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Índice
4.- Recomendaciones
6. Oración preparatoria
7. Rezo del Santo Vía Crucis
8. 1ra estación
10. 2da estación
12. 3ra estación
14. 4ta estación
16. 5ta estación
18. 6va estación
20. 7na estación
22. 8ma estación
24. 9va estación
26. 10ma estación
28. 12va estación
30. 13va estación
32. 14va estación
36. Oración final
40. Oraciones por las cinco llagas
47. Final
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Consideraciones
a) Que el crucifijo hubiese sido bendecido por un Sacerdote que tiene facultad para ello.
b) Tenerlo en la mano mientras se practica el ejercicio. Si por el trabajo u otra causa razonable
no puede sostenerse el crucifijo en las manos, basta con tenerlo colgado en el pecho, bolsillo, etc.
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c) Han de rezarse 20 Padrenuestros, 20 Avemarías y 20 Glorias, 14 de ellos por las 14 estaciones,
cinco a las llagas de Cristo Crucificado y uno por las intenciones del Sumo Pontífice.
d) Ha de hacerse devotamente y con corazón contrito
e) Solemnemente se pueden aprovechar de este privilegio los navegantes, los presos, los
enfermos, los que habitan es países de infieles y los que estén legítimamente impedidos por sus
ocupaciones imprescindibles, no puedan ir a la Iglesia, o si esta se halla cerrada o el devoto está
de viaje.
7.- Los enfermos: Los enfermos que no pueden, sin grave incomodidad o dificultad hacer el Vía
Crucis en la forma acostumbrada o ni siquiera rezar los 20 Padrenuestros, pueden, sin embargo,
ganar todas las indulgencias con las siguientes condiciones:
a) Besar con afecto y corazón o por lo menos mirar el Crucifijo bendecido para el Vía Crucis,
que les muestre el sacerdote u otra persona.
b) Rezar si es posible, alguna Jaculatoria o meditación referente a la Pasión de Jesucristo, por
ejemplo: «Jesús mío, por los méritos de Tu
Pasión, compadécete de mí» o esta otra,
«Cuanto has sufrido por mi Jesús mío, yo
también quiero sufrir algo por ti «.
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Oración preparatoria por San Alfonso María de Ligorio
Señor mío Jesucristo, Tu que anduviste con tan grande amor este camino para morir por mí, y yo
te he ofendido tantas veces apartándome de Ti por el pecado; mas ahora te amo con todo mi
corazón, y porque te amo, me arrepiento sinceramente de todas las ofensas que te he hecho.
Perdóname, señor, y permíteme que te acompañe en este viaje. Vais a morir por mi amor, pues
yo también quiero vivir y morir por el tuyo, amado Redentor mío. Si, Jesús mío, quiero vivir
siempre y morir unido a ti.
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VIA CRUCIS
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Primera Estación
Jesús es condenado a muerte
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V. Te adoramos, Cristo y te bendecimos
R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Pilatos había dicho: ‘‘He aquí al hombre’’. Los sumos sacerdotes y sus sirvientes, desde que lo vieron,
se pusieron a gritar, diciendo: ‘’Crucifícalo, crucifícalo. Protesta tener la ciencia de Dios, y se llama a
si mismo Hijo de Dios. Se ha hecho el censor de nuestros pensamientos. No podemos sufrir ni aun su
vista; porque no se asemeja a su vida a la de los otros, y sigue una conducta muy diferente. Se abstiene
de nuestros usos como de inmundicias…’’
Pueblo mío, ¿Qué te he hecho, o en que te he contristado? Yo ciertamente, te plante viña mía,
preciosísima: y tu me has salido vid amarguísima. Yo te procedí en la columna de nube; ¡y tu me
llevaste al pretorio de Pilatos!
Fue maltratado y se humillo, sin decir palabra, como cordero que es llevado al matadero; como oveja
que calla ante sus esquiladores, así El no abre su boca. Fue cortado de la tierra de los vivientes y
herido por el crimen del pueblo. *
San Juan, 19, 6/ Sabiduría, 2, 13-16/ Improperios del Viernes Santo/ Isaías, 53, 7-8
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Segunda Estación
Jesús es obligado a cargar con la cruz
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V. Te adoramos, Cristo y te bendecimos
R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Entonces Pilato lo entrego para que fuese crucificado. Tomaron, pues a Jesús; y El, llevándose su
cruz, salió para el lugar llamado ‘’El cráneo’’, en hebreo Gólgota.
