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Demencia tipo Alzheimer

Sindy Caimanque
Katherine Mancilla
Kristtiane Rodriguez
Nicolas Venegas
Renata Velásquez

Facultad de salud, Universidad Santo Tomás


Carrera Terapia ocupacional
TOC-101 Neurología del adulto y la persona mayor
Docente Paula Gómez Curilén

Iquique, 18 de diciembre de 2023


Índice

I Introducción
II Diagnóstico-5-6-7-8
III Etiología
IV Clasificación y etapas de desarrollo
V Semiología clínica
VI Complicaciones y secuelas asociadas a la patología
VII Tratamiento médico-terapéutico-24
VIII Tratamiento terapia ocupacional
IX Sugerencias de actividades
X Sesión de intervención
XI Conclusión
XII Reflexión
Bibliografía

I. Introducción
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa progresiva y,
lamentablemente, una de las formas más comunes de demencia. Esta condición
afecta la memoria, el pensamiento y el comportamiento de quienes la padecen. El
diagnóstico temprano resulta fundamental para proporcionar un cuidado efectivo y
mejorar la calidad de vida del paciente. Sin embargo, diagnosticar el Alzheimer
puede ser complejo, ya que no existe una sola prueba definitiva, sino que se basa
en una evaluación integral que incluye pruebas cognitivas, análisis médicos y
exploración neurológica.

En términos de tratamiento, aunque aún no existe una cura definitiva para el


Alzheimer, hay opciones farmacológicas y no farmacológicas que pueden ayudar a
controlar los síntomas y ralentizar su progresión. Terapias cognitivas, ejercicio
físico regular, alimentación adecuada y el apoyo emocional tanto para el paciente
como para los cuidadores son parte fundamental del manejo de la enfermedad.

La terapia ocupacional se enfoca en mantener y mejorar la funcionalidad de las


personas afectadas por la enfermedad, centrándose en actividades significativas y
prácticas para su vida diaria. Desde la perspectiva de la terapia ocupacional, el
Alzheimer no es solo una pérdida de memoria, sino un desafío complejo que
afecta la capacidad de las personas para realizar tareas cotidianas.

El objetivo principal de la terapia ocupacional en el Alzheimer es promover la


independencia y la calidad de vida de los usuarios, adaptándose a sus
capacidades cambiantes. A través de estrategias innovadoras, adaptaciones
ambientales y programas personalizados.

Este enfoque holístico reconoce la importancia de abordar las necesidades físicas,


emocionales y sociales de los usuarios y sus cuidadores. La terapia ocupacional
no solo se enfoca en el paciente, sino que también educa y apoya a los familiares
y cuidadores, brindándoles herramientas para facilitar un entorno de cuidado más
comprensivo y eficaz.

En resumen, la terapia ocupacional en el Alzheimer representa un puente esencial


hacia una vida más plena y funcional para aquellos afectados por esta enfermedad
neurodegenerativa, ofreciendo esperanza, apoyo y estrategias prácticas para
enfrentar los desafíos que conlleva esta condición.
II. Diagnóstico Alzheimer

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa crónica que afecta


principalmente la memoria y otras habilidades cognitivas. Se caracteriza por la
acumulación de placas de proteínas anormales en el cerebro, lo que causa daño y
pérdida de células cerebrales. Esto provoca una disminución progresiva de las
funciones cognitivas, afectando la capacidad de pensar, recordar y realizar
actividades diarias. El Alzheimer es la forma más común de demencia y
generalmente afecta a personas mayores, aunque puede comenzar antes en
algunos casos.

