Está en la página 1de 6

EL JURISTA Y EL SIMULADOR DEL DERECHO

CAPITULO SEGUNDO
SEMBLANZA DEL JURISTA

INTRODUCCIÓN.

El quehacer de un jurista radica en que este debe de caminar en el diario


quehacer de su devenir jurídico con los principios básicos de ética, moral,
honestidad y el bien común, ya que tiene la responsabilidad de acrecentar la
confianza de las personas que han confiado plenamente en esta figura, sin que
por ello tenga que pasar por bajezas cometidas siempre con la bandera o el
estandarte de el servicio de la justicia.

DESARROLLO.

El jurisconsulto debería de ser un profesional plenamente dedicado al servicio de


la sociedad en general y no tan solo este debe de vincularse algún sector público,
privado o social, se supone debe de ser, desde el punto de vista de la vocación y
el deseo de servicio que esta práctica no es del todo valida toda vez que se decide
dedicar la vida a la defensa de las injusticias, no es válido, realizar acciones con
tintes hipócritas siempre manejando las cosas por debajo del agua o como dicen
tapando el sol con un dedo. El defensor del Derecho debe siempre y en todo
momento de caminar con rectitud, es decir mantener un perfil bajo o tener una
imagen clara, transparente, pues se supone que es el representante de lo justo de
lo que ante los ojos de los demás es correcto, siempre respetando su propia
integridad, continuamente y en todo momento con la plena convicción de hacer
valer los derechos normativos de sus representados, y de despertar en los demás
la confianza que con sus actos se ganara a pulso, porque la sociedad tendrá que
confiar sus esperanzas a esta figura con tintes de libertad pero con absoluta
seguridad de servir por servir y no por servirse solo, para un objetivo personal de
enriquecerse a costa de los problemas ajenos el ejercicio de la profesión de un
abogado al igual que otra carrera primordialmente conlleva o debería de ser así el
de servir a los demás, porque una cosa lleva a la otra si lo que el profesional
busca únicamente es la remuneración monetaria y el de llenarse los bolsillos de
dinero obtenido por una mala práctica entonces estará faltado a su principio ético
como primer punto, este valor que desde pequeño adquirió en casa pero
principalmente en su formación académica, en donde sus formadores siempre
hicieron énfasis en la importancia del significado de esta tan sencilla y corta
palabra, el tener un poco de ello o mejor aún conocer a profundidad el significado
de siempre conducirse con ética hará del abogado un ser fiel a sus principios en la
cual no tendrá cabida la doble moral ni mucho menos inclinarse al servicio de no
solo un personaje, ni al ámbito privado y mucho menos al público, pues sus
conocimientos los debe poner y enfocar únicamente al servicio de los más
necesitados de la clase más vulnerable el abogado no debería únicamente de
enfocarse al servicio solo de algún personaje político cuyo quehacer es turbio y
que es por todos sabido solo se sirven, porque ellos ya han encontrado un modo
de vida, la cual los llevara en algún momento a la riqueza y el despilfarro
arrastrando al jurista a la mediocridad y la corrupción, pues el abogado
únicamente será el títere o la marioneta de una silueta destacada para el cual
estará a merced de sus ambiciones de sus más atroces deseos por lo cual el
abogado hará gala de sus conocimientos únicamente para traficar con la
corrupción o con la buena fe del tumulto de personas que con los ojos cerrados
han confiado porque no les queda de otra más de confiar porque la esperanza es
lo último que muere, al igual que la fe puesta en algún ser supremo la convicción
que el pueblo deposita sobre quien para ellos es también un ser superior los
llevara a todos a la perdida de la voluntad absoluta pues tanto el político con sus
ínfulas de grandeza y el abogado con el ego inflado por la egolatría de su patrón
los llevara a caer en la desconfianza de la gente que con plena certeza confió en
algún momento en ellos con la plena convicción de que las cosas estarían mejor,
pero por la voluntad del pueblo ellos están ahí en sus tronos inalcanzables
haciendo su santa voluntad única y exclusivamente para merced propio en donde
el jurista o jurisconsulto ha favorecido, así que la profesión de la abogacía no creo
que sea fácil o más bien no lo es cuando no se tiene convicción de el porque se
eligió el dedicarse

