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Theobald La Revelación Capítulo 1
Theobald La Revelación Capítulo 1
Podrían evocarse muchos otros ejemplos: del giro copernicano a la revolución einsteiniana, del nacimiento del
evolucionismo de Darwin a la invención de la bioquímica (con la descodificación del ADN), hasta los recientes éxitos
en el campo de la manipulación genética, La transición de lo admitido desde hace tiempo hacia el descubrimiento de
lo nuevo, que sirve de figura de "revelación", no depende directamente del discurso científico. El descubrimiento,
rodeado del secreto de cada nuevo comienzo, aparece casi siempre en un género literario específico que respeta esta
confidencialidad inicial, como en el intercambio de cartas que acabamos de mencionar.
Cuando los campos de investigación tocan entonces más de cerca los intereses vitales de una sociedad, como la
genética o la medicina, nos encontramos con síntomas similares a los ya observados con respecto a las "revelaciones"
artísticas, deportivas, etc. en la escena pública: la competencia entre grupos de investigación, la acentuación del
carácter sensacionalista de un descubrimiento, el sistema de recompensas (el premio Nobel, por ejemplo), etc.
Mientras que en el primer caso el carácter revelador de un descubrimiento no es siempre el mismo que en el segundo,
es en el tercero donde aparece. Mientras que en el primer caso el carácter revelador estaba ligado a los modelos de
identificación que la sociedad necesita, en el ámbito de los descubrimientos científicos está ligado ante todo a los
conocimientos o saberes que pueden ser transmitidos, a pesar de su origen misterioso, a muchos otros actores sociales.
A veces la experiencia de la comprensión abarca la totalidad de una existencia y revela, aunque sea fugazmente, su
sentido; en este caso adquiere los contornos de una resolución 4 capaz de iluminar todo un itinerario que hasta entonces
se había desarrollado sin "historia": un joven se da cuenta de repente de que ha sido adoptado por los que siempre ha
considerado sus padres, una "revelación" que le sumerge en una oscuridad que, sin embargo, exige ser asumida; el
huérfano encuentra, tras años de búsqueda, a su verdadero padre desconocido, un descubrimiento que le "revela" una
identidad muy deseada y, sin embargo, totalmente inesperada. Otros ejemplos del mismo tipo muestran que se habla
de "revelación" siempre que un acontecimiento decisivo desencadena una comprensión que va más allá del momento
mismo y toca la totalidad de una existencia.
4 En francés es dénouement, un término técnico de análisis narrativo. Indica el momento en el que interviene una acción en el
relato que desbloquea una tensión narrativa al resolver un problema o situación, dando lugar a un nuevo contexto. Se puede
traducir, siguiendo a los especialistas del análisis narrativo, por "solución" o por "resolución". En el primer caso Cf.)
FOKKELMAN, Cómo leer una historia bíblica. Guida pratica alla Narrativa biblica (Studi Biblici 43), EDB, Bologna 2002, 81;
D. MARGUERAT - Y. BOURQUIN, Per leggere i racconti biblici, tr. dal originale francese di M. ZAPPELLA, Borla, Roma
2002, 51 (en el texto original, el Glosario informa en la p. 218 Dénouement (ou Résolution); en el segundo caso Cf, H. SIMIAN-
YOFRE (ed.), Metodologia dell'Antico Testamento (Studi Biblici 25), EDB, Bologna 1994, 154-155 y 231. [Ed.]
2. ABRIR UN DICCIONARIO
No hay nada sistemático en las expresiones, tomadas aquí y allá, que nos han permitido dar este primer paseo por
nuestra sociedad. Ahora podemos situarlas en un sistema de palabras más completo, proporcionado por uno de
nuestros diccionarios. Que el lector acepte hacer con nosotros este pequeño ejercicio, que es rico en resultados. La
observación de la práctica de una lengua le permitirá, en efecto, acercarse a todos los significados de una palabra y
encontrar la "forma de vida "* que transmiten; en el caso de "revelación", esto le ayudará a darse cuenta de que este
término y sus derivados designan una experiencia humana muy elemental.
