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Raiz Historica de La Masoneria en Venezuela Celestino Romero
Raiz Historica de La Masoneria en Venezuela Celestino Romero
ROMERO
RAIZ HISTORICA
DE LA
MASONERIA EN
VENEZUELA
EMPRESA EL COJO, S. A.
CARACAS
19 5 7
O V ^ - r ~ '
f } 63
CELESTINO B. ROMERO
RAIZ HISTORICA
DE LA
MASONERIA EN
VENEZUELA
EMPRESA EL COJO, S. A.
CARACAS
19 5 7
Celestino B. Romero
Grndo 33
A M A N E R A DE PROLOGO
EXORDIO
Segundo:
Que los prohombres fundadores de la naciona
lidad, fueron iniciados en las Logias M asónicas, fuentes
de Libertad, Tolerancia, Disciplina y respeto mutuo, que
son las bases inconmovibles de los derechos del hombre.
Ellos a sabiendas de que. "en la unión está la fu erza",
la buscaron en el vínculo masónico y recogieron allí mismo
la palabra vibrante, para llevarla como ariete de libertad
e independencia, y
Tercero
Que la masonería, no es lo que propagan sus ene
migos, que siempre arm ados de una coraza de egoís
mo e intolerancia ante las doctrinas liberales, quieren
ensombrecer la luz de las conciencias. Analicemos con
reposo estos tres puntos, y encontraremos como resultado
principal; que la República se alumbró con el fanal his
tórico prendido por Miranda y llevado por Ellos hasta
muchos años después de disuelta la G ran Colom bia, de
jándonos como herencia en los Templos de la Fraternidad,
lo que ellos buscaron con tanto afán: " U N IO N " , pedida
con voz trémula en San Pedro Alejandrino y que hoy re
suena en nuestros corazones, como cam panada de justi
cia para los hogares de América.
El Autor.
CAPITULO I
— 10 —
un gobierno independiente del Reino Español, simbolizandq
su idea secreta en un cofre cerrado, que poseía la libertad
e igualdad entre personas, razas y colores. Se reunían va
riablem ente en las casas particulares de los cabecillas, en
las playas, en el río arriba de La Guaira y en el de Macuto
y de allí se inducía a m ilitares y civiles p ara el prim er mo
vimiento de Libertad Republicana, idea que corrió a varias
p artes del país, formando un principio de igualdad y
unión. (1)
M iranda, quien había recorrido la Europa y Norte
América, sacrificándose en campos de batalla y sufriendo
persecuciones incontables, llegó a ser General del ejército
francés obteniendo el Comando como segundo jefe del Ge-,
neral Doumuriez.
P a ra que se conozca y se juzgue el temple de est©
grande hombre americano y su amor por la libertad, haré
un alto para incertar el diálogo mantenido entre el P re
cursor de nuestra Independencia y el General Doumuriez,
cuando ambos luchaban por la Francia:
Doumuriez, un tanto envanecido con su victoria,
consultó con su segundo (el General M iranda), sobre
sus propósitos de regresar a Francia, y, una vez en París,
disolver la Convención Nacional y convertirse en señor y
amo de su propia patria. El General M iranda contesta:
— ¿De qué modo, General?
— Con el ejército, le respondió.
— Sería peor el remedio que el mal. Y, sin vacilar,
agregó: Me opondré, si me es posible.
— Y, ¿se batiría Ud. contra mí?
—Tal vez así sucederá si Ud. se bate contra la libertad.
— ¿Sería Ud- un Labienus?
— Labienus o Catón, me encontrará siempre Ud. al
lado de la L ib ertad ! . . . (2)
Después de algunos acontecimientos, Miranda fué acu
sado calumniosamente de traidor, ante la Asamblea y el
(1) Enrique Rivodó. Apuntes y tradiciones de La Guaira. Pág. 44.
(2) Diccionario Enciclopédico Masónico. — Tomo I. Pág. 576.
— 11 —
pueblo francés. Se defendió con las arm as y argum entos
de la verdad y de los hechos. Pasó luego, nuestro héroe,
a las Islas B ritánicas, donde expuso sus planes al joven Mi
nistro P itt, quien a la sazón afrontaba graves problemas
con España.
Obtuvo la promesa del M inistro Inglés, de favorecer
sus planes revolucionarios, aquel Hombre inquieto, que no
podía su je ta r sus ideas a la espera reposada e inerte, al
contrario, debía moverse dentro de una acción expansiva
que le diera los elementos para llevar su em presa a feliz
término.
E ste soñador, Caballero de la Espada y de la Pluma,
fué iniciado en los secretos de las Logias Masónicas por
aquel General francés L afayette, frate rn al y amigo, a quien
había conocido junto con Jorge W ashington en las lides
libertarias de América.
En su larga estada en Londres, funda, junto con otros
francm asones europeos, especialmente ingleses, las logia.1»
conocidas con los nombres de “Gran Reunión A m ericana”
y “Caballeros Racionales”. (3).
Allí conoció a Bernardo de O’Higgins, a quien le en
señó M atem áticas en 1798. Después de tratarlo d u ran te
un año, M iranda un día expone sus planes al fu tu ro Liber
tador y F orjador de Chile.
O’Higgins, una vez que lo hubo oído con mucha aten
ción, derram ó lágrim as y besó las manos de su profesor.
“O’Higgins relata a su m aestro las hazañas de Lautaro,
ese gran cacique araucano que defendió y reconquistó el
suelo de Arauca, logrando vencer al propio conquistador de
Chile, Don Pedro Valdivia, hasta perder su vida en defensa
de la libertad de sus hermanos de raza”.
(3) Cita Angel G risanti en su libro “ MIRANDA PRECURSOR”.
Págg. 23. — De esta Logia m atriz nacerá la Logia “ LAUTA-'
RO” con el mismo O’Higgins, San M artín, Alvear y Zapiola,
previamente confirmados en Londres por el venezolano Luis
López Méndez, en la propia casa del General M iranda, sede
aquella que va a convertirse en la fra g u a donde se fo rja rá el
destino fulgurante de la América A ustral.
— 12 —
“Nació entonces la idea en Miranda, llevada luego al te
rreno de los hechos, de recordar al héroe araucano y creó la
Logia “L autaro”, con filiales, más tarde, en varias ciudades
europeas, siendo una de las más im portantes la filial de Cá
diz, a la cual llegaron y se iniciaron muchos americanos que,
algún tiempo después, al regresar al suelo patrio, propa-i
garon y difundieron la Libertad y la Independencia de sus
respectivos países”.
Muchos jóvenes que hacían vida de estudio en distintas
regiones de la vieja Europa, abrazaron y juraron con devo
ción y entusiasm o patriótico, cumplir con los preceptos que,
impone la M asonería en defensa de su Trípode: LIBER
TAD - IGUALDAD - FRATERNIDAD.
Fueron ellos: Alvear, Puyredón y San M artín en La,
A rgentina; Nariño en Nueva Granada ; Morazán en el Sal
vador; O’Higgins de Chile; Bolívar de Venezuela y tantos
otros, que sería largo enum erar. Armados ya con la con
sagración masónica y la persuasión de su m aestro Miranda,
no vacilan en em prender la jornada, la misma que trescien
tos años antes emprendieron los heroicos caciques: Guauc-
temos, Lautaro, Caupolicán, A tahualpa y Guaicaipuro, de
fensores de las tierras de sus antepasados y del patrimonio)
legítimo que les había sido arrebatado.
F ué tanto el afecto y el aprecio de Miranda por su dis
cípulo O’Higgins, que al p a rtir éste de Londres, ya con la
consigna de lucha por libertar a su patria, “Miranda le
oprime a agasajos” y conmovido le dice:
“Si, hijo mío, la Providencia Divina querrá se cumplan
nuestros votos por la libertad de la patria común, así está
decretado en el libro de los destinos. Mucho secreto, valor
y constancia son la égida que os escudarán de los tiros de
los tiranos”.
Y el P recursor caraqueño entrega al eufórico hijo d©
A rauca sus “CONSEJOS DE UN VIEJO SURAMERICANQ
A UN JOVEN PATRIOTA AL REGRESAR DE INGLA
TERRA A SU PAIS”.
Citaré algunos párrafos de dichos “CONSEJOS” por
— 13 —
considerarlos de alta trascendencia p ara la causa am ericana
y por la gran acción psicológica que, a través de ellos,
ejerció aquel visionario sobre las juventudes que iban a lan
zarse a tan difícil em presa:
“Mi joven amigo:
“El ardiente interés que tomo en v u estra felicidad met
induce a ofreceros algunas palabras de advertencia al e n tra r
en ese gran mundo en cuyas olas yo he sido arrastrad o por
tantos años. Conocéis la historia de mi vida, y podéis
juzgar si mis consejos merecen o nó ser oídos.
“Al m anifestaros una confianza h a sta aquí ilimitada,
os he dado pruebas de que aprecio altam ente vuestro honor
y vuestra discreción, y al trasm itiro s estas reflexiones os
dem uestro la convicción que abrigo de vuestro buen sentido,
porque nada puede ser m ás insano, y a veces m ás peligroso,
que hacer advertencias a un necio.
“Al dejar In g laterra no olvidéis por un solo in stan te
que fuera de este país no hay en la tie rra sino otra nación
en que se puede hablar de política, fu era del corazón pro
bado de un amigo, y que esa nación es la de los Estados
Unidos.
Más adelante expresa, con visión a los hechos del por
venir, refiriéndose a la proxim idad de un pueblo libre, visión
confirm ada con las batallas de Chacabuco y Maipú:
“No teniendo sino m uy im perfectas ideas del país que
habitáis, no puedo daros mi opinión sobre la educación,
conocimiento y carácter de vuestros com patriotas; pero,
a ju zg ar por su m ayor distancia del Viejo Mundo, los cre
ería los más ignorantes y los más despreocupados. E n mi
larga conexión con Sud América sois el único chileno que
he tratado, y, por consiguiente, no conozco m ás de aquél
país que lo que dice su historia, poco ha publicada, y que
lo presenta bajo luces ta n favorables”.
“P or los hechos referidos en esta historia esperaría
mucho de vuestros campesinos, particularm ente del Sur,
donde, si no me engaño, intentáis establecer v u estra resi-
— 14 —
■
dencia. Sus guerras con sus vecinos deben hacerlos aptos
para las arm as, m ientras que la cercanía de un pueblo libre
debe tra e r a sus espíritus la idea de la libertad y de la In
dependencia”.
Y, como conocedor profundo de sus perseguidores,
expresa:
“El orgullo y fanatism o de los españoles son invenci
bles. Ellos os despreciarán por haber nacido en América
y os aborrecerán por ser educado en Inglaterra. Mantenéos,
pues, siempre a larga distancia de ellos”.
Y term ina con frases sentenciosas y elocuentes, donde
se traduce la am argura del masón convencido:
‘Los obstáculos para servir a vuestro país son tan nu
merosos, tan formidables, tan invencibles: llegaré a decir
que sólo el más ardiente amor por vuestra p atria podrá sos
teneros en vuestros esfuerzos por su felicidad.
“Respecto del probable destino de vuestro país, ya co
nocéis mis ideas, y aún en el caso de que las ignoráseis, no
será este el lugar a propósito para discutirlo.
“Leed este papel todos los días durante vuestra na
vegación y destruidlo en seguida- No olvidéis ni la Inqui-«
sición, ni sus espías, ni sus sotanas, ni sus suplicios”.-
FRANCISCO DE MIRANDA. (4).
M iranda, que atesora en su espíritu todo lo que en
cierra la redención de un C ontinente; él que sabía del fragor
de la m etralla, del dolor del soldado y de las tristezas del
vivac, se aventuró como un titán trayendo la expedición dq
1806, que aunque no tuvo éxito en el momento, fué el grito
que despertó a los pueblos, desde el Mar de las Antillas
h a sta las bocas del Plata. El y sus discípulos, que a la par
de aquellos prisioneros de La Guaira, fueron los primeros
sembradores que, abriendo surcos en tierras de la indiada,
depositaron la simiente que un día reventara en pimpollos
de acacia.
Las corrientes magnéticas del verbo estampadas en
(4) “MIRANDA”, de Angel Grisanti. — Págs. 20 al 23.
los textos liberales que despojan al hombre de su m arasm q
fanático, la antorcha de libertad, que en reguero de luz ilu
mina los pueblos y la fundación de algunas logias que tu
vieron lugar a principios del siglo, fueron sin duda, las
raíces de la Masonería en Venezuela; raíces que se robus
tecieron con la acción del 19 de Abril y la gloriosa fecha
del 5 de Julio de 1811.
19 DE ABRIL DE 1810
j
— 16 —
y era comprometido en las juntas políticas que a diario se
efectuaban en diversos lugares, señaladam ente en la quinta
“EL PALMITO”, situada a orillas del Guaire y que per
tenecía a Don Simón Bolívar, concurría junto con los Bo
lívar, el M arqués del Toro, José Félix Ribas, Mariano Mon-
tilla, Juan N. Ribas, los Sojo, los Tovar, los Palacios, Vi
cente Ibarra, Narciso Blanco y algunos otros”. P ara mejor
ilustración del lector, vamos a presentarle parte de la pu
blicación que hizo “La Opinión Nacional” de Caracas, diario
de la tarde N 9 2839 el 28 de Octubre de 1878 como un ho
m enaje al Libertador.
“Concluido felizmente el litigio de M adariaga en Chile,
éste quiso conocer p arte de Europa, y después de visitar al
gunas provincias de E spaña siguió a París y a Londres.
Un gran suceso le preocupaba; la Revolución Francesa que
había derrocado vetustas doctrinas y abierto vastos hori
zontes a la libertad del pensamiento y las nobles aspiracio
nes de los pueblos- Buscando eco a sus sentimientos, tro
pezó M adariaga con varias Celebridades de la América del
Sur, que viajaban por Europa, entre las cuales estaba Mi
randa, ya renombrado por el papel que había desempeñado
en la Revolución Francesa y en la emancipación de la Amé
rica del Norte.
M iranda de acuerdo con sus amigos de España, aca
baba de fundar en aquella época, 1797, una sociedad secre
ta, cuyo objeto era la emancipación de la América Espa
ñola. N inguna ocasión más propicia para el joven repúbli
co, que aquella que le proporcionaba espontánea fam iliari
dad con las entidades americanas que trabajaban en pro
de una idea fecunda y trascendental”.
“Dos centros políticos sirvieron en aquellos días para
inform ar la opinión de los paladines de la causa americana:
Londres donde residía Miranda que acababa de ser expulsado
del territorio francés, y Cádiz, donde vivía el chileno Don
Nicolás de la Cruz, conde del Maulé, opulento comerciante y
hombre de letras, cuya casa fue el refugio de cuantos ame
ricanos visitaron aquella sección de la Península, foco de
los revolucionarios liberales”.
— 17 —
“Incorporado M adariaga a sus com patriotas bajo la di
rección de Miranda, tuvo ocasión de comunicarse con Caro,
Isnardy, Nariño, O’Higgins F retes, y otros americanos que
frecuentaban las sociedades secretas de Cádiz, Londres y
P arís. Desde luego, M adariaga y M iranda sim patizaron al
conocerse; después se comprendieron.
“Yo me glorié de ser americano cuando tra té a este
hom bre”, exclamó M adariaga doce años más tard e cuando
supo en San Carlos el nombram iento de Generalísimo que
había hecho en M iranda el gobierno del 19 de Abril de
1810. (5).
“M adariaga pareció presen tir desde muy al principio, el,
papel que le tenía reservado la Providencia, lleno de con
fianza en el hombre superior que m anejaba el timón de la
emancipación am ericana, aguardó las órdenes de su je fe”.
“L a principal residencia de M adariaga durante su esta
día en Europa fue el puerto de Cádiz, en la casa del ban
quero literato La Cruz, quien tenía, no sólo a M adariaga,
sino tam bién al sacerdote Juan Pablo F retes, n atu ral del
Paraguay, “Nunca el acaso o un destino singular: ha escrito
el historiador Makemna) había reunido en sus arcanos y
puestos en contacto dos espíritus más sem ejantes, dos al
mas más ardientes, dos inteligencias más osadas y conven
cidas que las de aquellos dos clérigos, que bajo un obscuro
manteo, ocultaban el corazón y la m ente de verdaderos t r i
bunos populares, pues tales lo serían en climas apartados,
y ambos lejanos de sus cunas y de sus pueblos”. “Aquellos
dos hom bres” (agrega M akemna), llamados a un rol tan,
ilustre en la historia de América, no tenían de común con
la m ayoría del clero de su época, si no el tra je y la tonsura.
Su fe religiosa las llevaban a ejemplo de aquel que m u riera
en el Calvario, h asta la redención de la conciencia humana...
E ran en una palabra, aquellos mismos sacerdotes que Mi
randa había profetizado a su discípulo O’Higgins debería
encontrar alguna vez en su camino” (6).
(5) Discurso de M adariaga delante de la Municipalidad de San
Carlos en 1811.
(6) Vicuña Makenna. E l Ostracisco de 0 ”Higgins, Valparaíso.
1 Volumen, 1860.
— 18 —
LA JORNADA
— 19 —
acerca al grupo de espectadores que llena la barra, y llam an
do al joven P resbítero José Félix Blanco “le ordena que a
toda prisa, salga en busca de M adariaga” el joven levita,
sin perder tiempo, se pone en camino y va directam ente a
la casa de Madariaga.
Allí le dicen que estaba en el templo vecino, y a éste
se dirige el entusiasta comisionado que algo conocía de la
tram a revolucionaria. E stab a el canónigo en el confecio-
nario, cuando el joven Blanco a distancia se hace v er; y
al instante comprende M adariaga que había llegado el mo^
mentó de obrar, y absolviendo, con la prontitud que exigían
las circunstancias a su h ija de confesión, deja el templo y
sale con el comisionado, quien durante el trán sito le inform a
som eram ente de cuanto había pasado. A poco subía Mada-.
riaga la escalera del A yuntam iento, llena de espectadores,
lo mismo que los corredores altos y bajos, m ientras que en
la calle no había concurrentes.
Tan luego como el canónigo llegó al piso superior, un
murmullo se percibe entre la m ultitud: ésta le había cono
cido y descubriéndose le abría el paso, no había llegado
M adariaga a la puerta de la sala cuando uno de los especta-i
dores le vitorea, grito que fue correspondido por algunos:
“El Diputado por el clero y por el Pueblo”, g rita otro en los
momentos en que el canónigo en la pu erta del Cabildo, salui
daba ligeram ente a la Asamblea y se detenía como ag u ar
dando una excitación de sus colegas”.
“E ra un hombre que podía llamarse esbelto, de tea
blanca, de herm osas facciones, de m irada inteligente, que
sabía m anejarse según las circunstancias en que se hallara.,
E ste conjunto simpático acompañado de modales muy cultos,
de amabilidad atractiv a y de fina sonrisa con la cual corres
pondía al respetuoso saludo de sus adm iradores, hacían de
M adariaga un hombre típico”.
“Invitado por sus compañeros a en trar, M adariaga
sigue directam ente a sentarse en una silla desocupada que
estaba frente a la de el presidente Em paran.
Refiérese que estos dos hombres se m iraron con fijesa,
— 20 —
por cortos instantes, y que en el semblante del Gobernado^
estam póse la inquietud. Después de haber escuchado el
canónigo de boca de Rosciolos pormenores del debate, la
resolución del Ayuntam iento acerca de la formación de una
ju n ta, cuyo Presidente sería el mismo Em paran, se pone de
pie, y desplegando una osadía tribunicia hasta entonces des
conocida en Venezuela, dice entre otras cosas: “Da lástim a
ver a hombres tenidos hasta ahora por de buen sentido, po
n er la Revolución, y lo que es más grave, sus propias vidas
a la merced de este hombre”. (Señalando a Em paran). “Si él
disim ula por un momento; es para vengar después con me
jo r éxito el u ltraje que estáis haciendo a su autoridad y
es locura contenerle por medio de una Ju n ta que él sabría
derribar y satisfacer todos los caprichos de su altanería.
“No es digno de caracteres animosos, ni de hombres distin
guidos y honorables como vosotros perder el fru to de un
proyecto en que se cifra, no la ambición personal, sino la
felicidad de un pueblo”.
En seguida pinta a grandes pinceladas la precaria si
tuación de España, las necesidades del momento y el estado
de la opinión pública. Acusa al Gobernador, de traidor a
las libertades públicas y falso propalador de noticias inexac-<
tas. Em paran interrum pe entonces a M adariaga y le dice
que, cuanto aseguraba respecto a España no era cierto, se
gún papeles que había recibido: “También yo tengo pape
les que aseguran todo lo contrario de cuanto U. S. manifies
ta ”, replicó el canónigo, sacando del bolsillo un legajo de
cartas. Em paran le desmiente por segunda vez, y Madaria-
ra irguiéndose le apostrofa así. “No, No, ya U. S. es aquí
un Cero, la autoridad a caducado.” . Y dirigiéndose ali
A yuntam iento, el canónigo agrega con voz sonora: “Pido la
deposición de este mandatario, como medida de seguridad,
y por ser el deseo del clero i del pueblo, cuyos derechos re
presento en esta asam bla”. (7).
“Em paran quedó petrificado, y después de corta pausa
dice al Ayuntam iento, “Deseo apelar a la opinión del pueblo
(7) P alabras copiadas de un manuscrito antiguo, referente a la his
toria de 1810. Resumen de la historia de Venezuela, tomo I.
B aralt.
— 21 —
para saber si me acepta como su m andatario”. “Conveni
do”, contesta con arrogancia el canónigo, y encaminándose
a la p u erta central del balcón, la abre de p ar en par, m ientras
que E m paran le seguía.
Lo anterior pasaba en sesión secreta como lo había exi
gido M adariaga desde el principio.
Cuando el Gobernador se presenta en el balcón, los
miembros del A yuntam iento se m iran, sin darse cuenta de
las intenciones del canónigo. E n tre ta n to los grupos de
espectadores que llenaban la calle y ven salir a Em paran,
ricam ente vestido, levantan la cabeza sin comprender lo
que pasa en el Cabildo.
E ra necesario un intérprete de aquel enigma político,
y el intérprete fue M adariaga. P asa un momento de silen
cio en que todos aguardan, cuando Em paran, sereno y cir
cunspecto, después de volver la m irada en torno a la concu
rrencia, dice ¿ “Me queréis por vuestro Gobernador”.? El
intérprete colocado a sus espaldas hace con la mano derecha
un signo negativo, y los espectadores inm ediatam ente con
te stan : “No lo querem os”. “Yo tampoco quiero m ando”,
contesta Em paran, y restituido al salón siéntase de nuevo
en la silla presidencial.
