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HIPÓTESIS:

LAS DOS VÍAS DEL «FANTÁSTICO»

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Del hombre-lobo a Frankenstein, de la ciencia-ficción


a la obra de Edgar Poe, el cine «fantástico» abarca una
materia tan amplia que es difícil organizaría. De hecho,
hasta el presente no existe ningún modo de clasificación
satisfactorio, en tanto que dé cuenta de la diversidad y
fecundidad del «fantástico» según un orden lógico y cohe-
rente. Todas las clasificaciones existentes, poco más que
simples enumeraciones de producciones (antologías más
o menos comentadas), son arbitrarias porque mezclan pe-
ríodos/escuelas (el expresionismo alemán — la produc-
ción de la Hammer) con sub-géneros (la ciencia-ficción).
vEstas yuxtaposiciones sólo hacen que multiplicar los
defectos de criterios sobre los cuales se apoyan simultá-
neamente : error del punto de vista histórico/estético
(pues nunca hay neta ruptura entre dos épocas), confu-
sión del punto de vista exclusivamente temático (temas
recortados y superpuestos sin preocuparse de su signifi-
cación propia).
Por consiguiente, es urgente definir las grandes líneas
de lo que llamaremos una taxonomía del cine «fantástico»,^
es decir, una clasificación qué repudie todo Criterio his^
tórico (la historia "deja de ser finalidad para convertirse
en utensilio), estético (el estudio de formas supone el es-
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Aún nos falta, entre las cuestiones previas, abordar la
tico (como los colores en pintura, los temas son compo- capacidad del_cine para engendrarImtoS} El análisis de-
ñeñfesTy tan sólo analizables como tales), cuya coherencia^ _ tallado que abordaremos se encargará de responder a esta
.y lógica estén sometidas a la observación 3eT '"origen,, de_ cuestión: el cine_no_jerga mitos nuevos porque no hay^mi^
la"stgirificaciÓñ y" de la evolución de los mitos. ParáTéHo, in<; nup.yps; snjr^;,b^y__j^itns-:.vTfí]m hjijrí; formas^...nuevas..
tendremos que analizar y descomponer metódicamente Las grandes mitologías «fantásticas» comprenden una his-
las mitologías «fantásticas», sabiendo de antemano que toria precinematográfica, una historia cinematográfica y
cada mitología es la historia de un mito, la cual .sejjas- una historia postcinematográfica. Puede ocurrir, cierta-
ribe en la historia del jane. mente, que el cine permita la cristalización inédita de un
~ Ea primera tarea consiste en definir claramente las mito famoso, o bien que un mito popularizado por el
distinciones terminológicas. Por de pronto, el mito está cine no conozca ninguna prolongación en la realidad. Sin
; situado en relación a nuestra dicotomía inicial, coma-una embargo, ya veremos como, en los casos más corrientes,
creación imaginaria que accede a Ja realidad al adquirir el cine moderniza mitos aparecidos inicialmente, en la
-JEoima, gl vivir_jm__D£Opin vida pn Tq conciencia colectiva. conciencia colectiva y expandidos luego por la literatura;
j , nunca ocurre, prácticamente, que un mito cinematográ-
esta conciencia de grupo (comunidad/pueblo/sociedad/ fico deje de tener precedentes literarios, aunque muy a
humanidad) no existe sino a través de los mitos que se- menudo ese precedente no haya conocido el éxito público
grega, de aquí el giro forzosamente mitológico de sus que consigue a partir de su nueva formulación —mien-
tanifestaciones. tras que en el campo extra-«fantástico», la adaptación
/ Cada mito se forma por combinación original de va- literaria sólo ofrece, comúnmente, una decepcionante imi-
/ ríos temas : puede definírsele como resultante de un haz tación de un prestigioso original.
