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El espejo de Venus. La irreductibilidad de la Diosa.

Primera edición: Marzo 2022


© Autora: Elena Catalán Muñoz ISBN: 9798435458688
www.psicopompos.com Adquiérelo: https://amzn.to/3JVwbvv

IV- SANAR LA HERIDA CRISTIANA

La misoginia, la aspiración al hermafroditismo y el


banquete totémico.

<<Sabemos ya que en épocas posteriores toda comida en común, la participación en la


misma sustancia que penetra en el cuerpo, establece un lazo sagrado entre los
comensales; en épocas más antiguas, parece que ese valor se atribuía sólo a la
participación en la sustancia de una víctima sagrada>>1

2
Como señala, Pichon-Rivière, no hay psiquismo fuera del vínculo con el otro. Por
tanto, en el mito y la religión indoeuropea patriarcal subyace una cultura matriarcal
reprimida que se ha intentado ocultar y que, sin embargo, se resiste a ser velada y se
deja entrever, dado que, lo que no se sana se repite, late, nos confronta.
Uno, por ello, debe abordar lo que desconoce, en tanto lo desconocido tiene poder sobre
el sí mismo, ya que de lo que no se conoce no se puede huir sin más, pues, nos acechará
en las sombras y tropezaremos con ello en los recodos, de modo que, cuando nos
doblemos ante la vida resurgirá dominándonos. Por tanto, los nacidos en hogares
cristianos, para propia evolución, tenemos que sanar la herida psíquica cristiana, la que
los llamados Padres de la Iglesia nos han generado con lo ocultado. En mí hay una
necesidad de saber lo que la religión calla, ya que, uno siempre quiere descubrir los
secretos familiares, lo no-dicho, los secretos antilibidinales, siendo la familia eje
fundamental en la estructuración del psiquismo, de ahí, la importancia de entender sus
misterios para sanar.

<<Un gran número de personas se han visto despojadas de mucho de lo que enseñaba
el simbolismo cristiano, sin llegar siquiera a hacerse cargo de lo que estaban
perdiendo. La cultura no consiste únicamente en progresar, sin más, hacia delante,
1
Freud citando a Roberson Smith. Freud S. Tótem y tabú. Buenos Aires: Amorrortu; 2008. ISBN: 950-518-589-8
2
Pichon-Rivière E. Del Psicoanálisis a la Psicología Social. Buenos Aires: Galerna; 1971.

1
El espejo de Venus. La irreductibilidad de la Diosa. Primera edición: Marzo 2022
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destruyendo lo antiguo sin comprenderlo, sino en desarrollar y perfeccionar los bienes


conquistados>>3

El transcurrir, por tanto, por el cristianismo, aunque sea de un modo involuntario, no es


gratuito, siempre hay una transferencia, una huella, algo que se nos adhiere a nuestro
interior. ¿Niegas el cristianismo y, sin embargo, te enerva? Señal que hay un camino de
exploración que recorrer para no volver a tropezar en ello.
Freud sobre los tipos de transmisión propone <<Die Verebung>> la herencia, el legado
heredado de nuestros ancestros y <<Die Erblichkeit>> lo que es transmisible por
herencia biológica o por sucesión jurídica.
El mismo Freud sobre la religión pone el dedo en la llaga al afirmar:

<<Después de señalar estas coincidencias y analogías, podríamos arriesgarnos a


considerar la neurosis obsesiva como la pareja patológica de la religiosidad; la
neurosis, como una religiosidad individual, y la religión, como una neurosis obsesiva
universal.>> 4

Se cree que es fácil cambiar de religión, pese a lo cual, uno no parte limpio se está
impregnado de la anterior creencia. En el vedānta una de las ramas filosóficas del
hinduismo, hallamos el concepto de ātman, el individuo, espíritu individual o esencia
espiritual humana, el cual está envuelto por una serie de capas o envolturas
denominadas Kośas.
Dichos Kośas son: Annamaya kosá (el cuerpo físico), Prānamaya kosá (el cuerpo
fisiológico), Manomaya kosá (el cuerpo psicológico), Vijñānamaya kosá (el cuerpo
intelectual), Ᾱnandamaya kosá (el cuerpo de gozo), Cittamaya kosá (el cuerpo de
consciencia), Ᾱtmamaya kosá (el cuerpo del sí mismo).

Uno para llegar a su esencia espiritual ha de equilibrar, penetrar, conocer de algún modo
estás envolturas, sin embargo, para llegar al ātman añadiría lo transpersonal, lo
heredado y adquirido, el inconsciente colectivo o la conciencia universal. Así uno tiene
que desvelar lo que su religión le oculta, en mi caso la cristiana.

Y dijo Dios todo Poderoso:

3
Carl Jung – El libro rojo de Jung – Bernardo Nante – Siruela/ El HILOĐARIANA, p. 128
4
Freud S. Los actos obsesivos y las prácticas religiosas. Edición digital: Editorial NoBooks; 2019.
www.nobooksed.com

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<<aunque no les revele mi nombre ADONAI.


…Yo os adoptaré por pueblo mío y seré vuestro Dios y conoceréis que yo soy el Señor
Dios vuestro que os habré sacado del yugo de los egipcios.>> Éxodo 6.3-7

En la versión hebrea se lee <<Mi nombre es Jehová>>, más en la versión de la Vulgata


por inspiración se cambió por <<Mi nombre es Adonai>>. El nombre más similar a este
es el del amante de Afrodita, Adonis, Ἄδωνις <<dueño o señor>> en hebreo antiguo
ādon. En la mitología y la biblia abundan los nombres cuyo significado corresponden a
señor o señora, como el nombre de Sara, Sārāh, <<señora, princesa o mujer noble>>,
siendo ṡārar <<gobernar>> y sar <<príncipe>>.

Me resulta de la misma manera muy significativo el segundo párrafo de la cita arriba


referida, pues, imprime la orden en la Vulgata: <<yo soy el Señor Dios vuestro>>, bajo
el nombre de ADONAI: <<os habré sacado del yugo de los egipcios>>. Yugo, del
latín iugum, griego antiguo ζυγόω <<uncir; unir por una barra>>, se asocia con la raíz
indoeuropea yeug <<unir>>, de la cual deriva la palabra yoga, que comparte el mismo
sentido que religión del latín religio, cuyo prefijo re- indica la intensidad del verbo
ligare <<ligar o amarrar>>, en tanto, el sufijo –ión marca acción, efecto; así la
religión como el yoga tienen el sentido de volver a unir con lo supremo. Claro que el
prefijo re también implica repetición, lo que nos lleva a lo neurótico el <<recordar,
repetir y reelaborar>> de Freud. Por tanto, lo que se extrae y se ve en los ritos,
vestimentas, símbolos, historias o palabros, de la religión cristiana, es un recordar,
repetir y reelaborar ese pasado egipcio, esa renuncia de Moisés a la madre y a la Diosa
madre egipcia.
El mito de Adonis bebe de fuentes semíticas, en hebreo antiguo ādōn es <<dueño o
señor>>. Siendo Adonai como hemos visto un epíteto ligado a Jehová. Homero trata a
Afrodita como hija de Dione, Δíος <<Diosa>> o <<reina divina>>. Δíος, aparece en
Macabeos 6:2, aplicado en masculino para referirse al Zeus. Otro nombre que parece
que comparte la misma raíz y que se trata en este libro es Διόνυσος, Dionisio quien
muere descuartizado y renace, teniendo el sentido Dionisio Sabacios de <<rompedor en
pedazos>>5.
El culto a Adonis era femenino al ser un Dios que simbolizaba la muerte, el
renacimiento, la fructificación y el reverdecer anual de la vegetación, análogo a Osiris