Pueblo mío, ¿Qué te he hecho, o en que te contristado? Yo te guie cuarenta años por el desierto y
te alimente con maná y te introduje en tierra sumamente buena, ¿ y tú has preparado una cruz a
tu salvador?
El, en verdad, ha tomado sobre si nuestras dolencias, ha cargado con nuestros dolores, y nosotros
lo reputamos como castigo, como herido por Dios y humillado. Fue traspasado por nuestros
pecados, quebrantado por nuestras culpas; el castigo, causa de nuestra paz, cayo sobre El.
Éramos todos como ovejas errantes, seguíamos cada cual nuestro propio camino; y el señor
cargó sobre si la iniquidad de todos nosotros. *
*San Juan, 19, 16-17/ Improperios del Viernes Santo/ Isaías, 53, 4-6
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Tercera Estación
Jesús cae por primera vez
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V. Te adoramos, Cristo y te bendecimos
R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo
El señor quiso quebrantarlo con sufrimientos; mas luego de ofrecer su vida en sacrificio por el
pecado, vera descendencia y vivirá largos días, y la voluntad del Señor será cumplida por sus
manos. Vera el fruto de los tormentos de su alma, y quedara satisfecho.
Oh Padre, he sido muy afligido y he sido muy humillado; rugía a causa del gemido de mi
corazón. Señor, ante Ti esta todo mi deseo y mi gemido no te esta escondido. Mi corazón se ha
turbado, me ha abandonado mi fuerza, y hasta la luz de mis ojos, ni ella estaba conmigo. Mis
amigos y mis parientes se acercaron a Mi y se quedaron de pie, y los que estaban junto a Mi se
quedaron lejos.
Porque se me ha clavado tus flechas y has cargado tu mano sobre Mi. No hay parte sana de mi
cuerpo, ante la presencia de tu ira. Porque las maldades de mi pueblo han sobrepasado mi
cabeza, y como una carga pesada se han amontonado sobre Mi. *
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*Isaías, 53, 10/ Salmo 37, 2-5, 9-12
Cuarta Estación
Jesús encuentra a su madre dolorosa
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V. Te adoramos, Cristo y te bendecimos
R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo
‘‘Éste es puesto para ruina y para resurrección de muchos en Israel, y para ser una señal de
contradicción. Y a tu misma alma, una espada la traspasara, a fin de que sean descubiertos los
pensamientos de nuestros corazones’’.
Lloro amargamente en la noche, y por mis mejillas corren las lágrimas, porque mi consuelo, el
alivio de mi alma, me ha abandonado. He extendido hacia adelante mis manos, y no hay ninguno
que me consuele. Todos mis amigos me abandonaron, trocáronseme en enemigos; los sacerdotes
y los ancianos se han regocijado con mi mal. Mi juventud ha quedado desolada y el enemigo ha
prevalecido. ¡Oh, todos los que pasáis a mi lado, ved si hay algún dolor parecido a mi dolor!
¡Oh, Madre, fuente de amor, hazme sentir tu dolor para que llore contigo! ¿Quién no se
entristeciera, Madre piadosa, si te viera sujeta a tanto dolor? *
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*San Lucas, 2, 34-35/ Lamentaciones del Profeta Jeremías (compilación de 1, 2, 12, 16, 17, 19, 22) /
Stabat Mater
Quinta Estación
Simón de Cirene ayuda a Jesús a cargar la cruz
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V. Te adoramos, Cristo y te bendecimos
R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Cuando lo llevaban, echaron mano a un cierto Simón de Cirene, que venía del campo,
obligándolo a ir sustentando la cruz detrás de Jesús.
Porque me han rodeado muchos perros, la asamblea de malvados me ha sitiado. He sido
derramado como agua y todos mis huesos han sido dislocados. Mi corazón se ha vuelto como
cera que se derrite, en medio de mis entrañas.
Entre tanto, ¿Quién se levantará conmigo contra los malvados? o ¿Quién estará conmigo contra
los que obran con iniquidad? Improperio y miseria soportó mi Corazón, y esperaba quien se
condoliese de Mí, mas no lo hubo; y quien me consolase, y no lo halle. *
Y ¿quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si te viera
sujeta a tanto rigor?