“Así E m paran se entregaba a los revolucionarios que
no necesitaron deponerle: él mismo deponía el mando. Des
pués de aquel instante el A yuntam iento quedó anulado, y
sólo funcionaron como Gobierno los diputados de la Revo
lución. M adariaga, Roscio, Sosa y Ribas, a cuyos deseos co
rrespondía Em paran de la m anera más liberal.
El Gobernador pone a disposición de los diputados, los
diversos cuerpos de tropa, las comandancias de los depar
tam entos, la Hacienda nacional, etc. etc.
De orden suya son llamados y detenidos por el Cabildo
los jefes A gustín García, Superintendente de artillería, F ie
rro, coronel del Estado Mayor de la plaza, Osorio, Ponte,
y otros más.
La casa capitular se convierte en despacho y en cárcel,
— 22 —
y las diversas comisiones salen y entran, en obedecimiento
a las órdenes de los revolucionarios. Todos los oficios de Em
paran eran refrendados por los cuatro diputados Madariaga,
Roscio, Sosa, y Ribas. Estos mismos ofician al arzobispado
y ordenan que se cierren los templos y se suspendan los ofi
cios divinos hasta segunda orden.
A la vista tenemos una de estas comunicaciones fir
m adas por los diputados revolucionarios, que es la siguiente
dirigida al gobernador del arzobispado, y recibida después
de las dos de la tarde. Dice así: “El M. I. A. de esta
capital, representante de los derechos del pueblo, con acuer
do de los diputados del mismo, ha dispuesto prevenir a V. S.
que en la parte que le toca comunique en el instante la orden
conveniente a los Párrocos, Prelados Regulares y demás igle
sias de su jurisdicción, para que se cierren las puertas de
todos los templos, se hagan los oficios reservadam ente y se
suspepndan las procesiones públicas en tanto que se orga
nicen las cosas, se notice a V. S. de cuanto sea del caso,
en ese obsequio de la religión del Rey y de la amable
P a tria ” .
Dios guarde a V. S. muchos años.
Caracas, Abril 19 de 1810.
Dr. Joseph Cortés, como diputado del clero y del pueblo.
Dr. Francisco José Ribas, como comisionado del pueblo.
Como diputado del pueblo, Dr. Roscio.
Como diputado del pueblo, Dr. Felipe Sosa.
Excmo., Provisor Gobernador del Arzobispado” .
— 23 —
“Las tres de la tarde eran cuando concluyó la prolon
gada sesión del A yuntam iento, refiérece que no hubo ningún
desmán, ninguna frase injuriosa p ara los caídos. ’’E n tu
siasm ada y erguida la juventud de Caracas, conducen a Ma
dariaga y sus compañeros al centro de la plaza mayor, dan
do victores y arrojando a los aires los sombreros, piden qua
uno de sus miembros discurra, y por aclamación sube a las
gradas del N orte, un pasante del Dr. Roscio, el joven Diego
B autista U rbaneja, quien improvisó un discurso que entu
siasmó a la m ultitud por sus ideas oportunas y conci
liadoras”.
— 24 —
informando antes al Cuerpo del resultado de la comisión que
se le encargara el día anterior, sobre la consulta que debía
hacer al Ejecutivo Federal. La opinión de éste, dijo el P re
sidente, es que la Independencia debía resolverse cuanto,
antes, porque aunque había obstáculos, éstos desaparecerían
más tarde y, porque difiriéndola quizás aventuraríam os
nuestra suerte. Añadió que el Ejecutivo la consideraba
necesaria ahora, p ara destruir, de una vez, la ambigüedad
en que vivimos, y trasto rn a r los proyectos que asoman de
nuestros enemigos, muy de acuerdo con la fuga de Monte
negro. Después de este exordio continuó la discusión.
“El general Miranda apoyó la opinión del Ejecutivo
haciendo valer la situación de Europa y la de la Península,
por lo que era indispensable una resolución firme, que nos
salvase para siem pre o nos sacrificase a todos por el bien
de la P atria.
El Sr. Cabrera reclamó la presencia de los ausentes,
pidiendo que se citasen en el acta para que asistiesen o
diesen sus excusas y así se hizo. Los que dejaron de con
cu rrir fueron los Sres.: Ustáriz, Méndez (de Guasdualitn),
Rivas, Mendoza y Quintana.
“El Sr. Maya (de La G rita), insistió en negar su voto
porque así era la expresa voluntad de sus comitentes, por la
cual consideraba p rem atu ra la Independencia. Igualm ente
la consideró prem atura el diputado Bermúdez, alegando el
estado indefenso en que se encontraba Cumaná para soste
ner esa innovación.
“El Sr. Briceño (de M érida), contrariando las opiniones
de sus colegas de La Grita, presentó sus credenciales ente
ram ente iguales a las de éste, y agregó que las circuns
tancias habían variado desde que se dieron aquellas instruc
ciones, por lo cual se había dirigido ya a sus comitentes, ex
presándoles el cambio que exigía la justicia y la necesidad
pública, y no dudaba de su aprobación.
El Sr. Unda se expresó enérgicamente en favor de la
Independencia, porque estaba cierto de que los habitantes
de Guanare, dóciles al bien y conocedores de los n 'es que
tra e un gobierno, lo que desean es gozar de una adm inistra
ción libre, enérgica y capaz de conocer los verdaderos inte-<
reses del país que gobierna; bajo estos conceptos, garantizo,
dijo, la voluntad de Guanare a favor de la Independencia
absoluta, y la suscribo a su nombre.
“El Sr. Peñalver se levantó y dijo: suscribo igualm ente
por Valencia.
“Los señores Alamo y Pérez de Pagóla, hicieron igual
declaratoria, a nombre de Barquisim eto y del Partido Capi
tu lar de Ospino, a quien representaban.
“El Sr. Paúl, después de su discurso en el que concentró
los argum entos emitidos en favor de la Independencia, te r
minó excitando a la unión a la fam ilia venezolana, con este
apostrofe: “seamos libres, unidos, si no queremos ser escla*
vos para siempre, y demos al mundo que nos contempla un
testimonio de que somos dignos del alto rango que vamos
a ocupar”.
“Los señores Maneiro (de M argarita) y Briceño (de
Pedraza), se suscribieron a las mism as ideas en nombre de
sus respectivos comitentes.
“El Sr. Palacios fue más lejos, asegurando que Vene
zuela no necesitaba auxilios extraños, y que ella se b astab a
a sí misma para asegurar su Independencia. Llevando en
alas de su patriótico ardor y después de citar los ejemplos
de la antigua Roma, y de la Ing laterra de hoy, débiles en sii
infancia, y después tan poderosas, agregó : “todo cede al im i
pulso de la libertad, y las fuerzas del hombre libre son o
no son comparables a su dignidad... Venezuela será habi
tada por hombres libres, o será el sepulcro de sus actuales,
m oradores” ; y term inó, a nombre del D epartam ento de Mi-
jagual, que representaba, pidiendo que en ese mismo día se
hiciese la declaración de la Independencia, de E spaña y d©
todo poder extranjero.
“El Sr. S ata se declaró convencido de que la Indepen
dencia, ju s ta y necesaria, h a entrado en los designios de la
Providencia, la cual nos acordará propicia su m isericordia,
después de trescientos años de esclavitud y de castigo.
— 26 —
“El discurso del Sr. Roscio fué verdaderam ente trascen
dental ; se extendió en consideraciones generales sobre las fa
cilidades verdaderam ente providenciales conque se habían
efectuado los cambios políticos, así en Caracas como en San
ta F e : explicó el estado de nuestras relaciones con los países
extranjeros, asegurando que en los más, la declaración de
Independencia contribuiría a estrechar los lazos, aunque
fue menos explícito respecto a Inglaterra, cuyo gobierno sa
encontraba urgido por móviles igualmente delicados, a sa
ber: sus compromisos recientes con España y la necesidad
para sus industrias de m antener el comercio libre con núes«
tra s costas. De allí las vivas sim patías que encontrábamos»
en el pueblo inglés y la frialdad o displicencia en su Gobier
no. Discurriendo sobre la cuestión de juram ento, y después
de pesar el valor que podían tener cuando los sucesos de la
Península, habían modificado las condiciones en que fueron
dictados, agregó: “dos juram entos habíamos prestado a
Fernando, cuando se instaló el Congreso: uno el 15 de julio
de 1808 y el otro, el 19 de abril de 1810; pues, el primero;
lo arrancó la fu e rz a ; y el segundo, la ignorancia y la necesi
dad de no alarm ar a los pueblos” ; y, observando que había
mos jurado conservar en sus derechos, cuando,ignorábamos
si esto dañaba a nuestros intereses, terminó preguntando:
¿cómo puede ser válido un pacto oneroso que lejos de haber
sido aceptado por la o tra parte, ha sido rechazada hostil
mente por los que se dicen sus apoderados?
“El discurso que siguió del Diputado Miranda versó
sobre la escasez de población de Venezuela, que no podía
considerarse como argum ento para su independencia, tr a
yendo a colación los estados europeos, mucho más pequeños,
y no por eso menos libres, y citando el ejemplo sublime da
las provincias de Holanda, que desafiaron el poder colosal
y la soberbia del Duque de Alba que estaba a sus puertas,
cuando nosotros estábamos a dos mil leguas de distancia y
teníam os ya como aliados que debían participar de nuestra
misma suerte, al nuevo Reino de Granada que había procla
mado los mismos principios.
“El Presidente Rodríguez apoyó estas ideas, convencido
— 27 —
de que así como el movimiento del 19 de abril había sido
acogido favorablemente, en S anta Fé, C artagena y Bue
nos Aires, el de la Independencia sería acogido en toda
la América, y por consiguiente no estaríam os aislados.
Después de eso y de m an ifestar que no creía ne
cesario apoyar con nuevos argum entos una medida gene
ralm ente aceptada, quería solamente exponer una conside
ración que se le había ocurrido con la lectura de la últim a
Gaceta. Insertóse en ella una sesión de las Cortes de Cádiz,
referente a los negocios de América, probablemente la en
que se concedió la dignidad de hombres libres, pues el Dipu
tado Valiente se expresó en los térm inos siguientes: “Va<
mos a tr a ta r de un punto en que no puede haber queja por
p arte de América, ni pretexto alguno por la ingratitud,
porque seguram ente se ha hecho en su favor cuanto se ha
podido”. ¿Cuáles son esos beneficios? —pregunta el ora
dor—. P ara contestar trae a cuento las palabras que el
verdugo dirigió al primogénito de Felipe II, cuando en el
acto de ponerle el dogal al cuello, le decía: “paz, paz, señor
Don Carlos, que todo esto se hace por bien”. Tales son los
beneficios que espera la América de España, y como prueba
concluyente trae la conclusión del discurso del mismo dipu
tado V aliente: “Señor, prim ero es co rtar el vicio; por ahora
está afianzada la confraternidad que debe haber entre ellos
y nosotros; de lo demás se tra ta rá más adelante y entonces
se acordará lo que se deba hacer. Háblese de los indios,
pero sólo para conservar las In d ia s; esto es lo que nos inte
resa, lo que nos im porta”. Al llegar a este lugar, el orador
se interrum pe, presa de emociones profundas, y después de
desahogar en frases enérgicas la indignación de que se halla«
poseído, term ina: “declaremos, señor, n u estra Independen
cia: no seremos prudentes, si la retardam os un m om ento:
cortemos el vuelo a las maquinaciones de esos protervos que
han rem unerado nuestros sacrificios con las más humillan
tes vejaciones”.
— 28 —
putado Roscio y tranquilizado respecto a las emigraciones a
que podía dar lugar esa aclaratoria, como sucedió en
F rancia” .
“Se levantó el Sr. Miranda para responder a las obser
vaciones del preopinante y m anifestó: que en la emigración
de F rancia no había tomado parte sino la nobleza, que se
veía despojada de derechos hereditarios, por no poder ejer
cer el predominio que ejercían en tiempo de los reyes. Ex-,
puso el orador la creencia de que entre nosotros sólo emw
g rarían algunos españoles europeos, que no pudiendo asentir
a nuestra libertad, se opondrían siempre a nuestra regene
ración, lo cual sería un bien para el país, pues nos dejarían
en perpetua tranquilidad: “Em bárquense enhorabuena, di
jo, váyanse a P uerto Rico y únanse a ese rey en Co
misión, con ese tal Cortabarría, que allí, seguramente,
nos harán menos daño que el que pudieran causarnos entre
nosotros mismos. Las diferentes conspiraciones descu
biertas en Cumaná, el hecho escandaloso del Capitán Don
Feliciano Montenegro y otros muchos ejemplos partícula-!
res que omito, han sido el pago y remuneración de nuestros
buenos tratam ientos y de las consideraciones que les hemos
guardado”.
“El Sr. Cabrera expuso las razones del preopinante e
indicó la necesidad de conceder pasaportes a cuantos lo
necesitasen.
“Los señores Cova (de Cumaná) y Pacheco (de Truji-
lio), ratificaron sus opiniones en favor de la Independencia
y el Sr. Clemente, aludiendo al discurso del Presidente sobre
el Diputado Valiente, de las Cortes de Cádiz, manifestó que
“el autor de aquel discurso es un español que fué primero
Oidor en México y después Intendente en La Habana, de
biendo a la América su crecida fortuna.
“Los señores Mayz (de Cumaná), Bermúdez (del mis^
m o), Toro (de El Tocuyo), Méndez (de Caracas), Toro (de
Valencia), junto con los señores Alcalá, Castro y Fernández,
m anifestaron su disposición a votar inmediatamente por la
Independencia.
— 29 —
“En ese momento el Presidente ordenó se diese cuenta
de las excusas de los ausentes y se leyeron las de los señorea
Ponte, Quintana, U stáriz, Mendoza y Hernández, como en
fermos, y el Sr. Méndez (de G uasdualito), que acababa de
incorporarse, pidió la palabra. Su discurso versó única
m ente sobre el juram ento que el Congreso había prestado
a Fernando VII, porque no quen'a que en una m ateria de
ta n ta trascendencia fuésemos a aparecer inconsecuentes
ante el mundo, y que allanados esos reparos votaría por
la Independencia que aclamaban loá pueblos.
“El Sr. Roscio satisfizo los escrúpulos del preopinante
observando: que anulado como está el contrato, de que el
juram ento es sólo un vínculo accesorio, debe quedar anulado
éste, como sucede en los esponsales en que no vale el ju ra
mento anulado; que sea el contrato por mutación sustancial.
“P ara nuestro bien y no p ara n uestra ruina, continuó el
orador, invocamos a Dios en nuestros contratos por medio
del juram ento, y cuando éste es un vínculo de iniquidad
o de daño, queda disuelto como el contrato mismo, sin
necesidad de pedir dispensaciones” y luego agregó: “E stá
visto que no puede ser válido el juram ento disuelto por la
pluralidad, con presencia de todas las razones y motivos
anteriorm ente alegados y su invalidación no es el efecto de
la voluntad o el capricho de uno solo, es la sanción clara y
bien expresada de la soberanía de Venezuela, legalmente
constituida y autorizada en su instrucción para decidir
esta m ateria.
“Los Sres. Ramírez, Castro, Briceño, Peñalver y Maya
(de San Felipe), discurrieron en igual sentido, y el Sr.
Maya (de La G rita), insistió en que no tenía dificultades
de sus comitentes p ara hacer aquella declaratoria que le
prohibían sus credenciales. Los Sres. Roscio, Méndez y
Paúl, m anifestaron sus opiniones contrarias a la del Sr.
Maya.
“En ese estado y considerando el P residente que la
m ateria estaba suficientem ente discutida, llamó la aten
ción del Congreso sobre la gravedad, im portancia y tras-
— 30 —
cendencia de aquella votación. Cerrado el debate, y reco
gidas las opiniones, la decisión fue unánime, excepción he
cha del voto del Sr. Maya (de La G rita), con lo que el Pre
sidente declaró solemnemente la Independencia absoluta de
Venezuela, declaratoria que fue acogida por vítores y
aplausos del numeroso concurso que asistía a aquella
cerem onia”.
— oqo —
— 31 —
CAPITULO I I
— 33 —
gación, y m inistro de Méjico en Londres, de regreso a su
país, fue presidente de la República del Ecuador, de 1834
a 1839.
Mariano Moreno (8) de La Plata, desfilaron su
cesivamente ante el Precursor, llevando luego las palabras
de éste a sus patrias de origen.
Bolívar acudió tam bién a renovar ante el Gran Maes
tro el juram ento pronunciado hacía poco; así como Nariño,
en Cádiz cuando su segundo viaje a Europa.
(4) Monteagudo (B ernardo), nació en Tucumán en
1787, asesinado en Lima en 1821, fue auditor de guerra con
el general San M artín. En 1.821, habiéndose éste procla
mado P rotector del Perú, nombró a Monteagudo m inistro
de Relaciones Exteriores, desempeñando este cargo h asta
su m uerte.
(5) Abogado mejicano, diputado en las Cortes de 1812.
(6) C arrara (José Miguel). P rim er presidente de la
República de Chile; nació en Santiago en 1785; fusilado
en Mendoza el 4 de septiem bre de 1821.
San M artín fue así mismo iniciado en Londres, en
1811 con Alvear (9) y Zapiola (10) —sus com patriotas en
G rafton Square (11)— también, de donde acababa de salir
M iranda, dejando allí instalados, como pronto veremos, a
los diputados de Caracas.
(8) Nació en Buenos Aires en 1778, murió en 1811. Doctor en
Leyes en 1800 en la ciudad de Carcas (Alto Perú) ; ejerció en
ella su profesión de abogado y regresó a su ciudad natal en
1805, p a ra ejercer la Abogacía. Después de su viaje a Europa,
fue uno de los jefes de la revolución argentina. Redactó luego
la Gaceta de Buenos Aires. Encargado de una misión a Ingla
terra, murió en la travesía.
( 9) A lvear (Carlos M aría) nació en Buenos Aires, fué Director
de las provincias unidas de La P lata en 1815. En 1824 desem
peñó una misión en In g laterra y los Estados Unidos. En 1827
mandó las fuerzas argentinas que derrotaron el ejército impe
rial brasileño en Itusaingo. Murió en Montevideo.
(10) Zapiola (José M aría) nació en Buenos A ires en 1780 y allí
falleció en 1874. Tomó p arte en los acontecimientos más glo
riosos de la g uerra de la Independencia, sobre todo en las b ata
llas de Chacabuco y Maipú.
(11) Recuerdos del General Zapiola, citados por M itre (H istoria de
San M artín 71 Cap. II).
— 34 —
“San M artin, Alvear y Zapiola, los tres principales pro
tagonistas de la emancipación de la Provincia de La Plata,
fundaron, el año siguiente en Buenos Aires, la célebre
“Logia de L autaro ”, la cual sirvió de ferm ento decisivo
para la revolución argentina y de paladio para sus discordias.
— 35 —
nombres simbólicos? y ¿por qué todos los que actuaban bajo
la égida del compás y la escuadra no se llamaban HH. ni
siquiera en los documentos que em itían?
Justo es m anifestar que para esa época todavía exis
tían en América los funestos Tribunales de la Inquisición y
que bajo la poderosa fuerza de un clero fanático y retró g ra
do, era un peligro inm inentísimo obrar abiertam ente en la,
sagrada causa emancipadora, puesto que con ello sucumbi
rían sus privilegios, su dominación y la esclavitud de los,
hom bres; prueba de ello es la actitud hostil y terca del P a-
dre Maya ante la Asamblea en 4 y 5 de julio en la aprobar
ción del A cta Magna.
En la ciudad de Valencia llega a tan to la violencia y
fanatism o del Clero, que arm an a partidas del pueblo p a ra
ir en contra de los que luchaban por su libertad, razones to
das estas sobradas para ocultar el nombre de masón y las
doctrinas redentoras de Libertad, Igualdad y F raternidad,
que derram ó la F rancia y N orteam érica como to rren te de luz
surgida de los libros de los enciclopedistas.
O’Leary, actor en aquellos días y sentidor en carne pro
pia de los dardos del oscurantism o, nos dice en su Tomo
I, pág. 27, lo sig u ien te: “Fué especial cuidado de la política
española no sólo m antener a los americanos en la ignoran
cia, sino aum entarla, poniendo trab as a la inteligencia, per
petuándolo por medio de la supertición”.
“La educación de la juventud estaba a cargo del clero,
que con rarísim as excepciones se componía m ás bien de
M inistros del obscurantism o que de Dios, y en agentes ac
tivos en prohibir la propagación de conocimientos útiles, y
era su principal empeño im buir en la m ente de aquellos que
les estaban confiados, un respeto superticioso por la persona
y el poder del rey, e inspirarle odio y an tip atía a los ex tra n
jeros, enseñándolos a m irarlos como a herejes por ortodoxa
que fuera su fe. En épocas posteriores fueron estas ideas
ganando fuerza, pues desde el pulpito y en el confesionario
síe procuró fom entarlas. L a introducción de libros que no
hubiesen obtenido la previa sanción de los inquisidores e sta
— 36 —
ba rígidam ente prohibida, y poníanse todos los obstáculos
posibles al adelantamiento intelectual. Solamente en la
ciudad de México y en Lima era permitido enseñar Mate
m áticas, Ciencia N áutica y Derecho de Gente”.
“Más adelante encontramos por el mismo autor, pág.
81: “y donde un clero ignorante que confundía la Libertad
con el fanatism o, gozaba de una influencia poderosa, que
empleaba en sofocar todo sistem a de innovación”.
Siguiendo el mismo tomo en la Pág. 257 dice: “aunque
se abrieron las puertas de Santa Fe a las tropas venezola
nas, fué imposible reconciliar al pueblo con los soldados a
quienes les habían enseñado los clérigos fanáticos a m orir
como enemigos de Dios, que estando como tales fuera de la
Iglesia era una violación de sus mandamientos aun cual
quier tra to con ellos. Y aunque las autoridades eclesiás
ticas levantaron la excomunión, no fue posible evitar sus
fatales consecuencias”.
En este párrafo encontramos que los venezolanos fue
ron excomulgados. ¿Y a qué obedecía esa excomunión?
¿E ra acaso tan sólo por ir en contra del rey y sus ejércitos?
No! poderosamente obedecía a que la mayor parte de loa
jefes y oficiales del ejército Libertador eran masones.
P ara m ayor abundamiento de lo expuesto, citaremos
un p árrafo del Marqués de Rojas, donde describe el sistem a
de gobierno español hasta la emancipación am ericana; cita
traíd a por el Dr. B. Tavera Acosta en sus “Anales de Gua~
yana” Págs. 166 y 167.
