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El fuego,

en estas cenizas
Espiritualidad
de la vida religiosa hoy
Colección «SERVIDORES Y TESTIGOS»
Joan Chittister, OSB
66

El fuego
en estas cenizas
Espiritualidad
de la vida religiosa hoy
(3. a edición)

Editorial SAL TERRAE


Santander
índice

Agradecimientos II
Presentación 13
Introducción: bases para un nuevo comienzo. . . 19
El fuego en estas cenizas 48
Título del original en inglés: Conservar las brasas 55
The Fire in These Ashes Camino a la cumbre 68
© 1996 by Sheed & Ward
Kansas City Tiempo de audacia 82
La espiritualidad del empequeñecimiento . . . . 96
Traducción:
En pos de un Dios que nos llama 108
María Jesús Asensio
y África del Valle Convertirse en llama 123
Un testimonio vivo 134
© 1998 by Editorial Sal Terrae
Polígono de Raos, parcela 14-1 Una llamada a la justicia 142
39600 Maliaño (Cantabria) Una llamada al amor 152
Fax: 942 369 201
E-mail: salterrae@salterrae.es La hora de la elección 166
http://www.salterrae.es Luz en la oscuridad 180
Con las debidas licencias La necesidad de una nueva perspectiva 191
Impreso en España. Printed in Spain Una llamada a la formación 203
ISBN: 84-293- 1279-X
Conclusión: estas vidas llameantes 225
Dep. Legal: BI-1965-99

Fotocomposición:
Sal Terrae- Santander
Impresión y encuademación:
Grafo. S.A. - Bilbao
Este libro está dedicado
a Maureen Tobin, OSB,
mentora y amiga,
en cuya vida he visto la espiritualidad
que hace verdaderas estas palabras.
Agradecimientos

Son muchas las personas que han tenido que ver con las
ideas en que se basa este libro. Algunas de ellas las han
encarnado en su vida de forma extraordinaria y en un
tiempo en el que estos criterios resultan confusos. Otras
han reflexionado en voz alta conmigo a lo largo de estos
años sobre su desarrollo, a pesar de los problemas y pre-
siones del presente. Muchas han contribuido simple-
mente con las preguntas, los temores y las preocupacio-
nes que se suscitan en épocas de grandes cambios. Unas
cuantas me han ayudado haciendo de abogados del dia-
blo y poniendo objeciones a la existencia misma de la
vida religiosa. Les estoy agradecida a todas ellas por
instarme a encontrar valor actual en un modo de vida
que ha perdido el aura de la edad de oro y duda que
exista la posibilidad de que haya otra en el futuro.
Sobre todo, quiero expresar mi agradecimiento a las
personas que se han tomado la molestia de leer el ma-
nuscrito pasándolo por el filtro de sus propias vidas y
han compartido conmigo las cuestiones editoriales, las
preocupaciones y los comentarios que, finalmente, me
han permitido mejorar el texto. Estas personas son:
Marlene Bertke, OSB, Stephanie Campbell, OSB, Marga-
rita Dangel, OSB, Mary Lee Farrell, GNSH, Augusta Ha-
mel, OSB, Mary Lou Kownacki, OSB, Mary Rita Kuhn,
SSJ, Anne McCarthy, OSB, Mary Miller, OSB, Julia Up-
ton, RSM, Linda Romey, OSB, Christine Vladimiroff,
OSB, Gail Grossman-Freyne y el Hermano Thomas Be-
zanson. A riesgo de haberme equivocado, puede que no
haya aprovechado todas sus sugerencias; pero, cierta-
mente, he prestado cuidadosa atención a cada una de
ellas.
12 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS

Estoy, como siempre, particularmente agradecida a Presentación


Marlene Bertke, OSB, y Mary Grace Hanes, OSB, por la
profesionalidad que dan a todos mis manuscritos. Y, es-
pecialmente, le doy las gracias a Maureen Tobin, OSB,
por su habilidad permanente para dar a mi vida una apa-
riencia de normalidad, mientras yo sigo desorganizán-
dola intentando escribir a la vez que trato de seguir
viviendo.
Además, les agradezco profundamente a Tim y El mundo en que vivimos no es el mismo que dio ori-
Christine O'Neil, de Dublín (Irlanda), la privacidad que gen a la vida religiosa, ni siquiera a la de este siglo. Si
me proporcionaron para poder centrarme en la tarea de la vida religiosa tiene algo que ver con la vida real, la
escribir. esperanza de reproducirla en los viejos moldes resulta
una pura fantasía. Gastar tiempo y energía suspirando
A mí me ha venido muy bien escribir este libro, y por el retorno del mítico pasado mientras el presente gi-
espero que lleve a otras personas a compartir mis pro- ra vertiginosamente a nuestro alrededor, inmerso en las
pias reflexiones. ruinas del racionalismo en el orden social y del dogma-
tismo en la Iglesia, no hace más que impedirnos avan-
zar por los caminos de la santidad en un mundo post-
moderno. Del mismo modo que el pensamiento medie-
val fue sustituido por el modernismo científico, la mo-
dernidad está dando paso a la globalización. En ambos
casos, las premisas acerca de la realidad y la visión del
mundo del pasado han demostrado ser inadecuadas para
las circunstancias y los avances del presente. Las viejas
imágenes de Dios, las antiguas formulaciones teológi-
cas de la verdad, los pasados modelos de relación, y los
viejos conceptos acerca de los derechos humanos, civi-
les, animales y naturales se desmoronan bajo esta pre-
sión. En este momento de la historia, aferrarse al pre-
sente —y no digamos al pasado— supone, sencillamen-
te, deformarlo y ensombrecerlo. Y no es extraño, ade-
más, que divida a los grupos y les consuma una energía
que debería emplearse en vivir adecuadamente hoy.
La tentación contraria, sin embargo, implica casi el
mismo peligro. El intento de crear una imagen de la
vida religiosa para un mundo que no conocemos, y para
una época que puede que nunca veamos, resta tanta
fuerza al presente como cualquier atadura nostálgica al
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pasado. Más aún: en mi opinión, la creación de esa ima- poránea, si es que es posible identificarlo? ¿En qué con-
gen no nos corresponde a nosotros, sino que incumbe a siste hoy la santificación? ¿Cuál es la función actual de
quienes vayan a vivirla. Nuestra tarea consiste en vivir la vida religiosa? ¿Cuáles son las virtudes que se exigen
bien el momento actual, nuestro tiempo, para que de hoy a los religiosos —unas virtudes que requieren per-
estas cenizas pueda surgir con confianza y valor el sonalidad y que ponen a prueba el compromiso—, a fin
modelo futuro. de que el mundo se acerque más al reino de Dios y el in-
El problema es cómo hacerlo. Son cada día más los dividuo a la Verdad de la vida?
religiosos desilusionados por la constante reflexión so- Me encantaría poder decir que todo esto se me
bre unas formas de vida religiosa ya pasadas, así como acaba de ocurrir; resultaría tan creativo e innovador... La
por las interminables incursiones en la especulación realidad, sin embargo, es que el proceso de este libro me
acerca del futuro. Quieren saber si el presente prueba de ha llevado más de treinta años. Durante este período de
algún modo que la vida religiosa sigue mereciendo el mi existencia he observado la vida religiosa tanto desde
sacrificio continuo de sus vidas. ¿Posee aún algo vivifi- un punto de vista profundamente personal como desde
cante? ¿Contiene algo lo suficientemente valioso como una perspectiva internacional pública y tanto desde el
para permanecer en ella? Los nuevos miembros quieren último tramo de la escala institucional como, al igual
saber si merece realmente la pena lo que ellos van a ha- que Simón el Estilita, desde la cumbre de la misma, es
cer y a ser. También los laicos quieren saber en qué con- decir, como joven monja antes del Vaticano n y como
siste hoy la vida religiosa. Fuera cual fuese su idea ante- administradora nacional durante las décadas siguientes.
rior respecto del convento, el hábito, el horario y las La he observado de cerca en conventos desde Washing-
costumbres conventuales, por lo menos sabían en qué ton a Roma, de costa a costa, desde Erie (Pensilvania) a
consistía esa vida religiosa. Pero ahora ya no están tan Australia y a la inversa. He moderado, presidido, entre-
seguros. vistado, organizado y reflexionado sobre la vida religio-
Todos los días, los religiosos conscientes se enfren- sa a través de todas las fases del proyecto de renovación.
tan a los interrogantes habituales en la vida religiosa: Como teórica de la comunicación y científica social, he
¿no estoy desperdiciando mi vida en este lugar? ¿Habrá buscado siempre señales de vida y signos de santidad,
alguien que se atreva a entrar? ¿Cuál es la esencia espi- me he preguntado qué aportaba y qué no aportaba vida
ritual de la vida religiosa, si es que le queda alguna? a las comunidades religiosas, a pesar de los avatares del
¿Está la vida religiosa muriendo, resurgiendo o ambas cambio. Y este libro es un cúmulo de respuestas a estas
cosas a la vez? Estas preguntas son muy reales. La ten- preguntas.
tación consiste en responderlas en función de los mode- También me encantaría poder decir que este libro
los del pasado o de las proyecciones de futuro. Pero la contiene un proyecto de futuro. Y, en cierto sentido, así
respuesta verdadera —obvia y dolorosa, evidente y es, pero sólo para quienes reconocen el futuro en el pre-
excitante al mismo tiempo— es la siguiente: sólo hay sente. Los religiosos experimentados necesitan redefinir
un lugar santo, y es el aquí y el ahora. la espiritualidad de sus vidas y reconocer que el ascetis-
Este libro trata de la vida religiosa aquí y ahora, no mo puede haber cambiado, pero no la naturaleza y la ca-
del valor de su pasado ni de la posible configuración de lidad de la vida. No deben escudarse en el compromiso
su futuro. Y hace una sola pregunta: ¿qué es lo que contraído —aferrándose desesperadamente a las viejas
constituye la espiritualidad de la vida religiosa contem- formas de vida religiosa sólo porque no reconocen las
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nuevas y recuerdan el pasado como un mundo más apa- vida religiosa de este momento —jóvenes y viejos, nue-
cible—, sino intentar descubrir qué compromiso se les vos o antiguos miembros— y que intentan reflexionar
exige realmente hoy. Los religiosos más recientes tienen sobre su objetivo, sus beneficios y su valor en un perío-
que comprender que no todos los síntomas de las comu- do en que está más de moda hablar de su muerte que de
nidades actuales son de decadencia, sino que con fre- su resurrección.
cuencia generan nueva vida. Deben resistirse a refugiar-
se en el romanticismo. No deben sentirse asustados por El tema y el título del libro proceden del vocablo
la incertidumbre ni deprimidos por la insignificancia, gaélico grieshog: mantener latentes los viejos fuegos
sino que deben ser capaces de ver la enorme energía del para encender otros nuevos.
proceso. Elegir bien una espiritualidad supone no bus- Las ideas aquí expuestas son mías, por supues-
carla entre las cenizas del glorioso pasado ni en el sueño to, pero no del todo; las veo por doquier. Suelen surgir
de un brillante futuro, sino entre los desafíos del pre- y subsistir desapercibidas, inadvertidas e ignoradas, en
sente. «Busca a Dios, no dónde vive Dios», nos enseñan los heroicos religiosos de estos tiempos que, llenos del
los monjes del desierto. En este momento hay un traba- Espíritu e inflamados de vida, entierran las brasas y avi-
jo que hacer, un misterio que vivir, que es esencial para van la llama de un mundo aún invisible, pero cuya lle-
que el Espíritu arda en nuestro tiempo. Después de todo, gada es segura. En ellos pervive el rescoldo de la vida
la vida religiosa no es la única institución del mundo espiritual que no sólo hace a la vida religiosa contem-
que está envejeciendo en medio del cambio, sometida a poránea verdaderamente religiosa, sino que también
examen, necesitada de nueva energía, pero con la espe- hace posible la futura.
ranza de una nueva visión. Después de veinticinco años
de transformación social, para que los religiosos hagan * * *
una gran aportación al proceso de cambio de otros gru-
pos, tanto de la Iglesia como de la esfera pública, basta
con que logren articular dicha visión. El fuego en estas cenizas es un llamamiento a los reli-
giosos, hombres y mujeres, a convertirse en una «abra-
Aunque creo sinceramente que la configuración de sadora presencia» del Espíritu de Dios en el mundo
los ideales espirituales contemporáneos desarrollados actual. Pero es también profundamente oportuno para
en este trabajo puede servir para cualquier tipo de co- cualquiera que trate de desarrollar una espiritualidad
munidad religiosa —con votos o sin ellos, célibe o contemporánea.
no—, sea cual sea su clase, su composición o su misión, Una lectora del libro de confesión episcopaliana di-
este libro no pretende hablar de nuevas formas de vida jo lo siguiente: «Me ha resultado apasionante y suma-
religiosa, sino de la ardiente santidad necesaria para mente iluminador. Puede gustarle a personas de muy
vivir esta forma de ahora, intermedia entre la antigua y distintas procedencias, y creo que los hombres y las
muy digna de respeto y la nueva que surge, la que está mujeres que pertenezcan a una orden religiosa lo devo-
abriendo nuevos caminos, la que se está formando en un rarán con avidez».
mundo que se tambalea ante el proceso incesante de
cambio en un momento de transición histórica. Las preguntas que figuran al final de cada capítulo
—fruto de un grupo de estudio dirigido por Mary Lou
En otras palabras, este libro quiere ser un mensaje Kownacki, OSB— están destinadas a ayudar a los indi-
de aliento para aquellos que mantienen el proyecto de la viduos y a los grupos de esas distintas procedencias a
18 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS

lidiar con las profundas cuestiones, los apasionados de- 1


safíos y las urgentes invitaciones ofrecidas por la her-
mana Joan. Introducción:
Aunque El fuego en estas cenizas está orientado a la bases para un nuevo comienzo
vida religiosa contemporánea, muchos de los valores y
de las experiencias examinadas en este libro son aplica-
bles a todos los seguidores de Jesús. Los temas tan apa-
sionadamente tratados por la hermana Joan —el com-
promiso, los votos, la obediencia y la conversión— son
centrales en las vidas de cuantos buscan a Dios.
Las mencionadas preguntas son sumamente opor-
tunas para cuantos viven la vida religiosa convencio- Nuestra época es, cuando menos, una época difícil para
nal, pero pueden adaptarse fácilmente a la comunidad las comunidades religiosas. Los días de gloria de las
cristiana en general. Tanto las comunidades de fe como enormes congregaciones, los noviciados rebosantes y
los grupos parroquiales, e incluso los cristianos indivi- las instituciones prósperas hace mucho que han pasado
duales, pueden beneficiarse de las intuiciones de este para la mayoría de las comunidades, pero siguen siendo
libro. Animamos al lector a adaptarlo o a seleccionar las claramente recordados. Quedan algunos religiosos nos-
preguntas que encajen con sus necesidades y con su tálgicos del pasado que se preguntan qué ha ocurrido
situación. con sus vidas. Otros religiosos —que han ingresado
más recientemente, sea cual sea su edad, cuya vida reli-
En el libro, la hermana Joan cita a Catherine de giosa depende más de lo que ellos construyan que de lo
Hueck Doherty: «No me habría gustado vivir sin haber perdido de otra época— están cansados de oír hablar del
inquietado alguna vez a alguien». Después de leer El pasado, pues, en su opinión, se trata de una historia anti-
fuego en estas cenizas, el lector estará de acuerdo en gua que no tiene nada que ver con ellos ni con su desa-
que la hermana Joan, como los profetas de todos los rrollo espiritual. Su pensamiento se sitúa en el presente
tiempos, inquieta a la gente con la palabra de Dios. en cuanto a los objetivos, la dimensión evangélica y el
Esperamos que el lector encuentre este libro tan inquie- significado en su realización personal. Lo que quieren
tante que cambie su vida y le impulse a inquietar a otros es un presente vivo, pero en la crónica de la renovación
por el bien del Evangelio. encuentran poco que tenga que ver con ellos y con su
vida espiritual. Nada, en mi opinión, podría estar más
lejos de la verdad. Si no entendemos la herencia de la
renovación, sus ideales y sus circunstancias, así como
su teología y sus aberraciones sociales, será completa-
mente imposible que comprendamos por qué hacemos
lo que hacemos en el presente. O lo que debemos hacer
a continuación. No podemos configurar deliberadamen-
te una espiritualidad contemporánea, así como un estilo
de vida humano o un ministerio eficaz, si no sabemos
por qué actuamos como lo hacemos. La forma que le
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damos al presente depende de la comprensión que tene- que quedaba sin hacer, para que los demás se dieran
mos de él. Cualquier otra posibilidad no será, en el me- cuenta de la necesidad de hacerlo también.
jor de los casos, más que buena voluntad desorientada. La confusión que la pregunta pone de manifiesto
Hay pocos ejemplos de cambio social tan profun- puede provenir del hecho de que la vida religiosa, cual-
dos, tan globales o tan determinantes como la reestruc- quier forma de vida religiosa, siempre se planteó como
turación que ha tenido lugar desde 1965 en la Iglesia una forma alternativa de vida cristiana que difería del
católica en general y en las órdenes religiosas católicas estado matrimonial o de la soltería simplemente por sus
en particular. La clausura del Concilio Vaticano n marcó dimensiones comunitarias. Cuando, en el siglo xi, el
el comienzo de más de veinticinco años de experimen- papa Urbano n, un monje, intentó definir el recién naci-
tación y adaptación social de antiquísimos grupos de re- do grupo de los Canónigos Regulares de san Agustín
ligiosos (especialmente mujeres), tanto monásticos co- sobre la base de lo que hacían, más que de lo que eran
mo de vida apostólica, lamentablemente fuera de sinto- —a fin de distinguirlos de la única forma de vida reli-
nía durante cientos de años. Hay datos históricos y aca- giosa que él conocía—, la noción de los tipos, las for-
démicos más que suficientes para justificar la pregunta mas y las funciones de la vida religiosa adquirió una
de si una reestructuración tan importante en institucio- profunda dimensión para el futuro de toda la Iglesia.
nes tan establecidas —o en cualquier institución— es Quizá el problema resida en haber puesto demasiado
siquiera posible. La sociología y la psicología social son énfasis en la relación de la vida religiosa con la misión
cementerios de famosas instituciones que no pudieron de la Iglesia, en lugar de en su relación con el misterio
superar períodos de cambio social. Pero además de las de la misma. La pregunta es «¿Qué hacen los religiosos
consideraciones organizativas, hay al menos el mismo en la sociedad?», en lugar de «¿Qué deben ser los reli-
grado de duda teológica sobre si la vida religiosa es via- giosos en la sociedad?», y este cambio de planteamien-
ble, necesaria o al menos deseable en este nuevo mundo to modifica totalmente la cuestión.
de la «vocación laica» y del «sacerdocio del pueblo», en Se ha prestado tanta atención a la definición de los
el que tanto se insiste últimamente. En un período de tipos y a las distinciones entre las órdenes, que el com-
declive numérico, es importante preguntarse si no esta- promiso con la vida religiosa gradualmente se ha ido
remos asistiendo a la desaparición de una mano de obra concibiendo más como una forma de vida canónica que
eclesial antaño importante, pero ahora, «a la vista del como una forma de vida carismática, más como un con-
nivel educativo adquirido recientemente por la pobla- junto de reglas que se deben seguir que como un con-
ción católica en general», en buena medida innecesaria. junto de ideales a los que tender. Se ha llegado a consi-
La mera pregunta sirve para evaluar la magnitud del derarla más como un servicio que como un signo. Des-
malentendido que envuelve la noción del papel de la graciadamente, las repercusiones de esas diferencias de
vida religiosa. La realidad es que la vida religiosa nunca perspectiva, sutiles pero muy reales, son catastróficas.
ha pretendido ser simplemente mano de obra de la Igle- Si nuestro principal interés reside en el trabajo que los
sia, sino que quería ser una presencia abrasadora, un religiosos realizan, cuando el trabajo pierde relevancia
paradigma de búsqueda, un signo del alma humana y un —por la razón que sea—, es la propia vida religiosa la
catalizador de la conciencia en la sociedad en que sur- que se pone en tela de juicio. Si, para confirmar su va-
gió. Ninguna comunidad religiosa se propuso nunca lor, miramos más a sus estructuras canónicas que a sus
hacer todo lo que era socialmente necesario en un área impulsos carismáticos, cuando sus formas de organiza-
determinada. Los religiosos, sencillamente, hacían lo ción cambian, puede que no podamos reconocerlo. Si lo
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que da validez a la vida religiosa es el servicio que pres- cuatro elementos sociales —la cultura, el feminismo, la
ta, más que el testimonio que da; cuando el servicio se inserción y la inculturación— han sido durante mucho
ha realizado, la vida corre el riesgo de convertirse en un tiempo factores sociológicos que han condicionado la
anacronismo. eficacia y la orientación de la vida religiosa. El proble-
Ahí reside quizá la explicación de la situación ma es que rara vez han sido mencionados y con dema-
actual. La revitalización de la vida religiosa no consiste siada frecuencia se han petrificado en el tiempo, hasta el
en redefinir sus formas, sino en reavivar su significado, punto de que el valor de la vida religiosa era lo único
su derecho a seguir teniendo sentido ante las nuevas in- digno de su glorioso pasado pero agónico presente.
quietudes y las realidades actuales, tanto institucionales La vida religiosa ha decaído en todos los momentos
comofilosóficas.El mundo que está cambiando a nues- de cambio importantes de la historia; pero, al mismo
tro alrededor nos cambia también a nosotros. Sencilla- tiempo, también ha resurgido en cada uno de dichos
mente, no podemos permitirnos el lujo de quedarnos momentos. La dificultad estriba en elegir una de estas
con los brazos cruzados. Lo importante es que, en nues- posibilidades en lugar de la otra. En épocas de cambio
tro celo por salvar la institución, no destruyamos la vi- social significativo, algunas personas reaccionan afe-
da. Lo importante es que lleguemos a ser lo que debe- rrándose al pasado con más fuerza aún, y otras ignorán-
mos ser en un mundo que, en medio del torbellino de un dolo por completo. Nuestra época no ha sido diferente.
nuevo comienzo, nos arrastra con él. Durante veinticinco años, las congregaciones religiosas
La vida religiosa contemporánea se ha visto profun- han tenido que afrontar tanto rígidos conservadurismos
damente afectada por cuatro elementos comunes a todas como impetuosas revoluciones. También hoy el proble-
las instituciones, como entidades sociológicas, en este ma consiste en saber qué dimensiones de cada una de
momento de la historia. La cultura ha condicionado su estas cuestiones afectan a la vida religiosa en el momen-
forma; el feminismo ha centrado su discurso; la inser- to actual, qué conflictos y qué posibilidades proféticas
ción en la sociedad ha difuminado su presencia; y la ofrecen a la eficacia actual de la vida religiosa, qué
inculturación ha agudizado sus percepciones y ha di- necesidades humanas satisfacen y qué aspectos condu-
versificado sus expresiones. Como consecuencia, la cen al declive de la vida religiosa, mientras otros con-
vida religiosa ya no vive fuera del mundo real, como en tienen semillas de futuro.
el pasado, e incluso en el pasado inmediato, cuando res-
pondía más a patrones medievales que a la teología con-
temporánea. Ahora, por el contrario, está tan inmersa en La relación entre cultura y vida religiosa
el presente que puede quedar oscurecida en la sociedad
actual, a no ser que se transforme más en un estímulo La relación entre cultura y vida religiosa es sumamente
que en una sombra. estrecha. A lo largo de todos los períodos de la historia,
La historia es un buen aliado de la vida religiosa, la vida religiosa ha sido una fuente de ilustración social,
pero también una remora de inmensas proporciones. El un centro de enseñanza y un ámbito de liberación per-
sentido de la historia evita que la vida religiosa absolu- sonal, así como de crecimiento espiritual. En una etapa
tice sus formas decimonónicas. Pero, al mismo tiempo, de la historia, la vida religiosa fue fundamentalmente un
su larga existencia puede también forzar a la vida reli- retiro para gente intensamente espiritual que sentía que
giosa a atesorar un pasado indudablemente singular pe- el camino para una vida mejor consistía en la negación
ro inútil. Es importante recordar, pues, que esos mismos de la vida presente. En un período posterior se convirtió
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en un refugio para viudas piadosas. En otro momento actividades y en las cuestiones de su tiempo. Cuando la
acogió a miembros devotos de la realeza, hasta tal punto vida religiosa no logra responder a estos cambios de
que, en el siglo xi, en muchos lugares la vida monástica ideas y prioridades, le falla a su cultura, y ésta la recha-
era monopolio espiritual de la nobleza, por ser la única za. La vida religiosa debe ser una respuesta consciente
que podía otorgar las dotes necesarias para mantener las y creativa a la cultura en la que existe o no será, en el
comunidades. Sin embargo, más tarde aún, hasta bien mejor de los casos, más que una piadosa apariencia de
entrado el siglo xx, la vida religiosa revivió de nuevo, vida espiritual, un ejercicio terapéutico de búsqueda de
en esta ocasión como centros de consagración para mu- una satisfacción personal.
jeres de todas las clases sociales. En ella, las mujeres Por medio de su misma inmersión en la cultura de la
encontraban la oportunidad de dedicarse a las grandes que brota, la vida religiosa pone de manifiesto las ne-
cuestiones de la vida y del desarrollo humano superan- cesidades de la sociedad que la circunda, refleja sus
do el ámbito del que habrían dispuesto dentro de los luchas, se convierte en un signo que enjuicia sus pre-
confínes del matrimonio, tal como estaba estructurado. guntas o en un signo de decadencia cuando se distancia
La mayoría de las mujeres de entonces, e incluso de de las mismas. Los personajes religiosos que hicieron
ahora en muchas partes del mundo, se dieron cuenta de de las grandes preguntas de la humanidad el eje de sus
que, como mujeres, se verían relegadas a los márgenes vidas han sido considerados por todos los pueblos de
del sistema universitario masculino, si es que se les per- todas las culturas, tiempos y lugares como una luz en
mitía acceder a él, y excluidas casi por completo de las medio de las tinieblas espirituales, como la memoria de
profesiones y los puestos públicos, de la reflexión sobre lo más esencial de la vida.
las grandes cuestiones de la vida y del colectivo de pen-
sadores que forjaban los sistemas y definían las leyes. Es importante, pues, caer en la cuenta de que la vida
La vida religiosa, y sólo la vida religiosa, garantizaba a religiosa no es un estado de vida perfecto para gente
la mujer un grado real de autonomía interna y de expre- perfecta; no es un estado de vida del que ni siquiera se
sión personal, por limitado que fuera. suponga la perfección, sino un estado de vida en el que
se cuenta con el esfuerzo, y el fracaso se da por supues-
Evidentemente, la vida religiosa reflejaba las reali- to, y cuyo contenido lo constituye más la búsqueda
dades sociales del mundo circundante, así como la evo- humana que la engañosa noción de la impecabilidad.
lución de las personas inmersas en él, y respondía a Sólo desde el reconocimiento de su fragilidad, puede
ellas, incluso en los períodos en que parecía más deci- tener esperanza la condición humana, tal como procla-
dida a apartarse de las ocupaciones y preocupaciones ma la vida religiosa en cualquier parte. Un cuento
del resto de la sociedad. La vida religiosa, más que un monástico, por ejemplo, habla de unos viajeros de otra
simple estado de metódica búsqueda espiritual, brotaba época que intentaban averiguar el propósito de un
del terreno que la rodeaba. En algunos períodos de la monasterio. «Pero ¿qué es lo que hacen en el monaste-
historia, las congregaciones religiosas revitalizaron la rio?», preguntaron a un anciano monje. Y él respondió:
cultura de su entorno; en otros, simplemente reflejaron «Caemos y nos levantamos; caemos y nos levantamos;
lo peor de la misma. Pero es preciso no olvidar que caemos y nos volvemos a levantar». La búsqueda, no la
nunca se liberaron de ella. perfección, es el auténtico objetivo de la vida religiosa.
Dado que la vida religiosa surge de una cultura para Los propios religiosos reflejan las luchas de su tiem-
desafiarla, también encarna esa cultura en la mentalidad po identificándolas, afrontándolas, abordándolas en sus
y las personalidades de sus miembros, así como en las propias vidas, no huyendo de ellas, como si la espiri-
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tualidad consistiera en evadirse de las grandes cuestio- que los religiosos conserven los valores culturales nece-
nes del momento. En otras palabras, la vida religiosa, en sarios para salvarla. Y dicha revitalización tampoco re-
sus incansables esfuerzos por evaluar, sopesar y propor- side en la separación simbólica del mundo, sino en que
cionar energía espiritual a la cultura de la época, pone los religiosos sean auténticos administradores de lo me-
de manifiesto ante cualquier pueblo y en cualquier perí- jor que hay en él. La historia es una clara prueba de ello.
odo de la historia los aspectos que se deben abordar Frente al patriarcado romano, el «benedictinismo»
para que la cultura asuma sus demonios, transmita sus floreció porque ofrecía un nuevo modelo de comunidad
dones y desarrolle su propia sabiduría. humana compuesta por libres y esclavos, ricos y pobres
No resulta, pues, sorprendente que en la cultura con- y laicos y clérigos, en la que todos eran iguales, podían
temporánea la vida religiosa sea un reflejo de los mis- hacer oír su voz, se servían recíprocamente y buscaban
mos problemas que afectan al conjunto de la sociedad. la profundidad espiritual en lugar del poder secular. En
Cuestiones como la independencia, el consumismo, el un entorno inseguro y bélico, los benedictinos ofrecían
individualismo, la comunidad, la satisfacción personal, su hospitalidad a todos y proporcionaban orden y esta-
la sexualidad, la moralidad pública y la vida espiritual bilidad a un mundo tambaleante desde la caída de las
son conceptos clave hoy en las congregaciones religio- sólidas instituciones del Imperio Romano. Francisco de
sas, al igual que en la sociedad en general. Una socie- Asís se enfrentó al mundo con la primera protesta for-
dad consciente de la dimensión cultural de la vida reli- mal contra la inmoralidad de la riqueza, abrazando vo-
giosa no puede aceptar, como sucedía en el pasado, que luntariamente la pobreza en solidaridad con los despo-
la respuesta espiritual a las corrientes sociales de la seídos. Frente al codicioso orden comercial que estaba
época consista en una serie de fórmulas, prescripciones, emergiendo rápidamente y que con el tiempo reduciría
reglas, horarios, superiores y en la represión de las acti- a pueblos enteros a la pobreza, al mismo tiempo que
vidades humanas. Por el contrario, el fracaso a la hora enriquecía más de lo admisible por la conciencia a unos
de desarrollar una forma de vida espiritual capaz de cuantos, fue Francisco quien realizó la primera crítica.
afrontar estos problemas e ir avanzando hacia una solu- En los siglos siguientes, las congregaciones apostólicas
ción para que otros, al ver que es posible vencer en la de nueva formación aportaron los valores de la asisten-
lucha, puedan caminar por la misma senda con confian- cia universal y la preocupación por todos en un mundo
za es síntoma de adolescencia religiosa en lugar de
madurez espiritual. clasista y cada vez más insensible. La compasión, la in-
serción y la potencialidad humana eran los problemas
La elección entre el declive y la renovación de las culturales de la época inmediatamente anterior a la
comunidades religiosas en un momento de importantes nuestra, y la libertad, la igualdad y la fraternidad, el gri-
cambios culturales depende del acierto que dichas to de liberación de quienes durante siglos habían sido
comunidades tengan a la hora de identificar los valores siervos y plebeyos. La respuesta de los religiosos a una
perdidos y las principales necesidades de una cultura y cultura en la que el clasismo sofocaba la vida de las per-
sacarlos a la luz para que sean objeto de reflexión y sus- sonas nacidas inteligentes pero no ricas consistía en
citen una respuesta. El peligro de la renovación reside prestarles la mejor asistencia, proporcionarles una edu-
en que las congregaciones religiosas reflejen la cultura cación que les hiciera competentes y darles la confian-
pero no logren desafiarla. za necesaria para formar parte de una sociedad que no
La revitalización de la vida religiosa no estriba en se preocupaba por ellos en absoluto. Y triunfaron y flo-
diferenciarse de la cultura en cuyo suelo crece, sino en recieron, pero no por lo que hicieron, sino por lo que
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aportaron a la sociedad por ser lo que eran: contempla- jetivo, de existir sólo para sí mismos, de ser fugitivos
tivos críticos y profetas apasionados en la época en que espirituales donde deberían haber sido una luz inspira-
vivieron. dora, y de encarnar una vida religiosa que nadie quiere.
¿Para quién ha sido profética la vida religiosa en las Es misión de la vida religiosa plantear las cuestiones
culturas anteriores a la nuestra? Para una multitud de de la época a la conciencia de la cultura para que ésta
personas humildes que, sin el compromiso de los reli- tenga una compañía y un estímulo espirituales a lo largo
giosos de su tiempo con unos valores que no eran los vi- del camino.
gentes en la época, habrían sido pulverizadas por el sis- Lo que aún está por ver de nuestra generación es si
tema y marginadas de la civilización teniendo que valer- los religiosos de esta época se han liberado lo bastante
se por sí mismas: personas analfabetas, abandonadas, de su herencia cultural de privacidad, desarrollo indivi-
moribundas y privadas de los derechos ciudadanos. dual, individualismo y religión personal como para pro-
El desafío para la espiritualidad contemporánea y pugnar un nuevo conjunto de valores. Las antiguas
para los religiosos de nuestro tiempo reside, pues, en el cuestiones, aquellas a las que respondíamos tan bien
hecho de que las grandes cuestiones culturales de la vi- —la libertad de conciencia, la educación y el pluralismo
da han cambiado de nuevo. La educación se ha genera- religioso—, son ahora moneda corriente. Las cualida-
lizado; la atención sanitaria es una responsabilidad na- des que en el pasado se nos dijo que nos santificarían
cional; y el sufragio y la legislación laboral hace tiem- —una obediencia de tipo militar, una especie de aisla-
po que han quedado establecidos. Ahora, la globaliza- cionismo religioso y los excesos de la renuncia— no
ción, la ecología, la esclavitud industrial, la paz, el vacío son las virtudes que nos santificarán ahora. Al contrario.
espiritual y el sexismo se han convertido en los temas de El antiguo sistema de valores basado en el rendimiento,
esta época, en el quid de la supervivencia humana y en la seguridad y el provincianismo ha derivado en un alto
la piedra de toque de todas las instituciones. grado de dominación económica, militarismo y chauvi-
No hay un solo niño de seis años que no esté ya nismo nacional que está llevando a Occidente a un nue-
enfrentándose a las cuestiones de la cultura americana, vo tipo de degeneración moral. Lo que ahora se necesi-
al que no se le imbuya la independencia, que no esté ta es un modelo de compasión política, universalismo y
inmerso en el consumismo, que no sea alentado a dedi- un planteamiento ecológico de la vida, la justicia y la
carse a su propio yo y al que no se eduque en la auto- paz para que el planeta sobreviva y todos los seres hu-
complacencia y el narcisismo. Todas estas cosas forman manos vivan una vida digna. Queda por descubrir si los
parte de la cultura y, por consiguiente, también de ellas religiosos de nuestro tiempo guardarán para sí estos va-
debe ocuparse la vida religiosa en este momento de la lores o se consagrarán a hacérselos patentes a los
historia. Son las cosas que deben marcar a sus aspiran- demás.
tes y atormentar a sus expertos, así como configurar sus Lo que la vida religiosa necesita ahora es cultivar
prácticas espirituales, guiar sus reflexiones y constituir unas virtudes y disciplinas espirituales que permitan a
un desafío para su voz. Los religiosos deben prestarles los religiosos responder a estos nuevos problemas con
atención si quieren ser útiles a alguien en esta cultura, energía, consciencia contemplativa y un enfoque
deben explorar los signos de los tiempos y no compor- común.
tarse como piadosos intelectuales al margen de ellos ni Es evidente que, en nombre de la perfección religio-
como burócratas institucionales ni como asistentes so- sa, hay una vuelta a los temas internos, pero el auténti-
ciales, o correrán el riesgo de ser una subcultura sin ob- co compromiso religioso debe ser radicalmente público
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si el Evangelio al que decimos servir ha de hacerse real te en la educación de otras mujeres. El feminismo, la
en nuestras vidas. La verdad es que nadie necesita reli- conciencia de la naturaleza agraciada y agraciante de las
giosos centrados en los temas del pasado en nombre de mujeres, a pesar de las limitaciones del papel subordi-
la vida religiosa. No sólo tal empeño es irrelevante hasta nado a que estaban sometidas, es uno de los dones de la
el absurdo, sino que falsea la cuestión misma de la san- vida religiosa a través del tiempo.
tidad, que no consiste en el cultivo de la infancia espiri- En primer lugar, las mujeres se fueron solas al de-
tual, sino en la formación de santos, es decir, de perso- sierto cuando no se les permitía hacer nada de manera
nas que aceptan el mundo tal como es y que, al tratar de independiente. Después, formaron sus propios grupos
aproximarlo al Reino de Dios, ellos mismos se acercan auto-regulados cuando las mujeres no tenían ningún
también a él. derecho legal en la sociedad. Más tarde, se dedicaron a
la educación y la atención de aquellos por los que la
sociedad masculina no tenía ningún interés ni preocu-
El feminismo pación ni intención de proporcionarles recursos públi-
cos. Trabajaron por la incorporación física y la dignidad
La cultura, no obstante, no es el único factor que deter- psicológica de las mujeres en general. Como hormigui-
mina la configuración y el significado de la vida reli- tas a lo largo de la historia, poco a poco fueron elevan-
giosa contemporánea, puesto que también el feminismo do a la mujer a un nivel educativo tal que el impacto y
ha encontrado un lugar en ella. No es la primera vez que la importancia de las mujeres tuvo, finalmente, que
el papel de las mujeres y sus problemas han hallado un tenerse en cuenta a gran escala.
medio de expresión en la vida religiosa, porque puede Lo único que, en el pasado, las religiosas no hicie-
que nuestras antepasadas no fueran «feministas» en el ron por las mujeres como tales mujeres se ha converti-
sentido político de la palabra, pero, sin duda alguna, do en la preocupación feminista de las religiosas del
eran mujeres en busca de su propia humanidad. presente, que se han identificado con las luchas de las
Durante más de mil quinientos años, las comunida- mujeres en todas partes, incluida la Iglesia. Se han
des de mujeres han sido independientes de las organiza- hecho más conscientes de la propia conciencia femeni-
ciones religiosas masculinas, han gobernado sus propias na, en lugar de ser simplemente conscientes de las nece-
instituciones, han llevado a cabo sus propias obras y han sidades de las mujeres. Han percibido la opresión que el
proyectado, gestionado yfinanciadosus propias empre- sistema ejerce sobre las mujeres y se han comprometi-
sas. Hablar del surgimiento de la conciencia femenina do en la transformación estructural de la sociedad. Han
sin hacer referencia al ascenso o el declive de las con- hecho suya la cuestión de la plenitud espiritual de las
gregaciones religiosas integradas por mujeres supone mujeres en una Iglesia controlada por hombres. En otras
perder la riqueza de su aportación a la historia, una plé- palabras, ha sido dentro la propia institución donde las
tora de modelos de mujer y todo un tesoro de logros religiosas han sometido a escrutinio, por nuevas vías
femeninos. La hagiografía, el folklore y los archivos de feministas, la secular postura de la propia institución
las congregaciones religiosas están llenos de historias respecto de las mujeres.
de mujeres resueltas que desafiaron y vencieron a obis- Este escrutinio ha adoptado múltiples formas, tan-to
pos, se enfrentaron y reprendieron a papas y lucharon públicas como internas, y se ha convertido en una cues-
contra las normas sociales y las corrigieron. Y, sobre tión candente. En sus pronunciamientos oficiales, la
todo, la vida religiosa femenina ha sido muy importan- Iglesia institucional dice —al menos implícitamente—
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que no necesita ser sometida a ningún escrutinio. Pero délos de feminidad. Las propias religiosas están tenien-
las mujeres, a la luz de una lectura alternativa del Evan- do que cuestionar su papel en la sumisión de otras muje-
gelio, insisten en la necesidad. La situación está al rojo res. Las religiosas están empezando a examinar sus pro-
vivo. Y forma parte también de la respuesta actual a la pias acciones actuales en su intento de negarse a parti-
cuestión de la dimensión profética de la vida religiosa. cipar en la perpetuación de un sistema internamente in-
Las comunidades religiosas femeninas han dado coherente que predica una definición de la igualdad de
cauce institucional al movimiento en pro de un lengua- la mujer pero establece otra.
je universal en la liturgia y en los documentos eclesia- Nos encontramos en un momento sociológico deli-
les, a la formación de las mujeres como predicadoras de cado. Por un lado, tenemos la ruptura de una antigua y
la Palabra y a la cuestión de la ordenación de la mujer. valiosa institución dentro de la Iglesia; por otro, la evo-
Y, lo que quizá sea aún más importante, las comunida- lución auténtica de la comunidad humana de acuerdo
des religiosas femeninas se han convertido en muchos con sus más altas aspiraciones espirituales, sus valores
casos, a efectos prácticos, en centros de espiritualidad evangélicos más profundos y su visión teológica más
para las feministas cristianas de todas las confesiones. verdadera. Escoger valores con un nivel más bajo de hu-
El impacto de todas estas acciones radica menos en las manidad supone traicionar las mejores tradiciones re-
actividades que generan que en las dudas que suscitan, ligiosas del pasado y, cara a una generación que busca
tanto dentro como fuera de la institución. la plenitud de la creación, es arriesgar al mismo tiem-
Por una parte, su implicación en el movimiento fe- po la posibilidad de proporcionar un futuro a una ins-
minista ha suscitado una preocupación entre las religio- titución femenina que no sólo no contribuye a enrique-
sas acerca del valor real de las mujeres en la Iglesia, a cer la cuestión femenina, sino que puede incluso obs-
pesar de toda una vida de servicio y de compromiso taculizarla.
dentro de las normas establecidas. Por otra parte, la pro-
testa de las religiosas respecto del papel de" las mujeres La cuestión de la liminaridad, los límites,
en la Iglesia afecta a la estructura organizativa de la
misma. En algunos casos, el movimiento feminista ha la inserción y la identidad
provocado una cierta tensión en las propias congrega- La cultura y el feminismo, sin embargo, sólo son dos de
ciones femeninas entre quienes consideran estas cues- los principales temas que configuran la vida religiosa
tiones peligrosas para la fe y quienes no ven ningún pe- actual. El tercero, tratado pocas veces en esta coyuntu-
ligro. Finalmente, la participación en el movimiento ra del desarrollo institucional, pero siempre próximo a
feminista ha llevado a una evaluación crítica de la reper- figurar entre los temas religiosos prioritarios, es la cues-
cusión de las monjas sobre otras mujeres en la Iglesia. tión de la liminaridad, los límites, la inserción y la iden-
¿Qué transmitían las propias religiosas sobre los roles tidad. El tema de la identidad en la vida religiosa con-
masculino y femenino y cuál ha sido su influencia sobre temporánea se encuentra sin duda alguna en uno de los
otras mujeres? niveles más profundos y críticos de la historia de la Igle-
Ésta es, pues, la diferencia entre la dedicación a las sia. Durante siglos, el compromiso religioso implicó un
mujeres de las congregaciones religiosas femeninas de alto grado de desinterés por los asuntos del mundo. El
épocas pasadas y el feminismo de ésta. Por primera vez dualismo, como conflicto entre las dimensiones espiri-
como grupo, las religiosas han empezado a cuestionar la tual y material de la vida, arrojó sospechas sobre todo lo
teología misma en la que se han basado los pasados mo- que no estuviese directamente relacionado con la vida
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espiritual. El jansenismo, el razonamiento teológico que razón para existir, una identidad dentro de la sociedad,
hace del propio apartamiento del mundo la característi- un límite entre sí mismo y los demás que sea permeable
ca espiritual distintiva del modo de vida religioso, enrai- pero profético.
zó la vida religiosa en un rígido molde, muy distante de En los Estados Unidos han sucedido dos cosas que
los nuevos patrones de vida de una sociedad urbana e incrementan la importancia y la dificultad de la res-
industrial. Para el siglo xix ya se había logrado: la vida puesta a la cuestión de la identidad. En primer lugar, la
religiosa se había convertido en una cultura dentro de identidad personal de los religiosos se ha difuminado.
otra. No sólo los religiosos no llevan hábito, un factor que en
La separación de una subcultura del conjunto de una otro tiempo, desgraciadamente, hizo innecesario abor-
sociedad es un proceso relativamente simple: títulos, dar la cuestión de la identidad, sino que dicha cuestión
símbolos, uniformes y muros han servido siempre para está ligada a dos temas aún más amplios: la identidad
que alcanzasen este fin toda una serie de grupos fuera católica in toto y la propia identidad norteamericana.
de los confines de las congregaciones religiosas de la La antigua presencia católica en los Estados Unidos
Iglesia católica. Las estructuras proporcionan mística, —una cadena de instituciones que constituían un gueto
misterio y cohesión al grupo. Por otra parte, no indican y, al mismo tiempo, intentaban trascenderlo— fue vícti-
necesariamente la importancia social del mismo. Es ma del incremento de los costes, del descenso del nú-
posible ser diferente en una sociedad sin ser importante mero de vocaciones y del cambio de actitud de la pro-
para la misma. Es posible ser un grupo notoriamente pia mentalidad católica. El hecho es que la crisis de
segregado dentro de otro y seguir suscitando interro- identidad religiosa/católica no se produjo porque el ca-
gantes al grupo dominante respecto del valor del sub- tolicismo hubiera fracasado en los Estados Unidos. Por
grupo. La cuestión de su propósito y su significado, el contrario, la identidad católica se convirtió en un pro-
tanto teológicos como sociales, empieza a ser respondi- blema precisamente porque había triunfado. El objetivo
da de manera cada vez más simbólica. de preservar la fe e integrar a la población católica en
Por otro lado, un grupo sin identidad no es tal. El una sociedad pluralista fue alcanzado con un resonante
principio sociológico básico de que las personas se éxito. De hecho, la Iglesia y sus instituciones religiosas
agrupan para realizar juntas lo que no es posible hacer habían sido tan eficaces que la población católica ya no
en solitario resulta particularmente pertinente en lo que consideraba esencial —y en algunos casos ni siquiera
respecta a los religiosos. La vida religiosa, después de deseable— que se la considerase parte de una subcultu-
todo, es una «institución total». Mujeres y hombres se ra católica. Lenta pero decididamente empezaron a de-
entregan por entero a ella un día tras otro y todos los jar los enclaves católicos que les habían protegido y ais-
días de su vida, sin ninguna otra cosa por la que luchar, lado de los peligros públicos para integrarse con con-
sin ningún otro lugar al que llamar hogar y sin ninguna fianza en la población del país, ir a los hospitales públi-
otra persona con la que compartir su vida. La pregunta cos y enviar a sus hijos a los colegios públicos. Sin prisa
es: ¿por qué? Y la respuesta: para ser en el mundo el ti- pero sin pausa se mezclaron con la cultura circundante
po de presencia contemplativa que manifiesta y requie- en casi todos los aspectos excepto en las prácticas reli-
re el reino de Dios; para colaborar en hacer del mundo giosas. Ser católico dejó de ser un modo de vida para
el tipo de creación que Dios quiere que sea. La identi- pasar a ser una religión.
dad del grupo, en otras palabras, es tanto social e insti- Confirmado por la doctrina del Vaticano n, enfren-
tucional como personal. El grupo mismo debe tener una tado a los problemas prácticos de los costes y las dis-
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tancias y de la reducción de presupuesto de las institu- Los religiosos, confrontados a las implicaciones so-
ciones católicas, y respaldado por el carácter no confe- ciales de una cultura pluralista y enfrentados a las gran-
sional de la vida estadounidense, surgió un nuevo tipo des cuestiones de identidad planteadas por el feminis-
de laicado católico, más mezclado culturalmente y me- mo, la vida religiosa y la Iglesia, empezaron a ver que
nos obvio desde el punto de vista étnico, más aceptable ya no eran necesarios como mano de obra en la Iglesia.
públicamente y más cosmopolita en gustos y talantes. Se necesitaba que fueran lo que nacieron para ser: una
La encarnación de la Iglesia Católica en los Estados voz espiritual, un signo contracultural, una presencia
Unidos, la inculturación de los católicos norteamerica- profética en la cultura. La cuestión era para qué y cómo.
nos y el final del gueto habían comenzado. Porque si algo estaba claro era que ya no eran necesa-
Algunos religiosos, formados en esta sociedad en rios donde lo habían sido antes de la gran integración de
evolución, salieron de los colegios al mismo tiempo que los católicos en la corriente dominante de la cultura.
el resto de la gente en busca de horizontes cristianos Pero lo que no estaba en absoluto claro era la cuestión
más amplios. Otros permanecieron en las instituciones de la idiosincrasia católica y su misión religiosa. La
católicas y se dieron de manos a boca con el dilema de propia inculturación se convirtió en un problema pri-
intentar mantener una identidad católica dentro de la mordial para la vida religiosa.
identidad norteamericana. Vieron que podían ofrecer
asilo a los ancianos pobres, por ejemplo, pero sólo si
cumplían los requisitos establecidos por el gobierno La inculturación
norteamericano. Podían seguir enseñando a los pobres,
pero únicamente si reunían las condiciones curriculares, «Esculpir» conscientemente una vida dentro de otra vi-
técnicas y profesionales exigidas a cualquier otra insti- da, que hacia mediados de siglo se había convertido en
tución educativa autorizada por el gobierno. Podían tra- la innegable naturaleza de la vocación religiosa, era qui-
bajar con los refugiados, pero sólo si se ajustaban a los zá la característica más obvia del compromiso religioso
criterios de ciudadanía estipulados en Washington para que la nueva eclesiología del Vaticano n ponía en cues-
los residentes extranjeros. Podían poner en marcha pro- tión. Por primera vez en la historia moderna, la Iglesia
gramas de atención a los emigrantes, pero sólo en la ya no se definía a sí misma como el reino de Dios some-
medida en que las ayudas que proporcionasen cumplie- tido a asedio. Ahora era «levadura» y, por consiguiente,
ran las normas impuestas por las autoridades federales. también lo era la vida religiosa. La teología de la tras-
Podían prestar atención sanitaria, pero sólo si seguían cendencia dio paso paulatinamente a una teología de la
las normas y procedimientos de las instituciones públi- transformación. La inculturación, es decir, la necesidad
cas. Y, si eran mujeres, podían trabajar en las parro- de sumirse en las mentes, los espíritus y los corazones
quias, pero únicamente si estaban subordinadas al sa- de las personas con las que se vive, se convirtió en el
cerdote varón a quien el derecho canónico atribuía la signo de la conversión de la vida religiosa. Había llega-
verdadera autoridad y la responsabilidad del trabajo. Al do la hora del retorno de este tipo de vida al mundo real.
final, después de más de un siglo de papeles bien deli- Uno de los elementos más complejos de la lucha ac-
mitados, de identidad institucional y de reconocimiento tual por encontrar el lugar de la vida religiosa en la so-
oficial en la subcultura católica, los religiosos se con- ciedad contemporánea, si es que lo tiene, es el hecho de
virtieron en funcionarios invisibles. La naturaleza mis- que, al igual que la identidad católica había cambiado
ma de la institución católica quedó eclipsada. para la época del Vaticano n, lo mismo había sucedido
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con la identidad de la nación y la de su población. Ser ciales que sus antepasados habían hecho posibles y se
estadounidense en 1950 significaba tener la responsa- introdujeron en los comedores de beneficencia, los cen-
bilidad mesiánica de conservar la cultura norteamerica- tros cívicos, las obras parroquiales y el compromiso
na y exportarla al extranjero para que el resto del mundo político en el centro de las decadentes ciudades. Pero no
pudiera alcanzar los mismos niveles de vida y de cali- todos y no del todo.
dad política que los norteamericanos conocían. Había Con un pie en cada generación, los religiosos ha-
un gran enemigo ateo contra el que defender al cristia- bían llevado a cabo transformaciones superficiales en su
nismo, una Europa maltrecha que reconstruir y un Ter- atuendo y su modo de vida que democratizaban su posi-
cer Mundo que convertir y ganar para el capitalismo de- ción entre la población, pero aún quedaban por hacer
mocrático (léase occidental). Lo que aparentemente pa- cambios en las prioridades y en su presencia para que
saba desapercibido era que el mundo de tez blanca y ello fuera visible. Habían modificado su modo de vida,
camisa almidonada que había ganado una guerra mun- pero no habían dejado claro, quizá ni siquiera ante sí
dial no era el mundo que podía ganar la paz. Las cosas mismos, el propósito social, el mandato teológico, la
habían cambiado. razón moral fundamental para hacerlo. Muchas órdenes
Los Estados Unidos se convirtieron en un hervidero «permiten» a sus miembros emprender nuevos ministe-
de escándalos políticos, financieros y militares. La deu- rios por su propio interés personal. Pero suele ser otra
da del Tercer Mundo, concentrada en las instituciones cuestión si apoyan o no esos ministerios por el bien de
bancarias norteamericanas, la amenaza al planeta por el los pobres y por la integridad de sus carismas. Por ejem-
armamentismo nuclear norteamericano y los residuos plo, pocas órdenes se identifican realmente como tales
tóxicos, el aumento del número de pobres en la nación con las principales cuestiones de la época —el desarme
más rica del mundo, las guerras contra países sumamen- nuclear, los problemas de las mujeres, la ecología o la
te débiles, la represión de los movimientos de liberación pobreza estructural— del mismo modo que en el pasa-
popular en Centroamérica y la escalada de la violencia do se identificaron abiertamente con la educación, la
en las ciudades norteamericanas sumieron al país en el atención sanitaria y los inmigrantes católicos. Muchas
caos. Sus valores se desintegraron, su auto-imagen era órdenes tienen unos cuantos miembros en cada área ha-
confusa y su calidad de vida se vio seriamente dañada. ciendo una labor profética, pero sólo algunas congrega-
Los religiosos que habían entregado sus vidas para edu- ciones intervienen públicamente como grupos en los
car a las generaciones que ahora se aprovechaban de los temas específicos de hoy, como lo hicieron en otro tiem-
despojos del sistema empezaron a replantearse sus valo- po, a costa de grandes esfuerzos, en la educación de los
res, sus motivos y la educación que habían impartido. inmigrantes o en la atención a los abandonados.
Si ha habido un momento en la historia moderna en Sin embargo, la inculturación, por sí misma, no hace
que se ha puesto a prueba la sinceridad de las órdenes sino desvalorizar al grupo, que se encuentra a sí mismo
religiosas, es el de la respuesta de los religiosos nortea- tan parecido a los demás grupos sociales que se vuelve
mericanos a las mudables condiciones del país, que sig- igual a cualquiera de ellos, sin un propósito definido ni
nificó el predominio de la inspiración constante de los una razón obvia para existir. La inculturación es el pro-
viejos carismas sobre los intereses de las instituciones y ceso de adopción de las características de una cultura a
el bienestar personal que habían acompañado al éxito de fin de añadirle algo de valor, no para ser asimilados por
los proyectos católicos del pasado. Los religiosos salie- ella. Cuando la religión se incultura adecuadamente en
ron masivamente de los colegios de los barrios residen- una sociedad, encuentra un sentido en el entorno y pro-
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porciona significado espiritual a las experiencias de las to actual de la historia tendrá implicaciones en la vida
personas sin tener que incorporar y superponer formas religiosa de las generaciones venideras.
que le son extrañas, que nunca encajan, que oscurecen Los religiosos en los Estados Unidos, como los de
el presente en nombre de un pasado ideal y distante. Por todas las culturas y épocas anteriores, han tenido mucho
el contrario, la inculturación es el proceso de reconocer que ver con el desarrollo y la configuración de la cultu-
lo sagrado en lo familiar, no el de perderse a sí mismo ra norteamericana que conocemos. El éxito, la confor-
en lo banal. midad y la productividad han sido las características
El peligro de la inculturación sin objetivos es que la distintivas de su historia, así como las claves de su dile-
vida religiosa se vuelva demasiado insípida como para ma actual. Lo que el mundo necesita ahora es un senti-
que nadie la necesite. La inculturación es algo más que do de lo universal, no de lo particular; una visión de la
vestir del mismo modo, trabajar en los mismos sitios y comunidad mundial, no un chauvinismo nacional o reli-
tener el mismo nivel de vida que las demás personas del gioso; un nuevo orden económico, no un engrandeci-
entorno, con independencia del grado en que puedan miento institucional; una infatigable denuncia del peca-
hacerse todas estas cosas. La inculturación es la respon- minoso sistema diseñado para enriquecer a los ricos y
sabilidad de celebrar lo verdaderamente positivo y asu- dejar en la pobreza a los pobres, no un cicatero sentido
mir las auténticas cargas de un lugar a fin de ser con- de la mezquindad moral que aisla a la gente del mundo
vertidos por todo ello y, de ese modo, hacerles a los de- que la circunda; un sentido contemplativo de la volun-
más más evidente lo uno y más llevadero lo otro. Es un tad de Dios respecto del mundo, no una plétora de de-
esfuerzo coordinado y consciente realizado, no en aras vociones personales. Lo que se requiere en este preci-
de la comodidad personal, sino por el Reino de Dios. so momento es una vida religiosa más amplia que la
Para una cultura es necesario que aquellos que la cultura en la que vive; una vida religiosa que sea algo
valoran y la comprenden se dediquen a mantener su luz. más que espectáculo religioso; una vida que proporcio-
Es misión de la vida religiosa concentrarse en avivar las ne la luz deslumbrante de la conciencia a un mundo
llamas espirituales que permitan a la gente seguir cami- embrutecido bajo el peso de un capitalismo amoral, si
nando por la senda de la plenitud. No se trata de que lo no inmoral.
hagan sólo los religiosos, ni de que lo hagan mejor que Los pobres del mundo y el propio planeta necesitan
otros cristianos, sino que los religiosos, en virtud de su una vida religiosa que atine la audacia en la denuncia y
propia definición de sí mismos, deben hacerlo siempre las buenas obras.
pública y coherentemente, desde la perspectiva de los Los grupos que se proclaman religiosos, pero no se
más pobres entre los pobres, en quienes el Evangelio implican valientemente en el movimiento feminista, re-
centra su atención. nuncian al Evangelio por el culto. Es una declaración de
Por tanto, la cuestión del valor de la vida religiosa feminismo seguir al Jesús que resucitó a las mujeres de
en la sociedad contemporánea sólo puede ser respondi- entre los muertos, les encargó que proclamaran su men-
da examinando las cualidades que los religiosos de hoy saje, les transmitió su visión, elevó su dignidad, las re-
reflejan a la sociedad moderna a la luz de los retos de la conoció en público, se hizo humano mediante el sacrifi-
cultura en la que viven, del modelo femenino que pre- cio de una mujer y permitió que las mujeres le siguieran
sentan, de la naturaleza profética de sus obras y de la ca- públicamente. No hacer lo mismo por nuestra parte es
lidad de su presencia en la sociedad. Lo que los religio- ridiculizar el mensaje mesiánico de liberación para to-
sos pongan de relieve en sus propias vidas en el momen- dos. Educar a las mujeres, pero no proporcionarles un
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espacio de igualdad social donde su educación pueda intenso trabajo social. Los trabajadores sociales entre-
tener sentido; sanarlas, pero dejarlas sin la totalidad de gados han formado parte de todas las culturas del mun-
sus posibilidades humanas; enseñar que las mujeres son do, desde la Alemania nazi hasta la Sudáfrica del apart-
plenamente humanas, y después negarles la mayoría de heid. Vendan las heridas y atienden las súplicas de los
edad espiritual es burlarse de la teología de la encarna- que son demasiado débiles para valerse por sí mismos.
ción, del bautismo, de la gracia y de la misma reden- Y lo hacen en nombre de la compasión humana y el or-
ción. Sin un compromiso con el feminismo, la Iglesia den social. Los contemplativos, por su parte, están mo-
no puede ser digna de crédito en esta época. La consa- vidos por su percepción de la infatigable voluntad de
gración pública, que en otro tiempo era en sí misma una Dios. Ningún orden social, por bien que funcione y por
postura profética, ya no basta. Las órdenes religiosas aceptado que esté por la población en general, basta pa-
deben demostrar este compromiso con el desarrollo de ra acallar su impaciente pasión por una vida universal y
las mujeres de un modo real: por medio de unas estruc- unas posibilidades ilimitadas. El contemplativo está en
turas igualitarias, una liturgia inclusiva, un estilo de medio de la sociedad con ojos de soñador cósmico y
vida independiente y unos ministerios que no sólo sir- proclama sus sueños.
van a los oprimidos, sino que se opongan a la opresión. Un mundo herido y abandonado necesita religiosos
Las mujeres oprimidas, rechazadas e incomprendi- que amen a todos con el corazón lleno de divina locura.
das necesitan de los religiosos, hombres y mujeres, para La inculturación es un gran don religioso. Ella es la
que éstos les proporcionen autoestima. El precio que que proclama bueno todo lo que lo es. No desacraliza
hay que pagar por reaccionar en favor de las mujeres se- nada. Toca todo cuanto existe con dignidad, y consagra
rá muy alto en esta Iglesia y en esta sociedad. Pero el todo lo que hay en el mundo al propósito divino. Hace
coste para la Iglesia si no respondemos a las necesida- real la encarnación. Por otro lado, la inculturación pue-
des de las mujeres con valor, autenticidad y clarividen- de servir únicamente para trivializar lo que debería ser
cia será aún mayor. trascendental. Puede nivelar y homogeneizar todo en la
Para ser eficaz en esta cultura, la vida religiosa debe vida hasta convertirlo en un lugar común. Ceremonias
tener una identidad propia. Los religiosos deben ser vis- de boda celebradas con música de rap, sesiones de ora-
tos como más que unos célibes con votos o que una ma- ción con tazas de café en la mano, vida religiosa con
no de obra productiva. Los religiosos deben hacer que estilo de dormitorio de colegio, sin propósito y sin pro-
su identidad célibe se tenga en cuenta y que su identi- fundidad; todo ello nos hace correr el riesgo de empe-
dad contemplativa sea real. queñecer en nosotros el sentido de lo sagrado o de bo-
La función del celibato no consiste en carecer de rrar la distinción entre lo importante y lo accidental.
amor, sino en amar sin límites, en dejar a un lado la pro- Los olvidados del mundo necesitan religiosos que
pia vida en una entrega amorosa mucho más amplia que vivan su humanidad en todo como ellos, excepto en la
la que se limita a quienes nos aman. Los célibes pueden desesperación, y se dediquen a proporcionar esperanza
permitirse ser valientes, ser rechazados y estar al mar- y ayuda a fin de que la vida de mañana pueda ser mejor
gen del sistema y de las servidumbres que hacen a otros que la de hoy en nombre de Aquel que vino «para que
responsables de la supervivencia de sus seres queridos. tengan vida y la tengan en abundancia».
La contemplación es el núcleo de la identidad reli- Los pobres, el planeta, las mujeres y los hombres
giosa y la energía de este modo de vida. La verdad cen- que pretenden difundir una visión feminista de la vida
tral del compromiso religioso es que va más allá de un en un mundo calculadamente enloquecido por el ma-
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chismo, quienes tienen el alma seca y sin amor, los opri- presentarlo también como grupos visiblemente audaces
midos y los olvidados; todos necesitan la consoladora y arriesgados. Deben, en otras palabras, hacer realmen-
presencia, la voz unánime de los religiosos que han te presentes, y de un modo real, los problemas actuales.
aprendido que una vida auténticamente espiritual no es ¿Qué valores y qué virtudes son necesarios para que
un «masaje» espiritual, sino el acicate del Evangelio. la vida religiosa de nuestro tiempo sea tan santa, im-
No es que la vida religiosa sea necesariamente más pactante y verdadera como esa vida religiosa del pasa-
«religiosa» que cualquier otro estado de vida, sino sim- do que salvó la civilización, difundió la fe e integró a
plemente que debe estar ante todo dedicada, ligada y los pobres y marginados en unas sociedades que no los
obligada a hacer que lo espiritual alcance el nivel de lo querían, no se ocupaban de ellos y con frecuencia los
obvio, a llamar la atención del mundo hacia la dimen- explotaban?
sión espiritual de sus acciones. Debe sellar una alianza Catherine de Hueck Doherty escribió en cierta oca-
con el mundo en general; debe prometer y garantizar la sión: «No me habría gustado vivir sin haber inquietado
vigilancia, así como supervisar, formular públicamente alguna vez a alguien». La cuestión no es si debe existir
interrogantes y preocupaciones y anunciar el contexto la vida religiosa, sino si la vida religiosa inquieta lo su-
espiritual de los grandes temas del mundo para alentar ficiente en nuestra época como para satisfacer la enor-
la búsqueda espiritual del resto de la humanidad. me necesidad que el mundo tiene de ella.
La verdadera cuestión, evidentemente, no es la rela- La verdadera cuestión es si queda aún suficien-
ción con el mundo propia de la vida religiosa. La cues- te fuego en estas cenizas para suscitar la energía nece-
tión es si los religiosos de nuestro tiempo son o no son saria a fin de hacer auténtica la vida religiosa. La ver-
psicológica y espiritualmente capaces de hacer real la dadera cuestión es: ¿qué cualidades son necesarias hoy
nueva relación. La verdadera cuestión es si queda sufi- para llevar de nuevo la vida religiosa a la incandescen-
ciente energía en las congregaciones y suficiente com- cia de la vida evangélica? ¿Qué hay de virtuoso, qué
promiso en la vida de sus miembros como para dirigir hay de santo en la vida religiosa tal como la conocemos
ahora su atención, no como individuos hacia su proceso hoy? ¿Qué hay en la vida religiosa hoy que la haga sóli-
de autodesarrollo, sino como grupos hacia el logro de da y segura para mañana?
un impacto social. El hecho es que las nuevas virtudes de la vida reli-
Para responder a esta cultura, tendrán que estar dis- giosa son claras y convincentes. El reto consiste senci-
puestos a criticar sus valores actuales y a crear otros llamente en adoptarlas, articularlas y apoyarse en ellas
nuevos. para hacer por nuestro tiempo lo que las virtudes de otro
Para incidir en las vidas de las mujeres, tendrán que signo hicieron por el pasado. El desafío consiste en libe-
conceder espacio y peso a sus problemas actuales, tanto rar dentro de nosotros la fuerza de ánimo necesaria para
en la Iglesia como en la sociedad, algo que también ten- hacer por este tiempo lo que hicimos por el anterior:
drán que exigir de sí mismos. difundir en una sociedad echada a perder por su patoló-
Para redefinir su identidad en la sociedad contem- gico egocentrismo y en un planeta salvaje la llamada de
poránea, tendrán que aportar presencia contemplativa y Dios a la comunidad.
audacia profética a todo cuanto hagan. El propósito de la vida religiosa no es la supervi-
Para inculturarse con éxito, en lugar de identificarse vencia, sino la profecía. El papel de la vida religiosa
simplemente con la cultura circundante, tendrán que re- consiste en hacer visible lo que la Buena Nueva es para
presentar algo mayor que ellos mismos, y deberán re- nuestro tiempo, no en preservar un pasado que hace
46 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS INTRODUCCIÓN: BASES PARA UN NUEVO COMIENZO 47