•\ previo temático.
de las estructuras) p inmediatamente
El desdoblamiento, terna-
el gigantismo 1_el_bjeji_y el Llegamos al enunciado de nuestra hipótesis: ¿cómo^
mal, la invasión, l^n t'ema's; losj^L¿a-í^ presenta el «fantástico» sus mitos?, es decijr^ ¿qué clase
JgkvlL__King Kong. ^5s~vampirq&>_SQiL-mitos. Hay que 4,e mitos ilustra? Al describir el esquema «fantástico»,
"precaverse, sin embargo, de la confusión entre mito y comprobamos que su dramatización nacía de la intrusión
serie. La serie es una noción puramente comercial: un de la a-normalidad en la normalidad. \Los grandes jnitps
destacable éxito financiero es de ordinario el comienzo dj¡l ((fantástico» son representaciones simbólicas de las
de una serie, conjunto de sucesiones y remakes que aco- posibilidades de lo a-normal: todos ponen en juego algún
gen las mismas situaciones y los mismos personajes, todo avatar del peligro desconocido (el cual es peligro en tanto
cuanto en principio ilustra un mismo mito (lo ilustrativo que desconocido). Ahora bien, nos dio la impresión de
bajo diversas formas, a veces próximas, a veces opuestas). que los films «fantásticos», a medida que los describía-
La serie es tanto lo mejor como lo peor de las cosas, ya mos, repartíanse, en función de los mitos alentados, a lo
que, según el grado de consciencia de quienes la cons- largo de dos vías simétricas y paralelas, según que el Pe-
truyen, converge a 'la degradación o al enriquecimiento .ligro viniese del exterior, de mundos invisibles, "para inva-
de los mitos, reforzando la coherencia o estimulando la dí r el universo familiar del hombre, o según que el Peligro
incoherencia de sus temas componentes. fuese creado por el hombre, sometido por tanto a su

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intervención, y acabase por volverse contra él. Sobre
ésa hipótesis basaremos nuestra taxonomía del «fantásti- Vía B
Vía A
co» : la distinción entre esas dos vías a las que llamare-
mos, para mayor comodidad, vía A y vía B (cada una de
ellas con la posibilidad de representarse a través de un
mito que hemos escogido, arbitraria pero no gratuita-
mente, en razón de su sentido ejemplar, y a los que con-
sagraremos un'capítulo especial: el de Drácula y ,el, de ,
,
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Frankenstein).
Nos interesa puntualizar que las vías A y B, lejos de INVASIÓN + METAMORFOSIS DOMINACIÓN + INVERSIÓN
ser opuestas, son paralelas y simétricas (la prueba estriba
en que, al realizar comprobaciones de tal hecho, el peligro
y el miedo siguen siendo, en líneas generales, semejantes-). (E! círculo representa al hombre, a la consciencia, y la flecha
marca la progresión del peligro.)
Pero, sobre todo, tanto de un lado como otro, el movi-
.miento dramático~"s~é~descompone en dos. fases_._ En la
yía A, cuyo" origen del peligro es exterior, el hombre re- Así pues, hay una simetría total entre ambas vías del
sulta un objeto de la acción, padece; pero, cuando la in- «fantástico». Si por doquier aparece la operación funda-
vasión se ha cumplido, su naturaleza se transforma y, mental que definimos como el choque de lo imaginario
habiendo tomado el peligro posesión de él, deviene peli- con lo real, la vía A y la vía B se distinguen en que este
gro en sí mismo. El mejor ejemplo lo encontramos en la choque no se produce en el mismo sentido. Al tiempo
.mitología vampírica: la víctima de los vampiros se con- que A supone la intervención bajo determinada forma de
vierte a su vez en vampiro. Dentro de un sector no tan lo sobrenatural (lo imaginario de supersticiones y leyen-
«fantástico» en profundidad, el de los fantasmas y espec- das se nos muestra como real), B pone en escena increí-
tros, acaece que éstos son, pese a todo, seres humanos__ bles realizaciones é invenciones de un hombre o de una
afectados por una maldición que les persigue más,allá__ sociedad (exacerbación delirante de lo real en imaginario).