5
Graves R. Los Mitos Griegos II. España: Alianza Editorial, S. A.; 2001. ISBN: 84-206-7263-7

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con el que se entrelaza en varios aspectos, por ejemplo: Adonis muere desangrado al ser
castrado por un Jabalí, en tanto Osiris muere descuartizado a manos de su hermano
Seth, quien es representado antropomórficamente como un animal no identificado, de
orejas rectangulares, cola tiesa y hocico ganchudo. No obstante, sabemos que uno de los
animales asociados a Seth es el cerdo salvaje. Cuando Isis en versiones posteriores
griegas recompone el cadáver de Osiris para resucitarlo, la única parte de su cuerpo que
no encuentra es el pene, dado que este había sido devorado por el pez oxirrinco. La
relación entre el pene y el jabalí está patente también en el panteón nórdico, allí
Gullinbursti es el jabalí de oro del Dios de la fertilidad Frey al que se retrataba con el
falo erecto. Frey es la deidad cuyo culto, según Saxo Grammaticus, daría pie a los
sacrificios humanos. El cerdo o jabalí y su vinculación con el miembro viril es algo
recogido en el saber popular, nos lo muestra la jocosa frase: <<Para diez gramos de
chorizo hay que aguantar un cerdo entero>>.

En todo ello vemos como el sustrato mitológico pre-indoeuropeo no se ha podido


erradicar, manteniendo presente el eco del sacrificio ritual del chico del cereal que
subyace en la castración de múltiples mitos. Y como lo que se reprime siempre trae ira,
para paliar como vía de escape al trasfondo reprimido femenino, a las mujeres se les
permitía ciertas licencias o festivales para liberar lo contenido. Sobre esta necesidad
expiatoria de fastos femeninos, Burkert concluye:

«En Grecia, la función especial del culto a Adonis es como oportunidad para la
expresión incontrolada de emociones en la estrictamente restringida vida de las
mujeres, en contraste con el rígido orden de la polis y la familia en los festivales
femeninos oficiales en honor de Deméter».

Es de suma importancia resaltar que la intolerancia religiosa judeocristiana, que


acrecentó el orden patriarcal en detrimento al de la mujer, nos prohibió ser sacerdotisas
del culto a nuestro propio cuerpo. Excluyéndonos de los rituales de la concepción, la
gestación y el parto, tan propios de nuestra condición femenina, e incluso volvió tabú
nuestra sexualidad, prohibiéndonos el goce, convirtiéndolo en el pecado de la carne.
Para la iglesia la mujer no es un igual, únicamente existe para servir al hombre y nada
debe hacer en temas sacros; en tanto el derecho sobre santificar el cuerpo femenino se lo
apropia el hombre, el sacerdote, que en la liturgia de la eucaristía, recuerda, repite y
reelabora la concepción, la gestación y el parto, tomando parte, volviéndose uno con el

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cuerpo femenino en el proceso y mostrando este hecho sublimado a ojos de todos, un


acto quizás de hermafroditismo, el deseo de tener matriz y concebir, acto que repite en
la “inmixtión”, gesto eucarístico, cuando el sacerdote tras partir la hostia introduce una
parte de esta en el cáliz, la matriz, y pronuncia en secreto para sí:

<<El cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo unidos en este cáliz…>>

Mi trauma, por tanto, no es la envidia de pene, es la envidia de culto, es no poder ser


sacerdotisa de mi propio cuerpo, tal derecho es de las cosas que nos robó la instauración
del patriarcado, desde donde solamente ellos, los varones, pueden ejercer el derecho del
culto a la Diosa aunque sea mediante mutarlo en Dios. En consecuencia, si no cedo a
ellos, mi espiritualidad queda sesgada, ligada al ostracismo, a lo marginal, no teniendo
una religión políticamente correcta a la que ampararme, así quedo como una orate si
trato de expresar mi espiritualidad por otra vía o por mi propio culto. Eso entraña una
gran desigualdad en la supuesta era actual de la igualdad, donde se promueve a las
mujeres a ocupar los mismos puestos que los hombres en todos los campos menos en el
de las instituciones religiosas. Una mujer en el patriarcado judeocristiano no puede ser
Papa y si lo es su fin es la muerte, como avisa el relato de la Papa Juana
(Johannes·papa), supuestamente lapidada cuando en medio de una procesión se puso de
parto, descubriéndose como mujer ante la multitud.

Volviendo a la liturgia, vemos que lo mismo que es sumergido el cuerpo de Cristo


durante la eucaristía, en el cáliz, la matriz, es sumergido el neófito en agua durante el
bautismo, en la pila bautismal, que posee la significativa forma de una cocha o almeja
simbolizando así el nacimiento, sublimando el sacerdote a ojos de todos el acto de parir
a un nuevo fiel, un nuevo hijo de Dios, al sacarlo del agua de la vida.
La neurosis de repetición del parto, del nacimiento, se repite una y otra vez, cada vez
que salimos de la iglesia o templo que representa el cuerpo femenino de la Diosa. Un
templo antiguamente era un cuadrado donde se erguía la figura de Dios, similar, pues, al
jeroglífico que representa a la Diosa Hathor, que es el dibujo de un cuadrado que
contiene al Dios halcón Horus en su interior, su hijo y, por tanto, el cuadrado es la
matriz materna, el útero, que contiene a Dios en la gestación. El tímpano de la iglesia
que corona el capitel de entrada del templo, suele estar coronado con un arco o dintel en
forma de ostra, encima de ella Dios, Jesús o la propia Virgen, aparecen representados
sobre la mandorla, un símbolo oval que es la vulva mística, también llamada vesica

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piscis <<vejiga de pez>>, y que a veces es simplificada por un triángulo que simboliza
la genitalidad de la Diosa madre.
Se dice que el cuerpo es nuestro templo, así una iglesia o una catedral son cuerpos
femeninos, vistos del mismo modo como tumbas, dado que, las diosas tenían esa
dualidad simbólica con el nacimiento y la muerte, el amanecer y atardecer.
Al traspasar el umbral del templo se pasa de lo terrenal a lo celestial, el reino de los
cielos, la matriz femenina de la Diosa celeste con sus bóvedas azules salpicadas de
estrellas. Nada más cruzar la linde del templo nos aguarda la pila bautismal, el
receptáculo del agua, la materia fructifícante y vivificadora. Así, por acto de inversión,
al salir del templo, el cuerpo de la Diosa, al traspasar su concha, somos paridos,
volvemos a nacer o somos renacidos tras ser purificados en el agua de la vida.
El sacerdote en el elemento litúrgico de la custodia, lo femenino, el útero de Venus (que
representa su espejo y el símbolo de Venus invertido), introduce la Hostia, el cuerpo de
Cristo. Así, como la mete en su propia boca y la boca de sus fieles. Acto de sublimación
de amor o diríase un acto sexual de canibalismo litúrgico. La incorporación del otro a sí
mismos, teofagia, recreando comerse el cuerpo y beber la sangre de Cristo, el elegido, el
ungido, el que ha sido gestado en el cuerpo de la Virgen. Acto de carácter sagrado el
Santísimo Sacramento. El Sacramento es tanto sagrado como ganancia, también
llamado Santos Misterios, Santo Sacrificio o Cena del Señor, durante el cual se puede
fagocitar a Dios y ser uno con él, pues en la consagración se da la transubstanciación, es
decir; la hostia y el vino se transforman de verdad (según afirman los creyentes) en el
cuerpo y en la sangre de Cristo, así Cristo está presente cuando se afirma: <<Tomad,
comed, éste es mi cuerpo>>. El momento álgido de la misa es, por tanto, la Comunión,
donde los fieles reciben, comen, toman, por fin el pan y el vino, la carne y la sangre, es
decir, a Cristo entero.