mucho tiempo que desapareció y ya no guarda relación Reflexiona sobre estos elementos desde una pers-
alguna con el desafío de los nuevos interrogantes. El pectiva personal y comunitaria. ¿Cómo afectan a tu
papel de la vida religiosa consiste en sacralizar el pre- comunidad?; ¿cómo responde tu comunidad a ellos?
sente. La cuestión no es si la vida religiosa sigue siendo ¿Y tú?; ¿cómo te afectan?; ¿cómo los abordas?
realmente tal, sino ¿cuáles son las disciplinas espiritua- 6) Dibuja un símbolo o una representación de la vida
les de esta época, tan valiosas como las anteriores, pero religiosa actual y de su relación con la cultura con-
más apropiadas para estos tiempos? En otras palabras, temporánea.
¿qué cualidades de la vida religiosa actual propician una
espiritualidad que pueda adecuar la vida religiosa con- 7) Al comenzar este libro, escribe tu propia respuesta a
temporánea al siglo xxi? esta pregunta: ¿qué cualidades son necesarias hoy
para llevar de nuevo a la vida religiosa a la incandes-
cencia de la vida evangélica?

8) La autora hace las siguientes preguntas. Responde al


menos una de ellas:
* ¿Es la vida religiosa lo suficientemente inquietante
1) ¿Por qué crees tú que se compara la vida religiosa en nuestra época como para satisfacer la enorme
con las cenizas? ¿Cuál es el «fuego» de la vida reli- necesidad que el mundo tiene de ella?
giosa actual?
* ¿Hay suficiente fuego en estas cenizas para suscitar
2) ¿Es la vida religiosa verdaderamente viable, necesa- la energía necesaria a fin de hacer auténtica la vida
ria o deseable en el nuevo mundo de la «vocación religiosa?
laica» y del «sacerdocio del pueblo» en el que tanto
se insiste? * ¿Qué cualidades de la vida religiosa actual propi-
cian una espiritualidad que pueda adecuar la vida
3) Reflexiona sobre la reestructuración y la renovación religiosa contemporánea al siglo xxi?
de la vida religiosa desde el concilio Vaticano n. Enu-
mera tres aspectos positivos nacidos de la renova- 9) Reacciona a lo siguiente: «Ninguna comunidad reli-
ción, así como tres decepciones y tres desafíos o giosa se propuso nunca hacer todo lo que era social-
cuestiones no resueltas. mente necesario en un área determinada. Los religio-
sos, sencillamente, hacían lo que quedaba sin hacer,
4) La hermana Joan afirma que uno de los principa-
para que los demás se dieran cuentan de la necesi-
les malentendidos respecto del papel de los religio-
dad de hacerlo también».
sos es la confusión entre lo que estos últimos hacen
en la sociedad y lo que deben ser en ella, ¿Estás de
10) Selecciona tus líneas favoritas de este capítulo y
acuerdo?
explica tu elección.
5) La hermana Joan habla de la cultura, el feminismo,
la identidad y la inculturación como los cuatro ele-
mentos configuradores de la vida religiosa contem-
poránea. Define brevemente cada uno de ellos y ex-
plica cómo contribuye a configurar la vida religiosa.
¿Hay algún elemento que tenga mayor importancia
en la vida religiosa actual?; ¿y concretamente en tu
comunidad?
EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS 49

2 Hablando en plata, la vida religiosa no es simple-


mente una resolución que tenga que ratificarse. Todas
El fuego en estas cenizas las reuniones oficiales del mundo no pueden, a fuerza
de debates o legislaciones, hacer religiosa la vida reli-
giosa, que es mucho más que cualquier legislación so-
bre ella, porque es un don concedido a la Iglesia para
hacer presente la vida evangélica de un modo audaz y
tangible a través del tiempo. Es más espíritu que ley, y
menos ley que energía de vida divina que late en un
Casi treinta años después de la clausura del Vaticano n, grupo, haciéndole inmune a los obstáculos menores, por
el concilio ecuménico convocado por el papa Juan xxm muy reales y razonables que puedan ser.
para iniciar la reforma y renovación de la Iglesia Cató- Sin embargo, sea cual sea la verdad histórica acerca
lica, otro papa, Juan Pablo n, convocó un Sínodo sobre de su desarrollo, la Iglesia siempre ha domesticado la
La Vida Religiosa, cuyo objetivo, según el propio Vati- vida religiosa —como si se tratara de domar un potrillo
cano, era evaluar los cambios iniciados por el Concilio, rebelde—, pero no ha habido Derecho Canónico alguno
enjuiciar el estado actual de la vida religiosa y darle una que haya conseguido quebrantar su irrefrenable espíritu.
nueva orientación. Los revolucionarios efectos del Con- Una y otra vez, la vida religiosa se ha desprendido de
cilio Vaticano fueron bastante generalizados: todo el las riendas para alcanzar lo inalcanzable, aunque ello
mundo se entusiasmó con el cambio, y proliferó todo ti- supusiera al mismo tiempo rozar la ilegalidad eclesiás-
po de nuevas orientaciones. Por su parte, el Sínodo so- tica. La vida religiosa ha creado comunidades cristianas
bre La Vida Religiosa se celebró sin grandes alharacas en medio del caos social, ha preservado la cultura du-
y transcurrió sin pena ni gloria, sin generar aparente- rante las convulsiones de la barbarie, ha atendido las ne-
mente nuevas iniciativas ni suscitar grandes esperanzas. cesidades de las mujeres condenadas al analfabetismo
No dio como resultado nada realmente nuevo o estimu- por las estructuras masculinas que las rodeaban, ha dig-
lante, pero dejó constancia del interés de la Iglesia por nificado a los enfermos y a los moribundos y a las capas
la vida religiosa. desfavorecidas de la sociedad, ha recogido a los huérfa-
En mis momentos más lúcidos, sé que posiblemen- nos, se ha ocupado de los siervos, ha hablado por los pa-
te lo mejor que se puede decir de cualquier Sínodo —y rias de la tierra y se ha aventurado mucho más allá de
quizá de éste sobre la vida religiosa más que de ningu- los límites de las naciones para tender sus manos sana-
no— es que no ha puesto trabas a lo que no puede crear doras a otras personas en otros lugares. Y el actual mo-
ni debe destruir. A pesar del documento final, al menos mento de la vida religiosa no es diferente en este aspec-
to de otros períodos anteriores igualmente difíciles.
el Sínodo en sí no sembró ninguna alarma sobre el esta-
do actual de la vida religiosa, que en su avance hacia Los religiosos de hoy se han quitado sus hábitos me-
una nueva vida se encuentra en mejor situación de lo dievales para convertirse en alivio de un mundo dolori-
que la mayoría de la gente imagina o muchos admiten. do; han desechado tabúes para andar el camino con el
El hecho es que todos los Sínodos del mundo no deben divorciado y el homosexual y con el que no pertenece a
ni pueden renovar la vida religiosa, por muy oficiales ninguna iglesia; han abandonado las instituciones clási-
que sean sus conclusiones. Sólo los religiosos pueden cas —que en otro tiempo fueron radicales, pero final-
hacerlo. mente se han integrado en el orden establecido— para
50 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS 51

fundar otras que, de nuevo, apenas son toleradas: come- biaba de control; y los religiosos hacían hincapié en la
dores de beneficencia, casas de acogida para mujeres libertad necesaria para seguir siendo proféticos en un
maltratadas, albergues para las personas sin hogar y mundo en rápido cambio. La jerarquía se refería a las
centros de justicia y paz en un mundo en que la violen- categorías y normas canónicas; y los religiosos insistían
cia ha sido sacralizada. La vida religiosa ha sido siem- en la autonomía y en la espontaneidad. La jerarquía ha-
pre algo un tanto lábil y escurridizo en el seno de la cía referencia a los votos; y los religiosos se centraban
Iglesia, pero nunca tanto como ahora. Algunos docu- en el desarrollo de un modo específico de vida. La jerar-
mentos la denominan «la dimensión profética» de la quía insistía en la obediencia; y los religiosos enfatiza-
Iglesia, otros la consideran «un carisma». Sean cuales ban la necesidad de reafirmación y aliento para persistir
sean los términos, lo importante es el concepto: un ca- en la audacia y la locura del seguimiento de un Cristo
risma es un don que debe ser reconocido y dejado en que curaba a los leprosos en sábado. Indudablemente,
libertad, no una organización a la que haya que contro- llevar adelante este Sínodo era como caminar sobre un
lar. Todos los cánones de la cristiandad no pueden fabri- campo minado con raquetas de nieve. Aunque no sea
car, a partir de legalismos, lo que no exista ya en el espí- más que por esto, debemos felicitar a cuantos recorrie-
ritu. Un carisma es mercurio, no arcilla; espíritu, no ofi- ron ese camino por nosotros. Y agradecérselo.
cio; un movimiento, no mano de obra.
Por otro lado, los Sínodos son, por definición, parte
del «aparato» que se propone definir y controlar lo que, El problema del Sínodo sobre la Vida Religiosa
en este caso, puede necesitar resistirse a la definición y
al control como a la peste, si se quiere que la vida reli- No, el problema del Sínodo sobre La Vida Religiosa no
giosa sobreviva a este momento de agonía. radica, en mi opinión, en el hecho de que se celebrase,
Algo que sí hizo el Sínodo sobre la Vida Religiosa, sino en dos aspectos mucho más sutiles. En primer lu-
sin embargo, fue sacar a la luz tanto las tensiones como gar, el Sínodo habló sobre el carisma, pero estaba mu-
las virtualidades del momento, para que pudiéramos cho más preocupado por poner en guardia que por esti-
apreciar el carácter de don gracioso de todas ellas. El mular la impetuosa energía de la vida cristiana en nues-
Sínodo se convirtió en una especie de tira y afloja entre tro tiempo. Obviamente, fue más un ejercicio intraecle-
los guardianes de la institución y los innovadores ofi- sial que una incursión en el Espíritu, puesto que se pro-
ciales, que, a su vez, eran religiosos. Como consecuen- puso más controlar a este último que confirmar el ries-
cia, resulta casi divertido seguir su trabajo. Lo que cada go desinteresado y la apertura innegable que inspiraron
grupo temía del otro puede que sea el don más funda- el Concilio Vaticano. Como consecuencia, el Sínodo
mental de cada uno de ellos a la Iglesia: el manteni- perdió la oportunidad de convertir la permanente sospe-
miento de la estabilidad de la institución y, al mismo cha eclesiástica sobre los rasgos y las tendencias de la
tiempo, su avance. En este contexto, el verdadero pro- vida contemporánea en un cántico de esperanza y con-
blema podría consistir en que uno de los bandos se firmación. En lugar de ello, fue una especie de superes-
imponga finalmente al otro. tructura inútil que ni alentó vida, ni prendió ninguna lla-
Las respuestas a los Instrumenta Laboris, los docu- ma, ni generó ningún calor, ni removió las cenizas... Se
mentos de trabajo del Sínodo, reflejaban con suma cla- limitó a realizar, con nuevos formalismos, tímidas in-
ridad las fuerzas centrípetas y centrífugas en acción en cursiones en los viejos territorios. De hecho, dio la im-
la vida religiosa y en la Iglesia actual. La jerarquía ha- presión inequívoca de que todo ello no era sino una
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mala imitación de la típica escena familiar a la hora de de ésta, de lo contrario, nunca podría llegar. Sino que,
dormir: los padres frunciendo el ceño en la puerta del en lugar de ello, optó por tratar más de los valores ins-
dormitorio mientras los niños, sin respirar apenas y ha- titucionales que de las dimensiones carismáticas de la
ciéndose los dormidos, esconden los cuentos prohibi- vida religiosa, y de ese modo hizo muy poco por liberar
dos. Pero nadie se engaña. Los padres saben que algo lo carismático.
nuevo está ocurriendo y quieren corregirlo si consiguen No es nuevo en la historia este uso de la forma y el
averiguar qué es, mientras que los niños se hacen los precepto, la tradición y el sistema para responder a las
inocentes, pero se mantienen firmes en su determina- preguntas del alma, pero yo habría deseado un enfoque
ción de seguir adelante. El problema es que ninguno de distinto, como el que se describe en The Sayings ofthe
ellos admite que está tratando con personas que son ya Desert Monastics: «Cuenta la historia que un día el
lo suficientemente maduras como para apagar ellos mis- abad Lot fue a ver al abad José y le dijo: "Padre, en lo
mos la luz en el momento que les parezca oportuno y les que puedo, observo una regla sencilla, hago pequeños
convenga, y que deben hacerlo por sí mismos para ser ayunos, practico algo de oración y meditación, guardo
verdaderos adultos. En cambio, los padres siguen ha- silencio y, en la medida de lo posible, procuro mantener
ciendo de padres, y los niños continúan haciendo de ni- limpio mi pensamiento. ¿Qué más debería hacer?" El
ños, sabiendo todos, en el fondo, que no lo son. viejo monje se puso en pie, alzó las manos hacia el
El problema reside en que no podemos hablar de la cielo, y sus dedos se convirtieron en diez antorchas lla-
vida religiosa como de la dimensión profética de la Igle- meantes. Entonces dijo: "¿Por qué no te transformas en
sia en una serie de documentos, y después tratarla con fuego?"».
precavida cautela y paternal desconfianza en todo lo de- Lo que la vida religiosa necesita ahora mismo quizá
más. Por el contrario, se trata de una labor de iguales, sea transformarse de nuevo completamente en fuego.
con diferentes papeles en la Iglesia, que han de unirse Sólo así dejarán de tener importancia las tensiones, y, al
para llevar tanto a la Iglesia como a la vida religiosa a mismo tiempo, esas mismas tensiones harán que nos
un ulterior estadio de desarrollo. aproximemos más a lo que se pretendía que fuéramos
Pero el Sínodo planteó también otro problema, que en un principio.
es más tabú y menos admitido incluso que el primero,
puesto que se basaba en la premisa de que la vida reli- * * *
giosa es todavía un modo de vida viable, necesario, sa-
ludable, bueno e inspirador, capaz aún de santificar y 1) Explica o analiza la tensión entre la vida religiosa co-
volcado en el bien universal. Pero nadie ha hecho la pre- mo carísima y como parte de la Iglesia institucional.
gunta, de modo que nadie la ha respondido; es decir, na-
die ha preguntado para qué es buena hoy la vida reli- 2) Traza el retrato de un líder carismático y enumera las
cualidades o virtudes que posee. Vuelve la vista a tu
giosa ni qué necesita realmente si queremos que posea vida comunitaria. ¿Quién encarna el carisma de la co-
y transmita energía, lucidez y coraje. No, lo único que munidad? ¿Cómo te afecta a ti?
hizo el Sínodo fue desempolvar lo manido, lo habitual y
lo predecible, lo claro y lo seguro, lo institucional y lo 3) Analiza los elementos que la hermana Joan presenta
teológico. No encaró las nuevas cuestiones, ni tributó como fuerzas centrípetas y centrífugas de la vida reli-
una nueva salva de aplausos a los religiosos que, una giosa y de la Iglesia actual, tal como aparecen en los
Instrumenta Laboris, el documento de trabajo del re-
vez más en la historia, están llevando a la Iglesia adon- ciente sínodo de los obispos.
54 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS

4) ¿Estás de acuerdo con la definición de la hermana


Joan de «carisma» como un don reconocido y deja-
3
do en libertad no como una organización que haya Conservar las brasas
que controlar? Si has intentado alguna vez controlar
el mercurio de un termómetro roto comprenderás
bien la analogía. ¿Te ha puesto el carisma de tu co-
munidad en una tesitura profética? ¿Por qué sí o por
qué no?

5) La hermana Joan define la vida religiosa como «un


don concedido a la Iglesia para hacer presente la vida
evangélica de un modo audaz y tangible a través del
tiempo...» Escribe tu definición de la vida religiosa. La En los últimos treinta y tantos años, es decir, desde el
vida religiosa es... Vaticano II, el modo de vida de las congregaciones reli-
giosas y su papel en la sociedad se han analizado hasta
6) En nuestra cultura y en este momento de la historia, la saciedad. Para los religiosos implicados, este período
¿cuáles son las disciplinas espirituales propias de las
comunidades religiosas? ¿Qué proporciona a la vida
incierto, emocionante, agotador y ambiguo ha significa-
religiosa energía, lucidez y coraje? do una ascesis más dura aún que los hábitos de estame-
ña, más exigente que la uniformidad, más difícil que to-
7) ¿Cómo sabrías si una comunidad es carismática o dos los ritos y disciplinas. «El tiempo —comenta Tom,
profética? el personaje de Tennessee Williams, en El zoo de cris-
8) Selecciona tus líneas favoritas de este capítulo y ex-
tal— es la distancia más larga entre dos lugares». Y és-
plica tu elección. ta ha sido, sin duda, la dura realidad para los religiosos
que pensaron que la renovación de la vida religiosa sería
una tarea, no un modo de vida. Han sido años de trans-
formaciones, décadas de adaptación, vidas enteras de
incertidumbre, ambigüedad, conflicto y confusión.
Para quienes entran ahora en la vida religiosa, quizá
la tarea consista en reconstruirla para las décadas veni-
deras a partir de la más endeble de las tradiciones; pero,
para la generación que llegó a la vida religiosa antes o
durante el Vaticano II, la tarea consistió en desmantelar
un sistema que, con el paso de los siglos, se había vuel-
to cada vez más opresivo. De repente, después de años
de rutinas conventuales y de prácticas inmutables, la vi-
da religiosa se convirtió en una especie de experimento
social, en un ejercicio de reajuste institucional y de in-
serción en la sociedad. La renovación de la vida religio-
sa asumió toda la apariencia de una excavación arqueo-
lógica. Se fueron poniendo al descubierto, uno tras otro,
los diferentes estratos de su teología, su historia, sus
56 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CONSERVAR LAS BRASAS 57

formas institucionales, sus impulsos organizativos y sus propósito del celibato, la virtud de la pobreza y el valor
efectos psicológicos, a fin de exponer a los ojos de to- de una obediencia que podía ser tan nociva psicológica-
dos sus trabajos, sus motivos y sus repercusiones socia- mente como eficaz desde el punto de vista organizativo?
les, emocionales y personales. Todos los elementos y ¿Por qué iba una persona a vivir en un grupo de desco-
los postulados, así como todas las características y mi- nocidos con apenas otro consuelo que la fe, incluso su-
nucias de la regla, por muy antiguos y sacrosantos que poniendo que todos los cambios fueran para mejor en lo
fueran, se pusieron en tela de juicio de manera nueva y que a valores humanos y sociales se refiere? Si no se
de forma exhaustiva. Se trató de una limpieza general de trataba de una vocación —superior—, de una entrada
inmensas proporciones, quizá una de las más completas garantizada en la vida eterna, de un ámbito que gozase
de la historia social. de privilegios sociales y de respeto público, de un para-
Mientras los antropólogos que afirmaban tener un digma de la bondad y de un oasis de inocencia, ¿por qué
interés profesional por las subculturas permanecían en entrar en la vida religiosa?
general indiferentes, todo un modo de vida dio un giro El pasado y el futuro sólo servían para distorsionar
de 180 grados. Fue todo un seísmo, pero casi invisible la vida religiosa. Qué la había llevado hasta allí y hacia
en sus efectos a largo plazo. El cambio se convirtió en dónde iba eran los temas que acaparaban el orden del
la norma para grupos que no habían sufrido práctica- día de todos los grupos. El presente asumió el papel de
mente ninguna transformación durante cientos de años. crisol de lo pasado y de lo futuro. Al mismo tiempo, pa-
El ejercicio académico de renovación cobró vida propia. ra los miembros de todas las comunidades, y especial-
Para muchos se convirtió, de hecho, en la raison d'étre mente para quienes consumían sus días en las tareas or-
de la propia vida comunitaria. El propósito de la vida re- ganizativas, el presente dejó de tener valor, individuali-
ligiosa era su propia renovación. Y mientras eso sucedía dad y respetabilidad propias. Lo que había pasado y lo
institucionalmente, los religiosos individuales se distan- que habría de pasar, no lo que estaba sucediendo espiri-
ciaban cada vez más de esa misma vida. La renovación, tualmente en nosotros y a través de nosotros, nos absor-
simplemente, no detuvo el continuo flujo de desercio- bía a todos. Sin embargo, aunque la cotidianidad se per-
nes. Muchos se salieron para casarse o para dedicarse a cibía cada vez como más estéril, insignificante y medio-
actividades donde la entrega siguiera siendo constante, cre, al menos era algo a lo que aferrarse. La vida se con-
pero que no se vieran invadidas por las tensiones de la virtió en un estudio científico de un pasado irremedia-
vida en una transición cultural. Pocos entraron, y quie- blemente marchito o en una serie de estrategias orienta-
nes permanecieron lo hicieron por unas razones suma- das a configurar el futuro. Todo tenía cabida en el silo
mente distintas y por unos objetivos muy diferentes espiritual, salvo el ahora; todo era grano para el molino
—muchos de ellos un tanto imprecisos— de los que les espiritual, salvo el ahora. El ahora era un tiempo perdi-
llevaron originalmente a la vida religiosa. do, un tiempo de espera, un tiempo difícil. Todos pro-
La pregunta era si sobreviviría algo de un modo de metían que había desaparecido una forma de vida reli-
vida que en otro tiempo fue generalmente considerado giosa y que otra distinta llegaría... algún día. Si acaso
inmutable y superior o si no sobreviviría nada en abso- unos pocos dijeron algo sobre la naturaleza, el valor, la
luto. Pero el verdadero problema era si había alguna ra- energía y la calidad de la presente vida religiosa. Pero el
zón convincente que justificara la existencia de la vida presente mismo parecía adolecer de valor, de personali-
religiosa. Por ejemplo, ¿qué podía hacer un religioso dad, de calidad y de vida espiritual.
que no pudiera hacerlo también un laico? ¿Cuál era el
5K EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CONSERVAR LAS BRASAS 59

Obviamente, la pregunta acerca de si la vida religio- «Grieshog»


sa ha hecho o no alguna aportación valiosa a la Iglesia
y a la sociedad en el pasado está superada, como lo con- Los irlandeses tienen un vocablo para ello. Los que ha-
firma inequívocamente la historia. El papel que las blan gaélico nos dicen que grieshog es el proceso de en-
órdenes y congregaciones religiosas han desempeña- terrar por la noche el rescoldo, todavía caliente, entre
do en el desarrollo y preservación del arte, del conoci- las cenizas, y así mantener vivo el fuego hasta la fría
miento, de la arquitectura, del progreso social y de la mañana siguiente. En lugar de limpiar completamente
vida de la Iglesia de épocas pasadas es de una impor- el hogar de la chimenea, se guardan las brasas canden-
tancia incalculable. Nos apoyamos verdaderamente so- tes bajo capas de ceniza durante la noche para poder en-
bre hombros firmes. Las fundadoras y los fundadores cender el fuego rápidamente al siguiente día. Y esto es
batallaron por su visión, incluso contra la Iglesia, hasta de gran importancia, porque, de no hacerse así, el res-
que tanto ésta como el Estado los bendijeron. Las con- coldo se apaga y, a la mañana siguiente, ha de preparar-
gregaciones construyeron poderosas organizaciones de se y encenderse un nuevo fuego, operación que lleva un
asistencia social. Generación tras generación, miembros tiempo precioso y retrasa el trabajo más importante del
de todas las congregaciones llegaron a ser ciudadanos nuevo día. La preocupación principal era, pues, no dejar
prominentes. Es evidente que poner en tela de juicio el que el fuego del día anterior se apagara completamente
valor pasado de la vida religiosa resulta, a estas alturas, al final de la jornada. Por el contrario, las brasas escon-
ocioso. didas bajo la ceniza durante la larga y oscura noche que-
No cabe duda de que la agotadora controversia de daban bien protegidas para que el fuego pudiera volver
nuestros días sobre la vida religiosa no debe centrarse de nuevo a la vida con las primeras luces de la mañana.
sólo en qué forma adquirirá en los años venideros. Fran- El viejo fuego no moría, sino que conservaba su calor, a
camente, ¿a quién le importa? Que debamos vivir y pen- fin de estar preparado para encender el nuevo.
sar de tal manera que hagamos posible el futuro es una Este proceso de preservar el propósito y la ener-
cosa; pero que debamos renunciar conscientemente a la gía, el calor y la luz en la oscuridad, es santificante. Lo
estimulante naturaleza del presente para vivir en el leja- que llamamos muerte, final y pérdida en nuestras vidas
no mañana es otra muy distinta. Prepararse para el futu- —cuando una cosa se transforma en otra— puede en-
ro es una cosa; pero perder, olvidar o renunciar a la fuer- tenderse mejor como grieshog, como conservación de
za y a los objetivos del presente es otra muy distinta. Lo las brasas, como la negativa a enfriarse. Nuestra res-
que los religiosos necesitan saber en este momento de la ponsabilidad —tanto la de los nuevos miembros como
historia es si la vida religiosa tiene algún valor, si es la de los antiguos— puede consistir sencillamente en
buena, si merece la pena vivirla, si es santificadora y si seguir siendo religiosos hasta que muramos, a fin de que
es hermosa en el momento presente. la vida religiosa continúe viviendo mucho después de
La pregunta sobre el valor actual de la vida religio- nosotros.
sa es mucho más difícil que la pregunta acerca de si la «El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho»,
vida religiosa pasada fue buena o si la vida religiosa fu- escribe Jorge Luis Borges. «El tiempo es un río que me
tura es posible. La cuestión es si el presente tiene o no arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destro-
algún propósito. Y, si lo tiene, ¿cuál es? ¿Es posible re- za, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume,
vivificar la vida religiosa? ¿Debe hacerse? ¿Queda al- pero yo soy el fuego». (Laberintos. Nueva refutación
gún fuego en estas cenizas? del tiempo). En otras palabras, yo soy lo que ha de venir.
60 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CONSERVAR LAS BRASAS 61

Lo que está sucediendo a mi alrededor está sucediendo La tentación consiste entonces en hacer de la supervi-
dentro de mí ahora, y ocurrirá o no gracias a mí. Yo soy vencia nuestra máxima aspiración, en lugar de vivir la
tanto la sustancia como el vehículo del futuro. Lo que vida plenamente, con toda la certeza y hondura con que
yo sea ahora lo será la vida religiosa del futuro. No hay antes lo hacíamos. ¿Y qué ocurre con los escasos pero
futuro sin mí, porque el futuro está dentro de mí. decididos nuevos miembros de las comunidades religio-
Caer en la cuenta de ello nos estremece profunda- sas, con esos hombres y mujeres que vienen buscando
mente. La vida religiosa no morirá en el futuro, a no ser fuego espiritual entre nosotros y se desalientan por los
que esté ya muerta en los religiosos. Todos y cada uno presagios de muerte inminente? ¿Qué responsabilidad
de los religiosos que viven hoy son sus portadores. Cada tienen los mantenedores del fuego hacia aquellos que se
uno de nosotros es su vida. Yo misma soy lo que de acercan a él y se encuentran con que lo han dejado apa-
bueno tiene esa vida. Cuando la gente pregunta por el garse? ¿Es un problema de menos vocaciones o de me-
estado de la vida religiosa, están preguntando por mí. nos fuegos que emitan el suficiente resplandor como
¿Cómo será la vida religiosa en el futuro? La respuesta para ser vistos?
es fácil. Para vislumbrar la vida religiosa venidera, lo La verdad es que el problema del cambio palidece
único que tiene que hacer un religioso es mirarse en un ante el problema de la anomía. Si la vida religiosa fra-
espejo: ¿brilla una energía profunda en esos ojos?; ¿se casa, no será porque haya cambiado, sino porque los re-
ve en ellos el constante compromiso con un Evangelio ligiosos de este período de la historia han perdido el
indómito y rebelde?; ¿irradian vida religiosa?; ¿se per- sentido de la espiritualidad del presente y han vendido
cibe audacia?; ¿se puede ver ese compromiso incansa- sus almas al pasado o al futuro. Si la vida religiosa fra-
ble, esa intensidad inmarcesible, esa determinación ine- casa, será debido a que nosotros mismos, como indivi-
quívoca de ser lo que se dice que se es? ¿O se ha apa- duos y como colectivo, no sabemos apreciar el valor del
gado el antiguo brillo?; ¿es la vida ahora simplemente presente, ni su poder, ni el desafío que supone, ni su sig-
cuestión de sobrellevar los días y obrar por inercia? ¿O nificado, ni su santidad.
se encuentra la vida religiosa en una coyuntura comple- La Escritura, por otro lado, nos ofrece un modelo
tamente nueva que exige más disciplina y más entrega que es exactamente el opuesto. Jacob trabaja primero
que nunca? siete años por Lía, la esposa que no deseaba, y después,
impulsado aún por su visión original de la vida, trabaja
siete más por Raquel, la esposa que deseó desde el prin-
Una rendición demasiado fácil cipio, pero cuya entrega le fue demorada. En ambos ca-
sos, Jacob trabaja con la misma intensidad, con igual
Si la vida religiosa sufre algún mal en el presente, bien fervor, con idéntica entrega. En ambos casos el traba-
puede ser el de rendirse con demasiada facilidad ante su jo es igual de importante. En ambos casos, Jacob nun-
extinción y apenas darse cuenta de lo que significa man- ca ahorra esfuerzos, nunca abandona, nunca se descora-
tener las brasas y avivar el fuego. Donde debería reinar zona, aunque cada situación sea diferente. Jacob, evi-
la audacia, impera la resignación. dentemente, es el santo patrón de la vida religiosa
La idea de que la vida religiosa ha muerto se ha con- contemporánea.
vertido en un lugar común. Para muchos quizá se haya Jacob nos enseña la constancia de espíritu en tiem-
convertido también en un lema operativo, en un dato, en pos de cambio; nos muestra que las contrariedades en
la constatación de una vida truncada a medio camino. nuestros proyectos vitales no son, ni con mucho, tan
62 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CONSERVAR LAS BRASAS 63

graves como creemos. Gracias a él comprendemos que Confusión de espíritu


no siempre somos capaces de reconocer el valor del mo-
mento de la vida por el que atravesamos. En Jacob nos La verdadera tragedia del estado actual de la vida reli-
damos cuenta de que los contratiempos sencillamente giosa no radica, pues, en su turbulencia, sino en la con-
sintonizan de nuevo el corazón con cosas más impor- fusión de espíritu que sufre. Cuando pensábamos que la
tantes y nos hacen escuchar la prístina voz, el primer vida religiosa parecía más viva (cuando la robotización
sonido que conmovió nuestras almas, ese momento de religiosa había alcanzado el apogeo del modelo indus-
inocencia en que nada se interponía entre el alma y Dios trial que la hacía proliferar, produciendo a gran veloci-
y que hacía de la vida una fiesta en lugar de una prueba dad y coordinando a millares de personas) era cuando
de resistencia. Si algo nos enseña Jacob es, sobre todo, en realidad estaba más muerta. Y no lo sabía. Habían
que no es el cambio lo que amenaza a la vida religiosa, cesado los interrogantes; se había dejado de pensar; in-
sino la mezquindad, que reseca el alma, que marchita la cluso la evolución personal y espiritual se había reduci-
vida, que nos vacía y nos destruye. Mostrarse remiso a do a métodos, ejercicios y fórmulas. La vida regular
cumplir una promesa es peor que romperla. Cuando el había sustituido a la vida espiritual.
fuego se apaga, cuando las brasas se enfrían, cuando se Al mismo tiempo, ahora, justo cuando la vida reli-
deja de alimentar el ardor del alma, no es el frío el que giosa se declara con toda tranquilidad muerta, es cuan-
mata, sino la incapacidad para reavivar la llama que en do puede que esté más viva de lo que lo ha estado du-
otro tiempo guardamos en nuestro seno y que ahora rante generaciones. Por primera vez en muchas décadas
hemos dejado que se convirtiera en un humo sofocante —o quizá en siglos—, la vida religiosa late con nueva
que ahoga el corazón y confunde la mente, que fatiga el energía y está inmersa en las grandes cuestiones del mo-
cuerpo y mata el alma. mento. Seguramente son los religiosos, los que afirman
Sin embargo, no estamos en un tiempo de agonía sentir una ardiente pasión por Dios, quienes primero se
para la vida religiosa, sino en un momento importante, harán las preguntas cuya respuesta el mundo espera
en un tiempo de renacimiento en estado embrionario, en comprender: ¿dónde está Dios en un mundo que flirtea
un momento de rendición total y, a la vez, de absoluto con lo mágico y que se ha vacunado contra el misterio
compromiso. Esta generación de religiosos decidirá si con las seducciones de la ciencia? ¿Qué es lo que vin-
la próxima será un aborto o nacerá muerta, o si será una cula lo material a lo espiritual, y qué es lo que hace lo
generación de mentalidad abierta y sin prejuicios. espiritual material al mismo tiempo? ¿Qué constituye a
Lo que sucede ahora en la vida religiosa dará la la Iglesia? ¿Cómo oponerse a las opresivas pretensiones
medida de su bondad, de su santa tenacidad, de su pro- basadas en el sexo? ¿Qué significa envejecer? ¿Qué es
fundidad de espíritu para los nuevos tiempos. Y lo que lo que define la muerte? ¿Qué es lo que determina la vi-
ahora sucede es la tarea de una santa tenacidad y de un da? ¿Qué es autenticidad y qué no lo es? ¿Cómo se pue-
celo indomable que permite a los jóvenes esperar lo den encontrar objetivos espirituales en un período sin
imposible y a los viejos estar dispuestos a empezar de objetivo aparente? ¿Qué es la vida religiosa en sí misma
nuevo. y qué espiritualidad le sirve de base en un momento en
que las cuestiones son cruciales, pero quedan pocas bra-
sas, y las cenizas se están enfriando?
La espiritualidad de la vida religiosa actual no es ni
la espiritualidad de la cruz ni la espiritualidad de la re-
64 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CONSERVAR LAS BRASAS 65

surrección. La espiritualidad de nuestro tiempo es la fidelidad al Dios que nos llama desde el otro lado del
espiritualidad del Sábado Santo: una espiritualidad de la misterio.
confusión y la consternación, de la ineficacia y la impo- La Escritura define un claro modelo de servicio y de
tencia, de la fe en medio de la oscuridad y de la fuerza cambio, de cambio y de nuevo servicio donde sólo el
de la esperanza. Es una espiritualidad que persevera compromiso salva la distancia entre las antiguas certe-
cuando perseverar parece absolutamente inútil. zas y los nuevos desafíos. En el Génesis, Jacob se pro-
pone conseguir una cosa y se encuentra con que tiene
No es éste el momento de abandonar, simplemente que hacer frente a una tarea distinta. Jacob sacrificó su
porque el pasado sea pasado y el presente sea incierto. vida por Raquel, pero consiguió a Lía. No se trató tan
No es éste el momento de permanecer inmóvil sólo por- sólo de un contratiempo personal, de un reto vital, de un
que el camino esté inexplorado. De hecho, lo que hace momento de lucha, sino que para Jacob fue también
tiempo prometió una generación anterior de religiosos —dentro del designio divino— un acto de fe personal
puede que ahora esté empezando a hacerse realidad, a que sembró la semilla de un mundo nuevo para todo el
plantear sus exigencias y a revelar su significado. Lo pueblo elegido. También en este momento los religiosos
que la generación más reciente, más joven, de religiosos más veteranos conocen bien el significado de una vida
haga ahora para crear el próximo momento de la histo- que comienza siendo una cosa pero se convierte en otra,
ria religiosa a partir del polvo de lo antiguo puede que y los religiosos más jóvenes saben lo que supone la car-
sólo llegue a ser una promesa en los años venideros. Pe- ga de empezar de nuevo con el espíritu inicial. Lo im-
ro eso ya es algo. El compromiso básico con la vida reli- portante es que nunca se olvide ni se malinterprete la
giosa tiene poco o nada que ver con lo que los religio- relación entre las dos tareas vitales. Jacob hizo una pro-
sos hacen. El compromiso de los religiosos atañe al por- mesa y la mantuvo en sus dos dimensiones.
qué de lo que hacen.
Cuando a Jacob le fue concedido el derecho a casar-
La espiritualidad de la productividad ha pasado. Los se con Raquel, el sueño de su vida, asumió también un
religiosos no entregan sus vidas porque una institución desafío que iba mucho más allá de lo que jamás habría
dirija hospitales, por buenos que éstos sean. No limitan imaginado. Recibió una segunda vida.
las posibilidades que les ofrece la vida simplemente pa- La vida religiosa contemporánea también ha vivido
ra rezar por aquellos que andan siempre buscando nue- dos vidas. La primera formal y convencional, una vida
vas posibilidades. No existen para proporcionar mano ordenada con normas claras y recompensas seguras, un
de obra a quienes, si ellos no lo hicieran, no notarían su ejercicio privado de virtudes personales. La segunda,
falta. En una sociedad donde las preocupaciones básicas audaz e incierta, nos plantea unas exigencias que nunca
de antaño —la educación, la atención sanitaria y los ser- se nos ocurrió pensar que pudieran ser posibles; exigen-
vicios sociales— están cubiertas, esas tareas específicas cias que a todos, jóvenes y viejos, nos obligan a comen-
no pueden justificar, explicar o estimular la vida reli- zar de nuevo y que, sobre todo, tienen un significado
giosa. Lo que debe impulsar la vida religiosa actual es que supera el ámbito eclesial, el gueto católico y la lu-
la espiritualidad de la creación, donde, para muchos, la cha por la salvación personal. Esta vez la vida religiosa
esperanza languidece en la oscuridad y arde sin llama tiene un significado para el mundo en general.
entre las cenizas esperando el amanecer de ese día en Como Jacob después de trabajar por Lía, es hora de
que el derecho a hacer las preguntas difíciles se entien- que empecemos de nuevo, esta vez para alcanzar nues-
da sencillamente como un acto de fe, como un signo de tro objetivo primero. Como dice el proverbio francés,
66 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CONSERVAR LAS BRASAS 67

«todo pasa, todo perece, todo hastía». El que algo nos 7) Reacciona a esta pregunta: «¿Reside el problema en
abandone no es un signo de pérdida, sino de que debe- que hay menos vocaciones o en que hay menos fue-
mos emprender algo distinto, es decir, lo que, como gos que emitan el suficiente resplandor?»
Jacob, nos propusimos conseguir desde el principio. 8) Selecciona tus líneas favoritas de este capítulo y
explica tu elección.
Pero esto significa conservar las brasas.
* *#

1) Si entraste en la vida religiosa antes de la renovación


del Vaticano n, ¿por qué has permanecido? ¿Difieren
tus actuales razones para justificar la vida religiosa y
las esperanzas que has depositado en ella de las que
tenías cuando entraste? Explícalo.

2) Si entraste en la vida religiosa después del Vaticano


II, ¿por qué elegiste este modo de vida? ¿Qué espe-
ranzas albergabas respecto de la vida religiosa? ¿Se
están viendo cumplidas?

3) ¿Cómo reaccionas ante el uso de grieshog por la her-


mana Joan como un símbolo de la vida religiosa ac-
tual? ¿Qué práctica se da en tu comunidad del sagra-
do acto de grieshog!

4) «La vida religiosa no morirá en el futuro, a no ser que


esté ya muerta en los religiosos», afirma la hermana
Joan. ¿Está muerta en ti?; ¿está muerta en tu comu-
nidad?; ¿cómo lo sabes?

5) La hermana Joan advierte que la vida religiosa actual


ha perdido la «espiritualidad del presente» y señala
la historia veterotestamentaria de Jacob como un
modelo de dicha espiritualidad. ¿Estás de acuerdo
con ella? ¿Qué significa tener una «espiritualidad del
presente»?

6) ¿Depende realmente el futuro de la vida religiosa de


quienes la viven hoy? ¿Qué desafíos específicos te
plantea esto a ti personalmente y a tu comunidad?
CAM1NO A LA CUMBRE 69

4 da hacia abajo para escudriñarnos por encima de las ga-


fas mientras estábamos sentadas alrededor de la mesa.
Camino a la cumbre A primera vista, dábamos unas respuestas maravillosas:
«Para entregar mi vida a la Iglesia», decía la piadosa;
«Para salvar mi alma», decía la precavida; «Para con-
vertir al mundo», decía la fanática. No, no, no, indicaba
la Madre Sylvester con un movimiento de cabeza. «No
es eso. No es eso. Habéis entrado en la vida religiosa,
En algún momento, y tal vez por múltiples razones, re- queridas hermanas —decía con tristeza—, únicamente
sultó anticuado decir que el único propósito de la vida para buscar a Dios».
religiosa es la búsqueda decidida de Dios. Otras res- Únicamente para buscar a Dios... La respuesta sor-
puestas mejores —el ministerio, el testimonio público, prende por su simplicidad, por su vulgaridad, por su
las necesidades de la comunidad...—- se idearon para sa- universalidad y por sus exigencias. Su tremenda verdad
tisfacer el racionalismo de un mundo secular y tecnoló- lo cambia todo. Para la persona que no pueda encontrar
gico, pero no parece que ninguna de ellas sobreviva al a Dios en ella, permanecer es un error. Para la persona
entusiasmo del momento. Las buenas obras, las preocu- que no busque a Dios en ella, marcharse es un impera-
paciones morales y las interacciones humanas justas son tivo. Para la persona que pueda encontrar a Dios mejor
responsabilidad de toda la comunidad cristiana, no sólo en otro lugar, irse es una gracia.
de los religiosos. Utilizar estos conceptos únicamente Se trata de una respuesta sencilla que perdura en
para entender el significado de la vida religiosa resulta el tiempo y, lo que es más importante aún, sigue sien-
cuando menos anómalo, si no falso. La idea de la preo- do válida. Cuando la vida religiosa era rígida hasta lo
cupación social sencillamente no basta para justificar indecible, la «búsqueda de Dios» siguió siendo válida.
que todo un colectivo reforme los criterios de la vida en Cuando las horas de trabajo y de oración en el coro
común. Instituciones enteras están dedicadas a las bue- entumecían el cuerpo hasta dejarlo insensible, la «bús-
nas obras, casi todas ellas organizadas por laicos, y la queda de Dios» siguió siendo válida. Cuando la ausen-
mayoría no son sectarias. Los religiosos no tienen nece- cia de contacto y de consuelo humanos privaban a la vi-
sidad de dedicarse a esas actividades. La vida religiosa, da de la mayoría de sus encantos terrenales y de sus sa-
planteada en esos términos, carecería por completo de ludables desahogos, la «búsqueda de Dios» siguió sien-
fundamento. do válida. Por simple y descomprometida que parezca,
lo cierto es que la respuesta, incluso hoy, no puede ser
La madre Sylvester, mi primera priora, venía dos superada. Y quizá sobre todo hoy. Esta generación, que
veces al año a nuestro noviciado, y en ambas ocasiones ha modificado todos los cimientos que en otro tiempo se
nos hacía una única pregunta. Se caracterizaba por su consideraron inamovibles, debería conocer mejor que
paciencia y nos instruía paulatinamente. Veía con bene- cualquier otra la validez de esa respuesta. Cuando los
volencia el hecho de que la mayoría de las novicias fa- absolutos nos fallan, los ministerios pierden sentido e
llara la prueba de manera habitual en la primera visita, incluso la Iglesia se convierte en un lugar lejano y des-
pero se mostraba claramente descontenta cuando fallá- concertante para quienes tienen nuevas ideas o pregun-
bamos durante la segunda. «¿Por qué has entrado en la tas incómodas, la idea de buscar a Dios y sólo a Dios da
vida religiosa?», nos preguntaba a una tras otra con los a la vida una nueva fuerza.
brazos cruzados bajo el escapulario y la cabeza inclina-
70 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CAMINO A LA CUMBRE 71

Para esta generación de religiosos cuyas vidas han vida religiosa, todas ellas válidas y verdaderas hasta
sido testigos del derrumbamiento de todo un sistema, cierto punto. Nos hemos esforzado por ser «pertinen-
pocas veces ha habido otro refugio que la idea de que la tes». Nos hemos propuesto «encarnarnos». Nos hemos
revelación del misterio de Dios es la única razón para entregado incansablemente a «la opción por los po-
caminar por una vida de oscuridad hacia una oscuridad bres». Nos hemos consagrado a la «transformación de
futura que puede ser aún mayor. Cuando el mundo ente- las estructuras». Hemos evangelizado, renovado, revisa-
ro nos grita riendo: «¡Disfrutad!» o «¿Por qué?» o, peor do y reformado hasta la extenuación. Y todos esos com-
aún, «Es ridículo»; cuando no hay respuestas seguras promisos son buenos y necesarios, santos y respetables,
para las constantes predicciones de muerte institucional fundamentales e imperativos. Pero sólo hay una cosa
ni para la macabra resignación que acompaña al evi- que pueda sostener, alimentar y justificar la vida reli-
dente e invariable fracaso, es cuando esa oscuridad se giosa: el religioso debe ser la persona que en principio,
transforma en clarividencia. Lo cierto es que nunca ha ante todo y siempre, en cualquier circunstancia, busque
habido ninguna otra razón para entrar en la vida religio- a Dios y sólo a Dios, vea a Dios y sólo a Dios en medio
sa que la de «buscar a Dios». de esta confusión y de esta incertidumbre, y manifieste
a Dios y sólo a Dios sea cual fuere la situación.
Si la vida religiosa ha de mantener el fuego y avivar
La búsqueda humana universal las llamas para cualquier tipo de vida religiosa futura,
habrá que poner de relieve otro aspecto distinto. Debe-
Buscar a Dios es un afán humano universal común a to- mos pasar de centrarnos únicamente en lo que los reli-
das las culturas; es el proyecto humano fundamental; es giosos hacen a por qué lo hacen y a qué han de ser. Co-
el denominador común de toda empresa humana; afec- mo buscadores de Dios, los religiosos han de alzarse co-
ta a todos los seres humanos; es necesario en cualquier mo faros en la noche para que también otros recuerden
empeño de la humanidad, central en todos sus esfuerzos y no olviden la única razón verdadera para hacer cual-
y esencial en cualquiera de sus actividades. Más aún, es quier cosa en la vida, el criterio último de todo cuanto
la única razón que da sentido a la vida religiosa. La vida hacemos. Los religiosos deben prestar tanta atención
religiosa no es simplemente otra forma de vida, sino un consciente a las cosas de Dios como a los pequeños, pri-
modo de vida organizado deliberadamente para consa- vados y personales ámbitos del mundo en que todos vi-
grarse a la búsqueda humana de Dios. vimos, por muy estimulantes, buenos y necesarios que
Para los religiosos, la inmersión en Dios es la única esos espacios personales sean. De lo contrario, la vida
razón absoluta y sin reservas que hace de cualquier otra religiosa no será más que otra institución social a la que
motivación de la vida —el amor, el dinero, los hijos, el sucederán otras instituciones sociales, en lugar de ser
éxito personal...—, por plausible, loable y determinante centros de contemplación en los que —ésa es nuestra
que sea, algo secundario en nuestra búsqueda del Mis- esperanza— el modo de pensar de Dios afecte al modo
terio que está entre nosotros. La inmersión en Dios es de pensar de la humanidad.
un concepto que no tolera nada mayor que él. Es lo que Durante los últimos veinticinco años, los religiosos
nos da fuerza cada día, el anhelo por el que cualquier se han centrado, quizá en exceso, en los carismas con-
pérdida, cambio o esfuerzo resulta aceptable. gregacionales y en las tipologías canónicas como fun-
Sin embargo, demasiado a menudo nos hemos deja- damento de la renovación. Es incluso posible que haya-
do seducir intensamente por otras explicaciones de la mos dedicado demasiada atención a ser «benedictinos»,
72 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CAMINO A LA CUMBRE 73
/
«mercedarios», «franciscanos» y «ursulinas», es decir, a Cuando Abrahán dejó el país de Ur, fue én el propio
ser grupos concretos con una historia particular que hecho de marcharse donde encontró a Dios; pero fue sin
conservar, en lugar de centros de reflexión que constitu- duda más que eso, porque fue por Dios por quien se
yan el punto de encuentro público del Evangelio y el marchó. Como estaba en sintonía con la voz de Dios,
mundo. Ciertamente, nos hemos ocupado más de ser sobrevivió a lo que, de lo contrario, le habría sido impo-
congregaciones renovadas que de ser grupos evangéli- sible soportar. Una y otra vez, su andadura se ve obsta-
cos, personas contemplativas, centros de reflexión y re- culizada, el camino se le tuerce, las circunstancias son
fugios para los que están cansados y agobiados. Sin du- amenazadoras, las autoridades le ponen trabas, se queda
da nos hemos centrado mucho más en ser gentes de sin recursos... Sin embargo, Abrahán no se siente derro-
Iglesia, canónicamente correctas y eclesiásticamente in- tado ni por los fracasos ni por los cambios ni por la
tachables, que en ser seguidores de Jesús. Nos hemos desaprobación ni por las dificultades del camino.
arriesgado a prestar mucha más atención a definir caris- Porque ha hablado con Dios, y Dios con él; sólo la voz
mas que a llevarlos de nuevo a la práctica en nuestro de Dios es la medida de su propósito y de su éxito.
tiempo.
Y ahí reside el problema. Hemos estado hablando de
una cosa cuando, en lo más profundo de nosotros mis-
mos, sabíamos que lo que se exigía de nosotros era que Mantener viva la voz de Dios
nos sintiéramos fascinados por otra, que fuéramos aque-
llo para lo que realmente entramos en la vida religiosa, Si se ha de preservar el fuego para otra generación, la
que participáramos en la gran búsqueda espiritual del vida religiosa actual debe conservar viva la voz de Dios,
mundo moderno, sin la cual la vida no vale nada en ab- suceda lo que suceda con las obras de la congregación,
soluto, y que lo proclamáramos sin descanso. con las estructuras de la orden e incluso con las defini-
No es lo que hacemos lo que nos convierte en reli- ciones eclesiásticas de este tipo de vida.
giosos. Es el porqué y el cómo lo hacemos lo que nos da Pero no nos engañemos. La búsqueda espiritual es
autenticidad en un mundo que tiene motivos para recelar. una búsqueda espiritual. Hablar de ella no es llevarla a
Lo que el mundo ciertamente no necesita es otro grupo cabo. Cuando no dedicamos tiempo a sumirnos en el
de personas, por bienintencionadas que sean, que actúen evangelio debido al trabajo evangélico que realizamos,
sin unas prioridades claras, sin unos principios operati- estamos convirtiéndonos a nosotros mismos en nuestro
vos que distingan una actividad buena de otra, sin tanta dios, y el trabajo que realizamos en nuestro fin. Y ello
preocupación por la justicia como por el tipo de caridad nos llevará al fracaso, si no en nuestra actividad exte-
que mantiene los sistemas opresivos en lugar de refor- rior, sí sin duda en nuestro interior. Los religiosos que
marlos, sin una genuina apertura a los pobres de Dios en no prestan atención a su vida espiritual carecen de ella,
nombre de Dios. Lo que hace a la actividad religiosa ver- por buena que sea la motivación, por competente que
daderamente tal es la búsqueda de Dios y de su reino. resulte el ejercicio profesional, por loables que sean las
Cualquier otra postura será compasiva pero impreci- obras en las que trabajen. Sin un compromiso con la
sa, generosa pero no religiosa, bienintencionada pero no vida espiritual no enterraremos brasas para el futuro, no
realmente eficaz, amable pero no profética. Estar im- encenderemos ningún fuego, no dejaremos ningún res-
pregnado del espíritu de Dios es la actividad religiosa coldo para avivar la búsqueda continua en quienes ven-
esencial. Todo lo demás simplemente se deriva de ello. gan detrás.
74 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CAMINO A LA CUMBRE 75

Lo que se ha de dilucidar, por supuesto, es si los dos claustro es un camino hacia la contemplación; otras
elementos de la condición humana —el material y el encuentran a Dios en el rostro de los pobres. En ambos
espiritual— son realmente partes integrantes de una casos, la contemplación es tanto el principio como el fin
misma y única vida. ¿Sólo se vive la vida intensamente de la aventura.
cuando se compartimentaliza a ultranza? ¿Son diame- No obstante, al haber dividido el mundo espiritual
tralmente opuestas las búsquedas simultáneas de Dios y en religiosos «activos» y religiosos «contemplativos»,
de la vida? El legalismo institucional, naturalmente, en lugar de identificarlos sencillamente como claustra-
insiste en que es así. Durante años, la Iglesia ha enfren- les o no claustrales, hemos pasado por alto la naturale-
tado un elemento al otro —especialmente para las muje- za y la vida de Jesús. ¿O decimos acaso que Jesús, cuan-
res—, implantando un dualismo que ha llegado incluso do andaba por los polvorientos caminos de Galilea sa-
a establecer una jerarquía de modos de vida espiritual. nando a los enfermos, asfixiado por los mendigos, ex-
Algunas personas optaron por lo que los cánones llama- hausto por la presión de las multitudes, las preguntas de
ban «vida activa» y decían oraciones; otras decidieron los fariseos, las necesidades de los niños y los gritos de
entrar en comunidades de clausura y, contemplando a los pobres, no era contemplativo, no estaba inmerso en
Dios, se olvidaron de la creación. El mensaje eclesial Dios, no veía a Dios en todas las cosas, no veía el mun-
era claro: la vida activa, al estar implicada en las vidas do como Dios lo ve? ¿Dónde nos equivocamos en nues-
y las necesidades de la gente, en las cosas «materiales» tra comprensión de la vida espiritual y qué significa pa-
más que en las «espirituales», era el camino menos per- ra la vida religiosa actual?
fecto y heroico hacia Dios. La vida religiosa apostólica, La aventura espiritual, la búsqueda de Dios en el
terminaba afirmando esa cosmología, no era, por tanto, tiempo, la construcción del Reino, la atención a Dios
un estado de santidad tan elevado como la vida claus- donde él está presente, es decir, en las personas, impul-
tral, como si andar por el mundo que Dios hizo fuera sa la vida religiosa y la impele a colocarse por delante
una amenaza para la vida espiritual. La vida monástica, de todos los demás objetivos de la vida, por muy loables
por el contrario, con su separación del «mundo», cons- que sean. La búsqueda espiritual no tolera pactos con
tituía la esencia de la virtud perfecta (y contaba además ninguna aspiración que no sea la presencia manifiesta de
con la aprobación celestial, según nos hicieron creer), Dios en ese lugar, para esas personas, en esa aventura.
como si esforzarse por vivir apartados de la creación
santificara la vida. Fue una distinción desafortunada y La búsqueda espiritual siempre exige de nosotros
también, en mi opinión, falsa, cuyas perniciosas conse- más de lo que la vida ofrece. La persona cuya vida está
cuencias para la vida religiosa, sea cual sea su índole, ligada a esta búsqueda nunca conoce el fracaso y nunca
empiezan a ser visibles ahora. espera el éxito, nunca conoce el éxito y nunca se rinde
ante el fracaso. La medida de nuestro éxito es encontrar
Hablamos de vida «activa» y de vida «contemplati- a Dios en lo que hacemos; es caminar con Dios adonde
va» como si fueran conceptos opuestos e ideas inconci- quiera que vayamos lo que hace imposible el fracaso.
liables. Sin embargo, las que sí son categorías opuestas Comprometerse totalmente en la búsqueda espiri-
son la «vida activa» y la «vida claustral». La contem- tual supone responder una y otra vez a lo que nos llama
plación es esencial para ambas. Los términos «claustro» a ir más allá de nosotros, hacia algo aún más cercano a
y «contemplación», en otras palabras, no son sinóni- lo que Dios quiere para nosotros. Una vez tras otra a lo
mos. La contemplación, es decir, llegar a ver como ve largo de su vida, la búsqueda espiritual aparta a la per-
Dios, se nos exige a todos. Para algunas personas el sona de su ministerio, de la gente y del lugar en que se
76 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CAMINO A LA CUMBRE 77

encuentra, para que Dios pueda irrumpir en ella y en el lleva en su corazón y al que encuentra en la oración, en
mundo de un modo nuevo y vibrante. Cuando nos basta las personas y en la transustanciación del planeta en el
con el entorno en el que nos encontramos, es que la bús- Reino de Dios lo que impulsa su vida.
queda espiritual ha muerto en nosotros, porque esta bús- Buscar a Dios, pues, es sentirse impulsado a la ac-
queda significa no conformarnos nunca con menos que ción. Separar la búsqueda de Dios de la realización del
una vida espiritual vivida plenamente en medio de las trabajo de Dios se convierte en la verdadera antítesis de
gracias vivificantes de la vida material que nos rodea. la búsqueda espiritual. El truco consiste, por supuesto,
La búsqueda espiritual no se evade de la vida, sino que en mantener un delicado equilibrio entre ambas. En este
busca a Dios en todas las cosas y en todas partes, y no siglo, la vida religiosa ha sufrido ambos extremos. El
cesa hasta haber completado fielmente cada paso. La dualismo religioso, llevado a sus últimas consecuencias,
búsqueda espiritual exige que vayamos allá donde esté mantiene una de estas dos cosas: por un lado, que la ora-
Dios; y que donde no esté llevemos a esa situación la ción es suficiente y, por otro, que basta con el trabajo.
visión de la que en ese momento carece. Para hacer Nuestra generación ha sostenido ambas cosas. Hemos
todas estas cosas, sin embargo, debemos impregnarnos hecho del trabajo social la base de la evangelización y
del espíritu de Dios, vivir en ese espíritu y estar más en la característica definitoria de la vida religiosa. Y, cuán-
sintonía con él que con la tarea. do éste ha fracasado, hemos sacado la misma conclu-
sión respecto de la vida religiosa. También hemos dado
por sentado que la vida monástica estaba más próxima
al cielo, porque estaba más alejada del mundo que la
Signo de conflicto rodeaba. Nada más lejos de la verdad que ambas postu-
ras, si los profetas eran realmente de Dios y si Jesús era
El primer signo de que algo falla en la vida religiosa realmente contemplativo. La historia confirma que es
aparece cuando el trabajo, cualquier trabajo, se vuelve mediante la integración de ambas —acción y contem-
más importante que la búsqueda espiritual y que lo que plación, contemplación y acción— como la vida reli-
ésta exige de nosotros aquí y ahora. La tarea de enseñar, giosa prospera. Nuestros grandes contemplativos han si-
la tarea de curar, la tarea pastoral, incluso la tarea mis- do los más activos: Hildegarda, Bernardo, Teresa de Je-
ma de ser un religioso no es tan importante como la bús- sús... Y los más activos han sido los más contemplati-
queda. Estemos donde estemos y hagamos lo que haga- vos: Catalina de Siena, Charles de Foucauld, Ignacio de
mos, debemos hacerlo teniendo presente la superioridad Loyola... En nuestro tiempo, el trapense Thomas Mer-
de la voluntad de Dios. Ésa es, evidentemente, la dife- ton no dirigió un centro de justicia y paz, pero sí hizo de
rencia entre ser un religioso y ser un asistente social. El la paz y la justicia un tema candente para la Iglesia. Al
asistente social realiza una tarea que ha de hacerse y que mismo tiempo, el sacerdote jesuita Dan Berrigan y su
vale la pena hacer. El religioso se abisma tan completa- hermano casado Phil sí que dirigieron un centro de jus-
mente en los brazos de Cristo, en la mente de Dios, que ticia y paz, pero sólo desde una perspectiva espiritual
nada le bastará excepto convertirse en aquel a quien intensamente pública.
busca: el Misericordioso, el Amante, el Veraz, Aquel Lo que claramente necesita hoy la vida religiosa es
que dice: «Ve y haz tú lo mismo». Es importante subra- cultivar lo sagrado, no separado de lo secular, sino a
yar que no es una tarea específica la que cautiva al reli- partir su misma esencia. La función de la vida religiosa
gioso, por buena y necesaria que sea, sino el Dios que consiste en mantener la pregunta sobre Dios —y las
78 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CAMINO A LA CUMBRE 79

cuestiones que Dios plantea— en el horizonte del mun- tiene algún valor, porque, mientras lo tenga el Evan-
do, para que puedan verse desde cualquier punto y para gelio lo tendrá la vida religiosa. No, la verdadera pre-
que todo el mundo pueda salir en su busca. Sin una vida gunta es simplemente si la vida religiosa es viable, si es
espiritual fuerte, clara y testimonial, embebida del espí- lo suficientemente religiosa como para apoyarse de
ritu de Cristo y fundamentada en el evangelio, la tarea nuevo en el Evangelio más que en las instituciones, las
más importante del mundo es mera asistencia social, cuales, aunque en otro tiempo fueron las que mejor la
tanto si la realizan miembros de las órdenes religiosas manifestaron, en esta nueva época son ya más parte de
como si no. Entonces, las cuestiones espirituales, las la corriente cultural dominante que profetas en ella.
cuestiones básicas, desaparecen del campo de visión, y Pero, ante todo, debemos profundizar en los evan-
la vida misma se vuelve árida y cuestionable, las ceni- gelios. Todos los días. Siempre. Sin desfallecer. En to-
zas se enfrían, y ya no queda nada que dejar a la si- das las situaciones. Debemos vivir una vida espiritual
guiente generación que realmente merezca la pena que resplandezca para que todos la vean, pero, sobre to-
conservar. do, debemos vivir una vida espiritual tan profunda, ha-
La tarea de la vida religiosa no es en absoluto una bitual y clara que la oposición no nos sorprenda. De-
tarea, sino que consiste en aplicar las grandes preguntas bemos crear dentro de nosotros una reserva espiritual
de la vida a todas las dimensiones de la misma. El reli- que nos ayude a superar todas las barreras eclesiales y
gioso no hace caridad sin preguntar: «¿Por qué existe estatales con paz en el corazón y serenidad en la vida,
esta injusticia?» El religioso no da clase sin preguntar: sabiendo sin ninguna duda que las preguntas que hace-
«¿Qué hay que aprender para que el mundo cambie?» mos no son sólo nuestras.
El verdadero religioso no hace nada sin antes contem- En cierta ocasión, cuentan los maestros Zen, una
plar la razón, las consecuencias, el coste y la contribu- anciana fue en peregrinación a un lejano santuario situa-
ción de ello a la venida del reino de Dios. La vida reli- do en una montaña, en plena estación de lluvias. De ca-
giosa hace de la contemplación algo muy activo. mino, se detuvo en una posada para pedir alojamiento y
El propósito de la vida religiosa es la prosecución de pasar la noche antes de comenzar el ascenso a la mon-
la búsqueda espiritual, la preservación de las cuestiones taña sagrada. «No podrá trepar por el resbaladizo barro
espirituales, la articulación de los desafíos espirituales de la montaña con este tiempo. Es imposible», le dijo el
de generación en generación, de cualquier forma y en posadero. «Será muy fácil —contestó la anciana—. Mi
cualquier ocasión. Pero, en este caso, la preocupación corazón lleva años allí. Ahora sólo es cuestión de llevar
actual por el valor de la vida religiosa es, cuando me- mi cuerpo».
nos, desacertada, si no completamente equivocada. ¿Le No hay vida religiosa sin una vida auténticamente
queda algún propósito a la vida religiosa ahora que ya religiosa. Pero con ella, todo lo demás —la ambigüe-
no tiene como símbolo las poderosas instituciones de dad, las transiciones, los nuevos retos sociales, el pro-
antaño surgidas para responder a las grandes cuestiones pósito de conservar el fuego...— será muy sencillo.
sociales de pasadas generaciones? Por supuesto, y nun-
ca tanto como ahora. La vida religiosa tiene hoy la opor- * * *
tunidad de empezar de nuevo, profundizando en los
evangelios y gritando las cuestiones con las que se en-
frentan al mundo futuro. La pregunta que plantea un
desafío a la sociedad actual no es si la vida religiosa
80 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CAMINO A LA CUMBRE 81

1) La hermana Joan ofrece esta razón de la existencia de tión espiritual que tu comunidad esté preservando.
la vida religiosa: «un modo de vida organizado deli- Cita un desafío espiritual que tu comunidad esté arti-
beradamente para consagrarse a la búsqueda huma- culando para el futuro.
na de Dios». Y afirma que el único propósito de la
vida religiosa es la búsqueda decidida de Dios. ¿Es 10) ¿Profundizas en los evangelios todos los días?;
por esto por lo que entraste en ella?; ¿es ésta tu razón ¿siempre?; ¿sin desfallecer?; ¿en todas las situacio-
para permanecer? nes? ¿Crees que es necesario hacerlo? ¿Qué constitu-
ye tu reserva espiritual?
2) ¿Qué se exige de aquellos cuyo propósito primario es
buscar a Dios? ¿Se opone la búsqueda de Dios al mi- 11) La hermana Joan describe la comunidad contem-
nisterio o a la atención a los pobres, a los enfermos y poránea de «buscadores de Dios» como un centro
a los marginados? de reflexión que constituye el punto de encuentro
público del Evangelio y el mundo. ¿Cómo es tal
3) ¿Hay alguna diferencia entre las comunidades reli- comunidad?
giosas y otras instituciones sociales que hacen el
bien?; ¿cuál es? 12) ¿Qué significa que los religiosos sean llamados a cul-
tivar lo sagrado a partir de la esencia misma de lo
4) ¿Cuándo era contemplativo Jesús? Elige una res- secular?
puesta y explica tu elección.
13) Selecciona tus líneas favoritas de este capítulo y
a. cuando ayunaba y oraba en el desierto; explica tu elección.
b. cuando predicaba por los pueblos;
c. cuando bebía vino en Cana;
d. cuando visitaba a sus amigos;
e. cuando curaba a los enfermos;
f. cuando sufría en la cruz;
g. en todos los casos mencionados.
5) ¿Cuál es tu definición de contemplación? ¿Hay vida
religiosa donde no hay contemplación?
6) ¿Qué problemas ha provocado la errónea división
entre acción y contemplación?
7) La hermana Joan dice que la búsqueda espiritual «es
la búsqueda de Dios en el tiempo, la construcción del
Reino, la atención a Dios donde él está presente, es
decir, en las personas». ¿No resulta demasiado nor-
mal?; ¿no es la búsqueda espiritual más mística, más
extraordinaria?
8) ¿Piensas que el trabajo o el ministerio han cobrado
más importancia en tu vida que la búsqueda espiri-
tual? ¿Cómo puedes saberlo?
9) «El propósito de la vida religiosa es la prosecución de
la búsqueda espiritual, la preservación de las cuestio-
nes espirituales, la articulación de los desafíos espiri-
tuales de generación en generación...» Cita una cues-
TIEMPO DE AUDACIA 83

5 de costumbres comunitarias, premisas culturales, hábi-


tos de vida e ideales teológicos. Los desafíos, pues, son
Tiempo de audacia igualmente claros. Los miembros mayores deben per-
manecer en contacto con las nuevas ideas. Y los jóvenes
deben preservar su juventud de corazón y la frescura de
su perspectiva innovadora en un ambiente en el que,
durante mucho tiempo, puede que se haya confundido
la historia reciente con la verdad eterna. Donde predo-
mina la edad, el espíritu comunitario debe convertirse
en una visión joven enraizada en los viejos valores, o
«La vejez —dijo en cierta ocasión Bette Davis— no es puede que confundamos lo que siempre hemos hecho
para cobardes». La vejez requiere un tipo especial de con lo que debemos hacer.
valor. Su energía depende de esa rara clase de fortaleza Por tanto, esta fase de la vida religiosa, que alcanzó
que continúa haciendo lo que debe hacerse, no porque su apogeo en el pasado y se enfrenta ahora a la tarea de
sea fácil o emocionante, sino sencillamente porque me- construir una nueva forma de vida religiosa, no puede
rece la pena. La vejez, con su capacidad de resistencia tolerar esa clase de resignación que precede a la muer-
y la fuerza de su experiencia, refleja una cualidad sin- te. Vivir una verdadera vida espiritual ahora exige un
gular, un don vital poco habitual. La vejez no es el final coraje fuera de lo común.
de la vida, sino un estadio de la misma que plantea nue- En algún momento, todas las personas y todas las
vos desafíos y exige una nueva clase de respuesta, pero cosas envejecen. El saber convencional, en una cultura
que también conlleva sus propias compensaciones y en que la juventud es uno de sus estandartes, requiere
responsabilidades. Sin embargo, puede que lo más im- que, a una cierta edad, la gente entregue el espíritu a la
portante de todo para la vida religiosa en este momento siguiente generación y entre en una especie de senilidad
sea caer en la cuenta de que la vejez afecta a todo lo hu- que espera, con paciencia y pasividad, la muerte. No es
mano, no sólo a las personas. sorprendente, pues, que en esa clase de entorno la gente
Si las congregaciones religiosas, lejos ya de la ado- muera mucho antes de que su vida termine. Es un pro-
lescencia, necesitan aprender algo en este momento de ceso muy triste. Para quienes mueren antes de su hora,
la historia, bien puede ser el especial carácter de la ve- el pasado queda inmortalizado, y la idea de un futuro vi-
jez. Aún hay mucha vida en ella, todo depende, simple- vificante y nuevo resulta imposible de imaginar. Sólo
mente, de cómo la vivamos. Podemos morir muchos importa lo que ha sido; lo que puede y debe ser perma-
años antes de que nos llegue la hora o podemos vivir nece ignorado. Sin darse cuenta y sin ninguna razón, es-
hasta que nos llegue la muerte. Todo lo vivo se enfren- tos muertos vivientes se vuelven apáticos, seniles y car-
ta a la misma disyuntiva. gantes. De hecho, pueden llegar a ser muy cargantes
La vida religiosa, pues, ha de afrontar la vejez en siendo aún muy jóvenes.
dos niveles. En primer lugar, la edad de los miembros de En esta cultura, por consiguiente, la idea misma de
las congregaciones está aumentando. Incluso los nuevos vejez supone uno de los peligros más graves para la vida
miembros son, por regla general, mayores que antes. En religiosa norteamericana. La vejez se ha convertido en
segundo lugar, también la edad de la propia institución el punto de intersección entre la cultura y la vida reli-
ha aumentado, con todo lo que ello implica en términos giosa norteamericanas. En ese punto, la cultura y la vida
84 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS TIEMPO DE AUDACIA 85

espiritual chocan, muy sutilmente pero con absoluta gioso no la establece ni el trabajo ni el sistema social, ni
claridad. El conflicto entre lo que la cultura y la vida está tampoco asociada a ninguna edad en particular.
religiosa piensan sobre la vejez exige una solución. Siempre hay algo importante que empezar en cada esta-
La cultura juvenil establece unos momentos concre- dio de la vida, algo nuevo que aprender, algo valioso
tos en los que la vida, a efectos prácticos y en múltiples que dar. El reto para la vida religiosa en esta etapa de la
dimensiones, se acaba. Terminamos las etapas educati- historia consiste, pues, en probar las implicaciones de
vas establecidas, y sabemos que ha comenzado nuestro ambas actitudes respecto del tiempo. Según una forma
declive profesional. Cumplimos los cuarenta, y creemos de pensar, el tiempo nos hace declinar y claudicamos
perder posibilidades laborales. Nos jubilamos, y perde- mucho antes del final. Según la otra, el tiempo es, sen-
mos la sensación de tener utilidad pública. En semejan- cillamente, una serie de pasos hacia la plenitud de la vi-
te clima social, la vida religiosa proporciona un contra- da y, por tanto, nunca claudicamos. La cultura postula la
punto de cualidades que apuntan insistentemente a lo fragilidad de la vejez; la vida religiosa reconoce su
inmortal, sin pensar en ningún tipo de límites. penetrante fuerza y determinación.
La cultura «jubila» a la gente, la aparta del mercado No es cierto que la vejez nos impida vivir una vida
a edades cada vez más tempranas para mantener una plena y vibrante. Por otra parte, sí es cierto que la edad
economía frágil y adaptarse a una informatización en nos purifica, nos refina y nos renueva. La vejez es pre-
aumento constante. En ese proceso, personas que en cisamente ese período de la vida en que cambian los va-
otro tiempo constituyeron la plana mayor de sus peque- lores y se replantean las virtudes, lo que en el pasado
ños mundos se encuentran desorientadas, se sienten in- pensábamos que era realmente importante y bueno se
fravaloradas y se consideran inútiles precisamente a la pone finalmente en tela de juicio y se abre a nuevas in-
edad en la que pueden tener finalmente la suficiente ex- terpretaciones. De hecho, es en la vejez cuando todos
periencia como para saber algo. Para muchas personas, decidimos libremente no sólo si vamos realmente a vi-
en una sociedad orientada a la productividad y medida vir, sino cómo y por qué vamos a hacerlo.
por el dinero, la vida termina justo cuando empieza. Los jóvenes e inexpertos suelen dar prioridad a la
Una vez que te han tildado de «viejo», la vida se con- prudencia sobre el riesgo. El joven que quiere progresar
vierte en un dejarse llevar, pero sin ir a ninguna parte. aprende pronto que el camino se hace siguiéndole el
juego al sistema, conformándose, procediendo con dis-
creción y no siendo una amenaza para nada ni para na-
La vida religiosa no jubila nunca die. Los jóvenes caen rápidamente en la cuenta de que
el valor consiste en ganar terreno pisando con cautela,
La vida religiosa, por otro lado, encauza cada minuto de hasta que la experiencia compense la falta de destreza.
la energía y los ideales de la persona hacia un punto más En consecuencia, los jóvenes, inseguros de cada paso,
allá de la vida misma y, de ese modo, nunca llega real- se sienten a menudo inclinados a aferrarse a las perso-
mente, nunca se completa, nunca «jubila». Para los reli- nas que conocen. Decimos que son una generación con-
giosos, la vida está siempre empezando; en realidad, no servadora, cuando lo más próximo a la verdad es que
se termina nunca, avanza siempre hacia el próximo mo- toda nueva generación se ve presionada para ser aco-
mento de maduración. A los religiosos también les llega modaticia, excepto unos cuantos rebeldes aquí o allá.
la muerte, por supuesto, pero no antes de haber vivido En otras palabras, también los jóvenes tienen sus pro-
cada minuto de la vida plenamente. La muerte del reli- pios conflictos con el riesgo, pese a todas sus imágenes
86 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS TIEMPO DE AUDACIA 87

de lo audaz y lo temerario. Así aprenden a esperar pa- Pero la vida religiosa, tal como la conocemos, es ya
cientemente a que les llegue su momento. vieja. Las congregaciones religiosas hace tiempo que no
Para los mayores, por otra parte, para quienes la se- tienen la energía desbordante que surge de la dedicación
guridad duramente conseguida puede convertirse dema- a los nuevos proyectos y a las grandes empresas, así co-
siado fácilmente en una tentación, y el éxito en algo pe- mo de los triunfos públicos. La vida religiosa ha dejado
tulantemente dado por hecho, la prudencia puede anclar atrás su momento de esplendor. La antigua tarea apenas
la vida a un determinado lugar en el mismo momento en existe, es casi invisible, apenas cuenta entre la plétora
que más necesidad hay de ser libre. Entonces la capaci- de instituciones similares que la rodean, la mayoría de
dad para arriesgarse, no la voluntad de esperar, se con- ellas más importantes, de mayor envergadura y más
vierte en la medida última del carácter y de la propia prósperas de lo que lo fueron las congregaciones en su
valía, del temple y de la felicidad. Ésta es la razón de época más gloriosa. Fueran cuales fuesen las razones de
que las viejas figuras innovadoras causen más impacto su existencia, éstas han desaparecido en su mayor parte.
y tengan más influencia en la sociedad que los más jó- En consecuencia, nos atormenta la pregunta de si tam-
venes. Albert Schweitzer, Albert Einstein, el doctor bién ha desaparecido la vida religiosa. Y, en caso de que
Seuss, la Madre Jones, la abuela Moses, María Balan- no sea así, ¿cuál es la espiritualidad de nuestro tiempo?;
chine... encienden el entusiasmo y avivan la esperanza ¿qué puede salvarnos de esta sensación de fracaso y
en nosotros mucho más que los jóvenes de su entorno, desintegración que nos invade al ver cómo se extingue
de quienes no consta a ciencia cierta que vayan a aguan- una época antes de estar preparados para permitírselo?
tar hasta el final, que lleguen a ser lo que se propusieron
ser o que aporten la necesaria calidad y pasión al com-
bate de la vida. De hecho, ¿qué puede haber que sea
más peligroso para el status quo que unas personas ma- Vida y vitalidad
yores experimentadas, audaces y seguras de sí mismas,
a las que no se puede intimidar ni controlar ni castigar Lo que la vida religiosa necesita claramente en este mo-
por estar escandalosamente vivas? mento de abatimiento no es resignación ante la muerte,
La pura verdad es que los miembros nuevos que vie- sino vida y vitalidad. Necesita un nuevo objetivo. Nece-
nen a la vida religiosa buscando estabilidad social en un sita fe para emprender nuevos caminos con entusiasmo
lugar que proclama seguir al Jesús que fue acosado por renovado y sin temor. A fin de cuentas, ¿qué se puede
la Sinagoga, temido por el Estado, considerado loco por perder cuando ya se ha perdido todo? En el preciso mo-
sus familiares, rechazado por sus vecinos y al que sólo mento en que el mundo espera, e incluso requiere, su
amaron los marginados de la sociedad, vienen a un sitio declive, la vida religiosa debe negarse a ser algo distin-
equivocado. La pura verdad es que la vejez no es en ab- to de ella misma. La vida religiosa, más que prudencia,
soluto el momento de asentarse. Ni aquí ni ahora ni en conformidad o ese conservadurismo que pretende pre-
ningún sitio. La vejez es el tiempo de intentar nuevas servar las cosas del pasado en lugar de su sabiduría,
cosas con atrevimiento e imaginación si queremos que requiere audacia, y necesita miembros mayores que se
la vida del mañana sea algo más que una larga y triste resistan al envejecimiento de la vida, y jóvenes que se
repetición de ayeres ya pasados. En definitiva, vivir resistan al envejecimiento del alma.
hasta que muramos puede que sea el último objetivo de Pertenecer a una antigua institución no es excusa
la vida. para no tener ideas jóvenes y no hacer cosas nuevas. Al
88 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS TIEMPO DE AUDACIA 89

contrario, es precisamente la edad de la institución la Quizá lo más doloroso de todo sea la posibilidad de
que lo exige. Que nosotros seamos viejos no es excusa que la propia búsqueda espiritual, una vez que se ha re-
para estar muertos ni para permanecer a salvo, tampoco ducido a horarios y rutinas, pueda convertirse en una
es excusa para estar tan sedados que en realidad este- trampa. De hecho, la «búsqueda espiritual» puede con-
mos comatosos ni para sentarnos y esperar a que nos vertirse tan fácilmente en el toque de difuntos de la vida
salven de nosotros mismos. «¿Quién me librará de este religiosa como cualquier activismo que surja de unos
cuerpo que me lleva a la muerte?», pregunta la carta a cambios frenéticos e infundados o que se desarrolle a
los Romanos. Y la respuesta es el silencio ensordecedor partir de modas sociales. La búsqueda espiritual, sobre
de Dios. Sólo nosotros mismos, jóvenes o viejos, pode- todo, puede llegar a no ser más que una excusa piadosa
mos salvarnos de la muerte que está en nuestro interior. para no hacer nada espiritual en absoluto. En nombre de
El hecho es que no es obligación nuestra preservar la vida espiritual nos acostamos temprano e ignoramos
la vida religiosa. Nuestra única obligación consiste en a los pobres; nos levantamos pronto para rezar y olvida-
morir siendo religiosos. Debemos dejar de buscar razo- mos a los que están exhaustos; vivimos en nuestros aco-
nes, de aceptar excusas, de contarnos profecías que se gedores conventos y olvidamos a los que viven en casu-
cumplen a sí mismas y que nos permiten seguir en nues- chas; nos decimos que somos demasiado viejos, dema-
tro puesto. Hablamos de disminución numérica y de in- siado jóvenes, demasiado poca cosa, demasiado insigni-
cremento de la edad media como si las cifras y el tiem- ficantes para hacer lo que hacíamos antes, y así nos da-
po fueran el sentido de nuestro compromiso y la medi- mos permiso para dejar de ser una presencia y una voz
da de nuestro éxito. Hablamos de tradición y de «vida proféticas. Y a esto lo llamamos vida religiosa. Y nos
espiritual» como si las actividades diarias y los rituales preguntamos por qué está agonizando.
inmutables fueran el signo de nuestra fidelidad o la ma- El problema de la vejez es que conlleva la tentación
nifestación de nuestra fe. Comparamos las formas del de morir antes de que nos llegue la hora, de sumergir-
pasado con las del presente y encontramos inaceptable nos en una especie de muerte en vida en la que cual-
lo nuevo, no porque sea infiel al espíritu de la vida reli- quier esfuerzo es excesivo y toda la energía se dedica
giosa, sino porque no estamos familiarizados con ello. simplemente a seguir respirando apáticamente. Algu-
Hablamos de nuevas necesidades, y luego nos resultan nas personas se someten mucho antes de que les llegue
imposibles de satisfacer a causa de «los hermanos ma- la vejez y se rinden ante el envejecimiento. Esperan la
yores», no porque ellos no puedan hacerles frente, sino muerte, mueren de pasividad, entran indiferentes en una
porque no queremos cargar con la responsabilidad de larga y oscura noche hasta que, inevitablemente, la
satisfacerlas nosotros mismos. Vacilamos justo cuando, muerte se cierne sobre ellos como los buitres sobre un
después de toda una vida de oración, deberíamos ser animal herido. Lo vemos por doquier. Quienes dejan de
más fuertes, y dejamos de ser precisamente aquello que vivir empiezan a morir y quienes siguen viviendo hacen
hemos pedido en la oración durante toda nuestra vida: de la muerte un anacronismo. De lo que no nos damos
personas de fe, personas proféticas. En cambio, como cuenta es de que las comunidades pueden hacer lo mis-
todos los demás en nuestra cultura, consideramos las mo. Y a menudo lo hacen, lo han hecho y lo seguirán
instituciones como signos de nuestro éxito, y su pérdida haciendo.
como un símbolo de nuestro fracaso, como una razón
para acomodarnos y dejar que el resto del mundo siga Parte de nuestro actual conflicto consiste, por su-
adelante. puesto, en que lo que una vez fue joven y requería so-
briedad es ahora viejo y necesita acicalarse. Por lo que
90 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS TIEMPO DE AUDACIA 91

concierne a la vida religiosa, puede que el problema sea que los grandes riesgos de su vida ya habían pasado; y
que, como durante mucho tiempo fue una cultura joven, riesgo en los nuevos miembros, que fueron lo suficien-
la gente olvidó cómo vivir a partir de los cincuenta temente ingenuos como para pensar que una vida regla-
años. Las vocaciones de los años de la guerra iniciaron da de oración y servicio es una vida sin ningún riesgo
la etapa de los grandes noviciados y de los primeros en absoluto.
abandonos. Siempre había gente joven dispuesta a lle-
var la carga de mantener las obras, a fin de que los que Sin embargo, el riesgo tiene unas características
eran un poco mayores pudieran acomodarse a una pro- muy concretas, muchas de las cuales pasan desapercibi-
vinciana y rutinaria «vida religiosa», sin grandes cargas das en un lenguaje que ha perdido su fuerza de tanta
de las que preocuparse, sin desafíos que afrontar, sin repetición irreflexiva. Lo primero que hay que recordar
proyectos que crear. Sólo unas cuantas oraciones que sobre el riesgo es que no es una virtud, a menos que el
rezar, un horario que observar y una rutina que mante- fracaso sea muy probable. En otras palabras, el riesgo
ner una vez que se habían cumplido los cincuenta. Y no existe realmente hasta que requiere de nosotros algo
todo en nombre de la vida religiosa. que parece, a primera vista al menos, estar casi conde-
Todo lo cual no deja de ser triste. Actualmente, el nado al fracaso, pero que es absolutamente esencial em-
número de vocaciones realmente jóvenes es escaso. En prender. El trapecista que suelta un trapecio en el aire
nuestra cultura pocas personas contraen compromisos para aferrarse impetuosamente a otro asume un riesgo.
serios a largo plazo —matrimonio, paternidad, profe- El filántropo que retira una fortuna del mercado finan-
sión...— antes de los treinta años. Como consecuencia, ciero para costear un proyecto privado de rehabilitación
hoy casi todos los religiosos tienen más de cincuenta de niños delincuentes asume un riesgo. El periodista
años o se están acercando. No es que haya nada de malo que emplea cientos de horas no remuneradas en sacar a
en tener cincuenta años. Los cincuenta es una edad fan- la luz un fraude político asume un riesgo. Los teólogos
tástica: repleta de experiencia, de sabiduría y de valor. que admiten discrepar del magisterio en temas contro-
Lo único malo de llegar a los cincuenta es actuar como vertidos asumen un riesgo en aras de la integridad inte-
si la vida se hubiese terminado una vez que los cumpli- lectual. Pero no están solos. El riesgo es la esencia de
mos. En la vida religiosa, lo que antes era «viejo» es una vida espiritual integrada. Los profetas que abomi-
ahora joven. En la sociedad, quienes antes eran consi- naron de los dioses de Baal, denunciaron al rey, amo-
derados viejos, ahora, a la misma edad, se enfrentan con nestaron a los sacerdotes e irritaron al pueblo sabían lo
el comienzo de una nueva clase de vida, son «jubilados» que era el riesgo. La viuda Judith, que se enfrentó a un
con muchos años por delante. Es una lección que las ejército con la única ayuda de una sirvienta, encarnaba
comunidades religiosas deben tener muy en cuenta. la virtud del riesgo para ejemplo de todos. La madre
McAuley, Angela Merici, Mary Ward, Benedicta Riepp
y todos los grandes fundadores y fundadoras de congre-
gaciones religiosas corrieron enormesriesgos,porque el
Vivir hasta la muerte riesgo evangélico era inherente a su tiempo.
Es la virtud de vivir hasta la muerte la que se le exige a El riesgo no es una conversación atrevida al calor
la vida religiosa actual si queremos que el fuego vuelva del fuego en una noche oscura. No, el riesgo exige inse-
a arder. Es la virtud del riesgo la que necesita de nuevo guridad; exige una apuesta audaz por lo deseable pero
la vida religiosa: riesgo en los más viejos, que creyeron incierto. El riesgo es una fe que la razón no limita.
92 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS TIEMPO DE AUDACIA 93

El riesgo camina con Dios como su único y seguro de pensiones que en subvencionar los ministerios que se
compañero. La congregación religiosa que arriesga su necesitan, en lugar de confiar en que aquéllos marcha-
reputación por hacer frente a los nuevos problemas, y la rán por sí mismos si nosotros nos cuidamos de éstos,
ayuda de sus benefactores por causa de la paz, y el como hicieron antes de nosotros nuestros fundadores.
apoyo eclesiástico por la causa de la mujer, y su estilo Votamos capítulo tras capítulo respaldando actitudes,
de vida por la ecología del planeta, y sus pensiones por acciones y posturas que son audazmente proféticas y
los pobres, camina por el sendero del santo riesgo. No proféticamente audaces, y luego nos retiramos a nues-
es un camino fácil de seguir para la vida religiosa, pero tros pequeños mundos aislados y esperamos que sean
no hay otro si queremos que la vida sea auténtica, si otros quienes las hagan realidad con el pretexto de que
queremos reavivar el fuego a partir de la llama de su nosotros estamos demasiado viejos, demasiado cansa-
pasado. dos, poco preparados y demasiado implicados en otros
El riesgo fortalece, revitaliza, hace fluir la adrena- asuntos más importantes como para cambiar de direc-
lina por la corriente sanguínea de un grupo, hace que ción. O, peor aún, no apoyamos nada que pueda dañar
de nuevo merezca la pena vivir la vida. El riesgo, para- de alguna manera la reputación o la seguridad del gru-
dójicamente, hace que la vida vuelva a ser vida. Una po, o bien porque «¿de qué serviría irritar a la gente?»,
congregación religiosa que se arriesga se mantiene en o bien porque podemos «desafiarlos pero sin enfrenta-
equilibrio en el filo de la vida, en fidelidad a un pasado mientos». Queremos el futuro sin tener que pagar un
que ía ííevó aíff en primer lugar. Así llegan a ser dignos precio por lograrlo. Miramos con gran desconfianza a
de sus antepasados y un modelo para los hijos de su los profetas que hay a nuestro alrededor y nos encerra-
ancianidad. mos cada vez más profundamente en nosotros mismos.
Nos volvemos religiosos viejos y cobardes, muy aleja-
dos de nuestros predecesores, que soportaron la oposi-
El abandono de la renovación ción social, política y teológica de su tiempo para que
nosotros hiciésemos lo mismo en el nuestro.
Puede que el problema resida en que durante mucho Está claro, pues, que los grupos apáticos engendran
tiempo hemos tratado de eliminar el riesgo de la vida re- personas apáticas para la vida, insensibles a la llamada
ligiosa. Empezamos la renovación y después la hemos de la vida interior y sordas a la llamada de la vida que
dejado a medias. Sabemos que el proceso de renovación los circunda. Ni todos los fondos de pensiones ni todas
se ha «ralentizado». No nos damos cuenta de que nos las «buenas obras» del mundo salvarán a un grupo que
hemos rendido. Queremos que la Iglesia cambie las nor- elige el compromiso convencional con las viejas ideas,
mas con respecto a la participación de las mujeres en la los viejos sistemas y las antiguas formas de vida en un
liturgia y en los puestos relacionados con la toma de de- mundo que necesita que nos arriesguemos valientemen-
cisiones, pero mientras tanto vivimos observando todas te en nombre de lo nuevo.
las normas, obedientes y sumisos, y apenas arriesgamos La vida religiosa que conocimos está claramente
nada para conseguirlo, ni nuestra reputación ni nuestras muerta. La única vida que queda es la que late en los
relaciones eclesiásticas, ni siquiera la paz en nuestros corazones de sus miembros y se oye en el corazón del
comedores. Queremos que los ministerios de la congre- mundo.
gación continúen, nos decimos; pero con demasiada fre- Nos quieren hacer creer que la edad bloquea la vida
cuencia nos centramos más en mejorar nuestros fondos que hay en nuestro interior, nos impide responder, debi-
94 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS TIEMPO DE AUDACIA 95

lita nuestra influencia y nos niega el derecho a ir adon- 1) La hermana Joan afirma que «el riesgo es la esencia
de se nos necesite. Que se lo digan a Sara y a Abrahán, de la vida espiritual integrada». ¿Es posible asumir el
a Dorothy Day y a la madre Teresa, a Bede Griífith y a riesgo en la ancianidad si antes no ha formado parte
Dom Hélder Cámara. No, la edad no es nuestro proble- del pasado personal?
ma; nuestro problema es el envejecimiento y la atrofia 2) Imagina a un religioso joven que asume el riesgo.
del alma, sea cual sea nuestra edad; nuestro problema es Ahora imagina a un religioso mayor que también lo
que, formados en la espiritualidad del silencio y del hace. ¿Qué tienen en común?
éxito, hemos perdido de vista la espiritualidad del ries- 3) Comenta qué sientes al leer esta cita de la hermana
go. Sin embargo, si este tiempo ha de conducir al si- Joan: «Podemos morir muchos años antes de que
guiente, entonces la vida más sosegada de todas debe nos llegue la hora o podemos vivir hasta que nos lle-
convertirse en semillero de riesgo, y no sólo en cada gue la muerte».
miembro, sino en cada una de las congregaciones. Ése 4) Enumera al menos una docena de dones que puedan
es el auténtico propósito de este tiempo, de nuestro constituir la contribución de un religioso anciano a su
tiempo. Ésa es la medida de la vida religiosa actual. De comunidad y a la sociedad.
hecho, toda nuestra vida será juzgada en función de
5) La vida religiosa es una institución muy antigua. Y la
ello. Ya es hora de que haya nueva vida en la vejez, y la hermana Joan dice: «Pertenecer a una antigua insti-
edad, como todo religioso sabe perfectamente, no es tución no es excusa para no tener ideas jóvenes y no
excusa para dejar de vivir. Es hora de que vivamos ple- hacer cosas nuevas». Identifica modos específicos en
namente. Ninguna otra cosa contribuirá a la santidad en que el liderazgo hoy, a finales del siglo xx, puede
este momento. alentar esta clase de ideas y de actos en las «antiguas
instituciones».
«Habíanos del lugar que ocupa el riesgo en la vida
espiritual», dijeron los discípulos. Y el maestro Zen les 6) ¿Estás de acuerdo con la hermana Joan cuando dice
contó la historia de los campesinos que eran llevados to- que el joven, que tiene poca experiencia, aprende
dos los meses en un avión de carga a trabajar en la rápidamente que lo mejor es ser prudente, andar con
pies de plomo y ser acomodaticio? ¿Cuál es el riesgo
carretera de Birmania. El vuelo era largo y el trabajo de la generación más joven si esta postura predomi-
aburrido, por lo que a aquellos hombres les dio por na demasiado tiempo?
jugar a las cartas mientras les llevaban de un sitio a otro.
Pero, como no tenían dinero, decidieron que el que per- 7) ¿Estás dispuesto a aceptar el desafío de la hermana
diera tendría que saltar del avión sin paracaídas. «¿Por Joan a jugártela, a arriesgarte? En caso afirmativo,
¿qué pondrás en riesgo sobre la mesa para «hacer el
qué?, ¡eso es terrible!», dijeron horrorizados los discí- juego más emocionante»?
pulos. «Pues sí», respondió el maestro, «pero, cierta-
mente, hacía que el juego fuera más emocionante». 8) ¿Qué actitud debe ser fomentada para contrarrestar
la opinión cultural de que después de los cuarenta, e
El mensaje es claro: no hay nada en la vida que incluso después de los treinta, se es viejo?
tenga más sentido que apostar nuestras vidas. De hecho,
¿no es ésa la razón primera por la que los discípulos se 9) Selecciona tus líneas favoritas de este capítulo y
hacen discípulos? explica tu elección.

# # #
LA ESPIRITUALIDAD DEL EMPEQUEÑECIMIENTO 97

6 Tampoco el recuento de almas y conversiones ha


cesado hasta el día de hoy. Todos los años la Iglesia ha-
La espiritualidad ce constar el número de los últimos conversos y de las
del empequeñecimiento parroquias recién creadas. La Iglesia, heraldo de la hu-
mildad y de la crucifixión, sólo con gran lentitud y re-
sistencia ha ido renunciando al poder temporal y a su
posición de privilegio en la sociedad occidental, a pesar
de los ejemplos que ofrece la Escritura.
El propio mundo secular occidental, expulsor de
bárbaros y dueño de colonias, tampoco ha asumido fá-
cilmente la pérdida. La lucha por la supremacía sigue
La Escritura es un largo inventario de personas humil- siendo encarnizada en todos los terrenos: economía, co-
des en pugna con grandes grupos que las avasallan, las mercio, ciencia, poder militar, e incluso en el deporte,
aplastan, las superan en número y muchas veces pare- que antes era un simple juego y ahora es objeto de intri-
cen destruirlas completamente. Los israelitas en Egip- gas políticas a nivel internacional.
to sufren la esclavitud. David lucha contra Goliat. Los Vivimos en un mundo competitivo que calcula el
exiliados, obligados a partir de Jerusalén después de la valor en cifras y mide la importancia por el tamaño. Ba-
destrucción del templo, soportan humillaciones. José, samos nuestra publicidad en la dimensión de las cosas
abandonado por sus propios hermanos, conoce el aisla- en lugar de en su calidad: «La mayor institución de su
miento. Ruth, viuda en un mundo masculino, se resiste género», nos jactamos, «El mayor número de miembros
al desánimo. Esther, separada del pueblo judío y lleva- en su grupo... el curso más numeroso de la historia... el
da a la corte del rey persa, se enfrenta a la muerte. Ju- sistema más extendido del mundo...» Nuestros eslóga-
dith, a quien se deja sola a la hora de hacer frente al gue- nes hablan de poder y dominio. Enseñamos que «somos
rrero Holofernes, lleva a sus espaldas las esperanzas de el número uno», y nos llamamos a nosotros mismos «el
todo el pueblo. Uno tras otro se enfrentan a fuerzas de- líder del mundo occidental». «Nos esforzaremos más»,
masiado poderosas para ellos y sobreviven para empe- dice el número dos en su camino hacia ser el número
zar de nuevo. uno. Evidentemente, no sabemos casi nada de la vitali-
Sin embargo, sean cuales sean las connotaciones dad de la pequenez, y no digamos de su atractivo. Ape-
bíblicas, la impotencia, la pequenez y la debilidad no nas sabemos nada de la mano de Dios en situaciones
son imágenes que valoremos ni en esta cultura ni en es- desesperadas. Desgraciadamente, sabemos poco de la
te mundo. Es más, no son papeles que aceptemos con fuerza de una sola persona con el corazón en ascuas, en
ecuanimidad. En primer lugar, el cristianismo, aunque contraste con la ineficacia de multitudes apáticas. Nos
perseguido en sus comienzos, floreció en el mundo oc- especializamos en el tamaño, no necesariamente en el
cidental, y con él las instituciones cristianas. La Iglesia compromiso.
se hizo poderosa y privilegiada, rica y políticamente Ño es de extrañar que la vida religiosa esté tan con-
influyente. Toda Europa respiraba un aire católico, y si mocionada por sus recientes pérdidas numéricas, ni que
no era exclusivamente católico, sí al menos casi exclu- su valor se esté juzgando desde el punto de vista del
sivamente cristiano. El tamaño era importante, y la falta tamaño, ni que estemos hablando de la certeza de su
de poder no era precisamente del agrado de la Iglesia. decadencia cuando deberíamos hablar de los efectos,
98 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LA ESPIRITUALIDAD DEL EMPEQUEÑECIMIENTO 99

tanto positivos como negativos, de su empequeñe- dad que pueda surgir de este período. Los propios reli-
cimiento. giosos exigen un atisbo de Canaán antes de decidirse a
Gran parte de la depresión institucional que rodea la dejar Egipto definitivamente. Los propios religiosos son
vida religiosa en el momento actual tiene que ver con la incapaces de entender que la vida religiosa no es un
edad y las cifras. Sin embargo, cuando Moisés condujo baile de cifras, ni un manto protector, ni un ejercicio de
a los israelitas al desierto nadie les preguntó si pensaban elitismo institucional. Todo lo contrario. Puede que sea
que eran suficientes para encontrar el camino sin guía o precisamente en el momento de mayor productividad, de
si la edad media del grupo era lo suficientemente baja mayor aceptación social, de éxito más notorio, de ámbi-
como para hacer el viaje. Su esperanza era, sencilla- to más amplio y de implicación institucional más pro-
mente, que todos irían a la nueva tierra, sin que impor- funda, cuando la vida religiosa vaya por peor camino.
tase lo que tuvieran que llevar con ellos, y que, al hacer- Para ser válida, la vida religiosa no requiere masas.
lo, Yahvé les convertiría en un pueblo poderoso. Si hay Para probar su valor, no depende de las multitudes.
alguna cuestión de fe, algún espacio para la esperanza Nunca se pretendió que fuera un ejército de gentes sin
en la vida religiosa actual, seguramente es éste. rostro, un mundo cerrado en sí mismo, una cadena de
En los tiempos que corren estamos siendo llamados, montaje de piezas anónimas, invisibles e intercambia-
uno a uno, no a una asamblea gigantesca con una tarea bles. La vida religiosa, en el mejor de los casos, quizá
precisa en un lugar especial, sino a unirnos a quienes no sea más que un centinela en la muralla, un corneta al
ven el proceso mismo de seguir adelante como esencial amanecer, un vigilante en la noche, un faro en la distan-
para mantener el fuego y como fundamental para el sen- cia. Se trata de tareas sencillas, todas ellas contemplati-
tido de la vida. vas, solitarias e individuales. Todas pueden realizarse
con facilidad, como sugiere la Escritura, «de dos en
dos», apoyándose mutuamente, ayudándose a seguir,
animándose recíprocamente a ir de un sitio a otro, a fin
¿Está la vida religiosa en decadencia? de hablar allí donde la voz de la Escritura haya enmu-
decido o haya desaparecido por completo.
Es posible que haya hombres y mujeres que no se de- Lo que la vida religiosa necesita, pues, en el mo-
cidan a entrar hoy en las congregaciones religiosas mento actual es una espiritualidad del empequeñeci-
—pese a sentirse llamados al celibato y a la vida comu- miento; necesita caer en la cuenta de que su función es
nitaria— por la sencilla razón de que los propios reli- ser voz y llamada, presencia y profecía para el mundo,
giosos creen que esta vida está «en decadencia», no no mano de obra. Ni siquiera para la Iglesia.
simplemente en estado de transición. Los propios reli- «Es indudable que un pequeño grupo de personas
giosos suelen dudar de que Dios pueda suscitar un reto- puede cambiar el mundo», escribió la célebre antropó-
ño de las viejas raíces y encender un nuevo fuego de las loga Margaret Mead. «Así ha ocurrido siempre». Sólo
viejas brasas. Los propios religiosos son incapaces de hubo un Gandhi y un escaso círculo de discípulos, un
ver la relación entre la tarea de expansión institucional Martin Luther King y unos cuantos asesores personales,
y el deterioro del verdadero testimonio religioso. Puede un Thomas Merton y un puñado de amigos con las mis-
que los propios religiosos respondan más con resigna- mas ideas; pero en todos los casos la influencia de esas
ción ante la pérdida de lo pasado que con un permanen- pocas personas fue muy superior a su número. La cali-
te sentido de sacrificio incondicional en aras de la nove- dad, no la cantidad, fue lo que marcó su presencia. Lo
100 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LA ESPIRITUALIDAD DEL EMPEQUEÑECIMIENTO 101

esencial, no el tamaño del grupo, fue lo que atrajo la un variopinto grupo de israelitas y Sara muestran lo
atención hacia su mensaje y lo situó en la vanguardia de contrario.
la sociedad. Sus voces hablaban al corazón del mundo La espiritualidad del empequeñecimiento, por otra
circundante de temas que muy pocos estaban dispuestos parte, contiene en sí el reto de confiar en la inseguridad
a abordar. Hablaban de verdad en un mundo que se y la fuerza de despojarnos de todo el equipamiento pro-
mentía a sí mismo, que se llamaba libre y esclavizaba a fesional que en otros tiempos dimos por supuesto: for-
millones, que se llamaba justo e imponía la injusticia, mación, estructuras públicas de apoyo, recursos fijos,
que se decía amante de la paz y trataba con crueldad a objetivos claros y las compensaciones de la antigüedad
los indefensos. Su poder no radicaba en su número, o y el aprecio institucional. Requiere el valor de despren-
nunca habrían emprendido sus tareas ni mucho menos derse de las cosas a las que hemos estado acostumbra-
triunfado. Pero eran de una especie poco común en una dos: puestos agradables con ministerios claramente de-
sociedad que mide la seguridad en megatones, los bie- finidos en condiciones cómodas y socialmente acepta-
nes en opulencia, y el éxito en valores numéricos. En das. Requiere que renunciemos a la idea de ir acercán-
este mundo, la pequenez y el fracaso son sinónimos. donos al retiro teniendo cada vez menos responsabilida-
A un mundo que, abarrotado de cosas en un extre- des. Exige esa clase de compromiso que nuestras fun-
mo y desprovisto de todo en el otro, se esfuerza por dadoras y fundadores llevaron al altar: trabajo a destajo,
comprender el lugar y la necesidad de la austeridad, la confianza sin razonamiento, oración sin descanso y
vida religiosa está en condiciones de servirle de ejem- esperanza sin fin.
plo. Pero se resiste. Y utiliza los mismos patrones que La espiritualidad del empequeñecimiento implica
el resto del mundo para evaluar el significado y los que seguiremos adelante sin promesas de éxito, sin
objetivos, la eficacia y el status. Estamos tan dominados monumentos erigidos a nuestros esfuerzos, sin institu-
como Iglesia, como cultura y como congregaciones por ciones que señalen nuestros logros, sin ningún respeto a
la seducción de las cifras que la espiritualidad del empe- nuestra edad, sin certeza de que alguien venga detrás de
queñecimiento, la llamada a la pobreza de espíritu, se nosotros a completar el trabajo y sin multitudes incon-
nos escapa por completo. Vemos como fracaso lo que dicionales. De hecho, como Gedeón ante las murallas
puede constituir nuestra fuerza. Consideramos muerte de Jericó, tenemos una patética escasez de recursos para
lo que bien podría ser una nueva vida en nuestro inte- una tarea que nos desborda, y el mandato de llevarla a
rior. Nos lamentamos de nuestro empequeñecimiento cabo de todos modos. No cabe duda de que la virtud de
numérico como Gedeón, que pensaba que el tamaño de la conformidad nunca ha encajado con la fe desnuda.
su ejército era más importante para derrotar al enemigo Pero no estamos solos en el proceso. Todo el mundo
que la presencia de Dios en la empresa. occidental está condenado a la angustia de la renuncia,
Como el número de miembros se ha reducido, nos a hacer más con menos, si queremos que los pueblos del
consideramos inútiles, en lugar de darnos cuenta de que mundo prosperen y que el planeta mismo sobreviva. En
ahora el Espíritu puede poner de manifiesto el poder de este momento de la historia, el empequeñecimiento no
Dios en nosotros, como en Gedeón. Evaluamos a las es un signo de fracaso, un triste preámbulo de la muer-
congregaciones religiosas del mundo por el número de te, sino, si hemos de creer la voz de la ciencia y las ad-
miembros que tenían en 1950, en contraste con su tama- vertencias de los ecologistas, la verdadera esencia de la
ño el año 2000. Damos por supuesto, sin ninguna prue- nueva vida. Si los religiosos son los únicos en la socie-
ba, que tamaño y edad son signos de eficacia, mientras dad para quienes la virtud del empequeñecimiento es
102 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LA ESPIRITUALIDAD DEL EMPEQUEÑECIMIENTO 103

imposible, la integridad del pasado está tan en tela de jóvenes. Ahora todos cuentan; todos son dones únicos;
juicio como la autenticidad del presente. ¿Qué hemos todos pesan el doble. En consecuencia, tanto el nivel de
estado haciendo? ¿Qué nos han enseñado realmente el madurez como el sentido de la vida y la formación con-
ascetismo y los sacrificios del pasado? ¿En qué hemos tinua se han incrementado en las comunidades de todo
estado ocupando nuestras vidas? Si no podemos res- el mundo. Los mecanismos concebidos para organizar a
ponder a la disciplina del empequeñecimiento ahora, los grupos grandes —pequeños capítulos representati-
del mismo modo que en el pasado vivimos activamente vos, rígidos horarios comunitarios, disposiciones insti-
el desarrollo de las instituciones congregacionales, cier- tucionales...— han dado paso a procesos más persona-
tamente habremos dejado pasar la oportunidad. Habre- les, al descubrimiento y genuina valoración de los indi-
mos renunciado quizás a la circunstancia histórica por viduos y de su impacto tanto en el grupo como en la
la que llegamos a la vida religiosa, al divino momento sociedad.
superior a todos, al tiempo santo más purificador que Las antiguas premisas acerca de la necesidad de una
cualquier otro. El problema no será que las viejas for- autoridad paterna, la virtud de la dependencia femenina
mas de vida religiosa fracasen, sino que nosotros habre- y la necesidad de controlar las actividades de lo que se
mos fracasado en el momento mismo que podría haber consideraba un rebaño de adultos aniñados se han des-
sido el más valioso, el más auténtico, el más sagrado de vanecido. En su lugar han surgido grupos autodirigidos
nuestra vida religiosa, el momento en que se nos pidió y sumamente productivos de mujeres muy femeninas
que entregáramos la vida entera a algo que no conlleva que tienen en todo momento un ojo puesto en Dios y el
promesas de éxito, simplemente porque Dios lo quiere, otro en la vida, que son la representación de la comuni-
y eso basta. Si la vida religiosa del pasado realmente dad de extraños que es el mundo, que creen que la vida
merecía la pena, debería haber sido capaz de preparar- religiosa es un hecho sumamente individual dirigido a
nos para este momento supremo que está ante nosotros. hacer grupos intrépidamente carismáticos en lugar de
meramente funcionales. Ya no podemos seguir ocultan-
do detrás del prestigio de nuestras instituciones que
somos el signo y la medida de nuestro propio significa-
do. Debemos tomar nuestros votos muy en serio, quizá
La fe para desmantelar más en serio que nunca. Debemos dirigir nuestros es-
fuerzos a ser exactamente lo que decimos que somos.
Una cosa es construir algo, y otra completamente dis- Verdaderamente, gracias al empequeñecimiento, la vida
tinta tener la fe suficiente para desmantelarlo con divi- religiosa ha revivido de nuevo. Pero no sólo para sí
no abandono, para renunciar a ello, para dejarlo ir, para misma.
arrojarse en los brazos de un Dios que, tengámoslo pre-
sente, «hace nuevas todas las cosas». Para hablar de solidaridad con los pobres hay que
La brusca disminución del tamaño de las congrega- comenzar por respetar la solidaridad que nace del cono-
ciones ha proporcionado a la vida religiosa la oportuni- cimiento de nuestra propia vulnerabilidad. Si las comu-
dad de comenzar a vivir de un modo nuevo, con nuevos nidades religiosas están repletas de miembros y a salvo
enfoques y nuevas perspectivas. Nunca antes en la his- de un mundo en el que millones de seres se sienten
toria reciente de la vida religiosa había sido, por ejem- abandonados, solos y asediados, ¿cómo pueden conocer
plo, tan evidente lo importantes que son para el grupo el significado de la pobreza que dicen tener la intención
los miembros mayores o lo competentes que son los de aliviar? Si los religiosos no conocen la sensación de
104 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LA ESPIRITUALIDAD DEL EMPEQUEÑECIMIENTO 105

impotencia, no pueden comprender cómo dos tercios ideas. O negamos completamente la situación actual y
del mundo viven la ira, la desesperación, la frustración nos acomodamos para esperar el retorno de otra época.
o la fe que ésta suscita por doquier. Las mujeres que no Se trata de un serio momento en la vida del alma, pues
entienden la opresión de sus congéneres no pueden pre- echa por la borda toda una vida de compromiso y se
tender identificarse con los oprimidos. Quienes no han burla de la vida evangélica.
conocido los efectos del envejecimiento no pueden en- Como es obvio, los viejos recursos se desmoronan a
tender el dolor de la discriminación por razones de nuestro alrededor, las viejas instituciones pierden su
edad. El empequeñecimiento, en otras palabras, garan- lustre y su gloria, la antigua situación social se agota y
tiza que los religiosos se convertirán en lo que dicen que desaparece, y nuestra propia perspectiva empieza a
quieren ser: pequeños, sencillos, humildes, desposeí- cambiar. El esfuerzo vital del compromiso religioso,
dos... El empequeñecimiento, si lo aceptamos, si lo que era algo consabido que se realizaba con facilidad, se
abrazamos, si lo vemos como la disciplina espiritual alza, de hecho, imponente e inmenso, con unas dimen-
que es, puede salvarnos de hacer de la vida religiosa un siones superiores a lo aceptable. La mera idea de empe-
patio de recreo. El empequeñecimiento, la consciencia zar un nuevo trabajo con nueva energía nos deja exte-
de la pequenez que resulta de entregarse a la inmensi- nuados. Sin poder contar con innumerables candidatos,
dad de Dios, de llevar a cabo lo que no puede alcanzar con grandes y estables sistemas, con la aprobación
el éxito sin la presencia eficaz de Dios, puede hacer la pública y el apoyo social, la cuestión de quiénes somos
vida religiosa real de nuevo hasta rayar con el dolor. y qué hacemos atormenta nuestros corazones y reseca
La única cuestión es qué harán los religiosos con su nuestras almas.
pequenez recién descubierta para alentar a los pobres de Pero se trata de un gran momento para aquellos cu-
su alrededor, que observan con interés cómo los grandes yas almas viven aún de Dios. El empequeñecimien-
y poderosos se vuelven humildes de nuevo. to exige de nosotros más vida de la que hemos tenido
nunca. Nos lleva a ser nosotros mismos, a dar todo lo
que tenemos, a conocer el poder de Dios que actúa en
nosotros más allá de nuestras propias fuerzas, más allá
Los efectos negativos de nuestra imaginación. El empequeñecimiento nos
proporciona la oportunidad, la razón, el mandato de
Sin embargo, por purificadores y tonificantes que pue- examinar nuestras vidas, de empezar de nuevo, de sacar
dan ser los efectos positivos del empequeñecimiento, a relucir lo mejor de nosotros, de derramarlo desenfre-
los efectos negativos del mismo plantean una amenaza nadamente sobre la faz de la tierra, de guardar en nues-
igualmente seria para el significado del momento. Es tro interior, una vez más, el fuego del compromiso. El
tan fácil abandonar cuando las fuerzas parecen tan desi- empequeñecimiento, archimaestro del alma, confiere
guales y la empresa tan inútil... Además, se siente una validez a la empresa. Ahora sabemos que en nuestra ta-
tentación incontrolable de ceder ante los sistemas que rea nos comportamos del mismo modo que David, José,
nos rodean, de sucumbir ante la muerte del sentido. Ruth, Esther, Judith, los israelitas en el desierto o los
Dado el declive numérico, nos eximimos a nosotros exiliados en Babilonia. El empequeñecimiento nos de-
mismos de la lucha. O nos mostramos escépticos res- vuelve íntegros, pequeños y confiados, encendidos y
pecto de los nuevos esfuerzos, las novedades, las nuevas llameantes, a Dios. Y una vida en Dios es cualquier co-
formas de oración, los nuevos momentos y las nuevas sa menos muerte. Es gloria más allá de la gloria.
106 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LA ESPIRITUALIDAD DEL EMPEQUEÑECIMIENTO 107

Habrá altibajos, pero siempre estarán los unos al 4) La hermana Joan pregunta: «¿Dónde pondremos
servicio de los otros. Los monjes lo expresan del si- nuestra energía ahora que somos menos, en los edi-
guiente modo: ficios, en los proyectos, en los programas...?» ¿Y a
qué personas y qué propósitos están destinados? ¿Es
Un peregrino recorría su camino cuando cierto día pasó esta pregunta importante para tu comunidad? ¿Cómo
ante un hombre que parecía un monje y que estaba senta- la estáis afrontando?
do en el campo. Cerca de allí, otros hombres trabajaban
5) La hermana Joan dice: «Nunca ha sido tan evidente
en un edificio de piedra. lo importantes que son para el grupo los miembros
«Pareces un monje», dijo el peregrino. mayores o lo competentes que son los jóvenes. Aho-
«Lo soy», respondió el monje. ra todos cuentan». ¿Lo cree tu grupo? Pon dos o tres
«¿Quiénes son esos que están trabajando en la abadía?» ejemplos recientes que confirmen tu respuesta.
«Mis monjes», contestó. «Yo soy el abad».
6) Reflexiona sobre esta cita del libro: «Perder algo sue-
«Es magnífico —comentó el peregrino—. Es estupendo
le significar renovarlo». Aplícala a algún ejemplo de
ver levantar un monasterio». tu propia vida. Aplícala a tu comunidad en la actuali-
«Lo estamos derribando», dijo el abad. dad o en algún momento de su historia. ¿Qué impli-
«¿Derribándolo? —exclamó el peregrino—. ¿Por qué?» caciones para el futuro puede tener esta afirmación?
«Para poder ver salir el sol todas las mañanas», respondió
el abad. 7) «El empequeñecimiento nos devuelve íntegros, hu-
mildes y confiados, encendidos y llameantes, a
Dios», dice la hermana Joan. ¿Proporciona una espi-
Perder algo suele significar renovarlo. ritualidad personal del empequeñecimiento nuevas
ideas o acrecienta la solidaridad con los pobres?
* **
8) Selecciona tus líneas favoritas de este capítulo y
explica tu elección.

1) Haz dos columnas, una para las comunidades religio-


sas y otra para la sociedad en general, y mencio-
na tres ámbitos de empequeñecimiento en cada una
de ellas. Cuando hayas terminado, compara ambas
listas.
2) ¿Cómo pueden la espiritualidad del empequeñeci-
miento y el ascetismo de la vida religiosa transformar
hoy la sociedad? Pon al menos un ejemplo tangible y
factible.
3) En palabras de Margaret Mead: «Es indudable que un
pequeño grupo de personas puede cambiar el mun-
do. Así ha ocurrido siempre». Pon un ejemplo de ello
del que tú hayas sido testigo presencial en las diver-
sas comunidades de las que has formado parte.
EN POS DE UN DIOS QUE NOS LLAMA 109

7 debería estar. El cambio de mente, de corazón, de espe-


ranzas, de perspectivas... exige de nosotros una y otra
En pos de un Dios que nos llama vez que revisemos todas las pseudo-certezas de nuestras
vidas, conservando unas cosas, alterando otras y des-
cartando el resto de las ideas que fueron en otro tiempo
convicciones, absolutos, elementos esenciales de nues-
tras almas. Para los religiosos de este período de la his-
toria, el proceso de redescubrimiento de la razón de se-
guir adelante, de existir incluso, ha constituido una em-
presa interminable. La cuestión de la fidelidad a qué y
«Los ideales son como las estrellas —decía Cari por qué, las insistentes cuestiones que reclaman cons-
Schurz—. Nunca los alcanzamos, pero, al igual que los tantemente nuestra atención, se siguen muy de cerca
marineros, trazamos nuestro curso gracias a ellos». En unas a otras.
otras palabras, la búsqueda de la libertad perfecta es una Una cosa es segura: todo lo que en otro tiempo tuvi-
quimera. El intento de vivir sin trabas en nuestros pe- mos por fidelidad ha resultado falso.
queños mundos, sin que nos afecte el mundo circun-
dante, no libera la vida, sino que la hace peligrar hasta
sus raíces. Todos necesitamos algo exterior a nosotros La fidelidad
que nos sirva de guía, aunque sólo sea porque, sin ello,
no sabemos adonde ir; tenemos energía sin orientación, La idea de que la fidelidad ancla a la persona al pasado,
es decir, un caos en el alma. haciéndola responsable para siempre de unas decisiones
Puede que de todas las cuestiones con las que se que un día se tomaron de buena fe, pero sin pleno cono-
enfrenta la vida religiosa actual la más importante, la cimiento ni experiencia del futuro, muere una digna
más problemática, sea la de la fidelidad. En una cultura muerte en un período de rápido cambio social. El com-
en la que el cambio es rápido y cotidiano, en un mundo promiso con el pasado en un período como éste simple-
en el que el movimiento es global y frecuente, en una mente santifica lo arcaico, cuando no lo letal. No santi-
sociedad en la que tres empleos y dos matrimonios son fica necesariamente lo santo, los retos que nos plantea
algo habitual, la noción misma de fidelidad nos resulta el presente, las exigencias del aquí y el ahora. Y todo el
muy distante. ¿Existe realmente hoy algo semejante a la mundo lo sabe. Quienes se disponen a detener la mar-
fidelidad? ¿Y por qué? cha de su entorno en nombre de la fidelidad al pasado
Pensamos en estas cuestiones como si fueran nue- no tienen nada que ofrecer a un mundo para el que «los
vas, producto de una cultura de cambio social e ilimita- buenos tiempo de antaño» ya han concluido. La cues-
das opciones; pero no hace falta reflexionar mucho para tión no es a qué se nos pidió que fuéramos fieles en el
darse cuenta de que el cambio, quizá más que cualquier pasado, sino a qué debemos ser fieles en el presente.
otro aspecto, constituye la esencia misma de la vida Ahora bien, demasiados cambios conllevan el ries-
espiritual. El alma sólo crece como resultado de los go de desestabilizar las ideas mismas que refuerzan
cambios que someten a prueba nuestra flexibilidad res- nuestras vidas y hacen posible el cambio. Cuando el
pecto del presente, y como consecuencia de la habilidad cambio es el sumo sacerdote de la historia, todo se vuel-
para encontrar a Dios donde está, no donde creemos que ve sospechoso, todo es negociable, nada se da por des-
110 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS EN POS DE UN DIOS QUE NOS LLAMA 111

contado. No hay nada sagrado, nada que sirva de guía, gregación ni al mío propio, que no es sino su reflejo. La
nada con lo que contar, nada de lo que estar seguro, na- fidelidad pone de manifiesto la evolución de lo más ver-
da que preservar... Como represalia, aparece la confu- dadero que hay en nosotros. Alcanzar la plenitud sien-
sión, y la anomía, la perdida del sentido de un propósi- do fieles a nosotros mismos y a los ideales que nos ani-
to en la vida, empieza a corroer el alma. La impresión man significa que nunca haremos de la fidelidad una
de que cualquier cosa es posible se torna en la sensación excusa para no ser lo que debemos ser.
de que nada lo es. Pero si la verdadera fidelidad requiere un firme
Por irónico que pueda parecer, el cambio depende compromiso con los valores que nos dirigen y nos defi-
de la idea de que algunas cosas son inmutables. Po- nen, que subyacen en lo más profundo del alma como
demos cambiar todos los factores externos de la vida un imán, que trascienden a todos los demás y miden
—el lugar en que vivimos, las ropas que llevamos, lo nuestra autenticidad, entonces lo que es filosóficamente
que hacemos y cómo lo hacemos— y seguir siendo fie- obvio comienza a resonar en un tono más amenazador.
les, en la medida en que la definición interna de quiénes En realidad, no entramos en la vida religiosa para ser
somos y qué pretendemos no cambie en absoluto. Un religiosos, sino para buscar a Dios. Y si esto es cierto,
matrimonio no se disuelve automáticamente simple- entonces sólo podemos ser verdaderamente religiosos
mente porque los hijos se mueran antes que los padres. en la medida en que la pertenencia a la institución nos
La policía no es menos policía simplemente porque los permita tanto la búsqueda resuelta de Dios como el
agentes vistan de paisano. La vida religiosa no lo es me- éxito en la consumación de nuestras propias vidas. Si
nos simplemente porque el modo de vivirla —el minis- una congregación distorsiona la noción de fidelidad
terio, el modelo de vida, el horario— cambie. El cam- manteniendo el pasado simplemente por su propio inte-
bio consciente basa su éxito en el hecho de que, en rés, en lugar de hacer posible lo que debe hacerse en
su transcurso, algunas cosas, las cosas importantes, no aras del Evangelio, es la congregación la que ha dejado
cambien en absoluto; se basa en que algo nos siga pro- de ser fiel, no los miembros que la impulsan a la pleni-
porcionando estabilidad, en que nuestros pies se apoyen tud. «Si la Iglesia se convirtiese en un obstáculo para
en suelo firme a pesar de todas las alteraciones del mun- nuestra salvación —dice Tomás de Aquino—, nos verí-
do circundante. Y ahí es precisamente donde comienza amos obligados a abandonarla». Ésa es la esencia de la
la verdadera fidelidad. fidelidad: estar dispuestos a renunciar a lo que haga im-
La fidelidad no consiste en rechazar el cambio. La posible que demos lo mejor de nosotros. Perpetuar lo
permanencia no es sinónimo de constancia. La fidelidad que no es digno de la búsqueda eterna y de la preserva-
consiste en hacer los cambios necesarios para distan- ción perenne no es una virtud.
ciarnos de los ideales por los que hemos obrado siem- La fidelidad no es la estabilidad de lugar, sino la es-
pre, a fin de alcanzar aquellos por los que siempre nos tabilidad de corazón. La fidelidad va allí donde debe
hemos esforzado. Si el servicio a los pobres ha sido el para seguir la estrella que no se atreve a perder, porque
ideal por el que la congregación surgió, entonces cam- ello conlleva el riesgo de pasar la vida sin norte. La fide-
biar de ministerio —por muy consagrada por la tradi- lidad significa estar dispuesto a cambiar para seguir
ción que esté la tarea— cuando me doy cuenta de que siendo el mismo.
sólo estoy sirviendo a aquellos que pueden costearse en La tragedia es que, con los años, hemos distorsiona-
cualquier otro sitio los servicios que necesitan, es la ci- do la idea de fidelidad para que significase perfección
ma de la fidelidad, no una traición al carisma de la con- moral además de perpetuidad, como si tal cosa existie-
112 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS EN POS DE UN DIOS QUE NOS LLAMA 113

se. Ser fiel a los votos vino a significar no «romperlos» ción» o «compromiso» no son lo mismo. En todas las
nunca, como si fueran frágiles vasos en una inestable vidas hay momentos decisivos que, a la larga, nos llevan
estantería. Ser fiel, según nos enseñaron, significaba no hacia donde queremos orientarnos: el corazón de Dios y
negarse nunca a cumplir una orden, no comprar cosas, el Dios de nuestros corazones.
no luchar con las cargas y las alegrías del amor huma- Resulta sorprendente esta noción de que la fidelidad
no, no poner nada en cuestión, no pagar nunca el precio no consiste en permanecer en el mismo lugar, sino en
del compromiso real. Esta fidelidad a reglas que nunca moverse sistemáticamente hacia todo lo que nos pro-
permitían ser fiel a uno mismo y a los propios interro- porcione más plenitud de corazón, mayor convicción de
gantes, a uno mismo y a las propias luchas, a uno mis- alma, claridad de mente e integridad de conducta, hasta
mo y a la consecución de su plenitud, llegó a ser una que finalmente sepamos en lo más profundo de nuestro
idea triste y reductora. La fidelidad empezó a definirse ser qué estrellas nos guían realmente. La fidelidad es la
como un compromiso con una adolescencia eterna y capacidad de moverse libremente en la vida gracias a
con los impedimentos del desarrollo humano, en lugar los inquebrantables ideales que nos llaman dondequiera
de con ese proceso de maduración paso a paso que va que estemos para que vayamos donde debemos estar si
dejando su huella. Madurar, con todas las pruebas y queremos alcanzar y mantener esos ideales. La fideli-
errores que implica un proceso tan dificultoso, llegó a dad no significa no cometer nunca errores, sino no per-
ser algo muy desdeñado, en lugar de motivo de alegría. manecer en ellos. ¿Fue Moisés «fiel» cuando mató al
Lo cual, ciertamente, es síntoma de un escaso conoci- egipcio? ¿Fue David «fiel» cuando tomó a la esposa de
miento de la naturaleza y el bienestar humanos. ¿Acaso Urías? En absoluto, si la fidelidad es sinónimo de per-
no fue David, a pesar de estar lleno de ira y lujuria, fiel fección. Rotundamente sí, sin embargo, si la fidelidad
al Dios que le había llamado? ¿Fue Jonás, en plena significa trabajar hasta el final de la vida no dando nada
lucha con su mezquindad y cobardía, menos fiel final- por supuesto y luchando hasta que concluya la batalla.
mente a Yahvé de lo que lo habría sido cualquier otra
persona sin sus problemas? Cuando Dios le ordenó que
hablase a los habitantes de Nínive —algo que Jonás no
tenía deseos de hacer—, se dirigió primero hacia Tarsis, Cuestionar el valor último
exactamente en la dirección opuesta; reacción que, a La fidelidad requiere que nos cuestionemos el valor úl-
primera vista, parece una sorprendente infidelidad por timo de todo cuanto encontremos en nuestro camino,
su parte. Sin embargo, fue en Tarsis donde Jonás recibió especialmente nuestro propio valor y el de todo cuanto
la lección más importante de su vida: ¡que no es posible hagamos. La fidelidad no es el arte de detener el creci-
escapar de Dios! ¿Fue menos real la fidelidad de Pedro miento en el aire, sino que es aquello que, cuando la po-
por el hecho de que, al verse sometido a presión, optase nemos a prueba, nos hace pensar, decidir y elegir entre
por su propia seguridad y por su status y negase su aso- lo que podemos ser, lo que estamos siendo y lo que, en
ciación con Cristo? Al contrario, fue siguiendo otro última instancia, queremos ser.
camino durante algún tiempo como descubrió qué dios
tan pequeño era él para sí mismo en comparación con el La vida espiritual no depende de parar el crecimien-
Cristo a quien había prometido seguir. Evidentemente, to en el punto elegido; la fidelidad hace posible el cre-
la fidelidad al proceso de crecimiento de Dios en noso- cimiento forzándonos a elegir una y otra vez, entrete-
tros y la consecución de un tipo legalista de «perfec- jiendo nuestros caminos en la vida, alcanzando a través
del presente —por confuso y seductor que pueda ser—
114 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS EN POS DE UN DIOS QUE NOS LLAMA 115

el propósito para el que fuimos creados. Y con frecuen- do al fallar y seguir eligiendo lo mismo. «No hay fraca-
cia fracasamos. Y a menudo sólo el fracaso puede ense- so —dice Kin Hubbard—, excepto el de dejar de inten-
ñarnos lo que realmente necesitamos saber acerca de la tarlo. No hay derrota, excepto la que nos imponemos a
vida. Ser fieles a la continua necesidad de elegir entre nosotros mismos; no hay ninguna barrera insuperable,
las cosas, entre cosas que son tanto buenas como malas, excepto nuestra inherente debilidad en cuanto al propó-
para así poder comprometernos siempre con lo mejor sito». La fidelidad al propósito, cualesquiera que sean
para nosotros, en lugar de simplemente con lo adecua- los peligros insospechados de la empresa, hace de la
do, pone a prueba muestra fidelidad hasta el fondo. vida un milagro que sucede diariamente.
Los compromisos eliminan de la vida lo estático. Para los religiosos de este período de la historia, la
Comprometiéndonos con una cosa en lugar de con otra, fidelidad tiene algo que ver con estar dispuesto a encon-
conseguimos pautas por las que guiarnos y el espacio trar nuevos modos de estar en el mundo para que pueda
para transformarnos. Los compromisos nos obligan a renacer el antiguo deseo de servir a Dios, y sólo a Dios,
ser lo que decimos que queremos ser y nos hacen res- en una sociedad de falsos y pluriformes dioses. La fide-
ponsables de otros, así como de nosotros mismos. Los lidad para los religiosos de cualquier época no es, evi-
compromisos ponen a prueba el temple del que estamos dentemente, un compromiso ciego con unas formas de
hechos. vida ya pasadas, con unos criterios de perfección cadu-
Al haber elegido una cosa, somos libres para permi- cos, con unas obligaciones periclitadas cuyo valor pro-
tir que nos ponga a prueba y nos fuerce a extraer lo me- fético se ha desvanecido. Mantener cosas que son con-
jor de nosotros. Los compromisos nos muestran el ca- traproducentes para el crecimiento humano de los de-
mino, nos centran, nos obligan a escoger entre una ma- más y nuestro o que están constituidas por unos ejerci-
raña de opciones, puede que todas buenas, pero también cios espirituales que ya no alimentan la vida espiritual
llenas de expectativas contradictorias. En otras palabras, es pecar contra la fidelidad del modo más infiel. A lo
el compromiso nos mantiene en nuestro sitio hasta que que debemos ser fieles es al Dios que nos llama, que va
nuestras almas, puestas a prueba por el fuego y abrasa- delante de nosotros en la historia humana sanando lo
das por la vida, se expandan plenamente. herido, sacando a la luz cuanto de bueno hay en noso-
Los compromisos tienen propósitos tanto persona- tros para que todos lo vean e invitándonos a hacer eso
les como sociales. Para aprender lo que la vida está des- mismo.
tinada a enseñarnos, debemos evitar huir de ella cuando
se pone difícil, cuandofinalmenteempieza a exigir algo
de nosotros, cuando nos pide mucho más de lo que es-
perábamos ser capaces de dar. La fidelidad no es per- Fidelidad y resistencia
manecer en nuestro sitio sólo para poder decir que nos
hemos quedado en él, sino que es el horno de alfarero La fidelidad y la resistencia son ideas contrapuestas.
de la vida donde, probados por el calor y el fuego, adop- Cuando soporto algo que no es bueno para mí sólo para
tamos formas y matices que nunca habíamos soñado. probarme a mí mismo que puedo resistir lo que ya no
La fidelidad no es tal, pues, hasta que se pone a puedo amar y mediante lo cual ya no puedo llegar a la
prueba. La fidelidad se pone realmente de manifiesto en plenitud de la vida, no estoy haciendo ningún favor a
aquellos momentos en que, en nuestra infidelidad, lle- nadie, y mucho menos a mi propia búsqueda de Dios.
gamos a entender con toda claridad lo que hemos perdi- La fidelidad no es un estilo de vida que sufre en silen-
116 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS EN POS DE UN DIOS QUE NOS LLAMA 117

ció en aras del propio sufrimiento. Sólo somos verdade- de nuestros padres proscribiendo los pronombres feme-
ramente fieles a lo que somos cuando perseguimos la ninos de los textos sagrados que a liberar el ímpetu de
vida con pasión, a veces con dolor, pero siempre dis- la Buena Nueva. Realmente debemos analizar cuidado-
puestos a pagar el precio, sea cual sea, de conocer nues- samente a qué somos fieles, no sea que lafidelidadsea
tra propia insignificancia —como hicieron Moisés, Da- nuestra ruina.
vid y Jonás—, porque la vida bien vivida se merece ese «Hacemos muñecos de nieve —escribió el poeta
coste. Walter Scott— y lloramos cuando se derriten». En nues-
El verdadero reto para la fidelidad hoy, por tanto, tras fidelidades se basan nuestras desilusiones. Si per-
reside en la necesidad de determinar y definir a qué he- demos de vista aquello a lo que hemos de dedicarnos en
mos de ser fieles. ¿Se mide la fidelidad por nuestro este período en que hay que mantener las brasas, puede
compromiso con una congregación venida a menos des- que se deba a que nunca lo hayamos sabido realmente o
de hace mucho tiempo y que serigepor fórmulas de una a que, pese a saberlo, hayamos sido fieles a cosas equi-
vida religiosa ya pasada, pero que aún ha de hacer aco- vocadas. Si nuestra fidelidad a la vida religiosa de este
pio de la fe necesaria para crear una vida religiosa que período significa algo, seguro que consiste en ser fieles
encuentre a Dios y le encuadre en nuestro tiempo? ¿Se a su participación en el Misterio —sea cual sea el siste-
describe la fidelidad por nuestro grado de conformidad ma— y a nuestra propia búsqueda de él, y no en que-
con los dogmas de una Iglesia que también debe ocu- darnos de brazos cruzados y vegetar, ni confundir la
parse de buscar nuevas respuestas a las nuevas pregun- inercia con un compromiso perpetuo. El hecho de que
tas, en lugar de anquilosarse en el pasado en nombre de no hagamos nada que suponga un cambio de dirección
la perfección? ¿Es fidelidad lo que damos cuando, pre- no significa que estemos siendo fieles, sino todo lo
tendiendo serfieles,nos negamos a reflexionar junto al contrario.
resto del mundo sobre las cuestiones que determinarán La fidelidad es nuestra respuesta al Dios que es fiel.
el futuro de la vida en este planeta y la autenticidad de Lo que no significa que Dios rechace el cambio, sino,
la vida en esta Iglesia: el aborto, la eutanasia, el arma- sencillamente, que Dios está con nosotros en todos los
mentismo nuclear, el papado, la colegialidad, el sexis- cambios, en cada recodo del camino hacia la morada del
mo y una ciencia desenfrenada, como si Jesús no hubie- corazón. Exija el cambio lo que exija de nuestra vida,
ra pensado desde una perspectiva nueva en los leprosos debemos simplemente estar con Dios, permanecer en él,
y en el pecado, en las mujeres y en la vida, en los sacer- buscarle hasta nuestro último aliento, hasta los cimien-
dotes y en el pueblo, en Dios y en los fariseos? tos sobre los que nuestras vidas y todos los cambios de
Muy al contrario. A lo que debemos serfielesno es la vida descansan. La fidelidad es lo que nos sostiene
a ninguna institución, por muy elevadas que sean sus cuando la razón no lo hace. Cuando todo a nuestro alre-
miras. La fidelidad, pura y simplemente, busca paso a dedor nos dice que aquello en lo que hemos invertido ya
paso, lugar a lugar y proyecto a proyecto, únicamente la no merece la pena, lafidelidadtoma el relevo y nos per-
voluntad de Dios y la apasionada presencia del Evan- mite sostener lo que ya no puede sostenernos a nosotros.
gelio en un mundo que se siente más cómodo con cre-
dos que con la religión, que está más familiarizado con
la Iglesia que con Cristo, más comprometido con la
caridad que con la justicia, más involucrado en la opre-
sión que en la igualdad, más dedicado a mantener la fe
118 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS EN POS DE UN DIOS QUE NOS LLAMA 119

