).
ME SENTÍ PERPLEJO Y ASÍ LO EXPRESÉ. "SEÑOR, ESTO LO PUEDO DECIR EN VEINTIDÓS SEGUNDOS, Y CANTANDO LO PUEDO
HACER EN UN MINUTO Y MEDIO. ¿CÓMO PUEDE SER QUE ESTO ME AYUDE A VELAR CONTIGO DURANTE UNA HORA?" Y EL
ESPÍRITU DE DIOS ME RESPONDIÓ: "LEE L-E-N-T-A-M-E-N-T-E."
DESPUÉS DE QUE HICE LA PREGUNTA: "SEÑOR, ¿CÓMO PUEDO VELAR CONTIGO UNA HORA?", EL SEÑOR ME HIZO UNA
PROMESA. "CUANDO APRENDAS A VELAR CONMIGO UNA HORA", PROMETIÓ, "ALGO SOBRENATURAL OCURRIRÁ EN TU VIDA." Y
LUEGO ME MOSTRÓ QUE LO QUE LLAMAMOS "PADRENUESTRO", ES EN REALIDAD UN BOSQUEJO DE ORACIÓN.
A medida que usted se discipline y tome este bosquejo de oración para entrar a la
presencia de Dios, la oración comenzará a fluir en su vida, como fluía en la vida de
Jesús y de los primeros creyentes.
Pero debo advertirle: Esta no es una verdad de débil intensidad; es una poderosa
revelación de profundísima intensidad que puede iluminar su templo con la gloria de
Dios y transformar su casa de oración en una casa de poder y de alabanza
perfeccionada.
Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa
de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación (1 Pedro 1:18,19).
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Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y
nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que
recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros
corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! (Gálatas 4:4-6).
"Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de
nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados" (Isaías 53:5).
Contemplé la sangre y lloré de dolor y gozo a la vez, porque supe que me había
lavado los pecados con su propia sangre (Apocalipsis 1:5), y que el pecado ya no
tenía dominio sobre mí (Romanos 6:14).
Luego la sangre declaró que gracias a la sangre del Cordero puedo entrar
valientemente en el lugar santísimo (Hebreos 10:19). Mi cuerpo es ahora el templo
del Espíritu Santo, que vive en mí, y que es el don que Dios me ha dado (1 Corintios
6:19).
Alabé a Dios porque la sangre de Jesús me ha abierto un camino nuevo y vivo para
experimentar la plenitud del Espíritu Santo.
Luego, la sangre me aseguró que por las heridas y sufrimientos de Cristo recibo
salud e integridad (Isaías 53:5; 1 Pedro 2:24; Mateo 8:16, 17), sanidad espiritual,
física, mental y emocional.
Luego la sangre me hizo ver que Cristo me ha librado de la ley del pecado y de la
muerte (Romanos 8:2). Jesús cargó sobre si la maldición que pesaba sobre mi
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A medida que el Espíritu del Señor me revelaba lo que la sangre ha hecho por
nosotros, repentinamente advertí los nombres hebreos de Dios en el Antiguo
Testamento que se forman por combinación con el nombre Jehová.
"Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. "
¿Ha observado alguna vez que el Padrenuestro empieza y termina con una
alabanza?
"Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre..,"
(Lucas 11:2),
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Cuando Dios deseaba hacer una revelación especial acerca de sí mismo, usaba el
nombre Jehová. En ese nombre se revelaba como el Dios verdadero y eterno, el
único, el que tiene existencia en si mismo, el que no cambia.
El significado y origen del nombre Jehová se expresan de manera muy especial en
la revelación que Dios da de si mismo a Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 3:13-
15). A lo largo de cuatro siglos de opresión en Egipto, los hijos de Israel habían
creído en la existencia de Dios, pero no habían experimentado su presencia.
Dios le proclamó a Moisés que él personalmente había descendido para liberar a su
pueblo de la esclavitud y guiarlo a la Tierra Prometida. Pero antes de que su siervo
Moisés pudiera conducir al pueblo de Dios, debía saber quién era y quién es Dios.
Cuando el Señor le proclamó por primera vez a Moisés "YO SOY EL QUE SOY", el
nombre que usó para sí mismo fue considerado demasiado sagrado por los
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traductores hebreos como para pronunciarlo en voz alta. De manera que usaron las
consonantes YHWH o JHVJ, que podemos leer como Yahwéh o jehová.
Yahwéh implica más que la mera existencia de Dios; implica su presencia personal
e íntima. El nombre de Dios Jehová revela su buena
voluntad de salvar a su pueblo y proceder en favor de ellos.
El nombre Jehová o YO SOY EL QUE SOY, puede traducirse "Yo estoy contigo, listo
para salvarte y para actuar, como siempre lo he estado."
Ahora bien, en el Antiguo Testamento, hay ocho nombres. Cada uno de estos
nombres es una revelación del carácter y la naturaleza de Dios.
En Exodo 6:3, 4, Dios vincula su nombre Jehová al pacto que estableció con
Abraham, Isaac y Jacob. Pero los ocho nombres compuestos de Dios en el Antiguo
Testamento también corresponden a la quíntuple promesa que Dios hace a su
pueblo en el Nuevo Pacto o Nuevo Testamento. Mientras que los nombres de Dios
revelan diferentes dimensiones de su carácter, también señalan su cumplimiento
pleno en la persona y obra de Jesucristo.
¿Cuáles son las cinco promesas o beneficios en el Nuevo Pacto con los cuales se
corresponden los ocho nombres compuestos de Dios? ¿O de qué cinco cosas
dieron testimonio la sangre en el altar?
Los beneficios que disfrutamos en el Nuevo Pacto tienen que ver con cinco esferas
vitales.
El primer beneficio del que usted disfruta en el Nuevo Pacto a consecuencia de ser
un hijo de Dios por la sangre de Jesús, es el perdón de sus pecados.
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¿Cómo puede una persona pecadora ser limpiada de su maldad y quedar justificada
delante de Dios? En el Antiguo Testamento, la pena de muerte que correspondía al
pecado, recaía sobre una víctima inocente cuya justicia seria atribuida al pecador.
Pero no hay ningún ser humano inocente y justo, y la sangre de animales no puede
quitar el pecado. Por lo tanto, era necesario proveer un remedio divino. La provisión
de justicia se hizo en Jesucristo, el Hijo único de Dios, que murió en nuestro lugar (2
Corintios 5:21; 1 Pedro 3:18).
