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Piratas de ciudad

Lorena Díaz Meza

Quarks
Ediciones Digitales
Piratas de ciudad
Serie
Ciudadano mínimo
9
Piratas de ciudad

Lorena Díaz Meza

Quarks
Ediciones Digitales
Piratas de ciudad
Serie: Ciudadano mínimo Nro. 9
Primera edición digital: marzo de 2021

© Lorena Díaz Meza, 2021


© Vásquez Guevara Corporación Editorial E.I.R.L., 2021
para su sello Quarks Ediciones Digitales
RUC 20607237248
Corbacho 383, Urb. Santa Luzmila.
Lima 15314, Perú
Telef. +51977384130
E-mail: quarks.edicionesdigitales@gmail.com
Web: http://quarksedicionesdigitales.wordpress.com

Diseño de portada: Antonio Paz Fernández


Detalle de portada: freepik.es
Diagramación: Unidad de diseño

Hecho el Depósito Legal en la


Biblioteca Nacional del Perú N° 2021-03349

Libro electrónico disponible en:


https://quarksedicionesdigitales.wordpress.com

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier


medio, sin el permiso por escrito de los autores y/o de la editorial.

Todos los derechos reservados.


Piratas de ciudad
Piratas de ciudad

Piratas de ciudad I

A Gustavo Gatica

En Isla Dignidad todos los días nacen nuevos piratas. Jóvenes


que, parche en el ojo, buscan el tesoro arrebatado. No llevan pata
de palo ni garfio en el muñón. Desde su trozo de tierra asfaltada
gritan, cual náufrago que ha perdido el barco, para que alguien los
rescate de la noche oscura. Quienes los oyen buscan en medio de
los escombros urbanos los ojos perdidos que jamás serán
hallados. Dicen que hay personas que conmovidas por la belleza
y valentía de los piratas —que les recuerdan otros mundos
mejores— se lanzan al mar verde, contra la corriente, solo para
darles aunque sea por un momento, la posibilidad de volver a ver
la puesta de sol a través de sus propios ojos.

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Lorena Paz Díaz Meza

Piratas de ciudad II

El anciano es un pirata que lleva un parche en el rostro para cubrir


el hueco que quedó cuando le arrebataron el ojo. Pese a que han
pasado los años, aún cuando es de noche y la oscuridad lo protege,
se saca el parche y llora. Llora por el ojo que le falta. Dicen que
sus lágrimas las guarda en su patio, y que tiene la esperanza de
hacer un mar con ellas para un día volver a tomar su barco e irse
a navegar, hasta encontrar otras tierras menos hostiles que la suya.

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Piratas de ciudad

Piratas de ciudad III

Las Piratas que encallan en Isla Dignidad bajan de sus barcos con
pancartas y consignas, usando blusas rasgadas y pañoletas en el
cuello. Ellas, que no roban tesoros, buscan entre los escombros
de una ciudad en ruinas los derechos que alguna vez les fueron
arrebatados.

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Lorena Paz Díaz Meza

Piratas de ciudad IV

El mar que rodea Isla Dignidad no tiene peces ni algas ni


cochayuyos. Es un mar oscuro, cargado de abusos y atropellos,
balines y perdigones. La gente de la ciudad tiene dos opciones:
alimentarse de injusticias o morir de hambre. En Dignidad cada
día morimos dos o tres isleños sentados en una sala de espera sin
nada que llevarnos a la boca.

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Piratas de ciudad

Piratas de ciudad V

Los corsarios, subalternos que aspiran el polvo blanco de la


miseria, incitados por la maldad de un rey narciso, bombardearon
Isla Dignidad. El estallido desmembró a los habitantes de la isla,
haciéndolos saltar el mil pedazos. Los corsarios, que nada saben
de amor ni justicia, no se dieron cuenta de lo que habían hecho.
Hoy, esos que estallaron alguna vez, se convirtieron en miles de
semillas que han comenzado a brotar en medio de los escombros.