Fidelidad y tenacidad de describir. Son como la música. Son la liberación de


la rigidez, la frescura de pensamiento, la fe en Dios y la
Debemos, pues, distinguir cuidadosamente entre fideli- fortaleza en la prueba. Fidelidad es estar dispuesto a
dad y tenacidad. La fidelidad no es el arte de apretar los superar las crisis, a perseverar en una empresa, a hacer-
dientes y soportar algo simplemente por soportarlo, sino la prosperar, porque llevarla a buen término, hacerla
que implica que debemos trabajar por ser lo que deci- triunfar, es algo que bien se merece el esfuerzo. Fideli-
mos que seremos, supone que continuemos entregándo- dad es seguir haciendo algo a pesar de las dificultades
nos a ello, aun cuando parezca que no da nada a cam- que pueda presentar a veces, porque yo sería menos yo
bio, siempre que merezca el precio de nuestras vidas, mismo si no lo hiciera. En los dichos de los Padres del
que siga siendo una estrella que nos guíe y que su des- desierto, las enseñanzas de Amma Syncletica al respec-
tino sea el Dios vivo y no una imitación barata. Es im- to no dejan lugar a dudas sobre el papel de la fidelidad
portante recordar siempre que a lo que somos fieles es en la vida humana: «Si vives en comunidad —enseñaba
al Dios fiel. Nunca debemos ser fieles a una cosa por- a sus discípulos—, no cambies de lugar, porque te hará
que sí, o la fidelidad se convertirá en un ídolo decepcio- mucho daño. Si un pájaro deja sus huevos, nunca incu-
nante y falso. bará. Y también el monje y la monja se enfrían y mue-
La verdad es que las cosas cambian, se corrompen, ren en la fe yendo de un sitio a otro». Estar fríos y muer-
fallan y mueren. Lo que no muere es el compromiso de tos en la fe insensibiliza todo en la vida. Estar apasio-
permanecer fieles a la búsqueda que nos guía, como la nadamente vivo en la fe es el propósito de la fidelidad
estrella Polar, a través de la vida. religiosa.
Hay obstáculos a la fidelidad que es necesario arran- El milagro no fue que Dios dividiera las aguas del
car del alma religiosa. La rigidez es uno de ellos. El Mar Rojo, sino que, una vez divididas, el pueblo fue-
compromiso inmutable con la inmovilidad se opone ra lo bastante fiel como para estar dispuesto a caminar
abiertamente al Espíritu Santo. Y puede, por tanto, de- confiadamente entre las murallas de agua. Esa es tam-
tener nuestro propio desarrollo, atrofiarnos y dejarnos al bién nuestra tarea. La persona fiel supera el miedo al
final de la vida sin apenas haberla vivido. presente y a sus retos para aceptar un futuro lleno de
posibilidades. La fidelidad sabe que no hay nada que
La insinceridad es un obstáculo a la fidelidad. Cuan- temer. Éste es el mundo de Dios. Las cuestiones y los
do no realizamos la parte que nos corresponde, cuando cambios de nuestra época, de nuestras vidas personales,
dejamos de orar, cuando dejamos de intentarlo, cuando son obra de Dios y, por tanto, nuestra también. Ignorar-
dejamos de soñar el sueño de la vida, incurrimos en infi- los en nombre de la fidelidad al pasado únicamente
delidad. Cuando dejamos de creer que este gran com- puede suponer el colmo de la infidelidad. En el replie-
promiso con la búsqueda de la presencia del Espíritu gue sobre el compromiso —aferrarse a lo que estaba en
puede ser, debe ser, es para mí el camino más directo orden para evitar lo que debe ser— se encuentra la cruz
hacia el Dios vivo, incurrimos en el mayor descrei- del cobarde.
miento. Lafidelidadno es cambiar de dirección simple- Cuando el mundo tal como lo conocemos se viene
mente porque resulta difícil seguir la que sé, en el fondo abajo, cuando la vida tal como la hemos vivido deja de
de mi corazón, que debería seguir. tener sentido para nosotros, la fidelidad exige que vea-
Los frutos de la fidelidad, de mantener la mirada en mos las nuevas cuestiones como una llamada de Dios a
las alturas, pero estando dispuestos a caminar penosa- crecer, a ir hacia adelante en la nueva situación o a pro-
mente por terrenos pantanosos para llegar, son difíciles fundizar en la antigua. Porque debemos crecer o arries-
120 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS EN POS DE UN DIOS QUE NOS LLAMA 121

gamos a seguir siendo adolescentes durante toda nues- 1) La hermana Joan compara la búsqueda de la libertad
tra vida adulta. perfecta con una «quimera», una ilusión o un pro-
La fidelidad exige que permanezcamos leales a la ducto de la mente. ¿Has creído alguna vez que la vida
religiosa sería una vida de absoluta libertad? ¿Era esa
búsqueda misma, no tolerando ninguna parada estable- libertad una liberación de las «preocupaciones del
cida en el camino. El poeta James Russell Lowell enten- mundo», de las obligaciones, de la exigencia de res-
día bien la verdadera función de la fidelidad en la vida ponsabilidad?
cuando decía que «el crimen no es el fracaso, sino una
aspiración mísera». Cuando rechazamos las cuestiones ¿Cuándo descubriste que esa definición de la vida
religiosa era una quimera?
vitales en favor de la seguridad intelectual, la aproba-
ción social o la tranquilidad personal, no hemos logra- 2) La hermana Joan dice: «La fidelidad no es la estabili-
do ser fieles a la vida, por mucho que proclamemos dad de lugar, sino la estabilidad de corazón». ¿Puedes
serlo. mencionar un ideal importante que tu comunidad o
En sus «Cuentos de un monasterio mágico», Teo- tú tengáis en lo más profundo de vosotros, en vues-
phane Boyd incluye una parábola que pone de mani- tro corazón?
fiesto toda la confusión de la vida espiritual. El cuento
dice así: 3) ¿Qué quiere decir la hermana Joan cuando escri-
be que «los compromisos eliminan de la vida lo
«Yo tenía un único deseo: darme por completo a Dios. estático»?
Por eso me fui al monasterio. Un anciano monje me pre-
guntó: "¿Qué es lo que quieres?" 4) ¿Cuál de estos personajes —Moisés, Jonás, Pedro o
Yo dije: "Lo único que quiero es darme a Dios". David—tiene más resonancia en ti cuando piensas en
Esperaba que fuese amable y paternal, pero me gritó: un ejemplo bíblico de fidelidad?
"¡AHORA!".
Me quedé atónito. Él me gritó otra vez: "¡AHORA!" 5) Si has tenido alguna experiencia con el barro o con
algún material similar, comparte lo que esta frase
Después tomó un garrote y vino a por mí. Yo di media
significa para ti: «La fidelidad es el horno de alfarero
vuelta y eché a correr. Pero él me persiguió blandiendo el de la vida donde, probados por el calor y el fuego,
garrote y gritando: "¡AHORA, AHORA!". adoptamos formas y matices que nunca habíamos
Eso ocurrió hace años. Pero aún me sigue adonde- soñado».
quiera que voy. Siempre con el mismo garrote y con su
"¡AHORA!"». 6) Los profesores de física definen la «inercia» como la
tendencia de un cuerpo a permanecer como está, ya
Es en el ahora donde la fidelidad y la fe encuentran las sea en movimiento, ya sea en descanso. ¿Por qué
fuerzas para vivir. Ninguna vida religiosa que rechace dice la hermana Joan que no debemos confundir la
alguna de las dos puede ser realmente vida religiosa. inercia con el compromiso perpetuo?
Aquí luchamos. Aquí crecemos. Aquí es donde debe-
mos estar, en el proceso del proceso, no envueltos en un 7) Leemos: «En todas las vidas hay momentos decisivos
capullo protector proclamando nuestro desinterés por la que, a la larga, nos llevan hacia donde queremos
orientarnos: el corazón de Dios y el Dios de nuestros
vida, esquivando las eternas cuestiones, insistiendo en
corazones». ¿Cuál es el momento decisivo de los últi-
que anestesiar el alma es una virtud, y todo ello en nom- mos diez años que más te ha aproximado al corazón
bre del Dios que es siempre nuevo. de Dios?
* * *
122 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS

8) ¿Has tenido la experiencia de considerar algo parte


de tu fidelidad y haber tenido que admitir más tarde 8
que en realidad era parte de tu rigidez? ¿Qué te impi- Convertirse en llama
de ahora confundir ambas cosas?

9) Dentro de tu promesa de fidelidad, ¿a qué os llama, a


ti o a tu comunidad, Dios ahora?

10) Selecciona tus líneas favoritas de este capítulo y


explica tu elección.

Cuenta la tradición que alguien le hizo la siguiente pre-


gunta al abad Antonio: «¿Qué debo hacer para compla-
cer a Dios?» Y el anciano respondió: «Presta atención a
lo que voy a decirte. Seas quien seas, ten a Dios siem-
pre presente; hagas lo que hagas, hazlo según el testi-
monio de la Sagrada Escritura; vivas donde vivas, no te
marches con excesiva facilidad. Observa estos tres pre-
ceptos y te salvarás». Esta historia presenta unas dimen-
siones de la vida religiosa que se olvidan demasiado
fácilmente. La vida religiosa consiste en buscar a Dios
siguiendo el Evangelio y perseverando en ambas activi-
dades. La vida religiosa capta nuestro corazón, centra
nuestra mente y estabiliza nuestra alma para la búsque-
da resuelta del reino del Dios vivo. Le parezca lo que le
parezca la consagración religiosa al mundo circundante,
en ninguna circunstancia debe confundirse la vida reli-
giosa con la pertenencia a una institución religiosa.
Ante todo, la vida religiosa no es una institución, una
especie de aparato de la Iglesia destinado simplemente
a proporcionar una base al servicio social. De hecho, el
servicio social no es en absoluto, por sí mismo, lo que
inspira el compromiso religioso. Sí es verdad que lo po-
ne de manifiesto, lo hace realidad y le proporciona au-
tenticidad, pero no lo inspira ni subyace a él ni lo defi-
ne. La vida religiosa es algo muy personal, muy huma-
no, muy espiritual y que absorbe la vida entera. De no
ser así, cualquier persona podría ser habilitada para ello
profesionalmente o ser contratada o el puesto podría ser
ofrecido públicamente para realizar un servicio de corta
124 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CONVERTIRSE EN LLAMA 125

duración. La verdad es, sin embargo, que la vida re- La vida cristiana en una comunidad religiosa es para
ligiosa es o no adecuada para la persona y, si no lo es, personas que quieren estar plenamente vivas. No es para
todo lo que se diga sobre la santidad, la fidelidad o el quienes eligen ir por la vida medio anestesiados espi-
compromiso no le servirá de nada a quien no encaje en ritualmente, embotados psicológicamente y ajenos a
ella; mientras que si es adecuada, ninguna clase de cam- cuanto les rodea. Apoyándose únicamente en sí mis-
bio podrá sofocar su espíritu. mos, comprometidos a vivir con un montón de extra-
ños, a la deriva en las distintas comentes y fases de la
No, la vida religiosa no es un sistema inventado para vida espiritual y sensibles a la vocecilla interior de una
el reclutamiento de profesionales de la Iglesia, sino que fe sin forma definida, los religiosos viven una vida llena
es un estilo de vida, un modo consagrado por la tradi- de esperanza y saturada de esfuerzo humano, no una
ción de ser cristiano en el mundo. Es verdad que no se incursión soporífera en un aislamiento espiritual en el
trata más que de una forma entre otras de vida cristiana; que no hace mella la lucha y nunca penetra el autoco-
pero es una forma característica, distinta de todas las nocimiento.
demás en estilo, consagrada a la búsqueda cristiana, ide-
ada para quienes sienten pasión por el misterio de la Si pretendemos utilizar la vida religiosa para huir de
vida y concentrada exclusivamente en comprender y la gente, aspiramos en vano a proteger para nosotros
proclamar la Buena Nueva de que Jesús existe, nos sal- mismos, en un mundo repleto de marginados y de refu-
va y nos ama a todos nosotros, a todas las cosas, tanto a giados, lo que nunca debe protegerse. No venimos a la
las personas como al planeta. Y siempre. Y lo hace no vida religiosa para aislarnos del Evangelio del que ha-
simplemente sirviendo al mundo, sino siendo una pre- blamos. Son los religiosos quienes, más que cualesquie-
sencia fiel en él que se propone hablar el lenguaje del ra otros, deben acoger a todos esos proscritos en sus vi-
Evangelio en su lengua materna. das, hasta el último de esos despreciables. No se entra
en la vida religiosa para pretender que se es pobre mien-
La vida religiosa es la historia de toda la creación tras se vive en una plácida seguridad. Al contrario, la vi-
claramente reconocible en la vida de una sola persona. da religiosa nos despoja, a todos y cada uno de nosotros,
Quienes esperan neciamente o creen románticamente tanto en conjunto como individualmente, hasta dejarnos
que la vida en una comunidad religiosa carece de las con lo imprescindible para que, finalmente, podamos
presiones del mundo real saben poco de ella y menos colmarnos de cosas que están por encima de las cosas.
aún de la responsabilidad humana respecto de la co- No venimos a la vida religiosa porque seamos indecisos
creación. Mitifican a un Jesús que expulsa a los demo- y no podamos funcionar sin dirección, sino para poder,
nios y desafía a los fariseos, sufre tentaciones y eleva a junto con otros, escuchar al Espíritu en voces que no
personajes que muestran una extrema fragilidad a la son las nuestras. La vida religiosa no es fácil, pero tam-
más mínima presión. La vida en una comunidad reli- poco es irreal ni quijotesca ni extravagante.
giosa saca todas esas cosas a la superficie. Quienes en-
tran en la vida religiosa traen consigo sus demonios in-
teriores, la necesidad de un reto, las tentaciones más Toda la vida que tenemos
tenaces y las debilidades más vulnerables. Sin embargo, Para vivir una vida religiosa hace falta toda la vida que
no huyen de sí mismos, sino que son personas dispues- tenemos. Hace falta un corazón de ermitaño, un alma de
tas a asir la vida con ambas manos, a afrontarla directa- montañero, unos ojos de amante, unas manos de sana-
mente y a vivirla plenamente. dor y una mente de rabino. Exige una inmersión total en
126 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CONVERTIRSE EN LLAMA 127

la vida de Cristo y una concentración absoluta en el sig- que por entonces los religiosos se ocupaban, en las que
nificado actual de la vida evangélica. Todo ello presu- se formaban, de las que se acusaban, se volvieron abso-
pone una presencia ardiente, y quizá ahí sea donde las lutamente absurdas, patéticas y lamentables, destinadas,
cosas empiezan a fallar. ciertamente, a servir a grandes ideales espirituales, pero
Antes del siglo xm y de la proliferación de las nor- muy por debajo de la dignidad de la madurez espiritual.
mas canónicas, los religiosos tenían el compromiso im- Los grandes temas de la vida religiosa se convirtieron
preciso y en gran parte extraoficial de vivir una intensa en una sucesión de preguntas inconsecuentes e insigni-
vida espiritual, de orientarse sólo hacia Dios a la hora de ficantes: ¿cuánto dinero permitía la pobreza llevar en el
hacer elecciones vitales, de ser fieles a sus ideales en un bolsillo a un religioso?; ¿era desobediencia refutar la
mundo profano, de ser personas que viven de la Escri- información de un superior?; ¿era la adhesión a las cos-
tura. Los religiosos buscaban a Dios y sólo a Dios y, al tumbres de la casa parte esencial de la obediencia reli-
hacerlo, se convirtieron en símbolos de sabiduría, en giosa o no?; ¿era admisible que las monjas pusieran col-
gurús, en directores espirituales de una sociedad tan in- chas estampadas en sus dormitorios?; ¿podía medirse la
mersa en lo secular que lo sagrado se había vuelto invi- humildad por la inclinación de la toca?; ¿era la amistad
sible, tan privada de la memoria de lo divino que las una amenaza para la vida religiosa de una persona?;
preocupaciones seculares consumían la existencia hu- ¿cuántos libros, imágenes, discos, cintas, hábitos o za-
mana. En aquel momento, sin embargo, en un ambiente patos podía poseer un religioso sin violar el voto de po-
fascinado por las universidades, la educación estructu- breza?; ¿era posible comprar pasta de dientes sin per-
rada y las disputas filosóficas, y ante la decadencia de miso expreso del superior?... Y la lista continuaba con
las comunidades religiosas, que se habían convertido en cuestiones aún peores.
una especie de refugio religioso para los hijos e hijas de Pero no había duda de que la lista no era ineficaz.
los poderosos, surgió el concepto de «votos». Y la vida Una vida sin autonomía en los asuntos más elementales
religiosa empezó a ser definida, teologizada y regulada. llevó a una cultura espiritual de gran seguridad, pero
Pronto, los «consejos evangélicos» de pobreza, castidad asimismo de gran ansiedad, que contribuyó también a
y obediencia se convirtieron en los criterios y la medida fomentar el narcisismo y la puerilidad espirituales, con-
de la vida espiritual. Y con ellos, a lo largo de los siglos, dujo a un egocentrismo disfrazado de virtud, pero peli-
llegaron los manuales espirituales, las categorías y los grosamente cercano a la neurosis, e hizo de la vida reli-
cánones, que tenían por objeto el control del comporta- giosa una sincera pero pálida sombra de un Evangelio
miento. Pero, al mismo tiempo, este proceso sofocó el lleno de milagros inaceptables y de encuentros dispares
espíritu de la vida religiosa. Lenta pero inexorablemen- entre los guardianes del sistema y los pescadores de
te, el compromiso religioso empezó a reducirse a una hombres. Redujo una vida grandiosa a la mínima expre-
serie de actividades, cuando lo que se necesitaba era una sión: niños espirituales recorrían el camino seguido en
actitud mental y la promesa de una presencia profética. el pasado únicamente por discípulos y mártires, por
Pronto, los religiosos se convirtieron más en lo que hombres valerosos y mujeres fuertes.
hacían que en lo que eran, veían o pensaban.
Cualquier vida que exija la vida entera de una per-
Y, lo que es peor, la comunidad cristiana en general sona debe consistir en algo más.
—y algunas veces especialmente los religiosos— se Por tanto, quizá haya llegado la hora de deshacerse
asombraba de los criterios empleados para medir la au- de la noción de vida religiosa como manifestación de
tenticidad de esa vida. Las cuestiones teológicas de las tres códigos de conducta aislados y de preguntarse sim-
128 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CONVERTIRSE EN LLAMA 129

plemente qué clase de personas y qué clase de vida cris- vivo y presente en el ahora, ¿qué bien pueden hacer a
tiana habría en el mundo si los religiosos volvieran a ver los demás, por muchos servicios que realicen? La vida
el compromiso religioso desde el punto de vista de las religiosa no es una cuestión de ministerio, sino que trata
actitudes espirituales, en lugar de como un código de de desarrollar un corazón y una mente que lleguen a ver
conducta personal. Sin duda, en los albores del siglo la vida tal como es y, en consecuencia, nos animen a
xxi, profesar la pobreza, la castidad y la obediencia en vivir de forma diferente.
un mundo donde la pobreza es un pecado contra la jus- Los religiosos, como los demás seres humanos vi-
ticia, donde la castidad es un constructo teórico, no un vos, son personas de su tiempo. Eso es lo que les hace
dato de la realidad, y donde la obediencia es más propia peligrosos. Y también es lo que les hace potencialmen-
de una concepción militar que de una cultura que valo- te insulsos. El hecho es que los religiosos no deben ser
ra la independencia, hace que la vida religiosa resulte simplemente personas del mundo, sino que han de ser
más sospechosa que admirable. Mantener este enfoque también, consciente, continua y coherentemente, perso-
degrada esta vida más allá de toda justificación, la con- nas de Dios, personas que busquen el modo de pensar
vierte en una especie de culto institucionalizado y limi- de Dios y que lo proclamen cueste lo que cueste.
ta su fuerza espiritual. Comprender el papel de la conversión en la vida
religiosa es comprender el antiguo concepto de «elec-
ción». Los Hasidim lo explican del siguiente modo: «En
La búsqueda de Dios cierta ocasión le preguntaron a un rabino qué se sentía
siendo rabino. "Bueno —dijo el rabino— empecé a
La búsqueda de Dios es el proceso de modelar el alma entenderlo mejor cuando me ocupé del aprisco. Allí, ca-
y dura toda la vida, de modo que no se trata de un ejer- da cordero que hacía el número diez era elegido para el
cicio religioso rutinario a corto plazo. La vida religiosa servicio en el templo simplemente por ser el número
pretende la implantación de una presencia espiritual en diez. Y justamente así fue como me eligieron a mí para
un mundo perdido en lo mundano, no la perpetuación ser rabino"». Nadie es «elegido», en otras palabras, por-
porque sí de un estilo de vida arcano. Las congregacio- que sea mejor que otros para algo, y todo el mundo es
nes religiosas no se fundaron para ser museos antropo- «elegido» para algo. Todo el mundo tiene alguna dispo-
lógicos, sino que están constituidas por personas reales, sición interna que le capacita para lo que debe ser hecho
adultas todas ellas, que hacen cosas reales por razones en él, que le llama a ello, que le confirma en ello, que le
importantes. señala para ese servicio. Como las personas que tienen
La vida religiosa es la historia de los profetas, per- un oído perfecto para la música o destreza manual para
sonas corrientes con una visión teofánica que tuvieron la artesanía o un ojo artístico para la fotografía, algunas
que renovarse a sí mismos, en orden a transmitir la nue- personas tienen, única y exclusivamente, un compromi-
va visión a los demás. so muy acusado con las dimensiones espirituales de los
La vida religiosa, en otras palabras, nos exige pri- afanes humanos y de las cosas de Dios. Esta intensa
mero nuestra propia conversión. Es un terreno de culti- sensibilidad religiosa es lo que llama a la persona, lo
vo, no un modo de vida para mantener costumbres ad- que la lleva a centrarse únicamente en el desarrollo del
quiridas. Exige que estemos plenamente al día, no que componente espiritual de la vida humana.
nos quedemos anticuados sin remedio. Hasta que los Pero, aunque algunas cosas nos parezcan innatas
religiosos no se conviertan al modo de pensar del Dios —el amor por los niños, la pasión por el arte, el alma de
130 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CONVERTIRSE EN LLAMA 131

buscador y la visión de visionario—, eso no significa segura que lo diferencie de todos los demás en cuanto a
que, porque la capacidad sea real, esté ya desarrollada, su estilo y a la claridad de su presencia.
sino que significa tan sólo que está abierta a ser molde- Esta forma de vida exige de nosotros la conversión
ada. Y entonces es cuando comienza la conversión. de todo cuanto el mundo considera más precioso. Re-
La vida religiosa toma el alma del buscador y la va quiere el compromiso de superar obstáculos con el Je-
despojando de sus capas externas hasta llegar al núcleo, sús que fue tentado, y de decir «no» de nuevo, alzando
para que podamos ver lo que estamos buscando, sabo- la voz y con convicción, proféticamente y con firmeza,
rear aquello de lo que estamos hambrientos, convertir- a esa clase de poder que deja impotentes a otros; decir
nos en lo que perseguimos y anunciar, finalmente, la «no» a los beneficios conseguidos a expensas de los
Buena Nueva que nos embarga, a fin de que la oiga todo pobres; y decir «no» a las relaciones que seducen a los
el mundo. inocentes, explotan a los incautos y convierten a los
Es evidente que la función de la vida religiosa con- pequeños del mundo en degradados instrumentos de
siste, en principio, en tomar nuestro yo, impregnarlo de satisfacción personal.
la Escritura y después confrontarlo con el ejemplo de Libertad y perspectiva son los dones de la vida reli-
Aquel que se mantuvo firme tanto frente a la sinagoga giosa al mundo que la circunda. Absorbidos únicamen-
como frente al estado, por mor de la Palabra de Dios. te por el reino de Dios, los religiosos se encuentran en
Esa vida de conversión nos convierte, ante todo, a no- una situación privilegiada para ver las cosas con mayor
sotros mismos. Después es posible que, mediante esa claridad, precisamente por la distancia que mantienen
transformación, transforme también el pequeño círculo respecto de ellas. Cuando no están obligados a nadie ni
vital en que nos encontramos, a fin de que, a través de seducidos por nada, los religiosos permanecen libres
cada uno de nosotros, el mundo pueda volverse hacia para apelar a la conciencia del rey. La presencia de reli-
Aquel que lo hizo en su totalidad lleno de vida, lleno de giosos, de verdaderos religiosos, es peligrosa en cual-
fuego. quier sociedad.
Cuando China ocupó el Tíbet, cuenta un relato Zen,
muchos soldados trataron con enorme crueldad a los
Conversión sometidos. El blanco favorito de sus atrocidades fueron
los monjes. Así que, a medida que las fuerzas extranje-
La conversión es el proceso de llegar a ver el mundo de ras invadían los pueblos, los monjes huían a las monta-
un modo diferente del que la cultura, la comodidad y el ñas. Cuando los invasores llegaron a cierto pueblo, el
afán de dominio nos inducen a verlo. La pregunta, natu- teniente de la avanzadilla presentó el siguiente informe:
ralmente, es la siguiente: ¿en qué consiste esta forma de «Los monjes, al enterarse de que su llegada estaba pró-
estar en el mundo que llamamos «vida religiosa»? ¿Qué xima, Excelencia, han huido a las montañas...» El co-
hay de diferente en ella que no pueda hacerse también mandante sonrió presuntuosamente, orgulloso del terror
en cualquier otra forma de vida cristiana? La respuesta, que inspiraba. «Todos menos uno», prosiguió con tran-
por supuesto, es nada, al menos en un cierto nivel. To- quilidad el teniente. El comandante se enfureció. Se
dos estamos llamados a la vida espiritual, a la conver- dirigió al monasterio, le pegó una patada a la puerta y
sión, al cristianismo en su forma prístina. Este modo de allí, en el patio, estaba el único monje que se había que-
vida cristiana, sin embargo, exige un enfoque específi- dado. El comandante le miró encolerizado. «¿Sabes
co, un énfasis claro y preciso, una cualidad sólida y quién soy yo? —le dijo—. Soy quien puede atravesarte
132 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CONVERTIRSE EN LLAMA 133

con una espada sin pestañear». Y el monje replicó: «¿Y actitudes espirituales, en lugar de como un código de
tú sabes quién soy yo? Yo soy quién puede dejar que me conducta personal»?
atravieses con una espada sin pestañear». 6) La hermana Joan escribe lo siguiente: «La vida reli-
Realmente, los religiosos, libres, sin ataduras, cen- giosa toma el alma del buscador y la va despojando
trados en Dios, son un peligro para la sociedad. Pero de sus capas externas hasta llegar al núcleo...» ¿Vives
primero, por supuesto, los religiosos de este momento y en el nivel de tu núcleo como deseas, como prome-
tes en cada retiro, como soñabas en los primeros
de esta época tienen que querer renovarse: deben pri- tiempos? Si no es así, ¿qué te impide hacerlo?
mero convertirse a sí mismos.
Pero ¿cómo y a qué? Si la espiritualidad del pasado 7) «Los religiosos permanecen libres para apelar a la
degeneró en códigos y cánones, en reglas y regulacio- conciencia del rey». ¿Cuál fue la última vez que le
dijiste a algún «emperador» que estaba desnudo?
nes, en ejercicios y ritos, por buenos y bienintenciona-
dos>que fueran, ¿cuál puede ser ahora el objeto de la 8) Selecciona tus líneas favoritas de este capítulo y
conversión? ¿Queda algo en este momento que sea explica tu elección.
materia prima de la santidad?
* * *

1) ¿Cuál puede ser ahora el objeto de la conversión?


¿Queda algo en este momento que sea materia prima
de la santidad?
2) Nombra tres cosas necesitadas de conversión en ti o
en tu comunidad, a fin de «no ver al mundo como la
cultura, la comodidad y el afán de dominio nos indu-
cen a verlo».
3) La hermana Joan define a quienes entran en la vida
religiosa como «personas dispuestas a asir la vida
con ambas manos, a afrontarla directamente y a vi-
^ virla plenamente». Reformula o reescribe esta defini-
ción a partir de tu propia experiencia.
4) '«No se entra en la vida religiosa para pretender que
se es pobre mientras se vive en una plácida seguri-
dad» ¿Habéis afrontado tú y tu comunidad lo que sig-
nifica dejar de hacerse los pobres y vivir realmente el
espíritu de la pobreza?
5) ¿Cuál debería ser nuestra respuesta a la pregunta de
«qué clase de personas y qué clase de vida cristiana
, habría en el mundo si los religiosos volvieran a ver el
compromiso religioso desde el punto de vista de las
UN TESTIMONIO VIVO 135

9 ción, servicio, ecumenismo, ecología...—, continúan los


religiosos haciendo voto de pobreza, castidad y obe-
Un testimonio vivo diencia?; ¿qué podría sonar más árido?; ¿qué podría re-
sultar menos atractivo?; ¿qué podría parecer menos pro-
gresista en un mundo en el que la pobreza es un proble-
ma fundamental, la castidad ya no supone tanto una
protección contra embarazos no deseados cuanto una
virtud, y la perpetración de holocaustos y genocidios,
así como la corrupción política, han degradado la obe-
diencia hasta un extremo irreversible?; ¿qué utilidad
No es fácil escribir sobre los votos en este período de la espiritual tiene lo que no interesa a nadie ni nadie quie-
historia religiosa. Muchos religiosos tienen serias dudas re? En esta cultura, si me empeño en ir a la luna, la gen-
respecto de su valor y, si pudieran, transformarían las te se sobrecoge. Si me comprometo en apoyar un impor-
promesas tradicionales en un compromiso con la vida tante proyecto de desarrollo cívico, la gente manifiesta
evangélica o en alguna otra fórmula similar. Muchos claramente su admiración. Si prometo entregar mi vida
más ponen en cuestión su contenido, cuando no su exis- a las cuestiones que se le plantean a la ciencia moderna,
tencia. La mayoría de los religiosos formados antes del la gente aplaude. Si hablo de ser religiosa, la gente se
Vaticano n les conceden mucha menos importancia que desvive por entender esta clase de vida y estimular sus
antes. Y tampoco eran un elemento esencial en la pri- progresos. Pero si hablo de comprometer mi vida con la
mitiva vida religiosa. La cuestión, por tanto, es la si- pobreza, la castidad y la obediencia, la gente apenas res-
guiente: ¿son o no son los votos una parte importante de ponde. No se impresionan, no se emocionan, no se con-
la vida espiritual para los religiosos contemporáneos? Y mueven como en el pasado ante la idea de asumir un
la respuesta puede consistir en decir clara y rotunda- testimonio público tan duro en estos aspectos sustancia-
mente «sí y no». No, si los consideramos restricciones les de la vida. Parece que, por alguna razón, los votos
de la vida; sí, si los vemos como una actitud ante la sencillamente han perdido sentido, tanto dentro de la
misma. vida religiosa como fuera de ella. Pero ¿por qué? ¿Es la
naturaleza misma de los votos lo que la gente cuestiona,
Puesto que la mayoría de los religiosos que entraron o es el modo en que los aplicamos a la vida moderna lo
en las congregaciones después del Vaticano n no han que les deja indiferentes, laque les hace escépticos res-
visto nunca los votos reducidos a una serie de compor- pecto del valor de unas promesas espirituales que no tie-
tamientos prescritos o prohibidos, puede que corran me- nen ningún significado material?; ¿es la vida religiosa
jor suerte en el futuro y se conviertan, de cara al mundo, simplemente una vida simbólica, o tiene suficiente fun-
en lo que siempre debieron ser: luces de aviso, ideales, damento como para resultarle significativa al mundo
signos de esperanza que hay que vivir en el aquí y el que la circunda?
ahora, tanto en la escena pública como en la vida priva-
da de la comunidad. Las respuestas a todas estas preguntas dependen,
Pero, además de la cuestión de si debería o no exis- por supuesto, de cómo vean los propios religiosos la
tir algo semejante a los votos religiosos, hay otra cues- función de los votos en sus vidas, y después en la vida
tión aún más seria: ¿por qué, entre todas las cosas que de las personas en medio de las cuales los pronuncian
una persona espiritual puede prometer en la vida —ora- públicamente. Los votos, nos dice la doctrina tradicio-
136 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UN TESTIMONIO VIVO 137

nal, tienen que ser un testimonio público de los valores que la autonomía de los pueblos es aún un esperanzado
evangélicos. Un testimonio público: algo que la gente anhelo? ¿Qué valor «testimonial» tienen, en otras pala-
pueda ver y extraer de ello aliento y esperanza. Los vo- bras, la seguridad, el aislamiento y la dependencia cuan-
tos no son la esfera privada de unas personas piadosas do en todas partes se consideran yugos de los que hay
que temen al mundo y, por tanto, huyen de él, sino que que liberarse, no valores que deban ser apreciados?
nos comprometen a entregar nuestras vidas a las cosas Cuando la pobreza religiosa dejó de ser real, cuando
en cuyo favor estamos, no a intentar escapar de las la no-castidad dejó de ser un peligro social con su ame-
cosas a las que nos oponemos. naza de hijos no deseados y cuando la obediencia dio
Pero, si es así, puede que el mundo no haya necesi- paso a la «libertad, igualdad, fraternidad» en un mundo
tado nunca los votos tanto como ahora, a condición de sin reyes ni reinas, esta clase de vida religiosa se fue
que sepamos lo que los votos significan para nuestro convirtiendo en una imitación acartonada de la vida, en
tiempo y de que nosotros vivamos su significado. una serie de ejercicios vacíos para rigoristas religiosos,
Los maestros Zen enseñan lo siguiente: «Cuando un todos ellos sinceros, pero cada vez más desconectados
monje entra en una taberna, ésta se convierte en su de las necesidades de la gente, de la corriente de unos
celda. Y cuando un cliente habitual de las tabernas entra tiempos que llamaban a toda la sociedad a plantear nue-
en una celda, ésta se convierte en una taberna». Donde- vas exigencias a las viejas virtudes.
quiera que vayamos, llevamos lo que somos, y lo que Pero la vida religiosa no puede continuar existiendo
somos influye, para bien o para mal, positiva o negati- de este modo. Lo que el mundo necesita, respeta, exige
vamente, en el ambiente de los lugares a los que vamos. y entiende ahora no es la pobreza, la castidad y la obe-
En mi opinión, el significado del compromiso religioso diencia, sino una justicia generosa, un amor temerario y
es mucho más evidente en esta interpretación de la vida una infinita capacidad de escucha. La adhesión mecáni-
religiosa como levadura que en todas la definiciones ca a conceptos mecánicos deja la vida religiosa estéril y
canónicas de la pobreza, la castidad y la obediencia que vacía, tanto para quienes están dentro de ella como para
se han escrito. De hecho, la sola mención de esas pala- quienes están fuera. El mundo cuenta ya con demasia-
bras emana un olor a naftalina y provoca un bostezo das copias baratas de lo auténtico como para empezar a
incontenible. apreciar otra, aunque se presente en nombre de la reli-
gión. Y además no debería hacerlo. Si la Escritura nos
enseña algo, es el poder de lo auténtico.
Pobreza religiosa Sólo hubo un Abrahán, un Moisés, una Judith, un
David, una Débora y una samaritana, todos ellos defec-
¿Qué es la pobreza religiosa para la gente sino un juego tuosos y frágiles. No obstante, trastocaron sus mundos,
canónico en un mundo en el que la pobreza absoluta es no porque fuesen «símbolos» de lo que podía existir, si-
la maldición de la mayoría de los hijos de la tierra? no porque eran piezas genuinas en un mundo en busca
¿Qué es la castidad en una vida solitaria y sin amor sino de verdad y orientación. También a los discípulos se les
el fomento de una retorcida coerción a los corazones en envió sólo «de dos en dos», no en grandes grupos; pero
un mundo en el que la sexualidad, reprimida, explotada cambiaron la faz del mundo romano, no porque fueran
o distorsionada, invade hasta el aire que respiramos? poderosos, sino porque eran audazmente verdaderos,
¿Qué es la obediencia para quienes están oprimidos sino rigurosamente auténticos y estaban absolutamente com-
un sometimiento aún más humillante en un mundo en el prometidos. Eran lo que decían ser, no vagas, aunque
138 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UN TESTIMONIO VIVO 139

sinceras, imitaciones. Los votos codificados, en un mente de parte de aquellos cuyas vidas son infravalora-
mundo que busca la virtud, no bastan para cambiarlo. das, denigradas o despreciadas. Si creemos en la comu-
Sólo una virtud que esté por encima de los votos, una nión eucarística, entonces debemos compartir el pan de
vida vivida por el bien del mundo y por encima de las nuestras vidas con aquellos que están verdaderamente
normas, no principalmente para la propia santificación, hambrientos y el vino de nuestros días con aquellos cu-
pueden transformarlo por completo. yos corazones carecen de alegría de vivir. Si creemos en
La vida religiosa ya no puede permitirse ser un sim- Belén, entonces debemos escuchar la verdad y estar
ple símbolo de nada. Debe ser lo que fue en sus comien- alerta a la revelación allí donde sea menos probable que
zos. Debe ser auténtica: realmente familiarizada con la ambas se encuentren. Y, en último término y principal-
pobreza y sus efectos, realmente resuelta a mantener mente, debemos aceptar el hecho de que la verdad espi-
una castidad liberadora, realmente comprometida a oír ritual más evidente en este momento es que la vida reli-
las voces del mundo entero. Si la vida religiosa ha de ser giosa no se salvará con una nueva serie de reglas. La
un don en los tiempos difíciles, la imagen viva del vida religiosa sólo puede salvarse siendo lo que dice ser,
mundo que la gente espera, debe ser lo que dice ser. haciendo lo que se espera que haga, convirtiéndose en
Debe ser la pieza genuina, el modelo de lo que debe ser, un nuevo modo de estar en el mundo. La vida religiosa
pero aún no es. debe dedicarse a ver lo que otros no ven o a decir lo que
Lo que necesita un mundo lleno de campos de re- otros puede que no digan —por la razón que sea— a
fugiados y niños hambrientos, mujeres maltratadas y cualquier precio. Los religiosos deben ocuparse de las
hombres sin hogar, deudas del Tercer Mundo y medidas grandes cuestiones de la vida, no del recreo religioso o
políticas dirigidas a equilibrar presupuestos a costa de del «masaje» espiritual.
las necesidades de los pueblos, es una vida religiosa que Pero eso sólo puede conseguirse si los religiosos vi-
haga voto de ser lo que el mundo más precisa: un aman- ven decididamente en el presente, con sus corazones
te audaz, una voz para los pobres, un buscador de la ver- sintonizados con el aquí y el ahora. Bonitas palabras, sí,
dad. Sólo cosas como éstas, sólo esta clase de pobreza, pero duras. Si las comunidades religiosas centran su
castidad y obediencia, son las que espera y anhela este atención en el individualismo, la explotación y la codi-
mundo maltrecho, explotado y empobrecido. cia circundantes, pueden encontrarse caminando por
arduos caminos, siguiendo oscuras sendas, marchando
por rutas solitarias. Vernos cuestionando cosas conside-
Espiritualidad radas normales, aceptables e incluso deseables para los
poderosos y privilegiados da al traste con todo el respe-
La espiritualidad no es la versión romántica de un mis- to, con todas las buenas formas a las que tan acostum-
ticismo imaginario, una desbordante fantasía religiosa brados estábamos en los días de nuestra inserción en el
desatada sobre el mundo para abrumarlo, fustigarlo o orden establecido.
incordiarlo. La espiritualidad es teología en acción; es No obstante, no siempre fue así. Cuando las llamas
lo que hacemos en virtud de lo que decimos creer. Lo eran nuevas y fogosas, ningún repudio desanimaba.
que dogmatizamos en credos, la espiritualidad lo encar- Nuestros antepasados conocieron el rechazo y la hosti-
na; y lo que encarnamos es lo que realmente creemos. lidad en una sociedad que no quería saber nada de es-
Si, por ejemplo, creemos que la Encarnación santificó a cuelas católicas, instituciones católicas o de los propios
toda la humanidad, entonces debemos estar sincera- católicos, pero ellos siguieron adelante a pesar de todo,
140 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UN TESTIMONIO VIVO 141

porque buscaban a Dios, no la aprobación social; se pre- agenda para esta semana o este mes, tus actividades
ocupaban del Evangelio, no de la ley; y obraban con fe, y tus rutinas. ¿A qué teología apunta tu agenda?;
no con prudencia. Nosotros, por nuestra parte, hemos ¿qué dice respecto de tu fe?
perdido la capacidad de «testimonio» de la que tanto 7) ¿Hubo un tiempo en que sentías que estabas vivien-
nos gusta hablar. Ahora, el alcance del testimonio reli- do los votos con especial autenticidad? ¿Cuándo sen-
gioso es aún más amplio que antes. No se trata de estar tiste que habías logrado vivir «lo genuino»? ¿Qué
comprometido sólo con la población católica, si lo que caracterizaba a aquellas épocas de tu vida? ¿Qué las
queremos es que el Evangelio refleje su autenticidad en hizo posibles? ¿A qué vida dieron origen?
nosotros. Ahora debemos hablar por el planeta y todos 8) ¿Selecciona tus líneas favoritas de este capítulo y
sus habitantes, si lo que proclamamos con nuestras explica tu elección?
vidas puede ser afirmado por la Escritura, y no digamos
si debe ser ratificado por los votos. Es hora de nuevo de
ser la presencia que enciende el fuego; es hora de con-
vertirse en llama. Ojalá no nos aferremos a las sombras
de fuegos pasados. Ojalá no tengamos miedo del ardor
del actual.
* * *

1) ¿De qué valores evangélicos que den autenticidad a


los votos que proclamáis públicamente dais testimo-
nio tú y tu comunidad?
2) ¿Cómo explicarías la diferencia entre el compromiso
religioso visto como levadura y como fórmula? Pon
ejemplos actuales de ambos.
3) La seguridad puede aparentar ser pobreza; el ais-
lamiento, castidad; y la dependencia opresora, obe-
diencia. ¿Cómo puedes distinguir la realidad de la
ficción?
4) Estás de acuerdo con la descripción de los religiosos
como «amantes audaces, voz de los pobres y busca-
dores de la verdad», como dice la hermana Joan? Si
has hecho los votos religiosos, ¿te describirías a ti
mismo de este modo?
5) ¿Cómo podría una comunidad alentar y hacer posible
hoy una vivencia auténtica de los votos?
6) Reacciona ante la siguiente frase de la hermana Joan:
«La espiritualidad es teología en acción». Revisa tu
UNA LLAMADA A LA JUSTICIA 143

10 peor, han aprendido, como todos los demás miembros


de su clase social y de su ambiente profesional, a asu-
Una llamada a la justicia mir con toda naturalidad que les corresponde lo mejor.
A pesar de la advertencia evangélica, también nosotros
acumulamos grano en los graneros. Como todo el mun-
do. Cambiamos regularmente nuestros mundos por otros
nuevos. Como todo el mundo. Seguimos filosofías de
«vacas flacas». Como todo el mundo. Atesoramos bie-
nes, ahorramos dinero, «protegemos» nuestras propie-
dades y privatizamos nuestras instalaciones. Como todo
Tres elementos de la vida moderna invaden la sociedad el mundo. El modo de pensar resultaría sutil, inclu-
actual y reclaman una nueva forma de presencia religio- so ingenioso, si no fuese tan contrario a cuanto deci-
sa. La codicia, la explotación y la opresión tienen escla- mos ser. Como productos de nuestra sociedad, llama-
vizada a la humanidad, mientras la vida religiosa corre mos «prudencia», «buen negocio» y «administración» a
el riesgo de dedicarse a recitar oraciones, comer con re- nuestra codicia, nuestra acumulación y nuestra preocu-
gularidad, rodearse de gente «agradable», desempeñar pación por la seguridad. En suma, la justifiquemos co-
trabajos institucionales básicos y demostrar su valor es- mo la justifiquemos, la codicia supone, cuando menos,
piritual no cuestionando ni desestabilizando nada. Es una inconsciente reclamación de un falso derecho de
una situación penosa y carente de sentido. Si la vida re- desmedidas proporciones. Tomar más de lo que necesi-
ligiosa declina durante este período de la historia, no tamos de cualquier cosa implica robar a la tierra y a los
será porque la generación más joven no aprecie su valor. demás pueblos no sólo sus recursos básicos, sino tam-
Esta generación joven se entrega a grandes causas y bién su alma humana.
profundas cuestiones. No, no será el compromiso de es- Un comentarios importante: en la vida religiosa, al
ta generación el que se ponga en cuestión. El problema igual que en cualquier otro ámbito de la sociedad occi-
es que nuestra generación dejó que la vida religiosa se dental, la conformidad con lo suficiente ha dejado de ser
pulverizase hace ya mucho tiempo, trocando compro- una virtud, y es la codicia la que ha ocupado su lugar.
miso por conformidad, postrándose ante el altar del pro- Fuera lo que fuese lo que el voto de pobreza, tal como
fesionalismo, no del profetismo, manteniendo la paz en lo practicábamos en el pasado, hiciera por nosotros, no
lugar de dar la voz de alarma profética y guardándose de nos hizo sentirnos cómodos siendo pobres.
la muerte optando por morir en su limpio, seguro y res-
petable puesto.
La codicia sojuzga nuestro mundo como un gigan- Por el bien de los pobres
tesco yugo. Las cosas que poseemos nos definen, nos
miden y nos marcan socialmente. Los que no están ahi- Lo que la vida religiosa necesita actualmente, si se quie-
tos quieren estarlo. Los que lo están presumen automá- re que los votos tengan algún valor, es un llamamiento
ticamente que tienen derecho a los frutos de la tierra en renovado y retador a un nuevo concepto de pobreza que
una abundancia muy superior a los límites que imponen comprometa a esta generación de religiosos a vivirla
las necesidades reales. También los religiosos, que anta- por el bien de los pobres. Los viejos manuales de for-
ño asumían con toda naturalidad que les correspondía lo mación, los polvorientos documentos de otra época, las
144 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA A LA JUSTICIA 145

constituciones y los libros de costumbres que hacían de dos. En realidad, si algo necesita el mundo, es personas
la pobreza un rito de propiedad, así como las vagueda- que no sean pobres que se preocupen más de lo que se
des teológicas, deben ser desterrados de nuestro lengua- preocupa nuestro país respecto de las personas desespe-
je espiritual, eliminados de nuestras estanterías y rees- radamente pobres como consecuencia de nuestra legis-
critos con nuestras vidas. Son precisamente estos mate- lación, nuestras políticas económicas y nuestras prácti-
riales los que, irónicamente, nos dan el derecho a no ser cas comerciales.
pobres y nos proporcionan la razón para seguir siendo El problema no es que haya ricos, sino que haya tan-
ricos. Digan lo que digan los viejos tratados o fuera lo tos pobres. Por consiguiente, un voto de pobreza que se
que fuese lo que enseñasen las antiguas maestras de limita a contar el número de camisas en el armario de
novicias, la vida religiosa no exige de nosotros que con- los religiosos reduce la vida religiosa a algo ingenuo y
trolemos nuestros deseos de poseer, tener y utilizar los espurio. La pobreza religiosa no es una determinación
recursos de la tierra simplemente porque «Jesús era po- arbitraria de posesiones personales, la mayoría de las
bre». Los religiosos deben ser los primeros en reducir cuales suelen ser básicas. No, la pobreza religiosa re-
sus necesidades y refrenar sus deseos, porque es menti- quiere mucho más que el racionamiento del equipa-
ra que podemos seguir al Jesús que amaba a «los peque- miento profesional de unos profesionales. La pobreza
ños» tanto como para desafiar a la sinagoga y al estado religiosa exige que los religiosos como grupo pongan
por ellos sin hacer nada acerca del hecho de que los sus considerables recursos al servicio de los pobres. Lo
pobres sean pobres. Sin duda, el voto de pobreza no es que hacemos con nuestros recursos como congregacio-
algo tan simple como estar seguro pero no saturado. Los nes es muchísimo más importante que lo que hacemos
votos deben estar constituidos por cosas más serias, al para determinar el número de libros, camisas o zapatos
menos en nuestros días. En la actualidad, cuando los que usan los religiosos. Cuando los religiosos reducen
más pobres de la tierra ven por televisión como los más la pobreza a un nivel personal y legalista, hace tiempo
ricos alimentan a sus animales mejor de lo que ellos que ésta ha dejado de ser auténtica en esa congregación.
pueden alimentar a sus hijos, la pobreza nos obliga, La verdadera pobreza religiosa toma en serio la po-
ciertamente, a comprometernos con una justa distribu- breza, no la trivializa, y, consecuentemente, toma parti-
ción de los bienes de la tierra. Implicándonos nosotros do por los pobres, ve la vida siempre desde la perspec-
mismos en esa distribución y dedicando nuestras vidas tiva de éstos, y después utiliza sus títulos académicos,
a lograrla en beneficio de otros hacemos del voto de po- sus eminentes instituciones, sus impecables salas de
breza algo más que una sutileza canónica: lo hacemos reunión, sus bien cuidados céspedes y las propiedades
real. de sus monasterios para cuidar de los pobres, para
El voto de pobreza, no obstante, no tiene nada que hablar por ellos, para acogerlos y para influir a los ricos
ver con la penuria institucional, porque ello supondría en favor de los pobres.
dejar de lado otros intereses igualmente justos e impor- Una auténtica espiritualidad de la pobreza en un
tantes —la atención a los ancianos, la educación de los período de masiva indigencia humana descansa sobre
jóvenes, las obligaciones con respecto a los acreedores, una tríada de virtudes: la defensa pública de los pobres,
las necesidades del ministerio...—. Una comunidad la desprivatización de las congregaciones y la conver-
indigente no está en condiciones de ayudar a nadie. Lo sión personal. Y quizá en este orden.
que se necesita son comunidades que administren sus La defensa pública de los pobres surge de una con-
recursos en orden a utilizarlos en favor de los desposeí- ciencia renovada de la dimensión pública de la obra de
146 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA A LA JUSTICIA 147