El nombre combinado de Dios, “jehová-tsidkenu”, significa Jehová nuestra justicia"
(véase Jeremías 23:5, 6). Este nombre revela la faceta del carácter de Dios que
opera la redención por medio de la cual la humanidad queda plenamente restaurada
en su relación con Dios.
Jesucristo, nuestro jehová-tsidkenu, ocupó nuestro lugar (Romanos 5:17-19). El
nombre "Jehová nuestra justicia" revela el método de nuestra aceptación por parte
de Dios ("El que no conoció pecado fue hecho pecado por nosotros..."), y la medida
que seria tomada para nuestra aceptación ("para que nosotros fuésemos hechos
justicia de Dios en él", 2 Corintios 5:21).
Por ello, cuando ore "Santificado sea tu nombre jehová tsidkenu", agradezca a Dios
que él ya ha tomado una decisión respecto de nuestros pecados. En su mente, él ya
nos dice: "Te perdono." Todo lo que usted tiene que hacer es acercarse y aceptar
ese perdón, porque la Biblia dice
"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9).
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Pero Jesús es más que nuestra justicia. No sólo ofrece perdón por nuestros
pecados; nos ofrece liberación del dominio del pecado, porque Jesús es nuestro
santificador. Ahora bien, ¿qué significa eso? El significado básico de la palabra
hebrea que traducimos santificar es "separado para el servicio de Dios".
"Pero él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados. El castigo
de nuestra paz fue sobre él, y por sus llagas fuimos nosotros curados" (Isaías 53:5).
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Cuando Jesús murió y su sangre derribó la barrera del pecado que nos separaba de
Dios, ocurrió algo sobrenatural en el templo de Jerusalén. El velo que separaba el
lugar santo del lugar santísimo (el lugar donde moraba la presencia de Dios, y que
contenía el arca y el propiciatorio manchado por la sangre de los animales
sacrificados que el sumo sacerdote presentaba allí una vez por año), se rasgó de
arriba abajo, abriéndose el camino para entrar al lugar santísimo: la misma
presencia de Dios (vea Hebreos 10:19-22).
El este grueso cortinado no podía ser roto ni tirando desde ambas puntas con
caballos. Impedía acceder a la presencia de Dios a todos excepto al sumo
sacerdote; pero cuando repentinamente se rasgó de arriba abajo en el momento de
morir Jesús (Marcos 15:37, 38), fue porque había quedado abierto el camino hacia
Dios para todo el que se acercara por medio de Jesús.
Santificado sea tu nombre, jehová-shalom, "el Señor es paz".
Gracias por restaurar la paz con Dios a la humanidad, que se había interrumpido a
causa de la caída.
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Recuerde: usted está santificando el nombre de Dios por lo que él es y por lo que ha
hecho por usted. Mientras medite acerca de los distintos nombres de Dios el Padre,
afiance su fe, transformando sus reflexiones en declaraciones de fe y alabanza.
Eso no significa que puedo tener un auto último modelo esta semana, uno más el
mes que viene y una casa nueva el año próximo. No estoy hablando de manías
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carnales. Estoy hablando de perder la vida por Jesús y dejar que él siembre en
nosotros sus deseos.
Romanos 3:23: "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios."
Nuestros pecados nos condenan al fracaso. Todo hombre y mujer está destituido
constantemente, en todas las esferas de la vida: moralmente, emocionalmente,
financieramente, socialmente, espiritualmente y físicamente. Ningún mortal ha
satisfecho jamás todos los requisitos de la ley.
En Gálatas 3:10 leemos: "Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas
escritas en el libro de la ley, para hacerlas."
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Sin embargo,
Romanos 8:2 declara: "Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús, me ha librado de
la ley del pecado y de la muerte."
"Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está
escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)."
Por medio de Moisés, Dios le dio su ley a la humanidad, por la cual establecía las
únicas pautas de justicia aceptables para Dios.
La ley mosaica, que es un pacto por obras, sentaba el modelo para la conducta
humana; sin embargo, al carecer de poder para cumplir ese modelo perfecto, la
humanidad nunca ha podido satisfacer los requisitos divinos. La maldición de esa
ley incumplida condenaba a la humanidad a vivir una vida de fracaso y
desesperanza.
Pero cuando la humanidad cayó en pecado, también caímos en los brazos
misericordiosos y redentores de Dios. Jesucristo, el hijo unigénito de Dios, y el único
ser humano perfecto, se ofreció voluntariamente para morir en la cruz, cargando la
pena de muerte que pesaba sobre nosotros, cumpliendo todos los requisitos de la
ley, y dándonos un pacto nuevo y mejor. Los creyentes del Nuevo Pacto están libres
de la condenación de la ley, porque se les ha adjudicado la justicia de Cristo.
Además, como resultado de la expiación de Cristo, los mandamientos de la ley
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"El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que 10 entregó por todos nosotros, ¿cómo no
nos dará también con él todas las cosas?" (Romanos 8:32).
Así es que Jesús, como hemos visto, tomó la maldición de nuestro fracaso e
insuficiencia, y llegó a ser nuestra fuente de éxito y bendición, nuestro Jehová-jireh.
El nombre Jehová-jireh significa "el Señor que ve" o "Dios proveerá" (ver Génesis 22,
especialmente el v.14).
Dios nuestro Padre ve nuestras necesidades de antemano y provee para su
satisfacción. Su nombre Jehová-jireh es la revelación de la disposición de Dios y de
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Cuando medite en la cruz, alabe al Señor por estar libre de la muerte y del infierno
porque su pecado fue quitado en el Calvario.
Alabe a Dios porque usted nunca va a perecer sino que tiene vida eterna.
Concéntrese en Jesús que fue crucificado, y declare:
"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que
ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí" (Gálatas 2:20).
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Ayúdanos, Señor,
a no tomar tu nombre en vano.
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"Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo" (2 Timoteo 2:19).
"No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al
que tomare su nombre en vano" (Exodo 20:7).
UN BOSQUEJO DE ORACIÓN
I. Padre nuestro que estás en los cielos
A. Elabore una imagen mental de la sangre derramada por Jesús en la cruz.
B. Agradezca a Dios que puede llamarle "Padre" gradas a esa sangre.
II. Santificado sea tu nombre
A. Beneficio 1: Pecado - perdón del pecado y liberación del dominio del
pecado
1. Santifique su nombre.
a. jehová-tisdkenu: Jehová nuestra justicia.
b. jehová-m'kaddesh: Jehová que santifica.
2. Haga sus declaraciones de fe.
B. Beneficio 2: Espíritu - plenitud del Espíritu Santo
1. Santifique su nombre.
a. jehová-salom: Jehová es paz.
b. jehová-sama: Jehová está allí.
2. Haga sus declaraciones de fe.
C. Beneficio 3: Salud - promesa de salud y sanidad
1. Santifique su nombre.
a. jehová-rophe: Jehová sana.
2. Haga sus declaraciones de fe.
D. Beneficio 4: Exito - poner fin a la maldición de la ley
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1. Santifique su nombre.
a. jehová.-jireh: Jehová proveerá.
2. Haga sus declaraciones de fe.
E. Beneficio 5: Seguridad - poder sobre el temor a la muerte y al infierno
1. Santifique su nombre.
a. jehová-rohi: Jehová mi pastor.
b. jehová-nisi: Jehová mi estandarte.
2. Haga sus declaraciones de fe.
III. ¿Estoy tomando el nombre del Señor en vano?
A. Pídale al Espíritu Santo que le revele esferas en las que usted podría estar
tomando el nombre del Señor en vano.
B. Sométase al señorío de Cristo.
IV. Ore en el Espíritu, adorando y entonando alabanza en su corazón hacia el Señor.
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El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo
(Romanos 14:17)
Si Dios no está a la cabeza de sus prioridades, todo lo demás queda fuera de línea.
Su salud, emociones, metas y relaciones quedan mal centradas.
Al orar, usted debe declarar que venga el reino de Dios y se haga su voluntad en
estas cuatro esferas especiales:
1. usted mismo;
2. su familia;
3. su iglesia;
4. su nación.
USTED MISMO
Santiago 5:16 dice: "Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para
que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho."
A menos que usted esté en buenos términos con Dios, su oración no será eficaz.
Ore cada día pidiendo que el reino de Dios (su justicia, gozo y paz), se establezcan
en usted, y pida que su voluntad para usted ese día sea implantada en su espíritu.
Usted necesita de la sabiduría y revelación divinas para poder administrar
correctamente su casa, su trabajo, sus recursos, etc.
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Cuando ora: "Venga tu reino; hágase tu voluntad", invite a Jesús a asumir el lugar
que le corresponde en el trono de su corazón, y a gobernar su espíritu, alma y
cuerpo. Y luego ore sobre cada asunto especifico en que se verá involucrado ese
día. Pídale al Espíritu Santo que lo invista de habilidad, eficacia y poder.
Quédese en la presencia de Dios hasta que esté fijado el curso de ese día, y el
Espíritu de Dios esté activo en usted. Esto es de vital importancia, porque si Jesús
no es Señor en usted, no será Señor en la segunda prioridad, que es su familia.
SU FAMILIA
Si usted es casado, ore por su cónyuge. Ore pidiendo que la justicia, la paz y el gozo
gobiernen la vida de su pareja. Haga la declaración de fe: "Venga tu reino. Hágase tu
voluntad", y ore por las necesidades de su cónyuge hasta que el Espíritu le dé
libertad para avanzar en la oración. Esto es esencial, porque si usted pierde su
propia casa, su labor en la casa de Dios se verá seriamente dificultada.
UN JOVEN EVANGELISTA CUYA ESPOSA ESTABA A PUNTO DE DEJARLO, PARECÍA ESTAR MÁS PREOCUPADO POR SU
REPUTACIÓN Y POR SUS COSAS QUE POR SER SOLÍCITO CON SU ESPOSA Y BUSCAR LA RESTAURACIÓN DE SU MATRIMONIO.
MIENTRAS SE ARRODILLABA A ORAR POR EL GRAN SERVICIO QUE QUERÍA LLEVAR ADELANTE PARA DIOS, EL SEÑOR PUSO
ANTE ESTE JOVEN SIERVO UNA PREGUNTA PUNZANTE: "¿QUÉ TE HACE PENSAR QUE QUIERO CONFIARTE MI ESPOSA SI NO
ERES CAPAZ DE CUIDAR NI SIQUIERA LA TUYA?"
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
Aprenda a "orar pagando el precio" por aquello que necesita y cada día. Cuando
Dios pregunte: "¿Puedo reinar en tu vida?", declare: "¡Sí! ¡Sí! ¡Venga tu reino, Señor!
Que se haga tu voluntad. Te invoco para que tu perfecta voluntad se cumpla en mí,
en mi cónyuge, en mis hijos, en mis seres queridos. Pongo tu voluntad por encima
de mis propios deseos."
SU IGLESIA
Su tercera prioridad en oración es su iglesia. Ore por su pastor, por los líderes de la
iglesia, por la fidelidad de sus miembros, por la cosecha.
Cuando ore por su pastor, pídale a Dios que lo unja, que le hable y lo oriente. Pídale
a Dios que le dé corazón de padre hacia sus hijos espirituales, que le dé sabiduría y
revelación cuando esté en oración estudiando la Palabra, que le haga ser un cauce
puro por el cual fluyan los dones y el poder del Espíritu Santo.
Nombre a sus líderes en oración. Mientras ore por ellos, uno por uno, el Espíritu
Santo le mostrará a menudo necesidades específicas. Ore por las personas de su
Grupo Fe. Ore pidiendo a Dios que los que sirven en la iglesia sean cuerpos sanos.
Pídale al Señor que les muestre cómo nutrirse por la comunión y fortalecerse por el
evangelismo.
Ore pidiendo que las personas de la iglesia sean fieles a sus familias, a la visión que
Dios ha dado a su iglesia, a Jesús. Implore al Espíritu Santo que los arraigue en la
casa del Señor, para que produzcan frutos ganando almas e intercediendo por
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otros. Ore para que sean fieles en la entrega de sus diezmos y ofrendas, y que
sirvan a Dios como él merece ser servido.
"No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te
recogeré. Diré al norte: Da acá; y al sur: No te detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas
de los confines de la tierra, todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he
creado, los formé y los hice" (Isaías 43:5-7).
Por lo tanto, cuando oras por tu iglesia, hablando a los poderes y principados del
aire que operan en los hijos de desobediencia (ver Efesios 2:2). Ora así:
Norte, ordeno en el nombre de Jesús que liberes a cada persona que debe llegar a ser
parte de este cuerpo.
Hablo al sur, al este y al oeste, y en el Espíritu los miro directo a los ojos. Les ordeno
que liberen a cada uno (no a algunos) que Dios haya dispuesto que sea salvo,
plantado, fortalecido y afirmado en mi iglesia. Me demoro allí en oración hasta que
siento que mi espíritu se libera y sé que los poderes malignos han escuchado y
liberado lo que me pertenece. Por el Espíritu, enfrento esas esferas geográficas y las
desafío hasta que sueltan las riendas de control. Y luego en el nombre de Jesús, le
pido a Dios que envíe ángeles para ministrar a los herederos de la salvación (ver
Hebreos 1:13, 14).
Dios nos ha enseñado a orar primero, ordenando al norte, al sur, al este y al oeste,
que se rindan. Luego pedimos al Espíritu Santo que acerque las almas a Jesús, y
liberamos ángeles para ministrar a los herederos de la salvación.
¿Qué quiero decir con eso? Cuando hablo de niveles espirituales, no me estoy
refiriendo a "estímulos", "actitudes mentales positivas" o metas creadas o
motivadas por el hombre. Estoy hablando de metas fijadas por el Espíritu.
SU PAÍS
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
Su cuarta prioridad en oración es su país. Ore para que el presidente tenga sabiduría
de Dios, que los líderes espirituales anden con sabiduría, sean personas de oración,
y estén protegidas por el poder de Dios. Ore de manera específica, nombrando a los
líderes de su ciudad, de su estado, de su país. Interceda por su país. Pida un
avivamiento espiritual.
El Señor también nos ordena orar por la paz de Jerusalén (Salmo 122:6),
Usted quizás quiera pedirle a Dios que ponga otra nación del mundo en su corazón.
Permita que el Espíritu de Dios amplíe los límites de su preocupación y compasión.
Al llegar a este punto, usted habrá orado por los dos primeros temas de la oración
modelo que nos dio Jesús: "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea
tu nombre"; "Venga tu reino; hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo."
Quizás ahora advierte por qué es tan simple orar durante una hora. Está
aprendiendo a orar por un sinnúmero de cosas que antes le producían temor,
preocupación y frustración. Ahora, en lugar de pensar: ¿Cómo podré orar durante
toda una hora?, se estará preguntando:
¿Cómo podré completar todo esto en una sola hora?
Como usted ve, nuestro problema ha sido simple. No sabiendo qué decir o hacer en
la oración, nos agotamos en unos diez minutos.
Un bosquejo de oración
I. Haga una declaración de fe: "Venga tu reino. Hágase tu voluntad, no solamente en
el deseo, sino en “la realidad.”
II. Cuatro esferas principales en las cuales establecer su reino.
A. Usted mismo
1. Asegúrese de estar en buenas relaciones con Dios.
2. Pídale a Jesús que ocupe el trono de su vida y gobierne en cada
esfera.
3. Permanezca delante del Señor hasta que el curso del día quede
establecido, y el Espíritu de Dios esté activo dentro de usted.
B. Su familia
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
1. Su conyuge
2. Sus hijos
3. Otros miembros de la familia
C. Su iglesia
1. Su pastor
2. Los líderes de la iglesia
3. La fidelidad en las personas
4. La cosecha
D. Su país
1. Los líderes políticos de la ciudad, del estado, del país
2. Los líderes espirituales
3. El avivamiento
III. Pídale al Espíritu de Dios:
A. Que ordene sus prioridades.
B. Que le ayude a ponerlas en práctica.
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
PROVISIÓN
"EI pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. "
"Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le
preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida etema?...Pero él, afligido por esta
palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones" (Marcos 10:17, 22).
El joven rico era un hombre bueno, un hombre religioso, pero había algo errado en
él. Jesús sabía qué era, y puso el dedo ahí mismo: el amor al dinero. Cuando le dijo
al joven que vendiera todo lo que tenía y lo siguiese, no es que Jesús estuviera
tratando
de despojarlo de sus bienes. Estaba tratando de evitar que confiara en sus riquezas.
Jesús le estaba ofreciendo el mejor consejo de inversión que jamás recibiría, pero lo
desechó y se marchó.
Los principios de Dios son diametralmente opuestos a los del mundo. Dios dice:
"Den y se les dará." El mundo advierte: "Toma todo lo que puedas, y guárdalo:' Pero
los caminos del hombre no son los caminos de Dios.
¿Han notado alguna vez el hermoso equilibrio que tiene el Padrenuestro? La primera
preocupación se dirige a su nombre la segunda, a su reino y a su voluntad. Luego
nos dice que oremos:
Danos hoy el pan de cada día." Si buscamos primero el reino de Dios y su justicia,
todas las cosas nos serán añadidas. Debemos entender que Jesús no estaba
tratando de transformar al joven rico en un viejo y pobre mendigo. Estaba tratando
de romper el poder con que la ambición y la mezquindad esclavizaban el alma de
este joven. El propósito de este joven rico era contar su dinero de noche.
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
"Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como
quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es
provechoso" (Hebreos 13:17).
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
Hay momentos en que Dios puede guiar a un creyente a vivir por fe, y hasta
"mandará cuervos" para alimentar a ese creyente si fuera necesario.
El orgullo, el temor, la preocupación y la inseguridad nos llevan a trabajar en exceso.
Pero cuando reconocemos que Dios nuestro Padre es la fuente de nuestros
recursos (y no nosotros mismos, o nuestros salarios, o las cuentas de ahorro),
podemos estar contentos de hacer lo que nos es posible y dejar que él se haga
cargo de lo imposible.
buscamos primero el reino de Dios y su justicia, todas estas cosas nos serán
añadidas (Mateo 6:33). Cuando le damos a Dios primero, en lugar de atesorar
nuestros míseros recursos, estamos reconociendo que Dios es nuestro proveedor.
Recuerde: no podemos pedir bendiciones de Dios si estamos violando este principio
básico en cuanto a la prosperidad. También debemos obedecer a Dios cuando nos
pide que le demos en forma extraordinaria o inesperada. Dios dijo:
Es realmente muy sencillo. Los requisitos para estar de acuerdo con la voluntad de
Dios pueden sintetizarse en un solo factor: el señorío de Jesucristo en su vida. Si él
es Señor, usted tendrá comunión con él en su vida privada de oración y en la
Palabra. Tendrá comunión con su iglesia. Será diligente y equilibrado en sus hábitos
de trabajo, y obediente en el dar. Si estos requisitos básicos para estar en la
voluntad de Dios se afianzan en su vida, usted puede depender de Dios para la
satisfacción de todas sus necesidades.
