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OBJETIVOS:
BASE BÍBLICA:
Génesis 1:26; Salmo 139:14; Romanos 12:5; 1 Corintios 12:4-7; Efesios 1:23; 2:10; 4:7;
4:11-14; 1 Pedro 4:10; 1 Corintios 13:13
INTRODUCCIÓN:
En el Nuevo Testamento hay una palabra que denota los dones espirituales, es carismata,
de la que se deriva el adjetivo carismático. En el griego antiguo caris es la palabra que se
utiliza para decir “gracia”. En el griego clásico significa “hermosura, encanto, atracción” y
por extensión “favor, bondad”.
Carisma, nombre sustantivo en forma singular que tiene sus raíces en caris, significa
literalmente “don de gracia”. Representa todas las dotaciones espirituales dadas por Dios
a los creyentes. Carismata, la forma plural de carisma significa “dones de gracia”. Pero a
cada uno de nosotros se nos ha dado gracia en la medida en que Cristo ha repartido los
dones (Efesios 4:7).
En consecuencia, los dones espirituales (carismata), son dados por Dios a los creyentes a
través del Espíritu Santo. Son una prueba de la presencia del Espíritu Santo en cada
creyente (1 Corintios 12:4-6), tienen una utilidad práctica, son dones de servicio (1 Co
12:7; 1 Pedro 4:10). A diferencia de los dones espirituales, los talentos y capacidades son
concedidos a todos los hombres independientemente de su condición espiritual. Puesto
que todos fuimos creados a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26). Recordemos las
palabras del salmista al referirse al ser humano como a una creación maravillosa (Salmo
139:14). Los talentos y capacidades naturales, pueden ser desarrollados para fines
egoístas, puesto que el hombre tiene libre albedrio.
Ahora bien, así como los talentos y capacidades naturales se perfeccionan por medio de
la instrucción y la práctica, también los dones espirituales adquieren mayor efectividad a
medida que los vamos desarrollando. “Es rarísimo que un don surja plenamente
desarrollado”. Por tanto, es responsabilidad de la Iglesia que cada uno de sus miembros
descubra sus dones y los desarrolle para el bien común.
PASAJES BÍBLICOS
Para el desarrollo de esta lección se ha considerado que los pasajes más significativos
son Efesios 4:11-13, 1 Pedro 4:10 y 11, junto con 1 Corintios 13:13, en función de los
objetivos propuestos.
Efesios 4: 11-13 Y el mismo concedió a unos ser apóstoles y a otros profetas, a otros
anunciar el evangelio y a otros ser pastores y maestros. Así preparó a los del pueblo
santo para un trabajo de servicio, para la edificación del cuerpo de Cristo hasta que todos
lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimiento del Hijo de Dios, y alcancemos la
edad adulta, que corresponde a la plena madurez de Cristo.
1 Pedro 4:10 y 11 Como buenos administradores de los diferentes dones de Dios, cada
uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido. Cuando alguien hable, sean
sus palabras como palabras de Dios. Cuando alguien preste algún servicio, préstelo con
la fuerza que Dios le da. Todo lo que hagan, háganlo para que Dios sea alabado por
medio de Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el poder para siempre. Amén
1 Corintios 13:13 Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el
amor. Pero la más excelente es el amor.
Al analizar estos pasajes, encontramos que no cabe duda que los dones espirituales han
sido dados para servir a la iglesia, ahora bien, ¿cuál es el propósito de ese servicio?:
1. Que todos alcancemos la plena madurez de Cristo, si hay una palabra para
describir esa plena madurez, es OBEDIENCIA a DIOS. Si analizamos el ejemplo
de vida que nos dejó nuestro Señor Jesucristo, encontramos un aspecto bien
significativo, el Señor obedeció a su Padre en todo, no hizo nada que no fuera la
Voluntad de Dios (Juan 4:34; 5:19; 6:3). Otra enseñanza importante de nuestro
Señor, es que su obediencia fue por amor; por ello nuestra motivación a obedecer
debe ser el amor (Juan 13:34). Por lo tanto, hablar de madurez es hablar de
Obediencia a Dios, como manifestación de amor.
2. Que todo lo que hagamos tenga como finalidad que Dios sea alabado por medio
de Jesucristo. ¿Cómo podremos lograrlo? Únicamente si obramos conforme a la
Voluntad de Dios, y para ello es preciso obedecerle.
3. 1 Corintios 13:13 nos recuerda la importancia de nuestra motivación, el análisis
exhaustivo que realiza el apóstol Pablo a lo largo de todo el capítulo, acerca de
cuál es la única motivación válida para servir. No deja lugar a dudas, de que el
amor es lo que prevalecerá.
Ahora bien, para llevarlo a la práctica, es necesario que seamos humildes, reconociendo
que todos los talentos, capacidades, dones espirituales son un regalo de Dios, por tanto,
nadie puede jactarse de nada (Romanos 12:3; 1 Corintios 4:7). Reconociendo la
necesidad que tenemos los unos de los otros como cuerpo en Cristo que somos
(Romanos 12:4 y 5). Teniendo presente que solamente poniéndonos al servicio los unos
de los otros, motivados por el amor, vamos a lograr la edificación de una iglesia saludable,
que crece y por supuesto se edifica en amor. Reconociendo la autoridad de Cristo como
cabeza de la Iglesia y la autoridad de la Palabra, ministrándola con fidelidad (2 Timoteo
3:16 a 4:13) guiados por el Espíritu Santo.
PARA CONCLUIR: