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Laurann Dohner

Seduccion Cyborg 10
*
Seduciendo
a Stag

(Cyborg Seduction 10 - Seducting Stag)


Índice de Contenido
Titulo

Staff

Argumento

Uno
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
Seis
Siete
Ocho
Nueve
Diez
Once
Doce
Trece
Catorce
Quince

Sobre la Autora

Hot Passion Books

Notas
Staff

Traducción y Corrección

Edición y Diseño
Argumento

Stag [1] y la tripulación de la nave Varnish [2] están en una misión, en respuesta a una
señal de socorro de un carguero que ha sido atacado por los modelos Markus. En lugar
de encontrar al enemigo, descubren un único superviviente.

Nala es humana, y después de haber sufrido en sus manos durante su tiempo en la


Tierra, no hay ninguna especie que Stag desprecie más. Pero cuando la pequeña mujer
le confunde con un androide y trata de darle órdenes, Stag decide que ella va a vivir y
pagará por sus desaires.

La Capitana Nala Vestria ha perdido su carga, su tripulación y a su padre, sólo para


convertirse en la sirvienta personal de un cyborg. Stag es hosco, malhumorado, y
completamente desconfiado con los seres humanos... por no hablar de que es intenso,
mandón, y tal vez el ser más atractivo que Nala ha visto nunca.

Cuando Stag se encuentra temporalmente a su merced, Nala no está segura de si quiere


matarle o quiere besarle. Por otra parte, la vida es corta. Y opta por esto último.

Nala se convierte rápidamente en una distracción que Stag no se puede permitir, sobre
todo después de que ha tenido un saboreo carnal de lo que esa mujer tiene que ofrecer.
Decide llevarla de regreso a Garden [3] , su planeta de origen, y allí deshacerse de
ella, así como de las emociones que provoca en él.

Pero cuando su viaje a casa se vuelve angustioso, Nala puede llegar a ser una ventaja
más que una desventaja. Para ambos, para la nave y para el solitario cyborg que está a
sus órdenes.
Portada Original
Uno

“Dispersaos.” ordenó Stag al grupo de seis hombres que le siguieron dentro de la nave
dañada.

“Que alguien silencie la alarma.”

El ruido le irritaba. Kelis destrozó uno de los paneles de acceso. El silencio fue
bienvenido cuando desconectó los cables correctos. El humo persistía en los pasillos,
pero es sistema de detección de incendios había funcionado. La espuma blanca
manchaba los suelos y paredes.

Stag tomó la posición de liderazgo y agarró su arma. Solo había una señal de vida
registrada y venía desde los camarotes. Miró alrededor de la curva y se quedó mirando
al androide seriamente destrozado tendido en el suelo a unos pocos pies de distancia.
Había sido despedazado. Incluso la cabeza estaba rota y desgarrada. Uno de los brazos
en el desconectado cuerpo, se retorció. No vio marcas de armas.

“Los modelos Markus no parecen como androides, esos no son sus propios modelos.”

Miró a Veller. El macho sacudió la cabeza.

“Los sensores de largo alcance leen que el transporte no ha dado la vuelta. Todavía se
alejaban. Lo notificaré si ellos vuelven, así tendremos tiempo para evacuar.”

“Podrían haber dejado algunas de sus unidades a bordo y no registrarse como señales
de vida. No bajes la guardia.” Advirtió Stag.

Dio la vuelta a la esquina y pasó por encima del cuerpo mutilado del androide. Estaba
claro que no era una amenaza. Mantuvo su arma apuntando hacia delante y se detuvo en
la primera puerta. Esperó mientras Kelis anulaba el bloqueo. La puerta se abrió a un
pequeño cuarto de la tripulación.

Stag apretó los dientes, asqueado ante la visión de tanta sangre y lo que quedaba del
terrícola. También había sido despedazado, las partes de su cuerpo estaban esparcidas
por el lugar. Los trozos más grandes intactos eran la cabeza y el torso. Las manchas de
sangre cubrían casi cada pulgada de la pared, el suelo y el techo. Supuso que había
sucedido en cuestión de horas. Kelis se asomó.

“Ensañamiento.”

“Descripción insuficiente.” murmuró Stag. “Estoy tentado a abandonar ahora. Hemos


visto suficiente.”

“Todavía hay una señal de vida a bordo.” le recordó Veller. “Podríamos ser capaces de
obtener información valiosa del terrícola, como el número de modelos Markus que
estuvieron aquí. Los bancos del ordenador han sido fritos. Maze [4] está en el centro
de mando y ha dicho que no hay nada para recuperar. Todos los sistemas de soporte de
vida sin excepción han sido dañados deliberadamente.”

Stag se trasladó a la siguiente puerta para descubrir que no estaba cerrada con llave.
Dos cuerpos yacían en el interior. Estaban intactos, pero ensangrentados. Uno estaba en
el suelo con una obvia fractura en el cuello y las facciones golpeadas. El otro, tirado en
una silla, había sufrido torturas. Sus extremidades retorcidas mostraban un trauma
severo. Ninguno de los dos había sobrevivido a sus ataques.

“¿Qué estaban haciendo los modelos Markus? ¿Practicando como matar por varios
métodos?”

Stag sostuvo la mirada de Kelis.

“Quizás.”

“Bastardos enfermos.”

Stag estuvo de acuerdo en silencio. Comprobaron dos habitaciones más, encontraron un


cuerpo más. Había sido desnudado y diseccionado. La bilis subió pero Stag logró
reprimir el impulso de perder su última comida en el suelo. Los modelos Markus
habían inmovilizado al macho terrícola en el suelo con un bloqueo de metal en sus
extremidades y le abrieron como si hubieran querido ver su interior. Diversos órganos
yacían en el suelo junto a él y los patrones de sangre sugerían que aún había estado
vivo cuando había empezado.

“Joder.” Gruñó Kelis dándose la vuelta. “Me alegro de que ordenaras a Maze ir al
Control en lugar de venir con nosotros como él quería.”

Stag salió de la habitación y cerró la puerta.


“Como médico, él quería rescatar a la tripulación, y yo dudaba de que fuera capaz de
hacer alguna cosa por ellos. Se lamenta por la muerte. Sabemos que los modelos
Markus no tienen ninguna consideración por la vida. Creo que su evaluación era
correcta. Estaban llevando a cabo experimentos en estos terrícolas.”

“Vámonos. No quiero ver lo que queda del que tiene pulso. Es probable que no vaya a
ser capaz de hablar.” Kelis negó con la cabeza. “Esto fue más que suficiente.”

“Es posible que se escondiera.” Yammer dio un paso adelante. “De lo contrario estaría
muerto también.”

“Es poco probable.” Veller no estuvo de acuerdo. “Los modelos Markus pueden leer
señales de vida al igual que nosotros. Todavía hay una señal activa en la cabina del
capitán.”

“Podría ser un modelo Markus.” Kelis sacó el arma secundaria. “Yo digo que matemos
al monstruo asesino, justo después de obtener información de él.”

“De acuerdo.” Stag tomó la delantera de nuevo. “Ellos no caen fácil. Tratar de dañar el
cuerpo, pero evitar los disparos a la cabeza. Podemos sacar su núcleo de memoria y
hackearlo.”

“Entonces no freír al bastardo.” murmuró Kelis. “Genial.”

Llegaron a la última puerta y la encontraron cerrada. Stag asintió hacia Veller, y él se


acercó para arrancar el panel y anular el mecanismo. Stag se tensó, usando una señal de
mano para dar órdenes a sus hombres antes de abrir la puerta.

El metal se separó y ellos se precipitaron en el interior. El camarote consistía en una


habitación grande y una unidad de limpieza abierta. La visión que los recibió dejó a
Stag aturdido.

Un viejo varón terrícola yacía boca abajo en un charco de sangre, pero fue la cama lo
que capturó su atención. Era una enorme con dosel y con un pálido, desnudo cuerpo
había sido colgado verticalmente contra la cabecera. Era una hembra. Sus brazos y
piernas estaban bien separados, unidos en vertical a los altos postes de la cama en la
cabecera de la cama. Su cabeza está sumergida por largo cabello rubio cayendo por su
cuerpo hasta la cintura. La masa de rizos cubría en su mayoría sus pechos desnudos. Un
poco de sangre teñía su cremosa piel blanca, clara en comparación. Había manchas
cerca de las muñecas, tobillos y cintura. Una huella de mano ensangrentada
perfectamente visible se mostraba en la cara interna de su muslo, como si alguien
hubiera agarrado ahí.
Stag mantuvo su arma apuntando en ella mientras se acercaba. Tomó nota de su pecho
subiendo y bajando, aunque era leve. Miró abajo. El pequeño parche de vello púbico
coincidía con el resto de ella. No era una hembra grande, pero completamente
desarrollada si su tamaño de pecho y cuerpo eran alguna indicación. Uno de sus
hombres murmuró algo, pero él no entendió las palabras. La hembra no respondió o
hizo cualquier movimiento.

“Podría ser una trampa. Comprobar la habitación por artefactos explosivos. Se ve


como un cebo.”

Stag se congeló mientras esperaba.

“Está viva.” Kelis se adelantó. “La bajaré.”

Stag lo tiró hacia atrás.

“¿Me has oído? Comprueba la cama por dispositivos. No hay forma de llegar a la
hembra sin tener que caminar sobre ella.”

Sus hombres se pusieron a trabajar y Stag estudió a la mujer. Estaba respirando. Sus
pechos se movían ligeramente. Se fijó en las ataduras que la sujetaban. La habían atado
fuertemente, estirando como si fuera un lienzo viviente.

“Mierda.” rechinó Parqel.

“Bien dicho.”

Se puso en pie por la cabecera de la cama.

“Es la presión manipulada en los cuatro pies de la cama. Cualquier cambio de peso y
asumo que explotará. Veo cables destacados en el colchón, ocultos por las sabanas a
primera vista.”

Kelis se movió para estar junto a él.

“¿Cómo lo supiste?”

Stag vaciló.

“La mayoría de los hombres se habrían apresurado hacia una mujer sexualmente
atractiva. Tiene sentido para mí por qué la dejaron con vida, pero a ninguno de los
hombres a bordo de la nave.”
“Podríamos eliminar la gravedad y flotar para cortar y bajarla.” habló Veller.

Stag negó con la cabeza.

“Elimina la gravedad y así la cama se desplazará, liberando los detonadores.”

“¿Cómo vamos a bajarla?” Kelis sonaba frustrado.

“No lo hacemos.” Stag se volvió hacia sus hombres. “Vámonos.”

“No podemos solo dejarla.” argumentó Kelis. “Está viva. Podemos intentar desarmar
el dispositivo.”

“Dile lo que sucedería, Parqel.” exigió Stag.

El otro cyborg suspiró.

“Corto los cables y se apagará. No puedo alcanzar el dispositivo sin poner peso sobre
la cama. Ni siquiera podemos cortarla desde los lados y levantarla porque su peso es
parte de la cama.”

“Estaba muerta en el momento que la convirtieron en una trampa.”

Stag miró a la mujer. Sintió lastima.

“Cortaremos el soporte vital para que no haya signos de vida para atraer a otros al
carguero. Será una forma de irse sin dolor para ella.”

“Es una mujer.” Kelis se enfrentó a él. “No podemos dejarla morir.”

“Yo lo encuentro igualmente desagradable. Pero no hay forma de salvarla sin esa
explosión matándonos a nosotros también.”

“Me quedaré y esperare a que salgáis de esta nave, después lo intentaré. De esta
manera solamente mi vida estará en peligro.”

“No voy a permitir que mueras por una humana, Kelis.”

“¡Maldita sea!”, gritó el cyborg. “Debo intentarlo, Stag.”

Un suave sonido vino desde la cama y Stag volvió la cabeza. La mujer levantó la
barbilla, su cabello se movió para revelar sus generosos pechos, solo lo suficiente
para mostrar un alegre pezón. La estudió. Tenía delicadas y atractivas facciones y ojos
azul claro. Parecía un poco desorientada mientras parpadeaba, centrándose en él. La
confusión era una emoción fácil de leer, pero después mostró una pizca de temor.
Apartó la mirada de él, notando a sus hombres. Él dio un paso al final de la cama,
observándola.

Ella miró abajo, cerró los ojos y luego los abrió.

“¿Quién está a cargo?”

Ella tenía una voz suave y agradable.

“Yo.”

Miró directamente a Stag, luego al arma en su mano, y después volvió a sostener su


mirada.

“Eres cyborg, ¿verdad?”

“Sí.”

“Lo suponía. Solo he oído hablar de una cosa que tenía la piel gris.” Se lamió los
labios. “Hay un artefacto explosivo en la cama. No se puede llegar a mí sin que vaya
fuera. Calculo que hay suficiente aquí para acabar con toda esta sección, y
probablemente para hacer un agujero en el casco exterior. ¿Alguien de mi tripulación
sobrevivió?”

“¿Su tripulación?”

“Soy la capitana.”

Ella pareció darse cuenta del cuerpo en el suelo y las lágrimas llenaron sus ojos.

“Ese es mi padre. Esta muerto, ¿verdad?”

Stag no vio ninguna razón para mentir.

“Sí.”

“¿Qué eran esas cosas que nos abordaron? ¿Lo sabes?”

“Modelos Markus. Son androides con exterior de carne. ¿Sabes cuantos eran?”

“Vi tres. Sin embargo, podía escuchar a alguien gritando. Creo que era Melvin. Está a
unas pocas habitaciones abajo. Asumiré que tenía una razón para gritar. Eso significa
que al menos eran cuatro. Parecían clones idénticos, pero eran muy fuertes. Disparé a
uno de ellos dos veces en el pecho, pero seguía viniendo. Me golpeó y se apagaron las
luces hasta que desperté mientras estaban rompiendo mi ropa. Pensé que iban a
violarme pero en su lugar me colgaron y cortaron el colchón para colocar una bomba.
Luego hicieron la cama.”

Miró al cadáver en el suelo.

“No estaba aquí entonces. Uno de ellos me golpeó de nuevo y me desmayé… hasta
ahora.”

“Toda tu tripulación está muerta. Fuiste la única señal de vida.”

El dolor del duelo, torció sus facciones pero lo enmascaró de forma rápida, pareciendo
tirar de sus emociones juntas.

“Gracias por responder a nuestra señal de socorro y tratar de venir en nuestra ayuda.”

Abrió las manos y se agarró a las ataduras.

“¿Me puedes hacer un favor? Establece la secuencia de autodestrucción de mi nave


antes de salir, por favor. Están pensando en volver. Transportamos robots sexuales en
la Carga Dos. El estado de las cajas dice equipos de minería, pero esa es la carga real.
De alguna manera se dieron cuenta. Estaban hablando en voz alta cuando me estaban
poniendo aquí. Piensan que pueden reprogramar a los robots para ser útiles para ellos.
Volarme todo al infierno. No quiero que cojan una maldita cosa. Tampoco quiero estar
viva cuando regresen.”

Hizo una pausa.

“Puedes coger los robots si quieres, pero no dejaré que esos bastardos los tengan. Date
prisa con lo que sea que decidas hacer. Estaban fuera del rango para comunicarse con
alguien y necesitaban salir de la nave. No creo que estuvieran dispuestos a usar la
transmisión satélite. Eso significa solamente comunicaciones nave a nave y sabes que
el alcance de eso no es muy bueno. Mi nave era demasiado lenta para hacer algún punto
de encuentro que habían instalado. No sé cuánto tiempo han estado fuera.”

“¿Por qué no nos estás pidiendo que te salvemos?”

Stag estaba intrigado por ella, curioso.


“Es un suicidio. Estoy segura de que tienes mejores cosas que hacer hoy que morir. Así
que lo hice, pero soy la que fue abordada. No fueron registrados en nuestros sensores
de largo alcance. Demonios, ni siquiera sabía que habíamos sido abordados hasta que
estuvieron dentro y nos atacaron.”

“Probablemente hackearon vuestro sistema informático y pasaron por encima de los


sensores.” Veller frunció el ceño. “Nos figuramos que se fueron hace una hora.”

“¿Sabes con quien fueron a encontrarse?”

Stag llamó su atención dando un paso más cerca.

“Hermanos. Eso es todo lo que sé. No tengo ni idea de lo que son o lo que significa.”

“Más modelos Markus.” Suspiró Kelis. “Probablemente regresarán con al menos una
nave más. Destruyeron vuestro carguero. No está viajando a ningún sitio. Lo querían
muerto en el espacio. Esta nave tiene una gran capacidad de carga, pero es demasiado
lenta para ellos. Posiblemente tendrán que dividir la carga.”

“Comprobar la bodega de carga y aseguraos de que no dejaron ningún modelo atrás


para proteger a los robots.”

Stag echó un vistazo a Kelis.

“Transfiere lo que puedas a nuestra nave, destruye el resto.”

Consideró a Veller.

“La has oído. Mira si puedes establecer la autodestrucción. Si no es así, lo volaremos


cuando nos vayamos. Ir. Permanecer juntos en equipos.”

Sus hombres se fueron y Stag miró a la mujer.

“Eres muy valiente.”

“Esa no es la palabra con la que me gustaría irme.” Ella bajó la mirada hacia su
cuerpo. “Me veo como si perteneciera a uno de esos clubes de sumisión situados en
Marte. Me hubiera afeitado las piernas esta mañana si lo hubiese sabido.”

Stag examinó su cuerpo.

“Ojos aquí arriba, precioso.” murmuró. “No es necesario verificar eso. Era una broma
de mal gusto.”

Él le sostuvo la mirada.

“Creo que debo estar agradecida de que no seas humano. La mayoría de los hombres
habrían venido a mí con este aspecto y activarían las bombas.” Sonrió. “Esos modelos
Markus habrían sido capaces de robar mi carga, ya que está en el otro lado de la nave
sellada en la bodega, y todavía conseguido matarme. Esos me habría cabreado.”

“¿Por qué me has llamado así?”

“¿Precioso? Porque lo eres. Tienes un precioso cabello negro y ojos azules. Es


solitario en el espacio. Mi padre siempre contrataba a la tripulación, y ninguno de ellos
tenía mucho que ver o era sexualmente atractivo. Lo hacía apropósito.”

Trató de mover su cuerpo un poco, pero las ataduras la sostenían demasiado apretada.

“Dios, esto es desagradable. Se siente como si hubiera sido convertida en un hueso de


la suerte.”

“Deja de luchar y afloja los músculos. Te dañará menos.”

“¿Fuiste colgado muchas veces?”

“Unas cuantas veces en el pasado.” Admitió.

“¿Por qué alguien te haría eso? Todo lo que tendrían que hacer es apagarte si te querían
en un lugar.”

Ella creía que era un androide. No estaba sorprendido por su suposición.

“No tengo ninguna función de apagado. Era un castigo. Nos azotaban.”

“¿Por qué alguien pagaría esa cantidad de dinero y luego dañaría algo como tú?”
Sacudió la cabeza. “Un tipo debió de ser tu dueño y su esposa probablemente te
deseaba y te mejoraron con el equipo adecuado para estar en su dormitorio. ¿Lo llevó a
cabo en ti? Eres muy guapo.”

Pasó la mirada por encima de su cuerpo.

“Medidas de diseño agradables también. Mi padre dijo que algunos de vosotros se


utilizaron como robots sexuales cuando regresaron. Puedo ver por qué. Infiernos, me
gustaría haberte comprado si te hubiera visto en uno de los anuncios de robots
sexuales.”

El temperamento de él se encendió.

“¿Me comprarías para tener sexo contigo?”

“Estoy tratando de distraerme del dolor.”

Rodó su cabeza, mirando lejos de él y luchó con las restricciones.

“Por favor, vuela la nave. Esto es una agonía.”

“No soy un androide.”

Ella dejó de moverse, mirándole.

“Eres un cyborg. Lo siento. ¿Te diferencias de ellos? He oído que te programaron con
algunas emociones imitadas. No era mi intención insultarte. No consigas sobrecargar
tus circuitos. Solo estoy teniendo una mierda de día y estoy lista para que se acabe. Mi
padre está muerto y también mi equipo. Además es irritante que algo que se ve como tu
esté de pie en mi habitación bajo estas circunstancias. Hablando de ironía.”

“Explícate.”

“Estoy desnuda y atada, tu eres como sexo con piernas, aunque no cuentes con el
equipo adecuado o la programación para tocarme. Además, toda la gran explosión si te
subes a la cama para alcanzarme. ¿Ves hacia donde se dirige? Estoy jodida, pero no de
la forma divertida.”

Su temperamento se encendió más. Le compraría para tener sexo con ella y no creía
que él fuera un ser sensible. Eso probó su punto de que todos los terrícolas eran
iguales. La observó luchar contra las restricciones, desplazando su cabello para
revelar sus pezones. Tenía un cuerpo hermoso. La sangre que estropeaba su piel no
parecía ser suya.

“¿Necesitas órdenes para irte?” ella le miró. “Vete. Toma la carga si la puedes usar de
alguna manera. No puedes salvarme. Si tienes algún programa que te diga que lo
intentes, no lo tengas en cuenta. Bajar de la nave y volar esto al infierno.”

De repente no quería que muriera. Quería mantenerla viva. Se quedó mirando la cama.
“¿Cómo prepararon la bomba?”

“¿Qué?”

“¿Cómo la prepararon? Has dicho que los viste hacerlo.”

“Quitaron las sabanas de la parte superior y cortaron dentro del colchón. Es demasiado
complicado para ti. Eres un modelo antiguo. Solo vete. Es una orden.”

Él se acercó a la cama y retiró las mantas, asegurándose de que se mantuvieran en la


parte superior del colchón. Vio que habían abierto el colchón, exponiendo el
dispositivo a su vista.

“Escucha.” exigió ella. “Aléjate de la cama. Vas a hacernos volar a ambos y esas cosas
estúpidas de androides con piel que van a venir a llevarse la carga. A la mierda con
eso. Mataron a mi tripulación y a mí. Ya estoy acabada. ¡Baja de la nave y vuélala!”

Él se inclinó hacia adelante, estudiando el dispositivo. Era complicado. Se quitó el


comunicador y contactó con Veller.

“Vuelve a la cabina del capitán, ahora.”

“Hey, ¿cara preciosa?”

Miró hacia ella, enfadado.

“Mi nombre es Stag.”

“Aborta tu misión de rescate. Está condenada al fracaso. ¿Lo entiendes? Te estoy


dando una orden directa. Sé que vuestros modelos fueron suspendidos porque había
algún tipo de problema con tu tipo tomando órdenes, pero tienes que ser listo.
Escapaste de la Tierra antes de que acabaran con todos vuestros modelos. Deja esta
nave antes de que la cama vuele. ¿Lo entiendes?”

El miró hacia ella. Ella le devolvió la mirada.

“Abortar. Detener. ¿Qué palabra te acciona para que hagas lo que se te dice?”

“Di, ‘por favor’.”

Esa respuesta pareció sorprenderla, pero se recuperó rápidamente.

“Por favor, acepta las ordenes. Sal de esta nave y vuélala por los aires.”
Él le dio una mirada fría.

“No soy un robot o un androide.”

“No me importa qué diablos eres. ¿Quieres razonamiento y lógica? Sé que mis
androides aprecian eso. No hay forma de sacarme de estos postes sin volar un gran
agujero en el costado de la nave. Descomprimirá esta sección entera y succionará todo
en el espacio. Esas jodidas cosas, robots con carne, volverán y tomarán mi carga.
¡Ellos ganan! No quiero eso. ¡Quiero que vuelvan y descubran que hicieron todo esto
para nada! ¿Pillas eso?”

“Sí. Planeo totalmente asegurarme de que vuelvan para nada.”

“Bien. Vete.”

Veller entró en la habitación.

“¿Qué pasa?”

Dio un paso fuera del camino.

“Mira esto. ¿Puedes desarmarlo?”

Veller se adelantó, se inclinó, con cuidado de no tocar la cama.

“Conozco esto.”

“Bien. ¿Puedes desarmarlo?”

“No, pero Hellion [5] puede.”

“¿Estás seguro?”

“Está totalmente contenido. No hay manera de abrir la carcasa sin provocar que
explote. Debería haber pensado en esto. Se requiere un corte de señal para apagarlo.
Es el dispositivo perfecto para usar por un modelo Markus.”

Stag conectó con su nave.

“Envíen a Hellion. Ahora.”

Eso tomó unos minutos. El corpulento cyborg entró y llegó a un punto muerto,
abiertamente sorprendido frente a la mujer.
“Realmente los sueños se hacen realidad. Definitivamente estoy despierto para esta
misión.”

“Cállate.” estalló Stag, imaginando donde habían ido los pensamientos del macho. “La
cama está equipada con un artefacto explosivo.”

“Es una Reguletta 643AB9.” le informó Veller. “Tienes mucho mejores habilidades de
hacker que yo con dispositivos como estos. ¿Puedes apagarlo?”

Hellion siguió mirando hacia la mujer.

“Hazlo.” gruñó Stag. “Deja de mirarla.”

“Estoy trabajando y apreciando la vista.” murmuró Hellion. “Puedo realizar múltiples


tareas.”

Sonó un ligero zumbido. Hellion sonrió.

“Está apagado. ¿Puedo cortar y bajarla?”

Stag enfundó su arma y agarró la hoja atada en la parte externa del muslo. Agarró el
poste y levantó su pierna, dando un paso en la cama. Se puso frente a la mujer mirando
abajo hacia ella.

“¿Cuál es tu nombre?”

“Capitana Nala Vestria.”

Él se inclinó, rozando las ataduras en sus tobillos. Las piernas de ella cayeron
inmediatamente juntas. La tiró por encima de su hombro. No pesaba mucho. Se volvió,
sosteniéndola en su lugar mientras saltaba de la cama. Ella jadeó. Él enganchó la ropa
de cama del colchón y lo arrojó por encima de ella. Veller y Hellion lo miraron.

Stag señaló la puerta.

“Terminar la transferencia de la carga de lo que puedas en nuestra nave. Yo la tengo a


ella.”

“Yo estaría más que feliz de llevarla.” Hellion tendió los brazos. “Sé lo poco que te
gustan los terrícolas.”

“¡Suéltame!” exigió la mujer.


Se movió contra su hombro.

“Puedo caminar.”

Él se acercó y puso una mano en la parte bajar de su espalda, sujetándola contra su


hombro, enganchando su otro brazo más fuerte alrededor de sus piernas. La manta le
cubría la parte inferior del cuerpo.

“No estabas aquí cuando dijo que me compraría si hubiera estado en un anuncio de
robots sexuales.”

Los brazos de Hellion cayeron y su boca se separó, el shock aflojó sus facciones.
Veller arqueó las cejas, pero por otro lado enmascaró su reacción.

“Salvé su vida, así que me la debe. Mi precio es que ella va a saber lo que se siente al
ser tratado como un androide. No voy a hacerle daño, pero voy a darle una lección.
Sigue mis órdenes.”

Él se adelantó llevando a la mujer fuera de la habitación.

“Técnicamente yo la salvé.” Gritó Hellion. “Quiero ser su robot sexual.”

“Por encima de mi cadáver.”

Stag siguió su camino.


Dos

Nala se esforzó pero el gran bastardo era fuerte y rápido. No ayudó que su piel
estuviera resbaladiza desde que la había empujado en la unidad de limpieza. Él,
bloqueó su camino hacia la puerta, agarró la ropa que había colgado sobre su
hombro y se la ofreció a ella. Identificó cada pieza. Debía haber ordenado a uno de
sus hombres recoger algunas de sus cosas de la nave. Tomó los pantalones y la
camisa, poniéndoselos rápidamente.

“Estás confinada en la cabina. He bloqueado tu capacidad para controlar cualquier


cosa dentro de la habitación.”

Cruzó los brazos sobre el pecho y se apartó.

“Encontraras ropa de cama limpia en el cajón de almacenaje en la pared, al lado del


final de la cama. Espero que las sabanas estén cambiadas cuando regrese y también
para tener recogida la habitación.”

Señaló el conducto de lavandería, el panel donde tenía donde guardaba algunos


productos de limpieza almacenados y luego sonrió.

“Pensaré en otras tareas para ti más tarde. En este momento tengo cosas que hacer.”

Ella solo se quedó mirándole, aturdida.

“Siempre quise tener un androide de limpieza. Ahora tengo uno.”

“¿Te has vuelto loco?”

“Estoy enfadado. Estoy cansado de los terrícolas pensando que los cyborgs son robots
animados con carne gris. Soy tan sensible como tú. Es irritante ser tratado de otra
manera. Aprenderás. Ponte a trabajar, droide.”

“No lo haré.”

“Tienes que ganarte tu comida. Eso debería motivarte a que hagas lo que te digo.”
Él se dio la vuelta, tocó el panel de la puerta y se abrió. Se fue rápido, la puerta la
encerró en el interior. Nala se quedó allí, consternada. Lo decía en serio. Miró
alrededor de su cuarto. Ya estaba limpio. Algunos de sus tripulantes eran
desordenados, pero definitivamente Stag no lo era.

“Hijo de puta.”

La puerta se abrió y ella se giró, esperando que él hubiera regresado, tal vez para
decirle que había estado bromeando. Un nuevo cyborg entró con un escáner y un
maletín.

“Soy médico. Toma asiento, Nala.”

Ella se movió al único lugar para sentarse y descansó tras el borde de la cama. El
cyborg encendió su escáner, recorriendo su cabeza y después más abajo.

“¿Tienes un nombre o numero para llamarte?”

“Maze. ¿Estás experimentando algún dolor? ¿Jaqueca? ¿Zumbido en los oídos? ¿Sabor
metálico en la boca?”

“Tengo un poco de dolor de cabeza, pero fui noqueada dos veces.”

“Eso es lo que oí. Parecen haber logrado no magullar tu rostro con los golpes, pero veo
un poco de enrojecimiento.”

Se puso en cuclillas, recorrió el escáner a través de sus brazos, después la sección


media y abajo por ambas piernas. Se volvió, dejó el escáner y abrió el maletín para
extraer una pequeña caja. Ella se puso tensa inmediatamente cuando él retiró un
inyector y tocó el panel de control en el extremo del mismo.

“¿Qué vas a hacer?”

“No tienes una hemorragia interna, ni fracturas, ni conmoción cerebral o huesos rotos.
También comprobé por algún implante que los modelos Markus podrían haberte
puesto.” Entonces la miró. “No tienen un chip de seguimiento en ti.”

Ese fue un horrible pensamiento que no había considerado.

“Bien.”

“Te voy a dar una dosis suave para el dolor para la jaqueca y tomaré una muestra de
sangre para comprobar. Puedo obtener mejor alcance a tu historial médico de esa
manera. ¿Has sido totalmente inmunizada para el viaje espacial?”

“Sí.”

“Excelente. La muñeca, por favor.”

Ella levantó una, exponiendo los maratones. Él se detuvo, tocó el panel de control y
suspiró.

“¿Qué?”

“No me di cuenta de los moratones. Son graves. He ajustado la medicación que te estoy
dando para incluir algo que te ayudará a sanar más rápido.”

Presionó el inyector contra su piel y ella se encogió un poco cuando este se disparó
con un ruido suave. No dolía, pero sentía su ligero toque. La extracción de sangre
dejaría un pinchazo, pero muy pequeño. Devolvió el inyector a la caja, lo puso dentro
de la bolsa de nuevo y se levantó.

“Que tengas un buen día.”

Ella se levantó de un salto.

“¡Espera!”

Él vaciló y miró atrás, hacia ella.

“Se supone que no tengo que hablarte fuera de los problemas médicos.”

“¿Por qué?”

“Eres prisionera de Stag. Le enfadaste.”

“¿Qué pasa con mis derechos? Exijo hablar con una autoridad.”

El cyborg se enfrentó a ella.

“Stag es la autoridad en esta embarcación. Él está a cargo.”

“Mi carguero fue atacado, así que ¿cómo me hace eso alguna clase de criminal? ¿Estás
diciendo que estoy bajo arresto? ¿Por qué? Estoy registrada.”
“Stag ha tomado posesión de ti.”

“Soy una persona.”

“Eres un androide. No tienes derechos.”

Su boca se abrió de nuevo.

“Acabas de ejecutar una exploración en mí. Sabes que soy humana al cien por cien.”

“Soy consciente, pero esas son sus órdenes. Serás tratada como un androide.”

“Eso es una locura.”

“Estoy de acuerdo.”

“Así que sabes que está mal. Haz algo. Por favor.”

Él le dio una mirada de piedad.

“No te hará daño. Dio a la tripulación su palabra, y él nunca miente.”

“¡Lo hace si está diciendo que soy un androide!”

“Quiere enseñarte una lección y para ser franco, Stag es alguien que no quieres enfadar.
Tiene carácter. Nadie de esta tripulación va a ir en contra de sus órdenes a menos que
sientan que ha cruzado la línea de la crueldad. Y no haría eso. Te recomiendo
encarecidamente que te disculpes con él después de que tenga tiempo para volver a
evaluar esta situación.”

Se dio la vuelta y tocó el panel. La puerta se abrió y él se había ido antes de que
pudiera detenerlo de nuevo.

“¡Maldita sea!”

Quería pisotear sus pues. ¿Todos los cyborgs estaban locos? Debían estarlo.

Cruzó la habitación y trató de abrir la puerta, pero no respondería. Volvió a la cama y


se sentó, a continuación se retorció y se estiró. Había sido un día horrible. Las
lágrimas llenaron sus ojos. Había perdido a su tripulación, su nave y a su padre. Ahora
era prisionera de un cyborg con mal funcionamiento. Aquí había un montón de ellos y
todos parecían desconocer cuantas leyes estaban infringiendo manteniéndola encerrada.
No era un misterio el por qué la Tierra había dado de baja sus modelos si su
interacción con ellos hasta ahora había sido algún ejemplo de su comportamiento. De
plano se negaron a recibir órdenes o ser lógicos.

El dolor se extendió y lloró por todo lo que había perdido. Se preocuparía por su
futuro después.

*
Stag echó un vistazo al pequeño monitor delante de él e hizo una mueca. La terrícola se
hizo un ovillo en su cama, llorando. La culpa salió a la superficie. En su ira se había
olvidado de que su padre había muerto y tenía que haberse preocupado por su
tripulación asesinada. Era tentador volver a su habitación para hablar con ella, pero
los modelos Markus estaban cerca. Las prioridades estaban claras. Apagó la cámara de
seguridad y se dirigió a su tripulación.

“Preparaos para detonar esa nave.”

Hellion asintió.

“Listo.”

Los comunicadores sonaban y Stag se acercó, encendiéndolos.

“Informe.”

“He comprobado cada contenedor transferido otra vez, no han sido manipulados. Los
modelos Markus o bien no tienen tiempo para intentar reprogramarlos o estaban
esperando hasta que los hubieran recogido más tarde para hacerlo. Todos ellos no
cabrían dentro de nuestra bodega. Probablemente por eso los modelos Markus no
podían transferirlos a su transporte.”

“¿Cuántas unidades quedaron atrás?”


“Doce, y quité sus sistemas de seguimiento de robo. Fuimos capaces de almacenar
ocho. Equipé las cajas restantes con pequeños explosivos y estoy esperando tu orden
para detonarlos. Estarán dañados con demasiada severidad como para ser rescatados y
las explosiones estarán contenidas dentro de la bodega de carga.”

Confiaba en la competencia de Veller. Se habría asegurado de que los robots restantes


no pudieran ser útiles para los modelos Markus.

“Hazlo ahora. Está despejado. Gracias.”

Cortó la comunicación.

“¿Qué vamos a hacer con los robots que hemos traído a bordo?” Kelis miró hacia él.

Stag lo consideró.

“Llevarlos de vuelta a casa. Estoy seguro de que encontraremos un uso para ellos.”

Hellion volvió a su asiento y sonrió. Stag negó con la cabeza.

“No puedo ver al consejo abriendo un burdel en Garden. Estaba pensando que podrían
ser reprogramados para uso agrícola.”

Parqel rio.

“Como Rune. Tal vez se les puede enseñar a los otros robots sexuales a regar las
plantas desnudos también. Reconozco que he visitado esa sección solo por la vista.”

Hellion gruñó.

“Genial.” Hizo girar su asiento atrás. “No todos nosotros estamos en unidades
familiares y tenemos acceso a hembras.”

Stag hizo una nota mental para planificar pronto un viaje a un sector con un burdel para
sus hombres solteros. Aunque no lo expresó.

“Detonar la nave.”

Vieron en el visor principal como el transporte se autodestruyó a su orden.


Descomprimió las secciones, las luces parpadearon y después comenzó a
resquebrajarse.

“Muévenos fuera del campo de escombros, a continuación implementa nuestros


rastreadores y sácanos de aquí. No podemos luchar contra dos lanzaderas. Sería inútil
intentarlo.”

Hellion tocó la consola, haciendo lo que le había ordenado. Pasaron los minutos.

“Cinco rastreadores lanzados.” Hizo una pausa. “Espero que funcione.”

“Yo también. Están fuera de la ruta de los desechos, ¿correcto?”

“Sí.”

“Bien. Hemos puesto mucho tiempo y esfuerzo en el blindaje. Una vez activados, deben
conectar con cualquier nave que entre dentro de rango. Con suerte, seguiremos a una de
las naves de los modelos. Vámonos. Hellion, monitoréanos y enciéndelos cuando
estemos a una distancia segura.”

“¿De verdad crees que los modelos Markus volverán aquí una vez que lean que el
transporte ha volado?”

“Si, Kelis.” Stag lo había considerado en detalle. “Probablemente creerán que la mujer
activó la bomba y la sección de carga posiblemente sobrevivió, o que algunas de las
cajas lograron evitar la destrucción. Tienen interés en los robots. Solo desearía que
hubiéramos podido tomar todas ellas. Cualquier uso que tengan para esos modelos no
augura nada bueno para nadie.”

“Probablemente los habrían convertido en asesinos. Parece que les encanta matar
cualquier cosa viva.” Murmuró Hellion.

Stag estuvo de acuerdo.

“Acabo de detectar algo en los sensores.” Declaró Veller. “O es otra alguien que
recogió la señal de socorro o los modelos Markus están en su camino de regreso.”
Hizo una pausa. “Ahora estoy recogiendo dos naves.” Su voz se profundizó. “Mierda.
Están leyendo como lanzaderas Génesis Cuatro. Son los modelos Markus.”

“Posiblemente encontraron a sus hermanos y están viajando a máxima velocidad.” Stag


apretó los dientes. “Quemarlo todo ahora, y olvidaos de tratar de permanecer fuera de
sus sensores moviéndonos lo suficientemente lento como para ser confundidos con
desechos espaciales. Tienen que sospechar que aquí hay una nave. No podemos ganar
una batalla con dos lanzaderas clase S. Son más rápidas y maniobran mejor que la
Varnish. Llévanos fuera de rango, cambia de rumbo y encuentra cobertura.”
“Estoy en ello.” Rechinó Hellion. “No me gusta huir de ellos. Todos los instintos dicen
que luche.”

Stag lo odiaba también.

“Nos superan en número y nuestra misión era localizar a los modelos Markus y
establecer rastreadores. Va a tomar más que la Varnish para destruir sus lanzaderas. La
paciencia ganará esta guerra.”

La tensión llenó la sala de Control mientras observaban los sensores. Lo hicieron fuera
del rango de seguimiento, lo que significaba que los modelos Markus tampoco podían
ser vistos. Veller habló primero.

“He encontrado cobertura.”

“¿Dónde?”

Stag se inclinó hacia delante en su silla.

“Un grupo de cuatro lunas.”

Tocó en las coordenadas y mostrándoselas a todos.

Stag contempló el mapa.

“Muy obvio. Ahí es donde yo buscaría en primer lugar.”

“No hay mucho por aquí, excepto una zona muerta.”

Stag señaló con la barbilla hacia arriba y miró hacia Veller. “¿Espacio oscuro?”

“Afirmativo. Algunos marcadores de advertencia están arriba y transmitiendo. Es


enorme.” Veller tocó el panel, leyendo algo en él. “Se contabilizan cuatro naves
perdidas en él. No hay gráficos mostrando algo en el otro lado.”

Stag apretó la mano.

“Llévanos hasta el borde y para.”

Hellion llamó su atención maldiciendo.

“Eso es una locura. Se lo que estás pensando, pero no puedo entrar ahí. Puede que no
encontremos nuestra salida.”
“Los modelos Markus considerarán que somos demasiado listos como para haber
entrado ahí. Perderán tiempo buscándonos en esas lunas.” Sonrió Stag.

“A menos que crean que somos terrícolas.” Resopló Hellion.

“Exactamente.” estuvo de acuerdo Kelis. “Es estúpido entrar en él. Tendríamos que
profundizar para evitar que nos descubran visualmente. Eso significa que perderán
nuestra visión pero nosotros perderemos la visión de cuál es el punto de entrada.
Nuestros sensores no tendrán nada que leer para localizar nuestra ubicación.”

“Somos cyborgs.” Recordó Stag a su tripulación. “Somos más inteligentes que los
terrícolas que se han aventurado en el interior. Vamos a salir, pero voy a enviar
nuestras coordenadas a la Star [6] por si acaso, con un margen de setenta y cuatro
horas para que sepan venir a buscarnos si no contactamos con ellos después de eso.
Los modelos Markus no perderán mucho tiempo buscando en esta zona. Volverán a
cualquier misión en la que estén o se moverán hacia la derecha pasándonos.”

“Podrían recoger la transmisión. Solo hay un repetidor en este sistema para enviar
nuestro mensaje. Probablemente es por eso que evitan usarlo para comunicarse entre
sí.”

Stag no necesitaba que Kelis le dijera eso. “Es por eso que estoy escribiendo mis listas
de pactos de reproducción con nombres. Soy el número cuatro en la mía. Estoy creando
un código. Es demasiado fácil descifrarlo si utilizan un sistema numérico de cero a
nueve.”

“Inteligente.” Murmuró Hellion.

“Por eso estoy a cargo.”

Stag escribió rápidamente el mensaje utilizando la primera inicial de cada machi en su


lista, para representar un número, hasta que tuvo las coordenadas de donde habían
entrado en la zona muerta del espacio. Lo mandó.

“¿Crees que lo descubrirán fácilmente?”

“Flint es inteligente, y está a cargo de la Star ahora mismo. Lo titulé Lista P. R. [7] y
eso le dará una pista.” Suspiró Stag. “De lo contrario, es un idiota, pero no lo es. Se
dará cuenta de que le estoy enviando números. Los modelos Markus no serán capaces
de descifrar mi código, Hellion.”

“¿Cómo va a saber quién está en tu lista y sus números?”


Stag odiaba que su autoridad fuera cuestionada.

“Al menos tres hombres de mi lista están asignados a la Star.”

Hellion asintió.

“Ellos pueden descodificarlo.”

“Exactamente.” Stag se inclinó hacia delante. “Llévanos a la zona muerta. Contar cada
segundo nuestra velocidad y registrar la distancia a la que estamos antes de cambiar de
rumbo. Tendremos que regresar y salir usando esa información.”

“Va a meterse con nuestros sensores.”

“Soy consciente. No los uséis.”

Se puso de pie, se dirigió a la parte delantera y se quedó mirando a la absoluta


oscuridad hacia la que volaban.

“Elementos visuales solamente. Marcar tiempo y velocidad.”

“Mierda.” Murmuró Hellion. “Entiendo por qué estamos haciendo esto, pero no soy
feliz por ello.”

“Activa tu chip de supresión de emociones si vas a quejarte.”

Stag no tenía tiempo para lidiar con los sentimientos.

“Me niego a permitirnos ser capturados por los modelos Markus. Prefiero que
muramos en nuestros términos que ser torturados por la localización de otros cyborgs.
Tenemos una buena oportunidad de salir de esto. Esos bastardos tienen dos lanzaderas
Génesis Cuatro a su disposición y la Varnish no sería rival para ellos. Habrían sacado
nuestros motores y abordarnos. Nuestra información dijo que estaban viajando en
unidades de cuatro a seis. No estamos equipados para el combate cuerpo a cuerpo con
tantos.”

“Es una decisión correcta. Los modelos Markus no pensarían que haríamos eso.”

Se volvió para mirar a Kelis. El macho le dio una fuerte inclinación de cabeza,
comunicando que estaba de acuerdo con la decisión de Stag.

“Tal vez nos sigan y se pierdan en caso de que también entren en la zona muerta.”
Veller sonrió. “Eso sería una ventaja.”

“Ellos son inteligentes. Tendrían las mismas posibilidades que nosotros de encontrar el
borde de nuevo.”

Las palabras de Stag, silenciaron a su tripulación. Se enfrentó a seguir.

“Dime cuando los sensores dejen de tener lecturas.”

Pasaron largos minutos.

“Ahora.” Susurró Parqel.

“¿Elementos visuales?”

“Hecho. No es un rayo de luz de las estrellas:” Hellion respondió.

“Obturar todos los puertos y apagar cualquier iluminación exterior.”

Stag volvió a su silla, cambiando su propio rumbo. El sabía lo que su tripulación


estaba viendo, memorizando cada orden de entrada. Finalmente utilizó los propulsores
y trajo el servicio de transporte a una parada completa.

“Vamos a ser tan oscuros como nuestro entorno.”

“Mierda.” Murmuró Hellion.

Había una tranquilidad inquietante cuando los motores se apagaron. Stag mantuvo el
soporte de vida pero en mínimo.

“Esperemos. En sesenta y dos horas, vamos a cambiar de rumbo. Quiero que vosotros
dos escaneéis visualmente para detectar cualquier luz. Los modelos Markus tendrán
que depender también de efectos visuales y podrían amplificar sus luces exteriores con
la esperanza de detectarnos.”

Organizó un nuevo horario, enviándolo a sus pantallas.

“Descansad tanto como sea posible para reducir su respiración.”

“¿Por qué bajaste el soporte de vida?”

Kelis respondió primero a la pregunta de Hellion.


“En caso de que no podamos encontrar la salida. Utilizaremos menos combustible
repotenciando nuestros sistemas y sobreviviremos más tiempo en el caso de que
estemos atrapados aquí.”

Stag se echó hacia atrás en su silla y ralentizó su respiración, midiendo cada una de
ellas. También accedió a la iluminación interior de la nave, oscureciéndola para
consumir menos energía.

“Vamos a salir de esto.”

Esperaba que no acabara de mentir a su tripulación.


Tres

Nala hizo la cama y miró alrededor de la habitación. Las luces estaban tan bajas que
era difícil ver mucho. Stag era un mega idiota, por estar haciéndole esto tan difícil
como era posible limpiando sus aposentos casi a oscuras, pero lo había hecho.

Su estómago se quejó. Había querido motivarla a hacer su voluntad, y lo hizo. La había


abandonado en su habitación por lo que supuso que fueron unas buenas diecisiete
horas, hasta ahora. La única razón por la que tuvo acceso al agua era el lavabo unidad
de limpieza.

“¡Que idiota!” murmuró.

Ella se sentó en el suelo por si acaso Stag fuera algo parecido a su padre. Manny
Vestria había odiado las arrugas en su ropa de cama. Había pasado veinte años en el
ejército, antes de que él se retirase y aceptase un trabajo con ella en su lanzadera de
transporte.

Nala levantó las rodillas y se las abrazó. Su padre y la Pride [8] se habían ido. El
carguero había sido su bebé.

Había vendido todo después de la muerte de su abuelo, y lo compró en una subasta.


Algunos contrabandistas habían sido capturados por el Gobierno de la Tierra y su
pérdida se había convertido en su ganancia. Había contratado hombres en los que su
padre había confiado, amigos ex-militares suyos, y ella había construido su reputación
de ser honesta y confiable. Al principio, había aterrizado en unos pocos trabajos
acarreando suministros a las colonias, pero luego le había tocado el premio gordo al
dársele un contrato para entregar robots sexuales.

Ahora no tenía nada. Las lágrimas llenaron sus ojos, pero parpadeó para echarlas atrás.
Estaba hecho. Ya no podía cambiar el pasado. Había aprendido esa lección desde muy
temprana edad. Ella había sido la hija de un militar que pasaba más tiempo en el
espacio que en la Tierra. Su madre había muerto cuando ella tenía ocho años, su abuela
cuatro años más tarde. Entonces murió su abuelo, cuando tenía diecinueve años y
apenas estaba aprendiendo el negocio de importación que él había construido.
El Gobierno de la Tierra había entrado y dijo que tomaban el control del negocio,
utilizando la excusa de que ella no estaba cualificada. No había habido nada en la
Tierra para ella en ese momento. Había vendido la casa, vació las cuentas de crédito
de su abuelo, y compró su carguero. GT [9] no podría robarle nada otra vez si ya no
vivía en el planeta.

La puerta se abrió y levantó la barbilla. Stag entró, luego les selló en el interior.
Sostenía una bandeja cubierta.

“Comida.”

Ella se levantó y estuvo tentada de golpearle con la maldita cosa pero el hambre era
innegable. Podría sentirse bien empujando cualquier cosa que le había comprado por
todo su agradable uniforme limpio, pero a largo plazo, ella sería la única en sufrir por
su muestra de desafío. Él podría esperar otras diecisiete horas para darle de comer.

“Gracias.”

Aceptó la bandeja y volvió a su lugar en el suelo.

“Puedes sentarte en la cama.”

“La he hecho con sábanas y mantas limpias. Incluso ahuequé tus almohadas.”

Esperaba que él se asfixiase sobre ellas.

“No quiero estropearla de nuevo.”

Se sentó en la cama y ella le notó observándola, pero se centró en la bandeja,


levantando la tapa. El olor la golpeó al instante y su cuerpo reaccionó al delicioso
aroma. Cogió un tenedor y lo clavó en lo que pretendía ser pastel de carne, puré de
patatas y salsa.

“Me disculpo por la espera. No fue mi intención permanecer de turno tanto tiempo.”

Nala no iba a creerse su excusa, pero decidió no reclamárselo. Por ahora, era una
prisionera, y jugaría su pequeño juego de control-fanático. No tenía otra opción.

“¿Es esto el tratamiento de silencio?”

Ella tragó saliva y levantó la mirada hacia él.


“Esto es el tratamiento de 'tengo tanta hambre que estoy comiendo esto lo más rápido
posible antes de que decidas llevártelo lejos’.”

“Come más lento. No voy a quitártelo. Los modelos Markus estaban regresando a tu
nave. Entramos en una zona muerta para evitar que nos encontraran.”

Su mano se congeló, el tenedor pulgadas de su boca.

“¿Qué?”

“No quería dejar el Control hasta que estuve seguro de que no seríamos encontrados.
No hemos visto ninguna señal de ellos. No fueron capaces de seguirnos el rastro
dentro.”

“¿Estamos en el Pitch [10]?”

“No estoy familiarizado con ese término.”

“El Pitch. Es lo que ellos llaman agujero negro o una zona muerta, lo que sea. Cada
capitán en este sector sabe evitarlo. ¿No leyeron tus sensores los marcadores de
advertencia puestos a lo largo de la frontera? Eso sería una alerta transmitida al
ordenador para no ir más allá de ese punto o grave mierda sucede.”

“No me di cuenta que le habían dado ese nombre.”

Ella puso el tenedor en el plato y tomó un sorbo de la copa que le había traído. El
líquido sabía a vino tinto.

Le sorprendió que los cyborgs tuvieran algo de esto, pero no hizo comentarios al
respecto. Por lo general, era una bebida reservada para las celebraciones importantes.

“Estás loco. ¿Sabes cuántas naves han entrado en el Pitch y nunca se volvió a saber de
nuevo?”

“Cuatro.”

“Oh, es mucho más que eso.”

“La advertencia del marcador declaró cuatro.”

“Entonces no ha sido actualizado en mucho tiempo. Se perdieron dos naves el año


pasado. Probablemente tres el año anterior a ese. La primera vez que yo viajé fuera en
esta ruta, una nave que estaba buscando colonia pensó que sería algo divertido poder
ver lo que podría estar en el otro lado de eso. Había unas ciento diecinueve almas a
bordo, y eso fue hace seis años. Nunca más se supo de ellos. Me dijeron que enviaron
naves de rescate buscándoles. Más de veinte entraron, y se separaron entre sí pero lo
suficientemente cerca para mantenerse a la vista unas de otras, y aun así se las
arreglaron para perder seis naves cuando derivaron demasiado. Eres un loco
bastardo.”

Él frunció el ceño.

“No teníamos otra opción.”

“Correr. ¿Qué hay sobre eso? Quemar los propulsores hasta que abandonen su intento
de perseguirte.”

“¿Eso es lo intentaste? ¿Cómo funcionó para ti?”

“Yo no capté esa maldita lanzadera en los sensores. Se acopló y ellos atacaron antes de
que supiera lo que estaba ocurriendo. Habría huido si les hubiera visto venir.”

“¿Estás familiarizada con las lanzaderas clase Génesis Cuatro-S?”

“Nunca he oído hablar de ellas.”

“Son nuevas, de línea superior, y pueden correr más rápido que la mayoría de las naves
existentes, especialmente un viejo carguero como el tuyo. También están fuertemente
protegidos para evitar daños. Podrías haber corrido y ellos te habrían cogido, te
abordarían de todos modos, y tu tripulación todavía estaría muerta. Este transporte es
más rápido que tu carguero, y yo sabía que todavía podrían alcanzarnos.”

Ella bajó la vista, tomando esa información. Esto ayudó a aliviar un poco su
sentimiento de culpa. Parecía como si el Pride nunca hubiera tenido una oportunidad.

“¿Nala?”

Miró de nuevo hacia él, sosteniendo su mirada. Era imposible no advertir su buena
apariencia o lo increíblemente azules y vivos que eran sus ojos.

“Esta fue nuestra única posibilidad de supervivencia. No puedo permitir que los
modelos Markus puedan capturar a cualquiera de mi equipo.”

“Podrías haber firmado su sentencia de muerte de todos modos cuando nos hiciste
volar dentro del Pitch.”

“Evitar la muerte no era mi prioridad. Tenemos información que no pueden obtener


nunca. La captura no es una opción.”

“¿Qué tipo de información?”

“Sobre dónde están los demás cyborgs. Quieren intercambiar esa información con el
Gobierno de la Tierra. Sólo escapó un número limitado de los modelos Markus, por lo
que teorizamos que quieren iniciar un conflicto entre la Tierra y mi especie. El
Gobierno de la Tierra enviaría sus cruceros de batalla para matarnos, y sería más fácil
para ellos que pudiesen deslizarse de vuelta al planeta y liberasen a más de sus
modelos una vez que la seguridad alrededor de la Tierra no fuese tan fuerte.”

Ella levantó la mano.

“Para. ¿Me estás diciendo que unos androides están planeando todo esto? Suena como
una especie de golpe de Estado.”

“Sí.”

“Son máquinas. ¿Quién les ha programado? ¿Rebeldes? ¿Militares?”

“No importa. Creen que son sensibles, pero no lo son.”

“He escuchado eso antes.”

Él frunció el ceño de nuevo, entrecerrando los ojos. La ira se mostró en su rostro


cuando un músculo de la mandíbula se tensó.

“Somos muy sensibles. Ellos no lo son. Tienen pensamiento de cerebro-colmena, todos


unidos entre sí. Nosotros somos individuos. No deseamos exterminar vidas inocentes.
Ellos creen que son los únicos seres dignos de existir.”

“Así que… ¿son fanáticos del control?”

“Ellos juzgan a los terrícolas como inferiores y matan a cualquiera que encuentren.”

“¿Ellos fingirían que soy un androide cuando no soy uno?”

Stag se levantó.

“No me insultes. No soy nada similar a los modelos Markus. Mataron al menos a uno
de los miembros de tu tripulación diseccionándole mientras él todavía estaba vivo.”

Ella se tambaleó hacia atrás, con su estómago agitado. Fue una lucha evitar vomitar la
comida que acababa de conseguir tragar. ¡Dios!, no preguntó quién era. No quería
saberlo. No había sido su padre. Su cuerpo había estado vestido y en el suelo.

“Me disculpo. Eso fue cruel. Pero me cabreas. No hagas acusaciones por el estilo, es
un insulto profundo ser comparado con los modelos Markus.”

Se forzó a alzar su barbilla y le miró.

“Así que… ¿nunca has matado a gente antes?”

“Sólo en defensa propia.”

“¿Cuál es tu versión de eso, para ser claros?”

“Cuando ellos nos atacaron o tuvieron la intención de hacernos daño en primer lugar.”

“Creo que podemos estar de acuerdo en una cosa. Nuestra definición de eso es la
misma.”

“Voy a ducharme antes de dormir. He estado despierto durante casi veintinueve horas.”

Se movió por delante de ella, entró en la unidad de limpieza, y Nala se las arregló para
cortar más de su comida, tratando de comer tanto de ella como su estómago le
permitiera. Podría pasar un tiempo antes de que él le diera de comer de nuevo.

El cyborg no tardó mucho en estar limpio, ya que la unidad sólo estuvo encendida
durante unos dos minutos. Se abrió y Nala volvió la cabeza. El shock la golpeó con
fuerza cuando salió luciendo solamente una toalla envuelta alrededor de su cintura. El
tenedor se le cayó al suelo.

Su mirada parpadeó por su cuerpo, absorbiéndolo todo. No mostró ningún vello en el


pecho. Sus pezones eran dos discos planos, de color más oscuro. Los músculos estaban
definidos con claridad a lo largo de la parte superior de los hombros, por sus brazos
descomunales, y a lo largo de su abdomen. Tenía un amplio torso, pero su cintura
adelgazaba hasta las estrechas caderas, entonces se ampliaba de nuevo bajo la breve
toalla, mostrando los musculosos muslos. Un poco de vello adornaba sus piernas, pero
no mucho.

Tenía el mejor cuerpo que había visto nunca, por mucho. Sin duda, a veces los
miembros de su tripulación se habían quitado sus camisas para trabajar cuando el
sistema de refrigeración había fallado. Todos eran velludos, más viejos, y no les había
prestado mucha atención. No podía decir exactamente eso de Stag.

Él podría ser un idiota, pero era uno muy sexy. Había sido diseñado para ser atractivo
a la vista en todos los sentidos, y la compañía que le había fabricado había dado justo
en el blanco. Era guapo, con una constitución perfecta para atraer el ojo de un
comprador, y lo suficientemente elegante como para que cualquier persona que tuviera
latido del corazón quisiera tocarle.

Nala levantó la mirada hacia su pecho de nuevo. Algunas ligeras cicatrices


estropeaban su suave piel. Se veían como pequeñas líneas blancas en su suave tono de
piel gris, algunas de ellas irregulares. Tomó esfuerzo para que ella parpadeara y
forzara su cabeza para girarse.

“Creo que olvidaste ponerte algo encima.” logró decir.

“Estos son mis aposentos. Me pongo un uniforme mientras estoy de turno. Me gusta
relajarme cuando estoy solo.”

“Bueno, yo estoy aquí, y te agradecería si al menos pudieras usar pantalones.”

“Tus deseos no son mi preocupación.”

Esa palabra tocó un nervio en ella. Habían pasado seis años, nueve meses, y… por
suerte había olvidado el número de días desde que había dejado la Tierra. Añade un
par de semanas más antes de eso y esa fue la última vez que había tenido un novio. La
mayoría de las mujeres de su edad tenía un amante, o incluso unos pocos, pero ella
había tenido un equipo de hombres que su padre había elegido porque eran tan
malhumorados como él.

Todo hombre que había conocido en los sitios de recolección y entrega había sido
perseguido y expulsado fuera si incluso la miraban dos veces. Ese había sido el
inconveniente de trabajar con su padre y sus amigos. Habían sido sobreprotectores.
Ningún tipo tuvo ninguna oportunidad de conseguir acercarse a ella sin tener una
pistola láser apuntando hacia él.

Habían visitado estaciones para tomar descansos, pero su equipo no le permitió ir sola
a ninguna parte. Había puesto su pie en el suelo en su vigésimo cuarto cumpleaños y se
enfrentó a su padre. Habían pasado más de cuatro años en ese momento desde que
había tenido relaciones sexuales.
Ambos habían estado avergonzados por la conversación, pero ella había ganado. Había
aceptado a dejarla visitar un burdel automatizado. Había aceptado que los robots
sexuales eran más seguros que dejarla en un bar para recoger a un tipo real. Había sido
muy mala suerte que ellos no tuviesen ningún robot de sexo masculino. Frustrada, Nala
había regresado al Pride.

[Seis años transcurridos desde que he tenido relaciones sexuales. Es por eso que
estoy notando que es tan atractivo.] [x] suspiró.

“¿Estás contemplando cómo matarme?”

Nala se negó decirle a Stag donde se habían ido sus pensamientos, en lugar de eso,
miró fijamente hacia él.

“¿Como lo adivinaste?”

“Tu tono implica desdén.”

“Dame un descanso. ¿Qué voy a hacer? ¿Apuñalarte con mi tenedor? Solo tirarías de él
hacia fuera y estarías un poco más enfadado. Te podría golpear con la bandeja, pero
cualquiera que sea la parte de ti que yo acierte, podrías simplemente abollar la chapa
metálica delgada. No soy estúpida. Me rompería los huesos si te diera un puñetazo. No,
gracias.”

“¿Terminaste de comer? Estoy listo para ir a la cama.”

Su ritmo cardíaco aumentó a medida que le dio una mirada general de nuevo, su mirada
deteniéndose en su abdomen y la toalla. Después de su vigésimo cuarto cumpleaños,
ella había escondido en secreto una imagen publicidad de un modelo sex-bot en su
alojamiento. Era rubio, de ojos marrones, y un poco más pequeño que el cuerpo de este
cyborg que estaba delante de ella.

Nala se levantó. Stag podría no tener la mejor personalidad, pero ella podría conseguir
más que eso si él pensaba tocarla. Había pasado un largo tiempo desde que alguien lo
había hecho. Él afirmó ser sensible. Implicaba que podría tener todas las partes del
cuerpo correctas. Stag hizo un gesto con la cabeza hacia la cama.

“Tú te quedas el interior.”

“¿Compartimos cama?”

“Sí. No voy a dejarte dormir en el suelo. Está demasiado duro y frío. Eso sería cruel.”
Nala se subió a la cama y se acostó. Stag no la siguió sino que se acercó a la pared de
almacenamiento y abrió un panel alto que ella no podía alcanzar. Sacudió hacia abajo
algo que ella no logró ver.

“Ordenador, luces tenues al tres por ciento.”

La habitación se hizo tan oscura que no podía ver nada. La decepción la golpeó. Su
intención era simplemente dormir. Nala cerró los ojos y se acercó más a la pared.
Realmente era una máquina. Sólo uno de esos no trataría de seducir a una mujer
teniéndola en su cama.

El colchón se hundió y las cubiertas que se había echado encima se tensaron un poco
por su peso. Se dio la vuelta sobre su costado, dándole la espalda. Es probable que no
quisiera ninguna parte de ellos tocándose y eso significaba presionarse firmemente
contra la pared. No era una cama grande, pero era más ancha que una simple litera.

“Dame tu muñeca. Levántala.”

Sus ojos se abrieron de golpe.

“¿Por qué?”

“Te voy a restringir. No confío en que no me ataques mientras duermo.”

“¡Déjame en paz!” realmente estaba harta de sus acusaciones. “Eres un cyborg. Yo no


lo soy. ¿Acaso no eres mucho más fuerte que un típico humano? ¿Estoy adivinando eso?
¿Cómo cinco veces más?”

“Dame tu muñeca o voy a tomarla la fuerza. No quiero magullarte más.”

Ella lanzó su brazo hacia arriba y sobre su cabeza.

“Bastardo paranoide. Ya está. ¿Tú sólo quieres una o las dos?”

“Ambas.”

“Estupendo. Eso va a ser cómodo para dormir.”

“Estoy más preocupado por mi comodidad.”

“Por supuesto que lo estás. Idiota.”

Levantó la otra mano. Fue tierno cuando la tocó, envolviendo un material blando
alrededor de cada muñeca. Se sintió un poco elástico, pero espeso. Al menos estaba
agradecida de que no usara esposas. La hubiera herido descansar las muñecas en las
bandas de metal mientras dormía. La soltó y Nala puso a prueba la elasticidad en ellas.

No estaban tan apretadas que no pudiera moverse un poco. La había atado de algún
modo a la estructura por encima de su cabeza, pero le había dado suficiente longitud
para mover los brazos unos treinta centímetros.

“Ordenador, luces al diez por ciento.”

Nala giró la cabeza, mirando hacia sus muñecas ahora que podía verlas.

“¿Cinturones?”

“Sí. De mi ropa de entrenamiento. No tires con fuerza y no van a abusar de tu piel.”

“¿Te sientes más seguro ahora?”

Ella le miró fijamente desde debajo de su brazo en alto. Stag se acostó a su lado, de
cara a ella.

“Lo hago.”

“Fantástico.”

Alargó el brazo sobre su cintura, hacia arriba, y dio unos golpecitos con el dedo en la
pared. Un compartimiento oculto se abrió. Retiró una tela doblada y una pequeña
botella negra.

El temor la golpeó.

“No te atrevas a drogarme.”

Él hizo un sonido como un resoplido y cerró el panel.

“Ve a dormir. Esto no es para ti.”

Él rodó sobre su espalda y ella apoyó la cabeza, preguntándose si se drogaría hasta


quedarse dormido. Barney, uno de sus tripulantes, utilizaba ese método, vertiendo su
medicina del sueño en un trapo y respirándolo cuando el insomnio le molestaba.

La cama se movió un poco y oyó el sonido distintivo de algo al caer al suelo. Sonaba
sospechosamente como su toalla.
¿Estaba el cyborg durmiendo totalmente desnudo sobre las sabanas? Ella estaba justo
al lado de él. Tal vez no había sido educado sobre lo grosero e inapropiado que era
eso. Los cyborgs podrían no considerar la desnudez de la misma manera que lo hacía el
resto de la gente.

El siguiente ruido fue el del tapón de la botella abriéndose. La curiosidad pinchó más
en ella sobre lo que estaba haciendo, pero se negó a ceder a la necesidad de mirar. No
iba a preguntarle por qué había usado drogas. No era asunto suyo.

Nala trató de relajarse, con la esperanza de dormir, ya que no era como si le hubiera
dado elección. Ajustó su mejilla, descansando en la parte interior de su brazo como
almohada.

El colchón se movió, y ella frunció el ceño, preguntándose qué estaba haciendo ahora
Stag. A continuación, la cama se sacudió un poco. Un nuevo sonido llegó con el
movimiento, uno ligeramente húmedo.

[¿Qué demonios?]

No podía soportarlo más y abrió los ojos, volvió la cabeza, y se levantó un poco para
echarle un vistazo.

Stag yacía de espaldas a menos de treinta centímetros de ella. La tela estaba extendida
sobre su parte baja del estómago y hacia arriba, casi hasta las costillas. Una de sus
manos estaba firmemente envuelta alrededor de su muy rígida polla.

Sus ojos se abrieron sorprendidos, mirando su mano moverse arriba y abajo de su eje
mientras él arqueaba sus caderas. Había sido creado con toda la anatomía apropiada
de un hombre.

El eje era grueso y largo, la cabeza más plena, y brillaba a la luz. Esa era la fuente del
sonido. No había un fármaco en la botella, sino algún tipo de loción o lubricante.

“¿Qué estás haciendo?”

Las palabras estallaron fuera de ella antes de que pudiera detenerlas. Stag no se
detuvo, incluso no ralentizó la manipulación de su polla con su mano.

“Silencio. Estoy casi listo para acabar. No arruines este momento para mí.”

Ella giró la cabeza, cerró los ojos, y su corazón latió con fuerza. Stag estaba
masturbándose justo al lado de ella.
Todo su cuerpo se volvió rígido. Nunca había visto a nadie hacer eso antes, pero los
segundos que había presenciado el puño bombeando su verga quedaron quemados
dentro de su memoria. Su piel era de un color gris claro, pero era más oscuro en su
sexo. Su respiración aumentó el ritmo, llegando a ser más entrecortada, y luego gimió.
La cama se sacudió cuando su cuerpo lo hizo. El movimiento se detuvo durante largos
segundos.

“Ahora puedo dormir.”

Se sorprendió cuando él se apretó contra su espalda, y ella abrió los ojos, mirándole
estirarse por encima de ella hasta dejar caer la tela y la botella de nuevo en aquel
cajón oculto, después empujándolo para cerrarlo. Se apartó, ya sin tocarla.

El tiempo pasó y ella empezó a relajarse de nuevo. Casi se había quedado dormida
cuando Stag rodó sobre ella, encrespando su enorme cuerpo contra el suyo. Sus ojos se
abrieron de golpe, contemplando la pared, preguntándose qué iba a hacer con ella.

“No soy una máquina.” dijo con voz áspera, cerca de su oído.

Una de sus manos se envolvió alrededor de su cintura, y luego se deslizó hacia arriba.
Nala tomó un aliento agudo cuando sus dedos presionaron sobre su pecho.
Simplemente los descansó allí.

“Tampoco soy un robot sexual, o te habría conseguido, en lugar de hacérmelo a mí


mismo.”

Nala tragó saliva y no dijo una palabra. Él tenía que saber que estaba completamente
despierta. Stag movió su mano, la metió lentamente por su estómago, y se detuvo
encima de su ombligo.

“Habría utilizado mis dedos o mi boca para hacer que te corras, entonces yo te
follaría.”

Stag deslizó su mano hacia arriba de nuevo, y esa vez, tomó firmemente su pecho,
masajeando a través de la fina tela.

Nala jadeó. No dolía. Deseaba que lo hiciera, pero su cuerpo respondió a su voz
ronca, a las cosas que dijo, y a la forma en que cerró dos de sus dedos, pellizcando
suavemente el pezón entre ellos. Había pasado demasiado tiempo desde que había sido
tocada como para ser inmune. El hecho de que fuera tan atractivo tampoco ayudaba.

“Tienes un hermoso cuerpo. Te deseé desde el primer momento en que te vi.”


Stag tiró de ella contra su firme y largo cuerpo, acucharándose contra su espalda con
fuerza. Estaba cálido y la había atrapado entre su brazo y su tórax.

“Podríamos haber compartido mucho placer... excepto que eres terrícola.”

Stag la soltó y se alejó.

“Vete a dormir.”

Nala cerró los ojos y forzó su respiración a ralentizarse.

“Realmente eres un hijo de puta.”

“Estás aprendiendo.” estuvo de acuerdo él. “Los androides no guardan rencor... pero
yo sí.”
Cuatro

Stag no podía dejar de pensar en Nala. Había conseguido dormir un poco, pero no
mucho. Fue la primera vez que había compartido una cama con otra persona, y las
circunstancias no habían sido ideales. El arrepentimiento se mantuvo deslizándose a
través de él. Era posible que hubiera ido demasiado lejos para enseñarle a esa
terrícola una lección, y obtener un poco de revancha al mismo tiempo.

Hellion se aclaró la garganta, llamando su atención.

“¿Qué pasa?”

El cyborg se había girado en su asiento en el Control.

“No has dicho una palabra en una hora, desde que empezó su turno. Estamos sólo
nosotros. ¿Cómo te va con Nala?”

“No voy a hablar de ella”

“Yo habría hecho todo lo posible para seducirla.”

“Yo no soy tu. Vigila tu pantalla y yo vigilaré la mía.”

“Es aburrido estar buscando cualquier luz en toda esta oscuridad. Me he sentido
nervioso desde que entramos en esta zona muerta.”

La irritación se levantó.

“Desactiva tus sentimientos.”

“Tú siempre sugieres eso. ¿Por qué?”

“Porque no estoy autorizado a ordenarte directamente que las apagues, a menos que te
hayas convertido en un peligro para ti mismo o para otros. Eres muy molesto cuando
cuestionas mis órdenes. No harías eso si no estuvieras sintiendo nervios”
“¿No te molesta en absoluto?”

“¿Ocultarme del enemigo? Sí. ¿Estar en una zona muerta? No.”

“No tenemos lecturas de los sensores, ya que no hay nada para que puedan rebotar. No
hay absolutamente nada aquí.”

Stag se puso de pie, estirando las piernas.

“Mira la pantalla, Hellion. Confiamos que no hay nada por ahí. Los modelos Markus
podrían habernos seguido dentro. No bajes la guardia o te pondré en otra tarea.”

Hellion bajó la cabeza, sus labios se apretaron juntos. Stag odiaba regañar a su
tripulación, pero algunos cyborgs se habían vuelto un poco negligentes en el
cumplimiento de sus tareas. Era su trabajo como comandante de la Varnish mantenerlos
en línea.

Stag se sentó de nuevo, monitoreando su propia pantalla. Un destello brilló. Stag


extendió la mano, haciendo zoom sobre ella. Era un rayo de luz moviéndose rápido,
pero luego se desvaneció. Golpeó la otra mano sobre su consola.

“Todo el mundo al Control. ¡Ahora!”

Hellion se retorció.

“¿Qué pasa?”

“La sección tres-seis-cuatro.”

“No veo nada.”

“Yo lo vi, y tenemos que estar preparados. Hay algo en la zona muerta con nosotros.”

“Tal vez fue un fallo en la pantalla.”

Las puertas se abrieron antes de lo esperado y Kelis, se precipitó en el interior. Stag no


le reprendió por su falta de uniforme o zapatos. El macho llevaba pantalones cortos
para dormir y su cabello estaba desordenado por haber abandonado su cama
apresuradamente. Se deslizó en su asiento de armas.

“¿Que está pasando?”

“No estoy seguro. Vi un destello de luz.”


Entonces Stag vió otro y lo amplió en la pantalla principal para que todos pudieran
verlo.

“¿Qué es eso?”

Kelis trató de leer sus sensores, pero nada se mostró sobre ellos. Parqel y Veller
entraron. Llevaban trajes de combate. Ambos se detuvieron, mirando aquel destello de
luz cruzando la pantalla frontal.

Stag amplificó la cámara al máximo y maldijo.

“Informe de Maze y Yammer, ahora. ¿Cuáles son sus localizaciones?”

Ninguno de los dos respondió. Exploró las señales de vida, localizando a ambos dentro
de sus alojamientos. Ambos hombres debían estar durmiendo para no contestar su
llamada de alerta. Habían tenido el último turno.

Cerró sus puertas, su mente trabajando rápido para hacerse cargo de las funciones en
su nave.

“Cinturón puesto.” ordenó a sus hombres. “Están disparando a ciegas, con la esperanza
de acertarnos.”

Él interfirió el ordenador de su habitación, encendiendo las comunicaciones.

“¿Nala? Prepárate para el posible impacto. ¿Me escuchas?”

La oyó jadear.

“¿Que está pasando?”

“El panel de pared más bajo, justo debajo de la litera, es donde se guarda el equipo de
supervivencia. Prepárate para posibles brechas en el casco.”

“¿Que está pasando?” repitió Nala.

Stag cortó la comunicación, centrándose en la eliminación de oxígeno de todas las


áreas no esenciales cerca de la parte exterior de la lanzadera. El daño podría ser
menor si estas zonas sufrieran un impacto. Utilizó los propulsores, girando la nave para
convertirlos en un blanco más pequeño.

Otro destello de luz se mostró en la pantalla, más cerca de ellos.


“¿Podemos ir a donde ya hemos visto las luces?”

La voz baja de Veller reveló su tensión.

“No hay un patrón. Estoy observando para captar alguno.” admitió Stag. “Nos podrían
enviar una andanada si intentamos movernos donde ya han disparado.”

“No puedo creer que hayan esperado ahí fuera todo este tiempo.” Hellion lanzó
miradas nerviosas a los otros. “¿Y si están todavía esperando cuando lleguemos a
nuestro tiempo de salida?”

“Vamos a preocuparnos por el aquí y ahora.”

Stag intervino las comunicaciones en los alojamientos de Maze y de Yammer,


informándoles de lo que estaba pasando. Ambos hombres respondieron, ahora
despiertos. Se les ordenó que se quedaran donde estaban y liberasen los bloqueos en
sus cuartos para que pudieran salir si algún daño grave ocurría en su área.

“Entrando.” advirtió Veller.

Stag ajustó los propulsores, evitando la antorcha de luz. Este tiro falló, pero ellos
consiguieron una mejor visión de lo que esos modelos Markus disparaban contra ellos.

“Bastardos inteligentes.”

Hellion tuvo una reacción más prolija.

“Hijos de puta. Esas cosas se aparejan para separarse en el impacto y las mini bombas
que llevan dentro son atraídas por los metales. Puede que las hayan reprogramado para
simplemente abrirse y desplegarse a ciertas distancias.”

“Cabe esperar que no haya nada cerca de nosotros para golpearnos.” Kelis mantuvo la
calma. “El alcance de ellos es de unos cuarenta metros, una vez que se dispersa la
carga. Aquél pasó a nuestro lado y está fuera de alcance.”

“Han estado minando efectivamente el área con bombas que serán atraídas hacia la
Varnish si pasamos cualquiera desplegada.” observó Stag, buscando más de esas
armas. “Todas las que he visto han volado más allá del rango. Eso es bueno.”

“¿Qué pasa si abrieron algunas de ellas por delante de nosotros?”

Veller envió las imágenes de su panel personal a la pantalla principal para mostrar
dónde estaba la Varnish, y dónde calculaba que había llegado desde el momento en que
habían entrado la zona muerta.

“Tenemos que pasar a través de este camino para invertir el rumbo.”

Stag estuvo de acuerdo en que no era la mejor noticia. Pero podría haber sido peor.
Ellos no detectaron cualquier bengala más, pero eso sólo significaba que los
propulsores de los misiles no estaban activos. Stag obligó a su cuerpo a relajarse.

“Vamos a esperar, vigilar, y prepararnos para nuestra salida.”

“¿Qué tienes en mente?”

Kelis giró su silla, mirando a Stag.

“Señuelos. Nos moveremos despacio y dispararemos objetos metálicos delante de


nosotros. Las bombas se verán atraídas por ellos y se unirán.”

“El Varnish es una masa mucho más grande que los pequeños objetos que podemos
disparar por delante de nosotros.”

Stag era consciente de ello.

“La única otra opción es estallar fuera de aquí a toda potencia y esperar que no
volemos directamente sobre una de ellas. Podríamos pasarlos rápidos, a una tasa
demasiado alta de velocidad como para que sean capaces de unirse a nuestro casco.”

“Podrían volverse cuando nos detecten, pero nosotros estaríamos fuera de alcance
antes de que pudieran bloquearse.” Hellion asintió con la cabeza. “Incluso los
impactos directos no podrían hacerlas detonar. Hay un retardo de dos segundos.
Podríamos estar por delante de ellos con la suficiente velocidad.” Sonrió. “Me gusta
más ese plan.”

Stag no era aficionado a cualquiera de estas opciones. Ambas tenían problemas. La


forma más lenta podría significar que sufrieran un daño masivo a la nave, pero la
manera rápida podría hacer que fuese más difícil salir de la zona muerta. A plena
potencia, podrían efectuar errores de cálculo en su salida.

“Vigila tus pantallas.”

Transmitió las opciones a los dos tripulantes que permanecían en sus alojamientos,
ordenándoles que intentaran volver a dormir. No se lo notificó a Nala. La quería en
estado de alerta en caso de que algo fuera mal. Los cyborgs podrían reaccionar con
mayor rapidez. Los reflejos de Nala serían más lentos y ella no era tan difícil de matar.

Le molestaba eso, pensar en que algo le sucediera a ella.

Stag empujó sus pensamientos, centrándose en su tarea. Observaron buscando más


destellos, pero ninguna luz se mostró en la inmensa oscuridad que les rodeaba.

*
Nala se sentó en la cama con un recipiente de oxígeno y una mascarilla a su alcance. El
tiempo se había arrastrado desde que la voz de Stag había cortado su sueño. Su
advertencia la despertó y descubrió que la había dejado para ir a su turno, y que había
liberado sus muñecas. El cajón sobre el que le había hablado contenía el equipo de
emergencia en caso de un fallo de la nave. No iba a asfixiarse, y ahora tenía un kit
médico, así como un traje térmico para evitar la congelación si el soporte de la vida se
caía.

Hasta aquí no había sucedido nada malo. No se habían oído ni sentido ningunas
explosiones. Las horas pasaron.

Nala había usado la unidad de limpieza, llevándose el oxígeno portátil con ella, y
después exploró los cajones de almacenamiento de Stag. Algunos se negaron a abrir
ante su contacto, no autorizados para ella, pero había encontrado más de sus ropas.

Había elegido una túnica y pantalones casuales. Incluso se puso un par de calcetines
para proteger sus pies en caso de catástrofe.

Se levantó y empezó a pasearse. Era su trabajo estar a cargo. Después de seis años,
ella era la única que solía dar las órdenes.

“¡Esto es una mierda! No me gusta sentirme impotente.”

La puerta se abrió y estaba realmente contenta de ver al cyborg, sombrío pero hermoso,
cuando regresó a su habitación.

“¿Situación?”

Dejó que la puerta se cerrara detrás de él y se inclinó, arrancándose sus botas.

“¿No tienes una cama para hacer?” le echó una ojeada. “Necesito echarme una siesta.”

“Mierda. ¿Qué pasó? ¿Qué está pasando?”

Una sospecha cruzó por la mente de Nala.

“¿Me mentiste solo para asustarme? Eso sería todo tipo de desordenado, Stag. Cruel
incluso. He estado muy preocupada y solo esperando que la mierda golpeara el
ventilador.”

“Me puedes llamar Maestro. Es agradable, y va como anillo al dedo, viniendo desde
un androide.”

“Bastardo. ¡Termina con esa basura!”

Su temperamento explotó.

“Estoy en lo cierto, ¿verdad? ¡Querías que me asustara y pensara que estábamos en una
situación extrema sólo para desquitarte, porque todavía estás enfadado conmigo por
alguna estúpida razón!”

Quería aporrearle, aunque sería un esfuerzo inútil. Nala irrumpió contra la cama, y
agarró el pequeño tanque. Lo arrojó contra su pecho. Stag lo atrapó con facilidad,
haciendo gala de sus reflejos.

“No, no te miento. Estamos en una ‘situación’, como tu dirías. La alerta está todavía en
activo.”

Se acercó a ella y le ofreció el tanque.

“Mantén esto cerca. Todavía es posible que lo necesites.”

Ella trató de calmarse, pero era difícil. Era como si estuviera tratando de hacerla
ponerse furiosa. Bajó la mirada hacia el tanque, y luego volvió la vista hacia él.

“No te creo.”
“No es un requisito. No quiero que mueras, por lo que toma esto. Puedo aguantar la
respiración durante más de dos minutos para acceder a otra bombona. Tú no puedes, ni
eres capaz de llegar a donde se encuentra otra.”

Se la ofreció de nuevo, empujándola contra su pecho. Nala tomó el tanque y lo tiró


sobre el colchón, sin apartar la mirada de él. Parecía realmente preocupado por su
capacidad para sobrevivir. Eso era algo.

“¿Qué quieres que te diga? ¿Qué lo siento por compararte con un robot sexual? Eres un
cyborg. Discúlpame si la información que escuché no era correcta. ¿No podrías
tomarlo como un halago ya que pensé que eras sexy y dije que quería comprarte?”

Una ceja se arqueó.

“¿Sabes cuánto cuesta un sex-bot? Yo sí lo sé. Cuatrocientos veinticinco mil créditos.


¿Sabes lo que puedo ahorrar en un año después de pagar los honorarios de mi
tripulación y facturas de combustible, reparaciones, y acoplamientos? Un poco más de
cien mil.”

Nala empuñó un puñado de su cabello.

“¿Ves esto? ¿Sabes por qué lo he dejado crecer durante tanto tiempo? Cierto tipo raro
con quien trato a menudo se ofreció a pagarme cincuenta mil créditos si me lo dejaba
crecer tres palmos y se lo vendía a él. Era un cumplido, Stag.” dijo su nombre a
propósito. “La gente realmente tiene que querer mucho un robot sexual para pasar por
todos estos problemas por poseer uno. ¡Deberías estar halagado!”

La ceja de Stag bajó y sus ojos se estrecharon. Sin embargo no dijo una palabra.

“¿Qué? ¿Por qué me miras de esa manera?”

“¿Planeas comprar un robot para tu propio uso?”

Maldita sea. Ella había dicho demasiado. Miró a su alrededor, incapaz de sostener su
mirada mientras mintió y se alejó de él.

“No. Por supuesto no. Sólo estoy suponiendo, los transporto en mi bodega de carga. Sé
lo que cuestan, y sé que no son baratos.”

Se detuvo y se volvió a mirarle.

“Yo diría gracias, si algún individuo pensara que soy un sex-bot y quisiera
comprarme.”

Eso también fue una mentira. Habría tumbado de un golpe a cualquiera que pensara que
podría pagar cualquier precio por tener sexo con ella, fuese humano o robot. Su pelo
estaba en venta, pero no el resto de su cuerpo.

Stag se movió rápido, y Nala se quedó sin aliento cuando la agarró. Uno de sus brazos
se cerró alrededor de su cintura, el otro ahuecó su cabeza. La apretó contra la pared
más cercana, sujetándola allí con su cuerpo. Él la ajustó para que estuviese a la altura
de sus ojos y la miró con el ceño fruncido.

“Estás mintiéndome. No hagas eso.”

Él la asustaba. Era fuerte, rápido, y la sostuvo fuera de sus pies como si fuera tan ligera
como la almohada sobre su cama. Sin embargo, se calmó rápidamente cuando se
percató de que no le había hecho daño. El brazo alrededor de su cintura no estaba
apretando demasiado ajustado y el dorso de su mano había golpeado la pared, no su
cráneo. De hecho, la había usado para amortiguar su impacto contra el sólido objeto.

“Detesto los engaños. Esta es la razón por la que nunca confío en los terrícolas. Es
todo lo que hace tu especie. Manipulan y tergiversan los hechos. ¿Quieres que te diga
todas las maneras en que puedo detectar una mentira tuya?”

Se humedeció los labios y respiró profundo, incapaz de apartar la mirada de las


profundidades azules de sus ojos. Eran deslumbrantes.

“Bueno. Lo admito. He estado ahorrando para un Dax-333 desde mi vigésimo cuarto


cumpleaños. ¿Contento? Todos los burdeles en nuestras rutas de viaje sólo atienden a
los hombres. No compran robots masculinos.”

Stag sonrió.

“Y como que no me gustas.” Añadió.

“¿Por qué un robot y no un terrícola? Podrías tener uno de esos gratis. Eres atractiva.
Cualquier hombre tendría sexo contigo si le demostraras interés.”

“Eso no es asunto tuyo.”

Él cambió su cuerpo, extendió sus piernas, y la sujetó con más fuerza contra la pared.

“¿Estás cómoda? No te voy a soltar hasta que contestes mis preguntas.”


“Matón.”

Stag volvió a parpadear. Nala se dio cuenta de que no era un farol.

