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JURISDICCION DERECHO APLICABLE CONTRACTUAL

MERCOSUR

Contratos internacionales
• introducción.
los contratos de comercio están sujetos en el Derecho Internacional Privado a las mismas reglas del
orden privado y la contratación civil.
• Definición.
Es la manifestación de voluntades de quienes lo suscriben con repercusiones jurídicas, un
documento de esta naturaleza se constituye en una base legal que obligan a las partes que
intervienen a cumplir con lo que se determine.
Un contrato es internacional cuando esta relacionado con mas de un ordenamiento jurídico estatal,
esto en general ocurre cuando los bienes y/o servicios son trasladados de un estado a otro o cuando
las partes involucradas en este negocio estén ubicadas en estados diferentes.
El contrato internacional es aquel que en su conformación, posee elementos extranjeros objetivamente
relevantes.
• Antonimia de la voluntad en el Marco Convencional
es el principio según el cual las partes en un contrato tienen la libertad de elegir el derecho aplicable
a sus convenciones.
Tratado de Montevideo, 1889.
el tratado de 1889 y 1940, rechazan la admisión del principio de la antonimia de la voluntad.
los puntos a resaltar en este tratado:
• Establecen la competencia del juez del domicilio del comerciante aun cuando el comerciante
practique actos de comercio accidentalmente en otro Estado o tenga agencias que obren por cuenta de
la casa principal (arts. 35 y 40, respectivamente).
Código Bustamante
establece que son reglas de orden publico internacional las que impiden establecer condiciones
contrarias a las leyes.
UNIDROIT 1994.
su objetivo principal es promover la armonización y unificación del Derecho Privado a nivel
internacional, entre las actividades que ha estado realizando el consenso de Dirección de la
UNIDROIT desde el año 1971, es el proyecto de creación de principios sobre contratos Comerciales
Internacionales.
Los principios establecidos para los contratos del comercio internacional son los siguientes:
a) Libertad de contratación; es decir libertad de forma y, que el contrato puede ser celebrado por
cualquier medio,
b) Carácter vinculante del contrato; es obligatorio para las partes, son normas de carácter
imperativo
c) Exclusión o modificación de los principios por las partes; las partes pueden excluir la aplicación
de éstos principios
d) Interpretación e integración de los principios; buena fe, usos y prácticas y, notificación

CIDIP, (La convención interamericana sobre derecho aplicable a los contratos internacionales, V,
méxico, 1994)
- Un contrato es internacional, si las partes del mismo tienen su residencia habitual o su establecimiento
en Estados partes diferentes, o si el contrato, tiene contactos objetivos con más de un Estado parte

Marco jurídico boliviano

- Los contratos se circunscriben principalmente al Código Civil, Código de Comercio, Tratado de


Montevideo, 1889 y 1940, Código de Bustamante y convenciones internacionales

- Art., 461, C. Civil, dispone que entre presentes, el lugar del contrato es aquel donde los contratantes
se encuentren.

- Art., 8o4, C. de Comercio, dispone que los contratos celebrados en el extranjero, para ejecutarse en
Bolivia, se rigen por las leyes bolivianas.
.A. Tratados de Derecho Comercial Internacional de Montevideo de 1889 y 1940 (normas
sobre quiebra)

En los Tratados de Montevideo de 1889 y 1940, hay un régimen especial. Se admite la


posibilidad de un solo juicio de quiebra o de una pluralidad de juicios, según las circunstancias,
pero en todos los casos la quiebra declarada en un país produce ciertos efectos en los demás.

1. Quiebra única

Los Tratados de Derecho Comercial Terrestre Internacional de Montevideo de 1889 y de 1940


admiten que haya una sola quiebra cuando el comerciante ejerce el comercio en un país y no en
los demás.

Establecen la competencia del juez del domicilio del comerciante aun cuando el comerciante
practique actos de comercio accidentalmente en otro Estado o tenga agencias que obren por
cuenta de la casa principal (arts. 35 y 40, respectivamente).