Abordemos el simbolismo de la carne. Como curiosidad, en la sabiduría intrínseca del


lenguaje chino, hallamos un carácter cuyo significado no puede ser más explícito 肏
(cào) <<carne que entra en carne>>, haciendo referencia al acto sexual.

<<Mientras estaban cenando, tomó Jesús el pan y lo bendijo y lo partió y dióselo a sus
discípulos diciendo: Tomad y comed, éste es mi cuerpo. Y tomando el cáliz dio gracias,
le bendijo, y dióselo, diciendo: Bebed todos de él: Porque esta es mi sangre, que será el
sello del nuevo testamento, la cual será derramada por muchos para remisión de los

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pecados >> Mateo 26:26-28.

El guion representado sería el siguiente: Dios entra en el cuerpo de la mujer para


hacerse carne y como hijo nacido, ser devorado por los fieles; es el pacto que Dios sella
con su propia sangre. Puesto que en honor de los falsos dioses se sacrificaban y
devoraban hombres, así el Dios verdadero decide reencarnarse para hacerse carne y se
sacrifica a sí mismo e invita a ser devorado para poner fin a los sacrificios.
Rituales vestigiales eco de los sacrificios humanos aún perviven en el mundo, un apunte
de Mircea Eliade, dice:

<<El que quiere construir un horno se dirige a un mago (sing-anga). Éste prepara
<<medicinas>>, las mete en una mazorca de maíz y enseña a un niño la manera de
arrojarlas sobre una mujer encinta, lo que tendrá por efecto hacerla abortar. Luego el
mago busca el feto y lo quema, junto con otras <<medicinas>>, en un agujero
excavado en la tierra. Encima de este agujero se construye el horno. Los otonga tienen
la costumbre de arrojar a los hornos una parte de la placenta para garantizar la fusión
del metal>>6

Que Dios sea padre, hijo y espíritu santo, no es extraño, pues como he comentado, nos
remite a la Diosa Hathor, madre e hija de Ra, así como el propio Ra, la Diosa que oculta
el Dios. El hermafroditismo primordial de los dioses ha sido expuesto en diferentes
mitos, donde en origen Dios es padre-madre, es lo uno y lo otro a la vez. Veamos cómo
lo expone el Génesis:
<<
Crió, pues, Dios al hombre a imagen suya: a imagen de Dios le crió; criólos varón y
hembra.>> Génesis 1:27

Fue tradición que los reyes consortes se travistieran para asumir o adquirir de modo
simbólico el poder de las reinas o la Diosa. De ahí también los héroes travestidos:

<<Esto recuerda las fábulas de héroes solares como Aquiles, Hércules y Dioniso,
quienes vivieron durante tiempo disfrazados de muchachas en los alojamientos de las
mujeres de un palacio y manejaban la rueca.>>7

6
Eliade M. Herreros y alquimistas. España: Antropología Alianza Editorial; 2004. ISBN: 84-206-3767-X
7
Graves R. La Diosa Blanca. España. Alianza Editorial; 1986. ISBN 84-206-1948-5

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En los albores de su creación, el cristianismo tuvo que compartir espacio con estos
conceptos, con los que si bien lidió, al rascar, vemos ecos o conceptos que nos
recuerdan aquello.

El reinado del emperador romano Heliogábalo, Vario Avito Basiano, sacerdote y


emperador, fue breve, tan únicamente duró cuatro años durante los cuales trató de
unificar religiones. Un intento de sincretismo religioso con su propio Dios, del que tomó
su nombre el emperador, la deidad solar siria El-Gabal, siendo “El” la divinidad
principal de los cananeos, en tanto, Gabal significa <<cima de montaña>>, así pues,
El-Gabal es <<El de la montaña>> igual que Zeus, el Dios de Moisés o Urana la reina
de la Montaña. Heliogábalo asignó una triple Diosa a El-Gabal, una mezcla de Astarté,
Atenea y Urania, con el fin de aglutinar los distintos cultos existentes y comprender sus
misterios y poder oficiarlos en calidad de sumo sacerdote. A tal fin, construyó en la
ladera del Monte Palatino el Elagabalium, donde trasladó las sagradas reliquias de otros
templos. Entre las que destacaban la Gran Madre, el Paladio (la estatua de madera de
Palas Atenea), el fuego de Vesta, para así posteriormente obligar incluso a judíos y
cristianos a realizar sus ritos allí.
Heliogábalo manifestaba públicamente su anhelo de ser mujer. Incluso fue conocido su
deseo de ejercer como esposa, a tal respecto se casó con dos de sus amantes, Hierocles y
Aurelio. E incluso propuso al senado que el César fuera Hierocles y así él ejercer
únicamente como consorte, la consorte real, es decir, la emperatriz. Heliogábalo fue un
gran asiduo a los prostíbulos, donde llegó a prostituirse disfrazándose de mujer e
incluso daba consejos a las meretrices sobre cómo efectuar las artes amatorias. Si todo
ello, ya de por sí, no fuera suficientemente rocambolesco, parece ser que, además, se
sometió a algún tipo de cirugía sexual, pues quería que le añadieran una vagina y
constituirse así hermafrodita. En su delirio, Heliogábalo se desposó con Julia Aquilia
Severa, una sacerdotisa vestal y, por tanto, virgen del culto a Vesta. La tomo por esposa
bajo la creencia de que los hijos que obtendría con ella serían parecidos a los dioses.

Por otro lado, rondaba la idea de una edad de oro entre los griegos, un tiempo de dioses
hermafroditas primordiales, como nos cuenta Platón en “el Banquete”, periodo tras el
que hubo una escisión en la que se perdió la inmortalidad, quedaron así separados los
humanos en lo femenino y lo masculino, faltándonos desde entonces una mitad, no
siendo seres completos al menos que encontremos esa mitad, para unirnos en sagrado

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matrimonio y así pervivir para siempre en la otra vida como una unidad primigenia.
Dios mismo en la concepción neoplatónica de la que bebieron los cristianos sería una
entidad de dualidad macho-hembra.

<<Y cuando Salomé quiso saber, Jesús le dijo “Cuando separéis el velo de la
vergüenza y cuando los dos se vuelven uno y lo masculino con lo femenino, (no sea) ni
masculino ni femenino>> 8

El mismo Zeus era llamado en el culto órfico Metropator <<madre y padre>>, como
Ishtar, ᾿Aštar o Astarté eran ᾿str-ab <<Ishtar es el padre>>, ᾿str-um <<Isthar es la
madre>>.