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*San Lucas, 23, 26/ Salmo 21, 13, 15/ Salmo 93, 16/ Oración del ofertorio del sagrado corazón
Sexta Estación
La Verónica enjuga el rostro de Jesús
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V. Te adoramos, Cristo y te bendecimos
R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo
No tiene apariencia ni belleza para atraer nuestras miradas, ni aspecto para que nos agrade. Es un
hombre despreciado, el desecho de los hombres, varón de dolores, y que sabe lo que es padecer.
Pero muchos se pasmaran de él -tan desfigurado está, su aspecto ya no es de hombre, y su figura
no es como la de los hijos de los hombres-.
Todos cuantos buscan a Cristo han de levantar los ojos hacia lo alto, para contemplar una señal
de Su gloria eterna. El resplandor de la gloria del Padre, el amor incomprensible, por su
presencia concede sobre nosotros la plenitud de su luz.
Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia está derramada en tus labios. ‘’De mi
corazón brota una palabra buena. Dedico mis obras al Rey’’. Él es el resplandor de la luz eterna,
el espejo intachable, y la imagen de su bondad. *
*Isaías, 53, 2-3; 52,14/ Himno Quicúmque Christum quáeritis de los Maitines de la
Transfiguración/ Himno Lux alma Jesu de los laudes de la Transfiguración/ Salmo 21, 7/
Oración del gradual de la Transfiguración.
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Séptima Estación
Jesús cae por segunda vez
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V. Te adoramos, Cristo y te bendecimos
R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo
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Octava Estación
Jesús consuela a las hijas de Jerusalén
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V. Te adoramos, Cristo y te bendecimos
R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Lo acompañaba una gran muchedumbre del pueblo, y de mujeres que se levantaban y lloraban
sobre Él. Más Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: ‘’Hijas de Jerusalén, no lloréis por Mí, sino
llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos’’.
Mis ojos se consumen de tanto llorar, mis entrañas hierven; derrámese en tierra mi hígado por el
quebranto de la hija de mi pueblo, al ver cómo los pequeñuelos y los lactantes desfallecen en las
plazas de la ciudad. Preguntan a sus madres: ‘’¿Dónde hay pan y vino?’’ cuando, cual heridos, se
desmayan en las plazas de la ciudad; cuando exhalan su alma en el regazo de sus madres. Se oye
una voz, gemidos y llanto amargo: es Raquel que llora a sus hijos, rehúsa consolarse de la suerte
de sus hijos que ya no existen.
Oh, Jerusalén, Jerusalén, tus enemigos te circunvalarán con un vallado, te derribarán por tierra, a
ti y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán piedra sobre piedra porque no conociste el tiempo en que
has sido visitada. *
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*San Lucas, 23, 27-28/ Lamentaciones del Profeta Jeremías 2, 11-12/ San Lucas, 19, 44/ Jeremías, 31,
15.
Novena Estación
Jesús cae por tercera vez
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V. Te adoramos, Cristo y te bendecimos
R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo
El Señor me ha afligido en el día de su ardiente ira. Desde lo alto mandó Él un fuego que devora
mis huesos, tendió una red a mis pies, me arrojó hacia atrás, me ha entregado la desolación,
desfallezco todo el día.
Señor, me has puesto en una profunda fosa, en tinieblas, en el abismo Sobre Mí pesa tu
indignación, y con todas tus olas me estás ahogando. Has alejado de Mí a mis amigos, me has
hecho objeto de abominación para ellos; me encuentro encerrado, sin poder salir.
Ató con sus manos al yugo de los pecados de mi pueblo, que entretejidos pesan sobre mi cerviz;
me robo la fuerza. El Señor me entregó a quienes no pueden resistirme. *
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*Lamentaciones del profeta Jeremías, 1 12-13/ Salmo 58, 7-9/ Lamentaciones del profeta
Jeremías, 1, 14.
Décima Estación
Jesús es despojado de sus vestiduras
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V. Te adoramos, Cristo y te bendecimos
R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo
¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra con vestidos teñidos de sangre? ¡Tan gallardo en su
vestir, camina majestuosamente en la grandeza de su poder! Soy Yo el que habla con justicia, el
poderoso para salvar. ¿Por qué está rojo tu vestido, y tus ropas como las de lagarero? He pisado
Yo solo el lagar, sin que nadie de los pueblos me ayudase. La sangre salpicó mis ropas,
manchando todas mis vestiduras, porque el año de mis redimidos había llegado.
¡Oh mi pueblo! Es por tu causa si he sufrido oprobio, y mi rostro se ha cubierto de confusión.
