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CONSEJOS A UN JOVEN TEOLOGO

REMISA: Teologizar es necesario..."


Vale la pena gastar los días profundizando el misterio de Dios. Cinco instancias diferentes
que demandan el estudio de la teología: la fe, el mundo, la vida, la época actual y la
realidad social
1. La fe pide teología. La propia fe que, busca comprender lo que cree Todo creyente
verdadero es también, a su manera, un "teólogo".
2. El mundo que existe pide teología. La misma creación es un grito inarticulado por
un Creador. La teología no hace sino recoger ese grito y articularlo racionalmente.
3. La vida pide teología. Los seres vivos, buscamos ineluctablemente el sentido último
radical de las cosas, ¿Por qué? ¿Cómo?
4. Nuestra época pide teología. La cultura moderna es esencialmente reflexiva: se
pregunta siempre, necesita ser sometida discernimiento. Las cuestiones actuales con
las cuales se confronta la fe son tanto complejas que exigen una reflexión elaborada
y rigurosa. Piense solamente en los problemas que plantea hoy la economía, las
ciencias modernas, la cosmología y la ecología.
5. La realidad social en que vivimos pide teología. ¿Cuál es la misión de los cristianos
frente a los grandes desafíos sociales de hoy? Poner en juego la razón teológica para
avanzar.
Consejo 1. Antes de hablar de Dios, póngase de rodillas y hable con Dios.
Nos atreva a hacer teología sin antes hacer su experiencia de Dios. La teología,
antes de ser teología racional, es teología en genuflexión, es teología mística (cf. pp. 129-
156). La teología ha de guardar la naturaleza de su raíz: la Fe. La fe cristiana es una
relación de tú a Tú; una relación que cambia a la persona. Un nuevo modo de existir: la
razón teológica es una razón convertida, iluminada y transfigurada p contacto vital con el
Dios de la vida (cf. p. 28-29). La teología parte de la experiencia: la experiencia de Dios
por la fe amor.
La teología es un discurso "desde la fe para la fe" (Rom 1,17). Karl Barth, el tema
de la teología es un "Tu" que nos habla y nos interpela personalmente (cf. pp.155-6). Una
realidad tri-personal. Antes de ser ciencia, la teología es sabiduría en el doble sentido de la
palabra: de saber de las cosas últimas y de "saber sabroso" (cf. pp.143-9). Santa Teresita del
NJ. tuvo "la ciencia del amor divino".
Consejo 2. Nunca pierda de vista el tema central de la teología: el Misterio de Dios.
El objeto directo de la teología es Dios y nadie más. El pensamiento moderno que
nos induce a colocar en el centro de sus preocupaciones no a Dios, sino al hombre. Cierta
teología, llamada liberal, se dejó seducir por la sirena de la razón moderna y redujo la
teología a la antropología, ¿existe un asunto que merezca mayormente nuestra
consideración que la cuestión de Dios?
"La ciencia más divina es el de es la ciencia de las cosas divinas”. Este enorme
pensador recomendaba a la gente buscar primeramente las realidades divinas (532). ¿Dónde
queda en todo eso la realidad, el mundo y la historia del dolor de los hombres y mujeres
contemporáneos? Esas cosas la teología las tiene en cuenta, pero siempre a partir y con la
fuerza de su tema original: el Misterio divino.
Tautología: la teología, para ser teología, tiene que ser ante todo teológica Después,
y sólo después, la teología será también política, liberadora, inculturada y todo lo demás.
Cuando digo "teología teológica", hablo de un discurso que asume al Dios de la fe revelada,
el Dios de la Palabra, en fin, el Dios de Jesucristo
Tomás de Aquino: “la teología trata principalmente de Dios. Trata también de las
creaturas, pero en cuanto se relaciona con Dios", "la verdad teológica se refiere primera y
principalmente a la Realidad increada. Se refiere también a las criaturas, pero de manera
consecuencial" (cit.p.44).
Consejo 3. Que la Escritura sea el principal texto de referencia de su teología.
El Vaticano II declaró a la Escritura como "alma" de toda la teología, es la quien da
vida, unidad y movimiento a la teología. La Escritura es el "testimonio primordial” de la
Revelación, su fuente originaria. Otras fuentes: son tan solo "testimonios secundarios" que
no puede estar desvinculada de la Iglesia ni de la gran Tradición. La teología no puede ser
sino un desdoblamiento de la Palabra de Dios, comentario (exégesis), profundiza (dogma),
práctica (moral, espiritualidad).
Guarde bien esto en su mente: la Escritura debe tener en la teología el "primado
hermenéutico", porque ella es el lugar teológico número uno. El discípulo de Cristo debe
estudiar en primer lugar la Escritura. el teólogo no será ningún doctorcito que tendría el
derecho de aprobar o eliminar la palabra de los profetas o apóstoles, como si fuesen colegas
de facultad.
Consejo 4. Su teología debe permanecer vitalmente ligada a la comunidad de
fe: a la Iglesia.
La fe, es una herencia colectiva pertenece a todo el Pueblo de Dios que es la Iglesia.
Por tanto, es sólo por la Iglesia que se tiene acceso a la fe, y por medio de ella, a la teología.
Por tanto, si la eclesialidad es intrínseca a la teología, este nunca podrá ser un simple,
"asunto privado". Será más bien una actividad comunitaria y al servicio de la comunidad.
El teólogo es un servidor del Pueblo de Dios. Sin embargo, la comunión viva del teólogo
con la Iglesia debe entenderse no sólo con la actualidad, sino también con la sucesión de los
tiempos. Hablamos aquí de la Tradición. La Tradición es un proceso dinámico, abierto,
creativo.
Consejo 5. Mantenga siempre viva la conciencia de la pobreza del lenguaje