Si hay una sola quiebra, el régimen es el siguiente:

a. Declarada la quiebra en un Estado, las medidas asegurativas dictadas, se harán


efectivas en los bienes que el fallido tenga en otros Estados, de acuerdo a las leyes
locales (art. 43).

b. Las publicaciones se hacen de acuerdo a la Ley local (arts. 42 y 43). También, se


hacen publicaciones en otros países donde existen bienes del fallido (art. 44).

c. Habiendo una sola quiebra, todos los acreedores se deben presentar ante el juez de la
quiebra (art. 48) pero los créditos localizados en un Estado tienen preferencia, con
respecto a otros, sobre la masa de bienes ubicados en ese Estado. El Tratado de 1940, en
el art. 46, define qué debe entenderse por acreedor local: “es aquél cuyo crédito debe
satisfacerse en un determinado Estado”.

La atribución de carácter de acreedor local no se confiere ni por la nacionalidad ni por el


domicilio del acreedor. El punto de conexión elegido es el lugar donde debe pagarse el
crédito.

d. Se establece una excepción para los acreedores hipotecarios o prendarios que siempre
ejercerán sus derechos ante los jueces del Estado en que están los bienes hipotecados o
prendados (Tratado de Montevideo de 1889, art. 43, y Tratado de Montevideo de 1940,
art. 42). Estas ejecuciones no son atraídas por el fuero de la quiebra.

2. Quiebra múltiple

Puede existir más de una quiebra en el caso en que el fallido tiene casas comerciales
independientes en distintos territorios (art. 41). Determinar si el establecimiento en otro país es
sucursal o una casa independiente será cuestión de hecho a apreciar en cada caso según las
circunstancias relacionadas con el giro, nombre, marcas, organización, etcétera.

También, puede haber pluralidad de quiebras, cuando se declara quiebra en un país y se publica
en otros donde el fallido tenga bienes. En esos casos, es facultad de los acreedores, de otros
países, de promover nuevos juicios de quiebras o concursarlo civilmente aún cuando en ellos
no se haya producido una cesación de pagos y el deudor sea solvente (art. 45).

En los dos casos enunciados precedentemente, se admite pluralidad de quiebras, que se siguen
con independencia.

Son competentes los jueces de cada país, según sus respectivas reglas (art. 41).

El sobrante de la quiebra a favor del fallido en un Estado, queda a disposición de los juicios
tramitados en otros Estados (art. 47).

Las normas de los Tratados citados no prevén los efectos de la quiebra sobre los contratos
celebrados en otros países, con prestaciones totalmente cumplidas o pendientes de ejecución, ni
sobre contratos de carácter internacional celebrados entre personas radicadas en distintos países
y afectando bienes ubicados en ellos.

El Tratado de Montevideo de 1889 se aplica sólo al instituto de la quiebra, pero no a los


concordatos preventivos ni a los concursos civiles.

El Tratado de Montevideo de 1940 en su art. 53 dispone:

“Las reglas referentes a la quiebra serán aplicables, en cuanto corresponda, a las


liquidaciones judiciales, concordatos preventivos, suspensión de pagos u otras
instituciones análogas contenidas en las leyes de los Estados contratantes.”

En consecuencia se aplica a todo tipo de concurso comercial pero no a concursos civiles.


El Tratado de Montevideo de 1889 vincula a Uruguay con Bolivia, Perú y Colombia. El de
1940, vincula a Uruguay con Paraguay y Argentina.

B. Tratado de Montevideo de Derecho Procesal Internacional de 1940 (normas sobre


concurso civil)

En este Tratado, se sigue sistema similar al del Tratado de Comercio Terrestre de Montevideo
de 1940, admitiendo según los casos el concurso único o plural con reglas similares (arts. 16 y
17). En el caso de concurso declarado en un país, se puede tomar medidas preventivas en
bienes situados en otros países y se hará publicidad sobre el concurso en esos países (arts. 18 y
19). En todos los casos se establece la preferencia de acreedores locales sobre los bienes
ubicados en el país donde los créditos deben ser pagados (art. 20). Para el caso de pluralidad de
concursos el sobrante de cada país se afecta al concurso de los otros, siguiendo el orden de sus
respectivas aperturas (art. 21).

Hay normas más previsoras que en los otros tratados sobre régimen de derechos reales y
privilegios (artículo 22).

Este Tratado vincula a Uruguay con Argentina y Paraguay.

II. Régimen de la Ley de Declaración del Concurso y Reorganización Empesarial n°


18.387 de 2008

El Título XIII de la LC tiene el nomen iuris “Régimen internacional del concurso”.

A. Normas de alcance general

1. El art. 239 regula la competencia judicial para el caso de un concurso con un elemento
extranjero. Establece que serán competentes los jueces uruguayos en dos casos:

a. cuando el domicilio o el centro efectivo de actividad del deudor se encuentre en


territorio nacional;

b. cuando el deudor tenga o haya tenido oficina, establecimiento o explotación en


territorio nacional aun cuando el domicilio o centro efectivo de actividad se encuentre en
el exterior.

2. El art. 241 establece que la Ley aplicable al concurso será la uruguaya, pero se establece una
excepción: los contratos se regirán por la Ley que les sea aplicable.

3. El art. 240 se refiere a la masa activa. Dispone que el concurso declarado en el país,
comprende todos los bienes y derechos del deudor, aun cuando se encuentren ubicados en el
exterior. Luego, se establece una excepción: si el deudor fue declarado en concurso en otro
estado, en la masa activa del concurso local, se incluirá el remanente de bienes o derechos que
quede en el concurso en el otro país.

En consecuencia, si hay concursos múltiples, en el concurso de cada país se afectarán los


bienes ubicados en él y si hubiere sobrante, podrá ser alcanzado por el concurso en otro país.

4. El art. 242 establece que los acreedores nacionales y extranjeros tendrán igual tratamiento.
Al concurso concurrirán acreedores nacionales y extranjeros y tendrán igual tratamiento, pero
se hace la salvedad para los créditos laborales. Estos tendrán preferencia para cobrarse sobre
los bienes ubicados en el territorio nacional.

Recalcamos que el art. 242 hace referencia a acreedores nacionales y extranjeros, no resultando
claro el sentido de esta distinción. De acuerdo al texto literal, se distingue por la nacionalidad
del acreedor.

En la Ley argentina se distingue entre créditos pagaderos en el país y créditos pagaderos en el


extranjero, lo que nos parece más adecuado.

El inc. 2 del art. 242 hace otra salvedad basada en el principio de la reciprocidad. No se
aplicará igual tratamiento en el caso de que en el estado del domicilio del acreedor, los
acreedores uruguayos no sean admitidos en igualdad de condiciones con los nacionales de ese
país.

En este inciso se toma en cuenta, a la vez, el domicilio y la nacionalidad del acreedor. De


manera que habrá que probar y analizar, en cada caso, el derecho concursal del país donde se
domicilia el acreedor, para verificar si el acreedor de nacionalidad uruguaya es tratado en
igualdad de condiciones que los nacionales de ese país.

El principio de reciprocidad no se aplicará cuando se trate de créditos prendarios e hipotecarios,


porque éstos tendrán un tratamiento preferente en el concurso.

B. Normas sobre la eficacia en nuestro país de las resoluciones extranjeras


1. El art. 243 establece los requisitos para que en el Uruguay se reconozca una sentencia
extranjera que declara el concurso o quiebra de un deudor:

a. que se haya dictada por juez competente

b. que haya quedado firme

c. que el deudor haya tenido oportunidad de defensa

d. que no sea contraria al orden público internacional

e. que se hayan cumplido con exigencias de los arts. 537 a 543 del Código General del
Proceso, que regulan el reconocimiento de las sentencias extranjeras.

2. En el art. 244 se establece que al admitir el trámite para el reconocimiento de la sentencia


extranjera, el juez podrá adoptar medidas cautelares que considere necesarias para asegurar la
integridad del patrimonio que el deudor tuviera en territorio uruguayo. Se trata de una facultad
del juez. No se precisa qué medidas se podrán adoptar. Se ha previsto porque el trámite de
reconocimiento puede demorar.

3. La LC no es clara en cuanto a determinar la eficacia del concurso declarado en el extranjero,


en nuestro país. No se establece qué efectos produce.

Puede entenderse que la sentencia extranjera de concurso ha de producir efectos sobre el


concursado y su legitimación, sobre sus bienes en nuestro país y sobre los créditos y contratos
que acá haya celebrado.