Jesús. Decir que seguimos a Jesús y no decir nada a los de que la renuncia a las propiedades religiosas alterase
ricos respecto de su papel en la solución de la indigen- automáticamente la distribución de los bienes del mun-
cia —no curar leprosos, no resucitar muertos, no multi- do en favor de los pobres. En primer lugar, las comuni-
plicar panes— corta las amarras que unen la vida reli- dades sólo podrían ceder la propiedad suficiente como
giosa al Evangelio y la deja a la deriva. Decir que cono- para seguir siendo capaces de alojarse a sí mismas sin
cemos el Evangelio pero no el efecto de la legislación tener que depender del estado. Pero, además, no había
pública sobre la vida de los pobres hace muy difícil ninguna garantía de que, simplemente porque los reli-
creer que el Evangelio nos ha influido lo más mínimo. giosos renunciasen a la propiedad, se añadiera al mundo
«Pobres tendréis siempre con vosotros -—dijo Je- algo más que una nueva estación de servicio u otro
sús— pero a mí no me tendréis siempre». A primera «Restaurante Abadía». Entonces empezó a emerger un
vista, esta frase parece indicar que, ante la presencia de concepto más riguroso: la pobreza real no reside tanto
Jesús, podemos olvidar el grito de los pobres, que es en lo que poseen los religiosos cuanto en lo que hacen
posible restar tiempo a los intereses de éstos, que hay con lo que poseen. Usar lo que tenemos sólo para noso-
cosas más importantes que la preocupación por ellos. tros es pecar contra la pobreza religiosa. Ésa es la prue-
Pero hay otra interpretación más de acuerdo con el resto ba de fuego.
del mensaje evangélico. La verdad es que, a menos que Siglo tras siglo, cuando la vida religiosa ha declina-
permanezcamos constantemente atentos a las enseñan- do, esta decadencia ha sido resultado del aislamiento
zas de Jesús, olvidaremos la razón por la que existimos. social de las congregaciones religiosas. Cuanto más se
Nunca podremos comprender realmente las continuas alejaban de los pobres, tanto mayor era el abismo entre
demandas que la presencia de los pobres plantea a la los religiosos y el pueblo; cuanto más privada era la
vida de un auténtico seguidor de Jesús. El hecho de vida religiosa, tanto menos significativa, menos auténti-
prestar atención a la Escritura es lo que nos lleva a los ca, menos eficaz, menos iluminadora se hacía. Las ins-
pobres. Y prestar atención a los pobres es lo que nos tituciones religiosas se convirtieron en instituciones ce-
capacita para entender la Escritura. No podemos hacer rradas sobre sí mismas: serias, selectas, privilegiadas y
lo uno sin lo otro. privadas. Muy, muy privadas. Y eso, en el mejor de los
casos, es teológicamente sospechoso. ¿Por qué? Porque
todo lo que los religiosos poseen pertenece a los pobres.
La desprivatización de las propiedades religiosas ¿Por qué? Porque profesamos no poseer nada ¿Por qué?
Porque todos nuestro recursos los administramos para
La desprivatización de las propiedades religiosas es obras de Dios, o al menos eso decimos. Consecuente-
clave para el voto de pobreza. Durante los años inme- mente, el que las congregaciones religiosas tengan pro-
diatamente posteriores al Concilio Vaticano n, con el piedades en cantidades masivas y después cierren la
ímpetu de la renovación religiosa, se habló largamente puerta a los pobres en interés de la «privacidad», el
de desposesión, de renuncia a la propiedad por parte de «claustro», el «espacio personal» y la «vida espiritual»
las comunidades religiosas, como algo esencial para supone burlarse del voto de pobreza y no administrar
una interpretación auténtica del voto de pobreza en nada sino para nosotros mismos.
nuestro tiempo. No se tardó mucho, sin embargo, en «En cierta ocasión —dicen los sufíes— entró un
comprender que la desposesión no constituía ninguna ladrón en la cabana del santo varón y se llevó las dos
garantía de que la vida religiosa fuera más auténtica o únicas posesiones que tenía en el mundo; su libro sagra-
148 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA A LA JUSTICIA 149

do y su atril. "Pobre hombre —dijo el sufí— Ojalá a la identificación o la solidaridad con los verdaderos
hubiese podido darle también la luna"». Lo importante pobres, que no tenían nada de lo que desprenderse, nin-
es esto: demos lo que demos a los pobres, nunca es sufi- gún objeto personal por el que pedir permiso ni ningún
ciente. Lo que poseemos lo tenemos en depósito para sitio adonde enviar las facturas para las que no llevaban
los pobres, es para usarlo en su interés y es la silencio- dinero encima. El voto mismo, reducido al nivel de lo
sa medida de las cosas que realmente valoramos en la trivial, exige una mayor sustancia, aunque no sea más
vida. Incluso un examen superficial del informe econó- que porque se trata de un voto. Un voto perpetuo, car-
mico de la congregación —esa evaluación de lo que un gado de fuerza moral. Una vida con votos debe tener
grupo hace realmente con su dinero, sus instalaciones y más contenido que un mero centrarse en el ascetismo
sus propiedades— demuestra su concepto del voto de espiritual personal, por bienintencionado que sea.
pobreza y su auténtica teología de la vida religiosa. En «La pobreza de nuestro siglo —escribió John Ber-
el informe económico de una congregación no aparece ger— es distinta de la de cualquier otro. No es como era
ningún lenguaje teológico que atenúe el efecto de las antes la pobreza, resultado de la escasez natural, sino
auténticas opciones de vida de un grupo y haga más que se trata de un conjunto de prioridades impuestas por
tolerable su realidad; lo único que hay son cifras; cifras los ricos al resto del mundo. En consecuencia, a los
claras y condenatorias. pobres modernos no se les compadece..., sino que se les
La congregación religiosa que olvida su misión res- rechaza como a la basura. La economía consumista del
pecto de la pobreza se vuelve realmente pobre de espí- siglo xx ha dado lugar a la primera cultura a la que un
ritu. Al replegarse sobre sí misma, muere porque no mendigo no le hace recordar nada». Ése es el papel de
tiene otra razón para vivir que la de preservar su priva- la vida religiosa: no simplemente dominar las necesida-
cidad, salvaguardar sus instituciones, asegurar su «con- des personales, sino recordar al resto del mundo la in-
fort» y garantizar sus fondos de pensiones. Esa clase de moralidad de la pobreza, mostrándola, atrayendo la
vida religiosa deja de ser religiosa. Por consiguiente, atención hacia ella, gritando, gritando y gritando: «¡Mi-
todos los gestos simbólicos que realiza en el mundo se rad! ¡Mirad!», y no dejando nunca de señalarla, así co-
convierten más en teatro que en signos. mo las prácticas y las políticas que contribuyen a su
La conversión personal, que en otro tiempo era el existencia, hasta que alguien, algún día, acabe final-
objeto fundamental del voto religioso de pobreza, se mente con ellas.
convierte en esta nueva espiritualidad en el semillero de Si la vida religiosa ha de perdurar, será gracias a los
la misma, en el punto en el que la vemos manifestarse pobres que la reevangelizarán, que llevarán el Evangelio
en la vida individual y hacerse posible en la comunidad a los religiosos, que les enseñarán lo poco que realmen-
cristiana que es la congregación. Sin conversión perso- te se necesita para vivir, que les mostrarán la belleza de
nal al significado de la pobreza religiosa en un mundo la vida en medio de su desgracia. Si los pobres sobrevi-
desesperada y escandalosamente pobre, ésta permanece ven a la brutalidad de las políticas globales dispuestas:
anónima, despersonalizada, convertida en un mero mito contra ellos, será porque han visto una esperanza y se
religioso. han aferrado tenazmente a la vida, han oído una voz en
Las nociones de «desprendimiento», permisos y su favor y han recobrado el aliento de nuevo, conscien-
carencia de dinero definían el carácter de la pobreza re- tes una vez más de que hay un Dios bueno y misericor-
ligiosa antes del Vaticano n. Las prácticas de esta natu- dioso que actúa a través de las personas. Si, Dios
raleza quizá contribuyeran a crear dependencia, pero no mediante, la vida religiosa ha de ser tan auténtica en
150 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA A LA JUSTICIA 151

este período como en el pasado, al menos algunas de 8) ¿Cuál es el papel de las comunidades religiosas cuan-
do los gobiernos nacionales y locales debaten el re-
esas personas más conscientes y concienciadoras de los corte a gran escala de los fondos para la asistencia
pobres serán, una vez más, religiosas. social, para los programas nutricionales, para los pla-
nes de empleo y para los proyectos de atención sani-
* * * taria? ¿Qué clase de defensa de los pobres haces tú?
¿Se necesita otra defensa distinta?
1) ¿En qué modos está tu vida modelada por los si- 9) La hermana Joan afirma que, cuando la vida religio-
guientes «valores» sociales: la codicia, la explotación sa ha declinado, ha sido como resultado del aisla-
y la opresión? ¿Cómo puede tu voto de pobreza ha- miento social y del aumento de la distancia respecto
certe ser testigo de los valores evangélicos? de los pobres. ¿Ha sido esto verdad en la historia de
tu comunidad o de tu orden?
2) ¿Qué efecto tienen sobre las comunidades religiosas
y sobre los religiosos individuales el aislamiento de 10) Examina el informe económico de tu congregación.
los pobres y las necesidades de éstos? ¿Por qué? ¿Revelan los gastos vuestras opciones vitales y vues-
tros valores?
3) ¿De qué modos necesitáis tú y tu congregación ser
reevangelizados por los pobres? ¿Cómo puedes ha- 11) ¿Qué prácticas actuales de tu comunidad llevan a «la
cer que ello suceda? identificación o la solidaridad con los verdaderos po-
bres»? ¿Puedes pensar en otras prácticas o ritos que
4) Considera el siguiente comentario de la hermana
pudieran incrementar ese sentido de solidaridad?
Joan: «Las cosas que poseemos nos definen, nos
miden y nos marcan socialmente». Enumera algunas 12) Selecciona tus líneas favoritas de este capítulo y
de tus principales posesiones. ¿Te definen?; ¿te mar- explica tu elección.
can socialmente?; ¿te sientes cómodo con esa defini-
ción de ti mismo?
5) ¿Estás de acuerdo con que «también los religiosos,
que antaño asumían con toda naturalidad que les
correspondía lo peor, han aprendido, como todos los
demás miembros de su clase social y de su ambiente
profesional, a asumir con toda naturalidad que les
corresponde lo mejor». ¿En qué sentido es verdadero
y en qué sentido es falso para ti y para tu comunidad?
6) Describe una época de tu vida en que la Escritura te
llevase a los pobres, y el hecho de prestar atención a
los pobres te permitiera comprender la Escritura.
¿Puedes poner ejemplos del mismo proceso en tu
comunidad?
7) La hermana Joan explica que una auténtica espiritua-
lidad de la pobreza se apoya en una «tríada de virtu-
des: la defensa pública de los pobres, la desprivatiza-
ción de las congregaciones y la conversión perso-
nal». ¿Puedes describir estas virtudes con tus propias
palabras?
UNA LLAMADA AL AMOR 153

11 variar, en alguien más aparte de en nosotros mismos,


entonces este aliento que nos ha sido concedido es un
Una llamada al amor don que debemos cultivar y una lección que debemos
escuchar con confianza. La castidad, en este caso, nos
lleva a pensar en un amor liberado.
Antes de reconsiderar la castidad y su papel en la
vida religiosa debemos tener en cuenta algunas premi-
sas. En primer lugar, la carencia de amor no es una vir-
tud. En segundo lugar, la explotación no es amor. En
tercer lugar, la función de los votos religiosos es más
Henry Ward Beecher dijo en cierta ocasión: «No supe que la negación de la condición humana y la autodisci-
cómo orar hasta que supe cómo amar». Puede que no plina. En cuarto lugar, la castidad no es destructiva des-
haya una visión más acertada de la relación entre la cas- de el punto de vista del desarrollo personal. Y, en quin-
tidad y la vida religiosa que esta sencilla intuición. Por- to y último lugar, la sexualidad proporciona una energía
que es una buena observación. Si no amamos a las per- positiva, y el sexo es hermoso.
sonas a las que vemos, como dice Juan, ¿cómo vamos a El problema reside en el hecho de que estos con-
amar a un Dios al que no vemos? Al mismo tiempo, la ceptos coexisten irremediablemente enmarañados en la
interpretación de la castidad como concepto social ha sociedad contemporánea. La castidad se ha considera-
desembocado en algo tan reductor y tan distorsionado do con demasiada frecuencia sinónimo de carencia de
que "se la ha presentado como opuesta a la vida, al creci- amor. La explotación, incluso en el matrimonio, se ha
miento personal y a las relaciones humanas. Habíamos convertido en norma. Los votos religiosos se han for-
llegado a ser mucho más conscientes de lo que la casti- mulado en términos de pérdida, en lugar de como ga-
dad nos negaba que de lo que nos capacitaba para hacer, nancia. Se ha abandonado el autocontrol en favor del
nos proporcionaba y nos exigía. En consecuencia, he- libertinaje. La sexualidad se ha utilizado en contra de
mos de reconsiderar este voto por completo si queremos las mujeres, y el sexo ha sido presentado como algo ma-
que la espiritualidad contemporánea de la vida religiosa lo, sucio y vergonzoso, como algo que no se debe hacer
tenga algo que decir tanto a la sociedad que nos circun- nunca o que hay que hacer en todo momento. La casti-
da como a los propios religiosos. dad ha llegado a verse simplemente como una manera
Si la castidad exige la represión del sexo porque más de que los hombres controlen a las mujeres, o como
sí, el mundo no la necesita. La represión simplemente el desatino neurótico de unas personas frígidas por natu-
oculta volcanes a la espera de entrar en erupción. Si lo raleza. G.K. Chesterton lo expresa intuitivamente
que bulle en nuestro interior espontáneamente es el ene- mucho mejor: «La castidad no significa abstención del
migo, es peligroso, entonces es que estamos en guerra pecado sexual, sino que es algo flamígero, como Juana
con nosotros mismos sin una buena razón que lo justifi- de Arco».
que. Y algún día, de un modo u otro, entrará en erupción Si queremos que la castidad de los religiosos tenga
de la forma más devastadora. Si, por otro lado, lo que significado en un mundo en el que la violación y el se-
sentimos dentro de nosotros nos aproxima a la raza hu- xo, la promiscuidad y el compromiso, el exceso y la ca-
mana, se convierte en el vínculo que une al mundo ente- rencia, el sexismo y la liberación marchan codo a codo,
ro, en el impulso que nos hace capaces de pensar, para compitiendo por atraer la atención, planteando exigen-
154 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA AL AMOR 155

cias al espíritu humano, consumiendo el alma humana, Con gran disgusto de la generación anterior y gra-
algo másflamígeroque la mera abstinencia estéril ha de cias a la nueva tecnología del sexo, el siglo xx ve la se-
resultar de ella. xualidad de manera mucho más libre y más serena que
El contexto social de la castidad se hace cada vez los siglos anteriores. ¿En qué puede fundarse hoy, pues,
más fluido. El método de la abstinencia periódica para el voto de castidad?; ¿en qué méritos se basa?; ¿cuál es
el control de la natalidad, los programas naturales de la razón de su existencia?; ¿hasta qué punto es absolu-
planificación familiar, las sustancias químicas aborti- to?; ¿qué beneficios aporta, si es que aporta alguno?
vas, la pildora contraceptiva —sea cual sea la valora- Una cosa es segura: sean cuales sean sus justifica-
ción que hagamos de los métodos para evitar el emba- ciones habituales, las ideas tradicionales acerca del se-
razo— permiten ahora el control de un comportamiento xo, la sexualidad, el voto de castidad y la vida religiosa
natural para el que en el pasado no existía control algu- sencillamente ya no sirven. Ya está superada, por ejem-
no. En un mundo de laicos santos para quienes el matri- plo, la idea de una vocación superior por la que las per-
monio supone una ayuda y no una limitación en el com- sonas vírgenes habitan en un ámbito semi-espiritual
promiso de la pareja con, por ejemplo, el movimiento liberadas de la carga de sus cuerpos y aptas, por tanto,
para volar con los ángeles.
pacifista, el movimiento ecologista, el feminismo, las
luchas por la liberación de los pueblos y los ministerios También está superada ya la idea de una perfección
de la Iglesia, se desconfía cada vez más de la teología arraigada en la integridad sexual, como si el sexo en sí
de la castidad, una teología que considera que la absti- mismo destruyera la rectitud moral de una persona más
nencia física es de alguna manera más espiritual, más de lo que lo hacen la injusticia, la violencia y la codicia.
santificante, que la conducta sexual. Quizá como conse-
cuencia del desarrollo tanto científico como teológico,
nunca antes se había dado un contexto mejor para deba-
tir el sexo y la sexualidad, el matrimonio y el celibato, «Perfectibilidad»
la castidad y el amor.
Superada está asimismo la noción de que la condición
Por primera vez en la historia, el sexo puede ser más humana admite la "perfectibilidad" como definición o
que un tabú destinado a ahorrarle al mundo unos cuan- como posibilidad. ¿Qué es, después de todo, la «perfec-
tos embarazos no deseados. Por primera vez en la histo- ción»?; ¿la hemos visto alguna vez?; ¿fue perfecto Ja-
ria de la Iglesia, es posible entender el sexo como lo que cob?; ¿fue perfecto Jeremías?; ¿fue perfecto Agustín?;
es y como lo que no es. Por primera vez en la vida reli- ¿fue perfecta Teresa de Jesús?; ¿fue perfecto Jesús
giosa, es posible considerar el voto de castidad desde el cuando quebrantó las leyes judías, cuando se enfureció
punto de vista de la oportunidad, no de la negación; des- en el templo o cuando abandonó a las multitudes en Ga-
de la consciencia de lo que permite ser a la persona, más lilea? Entonces, ¿cómo van a arreglárselas las personas
que desde la perspectiva de lo que le prohibe. Se trata de corrientes y estresadas para ser perfectas según unas
una situación nueva, tanto en la historia religiosa como definiciones que se oponen a las reacciones humanas y
en la social, que exige la integración del cuerpo y el niegan la evolución en el proceso de desarrollo de la
alma, no la división entre ambos. Es un momento en el madurez humana? La perfección, en estos términos, es
que merece la pena luchar, porque es emocionante y la aspiración inalcanzable a ser lo que no somos. Y qui-
prometedor. zá también un intento de ser lo que nunca deberíamos si
UNA LLAMADA AL AMOR 157
156 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS

queremos que la vida humana, con todos sus aprendiza- no de incertidumbres. Es un momento inquietante. Pa-
jes, sea realmente humana. ra los que quieren respuestas en lugar de preguntas,
Finalmente, también está superada la noción de la este tiempo tiene todas las características de un caos
virginidad como una especie de medalla al heroísmo espiritual.
que la mujer ha de llevar al matrimonio para probar su
virtud, garantizar su valor y legitimar a sus herederos.
Mejor aún, ya está superada la idea de que la asexuali-
dad llevada hasta la tumba es un signo de intachabilidad La idea de virginidad
humana, de total ofrenda a Dios de la vida humana,
como si el esfuerzo por entregar esa ofrenda no fuera la Para los religiosos, el tema está más cargado aún de un
ofrenda misma, y el compromiso perpetuo con un modo nuevo tipo de tensión. ¿Cómo entender la idea de virgi-
de vida de servicio contemplativo no fuera más valioso nidad en una cultura en la que se llega a las congrega-
que ser simplemente capaz de cumplir una serie de pre- ciones religiosas mucho después de haberla perdido? La
ceptos llamados «castidad». respuesta, evidentemente, es que la castidad es mucho
Las actitudes sociales respecto de la naturaleza se- más que una especie de inviolabilidad física, que una
xual de los seres humanos y la concepción de la misma especie de prohibición, que un modo de control, que
han experimentado un cambio tan radical que lo que una forma de carencia. Esta clase de castidad apesta a
antes ni siquiera se concebía en los hombres se asume estatismo, vacuidad, aridez y biologismo. Por otro lado,
ahora como real en la naturaleza de las mujeres. Ni la la castidad que aporta algo a la vida en lugar de recha-
idea de Tomás de Aquino de que «las mujeres carecen zarla está repleta de madurez. Enfrenta a la persona con
de fuerza de voluntad para resistirse a la concupiscen- cuestiones tan profundas y con experiencias tan en-
cia» ni la conclusión de Freud de que las mujeres son riquecedoras que abrazarla sólo puede proporcionar
frígidas por naturaleza satisfacen los estereotipos ni de crecimiento.
las mujeres ni de los hombres. En este nuevo entorno El dilema bien puede radicar en el hecho de que el
cultural, las mujeres se definen cada vez más como sexo haya alcanzado unas dimensiones desmesuradas al
adultas con derecho a tomar decisiones por sí mismas tratar de mantenerlo a raya. El matrimonio lo idealiza, y
que como objetos que se pueden usar, maltratar y mani- la vida religiosa lo niega. La materia del voto de casti-
pular. En consecuencia, el mundo se halla ante nuevos dad se convierte, pues, en sexo, en lugar de sexualidad;
interrogantes acerca de la naturaleza del sexo, el signi- en posesión, en lugar de amor; conlleva un divorcio
ficado de la sexualidad —tanto masculina como feme- entre lo espiritual y lo material; es la glorificación de la
nina— y el lugar de la expresión sexual en la sociedad. vida futura, en lugar de la valoración de la vida presen-
La sexualidad es una cuestión que, sencillamen- te vivida plenamente aquí y ahora, en cuerpo y alma.
te, no va a desaparecer. En esta atmósfera, el comporta- Como consecuencia de este modo de pensar a lo
miento sexual se entiende más como opción y entrega largo de los siglos, la superficialidad entró a formar
que como limitación y peligro; más como proceso de parte de la observancia del voto de castidad. La vida re-
maduración que como materia de fracaso; más como al- ligiosa se convirtió en un ejercicio de incorporeidad, en
go propio del género humano que exclusivamente mas- la espiritualidad de lo neutro, en alejamiento, en seguri-
culino. Por consiguiente, todo lo que en otro tiempo se dad, en temor... Las reglas religiosas y los cánones ecle-
consideró zanjado surge ahora en medio de un torbelli- siásticos especificaron, mucho después de la desapari-
158 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA AL AMOR 159

ción de las normas sociales de esa índole, que las muje- ción con la gente que conllevaba. La vida comunitaria
res no podían estar en público sin compañía femenina. se convirtió en un grupo de extraños aprendiendo a vivir
El hábito de las religiosas, inspirado en los patrones me- juntos solos.
dievales y nunca actualizado, cubría por completo. Nin-
guna parte del cuerpo quedaba expuesta, no se mostra-
ba ni un cabello, no se permitían jabones aromáticos ni
polvos de talco. En algunos manuales de espiritualidad La entrega total
se prohibía incluso el contacto físico con los bebés, las
flores o los animales. Las flores excitaban los sentidos; Esa letanía de negaciones es desoladora, y no por su
los bebés eran una amenaza para la vocación; y en cuan- mera existencia, sino porque reflejan que no se había
to a los animales, preocupaba que hicieran lo inmencio- entendido nada en absoluto. La castidad, ciertamente,
nable en público y que indujeran a buscar satisfacción significa entregarse por entero a la vida espiritual y no
carnal. Aún hoy, según parece, las hembras de los ani- a un modo de vida de sensualidad sexual desenfrenada;
males están prohibidas en el monte Athos, el monaste- supone, ciertamente, autodominio, autoconocimiento y
rio ortodoxo de Grecia, por temor a que las actividades concentración contemplativa en las dimensiones místi-
naturales de la población animal susciten reacciones cas de la vida. Pero la castidad que hace imposible el
sexuales en los monjes que allí viven. amor, que hace imposible la amistad, que desconfía de
En semejante atmósfera, la interacción personal la intimidad y niega los sentimientos personales se
ocupaba un lugar muy bajo en la escala del desarrollo opone a su verdadero propósito. La castidad no signifi-
espiritual. Las amistades en la comunidad se reducían a ca no amar, sino que pretende aprender a amar bien, a
contactos fortuitos durante las reuniones de grupo. Los amar con generosidad, a amar sin reservas. Es una aven-
religiosos no nadaban ni bailaban ni tomaban el sol ni tura interior por el bien ajeno que proporciona una nue-
hacían nada que reconfortara al cuerpo. Las sillas de va dimensión a la vida, aliento a las relaciones, libertad
alto respaldo, los bancos de madera y las medias negras al alma y disponibilidad para cumplir sus demandas. El
bien tupidas sustituyeron a los muebles barrocos, las sexo excita, pero la castidad nos estimula a vivir cada
chaises longues y la ropa cómoda. El ambiente, despro- minuto y nos equipa para la vida espiritual.
visto de comodidades humanas, apestaba a formalidad, «Las pasiones son como el fuego, útiles en muchos
a desposamiento, a vacío. El cuerpo —que nunca debía casos y peligrosas tan sólo en uno, cuando son excesi-
mostrarse, del que nunca había que ocuparse y al que vas», escribió Christina Bovee. Esta sabia observación
había siempre que disciplinar— se convirtió en el ins- sacude los cimientos sobre los que se basa una vida su-
trumento de perdición, el rival, el obstáculo para la vida perficial. La vida sin pasión es, sin lugar a dudas, triste.
espiritual. El temor reinaba. La sensualidad estaba Pasar por la vida sin querer profundamente a nadie
siempre al acecho, el sexo era una amenaza continua y priva a los religiosos de los verdaderos motivos que nos
había que renunciar al contacto humano, tan agradable, han llevado a sacrificar nuestra vida. Debe de haber algo
íntimo y verdadero. por lo que merezca la pena vivir que sea mayor que no-
Los efectos de este tipo de teología significaron el sotros mismos. La castidad, irónicamente, salva la dis-
desastre para la vida religiosa. La vida existía para ser tancia entre el yo y el resto del mundo ampliando el
negada. El aislamiento y la soledad se convirtieron en campo de acción, no restringiéndolo. La castidad tiende
signos de santidad. El trabajo compensaba por la rela- un puente hacia muchas otras personas.
160 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA AL AMOR 161

Abriéndonos al amor dondequiera que lo encon- persona queda totalmente aprisionada. Sin embargo,
tremos, dondequiera que él nos encuentre, la castidad cuando es liberada, lo mismo le ocurre al alma. Su-pri-
nos permite a los religiosos ver lo que otros, con la vista mir una emoción, en otras palabras, supone suprimirlas
centrada en cosas más concretas, puede que no vean. El todas. Quienes no conocen el amor tampoco conocerán
religioso apasionado se enamora de la gente que acude la alegría. Quienes no han conocido el dolor tampoco
a los comedores de beneficencia, de los niños sucios, de podrán alcanzar la gloria de la felicidad. Quienes han
las viudas afligidas, de los moribundos a causa del SIDA, sofocado sus sentimientos no pueden reconocer, y mu-
de los grises y hoscos veteranos de la vida que no aman cho menos liberar, los sentimientos de los demás. La
a nadie porque apenas han sido amados. castidad no significa acabar con las emociones, sino
Más aún, el religioso promete amar a los demás orientarlas de forma que sean magnánimas, verdaderas,
libremente para liberar a quienes ama. El religioso liberadoras y vivificantes.
ama sin atar a nadie a sí mismo. La castidad es amor Las emociones proporcionan el combustible que nos
dado con las manos abiertas. Y los efectos pueden ser impulsa en la vida. Privemos a la gente de sus emocio-
asombrosos. nes, y la estaremos privando de energía y orientación.
Al ser amados libremente y sin expectativas, los ni- Las congregaciones que reprimen las emociones en
ños aprenden a confiar, los adolescentes a ser indepen- nombre de la formación religiosa inhiben el espíritu de
dientes e incluso los adultos aprenden a amar a los de- la propia congregación, lo que ya es bastante pernicio-
más sin mantenerlos cautivos. La verdadera castidad no so. Y en su lugar suele reinar la depresión. La atmósfe-
espera nada a cambio. Es, sencillamente, amor a rauda- ra de la casa se vuelve opresiva por la eficiencia, en lu-
les, comprimido y desbordante; apasionado, pero no gar de la eficacia. Los horarios empiezan a dominar las
dependiente. necesidades humanas. Resulta más importante comer a
La vida religiosa —de hecho, cualquier vida— sin la hora que acoger a un invitado, más imperativo rezar
emociones raya en lo peligroso. Es peligroso tener sen- que contestar el teléfono, más importante acostarse tem-
tado ante una consola nuclear a alguien a quien no le prano que acompañar a la gente en su dolor, celebrar sus
importa apretar el botón. Es peligroso tener ministros de alegrías y escucharlos. La gente va y viene, y no nos
la Iglesia que administran los sacramentos sin prestar damos cuenta de los dones que aportan y del moho espi-
atención a la gente a la que pretenden estar confortando. ritual que disipan.
Es peligroso tener consejeros que no han sentido dolor Nunca aprenderemos a vivir para aquello que no
ni conocido el abismo de la pérdida ni el entusiasmo de aprendamos a amar. Y entonces, finalmente, la vida se
la verdadera alegría. Es peligroso formar personas que agota y nos deja anhelantes. Entonces, toda la pobreza
presuntamente son místicos apasionados y convertirlos y la obediencia que decimos profesar se convierten en
en fríos robots. La vida religiosa no necesita «zombies» una exaltación de los cánones en lugar de en un com-
religiosos ni se beneficia de ellos. Una castidad que en- promiso con una vida eucarística dinámica, estimulante
durece a los religiosos hace de la vida espiritual una y amorosa. Entonces, el autoconocimiento se evapora,
tumba en lugar de una invitación a la resurrección. nos falla el apoyo cuando más lo necesitamos, la vida
Pero la pasión que el religioso puede transmitir a los nos consume, y no tenemos ni sabiduría ni fuerza ni
demás gracias a la castidad es sólo la mitad de su re- corazón que dar a los demás.
compensa. La capacidad de expresar una emoción es un Aunque pueda parecer mentira, la verdadera casti-
don. Cuando se ve coartada, reprimida o bloqueada, la dad proporciona la cohesión necesaria para que las reía-
162 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA AL AMOR 163

ciones se desarrollen en lugar de desmotivarse. Cuando ciones y en la correspondiente evolución que deman-
amamos libremente, somos libres para amar a muchas dan. El otro es esa clase de superficialidad e infancia
personas a la vez, atrayéndolas a una red de amistades espiritual que resulta de ir por la vida físicamente «cas-
que nos fortalece a todos —porque nos tenemos los to» y emocionalmente intacto. No se trata de elegir no
unos a los otros y ya no estamos aislados— y que nos amar, sino de llegar a escoger sinceramente entre las
salva del desastre del egoísmo. Liberados de la necesi- dos situaciones, a fin de que nuestro amor sea real y
dad de poseer, de controlar y de captar el interés, somos nuestra castidad fecunda.
libres para ver la bondad en todas partes y, deteniéndo- Proporcionar un marco en el que los religiosos adul-
nos en el camino para apreciarla, somos libres también tos puedan tanto actuar públicamente como crecer per-
para amarla sacando de ella nueva vida. El amante casto sonalmente significa arriesgarse al dolor de la explora-
ama totalmente por el bien del otro y, asombrado por la ción, a los verdaderos momentos de conflicto y elección
belleza, encuentra la vida más enriquecedora. que nos conducen a la plenitud y al compromiso inspi-
El amor sexual, glorioso por su éxtasis, enseña a la rado por el conocimiento. La iglesia masculina, alejada
persona la belleza del cuerpo y la sublimidad del yo. El de la creación y de la integración del cuerpo en la belle-
amor casto, glorioso por su atención cotidiana, enseña a za de la vida, insiste en la negación del cuerpo, en la
la persona la belleza del alma que ama y la plenitud que pérdida de la identidad, en la concentración en «lo espi-
resulta de la trascendencia del yo por el bien del otro. ritual», como si el cuerpo no lo fuera. Las mujeres, por
Dar lecciones de castidad y no dar lecciones de amor otro lado, aportan a la Iglesia el don de reflexionar con
equivale a unos ejercicios espirituales en los que no se sus sentimientos, de confiar en las emociones humanas,
habla de Dios. Es un proceso puramente mecánico que de preferir una intimidad controlada a un áspero aleja-
no lleva a ninguna parte. miento. Puede que lo que el mundo necesite hoy sea un
planteamiento más femenino de la castidad, una mane-
ra de aprender los unos de los otros, un medio de buscar
nuestra más profunda identidad en nuestros momentos
más personales. Puede que debamos abandonar este
La combinación de castidad y amor temor al cuerpo si queremos averiguar lo que la castidad
tiene que decirle al alma acerca del amor, del yo, del sa-
La combinación de castidad y amor raya en lo peligro- crificio y del crecimiento.
so para aquellos que consideran arriesgado el creci- El hecho es que siempre hemos sabido que la obe-
miento. La disciplina espiritual de la elección en la for- diencia maduraba en el paso de la conformidad a la
mación de la castidad ha consistido en gran parte, hasta elección y que siempre hemos entendido que la pobreza
este momento de la vida religiosa, en enjaular a las per- maduraba en el paso de la codicia a la generosidad. Sin
sonas en sistemas inconscientemente elegidos que ha- embargo, hemos considerado siempre la castidad más
cen imposible el amor, y después llamar a eso castidad. como un hecho que como un proceso. La imponemos
Se trataba de reprimir a la persona hasta que sus hor- desde el nacimiento, a pesar de todas las transformacio-
monas entraban en decadencia, y después se la liberaba nes físicas y las reacciones químicas. Quizá, irónica-
con su identidad maltrecha y sin haber adquirido más mente, fue Tertuliano, que desdeñaba el cuerpo huma-
sabiduría. En lo que a la castidad se refiere existen, de no, el único que verdaderamente lo comprendió todo en
hecho, dos riesgos. Uno reside en el desarrollo de rela- profundidad. «Nadie puede ser virgen hasta después de
164 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA AL AMOR 165

los cincuenta años», decía. Y puede que tuviera razón. supone no ser fiel ni a la búsqueda ni a las personas en
Quizá no podamos llegar a una castidad que sea más quienes nuestras vidas deben influir. Y ésta, ciertamen-
amor que negación hasta después de que el cuerpo se te, es la mayor de todas las impudicias.
apacigüe —domesticado por la lucha permanente y
puesto a prueba por la vida— y hasta que la exploración * * *
y las pasiones hayan dado paso al autoconocimiento y a
la profundidad espiritual. Cuando nos damos cuenta de
que el consciente y constante compromiso de dominar
nuestros inquietos cuerpos tiene como objetivo llevar- 1) ¿Cómo ha cambiado la visión social del sexo y de la
nos a esa castidad de espíritu donde se encuentran el castidad desde que entraste en la vida religiosa? ¿Y
amor a la vida y el amor a Dios, entonces es cuando cómo ha cambiado tu manera de entender el voto de
triunfa la castidad y se convierte en amor. castidad desde que hiciste tu profesión definitiva?
Este camino hacia el autocontrol, la autoentrega y el 2) La hermana Joan dice: «La castidad no significa aca-
autoconocimiento es largo y arduo. Zigzaguea entre la bar con las emociones, sino orientarlas de forma que
búsqueda espontánea, el crecimiento emocional, la ex- sean magnánimas, verdaderas, liberadoras y vivifi-
cantes». Haz una lista de los nombres de las personas
presión humana y la tentación de la utilización inadmi- que te han mostrado que esta actitud hacia la casti-
sible. Pero nadie pasa por la vida sin recorrer dicho dad es verdaderamente vivificante.
camino. En él se encuentran el conocimiento, la humil-
dad, la dependencia de Dios, la confianza, el amor y la 3) Piensa en tu «mejor» experiencia relacional. De
fe. El camino, si ha de ser verdaderamente santo, vigo- acuerdo con tu experiencia, ¿cómo te ha ayudado la
castidad a ser emocionalmente maduro?
rizador y vivificante, debe estar sembrado de la convic-
ción de que la castidad merece la pena, no de equivoca- 4) «La castidad tiende un puente hacia muchas otras
dos sentimientos de culpa o de una absurda vergüenza personas», dice la hermana Joan. Enumera las «mu-
por errores pasados o amores imprudentes. Es humano chas otras personas» que se han cruzado en tu cami-
no por tu compromiso con la castidad.
ser humano. Es inhumano ser una persona insincera que
busca su propia satisfacción y renuncia al autocontrol, 5) «El sexo excita, pero la castidad nos estimula a vivir
que abusa emocionalmente de las personas, las utiliza cada minuto y nos equipa para la vida espiritual».
físicamente e ignora las necesidades del corazón por las ¿Cómo os ha estimulado a ti y a tu comunidad el voto
urgencias del cuerpo. de castidad?; ¿como te ha equipado la castidad para
la vida espiritual?
Los religiosos de hoy se mueven al margen de cel-
das y horarios, entre personas de ambos sexos y en dife- 6) «Pasar por la vida sin querer profundamente a nadie
priva a los religiosos de los verdaderos motivos que
rentes lugares, en tareas habituales y en tareas peligro- nos han llevado a sacrificar nuestra vida», escribe la
sas. En este mundo hay mucho amor que recibir y mu- hermana Joan. ¿Puedes enumerar los acontecimien-
cho más aún que dar, mucho que es falso y mucho más tos que te han privado de emoción? ¿Cómo invertis-
aún que es verdadero. Caer y fracasar a lo largo del ca- te esa respuesta?
mino no es ninguna deshonra, sino, de hecho, parte del
7) Selecciona tus líneas favoritas de este capítulo y
proceso de aprender a amar. Sin embargo, quedar atra- explica tu elección.
pados en nosotros mismos, renunciar a lucha, ceder a la
autosatisfacción, en lugar de practicar la generosidad,
LA HORA DE LA ELECCIÓN 167

12 La obediencia, en efecto, requiere nuestra descon-


fianza. «Todas las religiones —escribió Alexander Her-
La hora de la elección zen— han basado la moralidad en la obediencia, es de-
cir, en la esclavitud voluntaria. Ésta es la razón de que
hayan sido siempre más perniciosas que cualquier orga-
nización política. Porque estas últimas hacen uso de la
violencia, y las primeras de la corrupción de la volun-
tad». Si, a la luz de la historia, queremos hacer una con-
tribución moral al siglo xxi, la «obediencia», tal como
La mera idea de profesar obediencia en una cultura en la conocemos, debería hacernos escépticos a todos.
la que el individualismo está sólidamente implantado y La lucha moral estriba en el hecho de que no toda
que se manifiesta decididamente a favor de la libertad obediencia es óptima. Algunas formas de obediencia es-
personal, resulta antagónica con respecto a la mentali- tán basadas en la sumisión, otras en la política y, final-
dad occidental. Al mismo tiempo, sin embargo, se trata mente, otras en el patriarcado. Sólo alguna tiene sus raí-
de una filosofía más que liberal que propugna lo que ces en la Escritura. Discernir unas formas de obediencia
muchos consideran un flirteo de esta cultura con la de otras contribuye al dominio moral de la vida. En ello
anarquía. La verdad es que un estudioso del siglo xx consiste también la función de la vida religiosa. Hacer
puede obtener fácilmente pruebas reales de los peli- voto de obediencia en un mundo en el que la obediencia
gros de la obediencia: la Inquisición de los cristianos, incurre con tanta frecuencia en errores hace sospechoso
las quemas de «brujas», el holocausto de los judíos, el el voto mismo. ¿Es el compromiso religioso un sinóni-
apartheid de los negros, las violaciones masivas de mo de inmadurez religiosa?
mujeres por parte de militares, los enterramientos de
soldados enemigos vivos, el terrorismo desatado por los La cuestión básica, naturalmente, es si la obediencia
fanatismos religiosos y la amenaza nuclear que se cier- religiosa tiene por objeto controlar o liberar a la perso-
ne sobre un planeta vulnerable. Puede que todas estas na. No subestimemos la importancia de la pregunta,
cosas hayan tenido como origen el altruismo, pero to- porque la respuesta es decisiva para la integridad del
das se corrompieron análogamente, todas se impusieron propio voto.
tanto por culpa de la obediencia como de la autoridad. El religioso hace voto de obediencia, no de infancia
Personas obedientes marchaban al son de todos los tam- perpetua ni de dependencia ni de irreflexión. Distinguir
bores, personas obedientes saludaban a todas las bande- una cosa de las otras marca la diferencia entre vivir una
ras, el hecho de «cumplir órdenes» justificaba acrítica- vida religiosa y ser un robot religioso.
mente todas las ideas tiránicas, y personas buenas y dó- Si lo que pretende la obediencia es el control, el sis-
ciles causaban en todos los casos incalculables daños a tema raya en la inconsecuencia. La verdad es que resul-
causa de la obediencia. De hecho, más que la autoridad, ta muy sencillo controlar a los niños. Lo único que una
es la obediencia la que ensombrece la cultura occiden- persona necesita para asegurar su control sobre otra es
tal y la priva de integridad. Sí, la obediencia genera las una autoridad capaz de respaldar sus amenazas con la
mayores precauciones en los grandes pensadores. Por- fuerza correspondiente. Hacer equivalente el voto de
que la obediencia, evidentemente, no siempre es una obediencia a la promesa de vivir una vida controlada,
virtud. haciendo cosas banales, imposibles o incluso perso-
168 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LA HORA DE LA ELECCIÓN 169

nalmente destructivas, ridiculiza su significado. La obe- ceptable la inmadurez y el que hacía sospechosa la toma
diencia no puede reducirse a un ejercicio consistente en de decisiones adulta?
saltar obstáculos cada vez más altos. Los argumentos en pro del control se convirtieron
Pero si es fácil controlar a una persona, aún lo es en lugares comunes, con unas alegaciones indignas en
más ser un niño perpetuo cuya seguridad depende de ser el mejor de los casos. La noción de dependencia de Dios
controlado. Lo único necesario para ser un niño perpe- se institucionalizó como dependencia de quienes «ocu-
tuo es negarse a crecer, negarse a asumir la responsabi- paban el lugar de Dios respecto de nosotros». El orden
lidad respecto de uno mismo, negarse a convertirse en jerárquico entre Dios y los gobernados —una exagera-
una parte responsable del género humano, en el agente ción del concepto aristotélico de jerarquía— se hacía
moral de la utilización del propio yo. En este caso, la más patente cada vez: los obispos y los sacerdotes los
obediencia nos salva de nosotros mismos, nos exime de primeros, por supuesto; los superiores o sus delegados a
la condición humana, exige de nosotros sólo la sufi- continuación; y después el resto de la humanidad, de-
ciente resistencia para soportar los enojos inherentes a pendiente de cuantos estaban por encima, todos los cua-
un sistema básicamente represivo. En tal situación, la les, según se nos decía, gozaban de participación direc-
adolescencia perpetua se convierte en una virtud. El ta en la Voluntad de Dios. La lógica intimidaba, pero
precio que pagamos por una orientación garantizada, también fascinaba. Esta filosofía del Derecho Divino de
por la seguridad de que no se nos hará responsables de los Reyes seguía vivita y coleando en la vida religiosa y
nuestras propias decisiones a lo largo de la vida, es la todavía a años luz de su desaparición, pese a tener to-
madurez. Y la compensación que obtenemos es la segu- do el pensamiento democrático moderno en su contra.
ridad. «Guarda la Regla, y la Regla te guardará a ti», de- La autoridad —enseñaba la teoría— provenía de Dios,
cía mi maestra del noviciado. El mensaje estaba claro: que se la transmitía primero al Papa, después a los re-
la vida religiosa era una especie de trato moral. Entre- yes a través del Papa y, finalmente, a través de ellos, a
gabas tu vida al sistema aquí, y el sistema te proporcio- todos los señores de menor alcurnia. Mezclando a Dios
naba una vida eterna en otro lugar. Para ser parte del en su lenguaje y protegiéndose con la inexpugnable teo-
proceso, lo único que la persona tenía que hacer era ad- logía medieval, el sistema adoptó un aura atemporal y
mitir órdenes. Era fácil: sólo era necesario llegar a un mística.
acuerdo.
Si alguien conoce la verdad acerca de ambas situa-
ciones —de la obediencia como control y de la obe- Infalibilidad ex offtcio
diencia como liberación—, no cabe duda de que son los
religiosos. Por un lado, la vida religiosa floreció a la La teoría de la infalibilidad ex officio ha seguido siendo
sombra de los mártires, que no sabían de ley alguna ni seductora hasta nuestros días. La práctica, por otra par-
vivían sometidos a ninguna, excepto la más alta, de ma- te, la contradice. La teoría afirma que, sin orden, la
nera que eran las personas más liberadas de todas. Por sociedad se desintegra. Arguye que el orden humano
otro, la vida religiosa santificó la aberración del infanti- dimana de Dios y reside fundamentalmente en quienes
lismo permanente y lo llamó «Santa Obediencia» y se ocupan puestos oficiales. El problema es que la práctica
convirtió en el sistema más controlador de todos. ¿Có- suele concentrar una peligrosa cantidad de poder del
mo fue posible que se cerraran los ojos ante la abismal modo más inhumano en la parte superior de la pirámi-
diferencia entre ambos puntos de vista, el que hacía ina- de. Más aún, disminuye el respeto hacia la responsabi-
170 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LA HORA DE LA ELECCIÓN 171

lidad personal, hacia la autoridad personal de quienes se Pilato, discute con los fariseos y cura a paralíticos en
encuentran en la base de la pirámide. Y son precisa- sábado en nombre de unas leyes superiores.
mente quienes se encuentran en la base —incluso allí La verdadera obediencia, esa clase de obediencia
donde el modelo de las relaciones sociales es una pirá- que obliga a optar y pone en cuestión la virtud, encuen-
mide y no un círculo— los que pretenden asegurarse de tra pocos amigos en los lugares influyentes. Esta obe-
que la sociedad no se pulverice a manos de los faltos de diencia entraña peligro tanto para uno mismo como para
escrúpulos, los ineptos o los corruptos que están en la el sistema. La verdadera obediencia vive en la tierra con
cúspide. La obediencia tipo «derecho-divino-de-los- la vista puesta siempre en el reino de Dios. La verdade-
reyes» se apodera de lo que de fuerte, inteligente y vital ra obediencia, irónicamente, está siempre dispuesta a
tiene el ser humano, lacayos institucionales incluidos y servir, pero es independiente y crítica con respecto a
lo convierte en servidumbre. En lugar de permitir a toda cualquier estructura que reivindique un poder indiscri-
la humanidad asumir la responsabilidad de la adminis- minado sobre ella.
tración del universo, nos hace a algunos intrínsecamen- Si hay algo realmente inquietante para los que ven a
te válidos e indudablemente poderosos, y convierte al los religiosos como los hijos dóciles de la Iglesia, es el
resto en siervos morales. Así es como el pueblo apren- fantasma de una vida religiosa llena de adultos. Al mis-
de sencillamente a «recibir órdenes», a «hacer lo que se mo tiempo, si hay algo que puede socavar el papel de la
le dice» y a «obedecer a la autoridad» sin preguntar. Así vida religiosa en la sociedad contemporánea, es la de-
es como un pueblo puede ir a Nürenberg con la con- pendencia psicológica y la puerilidad eterna disfrazadas
ciencia libre de culpa por las mayores atrocidades. Así de virtud.
es como el sensusfidelium,la aquiescencia de la comu- La preocupación actual por la obediencia marca la
nidad cristiana a la validez moral de los cargos oficiales abismal distancia entre el Concilio Vaticano i y el Con-
y al papel del Espíritu Santo en la Iglesia, erosiona la cilio Vaticano n. La vida religiosa debe dedicarse ahora
integridad de la propia Iglesia. Una obediencia de este a algo más que a disputarse parcelitas de cielo jugando
tipo corrompe el propio concepto de liderazgo, deterio- partidos de obediencia en la tierra. La teoría de la «caja
ra la noción de madurez y corroe la dignidad de toda la negra» sobre la obediencia —que todas las respuestas a
raza humana. nuestras preguntas vitales están ya determinadas por
Ante la educación pública obligatoria, la alfabetiza- Dios para nosotros, y que lo único que tenemos que
ción universal y la independencia económica, las ideas hacer para acertar es obedecer a quienes están por enci-
que equiparan obediencia y servidumbre ética sencilla- ma de nosotros y saben lo que nosotros no sabemos—
mente no podían perdurar. Los filósofos de la Ilustra- se vino abajo con Galileo y la ciencia moderna. La ver-
ción, por otra parte, enseñaban que la autoridad depen- dad es que tenemos mucho más que escuchar en la vida
de del consentimiento de los gobernados. En otras pala- que a las autoridades. O, mejor aún, la verdad es que
bras, lo que la gente de la base de la pirámide no per- hay muchas más autoridades en la vida a las que hay
mita no puede ocurrir. que escuchar que los funcionarios de cualquier institu-
Es evidente que una obediencia basada en la subor- ción, civil o eclesiástica. Debemos escuchar la tenue y
dinación da una pobre apariencia a un don tan valioso serena voz del Espíritu dentro de nosotros. Debemos
como la aptitud para la responsabilidad humana. En su escuchar la vida misma. Debemos ir de respuesta en
lugar, la obediencia verdadera, como sugieren las nue- respuesta hasta encontrar la verdad completa. Debemos
vas teorías, brilla esplendorosa en el Jesús que replica a aprender a preguntar y debemos aprender a buscar. La
172 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LA HORA DE LA ELECCIÓN 173

obediencia no consiste en una dependencia infantil, por no existe para dar órdenes, sino para ayudar al grupo a
mucha confianza que ello manifieste, sino que consiste desarrollar su capacidad de ayudarse a sí mismo.
en una vida entusiasmada por la consciencia de la pro- Cuando la respuesta de la vida religiosa a la tensión
pia responsabilidad. entre autoridad e individualismo es un compromiso co-
mún, tanto del líder como de los miembros, con el caris-
ma y con la vida comunitaria del grupo, la obediencia
Equilibrio entre el individuo y la autoridad de la vida religiosa a los mandatos evangélicos brilla es-
plendorosamente. La obediencia exige que tanto los lí-
Un tema fundamental de la vida religiosa en este siglo deres como los miembros de las congregaciones elijan;
es el delicado equilibrio que debe establecerse entre pero no el orden ni la independencia ni el control, sino
el individuo y la autoridad, dado que ambos son bienes cualquier cosa que propicie la realización del Evangelio
universales, pero no los problemas que nacen de su en este mundo, en todo tiempo y lugar.
corrupción. Tanto el individualismo como el autoritaris- La autoridad debe ser respetada. Toda institución,
mo socavan el impacto y el significado de cualquier ins- toda forma de vida, necesita guía, orden y liderazgo; ne-
titución, por lo que hay que evitarlos como a la peste. El cesita un modelo, un núcleo unificador que plantee pro-
individualismo dice que la institución existe para servi- blemas y responda preguntas. Lo que no necesita nadie,
cio exclusivo de cada uno de sus miembros. El autorita- lo que nadie puede permitirse, es anular las obligacio-
rismo, por su parte, dice que ningún individuo tiene de- nes adultas del alma humana en interés de la organi-
rechos superiores a los dictados del dictador. Las comu- zación. La prostitución de la mente no es una virtud
nidades religiosas, aprisionadas entre dos postulados cristiana.
tan opuestos, van del caos a la coerción, desgarradas en- La obediencia, en otras palabras, se ha trivializado
tre ambos inútiles polos. El autoritarismo se confunde seriamente en nombre de la vida religiosa cuando lo que
con el liderazgo, y la colegialidad muchas veces dege- se quería en realidad era una sumisión de tipo militar o
nera en falta de este último. Algunos grupos no permi- una docilidad infantil. Es triste decir que el voto de obe-
ten la individualidad, y algunos individuos no aceptan diencia, tal como ha evolucionado a lo largo del tiempo,
liderazgo alguno. El resultado es una vida religiosa en distanciaba todo lo posible a la persona del Jesús que
desorden, unas congregaciones incapaces de ejercer su expulsó a los mercaderes del templo y se enfrentó a las
considerable peso en la sociedad, y unos individuos con autoridades del estado. Entonces, con unas almas obvia-
talentos extraordinarios a los que se niega la oportuni- mente entumecidas, llegan la Inquisición, el Holocaus-
dad de ofrecer, libres y sin trabas, esos dones al mundo. to, el «apartheid», el terrorismo, la amenaza nuclear y la
Los individuos, evolucionados al máximo, hacen del guerra. Llegan todos los demonios de la tierra disfraza-
carisma del grupo una verdad viva. La autoridad que se dos por alguien, en algún lugar, de «la voluntad de Dios
ejerce para mantener siempre el carisma y sus implica- respecto de nosotros».
ciones contemporáneas ante las mentes de los miembros ¿Y por qué continúa este menoscabo de la respon-
permite al grupo permanecer fiel a sí mismo, sean cua- sabilidad personal en nombre de respetables compromi-
les sean los cambios que se produzcan a lo largo del sos tanto con el estado como con la Iglesia? Tomás de
tiempo. La autoridad funciona mejor cuando proporcio- Kempis mostró una profunda comprensión de la diná-
na dirección y unidad a un grupo, cuando plantea las mica de la obediencia cuando dijo: «Es mucho más se-
cuestiones que el grupo necesita afrontar. La autoridad guro obedecer que gobernar». Es mucho más seguro
174 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LA HORA DE LA ELECCIÓN 175