5 El siguiente texto es nuestra traducción del diccionario francés Le Petit Robert, el mismo que adoptó el autor. Hemos traducido
los epígrafes Revelador, Revelación, Revelado, Revelación, informando sólo de los significados y citas tomadas de nuestro autor.
[Ndt.]
Un primer vistazo a estas cuatro rúbricas muestra que el significado religioso del término está muy presente, de hecho,
el más antiguo: revelador se dice de una "persona que revela por un medio sobrenatural, una verdad oculta". Los
significados relacionados con el término "revelación" (acepción 2), "revelado" y "revelador" (2) retoman las mismas
definiciones vacilando entre el plural "verdades reveladas" y el singular, Las palabras adjuntas "misterio" o "secreto",
que volveremos a encontrar más adelante, también están presentes; y lo religioso que rodea a las "tres religiones
reveladas" -es decir, "la mística" y "la vidente", "la ciencia oculta" y "la magia"- indicadas junto con su opuesto: del
orden de la "experiencia" y la "razón".
No obstante, hay que señalar que este significado religioso se sitúa en un contexto más amplio.
6 Los principios de identidad y no contradicción, a menudo discutidos en la filosofía y la lógica, se encuentran entre los primeros
principios del pensamiento. El principio de identidad puede formularse así: "Lo que es, es; lo que no es, no es"; el principio de no
contradicción, en cambio, puede expresarse mediante la siguiente fórmula: "Dadas dos proposiciones contradictorias, una es
verdadera y la otra es falsa". Se llaman "principios de la razón" porque parece imposible pensar sin ellos.
7 Parménides (ca. 540 - ca. 470 a.C.) y Heráclito (ca. 544 - ca. 484 a.C.) son los dos grandes filósofos griegos del periodo
presocrático (Sócrates ca, 470 - ca, 399 a.C.). Dejaron una huella definitiva en el pensamiento occidental, el primero por su poema
que retrata el acceso del hombre al conocimiento, el segundo por su forma de mantener relaciones familiares con un Logos
(Sabiduría, Palabra) encontrado en cada oportunidad de la vida.
8 "Yeguas": expresión poética para designar a las yeguas de pura sangre.
Nunca se insistirá lo suficiente en la estabilidad histórica de esta diferencia entre, por un lado, las opiniones en las que
están inmersas nuestras sociedades occidentales y, por otro, un conocimiento fuerte por sus propios méritos y cada vez
más crítico con lo que simplemente recibe del entorno. Este conocimiento se convertirá, en los albores de los tiempos
modernos, en el dominio de las ciencias. Recordemos que las expresiones analizadas al principio de este capítulo -
"¡Una revelación!", "¡Un descubrimiento sensacional!" -- pertenecen a estos dos campos, y es precisamente a la
división entre opinión pública y conocimiento a la que debemos atribuir la incertidumbre sobre el significado del
término "revelación". En realidad, oscila entre significados opuestos, que son la orientación religiosa y la aplicación a
nuevos conocimientos o a un descubrimiento novedoso.
Si nos situamos en la perspectiva del conocimiento, la referencia a una revelación religiosa aparecerá en primer lugar
como "mítica"* o impropia porque se apoya en una respuesta al enigma de la realidad que viene de fuera, mientras que
nosotros debemos atenernos únicamente a nuestras facultades humanas. Ahora bien, este juicio un tanto rígido es casi
siempre más matizado: ¿no necesita la opinión pública mitos, "divinidades" o figuras con las que identificarse,
capaces de hacer soportables los interrogantes que plantea la existencia? También podemos imaginar que los
proponentes de nuestras sociedades ponen su inteligencia y su capacidad al servicio de la producción de nuevos mitos
y de las posibles "revelaciones" útiles para la vida en común.
