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Dr. Ignacio Araya


Médico Cirujano

La relevancia de la resistencia a antibióticos está dada por diversos puntos entre los que se encu-
entran las consecuencias que este efecto tiene sobre la mortalidad, la discapacidad y los altos
costos de atención en salud debido a hospitalizaciones más largas, aumento en la toxicidad, ma-
yor costo de los antibióticos y más días de terapia. Esta situación, además, limita los avances de
la medicina, ya que procedimientos como trasplantes, cirugías y prótesis requieren de tratamiento
antibiótico y, en consecuencia, ante estos fenómenos se ven amenazados directamente.

Un estudio de interés encargado por el gobierno inglés tenía como objetivo ver el impacto de la
resistencia antimicrobiana y planificar qué acciones se podrían tomar para evitarlo. A partir de él
se obtuvo que, en el año 2050, de no tomarse las medidas necesarias, se producirían alrededor
de diez millones de muertes, lo que incluso superaría la cantidad de fallecidos por patologías co-
mo cáncer, por ejemplo. De esta manera, se desprende que de no tomar medidas actualmente
contra este problema, en el año 2050 moriría una persona cada tres segundos debido a una infec-
ción por una bacteria resistente.

Existen diversos factores que propician el desarrollo de infecciones y la diseminación de resisten-


cia antimicrobiana; estos son:
 Exceso de prescripción de antibióticos.
 Mala adherencia a tratamiento por parte de pacientes (no acaban el tratamiento). Este pun-
to puede ser evitado mediante medidas que busquen educar al paciente en el momento
de la atención.
 Uso excesivo de antibióticos en la cría de ganado y pescado.
 Control inadecuado de las infecciones en los hospitales y clínicas.
 Falta de higiene y saneamiento deficiente.
 Falta de desarrollo de nuevos antibióticos.
 Mundo globalizado y movimientos humanos.

El mapa adjunto es un esquema que mu-


estra cómo las bacterias resistentes se
han transformado en un problema global
como consecuencia de la globalización,
los eventos de migración y los viajes.

A continuación, se muestra un esquema


realizado por la CDC que ilustra los meca-
nismos básicos por los cuales se produce la resistencia antibiótica. En primer lugar, en una colonia
de bacterias existen microorganismos tanto resistentes como susceptibles a determinados anti-
bióticos; una vez uno de estos es administrado, se eliminan las bacterias que causan la
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enfermedad, pero también aquellas “buenas” que se encuentran colonizando nuestro organismo
y evitan que proliferen otras infecciones. A raíz de esto, las bacterias que son resistentes a los fár-
macos crecen y toman el control, siendo que algunas de ellas son capaces de transmitir sus meca-
nismos de resistencia a otras, empeorando el problema, pues algunas de estas bacterias que reci-
ben estos mecanismos de resistencia pueden ser posibles agentes patógenos para el ser humano.

El gráfico adjunto muestra cuántos años se ne-


cesitaron para que las bacterias generaran me-
canismos de resistencia contra determinadas fa-
milias de antibióticos. A partir de esto, se des-
prende que en promedio las bacterias requirie-
ron ocho años para adaptarse a la amenaza que
los antibióticos representaban para su subsis-
tencia.

Entonces, ¿por qué cuidar los antibióticos?

Desde el gráfico adjunto se desprende que los


antibióticos no duran mucho tiempo con su má-
ximo potencial, por ello, no resultan un negocio
muy rentable para las farmacéuticas, pues, además, su producción es un proceso caro, largo y
asociado a reacciones adversas donde las principales son falla renal, toxicidad medular, alergias y
neurotoxicidad. Estas situaciones igualmente dificultan el desarrollo de nuevos antibióticos.