a esta noble profesión ya que, también es el abogado el ilustre personaje que


debe de caminar siempre erguido, libre y con honestidad, ya que es él, el que
representa la verdad, bajo su sombra se debería de esconder, la justicia una
justicia que sin lugar a dudas llegara con el buen desempeño de todos los
protagonistas de esta obra llamada ley, sin caer nunca en la adictiva e
irrenunciable corrupción porque una vez que se entra en ese mundo creo yo jamás
se podrá salir, como se ha dicho este es el mal que nos aqueja y que tanto daño
ha hecho a la sociedad, un mal que ha podrido a las mentes más nobles y
transparentes que existían, hablo en pasado porque en la actualidad pocos son o
nulos los individuos que han de caminar con su frente en alto, los cuales no han
caído en el fango mal oliente de la podredumbre que como siempre arrastraran al
abogado al desprecio no solo de la sociedad, sino principalmente a la humillación
de la familia de los más allegados, porque en algún punto habrá alguien de este
círculo cercano que si le avergüence el que su figura soberana del que se tenía
una imagen de justicia o de lealtad a sus ideales de libertad sencillez o pulcritud
en sus principios morales salga con que se vendió por una suma de dinero algo
significativa o simplemente por escalar algún puesto público en donde siempre son
los mismos, los mismos manipuladores disfrazados de gratitud y servicio, con la
máscara de tiernos corderos, pero con las entrañas hambrientas de poder, porque
el poder enferma o embrutece dicen por ahí, que una vez que se llega; es difícil
dejar ir ese báculo de la superioridad, de la arrogancia y la ingratitud pero siempre
llevando a cuestas al pobre y desvalido abogado como si este no tuviese las
agallas de deslindarse o erguirse con la convicción de los célebres hacedores de
justicia de antaño de los que si lucharon por un país mejor en donde se castigaba
con la muerte aquel que era desleal, pero claro está que el que no tranza no
avanza, en el diario ejercicio de la profesión del abogado el pan nuestro de cada
día lo llevan a situaciones en donde se dice que no queda de otra más que
acceder a los caprichos de terceras personas porque hay que llevar el sustento a
la familia hay que llevar el pan a la mesa, siempre con la firmeza y la seriedad que
su profesión se lo exige con la convicción de que lo justo es justo y que el
divorciarse de todos estos vicios lo mantendrá en una posición en donde se le
reconocerá por sus buenas acciones y en donde la vida o la ley natural le
devolverá todo lo bueno o lo malo de sus acciones, y de serlo así el jurista en
algún punto de su existencia respirara gratamente y no le quedara más que
sentirse pleno con el buen desempeño que obtuvo a lo largo de su profesión, por
lo consiguiente le llenara de orgullo y un buen sabor de boca, porque sabe que
obro siempre a favor del bien de los demás; porque las tentaciones fueron
muchas, siempre las habrá, las cuales, este tipo; perfecto al pensar, al expresarse
y hasta al vestir, pero lo más importante perfecto al pensar nunca, jamás hiso
tambalear los principios con los que él se jorgo, con los que en casa aprendió e
hiso gala de perfección al intentarlo persuadir.

Entonces pues el abogado debe de ser libre, recto y correcto, algunos filósofos y
pensadores tales como Aristóteles y Dionisio, en algún momento de su existencia
mencionaron que el pueblo tiene los gobernantes que merece y de cierta manera
lo es, porque, aunque no se puede erradicar todos los males antes mencionados
con la corrupción la falta de ética y la no moral, todos en algún momento hemos
permitido o nos hemos prestado a todo ello siempre en busca de un favor, pero al
jurista siempre se le tachara en primer término de mal hechor y de falta de
virtudes, de carente de voluntad propia ya que el está más que nadie tentado a
cometer faltas siempre a favor de algún problema de índole jurídico en el que este
lo único que pretende es la solución a este conflicto por el bien, de su cliente y
claro está también a favor de su credibilidad y por el bien de su situación
monetaria.

El jurista siempre estará a merced de quienes quieran que el con su temple de


acero o con su sensatez que lo ha de caracterizar, los conduzca al beneficio de
algún problema en cuestión ya que de no hacerlo inclinando la balanza a su favor,
se le tachara de inepto o carente de los suficientes conocimientos para lograr
favorecer a sus clientes, y también con el propósito de llevar a cabo dicha
encomienda no ha de faltar el diablillo que le hable al oído y le incite a pecar o
caer en algún juego de la inmoralidad, o corrupción, de tal manera que siempre, se
caminara como vestías, siempre tras del objetivo por cumplir, sin jamás cometer
algún acto que nos haga salirse de control pues si no entonces para que elegir ser
el defensor de la injusticia.

CONCLUSIÓN.

El autor de esta obra literaria hace una serie de razonamientos en las cuales el
jurista debe de prestar atención, las cuales son de gran importancia en la travesía
del abogado y que estas no se deben de pasar por alto, pero me pregunto. ¿Sera
posible lograr todo ello, será posible que el abogado única y exclusivamente deba
de servir al prójimo por decirlo de esa manera? Hoy en día el costo de la forma de
vida ha llevado a que todo profesionista no únicamente el abogado, piense en la
manera de subsistir, no solamente favoreciendo u ofreciendo sus servicios a las
personas más desprotegidas ni carentes de recursos económicos, sino también al
sector público y así mismo al ámbito privado ya que de esta manera no
sobreviviría.

Acertadamente también se hace mención a todas las tentaciones a las que esta
expuesto el jurista, todas ellas podrán de manifiesto la calidad de persona o de
profesional que se sea pues dicho esta no le será nada fácil en caer en este tipo
de estímulos, ofrecidos a diestra y siniestra.

También podría gustarte