Pero es que Yo soy gusano, y no hombre, oprobio de los hombres y desecho de la plebe. Se
reparten mis vestidos, y sobre mi túnica echan suertes. *
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*Isaías, 63, 1-4/ Salmo 68,8/ Salmo 21, 7, 18-19
Undécima Estación
Jesús es clavado en la Cruz
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V. Te adoramos, Cristo y te bendecimos
R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Cuando hubieron llegado al lugar llamado Calvario, allí lo crucificaron a Él, y a los malhechores, uno
a su derecha, y el otro a su izquierda.
Cuantos me ven se mofan de Mí, tuercen los labios y menean la cabeza: Confió en el Señor: que Él lo
salve; líbrelo, ya que en Él se complace.
Mi garganta se ha secado como una teja; mi lengua se pega a mi paladar, me has reducido al polvo de
la muerte. Porque me han rodeado muchos perros: una caterva de malvados me encierra; han
perforado de mis manos y mis pies; puedo contar todos mis huesos.
Y de tu Hijo, Señora
Divide conmigo ahora
Las que padeció por mí
*San Lucas, 23, 33/ Salmo 21, 8-9, 16-18/ San Lucas, 23, 24.
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Duodécima Estación
Jesús muere en la Cruz
V. Te
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Era ya alrededor de la hora sexta, cuando una tiniebla se hizo sobre toda la tierra hasta la hora
nona, eclipsándose el sol; y el velo del templo se rasgó por el medio. Tembló la tierra, se
agrietaron las rocas, se abrieron los sepulcros, y los cuerpos de muchos santos difuntos
resucitaron.
Y a la hora nona, Jesús gritó con una voz fuerte: ‘’Eloí, Eloí, ¿lamá sabacthani?’’, lo que es
interpretado: ‘’Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?’’
‘’Dios mío, clamo de día y no respondes; de noche también, y no te cuidas de Mí. Ten piedad de
mí, Señor, porque estoy conturbado; mis ojos decaen de tristeza, mi alma y mi cuerpo
desfallecen juntamente. Oigo el hablar malévolo de muchos, y esparcir el espanto en torno de mí.
Como si hubiera muerto, he llegado a ser como una vasija rota’’.
Y Jesús clamó con gran voz: ‘‘Padre, en tus manos entrego mi espíritu’’. Y, dicho esto, expiró. *
*San Lucas, 23, 44/ San Mateo, 27, 51-52/ San Marcos, 15, 34/ Salmo 21, 2-3/ Salmo 30, 10-11, 13,
24/ San Lucas, 23, 46.
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Decimotercera Estación
Jesús es bajado de la cruz y entregado a su santísima madre
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Cae la tarde de repente sobre todo el cielo, y el asombrado sol se va despidiendo del día, mientras
nosotros contemplamos el espectáculo de la muerte cruel y la tragedia viva.
Pueblo mío, ¿qué te he hecho, o en qué te he contristado? Yo te abrí paso en el mar; ¡y con tu lanza
abriste mi costado!
¡Con qué mar de lágrimas, con qué dolor de madre desconsolada, la Virgen abrumada contempla a su
Hijo yacente entre sus brazos, luego de ser bajado del Árbol sangriento! Llena de dolor, Ella baña con
sus lágrimas sus dulces labios, su pecho tranquilo, su perforada mano derecha, su costado abierto y su
ensangrentado pie traspasado.
¡Oh, Madre, te suplicamos por aquellas lágrimas, por la muerte cruel de tu Hijo, y por la púrpura de
sus heridas, que plantes profundamente en nuestros corazones la pena de tu propio corazón! *
*Himno Jam toto súbitus de las vísperas de los Siete Dolores de Nuestra Señora/ Improperios del
Viernes Santo/ Himno O quot undis lacrimarúm de los Maitines de los Siete Dolores de Nuestra
Señora
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Decimocuarta Estación
Jesús es puesto en el sepulcro
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V. Te adoramos, Cristo y te bendecimos
R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo
En el lugar donde lo crucificaron había un jardín, y en el jardín un sepulcro nuevo. Allí fue donde, por
causa de la preparación de los judíos, pusieron a Jesús.
Os será memorable este día, y lo celebraréis como fiesta en honor del Señor, pues es la pascua del
Señor. Yo ejecutaré mis juicios, porque soy el Señor. Y esta sangre será, pues, vuestro distintivo, y
viendo la sangre pasaré de largo por vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora cuando
Yo hiera el país de Egipto.