Los bienes ubicados en el país quedarán afectados por el concurso declarado en el extranjero y
serán ejecutados en el proceso abierto. Ello se confirma con el art. 244 que hemos mencionado.

Los acreedores con créditos nacidos en nuestro país, se verán afectados en sus accionamientos
y deberán concurrir al concurso abierto para verificar su crédito y obrar en ese proceso.

4. Cuando se haya declarado el concurso en otro país, de una persona que tenga domicilio o que
haya realizado actividad o tenga un establecimiento o explotación en nuestro país, cualquier
legitimado podrá solicitar, también, que se abra concurso acá. Entendemos que podrá pedirlo el
deudor, cualquier acreedor, un codeudor, fiador o avalista del deudor, las bolsas de valores y
las instituciones gremiales de empresarios con personería jurídica. Tal como dispone el art. 245,
en este caso, hay presunción absoluta de insolvencia y el concurso se considerará siempre
necesario, aun cuando lo solicite el deudor.

Quien solicite el concurso en nuestro país, deberá presentar la sentencia dictada en el


extranjero, cumpliendo con las exigencias del art. 243. No debe acreditar que existen
presunciones de la insolvencia del deudor.

En este caso, ya no habrá concurso único.

Tal como resulta del art. 240 antes comentado, cuando hay quiebra en más de un país, la masa
activa del concurso en el nuestro, estará formada por los bienes y derechos existentes acá y se
integrará con el remanente que quede del concurso en otro país.

No hay previsión para el tratamiento de los créditos cuando hay más de un concurso. Podrá
entenderse que los créditos nacidos en cada país se cobrarán en el concurso del país respectivo.

Si hay acreedores impagos o pagados parcialmente, en el concurso de un país, concurrirán al


concurso del otro país.

Ello se deduce del art. 246 inc. 2.

El art. 246 en el inc. 2 establece que los créditos que se cobraron en el extranjero con
posterioridad a la declaración del concurso en el país, se imputarán al dividendo a ser percibido
en el local. La norma responde al principio de que declarado el concurso, el deudor no puede
hacer pagos. Si lo hace en el extranjero, se imputarán al dividendo que le corresponda en el
concurso.

Se establece una excepción: los créditos con privilegio especial, porque éstos no reciben un
dividendo, sino que se cobran con la ejecución del bien afectado en garantía.

El art. 246 contiene una norma para el caso de pluralidad de concursos. Se dispone que el Juez
del concurso, el síndico o el interventor, actuarán en forma coordinada con sus similares del
exterior, aplicando normas que rigen la cooperación internacional.

El art. 247 establece que las normas contenidas en este título se aplicarán en defecto y cundo no
se opongan a los convenios internacionales suscritos y ratificados por nuestro país.
Tratado de Derecho Comercial Internacional. Montevideo 1889
Tratado de Derecho Comercial Internacional. Montevideo, 12 de febrero de 1889.

