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Autocuidado en sexualidad

Hasta este momento hemos estado aprendiendo sobre nuestro cuerpo, cómo funciona con
respecto a la sexualidad y esto cómo repercute en nuestras emociones, nuestros
pensamientos y comportamientos, además hemos analizado los cambios que experimenta
nuestro cuerpo con el tiempo y de qué manera se vincula nuestra sexualidad con nuestro
sistema reproductivo. Ahora que ya sabemos todo esto, es importante comprender cómo
podemos cuidar de nuestro cuerpo y nuestras emociones y nuestra mente para ser personas
sexualmente sanas y responsables, participar en el cuidado de tu salud te permitirá anticiparte
a riesgos y te llevará a vivir una vida saludable.

Son muchos los aspectos que en la adolescencia se deben cuidar para mantener una buena
salud, los principales consisten en tener un esquema de vacunación completo, procurar una
adecuada higiene y atención bucal, cuidar el peso corporal para no incurrir en desnutrición,
sobrepeso u obesidad, mantener un estado mental equilibrado, libre del uso y abuso en el
consumo de sustancias psicoactivas y sin violencias, así como vivir una sexualidad plena,
saludable y placentera, previniendo embarazos e infecciones de transmisión sexual (IMSS,
2022)

El autocuidado inicia con el autoconocimiento y la búsqueda de condiciones físicas y


emocionales adecuadas para el cuerpo y la salud mental. En lo que se refiere al autocuidado
en sexualidad, lo que se busca es que participes realizando acciones para cuidar tu cuerpo, tu
mente y tus emociones, que te lleven a ser una persona sexualmente sana y responsable.

¿Pero sabes qué es tener salud sexual? Se define una persona sexualmente sana aquella que
ejerce su sexualidad con libertad, entendiendo que esa libertad tiene como límites el respeto
a sí misma, a su propia salud y proyecto de vida; así como el respeto a los derechos de las
demás personas con quienes mantiene lazos afectivos, de intimidad o de convivencia
(INSP, 2015, p. 17).

La persona sana en aspectos sexuales (Ciudad de México, 2014, p. 37-38) valora su propio
cuerpo y respeta los otros cuerpos, asume que la experiencia sexual y el placer genital es parte
natural del desarrollo humano, busca información sobre salud sexual y aspectos reproductivos
para cuidarse y tomar decisiones, afirma su identidad y orientación sexual y respeta las de
otras personas, rechaza los prejuicios, estereotipos y la intolerancia en aspectos sexuales, evita
relaciones basadas en la manipulación o chantaje.

También expresa su sexualidad de manera congruente con sus valores, es responsable con sus
actos, sabe expresar de manera respetuosa sus deseos y escucha los de las demás personas,
reconoce y evita las prácticas sexuales inseguras y perjudiciales, respeta y tolera los valores y
expresiones de otras personas, utiliza métodos anticonceptivos y de prevención de infecciones
de transmisión sexual, en caso necesario, busca atención e información prenatal, y, por lo tanto,
promueve y defiende los derechos sexuales y reproductivos de todas las personas.
Autocuidado para la salud física

Parte del cuidado de la salud sexual física, depende del reconocimiento de nuestro cuerpo, la
revisión periódica del mismo y la higiene que le procuremos particularmente a la zona genital.
Hay que observar nuestros órganos sexuales externos, analizar su textura, la forma y el aroma
que tiene de manera natural para familiarizarnos con esto, pues cuando se desarrollan
infecciones, lo primero que cambia es el aroma y la textura de los genitales.

Conocer los genitales es parte del autoconocimiento de nuestro cuerpo, aceptar su forma y su
textura forma parte de una sexualidad saludable, por lo que hay tener ciertos cuidados y
mantener una adecuada higiene sexual tomando en cuenta algunos hábitos.

En el caso de las personas que poseen órganos sexuales femeninos:

• Utilizar ropa interior de algodón para mejor absorción de la sudoración y otros fluidos y
prevenir infecciones por el uso de telas sintéticas o de otros materiales. Se recomienda el
cambio diario.
• La limpieza genital al orinar o defecar, tiene que realizarse de adelante hacia atrás, para
evitar llevar restos fecales del ano a la vulva, contaminando la uretra, la apertura vaginal
o cualquier otro componente del genital femenino, lo que puede provocar infecciones.
• El aseo exagerado de los genitales o deficiente puede modificar la flora que protege a los
genitales y alterar sus mecanismos de defensa contra infecciones, por eso solo hay que
lavar con abundante agua o jabones neutros, sin perfumes, desodorantes o
desinfectantes,
• Los genitales tienen un olor propio que varía de mujer en mujer y dicho olor característico
es parte de cada persona, es conveniente aprender a valorarlo, reconocerlo y apreciarlo,
por lo que no se recomienda el uso de duchas vaginales, pues modifican la acidez de los
fluidos vaginales y afectan su funcionamiento normal.
• En el baño diario y después de tener relaciones sexuales, es importante lavar la zona
genital de forma suave entre labios mayores y labios menores con la finalidad de retirar
el esmegma.
• En los días de menstruación se pueden realizar las actividades diarias sin olvidar el baño
diario.
• Es importante lavarse las manos antes y después de ir al baño; antes, para no contaminar
los genitales y generar infecciones; y después, para no llevar residuos de orina, heces
fecales u otros fluidos de los genitales a otros objetos o personas.
• Si percibes un olor desagradable en los genitales, diferente al olor normal, ardor o
comezón, puede ser que estés presentando una infección vaginal, por lo que debes
acudir con personal médico para recibir tratamiento.
• Para prevenir cáncer de mama o detectar alguna otra alteración, se recomienda conocer
tus senos y realizar una exploración mamaria mensual, para detectar cambios en el
tejido mamario o en el área cerca de los senos, hay que revisar que no haya alguna
inflamación, cambio de coloración en la piel, dolor, endurecimiento o cualquier otro
signo distinto que genere molestia, en caso de detectar alguna anomalía hay que acudir
a revisión médica.
En el caso de las personas que poseen órganos sexuales masculinos:

• En el baño diario y después de tener relaciones sexuales, si no estás circuncidado, es


importante retraer el prepucio para lavar el glande y el mismo prepucio para retirar los
residuos de orina que con el paso del tiempo se convierten en esmegma, si estás
circuncidado hay que lavar el glande de igual manera.
• Al orinar también hay que retraer el prepucio, pero ligeramente para evitar que se
queden restos atrapados entre el prepucio y el glande, ya que el esmegma que se
acumula puede causar irritación, infecciones o hasta cáncer en la edad adulta (CONAFE,
IMSS, SSA, 2013, p. 111).
• También es preferible utilizar ropa interior de algodón, pues es fresca y absorbente. Se
recomienda el cambio diario de ropa.
• Es importante lavarse las manos antes y después de ir al baño; antes, para no contaminar
los genitales y generar infecciones; y después, para no llevar residuos de orina, heces
fecales u otros fluidos de los genitales a otros objetos o personas.
• Para prevenir cáncer de próstata o alguna otra alteración en los genitales, se recomienda
hacer una revisión a los testículos de manera mensual, con la finalidad de detectar
alguna inflamación o cambio en la coloración de la piel, dolor, endurecimiento o
cualquier otro signo que genere alguna molestia. Es importante que si se detecta alguna
anomalía se acuda a la revisión médica para descartar algún problema o enfermedad.

Si eres una persona intersexual es conveniente realizar las medidas de higiene mencionadas y
que son útiles y necesarias para todas las personas.

Autocuidado para la salud psicoemocional

De acuerdo a lo antes revisado, para tener una adecuada salud mental y emocional
relacionada a tu sexualidad, es necesario que mantengas y desarrolles una sana autoestima
basada en el autoconocimiento, habilidades para poder tomar decisiones en temas sexuales,
aprendas a comunicarte de manera adecuada, expresando lo que piensas, sientes, y deseas, de
manera respetuosa hacia ti mismo y hacia los demás, sepas escuchar atentamente lo que los
demás desean o piensan, pero también que estés consciente que tienes derecho a decir “no”
cuando no sea tu deseo hacer algo o no estés de acuerdo, no estás obligado a nada para
quedar bien.

También es importante que aprendas a controlar tus emociones para poder establecer
relaciones con los demás, basadas en el respeto y la afectividad, libres de violencia, chantajes o
manipulación; también que desarrolles un pensamiento crítico para saber distinguir cuando
tus comportamientos sexuales o de los demás con quienes estableces lazos afectivos o de
intimidad son saludables o te pueden perjudicar.

Por último, debes tener una visión clara del futuro que deseas para ti y establezcas la ruta que
te puede llevar a ese camino, pues solo así sabrás si tu comportamiento sexual no pone en
riesgo tus objetivos y la idea de vida que te has trazado.
Esto lleva a concluir que de acuerdo a las características de los cambios psicoemocionales
propias de la adolescencia y los factores que pueden ayudar a mantener una vida sexual sana
y placentera, las estrategias de autocuidado que adoptes deben incluir también informarte
sobre sexualidad, métodos anticonceptivos y de prevención de infecciones de transmisión
sexual.