Considero que existió un matriarcado que desapareció en favor del patriarcado, y


durante la transición, el transcurso de lo matriarcal a lo patriarcal, hubo un periodo
donde las divinidades femeninas terminaron asumiendo roles impuestos patriarcales,
fueron así masculinizándose. De ahí, la multiplicidad de dioses, que no son ni lo uno ni
lo otro, mostrando genitales de ambos sexos, u otros que a veces son hombres y luego
mujeres. Incluso, Venus y Afrodita, juegan en esta liga bisexuada, pues en el periodo
greco-romano, los dioses que más ponen en duda y marcan su ambivalencia genital
entre los olímpicos son el mismísimo Zeus y sus hijos, siendo Afrodita en una versión
hija de este.
Zeus en ocasiones se transformaba en mujer, o era representado con atributos de mujer
como seis pechos formando un triángulo en su torso. Con todo, lo más llamativo de
Zeus es que bajo su apariencia de hombre llega a auto mutilarse rasgándose la ingle,
formando en ella una vagina, una cavidad donde embutir a Dionisio a modo de útero, de
donde luego Dionisio renace.9 Palas Atenea de manera similar nace de él surgiendo de
su cabeza. Son ambos Dionisio y Atenea hijos sin madre y cuya sexualidad tampoco
estaba muy definida, teniendo un aspecto andrógino; Atenea, <<la varonil>>, la
epikléros, <<heredera masculina>>, en tanto, Dionisio es afeminado, un hombre-
mujer o eunuco con rostro de mujer virgen.
La sexualidad indefinida de los hijos de Zeus queda patente en el mito de Agdistis,
Ἄγδιστις, el hijo que engendró Zeus con la Tierra sin percatarse siquiera de ello y que
nació andrógino. Agdistis el multigénero, quien debido a su naturaleza descontrolada
8
Cita del Evangelio de los egipcios – Jung C, Nante B. El libro rojo de Jung. España: Siruela / El HILOĐEARIANA;
2011.
ISBN: 978-84-9841-615-2.
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Perea S. El Sexo Divino. España: Alderbán; 1999. ISBN: 84-88676-72-7

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fue destruido por los dioses. En una versión de este hecho, Dionisio, tras drogar a
Agdistis con un somnífero, ató sus pies a sus genitales masculinos, de este modo al
despertar Agdistis se automutiló castrándose así mismo, su sangre fertilizó la tierra de la
que brotó un almendro, la mandorla, la vulva mística el marco u óvalo sobre la que se
sienta el Pantocrátor o da a luz María, que tiene forma de almendra, de hecho mandorla
significa almendra en italiano, derivación del greco-latín amýgdala. En este mito, las
almendras, algunas veces, son sustituidas por granadas. Así, cuando una hija del Dios
río Sangarios, llamada con el celestial nombre de Nana, reposó a la sombra del
almendro, y uno de sus frutos fecundó su vientre, dando lugar al nacimiento de Atis.
Atis, Άττις, que a veces llamado Córibas, dio nombre a los Coribantes, los sacerdotes
eunucos del culto de la Diosa Cibeles que se autocastraban.
Atis al nacer fue abandonado por su madre siendo criado por un carnero. A medida que
crecía el alado Atis se hacía hermoso y al verlo Agdistis se enamoró de él. Tomó por
ello Agdistis la apariencia de Cibeles y se apareció ante Atis, mostrándose en toda su
gloria divina. Atis no soportó esta visión. Visión que lo indujo a la locura, por lo que se
castró a sí mismo y se desangró. Cibeles compadecida lo transformó en un pino siempre
verde. Según otros relatos, fue el propio Zeus quien, celoso de la admiración que sentía
Cibeles por Atis, se transformó en un jabalí y bajo esta forma le seccionó el pene al
bello muchacho. Este mito guarda mucha semejanza al de otro hijo de Zeus, Adonis,
que del mismo modo muere al arrancarle un jabalí, su miembro viril. Hay que
puntualizar que el cerdo es el animal de la Diosa del cereal a la que se le ofrecían
muchachos en sacrificio.

<<Entre Agdistis, Attis y Cibeles existe una triple conexión teogénica, donde a veces
Agdistis y Attis se suplantan o se complementan. Un sólo andrógino o doble andrógino,
ambos personajes están en el estadio más primitivo del origen de Cibeles. La
androginia – o si se quiere una andrógina doble está en la fundación mística,
etiológica, de la Gran Madre de todos los Dioses. Algunos investigadores (P. González
Serrano) han encontrado en el culto de Cibeles claros antecedentes del culto a la
Virgen María.>>10

Ovidio en “Las metamorfosis” nos cuenta otro mito hermafrodita en el que expone que
Tiresias se transformó en mujer:

10
Perea S. El Sexo Divino. España: Alderbán; 1999. ISBN: 84-88676-72-7

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<<Júpiter y Juno, un poco alegres por el auténtico néctar de los Dioses, discutían
acerca de quiénes reciben más placer en el acto carnal: si las hembras o los varones.
No se ponían de acuerdo, y decidieron someterse al parecer del sabio Tiresias, que
había gustado del amor bajo los dos sexos.>>11

Los gnósticos, por su parte, creían en un gran arconte que reinaba sobre el resto de
deidades inferiores denominado Abraxas, un Dios de la dualidad, del bien y del mal, lo
divino y lo infernal, la vida y la muerte, con piernas de serpiente y el rostro zoomorfo de
un gallo coronado.
o dos águilas por rostro. Las águilas en algunas representaciones forman parte de una
balanza. El logo de Abraxas, su símbolo, es parecido al concepto del ying y el yang, un
círculo atravesado por la mitad por una diagonal, simbolizando el hermafroditismo, la
unión de lo femenino y lo masculino. El gnosticismo, que sugería la idea de un Dios
mayor oculto y uno menor malévolo, llegando a asociarlo con Yahvé, se originó en el
seno de las sectas judías y cristianas en el siglo I, conviviendo, de este modo, estas
nuevas ideas con las anteriores. El gnosticismo antes de ser herético gozó de gran
popularidad y aceptación entre los intelectuales cristianos. La doctrina gnóstica se
asemeja al culto órfico, aunque en el orfismo uno se salva al no cometer actos impuros
como el consumo de carne, ya sea humana o animal, en tanto en el gnosticismo uno se
salva mediante la gnosis, es decir, el conocimiento, pues γνωστικός gnōstikós es
<<tener conocimiento>>. En tanto, solamente teniendo un conocimiento profundo del
sí mismo, uno puede alcanzar la liberación, la salvación, idea que nos enlaza con
pensamientos orientales y el Eros de Platón. Pese a lo cual, esta idea se enfrentaba a la
idea de que el ser ya fue salvado, redimido por el sacrificio de Cristo y que lo único que
ha de hacer el hombre es tener fe en ello. La idea caló en Platón, siendo muy curioso el
nombre de <<El banquete>> que versa sobre la idea del amor. El Eros que enaltece el
conocimiento, en pro, la verdad del alma para trascender y, que desarrolla, el concepto
del amor platónico. En el que resuena la famosa orden de amor fraternal: <<Amaros los
unos a los otros>> (Juan 15:12), emitida por Jesús después de terminada la última cena:

<<Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis, y, lo
mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy, vosotros no podéis venir, os digo
también ahora a vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los

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Ovidio. Las metamorfosis. España: Colección Fontana /EDICOMUNICACION, S.A; 1994. ISBN: 84-7672-630-9.

11
El espejo de Venus. La irreductibilidad de la Diosa. Primera edición: Marzo 2022
© Autora: Elena Catalán Muñoz ISBN: 9798435458688
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otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros.
En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los
otros.>> Juan 13:33-35.

En el sympósion <<simposio>>, el Banquete de Platón, bajo el embrujo del vino que


desata la lengua y aflora lo contenido o la revelación inspirada, se alude a la visión de la
sacerdotisa vidente Diotima de Mantinea (nótese aquí el pensamiento de mujer en una
cena de hombres formulado a través de Sócrates en lugar de por ella misma), según la
cual, únicamente a través del Eros, una sublimación mediante el arte, el ser humano a
través de sus obras se vuelve inmortal y alcanza el alma su destino. Se espiritualiza así a
Eros y se adora el amor a la sabiduría, a Sofía, como hicieran Dante y sus Devotos del
Amor. Los pitagóricos aportaron una dimensión extra a este pensamiento de la
<<Teoría de los dos Mundos>>, la doble verdad, según la cual hay dos planos, lo
visible, perceptible por los sentidos, finito en el tiempo y lo incognoscible, lo eterno a lo
que solamente se accede mediante la razón. Ello ya se deja traslucir en las dos visiones
de Afrodita, la Urania y Pandemos, la primera carece de padres, la segunda los tiene,
por lo que en el Banquete se señala que debe por el mismo principio haber dos Eros, el
que simboliza al primer Dios que surgió en la creación siendo el amor universal, la
verdad y sabiduría, en contraposición a él Eros como último Dios nacido que representa
el amor vulgar.