“Su sistem a se reduce, en consecuencia, a gobernar
la colonia por medio de un Virrey o Capitán General, que
es simplemente un dictador absoluto e irresponsable, inves
tido, por tanto, de facultades discrecionales e ilim itadas;
a m antener en ella un ejército puram ente español, cuyo
sostenim iento debe salir de las arcas de la colonia; a enviar
de E spaña todos los empleados que necesite la colonia en el
orden político, civil, m ilitar, judicial y eclesiástico, dispen
sando simplemente a los nativos el honor de desempeñar
destinos secundarios cuando los exiguos sueldos no permi
— 37 —
í
ten que vaya de E spaña el propietario; a g rav ar al colono
con contribuciones exorbitantes e inicuas no para que se
cubra el presupuesto ordinario de la colonia, sino p ara que
se cubran tam bién grandes expensas de la metrópoli o quede,
en las arcas, al finalizar el ejercicio de cada año, un so
brante que pueda ser transportado a la Madre P a tria ; a
restrin g ir la enseñanza pública por todos los medios im a
ginables; a negar al colono el goce de la libertad en sus
múltiples form as de pensam iento y de acción, prohibiéndo
les el uso de la prensa sin previa censura o sin previa ad
vertencia de lo que era lícito decir; negándole la libertad
de reunión y de asociación sin permiso expreso de la auto
ridad, permiso que se requiere h asta p ara las reuniones
más inocentes; negándole la libertad de trán sito p ara salir
de la colonia o de un pueblo a otro, sin someterlo a la ve
jación de un pasaporte; negándole la libertad de industria,
so pretexto de monopolio oficial o por cualquier motivo,
negándose la libertad de petición, so pena de graves con
secuencias si se hace infractor, negándole, finalm ente, la
libertad religiosa, porque sólo es perm itido al colono ser
católico, apostólico, romano, cualesquiera que sus creencias
sean”. Y, por último, ¡la negación absoluta de toda g aran
tía, h asta la de la existencia...!”
En efecto, ¿cómo pensar que abrieran frag an tes las.
flores del ingenio cuando el frío del egoísmo político-social
todo lo enervaba?
“¿Cómo extenderse las impalpables m anifestaciones de
la idea sin campo alguno de estímulo y cuando al pedirse,
por ejemplo, una Universidad, contestaba nada menos que
el Monarca, que no convenía se ilustrase a los am erica
nos? (13).
Una razón sem ejante movió a los habitantes de Mé-
rida a pedir a la Corte de Madrid igual gracia p ara un Se
minario que tenían; m ás se la negó Carlos IV, a principios
del siglo XIX, “porque S. M. no consideraba conveniente el
que se hiciese general la ilustración en A m érica” (14).
(13) Repertorio Americano, tomo I, pág. 244 - 1826.
(14) Resumen de la H istoria de Venezuela, por B aralt y Diaz, tomo
I, pág. 385. - - 1841.
— 38 —
“Rubor nos causa decir que no sólo era allí estorbada
la enseñanza pública, más prohibida a veces formalmente.
Ahí está la real cédula del buen Rey Carlos IV que prohibe
la creación de la Universidad de Mérida, y en la que, sin
esbozo alguno, declaran los Ministros que S. M. no creía
conveniente se propagase la ilustración en América. No
parece sino que se estimaba la ignorancia de los colonos
como un elemento conservador de su fidelidad a la corona
de E spaña” (15).
Y cabe aquí aplicar a Venezuela el mismo bosquejo
que con respecto a Filipinas ha trazado el doctor Pardo de
T a v e ra :
“Toda la enseñanza dada, desde los primeros días de
la soberanía española hasta su terminación, se caracterizó
por su exclusivismo. Tendió siempre, consiguiendo su ob
jetivo, a no ensañar más que aquello que fuera genuina-
m ente español y absolutam ente aceptado de la ortodoxia
católica más tradicional.
“No sólo enseñó que la civilización española era la me
jo r y que la ciencia enseñada por la escuela española ca
tólica era la única buena, sino que condonó toda idea mo
derna, confundiendo en el mismo desprecio y en el mismo
anatem a la ciencia experimental y todo ensayo que la razón
hum ana hiciera para pensar sin subordinarse a la trad i
ción y a las influencias de fórmulas religiosas empíricas”
(16).
En corroboración a todo lo que dejamos anotado y
p ara m ejor evidenciar el ingrato sistem a puesto en prác
tica, es de recordarse que 1816 el mismo Pacificador Mo
rillo escribía al teniente coronel Nicolás Ceruti, Goberna
dor de Guayana, “que cortara la cabeza a el que supiera
leer y escribir, como lo hacía él en Nueva Granada...”
“Tal estado de cosas no podía producir como conse
cuencia sino la paralización de todo esfuerzo intelectual,
(15) M arqués de Rojas, Biblioteca de escritores venezolanos, pág.
10. Introducción. — 1875.
(16) T. H. Pardo de Tavera, Reseña histórica de Filipinas desde
su descubrimiento hasta 1903, pág. 31. Manila 1906.
— 39 —
coartado el pensamiento por las estrechas m iras de una
política estacionaria y opresiva como la que desplegó la
católica corona de E spaña sobre sus colonias en el tra n s
curso de trescientos a ñ o s. ..
¿Cómo iba, pues, nadie a pensar en el cultivo de las
bellas letras?
Y si bien es cierto que “por entonces existían (en Ca
racas) el Seminario Tridentino, erigido en 1673, y la U ni
versidad Real y Pontificia de Felipe V en 1721, en uno y
otro instituto no se enseñaba sino cánones y teología, el
latín con preferencia al castellano y algunos rudim entos
indigestos de física y filosofía peripatética. E ran ambos
planteles más adecuados p ara form ar teólogos y canonistas
que literatos. Prohibido el estudio de la lite ra tu ra y de las
ciencias políticas y encomendada la instrucción exclusiva
mente al clero, el trab ajo intelectual de los colonos se re
ducía a pláticas y oraciones de escaso m érito literario, en
alabanza y enaltecim iento de los reyes de E spaña y de sus
delegados en la asendereada colonia”. (17).
L a obra de redención llevada en A m érica tenía su ra i
gam bre en las Logias Masónicas como la tuvieron la Re
volución F rancesa y la Gran República del N orte con las.
Logias de los “filadelfos e Iluminados” . Pero en la Amé
rica del Sur fué más titán ica y hostil, ya que en este he
m isferio se infundía el te rro r bajo la acción de los trib u
nales inquisidores y la de la acción del clero poderoso.
E ste mismo clero con su corte de fanáticos se ha em
peñado al través de los años en negar por todos los medios
a su alcance, que Bolívar fué masón. ¿Pero acaso no están
allí las pruebas de sus hechos y su lenguaje estam pado en
las páginas de su correspondencia?, que prueban h a sta la
saciedad que estaba aureolado con la luz que un día reci
biera en la Logia Lautaro, y como prueba irrefu tab le de esa
aseveración, oigamos sus propias palabras estam padas en
las memorias de O’Leary, tomo I, pág. 258, dirigidas a los
Gobernadores del Arzobispado de C undinam arca:
(17) M arqués de Rojas, obra citada.
“La guerra es un mal, pero mayor lo es la opresión y las
medidas que la conservan. Trabajándose generalmente en,
la América para destruir la tiranía española, la falta de
unión, la falta de un gobierno general respetado en todas
las partes del territorio incapaz de resistir con todas laa
fuerzas y de oponer la energía entera de la Nación al ene
migo verdadero propendía a conservarla en la Nueva Gra
nada. Rem ediar tam año mal ha sido el objeto de que me
encargué, para ah o rrar la sangre de mis hermanos, cuya
efusión dolía a mi corazón, propuse muchas veces una ca
pitulación en que nada pedía que no fuese conducente al
bien común. El Gobierno de Cundinamarca inconsulto en
sus medidas, no quería sino la guerra; y careciendo de los
medios eficaces para hacerla, ocurrió a otros fundados so
lam ente en la religiosidad o en el fanatism o de la multitud.
Tal es la pastoral que U. S. S. como Gobernadores del
Arzobispado dirigieron a estos diocesanos el 3 del corriente.
Denigróse en ella de mi carácter y se me pintó impío e irre
ligioso, se me excomulgó, se incluyó en la excomunión a
toda mi tro p a; se me dijo autor de la m uerte y la desolación
de estos países, y se aseguró que todo mi ejército, sin
ningún sentim iento de humanidad, venía a atacar nuestra
santa e inviolable religión, sus Ministros y altares, sus rentas
y alhajas, y aún las mismas vírgenes y vasos sagrados”.
“Medios tan bajos han sido siempre reprobados de las
naciones cultas, y U. S. S. mismos han sido testigos de que
m ás humano hacia el pueblo de Cundinamarca, que su
propio Gobierno, me abstuve de cuanto me perm itía el de
recho de la guerra sobre la mayor parte de la ciudad que
habían ocupado mis tropas; busqué constantemente la paz
y acepté, cuando dos días más de sitio bastaban para hacer
perecer la pequeña guarnición de la plaza mayor, una ca
pitulación que yo mismo había propuesto antes del comba
te, y la única que yo y mi ejército podíamos desear. La
capitulación ha sido publicada y ustedes habrán visto si po
día m ayor moderación ni mayor generosidad de mi parte, ni
m ejor conducta de parte de un ejército que se había abierto
entrada por la fuerza”.
“El honor del gobierno a que pertenezco y el senti
miento de lo que me debo a mí mismo y mis valientes,
exigen una reparación. Jam ás he tomado las arm as sino
p ara lib ertar; y en medio de los combates he confiado
siempre en que mi religiosidad contribuyese a mi fortuna.
Espero que U. S. S. más justos de lo que fueron en aquella
ocasión, procuren reponer mi opinión a los ojos de la m ul
titud, por medio de una pastoral digno del M inisterio de
U. S. S. y de la verdad. Es injusto mezclar la religión en
cuestiones puram ente civiles; lo es mucho m ás valerse en
tales casos de arm as sólo útiles contra sus enem igos; lo
es más abusar así de la credulidad de un pueblo que tiene
tal confianza en sus sacerdotes; lo es, en fin, mucho más
difam ar tan cruelm ente a un ejército que no cede en piedad
a ningún pueblo cristiano y cuyo único consuelo en las ad
versidades es el sentim iento de su propia conciencia y la
sagrada religión de sus padres”.
¿Podrá seguirse engañando a los pueblos, negando la
identidad masónica de un hombre que nos habla con ese
lenguaje que no se encuentra sino entre masones?
Ese documento y otros tantos que hay en la vida del
Libertador, son bases graníticas que fueron forjadas a
golpe de m ayete y de cincel.
Los que ayer se empeñaron en calumniarlo y d estru ir
lo, son los que hoy niegan su identificación con la maso
nería, para seguir medrando el resplandor de su gloria, ya
que no podrían de o tra m anera teniendo por delante el de
lito de convivir con un excomulgado.
“O tra prueba de gran valor de que fué masón es aquella
que trae Mancini refiriéndose a los diputados de Caracas,
Simón Bolívar, Luis López Méndez y Andrés Bello en su
libro ya citado, pág. 320.
“Los Diputados de Caracas eran ahora los fervientes
comensales de G rafton Square. Allí eran presentados por
M iranda a todas las celebridades de Londres. José L an
caster entre otros, cuyo famoso sistem a hacía entonces
furor, recordaba m ás tard e al L ibertador que se había con-
— 42 —
vertido en protector suyo, (18) “los largos discursos con
que, decía él, expresaba yo compendiosamente mi método
a los D iputados de Caracas (de que tú formabas parte) en
la habitación del General Miranda en G rafton Square, Pi-
ccadilly, Londres, hacia el 26 ó 27 de septiembre de 1810.
(19).
“Bolívar recibió entonces del Precursor en persona el
Supremo Grado de la iniciación de la “Gran Logia Ame
ricana” y repitió, dándole esta vez todo su sentido, las fór
mulas que a poco había pronunciado ante los adeptos de
la Logia de Cádiz” (20).
Una de las falsas pruebas que presentan los enemigos
de la Masonería, para decir que Bolívar no fué masón, es
el decantado Decreto del año 28 contra las “Sociedades
Secretas”.
¿Fueron acaso esos cuerpos secretos donde se fragua
ba la calumnia y odio, templos donde se venera a Dios y la
Caridad tiene su culto? No! esos fueron antros de des
prestigio, donde sólo la ambición campeaba en la mente de
aquellos ingratos.
En el Tomo III, pág. 124, define O’Leary en sus Me
m orias, cuales fueron los grupos a que se refirió el famoso
Decreto. Veamos:
“Por aquel tiempo se formaron sociedades secretas
que se denominaban Círculos”, cuyo objeto principal eri*
m inar la reputación del Libertador y sem brar la descon
fianza entre las diferentes secciones que componían a Co
lombia, desconfianza que tan amargos frutos debía dar
después. El Círculo principal residía en Bogotá y constaba
de doce individuos, cada uno de los cuales era Jefe de Círcu
lo Subalterno, que se componía también de doce miembros
(18) De 1824 a 1829, cuando Lancaster emigrado en América trató
de organizar la enseñanza mutua en Colombia, tuvo que renun
ciar a ella a la muerte del Libertador. Lancaster falleció poco
después, en situación precaria en Montreal a la edad de 62
años.
(19) Carta de Lancaster a Bolívar. 9 de julio de 1824. O’Leary, To
mo X II, Pág. 244.
(20) V. Supra, Lib. I, Cap. III, Párraf. 3.
— 43 —
y así sucesivam ente se form aban otros en las Provincias
que estaban en correspondencia con el Central de Bogotá.
P or medio de esta organización de que eran principales
Directores Santander, Soto, y Azuero, se m antenía agitado
el país y se consitaban odios contra el Libertador, hacién
dole aparecer como enemigo del pueblo y prom otor de
planes liberticidas” .
Ya podrá comprenderse cuanto hay de falso al decir
que el Decreto fué contra las Logias.
¿Acaso es perm itido que los profanos entren a tra b a
ja r en las actividades de las Logias? ¿Y no está compro
bado que en esos círculos quienes m ilitaban eran profanos
de una insana conducta, como, Soto, Azuero, Obando en el
Ecuador y B ustam ante en Lima, para no m encionar sino a
los más destacados de esa corte fu n esta? Sólo Santander era
masón, pero ya es demasiado conocida su ambición desde
la defección de La G rita cuando la Campaña Admirable en
ol año 13, h asta la n efasta noche Septem brina, cuando la
heroica M anuelita salvó la vida del G rande Hombre.
No podía ir el Decreto contra la Masonería, porque
ella jam ás se h a visto envuelta en crímenes horrendos como,
el de Berruecos, obra del Círculo que actuaba en El Ecuador,
encabezado por Obando. Ni podía ser obra de las Logias la
sublevación de B ustam ante en Lima, quien tam bién era
Jefe de un Círculo en dicha ciudad. ¿Cómo podríamos ca
lificar el eterno borrón del 25 de septiem bre? Los nervios
se crispan, la m ente se tu rb a y aún la plum a mism a se re
siste a describir ta n ta felonía. Cicarios de los Círculos Se
cretos fueron los autores de tanto mal, en quienes tenía
que recaer el famoso Decreto y no en la M asonería que sólo
predica la fratern id ad entre los hombres, el progreso de
los pueblos y el despojo del fanatism o y la superstición
en todo ser humano. Pero dejemos a los farsan tes m as
cullando sus prédicas y volvamos a buscar las raíces de
n uestra aseveración, para d ejar sentado para siempre, que
la obra de los Libertadores tuvo su origen en el fuego sa
grado de la Masonería.
44 —
Ya para term inarse este libro, ha sido publicado en la
fam osa rev ista “E L IT E ” N 9 1609 del 28 de julio de 1956,
un documento probatorio, de que Bolívar fue masón; docu
mento que viene precedido de un artículo narrativo, de cómo
fue el hallazgo, lugar y forma de obtenerlo, por el no menos
talentoso escritor e historiógrafo venezolano, Don Ramón
Díaz Sánchez, a quien debemos felicitar por tan notable
acontecim iento; ya que con este histórico Documento, se des
corre el velo de la duda a muchos escritores, y la tenaz con
tum acia de los enemigos de la masonería, en negar la iden
tidad de Bolívar con la Institución.
Nosotros los masones que nos hemos compenetrado de
su obra por medio de sus cartas, proclamas y acciones, no
hemos dudado nunca de su INICIACION en la Logia Lau
taro de Cádiz y la CONSAGRACION de Maestro, por manos
del ILUSTRE Don Francisco de Miranda, en Londres, cuan
do fue comisionado con el Hermano López Méndez.
He aquí el artículo de la revista “ELITE” .
¡Sí, Bolívar fue masón!
El escritor Ramón Díaz Sánchez, en su último viaje a
Europa, hizo un descubrimiento de gran valor para la his
toria de Simón Bolívar. Encontró el documento original
que prueba el ingreso a la masonería del futuro L ibertador;
hecho discutido o puesto en duda por más de un historiólogo.
Una de las prim eras visitas de Díaz Sánchez en la ciu
dad de P arís fue al editor M. Sorlet, director de “Nouvelles
Editions L atines” que lanzó la versión francesa de la novela
“Cumboto”. Sorlet estuvo en Caracas hará algo más de un
año e hizo una exposición del libro francés en los altos de
la plaza Diego Y barra, en El Silencio. Eran, así, buenos
amigos el escritor y el editor. Y, entre palabras y palabras,
recuerdos y proyectos, apareció que el Director de las edi
ciones estaba especializado también en el negocio de docu
mentos valiosos.
— “Tengo algo relacionado con Venezuela, dijo M. Sor
let. Y Díaz Sánchez vió, sorprendido y jubiloso a la vez, que
se tra ta b a de un documento original, en el que contaba al
pie la firm a autóg rafa de Simón Bolívar. Leído el texto,
apareció que era el acta de la sesión en que Bolívar fue reci
bido masón, en el grado de Compañero. El au to r de “Guz-
m án”, miembro, además de la Academ ia de la H istoria,
negoció en seguida tan valioso original, cuyas copias fotos-
táticas ofrece hoy “E lite” a sus lectores.
— “Mi propósito, al adquirir esta hoja, única sin duda,
nos dice el novelista e historiógrafo, fue doble: lograr por
este medio la aclaración de un hecho íntim am ente relacio
nado con la vida del Libertador, y actu ar como vene
zolano, en presencia de un documento que le corresponde a
Venezuela.
— ¿Cómo lo consiguió M. Sorlet?
—Seguram ente en la misma form a en que habían lle
gado a sus manos las ta n tas piezas valiosas, en cuyo negocio
se ocupa. Alguien debió de habérsela ofrecido; lo examinó
y lo compró. .
—Díaz Sánchez, una vez llegado a Caracas, se preocupó
de hacer exam inar la hoja por uno de los más expertos pa
leógrafos ; y en el inform e correspondiente consta la certifi
cación del severo análisis realizado y de la autenticidad del
documento. Hubo gran interés en com parar la firm a de
Bolívar con las muchas que de él se conservan y se la halló,
asi mismo auténtica”.
S í, B o lív a r f w m a s o n !
E
L escritor Ramón Díaz Sánchez, en su te relacionado con la vida d el Libertador, pudiéndose leer e l texto, en copsecuefic
ultim o viaje a Europa, del q ue re y actuar com o ven ezolano, en presencia con toda claridad.
gresó h ace poco, h izo un descubrim iento de un docum ento que le corresponde a
do gran valor para la historia de Simón Venezuela I K< \ l > t t « I O N tH .I Y» I A
Bolívar. Encontró e l docum ento original —¿Cóm o lo con sigu ió M. Sorlot? Que Bolívar h aya sido m asón , lo i
q u e prueba e l ingreso a la m asonería del —S egu ram ente en la m ism a forma en sostenido num erosos autores, del pa»
futuro Libertador; hecho discutid o o pues. que h ablan llegad o a s u s m an os la s tan sig lo y d el p resente M ucho a n te s ,
tn en duda pur m ás de un hifttoriólogo. ta s p iezas valiosas, en cu yo negocio se que se descu b riese e l “Diario de Búa
Üfe le la* primeras visita s de Díaz Sán ocupa. A lguien deb ió d e h abérselo ofre m anga" d e L ouls Péroux d e Lacroii
che* en la ciudad de Parla fu e a i editor cido; lo ex a m in ó y lo compró. se lan zase ia primera ed ición <19121.«
M. Sorlot, director de “Nou vellos E ditions Diaz Sánchez* una vez llegad o a Cara e s la obra donde e l propio Libertador < » al fc M o r KntMto ha« »co » c w u «1
Latines" q ue lanzó la versión francesa de cas, se preocupó de hacrr exam in ar la clara q u e Ingresó a e s a en tid ad, el ge m «taja «a* está para ibnnm tm . habitado Uto
1¿ novela "Cumboto” Sorlot estu vo en hoja por uno de tos m á s expertos paleó ral M itre en su “Historia de Belgrtuf aakataae ia aptafcte de k» W> (tara t» aMMÉa y « n -
Caracas hará alg o m ás de un alto e hizo gratos; y e n e l inform e correspondiente (tom o III, cap itu lo 23» reveló e l date ovtauo favaraHa. al S: «afear h» M m touto * Tea»
alo » dataah * tai *
una exp osición d el libro francés en los consta la certificación d el « v e t o a n á lisis añ ad ió el te s to d el Juramento adtck>«¡ efe-i del Tnwa ti
altos d e la plaza D iego Ibarra, en El Si realizado y d e ia au ten ticid ad d el docu que se lee e s ig la a loa Iniciado-- Juí Sai VItKaato ha fra_____ ________ ___
lencio. Eran, asi. buenos a m ig o s e l e s m ento. Hubo gran interés en com parar Mancinl (“Bolívar y la em ancipación «a de W B tt «S* l Al»»a*« *
•* • trtpn halan. ____
critor y e l editor. Y, entre p alabras y pa la firm a d e Bollvur eo.i J a s m u ch as que la s colon ias esp a ñ o la s“, tom o 1, caplté a • ta u M u «a la Coturno*
labras, recuerdos y proyectos, apareció que de él se conservan y se la h alló, a si m is III) reafirm ó la aserción Pero asejja
el Director de la s edicion es estaba esp e mo. auténtica- que e l ingreso se produjo en Cádiz; di
cializad o tam bién en e l n egocio d e d ocu que queda rectificado con el docum*»
m ento* valiosos. que ahora pubücamou. Lo q u e se let A La Taw O A w iv m
—T engo a lg o relacionado con V enezu e El docum ento ; u n a hoja de un libre el "Diario d e Bucaram anga" e s lo slgulf
la, dijo M. Sorlot. Y Diaz S ánchez vió, fie acra*., la hoja n ú m e r o 1 15. S e advierte te: “H abló e l Libertador de la masón«!- Vttta par Meaeutw Or.
sorprendido y Jubiloso a la vez, que *e uue fu e cortada del volum en , aprovechan diciendo que tam bién é l habla tenido«
trataba de un d ocum ento original, en el cióla sólo en la m itad, de arriba abajo. curiosidad de h acerse Iniciar para veri
que constaba a l pie ia firm a autógrafa de En esa m itad consta com pleta e l acta, eo cerca lo que eran a q u e llo s misterio*,;
Sim ón Bolívar, Leído el texto, apareció mu podrá verse en la s fotocopias que se que en París se h abla recibido de Me
que era e l acta de 1« sesión en q ue Bo insertan aquí. Al reverso, h ay cortada tro" (p ágin a 107 de la edición d e Ma<
livar fu e recibido maHÓn. en el grado de por la m itad otra acta, a l fin al de la cu al 1924« El docum ento en contrado por
Compañero. El autor de "GwzmAn", m iem pueden verse dq» d e la s firm as que apa-' Sánchez, no se refiere al grado de Mai
recen en e l anverso. Rl papel, alg o a m a sino a l in m ed iatam en te anterior, ou« Vite!
bro, ad em ás, de la Academ ia de Historia,
negoció en segu id a tán valioso original,
cu yas cop las fotostáticas ofrece hoy “Eli
rillen to. trae egfc m arca natural de a ñ il
gtiedad, propia de a q u e llo que fu e u tili
e l d e Com pañero, o sea el segundo
primero, de Ingreso, se llam a Aprendí
A:étt ».
le' a su s lectores. zado h ace s ig lo y m ed io, y e l corte de 1« segú n lo s M an u ales d e m asonería ? r Mu * AadoMil:
—Mi propósito, a l adquirir esta hoja, hoja, hecho con tijeras, revela, por lo irre pueden com prarse en cu alqu ier libro;
única sin duda, nos dice el n ovelista e
historiógrafo, fue doble: lograr por ese m e
gu lar, el nerviosism o de q uien lo efectuó,
en acto sin duda clan d estin o. La tinta,
T enem os uno a la vista, ed itad o en Mft
co (1950) por e l autor esp añ ol Luis Ut n i (JTH>l 11 Mirili
dio la aclaración de un hecho tntlm am en- negra, s e conserva en ex c elen te estado. bert Santos. Jwuwe 4» ia S « a
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— 47 —
piad, sino a su “querida prim a” Fanny du Villars. El acta
dice que se le da el segundo grado masónico al “hermano
Bolívar”, recientem ente iniciado, por que va a em prender un
viaje. Puede colegirse, por tanto, que ingresó a la F ra te r
nidad en la mism a ciudad de P arís, poco antes de esta fecha
del A cta; pero no pudo v iajar en seguida, como lo tenía
resuelto, entre otras razones quizás por que no le llegaron
las rem esas de dinero que aguardaba. Em prendió el retorno
el año siguiente, y en esos meses debió de haber sido elevado
al grado de M aestro — el grado tercero— de que habló en
el “Diario de B ucaram anga”.