TITULO I – De los actos de comercio y de los comerciantes


Art. 1° – Los actos jurídicos serán considerados civiles o comerciales con arreglo a la ley del país en
que se efectúan.
Art. 2° – El carácter de comerciante de las personas se determina por la ley del país en el cual tienen el
asiento de sus negocios.
Art. 3° – Los comerciantes y agentes auxiliares del comercio están sujetos a los leyes comerciales del
país en que ejercen su profesión.
TITULO II – De las sociedades
Art. 4° – El contrato social se rige tanto en su forma, como respecto a las relaciones jurídicas entre los
socios, y entre la sociedad y los terceros, por la ley del país en que ésta tiene su domicilio comercial.
Art. 5° – Las sociedades o asociaciones que tengan carácter de persona jurídica se regirán por las leyes
del país de su domicilio; serán reconocidas de pleno derecho como tales en los Estados, y hábiles para
ejercitar en ellos derechos civiles y gestionar su reconocimiento ante los tribunales.
Mas, para el ejercicio de actos comprendidos en el objeto de su institución, se sujetarán a las
prescripciones establecidas en el Estado en el cual intentan realizarlos.
Art. 6° – Las sucursales o agencias constituidas en un Estado por una sociedad radicada en otro, se
considerarán domiciliadas en el lugar en que funcionan y sujetas a la jurisdicción de las autoridades
locales, en lo concerniente a las operaciones que practiquen.
Art. 7° – Los jueces del país en que la sociedad tiene su domicilio legal, son competentes para conocer
de los litigios que surjan entre los socios o que inicien los terceros contra la sociedad.
Sin embargo, si una sociedad domiciliada en un Estado realiza operaciones en otro, que den mérito a
controversias judiciales, podrá ser demandada ante los tribunales del último.
TITULO III – De los seguros terrestres, marítimos y sobre la vida
Art. 8° – Los contratos de seguros terrestres y de transporte por ríos o aguas interiores, se rigen por la
ley del país en que está situado el bien objeto del seguro en la época de su celebración.
Art. 9° – Los seguros marítimos y sobre la vida se rigen por las leyes del país en que está domiciliada
la sociedad aseguradora o sus sucursales y agencias en el caso previsto en el art. 6°.
Art. 10. – Son competentes para conocer de las reclamaciones que se deduzcan contra las sociedades de
seguros, los tribunales del país en que dichas sociedades tienen su domicilio legal.
Si esas sociedades tienen constituidas sucursales en otros Estados, regirá lo dispuesto en el art. 6°.
TITULO IV – De los choques, abordajes y naufragios
Art. 11. – Los choques y abordajes de buques se rigen por la ley del país en cuyas aguas se producen y
quedan sometidos a la jurisdicción de los tribunales del mismo.
Art. 12. – Si los choques y abordajes tienen lugar en aguas no jurisdiccionales, la ley aplicable será la
de la nación de su matrícula.
Si los buques estuviesen matriculados en distintas naciones, regirá la ley del Estado más favorable al
demandado.
En el caso previsto en el inciso anterior, el conocimiento de la causa corresponderá a los tribunales del
país a que primero arriben.
Si los buques arriban a puertos situados en distintos países, prevalecerá la competencia de las
autoridades que prevengan en el conocimiento del asunto.
Art. 13. – En los casos de naufragio serán competentes las autoridades del territorio marítimo en que
tiene lugar el siniestro.
Si el naufragio ocurre en aguas no jurisdiccionales, conocerán los tribunales del país del pabellón del
buque o los del domicilio del demandado, en el momento de la iniciación del juicio, a elección del
demandante.
TITULO V – Del fletamento
Art. 14. – El contrato de fletamento se rige y juzga por las leyes y tribunales del país en que está
domiciliada la agencia marítima con la cual ha contratado el fletador.
Si el contrato del fletamento tiene por objeto la conducción de mercaderías o pasajeros entre puertos de
un mismo Estado, será regido por las leyes de éste.
Art. 15. – Si la agencia marítima no existiere en la época en que se inicie el litigio, el fletador podrá
deducir sus acciones ante los tribunales del domicilio de cualquiera de los interesados o representantes
de aquélla.
Si el actor fuese fletante, podrá entablar su demanda ante los tribunales del Estado en que se encuentre
domiciliado el fletador.
TITULO VI – De los préstamos a la gruesa o a riesgo marítimo
Art. 16. – El contrato de préstamo a la gruesa se rige por la ley del país en que se hace el préstamo.
Art. 17. – Las sumas tomadas a la gruesa por las necesidades del último viaje, tienen preferencia en el