Al que está sentado en el trono, y al Cordero, alabanza, honor, gloria y el imperio por los siglos de los
siglos. Amén. *
*San Juan, 19, 41-41/ Salmo 15,10/ Cántico de Ezequías (Isaías, 38,10-22) / Éxodo, 12, 11-14/
Apocalipsis, 5, 14.
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Oración final*
Oh Dios, que con la pasión de tu Cristo, Señor nuestro, has abolido la herencia de muerte del viejo
pecado, en la cual incurrió toda la posteridad del linaje humano, haz que, así como por necesidad
llevamos la imagen de la terrena naturaleza, así, por la santificación de la gracia, llevemos la imagen
de la celeste, Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.
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Oraciones a las cinco llagas de Jesús
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Oración a la llaga de la mano derecha
Gloria y alabanza te sean dadas, Señor mío Jesucristo, por la sacratísima llaga de tu mano
derecha. Por esta herida adorable y por tu santa Pasión, perdóname todas las culpas de
pensamiento, palabra y obras contra Ti cometidas, por la negligencia en tu servicio. Concédeme
el poder recordar devotamente tu piadosísima muerte y tus divinas Llagas: Dame Tú, Señor, la
gracia de mortificar mi cuerpo, con el ayuno y la abstinencia, y de este modo ofrecer una prenda
de agradecimiento a Ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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A LA LLAGA DE LA MANO IZQUIERDA
Gloria y alabanzas te sean dadas, oh dulcísimo Jesús, por la sacratísima llaga de tu mano
izquierda. Por esta adorable herida ten misericordia de mí, y dígnate arrancar de mi corazón
cuanto te desagrade. Dame victoria sobre tus perversos enemigos y valor para vencerlos
mediante tu gracia; y por los méritos de tu piadosísima muerte, sálvame de todos los peligros de
la vida presente y futura, y que viva después gloriosa en el cielo contigo, que vives y reinas por
los siglos de los siglos. Amén.
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A LA LLAGA DEL PIE DERECHO.
Gloria y alabanzas te sean dadas, oh dulcísimo Jesús, por la sacratísima llaga de tu pie derecho.
Por esta herida adorable concédeme el poder yo hacer verdadera penitencia de mis pecados. Y
por tu piadosísima muerte, devotamente te suplico tengas unida noche y día a esta pobre esclava
a tu santa voluntad, y apartes toda desgracia de su alma y cuerpo; y cuando llegue el día del
juicio final, recíbeme en tu misericordia y llévame a la bienaventuranza eterna. Tú que vive y
reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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A LA LLAGA DEL PIE IZQUIERDO.
Gloria y alabanza te sean dadas, oh misericordioso Jesús, por la sacratísima llaga de tu pie
izquierdo. Por esta herida adorable, concédeme la gracia de un completo perdón, a fin de que,
mediante tu auxilio, merezca evitar la sentencia de eterna reprobación. te Ruego además, oh
piadosísimo Redentor mío, que, por tu santísima muerte, puedo yo antes de morir alimentarme
con el sacramento de tu Cuerpo y Sangre, después de confesar mis culpas con perfecto
arrepentimiento y pureza de cuerpo y alma. Concédeme también la gracia de alcanzar la santa
Unción, para mi salud eterna, oh Señor que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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A LA LLAGA DEL SAGRADO CORAZON.
Gloria y alabanzas te sean dadas, oh benignísimo Jesús, por la sacratísima llaga de tu costado.
Por esta herida adorable, y por la inmensa misericordia que mostraste abriendo tu pecho al
soldado Longino, y ahora a todos nosotros, té ruego, oh mansísimo Jesús, que, habiéndome
rescatado de la culpa original por el bautismo, por tu preciosa Sangre que se sacrifica y se recibe
en todo el mundo, merezca yo verme librada de todos los males pasados, presentes y futuros. Y
por tu amarguísima muerte, concédeme una fe viva, firme esperanza y perfecta caridad, a fin de
que te ame con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas; confírmame
sólidamente en el bien obrar y otórgame la perseverancia en tu servicio, para que merezca ser
siempre de tu agrado, oh Señor, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
-Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu muerte y sangre redimiste al mundo.
ORACION.
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Omnipotente y sempiterno Dios, que, por las cinco llagas de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
redimiste al género humano, concédenos a los que veneramos sus llagas, que por su preciosa
sangre quedemos libres de la muerte repentina y eterna.
Y concluimos con Padre Nuestro, Avemaría y Gloria por las intenciones del Sumo Pontífice.
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