La preparación de la independencia en toda la p arte his
pánica de América se hizo a través de la m asonería. La
“Gran Logia A m ericana” de Londres era el punto desde
donde el general M iranda operaba; y fue él en persona quien
hizo ingresar a la institución a muchos que fueron más
tard e los dirigentes de la gu erra lib ertaria en Venezuela, la
Nueva Granada, A rgentina, Perú, Chile, Ecuador, México,
etc. P or otra parte, Mancini, en coincidencia con muchos
autores, dice que los años 1804 y 1805 fueron los más b ri
llantes para la m asonería: “Los príncipes, los m ariscales
de Francia, los oficiales, los m a g istrad o s; todos los hombres,
en fin, notables por su gloria o consideración, ambicionaban
hacerse iniciar”. Y añade: “La intim idad que con ellos
m antuvo Bolívar, al mismo tiempo que era la m ás a pro
pósito para afirm arlo en sus resoluciones, contribuía a m a
d u rar su carácter y a desarrollar su esp íritu ”. E stas y
otras debieron de ser las razones y circunstancias que hicie
ron que el futuro L ibertador se hiciese masón.
Hacia 1828, año del “Diario de B ucaram anga”, ya Bo
lívar se había retirado de la m asonería. Y eran precisa
m ente numerosos masones neogranadinos los que le comba
tían acervamente. De ahí que se expresara contra los inte
grantes poco dignos de la entidad. Dijo “que en las Logias
había encontrado algunos hombres de mérito, bastantes fa
náticos, muchos em busteros y muchos tontos burlados”.
— 48 —
cc en la historia, probatorio del ingreso de Simón Bolívar a
la m asonería. E sa es la trascendencia que tiene, pues da
fe de algo que ha sido puesto en duda y que tiene impor-;
ta n d a en la formación mental y espiritual del Libertador.
CAPITULO I I I
— 50 —
todos los caminos de América hasta culminar en la Repú
blica de Bolivia.
Los invasores de Chacachacare, que venían aureolados
con el resplandor del sol de P atria, reforzaron el grupo de
Cumaná, y redoblan la tenaz campaña para desaparecer los
lúgubres dictados de la Inquisición, que sumían al pueblo
en la ignorancia y la superstición. (23). Este grupo que
más tard e se convirtió en el terro r de los aguerridos espa
ñoles, fueron Santiago Mariño, José Francisco Bermúdez,
Domingo Montes, Agustín Armario, Antonio José de Su
cre (24), Manuel Rivas, Miguel Aristeiguieta, Andrés Caba
llero y otros tantos que sería largo enumerar, quienes echa
ron a andar en aquel jirón de patria los primeros pasos
de la República con su bandera de Libertad, Igualdad y
F raternidad.
De su actuación y requerimientos la Gran Logia de
M aryland, constituye en Cumaná la Logia Perfecta Armonía
con el N 1? 74, que estuvo bajo su jurisdicción hasta 1823,
siendo su prim er Venerable Maestro Don José Graü.
El mismo movimiento, como en otras ciudades tenía
lugar en Barcelona, donde ya se había prendido la raíz, que
un día sembró Miranda en la ciudad de Londres.
(23) Archivo de la R :. L :. “Perfecta Armonía N* 2” del Oriente
de Cumaná, hoy en poder de la R :. L :. “Bella Altagracia
N* 24”.
(24) Apenas encontramos el nombre del Mariscal Sucre en un libio
de Actas de la “Perfecta Armonía” de Cumaná para 1811.
Mas la Providencia nos ha favorecido, para probar que Sucre
fué Masón, proporcionándonos un documento que no se puede
desmentir por la calidad del personaje que lo trae y la refe-
referencia histórica en que actuó Antonio José de Sucre, he
aquí el texto: “Al consolidarse la República con semejante
blasón, el Mariscal de Ayacucho tuvo oportunidades para reu
nir en fraternales Asambleas a los masones Chuquisaqueños,
Libráronse de la acción desvastadora de los motines militares
algunas actas por los cuales venimos en conocimiento que el
insigne masón Antonio José de Sucre, daba cuenta de sus planes
a los H :. H :. y les consultaba sobre las represiones que adop
taría por la disipación de los frailes y la ociosidad de las
m onjas a quienes redujo a estrechos límites, convencido de la
misión de impedir como gobernante que la juventud, reclamada
por menesteres urgentes en un país pobre, se dedique a la vida
contemplativa o a la inmoralidad repudiable. (Fragmentos del
discurso del Gran Orador de la Gran Logia de Bolivia, H :.
A ngel Salas, y tomado del Boletín publicado para las Bodas
de P lata de esa misma Gran Logia, 1929-1954).
— 51 —
La Respetable Logia “Protectora de las V irtudes I.”
P rim era Logia Venezolana en orden numérico, fue constitui
do Triángulo Masónico en la ciudad de Barcelona, el 24 de
junio de 1810. Más tarde, el l 9 de julio de 1812 entró en
función de m archa con su prim er Venerable M aestro, Licen
ciado Diego B autista U rbaneja, asistiendo a la tenida E x tra
ordinaria de Instalación, los Ilu stres Hermanos, Don Manuel
Carias, Don José M aría Otero G uerra, General José Tadeo
Monagas, Don Juan Maimó, Don Rafael Meneses, Cnel. A.
Brito, Gral. Juan Suárez, y como visitadores, los II:. H H :.
Gral. Carlos Soublette, Don Fernando Peñalver, Gral. Rafael
U rdaneta y Don Pedro Gual.
P ara estos tiempos n u estra g uerra emancipadora, cru
zaba por una de las etapas de m ayor peligro p ara la P atria,
era en las augustas columnas de la “Protectora de las V irtu
des”, en donde estos destacados H H :. paladines, cam biaban
ideas acerca del deber en que estaban como masones res-
pansables, de sacrificarlo todo en bien de n u estra p atria
esclavizada. De allí de esas columnas salió p ara esa fecha
la consigna, “Vencer o M orir”.
Más tarde el Licenciado Diego B autista U rbaneja se
expresaba como sigue: “E ste grupo de masones que hoy
estabilizan las columnas de la Lg:. Protectora de las V irtu
des N? I en el Oriente de la República, celebraron durante
once años sus tenidas en los cam pamentos de batalla, o cara
al enemigo en pie y al orden, sin otro m allete que el estam
pido del cañón, disparando en cada oportunidad las baterías
de campaña, en consigna perm anente por el afianzam iento
de la Libertad y la Ju sticia”.
En 1824, consolidadas las labores en el Templo y bajo la
veneratura del I:. H :. Don Juan Manuel Cajigal, siguió su
curso ininterrum pido, que h asta esta fecha sigue rindiendo
culto a Dios, al bien humano y a la cultura de los pueblos.
En el mismo año aciago de la contienda en 1812, fú n
dase en Maracaibo la R :. L :. “R egeneradores”, según memo
rias suscritas por los H H :. Pedro Bracho, su Venerable
M aestro y W. Briceño Méndez, su Secretario Protém pore y
publicadas en 1873.
— 52 —
CAPITULO I V
— 53 —
viría de m utua ayuda de los hombres y de filantropía ante
la torm entosa situación del pueblo. Aquel m arino acostum
brado a luchar se dió a la tarea de fab ricar las joyas y reu n ir
los elementos que requiere una logia p ara su fundación. Así
nació la prim era logia en Carúpano, la cual pusieron el pom
poso nombre de “PATRIA ”, pero como todavía no existía en
Venezuela un Gran Oriente, se vieron en el caso de poner la
Logia en instancia, bajo la soberanía de la Gran Logia de
Velmont (N orteam érica).
Una vez hechas las correspondientes comunicaciones se
dieron éstos a la ta re a de propaganda, atrayéndose así a
muchos adeptos, quienes más tarde fueron figuras en la
Institución y en la República.
P ara fines del año recibieron todo lo concerniente a la
instalación y “el 2 de diciembre de 1814 quedó constituida la^
Logia “PATRIA ” en una casa propiedad de Pedro Nolasco
G uerra, al pie del cerro llamado de la “M uerte”, cuya direc
tiva se constituyó así:
Venerable M aestro Charles Me Tukers
P rim er Vigilante M orris Thompson
Segundo V igilante Manuel Quesada
Orador Adolfo F e rre tti
Secretario Melard Adophe
Tesorero Ramón Maneiro
E xperto José del Lago
H ospitalario Edwad Lewis.
Fue tanto el entusiasm o y sim patía que sintió aquel
pueblo con tal acontecimiento, que ya p ara el 27 de diciem
bre del mismo año empezaron a promoverse las iniciaciones.
En 1815 a mediados de este año, el auge de la Logia
había crecido de tal suerte, que contaba con cincuenta y cua
tro miembros activos, contándose entre ellos los patriotas
José Nicolás Salazar y Braulio G uerra, quienes venían sir
viendo en las cam pañas de 1812 y 1813 con tal propaganda
en contra del gobierno colonial en aquella región, esto tuvo
— 54 —
F
por consecuencia el traslado a ésa del “Brigadier Morales,
cuyo prim er acto criminal fue sacrificar sin piedad a Salazar
y a G uerra, señalados por su adversión a los realistas”. Esta
Logia tuvo un fin trágico, pues días después del sacrificio
de Salazar y G uerra, el Brigadier Morales ordenó la matanza
de todos los masones, salvándose únicamente tres, Mayz,
Correa y M aristani, quienes se salvaron dentro de un algibe.
pasando todo ese año sin ningún movimiento efectivo, pero
el fervor masónico quedó latente donde se había regado la
sangre de los m ártires.
“Discurrieron los primeros meses de 1816 sin que se
registrase ningún suceso de importancia para la Masonería
en Carúpano, h asta el l 9 de junio que apareció Bolívar en el
P uerto con su expedición de Los Cayos, atacó al español Pini
nos que guarnecía la plaza y ocupóla sin gran resistencia
de p arte de los españoles”.
“Inform ado Bolívar que era Masón grado 3^, de las
atrocidades cometidas por Morales, quiso visitar los sitios
manchados con la sangre de las víctimas, arengó al pueblo
que le seguía a todas partes, haciéndole inspirar confianza
en la victoria de las armas republicanas, y por último
parado sobre el montón de tierra donde existió la Logia
invocó a presencia del Pueblo, al Gran Arquitecto del Uni
verso y dictó y firmó el célebre Decreto por el. cual decla
raba libre a todos los esclavos que empuñasen las armas
contra la opresión tiránica de España”.
Otro suceso de capital importancia, donde la masonería
influyó grandem ente, fue la Asamblea presidida por el Li
cenciado Diego B autista Urbaneja y compuesta por Cruz
C arrera, Mariano de la Cova, Juan Manuel Salazar, Juan
B au tista Meaño, Juan Alcalá y Juan Francisco Mays, todos
masones, para pedir la unidad del Gobierno, reconociendo
a Bolívar y a Mariño, Como Primero y Segundo Jefe del mo
vimiento Libertador, quienes habían sido desconocidos el año
anterior, por la defección de Piar y Ribas. Reconocidas las
autoridades para el 8 de junio, los masones se dieron a la
ta re a de reforzar sus contingentes, con el fin de restablecer
la Logia, más la exigencia de la guerra y la movilidad de
— 55 —
la campaña, no dejaban estabilizar a los hombres, pues era
necesario com batir donde quiera estuviese el enemigo.
Pasaron los años y ya declarada la paz en el año de
1823, los masones se movilizaron y compactaron, viendo el
colmo de sus deseos coronados el 27 de diciembre de 1824
con la fundación de la Respetable Logia “V irtu d ” presidida
por don Francisco Mays. (25)
Solemnemente se reunieron en Caracas el 16 de abril
de 1823, los ilustres masones: Licenciado Francisco Aran-
da, Licenciado Diego B au tista U rbaneja, Andrés N arvarte,
José Santiago Rodríguez, Judas Tadeo Piñango, José Remi
gio M artín, Rafael Lugo, José De Lima, Marcelino de La
Plaza, Manuel Echeandía, y Ju an Lovera, todos Proceres
de la Independencia, con el laudable fin de fu n d ar una Lo
gia, cam biadas las ideas y oídas las argum entaciones que
cada quien em itía, surgió el nombre de “F ratern id ad Colom
biana”, quedando la Logia consagrada con ese nombre e in
corporada desde ese momento a la gran fam ilia masónica
con residencia en Venezuela. (En la reorganización del
Gran Oriente de Venezuela en el año de 1838 quedó con el
sólo nombre de “F ratern id ad N9 4” , cuyos trab ajo s no han
cesado h asta hoy, dando pruebas de bien y de una encau
sada disciplina.
Corroborando más n u estra creencia, que la masonería
con M iranda y los demás Paladines Americanos, influyó
grandem ente en las contiendas de independencia y afianza
miento de la libertad, fundándose logias en los lugares de
m ayor efervescencia, como Caracas, Barcelona, Cumaná,
Carúpano y p ara el año 18 A ngostura; copiamos te x tu al
m ente de los “Anales de G uayana”, pág. 396 y 506, del
doctor B. Tavera A costa:
— 56 —
bilitó uno de los departam entos del edificio del colegio, en
el cual m ás tarde se instalaría el Congreso, que en ese año
convocó el Libertador.
E sa logia se denominó “Concordia” y en ella fueron
iniciados el general Montilla, que era a la sazón Gobernador
de la Provincia, el capitán José Padilla, comandante de la
escuadrilla republicana y tres comerciantes ingleses (¿Ha-
milton, Anderson y K arinton?).
“Después de la logia “Concordia”, que en 1818 fue la
prim era que se estableció en Angostura, instalóse la logia
“E strella del Oriente de Colombia”, bajo los auspicios del
Grande O riente de Edinburgo, el 14 de mayo de 1845. El
4 de abril de 1853 reformó sus estatutos, que están firm a
dos así: Adolfo Wuppermann, Venerable Maestro; Merced
Ramón Montes, P rim er Celador; Theodor Monch, Secreta
rio; José Simón Marzán, Prim er Diácono; Ascanio Negretti,
Segundo Diácono. Estos estatutos fueron aprobados por la
Gran Logia Provincial de Guayana, fundada en 1845, tam
bién bajo los auspicios del Grande Oriente de Edinburgo.
Fue su G ran Maestro, Florentino Grillet y Secretario Theo-
dore Monch.
E sta Logia se extinguió, para aparecer el 26 de octubre
de 1854 la actual Logia “Asilo de la Paz”, reunida en ins
tancia el 12 de julio anterior. Fueron los primeros digna
tarios y oficiales de ese taller las siguientes personas: José
S. M arzán y José Fermín Carreño, respectivamente, ambos
grado 18; José Ramón Serrano, Orador, grado 3; Secretario,
Pedro Mares, grado 3; Francisco Antonio Serrano, Tesore
ro, grado 3; y Hospitalario, Amador Arias, grado 3.
La carta constitutiva de esta Logia fue expedida por
la Gran Logia de Venezuela, el 17 de agosto de dicho año,
bajo el número 34, y el 23 de agosto de 1865 se lo rectificó
el número 34 por el 13 con que hoy se distingue.
“Los primeros que se iniciaron en esta Logia fueron
los siguientes individuos: Emeterio Emazábel, Sandalio
Alcalá, Ramón Afanador, Domingo Padilla, José Tadeo
Ochoa, Eugenio y Juan Bautista León, Manuel Antonio
— 57 —
Urbina, Juan B autista F arrera, José Molero, Jorge Media-
villa, M atías Lovera, Bartolomé Somoza, Nicolás W. Holms-
quist, Carlos Sengbusch, Máximo Hernández, José Felipe
Silva, Alejandro Mantilla, Manuel Antonio Mediavilla, B ar
tolomé Salóm, José B ernardo Agesto, Rafael A risteguieta,
José Antonio Franco, y otros más, quienes la m ayor p arte
pertenecían al “Liberalism o” regional.
Anexos a esta Logia se establecieron el Capítulo “Paz
de G uayana” número 14, el II de febrero de 1863, y el Con
sejo Kadosch “G uayana”, número 4 el 3 de noviembre de
1876.
Debemos deducir que en el puerto de La Guaira fue,
quizás, donde prim ero la LUZ masónica iluminó las con
ciencias, pues hay que ten er presente que los m ártires Gual
y España tuvieron contacto con aquellos prisioneros que
envió España a las bóvedas de La Guaira, de los cuales se
sabe, fueron masones, por todo esto debemos recordar a
]f> Rr. Logia “U nanim idad” N° 3 de La Guaira, que había
sido heredera de una Logia llamada “G uaira” , que trab ajó
en aquel puerto y cuyos golpes sobre la piedra bruta, s ir
vieron para despertar en los hombres la idea de P a tria
Grande, independiente de toda tu tela colonial.
Conocida en Venezuela la proclama del General Páez,
dictada en Caracas el dos de diciembre de 1823, y en la
cual m anifestaba “QUE YA ESTABA ASEGURADA LA
PAZ Y LA LIBERTAD” , los masones se dieron a la ta re a
de organizar la Institución en todo el territorio. Surgió
entonces la Gran Logia de la Gran Colombia. E sta fue
instalada solemnemente, con sede en Caracas, el 24 de ju
nio de 1824 y presidida por su prim er Gran M aestro, Licen
ciado Diego B autista U rbaneja.
E sta entidad fue constituida por el comisionado espe
cial, venido de los Estados Unidos de N orte América, Don
José Corneau, quien tra jo poderes p ara ello.
Según copia autorizada, por el I:. H :. Ju an José Conde,
luchador en las cam pañas de A pure al lado del C entauro y
quien fue miembro prom inente del Supremo Consejo Masó
nico, damos a cqnocer el texto que reposa en los archivos
del Cuerpo ya citado.
masónico publicado el año 1861, por los herm anos Carlos
M. Ponte y Eduardo Pardo bajo la protección de la Gran
Logia y en el cual consta el dato oficial siguiente: Junio 24,
de 1824, Instalación en el Or. de Caracas, de la Gran Logia
de Colombia”.
(Papeles y documentos del Supremo Consejo).
En este gran día p ara la P atria, en que tam bores y
clarines echaban a todos los vientos las dianas del triu n fo
de Carabobo, fueron instalados los demás altos poderes m a
sónicos de la República, como un hom enaje a la clásica
fecha y a la memoria de los masones que sucumbieron a lo
largo de toda la cam paña emancipadora.
Con inusitado fervor se empezó a tra b a ja r en las logias
ya constituidas, por la paz y la concordia de una sociedad
que había vivido du ran te catorce años bajo el aciago im-*
perio de la guerra y, donde la guadaña de la m uerte salía
al encuentro de las criatu ras a vueltas de la esquina y al
recodo del camino.
T area altísim a y de un relieve con abultam ientos de
m ontaña, fue la em prendida por los m asones: todo estaba
por hacer, ya que en los catorce años de cam paña lo único
que había quedado en pie y se había acrecentado era el
valor y la buena voluntad p ara seguir la obra.
CAPITULO V
— 60 —
a tal punto que la mayor parte cayó en sueño para no levan
ta rse sino en el año 32, con la reorganización que nuevamen
te hizo el incansable Licenciado Diego B autista Urbaneja.
Ya en todos estos años, venía minando la idea separa
tista, y muchos de aquellos II. HH. fueron a ocupar cargos
civiles o m ilitares en diferentes lugares de la República, de
jando, por consiguiente, un vacío profundo en las columnas
de la nueva G ran Logia.