“¿Quieres una lista?”

“Sí.”

Ella pensó rápido.

“Voy a hacer un trato contigo.”

“No voy a tener sexo contigo.”

Su boca se abrió en sorpresa.

“Como que yo te pediría eso. No me inspiras a desearte, exactamente.”

Nala agarró sus hombros y trató de empujarle hacia atrás, pero Stag no se movió.

“¿Cuál es tu trato? Tengo curiosidad por escuchar lo que deseas.”

“Voy a responder con total sinceridad a las preguntas que me hagas a partir de ahora si
prometes dejar caer el ‘numerito androide’ y me dejas ir libre en la primera
oportunidad. Quiero dejar tu nave.”

“No.”

“No soy tu prisionera. No he hecho nada ilegal. Mi carguero fue atacado. No tienes
ningún derecho a retenerme en tu nave por la fuerza o encerrarme.”

“Estoy de acuerdo en cesar de llamarte androide a cambio de tu sinceridad, siempre y


cuando no me mientas otra vez, pero tu liberación no es negociable.”

“¿Por qué no? Respondiste a mi llamada de auxilio. Tienes que llevarme a una
estación. Esa es la ley. Los sobrevivientes son transportados a la estación más cercana
y dejados allí para que puedan informar del incidente que tuvo lugar. Tengo una
compañía de seguros para notificárselo y las autoridades tienen que hacer algo con
esos modelos Markus. ¡Asesinaron a mi padre y la tripulación! Quiero que sean
cazados y que paguen por eso.”

“Nos has visto.”


“¿Y eso qué?”

“No puedo permitirte que le hables a cualquier otro terrícola sobre esta nave, sobre
nosotros, o sobre que estamos cazando a estos modelos Markus.”

“No me gusta decirte esto, pero la gente ya sabe acerca de los cyborgs. Así es como yo
supe lo que eras a primera vista. Piel gris significa cyborg. Nada más se ha hecho
nunca como tú. En cuanto a tu nave, no sé nada al respecto porque esta es la única
habitación que he visto. Ni siquiera sé la clase que puede ser. Tu camarote es tan
sencillo como vienen de fábrica. El Pride no fue la única nave que esas cosas han
atacado. Escuché informes diciendo que también mataron personas en algunas
estaciones. Las advertencias sobre los modelos Markus han estado saliendo desde hace
un tiempo. Simplemente nunca supe qué aspecto tenían hasta que me contaste que eso es
lo que nos abordó.”

“No hay informes reales de nuestra supervivencia que hayan sido verificados.
Queremos mantenerlo de esa manera.”

La tenía allí. Se suponía que todos los cyborgs estaban muertos. A veces flotaban los
rumores sobre que se habían producido avistamientos, pero las noticias del Gobierno
señalaron que eran falsas alarmas.

“Entonces no voy a decírselo. Simple. ¿Quieres que mienta y diga que me recogió
alguna tripulación al azar y me dejó en una estación? Bueno. Puedo hacer eso. Les diré
que estaba demasiado traumatizada para notar realmente nada de ellos o de su nave. No
hay problema.”

“No confío en tu palabra.”

Nala cerró los ojos, tomándose unos segundos para mantener el control sobre su
temperamento, ya que abofetearle no ayudaría a su causa. Ella le miró de nuevo.

“Estoy motivada. ¿Crees eso? Quiero salir de esta nave, y no quiero volver a darte una
razón para venir detrás de mí. ¿Qué hay sobre eso? Sé que guardas rencor.”

“Discutiremos tu futuro en una fecha posterior. Estamos en la zona muerta, por lo que
en este momento no podría llevarte a una estación incluso aunque quisiera. Estamos
esperando que pasen los modelos Markus para evitar ser capturados. Ahora... ¿por qué
deseas comprar un robot sexual cuando podrías haber tenido un amante terrícola sin
que te cueste créditos? La verdad.”

“Había un montón de razones.”


“Nómbralas.”

“Mi padre.”

“Explícate.”

“Él no estuvo mucho alrededor, mientras yo estaba creciendo. Se retiró y volvió para
trabajar a mis órdenes cuando compré ese carguero. ¿Has oído hablar de la expresión
‘recuperar el tiempo perdido’? Se ajustaba. Él era muy sobreprotector. Los hombres
no podían mirarme sin que él sacara un arma. No confiaba en ellos para no hacerme
daño.”

“¿Forzándote al sexo?”

“Eso también. También estaba preocupado de que me pasarían una enfermedad o algo
peor”

“¿Abusando de ti?”

“¿Sabes lo que valen las mujeres reales en los burdeles, en este profundo espacio? Yo
lo sé. Mi padre me lo decía constantemente. Estaba aterrorizado de que algún tipo
pudiera engañarme para confiar en él, secuestrándome, y vendiéndome en el mercado
negro.”

“Eso sucede.”

“Lo sé. También escucho las noticias. Eso es en parte por lo qué me decidí a comprar
un robot. Están programados para no hacer daño a los seres humanos, no transmiten
enfermedades, y mi padre no querría dispararle porque no tiene un motivo ulterior. Lo
consideraría algo seguro... y yo habría tenido compañía.”

“Tenías una tripulación y a tu padre. No era un carguero grande. No estabas sola.”

“¿Me puedes poner en el suelo?”

Stag la ayudó a ponerse de pie y la soltó. Se deslizó a lo largo de la pared y se movió


alrededor de él para poner espacio entre ambos.

“Gracias. Y yo, más bien podría haberlo estado.”

Ella se sentó en la cama. Stag se volvió, mirándola.


“Todos eran de la edad de mi padre o mayores. Todos ex-militares. ¿Qué tendría yo en
común con ellos? Siempre estaban hablando sobre el pasado. Fue una lucha incluso que
llegaran a aceptar mis órdenes. Yo las daba, y ellos miraban hacia mi padre. Él asentía
y luego ellos se iban a hacer lo que yo les ordené. Yo era apenas una niña para ellos.
¿Cómo es eso de sincero para ti? Aun así, sabía que podía confiar en ellos. No iban a
cortarme el cuello para robarme mi carguero o la carga. Pasé la mayor parte de mis
horas trabajando o sola en mi cuarto. A mi padre no le gustaba verme salir con sus
amigos en nuestro tiempo libre. Creo que tenía miedo de que dejasen de verme como su
‘niña’ y me vieran como una mujer. Tendría que matar a alguien si pensara en tocarme.
No es que yo estuviera interesada. Papá no sólo escogió la tripulación porque él
confiaba en ellos, además tenían algunos hábitos muy brutos. Así que no es nada sexy
ver hombres escupiendo y escucharles compartir los detalles gráficos de encuentros
sexuales pasados con prostitutas. Denny incluso tenía el ‘crawl’ [11] y se negaba a
cuidar de ello. No me hagas hablar de lo repugnante que es.”

“No estoy familiarizado con ese término.”

“Algunas personas llegan a tener la piel muy seca en las naves, y comienza a agrietarse
y desprenderse si no recubren las zonas afectadas de forma regular para protegerlas y
evitar que esto suceda. No hay suficiente humedad en el aire cuando se usa el soporte
vital. Esto les reseca. ¿Lo tienes? Denny tenía el peor caso de esto que alguna vez he
visto, porque rehusaba usar el medicamento. Se propaga si lo desatiendes.
Simplemente, él empezaba a sangrar al azar si se movía de mala manera, rompiendo las
costras en heridas abiertas. Tenía un montón de ellas.”

Stag frunció los labios con disgusto.

“Exactamente. ¿Más preguntas acerca de por qué no me involucraría con alguien en mi


carguero?”

Se acercó a ella y se sentó en la cama, a unos pocos centímetros de distancia.

“¿Por qué querías ser dueña de la Pride?”

“Mi padre siempre me contó historias sobre sus aventuras espaciales cuando yo estaba
creciendo. Ahora me doy cuenta que lo embelleció mucho, pero sonaba muy
emocionante. Además, la Pride me daba ilimitadas oportunidades para el crecimiento
en los negocios. Nada como en la Tierra. Yo podría hacer todo lo que quisiera, siempre
y cuando pusiera mi tiempo y mi esfuerzo en ello. ¿Por qué quieres tú estar a cargo de
esta nave?”

“Soy un líder natural.”


Nala sonrió.

“Tú eres maniático del control. Estamos siendo sinceros, ¿recuerdas? Debería ir en
ambos sentidos.”

El fantasma de una sonrisa se dibujó en sus labios.

“Me gusta más dar órdenes que tomarlas.”

“¿A quién no?”

Se miraron el uno al otro. Ella habló primero.

“Lo siento por el asunto sex-bot, ¿de acuerdo? Eres una persona. Estoy segura de eso
ahora.”

“No voy a llamarte androide de nuevo. A menos que me mientas.”

Nala le tendió la mano.

“¿Tregua?”

Stag bajó la mirada hacia su gesto ofrecido, a continuación se puso de pie, alejándose.

“Eso implicaría que no somos enemigos. Eres una terrícola y yo sé muy bien que no
debo confiar en ti.”

Nala cerró su mano en un puño y la puso sobre su regazo.

“No sé lo que te hizo alguien más, pero no soy ellos. Entiendes eso, ¿verdad?”

“Está en tu naturaleza ser traicionera.”

“Me has tratado mal desde que nos encontramos, y sin embargo todavía estoy dispuesta
a darte el beneficio de la duda. La única razón por la que me salvaste fue porque
estabas enfadado. ¿Me equivoco?”

Stag se limitó a mirarla.

“Estoy agradecida por estar viva. Me voy a centrar en eso.”

Nala se puso de pie.


“Vamos, encuéntrame en la mitad. Estamos atrapados juntos por un tiempo. Al menos
podemos tratar de ser agradables entre nosotros hasta que me dejes ir, cuando puedas.”

“Nunca voy a dejarte marchar. Una vez que salgamos de la zona muerta, voy a
entregarte a otros cyborgs. Te van a encontrar un lugar en nuestra sociedad y van a
asegurarse de que no puedas ponerte en contacto jamás con otros terrícolas para
compartir la información que hayas adquirido sobre nosotros.”

Nala lamentó haberse levantado, deseando estar todavía sentada.

“¿De qué estás hablando?”

“Me escuchaste. No seas obtusa. Fuiste salvada por cyborgs, y ahora vas a vivir en
nuestra sociedad. La vida que conocías se ha ido para siempre. Ese es el precio de
seguir viva. Ahora, prepárate para tener tus muñecas atadas para que no tenga que
preocuparme de que intentes hacerme daño mientras duermo.”

Nala quería aporrearle. Se dio media vuelta antes de que él pudiera ver la rabia que
provocó en ella. Stag no solo acababa de tumbar todas sus esperanzas de ser puesta en
libertad, sino que estaban de vuelta al punto de partida.

Si él quería una pelea, conseguiría una. Podría hacerle querer dejarla caer en la
primera estación espacial por la que pasaran.
Cinco

Stag se sentía mejor después de seis sólidas horas de sueño. Había liberado a Nala
antes de irse de su camarote. Ella no habido dicho ni una palabra y evitó el contacto
visual. Eso estaba bien para él. Su conversación le había perturbado. Casi había
olvidado lo que era ella y de donde provenía.

Yammer estiró los brazos hacia arriba y bostezó.

“Esto es tedioso.”

“¿Preferirías que estuviéramos bajo ataque?”

El otro macho se volvió, bajando los brazos y le dio una extraña mirada a Stag.

“Estas de muy mal humor. Tenía la esperanza de que tener una hembra en tu cama
ayudara con tu temperamento.”

“No voy a tener relaciones sexuales con esa terrícola.”

“Una vergüenza.” declaró Maze desde su asiento. “Es atractiva. De aspecto un poco
bajito y compacto, pero estaría encantado de compartir camarote con ella.”

“Y yo.” concordó Yammer. “Creo que es de tamaño perfecto. No ocupa mucho espacio.
Nuestras camas son pequeñas para compartir entre dos.”

<Eso es un problema.> concluyó Stag.

Ninguno de los miembros de su tripulación estaba unido en una unidad familiar y no


tenían acceso a una hembra de forma regular. Parecía que cualquiera lo haría. Hasta
estaban dispuestos a pasar por alto sus experiencias pasadas con los terrícolas si eso
significaba tener un cuerpo caliente debajo de ellos.

“Tal vez podemos conservar uno de los sex-bots a bordo.”

Yammer casi se cae de su asiento mientras giraba alrededor de nuevo, mirando a Stag
con un brillo en los ojos.

“¿Para usarlo?”

“La falta de estimulación física está afectando a vuestro juicio. Un robot no rajará tu
garganta ni nos traicionará. Una terrícola lo haría.”

Yammer frunció el ceño.

“Tienes a esa hembra encerrada dentro de tu habitación, sin acceso a comunicadores y


estoy seguro de que te habrás asegurado de que no consiga tener en sus manos
cualquier cosa que pueda ser utilizada como arma. No es una amenaza.”

“Lo sería si te volvieras lo suficientemente permisivo como para confiar en ella.


Tramaría una manera de hacer daño. Eso es lo que ellos hacen. ¿Cómo podrías olvidar
eso?”

Yammer le enfrentó.

“Cierto.”

Maze negó con la cabeza.

“Estoy en desacuerdo.”

“Eres médico. Eres propenso a tratar a los débiles y heridos, no las amenazas de
seguridad y cómo manejarlas.”

“¿Cómo controlas tú a esa terrícola?”

Stag consideró cuidadosamente su respuesta a Maze antes de hablar.

“Salvé su vida. Soy responsable de su bienestar hasta que volvamos a Garden.


Mantendré vigilancia sobre ella, la alimentaré y me aseguraré de que se mantenga
saludable. Entonces será entregada al Consejo y ellos decidirán donde colocarla.”

“Técnicamente se supone que no rescatamos terrícolas. ¿Por qué lo hiciste?” Maze se


quedó mirándole. “Eso está fuera de lugar para ti.”

“Tenía información sobre los modelos Markus y abordamos su nave como parte de
nuestra misión, para investigar sus ataques. Estoy seguro de que el Consejo no tendrá
ningún problema con nosotros llevándola a bordo de la Varnish, en lugar de dejarla allí
para morir. Es una hembra.”

“Si la hubiéramos dejado morir, eso podría haber molestado a algunos de los
miembros del Consejo cuando leyeran nuestros informes, ya que algunos están unidos
en unidades familiares con terrícolas.” Yammer echó un vistazo a Maze. “Fue una
elección lógica. No quiero ser perjudicado por ellos. Es mejor errar por el exceso de
precaución en estos días, con todos los recientes cambios.”

“Esa fue mi determinación.” declaró Stag.

No era del todo cierto. Habría dejado atrás a Nala, podría haber sido demasiado
peligroso para sus propios hombres salvarla, pero ella le había enfurecido. Había
hecho el esfuerzo extra. Le irritaba sentirse obligado a no ser totalmente sincero con su
tripulación. Era por su culpa, ella le estaba corrompiendo.

Apenas podía esperar a salir de esta zona muerta y entregar a la terrícola al Consejo.
Ellos podrían preocuparse por colocarla en un trabajo de baja seguridad y buscarle un
sistema de vida.

Maze también parecía estar pensando en el futuro de ella cuando habló.

“El Consejo le asignará un macho. Necesitará ser alojada y guiada por uno. Voy a pedir
ser ese macho. Ya me conoce y soy médico, yo sería un candidato perfecto.”

La idea de Maze con Nala no le sentó bien a Stag. Maze intentaría seducirla. Estudió
cuidadosamente al cyborg. Ella podría encontrarlo atractivo. Todos los cyborgs habían
sido construidos a partir de lo que los terrícolas consideraban genes superiores, en
cuanto a salud, bienestar físico y apariencia. Apretó los dientes y dejó caer la vista
hasta su pantalla en el brazo de su silla, monitoreando el espacio oscuro, obligándose a
concentrarse en la tarea en cuestión.

Maze era un tonto si permitía que una terrícola estuviera dentro de su casa. Lo
lamentaría. Ella traicionaría su confianza de alguna manera. Siempre lo hacían.

Una alarma sonó y rápidamente leyó lo que lo había causado. Algo se había pegado en
el casco. Apenas llegó a tiempo al comunicador.

“¡Agarraos!”

Una pequeña explosión vino desde el lado de babor. Stag mantuvo la calma mientras
observaba las lecturas de daños mediante los sensores de la nave. No era tan malo
como podía haber sido. Un panel cerca de un acceso de mantenimiento había sufrido
una rotura, pero el casco debajo de él se mantuvo firme. Bloqueó esa sección,
asegurándose de que ninguno de sus tripulantes se encontraba en esa zona. Expulsó el
oxígeno de la zona que lo rodeaba, por lo que no sería un problema de presión.

“Expulsad algunos de nuestros paneles solares.” ordenó.

“¿Señuelos en caso de otras bombas?” cuestionó Yammer. “Brillante.”

Stag se levantó de la silla.

“Voy a tener que hacer un examen exterior y parchearlo.”

Yammer se levantó.

“Yo lo haré.”

Stag miró a los ojos del macho.

“Hay bombas cerca de nosotros. Ahora somos conscientes. Partes de nuestros trajes
pueden atraerlas o ser rasgados por pequeñas esquirlas, si los paneles solares están
destrozados. No podemos ir a pleno rendimiento con una sección expuesta, aunque sea
pequeña. Es demasiado arriesgado. El casco de dicha sección podría haber sufrido
fracturas. Yo lo haré.”

“Eres nuestro comandante. Yo no soy vital.”

“Estás a cargo.”

“Stag.” El cyborg agarró su brazo. “Debe ser uno de nosotros.”

“No voy a perder a un miembro de mi tripulación. Estás a cargo.”

Stag se sacudió del agarre de Yammer y salió de la habitación. Iba a tener que ponerse
el traje y salir de la lanzadera, flotar por ahí y hacer un parcheado. Estaban en parada
completa, pero esas bombas eran un grave peligro. Todavía no había perdido ni un solo
hombre y no planeaba hacerlo. Si alguno de ellos tenía que morir, sería él.

Maze le alcanzó en el ascensor. Las puertas se abrieron, Veller y Kelis se encararon


con él.

“Yammer está en el timón. Voy a salir.”

“Hemos leído el daño.”


Kelis dio un paso atrás contra la pared del ascensor.

“Voy a repararlo.”

“Id al Control, ahora. Tengo esto.” ordenó Stag.

“Voy a monitorearte y ponerme un traje para recuperarte si hay un problema.”

Stag fulminó a Maze.

“Es mi trabajo. Soy el médico. Puedo desobedecer tus órdenes. Kelis y Veller están
aquí para ayudar a Yammer. No me necesitan, pero es posible que tu sí.”

Stag dio una brusca inclinación de cabeza, a continuación se dirigió a los otros dos
miembros de su tripulación.

“Moveos.”

Ambos machos salieron del ascensor y se apresuraron hacia el Control. Stag entró en el
ascensor y Maze se unió a él. Se dirigieron a la sección de motores y consiguieron los
parches y demás equipos que Stag necesitaría. Decidió salir desde un muelle de
atraque y se puso el uniforme. Maze también lo hizo.

“Debes quedarte en el interior.”

“Entendido, pero la reparación iría más rápido si nosotros dos trabajáramos juntos.”

“No, Maze. No debes seguirme fuera de aquí. Los dos sabemos que no sobreviviría si
una bomba se pega a mí.”

“Déjame ir en tu lugar.”

Stag se puso el casco y encendió el comunicador.

“No.”

“Sé lo que estás haciendo.”

“Bien. Hellion me molesta con su constante necesidad de aclaraciones.”

“Soy el miembro que menos necesita nuestra tripulación. Nadie está herido. Yo debería
ser el que se arriesgara.”
Stag no estaba dispuesto a perder más tiempo discutiendo con el macho.

“¿Cuánto tiempo de flotación has incurrido en los últimos cinco años? Respóndeme.”

Él ya lo sabía. Maze era su médico y había estado asignado con él durante ese tiempo.
Maze se detuvo de ponerse el traje.

“Ninguno, pero lo he hecho en el pasado.”

“En la Star. Ocasionalmente fuiste asignado en deberes de inspección visual cuando no


estaba asentada en Garden para reparaciones. Esto es diferente. Voy a estar trabajando
con una varilla de fusión para sellar los parches. Pueden derretir tu traje si no tienes
cuidado con el intenso calor. Yo hice esto hace dos años cuando nos topamos con una
roca golpeando en un propulsor. Retírate sobre esto, Maze. Es una orden.”

Maze se puso el caso.

“Saldré a por ti, si después resultas herido. Trata de ser consciente de lo que está
detrás de ti. ¿Puedo encender la iluminación exterior en esta sección? Eso te ayudará a
ver mejor y posiblemente a poder evitar alguna de esas bombas.”

“No.”

Stag encendió la iluminación de su casco.

“Sería demasiado brillante y no sabemos si los modelos Markus entraron en la zona


muerta con nosotros. No voy a hacer nada para darles nuestra ubicación.”

Se metió en las botas metálicas, encargándose del control del traje y sellando las
perneras de los pantalones con las botas.

“Descomprimiendo. ¿Estás listo?”

“Sí.”

Maze agarró un tirador y bloqueó sus propias botas, sellándolas al suelo.

“Cierra la puerta detrás de mí. No la dejes abierta.”

“Podría llegar a ti más rápido.”

“¡Sella la puerta!”
Estaba molesto cuando golpeó el botón rojo para apagar la gravedad en la pequeña
habitación. Se dio la vuelta y se ajustó las botas asegurándose de que no iba a flotar
desde el suelo. Se agarró a las dos maletas que necesitaba, conectadas entre sí, y las
pegó a una línea en su traje. Las luces rojas parpadearon y después se quedaron fijas en
rojo por completo. Todo el aire se había ido de la sala, así como la gravedad.

Stag abrió las puertas de atraque y se movió hacia delante. Odiaba salir fuera, pero
podría haber sido peor. Por lo menos la lanzadera no estaba en movimiento. Salió de
su nave, agarró un asidero del casco de la nave para llegar hasta otro. Miró hacia atrás,
mientras las puertas de conexión se sellaban. Maze había permanecido dentro y
seguido su orden. Miró hacia delante, subiendo la lanzadera. Las maletas se arrastraron
detrás de él, reconfortándole con el ligero tirón en su cintura donde se conectaban a la
línea.

*
Nala sintió temor cuando las puertas se abrieron pero no fue Stag quien entró. Se puso
de pie y su cuerpo se tensó. No le gustaba la forma en la que este cyborg miraba
abiertamente sus pechos y luego más abajo.

Él le tendió una bandeja.

“Comida.”

Nala estaba recelosa de acercarse a él.

“Normalmente me la trae Stag.”

“Está ocupado.”

“¿Qué fue esta alarma que oí?”

“Experimentamos un pequeño daño. Stag lo está reparando.”


Nala se adelantó y aceptó la bandeja, luego se retiró. No estaba dispuesta a darle la
espalda. Era un hombre y había aprendido que Stag tenía todas las partes del cuerpo.
Eso le hacía potencialmente peligroso.

“¿Qué tipo de daño?”

“Requiere un parche exterior.”

Nala tembló. Eso era malo. Era un miedo típico para cualquiera en el espacio. Una
brecha podría torcer toda una sección del casco si no era parcheada rápidamente,
podría causar una reacción en cadena y sacar fuera otras partes de una nave.

“¿Cómo? ¿Fatiga del metal?” [12]

“No.”

Él se apoyó en la puerta, aún visualizándola de la cabeza a los pies.

“Soy Nala.”

Ella se giró y puso la bandeja sobre la cama.

“¿Y tú eres?”

“Parqel. Nos encontramos antes en tu nave, por un breve momento.”

“Lo siento. No recuerdo realmente mucho de eso.”

Así que la había visto desnuda. Eso la puso aún más incómoda.

“Parecías un poco desorientada. ¿Cómo estás ahora?”

“Mejor. ¿Así que Stag está ahí fuera fijándolo?”

Eso era peligroso. Si la sección cerca de la brecha volaba por los aires, podría morir.
Estaba bastante segura de que los motores estaban apagados. No había vibraciones en
absoluto, que pudiera sentir. Eso significaba que al menos no iba a flotar y
posiblemente romper su traje si fuera golpeado por cualquier parte de la nave.

“Sí. Siempre insiste en exponer su vida al peligro en estas situaciones. Es un buen


Comandante. Estoy seguro de que tú hiciste lo mismo por tu tripulación.”

Lo habría hecho, si su padre se lo hubiese permitido. No lo hizo.


“Gracias por la comida.”

Él no se movió.

“Quería hablar de algo contigo.”

Miró hacia sus pechos de nuevo y se encontró con su mirada.

“Eres atractiva.”

El miedo de Nala aumentó. Era un cyborg. Grande. Fuerte. Mejorado. ¿Y si la atacaba?


No sería capaz de luchar contra él. Era mejor ser educada y esperar que él siguiera
siéndolo igualmente.

“Gracias.”

“Cuando estés fuera de esta nave, será asignado un macho para cuidar de ti. Me
gustaría que me consideraras. Tengo buen carácter. Estaría dispuesto a transferir mis
deberes para permanecer contigo. Stag siempre recluta a los machos solteros. No se me
permitirá volver a este trabajo si tú me aceptas.”

“No estoy realmente segura de lo que eso significa.”

Parqel se apartó de la pared, pero no se acercó más.

“Se te dará un macho para vivir con él. Estará a cargo de tu cuidado. No se te
permitiría vivir por tu cuenta. Podríamos probar nuestra compatibilidad.”

“Tampoco sé lo que eso significa. ¿Quieres decir ver si seríamos buenos compañeros
de habitación?”

Dio un paso más cerca.

“Compatibilidad sexual. Ningún macho podría vivir contigo y no exigirte que le


proporciones acceso a tu cuerpo. Me gustaría tener relaciones sexuales contigo y
demostrarte que podría haber una buena combinación entre nosotros.”

Nala retrocedió y chocó contra la cama. Luego se movió de nuevo, alejándose de él, en
caso de darle ideas.

“No, pero gracias por la oferta.”

Él frunció el ceño.
“Mira, eres atractivo. No voy a mentirte. Pero suelo conocer a la gente hablando con
ellos. No tengo sexo con extraños. ¿Entiendes?”

“Serás asignada a un macho, y el único con el que has tenido conversaciones es Stag.
Él nunca se ofrecerá a mantenerte. Odia a todos los terrícolas.”

“Soy consciente.”

“Él no te quiere. Lo ha dejado claro. Yo soy una buena elección. ¿Estás preocupada por
tu cuidado? Nunca abusaría de ti.”

¿Cuidado? Ella tragó.

“Déjame pensar en ello, ¿de acuerdo? Yo lo pensaré. Tengo que dejar que estas cosas
calen. No sabía que sería dada a alguien. Tu gente sabe que no soy un androide,
¿verdad? Eso solo es una mentira de mierda que Stag dijo porque le hice enfadar.”

“Eres terrícola. No puedes vivir sola. Así es como será. Otros machos harán la oferta.
Quiero que me consideres. Te puedo mostrar cómo podría complacerte.”

Dio otro paso más cerca.

“No.”

Él podría ser más grande, pero ella todavía le daría batalla si trataba de sacarla de su
ropa.

“Por favor, vete.”

Él dio un paso atrás.

“No quería asustarte. Esa no era mi intención.”

“Necesito tiempo para pensar. Sola. Gracias por la comida.”

Él inclinó la cabeza.

“Tomaría un buen cuidado de ti. Considérame.”

Se dio la vuelta, saliendo, y la puerta se cerró detrás de él.

Nala se acercó más a la cama y se dejó caer, aliviada de que no la hubiera asaltado. La
ira vino después. Iba a ser dada a algún cyborg como si fuera un androide. Lo que es
peor, un robot sexual, ya que Parqel dejó claro que iba a ser vista como uno por
cualquiera excepto Stag.

Echó un vistazo a la comida, pero ya no tenía ningún atractivo. Había perdido el


apetito.

Algún cyborg la recogería cuando fuera sacada de la nave de Stag y exigiría que
tuviera sexo con él. Había visto algunas esclavas sexuales en la estación de Belton.
Eran mujeres que habían cometido crímenes allí y habían sido condenadas por al
menos un año de servidumbre. Los mejores postores la comprarían y no tendrían más
remedio que cumplir o se añadiría más tiempo a su condena. Había reglas que debían
seguirse. Los hombres no podían golpear o mutilar a las mujeres. Tampoco podían
obtener beneficio mediante arrendamiento de los derechos de su cuerpo a otros
hombres. Las mujeres tenían que ser alimentadas, alojadas y vestidas. Nala las había
compadecido. Se vieron obligadas a acostarse con aquellos hombres que las
compraron, cocinar para ellos y limpiar sus casas. Ese parecía ser ahora su destino.

“Ni siquiera cometí un crimen.” murmuró. “Mi carguero fue atacado. ¡Esto es una
mierda!”

A continuación vinieron las lágrimas. Era todo culpa de Stag. Podría dejarla en alguna
estación y dejarla libre, pero ya le había jurado que no lo haría. Se secó los ojos y se
levantó, entró en la unidad de limpieza y se quedó allí.

“¿Qué voy a hacer?”

Consiguió pañuelos y se sonó la nariz, se lavó la cara y volvió a la cama. Ignoró la


bandeja, desmotivada para tratar de tragar. Estaba demasiado molesta.

“Maldito seas, bastardo de corazón frio.”


Seis

Las puertas se abrieron y Nala se giró sobre sus pies obteniendo la vista de dos
cyborgs. Cargaban a Stag entre ellos.

Cuando entraron, Nala agarró la bandeja moviéndola fuera de la cama. Había querido
matarle, pero viéndole cojear, y viendo las vendas que cubrían sus hombros, su frente y
una pierna por debajo de la rodilla, eso la hizo horrorizarse al instante.

“¿Qué pasó? ¿Stag está bien?”

Maze y el cyborg voluminoso pusieron a Stag en la cama. Maze se volvió hacia ella
mientras se enderezaba.

“Hubo un accidente.”

Un tercer cyborg entró con un botiquín grande. Lo colocó, echó un vistazo a Nala, luego
se fue. El cyborg de torso grueso le sonrió. Parecía un poco tenso.

“Soy Hellion. Escógeme.”

“¿Qué?”

“Ahora no.” espetó Maze. “Fuera. Tengo esto. Alguien tiene que revisar que el parche
está completado y realizar una comprobación exterior, para ver si algún daño más ya
estaba hecho.”

Hellion asintió, lanzó otra sonrisa a Nala, entonces la sorprendió girando hacia la
puerta, levantando su mano, y soplándole un beso.

Las puertas se cerraron, bloqueando su vista de él, y ella se giró cuando Maze cayó de
rodillas junto a la cama y abrió el maletín.

“¿Cómo está de mal herido?”

Nala evaluó a Stag. Sólo llevaba esa ropa interior negra que tanto parecía gustarle. Su
piel parecía un poco apagada, más pálida que de costumbre.

“¿Va a estar bien?”

Maze arrancó un escáner, uno más pequeño del que había utilizado en Nala, y lo pasó
por la cabeza de Stag.

“Le remendé lo mejor que pude dentro del hangar de atraque.”

Dejó el escáner hacia abajo y agarró un inyector, programándolo con una eficiencia que
habló de su conocimiento del equipo.

“Las heridas de las piernas y los hombros son superficiales. Es el cerebro lo que me
preocupa.”

Le inyectó a Stag con algún tipo de medicación.

“¿Qué pasó?”

“Una bomba fue colocada en uno de nuestros paneles solares y explotó. Eso envió
metralla hacia Stag y rompió el traje. Se las arregló para detener la fuga, pero perdió
demasiado oxígeno antes de que pudiera llegar hasta él. También fue golpeado con
fuerza contra el casco de nuestra nave. Pero podría haber sido peor.”

¿Ruptura de traje? ¿Pérdida de oxígeno? Esas dos cosas eran por lo general causas de
muerte ambas.

“¿Cómo?”

“No flotó fuera. Encajó el brazo en una de las manivelas de amarre antes de perder la
conciencia. De lo contrario, habría tardado más tiempo en recuperarle.”

“¿Cuánto tiempo estuvo sin oxígeno?”

Notaba que el pecho de Stag subía y bajaba, pero eso no quería decir que fuese a estar
bien. Podría haber sufrido muerte cerebral.

“Tardé tres minutos y cuarenta y dos segundos para traerlo dentro. Otros treinta y dos
segundos para restablecer el soporte vital en el hangar. Añade al menos sesenta
segundos para sacarle de su casco, abrir su traje, y revivirle.”

“¿Se despertó? ¿Dijo algo? ¿Quedaba algo de aire restante en ese traje?”
Maze agarró el escáner, moviéndolo lentamente sobre la cabeza de Stag de nuevo.

“Se había reducido al cuatro por ciento, pero había dejado de respirar para el momento
en que fui capaz de trabajar en él.”

Esa información golpeó con fuerza a Nala. Nadie podría sobrevivir tanto tiempo en el
espacio si no estaba respirando. Habría sufrido muerte cerebral. Sus rodillas casi
cedieron y se inclinó, agarrándose al extremo de la cama.

Estaba muy segura de que odiaba a Stag... pero este dolor en su pecho, demostraba lo
contrario.

“Tuve que apagar todos sus implantes cuando hice circular una corriente eléctrica a
través de él para reiniciar su ritmo cardíaco. Estarán así durante horas, ya que tuve que
forzar el apagado. No estoy leyendo un daño real, así que tendremos que esperar.”

“En inglés.” consiguió soltar.

Maze la miró sorprendido.

“Eso fue en inglés.”

“¡No sé lo que significa todo eso!”

Estaba molesta y frustrada.

“¿Ha sufrido una muerte cerebral? Sólo dímelo.”

“Estoy leyendo algo de actividad. Sería más fácil si hubiera podido acceder a sus
chips, pero entré en pánico.”

Ella se limitó a mirarlo, confundida.

“Soy médico. Cada cyborg bajo mi cuidado me ha permitido una vía para cortar el
acceso a sus cuerpos en situaciones de emergencia como ésta. Puedo cerrar sus
implantes y sus chips. De lo contrario, el envío de una corriente eléctrica a través de
ellos puede dañar permanentemente esa cibernética. Stag me importa mucho, y creo que
puedo haber drenado por completo el poder de sus implantes.”

Nala trató de darle sentido.

“Entiendo que electrocutarle es malo, pero… ¿drenaje de poder?”


Maze se giró, agarró otro escáner, y pasó éste sobre el pecho de Stag.

“Nuestros cuerpos generan energía para nuestros componentes cibernéticos. Como


médico, fui diseñado para ser capaz de drenar ese poder para cuidar de otros cyborgs,
si me dan acceso para hacerlo. Creo que me excedí con eso, drenándole demasiado.
Entré en pánico. No estaba en calma. Esto significa que va a tardar horas en recargar su
cibernética lo suficiente como para funcionar de nuevo.”

“¿Que importa eso? Quiero decir, ¿cómo iba eso a ayudarte a averiguar lo que está mal
con él?”

“Tenemos tres chips implantados dentro de nuestros cerebros. Ellos me podrían decir
si hay algún daño a su alrededor. Pero están apagados, y no responden a mi orden
tratando de volver a activarlos. Están recargándose.”

Tomó otro inyector, presionándolo contra el costado de Stag.

“¿Para qué era eso? ¿Hay algo mal con su corazón o sus pulmones?”

“No estoy detectando cualquier daño en sus órganos. Sólo le di un sedante para
mantenerle dormido.”

“¿No queremos que se despierte?”

“Va a sanar más rápido si está inmóvil.”

Nala se sentía frustrada.

“Si sobrevive.”

Finalmente, Maze guardó todos sus artilugios y cerró el maletín. Se puso de pie.

“Es un cyborg. Somos fuertes, y nos curamos más rápido que tú. Es cómo fuimos
diseñados. Estoy captando función cerebral.”

Eso la calmó.

“Así que… ¿va a estar bien?”

“Tuvo suerte. El medicamento podrá mantenerlo durante una hora. Voy a darte acceso a
una comunicación directa conmigo. Basta con que pulses la mano en el panel junto a la
pared y digas mi nombre. Tengo que irme. Otro miembro de la tripulación abandonó la
nave para comprobar el trabajo de Stag en el parcheado y buscar cualquier otro daño.
Quiero estar allí, en caso de que haya otra emergencia médica. ¿Vas a velar por Stag y
contactarás conmigo si está en apuros?”

“No tengo mucha experiencia con los heridos. ¿Cómo lo sabré?”

Maze se acercó a la puerta y apretó la mano en el panel.

“Sólo contacta conmigo si te alarmas con cualquier cosa. Vigílale.”

Retiró la palma de la mano del sensor.

“Ahora el equipo me va a transferir tus llamadas a mí. Sólo di mi nombre. Es Maze,


por si lo has olvidado.”

Nala asintió con la cabeza.

“Está bien.”

Maze la observó con una mirada severa.

“Estoy confiando en que no le hagas más daño. Le habría puesto en mi habitación para
curarse, pero odio dejarle solo en caso de que su estado empeore. Stag salvó tu vida
cuando te sacamos de la Pride. No estaba entre nuestras órdenes salvar a nadie en esa
nave. Simplemente debíamos investigar si fueron realmente los modelos Markus los
que os atacaron, y ver si podíamos obtener cualquier información de por qué os usaron
como objetivo.”

“No voy a hacerle daño.”

Maze siguió mirándola.

“Lo juro. Es un imbécil, no te mentiré. Pero también he visto algunas buenas cualidades
sobre él. No quiero que muera.”

Eso pareció aliviar cualquiera de las dudas de Maze, porque su expresión se suavizó.

“Stag es un buen macho. Ha sido dañado emocionalmente por los terrícolas. Es


imposible olvidar el abuso que sufrimos cuando ellos controlaban nuestras vidas.”

Cogió el maletín.

“Hay un botiquín en los cajones de la pared, debajo de la litera. ¿Puedes lavar la


sangre que hay sobre él y revisar sus heridas? Se las saneé, pero no tuve tiempo para
hacer esto.”

Nala asintió con la cabeza.

“Puedo manejar eso.”

“Volveré para comprobarle en cuando tenga un rato. Pasará un tiempo, sin embargo.”

Maze salió. Nala se volvió, mirando a Stag. Todavía parecía demasiado pálido, y supo
que odiaría saber que estaba vulnerable ante ella, ya que no estaba atada a la cama
mientras él dormía. Se inclinó, se metió debajo de la cama, abrió el cajón, y sacó el
botiquín, colocándolo junto a sus pies al final de la cama. Un viaje a la unidad de
limpieza y regresó con cálidos paños mojados.

“Mira, podríamos haber peleado mucho, pero quiero que despiertes y estés bien.”

Le quitó con cuidado aquel vendaje aplicado a toda prisa por debajo de la rodilla, su
piel estaba caliente al tacto. El corte la hizo poner una mueca de dolor. Era irregular,
alrededor de cinco centímetros de largo, pero no era profundo. Ya no estaba sangrando
activamente, pero tampoco esperaba que fuera así. Sanear las heridas no sólo
significaba que habían sido limpiadas, sino que los vasos sanguíneos lesionados habían
sido sellados.

Se sentó en el borde de la cama y lavó suavemente la sangre de su piel, mirando a su


cara. Parecía más joven durante el sueño, pacífico, y todas las líneas duras que
normalmente mostraba se habían ido.

“Ponte bien, ¿de acuerdo? Estoy seguro de que tenemos una tonelada más argumentos
para debatir antes de que estés librándote de mí. Además, si te quedas inconsciente
como estás, piensa en todas las cosas malas que podía hacer contra ti.” sonrió. “Estoy
segura de que ese es tu mayor temor. ¿Qué estará tramando esta horrible terrícola con
esa mente tortuosa?”

Entonces su humor se desvaneció, ya que era posible que Stag nunca se despertara.

“Estás paranoico sin ninguna razón. No me has herido. Estamos de acuerdo en la


definición de autodefensa, ¿recuerdas?”

Le puso un vendaje limpio sobre la herida y se deslizó más arriba, casi con miedo de
ver lo que la esperaba en su hombro, bajo ese vendaje más grande. Colocó el kit
médico hacia arriba, junto a su almohada, esa en la que normalmente apoyaba la cabeza
mientras ambos dormían. Fue muy difícil llegar lo bastante cerca de él de modo que
levantó el brazo de Stag, se acercó más, y lo colocó en su regazo para apoyárselo
encima.

Sus manos temblaban un poco cuando usó cuidadosamente sus uñas para romper el
sello en el vendaje y levantárselo. No había un solo corte, sino dos. Maze afirmó que
Stag había sido alcanzado por la metralla. El médico había hecho algo más que limpiar
y vendar el corte superior. Era profundo, y podía ver la espuma, un relleno de unión,
que evitaría más sangrado mientras se curaba.

“Maldita sea, Stag.” susurró. “Eso tuvo que doler muchísimo.”

Limpió suavemente alrededor de la herida, preguntándose si necesitaría puntos de


sutura en aquel lugar. Su tripulación los habría necesitado, pero Stag era un cyborg. Su
médico lo sabría mejor. Colocó un vendaje fresco sobre la herida y se enderezó,
dejando su mirada vagar por su cuerpo estirado.

Su brazo se sacudió en su regazo, sorprendiéndola. Nala miró su rostro, viéndole


retorcerse en una mueca, posiblemente a causa del dolor. Ella le acarició la mejilla.

“¿Stag? Está bien. ¿Puedes escucharme? Estás en tu habitación.”

Stag gimió, y Nala pensó que iba a despertarse, a pesar de los efectos del sedante. Eso
sería una buena cosa, en su opinión. Estaba preocupaba sobre lo que le habría podido
hacer la falta de oxígeno.

Le tocó un poco más firme, acariciando su suave piel desde su mandíbula hasta su
oreja.

“¿Stag? Soy Nala. Estás a salvo. ¿Me escuchas? Maze y algunos de tus hombres te
trajeron a tu habitación.”

Entonces Stag se retorció violentamente y en una fracción de segundo, encogió sus


rodillas. Una de ellas golpeó en la espalda de Nala y ella cayó encima de él, estirada a
través de la parte superior de su cuerpo. los ojos de Stag permanecían cerrados, pero
lanzó un puñetazo sobre ella. El puñetazo falló su cabeza, pero algunos de sus dedos
quedaron atrapados entre su pelo. Dolió.

Nala se empujó lejos de él y se cayó de la cama, aterrizando sobre su culo. Stag se


retorció más, hizo un sonido de dolor, y Nala se puso de pie, corriendo hasta el panel.

“¡Maze!”
Su voz llegó unos segundos después.

“¿Qué pasa, Nala?”

Miró por encima del hombro. Stag se retorció, se volvió, y casi rodó fuera de la cama.

“¡Ayuda!”

Apartó la mano del panel y corrió hacia él, casi abordando a Stag para ponerlo boca
arriba y lejos del borde de la cama. Él luchó y trató de resistirse sacándosela de
encima. Nala empujó contra su pecho, tratando de inmovilizarle, pero era
increíblemente fuerte.

“¡Detente! Está bien, Stag. Te vas a hacer daño.”

La sangre fluía a través del vendaje en el hombro cuando apretó la cabeza contra su
tórax para evitar un brazo oscilante que dirigió a su encuentro. El color rojo brillante
se arrastró hacia ella cuando intentó rodar hacia la pared, pero lo ignoró,
manteniéndose presionada fuertemente contra él, con los brazos alrededor de su
cintura.

Su mirada se elevó a su cara, pero sus ojos permanecían cerrados. Era como si no
estuviera lo suficientemente despierto como para darse cuenta de que ya no estaba
fuera en su traje espacial, posiblemente teniendo un flashback de luchar por sobrevivir.

Solo esperaba que Maze estuviera cerca, cuando el gran cyborg debajo de ella rodó
otra vez y casi arrojó a ambos fuera de la cama. Nala apoyó un pie en el suelo y
presionó con fuerza, empujándole atrás hacia el centro del colchón.

*
Iban a matarle.

Stag luchó contra los tres guardias. Habían venido a causar problemas, pero no estaba
dispuesto a permitir que le pusieran dentro de uno de los armarios de almacenamiento
de alimentos para ver cuánto tiempo tardaría su cuerpo en congelarse. Estaban
aburridos, y le habían tomado como objetivo para su diversión.

Uno de ellos se rió.

“¿Crees que va a estar bien cuando se descongele?”

“Puede ser que tengan que reemplazarle la piel en el exterior si lo dejamos ahí hasta el
final del turno. Va a ser un cubito de hielo.”

Se abalanzó sobre Stag, usando un arma para espolearle y para tratar de aturdirle. Stag
retorció, evitando eso.

“Vas a ser detenido bajo cargos por esto. La destrucción de la propiedad es un delito.
No voy a sobrevivir.”

“¿Yo?”

El que estaba a cargo se echó a reír.

“Mírale, tratando de actuar como si fuera uno de nosotros. No eres más que un
androide con piel. Solo eres una cosa. Queremos ver si te vuelves de color azul, una
vez que esa piel que estás usando comience a congelarse.”

No parecía importarle que fuera en contra de la ley hacerle daño. Otro miembro de la
tripulación venía contra él, balanceando una barra de metal, apuntando a su cabeza.

Stag se agachó, evitó el golpe que le habría noqueado, y agarró la barra. La arrancó de
la mano del terrícola y la balanceó él mismo. Los tres saltaron hacia atrás.

“¿Pensé que habías dicho que no podría perjudicar a cualquiera de nosotros?”

El más joven del grupo retrocedió más lejos.

“Parece bastante cabreado.”

El que parecía estar a cargo sacó su arma aturdidora y la apuntó hacia Stag.

“Estás programado para no atacar. Parece que estás defectuoso, a mi entender. Digo
defensa propia, ¿qué os parece a vosotros, chicos?”

Stag miró fijamente al terrícola.


“Descarga ese arma y vas a activar las alarmas. Seguridad revisará las cámaras para
presenciar el suceso y van a comprobar que tú viniste a por mí. Soy caro.”

Miró hacia el uniforme del terrícola y frunció los labios.

“Eres personal auxiliar, ni siquiera eres militar. Van a lanzarte fuera por una esclusa de
aire solo por el dinero que les vas a costar teniendo que reemplazarme. Tú y tus dos
amigos no sobreviviréis para ver el final de vuestro turno.”

El terrícola maldijo y enfundó el arma.

“¡Que te jodan, androide con piel! Consigue aquella cámara. Vamos a hacerle daño
donde no se vea. De ninguna manera voy dejar que esta cosa me hable de esa manera.”

Stag se tensó, cambiando el agarre de la barra, mientras los hombres se desplegaban


alrededor de él. No usarían armas para encender las alarmas, ahora que les había
recordado esa medida de seguridad. No podía matarlos, pero tampoco estaba dispuesto
a permitir que le causaran un daño masivo o incluso la muerte.

Dos de ellos cargaron contra él. La lucha estaba en marcha.

*
Nala estaba agradecida cuando Maze se precipitó en la habitación y vino para ayudar.
Él lanzó su cuerpo sobre la mitad inferior de Stag, agarró sus brazos y trató de
fijárselos abajo.

“¿Qué pasó?”

“¡No tengo ni idea! He cambiado sus vendajes y entonces empezó a luchar. Traté de
mantenerlo abajo. No quería que se golpeara en la cabeza si se caía de la cama o se
estrellaba contra la pared.”

“Muévete.”
Eso no era una cosa fácil de hacer. Tuvo que menearse un poco para bajarse de Stag y
quedar fuera, por debajo de una parte de Maze.

La puerta se abrió de nuevo cuando ella se bajó de la cama, y entró Hellion.

“¿Que está pasando?”

“Consigue restricciones.” ordenó Maze. “También necesito mi botiquín fuera de la


puerta.”

Hellion se apartó, pero la puerta permaneció abierta. Nala contempló en el pasillo,


tentada de huir.

Era una oportunidad de escapar, pero… ¿dónde iría? Era posible que tuvieran cápsulas
de vida en la nave. No tenía ni idea del tamaño de ésta nave. Por otra parte, si Stag le
había estado diciendo la verdad, estaban dentro del Pitch.

Stag gritó, aunque las palabras no estaban claras. Nala observó como Maze utilizó más
peso de su cuerpo para fijar abajo al cyborg lesionado. Stag siguió luchando contra los
demonios que veía en su sueño. Nala miró hacia la puerta por última vez, y luego se
precipitó hacia la cama y agarró los tobillos de Stag cuando trató de utilizar sus
rodillas para patear a Maze, igual que antes lo había hecho con ella.

“Debería haber paralizado sus extremidades.” gruñó Maze.

Esto asustó a Nala, viendo que Stag no se estaba despertando.

“¿Qué está mal con él? ¿Convulsiones?”

Stag sacudió una de sus piernas fuera de su agarre y la clavó contra la parte posterior
de Maze. Nala se deslizó hacia un lado, esperó a que Stag enderezara la pierna, y luego
cayó hacia adelante, utilizando todo su cuerpo para mantenerlas presionadas. Stag se
las arregló para levantarla unos cuantos centímetros antes de dejar caer las piernas de
regreso sobre la cama.

“Le sedé para que no se despertara. A veces, nuestros cuerpos reaccionan a los sueños
debido a nuestra dependencia de nuestra cibernética.”

“Pensé que habías dicho que estaba inconsciente, drenado, apagado... lo que sea.”

Stag la levantó de nuevo con sus piernas y ella se agarró al otro lado del colchón,
tratando de evitar que se la sacudiera de encima por completo.
“Ese es el problema.”

Alguien agarró a Nala desde atrás. Un brazo se deslizó alrededor de su pecho, el otro
alrededor de sus caderas, y ella se levantó de Stag. Se habría caído por aquel
movimiento rápido, pero Hellion casi la abrazó, una vez que se puso de pie,
estabilizando su equilibrio.

Él esbozó una sonrisa.

“¡Atrás, bella Nala! Tengo esto. Podrías quedar magullada, y eso me rompería el
corazón. Sin embargo, yo besaría tus heridas.”

Su boca se abrió, sorprendida por el musculoso cyborg, pero Hellion se dio la vuelta y
cogió uno de los tobillos de Stag. Él había dejado restricciones de tejido en el extremo
de la cama y rápidamente sujetó la pierna de Stag al marco de la cama. Se puso a
trabajar rápidamente para refrenar la otra pierna.

Nala retrocedió y observó como Maze y Hellion terminaban de restringir a Stag.


Reforzaron las restricciones lo suficiente como para que sólo tuviera unos pocos
centímetros de movimiento. Maze tenía un desgarrón en la manga, pero por lo demás
parecía estar bien. Él abrió el kit medico que debía haber traído Hellion, y sacó de un
tirón un inyector, lo programó, y lo apretó contra el cuello de Stag.

Stag se calmó rápidamente. Los gritos también cesaron, y él sacudió la cabeza, su


expresión era de dolor, pero ya no estaba luchando.

Maze se volvió y miró sobre Nala.

“¿Sufriste algún daño?”

“Puedo comprobarla.” se ofreció Hellion.

Nala miró fijamente al cyborg, para encontrarle sonriendo.

“Soy bueno.”

Maze se aclaró la garganta.

“Gracias, Hellion. Puedes irte ahora. Tengo esto bajo control.”

Hellion dio un paso más cerca de Nala.


“Realmente deberías dejarme echar un vistazo sobre ti. Yo estaría feliz de revisar cada
palmo de tu cuerpo para buscar moratones.”

“¡Hellion! ¡Fuera! ¡Ahora!”

El tono de Maze se profundizó.

“Flirtea con ella más tarde.”

“Está bien.”

Hellion se acercó a la puerta, pero luego se detuvo y se volvió.

“¿Bella Nala? Me gustaría recibir órdenes de ti. Me gustaría hacer algo que tu
pidieras.” Se relamió los labios. “A menudo. Tanto como tú quisieras. Stag pudo
haberse ofendido cuando creíste que éramos robots sexuales, pero para mí sería un
privilegio ser el tuyo.”

“¡Fuera!”

Maze se interpuso entre ellos. La puerta se cerró herméticamente y Maze suspiró, se


giró, y sacudió la cabeza.

“Ese tiene problemas emocionales. Me disculpo.”

Nala se recuperó.

“Por lo menos es, um, muy amable.”

Maze se trasladó a su kit y se inclinó.

“Esa es una interesante forma de decirlo. Es juvenil, y en ocasiones francamente


molesto. No es de extrañar que la hembra pusiera fin a su contrato en un tiempo
récord.”

“¿Puedes decir eso de alguna forma que tenga sentido para mí?”

Cerró el kit y se levantó, agarrándolo.

“Contrato matrimonial. Una hembra cyborg le aceptó en su unidad familiar, pero le


puso fin en cuestión de días. Él no tiene éxito en nuestra sociedad debido a su
comportamiento coqueto. Es por eso que se le asignó con Stag. Él tiene más paciencia
que la mayoría de los otros, y no hay mujeres a bordo.”
“Un cyborg mujeriego, ¿eh?”

Maze inclinó su cabeza, mirándola con extrañeza.

“Ah. Me tomó un momento comprender ese término. Hellion es impulsivo, y permite


que sus sentimientos controlen la mayoría de sus acciones. No coqueteó con otras
mujeres cuando estaba casado, pero la hembra no se sentía cómoda con su afecto
abierto hacia ella. Esto la ponía nerviosa. Los cyborgs suelen ser más reservados.
Hellion no lo es. Eso está considerado como un defecto.”

Miró a Stag. Sus labios estaban apretados con fuerza.

“¿Qué está pasando con él? ¿Es un signo de daño cerebral?”

Ese era su mayor temor.

“No. Solo está soñando. Puede suceder en algunos momentos, cuando un cyborg se
lesiona y está parcialmente sedado. Le he paralizado del cuello hacia abajo.”

“Eso no hará que deje de respirar o algo así, ¿no? Suena horrible.”

“No. Simplemente ahora no puede moverse. Eso no afectará a sus órganos. ¿Pudiste
atender su hombro?”

“Necesita puntos de sutura.”

Maze negó con la cabeza.

“Se curará lo suficiente como para que eso no sea necesario. Nosotros no somos como
tú. Es por eso que no usamos suturas en este tipo de lesiones menores. Debo volver al
Control. Llámame si surge cualquier otro problema.”

Empezó a irse, pero se detuvo.

“Todavía puede sentir dolor, así que debes ser consciente de ello.”

“Tendré cuidado de no hacerle daño.”

Maze la dejó y Nala se llevó el otro kit médico más pequeño de vuelta hasta la cama,
tomando asiento junto a Stag. Volvió la cabeza, murmuró algo, pero luego pareció
calmarse un poco.

Nala alcanzó el vendaje en su hombro. Estaba recubierto de sangre en la parte inferior,


tanto que había sido untada sobre su piel. Maze probablemente tendría que cambiarse
su uniforme. Se imaginó que probablemente ella también estaría sangrienta ya que
había presionado a Stag abajo con su cuerpo.

Consiguió otro paño húmedo. La piel de Stag era firme pero muy cálida y
aterciopelada.

“Estamos sólo tú y yo de nuevo.”

Nala comenzó a limpiarle.

“Simplemente odiaría saber lo que está pasando por tu cabeza.”

Esto le hizo preguntarse qué tipo de mala vida habría tenido mientras que había estado
en la Tierra, si esa era la causa de su pesadilla. Ella hizo una pausa, levantó la mano y
le acarició la mejilla.

“No me hagas sentir lástima por ti. Estás empezando.”


Siete

Nala se despertó al oír un gruñido. Se hizo un ovillo entre la pared y el lugar donde
Stag había sido restringido sobre su espalda. Hellion y Maze le habían extendido, con
los brazos y las piernas abiertas, por lo que ella había tenido poco espacio para
dormir.

Alzó la cabeza y encontró los ojos de Stag abiertos, el cyborg estaba fulminándola con
la mirada.

“¿Conoces tu nombre?” le preguntó.

“¿Qué me has hecho?”

Se sentó, con cuidado de no tocarle.

“¿Cuál es tu nombre? ¿Te acuerdas?”

“Te voy a matar, Nala.”

La conocía. Esa era una buena señal. Su desconfianza hacia ella también seguía estando
ahí.

“Oh, Dios. Y pensé que podrías haber sufrido daño cerebral. Sigues siendo el mismo
idiota. Woo-hoo.” [13]

“¿Qué me has hecho?”

Se subió encima de él, con cuidado intentando evitar tocarle lo mejor que pudo.

“Yo no te he puesto esas restricciones. Lo hicieron Maze y Hellion.”

Nala rodó sus hombros y se volvió, mirando abajo hacia a él.

“Fuiste lesionado. ¿Recuerdas lo que pasó?”


Los ojos de Stag se cerraron un instante, y luego se abrieron.

“El señuelo funcionó, pero los escombros me golpearon.”

Nala no estaba segura de lo que significaba eso.

“Estabas fuera de la nave en un traje espacial. No conozco todos los detalles, excepto
que tuviste que ser revivido. Has vuelto dentro de la nave sin respiración.”

Stag apretó la mandíbula.

“¿Mi cuello se rompió? ¿Fue cortada mi espina dorsal?”

Se hundió en su mente la razón por la que le preguntaba eso. La compasión hacia él la


golpeó rápido y fuerte.

“No. Son sólo las drogas. Estás bien.”

Nala se sentó en la cama y puso la mano en su pecho.

“¿Ves? Sensación. Son sólo las drogas. Van a desaparecer y podrás moverte del todo
una vez que lo hagan. La parálisis es temporal.”

Stag arqueó un poco la cabeza, echando un vistazo a las restricciones.

“Pensé que tú hiciste esto. Déjame ir.”

“Ningún 'Lo siento por haber amenazado con matarte ', ¿eh?”

Stag frunció el ceño.

“Eso es lo que me imaginé. ¿Creías que te ataqué mientras dormías y te rompí el


cuello?” ella resopló. “Realmente estás paranoico. ¿Cómo crees que conseguiría
acceso a restricciones como éstas? ¿Las mantienes escondidas dentro de tus
alojamientos? ¿Eres un pervertido, Stag?” [14]

“Quítamelas ahora mismo. Es una orden.”

Nala se retorció un poco y se puso más cómoda en el borde de la cama, divertida.

“¿O qué? ¿Me gritarás? ¿Qué se siente siendo tú el que está atado?”

Levantó la mano de su pecho y luego usó un dedo para presionarlo contra él.
“Estás bajo la misericordia de la gran malvada terrícola. ¿Qué crees que te haré?”

Le dio un golpecito con el dedo.

“¿Matarte con mis uñas?”

“Quítame estas restricciones, Nala.”

Nala sonrió abiertamente.

“De todos modos, no puedes moverte hasta que desaparezcan esas drogas. Maze no
dijo cuánto tiempo durarían. ¿Tienes cosquillas?”

Nala arrastró su dedo sobre sus costillas, por su costado, usando cuatro de ellos,
aligerando su contacto.

Stag aspiró un aliento agudo y se quedó inmóvil, sorprendido. La piel de gallina subió
a lo largo de su piel y sus pezones se endurecieron como abalorios, en tensas
protuberancias. Nala le sostuvo la mirada. Él levantó la cabeza, probablemente lo
único que podía mover. La furia se mostró en sus ojos. Eso la divirtió.

“¡Las tienes!”

“No me toques.”

“No soy un robot.” le recordó ella.

Estaba disfrutando demasiado de ver que estaba indefenso. Se merecía que le


atormentara un poco, después de todo lo que él le había hecho pasar. El karma estaba
vivo y muy bien.

“¿Listo para negociar ahora, Stag? ¿Qué estás dispuesto a ofrecerme si yo no te hago
cosquillas sacando el infierno fuera de ti hasta que Maze venga a ver a su paciente
gruñón?”

“Deja de tocarme y retira las ataduras. No empeores las cosas para ti misma, Nala.”

Eso mató su buen humor.

“Ah, ¿te refieres a algo parecido a descubrir que en algún momento, cuando logre salir
de esta nave, será sólo para que pueda ser vendida o cualquier cosa así a algún tipo
que me convertirá en su esclava sexual? ¿Cuándo ibas a dejar caer esa información
sobre mí?”

“No vas a ser una esclava. Se te asignará un cuidador.”

“Propietario. Cuidador. Cualquier cosa que quieras llamarlo. La misma diferencia.


Seguirá exigiendo sexo por mi parte, ¿verdad?”

Stag volvió la cabeza, pareciendo concentrarse en la puerta. Nala echó un vistazo allí,
y luego a él.

“¿Estás tratando de contactar con alguien?”

Stag la ignoró y cerró más fuerte los ojos. La frustración le hizo gruñir por lo bajo.

“Déjame adivinar. ¿Esos componentes electrónicos de tu interior pueden hacer eso?


¿Los mismos que tienen una pérdida de energía en este momento?”

Sus ojos se abrieron y la miraron, pareciendo sorprendido.

“Maze mencionó algo acerca de ellos teniendo que recargarse y que eso podría tardar
horas. No están funcionando todavía, ¿eh?”

“Déjame ir, Nala.”

“Voy a tomar eso como un ‘no, no lo están’. Estamos sólo tú y yo, por un tiempo.”

“Vas a pagar por esto.”

“¿Qué estoy haciendo?”

Nala barrió suavemente sus uñas sobre su piel, sin hacerle daño.

“Sólo estoy tocándote.”

“Detente.”

“¿Hay algo malo en esto? Quiero decir, algún idiota va a poner sus manos sobre mí en
algún momento, y no importará si yo lo quiero o no. ¿Por qué te molestaste siquiera en
sacarme de la Pride? ¿Obtendrás créditos cuando tú me vendas? ¿En cuánto estoy
valorada?”

“No es algo así.”


“¿Cómo es?”

Stag apretó los labios, por lo que estaba claro que no tenía intención de contestar. Esto
la molestó, y se incorporó. Probablemente tenía miedo de que le matara si le decía lo
mucho que iba a ganar.

Nala se encaró con él más a fondo, admirando abiertamente su cuerpo. Tenía un cuerpo
estupendo, y su color estaba volviendo a la normalidad. Parecía totalmente recuperado
de lo que le había sucedido, a excepción de esos medicamentos aún actuando en su
sistema. Pronto sería capaz de enlazar con su equipo y pedir ayuda, una vez que sus
implantes se recargaran. Al menos, estaba segura de que podría.

Nala se estiró y presionó su mano sobre su pecho, acariciándole.

“¿Te molesta ser tocado?”

“Detente.”

“Me tomaré eso como un sí.”

Nala se inclinó, mirando fijamente a sus ojos.

“Querías enseñarme cómo me sentiría si alguien me trataba como a un androide.”

De repente se levantó y se sentó a horcajadas sobre su cuerpo, apoyando sus piernas a


cada lado de sus caderas.

“¿Qué tal una pequeña lección para ti?”

“¿Qué estás haciendo?”

Nala se sentó de tal modo que su culo descansó sobre su pelvis y deslizó las manos
sobre su pecho, acariciándole desde los hombros hasta su estómago.

“Algún idiota me va a tocar. Con suerte, no estaré atada en ese momento, así que tal vez
seré capaz de defenderme. Pero, sois cyborgs. No voy a tener una oportunidad de hacer
que se detenga, ¿o podré? Sé que sois por lo menos cinco veces más fuertes que otros
tipos. Mínimo. Os hicieron de esa manera, ¿verdad? Mi padre me dijo eso. Este es el
futuro con el que tengo que tratar... gracias a ti.”

De pronto se inclinó y se deslizó un poco más hacia abajo sobre él. Sus pezones aún
estaban erectos. Nala abrió la boca y pasó la punta de la lengua por uno, luego sopló
aire a través de la carne fruncida.

Se endureció aún más, respondiendo. Stag maldijo.

Nala le ignoró y apretó los labios a su alrededor, le lamió otra vez, y luego le chupó
suavemente. Usó el borde inferior de sus dientes para rastrillar ligeramente a través de
la punta de su pezón, dura como una perla.

Su respiración se incrementó rápidamente. Nala lo escuchó... lo sintió, ya que su cara


estaba presionada contra su pecho.

Nala soltó su pezón, miró hacia arriba y le encontró mirándola. Esto la hizo sonreír
mientras iba a por el otro pezón, dándole el mismo tratamiento.

La verdadera sorpresa vino cuando le sintió responder de otra manera. Su coño se


apretó contra su ingle y su polla se endureció. No era algo que pudiera dejar de notar,
ya que había sido diseñado para ser grande en esa área.

Nala soltó su pezón y se levantó un poco, mirando hacia abajo por sus cuerpos. Stag
estaba indudablemente duro. Los pequeños pantalones cortos revelaron el
abultamiento. Nala desplazó su cuerpo hacia abajo de nuevo y cómodamente los
moldeó juntos mientras le sostenía la mirada.

“Apuesto a que esto te cabrea. Teniendo en cuenta que soy una terrícola.”

“Es sólo una reacción física básica.”

Nala se rió y se asentó hasta el final. Tiró de su camiseta, quitándosela. Al instante, la


atención de Stag quedó fijada en sus pechos desnudos. Su polla se estremeció debajo
de ella.

Colocó su camiseta junto a ella para poder agarrarla rápidamente en caso de que Maze
regresara. Ya sería suficiente embarazoso ser atrapada atormentando a Stag de esta
manera… pero valdría la pena ese riesgo para conseguir un poco de venganza.

Extendió las manos y ahuecó sus propios pechos, masajeándoselos.

“¿Qué tal si juego conmigo misma, igual que hiciste tú mientras yo estaba acostada
junto a ti?”

Stag cerró los ojos y giró su cabeza hacia un lado.


“No entiendo lo que estás tratando de hacer, aparte de enfadarme.”

“¿Es así como lo llamas cuando te pones duro? Entonces no mires... pero siente.”

Nala se agachó de nuevo y enganchó uno de sus pezones con la boca, chupándoselo.
También sacudió sus caderas, frotándose contra su miembro. Se volvió aun más duro, y
tuvo que admitir que él no era el único teniendo una reacción física. Se sentía bien
utilizar la longitud de su polla para estimular su clítoris. Incluso con la ropa entre
ellos, Nala se puso más húmeda rápidamente, su coño aún más dolorido.

Nala levantó la cabeza un poco y contempló a Stag.

Mantenía los ojos cerrados, pero se había mordido el labio inferior, lo suficiente como
para volverlo casi blanco. Probablemente él mismo se sacaría sangre si no lo soltaba,
pero ella sabía por qué hacía eso. Estaba tratando de permanecer en silencio. Soltó su
pezón y él dejó de torturar su labio. Nala se contoneó por su cuerpo y colocó besos
sobre sus costillas.

“¿Cómo estarías de cabreado si yo bajo sobre ti, Stag? ¿Haría eso un caos para ti?
¿Una terrícola haciéndote ‘eso’?”

“Deja de tocarme, Nala. Te dejaré bajar de la nave en cualquier estación que quieras y
podrás volver a vivir con los terrícolas.”

“No te creo. Esto en cuanto a los cyborgs siendo sinceros.”

Nala se deslizó más abajo sobre él, tuvo que montarse a horcajadas sobre una de sus
piernas, ya que estaban apartadas ligeramente. Colocó su mano sobre su miembro,
todavía atrapado dentro de sus pantalones cortos. El material era sedoso. Frotó la
rígida longitud con la palma de su mano, y luego paseó sus dedos a lo largo de la punta.
Su polla se sacudió. Era grande y estaba dura como una roca.

Nala observó su rostro. Stag abrió los ojos y levantó la cabeza. La mirada que él le dio
demostró deseo y rabia al mismo tiempo.

“Haré que te arrepientas de esto.”

“Noticia de última hora, Stag. Parcialmente ya me arrepiento.”

Nala estudió su cuerpo.

“¿Por qué tienes que ser tan sexy? Haznos un favor y deja de hablar. Eres el primer
hombre que he tocado en más de seis años.”

Aferró la parte superior de sus pantalones cortos y los tironeó abajo unos cuantos
centímetros, pero se quedaron atrapados bajo su culo.

“Puede que más tarde no tenga una opción sobre con quien termine en la cama, pero la
tengo ahora. Justo eso... eres tú.”

Necesitó ambas manos para mover sus pantalones cortos lo suficiente como para
liberar su polla. Se levantó, dio unos golpecitos al panel donde guardaba sus cosas, y
extrajo la botella.

“¿Qué estás haciendo?”

La abrió y derramó lubricante sobre él.

“Te gusta ser tocado… ¿de esta manera?”

Nala le agarró y apretó suavemente, acariciando su polla. Stag echó la cabeza hacia
atrás y siseo entre dientes.

“Tal vez, ¿cómo esto?”

Nala ralentizó el ritmo, deslizando su mano más abajo, evitando la punta, y luego
acariciándole arriba y hacia abajo.

“¿Qué se siente mejor? ¿Mi mano o la tuya?”

Nala siguió haciéndolo así, trabajándole con ese ritmo pausado.

El estómago de Stag se apretó, todos los músculos agrupándose allí. Nala se quedó
paralizada. Había pasado un largo tiempo, pero aún recordaba algunas cosas.

“Ya estás a punto de llegar, ¿verdad?”

Stag levantó la cabeza y la mirada de sus ojos lo dijo todo. Estaban sensuales y con los
párpados pesados. Parecía un hombre al borde, como si la hubiera besado si se le
diera la oportunidad. Soltó su polla y se arrastró hasta él. Stag no dijo una palabra,
pero su mirada bajó hacia sus pechos y se relamió los labios.

Podía morderla. Era un verdadero temor. Nala puso una mano sobre su hombro,
cuidadosa con su herida, y presionó sus pechos contra su torso. Mantuvo la distancia
suficiente entre sus bocas como para poder sacudirse hacia atrás si él se abalanzaba
hacia adelante.

“Tú también me excitas. Y lo odio. Creo que tenemos eso en común.”

Nala buscó en sus ojos, pero en ese instante no pudo detectar cualquier enfado en ellos.

“Incluso estoy dispuesta a admitir que esta pequeña lección se ha vuelto contra mí,
porque estoy mojada. No he sentido un hombre dentro de mí en mucho tiempo.”

La mirada de Stag se precipitó hacia su boca, luego de vuelta a sus ojos. Nala se
humedeció los labios.

“¿Tregua?”

“¿Qué deseas? Me tienes en desventaja.”

Su voz salió muy profunda y ronca. Stag podría ser pecaminosamente sexy, cuando no
estaba siendo un cabronazo.

“¿Quieres decir porque eres incapaz de moverte?”

“Mis implantes están apagados. No puedo amortiguar mis respuestas.”

“¿Las físicas?”

“Físicas y emocionales. Quítame las restricciones.”

Eso fue más sincero de lo que ella había esperado que él fuese. Nala usó su mano libre
y se estiró, acariciando su mejilla. Stag apretó la cara contra ella en lugar de sacudirse
lejos, buscando su contacto. La deseaba demasiado, y ya no estaba negándolo.

“¿Puedo besarte o vas a hacerme daño?”

De nuevo, él echó una mirada a su boca.

“Hazlo.”

Eso no era una respuesta, pero estaba dispuesta a correr el riesgo. Nala cerró los ojos
y se acercó más, tocó sus labios con los de ella, y lamió aquel que previamente él
había apretado con sus propios dientes.

Se abrió para ella y Nala profundizó el beso. Habían pasado siglos, pero esto volvió a
ella mientras le acariciaba con su lengua. Stag gimió, y ella también lo hizo. Stag sabía
como el vino.

El dolor entre sus piernas se volvió peor y Nala se frotó contra su estómago, donde
estaba sentada a horcajadas sobre él. Era muy alto. Sus cuerpos no se alineaban
correctamente, y eso la frustró. Rompió el beso y le encontró mirándola, la pasión era
fácil de leer en sus ojos azules.

“Te quiero dentro de mí. ¿Sí?”

“Sí.” dijo con voz áspera.

Ella tuvo que levantarse de él, y casi se cae de la cama en su prisa para quitarse los
pantalones. Nada de su ropa interior había hecho el viaje desde su nave a esta, así que
era sólo cuestión de deshacerse de los pantalones y empujarlos hacia abajo por sus
piernas. Sin embargo, agarró la camiseta y se la puso de nuevo.

“¿Por qué?” preguntó Stag.

De nuevo, se sentó a horcajadas sobre él, metió la mano entre sus cuerpos, y usó su
humedad para provocar su propio clítoris.

“Cualquiera podría simplemente entrar. Esto por lo menos nos cubrirá un poco, si ese
fuera el caso.”

Stag bajó la mirada, viéndola mover su mano.

“¿Qué estás haciendo?”

“Estás cerca de correrte.”

Se sentía bien frotar el manojo de nervios.

“Así me aseguro de que no lo hagas antes que yo.”

“Déjame verlo. Levántate la camiseta.”

Se incorporó más, agarró la camiseta y tiró de ella hasta su estómago. Algo rozó su
culo y se retorció, viendo que Stag todavía estaba totalmente preparado para la tarea
de estar dentro de ella. Su deseo subió más mientras acariciaba su clítoris, el nudo
endureciéndose, y miró fijamente sus hermosos ojos.
“Móntame.” ordenó Stag.

“Cerca...”

Lo estaba. Se deslizó hacia atrás, manteniendo su dedo en movimiento sobre aquella


hinchada protuberancia, y con la otra mano agarró la polla de Stag. Abrió sus muslos
un poco más y frotó la corona de su polla a lo largo de la costura de su coño.

La respiración de Stag aumentó y se dio cuenta de que sus manos formaron puños a los
lados de la cama. Regresaba un poco de su movimiento, los medicamentos estaban
desapareciendo.

[El tiempo se agota antes de que sus implantes también vuelvan.] pensó.

Entonces sería capaz de indicarle a Maze que viniera, y luego sería él quien tuviera el
control de nuevo.

Ajustó el ángulo de sus caderas, alineando hacia arriba su eje contra su entrada, y se
dejó caer lentamente sobre él. Cerró los ojos y dejó de frotar su clítoris. Era grueso y
su cuerpo se resistió a aceptarle. Se inclinó hacia delante, usando su pecho para
apuntalarse mientras se empujaba nuevamente contra su regazo, tomando más de él.

Hacía mucho tiempo que no había experimentado esa sensación de ser llenada, de tener
un hombre en su interior. Nala gimió, movió las caderas, y tomó aún más de él. Era
enorme y se sentía increíble. Estaba muy duro...

“¡Joder!” siseó él entre dientes.

Eso hacían. Nala extendió sus dedos para apoyarse mejor contra su pecho y empezó a
balancearse hacia adelante y hacia atrás. Se arrancaron gemidos de su garganta y no
trató de amortiguarlos. Se dejó caer sobre él todo el camino y simplemente se
derrumbó hacia delante, yaciendo sobre él mientras frotaba sus cuerpos juntos. Esto
presionó su clítoris contra su bajo vientre. Cada movimiento se sentía aún mejor.

“¡Oh Dios! Voy a correrme. Ha pasado demasiado tiempo.”

Nala se levantó, ahora moliéndose frenéticamente contra él.

De repente, Stag empujó sus caderas hacia arriba, sorprendiéndola, pero se sintió muy
bien cuando él asumió el control, meciéndoles a ambos. Eso hacía que su cuerpo se
deslizara contra el de él. Se agarró a sus costados, simplemente por aferrarse a algo,
mientras se movían juntos. El clímax la atravesó con una fuerza brutal y se inclinó
hacia delante, enterrando su boca contra su piel caliente. Stag estiró el cuello, su
mandíbula presionando contra la parte superior de su cabeza.

Stag se sacudió, gimiendo, y Nala supo que también iba a correrse. Finalmente dejó de
corcovear sus caderas debajo de ella y Nala jadeó, extendida encima de él. Podía
sentir sus músculos vaginales contorsionándose por las secuelas, alrededor de su polla
todavía enterrada dentro de ella.

Pasaron largos minutos. Nala no sabía qué decirle y tenía miedo de levantar la cabeza
de su pecho. Finalmente, él rompió el silencio.

“Quítame mis restricciones, Nala.”

Stag no pensaba dejar de pedirle que hiciera eso, obviamente. De todos modos, ya era
hora de hacer frente a las consecuencias. No parecía exactamente enfadado, pero su
tono tampoco implicaba que no estaba contento.

“Dijiste que sí.” le recordó ella.

“Lo hice.”

“¿Qué vas a hacer conmigo?”

Todavía no estaba dispuesta a mirarle.

“¿Quieres que Maze o algún otro miembro de mi tripulación nos encuentre de esta
manera? Tenemos que utilizar la unidad de limpieza y cambiar la ropa de cama o
adivinarán que hemos tenido sexo.”

Nala se encogió ante ese frío término.

“Puedes moverte ahora, ¿verdad?”

“He intentado romper las ataduras, pero no pude. No quería que lo supieras, esperaba
que quisieras retirármelas tú, pensando que todavía estaba incapacitado.”

“¿Cuánto tiempo?”

“Han pasado alrededor de cinco minutos desde que recuperé el uso de mis piernas.”

Nala se despegó un poco de él y levantó la barbilla. Stag enmascaró su expresión


mientras ella le estudiaba.
“¿Implantes?”

“Todavía no, o podría sellar la puerta para que nadie pudiera entrar. Podrían hacer eso
en cualquier momento.”

“¿Vas a hacerme daño?”

“Yo nunca abusaría de ti.”

Eso no era exactamente lo que quería oír.

“¿Cuál es tu definición de eso?”

“Libérame. No empeores la situación.”

“¿Te refieres a que tu tripulación descubra que tuviste sexo con una terrícola?”

Sus labios se apretaron en una línea sombría.

“Nala, déjame ir.”

Nala utilizó su pecho para enderezarse. Su polla se mantuvo con fuerza dentro de ella,
dado que sus cuerpos aún estaban aparentemente unidos. Ella se levantó, separándolos,
y escaló hacia la parte superior de la cama.

Las restricciones fueron fáciles de desprender. Eran un sistema de doble cierre en el


dorso de la muñeca. Tomó esfuerzo apretar lo suficientemente fuerte como para abrir el
bloqueo, pero lo hizo, liberando uno de sus brazos.

Casi esperaba que la agarrara por la garganta, pero Stag se retorció, abriendo la otra
restricción él mismo. Nala terminó en la esquina de la cama mientras él se incorporaba
y se inclinaba hacia adelante, tratando de alcanzar sus tobillos.

Stag era flexible. Le concedería eso. Se liberó de las ataduras y se deslizó fuera de la
cama, tirando de sus pantalones cortos hasta las caderas, pero no antes de que llegara a
vislumbrar un poco de su firme y redondeado culo. Era un culo agradable. Entonces se
volvió hacia ella, su expresión de nuevo era indescifrable.

“Usa la unidad de limpieza. Voy a cambiar la ropa de cama.”

Nala estaba recelosa.

“¿Eso es todo? ¿No vas a desquitarte?”


“No puedo cerrar la puerta sin mis implantes operando. Entra en la unidad de limpieza.
Apresúrate. La usaré el siguiente.”

Parecía que en ese momento era más importante para Stag ocultar el hecho de que
ambos habían tenido relaciones sexuales que conseguir su venganza.

Nala se arrastró fuera de la cama y se precipitó dentro de la unidad. No trató de


detenerla. Ella selló la puerta, se quitó la camiseta, y se apoyó contra la pared.

Stag la haría pagar de alguna manera. Tenía fe en eso... y lo temía.


Ocho

Stag salió de la unidad de limpieza con su uniforme. Ya había cambiado la ropa de


cama antes de usarla, y se negó a mirar a Nala. Era consciente de ella sentada en la
cama. Se había puesto otra vestimenta desde que él lanzó sus pantalones abajo por el
conducto de lavandería. Había pruebas en ellos de ella estando excitada.

Cruzó la habitación y apoyó la palma de la mano sobre el sensor. No pasó nada. Eso le
molestó y le puso nervioso. La puerta estaba cerrada y no podía enlazarse para abrirla.
La ira vino después. Estaba encerrado de manera efectiva dentro de su propia
habitación. El ordenador no le registraba como un miembro de la tripulación.

“¿Quieres salir?”

La voz de Nala estaba cerca de él. Sacudió la mano fuera del panel y se giró. Había
salido de la cama y ahora le miraba desde solo unos metros de distancia.

“¿No está Maze comprobando mi progreso? Es su trabajo.”

Nala se acercó alrededor de él y tocó la pantalla.

“¿Maze?”

a continuación, sonó un clic y la voz del médico llegó desde el altavoz del
comunicador.

“¿Qué está mal, Nala?”

Ella suspiró.

“Tu paciente está levantado y quiere salir. Las puertas no se abren.”

“Estoy de camino.”

Soltó la pantalla y se enfrentó a él.


“Lo configuró para que yo pudiera ponerme en contacto con él, si tú tenías algún
problema.”

Eso le molestó.

“Planeo tener unas palabras con él.”

“¿Por qué te dejó a mi cuidado?”

“Sí.”

Él no lo negaría.

“Bien, eso sonaba como mierda golpeando el ventilador. No sé los detalles ya que soy
persona ‘non grata’ a bordo. Fue algo bueno que Maze no te arrojara en una habitación
solo, ya que yo estaba aquí cuando empezaste a revolverte.”

“Explícate.”

“Tú estabas fuera, pero tu cuerpo no. Parecía como si estuvieras luchando contra
alguien y casi te tiras a ti mismo fuera de la cama. Tuve que enfrentarte para mantenerte
abajo hasta que llegó la ayuda. Es por eso que te inmovilizaron. Podrías haberte
golpeado y abierto la cabeza o algo así.”

“¿Estás diciendo que me salvaste la vida?”

Stag negó con la cabeza.

“No me lo creo.”

“Tu vida no. Solo impedí que fueras más herido de lo que ya estabas.”

“¿Estas tratando de hacer que me sienta en deuda contigo? Ese suceso nunca ocurrió.”

“Eres tan idiota.”

Nala se giró, levantó su camiseta y tiró hacia arriba.

“Esta es de tu rodilla. Logré esquivar los puños.”

La consternación golpeó a Stag viendo el enorme hematoma que cubría su piel. La


marca era de un diámetro de ocho centímetros y sin duda podría ser de una rodilla. La
decoloración parecía dolorosa y parecía como si hubiera soportado un fuerte golpe.
Nala dejó caer su camiseta y se giró.

“Pero, espera… solo me lo estoy inventando. Que te jodan.”

Nala irrumpió alrededor de él y se sentó en la cama.

“Hice nota mental. La próxima vez dejaré que te golpees contra el suelo. Podría meter
algo de sentido en ti.”

La puerta se abrió y Maze entró.

“Stag, ¿cómo te sientes?”

“Consigue un botiquín y comprueba a Nala. Tiene daños en la espalda.”

“Estoy bien. Solo es una contusión.”

Maze se acercó a ella y se arrodilló junto a la cama donde ella estaba sentada.

“¿Por qué no me dijiste nada? No mencionaste que estabas herida cuando estabilizamos
a Stag. ¿Esto es de cuando sucedió?”

“De acuerdo con él…” sacudió la cabeza hacia Stag, “…eso nunca ocurrió, así que no.
Debo haberme dado un rodillazo a mí misma en la espalda. Al parecer, soy súper-
flexible como para eso.”

Esto enfureció aún más a Stag.

“Trátala. Estaré en el Control.”

Se fue rápido antes de decir algo que lamentaría. Nala tenía una manera única de hacer
de él un tonto, haciendo que se sintiera como el idiota que ella seguía diciendo que era.

El ascensor se abrió para él, ya que estaba controlado con sensor de movimientos.
Entró en el Control unos segundos después.

“¿Estado?”

Veller se levantó de su asiento de mando, haciéndose a un lado.

“Es bueno verte recuperado.”

“Toma la silla. Estoy aquí para obtener una actualización.”


Veller frunció el ceño.

“Estoy desconectado. No puedo enlazarme a nuestra nave. Tú puedes. ¿El parche del
casco?”

“Completado. Ningún daño adicional. Casi lo tenias fundido cuando se produjo el


incidente.”

No quería pensar en cuando su traje había sido perforado. Había sido traumático.
Sobrevivió y eso era todo lo que importaba.

“¿Cualquier otro problema?”

“Ninguno. Estamos viendo la cuenta atrás hasta que tratemos de salir de la zona
muerta.”

“Muéstralo para mí.”

Veller se sentó de nuevo y puso su mano sobre panel en la silla. Stag deseaba poder
hacer eso. El monitor delantero se encendió y mostró como se mantenía mucho tiempo.

“No hemos visto ningún otro signo de propulsores. No hay otras bombas unidas,
excepto la del panel solar que voló.”

“Bien.”

“Estamos en un sector seguro hasta que nos movamos. Habrían sido atraídas por
nuestro casco si alguna más estuviera en nuestro rango. Hemos mantenido un ojo en los
paneles solares no afectados, hasta que perdimos visuales de ellos. Permanecieron
intactos.”

“No has utilizado las luces exteriores para realizar el seguimiento de los paneles,
¿verdad?”

Veller negó con la cabeza.

“Sin fuentes de luz. Recordé tus órdenes. ¿Fueron dañados tus implantes?”

“No puedo estar seguro hasta que estén en línea de nuevo.”

“Eso debe ser difícil.”

Se encontró con la mirada directa de Veller.


“Lo es.”

“Me imagino que sería como perder una extremidad. ¿Lo es?”

La paciencia de Stag llegó a su fin.

“¿Por qué tu curiosidad?”

Veller abandonó su mirada.

“Me disculpo.”

Stag estuvo tentado de regresar a su camarote y evitar al resto de la tripulación hasta


que volviera a la normalidad, pero eso significaría pasar el tiempo con Nala. Tomó
asiento en el comunicador.

“¿Estado de la tripulación?”

“Hellion y Parqel están haciendo el mantenimiento de rutina. Kelis y Yammer acaban


de terminar su turno y están durmiendo. Maze está en tu camarote.”

“Dos hombres siempre deben estar en el Control en todo momento. Ya conoces las
reglas.”

“Maze fue llamado por la terrícola. Ahora tú estás aquí.”

[Pero soy inútil.]

Stag se negó a compartir esa información.

“Haz que Maze vuelva aquí.”

“Estoy contactando con él ahora.” Se detuvo. “Está en camino.”

Stag apretó los puños en su regazo y miró el espacio oscuro que se mostraba en los
paneles. Podría ver las luces. No necesitaba su cibernética para eso. Maze regresó
para su turno de servicio en cuestión de minutos. Tomó asiento en la sección de armas
y echó un vistazo a Stag.

“¿Me permites escanearte?”

“Estoy bien. ¿Cuánto tiempo voy a estar fuera de línea?”


“Tus sistemas deben reiniciarse pronto.”

“¿Por qué ocurrió esto?”

Estaba furioso de que no podía acceder a ciertas partes de sí mismo. Siguió


intentándolo pero no respondían.

“Sufriste un incidente cardiaco. Era mejor cerrar todo a que las partes de riesgo fueran
dañadas por la corriente eléctrica que tardó en traerte de vuelta.”

“Entiendo.”

“Nala se negó a permitirme escanearla. Insistí en mirar su lesión.”

A él no le gustaba que el médico viera a Nala sin su camiseta.

“¿Conclusión?”

Odiaba haberla hecho daño, incluso aunque no hubiera sido consciente de hacerlo. No
había honor en dañar a alguien tan débil. Nala era pequeña y frágil.

“Se curará. Dijo que no tenía dolor al mover sus brazos o respirar profundamente. Es
dudoso que haya algún hueso roto. Es solo daño en el tejido blando. Todavía me
gustaría escanearla.”

“Deja sola por ahora.”

Stag solo deseaba poder dejar de pensar en ella. Una imagen apareció en su mente de
su cabeza inclinada, su boca succionando su pezón. Nunca había experimentado nada
igual… tampoco lo que sucedió después. Su polla empezó a responder y se removió en
la silla, centrándose en el panel. Tenía que ser porque había estado vulnerable sin sus
implantes. No podía silenciar cualquiera de sus respuestas hacia ella.

“En este momento tenemos cosas más importantes que con las que tratar.”

Evitaría a Nala hasta que estuviera completamente en control de sus emociones y sus
respuestas físicas de nuevo, y olvidaría todo lo que había sucedido en su cama. Ese era
el mejor curso de acción a tomar. Casi había muerto, después de todo y se había
despertado desorientado. Eso tenía que ser el motivo por el cual le había permitido
llegar a él. Ninguna terrícola podría obtener lo mejor de él. Eran engañosas, y los
machos que cayeron bajo su seducción eran ingenuos. Stag no lo era.
*

*
Nala se despertó cuando la puerta se abrió y Stag entró. No reparó en ella ni una
mirada mientras empezaba a quitarse las botas. Las guardó en uno de los cajones de
contacto que se deslizaban de nuevo en la pared una vez estaba hecho. Después entró
en la unidad de limpieza.

“¿Así que estamos ignorándonos el uno al otro?”

Nala suspiró, volvió a acostarse, pero pegada a la pared para hacer espacio para él
cuando la unidad de limpieza se detuviera. Volvió a dormirse hasta que él habló.

“¿Comiste?”

Nala se dio la vuelta, abriendo los ojos. Él había atenuado las luces y solo llevaba un
par de pantalones cortos. Recuerdos de él sin ellos salieron a la superficie, pero trató
de borrarlo de su mente.

“Sí. Maze no solo me trajo la cena, también me dio una inyección para ayudar a
acelerar la curación.”

“¿Cómo está tu espalda?”

“Bien. ¿Cómo fue tu turno?”

Él se dio la vuelta, cruzó la habitación y estiró el brazo en alto. Ella conocía ese
cajón… y la molestó cuando lo abrió y retiró el cinturón.

“De ninguna manera. Nop.”

Le devolvió la mirada.

“¿Qué?”
“No me vas a restringir para que puedas dormir. Dame un descanso.”

“Es un requisito.”

“Que te jodan.”

Se puso de lado, de espaldas a él y se rodeó el pecho con los brazos.

“Podría haberte matado cuando estabas indefenso. No lo hice. Debes buscar


tratamiento para tu paranoia, si es que los cyborgs tienen terapeutas. Eres un enfermo
mental, Stag.”

La cama se hundió.

“Dame tus muñecas.”

Se hizo una bola con más fuerza.

“Debería haberte ahogado con tu almohada cuando tuve la oportunidad.”

“Nala.” advirtió. “Muñecas. Ahora.”

Estaba tentada a darle de bofetadas, pero él tenía los reflejos rápidos. Podría agarrar
su mano si la exponía ante él.

“Buenas noches. Ahora voy a volver a dormir.”

“No me hagas forzarte.”

Nala se volvió un poco más, tirando de sus brazos dentro de la camiseta y


presionándolos contra su piel.

“Ahora estoy durmiendo. Vete a otro lugar si no puedes confiar en mí.”

“Estas actuando infantil.”

“Y tú estás actuando como un idiota poco razonable.”

La sorprendió cuando él la agarró por la cintura y la rodó sobre su espalda poniéndose


a horcajadas sobre ella en un latido de corazón. Se sentó sobre sus caderas con los
muslos abiertos, sujetándola en su lugar pero manteniendo la mayor parte de su peso.
Nala le fulminó con la mirada al darse cuenta de lo que había hecho. Sus brazos aún
estaban curvados y apretados contra su pecho, debajo de la camisa. Stag frunció el
ceño.

“Deja de ser un fanático del control. Suéltame.”

“Muñecas.”

Stag tenía las restricciones sobre su hombro descubierto, el otro todavía estaba
vendado.

“No.”

Stag agarró el borde inferior de la camiseta y tiró de él un poco, revelando centímetros


de su estómago. Hizo una pausa, mirándola.

“Muñecas.” dijo con voz áspera. “O me veré obligado a encontrarlas yo mismo.”

“Deja que te ayude con eso.”

Él iba a ganar en un concurso físico. Nala levantó la camiseta, empujándola hacia


arriba y sobre la cabeza, después se cruzó de brazos de nuevo, curvando las manos
entre sus pechos.

“Aquí.”

Stag se quedó mirando a su busto. Sus pechos fueron empujados hacia arriba por sus
brazos, exponiéndolos. Un musculo se flexionó cerca de su boca, pero no se movió.

“Solo tómalas. Adelante.”

Stag se quedó muy quieto.

“Mis muñecas… para ser claros.”

Su mirada se levantó y alcanzó las restricciones. Nala se tensó. Iba a forzar sus brazos
hacia arriba y a atarla a la parte superior de la litera de nuevo. Sin embargo, eso le
costaría un precio, ya que estaría durmiendo en topless junto a él. Arrojó los cinturones
fuera de la cabecera de la cama y se inclinó, con los puños capturando su peso a cada
lado cerca de sus hombros mientras se agachaba. Se inclinó, sosteniendo su mirada.

“¿Qué estás haciendo?”

“No voy a sufrir sola.”


“¿Qué significa eso?”

Se estiró lentamente hacia arriba y deslizó los dedos en su pelo, acariciando las cortas
hebras. Tenía un abundante y hermoso cabello.

“¿Me quieres atada a tu lado? Bien. Pero te va a molestar que esté en topless. Así
que… hazlo.”

Soltó su pelo y levantó ambos brazos hacia arriba, arqueando la espalda. Era
provocativa y lo sabía.

“Si recuerdo bien, estaba atada y desnuda cuando salvaste mi vida. Debes tener afición
a verme de esa manera. ¿También quieres los pantalones? Tómalos.”

Stag no se movió, pero no le sostuvo más la mirada, en su lugar miraba sus pechos.

“Estás tratando de seducirme para ver si puedes.”

“Ya lo hice.” se jactó. “Es posible que desees fingir que no pasó nada, pero sucedió.
También se sintió muy bien.”

Stag levantó una mano y cogió el cinturón. Nala se tensó. Podría querer estrangularla
con eso por la burla que acababa de lanzar, pero no creía que realmente la hiciera
daño. Por ahora, lo haría si realmente la odiara. Ella estaba empezando a sospechar
que era un problema para él.

“Vas demasiado lejos, Nala. Es como si te gustara enfadarme.”

“Eso es mejor que tú siendo tan frío.”

Se estiró hacia él y extendió su mano sobre el pecho.

“Caliéntate, Stag. Me gustas más cuando estás caliente.”

Rozó el pulgar por encima de su pezón y se endureció, poniéndose erecto al instante.


Se bajó de ella… y supo que lo había empujado demasiado lejos.

Stag envolvió suavemente sus dedos alrededor de su muñeca y la aseguró con el


cinturón, entonces unió el otro extremo al bastidor por encima de ella. Ofreció la otra
sin hacerle luchar por ello. Stag dijo que era una persona, pero podía ser tan frío como
una máquina. Había intentado llegar a él, pero no iba a bajar la guardia dos veces. No
lo dijo, pero Nala lo entendió.
“Te explicaré una parte de la sociedad cyborg.”

Se mantuvo inmóvil mientras él sujetaba su otra muñeca.

“Fantástico.”

Se sentó en el borde de la cama y se puso de espaldas a ella.

“Tenemos unidades familiares. Son lo mismo que el matrimonio terrícola… solo que tu
raza mató a la mayoría de nuestras mujeres. Muy pocas sobrevivieron, por lo que
tuvimos que adaptar ese concepto. Las mujeres toman más de un marido, así la mayoría
de los hombres tienen oportunidad de ser parte de una familia.”

Entonces se volvió, mirándola.

“Nuestras mujeres son muy selectivas con los hombres que eligen para compartir sus
hogares. Tienen varios métodos para juzgar a los potenciales machos. Una de ella es su
puesto de trabajo y su estatus. Otra es su genética. No se permiten defectos.”

“¿Cómo ser paranoico? ¿Tienes una esposa?”

Nala odiaba la idea, ya celosa, e incluso un poco horrorizada, porque ¿y si no estaba


soltero? Habían tenido sexo. Su mujer tenía otros maridos, si lo que decía era verdad,
así que tal vez el engaño era aceptado como norma por los cyborgs. Eso todavía no se
sentía bien con ella.

“Estoy soltero. Cuando era más joven, consideré unirme a una unidad familiar hasta
que me di cuenta de las implicaciones.”

“¿Cuáles serían?”

“Las esposas controlan todos los aspectos de la vida de su marido. No se les permite
tomar una decisión sin consultar con ella primero y conseguir su consentimiento.”

“Ah. El obseso del control en ti dijo ‘infiernos, no’ a eso.”

No estaba casado y nunca lo estaría. Se sintió aliviada por la noticia.

“Algunas de las mujeres tenían ciertos otros requisitos, si pasabas los baremos de
estatus y genéticos.”

Se puso de pie, se acercó al final de la cama, y se inclinó.


“Físicos.” añadió.

Se agarró la parte inferior de los pantalones de dormir y tiró con fuerza. Los arrancó de
sus piernas y ella se quedó sin aliento, aturdida. Stag los arrojó a un lado mientras se
enderezaba y se metió los pulgares en la cintura de los calzoncillos, facilitando el
descenso.

“¿Quieres jugar a la seducción, Nala? Estás fuera de tu liga.”

Liberó su polla, ya semi-dura, y empujó los calzoncillos lo suficientemente bajos como


para dejar que la gravedad los llevara al suelo antes de salir de ellos.

“Soy el mejor en todo lo que decida hacer, porque lo he estudiado todo sobre el cuerpo
de una mujer.”

Su mirada se perdió lánguidamente en su cuerpo.

“Cunnilingus. Resistencia. Prepárate para ser educada, pequeña terrícola.”

Nala se tambaleó por el cambio en él. Se subió a la cama, agarró sus tobillos, y los
levantó para colocar sus pies en su pecho. Se bajó hasta sentarse sobre sus piernas en
la cama, rozando sus manos por la cara inferior de las pantorrillas hasta las rodillas, y
luego las empujó bien separadas. Se dejó caer hacia adelante, pasando por su
estómago. Puso la cabeza justo encima de su coño. Siguió mirándola, se humedeció los
labios y sonrió.

Nala incluso diría que vio esa chispa en sus maliciosos ojos azules.

“¿Quieres calor? Vas a conseguirlo. Te voy a prender fuego, Nala. Vas a rogarme que te
folle, y yo voy a hacerlo. ¿Sabes por qué?”

Nadie la había hablado nunca de esa manera antes, y las cosas que amenazó hacerle
sonaban celestiales. No le importaba cuáles fueran sus motivos.

“No seas idiota.”

Sus ojos se estrecharon, estaba bastante segura de que esa respuesta le molestó.

“Entonces sin palabras. Solo aprende.”

Empujó sus muslos más separados, sus fuertes manos agarrándolos para ajustar su coño
como él quería y entonces bajó la cabeza.
Pensó que iba a burlarse de ella, pero estaba equivocada. Lamió su clítoris, provocó, y
luego apretó la boca en torno a ese manojo de nervios con una rudeza alrededor que
casi la hizo estremecerse.

El único novio que había tenido fue muy suave cuando se iba abajo en ella, pero
parecía que Stag no sabía el significado de esa palabra cuando empezó a chupar y
azotar su lengua contra su clítoris. Nala retorció las muñecas, se agarró de los
cinturones y cerró los ojos. El placer y el éxtasis irradiaban a través de ella hasta que
fue casi doloroso.

Iba a correrse fuerte y rápido. Los gemidos rasgaron a través de ella y su cuerpo se
puso rígido, cada músculo temblando en anticipación de que consiguiera apagarla. No
la defraudó, enviándola por encima del borde. Gritó mientras sus caderas corcoveaban,
en un clímax brutal.

Stag no se detuvo. Nala luchaba para que entrara aire en sus pulmones y frenéticamente
se esforzó por separarse de su boca, porque estaba demasiado sensible, pero se quedó
bloqueado en ella, lamiendo y chupando.

Las palabras salieron de su boca mientras se retorcía en la cama, pero la sujetó con
facilidad. Era dolor y placer. Nala perdió la noción del tiempo, no podía pensar y se
sorprendió cuando otra ráfaga de éxtasis la atravesó. A continuación, Stag aflojó su
clítoris, y ella yació jadeante, con el cuerpo cubierto de sudor.

“Estoy empezando, Nala.”

Su voz salió más profunda. Soltó uno de sus muslos y ella gimió cuando pasó los dedos
por la costura de su coño.

“Tan mojado. Tan preparado para esto.”

Nala gritó cuando él empujó dos dedos dentro y comenzó a follarla con ellos. Curvó
sus dedos un poco y aceleró el ritmo. Nala trató de cerrar las piernas porque se sentía
demasiado intenso, demasiado bueno, pero Stag empujó el hombro contra su pierna
libre para fijarlo a la cama y bajó su boca, atrapando su clítoris con los labios.
Desatando su lengua de nuevo.

El cyborg iba a matarla. Se corrió por tercera vez, y habría gritado, excepto que no
tenía fuerzas o voluntad para hacerlo. Sus gemidos habían dejado su garganta
sintiéndose un poco en carne viva. Stag detuvo su boca mientras ella montaba en el
clímax, sus músculos vaginales se apretaban alrededor de sus dedos. Lentamente los
movió, terminando el orgasmo.
Finalmente retiró sus dedos, liberó el muslo con su mano y levantó el hombro fuera del
otro. Nala abrió los ojos, sin aliento, y se le quedó mirando mientras subía por encima
de su pierna y se estiraba a un lado junto a ella.

“Ahora voy a follarte.”

Agarró su cadera y la giro hacia un lado, mirando hacia la pared. Era muy fuerte. Le
daría eso. Mientras que ella se sentía como un fideo mojado y escurrido. Stag la
enganchó alrededor de su cintura, pegándose a su espalda, y luego dejó que su mano se
deslizara sobre su estómago hasta su cadera, a continuación, sobre la parte superior de
su muslo. Deslizó la mano más lejos, agarrando y levantando su pierna. Se escabulló
hacia abajo, moldeando debajo de su estómago contra la curva de su culo mientras
subía su pierna un poco más alta.

“Levanta la cabeza.”

Tomó esfuerzo, pero lo hizo. Se deslizó el otro brazo debajo de su mejilla, sus bíceps
convirtiéndose en su almohada. Estaban pegados juntos, al estilo cuchara. Curvó sus
rodillas, empujando su pierna inferior hacia adelante en la cama. Su tieso eje terminó
encajado contra su coño cuando les ajustó una vez más. Dejó la mano sosteniendo la
parte inferior de su pierna, justo por debajo de la rodilla, y atrapándola por encima de
su muslo. La soltó, llegado sobre su cadera, y agarró su polla. Deslizó la cabeza contra
su coño y Nala gimió cuando entró en ella, curvando su cuerpo con más fuerza a su
alrededor, hasta que estuvo profundamente asentado. Stag retorció el brazo debajo de
su cabeza un poco para tirar de ella aún más cerca de su pecho.

“Tu tamaño más pequeño es una ventaja, en este momento. Estás atrapada dentro de mis
brazos.”

De hecho, a ella le gustaba eso. Estaba envuelto a su alrededor apretado, y estaba muy
caliente. Solo quería desmayarse y dormir así. Incluso bostezó, completamente
agotada.

Su boca se movió junto a su oído y él se rió.

“¿Cansada tan fácilmente? Estás en la cama con un cyborg, Nala.”

Stag arqueó su espalda. Podía sentir su estómago apretarse más fuerte contra el culo.
También se retiró un poco de su interior, moviendo su polla. Empujó sus caderas,
conduciéndose de nuevo en su profundidad. Nala gimió y tiró de las restricciones que
sostenían sus brazos por encima de su cabeza. Sin embargo, uno quedó atrapado bajo
su brazo, para que no pudiera moverlo. Los cinturones no tenían mucho espacio para
dar, esta vez.

“Hemos cubierto el cunnilingus, pero todavía no hemos llegado a la resistencia. Puedo


hacer esto para ti durante horas.”

Se movió follándola lentamente. Se sentía increíble. Nala se quejó, y Stag tomó su


estómago, pasó la mano más abajo, presionando los dedos contra su clítoris. Cada
deslizamiento de sus caderas le hacía masajes íntimamente.

“No me toques ahí.” pidió. “Está demasiado sensible.”

“Todavía no sabes el significado de esa palabra.”

Frotó la cara contra su garganta y comenzó a colocar besos en su hombro. La penetró


más profundo, más rápido, y aplicó más presión contra su clítoris.

Nala gritó, incapaz de formar más palabras. Stag iba a matarla. Simplemente no era de
una manera que jamás hubiera imaginado. Iba a follarla hasta la muerte, y
probablemente le diera un ataque al corazón provocado por los orgasmos.

*
Stag utilizó el hombro de Nala para amortiguar los sonidos que hizo cuando su semen
se vació en su coño. Todo su cuerpo se estremeció con la fuerza de la liberación.
Había tenido que utilizar sus implantes un par de veces para amortiguar la sensación de
ella. Envainaba su pene muy bien y hubiera eyaculado demasiado rápido, de lo
contrario.

La había llevado a la liberación tres veces más desde que la había puesto en su regazo.
La tercera vez, supo que ella no podía aguantar más. Su cuerpo había estado temblando
demasiado. En ese punto, él había dejado de lado su control, terminando ambos por esa
noche.

“¿Quieres que te haga correr otra vez, Nala?”


“No puedo.” murmuró ella débilmente.

Stag sonrió.

“¿Eso fue lo suficientemente caliente para ti?”

Nala no respondió, y se dio cuenta de que se había quedado dormida. Se inclinó con
suavidad, ajustó la pierna que había mantenido bajo la suya y la puso sobre la otra.
Retiró la polla del cuerpo de ella y se estiró, usando una mano para desatar sus
muñecas. Dormiría durante horas sin despertarse. La había agotado.

Se conectó con el ordenador, ajustando la temperatura de nuevo. Había enfriado la


habitación mientras estaban teniendo sexo, pero ahora la elevó para que ella no pasara
frío.

Necesitaba mover la cabeza de Nala fuera de su brazo, pero dudada en hacerlo. Movió
su cuerpo lo suficiente para enganchar la almohada, atraerla más cerca y empujarla
bajo su cabeza. Puso su otro brazo cuidadosamente alrededor de Nala, arrastrándola
más cerca. Tomó un mayor ajuste arrastrar su brazo inmovilizado, por lo que ya no iba
a restringirlo nunca más.

Sería lo lógico, si continuaba manteniéndola acurrucada contra él. Se despertaría si


ella intentaba liberarse de sus brazos, alertándole de cualquier peligro que pudiera
suponer. La miró. No era lo suficientemente grande para herirle, siendo terrícola. No
sin un arma.

Nala bajó su brazo en sueños y lo puso cerca de su pecho, pero sus dedos se cerraron
alrededor de la muñeca de él. El peso de ellos se sentía bien. Todo acerca de tenerla
tan cerca, sus pieles presionadas juntas, era agradable. Se imaginó terminando su turno
y viniendo a su habitación para repetir lo que había hecho de forma diaria.

También vino el conocimiento de que Nala le había corrompido a fondo. Los terrícolas
no eran de confianza, pero ya había considerado mantenerla. Quería rodar lejos… pero
simplemente no podía hacerlo. Quería abrazarla un poco más de tiempo. Sería la última
vez. Por la mañana, haría lo que fuera para acabar con la atracción que sentía hacia
ella. Él era Stag. No era un cyborg tonto y enfermo de amor con deseos de morir.

Nala era una distracción que no necesitaba. La tripulación estaba en riesgo. Los
modelos Markus querían crear conflicto con la Tierra. Su tripulación y él eran
enviados de forma rutinaria en las misiones más peligrosas. Era por eso que en su
lanzadera sólo se aceptaban hombres solteros, sin una unidad familiar. Nala tenía que
ser trasladada fuera de la Varnish.
Estaba zanjado. Los pondría fuera de la zona muerta, a continuación volaría derecho a
Garden. Nala estaría fuera de su vista y ya no sería una tentación.
Nueve

Stag observó la forma en que Nala se trasladó, después de que ella salió de la unidad
de limpieza y se sentó en la cama.

“¿Sensible?”

Parecía sorprendida por su pregunta al levantar la vista.

“Pensé que no me hablabas. Te duchaste, te vestiste y simplemente me ordenaste que yo


haga lo mismo.”

“Respóndeme.”

“Un poco.”

Podría haber sido demasiado duro con ella.

“¿Necesitas un médico? ¿Estás herida?”

“Eres grande. Creo que anoche algunos de mis músculos consiguieron estirarse. No es
exactamente como que estoy acostumbrada a tener sexo, especialmente esa gran parte a
la vez. Pero estoy bien.”

“¿Cualquier sangrado?”

La idea le molestaba. Ella era una terrícola. Y una pequeña, además. Tendría que haber
sido más consciente de sus debilidades.

“No.”

“¿Lo has comprobado?”

“Estoy bien, Stag. Para ya, o pensaré que te preocupas por mí. No querrías eso.”

“Haré que traigan alimentos para ti. Necesito ir de turno. Hoy, estaremos dejando la
zona muerta.”

Nala se puso de pie.

“¿Cuáles son nuestras posibilidades de salir realmente?”

“Buenas.”

“¿Esa es la verdad?”

“Yo no miento.”

Sus cejas se arquearon, como si no le creyera.

“Estás en una nave con cyborgs. Somos muy cuidadosos con nuestros cálculos.”

“Estás diciéndome que eres más listo que todas las otras personas que se han perdido
por aquí, ¿verdad?”

“Sí.”

“Voy a tragarme eso. ¿Me enviarás un mensaje para dejarme saber cómo va?”

“Volveré cuando mi turno haya terminado.”

Stag se giró hacia la puerta. La abrió, pero Nala le agarró la muñeca con ambas manos.
Se detuvo y se volvió, mirándola.

“¿Qué pasa?”

“¿Puedo ir contigo?”

“No.”

“Tus horarios siempre son diferentes. Podrías estar ausente un tiempo muy largo. No
quiero simplemente pasearme alrededor de tu habitación y preocuparme. ¿Por favor?”

“No.”

“Ten corazón. En realidad, sé que tienes uno. Lo he oído latiendo. No hay nada que
hacer aquí. No tienes libros, ningún sistema de entretenimiento, nada. Tú dices que no
deseas ser cruel conmigo, así que permíteme ir contigo. Pondré mi mejor
comportamiento. Me preocuparé y enloqueceré simplemente caminando por aquí.”
Stag se apartó de la puerta, empujando contra ella, y les encerró a ambos dentro.

“¿Por qué te preocupa si vamos a salir de la zona muerta o no, cuando estás confinada
en mi habitación de cualquier manera?”

“Me estoy volviendo loca aquí. ¿Alguna vez escuchaste sobre la enfermedad del
confinamiento? Pasé un montón de tiempo en mis habitaciones en la Pride, pero tenía
cosas para ocupar mi tiempo. Ya sé que no quieres que nadie sepa que hemos hecho
algo más que dormir juntos en tu cama. ¿Es así? Podría habérselo dicho a Maze, pero
no lo hice. Y no lo haré. Tu secreto está a salvo. Por favor, déjame ir contigo.”

“¿Con qué propósito?”

“Hay trescientas veintiséis baldosas en el techo. Lo sé. Las he contado más de una vez.
Te puedo decir cuántos cajones he encontrado, aunque no están claramente definidos.
He tocado todas las partes de las paredes donde pude alcanzar. No fue por curiosear a
través de tus cosas, ya que la mayoría están bloqueados, sino porque no tenía nada más
que hacer. Me estoy volviendo loca, Stag. ¿Por favor? Sólo quiero salir de esta
habitación. Prefiero ver pintura secarse que quedarme aquí otro día más. Por lo menos
el color de la pintura cambia en ligeras variaciones después de las horas.”

“Si te llevo al Control conmigo, serías una distracción que no puedo permitir.”

“No voy a decir una palabra. Voy a estar callada. Empújame en una esquina y me
sentaré en el suelo.”

Nala soltó su muñeca con una mano y la puso sobre su pecho.

“Haré todo lo que me digas. Sin discusión. Tú me das una orden y lo haré. Hecho.”

Miró a los ojos de Nala y sus pensamientos al instante se dirigieron a una solicitud
sexual. Sus labios se separaron pero se negó a decirlo.

“Dime que salte, saltaré. ¿Quieres que me pare sobre mi cabeza? Lo haré. Sólo por
favor, no me dejes aquí.”

La sangre corrió a su polla y el deseo se encendió. Era una oportunidad ‘única en-la-
vida’, y él no pudo resistirse.

“¿Te dejarías caer de rodillas y abrirías mis pantalones?”

La había sorprendido. Sus ojos se abrieron, pero luego sus mejillas se tornaron un
poco de color rosa.

“Te la chuparé, si me dejas acompañarte hoy. Te lo debo por lo de anoche. No soy tan
experta en sexo oral como eres tú, pero sé lo básico.”

En su lugar, Stag mató al instante sus emociones, cerrando su excitación física con sus
implantes cuando un golpeteo llegó a través. Era un zumbido en su cabeza que le hizo
saber que alguien de su tripulación estaba tratando de contactar con él cortésmente.
Stag apartó la mirada de ella y extendió la mano, presionando su mano sobre el panel
para abrir la comunicación.

Fue Kelis quien habló.

“Estamos logrando nuestra solución y estamos listos para que puedas evaluarla.”

“Estaré allí.”

Stag cortó la comunicación levantando su palma del panel, y luego miró a Nala nuevo.

“Puedes ir, pero con condiciones. ¿Estás lista para escucharlas?”

“Tienes toda mi atención.”

“No vas a hablar ni moverte. Esto distraerá a mi equipo.”

“Hecho.”

La mirada de Stag bajó hasta la boca de Nala. Tenía una boca suave y dulce. No podía
esperar para descubrir lo como se sentiría cuando le diera sexo oral.

Llevarla consigo al Control era una mala decisión, pero no iba a dejar pasar este pago.
Las hembras cyborg no daban sexo oral, y los robots de sexo en las estaciones se
habían sentido bien, pero no eran sensibles. Habían sido programados con algunos
patrones de movimiento, unos que él pudo detectar cuando había hecho uso de ellos.
Nala sería una experiencia única.

Era más fácil pensar en ello de esa manera, en oposición al hecho de que él
simplemente quería que le tocara de nuevo.

“Harás todo lo que yo te diga sin argumento ni vacilación.”

“Lo juro.”
Stag puso su mano sobre la que ella había posado en su pecho, atrapándola allí.

“Más tarde, cuando estemos fuera de turno, conseguiré evaluar tu nivel de destreza
realizando sexo oral.”

El color rosa se fundió en sus mejillas de nuevo, pero ella no dudó en asentir.

“Es una promesa.”

“La tripulación no debe saber que hemos tenido coito. No hables con ellos.”

“Entiendo. ¿Eso te avergüenza?”

No pudo perderse la forma en que la boca de Nala se tensó, casi en un ceño fruncido.

“Soy su comandante. Es mi trabajo evitar la discordia entre mi equipo.”

“¿Crees que podrían molestarse con que tuvimos sexo, porque los cyborgs desconfían
de cualquiera que proceda de la Tierra? ¿Tal vez piensen que fuiste una especie de
traidor?”

“Puede ser que deseen igualdad de acceso a tu cuerpo.”

Nala palideció y su cuerpo se puso rígido. Stag se sintió culpable, identificando su


miedo. Ese escenario era posible, pero en su mayoría realmente era porque no quería
lidiar con sus comentarios. Su tripulación tendía a expresar sus pensamientos.

“Lo mejor es que no lo sepan.”

“No voy a decir una palabra.”

“Vámonos. Permanece a mi lado, y haz lo que yo diga. Rompe tu palabra, y voy a


tenerte inmediatamente escoltada de vuelta a mi habitación. ¿Está claro?”

“Sí. Gracias.”

Le soltó la mano que estaba sobre su pecho y se sacudió la otra mano de Nala fuera de
su muñeca.

“Sin tocar.”

Nala retrocedió.
“Voy a fulminarte con la mirada un montón. ¿Cómo está eso?”

No estaba seguro de si estaba tratando de hacer una broma o si la había encolerizado


de verdad.

“Eso está bien. Vámonos.”

Stag abrió la puerta y permitió que le siguiera hasta el ascensor. Ella conseguiría una
mejor idea de qué tipo de clase de transporte era la Varnish, pero no era como si Nala
fuera un riesgo de seguridad. Sería llevada a Garden, no a una estación terrícola, donde
podría informar a sus autoridades de todo que había averiguado sobre los cyborgs.

Hicieron una parada rápida y le consiguió algunas barras de energía y agua. La condujo
al Control después de que se las terminó y señaló hacia un asiento en la esquina.

“Siéntate ahí.”

Nala giró, se acercó allí, y se sentó. Observó que Kelis, Parqel, y Hellion parecían
asombrados por su presencia. Stag tomó su propio asiento y puso la mano en el panel,
leyendo la información que habían ensamblado para él, haciendo doble control de sus
cálculos.

“Hola, Nala.”

Fue Hellion quien rompió el silencio.

“Te ves encantadora hoy.”

“Silencio.” ordenó Stag. “Ella no está aquí. Ignórala.”

Hellion le frunció el ceño.

“Pero sí está.”

Stag le lanzó una enfurecida mirada.

“Decidí que estaría más segura aquí que en mis habitaciones. Esta zona está más
protegida, si sufrimos un daño masivo. Ahora mira hacia adelante y presta atención a tu
estación. Hoy no es un día para distraerse. ¿Está claro?”

Hellion asintió, girándose en su silla.

“Por supuesto. No me lo digas. Ya lo sé. Apagar mis emociones.”


Stag suspiró.

“Necesitamos estar a nuestro mejor nivel.”

Tenía una cuenta atrás mostrándose en la pantalla principal.

“A todos nos gustaría volver a casa de nuevo. No te olvides de nuestra prioridad


número uno en todas las misiones tenemos.”

“De acuerdo.” declaró Kelis.

“Proteger a nuestro pueblo.” gruñó Hellion. “Contra los droides con piel, en este
caso.”

Parqel habló más suave.

“Siempre he esperado morir, pero no de esta forma, atrapado en el espacio muerto.


Vamos a salir de aquí. Juré que sería eliminado durante una batalla.”

“Puede que consigas tu deseo.” le recordó Stag.

Él puso su mano sobre el panel de nuevo, llamando al resto de su tripulación al


Control. Llegaron enseguida, esperando sus órdenes.

Yammer y Veller cargaban dos bolsas grandes al hombro cada uno y tomaron
posiciones en la parte trasera de la sala, cerca de las puertas. Tocaron los paneles de
emergencia y se doblaron contra los mamparos, permaneciendo de pie. Stag notó la
confusión en el rostro de Nala.

“No están aquí por ti.” le informó. “Vamos a salir de la zona muerta. Tengo fe en
nuestras habilidades.” Dijo eso para toda su tripulación. “Los modelos Markus podrían
estar allí, esperando por nosotros, en el momento que salgamos. Todas las armas a
bordo de nuestra nave están aquí para que podamos utilizarlas si somos abordados.”

Las puertas se abrieron y entró Maze, con dos grandes botiquines en sus manos. Asintió
hacia Stag y se sentó en una de las sillas, asegurando su equipo médico contra su
consola para que no se desplazara, si sufrían graves daños o perdían la gravedad.

Stag se enfrentó a la pantalla frontal.

“Abrochaos bien apretados.”


Notó que Maze había seguido su directiva, llevando dos armas amarradas a sus muslos.
Sostuvo la mirada del médico.

“Conoces tus órdenes.”

Maze movió la cabeza afirmativamente, sombrío.

“No me dispares dos veces.” bromeó Hellion entre dientes. “Haz el primer tiro certero,
si tienes que matarnos para evitar ser capturados.”

“Lo prometo.” le juró Maze.

Stag no envidiaba la posición del médico en ese momento. Se suponía que debía salvar
vidas, no tener ordenes de quitarlas si fueran a ser capturados.

“Debemos proteger Garden a toda costa.”

Nala tragó saliva y apretó las correas que la ataban al asiento. Había seguido la
conversación, y deseó no haberlo hecho. Los cyborgs no estaban al lado de las puertas
para evitar que ella escapara. Estaban allí para proteger el Control si esos droides con
piel que habían asesinado a su tripulación lograban acoplarse a la nave de Stag. Y
Maze tenía órdenes de matarles a todos si no le quedaba otra opción.

Como capitán, lo comprendió. Le habría dado a su equipo esa misma orden, si es que
alguna vez hubieran sido abordados por piratas y perdieran toda esperanza. Nala
hubiera decidido que una muerte rápida en mano de alguno de sus tripulantes sería más
misericordiosa que ser violada y mantenida cautiva para dar a luz a algún mutante.
Todos los informes indicaron que la mayoría de las mujeres capturadas murieron
durante el parto, pero algunas permanecieron vivas durante muchos meses después,
muriendo muertes agonizantes a causa del envenenamiento por radiación.

La razón de Stag para dar esa orden era diferente. Los cyborgs tenían información que
pondría la ubicación de su planeta hogar en situación de riesgo. Era el trabajo de Stag
asegurarse de que nunca ocurriera eso.

Tenían una cuenta atrás mostrándose en la pantalla principal en la parte delantera de


aquella pequeña sala, aunque este Control era más grande que el de su nave. Observó
pasar el tiempo, manteniendo su palabra de guardar silencio. Los cyborgs hablaban en
voz baja, comprobando los sistemas y preparándose para lo que iban a hacer.

Los cyborgs eran muy diferentes de su tripulación. Sus hombres habrían estado repletos
de charla nerviosa, compartiendo chistes subidos de tono para romper las tensiones, y
habrían soltado un montón de insultos, si creyeran que era inminente un ataque.

Una parte de ella se llenó de asombro. La actitud serena de Stag estableció el tono para
su tripulación. Era un gran capitán. Su respeto por él aumentó.

“Preparaos.” declaró finalmente Stag. “No sabemos lo que nos espera ahí fuera, pero
tengo fe en todos y cada uno de vosotros. Estad al tanto de los sistemas bajo vuestro
control. Intentarán hackearnos, y tienen el hábito de apuntar a los sistemas no
esenciales. ¿Estáis listos?”

El estado de ánimo cambió en la habitación y Nala podía sentirlo. No era miedo, sino
más bien determinación. Cada cyborg se preparaba para morir defendiéndose
mutuamente a ellos y a su nave. Maze sólo arrebataría sus vidas si fueran invadidos por
esos robots carnosos.

Un escalofrío le recorrió la espalda, preguntándose si tenía órdenes de dispararle


también a ella. Eso esperaba. Esas cosas probablemente no la atarían a una cama para
usarla como cebo por segunda vez. Stag le había dicho que los Markus habían matado a
uno de sus hombres diseccionándole mientras todavía estaba vivo. Recibir un disparo
sonaba suave en comparación con eso.

Nala se agarró a su cinturón cuando los motores se pusieron en línea, las vibraciones
haciéndose más fuertes.

“En cero.”

Stag hizo una pausa.

“Estad preparados para algunas sacudidas. Nuestros estabilizadores experimentarán un


ligero retraso.”

“No fueron diseñados para esto.” habló Hellion.

“No, no lo fueron.” estuvo de acuerdo Stag. “Sin embargo, la Varnish es resistente. La


hemos mantenido en excelentes condiciones.”

Hizo una pausa.

“Marca. Tres. Dos. Uno.”

En el instante siguiente, Nala fue lanzada hacia atrás contra su asiento. El suelo debajo
de ella y la silla se sacudieron, y comprendió lo que habían hecho. Stag había
encendido los motores y habían pasado de un punto muerto a una combustión completa.
Esa maniobra habría sido imposible en el Pride. Su transbordador habría sufrido un
daño masivo, siendo más antiguo.

Los estabilizadores se hicieron presentes y todo dejó de temblar, restaurándose lo


suficiente como para que ella no percibiera el movimiento de avance.

“Un panel solar se desprendió, pero es no esencial.” declaró Kelis. “Ningún otro daño
registrado.”

“Mantén la vigilancia.” ordenó Stag.

Él empezó a contar de nuevo a partir de nueve.

Nala se preguntó lo que iban a hacer a continuación. Sin embargo, se mantuvo en


silencio, sabiendo que sus vidas dependían de salir del Pitch. si permanecían dentro,
finalmente se quedarían sin comida y agua o los sistemas de la nave comenzarían a
descomponerse al ser incapaces de atracar en algún lugar jamás.

“Agarraos.” advirtió Stag, en lugar de decir ‘cero’ cuando la cuenta atrás llegó allí.

Los cinturones se clavaron en ella con fuerza, su cuerpo salió disparado hacia delante
mientras él invertía los propulsores. Observó en el monitor como cambió su curso,
Stag hizo girar la nave. Comenzó a temblar y vibrar, los estabilizadores y la gravedad
estaban teniendo dificultades para compensar los violentos cambios de velocidad.
Ninguno saltó por completo, pero podía sentir el movimiento. La hacía tener el
estómago revuelto.

Un artículo suelto, del tamaño de su mano, se deslizó por el suelo y luego hasta la
pared, y ella supo que no era su imaginación. Toda la nave estaba girando hacia los
lados.

“¡Ahora!” espetó Stag con voz áspera.

Nala estaba echada hacia atrás contra su asiento de nuevo y aquel artículo suelto vino
deslizándose a lo largo del suelo hacia sus pies. Lo identificó como una especie de
almohadilla de fijación, un aparato de soporte de metal. Nala levantó los pies y el
objeto falló en golpearle los dedos de los pies.

Los cyborgs estaban locos. Habían salido muy rápidos, llegaron a una parada
completa, y ahora estaban a plena combustión de nuevo.
Nala cerró los ojos, apoyó los pies, y se aferró a sus cinturones de seguridad. La
presión de su cuerpo siendo empujado contra el asiento disminuyó, y de nuevo se
atrevió a observar lo que estaba ocurriendo.

“Ocho segundos.” declaró Kelis.

Comenzó la cuenta regresiva. No pasó nada cuando se detuvo la cuenta atrás, y de


hecho, Stag soltó una maldición.

“¿Qué?”

Eso salió de su boca. Stag no le respondió. Lo hizo Hellion.

“Deberíamos estar fuera de la zona muerta, pero no lo estamos.”

Era una pesadilla. Estaban atrapados en el Pitch.

“Mantén el curso.”

Stag sonaba demasiado tranquilo.

“Mantén la velocidad.”

La negrura llenó la pantalla, pero entonces… Nala divisó una luz.

“¡Allí!” señaló ella, olvidándose de su promesa a Stag debido a su excitación.

“Lo vemos.”

Stag volvió la cabeza y le lanzó una mirada asesina.

“Silencio, Nala.”

Nala selló sus labios. Los cinturones se clavaron en su cuerpo, cuando la nave revirtió
los propulsores. Stag debía estar haciendo todo con medidas drásticas para que los
estabilizadores estuvieran tan fuera de sincronización. Nala estuvo tentada de
preguntarle por qué. La parte de ella que era capitán, protestó por sus métodos. Stag
podría haber disminuido su velocidad gradualmente, provocando así menos tensión en
la nave.

Más luces aparecieron en la distancia. Estaban viendo estrellas. La tripulación cyborg


en realidad lo había logrado. Habían encontrado la manera de salir del Pitch. Era la
primera vez que alguien que jamás había entrado allí se había escapado, según su
conocimiento.

“Los sensores están limitados.” Kelis sonaba tenso. “No estoy recogiendo cualquier
cosa pero no son fiables en esta distancia.”

“Nos estoy deslizando fuera lentamente y liberando un poco de oxígeno.”

Stag bajó la voz hasta casi un susurro.

“No queremos mostrarnos en sus sensores.”

La frustración estalló a través de ella.

[¡Eso no tiene sentido!]

Cada nave podía ser detectada en los sensores, excepto aquellas de lujo que algunos de
los militares habían fabricado. Nala no pudo contener sus pensamientos por más
tiempo.

“¿De qué estás hablando? ¿Liberando oxígeno? ¿Por qué?”

Stag no se volvió ese momento en su asiento. La ignoró. Veller era el más cercano a
ella, por estar junto a las puertas de salida. Se aclaró la garganta y le susurró:

“Las lanzaderas Génesis Cuatro son completamente dependientes de sensores para


volar. Tenemos a alguien que está familiarizado con su diseño y sus debilidades. Si nos
movemos lentamente, seremos captados por ellos como un trozo de escombros o un
asteroide. Liberando oxígeno se crea una masa alrededor de nuestra nave que confunde
los sensores cuando tratan de leer las formas que están captando.”

Nala lo entendió... y era genial.

“Gracias.”

Veller inclinó la cabeza. La siguiente preocupación de Nala era la cantidad de oxígeno


que tendrían que liberar, y si el soporte vital podría sostenerles a todos ellos. Sin
embargo, Nala no lo preguntó. Evitar la captura y el ataque era de suma importancia en
este momento. Probablemente ella habría tomado la misma decisión si hubiera sabido
que eso podría haber salvado a su tripulación.

Todas las naves humanas mantienen tanques de oxígeno de emergencia, y esperaba que
las naves cyborg también los tuvieran. Sería difícil estar conectada a una plataforma de
respiración durante varios días, hasta que pudieran llegar a alguna estación, pero eso
superaba al hecho de asfixiarse.

Ahora las estrellas llenaron la pantalla. Estaban completamente fuera del Pitch. Kelis
siseó una maldición.

“Al menos un transbordador se mantiene en rango.”

“¿Dónde? No estoy leyendo eso en nuestros sensores.”

La tensión llenó la voz de Stag.

“Sólo puedo verlo porque uno de los rastreadores se conectó. Está casi fuera de este
sistema, pero está ahí. Nada en el segundo transbordador.”

“Hemos marcado a uno de ellos.”

Bruscamente, Hellion levantó la mano y apretó el puño.

“¡Sí!”

Nala abrió la boca, pero volvió a cerrarla.

[¿Qué rastreador?] se preguntó.

“No deben haberlo detectado. Bien. Visualízalo en la pantalla principal.”

Stag se inclinó un poco hacia delante en su asiento.

“Probablemente están viajando juntos.”

Un punto luminoso apareció en el extremo derecho de la pantalla.

“Esperemos eso.” murmuró Hellion.