Diagnosticar a una persona con Alzheimer requiere una evaluación médica


exhaustiva. A continuación, se enumeran los pasos que se suelen seguir para
diagnosticar esta enfermedad:
Antecedentes médicos y entrevista inicial: El médico llevará a cabo una
entrevista con el paciente y sus familiares para obtener información sobre los
síntomas, el historial médico, la duración y la gravedad de los problemas de
memoria y cambios en el comportamiento.
Examen físico y neurológico: El médico realizará un examen físico completo
para descartar otras posibles causas de los síntomas. También llevará a cabo un
examen neurológico para evaluar la función cerebral, la coordinación y los reflejos.
Pruebas cognitivas: El médico puede utilizar varias pruebas cognitivas
estandarizadas para evaluar la memoria, la atención, el lenguaje y otras
habilidades mentales. Estas pruebas pueden incluir el Mini-Mental State
Examination (MMSE) y el Montreal Cognitive Assessment (MoCA).
Evaluación de la función mental: El médico evaluará el funcionamiento mental
global del paciente, teniendo en cuenta factores como el estado de ánimo, las
habilidades de comunicación y el comportamiento.
Análisis de sangre y pruebas de imagen: Se pueden realizar análisis de sangre
para descartar otras causas de los síntomas. Además, se pueden realizar pruebas
de imagen como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada
(TC) para detectar posibles cambios cerebrales asociados con el Alzheimer.
Consulta especializada: En algunos casos, el médico puede derivar al paciente a
un especialista en trastornos de la memoria, como un neurólogo o geriatra, para
obtener una evaluación más detallada y un diagnóstico preciso.
Es importante tener en cuenta que la enfermedad de Alzheimer es un diagnóstico
clínico y solo puede confirmarse definitivamente a través de una autopsia después
del fallecimiento del paciente. Por lo tanto, es importante obtener una evaluación y
seguimiento médico profesional adecuados
III. Etiología

La etiología de la demencia tipo Alzheimer no se conoce completamente, pero se


ha identificado una serie de factores que pueden contribuir al desarrollo de la
enfermedad.
Estos factores incluyen:
Factores genéticos: se han identificado varias mutaciones genéticas que están
asociadas con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Las
personas que heredan estas mutaciones tienen más probabilidades de desarrollar
la enfermedad a una edad temprana.
Placas de beta amiloide: en el cerebro de las personas con Alzheimer, se forman
placas de una proteína llamada beta amiloide. Estas placas se acumulan
alrededor de las células cerebrales y pueden interferir con la comunicación
neuronal normal.
Tau y ovillos neurofibrilares: también se forman ovillos de una proteína llamada tau
dentro de las células cerebrales de los pacientes con Alzheimer. Estos ovillos
también pueden interferir con la función neuronal normal.
Inflamación crónica: se ha observado que la inflamación crónica en el cerebro
puede aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
Alteraciones en la comunicación neuronal: en el Alzheimer, las conexiones entre
las células cerebrales se pierden y se dañan, lo que interfiere con la función
cognitiva normal.
Lesiones cerebrales: las lesiones cerebrales traumáticas o repetidas pueden
aumentar el riesgo de desarrollar demencia tipo Alzheimer.
Es importante destacar que la enfermedad de Alzheimer es multifactorial y que la
interacción de varios factores genéticos y ambientales puede influir en su
desarrollo. Sin embargo, la investigación continúa y aún hay mucho por descubrir
sobre la etiología precisa de esta enfermedad

IV. Clasificación y etapas de desarrollo


La enfermedad de Alzheimer suele desarrollarse de forma gradual, progresa en
diferentes fases, las cuales son tres, La inicial ( etapa temprana), la intermedia
(etapa media), la avanzada (etapa tardía)
El transcurso de estas fases, los síntomas y la afectación se manifiestan de forma
única en cada persona por lo que varían.
Sin embargo la sintomatología se agrava con el tiempo. Tras el diagnostico en
promedio la esperanza de vida oscila entre cuatro a ocho años, existen casos que
se extienden a veinte años, esto dependerá de diversos factores.
Se relaciona con este enfermedad cambios en el cerebro que inician años antes
de que se manifiesten los primeros signos clínicos, periodo conocido como "
Alzheimer pre clínico "
Las etapas subsiguientes proporcionan una visión general de cómo evolucionan
las capacidades una vez que surgen los síntomas. Es importante tener en cuenta
que ubicar a una persona con Alzheimer en una fase específica suele ser
complicado ya que dichas etapas suelen superponerse
La enfermedad de Alzheimer progresa a través de diversas etapas, durante la
etapa temprana, la persona aún puede desempeñarse de forma independiente,
participar en actividades sociales y realizar tareas cotidianas, como conducir y
trabajar. Sin embargo, ya se presentan episodios de pérdida de memoria, olvidar
palabras, familiares o la ubicación de objetos comunes.
A medida que avanza a la etapa moderada, la atención requerida aumenta.
Surgen dificultades en tareas como el pago de facturas, y la persona puede
experimentar frustración, enojo o comportamientos inesperados. Los problemas de
memoria y concentración se intensifican, afectando la expresión de pensamientos
y la realización de actividades diarias.
En la fase intermedia, los síntomas se vuelven más evidentes para los demás. La
persona puede olvidar eventos de su historia personal, sentirse malhumorada en
situaciones sociales y tener dificultades para recordar información básica, como su
dirección o número de teléfono. Los patrones de sueño pueden cambiar, y la
necesidad de ayuda en la selección de la ropa o el control del baño se vuelve más
apremiante.