Cultivar relaciones de amistad o de convivencia con personas afines a tus intereses, valores,
ideales o expectativas de vida, te brindará factores de protección para sentirte seguro y
acompañado hacia la vida que has planeado tener y también será una estrategia de
autocuidado. También te ofrecerá la posibilidad de buscar ayuda, consejo y protección en
personas de confianza de tus círculos sociales más cercanos, cuando creas que las cosas no
van bien.

Practicar ejercicio físico regular mejora tu autoestima y regula tus funciones sexuales, por lo
que ésta también puede ser una de las actividades de autocuidado que puedes incluir en tu
rutina cotidiana para tener una salud sexual equilibrada y placentera, elige el ejercicio físico
individual o en equipo que más te guste, y se adapte a tu ritmo de vida, para que lo puedas
mantener y te resulte agradable.

Y, por último, otra estrategia de autocuidado emocional está relacionada a mantenerte libre
del uso, consumo o abuso de sustancias psicoactivas que suelen emplearse para desinhibirse
en las relaciones sexuales, sin embargo, éstas afectan el sistema nervioso central, por lo
pueden hacerte perder el control de las emociones y afectar tu toma de decisiones adecuadas,
lo que podría llevarte a caer en conductas sexuales de riesgo, abuso y manipulación.

Cómo prevenir el abuso y la violencia sexual

Toda relación afectiva que se establece entre dos personas necesariamente tiene que darse de
manera consensuada – estar de acuerdo – en un ambiente de confianza, respeto mutuo,
seguridad, aceptación entre ambas partes y entendimiento. Sin embargo, esto no siempre es
así, hay relaciones de pareja insanas e inequitativas incluso violentas. Para mantenerte lejos de
este tipo de relaciones es necesario hablar de ello.

Hablar de violencia es referirnos a actos intencionados que tienen como finalidad aplicar la
fuerza para someter a otra persona para conseguir de esta algo, es una relación que ejerce el
más fuerte hacia el más débil; sin embargo, el más fuerte, no solo es el que tiene más fuerza
física, sino puede ser también el de mayor fortaleza psicoemocional u otra clase de recursos
que posee una persona en comparación de otra más vulnerable. En el caso de la violencia
relacionada a la sexualidad, se entiende que el poder o fuerza se utiliza con fines de utilizar o
explotar sexualmente en todas o algunas de sus variantes a otra persona.

La violencia sexual fue definida por la Organización Mundial de la Salud como “todo acto
sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no
deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de
una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de ésta
con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo”. (Contreras, et. al.,
2010, p.7).

“Otra definición atribuida a ese mismo organismo internacional la visualiza como una amplia
gama de actos, incluidos el coito sexual intentado o forzado, contacto sexual no deseado,
obligar a otra persona a participar en un acto sexual sin su consentimiento, comentarios
sexuales no deseados, abuso sexual de menores, mutilación genital, acoso sexual, iniciación
sexual forzada, prostitución forzada, la trata con fines sexuales, entre otros” (Fundación Unidos
por un México Vivo, 2016, p. 94).”

Existen diferentes tipos de violencia sexual, según el contexto donde se presentan (escolar,
laboral, hogar) o la relación que existe entre la persona que ejerce la violencia y la víctima
(familiar, amistad, compañero, conocido por internet), conocerlas puede ayudarte a saber
cómo identificarlas y establecer medidas para prevenirlas, la información siempre puede servir
para alertarte y evitar ser víctima de estas situaciones, también te llevará a darte cuenta si
actualmente estás viviendo violencia sexual o la has vivido, lo que puede ser el primer paso
para actuar y decidir qué hacer ante esto.

Tipos de violencia sexual

Abuso sexual infantil: Se refiere a una forma de violencia física, mental o ambas por medio de
la cual una persona adulta busca la estimulación sexual con una persona menor de edad, para
proveerse placer o provocarle placer a la persona menor o a otra persona.

El abuso puede darse con contacto físico, caricias, besos, frotamientos, masturbación,
penetración con el pene, dedos u otro objeto, en ano, vagina, o en boca, lo que se considera
violación. O también puede haber abuso sin contacto físico, solo con decirle mensajes de
contenido sexual, masturbarse enfrente de la persona menor de edad, mostrarse con el
cuerpo desnudo ante ésta u obligarla a mostrarse desnuda o a tocarse enfrente de la persona
agresora, mostrarle pornografía, también obligar a tener sexo con otras personas o prostituirle.