“Silencio.” exigió Stag. “Vamos a mantener esta velocidad hasta que estemos fuera de
rango, a continuación, saldremos de aquí.”

“Casa.” murmuró Kelis. “Estaré feliz de verla.”

Nala vio sonreír a algunos de aquellos cyborgs. Ellos podrían estar encantados de
volver al lugar donde vivían, pero ella no lo estaba tanto. Al menos en esta nave, sabía
que estaría con Stag. Una vez que se acoplaran con su estación o aterrizaran sobre
algún planeta, no tenía idea de lo que le ocurriría.

Nala cerró los ojos y respiró hondo, soplándolo. La vida le había enseñado a hacer
frente a un problema a la vez. Era fuerte. Cualquier cosa que la esperase, podría lidiar
con ello. Era una superviviente.
Diez

Stag observó a Nala tomar asiento en la cama que compartían. Las últimas horas habían
sido tensas. El transbordador de los modelos Markus que fueron capaces de rastrear
había salido del rango del sensor y ahora, la Varnish viajaba hacia Garden. Veller le
despertaría si pasaba algo. Ese macho era un consumado sustituto para tomar el timón.
Tenía fe en sus habilidades.

“Tu hablaste.”

Nala arqueó las cejas.

“Lo siento.”

“Me prometiste que no lo harías.”

“Soy humana. Demándame. Me moría de curiosidad. ¿Por qué las aceleraciones a


combustión completa y las paradas drásticas?”

“Tenía mis razones.”

“¿Te importaría compartirlas conmigo? ¿Por favor? Recuerdo que te gusta esa
palabra...”

Stag se inclinó, quitándose las botas.

“Los modelos Markus dispersaron bombas dentro de la zona muerta.”

La conmoción cruzó por sus facciones.

“¿Minaron el Pitch? ¡Mierda!”

“Los tipos de bombas que usaron son atraídos por los cascos de las naves. No quería
tenerlas uniéndose al nuestro.”

“Querías dejarlas atrás para que tuvieran más dificultades de acoplarse.”


Nala se quitó los calcetines que antes había sacado de su cajón, dejando al descubierto
sus pies.

“Maldita sea, eres inteligente.”

“Soy un cyborg.”

“Pensé que estabas loco. Yo habría hecho estallar en pedazos mi nave si hubiera
sacado un truco como ese con la Pride. Claro que era ya vieja. Además, la última vez
que tuve que correr con ella traqueteó y casi se sacudió. Nunca me hubiera atrevido a
darle toda potencia desde un despegue muerto. Tenía que aumentar lentamente la
velocidad para mantenerla en una sola pieza.”

“¿Por qué irías a esa velocidad si no era algo que tu carguero pudiera soportar?”

“Piratas. Eran la pesadilla de mi existencia. Siempre pudimos dejarlos atrás, pero


juraría que han conseguido ser más inteligentes en el último año. Habitualmente
podíamos escapar de una sola nave yendo a toda velocidad, ya que solían soltar fuera
tanta radiación que nuestros sensores los detectaban a largo alcance. Simplemente
ajustábamos el curso y aumentábamos la velocidad un poco para que no tuvieran
ninguna posibilidad de capturarnos. Hace cuatro meses, seis de sus naves estaban
trabajando juntas, o quizás sólo estaban muy poco separadas entre sí. En cierto modo,
eso causó un efecto de red. Tuvimos que empujar a la Pride más fuerte de lo que
habíamos hecho antes. Consiguieron estar lo suficientemente cerca como para disparar
sobre nosotros, en ese momento. Fallaron, pero fue peliagudo.” [15]

Stag puso sus botas en el cajón y se volvió.

“¿Peliagudo?”

“Aterrador. Por los pelos.”[16]

Nala se encogió de hombros.

“Nunca habías oído ese término antes, ¿eh? Casi nos consiguieron. En realidad estuve
preocupada, en ese momento.”

“¿Deseaban los robots sexuales que estabas transportando?”

“No hay manera de que supieran eso. Era un secreto. No quería una diana en la
espalda. Un montón de ladrones nos habrían buscado si supieran lo que llevábamos.
Esos robots son de un gran valor en créditos, en el mercado negro. Los piratas apuntan
como objetivo a cualquier nave lo suficientemente grande como para llevar suministros
de alimentos y, probablemente, con la Pride les pareció como si les hubiera tocado el
premio gordo. Imagina su sorpresa si ellos realmente nos hubieran apresado para robar
comida.” le sonrió.

“Tu trabajo era peligroso.”

“¿Qué trabajo no lo es en estos días, cuando trabajas en el espacio?”

Stag no podía negar la verdad en sus palabras.

“La mayoría de las mujeres no se aventuran tan lejos. Es considerado como anárquico,
sin ley. El Gobierno de la Tierra rara vez envía cruceros de batalla más allá del
Sistema de Baylor.” alegó Stag.

“Es demasiado costoso reabastecerlos más allá de ese punto. Lo sé. Mi carguero
habría necesitado tres viajes a la Tierra y vuelta, sólo para recoger los alimentos
básicos que se utilizan con una tripulación de ese tamaño. Piensa en el tiempo
involucrado. Necesitarían una flota de transportes acarreando agua, alimentos,
repuestos y otros elementos esenciales para ellos cada pocos meses para mantener un
crucero de batalla abastecido si patrullaran regularmente tan lejos. Imagínate también
el combustible que necesitarían. Algunas de esas naves llevan entre cinco y ocho
centenares de tripulantes.”

Cruzó la habitación y se sentó junto a ella.

“Nunca pensé en eso.”

“Es mi trabajo saber acerca de los suministros y de cómo enviarlos.” le sonrió. “Los
cruceros de batalla que se aventuran tan lejos, están aquí para explotar algo y luego
volver a la Tierra. Ya están suficiente abastecidos como para durar tanto como la
duración del viaje sin necesidad de ser reabastecidos.”

“¿Volar algo?”

“Como la estación de Chandler.”

Stag no había oído hablar de ello. Su expresión demostraba eso.

“Sólo estuvo abierta durante cuatro semanas. Fue una estación que viajó al sector
Spacian. Algunos peces gordos la financiaron, pensando que podrían hacer una fortuna
contra los piratas. Ese era el rumor pasando alrededor, de todos modos. Una
instalación completa, para el comercio en el mercado negro y haciendo reparaciones
navales. Cualquier reparación de naves. Cualquier persona que pudiera pagar los
créditos, y no les importaba si la nave estaba sancionada o no. Algunos de nosotros,
los capitanes, estábamos entusiasmados porque la estación más cercana con hangares
de reparación se encuentra en el Arris.”

Ella se estremeció.

“Digamos que evitábamos aquél lugar. Tiene una mala reputación de violencia. Podrían
permitir que los piratas puedan atracar, pero no se les ofrecía ninguna reparación, por
lo que GT los dejó a su aire. La estación de Chandler, por el contrario, dijo 'jódete' a
GT desde el primer momento. Estaban avisados incluso antes de que se establecieran
en el sector.”

“Así que, ¿el Gobierno de la Tierra...?”

Nala asintió con la cabeza.

“Enviaron un crucero de batalla y la mandaron a la mierda. No más Estación Chandler.


He oído que presentaron batalla, incluso tuvieron algunas naves piratas
defendiéndoles, pero no tenían ninguna oportunidad. Sólo unas pocas naves salieron de
allí intactas. Mi padre habló con uno de los capitanes, otro transportista, y juró que le
pillaron en plena acción [17], pero le dejaron ir. Él está registrado, por lo que supuso
que por eso sobrevivió. Mi padre pensó que era más un caso de que el GT pretendía
que se difundiera el mensaje de que no aceptarían ese tipo de mierda, y que no se
metieran con ellos.”

“¿Qué significa ese asunto de estar registrado?”

“Tenemos que pagar un porcentaje de todos nuestros beneficios a GT. Yo estaba


registrada con ellos. Se llevaban un veinte por ciento de mi parte. Las estaciones pagan
un treinta por ciento o más, dependiendo de su tamaño y sus ingresos. Es la diferencia
entre ser una empresa sancionada y ser visto como un criminal violando la ley. ¿Lo
pillas?”

“Lo pillo.”

Le desagradaba intensamente el Gobierno de la Tierra.

“Te joden de cualquier manera, pero por lo menos pagarles nos impide ser disparados
o encarcelados. En la Tierra, se llevan todavía mucho más de los negocios. A mi
abuelo le jodieron más de la mitad de sus ganancias.”
“¿Qué hacía él?”

“Negocio de importación. Trataba en la venta de mobiliario para los cruceros de lujo.


GT me robó su negocio, dos días después de su muerte.”

Su voz reflejaba su ira.

“Se basaron en los contratos, apostaron guardias alrededor de los almacenes donde
almacenábamos nuestra mercancía, y se les dijo a todos nuestros empleados que debían
marcharse o serían fusilados.”

“¿Podían hacer eso?”

“GT nunca pregunta. Cumplir o morir. Es la forma en que es. Salí fuera de allí a toda
velocidad antes de que también decidieran vaciar sus cuentas de crédito y apoderarse
de su casa. La vendí, vacié las cuentas, y compré la Pride.”

“¿Extrañas la Tierra?”

Nala pareció considerarlo.

“¿Vivir en un planeta y respirar aire fresco? Por supuesto. Pero eso no es digno de
vivir bajo el Gobierno de la Tierra. He hecho algunas descargas de suministro a unos
pocos planetas colonia, solo tres, pero tampoco eran ideales. ¿Sabes?”

“No. Explícate.”

“Bram es muy cálido. La ciudad está en su mayoría bajo tierra. Se puede subir por la
noche cuando el sol no está horneando la superficie… pero en realidad es estéril. El
aire también se sentía raro, muy seco y pesado. Lo mismo pasa con Scorch [18].
Nombraron adecuadamente aquél lugar. Está a ciento cincuenta grados a la sombra
cuando la superficie está expuesta a su sol, pero hay una gran cantidad de agua en el
subsuelo. Toneladas de sistemas de cavernas. Es bastante, pero… quién quiere vivir
en... bueno, ¿cuevas de agua? ¿Alguna vez has estado?”

“No.”

“Construyeron en el agua porque, aunque la superficie está seca, es demasiado cálida.


Y los ríos están veteados por todas partes bajo el suelo. Hay muy pocas superficies
accesibles subterráneas que no estén cubiertas con agua. Construyen todo flotante,
estilo barco.”
“Suena fascinante.”

“Fue genial para estar de visita, pero no me gustaría vivir allí.”

“¿Y el tercero?”

Stag era curioso, a Nala le gustaba contemplar sus expresiones faciales mientras
hablaba. No hizo ningún intento de ocultar sus emociones ante ella.

“Klaus es demasiado frío.”

Nala abrazó sus brazos, como si el mero recuerdo le diera frío.

“Nieva durante todo el año. Hacían bromas sobre que lleva el nombre de Santa Claus,
simplemente usando una ‘K’ debido a los árboles. Perdieron unas cincuenta personas
cuando se establecieron allí por primera vez, antes de que lo averiguasen. Árboles
asesinos [19]. No, gracias.”

Eso le sorprendió.

“¿Cómo es que los colonos murieron debido a unos árboles? ¿Acaso eran venenosos?”

“Los árboles están vivos. Se comen cualquier cosa que puedan agarrar. Personas
incluidas. Pensé que era broma, ya sabes, bromeando con los turistas, pero el tipo que
me entregó los suministros me enseñó una rama de uno de los árboles agarrando algo
de la fauna local. Aquella maldita cosa lanzó una rama, capturó a una de las bestias con
aspecto de ovejas de cincuenta kilos que vagan por la superficie, y el tronco se abrió.
Esa rama metió a la pobre criatura en su interior. La cena estaba servida. Están
enraizados en el suelo, pero pueden mover las ramas y curvar los troncos. Me dijo que
me mantuviera al menos a trescientos metros lejos de ellos para estar a salvo.”

“¿Son conscientes?”

“¿A quién le importa? ¿Te has perdido esa parte en que se comen a la gente?”

“Me preguntaba si podían comunicarse. Pueden ver a los colonos como invasores de su
planeta. Los árboles pueden actuar en defensa propia, en vez de verlo como un
asesinato.”

Nala sonrió.

“Eres tan lindo. Mírate, pensando en los pobres árboles.”


“Es un punto válido.”

“Lo es.” Su sonrisa se mantuvo. “¿Y qué importa si son conscientes? ¿Quieres que vaya
abrazar a un árbol y hacer amistades?”

Stag entrecerró los ojos, estudiándola.

“¿Te estás burlando de mi?”

“No, pero estoy divertida. Oyes hablar de árboles asesinos y estás pensando acerca de
sus motivos. No importa porqué se comían a las personas. Simplemente me asustó, y no
pude volar fuera de allí lo suficientemente rápido. ¡Qué manera tan horrible de morir!
No, gracias.”

“Tenemos formas de vida en el planeta en que nos acomodamos, y vivimos en paz con
ellos.”

“¿Son árboles asesinos?”

Nala se puso seria, el miedo mostrándose en sus ojos.

“No. Son formas de vida como anfibios humanoides con inteligencia. Construimos
nuestra ciudad lejos de su mar, en tierra, allí donde no parecen aventurarse mucho. Era
de suma importancia para nosotros no hacerles sentir amenazados o invadidos por
nuestra presencia.”

A Nala le gustaba la forma en Stag hablaba acerca de aquellos aliens.

“Te preocupas por ellos.”

“Por supuesto. Estoy seguro de que sintieron miedo cuando aterrizamos por primera
vez en la superficie y tuvieron conocimiento sobre nosotros. Hicimos nuestro camino
sin mostrar ningún ánimo de agresión y queriendo establecer comunicaciones, pero
huyeron de nosotros. Creamos un campamento cerca de la playa, les permitimos
observarnos y aprender acerca de nosotros, con la esperanza de que finalmente
querrían aproximarse. No lo hicieron, mientras pasaban varias semanas. Utilizamos ese
tiempo para aprender donde evitaban viajar, hicimos exploraciones terrestres para
asegurarnos de que nada bajo el terreno supusiera algún peligro, y elegimos ese lugar
para establecer nuestra ciudad.”

“Agradable.” aceptó Nala.


Realmente lo era.

“¿Cómo están situados con la tecnología inteligente?”

Stag negó con la cabeza.

“No parecen tener ninguna.”

Eso la sorprendió.

“¿Ninguna?”

“Hemos hecho algunas exploraciones con drones [20] volando a cierta distancia pero
no queríamos ser demasiado invasivos, para evitar atemorizarles. Han construido
pequeñas ciudades bajo el agua y en algunas cuevas cerca de las playas. Son diseños
impresionantes, pero nunca hemos recogido ninguna indicación de que estén muy
avanzados. Sin embargo, disponen de luz. Podría proceder de una fuente natural.
Hemos detectado algunos conductos de lava bajo el fondo del mar en las partes poco
profundas que son su hábitat.”

“Así que… ¿simplemente les dejáis estar?”

“Suenas sorprendida.”

La voz de Stag adquirió un tono agudo. Nala contuvo el impulso de tocarle, pero no se
atrevió.

“No busques una pelea conmigo. Tiendes a hacer eso. Es sólo que la mayoría de las
personas no son tan amables con los habitantes cuando se asientan en nuevos planetas.”

“Te refieres a que los terrícolas hacen eso.”

Escupió ese título, dejando claro que era un insulto. Ella decidió abordar el problema
de frente.

“Suficiente. No soy tu enemigo, Stag. GT también me jodió. No, no fui esclavizada ni


creada por ellos. ¿Me escuchaste cuando dije que me robaron la compañía de mi
abuelo? Ejecutar eso se suponía que era mi futuro. Se lo llevaron lejos. Podría
amargarme y enfadarme, pero en lugar de eso, opté por lanzarme a la aventura. Me
compré un carguero y volé hacia el espacio.”

Stag se limitó a mirarla. Odiaba notar cómo sus largas y oscuras pestañas realmente
hacían que el azul de sus ojos pareciera más impresionante. A Nala le gustaba un poco
demasiado, y en realidad encontraba que su espinosa personalidad era bastante
atractiva. Con Stag siempre sabía dónde se encontraba.

La tarde anterior destelló en su memoria, y también lo hizo la anterior conversación


que habían tenido, antes de salir de sus alojamientos. Stag rompió el silencio.

“Deberías odiar al Gobierno de la Tierra. Ellos son los responsables de que tuvieras
que abandonar tu planeta de origen, y crearon los modelos Markus que atacaron a tu
nave.”

“Guau. ¿Has oído hablar de la búsqueda de un lado positivo? Pude pasar algo más de
seis años con mi padre. No cambiaría ese tiempo por nada. Nunca se habría retirado o
dejado al ejército si yo me hubiera quedado en la Tierra. Odiaba incluso que le visitara
allí.”

“Ahora está muerto, y te has quedado sin nada.”

Eso dolió. Nala volvió la cabeza, mirando a su regazo.

“Gracias por señalarlo.”

“Nala.” dijo con voz áspera. “Me disculpo.”

Stag se acercó y apoyó la mano en la parte baja de su espalda.

“Serás muy bien tratada por nuestro Consejo. No son similares en nada a tu Gobierno.”

Nala bajó la cabeza.

“Sí. Por supuesto. Solo si ser forzada a la esclavitud sexual y entregada a algún
individuo se traduce como ‘tratada muy bien’. Suena divertido. Eso es sarcasmo, por
cierto. Y por lo menos ahora sé que vamos a un planeta. No estaba segura de dónde
estabas llevándome.”

“Garden es precioso, y el clima es favorable durante todo el año. Los árboles no te


atacarán allí. El nombre que le dimos es realmente una descripción exacta.”

Nala le miró fijamente.

“¿Voy a verte de nuevo, una vez que me dejes allí?”


“La ciudad no es muy grande. Estoy seguro de que volveremos a encontrarnos, cuando
esté en la superficie del planeta.”

“¿Pasas la mayor parte de tu tiempo en el espacio?”

“Sí. Esta lanzadera es mía. Soy voluntario para todas las misiones peligrosas.”

“¿Adicto a la adrenalina?”

“No. No busco la emoción y el peligro para mejorar las experiencias de mi vida.”

“Entonces, ¿por qué lo haces?”

“Alguien tiene que hacerlo.”

“Tienes complejo de héroe, ¿verdad?”

“No.”

“¿Deseo de muerte?”

Dudó un poco antes de contestar.

“No estoy en ninguna unidad familiar, ni tengo muchas asociaciones cercanas con otros
cyborgs. Soy prescindible.”

Esto causó que su pecho doliera por él. Él realmente creía eso. Podía ver la sinceridad
en sus ojos. ¿Había amado alguna vez alguien a Stag? Nala lo dudaba.

“Yo lamentaría tu muerte, así que no consigas que te maten.”

Stag retiró su mano de la espalda de Nala.

“Esas son palabras de cortesía, pero resérvatelas para otra persona.”

“Ahora estás rompiendo mi corazón.”

Nala se dio la vuelta en la cama, cada vez más cerca de él.

“Hemos sido íntimos. Y no te odio, Stag. Claro, a veces me gustaría estrangularte. Eres
difícil para conseguir ser cercanos, pero eres un buen hombre. Nunca te mataría.” le
sonrió con picardía. “Sólo estaría involucrado algo de asfixia, si de verdad me
cabreas, pero me detendría antes de hacerte daño realmente.”
“La intimidad sexual no significa nada.”

Una vez más, sus palabras picaron.

“Ouch. Bueno, yo no soy tú. Esto significó algo para mí. No puedo fragmentar mi
cuerpo de mis sentimientos. Lo siento. Si tú mueres, voy a llorar. Lidia con eso.”

Eso pareció irritarlo o bien hacer que se sintiera incómodo.

“Vete a dormir.”

Nala frunció el ceño, con extrañeza.

“Pensé que tú querías que…”

“No.” la cortó. “Esto termina ahora.”

Nala estudió su atractivo rostro y la forma en que la miraba.

“Estás empezando a sentir cosas por mí, ¿verdad? ¿Asustado?”

Stag la fulminó con la mirada.

“Voy a tomar eso como un sí.”

“Tú no me asustas, terrícola.”

“Correcto. Y deja de llamarme así. Creo que te has pasado toda la vida (sin importar
lo larga que sea) manteniendo a todos distanciados. Has admitido que no tienes muchos
amigos y que pasas todo tu tiempo en esta nave. Tú no quieres que nadie que se
preocupe esté demasiado cerca de ti, porque entonces es posible que sientas algo a
cambio. Me das pena, Stag.”

“Vete a dormir.”

“¿Tienes planes de atarme de nuevo?”

“No eres ninguna amenaza. Solo quédate cerca de la pared y no me toques.”

Este rechazo dolía. También lo dolió el hecho de saber que Stag nunca iba a dejar que
pudiera acercarse a él de nuevo, emocional o físicamente. Una parte de ella deseaba
poder odiarle, pero no tendría ese dolor en el pecho si eso fuera posible. Podría ser
espinoso y distante, pero Nala había visto rasgos y cualidades de Stag que habían
suavizado su corazón hacia él.

“Vale.” aceptó.

“Ya no quiero hablar contigo.” soltó él.

Stag se puso de pie.

“Tengo que comprobar algo.”

Nala le observó marcharse. Era más bien como que huía. Maldijo, se acostó y se
deslizó todo el camino hasta quedar contra la pared. Las lágrimas llenaron sus ojos y
las dejó fluir.

Tal vez se había permitido tener sentimientos por él sólo porque había perdido todo lo
demás en su vida.
Once

Stag se limpió el gel de sellado de las manos, mirando a Kelis.

“¿Y bien?”

El cyborg comprobó los sensores y asintió.

“Parece que la presión se mantiene. Lo sabremos con certeza después de encender los
motores.”

“Me pregunto, ¿qué más puede salir mal?”

Hellion cerró uno de los puertos electrónicos y suspiró.

“Esta tiene que ser la peor misión en la que hemos estado.”

“Yo no iría tan lejos.” dijo Kelis sin perder su enfoque en la pantalla que sostenía.
“¿Recuerdas la nave colonial que encontramos a la deriva? Todavía tengo pesadillas
sobre eso.”

Stag hizo una mueca.

“Trato de olvidarlo.”

“¿De qué estamos hablando?”

Maze entró en la sala de máquinas

“La nave donde los colonos se volvieron locos y se sacrificaron entre sí.” respondió
Hellion. “Tuvimos que limpiar cadáveres durante varios días antes de que
consiguiéramos transportar la nave de vuelta a Garden para poderla reutilizar.”

“Creo que decidimos no mencionar eso de nuevo.”

Maze repartió agua y una barrita energética a cada hombre.


“Beber y comer. Habéis estado aquí durante seis horas sin tomar un descanso. ¿Qué os
recordó a esa nave?”

“Hellion cree que esta tiene que ser nuestra peor misión.” dijo Kelis.

Guardó la pantalla y abrió la barrita energética, tomando un bocado antes de continuar.

“Estoy en desacuerdo. Fuimos capaces de volar la Pride, no tuvimos que raspar los
restos de los cuerpos en descomposición, o transportar esa cosa de vuelta a Garden.
Escapamos a la zona muerta. Este lio de inundación no fue tan malo como la extracción
de cadáveres y no implica el uso de trajes para evitar el pútrido olor.

Stag pensaba en Nala mientras se comía la barrita y se bebía el agua. Ella amaba la
Pride. Él se preguntaba que habría pensado sobre tener su carguero rescatado como
material de construcción en Garden, en lugar de ser explotado. Se alegró de que nunca
tuviera que averiguarlo. Su tripulación y se padre habían muerto a bordo.
Probablemente era mejor que nunca tuviera ningún tipo de recordatorio de ese hecho,
una vez llegara al planeta.

“Esperemos que ninguna otra cosa vaya mal.”

Hellion se sentó en la caja que contenía todo el cableado dañado que había tenido que
sustituir.

Stag se dirigió a Maze.

“¿Has alimentado a nuestra invitada?”

“Por supuesto. Me dijo que has estado evitándola.”

“He pasado la mayor parte de mi tiempo aquí abajo solucionando este lío.”

Odiaba la forma en la que sintió la necesidad de defender sus acciones cuando todos
los machos le lanzaron miradas interrogantes.

“La línea se rompió y se inundó esta sección. Yo quería estar personalmente a mano
para todas las reparaciones.”

“Cada alambre, circuito y filtro tuvieron que ser cambiados por otros nuevos.” se
quejó Hellion. “He encontrado daños en todos los paneles. También he sustituido las
juntas para que no haya escapes, si esto vuelve a suceder. Stag y yo prácticamente
hemos tenido que vivir aquí.”
“Exactamente,” dijo Stag, sintiéndose agradecido de que el macho se pusiera de su
lado. “El fluido del motor causó erosión, ya que las bombas fueron lentas en drenar la
sección. Arreglé eso también.”

“Te dije que podía ayudar más.”

Stag ocultó su irritación con Kelis.

“Tus habilidades fueron mejor aprovechadas en el Control, monitoreando para detectar


cualquier signo de los modelos Markus en busca de nosotros.”

“Maze podría haber monitoreado los sensores de transporte, ya que la reparación no es


su fuerte. Nos estamos moviendo lo suficientemente lentos como para que sus sensores
nos leyeran mal.”

“Tal vez ajustaron sus sensores. No podemos correr ese riesgo. Es lógico que asuman
que hemos sufrido graves daños como mínimo, si nos escapamos del espacio muerto
después de que se establecieran las bombas. Deberíamos tener movimiento lento o
encontrar un lugar para escondernos para hacer las reparaciones. Quiero a alguien a
cargo del Control que sea experto en tácticas de batalla, si es necesario.”

Stag miró al médico.

“También estamos en territorio pirata. Podrías dudar en disparar contra ellos, ya que
son conocidos por tener hembras cautivas. Sentirías lástima por algún inocente a bordo
de sus naves. Sin ofender, pero no te pondría en esa posición.”

“No me ofende.” Maze sonrió. “No quiero volver a tomar tu asiento, Stag. No quiero
tomar esas difíciles decisiones.”

Un pitido sonó y Stag activó los comunicadores.

“¿Estado?”

“No hay nada de lo que informar, pero querías actualizaciones cada dos horas.”
declaró Veller. “No estamos detectando ningún tráfico en este sistema.”

“Tienes una excelente sincronización. Las reparaciones están terminadas. Arranca el


motor dos, pero con cariño. Compensa la diferencia con los propulsores.”

Stag hizo un gesto a los hombres en la habitación para moverse hacia la puerta a un
lugar seguro en caso de que cualquiera de los sellos volara.
“Así podemos probarlos, ahora que estamos en comunicación.”

Un fuerte zumbido comenzó y Stag se relajó en cuestión de minutos cuando nada salió
mal. Sonrió.

“Vamos a casa, Veller. Estoy en camino hacia ti.”

Hizo un gesto a sus hombres y se fue rápido, terminando con la conversación. Sabía
que había evitado a Nala y no necesitaba a su equipo dándole cualquier porquería al
respecto. Ellos no entenderían como de inquietante había sido su última conversación
con ella. Se detuvo en uno de los cuartos del equipo de forma rápida y utilizó la unidad
de limpieza. A continuación, tomó prestado un traje del almacenamiento de Hellion.

Llegó al Control cinco minutos más tarde. Veller se levantó y se movió de su asiento.
Stag se dejó caer en su sillón, colocando su mano sobre el panel. La pantalla frente a él
mostró el espacio abierto. Después, casi al instante, los sensores detectaron seis naves.

Stag quería golpear algo.

“¿De dónde diablos vienen todos ellos?”

“¡Mierda!” soltó Veller.

Veller se movió rápidamente, tomando el centro de armas.

“Piratas.”

“Yo también estoy leyendo las señales de radiación.” dijo Stag.

Entonces abrió comunicaciones por toda la nave para su tripulación.

“Acudid al Control, ahora.”

“No deberían ser tantos.” Veller sonaba aturdido. “¿De dónde vinieron tan rápido? ¿Se
escondían detrás de los planetas muertos?”

“Parece que sí.”

Stag evaluó las otras naves, su colocación y puso la Varnish en estado de alerta cuando
las otras naves comenzaron a dirigirse en su dirección. Las luces rojas destellaron en
el fondo de la sala.

“Pusieron a la espera una nave para venir y ahora están participando. Parece que
vamos a tener una batalla.”

“Tenemos ordenes de evitar el conflicto, si es posible.” le recordó Veller. “Debemos


tratar de huir de ellos.”

“Los sellos todavía se están endureciendo. Podríamos perder el motor dos si ponemos
tanta presión en esa nueva línea de fluido. No podemos correr el riesgo de ir hacia
abajo y perder la energía de un propulsor principal.”

Stag cambio de rumbo.

“Solo hay dos naves en esta dirección. Nos dirigiremos a ellos tan pronto como
entremos en el rango. Solo tenemos que estar por delante del grupo hasta que sea
seguro ir a pleno rendimiento.”

Mientras hablaba, Stag calculaba mentalmente la cantidad de tiempo que llevaría eso.

“Tenemos que mantenernos fuera de su alcance de armas durante cinco horas.”

Veller refunfuñó algo, pero no fue lo suficientemente alto como para escucharle.

“¿Qué era eso?”

Veller se retorció para enfrentarse a él.

“Todavía podríamos dejarlos atrás si el motor dos fuera hacia abajo.”

“Podríamos.” acordó Stag. “Pero si perdemos un motor, habremos llegado a un punto


final y perderíamos toda la energía, incluyendo las armas. No estoy dispuesto a correr
ese riesgo.”

“No preveo que eso ocurra.”

“¿Preveías que el motor dos se fuera abajo hace cinco días? Estoy seguro de que las
fracturas por estrés fueron causadas por nuestra maniobra al salir fuera de la zona
muerta. Se realizaron búsquedas pero no apareció hasta que ocurrieron las fugas. Lo
mismo podría suceder con un motor.”

La boca de Veller se comprimió en una línea apretada y se enfrentó a su puesto.

“Entendido.”

Stag lamentó enfadarse con él. Todos estaban bajo estrés, querían volver a Garden y
ser frenados por las reparaciones era algo que siempre frustraba a su tripulación.
Ajustó el tono de su voz a uno más tranquilo, más neutro.

“Parte de mi deber es tener todo eso en cuenta. En gran medida estamos superados en
número y ahora no es el momento de tomar riesgos innecesarios. Lo mejor es ser
prudente. Vamos a dañar las dos naves que están a un paso de las cuatro por delante de
nosotros y a huir de ellos cuando estemos seguros de que la tubería de fluido fijo puede
pasar por la presión.”

Veller lo miró y asintió.

“Tienes razón.”

Las puertas del Control se abrieron y entraron Hellion, Kelis y Maze. Maze habló
primero.

“Parqel y Yammer están durmiendo. ¿Debo despertarlos?”

“No.”

Stag cambió el rumbo de nuevo.

“Tomar puestos. Maze, no eres necesario aquí. Te quiero de regreso a la sala de


máquinas observando esos nuevos sellos. Avísanos si comienzan a tener fugas.”

“Entendido.”

Maze se dio la vuelta y se fue.

“Los piratas parecen organizados.” gruñó Kelis.

“Lo están.” acordó Hellion. “Es como si se estuvieran comunicando entre sí y


trabajando en equipo.”

Otra señal se mostró en los sensores. Stag apretó su mano en un puño.

“Ahora hay siete de ellos. Están tratando de rodearnos.”

“Debemos informar a la Star.” dijo Veller mirando hacia él. “Podría ser un señuelo
para guiarlos hasta nosotros. A los piratas les gustaría abordar un buque tan grande.”

“Hablé con Flint hace cuatro días. Uno de nuestros sensores de alerta se disparó en el
Sistema Ovis. Fueron a comprobar que hay allí.”
“Eso los coloca demasiado lejos de nosotros.”

“Gracias por señalar lo obvio, Hellion.”

Stag le frunció el ceño.

“Todavía acabaremos con las dos naves por delante de nosotros y limpiaremos el
camino. Pueden rastrearnos. Somos lo suficientemente rápidos como para mantenernos
delante de ellos. De lo contrario, los convertiremos y sacaremos uno por uno. Estamos
en la mejor orientación.”

“Tenemos una carga importante a bordo y ha sufrido algunos daños. Una batalla no es
en nuestro mejor interés.”

Stag fulminó con la mirada a Veller, empezando a irritarse con sus constantes
comentarios.

“Estoy al mando. Cállate o sal del Control. Me niego a discutir contigo.”

Veller parecía aturdido. Stag odiaba ser cuestionado como capitán, pero eso no era
excusa para enfadarse con su tripulación. Se aclaró la garganta.

“Nos orientaremos hacia los que están frente a nosotros y dejaremos un campo de
escombros de alta difusión en nuestra estela. Eso retrasará a los otros piratas, mientras
aumentamos la velocidad, salimos del alcance de los sensores y cambiamos de
rumbo.” Bajó la mirada a su panel. “A continuación, nos dirigiremos a casa. Nos
perderán y no serán capaces de comunicar nuestra ubicación a otros.”

Eso significaría que tenía unos días más antes de poder entregar a Nala ante el
Consejo, en Garden.

“De acuerdo, pero creo que deberíamos intentar acelerar pasándolos sin disparar. Son
más lentos que nosotros.” Veller se enfrentó hacia delante. “En general, están en mala
orientación hacia nosotros.”

“No estoy dispuesto a probar esa posibilidad, en caso de que ellos tengan suerte. Nos
dirigimos a las dos naves que vienen a nosotros antes de que se acerquen demasiado
para abrir fuego contra nosotros. Guárdate tus sugerencias, Veller. Es suficiente.”

Stag echaba humo. Entendía que Veller creía que era su deber señalar otras soluciones
a los problemas que enfrentaban, pero ahora mismo no estaba de humor para ello. No
había dormido mucho en los últimos cinco días, su mente estaba fija en Nala con
demasiada frecuencia.

*
Nala se sentó en la cama cuando oyó un leve rugido. Unos segundos más tarde, otro le
siguió. Salió de la cama, se dirigió al panel junto a la puerta y apretó su mano en él.

“¿Maze? ¿Está activa ésta conexión?”

Pasaron unos segundos antes de que el médico respondiera.

“Nunca la anulé. ¿Algo está mal, Nala?”

“¿Qué es ese sonido que acabo de oír?”

“Las armas de fuego.”

“¿Estamos siendo atacados?”

El terror la golpeó rápido y duro.

“¿Los androides con piel?”

“Piratas.”

Ella se encogió.

“Mierda.”

“No te preocupes.” Su voz sonaba bastante calmada. “Hemos tenido que hacer frente a
un montón de piratas en los últimos años. Nunca hemos sufrido pérdidas.”

“¿Por qué no huisteis de ellos? Eso es lo que siempre hacíamos en la Pride.”

“Hemos completado dos reparaciones en el motor, pero los sellos son nuevos.”
Ella entendía lo que significaba eso.

“No podemos ir a máximo rendimiento. La presión puede volarlos hacia afuera antes
de que tengan tiempo de establecerse completamente.”

“Sí. En este momento estoy en la sala de máquinas dos, vigilándolos.”

“¿Alguna fuga?”

“Ninguna todavía.”

“¿Dónde está Stag? ¿En el mando?”

“Por supuesto.”

Bajó la cabeza, sabiendo que había sido una pregunta estúpida, pero no lo había visto
más que unos pocos minutos durante un buen tiempo. Venía para conseguir un uniforme
limpio y luego se iba. Había perdido la cuenta de los días.

“¿Vamos a estar bien? Quiero decir, ¿estamos en peligro?”

“¿De los piratas? No. Es más una molestia.”

Un estruendo sonó y ella levantó la cabeza, mirando en torno al pequeño cuarto.

“¿Acabamos de abrir fuego de nuevo?”

“Sí. Estoy monitoreando el Control. Una nave pirata ha sido completamente


desactivada y otra dañada. Vamos a disparar sobre ella de nuevo a medida que
pasamos.”

“¿Pasamos?”

“El plan de Stag es disparar a las dos que están en nuestro camino y permitir que el
resto nos sigan hasta que podamos ir a plena potencia de manera segura. Eso debería
ser en unas cinco horas. Relájate, Nala. El estrés es malo para ti y tenemos esta
situación en las manos.”

Otro estruendo sonó.

“¿Cuántas naves más están ahí fuera?”

Maze hizo una pausa.


“Ahora, seis, menos dos que hemos inhabilitado.”

¿Ocho naves piratas? Ella sintió miedo, a pesar de lo que Maze le había dicho.

“¿Están tratando de rodearnos como un enjambre?”

“No estoy familiarizado con ese término.”

“¿Puedes conectarme con Stag? Necesito hablar con él.”

Maze vaciló.

“¡Maldita sea, Maze!” el temperamento de Nala se encendió. “Recibo informes


regularmente de otras naves que son atacadas por piratas. Los ataques en masa son algo
que han estado haciendo últimamente. Lo más probable es que sea eso lo que está a
punto de suceder. Si ese es el caso, un infierno de muchos más de ellos van a aparecer.
Incluso conectan sus naves juntas para que en los sensores se lea como una nave
grande, entonces se desacoplan y se extienden por separado. Tratarán de atraparnos
entre ellos y luego abrirán fuego una vez que estemos rodeados. ¿Lo captas?
Conéctame con Stag.”

“Tuvimos una nave que fue testigo de ese comportamiento una vez. Los piratas atacaron
un carguero. Se pensaba que fue un hecho singular.”

“Solía serlo, pero ya no. Conéctame con Stag.”

“Le daré la información que has compartido.”

“Quiero hablar con él. Sé lo que hay que hacer.”

“Ya se comunicará él contigo, si quiere tu intervención. Maze fuera.”

“¡No desconectes!” exigió ella.

Pasaron los segundos.

“¿Maze?”

Maldijo sacudiendo la mano fuera del panel. La había cortado.

“¡Malditos cyborgs! Piensan que son muy inteligentes.”

Paseó por el suelo, con la esperanza de que Stag se comunicara con ella. Los minutos
pasaron y se dio cuenta de que no lo haría. Se acercó a la puerta y puso la palma de la
mano en el panel.

“¿Maze? Responde.”

“Estoy ocupado, Nala.”

Sintió alivio de que él no la hubiera bloqueado.

“Escúchame. Dile a Stag que tiene que correr el riesgo de volar las juntas nuevas. Ha
habido al menos diez aviones de carga que han sido atacados con un patrón de
enjambre en los últimos meses. Estamos hablando de más de veinte naves piratas
apareciendo. ¿Me escuchas? ¡Están transmitiendo nuestra ubicación a todos los piratas
en las zonas circundantes y vendrán sobre nosotros desde todos los lados si son
capaces de hacerlo! Tenemos que salir de sus sensores y cambiar el curso lo más
rápido posible. Esos hijos de puta están trabajando juntos ahora.”

“Voy a transmitirle el mensaje. Maze fuera.”

Nala se enfureció cuando la interrumpió de nuevo. Continuó paseando, con la


esperanza de que Stag tomara su consejo. De lo contrario, podrían estar en un mundo
de mierda.

*
Stag terminó su conversación con Maze y miró los sensores en tono grave. Otros dos
pitidos se presentaron a largo alcance. Segundos más tarde, otra nave se registró.
Parecía que Nala sabía de lo que estaba hablando. Se echó hacia atrás en su silla.

“Preparar la máxima potencia.”

Veller se volvió en su asiento, con la boca abierta.

“No digas una palabra. Nueva información ha salido a la luz. Tenemos que salir de este
sector ahora. Nos están encajonando y más piratas están en camino hacia nosotros.
Planean un ataque a gran escala.”

Abrió las cartas de los sectores que les rodeaban, escaneando por un lugar donde
desaparecer. Un cinturón de asteroides le llamo la atención. Ajustó el curso al siguiente
sector y abrió comunicación con Maze.

“Presta especial atención a los sellos.”

Cortó la comunicación y ordenó una anulación de privacidad en el cuarto de Yammer,


ordenando al macho salir de la cama y correr junto a uno de los motores para detectar
cualquier problema.

Esperó hasta que pasaron las naves piratas dañadas hacia las que se dirigían y luego se
hizo cargo del timón, controlando la velocidad él mismo. Había tenido ese roce con
Veller y no quería su autoridad cuestionada de nuevo.

“Marca en cero.” anunció. “Tres, dos, uno.”

No fue a plena rendimiento en un primer momento, pero sin embargo aumento la


potencia a las hélices de manera constante, hasta que estuvieron a su máxima
capacidad.

Yammer informó de su llegada a la sala de máquinas y no estaba viendo signos de fugas


de presión. Stag esperaba que esas noticias siguieran siendo iguales. Minutos después,
Maze contactó con él.

“Tenemos una fuga menor. Estoy tratando de sellarla.”

“Estoy enviando a Parqel para ayudarte.”

Despertó al otro miembro de la tripulación y estudió los sensores de largo alcance.


Estaban dejando atrás a las naves piratas y solo unas pocas naves nuevas intentaron
interceptarlos. Cambió de rumbo cuando la pantalla se aclaró y se dirigió hacia el
cinturón de asteroides.

Hellion se aclaró la garganta.

“¿Muestra el núcleo minero abandonado?”

Su tripulación le conocía bien.


“Sí.”

“Los metales pesados dentro de la roca más grande harán un lio con nuestros sensores,
pero también nos esconderá de ellos.”

Una amplia sonrisa se dibujó en el rostro de Hellion.

“No nos buscarán allí. Es una putada maniobrar tan lejos en el cinturón sin ser
aplastado por los trozos más pequeños. Nosotros podemos hacerlo fácilmente, pero
ellos no.”

Stag asintió.

“Dudo de que sean conscientes de que el Gobierno de la Tierra tomó muestras de los
núcleos hace veinte años. Ese sector también fue monitoreado en su momento por las
naves patrulla.”

“No estoy de acuerdo.” declaró Veller. “La Tierra dejó de tener este sector vigilado tan
pronto como se decidió que no había nada que quisieran allí por más tiempo. Los
piratas han tenido al menos una década para llegar a conocer ese cinturón. Debemos
mantenernos a esta velocidad y volver a casa, no encontrar un agujero para
escondernos.”

El cyborg agotó el último nervio de Stag.

“También tenemos una fuga en el motor dos, lo que podría derrumbar ese motor si se
abriera más. No estoy dispuesto a correr ese riesgo. Vamos a encontrar un lugar seguro
y hacer parcheados. ¿Cuál es tu problema? ¡Me estás haciendo cabrear!”

“No eres el único con un sentimiento de ira. Soy excelente en las reparaciones, sin
embargo, hiciste que me sentara durante cinco turnos seguidos visualizando lecturas.
¿Qué he hecho para elevar tu desprecio o hacerte creer que soy un incompetente?”

Stag intentó ocultar su sorpresa.

“Siempre me has permitido dirigir las reparaciones. Debo de haber hecho algo para
perder tu confianza. Sé que tú aprecias a los hombres fuertes que tienen excelentes
habilidades de liderazgo. Tal vez crees que me he vuelto algo laxo en mis deberes.
Estoy intentando demostrarte que eso no es así.”

Stag le sostuvo la mirada. No había tenido intención de que Veller se lo tomara de esa
manera. Miró a su equipo en el Control. Todos ellos estaban mirándole. Habían pasado
años juntos, eran un grupo unido y tuvo que admitir que su comportamiento reciente
podría haber sido tomado mal.

“Necesitaba la distracción. No tenía nada que ver contigo, Veller. He estado evitando
pasar mucho tiempo en mi habitación.” admitió. “Te dejé a cargo del Control porque
confío mucho en ti.”