pago a las deudas contraídas para la construcción o compra del buque y al dinero tomado a la gruesa en
un viaje anterior.
Los préstamos hechos durante el viaje, serán preferidos a los que se hicieren antes de la salida del
buque y si fuesen muchos los préstamos tomados en el curso del mismo, se graduará entre ellos la
preferencia por el orden contrario de sus fechas, prefiriéndose el que sigue al que precede.
Los préstamos contraídos en el mismo puerto de arribada forzosa y durante la misma estancia, entrarán
en concurso y serán pagados a prorrata.
Art. 18. – Las cuestiones que se susciten entre el dador y el tomador serán sometidas a la jurisdicción
de los tribunales donde se encuentren los bienes sobre las cuales se ha realizado el préstamo.
En el caso en que el prestamista no pudiese hacer efectivo el cobro de las cantidades prestadas en los
bienes afectos al pago, podrá ejercitar su acción ante los tribunales del lugar del contrato o del
domicilio del demandado.
TITULO VII – De la gente de mar
Art. 19. – Los contratos de ajuste de los oficiales y de la gente de mar se rigen por la ley del país en que
el contrato se celebra.
Art. 20. – Todo lo concerniente al orden interno del buque y a las obligaciones de los oficiales y gente
de mar, se rige por las leyes del país de su matrícula.
TITULO VIII – De las averías
Art. 21. – Las averías gruesas o comunes se rigen por la ley del país de la matrícula del buque en que
han ocurrido.
No obstante lo dispuesto en el inciso anterior, si esas averías se han producido en el territorio marítimo
de un solo Estado, se regirán por sus leyes.
Art. 22. – Las averías, particulares se rigen por la ley aplicable al contrato de fletamento de las
mercaderías que las sufren.
Art. 23. – Son competentes para conocer en los juicios de averías comunes, los jueces del país del
puerto en que termina el viaje.
Art. 24. – Los juicios de averías se radicarán ante los tribunales del país en que se entregue la carga.
Art. 25. – Si el viaje se revoca antes de la partida del buque, o si después de su salida se viere obligado
a volver al puerto de la carga, conocerán del juicio de averías los jueces del país a que dicho puerto
pertenece.
TITULO IX – De las letras de cambio
Art. 26. – La forma del giro, del endoso, de la aceptación y del protesto de una letra de cambio, se
sujetará a la ley del lugar en que respectivamente se realicen dichos actos.
Art. 27. – Las relaciones jurídicas que resultan del giro de una letra entre el girador y el beneficiario, se
regirán por la ley del lugar en que la letra ha sido girada; las que resultan entre el girador y aquel a cuyo
cargo se ha hecho el giro, lo serán por la ley del domicilio de este último.
Art. 28. – Las obligaciones del aceptante con respecto al portador y las excepciones que puedan
favorecerle, se regularán por la ley del lugar en que se ha efectuado la aceptación.
Art. 29. – Los efectos jurídicos que el endoso produce entre en endosante y el cesionario, dependerán
de la ley del lugar en que la letra ha sido negociada o endosada.
Art. 30. – La mayor o menor extensión de las obligaciones de los respectivos endosantes no altera los
derechos que primitivamente han adquirido el girador y el aceptante.
Art. 31. – El aval se rige por la ley aplicable a la obligación garantida.
Art. 32. – Los efectos jurídicos de la aceptación por intervención se regirán por la ley del lugar en que
el tercero interviene.
Art. 33. – Las disposiciones de este Título rigen para los vales, billetes o pagarés de comercio, en
cuanto les sean aplicables.
Art. 34. – Las cuestiones que surjan entre las personas que han intervenido en la negociación de una
letra de cambio, se ventilarán ante los jueces del domicilio de los demandados en la fecha en que se
obligaron, o del que tengan en el momento de la demanda.
TITULO X – De las falencias
Art. 35. – Son jueces competentes para conocer de los juicios de quiebra, los del domicilio comercial
del fallido, aun cuando la persona declarada en quiebra practique accidentalmente actos de comercio en
otra nación, o mantenga en ella agencias o sucursales que obren por cuenta y responsabilidad de la casa
principal.
Art. 36. – Si el fallido tiene dos o más casas comerciales independientes en distintos territorios, serán
competentes para conocer del juicio de quiebra de cada una de ellas, los tribunales de sus respectivos
domicilios.
Art. 37. – Declarada la quiebra en un país, en el caso del artículo anterior, las medidas preventivas
dictadas en ese juicio, se harán también efectivas sobre los bienes que el fallido tenga en otros Estados,
sin perjuicio del derecho que los artículos siguientes conceden a los acreedores locales.
Art. 38. – Una vez cumplidas las medidas preventivas por medio de las respectivas cartas rogatorias, el
juez exhortado hará publicar por el término de 60 días avisos en que dé a conocer el hecho de la
declaración de quiebra y las medidas preventivas que se han dictado.
Art. 39. – Los acreedores locales podrán, dentro del plazo fijado en el artículo anterior, a contar desde
el día siguiente a la publicación de los avisos, promover un nuevo juicio de quiebra contra el fallido en
otro Estado, o concursarlo civilmente, si no procediese la declaración de quiebra.
En tal caso, los diversos juicios de quiebra se seguirán con entera separación y se aplicarán
respectivamente en cada uno de ellos las leyes del país en que radican.
Art. 40. – Entiéndese por acreedores locales, que corresponden al concurso abierto en un país, aquellos
cuyos créditos deben satisfacerse en el mismo.
Art. 41. – Cuando proceda la pluralidad de juicios de quiebras o concursos, según lo establecido en este
Título, el sobrante que resultare a favor del fallido en un Estado será puesto a disposición de los
acreedores del otro, debiendo entenderse con tal objeto los jueces respectivos.
Art. 42. – En el caso en que siga un solo juicio de quiebra, porque así corresponda, según lo dispuesto
en el art. 35, o porque los dueños de los créditos locales no hayan hecho uso del derecho que les
concede el art. 39, todos los acreedores del fallido presentarán sus títulos y harán uso de sus derechos
ante el juez o tribunal que ha declarado la quiebra.
Art. 43. – Aun cuando exista un solo juicio de quiebra, los acreedores hipotecarios anteriores a la
declaración de la misma, podrán ejercer sus derechos ante los tribunales del país en que están radicados
los bienes hipotecados o dados en prenda.
Art. 44. – Los privilegios de los créditos localizados en el país de la quiebra y adquiridos antes de la
declaración de ésta, se respetarán, aun en el caso en que los bienes sobre que recaiga el privilegio se
transporten a otro territorio y exista en él, contra el mismo fallido, un juicio de quiebra o formación de
concurso civil.
Lo dispuesto en el inciso anterior sólo tendrá efecto cuando la traslación de los bienes se haya realizado
dentro del plazo de la retroacción de la quiebra.
Art. 45. – La autoridad de los síndicos o representantes legales de la quiebra será reconocida en todos
los Estados, si lo fuese por la ley del país en cuyo territorio radica el concurso al cual representan,
debiendo ser admitidos en todas partes a ejercer las funciones que les sean concedidas por dicha ley y
por el presente Tratado.
Art. 46. – En el caso de pluralidad de concursos, el tribunal en cuya jurisdicción reside el fallido será
competente para dictar todas las medidas de carácter civil que lo afecten personalmente.
Art. 47. – La rehabilitación del fallido sólo tendrá lugar cuando haya sido pronunciada en todos los
concursos que se le sigan.
Art. 48. – Las estipulaciones de este Tratado en materia de quiebras se aplicarán a las sociedades
anónimas, cualquiera que sea la forma de liquidación que para dichas sociedades establezcan los
Estados contratantes, en el caso de suspensión de pagos.
Disposiciones generales
Art. 49. – No es indispensable para la vigencia de este Tratado su ratificación simultánea por todas las
naciones signatarias. La que lo aprueba, lo comunicará a los Gobiernos de las Repúblicas Argentina y
Oriental del Uruguay, para que lo hagan saber a las demás naciones contratantes. Este procedimiento
hará las veces de canje.
Art. 50. – Hecho el canje en la forma del artículo anterior, este Tratado quedará en vigor desde ese acto
por tiempo indefinido.
Art. 51. – Si alguna de las naciones signatarias creyese conveniente desligarse del Tratado o introducir
modificaciones en él, lo avisará a las demás, pero no quedará desligada sino dos años después de la
denuncia, término en que se procurará llegar a un nuevo acuerdo.
Art. 52. – El art. 49 es extensivo a las naciones que, no habiendo concurrido a este congreso, quisieran
adherirse al presente Tratado

BIBLIOGRAFIA

- PRUDENCIO COSIO, Jaime. Derecho Internacional Privado, Editorial Temis, la Paz, 2008.

- SALAZAR PAREDES, Fernando. Derecho Internacional Privado Boliviano, Plural editores, la


Paz, 2004

- CIDIP, V, Mexico, 1994

- CODIGO CIVIL, U.P.S., editores., s.r.l., La Paz, 2000

- CODIGO DE COMERCIO., U.P.S., Editores., s.r.l., La Paz, 2000

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