En la etapa tardía, alcanza su punto culminante. La capacidad de responder al


entorno, controlar los movimientos o mantener una conversación se pierde
progresivamente. la comunicación se vuelve desafiante, aunque las palabras o
frases aún pueden articularse, por lo que suelen necesitar asistencia constante
para las actividades diarias, y la pérdida de la noción de experiencias y cambios
en las capacidades físicas, como hablar y tragar.

Las fases del Alzheimer se clasifican en la escala GDS (Global Deterioration


Scale). Desde la normalidad hasta los primeros indicios de deterioro cognitivo
(Fase GDS 1 y 2), pasando por el deterioro cognitivo leve (Fase GDS 3), hasta
llegar al diagnóstico de demencia en la fase leve (Fase GDS 4). La necesidad
constante de ayuda se manifiesta en la demencia moderada (Fase GDS 5),
mientras que la demencia moderadamente grave (Fase GDS 6) muestra la
imposibilidad de realizar tareas básicas sin ayuda y cambios significativos en la
conducta. La fase grave (Fase GDS 7) representa el final del proceso, con pérdida
progresiva de la capacidad para hablar y comunicarse, y una dependencia total
para actividades básicas. Este viaje, único para cada individuo, subraya la
complejidad y la impactante realidad de la enfermedad de Alzheimer.
V. Semiología clínica

Los signos y síntomas se pueden dividir en dos categorías principales:

Los síntomas cognitivos de la enfermedad de Alzheimer suelen ser los primeros


en aparecer. Estos incluyen:

 Pérdida de memoria: la pérdida de memoria es el síntoma más común de la


enfermedad de Alzheimer. Las personas con Alzheimer pueden tener
dificultad para recordar información reciente, como nombres, fechas o
eventos.
 Dificultad para aprender cosas nuevas: las personas con Alzheimer pueden
tener dificultad para aprender cosas nuevas, incluso cosas simples como
cómo usar un aparato nuevo.
 Dificultad para concentrarse: las personas con Alzheimer pueden tener
dificultad para concentrarse en tareas simples, como leer o seguir
instrucciones.
 Dificultad para pensar y razonar: las personas con Alzheimer pueden tener
dificultad para pensar y razonar de manera lógica.
 Dificultad para entender el lenguaje: las personas con Alzheimer pueden
tener dificultad para entender el lenguaje, tanto hablado como escrito.

Los síntomas conductuales y psicológicos de la enfermedad de Alzheimer pueden


aparecer en cualquier momento, pero suelen ser más comunes en las etapas
posteriores de la enfermedad. Estos incluyen:

 Agitación: las personas con Alzheimer pueden volverse agitadas o irritables.


 Agresividad: las personas con Alzheimer pueden volverse agresivas o
violentas.
 Depresión: las personas con Alzheimer pueden volverse deprimidas o
ansiosas.
 Alucinaciones: las personas con Alzheimer pueden experimentar
alucinaciones, como ver o escuchar cosas que no están allí.
 Delirios: las personas con Alzheimer pueden experimentar delirios, como
creer que alguien está tratando de hacerles daño.
VI. Complicaciones y secuelas asociadas al Alzheimer

Complicaciones físicas

 Enfermedades crónicas: las personas con Alzheimer tienen un mayor


riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, como la enfermedad
cardíaca, la diabetes y la osteoporosis. Esto se debe a que este puede
afectar el sistema inmunitario, haciendo que sea más difícil para el cuerpo
combatir las infecciones.

 Problemas de movilidad: pueden tener dificultad para caminar, subir


escaleras o mantener el equilibrio. Esto se debe a que el Alzheimer puede
afectar la coordinación y el equilibrio.