cumplir que oponerse, conformarse que desafiar, ir de la mulga. Lo que le importa a Dios, lo que acerca el mun-
mano del sistema que luchar contra él. Mucho más do al reino de Dios, distingue a las cosas dignas de ser
seguro, mucho más fácil y, en definitiva, mucho más pesadas en la balanza de la obediencia. Ni el éxito pú-
habitual. blico, ni el provecho propio, ni la piedad personal, ni la
Y ésa es la razón de que la obediencia sea un voto. aprobación social, ni siquiera el respaldo de la propia
La obediencia verdadera nunca es fácil, ni se deja tri- institución pueden llevar al verdadero obediente a obe-
vializar mediante su reducción al nivel de orden organi- decer una ley inferior o a un legislador menor. Nada que
zativo o sumisión militar. La obediencia es una cosa y no sea la mismísima voluntad de Dios puede justificar
sólo una: la opción moral inspirada por las más altas en modo alguno la entrega de una vida a la dirección de
leyes divinas en los más profundos recovecos del cora- otro, por prestigioso que sea el director.
zón humano. Cualquier otra cosa apestará quizá a sumi- La función de la obediencia no consiste en menos-
sión, pero no será obediencia. Lo que concierne a la cabar o manipular la voluntad humana. La obediencia,
obediencia son únicamente las cosas que amenazan la por el contrario, libera al alma humana para cosas más
calidad moral del alma humana. Protestar por las injus- grandes que las banales exigencias cotidianas o el capri-
tificadas matanzas de inocentes en la guerra, negarse a cho espiritual de unos guías arbitrarios. La obediencia
apoyar la opresión de una parte del género humano, libera, no reduce ni, mucho menos, esclaviza a la perso-
desafiar a los gobiernos que niegan los derechos a las na. El objeto del voto no es lograr marionetas humanas.
personas a las que están obligados a servir, impedir la Eso es algo que, sencillamente, no constituye el propó-
destrucción del planeta, proteger a los indefensos de los sito espiritual que induce a los adultos a entregar su vida
abusos, cuestionar a las autoridades que utilizan su para cumplir la voluntad de Dios en la vida religiosa en
autoridad sin tener en cuenta al pueblo que presiden...; un período en el que esa obediencia de marioneta pone
todo ello es objeto de la obediencia. Cualquier otra cosa en peligro a la población del planeta.
de menor importancia tendrá que ver con la intendencia Al mismo tiempo, la obediencia ni minimiza ni exa-
de la organización, una tarea digna y necesaria, pero gera el valor de los conocimientos personales. Lo que
básicamente amoral, que supone quizá respeto por el yo sé no es más que una parte de lo cognoscible. Mi pa-
orden, pero no está a la altura del voto de obediencia. labra no es la última palabra. Pero es una palabra y, aun-
que todos necesitamos escuchar todas las demás pala-
bras que se pronuncian a nuestro alrededor, también
merece ser escuchada, o puede que nunca se llegue a co-
Un arma poderosa nocer la verdad completa. La obediencia supone defe-
rencia, una gran atención a la persona de autoridad. La
La obediencia brilla como un arma poderosa contra la obediencia genuina exige considerable madurez, así co-
opresión de los pobres, el abuso de los vulnerables y la mo la suficiente independencia, autonomía y humildad
depravación de los que se aprovechan del poder para como para arriesgarse a la inquietud personal que puede
subvertir la voluntad de Dios respecto de la humanidad. conllevar la defensa ante la autoridad de una postura
La obediencia verdadera es algo realmente temible. impopular o contraria. Al mismo tiempo, la obediencia
La obediencia verdadera tiene en cuenta una única amplía el alcance de la experiencia personal, a fin de te-
ley, mide todas las cosas según sus criterios y responde ner en cuenta la experiencia, la sabiduría y la perspica-
en interés de la ley superior, no de la persona que la pro- cia de los demás. La obediencia religiosa no es una
176 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LA HORA DE LA ELECCIÓN 177

independencia temeraria, porque no soslaya el lideraz- las preguntas son más importantes que las respuestas y
go, sino que lo exige. El progreso de un grupo depende proporcionar ideas es más importante que recibir órde-
de su habilidad para enfrentarse a los problemas que en- nes. Cuando el voto de obediencia funciona bien, la vi-
cuentra. Y es función del liderazgo plantearlos, definir- da religiosa emerge de los dos extremos de libertad per-
los y proporcionar la información que el grupo necesita sonal o dictadura benigna hacia la clara y suprema cer-
para afrontarlos. Obstaculizar el liderazgo en nombre de teza de la inspiración mutua, la levadura, el liderazgo y
la madurez personal, de una obediencia superior, supo- la llamada.
ne obstaculizar el progreso de todo el grupo. Si algo es La función de la vida religiosa consiste en hacer vi-
necesario hoy para el desarrollo de la vida religiosa, es sible a toda la humanidad la obediencia a la ley superior,
un verdadero liderazgo, no autoritarismo ni resistencia la reverencia humana y la voluntad de Dios, y llamarnos
personal disfrazada de autonomía o «conciencia». El a todos a escuchar lo que realmente está reclamando
hecho es que los líderes no pueden liderar cuando los nuestra suprema respuesta moral.
grupos confunden la autonomía con la madurez.
La obediencia, en otras palabras, depende de la op-
La obediencia nos exige escuchar a todos para que, ción. La obediencia es un criterio a la hora de las deci-
cuando soplen vientos de cambio, podamos oír con niti- siones personales, no un conjunto de reglas para la vida
dez a aquellos a través de los cuales el Espíritu habla ni una especie de inflexibilidad humana institucionali-
con mayor claridad. La obediencia nos exige escuchar a zada. ¿Quién puede admirar a unos robots religiosos
los pobres y oír a los ignorados e inclinarnos ante los cuando lo que el mundo necesita son héroes religiosos
humildes igual que ante los poderosos. La obediencia cuya ley sea el amor y su única meta Dios?
escucha a todos y todo a través del filtro de la Escritu-
ra, la voz de Dios y la llamada de Jesús a un mundo Sólo la opción hace real el testimonio, verdadero el
necesitado de Eucaristía y en búsqueda de las biena- crecimiento y auténtica la virtud. Para que la vida reli-
venturanzas. giosa sea real, debemos guardarnos de cualquier cosa
que haga sospechosa la opción y falsee la madurez.
En definitiva, pues, la obediencia verdadera hace
que el alma se remonte sobre las trivialidades organiza- La ayuda que la obediencia necesita es, pues, un
tivas y las instituciones humanas y vaya hacia un estado liderazgo que deje bien claras las opciones, plantee las
de mayor humanidad que no sabe de falsas limitaciones, cuestiones y posibilite las respuestas. Sólo quienes care-
no tolera reglas que hagan imposible el reino de Dios, cen de liderazgo recurren a la autoridad. Sólo quienes
no respeta leyes que interfieran con el Espíritu y no se insisten en su propia autoridad destruyen toda posibili-
inclina ante nadie que no se incline previamente ante la dad de obediencia y toda esperanza de liderazgo. Lo
Voluntad de Dios respecto de la humanidad y ante los que no elegimos libremente en realidad no lo elegimos.
propios gobernados. Es una empresa de iguales en bus- La fuerza quizá modifique la conducta, pero aún tiene
ca de la Voluntad de Dios, no un ejercicio para niños que modelar un alma.
que pretendan tener satisfechas y contentas a todas las Las opciones que tomamos en un mundo en el que
figuras paternas de la vida. la opresión no se cuestiona, el sexismo pasa desaperci-
Cuando el voto de obediencia funciona bien, la con- bido y el autoritarismo no se contesta dan valor a la obe-
formidad y el cumplimiento, las recompensas y los sis- diencia religiosa. Es la opción lo que nos da la oportu-
temas, no ocupan el lugar de Dios. Cuando la autoridad nidad de elegir a Dios en todas las decisiones cotidianas
funciona bien, el liderazgo significa más que coerción, de la vida.
178 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LA HORA DE LA ELECCIÓN 179

El mundo no quiere ni tolerará a unos religiosos que 4) Enumera tres o cuatro cambios en tu interpretación
cimienten sus vidas espirituales en la aprobación insti- del voto de obediencia desde que lo estudiaste por
tucional y definan su santidad por su incapacidad para primera vez.
tomar decisiones, adoptar posturas y elegir por sí mis- 5) ¿Te has encontrado en la situación de haber adopta-
mos entre lo moral, lo inmoral y lo amoral. La obedien- do una postura impopular o contraria? ¿Cómo has
cia se ha visto durante demasiado tiempo reducida al in- crecido en la obediencia tal como la describe la her-
mana Joan: «La obediencia genuina exige considera-
fantilismo espiritual. Un mundo en caos necesita reli- ble madurez, así como la suficiente independencia,
giosos con la obstinación de Moisés y la obediencia de autonomía y humildad como para arriesgarse a la in-
Jesús. Se trata de una combinación santificadora. quietud personal que puede conllevar la defensa ante
Vienen aquí muy a propósito las palabras de Robert la autoridad de una postura impopular o contraria»?
Frost: 6) La hermana Joan escribe: «El hecho es que los lí-
«Esto diré suspirando deres no pueden liderar cuando los grupos confun-
dentro de muchísimo tiempo en algún lugar: den la autonomía con la madurez». ¿Cómo interfie-
re la autonomía con el liderazgo? ¿Existe relación en-
Dos caminos divergían en un bosque, y yo... tre la autonomía y la auténtica obediencia? ¿Conside-
yo elegí el menos transitado, ras que constituye un problema para tu comunidad
y eso ha sido la clave». religiosa?

La obediencia religiosa que no opta, no influye en el 7) En su estudio de 1992 sobre la vida religiosa, Nygren
y Ukeritis mencionan el liderazgo y la autoridad co-
mundo y no es en absoluto obediencia, sino, en el mejor mo dos de las ocho dinámicas que operan en la vi-
de los casos, un ejercicio de infantilismo en un mundo da religiosa y dicen: «El fracaso a la hora de abordar
que necesita santos atrevidos. los problemas de autoridad obstaculizará los ulterio-
res esfuerzos revitalizadores». ¿Estás de acuerdo?
* * * ¿Puedes poner uno o dos ejemplos producto de tu
experiencia?
8) Selecciona tus líneas favoritas de este capítulo y
explica tu elección.
1) La hermana Joan afirma que «la cuestión básica... es
si la obediencia religiosa tiene por objeto controlar o
liberar a la persona». ¿Cómo responde tu espíritu a
las palabras control y libertad?
2) ¿Qué crees que quiere decir la hermana Joan cuando
afirma que «la auténtica obediencia vive en la tierra
con la vista puesta siempre en el reino de Dios»?
3) Comparte una experiencia de tu vida comunitaria o
de tu ministerio en la que se haya hecho verdad la
siguiente afirmación: «Algunos grupos no permiten
la individualidad, y algunos individuos no aceptan
liderazgo alguno». ¿Qué efecto tuvo? ¿Cómo harían
realidad estas limitaciones el desarrollo de una
comunidad de vida integrada?
LUZ EN LA OSCURIDAD 181

13 Para que la vida religiosa sea digna de su nombre en


Luz en la oscuridad el mundo actual necesitamos pensadores que nos lleven
más allá de las palabras amables y de las buenas obras
por las personas desesperadas, más allá de esa clase de
caridad que hace aceptable lo inmoral, hasta llegar a una
justicia que lo haga imposible.
Necesitamos observadores morales del universo que
nos saquen de las oscuras profundidades de ese dispara-
tado progreso logrado a expensas de unos pobres invisi-
bles, para devolvernos a las cimas de la humanidad.
«La tarea de un intelectual —<lecía Michel Foucault en «¿Qué sabían y cuándo se enteraron?» se ha conver-
El interés por la verdad— no consiste en moldear la tido en una pregunta política muy popular de este perío-
voluntad política de los demás, sino en reexaminar, a do. Pero no es la pregunta que deben hacerse los religio-
través de los análisis de su campo de estudio, las prue- sos. La pregunta moral más importante para los religio-
bas y las premisas, en poner en tela de juicio los modos sos de esta época es a la vez más sencilla y más profun-
ordinarios de trabajar y de pensar, en hacer que se des- da que la evaluación de hechos y recuerdos, experiencias
vanezcan las convenciones habituales y en reevaluar las e información. La pregunta para los religiosos de este
normas y las instituciones». La tarea del intelectual, en tiempo es: ¿Qué es lo que no sé y por qué no lo sé? El
otras palabras, consiste en enfrentar a un mundo satis- interés intelectual por las grandes cuestiones teológicas,
fecho con los terrores que subyacen a esa satisfacción. políticas, económicas y sociales de nuestro tiempo es
Muchos sistemas que dicen engrandecer a la humanidad esencial para la disciplina religiosa de este siglo.
existen de hecho a costa de poblaciones silenciosas e Dada la interconexión de los sistemas, la globali-
invisibles que están siendo sacrificadas para mantener- zación de la vida humana, la universalidad de la expe-
los. Bebemos buen café, por ejemplo, porque sus culti- riencia y la economía, de las políticas nacionales, hacer
vadores mueren prematuramente para que llegue a «buenas obras» puede ser precisamente lo que menos
nuestra mesa a cambio de salarios de miseria. Apremia- ayude a la humanidad. Sin ser conscientes de ello, por
mos a los países deudores con tales exigencias sobre sus ejemplo, podemos convertirnos en defensores involun-
cosechas que a los hambrientos campesinos no les que- tarios de un sistema opresor. Podemos trabajar en hos-
da tierra suficiente ni para un huerto familiar. Recor- pitales que se niegan a atender a los desamparados, en-
tamos las ayudas sociales para los niños pobres y ofre- señar en colegios que discriminan a las mujeres trabaja-
cemos reducciones de impuestos a los ricos. La situa- doras, invertir en empresas que fabrican detonadores
ción no es nueva, por supuesto. Muchas civilizaciones de plutonio, cultivar enormes extensiones de tierra con
han sacrificado a sus pobres en aras de los intereses na- fertilizantes que la destruyen para las generaciones ve-
cionales, y las hemos denominado «paganas». Peor aún, nideras, recitar oraciones que esclavizan a la mitad de
muchas veces lo han hecho con pompa y belleza, con la raza humana simplemente haciéndola invisible... En
ritos y gloria, con clamor y profundo respeto. Algunas nuestros días, hacer cualquier cosa sin saber a quién be-
cosas con muy malos aspectos pueden parecer buenas si neficia y por qué puede minar el verdadero ministerio
no las examinamos detenidamente. Y la vida religiosa con el que estamos más comprometidos. Sin duda algu-
puede correr la misma suerte. na, la vida intelectual ha sido siempre importante para
182 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LUZ EN LA OSCURIDAD 183

el compromiso religioso. Ahora, sin embargo, el desa- y reflexión que de trabajo manual. La vida no era sólo
rrollo intelectual indica el valor de la vida religiosa co- oración y trabajo en aquellos monasterios, sino que era
mo nunca antes en la historia, aunque no sea más que oración y trabajo, junto con reflexión y desarrollo hu-
por el alcance de los temas en que estamos inmersos. La mano, a fin de que la oración y el trabajo tuvieran sig-
lluvia acida en Occidente destruye bosques en Oriente; nificado, propósito y coherencia. Tenemos que saber lo
la guerra en Oriente Medio provoca una recesión en Oc- que pensamos antes de poder decidir lo que debemos
cidente; la política alimentaria de Occidente hace que hacer. Tenemos que saber por qué hacemos lo que hace-
los niños se mueran de hambre en África; el traslado de mos o resultará, cuando menos, sospechoso, si no fran-
fábricas de Detroit a Camboya deja a la población acti- camente dañino.
va de ambas zonas sin trabajo y sin esperanza... En la calidad del desarrollo intelectual practicado en
Decir que podemos servir a los pobres en semejante la vida religiosa reside la eficacia efectiva de la congre-
mundo, y no leer nunca ni un solo artículo sobre la deu- gación, la profundidad de su vida espiritual, el valor de
da nacional; pensar que podemos ser miembros justos sus ministerios, la categoría de sus miembros y la di-
de una comunidad global, y no estudiar nunca nada so- mensión profética de su carisma. Si un religioso realiza
bre la deuda del Tercer Mundo; imaginar que podemos «buenas obras» sin cultivar al mismo tiempo los talen-
salvar el planeta, y no saber nada de ecología; presupo- tos intelectuales que le permitan profundizar en las cau-
ner que trabajamos para llamar la atención sobre los sas de los problemas, estará malgastando los mejores
problemas de la mujer, pero no ir nunca a una confe- recursos que tiene un grupo para construir un resplan-
rencia de mujeres ni leer teología feminista ni dedicar deciente futuro.
unos minutos a seguir la historia de las ideas acerca de Sin respeto por el conocimiento y sin profundidad
la mujer; decir que nos preocupamos por los moribun- de análisis, las comunidades religiosas pasan rápida-
dos que no tienen hogar, y no decir nunca una palabra mente de la teología a la piedad. La buena voluntad, el
sobre la inmoralidad de la situación o sobre la falta de buen corazón y el amor a Dios encuentran de algún mo-
atención médica a los indigentes, indican, cuando me- do expresión, tanto si se hace con inteligencia, desarro-
nos, una pobre convicción. Ya no basta con hacer cosas llo lógico y maestría como si no. No es que la piedad no
buenas. La formación profesional que capacita para sea buena. Al contrario: toda la preparación intelectual
tareas específicas, pero que no prepara a la persona para del mundo no podrá sustituir a las horas de oración y la
enfrentarse a las grandes cuestiones de la vida, ya no es abundancia de fe. Lo que ocurre es, sencillamente, que
suficiente. El mundo necesita pensadores que conside- no basta con la piedad. La piedad, sin teología, estudio
ren el pensamiento como una disciplina espiritual. y reflexión, pasa fácilmente del mandato de la Escritura
Cualquier otra cosa puede reducirse a una negación per- a lo terapéutico, a lo mágico, al despliegue de lo expre-
petrada en nombre de la religión. sivo sin respeto alguno por las consecuencias espiritua-
les. Más de una buena idea ha sido desperdiciada por
La búsqueda del desarrollo intelectual falta de consistencia. La piedad hace sentirse bien; la
teología impide sustituir la comprensión cósmica por
La búsqueda del desarrollo intelectual ha formado habi- reacciones exclusivamente personales.
tualmente parte de la vida religiosa occidental. Benito La vida intelectual traza el itinerario espiritual. El
de Nursia, en una regla redactada el siglo vi, establece activismo cala fácilmente en los religiosos. Una larga
en la rutina diaria de los monjes más tiempo de lectura historia de servicio social, un pasado inmediato de
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expansión institucional y las experiencias personales de no sólo un celo entusiasta, sino también un pensamien-
ministerios establecidos ganados a fuerza de enormes to inteligente.
sufrimientos y vidas enteras de duro trabajo, se han tra- La vida intelectual proporciona consistencia al alma
ducido en una constante actividad, vidas generosas y y credibilidad al ministerio. «Las ideas son poderosas
una presencia compasiva. Los resultados de cientos de —escribe Midge Dexter— y requieren no una contem-
años de servicio pueden verse por doquier: un hospital plación estudiosa, sino acción, aunque no sea más que
aquí, un viejo orfanato allá, una buena universidad en el acción interior. De alguna manera, su adquisición nos
centro de la ciudad, pequeñas escuelas en zonas rura- obliga a cambiar nuestra vida, aunque no sea más que
les... Y más recientemente, centros de justicia y paz en nuestra vida interior. Exigen que alguien las simbolice.
antiguos noviciados, casas de acogida en los barrios, Ellas dictan dónde debemos enfocar la vista y determi-
alojamiento para personas mayores con ingresos esca- nan nuestras prioridades morales e intelectuales». Ob-
sos en los terrenos de las sedes conventuales y comedo- viamente, la vida intelectual no es una distracción del
res de beneficencia; en suma, testimonios del compro- verdadero propósito de la vida religiosa, porque éste
miso continuo de los religiosos con el sufrimiento del consiste en la proclamación inteligente de la presencia
mundo. Sin embargo, lo que es tan importante para esta amorosa de Dios en el tiempo.
época como lo fue la preparación profesional en el pasa-
do es la formación continua de los religiosos en los te-
mas de este tiempo, así como nuestras respuestas a las
siguientes preguntas: «¿Por qué hacemos lo que hace- Una presencia evangélica
mos?» y «¿Qué deberíamos hacer en este momento?»
El impulso, la intuición y la consciencia alimentan el Los religiosos no son los orantes profesionales de la so-
pensamiento, pero puede que sean efímeros sin él. ciedad. Los religiosos no son la respuesta de este siglo
Como conciencia crítica del sistema, los religiosos a los curas «de misa y olla» de la Alta Edad Media, en
deben saber de qué hablan cuando testifican ante los su mayor parte hombres iletrados que fueron ordenados
comités del Senado en Washington, firman peticiones simplemente para celebrar las liturgias eucarísticas de la
en la Pensilvania rural, presionan a grupos públicos en Iglesia. Tampoco son los epígonos modernos de la teo-
cuestiones de ecología, exigen una nueva legislación logía de la sustitución, en el espíritu de los monjes
para los pobres, debaten la ordenación de las mujeres y medievales, cuyo deber consistía en servir a sus pudien-
el uso del lenguaje inclusivo con los clérigos locales; y tes benefactores —las personas activas e importantes
todo ello en nombre de Dios y por los centenarios caris- del momento— cumpliendo las penitencias por ellos.
mas cristianos. Cuando los benedictinos hablan de paz, No, la vida religiosa se propone simplemente ser una
deben conocer las raíces de la guerra; para que una her- presencia evangélica en medio de su entorno, cuyos
mana de la caridad hable con eficacia en favor de las miembros, inmersos en la oración e impulsados por el
mujeres en la Iglesia, debe estar al día en la teología que valor contemplativo, se convierten en voces de esperan-
las oprime; para que un franciscano predique la presen- za y de advertencia para el conjunto de la sociedad. Pe-
cia de Dios en la naturaleza, debe estar preparado para ro, para ello, el religioso debe estar preparado y com-
explicar el daño de los agentes contaminantes. Quizá no prometido, debe ser profético y piadoso.
como los generales, los historiadores o los químicos, La situación actual es precaria. Asediadas por la
pero sí como testigos informados que aportan al tema anomía, obligadas a hacer frente a la reducción de re-
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cursos y a las múltiples y nuevas necesidades sociales y No es el momento, por tanto, de que las congrega-
eclesiales, enfrentadas por la cuestión de la liturgia y del ciones religiosas abandonen su compromiso histórico
lenguaje en una Iglesia patriarcal y teniendo que ser, con el conocimiento simplemente porque éste sea hoy
irónicamente, las preservadoras de las brasas aún ar- más una disciplina espiritual que una exigencia profe-
dientes, aún pletóricas de vida en este agónico tiempo, sional. El hecho de que ya no nos formemos para pro-
las congregaciones religiosas deben enfrentarse a las porcionar personal a las instituciones de la comunidad o
mismas preguntas que sus fundadores: ¿es éste el mo- para cumplir los requisitos estatales no significa que no
mento de construir nuevas instituciones sin mayores necesitemos la educación más que nunca. De lo contra-
cuestionamientos o de prepararnos profesionalmente rio, ¿cómo sabremos a quién seguir?; ¿cómo sabremos
para nuevos servicios sin preocuparnos por el coste? qué hemos de hacer en un mundo lleno de expertos al
¿Debemos formar a algunos miembros en biología ma- servicio de tan diversos dioses?
rina, a fin de que, dentro de diez años, puedan influir en La vida intelectual mantiene viva la llama de la
la cuestión ecológica o es preferible que pongamos en reflexión en una sociedad propensa a reacciones violen-
funcionamiento clínicas ambulantes? ¿Debemos enviar tas y a respuestas irreflexivas, que son de valor efímero,
a las chicas jóvenes a la universidad para estudiar teolo- pero cuyos perniciosos efectos suelen ser permanentes.
gía feminista o debemos renovar el centro de retiro con Al mundo no le sirve ni el conservadurismo rígido, ni el
la esperanza de implantar en él un nuevo ministerio para liberalismo visceral, ni los alegatos conmovedores, ni el
mujeres? ¿Debemos estudiar más o rezar más? La res- pensamiento en recetas. La voz de los religiosos debe
puesta es sí y no. La respuesta es nada o todo a la vez. ser una voz que aporte al debate público lo mejor de la
Cualquier enfoque sin su alternativa haría que las con- tradición, lo más sutil del análisis teológico, lo más
gregaciones religiosas fuesen vulnerables al cambio o perspicaz de la observación social y lo más provocador
las dejaría expuestas a la tentación del inmovilismo. de los valores evangélicos. Los religiosos que hablan
Refugiarnos en una especie de trance meditativo en por los pobres deben hacerlo bien, sabia, reflexiva y va-
espera del milenio, consumirnos en una actividad febril lientemente. Ya no podemos fundamentar nuestras
pero superficial, dedicarnos simplemente a sobrevivir a vidas en lasfilosofíasde unas instituciones consagradas
lo que ha muerto hace años es indigno de nuestra histo- por el tiempo. Ya pasó la época de hacer hoy lo mismo
ria, de nuestro propósito, de nuestra herencia espiritual que se hizo ayer porque alguien que nos precedió se dio
y de nosotros mismos como seres humanos responsa- cuenta de que era bueno para ese momento. De ahora en
bles en un tiempo de desintegración. El hecho es que adelante, será difícil que nazcan nuevas instituciones,
ninguna de esas alternativas sirve. No podemos ser una aunque no sea más que porque las necesidades cambian
cosa o la otra. Debemos ser pensadores y «hacedores», a una velocidad mayor que la de creación de las institu-
presencia orante y testigos proféticos. ciones para atenderlas. De ahora en adelante, todos va-
La honestidad profética no es una opción para los mos a tener que sopesar, evaluar, enjuiciar y determinar
religiosos, sino una exigencia. Estar inmerso en la Es- el valor eterno de cada una de las cosas que hagamos,
critura implica estar consagrado a la venida del reino de así como su relación con el carisma, con las necesida-
Dios. Más aún, implica que nos entreguemos a cono- des humanas, con la vida eterna y con el compromiso
cerlo y también a traerlo. Pero vivir la voluntad de Dios cristiano. Debemos aportar a todos y cada uno de los
requiere tanto estudio y compromiso con la reflexión ministerios algo más que servicio; debemos aportar las
como acción. firmes convicciones y los valores incuestionables nece-
188 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LUZ EN LA OSCURIDAD 189

sanos para estar en ellos como compañeros y defenso- 1) ¿Cómo puntuarías en una escala de 1 a 10 la afirma-
res en el largo y agotador camino hacia la justicia. ción de la hermana Joan de que «la vida intelectual
proporciona consistencia al alma y credibilidad al
La actividad intelectual nos hace superar el funda- ministerio»?
mentalismo y la literalidad, de modo que las personas
con diferentes visiones y distintas necesidades puedan 2) ¿Te esfuerzas por mantenerte al día en temas como la
llegar a comprender sus respectivas posturas y hacer así reforma de la asistencia social y la deuda internacio-
resplandecer al Evangelio. El compromiso no es un nal tanto como en los contenidos educativos y la
metodología de tu actividad profesional? Si no es así,
ejercicio de pensamiento maniqueo, sino que el auténti- ¿por qué?
co compromiso con una cuestión determinada nos lleva
a comprenderla en profundidad, hasta que, en medio de 3) La hermana Joan afirma que «el interés intelectual
su complejidad, la virtud del amor conmueve nuestra al- por las grandes cuestiones teológicas, políticas, eco-
ma. Entonces, en ese preciso momento, es cuando la nómicas y sociales de nuestro tiempo es esencial pa-
presencia religiosa se hace verdaderamente religiosa. ra la disciplina religiosa de este siglo». Si te tomases
en serio esta afirmación, ¿adonde te llevaría?
Oración, ministerio, profecía, desarrollo comunita-
rio, crecimiento personal...; todo ello exige profundidad 4) «El auténtico compromiso con una cuestión determi-
intelectual. Decir que vivimos una vida de reflexión sin nada nos lleva... [al] preciso momento [en que] la pre-
sencia religiosa se hace verdaderamente religiosa»,
algo sustancial sobre lo que reflexionar hace de la vida afirma la hermana Joan. Identifica una o dos cuestio-
una impostura. «En el principio fue la Palabra», nos nes con las que tú o tu grupo os hayáis comprometi-
dice el Evangelio. Sin la inmersión en la Palabra, las do realmente. ¿Cuál ha sido el resultado?
palabras que pronunciemos carecerán de significado, de
fundamento y de inspiración. En esta cultura, el valor de 5) ¿Debemos formar a los nuevos miembros en biología
la educación suele residir en el beneficio que propor- marina o en servicios sociales para los pobres y nece-
sitados? ¿Qué hace que la respuesta a este tipo de
ciona. Pocas personas estudian por el mero placer de preguntas sea tan difícil?
hacerlo, sino por conseguir un trabajo más interesante o
por ganar dinero, en lugar de por hacer del mundo un 6) La hermana Joan concluye este capítulo diciendo que
lugar mejor para toda la humanidad. En esta atmósfera, «el compromiso intelectual de los religiosos con la
el compromiso intelectual de los religiosos con la refle- reflexión, la cultura, la belleza y la verdad... se verá...
algún día como parte del proceso de grieshog, como
xión, la cultura, la belleza y la verdad en este nuevo la acción de enterrar las brasas, de preservar el fue-
momento de la historia se verá indudablemente algún go... para que pueda verlo un mundo nuevo». ¿Por
día como parte del proceso de grieshog, como la acción qué es tan importante para los religiosos enterrar
de enterrar las brasas, de preservar el fuego, de arder de estas brasas?
nuevas maneras para que pueda verlo un mundo nuevo.
7) ¿Cuándo has experimentado el conflicto que la her-
mana Joan describe cuando dice que «no basta con
* * * la preparación intelectual, también son necesarias la
oración y la fe; no basta con la piedad, también son
necesarios la teología, el estudio y la reflexión»? ¿Lo
has experimentado en la vida de tu comunidad?

8) «La vida intelectual proporciona consistencia al alma


y credibilidad al ministerio», dice la-hermana Joan.
190 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS

¿Has dejado alguna vez de hablar porque te parecía


que no tenías conocimientos del tema? ¿Había al-
14
guien en tu comunidad a quien pudieras recurrir? La necesidad
¿Hablas o actúas cuando tienes conocimientos del
tema? ¿Has dejado alguna vez de hacerlo por miedo
de una nueva perspectiva
a las consecuencias?
9) Selecciona tus líneas favoritas de este capítulo y
explica tu elección.

De todas las virtudes pregonadas como esenciales pa-


ra la vida religiosa, al menos a una se le ha prestado
muy poca atención a lo largo de la historia, si es que ha
sido mencionada alguna vez. La noción de que el yo es
una fuerza que hay que desarrollar, no un enemigo que
hay que reprimir, brilla por su ausencia en los tratados
tradicionales sobre la vida espiritual. Y es una lástima.
Imaginar que la vida espiritual puede vivirse en pleni-
tud sin que intervenga en ella el conducto del yo refleja
una idea truncada de lo que la espiritualidad verdadera-
mente es y una visión deformada de lo que Dios es en
realidad.
La idea de que la vida espiritual de una persona pue-
de desarrollarse plenamente sin haber aspirado el aroma
de un campo lleno de rosas, ni haber visto un lago al
amanecer, ni haberse sentado en la hierba en la cima de
una colina, ni haber sentido el tacto de la seda sobre la
piel, ni haber acariciado a un perro o estrechado a un
niño en los brazos resulta ridicula. Suprimir de la ecua-
ción de la santidad el factor de las experiencias senso-
riales de la vida hace de la espiritualidad una idea incor-
pórea, convierte el sacramento de la vida en algo verda-
deramente estéril y hace que la carne, más que un peli-
gro para la vida espiritual, sea destructiva de la misma.
Pero el Dios que creó todas estas cosas y todas las de-
más experiencias humanas recubiertas de carne debe de
ser un Dios muy sensual con una presencia cautivadora.
192 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LA NECESIDAD DE UNA NUEVA PERSPECTIVA 193

Si algo prueba la creación, es que el Dios que extiende Para la mentalidad de quienes consideraban la vida
su mano para encontrarse con un universo sensual de espiritual un triunfo de la mente sobre la materia, en lu-
designio divino lo hace a través de las cosas, a través de gar de materia imbuida de lo divino, la vida era un cam-
los sentidos, no sólo a través de la mente. po minado sobre el que había que caminar con cuidado,
Sin embargo, mente, razón y cognición —tres valo- no un anticipo del cielo, ni un puente hacia la divinidad,
res masculinos— se han convertido en la base de la lite- ni su vínculo, su nexo o su ligadura. La vida se hizo ca-
ratura espiritual a lo largo de los siglos, no la noción de da vez más restrictiva, en especial para las mujeres. Las
encarnación, por mucho que se hable de ella. El yo se religiosas, cuyo rechazo de la experiencia carnal les per-
ha convertido en enemigo, en lugar de fuente de vida es- mitía, a los ojos de la Iglesia, trascender en cierta medi-
piritual, y esto es sumamente lamentable. da lo femíneo convirtiéndolas en varones espirituales,
A causa de esta interpretación, la gran aventura lla- más dados a los elementos «racionales» de la vida, eran,
mada espiritualidad se ha visto reducida, con el paso del en otras palabras, superiores a la mayoría de las demás
tiempo, a una gran lucha, a la supresión del yo, en lugar mujeres, que eran vistas fundamentalmente como seres
de convertirse en una dimensión en igualdad de condi- sexuales. La asexualidad, irónicamente, llegó a ser el
ciones de la celebración humana, en el reconocimiento culmen de las mujeres a quienes se tenía en especial
de lo sagrado tanto en el yo físico como en el espiritual. estima. Simultáneamente, se las sometía a un control
En este sistema, el pensamiento y la experiencia, lo ra- especial para mantener esa asexualidad, sobre la base de
cional y lo «irracional», lo real y lo ideal, se encontra- unas premisas espirituales erróneas y destructivas. Las
ron los unos enfrentados a los otros. Las cosas comen- mujeres eran para el sexo —enseñaban los teólogos—
zaron a etiquetarse, dividirse y clasificarse según su gra- y, por consiguiente, eran menos espirituales que los
do de amenaza, su nivel de peligro, su dimensión de hombres. Al mismo tiempo, las mujeres cuya sexuali-
riesgo para el alma humana. Gracias al estoicismo grie- dad estaba controlada eran particularmente valiosas,
go, con su insistencia en reprimir los deseos durante los porque trascendían las exigencias de su sexo. La lógica
tiempos en los que la Iglesia se estaba formando, lo que ilógica estaba, tanto social como espiritualmente, fuera
ponía realmente en peligro la felicidad humana y el de- de control.
sarrollo moral era todo cuanto despertara los impulsos Estas actitudes prevalecieron en general, excepto
humanos, todo cuanto, en otras palabras, fuera turbado- entre los místicos, naturalmente, que no parecían tener
ramente carnal, inquietante e indudablemente femeni- la facultad de apreciar la diferencia entre lo natural y lo
no. Los hombres sabían que lo que no podían controlar espiritual, la plenitud del alma y la expresión de los sen-
en sí mismos tenían que controlarlo en los demás. Y la tidos, y menos aún las pretensiones de superioridad del
solución fue la eterna subordinación de las mujeres. acercamiento masculino a Dios respecto de las intuicio-
El entrelazamiento de las nociones de pureza espiri- nes y experiencias femeninas. Francisco de Asís glorifi-
tual e inferioridad física, así como la necesidad de eli- caba a Dios en la naturaleza. Juan de la Cruz gustaba de
minar el atractivo femenino, calaron hondo y arraigaron Dios en cada paso del camino de la vida y hablaba de
en la psique humana. Cada siglo aumentaba las distin- las relaciones de Dios con los mortales por medios muy
ciones entre lo que era espiritual y lo que no, cada gene- mortales. Juliana de Norwich e Hildegard de Bingen
ración ponía mayores anteojeras al alma para proteger- experimentaron vividamente a Dios. Para estos contem-
la del mundo circundante, hasta que la espiritualidad se plativos, Dios era tangible y amaba tanto las dimensio-
vio convertida más en disciplina que en gozo. nes carnales de la vida como las cognitivas. Para los
194 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LA NECESIDAD DE UNA NUEVA PERSPECTIVA 195

místicos, Dios era más que una idea que hay que captar: mos. Se trata de un triste monopolio de la humanidad.
era una experiencia que se podía encontrar en todos los E incluso más triste aún es la pérdida de los recur-
ámbitos de la vida. sos humanos y del sistema de valores femenino en un
Para los teólogos y autores espirituales predominan- mundo que se tambalea por las consecuencias de la
tes, sin embargo, Dios era la idea, como dice Anselmo «machomanía».
de Canterbury, «respecto de la cual no puede pensarse ¿Y cómo ha sucedido esto? Muy fácilmente. Los
nada mayor», un concepto que intenta sacarnos del hombres vencieron en el debate, porque fueron hombres
mundo que nos ha sido dado para que seamos más espi- quienes lo formularon, definieron sus términos, contro-
rituales que físicos, para que estemos más libres de la laron sus conclusiones y prohibieron intervenir a las
tierra que formados a partir de ella. mujeres, manteniéndolas al margen de los foros intelec-
Las tesis del sistema estaban claras: el mundo se di- tuales y de los tribunales eclesiásticos donde se extraían
vidía en materia y espíritu, en lo racional y lo irracional. esas conclusiones. Pero los hombres se equivocaron, y
Según los filósofos paganos, de quienes los primeros nosotras hemos estado pagando las consecuencias en
autores cristianos adoptaron la idea, el semen masculi- todos los ámbitos hasta nuestros días.
no proporcionaba la materia prima para el alma racio- Al haber clasificado la vida en categorías claramen-
nal, y el menstruo femenino su forma material, el cuer- te separadas —animado e inanimado, vegetal y mineral,
po. Entre las cosas que ponían en peligro lo racional humano e inhumano, blanco y «de color», esclavo y li-
—en otras palabras, lo masculino— se contaba lo feme- bre, masculino y femenino...—, nos han modelado un
nino. De las especulaciones de los pensadores paganos mundo en guerra consigo mismo. «Toda la naturaleza y
acerca de la superioridad «natural» de los hombres ra- la mayoría de los seres humanos —decía Aristóteles—
cionales sobre las mujeres «irracionales» brotó un se- han sido creados para satisfacer las necesidades de la
xismo hecho y derecho, que se convirtió en la base de clase superior y proporcionarle comodidades... Y es-
una espiritualidad cristiana de dominación que, hasta ta [subordinación] es buena, tanto para los esclavos co-
nuestros días, minimiza a las mujeres en nombre de mo para las mujeres». También Aristóteles, como el
Dios", trivializa lo femenino, exalta al varón, institucio- Macbeth de Shakespeare, «debería haber muerto», des-
naliza lo masculino, devalúa el mensaje cristiano y, ade- pués de haber visto el daño que su pobre razonamiento
más, infesta el mundo. ha causado siglo tras siglo. Puede que hubiera decidido
escribir otro ensayo. El hecho es que, una vez estableci-
da la jerarquía masculina, ha gobernado de acuerdo con
sus principios, hasta llegar a su propia ruina.
La disyunción entre lo espiritual y lo material
Machismo vs. feminismo
La disyunción entre lo espiritual y lo material ha resul-
tado drástica para todo el género humano. Como una El machismo no es ni una buena teología ni una buena
hormiga en manos de un gigante, el mundo entero de- espiritualidad. El machismo destruye la creación y a sus
pende ahora de la voluntad de hombres cuyos masculi- criaturas y llama a esa destrucción buena, alegando ra-
nos tratados los definen como el summum de la raza hu- zones de «seguridad nacional» y «progreso económi-
mana, los cercanos a Dios, la «cabeza» de la familia co», o hablando del «papel de la mujer» e incluso de la
humana, obligados en la tierra únicamente consigo mis- «voluntad de Dios».
196 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LA NECESIDAD DE UNA NUEVA PERSPECTIVA 197

Pero esto no puede seguir así. nismo plantea al mundo en general, y a la vida religio-
Mantener una espiritualidad de esa índole y consi- sa en particular, un tenaz desafío, una promesa espiri-
derarla religiosa, o, lo que es peor, que los religiosos tual, una esperanza imperecedera en la voluntad de Dios
mantengan tal modo de vida y lo denominen "espiritua- para el mundo entero. El feminismo no trata sólo de la
lidad", clama al cielo. Ya podemos hacerlo mejor si condición femenina, sino que pretende liberar todos los
queremos que la vida religiosa tenga significado en aspectos de la vida del azote de la dominación. Cuando
nuestro tiempo. Ya podemos hacerlo mejor, o abando- las mujeres sean libres, los hombres también lo serán.
naremos a la mitad del género humano en nombre de la Cuando las mujeres consigan el derecho a la plenitud de
religión. la voluntad de Dios con respecto a ellas, el planeta al-
Si algo marca la distinción entre el modernismo y el canzará el derecho a liberarse de la teología de la domi-
post-modernismo, es la aparición de una nueva visión nación, denominada «teología del dominio». El femi-
del mundo que siga las huellas de la actual ruptura nismo pretende reestructurar el mundo para hacer de él
en las relaciones humanas y la seguridad global hasta un lugar en el que toda vida, en todos los niveles, sea
la institucionalización de las virtudes exclusivamente sagrada.
masculinas de control, orden, dominación, dominio y El feminismo nos presenta el mayor reto espiritual
«razón», y exija el restablecimiento del equilibrio hu- de nuestro tiempo. Sin el feminismo, los tiempos ve-
mano mediante el reconocimiento de los valores y los nideros puede que no vengan nunca. Justificamos la
principios vitales femeninos y el respeto hacia ellos. El destrucción de demasiadas selvas tropicales mediante
feminismo es una visión del mundo que reflexiona so- la teología de la dominación. Asesinamos, mutilamos,
bre él desde la perspectiva de la igualdad, la humanidad violamos y empobrecemos a demasiadas mujeres sobre
y la dignidad de todo lo viviente. El feminismo exige la base de la superioridad masculina. Hemos masacrado
ecología, asume la globalización y desmantela el pa- a demasiados pueblos basándonos en el poder blanco.
triarcado, la jerarquía y el dualismo. El feminismo, Hemos hecho de Dios una parodia y le hemos llamado
quizá por primera vez desde Jesús, da al cristianismo la Dios en masculino para perpetuarla.
oportunidad de ser cristiano. Lo que el mundo necesita ahora para salvarse, si es
Pero los antifeministas no están equivocados del que puede ser salvado, es una espiritualidad feminista
todo en su miedo al feminismo. El feminismo es verda- que apele a la conciencia de cualquiera que vea el mun-
deramente un peligro para un sistema que considera las do, lo interprete, lo explique o lo gobierne con ojos, con
necesidades del globo secundarias con respecto a las propósitos, con una ética o con una teología exclusiva-
necesidades de las grandes empresas, que asume que las mente masculinas. Y ahí residen la cruz y la gloria de la
relaciones se basan en la inferioridad natural, que fo- vida religiosa de este siglo.
menta la subordinación como algo aceptable, que trata El feminismo y lo femenino no son sinónimos. Mu-
a los animales como objetos de usar y tirar en función chos hombres son feministas. Y algunas mujeres, que
de la conveniencia de los seres humanos, y a los seres están aprovechándose de todas las posiciones, privile-
humanos como si estuvieran desconectados de la cade- gios y aceptación social que el feminismo de este siglo
na de la vida, que nos une a todos, masa común de la ha conseguido para ellas, declaran que no lo son. Para
creación viva, con nuestro Dios. Frente a todas estas quienes se debaten con la cuestión del feminismo, el
cosas, el feminismo supone tanto un obstáculo como problema parece residir en la comprensión de lo que es
una réplica. En respuesta a este tipo de sistema, el femi- realmente éste. Para los cristianos, para los religiosos, el
198 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LA NECESIDAD DE UNA NUEVA PERSPECTIVA 199

origen del concepto debería ser obvio. Y con lo obvio Si la justicia es un elemento constitutivo del Evan-
viene lo obligatorio. gelio, entonces la igualdad pertenece a su esencia. Es
Servir al mundo, predicar el Evangelio, pero no des- imposible, en otras palabras, tener a alguien sometido y
mentir un sistema filosófico que se erige a sí mismo declararse justo y cristiano. Pero, si sostenemos que
como superior y contrario al resto del universo y a todos Dios hizo justa la desigualdad en el género humano,
sus recursos, es predicar un Dios falso. El feminismo es, entonces la igualdad, para empezar, es una mentira, una
de hecho, un concepto muy simple: es un compromiso broma divina, una grave tergiversación del significado
con la igualdad, la dignidad y la plena humanidad de to- de la vida. En tal caso, todo el mundo está destinado a
dos los seres humanos, hasta el punto de dedicarnos a ser el lacayo de alguien. ¿Y qué clase de cristianismo,
efectuar los cambios en las estructuras y las relaciones qué clase de clamor por las Bienaventuranzas, es ése?
que hagan posible la plenitud humana para todos. Por
otro lado, pese a su sencillez, exige un nuevo modo de
ver el mundo y cuanto hay en él. El feminismo mira
el mundo desde el punto de vista del significado de la Responsabilizarnos del planeta
creación, no de la concentración de poder. Para el femi-
nista, todo lo creado es bueno, provechoso y necesario Para responsabilizarnos del planeta debemos responsa-
para el progreso del género humano, y debe ser respeta- bilizarnos de sus talentos. Pero el planeta entero está
do, escuchado e incluido en el despliegue de poder que privado de los talentos de las mujeres, que nunca se han
afecta a su existencia. Para el feminista, nada está hecho aplicado a las cuestiones fundamentales de la vida: el
para satisfacer las «necesidades y las comodidades» aje- hambre, la guerra, la natalidad, la economía, el gobier-
nas, nada carece de dignidad, significado, valor, necesi- no, el militarismo o las relaciones internacionales. Nos
dades, talentos y derechos propios. Para el feminista, la encontramos en un estado verdaderamente lamentable:
vida no consiste en la supervivencia de los mejor dota- la mayor parte de los pobres, de los hambrientos, de los
dos, sino en alcanzar el máximo desarrollo posible para refugiados y de los esclavizados del mundo son muje-
todos. El feminismo es un sistema filosófico que tiene res. ¿Qué clase de cuidado del jardín es éste? ¿Qué clase
por objeto la igualdad de las mujeres y, a la vez, la sal- de Dios creemos que desea esto?
vación del universo, porque, al liberar a los esclavos, Lo que el feminismo pretende es una auténtica co-
corregimos lo que los ha esclavizado. El feminismo es participación én el cuidado de la tierra, un auténtico
muy santo y muy cristiano; sigue al Jesús que resucitó a equilibrio de sus talentos, una auténtica integridad en
las mujeres —consideradas sin valor por la sociedad las relaciones. De lo contrario, nunca podremos enmen-
circundante— de entre los muertos; al Jesús que envió dar un universo desfigurado por la violencia, entregado
a las mujeres a proclamar su mesianismo a los extranje- al poder, levantado sobre la opresión y cautivo de la
ros y a anunciar su resurrección a los hombres; al Jesús fuerza. Y ello en todas partes y en todos los sistemas del
que, engendrado por el Espíritu Santo pero nacido de mundo.
una mujer, pone de manifiesto el esencial papel de las Para las mujeres religiosas —unas privilegiadas—
mujeres en el misterio divino de la salvación. negar el derecho cristiano al feminismo —y, por consi-
guiente, a la espiritualidad—, negar el yo por una espi-
¿Cómo puede ser religiosa la vida religiosa si no es, ritualidad sin vida —y, por tanto, sin Dios—, supone
a la vez, feminista? aliarse con todos los opresores del mundo. Entonces, el
200 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS LA NECESIDAD DE UNA NUEVA PERSPECTIVA 201

oprimido se torna opresor, y todas las mujeres saben oprimidos, la emancipación de la imaginación y la res-
que su hermandad se ha convertido en una mentira. tauración del verdadero significado de Dios.
La antropóloga Margaret Mead decía que en la his- La disciplina espiritual de este tiempo es el desarro-
toria de la humanidad sólo hay cuatro períodos después llo de una nueva visión del mundo basada en la igualdad
de los cuales nada ha sido ya igual sobre la tierra: la humana en lugar de en el poder masculino, un concep-
evolución, la era glaciar, la revolución industrial y el to engañoso desde sus mismas raíces y corruptor de la
movimiento feminista. vida espiritual. Es un gran momento para la vida reli-
El feminismo está vivo y activo en todo el globo. giosa. Estamos aquí para ser signos visibles de un mun-
El Espíritu Santo aletea sobre las aguas y está empeña- do construido sobre la igualdad, los talentos de las mu-
do en establecer un nuevo orden mundial basado en jeres, el respeto por lo femenino y la consciencia de la
la creación, basado tanto en las mujeres como en los naturaleza tanto femenina como masculina de Dios.
hombres, basado en todos los oprimidos. La vida reli- Puede que nada en nuestro tiempo exija de nosotros más
giosa no atravesará este período sin cambiar. Pero la conversión, más santidad y más intuición espiritual.
verdadera cuestión espiritual es en qué cambiará a los Puede que nada en nuestro tiempo signifique más para
religiosos. el desarrollo constante del mundo, así como para una
Las religiosas que en otro tiempo proporcionaron vida espiritual auténtica y holística.
servicios a las mujeres deben ahora hacer causa común
con la esencia misma del pensamiento feminista, por el * * *
bien de su propia liberación espiritual, de la liberación
de los hombres y de la emancipación de Dios de unas
definiciones sexistas y patriarcales. Entonces seremos
capaces de velar con integridad y credibilidad por un 1) ¿Estás de acuerdo con la opinión de la hermana Joan
planeta en peligro a causa de políticas y teologías que respecto de que «el feminismo no trata sólo de la
durante mucho tiempo han sido represivas de lo feme- condición femenina, sino que pretende liberar todos
los aspectos de la vida del azote de la dominación»?
nino. La espiritualidad feminista exige una nueva clase
de espiritualidad en todos nosotros. La espiritualidad 2) ¿Qué piensas al leer el siguiente comentario de la
racional, ritualista y represiva del patriarcado, que divi- hermana Joan: «El Dios que creó todas las cosas...
de al mundo y cuanto hay en él en bueno o malo, alto o debe de ser un Dios muy sensual, con una presencia
bajo, animado o inanimado, agente u objeto, debe dar cautivadora»?
paso a una espiritualidad que, al estar integrada, vea a 3) Si has leído algo acerca de los místicos de la Edad
Dios en todo; al ser inspiradora, reconozca al Espíritu Media, comenta esta cita de la hermana Joan: «Los
en todo; al ser inclusiva, vea igual valor en todos; al ser místicos no parecían tener la facultad de apreciar la
humilde, no considere a nadie ni nada más o menos diferencia entre lo natural y lo espiritual, la plenitud
aceptable para Dios; y al estar encarnada, vea a Dios y del alma y la expresión de los sentidos».
su gracia presentes en todas partes y en todo. La espiri- 4) «Los hombres vencieron en el debate porque lo for-
tualidad feminista es verdaderamente peligrosa para las mularon, definieron sus términos y prohibieron a las
ortodoxias que categorizan y controlan. Exige una nue- mujeres intervenir en él». Hay quien puede conside-
va ecología de la vida, no una mera reforma de la exis- rar esta afirmación radicalmente feminista. ¿Puedes
nombrar al menos un «debate» que pruebe la veraci-
tente. Es la esperanza de la tierra, la liberación de los dad de esta afirmación?
202 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS

5) La hermana Joan cree que las religiosas que en el


pasado proporcionaron servicios a las mujeres deben 15
situarse ahora en la vanguardia del pensamiento fe- Una llamada a la formación
minista. ¿Eres de la misma opinión? ¿Actúa de este
modo tu comunidad?
6) Margaret Mead afirmaba que el movimiento feminis-
ta es uno de los cuatro períodos de la historia de la
humanidad después de¡ cuai nada va a seguir siendo
igual en el mundo. ¿Estás de acuerdo?
7) «El feminismo, quizá por primera vez desde Jesús, da
al cristianismo la oportunidad de ser cristiano». ¿En
qué sentido consideras cierta esta afirmación?
La vida religiosa se encuentra desde hace mucho tiem-
8) Selecciona tus líneas favoritas de este capítulo y ex- po en una encrucijada; de hecho, para muchos religio-
plica tu elección.
sos de hoy, casi desde el día de su consagración. Ha sido
una época de conmoción y de fracasos, tanto personales
como institucionales, de formación ambigua y de im-
placables desafíos, de nuevas convicciones y de profun-
da confusión. En suma, ha sido una época emocionante,
pero no fácil, para la vida religiosa.
Sin embargo, los sentimientos de tensión e incer-
tidumbre que existen en las congregaciones religiosas
no se deben, en mi opinión, a que haya habido lo que los
científicos sociales llamarían «un período de ajuste». Al
contrario, los períodos de ajuste son normales en cual-
quier organización y en cualquier momento de la vi-
da. Los períodos de gran cambio social exigen, cierta-
mente, mucha energía y considerable, e incluso conti-
nuo, riesgo. Al mismo tiempo, el cambio tiene lugar por
lo general sin grandes incidentes y casi siempre con ma-
yor rapidez de lo que en un principio se había pensado.
No, la incertidumbre que bulle hoy en las congregacio-
nes y en las comunidades religiosas de todo el país se
debe, en mi opinión, a que ha habido —y sigue habien-
do en muchos casos— un profundo desacuerdo sobre
qué es exactamente lo que necesita ser renovado en la
vida religiosa si queremos que las brasas rompan a arder
de nuevo en nuestro tiempo.
Algunos quieren que las cosas vuelvan a ser como
eran antes y tan «buenas» como ellos las percibían antes
204 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA A LA FORMACIÓN 205

de la conmoción generada por el Vaticano n. Quieren los días de gloria pasados, una pobre imitación de una
prósperas instituciones, ministerios estables, total apro- gran época, un método superficial de abordar un pro-
bación social, comodidad en la Iglesia y privilegios blema fundamental, y no duró mucho.
en el estado. Para ellos, ése es el summum de la vida El segundo templo, a pesar de su ampliación bajo
religiosa, es decir, una vida religiosa como es debido. Herodes, se derrumbó con la misma facilidad que el pri-
Otros, por el contrario, quieren que la vida religiosa sea mero, cayó de nuevo irremediablemente, no tenía nada
completamente distinta de lo que fue. Quieren libertad nuevo en absoluto que ofrecer que pudiera fortalecer a
personal, total independencia, autonomía para las con- la nación judía frente a los nuevos ataques y las provo-
gregaciones y ministerio profesional sin coste personal caciones extranjeras, y entonces, sólo entonces, el cam-
ni presión social. bio se hizo finalmente indispensable para la nación.
Los últimos veinticinco años de vida religiosa han Cuando se dejó definitivamente atrás el pasado, el pue-
supuesto una lucha en todos los aspectos entre los dos blo se convirtió en el pueblo de la Escritura. Cuando el
enfoques de la renovación. Algunos grupos han tratado nuevo intento de reinstitucionalizar el sacrificio dio
en vano de mantener o resucitar una vida religiosa como pruebas de ser tan débil como el anterior, el pueblo del
la anterior al Vaticano 11 haciendo más de lo antiguo y sacrificio se convirtió en el pueblo de la palabra. En-
haciéndolo mejor. Existen unos cuantos grupos de éstos tonces, los judíos del desierto se convirtieron en los ju-
y funcionan eficazmente, pero, en general, el modelo no díos de la diáspora, y una religión nacional causó tal im-
se ha extendido. Otros grupos han realizado una ingen- pacto internacional que repercutió en el mundo entero.
te tarea renovadora. Todos los aspectos que se parecie-
ran a la vida anterior a 1962 han sido reformados y pre- Sólo tras la destrucción de los templos el testigo de
sentados como nuevos: nuevos programas, nuevos mo- Yahvé en Israel se convirtió en testigo de Yahvé en el
dos de vida y nuevos ministerios basados en los anti- mundo. Expulsados los judíos de una tierra en la que
guos. Los viejos ministerios, las viejas formas de ora- querían permanecer por siempre, Israel se convirtió en
ción y las viejas estructuras comunitarias han experi- una nación de testigos en dispersión.
mentado cambios superficiales: una guitarra aquí, un Si queremos que la vida religiosa vuelva a ser ella
comité allá, ropas nuevas en un sitio, nuevos trabajos en misma de nuevo, es indispensable que nuestra genera-
otro. Pero bajo esa pequeña agitación, poco o nada ha ción comprenda que el primer templo de la vida religio-
cambiado realmente, excepto, por supuesto, que la gen- sa, el modelo anterior al Vaticano n, se ha derrumbado,
te que dejó de considerar la vida religiosa tan eficaz y que el segundo templo, el nuestro, está tambaleándo-
como antes de los cambios ahora no puede reconocerla se hasta en su mismo centro. Es imperativo que com-
en absoluto. prendamos que estamos llamados a un compromiso dis-
El problema consiste en que ninguna de las dos pos- tinto e incluso más profundo que el anterior: a salir de
turas —ni la reestructuración del pasado ni su redecora- la reclusión del mundo católico para entrar en la gran
ción— responde a la situación actual. De hecho, tene- casa de Dios; a abandonar la piedad y la perfección per-
mos un ejemplo que nos advierte de las consecuencias sonales por la oración profunda y la visión de los sal-
de ambas posturas. Después de la destrucción del pri- mos; a dejar el status clerical por el compromiso cris-
mer templo de Jerusalén el año 563 a.C, Israel hizo tiano; a salir de la estancia superior donde se ocultaron
todo lo posible por reconstruirlo a imagen y semejanza grandes, valientes e intrépidos apóstoles, denominando
del primero. El resultado fue un deslucido lamento por al hecho discipulado, para volver a los pies de la cruz.
206 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA A LA FORMACIÓN 207

Es evidente que esta vez somos nosotros quienes no tan. Sencillamente no saben por qué hacen lo que hacen.
prosperaremos de nuevo hasta que no acudamos tam- ¿Cuál es su propósito? ¿Qué finalidad tiene? ¿En qué
bién allí. consisten sus resultados? En definitiva, ¿por qué hacer-
lo? La falta de claridad en cuanto al papel conduce a la
mediocridad, a la muerte del significado y a la oscuri-
Ha llegado la hora de convertirse en un pueblo nuevo dad del corazón; conduce a una enfermedad del alma
que envenena el ambiente y agota el espíritu, disminuye
La verdad es que no podremos afirmar que estamos el nivel de alegría y erosiona la cohesión del tiempo, y
construyendo la nueva vida religiosa mientras no exija- que además empuja a conformarse con una vida fácil y
mos y definamos la nueva orientación. Es demasia- tienta a abandonar en medio de profundos suspiros.
do tarde para reconstruir utilizando moldes antiguos. Es «Sólo la consciencia de un propósito más podero-
hora de convertirse en un pueblo nuevo una vez más. Es so y digno que cualquier otro —escribió Walter Lipp-
hora de darse cuenta de que la formación de comunida- man— puede fortalecer, inspirar y serenar el alma». Las
des renovadoras y de los candidatos que vengan a ellas respuestas del pasado a las cuestiones actuales ya no sa-
no consiste en introducir una plétora de cambios insig- tisfacen; las viejas razones para hacer cosas nuevas sen-
nificantes, por útiles que puedan ser para convertirse en cillamente ya no impulsan a los corazones en un mundo
una presencia encarnada en el mundo. No, la verdadera repleto de nuevos problemas. El pasado, por glorioso
renovación de la vida religiosa depende de que esta que fuera, no sentará las bases para una nueva genera-
generación viva los nuevos ideales y lleve el carisma de ción de religiosos, porque, por bueno que fuera en su
modos radicalmente nuevos a nuevos lugares dejados de momento, ello no es razón para permanecer en él cuan-
la mano de Dios. do todas las circunstancias han cambiado. El trabajo, la
La información está a nuestro alcance y es clara. situación social e incluso la teología de la vida religio-
Los estudios profesionales tanto de las comunidades re- sa son ahora diferentes. La mística ha desaparecido; lo
ligiosas como de las organizaciones asistenciales en ge- único que queda es el Evangelio.
neral confirman lo que los psicólogos sociales han de- Cuando el mundo que nos rodea está hambriento y
tectado durante más de una generación en los indivi- muriendo ante nosotros, además de verse devorado por
duos inmersos en un torbellino de cambios: que la falta los presupuestos militares y el pago de la deuda del Ter-
de claridad respecto de su papel en una época de transi- cer Mundo, no es momento de hablar de una pobreza
ción institucional conduce a un aumento de la anomía, que es simbólica pero segura, de una castidad que aisla
la apatía y la sensación de no tener un propósito defini- y de una obediencia que se conforma. Es precisamente
do. «¿Por qué he venido?», se preguntan las personas nuestra seguridad la que nos está matando, nuestro ais-
sumidas en la anomía. Al carecer de razones suficiente- lamiento el que nos está alejando del Evangelio y nues-
mente convincentes para que el esfuerzo constante siga tra «obediencia» la que nos está haciendo dóciles servi-
mereciendo la pena, se sienten atrapadas en la depresión dores de unos sistemas opresivos e injustos. Hemos
institucional o en la desesperación personal. Los efec- convertido los mismos votos que debían liberarnos en
tos, tanto en la institución como en la persona, son gra- sutilezas institucionales que ahora nos encadenan a los
ves y debilitadores. modelos económicos, a las capas sociales asépticas y a
La falta de claridad en cuanto al papel conduce a la los sistemas patriarcales respecto de los cuales decimos
desilusión personal. «¿Por qué me quedo?», se pregun- ser una contracultura.
208 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA A LA FORMACIÓN 209

Hablar de vocaciones y de formación y no hablar de la pena, y sólo merece la pena si sus miembros sienten
que estamos viviendo neciamente es contribuir más a la que en ella están espiritualmente más motivados que
reconstrucción del templo que a la vivencia de la Tora. fuera. Sin un componente espiritual claramente defini-
Como el pueblo elegido, tenemos ante nosotros grandes do y manifiesto, la vida religiosa se vuelve más cuestio-
temas —siete en particular— que deben ser afrontados nable cada día. Cuando empezó la renovación, los reli-
en esta transición del templo a la Tora, y debemos ha- giosos mayores temían la pérdida de los elementos espi-
cerlo, o el futuro de la vida religiosa estará ya decidido rituales de la vida, mientras que los jóvenes percibieron
y muerto. la pérdida de su impacto social. Es hora de integrar de
nuevo ambos elementos.
Pero muchas comunidades llegaron hasta un cierto
Viabilidad punto y no avanzaron más. Cambiaron un poco mate-
rialmente y otro poco espiritualmente, pero no pudie-
En primer lugar, debemos afrontar el tema de la viabili- ron, según parece, vincular los dos aspectos. Se des-
dad. Una comunidad no es viable simplemente por ju- prendieron de los viejos hábitos, pero no pudieron eli-
guetear con el cambio. Muchas comunidades cambiaron minar los viejos ministerios ni las viejas mentalidades.
para sobrevivir, y después, cuando los costes sociales En muchos casos, las universidades, los hospitales y los
del cambio se hicieron evidentes, interrumpieron el pro- colegios no se cerraron, sino que simplemente langui-
ceso por la misma razón. Cambiaron sin convicción teo- decieron, al mismo tiempo que los miembros envejecí-
lógica o consciencia espiritual. Cambiaron, pero no re- an y eran cada vez más incapaces de encauzar su ener-
novaron la energía vital, la consciencia del nuevo pro- gía hacia nuevas actividades. En otras palabras, no clau-
pósito, necesaria para hacer los cambios vivificantes. suraron unos ministerios agonizantes para emprender
Cambiar por el mero hecho de hacerlo es una frivolidad. otros más necesarios, sino que, sencillamente, se dedi-
Cambiar por comodidad personal, sin que ese cambio caron a mirar mientras los ministerios, antaño palpitan-
tenga impacto en la sociedad, carece de sentido. Sólo el tes de vida pero ahora agotados y rutinarios, se deshací-
cambio que nos faculta para transformar el mundo en an ante sus ojos como témpanos de hielo en medio del
aras del Evangelio compromete el alma religiosa hasta desierto. Como resultado, una generación nueva, que
sus mismas raíces. buscaba formas de comprometerse con las inquietudes
Las congregaciones religiosas hicieron numerosas de su tiempo, se encontró con unas buenas personas que
adaptaciones externas en el modo de vida de sus miem- hacían lo de siempre, en lugar de con gente arriesgada
bros —elemento necesario de los criterios de renova- haciendo el trabajo que era necesario hacer. Y los jóve-
ción formulados en el Vaticano n, donde se exhortó a los nes buscaron en otros lugares modos de hacer realidad
religiosos a examinar «las necesidades de los miem- su vocación co-creadora.
bros, el espíritu del fundador y los signos de los tiem- Por consiguiente, la cuestión no es si va a morir el
pos»—; pero, según parece, les fue más difícil dar viejo estilo, porque ya lleva décadas muerto, sino qué
nueva forma al significado sagrado de lo esencial pa- nos gustaría estar haciendo cuando nos sorprenda la
ra que los cambios se considerasen espirituales además muerte: las tareas en declive del siglo pasado o los nue-
de cómodos. En consecuencia, muchos religiosos han vos trabajos del próximo siglo. Ya no se necesita —co-
echado en falta la conexión entre las virtudes del pasa- mo en los sesenta— imaginación para redefinir el papel
do y las del presente. Esta vida sólo es viable si merece de los religiosos en un nuevo tipo de sociedad. No, las
210 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA A LA FORMACIÓN 211

necesidades están muy claras: personas sin hogar, expe- que les lleva a lo mejor y más espiritual de sí mismos.
rimentación ecológica, hambre, paz, SIDA, globaliza- No es que sea un camino mejor ni más elevado, sino que
ción, el nuevo orden mundial, ética, modo de vida, pro- es el único que tienen algunas personas para llegar, ple-
gramas educativos alternativos, acogida, feminismo y namente vivas, a la voluntad de Dios en su Espíritu y
programas de espiritualidad que palien el hambre de por su reino.
espíritu, incluso en las iglesias. Lo que ahora se precisa La vida religiosa es una promesa de vida impregna-
—tengamos la edad que tengamos y por muy limitados da de la Escritura y proyectada contra las endurecidas e
que nos sintamos— es intensidad espiritual para cons- insensibles actitudes del mundo como un cometa en el
truir partiendo de cero, si es necesario, las obras que cielo. La vida religiosa auna las voces de los que se le-
nuestro tiempo necesita, no porque sean nuevas, sino vantan en medio de esa opulencia que engendra pobre-
porque son necesarias tanto por el bien de la sociedad za y de ese poder que genera impotencia para gritar al
que nos circunda como por nuestra propia integridad unísono: «¡Basta de miseria! ¡Basta ya!»
espiritual. La vida religiosa propicia el encuentro de los que
¿Qué programas de formación están elaborando las están espiritualmente decididos a enfrentarse a los ricos,
congregaciones para satisfacer estas nuevas necesida- cegados por sus riquezas, y a apoyar a los inhumana-
des? El programa de formación que no exija atención mente pobres, desesperados por su pobreza, y a gritar en
gratuita a los pobres, sensibilidad hacia los problemas su nombre: «¡Más! ¡Necesitan más!»
de propio tiempo y compromiso con una adecuada com-
prensión de la teología de la liberación, el ecumenismo La vida religiosa es una contracorriente que muestra
y el feminismo no forma para la viabilidad. La vida reli- un camino donde no hay camino alguno para aquellos
giosa sólo será viable, valiosa y auténtica si hace algo que, por sí mismos, se aventuran por sendas profunda-
para llevar el reino de Dios allí donde menos se cumple mente espirituales con escasa guía y con un mínimo
la voluntad de Dios. Cuando la vida religiosa se con- apoyo. La función de la vida religiosa es crear grupos
vierte en un monumento a sí misma, deja de ser viable, cuyo estilo de vida sea tan auténtico e inspirador que
aunque continúe existiendo. La historia no deja lugar a otros vean en ellos que el camino es posible y les infun-
dudas, una verdadera plétora de congregaciones han da valor en su búsqueda. Con su misma existencia ani-
man a otras personas que tratan de vivir esa misma vida
aparecido y desaparecido por aferrarse a las viejas for- evangélica, pero que se encuentran solas en el mundo
mas frente a las nuevas necesidades. que las circunda. Las comunidades religiosas propor-
cionan un puerto seguro a las personas inmersas en las
tempestades de la vida. Viven en el mundo de modo que
El valor de la vida religiosa no dejan caer en el olvido el nivel más excelso de la
existencia y, permaneciendo firmes en la lucha, alientan
En segundo lugar, debemos afrontar el tema del valor a muchos otros.
de la vida religiosa. «¿Por qué ser religioso —se pre-
gunta la gente, e incluso algunos religiosos— si los lai- Mientras el alma humana aspire a la verdad, a lo
cos hacen ahora lo que antes hacían los religiosos?». La intangible, y mientras los religiosos permanezcan arrai-
pregunta sugiere la respuesta. Pero la verdadera pregun- gados en la vertiente espiritual de la existencia, la vida
ta es: «¿Por qué no ser religioso?» El hecho es que a religiosa merecerá la pena. Para todo el mundo, tanto
algunas personas la vida religiosa les señala el camino dentro como fuera de ella.
212 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA A LA FORMACIÓN 213

El programa de formación que no enseñe la historia canónica, salir de los conventos y volver a la vida.
de la espiritualidad, el papel social y el status de sierva Expandir la institución es, claramente, una función de la
de la vida religiosa —cualquiera que sea su forma—, la vida religiosa. Los documentos la denominan la «di-
oración y la contemplación y la reflexión espiritual en mensión profética». Los burócratas eclesiásticos suelen
un mundo sumamente materialista, sólo dará lugar, en llamarla «desobediencia». Sin embargo, la mayoría de
el mejor de los casos, a una infecunda jerarquía de pseu- los ministerios que ahora figuran con orgullo en la Guía
do-chamanes, si es que consigue dar lugar a algo. Oficial Católica como programas «diocesanos» —co-
medores de beneficencia, centros de justicia y paz, ca-
sas de acogida, centros para mujeres maltratadas, hospi-
La Iglesia institucional tales para enfermos de SIDA, centros de refugiados, cen-
tros de espiritualidad...— no fueron iniciados por las
En tercer lugar, debemos afrontar el tema de la Iglesia diócesis, sino por religiosas, la mayoría de ellas actuan-
institucional. Es importante recordar que la tensión con do de forma independiente durante los últimos veinti-
la Iglesia es un componente histórico del desarrollo de cinco años, el período en el que, al parecer, la vida reli-
las congregaciones religiosas. De hecho, cuando los giosa ha muerto. Pero, si es así, hay mucha vida en esa
religiosos hacen lo que deben en la Iglesia y en la socie- muerte. Y estos ministerios se fundaron mientras se
dad —abrir nuevos ámbitos de ministerio, suscitar nue- amonestaba a los religiosos por no estar en los colegios
vas cuestiones, desarrollar nuevas funciones— la ten- y no llevar hábito.
sión entre los guardianes de la tradición y los que la ha- En otras palabras, los religiosos somos por naturale-
cen progresar es casi inevitable. Por ejemplo, la Iglesia za transformadores. De modo que el mensaje es claro:
institucional no quería religiosas en las calles, ni siquie- la tensión seguramente continuará si los religiosos se-
ra para alimentar a los hambrientos. Y si no que se lo guimos haciendo lo que debe hacerse. Por esa tensión es
pregunten a la madre McAuley. No quería que las mu- por lo que debemos proporcionar formación. Los pro-
jeres cuidaran a los enfermos, ni siquiera cuando los gramas que no expongan el conflicto histórico entre el
hombres morían en los campos de batalla. Y si no que carisma y la institución no lograrán desarrollar en la
se lo pregunten a las Hermanas de la Caridad de Naza- próxima generación de religiosos el valor necesario pa-
reth (Kentucky). No quería que las mujeres enseñaran a ra preservar el carisma de la orden frente a las institu-
los varones, ni siquiera a los niños. Y si no que se lo ciones de la Iglesia. De hecho, precisamente cuando so-
pregunten a Benedicta Riepp y a las benedictinas. Y mos los niños buenos de la Madre Iglesia es cuando co-
tampoco quería mujeres en las clases de teología mas- rremos el riesgo de convertirnos también en niños retra-
culinas hasta hace tan sólo treinta y cinco años. Y si no sados, puede que cariñosos y amables, pero, al mismo
que se lo pregunten a la hermana Madeleva y a las Her- tiempo, dependientes y tristemente faltos de imagina-
manas de la Santa Cruz, que crearon la primera titula- ción; abiertos a ser dirigidos, pero, al mismo tiempo, ce-
ción en teología para mujeres esta misma generación. rrados al Espíritu Santo. En una época en la que se ha
Pero las religiosas no dejaron de hacer todas esas quedado obsoleto hacer lo de siempre, debemos enseñar
cosas, a pesar de la resistencia de la Iglesia, y nunca de- de nuevo que los religiosos debemos ser el toque de
jaron de pensar en las nuevas necesidades —en el pasa- diana de la Iglesia.
do y en la actualidad— a pesar del peligro que amena-
zaba a sus almas inmortales por abandonar la senda
214 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA A LA FORMACIÓN 215

El tema de la mujer y como congregaciones, cerrar los ojos, escondemos en


nuestros hábitos o convertimos en la parte femenina de
En cuarto lugar, debemos afrontar el tema de la mujer y un sistema patriarcal, si es lo que queremos; pero, si lo
sus efectos en la vida religiosa. El feminismo no es una hacemos, la vida religiosa no tardará mucho en morir de
ideología política basada en el chauvinismo femenino, su propia enfermedad sexista.
sino otra manera de ver la vida, tanto para los hombres
como para las mujeres. Se trata de una visión del mundo
completamente distinta y basada en los valores feminis- Nuevos ministerios
tas —igualdad, relaciones, vida, creación, no violen-
cia...—, a los que considera tan necesarios para las em- En quinto lugar, debemos afrontar el tema de los nuevos
presas humanas y los procesos de toma de decisión co- ministerios. Si somos serios con esta vida, debemos vi-
mo los masculinos. El feminismo rechaza toda clase de vir para las personas para las que Jesús vivió: los lepro-
dominación. Sospecha limitaciones en una teología que sos, los marginados, las mujeres, los pecadores, los
nombra a Dios en masculino y nos llama al Dios que es muertos vivientes que hay entre nosotros... Traducido al
espíritu puro, todo Ser, vida total. Se rebela contra la presente: los sin hogar, las prostitutas, los pobres, los
violación de la tierra, la mente, el alma y el cuerpo, aun- invisibles, el populacho, los incultos, los desesperados...
que se haga en nombre del matrimonio y la obediencia Por supuesto, los religiosos pueden caminar con los
o de una tradición que es tradición porque a los podero- ricos y poderosos, pero sólo si les hablan por los pobres
sos no les interesa que cambie. y los desposeídos, como hizo Jesús en la casa del hom-
El feminismo afecta al ministerio, la teología y la bre rico. No es algo fácil de hacer. Si las comunidades
espiritualidad de cualquiera —hombre o mujer— en cu- religiosas quieren merecer existir el próximo siglo co-
ya conciencia incida. No tardará en llegar el día en que mo en el pasado, tendrán que comprometerse clara y
tanto los hombres como las mujeres rechacen una vida corporativamente con las necesidades de los nuevos po-
religiosa que no haga uso de su considerable influencia bres. Las comunidades religiosas no sólo deben alentar
y poder corporativo para oponerse a la degradación de a los miembros individuales a desarrollar nuevos minis-
las mujeres en todas partes, tanto en la Iglesia como en terios, sino que también deben desarrollarlos como
el estado. congregaciones.
Debemos formar en el feminismo a las mujeres y a Los religiosos deben preguntarse qué representan
los hombres. Todos los noviciados de este país deben como congregaciones y quién lo sabe. Cuando los reli-
informar de la situación de las mujeres en el mundo, de giosos significaban-educación, asistencia sanitaria y
las incoherencias teológicas que engendra el chauvinis- cuidado de los niños indigentes, todo el mundo lo sabía.
mo eclesiástico, del peligro que el machismo institucio- Cuando defendían la inserción del ministerio católico
nalizado supone para el planeta y de la pérdida de cre- en el sistema civil, nadie lo consideró un asunto políti-
dibilidad de una Iglesia que predica la igualdad, pero no co, y todo el mundo reconoció su presencia. Las con-
la practica. gregaciones religiosas se alzaron como baluartes contra
De todos los problemas que la vida religiosa debe la ignorancia, el analfabetismo, la enfermedad, el aban-
afrontar, el feminismo es seguramente el más velado y dono y el secularismo. Encauzamos todos nuestros re-
más peligroso, porque es el que nos pone en mayor con- cursos en esas direcciones. Ahora tenemos los grupos
flicto con el curso de la historia. Podemos, como Iglesia mejor educados del mundo, cuyos miembros tienen una
216 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA A LA FORMACIÓN 217

gran notoriedad profesional, aunque, al mismo tiempo, Espiritualidad


la congregación misma con todo su potencial se ha
vuelto casi completamente invisible. A menos que dedi- El sexto gran tema de este momento de la vida religio-
quemos nuestra energía corporativa a los problemas es- sa es el de la espiritualidad. No cabe duda de que las
pecíficos y a las cuestiones sociales de esta época, a viejas espiritualidades de ascetismo negativo, rígidos
mostrar al mundo su importancia, a abogar por el cam- esquemas, retraimiento absoluto y docilidad infantil a
bio y a formular nuevas respuestas nosotros mismos, la las convenciones de la organización no pueden formar a
pregunta de por qué molestarnos en seguir juntos no só- los adultos espirituales necesarios para forjar nuevos
lo es válida, sino que además es imperativa. Los psicó- modos de estar donde se encuentran las necesidades: en
logos sociales nos dicen que las personas se agrupan los barrios, en las calles, en los centros de acogida de
para hacer juntas lo que no pueden hacer por separado. mujeres, en los tribunales, en las comisiones cívicas, en
Es posible que estemos tratando de hacer demasiado en las sesiones del Congreso, con los que están solos, en
solitario, uno por uno, en lugar de como congregación. las fronteras militarizadas, con los refugiados, con los
Es posible que, después de abandonar nuestros ministe- pobres de las ciudades, en los periódicos y en los es-
rios institucionales, no hayamos hecho una transición tudios televisivos, que nos permiten expresar en voz al-
satisfactoria a una nueva clase de testimonio corporati- ta nuestro «no» a la opresión y nuestro «sí» al reino de
vo mediante la concentración de cada ministerio indivi- Dios. No, la espiritualidad privatizada no sirve. Pero
dual en un tema congregacional común —la pobreza, hace falta una gran espiritualidad; hace falta una vida de
las mujeres, la paz, el hambre, la ecología, el ecumenis- oración profunda y regular; hace probablemente más
mo...— que refleje mejor el carisma de la orden en la falta que nunca el apoyo de una comunidad espiritual.
sociedad contemporánea. El programa formativo que confunda el trabajo con
El hecho es que una congregación sin un compro- la oración, las buenas intenciones con la vida espiritual
miso corporativo no tiene motivo alguno para formar a y la profesión con el compromiso no hará más que ace-
una persona. ¿Por qué adjudicarse la vida de una perso- lerar el colapso de una buena estructura derribada por el
na sin una buena razón? Las congregaciones religiosas peso diario del fracaso aparente, por la demoledora fati-
deben liberar en toda la sociedad, a todos los niveles y ga del lento cambio social. ¿Quién sabe cuánta opresión
a través de cada uno de sus miembros —estén donde y cuánta maldad se transformará por todas las horas de
estén y hagan lo que hagan individualmente—, la incan- trabajo que realizamos? Pero eso no tiene importancia.
descencia del carisma de la congregación en las duras y Lo único importante es que, impulsados por el Evan-
frías cuestiones de esta época, con una mentalidad cor- gelio, imbuidos de la Escritura, animados por el fuego
porativa y un corazón comunitario fácilmente visible. de la justicia, sustentados por la oración, sigamos ade-
De lo contrario, ¿para qué son los carismas en este mo- lante. La espiritualidad infunde en el alma el espíritu
mento y en esta época? que hace posible el compromiso constante.
Ya no se trata de convertir viejas estructuras en nue-
vas formas de trabajo, sino de saber qué parte del reino
de Dios estamos creando, con o sin estructuras, y des-
pués cada uno de nosotros debe dedicarse a crearla don-
dequiera que se encuentre. Debemos formar para el
compromiso corporativo.
218 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA A LA FORMACIÓN 219

La definición de valor ción, hijas mías —decía Teresa de Jesús— es las buenas
obras, las buenas obras y las buenas obras». Sin oración
En séptimo lugar, la vida religiosa tiene que afrontar el que nos guíe, nos sustente y abra nuestro temeroso cora-
tema de la definición de valor. Debemos empezar a caer zón, no será posible realizar buenas obras en un mo-
en la cuenta de que las virtudes que se piden hoy a los mento en que una época ha concluido y otra nueva
religiosos son tan santificantes, tan ascéticas y tan sa- —todavía sólo un fantasma, quizá un mito— aún no se
gradas como las virtudes que la vida espiritual pedía de ha inaugurado. Sin buenas obras, la oración sonará a
nosotros en el pasado. La disciplina religiosa no se ha hueca en los oídos de la humanidad.
relajado; la vida religiosa se ha hecho auténtica: autén- La viabilidad, el propósito, el carisma, el feminis-
ticamente adulta, exigente y evangélica. Lo que la vida mo, el ministerio y la oración son los puntos fundamen-
religiosa exige de nosotros hoy es una auténtica res- tales de la formación de nuestro tiempo. Cuando casi
puesta al presente. mil millones de personas en el mundo son analfabetas y
El silencio, el ayuno, la obediencia ciega, la confor- dos tercios de esos analfabetos son mujeres, ¿cómo po-
midad, la oración comunitaria regular y la irrelevancia demos decir que estamos formando religiosos y no for-
personal —piedras angulares del mundo del servicio mar para la igualdad? Cuando el capitalismo se vuelve
religioso, la santificación personal y el ascetismo comu- cada vez más inhumano, ¿cómo podemos decir que es-
nitario anteriores al Vaticano n— deben dar paso ahora tamos formando religiosos y no formar para la justicia?
a unas virtudes aun más dinámicas y que suelen supo- Cuando estamos envenenando el planeta hasta el límite
ner un desafío aún mayor. La contemplación, el riesgo, de la extinción, y los propios religiosos no reciclamos ni
la confianza, la conversión, la justicia, el amor, la res- estudiamos los problemas ecológicos, ¿cómo podemos
ponsabilidad personal, la fidelidad a la ley más allá de decir que estamos formando religiosos y no formar para
la ley, la profundidad, el feminismo y la globalización; la globalización? Cuando las armas y no el trigo son la
éstas son las virtudes que, en mi opinión, mantendrán principal exportación del país al que llamamos el guar-
las brasas, conservarán el fuego y encenderán hoy la dián de la libertad, cuando nos negamos a ser un estado
llama de una nueva vida religiosa. Éstas. Fundamental- de bienestar, pero no a estar en estado de guerra, sin ni
mente éstas. Sobre todo éstas. La privacidad tuvo su siquiera sonrojarnos, ¿cómo podemos ser religiosos y
momento. El mundo es ahora demasiado complejo para no formar para la paz?
una espiritualidad que no sea lo suficientemente amplia Necesitamos programas de formación que nos per-
para abarcarlo, lo suficientemente profunda para el Mis- mitan servir a los pobres, educarlos, capacitarlos, abo-
terio que nos persigue a todos a todas partes. gar por ellos y mover los hilos que pongan al descu-
Obviamente, hace falta fundamentarse en el Espíri- bierto sus lamentables vidas. Si el mundo en que vivi-
tu para moverse en la oscuridad y no abandonar. De lo mos es la piedra de toque de la validez de nuestro com-
contrario, el largo y arduo camino que tenemos por de- promiso con el Evangelio, esos programas deben ser,
lante nos resultará excesivo, y habremos confundido lo- por consiguiente, los principios fundamentales de la vo-
gro con compromiso. No cabe duda de que debemos cación religiosa y de la formación para la vida religio-
formarnos en la oración, a fin de que la vida espiritual sa. No pueden quedar reducidos a libros de texto y al
pueda inundar la vida, sustentarnos en las muertes por estudio de las constituciones de la congregación, sino
las que atravesamos y llevarnos a nuevos momentos de que deben estar presentes de modo activo en la vida de
esplendor en tiempos difíciles. «El propósito de la ora- la propia congregación. Entonces, la vida religiosa se
220 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA A LA FORMACIÓN 221

asemejará a la vida del Jesús cuyo templo, derribado, se Claridad de objetivos


alzó de nuevo glorificado.
Los religiosos de esta época, si el declive de los mi- Para tratar de suscitar vocaciones, formar para la vida
nisterios del pasado inmediato tiene algún significado, religiosa y crear una vida religiosa profética, debemos
deben formar para una vida religiosa que use las insti- formar para la decisión, no para un perfeccionismo pia-
tuciones, pero que no venga definida por ellas. Debe- doso. Debemos formar para una apasionada responsabi-
mos formar a unas personas que sigan al Jesús que ca- lidad, no para un individualismo patológico en nombre
minó desde Galilea hasta Jerusalén tocando a los impu- del desarrollo personal. Debemos formar para el riesgo,
ros, juntándose con los pecadores, discutiendo con los no para la aprobación social ni para la uniformidad
maestros, dando a los hambrientos la comida que él no comunitaria. Debemos formar para la crítica social, para
tenía, hablando a los ricos en beneficio de los pobres y una ardiente e implacable confrontación con los siste-
orando en lo alto de las montañas, en las sinagogas y en mas que empobrecen a los pobres y los mantienen en la
el desierto, en su camino para limpiar un templo, no pa- pobreza; que hablan de justicia, pero practican la opre-
ra entretenerse en mantener a cualquier precio la super- sión; que hablan de la voluntad de Dios haciéndola
ficial y vacía parafernalia de la religión. coincidir con la suya. Debemos formar para la cons-
Hay una historia que habla de tres monjes que, en trucción de comunidades en un sentido más amplio, pa-
una oscura madrugada, antes del alba, estaban arrodilla- ra la creación de una comunidad de extraños en un
dos en la capilla. mundo global. Debemos formar para vivir con lo sufi-
El primero creyó ver a Jesús bajando de la cruz y ciente, no para una pobreza que se basa en «permisos»,
acomodándose frente a él en el aire. «Al fin —se dijo— pero que nunca conoce la carencia y que además es
sé lo que es la contemplación». sumamente segura. Debemos formar para la austeridad
El segundo sintió que se elevaba de su lugar en el en un mundo de opulencia. Debemos formar para la
coro, que levitaba sobre los demás monjes, contempla- marginación voluntaria, para el distanciamiento del sis-
ba el techo abovedado de la iglesia y después volvía a tema, no para el privilegio dentro del mismo. Debemos
su lugar en el coro. «He sido bendecido con un milagro formar para lo profético, en lugar de para la obediencia;
menor —pensó—; pero, por humildad, debo guardar para lo pastoral, en lugar de para lo eclesiásticamente
silencio». correcto. Debemos formar para ser presencia profética,
El tercero sentía que las rodillas le dolían cada vez no para un desarrollo institucional que nos separa de la
más y que se le cansaban las piernas. Su mente divaga- vida ajena. Debemos formar para la Tora, en lugar de
ba hasta que se detuvo en la imagen de una suculenta para un templo que hace mucho que desapareció y está
hamburguesa repleta de cebolla y pepinillo. muerto y bien muerto.
«Por mucho que lo intente —dijo el ayudante del El hecho es que no hay crisis de vocaciones. Dios
demonio a su señor— no consigo tentar al tercer nunca deja de «consolar a su pueblo». No, no hay crisis
monje». de vocaciones, sino crisis de espiritualidad y de signifi-
La moraleja es clara: la falsa santidad nos traiciona. cado. Y no hay programa vocacional en el mundo que
El mundo no necesita religiosos que vivan en las nubes pueda compensarlas.
y en la oscuridad dispuestos a encapsularse en burbujas ¿Puede una vida religiosa sacudida hasta sus ci-
pseudo-espirituales, sino religiosos que, por el bien mientos por el cambio volver de nuevo a la vida? ¿Po-
ajeno, vivan en este mundo. demos lograrlo? Sin duda alguna. La época habla por sí
222 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS UNA LLAMADA A LA FORMACIÓN 223

sola. En realidad lo hemos venido haciendo durante les de ellos habéis afrontado tú y/o tu comunidad?
treinta largos años, con escasa aceptación, limitada ¿Cómo lo hicisteis? ¿Cómo estáis viviendo las re-
comprensión, mínima aprobación y pocas certezas apar- soluciones?
te del Evangelio, pero los resultados son claros: cuando 8) ¿Cuál de los temas anteriormente mencionados sería
nuestros corazones están en llamas, ningún esfuerzo es el más difícil de afrontar por tu comunidad? ¿Por
excesivo y no hay esfuerzo que fracase. qué? ¿Qué os ayudaría a hacerle frente?
9) ¿Añadirías otros temas que la vida religiosa deba
* * * abordar para renovarse realmente?
10) ¿Deberían ser los programas formativos de los
Estados Unidos distintos de los de otros países? ¿Por
qué o por qué no?

1) «Es demasiado tarde para reconstruir utilizando mol- 11) Selecciona tus líneas favoritas de este capítulo y
des antiguos. Es hora de convertirse en un pueblo explica tu elección.
nuevo una vez más». Pon un ejemplo de reconstruc-
ción utilizando moldes antiguos. ¿Puede y debe obrar
así la vida religiosa o tiene razón la hermana Joan?
2) Evalúa este desafío: «La mística [de la vida religio-
sa] ha desaparecido; lo único que queda es el
Evangelio».
3) ¿Dónde se encuentra el vínculo entre los elementos
de la «antigua» vida religiosa y los de la «nueva»?
4) ¿Tiene tu comunidad un compromiso y una filosofía
corporativos, así como una declaración respecto de la
visión? Sí es así, ¿qué opinión te merecen ahora, des-
pués de haber leído este libro y reflexionado sobre
él? Si no es así, ¿debes averiguar por qué carece de
ellos? ¿Qué podrían suponer para tu comunidad, en
caso de que supongan algo?
5) Trata de formular la visión de tu comunidad en cien
palabras como máximo.
6) ¿Qué comprendería un programa formativo que for-
mase para el perfeccionismo piadoso? ¿Qué com-
prendería un programa formativo que formase para
una búsqueda decidida de Dios?
7) La hermana Joan identifica siete temas que es preci-
so afrontar en la transición hacia el futuro de ia vida
religiosa: viabilidad, propósito, Iglesia institucional,
feminismo, nuevos ministerios, espiritualidad y virtu-
des. ¿Te deja perplejo alguno de estos temas? ¿Cuá-
16
Conclusión:
estas vidas llameantes

Los irlandeses tienen otra costumbre asociada al gries-


hog. Además de enterrar por la noche el último rescol-
do del día entre carbones apagados, a fin de encender
con rapidez el fuego del nuevo día, también transmiten
el fuego de hogar en hogar. Cuando un joven contrae
matrimonio o cuando la familia se traslada, se llevan
una brasa encendida del hogar anterior para encender el
primer fuego en el nuevo. Los irlandeses saben que el
fuego no dura eternamente, que un fuego nuevo tiene
que venir de algún sitio, que el fuego es el núcleo vital
del hogar, que las llamas que nos calentaron en el pasa-
do pueden seguir calentándonos en el futuro. En otras
palabras, se llevan el corazón del viejo hogar para dar
calidad al fuego en el que va a ser el nuevo. La vida reli-
giosa debe hacer lo mismo si queremos transmitir al
nuevo siglo lo mejor de éste.
No hemos perdido las virtudes del pasado, sino que,
sencillamente, las hemos adaptado a las necesidades
de nuestro tiempo. Ahora debemos asumir estas nuevas
virtudes, formarnos en ellas y practicarlas con orgullo.
La vida religiosa no es una vida traicionada en esta
época, sino una vida que comienza de nuevo, en unas
circunstancias sumamente difíciles, por unos motivos
elevados y profundos y con unos resultados brillantes.
Los religiosos de este período han llenado las ciudades
del mundo de unos nuevos servicios, una nueva presen-
cia, una nueva voz, una energía infatigable y una con-
fianza absoluta, y todo ello a un alto precio personal.
226 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CONCLUSIÓN: ESTAS VIDAS LLAMEANTES 227

Los benefactores desaparecieron, los críticos los conde- concienzuda de su Palabra, sin que tengan ninguna im-
naron, el número de miembros se redujo y, en algunos portancia las renuncias que haya que realizar en aras de
casos, incluso la Iglesia abandonó a los religiosos por- dicha búsqueda.
que, irónicamente, según las directrices de la misma, La capacidad de arriesgarse —como se arriesgaron
seguían al Espíritu al futuro en lugar de al pasado. los israelitas una y otra vez en su ardua travesía del de-
¿Se ha completado la transición? En absoluto. Falta sierto— plantea actualmente un enorme desafío a la
mucho trayecto para subir a la montaña de la decisión. vida religiosa. Nada del pasado es seguro. Nada del fu-
Pero el camino es ahora más claro. Está surgiendo una turo es claro. El riesgo es el nuevo ascetismo de la vida
fuerza espiritual que es la responsable de los logros del religiosa. Del mismo modo que las consecuencias del
período de renovación inmediatamente anterior y que, si ayuno, el silencio y el desprendimiento en épocas ante-
las congregaciones en general la reconocen como tal, riores, la capacidad de intentarlo y fracasar sitúa a la
promete aún más vitalidad en el futuro. El único obstá- vida religiosa de este tiempo ante el reto de confiar al
culo que pervive, en mi opinión, consiste en continuar máximo en Dios. El riesgo es la virtud que tiende el
haciendo duelo por el pasado e ignorar la evidente fuer- puente entre la vida religiosa actual y la venidera.
za espiritual del presente. En este momento, la vida reli- Los sacrificios simbólicos de la religión sólo pueden
giosa tiene la oportunidad de ser más religiosa aún. dar una idea aproximada de lo que el empequeñeci-
La contemplación es el núcleo de la vida religiosa miento hace por la vida religiosa contemporánea. La
contemporánea. Las congregaciones se encuentran in- pérdida numérica, la pérdida de instituciones, la pérdi-
mersas en el misterio del Dios del movimiento. Im- da del sentido del futuro y la pérdida del sentido del
pregnada del carisma y atenta sólo a Dios, la vida reli- éxito hacen del valor una realidad. Los religiosos de
giosa está llamada a superar unas fórmulas espirituales este tiempo no tienen que hablar de «sacrificio»: están
que en el pasado fueron adecuadas para acercarse a las llamados a vivirlo.
temibles profundidades del Dios que sigue creando, aun Permanecer fiel cuando el mundo entero te dice no
ahora, de la nada. Los religiosos contemporáneos están sólo que lo que estás haciendo es conecto, sino que se-
llamados a la contemplación de Dios en el tiempo como guir naciéndolo es esencial para tu integridad es una
pocas generaciones anteriores lo han estado. cosa. Pero permanecer fiel cuando tienes que preguntar-
Un sentido consciente del propósito refuerza el de- te todos los días qué debes hacer que sea verdadera-
sanollo constante de la vida religiosa contemporánea. mente religioso es otra muy distinta.
La resurrección estimula la vida religiosa, dependiente La virtud de la vida religiosa contemporánea reside
no sólo de la confianza en el Dios del que sabemos que en el hecho de que hay muy poco a lo que guardar fide-
lleva a todas las almas en búsqueda desde Egipto hasta lidad, excepto una visión de la más excelsa naturaleza.
la tierra prometida, sino también del paso continuo de Ahora no se trata de guardar fidelidad a una cosa, ni a
un compromiso a otro que se le exige al buscador. Parte una persona, ni siquiera a un modo de vida. El propio
de la santidad de la vida religiosa de nuestro tiempo re- proceso de discernimiento es lo que mide la fidelidad
side precisamente en la energía que infundimos a lo que religiosa en la actualidad.
parece estar muriendo. El clamor por la justicia, la responsabilidad personal
La búsqueda de Dios en lo cotidiano —la búsqueda y un amor ilimitado exigen un tipo de virtud a la que la
diaria de Dios— caracteriza a la vida religiosa, atenta dependencia, la docilidad y la autoprotección nunca po-
sólo a la presencia consciente de Dios y a la búsqueda drán igualar en fuerza, empeño, audacia y valor. La vida
228 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS CONCLUSION: ESTAS VIDAS LLAMEANTES 229

consagrada vive fresca y nueva en un mundo repleto de deroso fuego en estas cenizas. Lo único que tenemos
obediencia inflexible, pobreza inmoral y burda explota- que hacer para avivar la llama es aceptar el momento y
ción humana. El valor de los votos religiosos en la so- vivirlo hasta sus últimas consecuencias. Un antiguo rito
ciedad contemporánea no brilla en aquello a lo que los de profesión pone en boca de los aspirantes a la vida
religiosos se oponen, sino que la vitalidad de los votos religiosa que acaban de hacer sus votos el siguiente cán-
religiosos se hace evidente tan sólo en aquellas cosas tico: «Sosténme, oh Señor, según tu palabra, y viviré. Y
que los religiosos apoyan del modo más holístico. no me abandones en mi esperanza». La cuestión, natu-
Un compromiso con la vida intelectual, más allá ralmente, es cuál era nuestra esperanza cuando nos
de los requerimientos de cualificación o del progreso comprometimos de este modo. ¿Seguridad? ¿Aproba-
profesional, acerca a los religiosos contemporáneos al ción? ¿Certeza? Sin duda, la respuesta es mucho más
mundo de las ideas y a su lugar en la vida evangélica. profunda. Sin duda, la respuesta debe ser la gaélica: si
La virtud religiosa contemporánea no se basa sólo en la no se puede agregar carbón al fuego, entonces hay que
piedad, por inspiradora para el alma que ésta sea. La enterrar las brasas, llevarlas a nuevos lugares para que
autenticidad de la espiritualidad de una vida religiosa puedan arder de nuevo. ¿Cómo, si no, mantener el fuego
vivida en un período de cuestiones imperecederas de- en este período? Agregar carbón y proteger las brasas
pende de que se convierta en una presencia pensante y son, sencillamente, diferentes partes del mismo proceso
en una voz creíble en pro del reino de Dios. llamado vida en Dios, crecimiento en el compromiso,
El feminismo, el arte espiritual de desarrollar una en la espiritualidad, en la santidad: en sabiduría, edad y
visión del mundo basada en la humanidad, la dignidad gracia. La única cuestión es si a esta generación, a nues-
y la igualdad para todos, hace real el evangelio en un tra generación, le queda aún el compromiso, la fe, la
mundo que sufre por la opresión de los pueblos, la vio- energía y el ardor espiritual suficientes para el grieshog.
lación de la tierra y el desequilibrio anímico tanto en la No somos la primera generación para la que éste cons-
Iglesia como en el estado. tituye el contenido de su vida; pero, a menos que lo ha-
En medio de todos estos cambios de valores, estruc- gamos de todo corazón, puede que no haya otra genera-
turas y nuevas ideas filosóficas, la pregunta adecuada ción que tenga la oportunidad de hacer lo mismo que
acerca de la vida religiosa no es: «¿Qué será de ella?», nosotros, de calentarse en el mismo fuego, de hacer
sino que la pregunta a la que debemos atender, si que- arder el mundo con las brasas de sus vidas.
remos que la vida religiosa tenga futuro, es: «¿Qué es
ahora?» No cabe ninguna duda. La vida religiosa con- * * *
temporánea exige una gran disciplina, una excelsa vir-
tud, una santidad que supere todo lo que nuestros pre-
decesores pudieron imaginar. Su búsqueda condujo a la
vida religiosa actual. Ahora nuestro propio compromiso 1) ¿Estás de acuerdo con esta afirmación: «Estamos en
con lo que aún es informe pero se encuentra espiritual- un tiempo de cambio, pero también emocionante y
santo, para la vida religiosa»?
mente en formación debe hacer posible no sólo el pró-
ximo período de la vida religiosa, sino también la cali- 2) ¿Cómo integras la oración, la comunidad y el minis-
dad del que estamos viviendo. terio? Cuando tu vida está bien integrada, ¿cómo es?
Estamos en un tiempo de cambio, pero también 3) Imagina tu próximo aniversario. ¿Cómo te gustaría
emocionante y santo, para la vida religiosa. Hay un po- que te describiera tu comunidad? ¿Lo harán?
230 EL FUEGO EN ESTAS CENIZAS

4) Imagina un texto «publicitario» de tu comunidad den-


tro de diez años. ¿Qué pondrá de relieve?
5) Cuando empezabas este libro, escribiste tu respuesta
a esta pregunta: ¿qué cualidades son necesarias hoy
para llevar de nuevo a la vida religiosa a la incandes-
cencia de la vida evangélica? Escribe de nuevo tu res-
puesta y compárala con la del capítulo 1.
6) Selecciona tus líneas favoritas de este capítulo y
explica tu elección.
7) «La única cuestión —concluye la hermana Joan— es
si a esta generación, a nuestra generación, le queda
aún el compromiso, la fe, la energía y el ardor espiri-
tual suficientes para el gríeshog». ¿Le queda? ¿Te
queda a ti?

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