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
"La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella" (Proverbios 10:22).
Pablo prometió:
"Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús"
(Filipenses 4:19).
"Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia [todo favor y bendición
terrenal], a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas lo suficiente, abundéis para toda
buena obra. Y [Dios} el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará
vuestra sementera [recursos para sembrar], y aumentará los frutos de vuestra justicia [que se
manifiesta en una activa bondad, generosidad y caridad], para que estéis enriquecidos en todo
para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios" (2 Corintios
9:8, 10, 11, corchetes añadidos.)
Dios no nos bendice para que podamos tirar abajo nuestros graneros viejos y
construir otros nuevos. Dios sabe que el dinero es necesario. ¿Le sorprende saber
que la Biblia habla más sobre el dinero que sobre cualquier otra cosa? Las
Escrituras están repletas de instrucciones sobre cómo hacer, ahorrar, dar y
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
administrar el dinero. Como usted ve, Dios quiere que sus hijos sean dadores, no
recibidores; que sean cabeza y no cola; que presten, no que pidan prestado.
Si usted todavía no está obedeciendo los mandamientos de Dios respecto a los
diezmos, ¿por qué no empezar ahora mismo? No sea como el joven rico que se
alejó entristecido. "Conságrese totalmente a Jesús", y observe cómo él reprueba al
enemigo. Sáquese la duda. Crea que Dios puede prosperarlo, y luego reclame sus
promesas respecto a sus necesidades. Pida diariamente la porción necesaria para
cumplir el plan de Dios para su vida.
"¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres
panes, porque un amigo mio a venido a mi de viaje, y no tengo qué ponerle delante" (Lucas 11:5,
6).
¿Se da cuenta? ¿Notó que el hombre pidió específicamente tres panes? Cuando ore
diciendo "el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy", diga cosas específicas. Si usted
tuviera que contar con una cifra semanal elevada para cubrir el presupuesto, ¿se
pondría nervioso? Primero usted debe orar haciendo peticiones concretas para
cubrir las necesidades de la casa de Dios, luego debe orar de manera concreta por
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
"¿y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Tardará en
responderles?" (v. 7).
LAS PERSONAS
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
"¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?" ¿Cómo hubiera
contestado usted? Escuche la respuesta de Cristo: "No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta
veces siete" (Mateo 18:21, 22).
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
¿Qué es lo que está diciendo Jesús? Estaba enseñando lo siguiente: perdone tantas
veces como sea ofendido. ¿Por qué haría Jesús semejante afirmación? Porque esa
es la cantidad de veces que él está dispuesto a perdonarnos a nosotros.
Una vez que nos damos cuenta cuánto nos ha perdonado Dios a nosotros, podemos
con liberalidad perdonar a otros. Si usted tiene problemas para perdonar, pídale a
Dios una revelación del precio que su Hijo pagó para perdonarlo.
Mejor que entienda esto correctamente.
Si usted no perdona, vivirá con recuerdos atormentadores y opresiones
demoníacas hasta que libere a la otra persona y la perdone.
Si usted no perdona, aunque los hombres más santos vertieran sobre usted
baldes de aceite sagrado, usted seguirá atormentado.
¿Por qué? Porque no tendrá liberación hasta tanto decida perdonar.
Mantenga una actitud correcta hacia los demás ¿Cómo es posible mantener una
actitud correcta hacia los demás siempre, si hay personas que andan rondando
como buitres esperando que cometamos una falta?
La clave de esta actitud correcta es la preparación. Todas las mañanas, antes de
salir de su casa, adopte una decisión intencional de que responderá con amor y
perdón hacia aquellos que lo ofendan. Decida que no permitirá que el rencor le robe
el espíritu de victoria, de gozo y de paz. Esa simple decisión puede evitarle mucho
dolor.
"antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios
también os perdonó a vosotros en Cristo" (Efesios 4:32).
Cuando usted perdona, usted libera en las manos de Dios a la persona que lo ha
ofendido. Usted deja caer la ofensa, la suelta, y renuncia a su derecho de herir a la
persona que lo ha herido a usted. Entonces se transforma en un candidato para lo
sobrenatural. La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guarda sus
pensamientos, y Dios mismo, a su tiempo, y a su manera, obrara justicia.
Isaías 26:3 "Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti
ha confiado."
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
PODER
COLOCÁNDONOS LA ARMADURA DE
DIOS
El cristiano que se prepara para el conflicto necesita poder. Aun cuando esté
totalmente vestido con la armadura que Pablo describe en los versículos que
siguen, primero debe tener el poder, o de lo contrario la armadura será de poca
ayuda. ¿Dónde obtenemos ese poder? A través de la comunión con el Señor, y en
respuesta a la oración:
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
"He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría"
(Salmo 51:6).
Como creyente, debe estar saturado de la verdad de Dios; debe ser una persona de
total integridad y rectitud moral. Debe saber quién es en Dios, y quién es Dios en
usted. Usted cubre sus lomos con verdad, reafirmando la verdad respecto de usted
mismo y respecto de Dios, y luego actuando según esa verdad, en lugar de actuar
según sus emociones.
"Y vestidos con la coraza de justicia." La coraza era una parte de la armadura que se
usaba sobre el pecho. Los órganos vitales quedaban protegidos por la coraza: el
esófago (lugar por donde pasa la comida al estómago), la faringe, el corazón y los
pulmones. ¿Qué es la coraza de justicia en el creyente? Es la justificación de Dios
por medio de la fe. Es la justificación por la sangre de la cruz. Esta justificación es el
resultado de la renovación del corazón por medio del Espíritu Santo. La coraza es
una parte importante de la armadura defensiva de un soldado. La coraza de justicia
cuida con diligencia el corazón del creyente, porque del corazón nacen las
decisiones de la vida.