dé la'muertel Inversamente, en la vía B, el peligro encuen- Al vértigo de lo irracional (A) corresponde el vértigo del
tra su origen en la voluntad humana, el hombre actúa" racional en exceso (B), a las incertidumbres del espíri-
con tendencia a la dominación; perturba deliberadamente tu (A) las de la materia (B), a las certidumbres reveladas
V el orden del universo y su creación llega a ser peligro i por las creencias religiosas primarias (A) las certidum-
para él mismo: esquema umversalmente conocido como' I bres descubiertas por las ciencias (B). En ambos sentidos,
el de aprendiz de brujo.. la función del cine es la de suscitar miedo: si éste no nace
directamente de los maleficios, de las maldiciones,, de las
fuerzas de las tinieblas, de todo el romanticismo negro
de la vía A, tampoco resultará de los proyectos grandio-
sos y humanitarios elaborados por la ideología; dentista
de la vía B, sino, indirectamente, de su fracaso.-

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- — El. C1SE "FAXTXSTICO"
Como regla general, cada film «fantástico» está cons- NACIMIENTO Y FORMACIÓN
truido en una dirección mitológica coherente y se acerca, DE LOS MITOS «FANTÁSTICOS.
por consiguiente, ya sea a la primera o a la segunda rama
de esta taxonomía. En realidad, no existen cruces a nivel
de film (no puede ampliarse a otros casos una excepción
como 2001, a space odyssey, que se diferencia en base a
una negación de las estructuras dramáticas tradicionales,
quizá de toda estructura dramática), y en cambio sí a
nivel de serie, categoría que, debido a ello, se verifica
como mitológicamente no pertinente. La complementa-;!
riedad de ambas vías es tanto más evidente cuanto su*
aparente antinomia sólo se ejerce en el plano del relato,^
de la intriga explícita (en una palabra, del significante);
la suma de supersticiones y peligros vienen, en realidad,^ Con objeto de efectuar la clasificación de los mitos en
del hombre. Si ello es terminante para la vía B, cuya el «fantástico», tendremos que despejar en principio su
amenaza interior es una contaminación de lo humano por significado, aquél que le sitúa en nuestra taxonomía;
lo no-humano (bestial/material/mecánico), también es para ello recurriremos constantemente a dos clases de cri-
confirmado por la vía A, cuya amenaza es exterior tan terios : de un lado sus fuentes, de otro los temas a partir
sólo a nivel formal: un exterior imaginario que supone de los cuales se edifican.
la formalización de angustias inconscientes, de terrores
inconfesables (principio que, de modo esotérico, nos re-
vela el «fantástico» buñueliano de El ángel exterminador, Via A: el Peligro llega de otra parte , ]¡'.¿- í ¿ ,, t »"
y, con una mayor simpleza, el «fantástico» de Forbidden ' • • - < - ; ( _ /&—.. / í-- ; -<_•' ff í-f j
Planet, en el que monstruos invisibles materializan a las En la vía A. encontraremos todo lo relativo a tradicio-
fuerzas-del-mal ocultas-en-el-inconsciente). nes populares y folklóricas, al patrimonio del imaginario
Una vez trazada esta división taxonómica, nos conviene colectivo, a los confines de las prácticas mágicas y de su
precisar cómo y en qué orden se reparten los mitos «fan- subsistencia en las religiones establecidas. He aquí, para
tásticos». simplificar, tres campos esenciales:
1. Los fantasmas, espíritus y espectros, esas sombras
de los muertos aparecidas para visitar los lugares que
antaño habitaron. Campo preliminar del «fantástico», cu-
yas relaciones con la brujería son imprecisas (aspecto que
trataremos con detalle en el capítulo de lo maravilloso
y del sueño), las historias de fantasmas se desarrollan
por fuera del «fantástico» mientras no, se aparten de las
curiosidades escocesas; se integran en^éí cuando ponen
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el acento sobre la fatalidad de una maldición ancestral, o Lo mismo ocurre con la momia: en la historia origi-
sobré" la" toma de posesión de seres vivos por parte_ del nal, no es un sacerdote de Osiris quien revive al cuerpo
espíritu de almas en pena con malas intenciones. embalsamado leyendo los versículos de una oración ri-
2. Los no-muertos (undead), o más bien esos seres tual, a fin de que cumpla la venganza del faraón cuya