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Lorena Paz Díaz Meza

Piratas de ciudad VI

La ciudad en que vivo tiene una isla donde llega lo que sobra. En
esta isla estamos la abuela que murió en un pasillo de hospital
esperando ser atendida; el niño del hogar de menores que no
puede hablar desde que su abusador le quemó los labios con su
fuego; la mujer que trafica en la esquina para alimentar al crío; el
extranjero que, hacinado, no logra conciliar el sueño; y yo, que
morí a cuchilladas esperando que la policía alejara a mi agresor.
Nosotros no creemos en Dios, nosotros tenemos fe en los piratas.

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Piratas de ciudad

Piratas de ciudad VII

Los niños del hogar de menores viajan hace años en un barco sin
rumbo, por un mar embravecido que les da la espalda,
custodiados por ratas que les comen lo poco y nada que tienen.
Los habitantes de Isla Dignidad, primera línea de un océano que
ha comenzado a dar frutos, al verlos por sus cuencas vacías, han
tirado una cuerda para atraerlos a la orilla. Los niños sin saber qué
ocurre se lanzan al mar, perdiendo la vida. Ellos, que solo saben
de mares embravecidos y ratas, temen incluso a los piratas que les
ofrecen ayuda.

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Lorena Paz Díaz Meza

Piratas de ciudad VIII

Cada noche, el rey sale a su balcón y mira el mar buscando su


reflejo. Nuestros ojos bien abiertos, que flotan a la deriva, lo
miran sin miedo, pero él no se da cuenta. Nosotros aguardamos
a que algún día, una ola grande nos arroje hasta su torre y ahí, por
fin, nos podremos mirar de frente.

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Piratas de ciudad

Piratas de ciudad IX

No nos creyeron cuando les dijimos que habíamos visto sirenas


nadando cerca de la isla. No nos creyeron cuando les dijimos que
venían cantando, puño en alto, torso desnudo y pañoleta al cuello.
No nos creyeron, como cuando les dijimos que nos estaban
matando, que la niña que subieron a la fuerza al auto no tenía la
culpa, que seguimos desapareciendo. Ahora que el mar los
arrastra y las sirenas se han hecho fuertes, no nos queda otra que
despedirlos con la mano en alto, mano que es un puño, puño que
se tiñe violeta, violeta como se ha coloreado el mar.

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Piratas de ciudad X

Decían las abuelas que cuando necesitáramos ayuda hiciéramos


sonar la caracola que nos colgaban al cuello al nacer. Cuando mi
hermana se desplomó a mi lado emití un ruido tan fuerte que no
solo llegaron las sirenas al rescate, sino también las brujas
hacinadas en poblaciones, las curanderas que habitan el wallmapu,
los salvavidas que se esconden bajo la capucha de los primera línea.
Llegaron todos, todos los que éramos. Mi hermana ahora usa un
parche en su ojo. Mi hermana ahora sí puede ver bien.

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Piratas de ciudad

Piratas de ciudad XI

Viajaste muda en una barca que te construiste con los miedos, las
injusticias, el hambre y la sed que te dejó un golpe directo en el
corazón hace varios años atrás. Navegaste durante días para llegar
a ese paraíso del que te hablaron. Y ahora, que ya ves la orilla, que
se te hace real esa isla y que sabes que no te mintieron, te lanzas a
nadar, a mover los brazos, a estirar las piernas tullidas, a
humedecer el corazón quebrado, para ir a abrazar a esos chiquillos
que no son el hijo que te quitaron, sino otros hijos, de otras
mujeres, pero que hoy y para siempre, serán tus nietos. A ellos
podrás contarles los cuentos que tenías en la punta de la lengua y
que no te permitían sacar el habla.