Las principales medidas que se pueden tomar para prevenir la aparición de resistencia antimicro-
biana son:
1. Prevención de infecciones. Dentro de este punto, una de las medidas más relevantes es
el adecuado lavado de manos, lo cual ayuda principalmente a disminuir la incidencia de
las infecciones asociadas a la atención de salud. Otro punto importante consiste en la asep-
cia y en la mantención de la técnica aséptica en los procedimientos invasivos.
2. Pedir cultivos necesarios. Tal como su nombre lo indica, este punto se relaciona con la
indicación incorrecta de la solicitud de cultivos; al respecto:
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- Realizar un cultivo cuando no debería hacerse podría ocasionar problemas en la in-


terpretación del resultado.
- No hacer un cultivo cuando debe hacerse podría ocasionar problemas en el ajuste
antibiótico de un paciente y la consecuente evaluación de efectividad del manejo
empírico.
De esta manera, por ejemplo, se debe pedir un cultivo en relación con la clínica que manifi-
este el paciente:
- Sintomatología urinaria → solicitar urocultivo.
- Infección febril que requiera hospitalización → pedir hemocultivo. Esto suele ser
parte de los protocolos de cada centro asistencial.
- Neumonía que requiere hospitalización → solicitar cultivo de expectoración.
3. No usar antibióticos en situaciones que no lo requieren. Al respecto, se puede hacer a-
lusión al concepto de “primum non nocere”, es decir, lo primero es no hacer daño; en esta
línea, se debe tener en consideración que los antibióticos no son medicamentos inocuos,
sobre todo cuando se usan en forma indiscriminada. Además, se debe tener en considera-
ción que al paciente se le está agregando el riesgo de contraer infección por C. difficile tan
solo por el hecho de prescribir un antibiótico.
Las causas más importantes de prescripción inadecuada de un antibiótico se dan ante cua-
dros de infecciones respiratorias, diarreas agudas, bacteriuria asintomática y úlceras cróni-
cas. En cuanto a las infecciones respiratorias se define que son muy pocas de ellas las
que requieren manejo antibiótico; una infección respiratoria que tener en cuenta es la
faringoamigdalitis en cuya evaluación se
deben considerar los criterios de centor,
los que indican el riesgo de que el paci-
ente curse con una faringoamigdalitis es-
treptocócica y orientan sobre si será ne-
cesaria o no la prescripción de un antibió-
tico. Con respecto a la bacteriuria asin-
tomática, se define que si se tiene un pa-
ciente con relato de orina turbia que al
urocultivo evidencia una bacteriuria sin
que existan síntomas, no precisa tratami-
ento, ya que puede generar una infección
urinaria y favoreciendo la aparición de re-
sistencia, lo cual empeoraría el cuadro inicial; ahora bien, esta indicación tiene excepciones
como lo son embarazadas, niños y en procedimientos urológicos invasivos.
4. Usar esquemas empíricos del menos espectro posible, todo esto ajustado según la reali-
dad local del centro asistencial, lo cual se conoce gracias a la realización de estudios en
cada uno de los nombrados centros. Por ejemplo, las recomendaciones de la ATS ante la
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NAC contemplan evaluar los factores de riesgo del paciente, sus comorbilidades y la edad
para definir un esquema antibiótico que sea del menor espectro posible.
5. Acortar tratamientos.
6. Ajuste de esquema con resultado de culti-
vo. Al respecto, siempre se debe desescalar al
menor espectro posible según el foco que se
tenga, en esta línea, se debe evaluar que el
antibiótico que se quiera usar tenga buena
llegada al órgano que se está buscando tra-
tar; además, se deben evitar los carbapenémi-
cos; y, siempre que sea posible se debe prefe-
rir el esquema oral.

1. La resistencia es un problema grave de salud pública y está en nuestras manos ayudar o


empeorar el problema mediante la prescripción adecuada de los antibióticos.
2. Nunca pedir cultivos si no se va a saber qué hacer con los resultados.
3. Si se va a indicar un antibiótico, siempre se debe pensar si de verdad es necesario, pues el
fármaco puede producir daño tanto al paciente como a la humanidad; en el caso de que
sea necesaria la prescripción, se debe pensar si es el de menor espectro para lo que el pa-
ciente está experimentando.
4. Cuando se están ocupando quinolonas o clindamicina se debe considerar que es un uso
inapropiado, pues estos son fármacos de segunda línea.

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