La expresión tensa de Veller se aclaró.

“La terrícola.” susurró.

“Sí. Me disculpo. Debería haber comenzado declarándolo.”

“Solo que no lo hiciste.” Hellion tuvo el valor de reírse. “No te gusta compartir tus
sentimientos. Nala está llegando a ti, ¿verdad?”

“Me niego a hablar de eso. Estamos en estado de alerta en este momento. Centraros en
los problemas actuales.”

Stag bajó la mirada hacia la pantalla.

“Estamos libres de los piratas.” declaró.

Entonces ajustó el rumbo nuevamente.

“Vamos a perdernos, ahora que estamos fuera de su visión.”

“Ella es atractiva. Me gustaría dejarla fingir que soy un robot sexual y tomar cualquier
orden que diera si eso significa conseguirla desnuda en mi cama.” Hellion hizo un
sonido bajo de gruñido. “No te culpo por darte cuenta al fin de que es atractiva y
distanciarte tú mismo. Yo estaría todo sobre ella en tu lugar.”

Kelis resopló.

“Sí, lo harías, pero el resto de nosotros tenemos más control sobre las funciones de
nuestros cuerpos.”

Stag se negó a apartar la mirada de su pantalla, recuerdos de Nala desnuda en su cama


llenaban sus pensamientos. La mayor parte de su tripulación se decepcionaría, si
alguna vez supieran que había sido incapaz de resistir el atractivo sexual de esa
terrícola. Se suponía que debía ser un ejemplo para ellos, y había fracasado.
Realmente necesitaba llegar a Garden para poder entregarla al Consejo.
Doce

Stag usó como objetivo un trozo de roca, atando el último cable con la pared lateral del
núcleo interno del enorme asteroide. Existía una ligera gravedad dentro, pero no lo
suficiente para que el transbordador pudiera permanecer en el mismo lugar sin esas
líneas. Habían conseguido acceder al interior sin ningún daño externo. Había sido un
ajuste apretado retroceder entrando en aquel enorme agujero circular donde alguna
operación minera había arruinado decenas de miles de metros de profundidad en esa
montaña de rocas girando lentamente.

“Tengo las armas dirigidas y listas para disparar si algo aparece en la apertura.”
declaró Kelis.

“Sólo asegúrate de disparar contra ellos antes de que entren.”

Hellion se estremeció.

“No quiero que quedemos enterrados si las paredes se derrumban. No hay salida. Esta
es la única forma de entrar o salir de la caverna.”

“Guárdate tus emociones.” ordenó Stag.

Hellion se revolvió en su asiento.

“¿Soy el único que odia estar en un enorme agujero oscuro? Podríamos bloquear la
apertura por accidente si otra nave choca contra él, y quedar atrapados. Los metales
pesados no sólo bloquean sensores, sino que seríamos incapaces de pedir ayuda. Los
comunicadores no funcionan aquí, excepto los del ancho de la nave.”

Un dolor de cabeza comenzó a formarse. Stag se estiró y se frotó la sien. Usó su otra
mano para constituir un enlace con las dos salas de máquinas.

“¿Parqel? Estado.”

“Sólo hemos sufrido una fuga y fue menor. Hemos vuelto a sellarla y se sostiene, ahora
que los motores están apagados.”
“Ya he limpiado el ligero derramamiento.” agregó Maze.

“Bien.” Suspiró Stag. “¿Yammer? Informe.”

“Todas las lecturas están bien. He inspeccionado visualmente todo. No hay pérdidas.
La presión se lee un poco alta en una sola línea, pero se sostiene. “

“¿Va a durar hasta llegar Garden? Mejor apreciación.”

“Eso creo. Tendremos que observarlo de cerca.”

“Gracias, Yammer [21]. Todos podéis regresar a vuestros alojamientos hasta que
empiecen vuestros turnos.”

Cerró los coms [22] y se levantó, estirándose después de estar en su asiento durante
demasiado tiempo.

“Ahora esperamos fuera para asegurarnos de que los piratas no han logrado
rastrearnos.”

“¿Qué pasa si lo hicieron?”

Hellion le frunció el ceño.

“Ellos tienen que venir a nosotros de frente, de uno en uno. Esta apertura no es lo
suficientemente grande como para caber dos naves.”

Stag se encogió de hombros.

“Esto los hace más fáciles de matar. Además, muchos de ellos serían derribados en el
cinturón de asteroides sólo para llegar a esta profundidad. Ellos no tienen el blindaje
de casco que tenemos nosotros y algunos de esos pequeños fragmentos nos golpearon.
No sufrimos daños pero ellos no serán capaces de decir lo mismo.”

“Fue una elección lógica.” declaró Veller.

Stag le dirigió una mirada pero no dijo nada. Al menos este macho ahora ya no estaba
cuestionando cada movimiento. Eso hizo las cosas un poco más fáciles y menos
exasperantes.

“Pareces cansado. ¿Quieres que tome tu silla mientras descansas un poco? Nada va a
suceder durante las próximas horas. Se necesitaría mucho tiempo para que los piratas
nos atrapen, si fueron capaces de rastrearnos.”

Stag agradeció la preocupación que mostró Veller, ahora que habían resuelto su
problema, pero negó con la cabeza. Descansar le obligaría a volver a sus
habitaciones... y a Nala. O peor aún, tendría que tomar prestada una litera de uno de los
hombres en el Control mientras estaban de turno. Esperaba que Hellion no se hubiera
dado cuenta de que había tomado uno de sus uniformes. El macho no se lo hizo notar,
en caso de que lo supiera.

“Estoy bien.”

“Las posibilidades de los piratas para encontrarnos son...”

Stag quería darle un puñetazo.

“¡Guárdatelo, Hellion! Casi nulas. Vamos a dejar las cosas así. Pueden hacer un patrón
de búsqueda y cederán dentro de dos días. Nos quedaremos aquí, entonces nos
aventurarnos fuera un poco para leer los sensores, una vez que estemos libres del
cinturón de rocas.”

“Me alegraré cuando esta misión haya terminado. Todavía creo que esta es la peor
hasta ahora. Ahora tuvimos que huir de los piratas. Me quedo con la limpieza de
cadáveres cualquier día sobre esta sensación como si fuese un cobarde.”

Stag apretó los dientes.

“Hellion...”

“Lo sé. Guardármelo y dejar de ser emocional.”

Hellion suspiró, mirando hacia el frente.

“Esto va a ser aburrido. Casi desearía que todavía estuviera haciendo reparaciones. Al
menos el tiempo pasaría volando”

El dolor de cabeza de Stag empeoró. Era una combinación de falta de sueño, estrés,
agotamiento físico, y que no había comido una comida completa en días. Volvió a tomar
su asiento, mirando la pantalla. Estaban en una oscura masa con la apertura por delante.
Grandes trozos de rocas flotaban alrededor, como un cinturón siempre moviéndose en
rotación, que rodeaba un planeta inhabitable.

Sus pensamientos volvieron a Nala. Siempre permanecía en el fondo de su mente, y eso


le molestaba. Una parte de él no quería nada más que ir a pasar tiempo con ella. Su
polla respondió poniéndose semi erecta.

Cerró los ojos, se frotó la sien de nuevo, y trató de olvidar lo como se sentía estar
dentro de ella.

Había tenido relaciones sexuales con hembras un montón de veces cuando había estado
optando a formar parte de una unidad familiar. Había sido justo después de que habían
llegado a Garden y comenzaron a construir la ciudad.

Ninguna de esas hembras había respondido a él como hizo esta terrícola. Las hembras
cyborgs podían ser frías, distantes, y enmascaraban fácilmente sus emociones. Ellas no
gemían y se agitaban debajo de él, ni cavaban sus uñas en su piel. Tenía que admitirlo,
eso hizo que el sexo fuera más intenso y placentero.

“Extraño.”

El suave murmullo de Kelis le sacó de sus pensamientos. Stag abrió los ojos y puso su
mano en el panel, tratando de averiguar lo que estaba mal. Detectó una alarma
apagándose en una de las puertas de conexión situadas en la bodega de Carga Dos. Los
otros sensores no detectaron otra nave, lo que significaba que el sello podría estar
comprometido.

“¿Un mal funcionamiento? Quizás uno de los impactos que recibimos de los escombros
nos hizo daño, después de todo.”

Veller se puso de pie.

“Voy a echar un vistazo.”

“Ponte un traje antes de entrar en la bodega de carga.” ordenó Stag. “En caso de una
ruptura. Haz un examen exterior. Las cajas que tomamos a bordo se han estibado. No
van a flotar si sales esa escotilla.”

“¿Estás leyendo esto?”

La voz de Hellion se profundizó con estrés.

“Los niveles de oxígeno en la Carga Dos han aumentado.”

Stag lo hizo, casi saliendo de su silla. Los niveles de oxígeno eran más altos de lo
normal. Al instante giró el sistema de alerta para salir por toda la nave y abrió todos
los comunicadores.

“Estamos siendo abordados. ¡Alerta roja! ¡Armaos!”

“Tiene que ser un error del sensor.”

Sin embargo, Veller se precipitó al panel de las armas, recopilando pistolas láser,
aturdidores, y armas de alto voltaje para cada miembro de la tripulación. Él se las pasó
a todos con celeridad.

“El aumento de los niveles de oxígeno significa que los sensores de movimiento han
sido provocados. Cerramos deliberadamente esas áreas, si nada vivo está en el
interior. Esos sensores están leyendo cuerpos... unos en movimiento.”

Stag se puso en pie, enfundando las armas en el cinturón de su uniforme.

“¿De dónde diablos vienen?”

“Tenían que estar ya en el interior del cráter y nosotros no fuimos conscientes de la


otra nave. Nuestros sensores están ciegos, pero ellos tienen que habernos visto.”

Kelis se detuvo junto a la puerta.

“¿Señales de vida a bordo?”

“Quince.” dijo Hellion con voz áspera. “Eso son siete más de los que debería haber.
Hemos sido abordados.”

Stag contactó con Maze.

“Llega hasta mis habitaciones. Protege a Nala. Tenemos siete intrusos. Orígenes
desconocidos.”

“Voy en camino.”

“No dudes en disparar contra ellos.” gruñó Stag. “¿Me escuchas? Son hostiles, o no nos
habrían abordado sin permiso.”

El médico tardó en responder un segundo demasiado largo.

“Entendido.”

“¿Yammer? ¿Parqel? Informe. ¿Habéis oído la alarma?”


“Sí.” contestaron ambos.

Entonces Yammer continuó:

“Estamos armados. ¿Órdenes?”

“Siete huéspedes. Entraron por Carga Dos. Localizar y sacarlos. Nosotros estamos en
nuestro camino.”

Stag apuntó a Kelis.

“Tienes el control. Vigila la entrada para que no tengamos más compañía. Dispara si
ves cualquier nave. Hellion, monta guardia en la puerta. Séllala una vez que salgamos.”

Se dio la vuelta, irrumpiendo hacia la salida.

“Estás conmigo, Veller.”

“Esta es la peor misión.” soltó Hellion.

*
Nala yacía en la cama mirando a la pared, cuando las puertas se abrieron.

“¡Ya era hora!”

Se dio la vuelta, esperando para darle Stag un trozo de su opinión.

Maze entró en su habitación y selló la puerta detrás de él. Golpeó la palma en el


teclado junto a ella. Tomó nota del arma en su mano. Esa era la primera vez. Por lo
general sólo llevaba una bandeja de comida o su equipo médico.

Nala se incorporó y se deslizó hasta el borde de la cama, balanceando las piernas.


“¿Qué pasa?”

“Hemos sido abordados.”

Eso la sorprendió, silenciándola.

“Siete nuevos signos de vida están a bordo de la Varnish. No estamos seguros de si son
humanos, piratas, o modelos Markus.”

La sorpresa de Nala se convirtió en terror y se puso de pie.

“¿Los droides con piel? ¿Tienes un arma de repuesto?”

Maze volvió la cabeza, mirándola.

“Sólo tengo una, y no haría mucho bien, incluso si disparamos sobre ellos. Son
difíciles de dañar. Y no tengo el tipo correcto de arma.”

“¿Qué significa eso?”

“Sólo pueden ser matados por altos voltajes de electricidad. No guardo exactamente
ese tipo de arma en el interior de mi habitación. Sin embargo, en el Control disponen
de ellas. Sólo tengo mi láser.”

Eso no sonaba bien en absoluto.

“¿Puedes rastrear las señales? ¿Tienes equipo de monitorización?”

“No hay monitoreo por video. Podemos realizar un seguimiento de los signos vitales.
Han pasado a través de la bodega de Carga Dos y han entrado en el transbordador. Se
han dividido en dos grupos de dos, y uno de tres.”

Hizo una pausa.

“Se están separando, dos van a la sala de máquinas uno, el equipo de tres hombres está
accediendo al ascensor para llegar al Control...”

Los ojos de Maze se abrieron en shock.

“Dos señales de vida se dirigen aquí, hacia los alojamientos de la tripulación.” añadió.

Nala trató de no entrar en pánico.


“Signos de vida. Eso significa que no son androides de piel. Quiero decir que no
recogimos ningún pasajero extra desde nuestra nave cuando nos atacaron.”

Nala se puso tensa, levantando un brazo y extendiendo la mano hacia Maze.

“Podemos encargarnos de los piratas. Dame el arma.”

Maze negó con la cabeza.

“¡Venga! Eres grande y fuerte. Puedes patear culos piratas totalmente. Tú ocúpate de
derribar a uno, yo dispararé a los otros. Ese es un buen plan.”

Maze soltó el panel y se alejó de la puerta.

“Busca un escondite.”

Nala echó un vistazo alrededor de la pequeña zona.

“No hay ninguno.”

Su atención se centró en la unidad de limpieza. Maze siguió su mirada.

“No quiero que estés donde estoy yo. No dispararán sobre ti, si son piratas. Querrán
mantenerte con vida. Pero accidentalmente podrían acertarte en la batalla, si estás
demasiado cerca de mí. Muévete al otro lado de la cama y agáchate.”

“Es una litera. Ellos estarán viéndome totalmente.”

Maze accedió a la unidad de limpieza, entró, y mantuvo la puerta abierta. Parte de la


pared protegió su cuerpo.

“Estoy al tanto de eso. Vas a distraerles.”

“Genial.”

Nala hizo lo que le dijo, yendo al otro lado de la litera y agachándose allí. Podía mirar
por encima de la parte superior y mantuvo los ojos fijos en la puerta.

“Stag y la tripulación están en camino. Sólo tenemos que aguantar el tiempo suficiente
para que puedan eliminar la amenaza.”

“Esos tipos malos pueden no ser capaces de romper esta puerta.”


Maze derrumbó sus esperanzas.

“Ya han violado dos alojamientos de la tripulación.”

“¿Cómo lo sabes?”

“Mantuve mi enlace con el ordenador.”

De repente jadeó y las luces de la habitación se apagaron.

“¿Qué fue eso?”

Nala no podía ver nada.

“Creo que acaban de sabotear algo en una sala de máquinas y nos dejaron sin
suministro eléctrico. Mi enlace está roto.”

El alumbrado de emergencia se activó, pero era débil y daba un extraño tinte rojo
misterioso a la habitación. Un ruido de estallidos sonaba junto a la puerta, Nala se
agarró al borde de la litera cuando el metal gimió y las puertas comenzaron a abrirse.

Quienquiera que estaba ahí fuera tenía algún tipo de herramienta que lentamente las
separó abiertas. Podía ver lo suficientemente bien como para notar el arma, la mano
enguantada, y uniforme de la persona que intentaba entrar en la habitación.

Los colores de su uniforme fueron inmediatamente identificables.

Maze disparó su arma y acertó el objetivo. El cuerpo del soldado voló hacia atrás,
fuera de la vista y dentro del pasillo con un ruido sordo.

Un zumbido penetrante sonó y Nala se echó las manos a los orejas, empujó la barbilla
hacia abajo contra su pecho, y cerró los ojos.

El enorme 'boom' y el brillante flash que llegó un segundo después, la arrojaron


dolorosamente contra la pared, sacando el aire de sus pulmones ante el impacto. Sus
piernas dobladas bajo ella salieron fuera y aterrizó sobre su trasero.

Tardó preciosos segundos en recordar cómo respirar antes de abrir los ojos, levantar
la cabeza, y liberar sus orejas. El segundo soldado había entrado en la habitación y
tenía su arma cambiando de ella hacia la unidad de limpieza dañado.

“¡No disparen!”
Levantó las manos, las palmas mostrando, y extendió sus dedos separados.

“Estoy desarmada.”

El soldado le sostuvo la mirada y luego dio un paso más cerca de la unidad de


limpieza. Un rayo de luz iluminó el interior cuando encendió esa característica de su
arma.

“¡Mierda!”

Nala echó una mirada a la unidad dañada y no pudo imaginar cómo habría sobrevivido
Maze.

Había pensado que una granada de aturdimiento se había puesto en marcha, ese sonido
como de lloriqueo normalmente era una advertencia de una de ellas, pero había un
daño masivo en las paredes de la unidad de limpieza. Estaban dobladas hacia adentro,
como si algo se hubiera conectado con ellas y estallado.

“¿Quién eres?”

El tipo mantuvo su arma y el haz de luz sobre la unidad de limpieza.

“Capitana Nala Vestria de la nave Pride.”

“Esta es la nave Varnish.”

Sacó una segunda arma, apuntándola hacia ella.

“¿Qué demonios está sucediendo aquí? ¿Por qué estás con unos cyborgs? Este tipo es
un cyborg, ¿verdad?”

“Mi carguero fue atacado.”

Nala decidió falsificar la verdad. El uniforme que llevaba era el mismo que había
lucido su padre durante sus veinte años en el ejército.

No eran piratas. Trabajaban para el Gobierno de la Tierra.

“Me desperté y me encontré encerrada dentro de esta habitación. Este es el primero


que he visto. Se presentó alrededor de un minuto antes de que tú llegaras. Nosotros no
hablamos exactamente. Me acurruqué aquí abajo, aterrada, y luego rompiste la puerta.”

Funcionó. Bajó el arma que apuntaba hacia ella, la metió en su funda, y se centró
únicamente en la unidad de limpieza.

“Es un puto cyborg. Pensé que los rumores eran mentira. La piel gris y todo... pero
parece que sangran rojo.”

Nala trató de no entrar en pánico.

[¿Maze está muerto? ¿Gravemente herido?]

No estaba emitiendo ningún sonido o atacando al soldado. Se puso lentamente en pie.


Su espalda y su culo heridos por el impacto contra la pared y el suelo, asegurándole
que tendría magulladuras.

“¿Has venido a rescatarme?”

El soldado volvió la cabeza.

“No. Fuimos colocados dentro de este núcleo para controlar el sistema. Imagínate
nuestra sorpresa cuando vimos una lanzadera volar dentro. La identificamos como un
reconocido traficante de esclavos.”

Nala logró mantener su boca abierta de caer. Eso no podía ser. No creía que Stag y su
tripulación estuvieran secuestrando gente para venderlos en el mercado negro.

“¿La Varnish es una lanzadera de tratantes de esclavos?”

Él apartó la mirada de ella y se inclinó, pasando su luz sobre el interior de la unidad de


limpieza.

“Sí. Desapareció hace unos diez años, según los registros que obtuvimos sobre ella
cuando entró su identificación. En concreto, robaban mujeres de las colonias y las
vendían a los burdeles. Es por eso que no podíamos hacerla estallar simplemente y por
lo que decidimos subir a bordo.”

“No lo entiendo.”

Él la escudriñó de pies a cabeza.

“Hemos estado atrapados dentro de este agujero de mierda durante tres meses.
Nuestros reemplazos no llegan hasta dentro de otros tres. Esto es muy solitario, ¿sabes?
No íbamos a hacer estallar a unas mujeres que necesitarían nuestra ayuda.”
“Ya veo.”

Nala enmascaró su rostro, tratando de ocultar su disgusto. Sospechaba que no estaban


en una misión de rescate. Estaban buscando a mujeres secuestradas que pudieran
victimizar aún más. Pero no debió haber escondido su reacción lo suficientemente bien.

“No te muestres toda ofendida. Nosotros te estamos salvando de hacerlo con decenas
de hombres al día si estas cosas te hubieran vendido a un burdel. Nosotros somos sólo
siete. Vamos a tratarte bien, y te podremos mandar a casa una vez que envíen una
lanzadera a nuestra estación de monitoreo para cambiar los turnos. ¿Sabes si
secuestraron a cualquier otra mujer?”

Se humedeció los labios.

“Esperábamos que no tendríamos que compartir.”

“No tengo idea.”

“Lo averiguaremos. Mi unidad las encontrará. No te preocupes. Vamos a trataros


realmente bien a todas vosotras.”

“Gracias.”

Era una palabra difícil de decir. Nala hervía en su interior. Él apartó la mirada de ella,
de nuevo hacia la unidad de limpieza.

“Probablemente debería dispararle un par de veces sólo para asegurarme de que nunca
se levanta de nuevo.”

Dio unos pasos más y trató de dominar los nervios para mirar el interior de la unidad
de limpieza. La vista de Maze arrugado en el suelo la horrorizó.

Estaba hecho una bola, girado hacia la pared, como si hubiera tratado de protegerse a
sí mismo. Su camiseta estaba desgarrada, la sangre manchando la misma. Se las había
arreglado para cubrirse la cara con las manos, así que no pudo ver si había recibido
daños allí.

Nala notó uno de los dedos de Maze contrayéndose, y jadeó sin aliento. El soldado
giró la cabeza hacia su camino.

“¿Qué?”
Ella extendió la mano y agarró su brazo. Mataría a Maze si se diera cuenta de que el
cyborg todavía estaba vivo.

“Es sólo que estoy asimilando todo. ¡Gracias por salvarme! Estaba aterrorizada. Estoy
muy agradecida.”

Trató de no halagarle demasiado, pero el tipo había admitido que estaba allí buscando
una mujer. Usó su otra mano y agarró la parte superior de su camiseta, tirando de ella
lo suficiente como para destellar cierto escote.

“Mi corazón se siente como si quisiera salirse fuera de mi pecho. ¿Puedes verlo?”

Su mirada fue directamente donde ella quería, a las cimas de sus pechos. Todavía se
inclinó un poco y echó su cuerpo hacia adelante, agarrándole fuera de equilibrio e
ignorante.

Gracias a Dios que su padre le había enseñado autodefensa.

Ella empujó el codo hacia fuera, su puño contra su pecho, donde todavía sostenía su
camiseta, y lo estrelló contra sus costillas. Cayeron juntos y Nala aterrizó sobre él,
abriendo las piernas y rápidamente colocándose a horcajadas al lado de su muslo.

Utilizó su dominio sobre su brazo para mantenerle inmovilizado mientras iba a por el
arma que se había enfundado antes. No había abrochado la funda, así que se deslizó
fuera fácilmente.

Nala le disparó antes de que pudiera recuperarse. El soldado gritó, y se levantó el


hedor de los materiales y la carne quemada.

Nala cayó al suelo, rodó, y apuntó el arma hacia él de nuevo. El soldado se retorció y
se sacudió de su lado. Fue entonces cuando Nala vio marcas de quemaduras en el
uniforme azul... y el agujero en su espalda.

Miró el arma. No era un aturdidor.

Acababa de abatirle con un láser que había cortado a través de él. El hombre se aferró
a su propia garganta... pero luego se quedó inmóvil.

“Oh, mierda.” susurró.

Se las arregló para deslizarse más cerca, sus manos temblorosas, mientras se puso de
rodillas y luego quitó los dedos fláccidos fuera de su cuello. Entonces buscó el pulso
por encima del cuello de su uniforme. No había ninguno.

La explosión había salido por su espalda, probablemente atravesando su pulmón en el


camino, y se imaginó que le había hecho suficiente daño como para detener su corazón.

Había matado a un soldado del Gobierno de la Tierra. Él podría haber sido una
vergüenza para los militares, pero esto todavía significaría una sentencia de muerte
para ella.

Un gemido suave provino de unos pocos pasos de distancia y volvió la cabeza. Maze
intentaba sentarse, y ella rápidamente trató de acercarse.

“Estoy aquí. ¿Maze? ¿Me escuchas?”

Ella se arrastró más cerca de la unidad y se detuvo en el borde. Maze había girado su
cuerpo, ahora estaba sentado en la esquina y sosteniendo su brazo lesionado.

Tenía los ojos abiertos cuando levantó la cabeza, mirándola a los ojos. Parecía como
si estuviera desorientado y con una gran cantidad de dolor.

“Está bien. Solo mantente abajo. Estás realmente lesionado.”

“Necesito mi botiquín.”

No sabía dónde estaba. Allí tenía el pequeño botiquín debajo de la litera en el cajón de
la pared.

“Está bien. Lo conseguiré.”

Una fuerte explosión vino desde el pasillo. Nala se retorció, aterrizó de culo de nuevo,
y apuntó con el arma en la dirección de la puerta todavía parcialmente abierta. Apoyó
sus pies descalzos delante de ella, abrió las piernas y aspiró en grandes bocanadas de
aire.

Su mano aún temblaba, así que agarró el láser con ambas, bloqueando sus brazos. Trató
de juzgar dónde estaría la altura del pecho, ajustando la punta del arma un poco más
alto.

“Dame el arma.” gimió Maze.

El cyborg trató de deslizarse más cerca, a juzgar por los sonidos que hacía.
“Te protegeré.” dijo ella.

Y lo haría. Un movimiento parpadeó y ella disparó. Su objetivo estaba un poco lejos y


acertó contra el borde de la puerta, desgarrando el metal.

“¡Maldita sea!” gritó Stag. “¿Pensé que habías dicho que no intentarías matarme?”

Nala casi dejó caer el arma.

“¡Lo siento! No sabía que eras tú.”

Stag vaciló y luego se asomó por la esquina entre las puertas. Fue difícil hacer que
saliera en esa luz roja tenue, pero lo hizo. Él salió de detrás de la pared del pasillo, se
agarró a los lados de la puerta, y empujó. Gimieron mientras las amplió antes de entrar
dentro.

“Deja eso abajo, ¡ahora!” exigió Stag.

Nala dejó caer el arma en el suelo, el metal repiqueteó.

“Maze está herido.”

“Puedo ver eso.”

Se apresuró hacia adelante, pateó el arma a un lado y se agachó. Nala se quedó sin
aliento cuando Stag la agarró por los brazos y tironeó de ella para ponerla de pie. La
soltó inmediatamente.

“Apártate del camino.”

Nala tropezó hacia un lado mientras Stag se puso en cuclillas junto a la apertura de la
unidad de limpieza, revisando a Maze. Se acordó del botiquín médico y se volvió,
presionando para recuperarlo.

“¡Quédate quieta!”

Nala lo hizo, en su mayoría. Su cabeza se volvió y se quedó mirando a un soldado que


estaba entrando en la habitación. Sostenía un arma enorme... y estaba apuntada hacia
Stag. Él la miró, y no pudo ocultar su sorpresa. Sólo duró un instante antes de que se
enfocara en Stag de nuevo.

“Mueves un puto músculo y voy a abrir sobre ti un agujero tan grande que te va a cortar
por la mitad.”

No movió la cabeza pero miró de lado hacia Stag. Estaba de espaldas al soldado,
todavía agachado en la apertura de la unidad de limpieza.

Nala se concentró de nuevo en el soldado. Él soltó el arma con una mano, tocando su
propia oreja, y habló.

“Adelante. Que alguien me responda.”

“Tu equipo no responderá.”

La voz de Stag salió tranquila y fría.

“Supongo que nos abordaste después de los siete primeros. Todos ellos están muertos.”

Nala apretó la mandíbula. Deseaba gritarle a Stag por ser un estúpido. El soldado tenía
un arma que parecía ser un pequeño cañón apuntando hacia él y Stag estaba provocando
al hombre.

“Morirás también, a menos que bajes esa arma y te rindas.” continuó Stag. “Te dejaré
vivir si haces lo que te digo.”

El soldado palideció visiblemente, pero eso pasó rápidamente, sus mejillas se


pusieron rojas. Nala se imaginó que era rabia. El tipo dejó caer la mano de su auricular
y agarró aquella enorme arma con las dos manos. Se temió que dispararía.

“¡Gracias a Dios!”

Nala mantuvo su voz baja, con miedo de asustar al chico y hacerle contraer su dedo en
el gatillo.

“¡Has venido a rescatarme! Yo transportaba diamantes del tamaño de pelotas de


béisbol de las minas en el planeta Rigger [23]. Hay cuatro cajas de ellos escondidos
en alguna luna dónde se detuvieron. ¡No le mates! Ese cyborg es el único que sabe
dónde las escondieron. Están valoradas en millones de créditos.”

Nala dio un paso vacilante hacia adelante. El otro soldado había sido un asqueroso,
quien había estado dispuesto a admitir que quería rescatar a las mujeres sólo para
victimizarlas. Esperaba éste tuviera la moral igual de baja.

“Nuestro transporte fue atacado y mataron a toda la tripulación, excepto a mí. Son
traficantes de esclavos; estaban planeando venderme. Mi padre era Manny Vestria.
Sirvió veinte años en el ejército. Yo sé lo poco que te pagan. Podemos dividirlo al
cincuenta por ciento. Piensa en todos esos créditos.”

El soldado la miró fijamente. No disparó ni ajustó el arma para apuntar hacia ella, por
lo que avanzó unos pasos más.

“Podríamos ser ricos.”

Nala llegó al lado de aquel hombre, todavía sosteniendo su mirada.

“No son muy inteligentes, y ese cyborg no se moverá, siempre y cuando mantengas el
arma apuntándole. Mírale.”

El soldado le echó un vistazo a Stag. Esa fue la apertura que Nala estaba buscando. Le
atacó.

Se abalanzó entre sus brazos y se agarró a su torso, empuñando su uniforme. Enganchó


una de sus pantorrillas con la parte posterior de su talón, empujándole tan fuerte como
pudo con su otro pie plantado en el suelo.

El hombre tropezó hacia un lado y hacia atrás, Nala tropezó con él. El arma que aún
sostenía se disparó, acertando contra algo, pero Nala sabía que había golpeado contra
él con la fuerza suficiente, ya que no se trataba de Stag o de Maze.

El soldado se sacudió y Nala vio su puño viniendo hacia ella. Ella hizo una mueca en
esa fracción de segundo, pero mantuvo el agarre de su uniforme y una pierna, sabiendo
que sería más difícil para él disparar aquella enorme arma con ella tan cerca de su
cuerpo y aferrada a él.

El dolor explotó en el costado de su cabeza y la aturdió. La sensación de caída se


registró antes de que impactara con el duro suelo. Alguien gritó, un macho, y aquel
cañón estalló de nuevo. Algo golpeó su espalda, notó un dolor agudo, pero no pudo
moverse.

A continuación, su cuerpo pareció desconectarse desde la agonía dentro de su cabeza, y


ella le dio la bienvenida.
Trece

Stag se paseaba nervioso.

“¿Por qué no se despierta?”

Stag miró inquisitivamente a Maze. El médico llevaba un cabestrillo, su brazo derecho


estaría fuera de servicio hasta que sanara.

“Sufrió una conmoción cerebral severa.”

“¿Qué hay de su espalda, donde esa viga cayó encima de ella?”

Le preocupaba que eso pudiera haber causado un daño importante. El soldado había
logrado disparar el arma de nuevo cuando Stag le había atacado, golpeando el techo
con la ráfaga.

“Esa viga pesaba mucho.”

“Estoy en ello.”

“¡Date prisa! ¡Ella podría morir porque no estás tratándola lo suficientemente rápido!”

“Stag.”

Hellion se interpuso entre él y el médico.

“Está haciendo todo lo posible. Maze tuvo que detener la hemorragia en su brazo y
estabilizar la rotura en su muñeca. Esto le ha dejado con una sola mano. Nala está viva.
Déjale hacer su trabajo sin acosarle a gritos cada cinco segundos.”

Las luces se encendieron y Stag apretó los dientes.

“Lo tengo.” declaró Veller en su auricular. “El soporte de vida está funcionando. No
hemos perdido eso.”
“¿Que hicieron los soldados?”

Stag reanudó el ritmo de sus paseos.

“Volaron un enganche para controlar el ordenador, apagándolo, incluso la energía. Me


las he arreglado para redireccionarlo alrededor de la zona dañada. Se mantendrá hasta
que lleguemos a casa, pero es un desastre. Necesitaremos permanecer en tierra al
menos una semana para hacer las reparaciones.”

Stag quería golpear algo.

“¿Kelis? ¿Sacaste los cuerpos de mi lanzadera?”

“Sí, Stag. Yammer y Parqel acaban de regresar. Hay un grupo de vainas pegadas a la
pared de roca cerca de cuatro mil metros más adentro. Usaron trajes para flotar sobre
nuestra nave y hacer una brecha en nuestro casco. Por eso no se registró otra nave.”

“¿Qué demonios?”

Stag estaba furioso.

“Seis vainas, unidas entre sí. Hemos accedido a su ordenador. Estaban supervisando
el tráfico en este sistema solar.” dijo Yammer.

“¿Cómo? Los metales en su asteroide interfieren con los sensores.”

Stag dejó de pasearse, viendo a Maze fruncir el ceño mientras examinaba la zona del
estómago y la pelvis de Nala. Quería preguntarle qué le pasaba, pero Yammer continuó
su informe.

“Bombardearon dos agujeros rectos a través de la roca en el exterior y colocaron un


enlace directo allí para recibir las cargas de datos. Parece que hay una pequeña
abertura en el cinturón de asteriscos que les permitió recibir comunicaciones con
drones cada tres días, en intervalos de catorce segundos, antes de que la señal se
interrumpa de nuevo. Los drones son pequeños, no son fáciles de detectar por cualquier
nave. Ellos almacenan toda la información de tráfico y la remiten a las vainas.”

“Espera.”

Stag silenció el ‘com’.

“¿Que está mal, Maze? ¿Encontraste algo? Estás frunciendo el ceño.”


El médico le fulminó con la mirada.

“No tengo una zona médica completa aquí, así que tengo que pasar por cada centímetro
de ella cuidadosamente con un escáner portátil. No he encontrado cualquier sangrado,
nervio o daño óseo interno.”

Stag se dio la vuelta y encendió de nuevo su ‘com’. No podía soportar ver a Nala
acostada en la cama, pareciendo tan indefensa.

“Reanuda, Yammer. ¿Tenían los registros de su misión? ¿Estaban buscándonos a


nosotros?”

“No. Al menos no oficialmente.”

“Creían que estaban rastreando piratas, comerciantes ilegales y posibles avistamientos


de modelos Markus.” dijo Parqel después. “Accedí a los registros de sus diarios
personales. El encargado asumió que el Gobierno de la Tierra podría querer reanudar
las operaciones mineras y que fueron enviados para evaluar la amenaza hacia cualquier
minero que fuera enviado aquí. Lo que significa que no era demasiado inteligente.
Minaron esta sección hace años.”

“Entonces, ¿por qué?”

Stag sólo quería respuestas.

“Desconocido, pero ninguno de los registros de diario personal menciona nada acerca
de los cyborgs.”

Parqel hizo una pausa.

“La última entrada fue hecha por el oficial de comunicaciones. Identificaron nuestro
transbordador como perteneciente a aquellos terrícolas criminales de los que tú lo
obtuviste. Nos atacaron creyendo que habría mujeres a bordo a las que podrían raptar.
Parecía muy excitado con la perspectiva de reconfortar a cualquiera de ellas con sexo.
La entrada era gráfica. Lucharon y luego votaron sobre conseguir volarnos antes de que
nos diéramos cuenta de que no estábamos solos, o siendo abordados. Fue un siete a uno
a favor de obtener a las mujeres. El que mataste antes fue el más reacio. Parece que se
negó a ser parte de esto, puesto que se habrían metido en problemas si alguien se
enteraba. Habían planeado matar a las mujeres antes de que un nuevo turno llegara para
relevarlos del deber. Supongo que cambió de opinión y llegó después de su tripulación
para ayudarlos.”
Stag apretó los dientes otra vez.

“Entendido.”

“No me siento culpable ahora por matarlos.” murmuró Hellion. “Habrían abusado,
asesinado, y escondido el cuerpo de Nala si nos hubieran derrotado. Tiene que haber
un montón de grietas dentro de este túnel para ocultar un cuerpo.”

“O podrían haber incinerado un cuerpo.” gruñó Maze. “Militares del Gobierno de la


Tierra en todo su esplendor. Nos llamaron asesinos. Al menos nunca tomamos vidas
inocentes.”

“Guárdatelo.”

Stag se acercó al panel y lo tocó. El equipo respondió, por lo que se acercó y se


arrancó el molesto auricular. Abrió los ‘coms’ de toda la nave.

“Estamos en línea. Buen trabajo, Veller. “

“Gracias. Estoy yendo al Control. ¿Estás ya ahí?”

Stag se dio la vuelta, mirando a Nala. Debería estar al timón, en lugar de esperar para
ver si se iba a recuperar.

“También estoy de camino.”

Cortó los coms.

“¿Maze? ¿Cómo está Nala?”

“Puedo ir al Control si deseas quedarte.”

Hellion le observó.

“Es mi deber estar allí, no el tuyo.”

“¿Estás seguro de eso? Estás preocupado por ella. Te importa. Quédate con Nala.
Podemos manejar las cosas sin ti durante un poco más de tiempo.”

Stag se debatió un segundo demasiado largo y Hellion salió de la habitación antes de


que pudiera decidir. Le dejó ir, centrándose en el médico en su lugar.

“¿Maze? No me has respondido.”


Maze se enderezó y le miró con una mirada severa.

“Ella salvó la vidas de ambos. Eres consciente de ello, ¿verdad?”

“Me habría acertado con su arma, no a ti. ¿Qué tiene eso que ver con esto? Quiero una
actualización de su estado de salud.”

“Estará bien. No he encontrado ninguna lesión que amenace su vida.”

El alivio bateó Stag, demasiado.

“Bien. Entonces, debería ir al Control. Quédate con ella, y una vez que sea capaz de
ser trasladada, llévala a tu alojamiento. Puedes compartir litera con Hellion.”

Miró el daño a su habitación.

“Ésta zona no es habitable hasta que se completen las reparaciones.”

Maze se interpuso en su camino, bloqueando la puerta.

“Disparé a ese soldado que yace en el pasillo. Yo ya estaba lesionado cuando el


segundo planeó dispararme para asegurarse de que nunca me levantara de nuevo.
Estaba despertando, y escuché a Nala coquetear con él. Por un instante, estuve
convencido de que realmente estaba encantada de ser rescatada. Fue entonces cuando
ella atacó y mató a ese soldado. Nala me protegió y salvó mi vida.”

“¿Tu punto?”

“Arriesgó su vida dos veces para salvar a nosotros dos. Tú estabas equivocado con
ella, Stag. ¿Sigues pensando en entregársela al Consejo cuando alcanzamos Garden?”

“No es asunto tuyo.”

“¡Lo es ahora! Me salvó la vida. Exijo respuestas. ¿Te preocupas por ella? ¿Has
cambiado tus sentimientos sobre Nala lo suficiente como para unirte a una unidad
familiar con ella?”

La pregunta le sorprendió. Ni siquiera podía hablar.

“Eligió a los cyborgs sobre los soldados del Gobierno de la Tierra. ¿Estás dispuesto a
retenerla o no?”

Stag tenía suficiente. Dio un paso adelante, el tórax presionando contra el de Maze, y le
fulminó con la mirada.

“Fuera de mi camino.”

Maze no se movió. Simplemente le devolvió la mirada.

“¿Vas a hacer lo correcto por Nala? Si no es así, tengo la intención de unirme a una
unidad familiar con ella. Entrégamela si no estás dispuesto a retenerla.”

La rabia llenó Stag.

“Ella es mi prisionera.”

“Eso implicaría que ella es el enemigo. Ella eligió bando, Stag. Estás siendo
demasiado terco como para admitirlo.”

“Tal vez ella sabía que iba a ser una batalla perdida para ellos ir en contra de nosotros.
Nala es inteligente”

“Y tal vez has crecido tan amargado través de los años que eres incapaz de ver la
verdad. Deja a Nala en manos del Consejo y haré la petición para poder ser su macho.
Yo le debo una deuda de vida. Eso va a tener prioridad sobre todos los demás que
hagan la petición.”

Maze se acercó a la cama y cogió un inyector.

“¿Qué le estás dando?”

“¿Por qué te importa?”

Maze lo apretó contra su hombro. Stag cruzó la habitación.

“¿Qué le diste?”

“Algo para el dolor y la curación, por supuesto.”

Se miraron el uno al otro. Maze habló primero.

“Te conozco, Stag. He visto tu reacción cuando fue derribada, y tú la creíste


críticamente herida. No cometas el error de dejarla ir. Otro macho trabajará
arduamente para asegurarse su afecto y lealtad. Ellos le ofrecerán todas las cosas que
tú no tienes tan lejos. Las hembras como ella desean un hombre que sea amable y
cariñoso. Si no la perderás para siempre. No hay vergüenza en tener una debilidad
cuando eso te trae felicidad. Ella es tu única oportunidad de eso”

Stag echó un vistazo a Nala, no estaba dispuesto a entrar en una discusión con el
médico.

“Has comenzad evitándola, lo que significa que ella representa una amenaza. Pero lo
único que temes es encariñarte demasiado y abrirte a experimentar dolor emocional.
Escapamos de la Tierra para vivir, no sólo subsistir. Tu motivación para afrontar cada
mañana no debe ser sólo la próxima misión sobre la que nos envíe el Consejo.”

Stag suspiró.

“Pensaré en lo que has dicho. Tengo que ir al Control. Muévela cuando pueda ser.”

Maze hizo un gesto a su brazo en cabestrillo.

“¿Cómo crees que puedo hacer eso? ¿Haciéndola caminar? No. Quiero que permanezca
inmóvil durante al menos seis horas. Sufrió algunos moretones en su espalda y una
hinchazón de menor importancia. Podría ser incómodo para ella. También protesto por
tener que renunciar a mi cuarto a menos que me la estés entregando a mí. Hay un lugar
mejor en la Varnish para trasladarla.”

Stag le sostuvo la mirada.

“Siempre ha sido cortés de tu parte alojarte en cuartos iguales a los de tu tripulación...


pero eso fue antes de tener una mujer. Nala estaría más cómoda en la cabina del
Capitán.”

“Ese espacio es para cuando uno de los miembros del Consejo quiere viajar con
nosotros, o como cuando tomamos algún miembro adicional en la tripulación, para que
no se vean obligados a dormir en el interior de una bodega de carga.”

Maze negó con la cabeza.

“No hemos tenido que usarlo en más de un año, Stag. Lo limpié y lo equipé, después de
que trajiste a bordo a Nala, con la esperanza de que la llevarías allí. Las literas de
reserva se han eliminado. Estaría mucho más cómoda recuperándose allí que en mi
habitación. Hazlo por ella.”

Stag sabía que era la mejor opción.

“Parqel, Veller, y Kelis se niegan a compartir sus cuartos con nadie. Tienden a
provocar discusiones. Yammer hace que cada uno se sienta incómodo mirándonos
fijamente como si estuviera trazando nuestras muertes. Odia tener su espacio personal
invadido. Eso nos deja a Hellion. No me hagas compartir litera con él. Por favor. Me
volverá loco mientras estoy curándome. Sólo quiero dormir, pero intentará
conversaciones interminables. Me aseguraré de decirle a la tripulación que yo te hablé
sobre esto, y ellos estarán agradecidos.”