híbridos entre la vida y la muerte, cadáveres reanimados" tumba han violado. Probablemente fuera la conjunción
y evadidos de sus tumbas, en cuyo primer rango debemos de un tema literario más o menos alusivo (véase Poe y
situar a \os vampiros (consagraremos un capítulo al vam- también-uno de los Tales of terror de Doyle) y del reco-
pirismo). Siguen a continuación Jos zombies y las momias^ nocimiento honorífico de la egiptología (suceso Tutan-
Señalemos que, si los vampiros se expanden en la cris- kamen) lo que permitió el desarrollo de una serie abierta
tiandad post-medievál —período de la Inquisición^—, él.. por The Mummy (Karl Freund, 1932), que da a Jack Pier-
mito'de los zombies recurre al culto vudú y la historia ce la ocasión de uno de sus mejores maquillajes de Kar-
$e la momia a la religión del Antiguo Egipto..En ambos loff. Desconocemos The Mummy's Uaná (W. Christy Ca-
casos, el nacimiento del mito pasa por una reconstrucción" banne, 1940) y The Mummy's Ghost (R. Le Borg, 1943).
literaria de la superstición inaugural. Con The Mummy (1959), Jerence Fisher nos ofreció un
Probablemente sea en La isla mágica (1930), Jibro_de film de aventuras simple, lineal y eficaz, que sin ser una
W. B. Seabrock sobre el rito vudú en Haití, donde deban de sus obras más completas, supera los desmenuzamien-
buscarse las fuentes del zombie cinematográfico. Sería ne- tos que le siguieron: The Curse of the Mummy's Tomb
cesario, para precisar su evolución, conocer sus primeras (Michael Carreras, 1965), pese a que consigue excelentes
ilustraciones: The Ghoul (T. Hayes Hunter, 1932), White escenas, Las luchadoras contra la momia (Rene Cardona,
Zombie (Victor Halperin, 1932), King of the Zombies 1967), un desdichado subproducto, y The Mummy's
(Jean Yarborough, 1941). Pero esta categoría del «fantás- Shroud (1968), que es un lamentable paso en falso de
tico» queda particularmente desfavorecida por la distri- John Gilling.
bución, si exceptuamos el justamente famoso I walked 3. La demonología. Bajo dicho título pueden reagru-
with a zombie (Jacques Tourneur, 1943), inspirado en la parse aquellos films que tratan de brujerías y fenómenos
novela de Inez Wallace. La mayoría de títulos, desde The satánicos. Todavía más que el precedente, es un campo
Voodoo Man (William Beaudine, 1944) hasta Valley of the que se halla próximo a la vía B de nuestra taxinomía:
Zombies (Philip Ford, 1946), Voodoo Island (R. Le Borg, hechiceros y brujas son humanos en relación directa con
1957) y otros como Curse of the Voodoo (Lindsay Shon- el Demonio; de aquí los poderes que les son conferidos,
teff, 1966), están recubiertos de misterio para nosotros... tales como la ubicuidad, la formulación de maldiciones y
Mas con The Plague of the Zombies, John Gilling realizó sortilegios, la metamorfosis, la supervivencia y la reen-
en 1966 una de sus obras maestras. En la mitología del carnación. La misma diversidad de su definición produce
zombie, el papel primordial es devuelto al hombre-inter- a veces ciertas confusiones, por ejemplo, con los vampi-
mediario (sacerdote/hechicero), el cual emplea un malefi- ros, cuya mitología —habrá que insistir— es distinta. En
cio con el fin de sojuzgar a su voluntad al muerto-vivo: este sentido, un film como La Maschera del Demonio (cua-
así se bosqueja en parte una estructura que será la de lidades aparte) manifiesta una completa —y espectacular,
la vía B. ciertamente— confusión vampirismo/brujería. Al igual
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que The thing that couldn't die, si bien Will Cowan no lante, analizaremos al estudiar el tema del Mal. Pero no
tiene la excusa del mínimo talento. hay que despreciar una rama colateral del hado cinemato-
La demonología nos ofrece una materia tan variada gráfico constante: la Hcantropía. El licántropo, también
que cabe tratarla de dos maneras. En tanto que suceso llamado hombre-lobo, conjuga los temas capitales del des-
histórico, la caza de brujas, a la que se lanzaron las Igle- doblamiento y de la bestialidad; es el resultado de creen-
sias, dio lugar a dispares relaciones. Recopilación de in- cias populares que provienen sin duda de anécdotas mal.