Regularmente quien abusa de una persona menor es alguien de su círculo cercano, familiar,
escolar o alguien de su contexto, por lo que es más difícil para la o el menor hablar de esto y
denunciar.

En el abuso sexual infantil, alguien abusa de su fuerza o poder (edad, fuerza física,
conocimientos, relación con la o el menor) para someter a la persona menor de edad. La
persona que ejerce violencia siempre es la responsable de ella; nunca la persona menor de
edad.

Hostigamiento sexual: Es la violencia sexual que se da cuando una persona tiene cierto poder
sobre otra por la relación de subordinación – como en el hostigamiento sexual – que se da en
un contexto laboral o escolar, por ejemplo: docente – alumno, mando superior – subordinado,
u otros tipos de relación. La violencia puede darse mediante condicionamiento (“te mejoro tu
salario si tú me das…”) o conductas verbales o físicas de connotación sexual.

Acoso sexual: Es una violencia que se ejerce entre iguales, es decir que no hay relación de
subordinación – como en el hostigamiento sexual –, sin embargo, sí existe ejercicio de poder
físico, mental o de otro tipo que tiene cierta persona sobre otra, se puede presentar entre
compañeras/os de trabajo, de escuela, o amistades. A través de agresiones físicas o verbales de
contenido sexual, que no son consensuadas – alguien las realiza y la otra persona no las desea
y las sufre – por ambas partes y que incomodan u ofenden a la persona violentada. Se
desarrolla en espacios públicos o privados.

Violación: Se refiere a la penetración con violencia en el cuerpo de una persona en la región


anal, vaginal o en la cavidad oral con el pene, los dedos u otra parte del cuerpo, es cuando se
transgrede el cuerpo mediante sometimiento físico, abuso psicológico o cuando se le
suministra a la víctima estupefacientes para crearle estado de indefensión y proceder al abuso.

Sexting o sexteo: Es una de las tipologías del cyberbullying que se refiere a la difusión en redes
sociales u otros medios de internet que se hace de mensajes, fotografías o videos de contenido
sexual de una persona que las ha compartido de manera íntima o consensuada con una pareja
o amigo y que después esta persona, sin su consentimiento, las difunde para crearle
desprestigio, humillarla o violentarla. Estos actos actualmente son sancionados en México
mediante la llamada Ley Olimpia.

Grooming: Se refiere al contacto mediante engaños que una persona adulta establece con
una persona menor de edad en redes sociales, para establecer una conexión emocional con él
o ella, envolverle, seducirle, desinhibirle sexualmente y obtener beneficios sexuales para la
persona adulta o para otras personas adultas, con delitos de pornografía infantil, trata de
personas, u otras formas de explotación sexual. En México este delito se puede denunciar a los
teléfonos 088 y 911 donde la Guardia Nacional da seguimiento al caso.

Explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes: Se refiere al uso de personas


menores de 18 años con fines de explotación sexual a cambio de pagarle a la persona menor
de edad, o a un intermediario o para ambos. Puede ser a través de relaciones coitales,
pornografía u otro acto erótico con acercamiento físico o genital entre la persona menor y otra
persona.

Pornografía infantil: Es una práctica en la cual se usa a personas menores de edad desnudas,
desnudos, mostrando sus genitales o teniendo relaciones sexuales coitales o de cualquier otra
índole, para tomar imágenes o grabar videos que serán difundidos o distribuidos por cualquier
medio con fines comerciales.

Trata: Es la captura, secuestro, captación, traslado, retención y acogida de personas con fines
de explotación sexual, a través de la cual se otorgan beneficios económicos para la persona
practicante de trata o a veces para ambos (persona practicante y víctima).
Turismo sexual con niñas, niños y adolescentes: Es la comercialización sexual que se hace de
personas menores de edad para que mediante un pago, mantengan relaciones sexuales con
personas adultas que viajan desde otros países al nuestro en lugares turísticos, de manera
anónima e ilegal. (Fundación Unidos por un México Vivo, 2016, p. 93-98) (Ciudad de México,
2014, pp. 100-108)

Para prevenir el abuso y la violencia sexual es importante que tomes medidas de autocuidado
que te mantengan lejos de riesgos o que te ayuden a actuar en caso que te encuentres en
situaciones como las antes descritas.

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