humano frente al Misterio.
Toda palabra humana sobre Dios es siempre inadecuada. La palabra técnica aquí es
"analogía”. Afirma S. Tomás: "el último grado del conocimiento d Dios es saber que nada
sabemos de lo que Él es". Finalmente, el lenguaje sobre Dios es "apofatico", es decir,
inefable. En la teo-logia, el "theos" es siempre mayor que el "loghia". O sea, el contenido
supera constantemente al lenguaje. En el estudio de la teología debe cultivarse un profundo
"sentido del Misterio", hecho de reverencia y de humildad frente al Dios infinito: en el
"temor de Dios."
Consejo 6. Tenga pasión por el conocimiento de Dios y de las cosas de Dios.
El teólogo tiene el sacrosanto deber de pensar y de habla: sin temor acerca del
Misterio divino. Exhorta al debutante a la oración, sin la cual no se puede hacer buena
teología: “ora para que Dios te dé el buen entendimiento". El Misterio es un "abismo de
luz", ofusca la razón. El Misterio no es el límite de nuestro conocimiento, sino el
conocimiento de nuestro límite frente a lo ilimitado. Evite la tentación del escepticismo. No
tenga miedo para la teología, del estudio de la filosofía, la razón se fortalece en su
"capacidad metafísica" y abre la mente humana al acceso de las verdades universales y
perennes.
La raíz de todo estudio debe ser una pasión fundamental: la pasión por la luz, el
amor ardiente por la verdad. Sin una fe "curiosa", nunca se tendrá un buen teólogo, sino un
burócrata del saber religioso. Por tanto, tendrá que desterrar muy lejos estos dos vicios: la
pereza mental y el diletantismo.
Consejo 7. Haga una teología que esté al servicio del Pueblo de Dios.
La teología es sierva de la fe, es un servicio eclesial, se una forma de amar. La
teología existe para ser comunicada, para enriquecer a la pastoral, para producir vida
eclesial, en fin, para servir al pueblo y a su salvación. ¿Por qué? Porque el Misterio de Dios
no se nos da solo para especular sobre él, sino sobre todo para creerlo, amarlo y obedecerlo.
Las verdades de la fe son verdades salvíficas y no verdades puramente teóricas.
No se debe instrumentalizar la teología. Debe estar sustentada en una buena teoría.
La misma práctica, para ser verdadera, pide una fundamentación en la verdad. Para buenas
respuestas pastorales, es preciso un adecuado fundamento teológico.
Consejo 8. Que su teología tenga siempre en cuenta la realidad del pueblo.
La teología necesita estar ampliamente abierta a toda la aventura humana, ser
sensible a la vida de las personas. Perspectivas transversales, que pueden y deben informar
todos los temas teológicos:
1. Enfoque socio-liberador, el más urgente y dramático.
2. Enfoque feminista, es decir, integralmente humana
3. Enfoque étnico, que busca integrar en la visión de fe todas las cultural.
4. Enfoque ecuménico, las riquezas de las otras religiones (diálogo interreligioso o
macroecumenismo).
5. Enfoque ecológico, que considera toda la creación.
Es reflexionar como Dios mismo ve.
Consejo 9. No olvide explicitar la dimensión liberadora de la fe.
La Gaudium et Spes hablaba de los signos de los tiempos, observados y analizados
para luego ser interpretados y discernidos a la luz de la fe (GS 4, 11, 44, 62; cit.pp.295-6).
Ella debe poder acoger lo no teológico para transformarlo en teológico, percibiendo las
semillas del Verbo. La teología actual está llamada a dar relieve a los problemas de la
justicia y de la igualdad. Ella representa una dimensión interna e integrante de toda teología
cristiana. La teología cristiana, o es de liberación, o no es cristiana. El Vaticano aprobó
globalmente la TL, haciéndole, sin embargo, serias reservas: el peligro de la politización
exagerada de la fe y los rasgos implicados en el uso del marxismo. Si la fe es
constitutivamente liberadora, la teología también tiene que serlo, y si la teología es
liberadora, entonces su método tiene que ser igualmente liberador.
Consejo 10. Haga teología con el oído abierto al pobre.
Si el ojo del teólogo tiene que ser el ojo de Dios, su oído tiene que ser igualmente
oído de Dios. El oído de Dios está inclinado al clamor del pobre. La opción preferencial por
los pobres no vale únicamente en la política y en la pastoral, también en la teología. Pobre
se refiere, en fin, a todos los que sufren o están abandonados en el mundo. Significa en
primer lugar estar en contacto vivo, aunque sea mínimo, con el mundo de los pobres.
Optar por el pobre en teología significa también tener a los pobres como primeros
destinatarios de nuestro discurso y dar a sus problemas un lugar destacado en nuestra
reflexión. Significa, en fin, considerar a los pobres como maestros en la fe, pues su
sufrimiento es cátedra que ilustra al teólogo a propósito de los misterios de Dios. Además,
la misma conciencia de la humanidad ya había intuido que la pobreza y el sufrimiento
abren el camino a la sabiduría.
Concluyo: el elogio de la teología.
La teología es una ciencia digna solo de Dios. Dios es "teólogo absoluto, nosotros
los humanos, somos apenas teólogos relativos. Dios estaría haciendo teología de eternidad
en eternidad. Lo que le interesa no es el curso del universo, sino su sentido último. Max
Horkheimer deducía que, "si una política no conserva en sí misma una teología, así sea
parcial, acaba por convertirse en puro chancullo".
María de Nazaret que, por conservar todas las cosas y meditarlas en su corazón,
representa el icono de todo verdadero estudioso de la teología.

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