Tenemos por fuerza que traer de nuevo a colación el
baldón que los enemigos del Libertador han querido enros
tra rle con el famoso decreto “PROHIBIENDO LAS SOCIE
DADES SECRETAS” ¡M entira!!! No podía el grande
hombre ir contra la Institución Masónica, en cuyas filas
había luchado por im plantar las famosas consignas de Li
bertad, Igualdad y Fraternidad. Por otra parte, dicho de-
creto se refiere a “Sociedades Secretas” y no a Sociedades
Masónicas. Y, ¿cuáles eran esas Sociedades Secretas?
Círculos políticos donde actuaban los profanos, como lo he
dicho antes, y cuyas referencias son traídas por O’Leary
en sus fam osas “Memorias”.
He querido volver a este punto, porque muchos consi
deran que el silencio que medió en la Gran Logia de Colom
bia, en los años siguientes al 24, fué efecto del ya decantado
Decreto. No hay constancia de semejante absurdo, y prueba
de ello es que las Logias existentes para aquella época, si
guieron trabajando en todo el territorio. Allí están la»
A ctas y la correspondencia, que no cesó hasta que vino la
reorganización en 1832.
Lo que se considera paralización del Gran Oriente hasta
el año 1832 fué por la efervescencia política de aquellos días:
la desmembración de la Gran Colombia y la muerte de
muchos de aquellos paladines, durante los ocho años que me
diaron.
Nosotros los masones sabemos que el Libertador fué
un gran masón, que su obra en la América tuvo íntima rela
ción con la Institución y que jamás podría él, que clamó por
la unión h asta en los últimos momentos, ir en contra de la
— 61 —
doctrina que propaga, y que procura lo que tanto él anheló.
Ni U rbaneja, ni Páez, ni Peña, ni U rdaneta, ni A randa
ni ningún otro que fu era masón, estuvo alguna vez en contra
del Libertador por tal decreto. Mucho menos podía él decre
ta r algo en contra de la M asonería que era fuerza avasalla
dora para sus planes de unión y de engrandecim iento de la
América. Jam ás nos cansarem os de contradecir lo vil de los
propagadores del engaño, quienes esgrim en esta arm a p ara
hacer aparecer a Bolívar como un traid o r a los juram entos
prestados a la Logia “L au taro ”. Nunca anidó en su corazon
de apóstol sem ejante atrocidad. Y, estudiadas a través del
tiempo, las; distintas fases de su pensam iento y de su acción,
quedamos más convencidos de su nobleza de alma, incapaz
de ir contra la M asonería que es toda bondad y altruism o.
Consideramos que es nuestro deber acopiar todas las
pruebas que podamos obtener, p ara despejar la duda de la
actuación de Bolívar y sus conmilitones, en la masonería.
El H :. Francisco Reiguero, (de Jerez de la F rontera,
España,) donó a la M:. R :. G:. Logia de New York, dos
joyas masónicas pertenecientes al Libertador, que hoy se
conservan con celo y reverencia en el museo histórico de
dicha Gran Logia, (véase la fotografía del museo. En una
de las vitrinas donde indican las flechas, reposan las jo y as),
una de ellas la traem os en fotograbado, es el MANDIL del
GRADO 32 con que se decoraba el GRANDE HOMBRE;
eso nos dá a entender que Bolívar poseyó los altos grados
de la masonería, y en acuerdo a la lista que trae el I:. H :,
P resbítero José Félix Blanco en sus “Memorias” y publica
da por el Dr. Vicente Dávila en un boletín de la Academia
de H istoria (cuya lista aparece en este libro), considera
mos que no podía ser de o tra m anera, por su A lta J e ra r
quía política, M ilitar y Libertadora.
Oigamos al Dr. Valdivieso Montaño abogado de la Re
pública Gran M aestro de la Gran Logia de Venezuela, quien
además cita al historiador C arranca y Trujillo.
“Con arreglo a los E statu to s adoptados, las Logias que
en 1824 se congregaron por medio de sus Venerables Maes-
— 62 —
tros y V igilantes de dentro y fuera de Caracas y de un Re
presentante por las que no concurrieran, declararon “para
siem pre” no tener secreto alguno “que tendiera al trastorno
de la autoridad suprema del Estado” no depender directa
ni indirectam ente de Grandes Orientes y Grandes Logias de
países ex tran jero s; que el fin de sus trabajos sería el au
mento de la felicidad humana, inspirando amor a las virtu
des morales, “sentimientos religiosos”, la más entera fran
queza y la sumisión más estricta a las Leyes del Estado;
la igualdad de todas las Logias; la tolerancia de todos los
R itos; así como que nada que no fuera anexo a los tres
grados simbólicos, podría ser discutido ni deliberado en la
Gran Logia, debiendo considerarse que ésta, como una so
ciedad que era en el sentido jurídico de la palabra, debía
tener una constitución auténtica.
Pero tal auge francmasónico había de alcanzar en breve
gran menoscabo como así sucedió. En efecto, al año si
guiente 1826, fué agitada Venezuela por la lucha reaccio
n aria política denominada “La Cosiata”. De donde resulta
oportuno considerar aquí la especie tantas veces repetidas
de que las Logias dejaron de funcionar porque el Libertador
Bolívar prohibió sus reuniones en su decreto de 8 de no
viembre de 1828: a lo que es obvio argüir que el Decreto en
referencia no se contrajo más que a las “Sociedades Secre
ta s ” y las Logias no lo son, porque aquéllas se constituí
yen con fines meramente políticos y en sitios ocultos propi
cios a la realización de sus planes, mientras que éstas (las
Logias) institúyense con fines de acción fraternal y social
en lugares públicos; que a mayor abundamiento, el Decreto
aludido para poder englobar, además de las sociedades
confraternidades secretas a las Logias Masónicas, ha debido
expresarlo así, y al no hacerlo no pudo comprenderlas, por
la sencilla razón de que masón como lo era Bolívar, no tenía
para que echarse encima a la generalidad de los masones
que no le molestaban; y por último, “que no existiendo
Logias” en actividad en 1828, mal pudiera el Decreto de 8
de noviembre prohibir unas reuniones que no se verificaban.
“La Sociedad am ante de la Ilustración” y su subordi
— 63 —
nada y protegida la Fisiológica “de Bogotá de que habla el
historiador neogranadino G rott. (26) bien se alcanza a v er
por sus denominaciones que no fueron Logias masónicas
sino sociedades políticas, bien que encubierto su objeto con
las m iras del saber y de la ilustración científica y literaria.
Claram ente dejó ver Bolívar en su Decreto, que se refirió
a éstas cuando en él dijo: “ . . . l a s sociedades secretas
alarm an a todos aquéllos que ignoran el objeto de que se;
o c u p a n .. . ” pues que instruido como lo estaba como masón
de los trab ajo s de las Logias, y no de lo que se tram ab a en
las sociedades secretas, resalta de esto que su Decreto fué
dirigido contra las arrib a nom bradas, únicas p ara él co
nocidas, pues que con respecto a las demás de su índole,
autoriza a los Gobernadores y Jefes de Policía p ara “ave
rig u a r” si existían en sus jurisdicciones.
Desm em brada la Gran Colombia, los masones que in
tegraban la Gran Logia de esta República, pensaron desde el
año 1832 en la reorganización de la M asonería en Venezuela.
Uno de los grandes tropiezos que tuvieron fué la m uerte de
(26) Para aclarar este interesantísim o aspecto de la vida del Li
bertador, debe recordarse que ya en 20 de febrero se había
expedido un Decreto imponiendo pena de m uerte “a los que
aconsejen, auxilien o fomenten la rebelión y a todos los que
secretamente se reúnan o coligan ya en favor de los enem igos
de la República, ya contra su Gobierno y autoridades cons
tituidas”. En septiembre el General Santander apelaba a la
conjuración y al asesinato, y constituía sociedades secretas...
“que determinaron un movimiento de protesta nacional, du
rante su ausencia en W ashington para regresar él como acla
mado por los pueblos...” Florentino González, el Coronel Ra
món Guerra, Mariano Escobar y otros formaron una junta
revolucionaria con el objeto de derrocar al gobierno de Bolívar,
apoderarse de éste y de sus m inistros para poner a la cabeza
del Gobierno a Santander, quien dispondría de la suerte de los
usurpadores...” El 21 de septiembre en Soacha cerca de Bo
gotá, haciéndose desistir el propio General Santander. Para el
28 del mismo, fecha en que iba a darse un baile en la Lega
ción de México, prepararon nuevo intento de asesinato, que
fue descubierto al aprehenderse el 25 al Capitán Triana, y
anticiparon el golpe, asaltando el palacio en que dormía Bolí
var quien salvó la vida gracias a Manuela Sáenz, saltando
por una ventada. Parece pues, bien claro, que el Decreto de
8 de noviembre de 1828, al prohibir “las sociedades secretas”,
no tuvo intenciones de referirse sino a las form adas por San
tander con fines exclusivam ente políticos”.
(N ota de Camilo Carranca y T rujillo).
— 64
muchos de sus afiliados, sobre todo de aquéllos que eran
DD. y Of. Of. de la Gran Logia, sin cuya presencia les era
gravoso proceder; más llegó el año 1838, encontráronse en
Caracas los elementos humanos requeridos para el caso; se
pusieron en contacto y acto continuo procedieron a la tran s
formación e instalación del Alto Cuerpo, como sigue:
— 65 —
habitantes, no ha sido posible que la M:. R :. G:. L :. que
anteriorm ente había sido instalada y reconocida en toda la
extensión del hem isferio colombiano como el G:. O:, de
aquella República, se pusiese en conformidad y analogía con
la transform ación política que queda enunciada, reinando
por tanto en todo el tiempo que queda dicho, el silencio y la
circunspección que eran indispensables hasta su oportuni
dad, sin dar actividad a sus trabajos, m ientras que llegase
el momento a propósito de v erificarlo ; que ahora que la paz
interior y exterior de que goza el territo rio que ocupa la
República de Venezuela, ha asegurado el reposo público, y
en él se han animado todos los gérm enes de prosperidad que
ella encierra; cuando el espíritu nacional y todas las v irtu
des cívicas parecen cooperar a la conservación, estabilidad
y engrandecim iento del p a ís ; y tan preciosos bienes no pue
den lograrse de un modo perm anente e indestructible, sino
procurándose con gran esmero y tesón, la unión, am or y con
cordia entre los venezolanos; que ningún resorte es más
fu erte y poderoso para fu n d ar establem ente en la República:
el imperio inefable de la unión como la MAZ:., por cuyas
filantrópicas instituciones fué que en 1824 se esparció con
profusión sobre el territo rio de Venezuela la verdadera luz;
y su foco luminoso de moral y de virtud, extendieron sus
rayos para m ejorar el estado social; y en fin, que esta g ran
diosa obra sólo puede em prenderla la M:. R :. G:. L :. fu n
dada y establecida en este G:. O r:.
El M:. R:. G:. M:. sometió las prudentes consideracio
nes a los R R.\ miembros que se hallaban presentes, p ara
que discutiéndose con el tino y sabiduría que le son propias,
se acuerde si son aceptados, una G r.\ resolución fundam en
tal, que coincida a que se restablezca en el hem isferio ve
nezolano el orden simbólico, interrum pido tanto tiempo hace
por las razones que dejo enunciadas.
Varios RR:. miembros tom aron la palabra en apoyo
de las razones em itidas por el M:. R :. G:. M:. y después de
algunos discursos acertados por unánime votación se acordó:
P rim ero: Que la M:. R :. G:. L :. fundada y establecida
er. Caracas antes del G:. O r:, de la República de Colombia,
— 66 —
es y debe ser considerada como de la República de Venezue
la, declarándose desde este día en actividad y en toda la
plenitud de autoridad y facultad simbólica, según le conce
den los estatutos generales del orden, componiendo la parte
que le corresponde en el G:. Or:. Nacional.
Segundo: Que con el objeto importante de que este
acuerdo llegue a noticia de todos los hijos de la verdadera
luz exparcidos en Venezuela, se imprima y circule a los VV:.
M:. y demás DD:. de las Ll:. establecidas antes en este te
rritorio para que cada uno por su parte se reinstale de
nuevo, y exijan de esta R:. G:. L:. la refrendación de sus
cartas constitucionales, y queden dependientes del G:. Or:.
de Venezuela.
Tercero: Que donde no existan DD:. de las indicadas
L L :. se comisione por el M:. R:. G:. M:. a un masón de alto
grado, celoso de la propagación del orden, para que active,
form e y reinstale la L:. que antes existía, sujetándose a
este G:. O:. Nacional, y siguiendo en esta importante co
misión los estatutos generales del orden simb:. del rito an
tiguo escocés aceptado y reconocido por la M:. R:. G:. L:.
expidiéndose al efecto las competentes letras de comisión.
C uarto: Que se dirija una Gr:. plancha circular con
este acuerdo a los GG:. OOr:. de los Estados Unidos del
N orte, de F rancia e Inglaterra.
Quinto: Que por la muerte de varios RR.\ H.H:. D.D:.
y OOf:. de la G:. L:. se nombran interinamente los que
falten h asta que tengan lugar las nuevas elecciones. En con
secuencia y acto continuo, se procedió a la elección de los
funcionarios conforme al acuerdo, y terminado resultó el
cuadro del modo siguiente
G r:. M:., Diego B. Urbaneja, 33—. 1er. Rep:. José
Cordero, 33.— 29 Rep:. Manuel López Umérez, 33.— 1er.
G:. V :., José R. Martín, 33.— 29 G:. V:., José María Love-
ra, 33.— G r:. Orador, Andrés Narvarte, 33.— Gr:. Sec:.,
José M aría Pelgrón, 33.—Gr:. Guardesellos, Pedro Vaamon-
de, 18.— G r:. Capellán J. P. Hernández 18.— Gr:. Ex
perto, Bartolomé Manrique, 32.—2? G:. Experto Felipe
— fi7 —
Esteves, 3 3 .— 3er. G:. Experto, Santos Michelena^
33.— 49 G:. Experto, Ju an B au tista M onserrat, 33. 1er.
G:. M:. de C er:., Juan José Conde, 33.— 2o. G:. M:. de
Cer:., José M aría de las Llamozas, 32.— 3er. G:. M :. de
C er:., Antonio Jurado, 32.— 41? G:. M:. de Cer:., Ramón
Lozano, 32.— G r:. G uardat:. Carlos Cornejo, 33.— G r:.
D ir:. de banq:. Isidoro H. Bello, 32.— G r:. H osp:., Ildefon
so Molero, 32.— 1er. G r:. Diac:., José A ustria, 33. — 29 G r:.
Diac:., F. V. Parejo, 32. — A b j:. al G r:. G:. S:., Pedro Nú-
ñez Cáceres, 32.— (fdo.) Diego B au tista U rbaneja, José
Cordero. — Carlos Cornejo. — Bartolomé M anrique. — Ma
nuel López de Umérez. — José M aría Lovera. — José Ma
nuel Morales. — Juan José Conde. — Felipe Esteves. —
José M aría de las Llamozas. Es copia fiel. El G r:. Sec:.
(fdo.) José M aría Pelgrón”.
La m asonería en Venezuela h a tenido una tray ecto ria
gloriosa y trascendental, en las conquistas civilizadoras del
pueblo, o en los casos de grandes vicisitudes o calamidades
en que se ha visto envuelta la P atria. La instrucción públi
ca, la Secularización de los cementerios, el M atrimonio Civil
y el Divorcio, han sido apoyadas y defendidas por masones
en el Congreso de la República.
En la peste del cólera, en los terrem otos, e inundacio
nes, ha contribuido eficazmente con su altruism o, h a sta
poner su gran Templo como hospital de em ergencia ante
las autoridades de Caracas, en la llamada Peste Española
en 1918.
“Ella ha estado presente p ara socorrer a la Humanidad
en todas sus desgracias. En 1853 contribuyó a socorrer
las víctim as del terrem oto de C um aná; por los mismos años
ayudó a aliviar la suerte de las víctim as de las epidemias
de paludismo y de fiebre am arilla, que en aquel entonces
azotaron a algunas regiones de la nación; en 1855 y 56, fue
consuelo en Caracas, Valencia y otros puntos con ocasión
de la epidemia del cólera, (27) constituyendo una ju n ta que
(27) Fue en el año 1855 cuando el cólera diezmó a Venezuela y la
Francm asonería tomó el cuidado de la defensa de la Nación
y fue por esto que el Estado venezolano le dió entonces el reco
nocimiento oficial como una “sociedad eminentemente útil a la
humanidad”.
— 68 —
la presidió el altru ista fracmasón, Isaac José Pardo, Gran
Secretario del Gr. Or. de Venezuela, que arbitró fondos para
las víctim as y sus fam iliares; y como quiera que con la mor
tandad se llenaron los cementerios, ideó la Logia Esperan
za (como así lo había hecho en la “Logia Fraternidad” don
Diego B autista U rbaneja) secundado por el Gr:. Maestro
del G r:. O r:. Casimiro Hernández y por los frac-masones
Francisco Conde, Mariano Briceño y otros, la construcción
de los cem enterios de “Los Hijos de Dios” y de la “F rater
nidad” inaugurados poco tiempo después; también en todas
n u estras guerras civiles fue cooperadora en el levantamien
to de hospitales de sangre y cura de heridos; en 1878 nom
bró de su seno ju n tas recaudadoras de fondos para soco
rre r como lo hizo, a las víctimas del terremoto de Cua; y
de allí en adelante ha concurrido con sus óvolos para m iti
g a r espontáneam ente las desgracias que han azotado a la
humanidad.
A su acción hum anitaria, débese la construcción de la
Casa de Beneficencia de Maracaibo, comenzada el año de
1860 en terrenos cedidos por la Legislatura del Estado Zu-
lia, edificación hecha con dinero de los masones y en cuya
creación puso todo su empeño el antiguo Venerable Maestro
de la Logia Regeneradores, el filántropo médico Antonio J.
U rquinaona”.
Su trab ajo ha sido latente, llevando su ración de luz
y de bondad a los pueblos más apartados del territorio y
m ás allá de él. La siguiente lista nos dará un cabal cono
cimiento de su obra.
Nómina de las Logias que bajo la jurisdicción de la
G ran Logia de Venezuela se han fundado desde 1810 hasta
1955 (E :. V :.).
P rotectora de Las Virtudes . . NO 1 Barcelona 1811
P erfecta A rm o n ía ................. u
2 Cumaná 1811
P a t r i a ...................................... Carúpano 1814
U n a n im id a d ........................... íi
3 La Guaira 1823
F ratern id ad ........................... a
4 Caracas 1823
Unión ...................................... a
5 Caracas 1823
— 69 —
V irtud ....................................... Carüpano 1824
Libertad .................................. “ 5 Pto. Cabello 1823
Regeneradores .......................... “ 6 Maracaibo 1812
Esperanza ................................ “ 7 Caracas 1854
A lia n z a ....................................... “ 8 Valencia 1854
V ictoria .................................... “ 9 La Victoria 1854
Prudencia .................................. “ 10 Caracas 1854
C a rid a d ....................................... “ 11 Caracas 1855
L e a lta d ....................................... “ 12 Caracas 1855
Asilo de la P a z ........................ “ 13 Cd. Bolivar 1854
Fé ............................................... “ 14 Caracas 1855
Tolerancia ................................ “ 15 Sn. Felipe 1855
Porvenir .................................... “ 16 Caracas 1855
Unión F ratern al ..................... “ 17 Coro 1856
La E sta b ilid a d .......................... “ 18 Caracas 1860
Lealtad ..................................... “ 19 Caracas
E strella del G u á ric o ............... “ 20 Calabozo 1875
Independencia y U n ió n ......... “ 20 Pto. Cabello 1870
Benevolencia ............................ “ 21 S anta Lucia 1841
V irtud Prem iada ................... “ 21 Carüpano 1842
Orden ......................................... “ 22 C arüpano(28)
Bella A lta g r a c ia ..................... “ 24 Cumanä 1855
E strella de P a r i a ................... “ 25 Rio Caribe 1865
Unión F ratern a l ..................... u 27 Caracas 1865
Candor ....................................... “ 27 San Fdo. Apure 1865
F ilantropía .............................. “ 28 La Vela Coro 1875
Pedro Cova .............................. “ 28 U pata
E strella del A v ila ................... “ 29 Petare 1870
Equidad .................................... “ 31 Cumarebo 1874
R eg en e ració n ............................ “ 31 Caracas 1873
Borinquen ................................ “ 33 Pto. Rico 1864
Andrés Bello ............................ “ 33 Caracas
Unión ......................................... “ 34 U pata 1860
A urora de la Paz ................... “ 35 Barcelona 1870
Progreso de Sant Catalina . . “ 36 Carüpano 1887
Concordia .................................. “ 36 Guanare 1875
— 70 —
■
E strella del Llano ................. 37 Pto. Nutrias 1864
Sol de América ..................... 37 Caracas 1882
Paz de O riente ....................... 38 Maturín 1874
Ecos del T u y ........................... 39 Ocumare del
Tuy 1875
Perseverancia ......................... 39 Caracas 1875
R eg en e ració n ............... ............ 40 Caracas 1875
P ru d e n c ia .................................. 40 Caracas 1865
Sol de los Llanos ................... 41 Ortíz 1870
E strella de G u a n ip a ............... 41 El Tigre
Reflejo de la Justicia .......... 42 Petare 1876
Estabilidad ............................. 42 Caracas 1872
A urora de P aria ................... 42 Güiria
Porvenir .................................. 43 Caracas 1865
G u a ic a ip u ro .............................. 43 Los Teques
Asilo de la Concordia .......... 43 Ospino 1875
Sol de P aria ............................ 44 El Pilar 1885
Luz del Caribe ....................... 44 Pto. La Cruz
Am érica .................................... 45 Coro 1878
E strella del T a c a rig u a ........... 46 Valencia 1894
Ju sticia .................................... 47 Cd. de Cura 1884
A urora del Y uruari ............... 47 Guasipati 1894
Perseverancia ......................... 48 Caracas 1884
Ley ............................................. 49 Caracas 1865
Unión P o r te ñ a ......................... 50 Pto. Cabello 1884
E strella de O ccid e n te............. 50 Barquisimeto 1852
Luz del S i n a í ........................... 51 Santa María de
Ipire 1884
E strella de B a rlo v e n to .......... 53 Río Chico 1875
E strella de las Pampas . . . . 54 El Socorro
El Nivel .................................... 54 Carúpano 1881
Ad Omnia Bona ..................... 55 Caracas 1881
A urora de la P a z ................... 55 Tucupido 1854
Reina del P u e r t o ..................... 56 Pto. Cumarebo 1884
Obreros de la P a z ................... 57 Caracas 1884
Luz del 12 de J u l i o ................. 57 Ocumare de la
Costa 1884
Luz de Oriente ....................... 58 Guatire 1885
— 71
E strella de Orituco ............... “ 60 A ltagracia de
Orituco 1884
Restauración ............................ “ 61 Panam á 1889
Estabilidad .............................. “ 62 Porlam ar 1889
A urora del I s t m o ................... “ 63 Panam á 1889
Orion ......................................... “ 64 Panam á 1889
Rosa de A m é ric a ...................... “ 65 Panam á 1889
Pro Mundi B e n é fic o ............... “ 66 Panam á 1889
Dios y P a t r i a ............................ “ 67 Tumeremo 1883
Acacia ....................................... “ 68 Curazao(A.H.) 1880
Carabobo .................................. “ 69 Maracaibo
Restauración ............................ “ 70 Panam á 1889
Unión y P r o g r e s o ................... “ 70 Cumarebo
José B. Alvizu ........................ “ 71 Panam á
Sol Naciente ............................ “ 71 Tucacas
Renovación .............................. “ 72 Caracas
Francisco de M ir a n d a ........... “ 13 Tucupita
Dalla Costa .............................. “ 75 El Callao
Simón B o lív a r.......................... “ 76 Pto. P íritu
Guzmán B la n c o ........................ “ 77 N irgua
Senaí ........................................... “ 78 A ltagracia de
Orituco
Juan B autista Arismend: . . . “ 79 Juan Griego
José Antonio P á e z ................. “ 80 Guasdualito
Francisco Salias ...................... “ 81 M aturín
R ic a u r te ..................................... “ 82 Cabimas
Luz y A rm o n ía ........................ “ 83 San José de
Sol de Nueva E s p a r t a ........... Guaribe
“ 84 Porlam ar
Sol del Táchira ........................ “ 85 San Cristóbal
Obreros de P a z ........................ “ 86 Río Chico 1895
Venezuela Internacional “ 86 Caracas
E strella del Z u l i a .................... “ 87 Encontrados
Libertador Bolívar ............... “ 88 Aroa
L ibertador ................................ “ 89 Valle de la Pascua
19 de abril .............................. “ 90 Villa de Cura
Bolívar y Morillo .................... “ 91 Valera
Renacimiento .......................... “ 92 Caracas
72
E strella de Belén ................. ti 93 Aragua de Bar
celona
Luz y Progreso ................... tt 94 Caripe
A m antes de la Caridad . . . ti 95 Pto. Cabello
Sol de A r a g u a ....................... a 96 Maracay
Sol de Carabobo ................... ii Valencia
97
Benito Juárez ....................... ii 98 Barcelona
F raternidad H u m a n a .......... ti 98 Caripito
Sol de J u s t i c i a ....................... tt 99 Carúpano
Jorge W a sh in g to n ................. ti 100 Caracas
L ibertad Española ............... it 101 Caracas
I r á n .......................................... it 102 ArubaAruba (A.H.)