 Problemas de incontinencia: pueden tener dificultad para controlar los


esfínteres. Esto se debe a que el Alzheimer puede afectar el sistema
nervioso autónomo, que controla las funciones corporales involuntarias.

 Problemas de nutrición: pueden tener dificultad para comer y tragar. Esto


se debe a que el Alzheimer puede afectar la función motora de la boca y la
garganta.

 Úlceras por presión: las personas con Alzheimer tienen un mayor riesgo
de desarrollar úlceras por presión, que son úlceras en la piel que pueden
ser causadas por la presión o el roce. Esto se debe a que puede afectar la
sensibilidad y la movilidad.

Complicaciones psicológicas

 Depresión: La depresión es común y puede empeorar con el tiempo. La


depresión puede ser causada por una variedad de factores, como la
pérdida de memoria, la incapacidad para realizar actividades cotidianas y el
aislamiento social.
 Ansiedad: La ansiedad también es común en las personas con Alzheimer.
Puede ser causada por factores, como la incertidumbre sobre el futuro, el
miedo a la pérdida de la independencia y el miedo a la muerte.

 Agitación: la agitación es un estado de inquietud o irritabilidad que puede


manifestarse de diversas maneras, como a través de la inquietud, la
irritabilidad, la agresión o la violencia. La agitación es una complicación
común del Alzheimer, y puede ser difícil de manejar. La agitación puede ser
causada por una variedad de factores, como la confusión, la frustración y el
dolor.
 Delirios y alucinaciones: son comunes, y pueden ser causados por una
variedad de factores, como la enfermedad misma, la medicación o la
deshidratación.

Secuelas

Las secuelas del Alzheimer pueden ser graves y pueden tener un impacto
significativo en la vida de las personas con la enfermedad y sus familias. Algunas
de las secuelas más comunes incluyen:

 Dependencia: las personas con Alzheimer pueden llegar a depender de los


demás para realizar las actividades básicas de la vida diaria, como vestirse,
comer y bañarse. Esto puede causar una gran pérdida de independencia y
autonomía.

 Aislamiento: pueden aislarse de sus amigos y familiares, ya que pueden


tener dificultad para comunicarse o comprender el mundo que les rodea.
Esto puede conducir a una sensación de soledad y aislamiento.

 Cuidados de larga duración: pueden requerir cuidados de larga duración,


lo que puede ser una carga financiera y emocional para las familias. El
cuidado de una persona con Alzheimer puede ser agotador y estresante, y
puede requerir una gran inversión de tiempo y recursos
VII. Tratamiento médico-terapéutico

El tratamiento para las personas con Alzheimer se centra en controlar los


síntomas y mejorar la calidad de vida. No existe una cura para la enfermedad,
pero los medicamentos pueden ayudar a ralentizar el progreso y mejorar la función
cognitiva.

Los medicamentos aprobados por la FDA para el tratamiento del Alzheimer son:

 Inhibidores de la colinesterasa: Estos medicamentos aumentan la cantidad


de acetilcolina, una sustancia química que ayuda a la comunicación entre
las neuronas. Los inhibidores de la colinesterasa incluyen donepezil
(Aricept), galantamina (Razadyne) y rivastigmina (Exelon).
 Memantina: Este medicamento ayuda a mejorar la función cognitiva al
bloquear los receptores NMDA, que son receptores de glutamato. La
memantina (Namenda) se usa para tratar el Alzheimer de moderada a
grave.

Además de los medicamentos, hay otros tratamientos que pueden ayudar a las
personas con Alzheimer, como:

 Terapia cognitiva: Esta terapia ayuda a las personas con Alzheimer a


mejorar sus habilidades cognitivas, como la memoria, la atención y el
razonamiento.
 Terapia de comportamiento: Esta terapia ayuda a las personas con
Alzheimer a manejar los cambios de comportamiento que pueden ocurrir
con la enfermedad.
 Estimulación cerebral: Este tratamiento usa pulsos eléctricos para estimular
el cerebro. La estimulación cerebral profunda (DBS) se está estudiando
como un posible tratamiento para el Alzheimer.
 Apoyo emocional y psicológico: Las personas con Alzheimer pueden
beneficiarse de la orientación y el apoyo emocional tanto para ellos como
para sus cuidadores.
 Estilo de vida y cambios en la dieta: Mantener una dieta saludable y
equilibrada puede ser beneficioso.
 Ejercicio físico regular puede mejorar la función cognitiva y el bienestar
general.
 Entrenamiento para cuidadores: Los familiares y cuidadores deben recibir
apoyo y entrenamiento para lidiar con los desafíos específicos de cuidar a
alguien con Alzheimer.