Pero también podemos -otra posibilidad- retirar el término "revelación" del espacio de la opinión y aplicarlo a la
experiencia inédita del surgimiento de la razón humana, esbozada por Parménides en el lenguaje del mito. ¿No es
acaso la única "revelación" que realmente merece este nombre? Se abre paso en los grandes descubrimientos de la
humanidad y es revivido por el escolar cuando, adentrándose en el secreto de las matemáticas y las ciencias, comienza
a experimentar el poder de la razón y su razón.
5. El velo de Moisés
Después de ellos subieron todos los israelitas, y les ordenó lo que el Señor le había ordenado en el Monte Sinaí.
Cuando Moisés terminó de hablarles, se puso un velo sobre el rostro. Cuando entró ante el Señor para hablarle, Moisés
se quitó el velo hasta que salió. Cuando salió, informó a los israelitas de lo que se le había ordenado hacer. Cuando los
israelitas miraron el rostro de Moisés, vieron que la piel de su cara estaba radiante. Entonces Moisés volvió a poner el
velo sobre su rostro, hasta que entró de nuevo para hablar con él.
(Ex 34,32-35)
En estas condiciones, ¿puede la experiencia del desvelamiento seguir recurriendo al conocimiento y la razón
humanos? En primer lugar, adopta el aspecto de la resolución de una crisis que se ha producido dentro de un viaje
individual o colectivo. El acontecimiento "revelador", que desata los hilos de una historia, puede perfectamente tener
lugar en el corazón de un universo del que no se conocen todos los detalles. Pero como siempre tiene lugar dentro de
una relación entre hombre y mujer, entre padres e hijos o entre hermanos, entre pueblos y naciones... - necesariamente
"pasa" por una palabra que rompe un silencio o cambia su calidad. Esta palabra, pronunciada y eventualmente
comprendida en el secreto de la conciencia -nada lo garantiza-, constituye así el punto de partida de otro tipo de
"conocimiento", que ya no tiene su ideal en la transparencia sino en el respeto del misterio inalienable del otro.
4. CONCLUSIÓN
Esta experiencia elemental de "revelación", que se desprende de las expresiones y de la constelación de términos
examinados en este primer capítulo, se basa, pues, en última instancia, en la prueba de una ausencia de transparencia,
que nos convierte en seres humanos; la metáfora del "velo", colocada sobre toda realidad, sobre el rostro de los demás
y sobre la historia de la humanidad, lo indica perfectamente. Esta experiencia fundamental nos llega hoy a través de la
herencia cultural de las distintas tradiciones que se expresan en términos de enigma, misterio o secreto. A la ruptura
"griega" entre la enigmática opinión pública, en la que están inmersas nuestras sociedades, y la transparencia del
conocimiento, se "añade" la distinción, más decididamente bíblica, entre lo que ocurre en el secreto de la conciencia
en relación y la victoria histórica sobre la violencia.
En el primer caso, la experiencia de la "revelación" adquiere más bien la apariencia de una puesta en escena
espectacular de los caracteres de identificación que la sociedad necesita, o de una "iluminación" individual, debida a
un descubrimiento o a una comprensión de cosas hasta entonces inaccesibles. En el otro caso, se sitúa más bien en las
alas de la sociedad, en la penumbra, donde transcurre nuestra vida ordinaria, consagrada al respeto de los demás y a
una fecundidad histórica más fuerte que nuestras muertes y nuestras violencias.
Sin embargo, tendremos que esperar hasta el final de nuestro viaje para comprender cómo se articulan, en un contexto
cristiano, estos dos registros de nuestra experiencia elemental de "revelación": conocimiento y resolución.
Mientras tanto, centremos nuestra atención en el vocabulario cristiano de la "revelación", preguntándonos cómo ha
podido ejercer, a partir de un determinado momento, la función de expresar la esencia de la fe.