José Plaz O r t i z ..................... it 103 Maturín
F a lc ó n ...................................... ii 104 Punto Fijo
Antonio José de S u c r e ........ ii 105 Quiriquire
Asilo L la n e r o ......................... ti 106 Las Mercedes
E strella de San J u a n .......... ii 107 San Juan de los
Morros
Sol de Tacarigua ............... ti 108 Güigiie
A braham Lincoln ................. ti 109 Barcelona
A rm o n ía .................................. it 110 El Tejero
Oasis de Paz ......................... ii 111 Barinas
Sol de C u lp a ........................... ii 112 Acarigua
Símbolo .................................. ii 113 Caracas
Gandhi .................................... ii 114 Caracas
Teófilo L e a l ........................... ii 115 Barquisimeto
Buena V i s t a ........................... ti 116 Maracaibo
Sol de A n zo á te g u i................. ti 117 Cantaura
E strella Bolívar ................... ii 118 Caracas
De M o la y ............................... ti 119 Caracasc
Lago de Maracaibo ............ ii 120 Cabimas
H e r m e s .................................... ii 121 Caracas
Luz y J u s t i c i a ....................... ti 122 Irapa
Luz del U n iv e rs o ................... ii 123 Maracay
I t a l i a ........................................ ii 124 Caracas
E strella de Icabarú ............ ii 125 Santa Elena de
Guairén
General Rafael U rdaneta .. ii 126 Maracaibo
E strella de A r a g u a .............. ti 127 Cagua
— 73 —
Sol de Im ataca ..................... . “ 128 El Palm ar
José M a r t í .............................. . “ 129 Chivacoa
E strella Guzmán Blanco . . . . “ 130 El Dorado
Luz de M iranda . .. ............. “ 131 P ariaguán
Sol de C o je d e s ........................ “ 132 San Carios
Cuna de A m é r ic a ................. “ 133 P unto Fiio
P itágoras ................................ . “ 134 Caracas
Federico G a rrid o ................... . “ 135 Valencia
A m istad .................................. . “ 136 Barquisím eto
Moderación ............................ . “ 137 Caracas
M a r a c a y .................................. . “ 138 M aracay
E strella del Caroní ............. “ 139 San Félix
Luz del T u rim iq u ire ............. “ 140 Cumanacoa
Hum boldt .............................. “ 141 Caracas
Giordano Bruno ................... “ 142 Caracas
Unificación ............................ . “ 143 Pto. Ordaz
San Ju an ................................ “ 144 Pedernaels
I g u a ld a d .................................. “ 145 Los Teques
Las Logias de Panam á y P uerto Rico, form aron p arte
de la Gran Logia de Venezuela, h asta 1912.
Las que no tienen fecha de fundación se establecieron
en lo que va de este siglo.
Muchas de estas L :.L :. están en sueño.
_oO o_
— 74 —
GRANDES MAESTROS DE LA GRAN LOGIA
DE LA REPUBLICA DE VENEZUELA
DESDE 1824
76 —
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CAPITULO VI
ORDO AB CHAO
El Supremo Consejo de los G:. G:. I:. J :. J:. del Gr:. 33
en los Estados Unidos de América, sus territorios y depen
dencias,
A todos los M:. M:. esparcidos sobre la faz de ambos
hem isferios,
SALUD
— 78 —
I
misión del H J o s é Cerneau y quiénes los que obtuvieron los
altos grados masónicos conferidos por el personaje aludido.
F ig u ra el documento a qué nos referimos en el tomo I, folio
298 de los “Papeles” del I:. H:. Presbítero José Félix Blanco
actor activo en nuestra Independencia y uno de los agracia
dos que recibió el grado 33.
El Boletín del Archivo Nacional en su número 2, revista
que dirigía el famoso historiador Dr. Vicente Dávila, da la
relación de esa pieza que de seguidas conoceréis:
“L ista Nominal de los masones de Altos Grados que ins
taló, en diversos cuerpos, en el mes de abril de 1824, el Gran
Comisionado M:. I:. H :. José Cerneau.
Grado 33
Diego Bautista Urbaneja. (29)
Carlos Soublett
Andrés N arvarte
Francisco Avendaño
Lino de Clemente
Manuel M. Quintero
José de España
Vicente del Castillo.
J. Porfirio Iribarren
José María Pelgrón
José Manuel Landa
Francisco Vicente Parejo
José Gabriel Lugo
José Manuel Morales
Santiago Mariño
Tomás José Sanabria
Marcelino de la Plaza
Felipe Estévez
José Remigio Martín
Ramón Landa
José María Lovera
Gerónimo Pompa
José Manuel Rivero
(29) En el Libro de Oro del Supremo Consejo están estampadas
las firm as autógrafas de estos paladines de !a libertad.
— 79 —
Manuel Cala
Juan José Conde
Francisco Carabaño
Judas Tadeo Piñango
Juan B autista M onserrate
José M aría Ponce
Joaquín Tellechea
Manuel Vicente Huizi
Juan Maimó
José Santiago Rodríguez
Simón Bolívar
Rafael Lugo
Francisco Conde
José Manuel Olivares
José Cordero
Carlos Cornejo
José M aría de Rojas
Antonio Febres Cordero.
José M aría del Castillo
A ndrés Caballero
Juan M. B arry
George Woudwery
Leonardo Jiménez
José Tadeo Monagas
Diego Vallenilla
Manuel Maneiro
José Francisco Bermúdez
José Antonio Páez
Juan B autista Arismendi
Manuel López de Umérez
Francisco A randa
José A ustria
Leonardo de Lorenzy
M atías Padrón
Rafael Guevara
Manuel Echeandía
Juan Escalona
Valentín Osío
José Antonio Gonell
Santos Michelena
— 80 —
José de Lima
Pedro Gual
Carlos Padrón
José Graü
Miguel Vargas
E steban Escobar
Manuel Muñoz
Rafael Urdaneta
Ramón Machado
A gustín Armario
Tomás Yánez
Andrés Torrellas
Pablo de Michelli
Fernando Peñalver
Pedro Briceño Méndez
Rafael Hermoso
Juan B autista Dalla Costa
José Freyres
José Félix Blanco (Presbítero).
Grado 32
Pedro Guillén
Miguel Borrás
José Angel Alamo
Vicente Michelena
Miguel Rivas
Francisco Hernáiz
Ramón Plaza
Nicolás Mayor
José María Muñoz
José María Lanz
José Angel Freyres
Bartolomé Manrique
Antonio M. Brito
José M. Llamozas
José Salustiano Plaza
José Francisco Machado
José Miguel Rodríguez
Antonio Soublett
Juan Hurtado”.
— 81 —
En el mes de abril de 1824 se instaló en Caracas el
Gran Consistorio llamado “Carabobo”, como un hom enaje
a! campo glorioso de la G ran B atalla que emancipó a Vene
zuela para siempre. Ese día, reunidos los m ilitares y ci
viles y con un solo pensam iento, la G randeza de la P atria,
eligieron al General José Francisco Bermúdez, Comenda
dor del Consistorio y al I:. H :. Manuel Q uintana, G ran
Secretario del mismo cuerpo, cuya acta de instalación la
presentam os de seguida, copiada de los libros del Supremo
Consejo de G.G. I.I. G.G. de la Orden.
82 —
le r. E sp ........................................... José de Lim as
29 E sp ............................................. José T. Irib arren
le r. M. de C................................ ... Leonardo de Lorenzy
29 M. de C.................................... ... Gerónimo Pompa
Gdo. Tplo........................................ M iguel Rivas.
S ecre:............................................. ..José M aría Pelgrón.
— 83 —
ler. Gn. Hospitalario José Angel Alamo
2o. Gn. Hospitalario Francisco Vte. Parejo
ler. Guarda Templo José María Llamozas
2do. Guarda Templo Miguel Rivas
Luego fue proclamado solemnemente por el Sob. Grn.
Com. el M. I.:. H:. José Francisco Bermúdez. Fue también
proclamado el ler. Diputado representante, el M. I:. H:.
José Cordero presente, habiendo prestado antes el corres
pondiente juramento, el Gr. Comisionado José Cerneau lo
instaló entregándole el mallete, haciéndole presente de un
modo enérgico, que El era el Signo de Suprema autoridad
que debía ejercer con la mayor dulzura y prudencia para la
iluminación y propaganda de nuestra Sub. Ins. El Sob.
Gr. Com. José Cordero procedió inmediatamente, a procla
mar a todos los presentes y ausentes, presedido el juramen
to de ellos como empleados en el Sob. Gr. Cons:. insta
lando a los presentes hasta el Gr. Sec. Manuel Quintero, en
cuyo estado el M. I:. H:. José Pelgrón, le dió su lugar para
que continuara los trabajos que llevaba éste como Gr. Scret.
del Sob. Gr. Comisionado José Cerneau. En consecuencia,
separado del mismo modo a la proclamación e instalación
de los demás, I.I:. H.H:. de lo antes dicho, hasta cada uno
de las D :. D :. y Ofles., pronunciaron un discurso congratula
torio, que fue contestado por el Sob:. Gr:. Com:. y aplau
dido con la bat:. de costumbre.
El Gr. Mtro. de Estado dió una tribuna que fue del
propio modo aplaudida. El Sob. Gr. Com. procedió luego
a inculcar varias cuestiones, después de una breve discusión,
acordó; que se comunique a los I.I:. H.H:. ausentes su
elección y proclamación; que se establezca comunicación con
los Sob. G. Gr:. Consistorios conocidos, y particularmente
con el de los EE. UU. de Norte América en New York, de
quien ha recibido el Sob. Gr. Comisionado José Cerneau. los
poderes de que se han hecho mención y mandar de ellos por
ahora el sello y timbre del Sup. Cons., hasta que se haga
el del Sob. Gr. Consistorio, lo cual se expresará en las mis
mas comunicaciones o balaustradas. Que se nombre una
comisión para que forme los i-eglamentos particulares que¡
— 84 —
reglen los derechos de las patentes que deben expedirse, el
que presentarán al Gr. Cons. para su sanción, y habiéndose
acordado por unanimidad que el nombramiento de comisio
nados debía hacerse por el Sob. Gr. Com. eligió éste a los
I. :I. H.H:. Andrés Narvarte, Manuel Muñoz, y José María
Llamozas, con asistencia del Sob. Gr. Com.
Se trató la interesante materia, de nombrar represen
tantes de este Sob. Gr. Cons., acerca de los demás,y por
unanimidad de votos, se resolvió que recayera el nombra
miento en los I.I:. H:.H:. que indicara el Sob. Gr. Comisio
nado José Cerdeau, por la falta de conocimiento que tiene
en esta materia el Sob. Gr. Com. que acaba de establecerse.
Se acordó también que el sábado próximo, se celebre una
tenida para tratar de la solicitud de las L. L:. acerca de su
regularidad, en la cual se dará cuenta de las planchas que
dirijan, y se resolverán estos puntos pendientes.
El Sob. Gr. Com.: concedió la palabra para que lo»
I.I:. H.H:. hiciesen proposiciones en bien del orden, y anun
ciando el silencio, corrió el tronco de pobres y produjo cin
cuenta y siete y medio reales, en cuyo motivo el Sob. Gr.
Com:. manifestó; que este fondo debía destinarse en soco
rro de una familia o persona desvalida, en obsequio del alto
favor que se ha servido dispensarnos el G.\ A:. D:. U:. y
habiendo anunciado la viuda de un masón el I. H:. España
apoyado del I. H. Urbaneja, y otra el I. H. José María Love-
ra, y una anciana el I. H. Quintero, se determinó que deci
diese la suerte, la que fue favorable a la que indicó el H.
Lovera a quien se le entregó aquella suma; con lo cual con
cluyeron los trabajos que declaró cerrados el Sob. Gr. Com.
del modo acostumbrado.
José Cerneau
Sob. Gr. Comisionado.
El G r. Secretario
José María Pelgrón.
(Se haya un sello).
Es copial fiel
Isidoro Hernández Bello (33).
— 85 —
Ya instalado el Gran Cosistorio “Carabobo”, pasaron a
constituir e instalar, con toda la solemnidad del caso, los
altos poderes del Supremo Consejo del Grado 33 para la
República de Colombia, recayendo el nombramiento de
Soberano Gran Comendador en la Ilustre Persona del Lic.
Diego Bautista Urbaneja.
De las actas de ese Gran Día, que tiene repercusiones
de Gloria en los Anales de América y es huella indeleble
en la trayectoria masónica, copiamos a la letra el documento
expedido al I:. H:. Don José Cerneau y que como prenda de
inestimable valor se conserva en sitio de honor en el Supre
mo Consejo Masónico de Venezuela. He aquí el documento:
A:. L:. G:. D:. G:. A:. D:. U:.
ORDO AB CHAO
El Sup:. Cons:. de Grand:. Insp:. Gener:. del Grad:.
33 en la República de Colombia, regularmente establecido
en el punto correspondiente a los 10 Gr:. 38 m:. 15: Seg:.
L:. N:.
A todos los Resp:. H.H.:. Val:. Cab:. y Prin:. de la
Maz:. de cualquier Grado y Did:. que puedan estar Reves
tidos, Difundidos en ambos Hemisferios.
Firmeza. Salud. Poder.
El Sup:. Cons:. hallándose regularmente convocado y
reunido en lugar acostumbrado de sus sesiones, el 17 del
m:. M:. A:. D:. la Verdadera Luz, por anuencia de uno de
sus miembros. El Sob:. Gran Com:. puso en considera
ción los estimables servicios que el M:. Ilus:. H:. José Cer
neau, Gran Com:. del S. Gran Insp:. Gen:. ...aha...a..la
Maz:. en la República de Colombia, y el Sup:. Con:, que
riendo dar una prueba más que conste de su reconocimiento
por los favores de que le es deudor, vino en proclamar, y
proclamó al dicho M:. Ilust:. H:. José Cerneau, Sob:. Gran
Com:. Honorario ad vitam del Sup:. Con:, de Gran:. Ins:.
Gen:, del Grad:. 33 en la República de Colombia, invistién
dolo de todos los derechos, privilegios y prerrogativas que
son anexas a Subí:. Dig:. en toda la extención de su
jurisdicción.
— 86 —
it
O K D O A l! C H A O .
S A L ID .
FIRM EZA . p o d e r
>r.
K f iit A U o y n « i i n 4
f ;
rh> r<>H n w ,
ai
v .3 '
ron MA5fOilKI PR!. sri» eos* .
' f \ !¿ „ . . :/f
v ■..;.
El Sup:. Cons:. queriendo además manifestar toda la
confianza que tiene en el celo y virtudes Maz:. del M:. Ilus:.
H:. José Cerneau, lo nombra su representante cerca de los
cuerpos de la Al:, y Sul:. Filosof:. Maz:. regularmente es
tablecidos en los Estados Imperiales donde fijare su resi
dencia, bien sea en los Estados Unidos de Norte América,
bien sea en Francia, confiándole poder de solicitar y abrir
en nombre de nuestro Sup:. Cons:. una correspondencia
recíproca con todos los Grandes Cuerpos; y de nombrar por
nosotros y en nuestro nombre, Representantes cerca de to
dos los demás Grandes Cuerpos que pueda llegar a conocer,
y con los cuales le parezca conforme ponernos en corres
pondencia, para bien de la Orden, prometiendo reconocer
y aprobar los nombramientos que hiciere, participándolo a
nuestro Sup:. Cons:.
En consecuencia rogamos a todos nuestros M:. Ilus:.
HH:. Val:. Cab:. y Princ:. de la Maz:. regularmente cons
tituidos, tengan a bien reconocer y dispensar su favorable
acogida a N:. M:. Ilus:. H:. José Cerneau en la Sub:. Dig:,
de que se halla investido, ofreciendo guardar las mismas
consideraciones en todos aquellos que se presentaren en
nuestro asilo sagrado, provistos de iguales títulos auténticos.
Dado en Cons:. Sup:. bajo de nuestras firmas, de
nuestro Gran Sello misterioso, del Sello de nuestras Armas,
del Gran Sello de los Princ:. de la Maz:. en un lugar donde
están depositados los más grandes Tesoros que la vista
puede proporcionar, de consuelo, gozo y reconocimiento
hacia todo lo Grande y Bueno.
En Caracas, Departamento de Venezuela en la Repú
blica de Colombia, bajo el Signo de la Z :. A :. A :. a 27 de 2“
m. Maz:. llamado Tiar del año de la V :. L:. 5824 y de la Era
Cristiana 1824.
Soberano Gran Comendador
Diego Bautista Urbaneja. (30)
Gran Tesorero
.1. M. Pelgrón
(30) Todas estas firmas están rubricadas; véase el fotograbado.
— 87 —
Gran Secretario
Tomás J. Sanavria.
Sellado y Firmado por Nos.
Gran Guarda Sello,
J. MI. Morales.
— 88 —
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vias las formalidades del ord:. y juramento Solemne que
ha prestado en nuestras manos, y le damos la presente pro
visionalmente para que pueda ser admitido por tal Sob:. P:.
R:. Cruz, en los respectivos Cpos:. Mazos:, y se le guarden
los honores y privilegios que le competen. — Por tanto
rogamos a todos nuestros Queridos Hermanos de todos los
g.g:. y dig:. lo reconozcan por tal, haciéndolo útil en su
grado, y lo favorezcan debidamente en sus conflictos, en
cuya correspondencia, ofrecemos hacer lo mismo con todos
los que se nos presenten con legítima y regular creden
cial.— Dado al O rt.: de Coro bajo la bóveda Celeste a los
16 días de 6:. mes Mazco:. año de la V:. L:. 5827.
Rafael Hermoso R.
I:. G:. y gr:. 33:.
Cabo. t:. y de M:.
Miguel Borras
S:. G:. I:. G:. gr. 33.
Cabo T:. y de M:.
CAPITULO VII
— 89 —
pués por el empeño y voluntad de un núcleo de hombres que
sostienen con tenacidad la escasa correspondencia que podía
llevarse con las logias, ya que muchas de ellas habían desa
parecido, o caído en sueño, porque sus dirigentes fueron a-
rresbatados por el vendabal político o pasados al Oriente
Eterno.
De esa pléyade de masones firmes y valientes, es su a-
banderado el Licenciado Diego Bautista Urbaneja, cabeza
visible y brazo sostenedor de aquella filosofía doctrinaria,
que supo defender con amor y con justicia.
Separadas ya las tres porciones territoriales que compo
nían la Gran República constituida por Bolívar en los
días Históricos de Angostura, y considerando que desde el
año de 1830, Venezuela se constituyo en República Sobera
na, de su territorio o instituciones; los Pro Hombres de esa
jornada política, que a la par eran Prominentes Masones,
pensaron y resolvieron la reorganización de todos los Pode
res Masónicos sin arterar las líneas trazadas en las jor
nadas del 1824. Tan solo cambiaron en todos sus documen
tos y distintivos, el nombre de Colombia que había desapa
recido como República, por el de Venezuela.
Promovidas las reuniones preparatorias y en acuerdo
con la mayoría de los I. I:. H. H:. llevaron a feliz termino
entre los años de 1839 a 1840, la definitiva reorganización,
según los distintos documentos que de seguida copiamos.
ORDO AB CHAO.
— 90 —
s i s t d e Subí:. P.P:. del Rr:. Sec:„ continuaron los traba
jos de el I:. en toda su fuerza y vigor, haciendo de G:. Com:.
el h:. José Cordero como Ier Gr:. Dip:. titular.
Leída la nómina de los I . I :. P.P:. del Rd:. Sec:., con
exepción de las D.D:. que cada uno ocupa, resultaron ha
llarse en este Grn:. Or:. los I.I:. P.P:. Rafael Urdaneta, 2 Q
— 91 —
dianes del Tes:. Sag:. y con grado 32 los nombrados h.h:.