<<(relata Pausanias) Todos sabemos, en efecto, que no hay Afrodita sin Eros. Por
consiguiente, si hubiera una sola Afrodita, habría un sólo Eros. Pero puesto que, de
hecho, hay dos, forzosamente habrá también dos Eros. ¿Y cómo negar que sean dos las
Diosas? Una de ellas, sin duda más antigua y sin madre, es hija de Urano, y la
designamos también con el nombre de Urania; la otra, más joven, es hija de Zeus y de
Dione, y la llamamos Pandemo. En consecuencia, es forzoso que también al Eros que
colabora con la segunda lo llamemos correctamente Pandemo, y al otro Uranio (…) De
la misma manera, entonces, tampoco todo amar ni todo Eros es bello ni digno de ser
encomiado, sino sólo el que impulsa a amar bellamente.

Por tanto, el Eros de Afrodita Pandemo es verdaderamente vulgar y lleva a cabo lo que
resulte al azar, y es éste el amor con que aman los hombres ordinarios. Tales personas
aman, en primer lugar, no menos a las mujeres que a los muchachos; en segundo lugar,
aman en ellos los cuerpos más que sus almas, y, finalmente, aman a los menos

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inteligentes que puedan encontrar, con vista puesta exclusivamente en conseguir su


propósito, sin importarles si la manera de hacerlo es bella o no.>>12

En el Banquete de la misma forma se alude a lo varonil que emana de Afrodita Urania,


alegando que ese amor ensalzado que procede de ella, ese amor puro y espiritual, es el
propio de los hombres a los hombres, quedan excluidas las mujeres tanto de sentirlo
como que se les ofrezca:

<<(relata Pausanias personaje del Banquete) el de Afrodita Urania proviene de una


Diosa que, en primer lugar, no participa de hembra, sino sólo de varón (y es éste el
amor de los muchachos), y que, en segundo lugar, es más antigua y está libre de
desmesura. De ahí que los inspirados por ese amor se vuelvan hacia lo masculino, ya
que sienten predilección por lo que es más fuerte por naturaleza y tiene más
entendimiento. Y se podría reconocer incluso en la pederastia misma a los que son
impulsados sinceramente por este amor, pues no aman a los muchachos sino cuando
empiezan ya a tener entendimiento, cosa que les sobreviene al salirles la barba.>>13

Sócrates, cuyo pensamiento revolucionario persigue una misión metafísica, fue


condenado a muerte acusado por sus ideas políticas y corromper a los jóvenes en los
banquetes que caían presas del amor a su intelecto, el amor a la sabiduría a lo interno
por encima de la fealdad externa. El revolucionario Sócrates alegó en su juicio que se le
podía condenar como castigo <<invitándole a comer en los banquetes comunales>>,
por lo vulgar del pensamiento común. Sócrates finalmente es traicionado, pero, a pesar
de haber podido huir, elige morir para ser fiel a sí mismo. Se transforma así en ejemplo
de su propio pensamiento, enlazando su mítico destino al de Jesús, quien según mi
criterio tenía una filosofía parecida a la de él.
La misma muerte de Sócrates se enlaza en el relato con el sacrificio ritual, pues se ve
retrasada su sentencia a causa de una festividad que conmemora el viaje de Teseo, hijo
del rey de Atenas, a Creta, donde mata al Minotauro, terminando así con la obligación
de ofrecer siete chicos y siete muchachas vírgenes a la bestia.

<<Fedón: Al decir de los atenienses, es el mismo buque en que Teseo condujo a Creta
en otro tiempo a los siete jóvenes de cada sexo, que salvó, salvándose a sí mismo.
Dícese que cuando partió el buque, los atenienses ofrecieron a Apolo que si Teseo y sus

12
Platón. El Banquete. España: El libro de bolsillo / Alianza Editorial; 1993. ISBN: 84-206-0380-5
13
Platón. El Banquete. España: El libro de bolsillo / Alianza Editorial; 1993. ISBN: 84-206-0380-5

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compañeros escapaban de la muerte, enviarían todos los años a Delos una expedición;
y desde entonces nunca han dejado de cumplir este voto. Cuando llega la época de
verificarlo, la ley ordena que la ciudad esté pura, y prohíbe ejecutar sentencia alguna
de muerte antes que el buque haya llegado a Delos y vuelto a Atenas; y algunas veces el
viaje dura mucho, como cuando los vientos son contrarios. La expedición empieza
desde el momento en que el sacerdote de Apolo ha coronado la popa del buque, lo que
tuvo lugar, como ya te dije, la víspera del juicio de Sócrates. Dé aquí por qué ha
pasado tan largo intervalo entre su condena y su muerte.>>14

Fedón, recuerda la entereza de Sócrates al asumir su destino:

<< (…) al verle y escucharle, me parecía un hombre dichoso; tanta fue la firmeza y
dignidad con que murió. Creía yo que no dejaba este mundo sino bajo la protección de
los Dioses, que le tenían reservada en el otro una felicidad tan grande, que ningún otro
mortal ha gozado jamás otra igual (…)>>15

En el mismo texto se hace crítica a la mujer de Sócrates, Jantipa, denostándola, pues la


sociedad Ateniense que retrata Platón concebía la mujer como un ser inferior falto de
intelecto.

<<Al entrar, encontramos a Sócrates, a quien acababan de quitar los grillos, y a


Jantipa, ya la conoces, que tenía uno de sus hijos en los brazos. Apenas nos vio,
comenzó a deshacerse en lamentaciones, y a decir todo lo que las mujeres acostumbran
en semejantes circunstancias. ¡Sócrates – gritó ella-, hoy es el último día que te
hablarán tus amigos y en que tú les hablarás! Pero Sócrates, dirigiendo una mirada a
Critón, le dijo: que la lleven a su casa. En el momento, algunos esclavos de Critón
condujeron a Jantipa, que iba dando gritos y golpeándose en el rostro.>>16

Así, Jantipa pasa a la historia por su mal carácter y el mal trato que daba a su esposo,
Sócrates, incluso es Jantipa plasmada iconográficamente vertiendo las sucias aguas de
los orinales sobre él. Claro que, curiosamente, el griego οὖρoν en latín ūrῑñă son
<<orina>> y Urana, Aruru, Vánura, que enseñaron a urbanizar y educaron a los
hombres, se enlazan etimológicamente con ello, siendo además el símbolo de Acuario el
signo que rige Urano, el del aguador, el que vierte las aguas de la sabiduría. Así que la

14
Platón. Fedón. España: Edicomunicación; 1995. ISBN: 8476726503
15
Platón. Fedón. España: Edicomunicación; 1995. ISBN: 8476726503
16
Platón. Fedón. España: Edicomunicación; 1995. ISBN: 8476726503

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iconografía de Jantipa vertiendo orina sobre Sócrates se correspondería al traspaso del


rol del conocimiento de la mujer al hombre. Como el saber que inculca Diotima de
Mantinea a Sócrates.