"Y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz." En la lucha cuerpo a
cuerpo, la habilidad para estar de pie, para dar un paso al costado, caminar y correr,
son absolutamente esenciales. Como participante de una guerra espiritual,
debemos calzarnos con la preparación (la disposición y capacitación, la estabilidad
que da el estar bien parado), que encontramos en el evangelio de la paz. Al caminar
diariamente en la voluntad revelada de Dios y ordenar nuestra conducta y nuestra
conversación de acuerdo con su Palabra, experimentamos un sentido de unidad con
Dios y una seguridad de contar con la ayuda de Dios ante cualquier problema,.
"Sobre todo, tomad el escudo de la fe." Las palabras "sobre todo" en este versículo
no significan que el escudo de la fe fuese la parte más importante del equipo del
soldado; era simplemente una parte de su armamento, que podía ser levantada y
colocada sobre todas las partes del cuerpo, según se lo necesitara. Como creyentes
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
en Cristo, la fe nos presta el mismo servicio que el escudo al soldado, pero, ¿cómo
procuramos la fe? Efesios 2:8 dice que la fe es un don.
Romanos 10:17 "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra (rhema) de Dios.”
Gálatas 5:22 dice que la fe es un fruto del Espíritu Santo. Gálatas 2:20 dice que
vivimos por la fe en el Hijo de Dios, que nos amó y se entregó por nosotros. Esa fe
es el escudo del creyente.
"Con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno." El "maligno" no se
refiere a una fuerza impersonal, sino a Satanás y a los enemigos malignos descritos
en el v. 12. El enorme escudo de los antiguos soldados se hacía de madera (para
que fueran livianos), y cubiertos de cuero. Los cueros se empapaban en agua, para
apagar las flechas encendidas, que eran los proyectiles más peligrosos del
enemigo, disparados para destruir y para herir mortalmente. El creyente toma el
escudo de la fe y declara: "Estoy confiando en ti, Señor, para que me protejas.
Puesto que estoy refugiado en ti, nada puede tocarme hoy si tú no lo permites."
"Y tomad el yelmo de la salvación." El yelmo, que era la parte más costosa de la
armadura, su usaba para proteger la cabeza. El yelmo de la salvación protege la
mente y el pensamiento del creyente. La palabra "tomar" en este versículo, significa
literalmente "recibir", tomar en las manos el yelmo de la salvación, que "es don de
Dios". Por lo tanto, el creyente debe pedir y recibir activamente la mente de Cristo y
la paz de Dios, que protegen y montan guardia sobre sus pensamientos (ver
Filipenses 4:7).
"Y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios." La espada era un arma ofensiva
con una hoja de filo adosada a una empuñadura. Se usaba para herir o matar, y era
símbolo de poder o autoridad, especialmente para juzgar y dictar sentencia. El
poder y la autoridad del cristiano lo constituye la Palabra de Dios. Al hablar de la
espada del Espíritu o de la Palabra de Dios, la referencia aquí no apunta al logos o a
la Biblia entera como tal, sino al rhema, la escritura particular, la afirmación,
mandamiento o instrucción que el Espíritu dirige a nuestro espíritu o nos trae a la
memoria en momentos de necesidad. Para que podamos manejar la espada del
Espíritu con eficacia, debemos llenar nuestra mente de las Escrituras. En el idioma
griego se señala que el creyente debe recibir esta palabra específica de parte de
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
Dios para una situación concreta. La revelación especial puede ser usada entonces
como una afilada espada contra el enemigo y sus ataques.
"Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu." La última y
poderosa pieza de la armadura de Dios es la oración en el Espíritu. Esto significa
orar en y con el espíritu en su lenguaje personal de oración, inspirado por el Espíritu
Santo (Hechos 2:4; 1 Corintios 14:2, 14, 15; Judas 20). Al no orar con la mente sino
con el espíritu, es posible obedecer el mandamiento de Pablo de "orar siempre"
(Efesios 6:18). La única manera en que se puede orar siempre, o sin cesar (1
Tesalonicenses 5:17), es orando con el espíritu. La mente tiene limitaciones; nos
obstaculiza para orar como debiéramos. Pero el espíritu, redimido por la sangre de
Jesús, y lleno del Espíritu Santo de Dios, no tiene limitaciones. Al orar, el Espíritu
viene en su ayuda. Une sus fuertes ruegos a los suyos, e intercede ante Dios por
usted y por el bienestar de otros creyentes. Cuando el Espíritu Santo lo capacita a
orar de acuerdo a la perfecta voluntad de DIOS, sus súplicas llegan a la presencia de
Dios (Romanos 8:26, 27).
¿Le ha pasado alguna vez estar rebuscando palabras, consciente de la debilidad y
de las limitaciones de su propia mente, mientras volcaba su corazón delante de
Dios? ¿No ha estado alguna vez atrapado en situaciones tensas y urgentes en las
que no había tiempo para apartarse a solas para orar? A mí me ha ocurrido. Por eso
me resulta tan preciosa esta séptima parte de la armadura espiritual. La puedo usar
como un rayo laser para atravesar directamente el territorio del diablo, llegar hasta
Dios y recibir una respuesta inmediata de parte de él en mi mente. Puedo vivir en
actitud constante de oración, independientemente de dónde esté o qué esté
haciendo. Puedo orar en voz baja o en un susurro; puedo orar solo o en medio de
una multitud. Dios sabe. Dios oye. Y Dios responde. Así es como un creyente
equipado con la armadura, puede mantener una actitud de oración, y orar
constantemente, en todo momento.
"Velando en ello." La expresión "velando" se refiere al cuidado que el creyente debe
tener para no descuidar la oración, tan esencial para alcanzar la victoria en
conflictos espirituales.
"Con toda perseverancia y súplica por todos los santos." Ningún soldado debiera orar
sólo por sí mismo, sino también por todos sus camaradas, porque constituyen un
solo ejército. El éxito de uno es el éxito de todos. Cuando Jesús nos indica que
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
digamos "no nos dejes caer en tentación", nos está diciendo que pidamos que las
fuerzas que escapan a nuestro control no nos pongan en dificultad. Nos está
ordenando que velemos y oremos para no caer en tentación por nuestro propio
descuido o desobediencia. La petición "líbranos del mal" Introduce la súplica de ser
librado del poder agresivo y potente del maligno, que busca influir, dominar y
enseñorearse, para luego hacernos desviar. Esta súplica implica mucho más que el
mero pedido a superar el deseo de pecar; también debemos derrotar las poderosas
fuerzas malignas que buscan obstaculizar y destruir el plan de Dios para nuestras
vidas.