formaciones, reconstitución, minuciosa de documentos, resueltas," de misterios como el de la célebre. Bestia del,
compendio didáctico hábilmente construido, Haxan (E. Gévaudan, cuya retardada explicación ha excitado imagi-
Christensen, 1922), film danés tan a menudo calumniado, naciones, por mediación de algunos ejemplos literarios (el
es, a nuestro entender, el auténtico film de vanguardia conde Szémioth de Lokis, de Mérimée, o Hugues-le-Loup
de su época. Por el contrario, la utilización novelada de de Erckmann-Chatrian). La lista de films licantrópicos es
episodios históricos va de lo peor, Les Sorciéres de Sa- larga y, por desgracia, los conocemos tan mal como aque-
lem (R. Rouleau, 1957), a lo mejor, The Witchfinder Ge- llos que conciernen a los zombies: esperemos que un día
neral (Michael Reeves, 1968). próximo nos pasen los Wer.ewolf of London (Stuart Wal-
El segundo de estos films, por otra parte, pertenece ker, 1935), The Wolfman (George Waggner, 1941), Cry of
en tan escasa medida al «fantástico» como el primero, the Werewolf (Henry Levin, 1944), The Werewolf (Fred
puesto que, perfectamente histórico, sólo nos muestra fal- F. Sears, 1956). Felizmente, contamos con The Curse of
sos «brujos»; pero se aproxima a la sublimación (reinci- the Werewolf (1961) una de las obras más perfectas y aca-
diremos en este capítulo): el peligro que amenaza a tan- badas de Terence Fisher, merecedora de largos análisis,1 e
tos inocentes está encarnado en el personaje extrañamen- incomparable con respecto al Lycanthropus («Richard
te turbio de Matthew Hopkin, idealmente interpretado Benson», 1962), cuyo único mérito reside en su bello
por Vincent Price. Las resonancias trágicas de la obra título.
dan cuenta, igualmente, de todo un clima histórico.
Otros films relatan casos de posesión demoníaca cuyo Vía B: el Peligro viene del hombre rv <• v-.¿ó"
pretexto solamente es «fantástico»: II Demonio (Brunello
Rondi, 1963) o Matka Joanna od Aniolów (Jerzy Kawale- Los principales^ títulos de la vía B, aun cuando no. se
rowick, 1961). Aparte de La Maschera del Demonio, del conexionen "con él folklore supersticioso, mantienen rela-
que ya hemos apuntado su ambigüedad, quedan como ciones muy estrechas con los títulos de la vía A.
film «fantásticos» demonológicos Curse of the Demon y El primer mito a franquear es el del Golem. Mas se
Rosemary's Baby, a los que tuvimos ocasión de citar a nos dirá, ¿su historia no proviene de una vieja leyenda
propósito de la explicación lógica: uno y otro emplean del ghetto de Praga? También es cierto que el rabino
el tema mayor del asedio dominante de una persona por Loew corresponde a cierta versión de los sacerdotes vu-
otra. Uno y otro nos rríuestran al Diablo, uíí Diablo con- dús o egipcios, pues vivifica a su Golem tal como aquéllos
forme a la imaginería, sacando su fuerza «fantástica» del lo hacían con los zombies y las momias, ¡e incluso, por
hecho de su intrusión en el mundo de hoy. medio de un pergamino sobre el que está inscrita una
El satanismo es rico en significaciones que, más ade-
1- Ver el capítulo 1 de la IV parte.