En general, el tratamiento para el Alzheimer es un proceso complejo que debe ser


personalizado para cada persona. El objetivo es mejorar la calidad de vida de las
personas con Alzheimer y retrasar la progresión de la enfermedad.
VIII. Tratamiento terapia ocupacional

La terapia ocupacional es una parte integral del tratamiento para personas con

Alzheimer. El objetivo principal de la terapia ocupacional en este contexto es ayudar a los

individuos a mantener la independencia y mejorar su calidad de vida a través de

actividades diarias significativas. Aquí hay algunas áreas específicas en las que la terapia

ocupacional puede ser beneficiosa:

 Mantenimiento de habilidades motoras:

La terapia ocupacional puede incluir ejercicios y actividades diseñadas para mantener y

mejorar las habilidades motoras finas y gruesas. Esto puede ayudar a las personas con

Alzheimer a realizar tareas cotidianas como vestirse, comer y cuidar de sí mismos durante

más tiempo.

 Estimulación cognitiva:

Se emplean actividades que desafían y estimulan la mente para mantener la función

cognitiva tanto como sea posible. Estas pueden incluir rompecabezas, juegos de

memoria, y otras actividades diseñadas para ejercitar diferentes áreas del cerebro.
 Adaptaciones ambientales:

Los terapeutas ocupacionales pueden evaluar el entorno doméstico y hacer

recomendaciones para adaptarlo a las necesidades cambiantes del paciente con

Alzheimer. Esto puede incluir cambios en la disposición de los muebles, la iluminación y la

eliminación de posibles peligros.

 Actividades terapéuticas:

Participación en actividades terapéuticas significativas, como la jardinería, la cocina, la

música o el arte, puede proporcionar estímulo emocional y cognitivo. Estas actividades

también pueden mejorar el estado de ánimo y la calidad de vida.

 Entrenamiento a cuidadores:

La terapia ocupacional no solo se centra en el paciente, sino también en capacitar a los

cuidadores. Los terapeutas ocupacionales pueden proporcionar estrategias para lidiar con

el comportamiento del paciente, facilitar la comunicación y ofrecer apoyo emocional.

 Fomento de la independencia:

La terapia ocupacional trabaja para mantener la independencia del paciente tanto como

sea posible. Esto puede incluir estrategias para realizar tareas diarias de manera más

eficiente o adaptaciones que permitan a la persona seguir siendo autónoma.

Es importante que la terapia ocupacional sea personalizada según las necesidades

específicas de cada individuo. Los terapeutas ocupacionales trabajan en estrecha

colaboración con el paciente, su familia y otros profesionales de la salud para desarrollar

un plan de tratamiento integral. Además, el tratamiento debe ser revisado y ajustado a

medida que la enfermedad progresa.


IX. Sugerencias de actividades
X. Sesión de intervención
XI. Conclusión

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta a


millones de personas en todo el mundo. La enfermedad se caracteriza por una
pérdida gradual de la función cognitiva, incluyendo la memoria, el pensamiento, el
lenguaje y la capacidad de realizar actividades de la vida diaria.
No existe una cura para el Alzheimer, pero existen tratamientos que pueden
ayudar a retrasar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de
las personas afectadas. Estos tratamientos incluyen medicamentos, terapia
cognitiva, terapia de comportamiento y estimulación cerebral.

El tratamiento para el Alzheimer debe ser personalizado para cada persona,


teniendo en cuenta sus necesidades y objetivos individuales. El cuidado de las
personas con Alzheimer también es importante. Los familiares y cuidadores
pueden proporcionar apoyo emocional y práctico, y pueden ayudar a las personas
con Alzheimer a mantener una rutina regular y a participar en actividades que les
gusten.

En general, el Alzheimer es una enfermedad grave que puede tener un impacto


significativo en la vida de las personas afectadas y sus familias. Sin embargo,
existen tratamientos que pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de las
personas con Alzheimer y retrasar la progresión de la enfermedad.
XII. Reflexión
Bibliografía

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