He dejado patente que la Última Cena y el Banquete se parecen, vamos a ver cómo era
el momento de reflexión tras la cena, lo que sería nuestra sobremesa. Tras la cena se
ofrecía un <<peán simposíaco>> canto de salutación a Apolo, el Dios de la poesía,
téngase en cuenta, además, la visión de la poesía como verbo divino, así mediante tal
acto, se invitaba a la inspiración a manifestarse en la conversación tras lo que tenía lugar
el simposio <<bebida en común>>, donde se elige un simposiarca <<director del
banquete>>, quien establece la cantidad de vino que se puede tomar y el modo de
realizar la pauta y temas de la conversación.
Hay un punto en la obra del Banquete de Platón donde Aristófanes da su visión sobre
Eros y habla de la unidad hermafrodita primigenia:

<<En primer lugar, tres eran los sexos de los hombres no dos como ahora, masculino y
femenino, sino que había además un tercero que era común a esos dos, del cual
perdura aún en el nombre, aunque él mismo haya desaparecido. El andrógino, en
efecto, era entonces una sola cosa en cuanto a figura y nombre, que participaba de uno
y otro ser, masculino y femenino, mientras que ahora no es sino un nombre que yace en
la ignominia. En segundo lugar, la figura de cada individuo era por completo esférica,
con la espalda y los costados en forma de círculo; tenía cuatro brazos e igual número
de piernas que de brazos, y dos rostros sobre el cuello circular, iguales en todo; y una
cabeza una sola, sobre esos dos rostros, situados en direcciones opuestas, y también
cuatro orejas, dos órganos sexuales.>>17

El personaje de Aristófanes continúa con su discurso en El Banquete y explica el porqué


de la existencia de los tres sexos, relatando que el masculino está asociado al sol, el
femenino a la tierra y el hermafrodita a la Luna. Estos últimos seres eran muy
arrogantes, poderosos y pretendieron escalar el cielo. Por lo que los dioses preocupados
deliberaron qué hacer con ellos. Zeus tuvo la idea de partirlos en dos mitades y mandó a
Apolo hacerlo (algo similar a lo que ocurre con Agdistis). Quedaron así divididas sus
fuerzas y, no quisieron más asaltar el cielo, zambullidos en el pesar de anhelar su otra
mitad, a la que cuando encontraban se aferraban hasta que moría una de las partes de

17
Platón. El Banquete. España: El libro de bolsillo / Alianza Editorial; 1993. ISBN: 84-206-0380-5

15
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inactividad. En tanto, la parte superviviente buscaba otro fragmento de sí y se unía a lo


que encontrara, ya fuera esta parte varón o hembra, hasta perecer. Además, todos tenían
los órganos por fuera, de modo que no engendraban en una parte femenina, sino en la
tierra igual que las cigarras. Al final Zeus se apiadó de ellos. Poniéndoles los genitales
en la parte frontal y los órganos por dentro, de tal suerte que podían concebir dentro del
otro si el hombre se topaba con la mujer. Una nota curiosa es que el texto comenta que,
el hombre resultante de una mitad hermafrodita tiene voraz deseo por las mujeres siendo
un adúltero, como adúltera es la mujer surgida de la parte femenina del andrógino. No
así el hombre solar que busca el amor en los hombres y la mujer terráquea que busca el
amor de las mujeres. Pues estos dos sexos, el originario varón y el originario hembra,
solamente se juntan obligados por ley para concebir hijos. Puesto que, lo que desean
verdaderamente es abrazarse a lo que es igual a ellos para sentirse completos, cosa que
únicamente consiguen si tropiezan con la verdadera mitad de sí mismos.
De alguna manera esto último nos recuerda la frase γνωθι σεαυτόν del templo de Apolo,
que significa <<conócete a ti mismo>>, pues únicamente cuando uno se conoce a sí
mismo se puede liberar.

Osiris, el de la cara verde, sufrió un fin parecido a Attis y Adonis, perdió su miembro al
ser descuartizado en un banquete, como descuartizado es el cuerpo de Cristo en el
banquete totémico, cuando la Hostia es partida y repartida entre todos los que
participan. Dividiendo así el peso del acto, lo que diluye la responsabilidad moral del
sacrificio.

Para Foucault existió un código jurídico del dolor. Escribió aludiendo al derecho
medieval:
<<La confesión convierte la cosa en notoria y manifiesta.>>18

Aquí vuelvo a enlazar con aquello planteado antes, el hecho de que Constantino I
ordenara el descuartizamiento ritual de su madre y mandara sus pedazos a distintas
iglesias. ¿Un acto de amor? Lo dudo. ¿Qué piensas? A mí el descuartizamiento me
sugiere un castigo u ofrenda.

El nombre de Hathor, la Diosa egipcia de la fecundidad, significa la casa de Horus o mi


casa es el cielo. Hathor es representada jeroglíficamente con un recuadro que contenía
en su interior al niño Horus. Siendo similar esta iconografía, tanto en aspecto, como en
18
Foucault M. Vigilar y castigar. Argentina: Siglo veintiuno editores Argentina S.A.; 2002. ISBN 987-98701-4-X

16
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sentido, al ideograma chino para niño pequeño nān <<un hijo o semilla>>, encerrado
en la casa 口 , Kǒu, ideograma que guarda el significado de <<boca>>. Pues de algún
modo en la boca, en el comunicar, habita Dios.
Hathor, era representada en su forma antropomórfica con rostro de vaca, siendo, Tauro,
una de las constelaciones regidas por Venus. Tar, reitero, es una partícula que se aplica
a lo que está al oeste (tarde, Tártaro, Tara, Tartesos, etc.) y, los uros, son toros salvajes.
Por tanto, Tauro significaría <<los uros o los toros salvajes del oeste>>. Mientras que
Hathor, la Diosa vaca, es Venus. Traigamos a la memoria cuando Moisés baja del
Monte Sinaí y al encontrarse con sus seguidores celebrando al Becerro de Oro, ordena
matar a los que no son fieles a su nuevo culto monoteísta de un Dios-padre, severo,
cruel y misógino. Dios que no deja espacio para la veneración de la Diosa madre vaca.
Aarón, en hebreo Aharon, ‫ַאֲהרֹון‬, ’Ahărōn, griego Ααρών, Aarṓn,1 es considerado el
primer sumo sacerdote de Israel y hermano de Moisés. Aarón siente la resistencia al
cambio de culto y en ausencia de su hermano, erige y promueve el culto al Becerro de
Oro. Se ha propuesto que su nombre derivado de la raíz har, ‫ַ֥הר‬, <<montaña>> pueda
ser or, ‫אֹור‬, <<luz>> lo que podría significar <<monte elevado>> o bien
<<iluminado>>, siendo Gabal como hemos visto <<cima de montaña>>, el lugar en
origen donde se celebraban los rituales, al ser las cimas de las montañas o los montes,
los lugares más cercanos al cielo. Aarón es representado en las pinturas con una
protuberancia en su cabeza, similar a la de las representaciones de las almas al transitar
por el Duat, el reino o casa de los muertos egipcia.
Yahvé, por el contrario, baja de la montaña y ordena la erección de un tabernáculo
cubierto de velos, para que todo lo que allí ocurra sea secreto y quede velado, pudiendo
solamente los hombres entrar en él:

<<Erección y consagración del Tabernáculo; se manifiesta en él la gloria del Señor>>


Éxodo 40.1

Y aparece ya la forma de la pila bautismal:

<<La concha del lavatorio, la cual llenaras de agua, estará entre el altar y el
Tabernáculo>> Éxodo 40.7