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Lorena Paz Díaz Meza

Piratas de ciudad XII

Descubrí que bajo el parche de los piratas de Isla Dignidad no se


esconde un hueco vacío, sino una ventana que nos muestra una
ciudad donde sí hay espacio para nosotros. Esta misma noche iré
a contárselo a mis amigos del hogar. Van a estar despiertos, porque
con hambre no hay quien pueda pegar un ojo. Muchas gracias,
señora, sí, yo también tengo hambre, pero guárdeme el pancito,
que quiero compartirlo con ellos, con mis amigos, al igual que la
ventana que hallé tras el parche de su hijo. Vuelvo pronto. Vuelvo
con todos ellos.

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Piratas de ciudad

Piratas de ciudad XIII

Los guanacos no saben de amor ni de libertad. Bestias duras y


oxidadas, solo aprendieron a atacar y a servir a un rey a quien no
le importan. Entonces, van por la ciudad escupiendo su hiel sobre
barricadas y peñascos, sobre humo y ojos caídos. Ellos jamás
sabrán que el verdadero poder al que tanto temen se esconde en
lugares pequeños, como en el lente de un fotógrafo, en las letras
de los escritores, en el cartel de un niño que pide justicia para su
padre, en el beso de dos capuchas tras un muro, en dos
enamorados que corren de la mano hasta perderse entre la
multitud.

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Lorena Paz Díaz Meza

Piratas de ciudad XIV

Han pasado los años. El profesor abre el libro de historia en la


página dieciocho y comienza a hablar del capítulo diez: “La
revolución de los treinta pesos”.
—¿Y era verdad que la policía arrancaba la vista? —
pregunta un niño.
—Me temo que sí —responde el profesor, sin poder
ocultar la lágrima que aparece por su único ojo.

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Piratas de ciudad

Piratas de ciudad XV

Existe una ciudad donde los niños, mocositos y piñiñentos,


juegan con el barro que se hace en sus calles de tierra, luego de la
lluvia. Cuando tienen suerte, mamá les permite ocupar un poquito
de jabón para echar a esa agua. Entonces, se divierten haciendo
pompas que miran perderse en un cielo lejano y vacío. Hay
quienes cuentan que en esas burbujas que se suspenden en el aire
viven otros niños, pequeños atrapados en su esfera donde nunca
sueñan y que jamás conocerán Isla Dignidad.

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Lorena Paz Díaz Meza

Índice

Piratas de ciudad I ............................................................................... 9


Piratas de ciudad II ........................................................................... 10
Piratas de ciudad III ......................................................................... 11
Piratas de ciudad IV.......................................................................... 12
Piratas de ciudad V ........................................................................... 13
Piratas de ciudad VI.......................................................................... 14
Piratas de ciudad VII ........................................................................ 15
Piratas de ciudad VIII ...................................................................... 16
Piratas de ciudad IX.......................................................................... 17
Piratas de ciudad X ........................................................................... 18
Piratas de ciudad XI.......................................................................... 19
Piratas de ciudad XII ........................................................................ 20
Piratas de ciudad XIII ...................................................................... 21
Piratas de ciudad XIV ...................................................................... 22
Piratas de ciudad XV ........................................................................ 23

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Esta edición digital de Piratas de ciudad,
de Lorena Díaz Meza, se terminó de
diagramar en Lima – Perú,
en marzo de 2021.
Lorena Paz Díaz Meza
(Santiago de Chile, 1985 - Chile)

Licenciada en Letras y profesora de lenguaje. Ha publicado


los libros de cuentos Existe (2004) y Bajo llave (2011), y los
libros de microrrelatos Príncipe busca princesa (2013) y Sangre
en el ojo (2017). Ha participado en varias antologías entre ellas
¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de género y los libros objeto
de los talleres Ergo Sum, dirigidos por la escritora Pía
Barros. Pertenece al colectivo Ergo Sum y al colectivo de
narrativa negra Señoritas imposibles. Desde el 2011 a la
fecha es monitora de talleres literarios en la Municipalidad de
Maipú. Actualmente se desempeña como editora y
Directora de Ediciones Sherezade.

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