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oración ritual! Hasta aquí, el parecido es total: pero lo sis en Mr. Hyde (habitualmente nocturna_, como la de
que nos autoriza a considerar al Golem como primer mito Larry Talbót en lobo~lédleritó"de sangre) proviene del re.
de nuestra vía B, es que, así como el zombie y la momia_ sorte de la bioquímica_y no de una, maldición infernal.
son muertos-vivos extraídos" "dé~sü féretro o de un sarco-, Ñó'"sucedé "igual con el Griffin de The Invisible Man, ni
fago, el Golem es una estatua de barro modelada por las_ con el rprpfesoj; 'Blake'~cfe Mfonster on the Campus. Para
manos'de'sü creador (¡imagen bíblica!), y debido a este . ello, tel ae"sd^blamiento es consecuencia de experiencias
hecho juega un papel mucho más decisivo. Al sustituir científíca^pero77 cómo "explicar la presencia monstruosa
de esta forma a Dios, el rabino Loew aparece como el e indefinible que invade al espíritu del narrador en Le
ancestro de los Frankenstein y de los Moreau, de todos Horla de Maupassant? Las adaptaciones cinematográficas
los sabios prometeicos que gozan de aparentes justifica- de este relato divergen; en efecto, Diary of a madman
ciones científicas. No es casual que la silueta y el porte (R. Le Borg, 1961) la sitúa como una entidad invisible,
de la criatura frankensteiniana se parezca tanto, en los mientras que Le Horla (J. D. Pollet, 1967) se inclina por
films de Whale, a los ragos del Golem interpretado por la explicación (psicopato)lógica : el primer film se inscribe
Paul Wegener. El mito suscitó, como mínimo, dos versio- en la vía A, el segundo en la vía B.
nes alemanas de Der Golem, una danesa, varias francesas Este último ejemplo demuestra, por otra parte, que la
y una checa (véase el índice). En lo concerniente a las vvía B no se .puede confundir con la llamada ciencia-
fuentes literarias, se sabe que el Golem se emplaza en la ficción. Ya indicamos que Frankenstein, Moreau, mas
novela de Achim von Arnim, Isabel de Egipto, y queTIa le^ también Jekyll o Griffin, sólo son, a lo sumo, precurso-
yenda fue codificada por Gustav Meyrink en Der Golem. res de la ciencia-ficción: Mary Shélley, H. G.-Wells y
En la línea del rabino Loew, aún encontraremos Stevenson, en la medida en que no estaban particular-
—apárté"~de Frankenstein, Moreau y sus discípulos en la mente preocupados por la credibilidad científica, propen-
cirujía de vanguardia— el Rottwang de Metrópolis, cons- dían a que la ciencia interviniera como simple pretexto
tructor de la mujer mecánica, el doble de María, y todos accesorio. La misma ciencia-ficción, acervo heteróclito
IQS constructores de autómatas y robots... pero también delimitado (lo suficientemente vasto para
!Qe igual modo que los zombies son seres pasivos ciega- que le dediquemos un capítulo), recubre, tal como vere-
mente sometidos a la voluntad que les mueve, recogemos mos, ambas disciplinas. Si los extra-terrestres, exteriores
equivalentes en la vía B, que lo son b.ajo el efecto de un a la tierra según su nombre indica, proceden por defini-
hipnotismo científico y no de una intervención sobrena- ción de la vía A, en cambio las máquinas y los robots,
tural. Recordemos La Marque Jaune, la extraordinaria y inventados por el hombre y que llegan a ser materia de
propiamente «fantástica» serie de cómics de Edgar P. Ja- peligro para él, se sitúan en la vía B. Si King Kong o la
cobs, y el telecefaloscopio del doctor Septimus. Existen en Bestia del Lago Negro son seres peligrosos de origen na-
el cine varios equivalentes, tales como The Gamma People tural (por lo tanto, A), Godzilla o el hombre H nacen de
(John Gilling, 1955), Caries- sur table (Jesús Franco, 1965) las radiaciones nucleares (por lo tanto, B).,
y también Horrors of the Black Museum (Crabtree, 1959). En^sjumaj^cc^jt^taniijsjn^e^equilibrig _que, cuantita-
En cuanto al doctor Jekyll, la única diferencia con tivamente, favorece a la vía A, y es normal, pues__en_ese
el licántropo estriba en que su intermitente metamorfo- lado están acumurádas"tra~diciones que se remontan a los.