Yahvé, como la nube de la montaña que lanza rayos, es análogo al Dios Zeus en su nube
sobre el Olimpo lanzando rayos de la Forja del Mongibelo. En tanto, el tabernáculo es
una tienda de campaña, lo que vuelve a enlazar con el significado de cielo, ya que, sky

17
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<<cielo>>, es tienda.
El cielo, la Diosa estrellada Nut, se sustentaba con los brazos cubriendo la tierra como
una tapa o capa. Así, en sustitución, cuando el concepto de cielo se relacionó con el
techo de las moradas sagradas, es decir, los templos, las columnas Hathóricas tomaron
la función de soportar el techo celeste. Dichas columnas recuerdan a las jónicas por su
forma de cornamenta, en tanto las cariátides simbolizan a lo femenino como sustento
del cielo.
A mi entender, el fin del poder matriarcal tuvo que ver con el desarrollo de la
metalurgia y los cambios que ello trajo a las sociedades, sobre todo, en la edad de
hierro, donde las nuevas herramientas posibilitaron una mejor explotación de los
cultivos, e incrementó, los ideales de conquista mediante la fabricación de mejores
armas. Por ello, no es de extrañar que fuera desposada Afrodita-Venus con Hefestos-
Vulcano, lo que sería una muestra de la subyugación de la Diosa ante los nuevos
conocimientos. Se convierte así el herrero en sacerdote de los misterios del fuego, héroe
civilizador, maestro del cultivo y guerrero, tomando el relevo de la Diosa, la primera en
urbanizar, la que trae el conocimiento, la luz y da a luz.
En los mitos, Júpiter fue la deidad suprema de la tríada capitolina, junto a Juno (su
hermana y esposa) y Minerva (su hija, la siempre virgen), una especie de trinidad.
Júpiter “el forjador” de recién nacido, fue salvado por su madre de ser devorado por su
padre Saturno. Saturno devoraba a sus hijos por miedo a ser derrotado por ellos, porque,
Saturno castró a su propio padre Urano y lo encerró en el Tártaro. Lugar hostil y
menesteroso de luz. Los genitales de Urano cayeron al mar y en contacto con el líquido
elemento nació Afrodita.

A medida que lo escrito se torna relevante en lo religioso y se torna dogma y ley, el


hombre asienta su poder mágico en la metalurgia, el misterio de los hornos, como nos
expone Eliade en “Herreros y alquimistas”. Una vía que encuentra el hombre para
usurpar el poder religioso de la mujer. La fusión de los metales relega el misterio de la
concepción, anulando a la Diosa, invirtiendo sus ritos. Y aunque perduran en el tiempo
los sacrificios de hombres, propios del ritual neurótico de fecundar la tierra, e incluso se
celebran sacrificios para propiciar la fusión de los metales, estos actos sangrientos
comienzan a reducirse. No obstante, con ello, únicamente se desplaza el síntoma
neurótico que oculta el sacrificio humano, dado que, aunque bajan los sacrificios
directos, se incrementan las guerras por la mejora de las armas, lo que en realidad trae
18
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más muertes. El ritual de la muerte, el sacrificio que va abandonando la liturgia, se


desplaza y comenzando a discurrir también por la senda de lo lúdico, apareciendo el
circo donde se popularizan los eventos de gladiadores matándose en la arena. El circo y
sus atrocidades se convierten en el pan del pueblo, el pan enmascara al cereal, Isis es el
pan, la Hostia es el cuerpo de Cristo. Se ve, por tanto, como la neurosis por el sacrificio
ritual a la Diosa del cereal y la pulsión de muerte que comporta, aunque velada, resiste,
pervive, en tanto, el morir en la arena evolucionó hacia las justas caballerescas, donde la
princesa del reino es desposada por selección con el vencedor, aquel que mata a su rival
con lanza, hacha, espada o daga. El refrán: <<quien a hierro mata a hierro muere>>,
me resuena a la tragedia, el cíclico sacrificio ritual del rey o gobernador, como pago
para poder reinar, algo usual en la antigüedad y que condenaba al usurpador del trono a
correr la misma suerte que su predecesor cuando la progenie del rey asesinado tomase
venganza y matase al usurpador. Esta rueda incesante de matanzas era considerada en el
circo como “El Juicio de Dios”, puesto que, en la arena, se daba la razón al ganador
como portador de la verdad. Por tanto, con el avance de la metalurgia, del bronce al
hierro, cambia el rol de lo femenino a lo masculino, se somete, se oculta a la Diosa y
muta la forma en la que mueren los muchachos, pasando de morir en sacrificio ritual de
holocausto a morir en grandes batallas. Por ello, el hierro, tiene para algunos pueblos
connotaciones malignas.

<<Pero, además de este <<odio al hierro>>, la mitología de los asur afirma la


necesidad de ofrecer sacrificios humanos a los hornos. Tal vez sea el sacrificio humano
el que ponga de manifiesto en los citados mitos el carácter demoníaco de los trabajos
metalúrgicos. La fusión de metales es temida por obra siniestra, que requiere el
sacrificio de una vida humana.>>19

Júpiter es considerado el Padre de Todos; pater deorum et hominum <<padre de los


Dioses y de los hombres>>. Su nombre podría derivar de Dyeuis <<luminoso>>, en
sánscrito dyu es <<día>>, jyotis <<luz>>, divya <<divinos>>, más el indoeuropeo
pitar, sánscrito pitṛ, latín pater <<padre>>, dando lugar a Dyu-piter <<Padre de la
Luz>>. Lucetius, es un epíteto de Júpiter, como Dios de la luz. Jehová, por su parte, se
traduce como <<señor>>, abreviatura de Yahveh asher yilweh <<Él es el que es>> 20.
No se ha demostrado que Iovis, Jovis, esté emparentado onomásticamente con Yahvé,
19
Eliade M. Herreros y alquimistas. España: Antropología Alianza Editorial; 2004. ISBN: 84-206-3767-X
20
Graves R. Los mitos hebreos. España: Alianza Editorial; 2003. ISBN: 84-206-3544-8

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YHVH, yah-o-ve, pero resulta curioso ver los opuestos que son en cuanto el trato
misógino que dispensan a la mujer, Júpiter es un Dios mujeriego en tanto Yahvé no
quiere a la mujer cerca de sí, asociándose la sexualidad femenina en el
judeocristianismo al pecado y la tentación. Mircea Eliade en su obra “Herreros y
alquimistas,” narra cómo en diferentes ritos relacionados con la herrería, se hacía
hincapié sobre la importancia de la abstención sexual, como clave para una correcta
fusión de los metales. Para lo que había que inmolar igual número de muchachos que
muchachas vírgenes, como ocurre en el culto del Minotauro y, así, convertir en
hermafrodita al hierro.
La importancia de la virginidad en la fusión de los metales, acaba haciendo, por
extensión, a las mujeres y sus procesos menstruales, algo considerado impuro, relevan,
por tanto, a las sacerdotisas por herreros, otorgándoles a ellos la función de demiurgos y
sacerdotes conocedores de los misterios, sobreponiéndose de este modo a los cultos de
la fecundidad y del parto, ligados a la mujer. Perdiendo lo femenino su condición divina
y quedando la mujer supeditada al hombre que forja y con los utensilios creados para
los campos y hace la guerra. Relegada, a la mujer se la recluye en lo doméstico, estando
a cargo del cuidado de los hijos. Un simbolismo parecido podríamos hallar en los dioses
que son castrados o se autocastran ante la Diosa, no pudiendo o no queriendo así
consumar con ella, a la mujer ni tocarla, pues atrae la locura. Aún hoy la mujer es
tildada de mentirosa y manipuladora.