Por lo tanto, en Efesios 6:11, 13, Pablo nos instruye que nos pongamos la armadura
completa de Dios, para que podamos resistir los ataques del maligno. ¿Cuál es la
otra cara de la enseñanza? Que si no oramos "no nos dejes caer en la tentación mas
líbranos del mal", si no nos ponemos la armadura completa de Dios, no podemos
resistir los dardos del maligno. ¡No podremos mantenernos en pie! En su carta a los
Romanos, Pablo vuelve a mencionar la armadura. Allí nos instruye a ponemos "la
armadura de luz" y a vestimos del señor Jesucristo (Romanos 13:12, 14). La
armadura que Pablo describe y le ordena al creyente que se ponga, es en realidad el
propio Señor Jesucristo. Jesús quiere ser nuestra defensa y revestimos con su
persona.
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
CONSTRUYENDO UN CERCO DE
PROTECCIÓN
Vencemos cuando oramos: ¡No nos metas en tentación, mas líbranos del mal!
Vencemos cuando nos colocamos la armadura completa de Dios y cuando
construimos un cerco de protección a nuestro alrededor. ¿Está cansado de morder
el polvo de la derrota que le inflige el diablo? ¿Le gustaría saber cómo dejarlo tirado
en el suelo y plantarle las botas en su garganta voraz? Entonces declare:
Salmo 91:2 "Diré yo a Jehová: esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré." Entonces
"él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora".
Más adelante (vv. 9, 14) se establecen tres razones (o tres "porqués") por las que
usted puede reclamar la protección de Dios: "Porque has puesto...al Altísimo por tu
habitación"; "Por cuanto en mí ha puesto su amor"; "Por cuanto ha conocido mi
nombre."
"Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado" (Proverbios 18:10).
El nombre del Señor no sólo significa quién es, sino lo que él quiere ser en nuestra
vida. No tome en vano el nombre del Señor. El es más que nuestro Salvador. Es
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En el Salmo 34:7 se declara: "El ángel de Jehová, acampa alrededor de los que le temen, y los
defiende."
"¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has
dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra"(Job 1:10).
Observe tres cosas que Dios hace por sus hijos: pone un cerco a nuestro alrededor,
alrededor de nuestras casas y de nuestras cosas, nos concede felicidad y
prosperidad en el trabajo de nuestras manos; hace que nuestros bienes se
incrementen, no que disminuyan.
De modo que cuando usted ore cada día: "No nos metas en tentación mas líbranos
del mal", declare que levanta ese cerco de protección alrededor de usted, de sus
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
amigos y de sus seres queridos, su casa, y todo lo que posee. Pídale a Dios que le
conceda felicidad y prosperidad al trabajo de sus manos, y que haga que sus
bienes, tanto espirituales como materiales, aumenten sobre la tierra.
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
ALABANZA
El reino
"Porque el reino es del Señor", declaró el salmista, y Jesús dijo: "Tuyo es el reino"
(Salmo 22:28; Mateo 6:13). Pero Jesús también dijo:
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
"No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino" (Lucas 12:32).
Pablo también nos enseña que somos partícipes del reino de Dios.
"Con gozo dando gracias al Padre que nos ha trasladado al reino de su amado Hijo. (Colosenses
1:12-14).
"Y el señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial" (2 Timoteo
4:18).
Por lo tanto, cuando usted ore: "Porque tuyo es el reino", alabe a Dios su Padre que
lo libró del poder de las tinieblas y lo llevó a su reino de amor y de luz. Formule la
declaración de fe: "El Señor me librará de todo mal y me llevará a su reino celestial."
Alabe a Dios porque lo ha invitado a participar de su reino. El poder David escribió:
y declaró:
Dios hizo la tierra con su poder Jeremías 10:12) y gobernará con su poder para
siempre (Salmo 66:7).
Sin embargo, Dios nuestro Padre nos ha hecho participes de su poder. El da
fortaleza y poder a su pueblo (Salmo 68:35), y nos da poder para obtener su riqueza
(Deuteronomio 8:18). Da poder a los débiles (Isaías 40:29) y nos guarda por su
poder (1 Pedro 1:5). Dios nuestro Padre, que levantó a Jesús, nos levantará por la
fuerza de
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
su poder (1 Corintios 6:14). Jesús declaró: "He aquí os doy potestad de hollar
serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará" (Lucas
10:19). Justamente antes de su ascensión el Señor instruyó a sus discípulos:
"He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad
de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde 10 alto" (Lucas 24:49).
En Hechos 1:8 leernos nuevamente las palabras de Jesús prometiendo el poder del
Espíritu Santo: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo
último de la tierra."
Pablo nos dice:
"Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza" (Efesios 6:10).
La gloria
"¿Quién es este Rey de gloria?", preguntaba el salmista. "Jehová el fuerte y valiente,
Jehová el poderoso en batalla" (Salmo 24:8).
"Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas" (Isaías
42:8).
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"Te alaben, oh Jehová, todas tus obras, y tus santos te bendigan. La gloria de tu reino digan, y
hablen de tu poder, para hacer saber a los hijos de los hombres sus poderosos hechos, y la gloria
de la magnificencia de su reino. Tu reino es reino de todos los siglos, y tu señorío en todas las
generaciones" (Salmo 145:1013).
Te alabamos, Padre, porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por los siglos de
los siglos, y sin embargo nos has invitado a participar de ello. Que nunca entremos
ni salgamos de tu presencia sin inclinamos humildemente delante de ti para
ofrecerte sacrificios de alabanza, Que proclamemos con David:
"Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo. Tuya es,
oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que
están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre
todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y
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el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros
alabamos y loamos tu glorioso nombre" (1 Crónicas 29:10-13).
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
ALABE
"Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí
oraba."
Interrupciones
El teléfono y el timbre pueden llegar a ser terribles enemigos. Esa es la razón por la
cual muchas personas ocupadas eligen orar temprano por la mañana, antes de que
empiecen a producirse las interrupciones. El salmista David no tenía teléfono ni
timbre, pero tenía por 10 menos ocho esposas, diez concubinas, veintidós hijos, y un
reino que gobernar. No resulta sorprendente, entonces, que uno de sus horarios
para orar fuese de mañana. David dijo:
Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré" (Salmo
5:3).
