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Prólogo

A lo largo de nuestra corta o larga vida, gracias a nuestra memoria, cada uno
de nosotros va acumulando recuerdos que nos permiten almacenar información
y retenerla; para que luego por medio de los sentidos, regresen a nuestro
presente como un regalo maravilloso de conexión de un instante de nuestras
vidas.

De un pasado lejano con un olor, sabor, sensación o imagen exacta o vaga en


ocasiones, traemos vertiginosamente el pasado al presente. Se revela ante
nosotros una historia no contada, almacenada en nuestra memoria con heridas
emocionales que, sin percibirlo, con el relato hablado y luego escrito, vamos
sanando.

Así olía mi pueblo es una breve narración en primera persona, que inspira a
apreciar el aroma nostálgico del desarraigo momentáneo o permanente que
algunos hemos vivido con el afán de crecer y progresar. Un relato suave y
melancólico que nos transporta sensorialmente a recorrer el Tuito en bicicleta,
a extrañar la complicidad entre hermanas y el apego a la tierra que nos vio
nacer.

A través de la sutil pluma de la maestra Hortencia García García, el lector viaja


con su imaginación a conocer un espacio cuyo nombre, el Tuito (lugar de Dios,
lugar divino ó lugar de belleza), revela a la niña Hortencia, jugando
emocionada, brincando por las calles empedradas y gritando a todo pulmón,
más allá del ruido del motor de una avioneta: “¡Te llegó carta!”.

Así olía mi pueblo en un homenaje etéreo al tiempo y espacio vivido en el


Tuito por Hortencia, pero que en ocasiones puedes sentir que tú también eres
protagonista. No te sorprenda que en el relato percibas el perfume de tinta de
las cartas y el penetrante olor la gasolina. No te sorprenda que sientas una
suave brisa en tu rostro y a su vez abrigues la sensación de volver de nuevo al
regazo materno.

Yllelyna Aponte-Carías

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