<<Cuidaos de las insidias femeninas:


¡es el primer deber de la alianza!
Hombres sabios se han trastornado,
han cometido faltas
y no se han dado cuenta.
¡Al final se vieron abandonados,
y su fidelidad pagada con burlas!
Inútilmente se retorcieron
las manos, la muerte
y la desesperación
fueron su recompensa>>21

21
Wolfgang Amadeus Mozart. La flauta mágica.

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Las monjas, las esposas de Dios están sometidas a clausura, su vida se reduce a lo
contemplativo o funciones de su orden, pero sin poder oficiar actos religiosos, mientras
que el propósito de la hermana religiosa, que vive una vocación de oración y servicio, se
reduce significativamente al de una sirvienta o asistenta, pues, a pesar de tener una vida
más pública se la aleja de los actos religiosos. En ambos casos se les prohíbe tener hijos,
cometer actos impuros, sepultándose su sexualidad bajo el hábito religioso, símbolo
externo de virginidad y renuncia de la vanidad de ser mujer, además de imponérseles la
austeridad. Lo que es un claro tema de sombra arquetípica, si los sacerdotes de la iglesia
no pueden concebir, por celos, imponen el celibato a sus hermanas, cubrir sus cabezas y
la clausura, que aquí podría ser vista como un no querer verla, en tanto la austeridad es
porque no merece nada. En cualquier caso, la mujer que consagra su vida a Dios ha de
ser austera, no así los hombres que ostentan puestos de poder y se muestran fastuosos,
rodeados de riquezas, cierto que no en todas las órdenes ni en todas las jerarquías. Esa
fobia a la mujer es incluso transferida entre las propias religiosas, quienes siguiendo el
camino de la fe, ven impuras y no dignas a las demás mujeres. E incluso, esto, es algo
que por extensión de las monjas ocurre entre las féminas de la sociedad seglar. Es algo
curioso cómo la religión cristiana tiene que ver con el misterio de la concepción y, a
pesar de ello, las religiosas tienen prohibida la maternidad y, sin embargo, se dedican a
regentar paritorios, orfanatos, escuelas. Hay miedo a dar poder a la mujer en asuntos
religiosos, hay rencor, seguramente por ese pasado prehistórico matriarcal en que los
hombres servían de sacrificio ritual. Pongámonos en situación, a día de hoy hay
superpoblación; sin embargo, en un pasado lo más importante era la reproducción, la
fertilidad, tanto de los humanos, como de los animales y las plantas, pero los machos ahí
eran las víctimas, si había que inmolar a alguien para procurar el favor de la Diosa, se lo
inmolaba a él, como en el culto a Artemisa. En tanto, a un hombre no se le consideraba
igual de valioso que a la mujer, pues el hombre puede fecundar muchas mujeres durante
nueve meses, mientras que, por el contrario, una mujer exclusivamente puede gestar a
término una única vez en ese lapso de tiempo.

De ahí el odio que subyace, la misoginia y el deseo de haber sido mujer, por las ventajas
que esto comportaba en la mítica sociedad matriarcal. Así, lo masculino derrota a lo
femenino, como en el mito azteca de Malinalxochtl, derrotada por su hermano; o los
escandinavos Vanes (telúricos asociados al principio femenino), derrotados por los Ases

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(belicosos y asociados a la masculinidad). Por tanto, derrotada, se estigmatiza a la


mujer, se la hace inferior, se la señala como dada a los bajos instintos y se la injuria.

<<La comunidad de mujeres e hijos planteada por Platón no ha dejado de ser


relacionada con la comedia de Aristófanes (1957) La asamblea de las mujeres, en la
que ésta sería una respuesta ridiculizada de la propuesta de Platón o de las ideas
similares anteriores a la del filósofo. En ella el comediante hace llegar al gobierno a
las mujeres, quienes establecen nuevas leyes entre las que se encuentra la regulación de
la vida sexual: las mujeres serán comunes a todos y tendrán hijos con los que quieran,
a la vez que las de mayor edad tendrán prioridad para tener relaciones sexuales con los
jóvenes. Aristófanes muestra las consecuencias que de todo ello resultará: el parricidio
y el incesto. Mientras la líder intenta dar respuesta a la objeción de que el
desconocimiento del padre puede llevar al parricidio, una joven ante el apremio de una
vieja a su joven amado, le dice: “Estás loca. Es demasiado joven para irse contigo.
Mejor serías su madre que su esposa. Con una ley semejante, vais a llenar toda la
tierra de Edipos”.>>2223

Así, a la mujer se la menoscaba, incluso ella misma lo hace, aun siendo una mujer sabia
como Hipatia, quien se menosprecia a sí misma, cuando un discípulo la hace partícipe
de su fascinación por ella. Hipatia, ante tal revelación, le arrojó unos paños manchados
con su flujo menstrual y le reprendió: <<Esto es lo que tú amas, joven, y esto no es
bello>>, visión ante la cual su pretendiente horrorizado se sintió tan perturbado que
cambió de parecer, deviniendo un mejor hombre, esta situación, inventada o no, la relata
el filósofo neoplatónico Damascio.
Hipatia fue la inspiración tras el personaje y la leyenda de Santa Catalina de Alejandría,
una bella muchacha, inteligente y cristiana, que muere martirizada a manos de los
paganos, clara inversión de la historia de Hipatia, que murió despedazada a manos de
los cristianos. Según la leyenda, Catalina acudió una fiesta pagana donde se la instó a
hacer un sacrificio, en lugar de ello hizo el signo de la cruz, por lo que cae presa y es
conducida ante el emperador. Catalina pidió debatir ella misma en su defensa, se le
concedió, y tan convincente fue que tras escucharla los sabios del emperador se
convirtieron al cristianismo.24 El emperador entró en cólera por ello y mandó ejecutar a
22
Pablo Cúneo. El oráculo de Delfos y el ombligo de Platón. Articulo. https://www.academia.edu/7634219/El_or
%C3%A1culo_de_Delfos_y_el_ombligo_de_Plat%C3%B3n
23
ARISTÓFANES. La asamblea de las mujeres. Comedias Completas, Vol.II. Barcelona: Editorial Iberia; 1957.
24
Leonardí C, Riccardi A. Diccionario de los santos. Madrid: San Pablo; 1998. ISBN: 84-285-2259-6

22
El espejo de Venus. La irreductibilidad de la Diosa. Primera edición: Marzo 2022
© Autora: Elena Catalán Muñoz ISBN: 9798435458688
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los sabios, no sin antes hacerle la propuesta a Catalina de escoger a uno de ellos como
esposo a cambio de salvarlos a todos, a lo que Catalina se negó, ante su negación el
emperador la azotó y encerró. La emperatriz, la hija del emperador, fue a ver a Catalina
a su celda, y tan convincente fue la cristiana al exponer su fe, que tanto la emperatriz
como doscientos soldados se convirtieron al cristianismo al oír el discurso que Catalina
le dedicó. Enterado, el emperador, ordenó torturar a Catalina con dos ruedas dentadas
con cuchillas, pero estas se rompieron al rozar el cuerpo de la joven, entonces la
emperatriz trató de interceder por ella, más únicamente logró enfurecerlo. Iracundo, el
emperador mandó decapitar a Catalina junto a los doscientos soldados que se habían
convertido al cristianismo. La tortura, el martirio, el sacrificio, vemos que es, una
constante en el culto cristiano.

El espejo de Venus. La irreductibilidad de la Diosa. Primera edición: Marzo 2022


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