Antonio Madrigal, Antonio Jurado, Pedro Núñez Caseres y
Ramón Lozano, y se mandaron inscribir sus nombres en el
Gr., Cuadro de los m.m;. act:. del Gr:. Cons:. de Sub:. P.P:.
del Rl:. Sec:..
Acto continuo procedió el Ceb:. Gr:. Com:. a llenar al
gunas de las vacantes que han resultado por el gr:. receso
en que ha estado, y fueron proveídos prot:. y hasta las pró
ximas elecciones, las G.G:. D.D:. siguientes
Para 3er. G r:. Dip:. El M. I. H. Diego B. Urbaneja
Para 1er. Gr. Ten:. Felipe Esteves
Para 2o. Gr. Ten:. Carlos Cornejo
Para Gr:. M. de E. Vicente del Castillo
Para 1er. Gr:. Sec:. José Austria
Para 2<? Gr:. Sec:. Pedro N. Casares
Para G r:. Tesor:. Ramón Landa
Para 3er. Gr:. Esp:. Juan José Conde
Para 1er. Gr:. M. de C:. Isidoro H. Bello
Para 2o. Gr:. Gda:. Tem:. Antonio Madrigal.
Concluido este acto el Sob:. G:. Com:. Cerró el Gr:.
Cons:. con las p. y u. de orden y retiro a los h.h:. en paz.
Leída fue aprobada.— El Gr:. Com:. José Cordeo.
El Gr:. Sec:. José Austria.
Es copia fiel Isidoro H. Bello (33).
He aquí el Acta: del Supremo Consejo de G.G. II. G.G.
U:. T:. O:. A:. A:. G:. I:.
ORDO AD CHAO
Al Or:. del Universo bajo la B:. C:. cerca de la Z:. A:,
al punto vertical del zenit que corresponde a los 10. 30.
L:. N:. el 10 d:. I:. 3:. m:. m:. a:, d:. 1:. v:. luz 5840.
Reunido el Gr:. Comité de GG. II. G.G:.que a continua
ción se expresan
El m:. I:. H:. Diego Bautista Urbaneja, su Gran Pre
sidente. El m:. I:. H:. Tomás J. Sanavria Gr:. Srio.. acd
y los mm:. I. HH:.
— 92 —
José Antonio Páez
José María Pelgrón
Carlos Soublette
Manuel López de Umérez
Carlos Cornejo
José María Lovera
Francisco Conde
José Gabriel Lugo
José Austria
Juan José Conde
Felipe Esteves
Judas Tadeo Piñango
Gerónimo Pompa
Vicente Carrillo
José Manuel Morales
José María Ponce.
El m.. I.. H.. Gr.. Presidente manifestó que la pre
sente Gran Reunión tenía por objeto la instalación de
los altos Dignatarios y Oficiales del Sup.. Consejo de GG..
II. GG:. gr.. 33 que en la Sesión presedente habían sido elec
tos al efecto: En consecuencia, el M.. I.. H.. José Antonio
Páez cubrió el Templo, e introducido luego a él por el 1er.
Gr.. Mtro.. de Ceremonias electo, conduciendo el gran Es
tandarte y por cinco I : .I : .H : .H : . armados de espadas y tres
con estrellas, y conducido al Santuario, prestó ante toda la
Asamblea el Juramento de orden. El Gr.. Presidente puso
en sus m¿inos el Cetro, y ocupó Su Silla bajo el Docel, acto
continuó el mismo Gr. Presidente proclamó Solemnemen
te al m.. I.. H.. José Antonio Páez Sob.. Gr.. Comendador
del Sup.. Consejo de GG.. II.. GG.. de la República de Ve
nezuela aplaudiendo su instalación.
Luego el Sob.. Gr.. Comendador, hizo cubrir el tem
plo al M.. I.. H.. Diego Bautista Urbanej«, e introducido por
tres H :. H :. armados de espadas y dos con estrellas, prestó
en el Santuario el Juramento de orden. El Sob.. Gr.. Comen
dador le hizo colocar en su puesto y proclamó al M.. I.. H..
Diego Bautista Urbaneja primer Gr. Diputado del Sup..
Conp.. y fué en consecuencia aplaudido.
93 —
Con las mismas formalidades fueron sucesivamente
instalados y aplaudidos los MM.. II.. HH.. Carlos Soublette
pr. Segundo Gr.. Diputado, y Manuel López de Umérez por
Gr. Teniente del Sob:. G.. Comendador.
Del propio modo y orden Sucesivo fueron también
instalados y aplaudidos los MM:. II:. H.H:. Tomás José Sa-
navria por Gr:. Ministro de Estado, José María Pelgrón por
Gr. Canciller y Francisco Conde por Gr.. Tesorero.
Seguidamente fueron instalados y apludidos todos a
la vez los MM. II. HH:. Carlos Cornejo pr. 29 Gr.. Esperto,
Gerónimo Pompa 49 Gr. Esperto, Vicente del Castillo y
José María Lovera por GG.. MM.. de Ceremonias, y Juan
José Conde y Felipe Esteves por GG.. Capitanes de Guar
dia.
Acto continuó por orden del Sob.. Gr.. Comendador,
pasó el Gr. Teniente acompañado del Gr. Canciller a la
Sala preparatoria de Juramentados y allí le tomaron a los
Subí.. PP.. del Rr.. Sec.. Ignacio José Charquet y Antonio
Madrigal y regresado el Gr.. Teniente al Sup.. Tribunal, el
Soberano Gr. Comendador proclamó instalado a los expre
sados Sub.. P.. Carquet y Madrigal por Gr. Guardia Tem
plo Externos del Sup. Cons.
Terminada aún la instalación de los altos DD. y ofics..
del Sup.. Com.. el Sob. Gr. Comendador y todos los II.. H:.
H:. puesto en pié y al orden dijo:
“En virtud del poder con que estoy investido declaró
y proclamó consttiuído el Sup.. Con. de GG.. II. G.G:.
de la República de Venezuela”.
Y esta solemne y augusta proclamación fué aplaudida
con triple batería.
Luego el Gr.. Ministro de Estado buriló la gr. Tribuna
del orden en un elocuente discurso que fué aplaudido de
bidamente.
Como proposiciones alusivas al Gr.. Acto instalatorio
que acababa de tener lugar el Gr. Ministro de Estado hizo
las siguientes:
— 94 —
I 9. Que se consagre pr. el Sup. Consejo el Segundo
Domingo de Mayo de todos los años como solemne aniver
sario de la instalación del Sup. Consejo, y en cuyo día se
instalen sus funcionarios oficiales.
2^. Qué se participe la instalación del Sup. Consejo
de GG.. II.. G.G:. de la República de Venezuela ante los Al
tos Cuerpos filosóficos del mundo por medio de Represen
tantes que se eligirán.
3^ Qué igual participación se haga a los otros Cuer
pos Masónicos de la República de Venezuela.
Esas tres proposiciones fueron aprobadas por la uno-
nimidad del Sup.. Consejo.
En este estado, el Sob.. Gr.. Comendador anunció, que
asuntos urgentes le obligaban a retirarse y que entre pocos
días se ausentaría de la Capital y que durante ella tenía
la gran satisfacción de que desempeñase sus funciones,
El ler Gran Diputado M.. I.. H:. Diego Bautista Urbaneja, y
en seguida el Grn.. Com.. en ejercicio.
RECESO
Vueltos del receso los M.. M.. I.. I.. H.. H.. G.. G..
I.. I.. G.. G.. el primer Grn.. Diputado continuo los tra
bajos del Sup.. Con., y el Gran Ministro de Estado, hizo
las siguientes proposiciones, para que se nombre una comi
sión que forme un proyecto de reglamento interior del
Consejo Supremo, 2. Y otra comisión que con vista de las
liturgias que existen en manos de los I.. I.. H.. H.. se pre
sente la que paresca más adactable, para el régimen del
Consejo Supremo.
Ambas proposiciones fueron aprobadas por unanimi
dad.
Nombrando el Sob.. Gr.. Com.. para componer la pri
mera comisión, los M.. M.. I.. I.. H.. H.. Ministro de Es
tado y el Gr.. Canciller, y para la segunda al Gr.. Tenien
— 95 —
te Comendador, y a los M.. M.. I.. I.. H.. H.. Juan José
Conde y José María Lovera.
El propio Gran Ministro de Estado propuso, l 9. que
se adocte provisionalmente, la liturgia que estaba sobre el
altar.
2<?. que se nombren dos guardas templo exteriores, a
más de los elegidos y otros dos G.. G.. M.. M.. de Ceremonias,,
y habiendo sido aprobadas por unánimidad, recayó la elec
ción para G.. G.. M.. M.. de Ceremonias 39 y 4<? en M.. M..
I.I:. H.H:. José María Ponce y José Austria, y de Guardas
Templos Exteriores 3? y 49 los Sbl P.. P.. del Rl.. Secc..
Isidoro Hernández Bello y José B. Arvelo.
En cuyo estado el Sb.. Gr.. Comendador, cerró los
trabajos del Su.. Con., del modo acostumbrado, Citándose
todos los M.. I.. I.. H.. H.. al gran banquete que estaba
preparado para la celebridad del día.
José María Pelgrón.
G.. Canciller.
ORDO AB CHAO;
Ad Majorem Dei Glorian
— 96 —
altos funcionarios, se instaló solemnemente lO? día del Ser.
m:. m:. A:, de la L:. 5840.
El primer acuerdo del Sup:. Con:, fué el que se par-
tipace su instalación, a los altos Cuerpos de la masonería
de la República y me cabe la distinguida satisfacción de
anunciároslo, para que os sirváis ponerla en conocimiento
de la M:. R:. G:. L:. acompañándoos el cuadro de las Dig:.
y Ofc:. del mismo Sup:. Cons:. para los efectos que sean
convenientes.
Os Saludo con todos los Sig:. y Bat:. que os son
conocidos, al Or:. de Caracas el 159 día del 3er. m:. m:.
A:. L:. 5840 Era vulgar 15 de mayo de 1840.
Por ausencia del Sob:. G:. Comendador,
El Primer Gr:. Dip:.
Diego Bautista Urbaneja.
(33)
El Gr:. Canciler
P. M. Pelgrón.
(33)
(Las firmas son autógrafas rubricadas)
Hay un sello
— 97 —
cas el 27 de D:. I I 9 m:. m:. A:. L:. 5842.
El Gr:. Canciller (Pro t:.)
I. Charquet.
Urdaneta 12 ii
Maracaibo
it a
Gral. Santia
tt
go Marino 13 it
Aruba (A.H.)
it it
Gral. Carlos
a
Soublett 14 ti
Puerto Cabello
Gral. Manuel
it tt tt
Piar 15 tt
Upata.
CUERPOS CAPITULARES
— 99 —
Paz de Guayana .................
it
12 Ciudad Bolivar
Candor ................................
tt
26 S. Fernando Ap.
Regeneradores ......................
i
27 Maracaibo
Tolerancia...........................
tt
29 San Felipe
V ictoria...............................
tt
35 La Victoria
Aurora de la P a z .................
ti
37 Tucupido
Libertador ...........................
ti
46 V. de la Pascu;
Aurora de P a r ia ................
it
47 Giiiria
Luz y Perfección.................
ti
48 Tucupita
Francisco de Miranda ..
i
49 Pto. Cabello
Diego Bautista Urbaneja . . it
50 Maturin
Dalla Costa..........................
ti
51 El Callao
S in a í....................................
a
52 Alt. de Orituco
Estrella de Occidente............
tt
53 Barquisimeto
Virtud y O rden.....................
tt
54 Carüpano
Montes de O livos.................
tt
55 Aruba (A. H.)
Moral y Luces.....................
a
56 Upata
Gral. José Antonio Páez .. . . ti
57 Barinas
Luz del C aribe......................
it
58 Pto. la Crnz
Antonio José de Sucre . . a
59 Cumanä
Estrella de O ritu co.............
i
60 Zaraza
Carabobo ............................. a
69 Maracaibo
Renovación.......................... tt
72 Caracas
Ricaurte............................... tt
82 Cabimas
— 100 —
1867 ” 1868
Isaac J. Pardo .............................
1868 ” 1871
José Félix H errera.......................
1871 ” 1873
Isaac J. P a rd o .............................
1873 ” 1877
Pedro E. Hernández...................
1877 ” 1881
Fernando A rv e lo ........................
1881 ” 1882
Rafael M a rtín e z..........................
1882 ” 1883
José Rafael Pacheco..................
1883 ” 1885
Pedro M edina................................
1885 ” 1888
Dr. Raimundo Anduezaz Palacios
1888 ” 1891
Juan Tomás P ére z.......................
Wenceslao Carias P é r e z ............. 1891 ”1894
General Joaquín C respo............. 1894 ” 1898
Wenceslao Carias P é re z ............. 1898 ” 1902
José Sebastián G ab azu t............. 1902 ” 1905
Dr. Máximo Consentino............. 1905 ” 1909
” Emilio Conde F lo re s............. 1909 ” 1912
” Rafael Villavicencio............. 1912 ” 1913
” Domingo Antonio Coronil . . 1913 ” 1916
” Manuel Porras O r t iz ............. 1916 ” 1919
” Domingo Antonio Coronil . . 1919 ” 1923
” Agustín B eroes.................... 1923 ” 1925
” Agustín Beroes....................... 1925 ” 1930
Don Felipe S. M aduro................. 1930 ” 1931
Dr. Ricardo Vanegas A................ 1931 ” 1934
” Federico Raig Febles A ........ 1934 ” 1935
” Jacobo Bendahán C h ............. 1935 ” 1940
’’Agustín Beroes....................... 1940 ” 1945
” Jacobo Bendahán C h ............. 1945 ” 1950
Nicanor García B ap tista ............. 1950 ” 1955
Dr. B. Briceño Belisario............. 1955 ” 1960
No solamente en nuestro territorio, se ha circunscri
to la acción del Supremo Consejo Masónico Venezolano,
sino que ha llevado su obra más allá de los límites de la
Patria, en función de acercamiento y confraternidad.
Hijo de este Supremo Consejo podemos considerar,
al que desde el año de 1.913 quedó instalado en la Repúbli
ca de Panamá, cuyo documento instalador, presentamos
como prueba de la influencia ejercida por la masonería ve
nezolana.
— 101
DEUS MEUNQUE JUS ORDO AB CHAO
A LA GLORIA DEL GRAN ARQUITECTO DEL
UNIVERSO
SUPREMO CONSEJO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE
VENEZUELA
EN EL ORIENTE DEL SUPREMO CONSEJO DE LOS
GRANDES INSPECTORES GENERALES, GRADO 33 Y
ULTIMO DEL RITO ANTIGUO ESCOCES ACEPTADO,
PARA LOS ESTADOS UNIDOS DE VENEZUELA, BAJO
LA BOVEDA CELESTE Y EN EL ZENIT
QUE CORRESPONDE A LOS 10* — 30’ - 24”,4
Latitud Norte.
A TODOS LOS QUE LA PRESENTE VIEREN,
UNION, TOLERANCIA, PROGRESO
NOS. DOMINGO ANTONIO CORONIL, Abogado, Ministro
de Obras Públicas de la República, gr:. 33, Muy Pode
roso y Soberano Gran Comendador del Supremo Con
sejo de los Estados Unidos de Venezuela, ex-M:. R:.
Gr:. M:. de la Muy Resp:. Gr:. Log:. y ex-Serenísimo
Gran Maestro del Grande Oriente Nacional,
Visto lo resuelto unánimemente por este
Supremo Consejo, y
Considerando: Que el Supremo Consejo de Venezuela
tiene bajo su jurisdicción un considerable número de her
manos revestidos de los grados intermediarios desde el 49
hasta el 33 inclusive, domiciliados en la República de
Panamá, entre los cuales existen muchos Inspectores
Generales.
Considerando: Que el Supremo Consejo de Venezuela,
en su gran tenida de esta misma fecha y con el objeto de
facilitar la realización de los deseos de los muy queridos
hermanos de la República de Panamá, quienes con su celo
y fervor masónicos, contribuirán al progreso de nuestros
trabajos y al brillo de nuestras ceremonias; y habida con-
— 102 —
sideración del interés superior del Rito como de la conve
niencia de los hermanos residentes en la República de
Panamá.
Suficientemente autorizados por los artículos 13 y 17
de las Grandes Constituciones Masónicas de 1786 y el ar
tículo 59, Título I de la Ley Fundamental y Orgánica del
Supremo Consejo de Venezuela.
DECRETAMOS
Art. I, Queriendo dar a los Muy II:. y PP:. HH:. Ernesto
Lamela Muflbz, Primer Gran Teniente y Doctor Ricardo Va-
negas A. Gran Canciller Secretario, de este Supremo Con
sejo, un testimonio de nuestra confianza en el desenvolvi
miento de nuestro Rito y una prueba de la alta estimación
en que tenemos sus méritos, los constituimos en Altos Co
misarios para organizar en Panamá, Capital de la República
de Panamá, un Supremo Consejo del Grado 33 y último del
Rito Antiguo Escocés y aceptado con el nombre de SUPRE
MO CONSEJO DE LA REPUBLICA DE PANAMA y
con jurisdicción de dicha República, sus territorios y
dependencias.
Artículo II. Los Altos Comisarios designarán entre
los hermanos revestidos del grado 33, que residan en Pa
namá, un número, que no sea menor de nueve, para consti
tuir el Supremo Consejo de la República de Panamá.
Artículo III. Al partir del mismo instante en que se
haya constituido el Supremo Consejo de la República de Pa
namá, el Supremo Consejo de Venezuela declara renunciar
a toda jurisdicción masónica en la República de Panamá,
sus territorios y dependencias.
Artículo IV. La Ley Fundamental y Orgánica del Sup.
Cons.. y la Constitución masónica de Venezuela regirán para
los trabajos del Supremo Consejo de la República de Pana
má, mientras este Alto Cuerpo los modifica en parte o to
talmente.
— m —
Artículo V. Este Decreto tendrá fuerza de Constitu
ción y será estampado en la primera hoja del Gran Libro de
Oro del Supremo Consejo de la República de Panamá, con
servando el original en su Gran Cancillería.
Dado en el Campam.. de Caracas a los catorce días del
6“ m:. m:. Elul.- Año de la luz 5.913 correspondiente al 16
setiembre de 1913.
El Muy Pod:. y Sob:. Gr:. Comend:.
(Fdo.) D. A. CORONIL
El Seg:. Gr:. Rep:.
(Fdo.) C. B. LEVI
El Pri:. Gr:. Repr:.
(Fdo.) MANUEL PORRAS O.
El Seg:. Gr:. Ten:.
(Fdo.) P. ROJAS
El Prim:. Gr:. Ten:.
(Fdo.) E. LAMEDA MUÑOZ
El Gr:. Canc:. Secret:.
(Fdo.) R. VANEGAS A.
El Gr:. Minist:. de Estado
(Fdo.) MANUEL M. MARRERO
El Gr:. Tesor:.
(Fdo.) NEMECIO HERRERA
Sellado por mi el Gr. Guard:. Sell
(Fdo.) MAXIMO CRESENTINO.
CAPITULO VIII
— 104 —
Fraternal porque busca la unión y comprensión de
todos los hombres, sin distinción de razas, ni religión.
Bajo nuestras arcadas tienen cabida el chino, el afri
cano y el europeo y demás razas pobladoras del globo, que¡
llevan en su corazón la creencia y sumisión a la Divina Pro
videncia, ese eterno e infinito poder que el hombre no ha
podido analizar, pero que sí ha podido comprender.
Progresista porque apoya y sostiene todos aquellos -
actos, resoluciones o hechos que tiendan al mejoramiento
y elevación moral y material de los pueblos.
Respetuosa porque acata y observa las leyes del Es
tado, dando la pauta a sus adeptos: recomienda disciplina
y austeridad en todos los actos de la vida, especialmente
para con la Patria y sus Instituciones.
Sólo aquellos ultramontanos que, en su afán de man
tener a los pueblos sumisos y sujetos a una prédica car
comida, declaran que la Masonería es autora de oscurantis
mo y que en ella se fraguan los más inicuos procederes.
Prédica de desierto, torrente que se hunde en un
inmenso abismo de pasiones y de egoísmo intolerable.
Si bien es verdad que la prédica contraria la es ejerci
da primordialmente en las masas ignorantes, donde impe
ra el fanatismo y la superstición y en aquellos que por su
egoísmo quieren conservar una posición social de hipócri
tas y engreídos, bajo el manto de una beatitud blanqueada
como los sepulcros, invocados por Jesús.
Es cierto también que los apóstoles y bienhechores de
la humanidad, no han podido sutraerse a las corrientes de
luz y armonía que vibran como dones del G. A. D. U. en
las naves de nuestros templos.
Hombres de sacrificio, hombres de acción. Hombres con
un verdadero sentido de su misión, no han dudado en cerrar
filas en el gran ejército de la fraternidad, para dar, de sus
alforjas, lo más exquisito de su vida.
Mozart, Goeth, Riego, Manzini, Washington y toda una
— m —
pléyade de hombres de Norte América; Diderot, los Reyes
de Inglaterra; Rosemblet, Juárez y en la América Meridio
nal, desde Miranda, con Bolívar y San Martín, un conjunto
de hermanos que cierran el capítulo de la Independencia
con el héroe de Dos Ríos, José Martí.
Esas son luminarias que han dejado un reguero de luz
en el sendero de la Masonería y que jamás se apagará con
la cantidad de oprobios vociferados por sus enemigos; ni
dejará de brillar como faro indicador en las rutas que de
bemos seguir.
HOMBRES ILUSTRES DE VENEZUELA QUE SE HAN
DESTACADO EN EL CAMPO DE LA PATRIA, Y QUE
HAN PERTENECIDO A LA INSTITUCION MASONICA
Francisco de Miranda, considerado, el “Precursor” luchó
con Lafayette, al lado de Washington, por la independencia
de Norte América. Fué General del Ejército francés, per
teneció a la Sociedad Patriótica de Caracas, Diputado al
Congreso del 5 de Julio de 1811 y tuvo actuación como ge-i
neral en las primeras contiendas de guerra.
Como masón fundó en Londres la Gran Logia Ame
ricana, donde inició a la mayor parte de los jefes de la
emancipación americana.
Simón Bolívar, el Libertador: Presidente provisional
y constitucional de la antigua Colombia.
Su obra inmensa se pierde en los confines de la gloria.
Perteneció a la Sociedad Patriótica de Caracas. Fué ini
ciado masón en la Logia Lautaro (en Cádiz) España. Re-,
cibió el grado de M:.M. en Londres cuando fué comisionado
junto con López Méndez.