Finalmente, Stag sonrió con tristeza.

“Todo eso es cierto. La llevaré a la cabina del capitán. ¿Puede moverse ahora?”

“Sí.”

“Entonces apártate a un lado y camina por delante de nosotros. Vas a tener que activar
el ascensor y la puerta.”

“Por supuesto.”

Stag dio un paso más cerca de la litera, con miedo de lastimarla. Se inclinó, deslizando
sus brazos con mucho cuidado debajo de Nala, y la levantó. La ajustó de modo que su
cabeza descansara sobre su pecho. Su inmovilidad le dejó inquieto.

“Está drogada.”

Maze pareció leer su ansiedad.

“Quería que se quedara dormida hasta que sanara más”.

Stag se volvió.

“Vámonos.”

Dejaron aquellos alojamientos y llegaron hasta el ascensor. Maze lo activó y Stag


entró, apretándose contra una pared para dejar espacio para el médico. Subieron al
nivel del Control y se encontraron con Yammer cuando las puertas se abrieron.

“¿La estás llevando al cabina del capitán?”

Yammer se movió hacia atrás. Stag se tensó, esperando que el macho protestara.

“Sí.”

“Bien. No voy a compartir mi habitación, y Hellion está quejándose de cómo nos dijo a
todos que esto era una misión de mierda y que parece convencido de que estamos
condenados hasta que lleguemos a casa.”

Yammer le sonrió a Maze.

“Buen trabajo. Sé que esto es obra tuya. Pero estabas motivado, ya que también sé que
habrías sido tú el pobre bastardo que se hubiera visto atascado con él. ¿Necesitas
ayuda para eliminar las literas de pared y almacenarlas? Estoy de camino de vuelta a la
zona de Carga Dos de todas formas.”

“Ya lo hice, pero gracias.”

Maze salió del ascensor en primer lugar.

Stag le siguió, acarreando a Nala, pero se detuvo para hacer frente a Yammer.

“¿Como de grave es el daño allí abajo?”

“Nada que queramos arreglar hasta que estemos haciendo reparaciones en tierra. Ellos
hackearon el panel de acceso y hicieron un desastre para abrir la puerta de
acoplamiento. El panel exterior está sellado Sin embargo, por lo que estamos bien. No
es como si estuviéramos pensando en abrir otra vez hasta que tengamos que descargar
esos robots”

“¿Se echan a perder con las cajas?”

Yammer negó con la cabeza.

“Están marcados como equipos de minería. No tenían ningún interés en eso.” Miró
abajo hacia Nala. “¿Como de mal está?”

“Estará bien.” Maze se aclaró la garganta. “Después de que descanse en una cama. Eso
sería por este camino... “

Stag rodó los ojos y caminó alrededor de Yammer.

“Mantenme informado sobre las reparaciones.”

“Lo haré.”

Maze abrió las puertas de la cabina del capitán y encendió las luces. Stag se sintió
sorprendido cuando miró a su alrededor, tomando nota de todas las diferencias desde
la última vez que había estado allí.

“Has estado ocupado.”

Maze se volvió.

“Dejé la cama más grande junto al armario de pared y coloqué estantes donde estaban
conectadas las literas, para ocultar los conectores. Quería que se sintiera más hogareño
para Nala. Incluso he descargado libros y videos de entretenimiento para su disfrute.
No te preocupes. Sabía que ibas a ser cauteloso sobre que ella tuviera acceso al
ordenador, por lo que está limitado. Solo puede ajustar las luces, ver videos, y usar el
panel al lado de la cama para leer novelas precargadas. Mantuve abajo los escudos en
los puertos de visión, pero yo te sugeriría que le permitas el acceso a eso. La ayudará a
sentirse menos encerrada si puede ver el espacio.”

Esta atención al detalle de su médico irritó infernalmente a Stag. Maze se acercó a la


cama grande y retiró las mantas y sábanas.

“Deberías quitarle la ropa y ponerla debajo de las sábanas. Estará más cómoda. Puedo
hacerlo yo, si no te sientes cómodo con su desnudez.”

“Has pasado un montón de tiempo y problemas para pensar sobre las necesidades de
Nala cuando ella no te pertenece a ti.”

“Alguien tenía que hacerlo.”

Stag cruzó la habitación y suavemente puso a Nala en la cama. Se enderezó, llenándole


la necesidad de darle a Maze un puñetazo. Obviamente, Maze era consciente de su ira y
retrocedió.

“Cálmate. Hay mucho en esta nave que no estoy autorizado a hacer. No confías en mí
para tener un turno en el timón, ni hacer reparaciones en la lanzadera. Tengo un montón
de tiempo libre en mis manos, y eso significa pensar en el bienestar de todas las
personas a bordo de la Varnish, incluyendo a Nala. No pretendía ser un insulto a tu
capacidad para cuidar de ella.”

Eso desinfló su temperamento.

“Gracias.”

“La tripulación aceptará que tú la conserves, si esa es una de tus preocupaciones.”


Stag había descuidado sus deberes durante el tiempo suficiente.

“No tengo más tiempo para discutir esto. Quédate con ella. Tengo que ir al Control.”

“Nala era capitana de un carguero, Stag. He tratado de pensar en todas las excusas que
se te ocurrirían para evitar quedártela. Abandonó su propio planeta para vivir en el
espacio. Dudo mucho que ella prefiriese Garden sobre esta nave, si tuviese la
oportunidad. Parte de la tripulación muy probablemente no estarán contentos, pero les
podrías reasignar en otros lugares si no se ajustan. La Varnish es tu propiedad personal.
Sé que Hellion y no tendremos ningún problema con tener a Nala como parte de la
tripulación.”

“Maze, realmente necesito llegar al Control. Es posible que los piratas puedan
comprobar el cinturón de asteroides para buscarnos.”

“Veller está más que cualificado para matar, si surge la necesidad. Tu lugar ahora
mismo está con Nala. Ella es tu mujer, salvó tu vida, y apuesto a que es tu cara la que
apreciará ver cuando se despierte.”

Maze se volvió.

“Tú quédate y cuida de ella. Revisaré sección por sección y te enviaré informes.
Consigue que Nala se sienta cómoda, y quizás desees lavar un poco de esa sangre que
está sobre ella.”

La puerta se cerró detrás de él. Stag se quedó allí, sin saber qué hacer. Finalmente se
dio la vuelta, con su mirada fija en Nala. Podía haberla perdido.

Tenía mucho en qué pensar. Pero en primer lugar, haría exactamente lo que Maze había
sugerido. Entró en la unidad de limpieza ampliada y consiguió ropas cálidas y
húmedas, y volvió a la cama, tomando asiento.

Lavó la sangre que estaba sobre ella tan suavemente como pudo y la despojó de su
ropa, viendo más de cerca las magulladuras de su espalda. Esa otra más alta en su
espalda, la que él había puesto allí con su rodilla cuando había estado herido, casi se
había desvanecido.

“¿Qué voy a hacer contigo, Nala?”

Stag deseaba que la respuesta fuera sencilla.


Catorce

Nala abrió los ojos y se quedó mirando un techo desconocido. La memoria regresó al
instante, y se puso tensa. La nave de Stag había sido abordada por los militares.

Un movimiento a su derecha la hizo sacudir la cabeza, mirando a un par de ojos azules


muy familiares en un hermoso rostro.

Stag le sonrió.

“Estoy aquí, Nala.”

“¿Los soldados?”

Deseaba sentarse, pero él se inclinó sobre ella, evitando que se levantase.

“Eliminados.”

Dejó su cuerpo relajarse, entendiendo que el grupo de abordaje ya no era una amenaza.

“¿Cómo está tu tripulación?”

“Están bien. Maze tuvo la peor de las lesiones, pero se recuperará rápidamente. Una
muñeca rota, y los cortes a lo largo de su brazo eran superficiales.”

“¿Que pasa contigo?”

Miró hacia abajo, captando la mayor parte posible de su cuerpo que pudo, sin ver
ninguna rasgadura en su uniforme o signos de lesión.

“Estoy bien. Ellos nunca tuvieron una oportunidad contra mi tripulación de cyborgs. El
ejército nos tomó por sorpresa, pero eso no fue suficiente ventaja.”

Stag respiró profundamente.

“Maze fue el único herido, además de ti.”


Extendió la mano y le acarició la mejilla.

“¿Cómo te sientes?”

“Un poco extraña.”

“Maze te puso una inyección para aliviar el dolor.”

Nala cambió su atención hacia el techo, alrededor de las partes de la habitación que
podía ver, y luego de nuevo a él.

“¿Dónde estamos?”

“El camarote del capitán.”

“¿Tu nave fue destruida y me llevaste a la nave de los soldados?”

“No. Todavía estamos a bordo de la mía.”

Ella evaluó eso en su mente.

“Estoy confusa. Eres el capitán, ¿verdad? Así que... ¿aquellos alojamientos donde
estábamos antes?”

“Los míos. Nunca me quedo aquí.”

“¿Por qué no? Es mucho más amplio.”

Nala se asomó a la cama y luego encontró su mirada de nuevo.

“También es un espacio más grande para dormir.”

“Sentí que me daba igualdad de condiciones con mi tripulación.”

“¿Por ocupar alojamiento de tripulación en lugar de éste?”

“Sí.”

“Tener el espacio de vida más cómodo en una nave es una de las ventajas de ser quien
firma sus cheques.”

“No utilizamos un sistema monetario.”


“Todavía no lo entiendo. Entonces… ¿por qué trabajan tus hombres para ti?”

Stag sonrió.

“Los cyborgs reciben comida gratis, ropa, y un espacio para vivir con comodidades.
Nunca pedimos más de lo necesario. Todo el mundo en mi sociedad encuentra un
trabajo que le gusta, y nos sustentamos unos a otros. Mi tripulación escoge servir en la
Varnish. Sólo utilizamos el sistema de crédito cuando comerciamos con los terrícolas.
De lo contrario, los créditos son inútiles para nosotros. ¿Hay algo más que te gustaría
saber?”

Ella tragó saliva.

“¿Por qué estás siendo tan agradable y amable conmigo?”

Su expresión parecía casi tierna, y la forma en que la miraba... como si fuera


apreciada...

“¿Por qué no lo haría? ¿Tienes sed? ¿Hambrienta? Dime lo que necesitas y lo


conseguiré para ti.”

El miedo la golpeó con fuerza.

“Mierda. Estoy muriéndome, ¿verdad?”

Stag frunció el ceño.

“No. ¿Por qué dices eso?”

“Debido a que estás siendo tan... diferente de ti. Estás respondiendo a mis preguntas,
me acabas de decir el nombre real de tu nave, y sonreíste sin que yo tenga que
intentarlo realmente fuerte para que eso sea posible.”

Nala extendió la mano y empujó su pecho.

“Muévete. ¿Han desaparecido mis piernas o algo parecido? ¿Recibí un tiro después de
que ese idiota me diera un puñetazo? ¿Tengo una hemorragia interna que Maze no
puede reparar ya que probablemente nadie tiene mi tipo de sangre en esta nave?”

Stag se incorporó.

“Estás bien, Nala. Un poco magullada, y sufriste una leve conmoción cerebral. Maze
me aseguró que te recuperarás totalmente.”

Nala se sentó, apartó la ropa de cama de sus muslos, y se quedó mirando su cuerpo
desnudo. Eso fue una sorpresa.

“Yo te desnudé y limpié un poco de sangre. Había una buena cantidad. Ataqué al
soldado que tu habías distraído y su sangre roció sobre ti cuando le maté.”

Nala pasó las manos por encima de su cuerpo, incluso pateó las sabanas de sus piernas
y se aseguró de que todo estaba allí.

“Diez dedos en manos y pies.”

“Detente. Estás actuando de modo irracional, y estás haciendo que me preocupe por tu
estado mental.”

Nala le sostuvo la mirada.

“¿Cuánto tiempo he estado inconsciente? ¿Llegamos a tu planeta de origen? ¿Es esta la


gran señal de despedida, en la que finalmente vas a decirme ‘hasta nunca’ y
entregarme a otro cyborg?”

“No. Todavía estamos amarrados dentro del núcleo minero para evitar que los piratas
nos localicen. Calculo que no vamos a llegar a Garden hasta dentro de unos cuantos
días. Y, ¿por qué dices eso?”

“Debido a que estás siendo tan malditamente agradable y... bueno, tu lo dijiste.
Interesado. Este no eres tú, Stag. Sólo dímelo directamente. ¿Qué cosa horrible tienes
que decirme que te haría compadecerte de mí lo suficiente como para actuar de esta
manera?”

La boca de Stag se torció más hacia abajo.

“¡Sólo escúpelo! No puedo soportarlo. Tiene que ser súper malo.”

Él inhaló lentamente y sopló una respiración.

“He decidido no dejar que te vayas.”

“Ya me dijiste eso. No sabía que era un tema de debate. Dijiste que no podrías confiar
en mí sobre no contarle las autoridades que los cyborgs están vivos y en realidad
viajando por el espacio. También eres un paranoico y no confías en mí ni un poquito.”
“Te voy a conservar, Nala. No voy a entregarte al Consejo Cyborg para asignarte a otro
macho. Eres mía.”

Por lo general, Nala podría decir mucho sobre Stag, pero en ese momento, la había
dejado sin habla. Simplemente se quedó mirándole, asombrada. Stag extendió su mano
y pasó los dedos por el pelo.

“Estoy enredando esto. No soy bueno expresándome.”

Stag dejó caer su mano sobre la cama y suspiró.

“Me salvaste la vida.”

Eso tenía más sentido.

“Por tanto… ¿te sientes agradecido conmigo, o en deuda, y piensas que mantenerme
contigo es más agradable que me entregarme a un desconocido?”

“He decidido mantenerte. Me alivia que me elegiste por encima de tu posibilidad de


escapar.”

El corazón de Nala latía más rápido.

“¿Qué quieres decir con eso? Aclárame la parte en que me mantendrás.”

Sus ojos se estrecharon y él se inclinó más cerca. Su boca se abrió... pero entonces
sonó la puerta. Stag se movió con rapidez, agarrando la ropa de cama y tirando hacia
arriba, cubriéndola. Unos segundos más tarde, entró Maze.

“Vine a ver a mi paciente.”

“Nunca entres en mi alojamiento sin permiso.”

Stag se puso de pie y se enfrentó a Maze.

“Me disculpo.”

Maze le sonrió a Nala.

“¿Cómo te sientes? ¿Es manejable el dolor? ¿Te duele la cabeza? ¿Vértigo?


¿Náuseas?”

“¿Me estoy muriendo o algo así? Dímelo directamente, Maze. Eres médico, de modo
que tuviste que tomar algún tipo de juramento para ser sincero con los pacientes. Estoy
exigiéndote eso ahora.”

Su sonrisa se desvaneció.

“Vas a estar bien. ¿Por qué piensas de otra manera?”

Abrazó la ropa de cama contra su pecho con un brazo para que no se deslizase hacia
abajo dejando al descubierto sus pechos y sacudió el pulgar hacia Stag.

“¿Stag también recibió algún puñetazo en la cabeza? Algo está mal con él.”

Maze fulminó con la mirada a Stag.

“Te dije que fueses amable y cariñoso con ella, para que esté de acuerdo en
permanecer contigo. ¿Cómo pudiste estropear eso?”

Después Maze sostuvo la mirada de Nala y sus rasgos se suavizaron.

“Stag se asustó cuando fuiste herida, y se dio cuenta de que no quería perderte. Tiene
sentimientos sobre ti. No quiere permitir que otro macho te tenga, Nala. Eres
importante para él. Es horrible expresando sus emociones, esto es nuevo para él,
pero...”

La claridad chocó contra Nala con fuerza, y le interrumpió.

“Cállate, Maze. Eso es suficiente. Gracias. Ahora, vete.”

Maze parpadeó, sus labios aún entreabiertos.

“Vete.”

Nala agitó una mano.

“¡Shoo! [24] Adiós. Stag y yo necesitamos estar a solas”

El médico se giró y salió por la puerta, murmurando algo en voz baja mientras se
marchaba.

“No entres en mi habitación de nuevo sin permiso.” le gritó Stag.

La puerta se cerró herméticamente y Nala a observó Stag. Finalmente, él le devolvió la


mirada. Sus ojos azules, estaban encapuchados, un ceño fruncido estropeaba sus
facciones. Pasaron los segundos, unos segundos totalmente en silencio, mientras trataba
de envolver su cabeza en torno a lo que había aprendido.

“En primer lugar, me asustaste terriblemente. Tú, caído del cielo, siendo
repentinamente agradable, es algo aterrador. En segundo lugar, ¿por qué escuchaste
cualquier cosa que Maze te dijo que hicieras? ¿Sabes cómo no eres? Como él. ¿Es
verdad todo lo que acaba de decir?”

Stag titubeó, pero asintió con la cabeza. Nala sonrió abiertamente.

“No es divertido.”

“De algún modo, lo es.”

Nala palmeó la cama junto a ella.

“Ven aquí.”

Stag no se movió.

“¿Por favor?”

Stag se trasladó a regañadientes, tomando asiento.

“Gracias. Siento algo por ti también, si eso ayuda. Sólo sé tú mismo a partir de ahora,
sin embargo. El hombre al que he llegado a conocer sólo diría que me está reteniendo.”

“Ya te dije eso.”

“¿Todavía vas a atarme a la cama todas las noches, preocupado sobre que podría
estrangularte?”

“No.”

“¿Encerrarme en la habitación?”

“¿Vas a tratar de escapar?”

“¿Vas a hacerme desear alejarme de ti?”

“¿Estamos negociando términos ahora?”

Eso parecía provocar el enfado de Stag.


“Digamos que… si me enseñas más sobre la sociedad cyborg... específicamente, cómo
podrías impresionar a una mujer lo suficiente como para quedarse contigo... sería
menos probable que yo quisiera escaparme.”

“¿Esperas que reciba órdenes de ti?”

Su tono se afiló, volviéndose ronco.

“¿Deseas controlar mi vida?” añadió Stag.

“No. Ese no es quien eres. Me refiero a la parte del sexo. Podrías instruirme mucho y
mantenerme demasiado cansada como para querer salir de la cama. Me gustó mucho
cuando me enseñaste tus conocimientos sobre el sexo oral y la resistencia.”

Un brillo travieso se mostró en los ojos de Stag.

“Eso podría implicar que quiero que te unas a una unidad familiar conmigo.”

“No entiendo totalmente lo que conlleva eso, pero estoy dispuesta si esto significa que
permaneceremos juntos a largo plazo. No estoy de acuerdo en quedarme si sigues
amenazando con entregarme a tu Consejo.”

“No tienes voz en ese asunto. Te voy conservar, Nala. Me perteneces. Cada vez que
duerma, vas a estar en mi cama conmigo. No voy a dejarte ir nunca.”

“Tienes que dejar de atarme a la cama. Eso es un punto de fricción conmigo.”

“A veces puedo hacerlo si te portas mal, y quiero... instruirte correctamente. Tiendes a


menearte mucho alrededor cuando estoy entre tus muslos.”

“Lo bastante justo. Además, realmente excitante. ¿Alguna vez conseguiré atarte a ti?
Me pareció que lo disfrutaste esa única vez.”

“Negociaremos eso más adelante.”

“Quieres decir… ¿cuando se te haya pasado tu paranoia y estés seguro de que no te


asfixiaré con tu propia almohada?”

Stag esbozó una sonrisa.

“Sí.”

“Puedo trabajar con eso.” aceptó Nala.


Stag se acercó más.

“No podía soportar la idea de perderte. No lo haré.”

“Bien. Me he encariñado contigo también. Te lo dije, si tú mueres, lloraré. A eso me


refería.”

“No puedes dividir tu cuerpo de tus sentimientos.”

“No.”

“Tendré que usar eso a mi favor.”

Nala le sonrió.

“Realmente creo que lo harás.”

Ahuecó su rostro entre las manos y le besó. Stag gimió profundamente, envolviendo su
brazo alrededor de ella y tirando con fuerza contra él. Nala jadeó, sintiendo dolor, y
rompió el beso. Stag maldijo, sacudiendo su brazo lejos de ella.

“Me había olvidado de tu espalda. Estás lesionada y necesitarás unos días para
recuperarte.”

“Podría estar encima. Te deseo, Stag.”

Un timbre sonó, y ambos maldijeron.

“Tu tripulación es muy inoportuna.”

“Cuéntame sobre ello.”

Se apartó de ella, se levantó y cruzó la habitación. Dio una palmetada en el teclado


junto a la puerta.

“¿Qué?”

Nala le observaba. Él no volvió a hablar, pero sus expresiones cambiaban, como si


estuviera reaccionando a una conversación silenciosa. No parecía contento cuando
dejó caer la mano y suspiró, mirándola.

“Tengo que ir al Control. No voy a tardar mucho. Te conseguiré comida si tienes


hambre.”
“Estoy bien, pero… ¿podrías configurarlo para que pueda contactar contigo si lo
necesito?”

Stag asintió y colocó su mano en el teclado, manteniendo contacto visual con ella todo
el tiempo.

“Hecho. Sólo di mi nombre. He puesto en el comando de audio para que no tengas que
salir de la cama. Los altavoces del con estarán activados.”

“Gracias.”

“Descansa. Mejórate.”

Stag se agachó, ajustándose la parte delantera de sus pantalones.

“Más pronto, sería mejor.”

Nala sonrió con picardía.

“Me gusta ponerte duro.”

Stag salió sin hacer comentarios.

Nala se echó hacia atrás y se sintió feliz. Su cyborg quería quedarse con ella. La
palabra con ‘A’ [25] no había sido intercambiada, pero se había construido la base
para eso. Stag deseándola, lo decía todo.

“¿Stag?”

“¿Qué pasa, Nala?”

“Nada. Me estaba asegurando que funcionaba. Creo que mi espalda va a estar bien si
me quedo fuera de ella y me pongo encima de ti. Me encantó esa posición.”

“Me acuerdo. Vas a hacerme entrar en Control con una erección. Sabía que eras un
problema.”

“Creo que tu tripulación se imaginará que estamos haciendo algo más que dormir en tu
cama.”

“Me aseguraré de que lo sepan. Sé que algunos de ellos te han hecho ofertas. No van a
hacerlo de nuevo.”
“Bien. Y… ¿Stag? Soy el tipo divertido de problemas. Te lo demostraré cuando
vuelvas.”

“Necesito hacer frente a esta situación. Compórtate. Stag fuera.”

“Está bien.”

Los comunicadores se silenciaron, y Nala soltó una risita.

*
Stag irrumpió en el Control, mirando fijamente a Maze. Toda su tripulación se había
reunido allí, y tenía la sensación de que era por culpa del médico.

“¿Que está pasando? ¿Cuál es la emergencia?”

“Maze declaró que vas a quedarte con la hembra.” dijo Veller.

Entonces dio un paso adelante, con ceño fruncido, antes de añadir:

“Protesto.”

“No es tu reclamo, Veller.” respondió Yammer, cruzando los brazos.

“Creo que es maravillosa.”

Hellion sonrió abiertamente.

“Me gusta Nala.”

“A ti te gustan todas.” raspó Kelis. “¿Qué opinas, Parqel? Soy neutral. Stag nos dijo
que podríamos conservar una de las sex-bots.”

Parqel se encogió de hombros.


“La nave Varnish le pertenece a Stag. Se puede quedar con la terrícola, si así lo quiere.
Como ya os he dicho antes de que él llegara, esto no es asunto nuestro.”

“Exactamente.”

Maze apuntó a Veller con su dedo.

“Eres el único que tiene problemas con eso. Puedes transferir turnos de servicio
cuando lleguemos a Garden y asignarte a otra nave.”

“Me gustaba ésta porque no hay mujeres a bordo. Y pon tu mano hacia abajo.”

Maze bajó el brazo.

“Has perdido la votación.”

“Bueno, ahora tenemos una mujer a bordo, y estoy feliz con ello.” dijo Hellion. “Esto
significa que también nosotros podremos conseguir hembras algún día.”

“Sólo eso dices eso porque nadie más quiere trabajar contigo, así que estás atascado
en la Varnish.”

“Así es, Veller.”

El buen humor de Hellion se desvaneció y se adelantó, con las manos apretándose en


puños.

“Esta es mi casa, más que la tuya. Nala se queda. Tú te vas.”

Stag estaba harto. Se había temido que mantener a Nala podría tener un efecto adverso
sobre su tripulación, y había estado en lo cierto. Algunos de ellos parecían dispuestos
a luchar.

“¡Suficiente!”

Todos los hombres le miraron ante el fuerte bramido.

“No es una votación ni tampoco un tema de debate. Nala me pertenece. Cuando


lleguemos a Garden, eres más que bienvenido a no asignarte más a mi nave, Veller.”

El otro macho le observó con gesto de gravedad.

“¿Realmente estás determinado a permitir que una terrícola viva en tu nave?”


Esa fue una respuesta fácil para Stag.

“Sí. Nala se queda.”

Veller gruñó y se giró, pateando fuerte el suelo.

“No sé cuál es tu problema, ni me importa.” le dijo Stag.

Le observó con cautela, preparado por si atacaba. Dirigiéndose al médico, Stag


añadió:

“Y esto fue una idea brillante, Maze.”

“Me imaginé que te retrasarías informándoles de tu decisión. Tenía la esperanza de que


todos estarían de acuerdo en que Nala podría ser una buena cosa para toda esta
tripulación.”

“Cualquiera que la toque… le cortaré sus dedos.”

Stag agarró su arma.

“No voy a compartirla. Permitiré que conservéis dos sex-bots. Puedes averiguar dónde
almacenarlos, sin embargo. No los quiero saliendo del área de alojamientos de la
tripulación.”

“Eso es agradable para mí.” sonrió Parqel.

“No he refería a que Nala durmiera con nosotros.” justificó Maze.

El médico sacudió su cabeza.

“Tú nos micro-gestionas [26] todo, Stag. Nala te mantendrá ocupado y así nos cederás
más responsabilidades al resto de nosotros. Puedes ser un poco agobiante.”

Veller hizo una pausa, por fin mostrándose un interés en sus rasgos.

“Es verdad. No he pensado en eso.”

Hellion resopló.

“Podrás manejar el timón con más frecuencia. Eso te haría feliz, ¿verdad, Veller? Stag
no trabajará durante tantos turnos, si es que tiene una hembra.”
“¿Puedo dirigir una misión?”

Veller dio un paso más cerca de Stag.

“¿Solo una? Tendrás que vincularte con esa hembra. Eso significa que deberías pasar
con ella una buena semana o dos. Quizá podrías hacer eso en Garden. Puedes confiar
en mí con la Varnish.”

“Los terrícolas tienen lunas de miel. Yo recuerdo eso. Es algo donde se encierran ellos
solos y tienen un montón de sexo.” estuvo de acuerdo Kelis. “Podríamos ir a una
misión sin ti, Stag.”

“Solo conseguiréis que abandone mi propia nave sobre mi cadáver.”

Stag consideró brevemente la solicitud de Veller.

“Sin embargo, te dejaré dirigir una misión… pero me quedaré a bordo. No me gusta
pasar tiempo en Garden. Por eso me tomé la molestia de robar esta lanzadera.”

“Así que tenemos un plan.”

Hellion sonrió ampliamente.

“Nala se queda. Todo el mundo es feliz. Stag pasa más tiempo con la terrícola, por lo
que ya no será tan controlador con nosotros.”

“Y tendremos dos sex-bots en lugar de uno.” dijo Yammer, también sonriendo. “Me
gusta este compromiso.”

Stag aflojó su agarre de su arma.

“¿Hemos terminado aquí? Me gustaría volver a la cabina del capitán. Voy a permanecer
allí de ahora en adelante. Nala y yo necesitamos el espacio extra.”

“Ahí está nuestra respuesta sobre los robots sexuales. Podemos almacenarlos en tus
antiguos cuartos cuando no estén en uso.” sugirió Parqel, luego cabeceó y añadió, “Una
vez que hagamos reparaciones, por supuesto.”

“Veller, estás al mando.”

Stag se giró, abandonando la sala de Control.

Podría haber sido mucho peor. Sería difícil ocultar dos sex-bots a bordo de su nave
evitando que se enterasen en el Consejo, pero su tripulación merecía algún premio por
todas las misiones peligrosas en las que se enrolaban. No sería la primera vez que
había dejado algo fuera de sus informes.

Sonrió, entrando en su nuevo alojamiento.

Nala le esperaba... y eso se sentía bien.


Quince

Stag se sentó en el timón, chequeando los sistemas.

“Todo está perfecto.” declaró Hellion desde unos pocos pasos de distancia.
“Revisamos cada centímetro de la Varnish mientras estábamos anclados en Garden
haciendo reparaciones. Vete y pasa tiempo con tu Nala. Tenemos esto.”

“Lo tenemos.” estuvo de acuerdo Veller. “Como puedes ver, estamos de camino a la
estación Gerard. Estaremos allí dentro de once horas, aproximadamente.”

Stag volvió la cabeza, mirando a Kelis, que estaba sentado en el Control de armas.

“¿Tienes algo que añadir?”

“Es una misión sencilla, una que podemos manejar fácilmente. Dos de nosotros nos
disfrazaremos para ocultar lo que somos y entrevistaremos a los supervivientes de la
cápsula que aterrizó allí.”

“Tenemos los uniformes de agentes de la autoridad en nuestra bodega.” Sonrió Hellion.


“Vamos a estar dentro y fuera de esa estación después de una hora, dos como máximo.”

Las puertas de Control se abrieron y Nala entró. Se dirigió directamente hasta Stag y se
sentó en su regazo, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello.

“¿Estás volviendo loca a tu tripulación de nuevo? Se suponía que nos conseguirías


comida, pero sabía que te encontraría aquí, en lugar de eso.”

“No hagas que me arrepienta de darte libre acceso por la lanzadera.”

Sin embargo, mantuvo su tono suave, incluso juguetón. A Stag le resultaba divertido
que ella le hubiera perseguido.

“¿De qué estabais hablando?”

Nala apartó la mirada desde Stag hacia su tripulación.


“Alguien informó que había sido atacado por un cyborg.”

Fue Hellion quien respondió en primer lugar.

“Vamos a entrevistar a los sobrevivientes. Será otra pista falsa, pero siempre
comprobamos eso.”

“¿No puedes preguntar a otras naves cyborg si lo hicieron?”

Nala observó a Stag.

“Siempre tenemos la esperanza de que otros cyborgs escaparan de la Tierra. No fuimos


capaces de liberar a todos ellos cuando nos fuimos. A veces se reciben informes de
avistamientos, y siempre esperamos encontrar supervivientes para llevarlos a casa, en
Garden.”

“La última vez que alguien dijo que habían capturado un cyborg, fue un mecánico
terrícola que cayó en fluidos de motor y su piel se había vuelto azul.”

Hellion se rió entre dientes y añadió:

“Las autoridades lo retuvieron durante dos días, antes de averiguar lo sucedido.”

Kelis se rió a carcajadas.

“Esto es horrible. Pobre tipo.”

Nala hizo una mueca, arrugando la nariz.

“Fue divertido.” admitió Stag. “Esta vez, una lanzadera de suministros fue atacada y un
sobreviviente consiguió escapar entrando en una cápsula que llegó hasta la estación
Gerard. Ahora estamos de camino hacia allí.”

Nala se tensó y se bajó de su regazo.

“Muestra ese sector en la pantalla principal, por favor.”

Nadie se movió.

“Vamos.” Nala fulminó con la mirada a Stag. “Te dije 'por favor'. Conozco muy bien
esta ruta. Solía entregar mercancía en esa estación. Es una gran zona de ocio.”

“Hazlo.” ordenó Stag.


Nala se volvió, se acercó a la parte delantera del Control, y esperó. El mapa se
presentó.

“¿Puedes amplificar esta sección, por favor?”

Usó su dedo para moverlo donde quería. Stag hizo un gesto a Hellion. Nala apuntó.

“Esto es la estación Gerard.”

Señaló un punto luminoso cerca de ese.

“Esto es Erosa. Es un planeta respirable con unos pocos miles de residentes. Cultivan
alimentos.”

Nala señaló otro punto luminoso.

“Esto es la estación Arris. Son malas noticias. Es el centro de la delincuencia, y yo


evitaba atracar allí.”

Nala se volvió brevemente, mirando de frente hacia la tripulación.

“Ahora, aquí está la parte interesante.”

Se encaró de nuevo hacia la pantalla central, señalando tres lunas agrupadas.

“Los capitanes hablábamos con frecuencia. Una gran cantidad de naves de carga fueron
contratadas para transportar hábitats tipo cúpula hasta esta luna central de aquí.”

Nala puso su dedo sobre ella, y luego miró por encima del hombro, sosteniendo la
mirada de Stag.

“Fueron contratados por los militares. GT está configurando operaciones en esta luna.
Sobre la base de lo que han pedido, supongo que unos pocos cientos de soldados
estarán atrincherados allí. No sé si la base está operativa, pero está sólo a unas pocas
horas de vuelo desde la estación Gerard. El rumor es que la colonia de Erosa les pidió
que vinieran a causa del tráfico que va hacia Arris. Se preocupaban por ser robados,
ya que, como te he dicho, ese el centro de la delincuencia. Los visitantes de la estación
Arris han dejado a la estación Gerard y al planeta tranquilos hasta ahora, pero...”

Nala se encogió de hombros.

“Eso podría cambiar. Ten cuidado.”


“Mierda.” murmuró Hellion. “Eso es malo.”

Nala continuó estudiando el monitor.

“Yo volaría a través del sector Quellis y esquivaría esas lunas totalmente. De esa
manera, si están en funcionamiento y reciben una alerta, nosotros podríamos estar
dentro y fuera de allí antes de que tengan la oportunidad de enviar soldados a la
estación. Es decir, si aún así deseas entrevistar a ese tipo que afirmó haber visto un
cyborg.”

Stag se puso de pie.

“¿Qué harías tu, Veller?”

El macho no parecía emocionado con lo que había aprendido. Pareció pensar sobre
ello.

“¿Crees que tu información sea exacta, Nala?”

“Sí.”

“Yo cambiaría de rumbo. Stag confía en ti, y eso es lo suficientemente bueno para mí.
Esto agregará un día en nuestro viaje, pero podremos evitar entrar en el alcance de los
sensores de esa luna por el mayor tiempo posible.”

Stag cruzó la sala de Control hasta Nala y la sorprendió cargándola en sus brazos.

“Estaremos en nuestros alojamientos. Es tu misión, Veller. Contacta conmigo solamente


si se trata de una emergencia”

Nala envolvió sus brazos alrededor del cuello de Stag y apoyó la mejilla contra su
pecho. Él la llevó en brazos de regreso hasta sus habitaciones y selló la puerta.

“¿Has oído eso? Veller confía en mí.”

Stag se rió entre dientes.

“Dijo que 'yo' confío en ti.”

“Lo bastante cerca.”

Stag se sentó en la cama, ajustándola sobre su regazo.


“Gracias por compartir con nosotros esa información.”

“Tu tripulación es mi tripulación. Sólo estoy cuidando de ellos.”

Stag entrecerró los ojos. Nala se echó a reír.

“Trabajaremos sobre eso, también. Compartir es apreciar [27]. Es un buen lema.”

Nala besó la barbilla de Stag, y luego mordisqueó su labio inferior, finalmente


retirándose.

“¿Qué hay de la comida? Recuerdo específicamente que me prometiste una comida.”

Stag se retorció, lanzándola sobre la cama y sujetándola debajo de él.

“Recuerdo específicamente haberte ordenado que permanecieras dentro de nuestro


alojamiento. Creo que necesitas que te enseñe una lección.”

Los ojos azules de Nala centellearon.

“¿Del tipo atractivo y ardiente?”

“No deberías parecer tan excitada cuando te estoy amenazando.”

“Ya no me asustas más.”

Nala deslizó sus dedos por el pelo de Stag, jugueteando con él.

“Eres muy blando.”

Stag ajustó su cuerpo, meneando las caderas entre sus muslos. Ella las extendió para él
y presionó su ingle contra la de ella.

“¿Qué estabas diciendo acerca de blando?”

De repente, Nala se puso seria y Stag se preguntó qué podría haber dicho mal.

“Te amo, Stag.”

Su admisión no le sorprendió. Había sospechado que tenía fuertes sentimientos por él.
Pero se quedó sorprendido por su propia reacción. La alegría le golpeó... una emoción
poderosa apretando su pecho.
“Sé que tu también me amas. Simplemente no lo dices porque eres un tipo duro cyborg
y voy a necesitar tiempo para agotar tu paciencia hasta que te vuelvas más hablador.
Tus acciones me dicen lo que tu boca no puede.”

Stag le sonrió abiertamente.

“¿Es así?”

“Sí.”

Se deslizó sobre ella, agarró la parte delantera de sus pantalones, y comenzó a


quitárselos.

“Pongamos eso a prueba. Creo que soy muy hábil con el uso de la boca para expresar
mis sentimientos.”

Nala le sonrió con picardía.

“Dame lo peor de ti, cyborg.”

Stag se detuvo, sosteniendo su mirada con fijeza.

“Te has convertido en el centro de mi corazón, Nala. Siempre voy a darte solamente lo
mejor de mí.”

Fin
Sobre la Autora

Laurann Dohner

Soy “supervisora de hogar” a tiempo completo (suena mucho mejor


que ama de casa normal), madre y escritora. Soy adicta al café helado con
caramelo, una barra de chocolate de vez en cuando (o dos) y trato de
conseguir por lo menos cinco horas de sueño por la noche.
Me encanta escribir todo tipo de historias. Creo que la mejor parte
acerca de la escritura es el hecho de que la vida real es siempre incierta,
siempre lanzando cosas contra nosotros sobre las que no tenemos ningún
control, pero cuando escribes, puedes asegurarte de que siempre hay un
final feliz. Me encanta eso de escribir. Me encanta sentarme en mi
escritorio de ordenador, ponerme los auriculares y escuchar música a todo
volumen para bloquear el mundo que me rodea, para así poder crear
mundos frente a mí.
Laurann Dohner
Hot Passion Books

Esta es una traducción hecha por Fans.


La ofrecemos de forma totalmente gratuita, sin obtener beneficios económicos o
materiales de ningún tipo por ello y con el único objetivo de dar a conocer los libros
de nuestras autoras favoritas ante las lectoras de habla hispana.

Recomendamos a las lectoras adquirir estos mismos libros en el momento de su


publicación, ya sea en su idioma original o cuando estén disponibles en español, para
incentivar a que estas autoras, a las que agradecemos su excelente trabajo, sigan
creando estas maravillosas obras.
Notas

x Pensamiento, no expresado en voz alta. Se destacan en negrita y entre corchetes en


todo el texto.

1 Stag significa ‘Ciervo’ o ‘Macho’, referido específicamente al macho dominante de


alguna especie animal. En argot, se denomina ‘Stag’ a un hombre soltero, dominante,
independiente y que suele salir solo o con otros hombres, sin compañía femenina. Se
mantiene en original por tratarse de un nombre propio.

2 Varnish significa ‘Barniz’ o ‘Brillante’, se mantiene en idioma original por tratarse


del nombre dado a la nave de Stag, por tanto es un término femenino.

3 Garden significa ‘Jardín’, se mantiene en original por tratarse del nombre dado al
planeta hogar donde residen los cyborgs.

4 Maze significa ‘Laberinto’ o ‘Dilema’, se mantiene en original por tratarse de un


nombre propio.

5 Hellion significa ‘gamberro’, se refiere a un tipo bromista y divertido que no hace


nada útil, creador de problemas. Se mantiene en idioma original por tratarse de un
nombre propio.

6 Star significa ‘Estrella’, se mantiene en original por tratarse del nombre de una nave,
por tanto es un término femenino.

7 ‘P. R.’ siglas de ‘Pacto de Reproducción’ en el idioma original se usa ‘B. P.’, siglas
de ‘Breeding Pact’. Se trata del acuerdo que tienen los cyborgs por el cual cada
hembra tiene varios machos en su unidad familiar y debe criar al menos un
descendiente con cada uno de ellos. En función de su fertilidad, la hembra puede elegir
cuantos machos añade en su unidad familiar, siempre con un mínimo de cuatro.

8 Pride significa ‘Orgullo’, se mantiene en original por tratarse del nombre de la nave,
por tanto es un término femenino.

9 GT siglas de Gobierno de la Tierra, en el original EG siglas de ‘Earth


Government’

10 Pitch significa literalmente ‘campo’ o ‘pasaje’, ‘zona de paso’, se mantiene en


original por usarse como un nombre propio.

11 ‘Crawl’ significa literalmente ‘cangrejo’ o ‘reptar lentamente’; en argot ‘skin


crawl’ significa ‘piel erizada’ o ‘piel de gallina’. En este caso, parece referirse al
nombre de la enfermedad que se describe más abajo, quizás debido a la rojez que
cause esta enfermedad de la piel, comparándola con el caparazón rojo de muchos
cangrejos.

12 La fatiga del metal es el daño estructural progresivo y localizado que se produce


cuando un material se somete a cargas cíclicas.

13 Risa sarcástica.

14 En el original usa el término ‘kinky’, que significa ‘pervertido’, ‘fetichista’ o


‘excéntrico’, su pregunta alude a prácticas de sexo estilo BDSM, atando a su pareja a
la cama.

15 En el original usa el término ‘hairy’, que significa ‘peliagudo’ o ‘complicado’,


pero también significa ‘peludo’, de ahí la extrañeza de Stag ante este doble sentido.

16 En el original ‘Close call’, expresión que significa ‘estuvo cerca’, ‘difícil


elección’ o ‘por los pelos’. Usamos esta última acepción para reforzar el doble
sentido ‘peludo’ de la frase anterior.

17 En el original usa la expresión ‘dead to rights’ que significa ser pillado ‘con las
manos en la masa’ en el acto de cometer un crimen o hacer algo malo, o ‘en plena
acción’

18 ‘Scorch’ significa ‘quemadura’.

19 En el original ‘Killer Trees’, que significa ‘arboles asesinos’. De ahí la mención a


la letra ‘K’, por ‘Killer’, que significa ‘asesino’.

20 Los ‘drones’ son pequeños aviones no tripulados dirigidos por control remoto, que
suelen contener cámaras de grabación para exploración.

21 Yammer significa ‘Quejarse’ o ‘Gimotear’, se mantiene en original por usarse


como un nombre propio.

22 ‘Coms’, parece referirse a comunicadores capaces de transmitir voz y también


imagen, a modo de videoteléfono.

23 Rigger significa ‘Aparejador’ o ‘Mecánico’, se mantiene en original por usarse


como un nombre propio.

24 ‘Shoo’ es un sonido usado para espantar animales, como gatos. Se refiere a que
salga de la habitación.

25 Se refiere a la inicial de ‘Amor’, en el original usa ‘L’, inicial de ‘Love’.

26 En el original ‘micromanagement’, que significa ‘microgestion’. Se llama así


cuando un jefe suele ocuparse al detalle de todo, revisando con frecuencia no solo
temas puntuales sino también de importancia secundaria y hasta triviales que
normalmente se delegan, pero que, en este caso, son objeto de un control minucioso y
repetido.

27 En el original, usa la expresión ‘Sharing is caring’, frase hecha que significa


‘compartir es apreciar’. El verbo ‘to care’ significa preocuparse o mostrar interes por
alguien, indicando tenerle cariño, apreciarle o quererle, de ahí los celos de Stag.
Stag

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