Por otro lado, Susana Wesley, madre de diecinueve niños (dos de los cuales fueron
Juan y Carlos, que fundaron el movimiento metodista), eligió un horario de tarde
para encontrarse con el Señor cada día. Todos los días, a la una, Susana Wesley
cerraba la puerta de su dormitorio, se arrodillaba junto a su cama, abría su Biblia, y
conversaba con Dios.
¡Piense en ello! No había supermercados, ni escuelas primarias, ni tiendas de
departamentos, ni casas de comida ya preparada para llevar, ni lavadoras ni
secadoras automáticas, ni demás electrodomésticos. Esta mujer, que además era la
esposa de un predicador, tenía que coser la ropa para su familia, lavarla, limpiar,
cocinar y enseñar las primeras letras a todos esos niños, y sin embargo tomaba
tiempo todos los días para pasar una hora con Dios. ¿Cómo le explicaría usted a
Susana Wesley por qué no encuentra tiempo para orar? No estoy tratando de
indicarle que debe orar de mañana temprano. Ni tiene nada de “sagrado” orar a las
cuatro de la madrugada. Lo importante es que usted elija la hora que mejor le
convenga y empiece a orar una hora cada día.
Aprenda a coordinar su vida con el Espíritu Santo. Por ejemplo, ha puesto el
despertador para las 5:30 de la mañana, pero el Espíritu Santo de Dios quizás lo
despierte a las 3:30, y le diga: “Es hora de orar”. O quizás su horario habitual para
orar sea a las 8 de la noche. Si a las 6:30 usted percibe que el Espíritu de Dios
impulsa a su espíritu y lo está llamando a orar, obedezca ese impulso. No se ate al
horario; sea obediente al Espíritu. Como puede ver, la oración no es simplemente
cuestión de un
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Así es. Ese es el secreto. Que Dios no permita que nos conformemos con menos.
Sea que elija la mañana, el mediodía, o la noche como horario regular de oración, lo
importante es que tenga un horario y un lugar fijos para orar. Jesús, cuando enseñó
a sus discípulos a orar, les instruyó así:
“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en
secreto” (Mateo 6:6).
Eso significa que debe elegir un lugar tranquilo y privado para orar y encontrarse
con Dios todos los días. El hecho de tener un horario y un lugar determinados, le
ayudará a derrotar esas interrupciones molestas.
Somnolencia
¿Cómo pueden vencer la somnolencia cuando se disponen a orar?
Algunos de los primeros líderes metodistas de Juan Wesley, decididos a vencer este
problema, llegaban al punto de empapar toallas en agua fría, ponerlas alrededor de
sus cabezas. Si usted descubre que cada vez que se arrodilla, acomoda la cabeza
en los brazos y cierra los ojos para orar, se empieza a dormir, ¿por qué no prueba
sentado o parado? ¿O por qué no prueba caminar mientras ora? Saque la silla o la
mesa del paso, y camine ida y vuelta por la habitación, o camine ida y vuelta por un
pasillo. Muy pronto se acostumbrará al "sendero". Luego podrá concentrarse
exclusivamente en la oraci6n, y derrotar al enemigo de la pereza.
Distracciones mentales
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
"Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre..." (Lucas
11:2).
Una vez que haya aprendido a derrotar las interrupciones, la pereza y las
distracciones, en poco tiempo el deseo de orar se transformará en una disciplina de
oración. Y en tanto ora con disciplina, esa disciplina se transformará en un santo
deleite. No se preocupe si algunos días, mientras ora, no derrama lágrimas ni siente
emoción alguna. En esas ocasiones en que menos siente la inclinación a orar, es
quizás cuando más lo necesita. Además, Dios no se ve tan conmovido por sus
lágrimas o sus emociones, como por su palabra, y por la obediencia y tenacidad.
Sea siempre sensible al Espíritu Santo y ore por cada tema en la manera en que él
se lo indique, porque Dios ha enviado a su Espíritu Santo para que le ayude en la
oración, y ruegue intercediendo por usted con gemidos tan hondos que resultan
indecibles (Romanos 8:26). Aprenda a ser sensible, orando en el Espíritu y
prestando atención a las sugerencias del Espíritu Santo. En ocasiones el Espíritu lo
guiará a tomar versículos de las Escrituras y volcarlos como petición o francas
declaraciones de fe. En otras ocasiones, se verá llorando e implorando por una
necesidad urgente. A veces
prorrumpirá en cánticos de adoración o en risa, cuando la paz y el gozo de Dios
inunden su corazón. No trate de que dos momentos de oración sean idénticos. Siga
los suaves toquecitos del omnisciente Espíritu Santo así como sus impactos
fuertes, porque sus elecciones y su orientación nunca están equivocadas. De modo
que procure ser sensible. Sea flexible. Sea obediente. No entristezca al Espíritu
Santo por insistir en su propio camino.
El pastor B. J. Willhite, explica la oración de esta manera: "Hay días que parece que
estamos cavando un pozo. Otros días estamos plantando postes. Otros días
extendemos los cables. ¡Y un día el circuito se completa, y hacemos contacto!"
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
Dios nuestro Padre hace esta promesa: "Cuando respondas al llamado a la oración,
yo empezaré a responder a todas tus necesidades." ¿Qué le parece? ¿Está listo para
tener un encuentro con Dios todos los días y buscar su rostro en oración? Solo
defina
el lugar y la hora. El no llegará tarde.
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
"Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y
se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados,
y sanaré su tierra" (2 Crónicas 7:14).
"Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y se pusiera en la brecha delante de mi, a favor
de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé. Por tanto, derramé sobre ellos mi ira; con
el ardor de mi ira los consumi; hice volver el camino de ellos sobre su propia cabeza, dice Jehová
el Señor" (Ezequiel 22:30,31).
Que la promesa de Dios mismo se haga eco en nuestros oídos y nos mueva a
arrodillarnos en su presencia: "¡No traeré destrucción por amor a diez!"
Guía de oración
I. "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre."
A. Hágase una imagen mental del Calvario, y agradezca a Dios que puede
llamarle Padre en virtud de la sangre de Jesús.
B. Santifique los nombres de Dios que corresponden a los cinco beneficios del
Nuevo Pacto, y haga sus declaraciones de fe.
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LA ORACIÓN – Lectura para la escuela de Familia Iglesia Cristiana Manantiales San Rafael
VI. "Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos."
A. Formule sus declaraciones de fe.
B. Vuelva a alabar.
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