Santiago Mariño, llamado el “Libertador de Oriente”.
General de la República, hizo toda la campaña de Oriente,
en los primeros años de la guerra de Independencia. Actuó
en la Batalla de Carabobo en 1821 y fue candidato a la Pre
sidencia de la República. Masón grado 33. Serenísimo Gran
Maestro del Gran Oriente de Venezuela.
José Antonio Páez, General en Jefe del Ejército Li-
— 106 —
bertador, Presidente Constitucional de Venezuela. Alcan
zó el grado 33 y fué el primer Gran Comendador de la
Orden en Venezuela, en su organización.
Licenciado Diego Bautista Urbaneja: presidió en Ca-
rúpano la Junta que recibió al Libertador, cuando vino en
la Expedición de los Cayos. Fué Ministro de Justicia y Vi
cepresidente de la República por dos veces. Alcanzó el
grado 33. Fué el primer Gran Maestro de la Gran Logia
de Venezuela y Soberano Comendador.
General José María Carreño: héroe de la Independen
cia. Vicepresidente del Consejo de Gobierno. Encargado
del Ejecutivo. Masón grado 30.
Dr. José María Vargas: Procer. Médico eminente. Pre
sidente Constitucional de la República. Masón grado 18.
General Carlos Soublette. Héroe, actuó en toda la
campaña de Independencia. Vicepresidente dos veces y
Presidente Constitucional de la República. Masón grado
33, llegó a ser Comendador en el Supremo Consejo.
Dr. Joaquín Herrera: Procer. Vicepresidente de la Re
pública. Masón grado 33.
General José Gregorio Monagas. Héroe, intervino acti
vamente en la Campaña de los Llanos y el Oriente, así como
en toda la Independencia. Fue Presidente Constitucional.
Puso en ejercicio el famoso Decreto de Libertad a los escla
vos, Masón Grado 33.
Dr. Pedro Gual: procer. Designado para la Presiden
cia y Presidente de la República. Masón grado 33.
General José Tadeo Monagas: héroe. Presidente
Constitucional de la República. Masón grado 33.
Dr. Juan Germán Roscio. Procer, uno de los sobresa
lientes el 5 de Julio de 1811. Masón iniciado en Boston.
General Juan Bautista Arismendi: héroe. Defendió
valerosamente la Isla de Margarita. Gobernador de Cara
cas. Masón grado 33.
General Judas Tadeo Piñango: héroe de la Indepen
dencia. Masón grado 33.
— 107 —
Manuel Felipe de Tovar: Procer, formó parte de la So
ciedad Patriótica. Vicepresidente y Presidente Constitu
cional de la República. Masón grado 33, fué Lugar Tenien
te del Supremo Consejo Masónico.
Coronel Francisco Conde: Héroe de la Independencia,
asistió a las campañas de Apure y Centro de Venezuela, con
Urdaneta y Páez. Masón grado 33, fué Gran Maestro de
la Gran Logia de Venezuela.
General G. Pompa, Héroe de la Independencia, Masón
grado 33.
General Felipe Esteves, Héroe de la Independencia,
Masón grado 33, Lugar Teniente Comendador del Supremo
Consejo Masónico.
Coronel Juan José Conde: Héroe de la Independencia,
hizo la campaña de Angostura junto a Bolívar. Masón
grado 33, ocupó varios cargos en el Supremo Consejo.
General José Austria: Héroe, empezó la campaña eman
cipadora desde 1810. Masón grado 33, Gran Comendador
del Supremo Consejo Masónico.
Dr. Jesús María Blanco: Ilustre Procer; formó parte
de la Sociedad Patriótica, dirigió una cátedra en la Univer
sidad Central de Venezuela. Masón grado 33, fue de los fun
dadores de la Rp. Logia Fe N9 14 y su Venerable Maestro
por tres veces.
General Tomás Montilla; Héroe, Gobernador de An
gostura en 1818, iniciado masón en la Logia “Concordia
Venezolana” fundada en ese mismo año.
General José Padilla: Héroe de la Batalla Naval del
Lago de Maracaibo, masón iniciado en la “Concordia
Venezolana”.
General Valentín García: (llamado Valentín Valiente).
Héroe, fué de los que vinieron de Chacachacare en la inva
sión a GUIRIA, después estuvo en las campañas de An
gostura con Bolívar.
Don José Graü: procer. Presidente del Cabildo de Cu-
— 108 —
maná. Formó parte de la Junta que, en esa Ciudad, proclamó
la Independencia. Masón grado 33, fundador de la Logia Per
fecta Armonía de Cumaná.
General Agustín Armario: héroe, integrante de la ex
pedición de Chacachacare. Tuvo intervención muy activa
en toda la Campaña de Oriente junto con los Generales Ma
rmo y Bermúdez. Masón grado 33, trabajó en la “Perfecta
Armonía”.
General Rafael Urdaneta: héroe, el más leal de los ge
nerales bolivarianos. La cumbre de su gloria está en la de
fensa que hizo en el Sitio de Valencia; intervino activa
mente en toda la campaña de Independencia. Fué candida
lo a la Presidencia de la República. Masón grado 33, tra
bajó en la Logia Regeneradores de Maracaibo, allí existe
su firma en los archivos.
Dr. Juan Vicente González Delgado: segundo Desig
nado a la Presidencia de la República. Masón grado 18.
Coronel Antonio Leocadio Guzmán: periodista de com
bate. Vicepresidente de la República. Masón grado 33.
General Julián Castro: Presidente Provisional de la
República. Masón grado 18.
General Manuel Ezequiel Bruzual: Ministro de Guerra.
Encargado del Ejecutivo. Masón grado 33.
General Juan Bautista García: Ministro. Encargado
dos veces del Ejecutivo. Masón grado 30.
Dr. Guillermo Teli Villegas: miembro del Gobiernq
Plural en 1868. Presidente del Consejo Federal. Encar
gado del Ejecutivo. Masón grado 33.
Mariscal Juan Crisòstomo Falcón: Presidente Constitu
cional de la República. Soberano Gran Comendador, grado 33.
General León Colina: segundo Designado a la Presi
dencia de la República. Masón grado 18.
General Antonio Guzmán Blanco: Presidente de la Re
pública cuatro veces. Protector de la Masonería, Serenísi
mo Gran Maestro grado 33.
— 109 —
Dr. Laureano Villanueva: Ministro de Relaciones In
teriores. Masón grado 33.
General José Desiderio Trías: Encargado del Ejecutivo,
Federal, Masón grado 18.
Dr. Juan de Dios Monzón: Presidente del Consejo Fe
deral, encargado del Ejecutivo. Masón grado 33.
General José Ruperto Monagas: Presidente Constitu
cional. Masón grado 32.
Dr. Raimundo Andueza Palacios: Presidente Constitu
cional de la República. Masón grado 33, Canciller del Su
premo Cornejo.
General Manuel Guzmán Alvarez: Presidente del Con
sejo de Gobierno. Encargado de la Presidente de la Repú
blica. Masón grado 33.
Dr. Diego Bautista Urbaneja (h ijo ): Ministro de Re
laciones Interiores y encargado del Ejecutivo Federal. Ma
són grado 33.
General Jacinto Gutiérrez: Presidente de la Alta Corte
Federal. Masón grado 33.
Dr. Nicolás Mariano Gil: Ministro de Relaciones In
teriores. Masón grado 18.
General José Rafael Pacheco: Presidente de la Alta
Corte Federal. Masón grado 33.
General Vicente Amengual: Ministro de Relaciones In
teriores. Masón grado 33.
General Pedro Julián Acosta: Héroe de la Federación,
Diputado al Congreso Nacional: Masón gr:. 18.
General Joaquín Crespo: Presidente Constitucional de
la República. Serenísimo Gran Maestro del Gran Oriente,
grado 33.
General Juan Francisco Pérez: Ministro de Guerra,
Masón grado 30.
General Francisco Linares Alcántara: Presidente Cons
titucional de la República. Masón grado 33.
— 110 -•
Dr. Pedro Ezequiel Rojas: Ministro de Relaciones Ex
teriores. Masón grado 33, Venerable Maestro de la Logia
FE NO 14.
Don Manuel Cala: Fundador de la República, miem
bro de la Sociedad Patriótica. Masón grado 33, Soberano
Gran Comendador del Supremo Consejo.
Dr. José Morales Marcano: famoso orador, Presiden
te del Senado de la República. Masón grado 339.
Etanislao Rendón: orador, Diputado al Congreso de la
República. Masón grado 33.
General José Laurencio Silva: héroe, actuó en to-'
da la Campaña de la Independencia, hasta culminar en A-i
yacucho. Masón grado 33.
José Antonio Pérez Bonalde: Ilustre poeta venezola
no, autor de “VUELTA A LA PATRIA”. Masón grado 18.
Dr. José Antonio Velutini: gran político venezolano.
Masón grado 33.
Dr. César Zumeta: Diplomático. Ministro del Interior.
Masón, Gran Maestro de la Gran Logia de Venezuela (1.913
- 1.915.)
Tomás Ignacio Potentini: poeta épico. Masón grado 30.
Dr. E. Conde Flores: médico eminente. Masón grado
33, Soberano Gran Comendador.
Elias Calixto Pompa: famoso poeta. Masón grado 33.
Dr. Antonio J. Urquinaona: médico filántropo, que ejer
ció su profección en Maracaibo. Masón grado 18, fué Vene
rable Maestro de la Rep. Logia Regeneradores N1? 6:
Dr. Francisco Jiménez Arraiz: publicista de combate,
Masón grado 18, Gran Secretario de la Gran Logia de Ve
nezuela.
Dr. Esteban Smith Monzón: educador que consagró su
vida al magisterio. Masón grado 18 Venerable Maestro de
la Rep. Logia Unión Fraternal N9. 17.
Dr. Santiago Guinand: historiador, Masón Grado 32.
Dr. Lisandro Alvarado. Escritor de renombre, etnologo
indigenista, Masón grado 30.
— 111 —
Dr. B. Tavera Acosta. Escritor e historiador, Masón
Grado 33.
Dr. Rufino Blanco Fombona: Historiador, novelista y
poeta, fue Gobernador de una Provincia de España y en
Venezuela su Patria, fué gobernador de un Estado de la Re
pública; Masón grado tercero.
Dr. Andrés Eloy Blanco: Insigne poeta, gran político,
fue presidente del Congreso y Ministro del Exterior en Ve
nezuela. Masón grado primero.
Dr. Rafael Naranjo Osty: Abogado del Foro venezola
no, Masón grado treinta y dos. Fué Gran Orador de la Gran
Logia y Venerable Maestro de la Rep. Logia Fe N9. 14.
Dr. Luis G. Pietri: Abogado, Embajador en Colombia
y Ministro del Interior en Venezuela. Masón grado 18.
Dr. Eloy González: Historiador y periodista, Minsitro de
la República. Masón 18.
Dr. C. Parra Pérez: Varias veces Ministro en la Re
pública de Venezuela, gran Diplomático, historiador y perio
dista. Masón 39.
Dr. Pedro Rafael Figallo: Altruista médico oriental, Ma
són grado 18, fue Venerable Maestro varias veces de la Rr-
Logia Estrella de Paria N9 25.
Dr. J. B. Ascanio Rodríguez: Miembro del Concejo Mu
nicipal del Distrito Federal, masón grado 32, fue Gran Maes
tro de la Gran Logia de Venezuela.
Dr. Juan Bautista Figallo: Abogado notable, murió
siendo Procurador General del Estado Aragua. Masón
grado 18.
Dr. Baltazar Vallenilla Lanz: escritor y diplomático.
Masón grado 18. Fué Gran Secretario de la Gran Logia.
General R. Cayama Martínez: Ministro de Fomento.
Gran Masón grado 18.
Dr. Domingo A. Caronil: abogado, Ministro de Obras
Públicas. Masón grado 33. Gran Maestro y Soberano Gran
Comendador.
— 112 —
General José Manuel Peñaloza. Héroe de la Federación.
Diputado de la República. Masón grado 18.
Dr. Laureano Vallenilla Lanz: periodista y escritor.
Masón, fué Venerable Maestro de la Protectora de las Vir
tudes.
Dr. José Victorio Guevara: diplomático y político. Ma
són grado 32.
Dr. Máximo Greccentino, Médico, masón grado 33. So
berano Gr. Cmdor del Sup. Con. de Venezuela.
Dr. Pablo Godoy Fonseca, abogado, masón grado 18.
Dr. Manuel Porras Ortiz, médico, masón grado 33 Sob.
Grn. Com. del Supremo Consejo masónico.
Gral. Diego Bautista Ferrer, Ministro de Guerra en Ve
nezuela, masón grado 33.
Dr. Luis Godoy Fonseca, Médico, Presidente del Esta
do Bolívar, Masón grado 18.
Dr. Agustín Beroes, Abogado del foro venezolano, dis
tinguido por su honradez en todo los actos de su vida. Ma
són grado 33 Sob. Gr. Comendador y Gr. Maestro de D. G. L.
Dr. Gumersindo Torres, Ministro de Fomento, Masón
Gr. 30.
Dr. Jacobo Bendahan Chocron. Médico distinguido por
su altruismo y prendas morales, Masón Gr. 33 Gr. Com. y
Gr. Maestro de la Gr. Logia de Venezuela.
Dr. Félix Mai'ía Beauyon. Masón Grado 32.
Dr. Roberto García. Ingeniero constructor d*il palacio
legislativo y del gran templo masónico de Caracas Masón
grado 33.
Gral. Manuel Antonio Matos. Ministro del Exterior en
Venezuela, Masón grado 33.
Dr. A. Valdivieso Montaño. Abogado notable Masón
grado 33. Gr. Maestro de la Gr. Logia de Venezuela.
Dr. Jesús Enrique Lossada. Rector de la Universidad
del Zulia. Masón grado 18.
— 113 —
Dr. Rafael Villavicencio, Gran Masón, Gran Comenda
dor del Sup. Con. de Venezuela y otros tantos que sería
largo enumerar.
A:. L:. G:. D.\ G:. A:. D:. U:.
La G r:. L:. De:. Venezuela
Al:. M:. II:. H:.
JOSE ANTONIO PAEZ
Querido H:. : también nosotros aparecemos ante vos
para saludaros a nombre de los mas:, de Venezuela, en me
dio de las ovaciones que todos los ciudadanos y corpora
ciones se apresurán a tributaros.
Como ciudadanos hemos tomado parte en el entusias
mo general a vuestro arribo a nuestras playas; como ha
bitantes de esta ciudad hemos contribuido con nuestros más
cordiales sentimientos al espléndido triunfo de vuestro reci
bimiento; y ahora como HH:. queremos exponeros de nue
vo nuestra admiración, respeto y gratitud, confirmándolos
con la sinceridad de la palabra masónica.
Ese gozo inmenso que brilla en los semblantes a vues
tra presencia, tiene por base el sentimiento íntimo de la
reacción de la moral, tanto tiempo abatida; sois un símbolo^
de dicha, sois el aura apacible que viene a revivir en los co
razones el casi extinguido fuego de la virtud. Dios os ha
prolongado la vida por entre azares y peligros, no tanto pa
ra recompensaros, como para que obréis el bien de la patria,
en la oportunidad debida. Os ha preparado en la adversidad
para una misión de paz y de concordia.
Para hacer de vos un enviado, os ha hecho transitar por
las eminencias y los abismos de la vida humana, dándoos
moderación y fortaleza.
Ciñó vuestras sienes de frondosos laureles y puso la
humildad en vuestro corazón para que no os envaneciérais.
Colocó en vuestras manos las riendas del Estado, y en
vuestro pecho la probidad y la benevolencia para que vues
tras manos no se manchasen en el crimen.
— 114 —
Os hizo víctima expiatoria de los errores de vuestros
conciudadanos, y os infundió la resignación del mártir.
— 115 —
nación al contemplar los abusos, haga retemblar la bóveda
estrellada, para que la iniquidad se confunda, huya y bus
que el camino de la enmienda y de la expiación.
Venid, Herm:., a nuestro seno, para que podamos con
firmar nuestros sentimientos con un abrazo fraternal. En
tretanto, la Gr:. L:. de la República os saluda con los sign:.
num:. y bat:. de orden en el O:, de Caracas a 2 de mayo
de 1859 ( E V ‘|)
El M:. R:. G:. M:
Luis I). Correa.
El D:. G:. M:.
Eduardo Calcaño.
El 1er:. Gr:. Vig:. El 29. G:. Vig:.
Fernando A. Diez I. Manuel Cadenas Delgado.
El Gr:. Orad:. El Gr:. Sec:.
José Ramón Villasmil Alejandro Poeli.
— 116 —
la felicidad de la República, no lo son menos para que derra
me en el corazón de todos los venezolanos el bálsamo de la
concordia y de la sincera fraternidad. Son estos los senti
mientos que abriga mi pecho como ciudadano y como más:,
y los que tengo la honra de trasmitiros en contestación a
la pl:. con que tan escesivamente me habéis favorecido.
Qs ruego, muy II:. y QQ:. HH:. que os dignéis recibir mi
gratitud y el afecto con que me despido de vosotros con
todos los núm:., sig:. y bat:. que nos son conocidos, al Or:.
de Caracas el 12 del mes de Junio del año 1859 (Era
vulgar).
JOSE A. PAEZ.
— 117 —
Bermúdez, José de Austria, Francisco de Avendaño, Doctor
Diego Bautista Urbaneja, Procer, Tomás J. Sanavria, M.
López de Umérez, General Felipe Esteves, Juan José Con
de, Licenciado Francisco Aranda, F. Conde, G. Pompa, Es
teban Escobar, Marcelino de la Plaza, Mauricio de la Cova,
George Córser, Manuel Cala, Presbítero Riera Aguinagal-
de, General Justo de Briceño, Manuel Felipe de Tovar, Esta
nislao Rendón, Doctores Juan Bautista Urbaneja y Modesto
Urbaneja, Antonio Leocadio Guzmán, Gerónimo Márquez,
José Silverio González, Pedro Tomás Siso, Lorenzo Martu-
ret, José Manuel Rivero, Vicente Michelena, José Ma
nuel de las Llamozas, Hermanos Blanco, José Grego
rio y Rafael A. de Lugo, Antonio Madrigal, Manuel
Echeandía, J. Charquet, Pedro Núñez de Cáceres, Luis
D. Correa, José Antonio González, Pedro Marturet, I.
J. Pardo, José Francisco Herrera, José Gregorio y José
Tadeo Monagas, José Laureano Silva, Diego A. de Al
calá, Jacinto Gutiérrez, Juan Crisóstomo Falcón, Ra
món Anzola Tovar, José M. Ponce, J. Tehodor,, J. A.
Freire, José de Irribarren, Vicente del Castillo, Roberto
Basalo, Francisco I. Carreño, Isidoro Hernández Bello, José
del Rosario Ponte, Manuel Ezequiel Bruzual, José Dolores
Landaeta, Rafael Martínez, Dr. Manuel Cadenas Delgado,
Carlos Elizondo, Pío Ceballos, Pío Albor, José Rafael Pa
checo, Juan Crisóstomo Hurtado, Jesús María Blanco, Wen
ceslao Carias, Francisco Linares Alcántara, Adolfo Lacom-
be, Hermanos Plaza, Jesús María Morales Marcano, Felipe
Esteves, Vicente Amengual, Fernando Arvelo, Joaquín Cres
po, Rafael Agostini, José María Velásquez, F. M. Alfonzo,
Juan Bautista Monserrate, José M. Pelgrón, Jesús María
Rojas, Jesús María Goya, Joaquín Herrera, Rafael Caraba-
ño, Antonio Guzmán Blanco, Wenceslao Villanueva, Pedro
Ezequiel Rojas, Doctor Raimundo Andueza Palacio y otros
infinidad de ciudadanos que sería interminable demostrar;
y para probar más esa protección y deferencia de los go
biernos de Venezuela a la Masonería, en 1855 dispuso el E-
jejcutivo Nacional que por medio de una circular del Minis
terio del Interior, el honorable Licenciado señor Francisco
Aranda, que se cerrasen todas las sociedades existentes
— 118 —
en Venezuela por prevención de orden público, y el señor Go
bernador, de Barcelona cumpliendo tal resolución pro
hibió que la Respetable Logia Protectora de las Vir
tudes número l 9, se reuniese; aquel Cuerpo ocurrió al
digno Ministro del Interior, el cual contestó por disposi
ción de S:. E:. el Presidente de la República M:. I:. H:.
General José Tadeo Monagas y Serenísimo G:. M:. del G:.
O:. Nac:. la resolución que en copia certificada me permito
acompañar:
— 119 —
quedó declarado tácitamente, que la Masonería en Vene
zuela, era la única sociedad que podía reunirse libremente.
— 120 —
la sociedad en que han dado y siguen dando constantes e
inequívocas pruebas de su acendrada filantropía y elevada
civilización “como lo expresa la citada resolución”, le con
cedáis el derecho de circular su correspondencia por las Es
tafetas de la República libre del pago, a todos los Cuerpos
Masónicos, como la ha venido efectuando por más de se
senta años, hasta el próximo pasado que por la nueva Ley
de Correos se le suspendió aquel derecho.
Acuerda:
El Presidente,
F. González Guinan.
El 1er. Vicepresidnete,
Pedro Vicente Mijares.
El 29 Vicepresidente
Gonzalo Picón Febres.
El 3er. Vicepresidente,
José María Gil.
— 121 —
El 4°. Vicepresidente,
Angel Barreto Lima.
El 59. Vicepresidente,
J. M. España Núñez.
Los Secretarios,
Julio H. Bermúdez, Vicente Pimentel.
— 122 —
Doctor Manuel Antonio Martínez, Doctor José María Orte
ga Martínez, Doctor Carlos S. Tamayb, Doctor Enrique Ur-
daneta Maya, Doctor J. M. Torrealba García, Doctor Juan
José Herrera Toro y General Juan Tomás Pérez.
Dios y Federación,
J.L.ARISMENDI.
— 124 —
LISTA I)E LOS SACERDOTES QUE HAN PERTENE
— 125 —
Pbro. Dr. José Lorenzo Rivero, fraile dominico y cape
llán de la Iglesia de San Jacinto de Caracas, orador sagrado,
gr:. 18.
(*) Los sacerdotes de esta lista, son los que constan de los libros,
expedientes y cuadros masónicos, no figurando en ella aquellos
que se iniciaron en Logias foráneas).
SACERDOTES INICIADOS EN LA L O G IA DE CARUPANO
C. B. R.
C. B. Ií.