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PRINCIPALES COMPONENTES TEMÁTICOS
orígenes de la humanidad. Desde las prostrimerías del
siglo xvin, no hay nada que encontrar en esta materia,
nada nuevo que no sea su tratamiento como obra artís-
tica. Y, solamente en contadas ocasiones, una moderniza-
ción de los mitos antiguos debido a su transposición al
mundo contemporáneo, con la desorientación «fantástica»
que ello implica (desplazamiento provocado por la pre-
sencia de vampiros y brujas en Londres, Nueva York,
París...) o su transformación formal (extra-terrestres vis-
tos como los nuevos vampiros). Por el contrario, las^fuen^.
J.es de la vía B no se remontan mas~alla del siglo XIX;. El
; sentido parabólico que sobrellevan la mayor parte de sus
obras, es un sentido moderno: en lugar de sondear los
«misterios» que le rodean, el hombre se interroga sobYe Los temas mayores del «fantástico» contribuyen a pro-
sí mismo. Ciertamente, la continuidad entre estas idos vías
ducir, indistintamente, el conjunto de mitos cuya taxono-
nunca se desmiente, dado que su objeto es eT mismo.
mía hemos establecido: es la prueba de que una clasifi-
Existe una justificación histórica: el llamado sabio-loco
cación exclusivamente temática sería, por fuerza, confusa
¡es algo así como un investigador adelantado a slf'epoca;
por dicha razón, resulta incomprendido y tropieza conTa e incompleta.
hostilidad del populacho, de igual modo que antes le
ocurría al hechicero-mágico (verdadero fundador de la
El tema del mal
ciencia moderna, al alquimista le condenaban las fuerzas
oscurantistas). Es fácil deducir el posible contenido, filo-
La dicotomía normal/anormal, sin la que el «fantás-
sófico y social, de esas mitologías. Cada vez más se ad-
tico «""carecena de sentido, puede investir varios aspectos,
vierte que los recursos de la vía A están a un paso"~del
agotamiento, a no ser que se busquen desplazamientos según la historiadlos personajes, las situaciones: Vida/
como los antes citados. 4 El porvenir del «fantástico» se muerte, Instinto/razón, Naturaleza/civilización, Bestiali-
juega, pues, en la vía_B; y no es sorprendente que^ésta^ dad/humanidad. En cualquiera de los casos, su significa-
¿cabe por engendrar las obras que ,vayan más lejos, en el pión implícita es maniquea: abriga la dualidad,.»moráis
sentido de lo que fijaremos como^sublimación del «fan- Bien/Mal.
El Mal, aunque siendo prácticamente indefinible en
tástico». tanto que concepto, se manifiesta particularmente inte-
resante en tanto que alegoría: el Demonio (el Malo} con-
voca, con sólo evocarle, el cúmulo de crueldades y horro-
res. Sabido es que la época diabólica por excelencia fue
la Edad Media, cuando las representaciones de Satán fue- \5

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