Insomnto. Me sucede cuando un pensamiento
me hace una visita sorpresa. El huésped de esta
noche? Un recuerdo que parece de otra vida:
Beto y Tofto inventando un lenguaje manual que
solo ellos entienden. Mama y papa la pasaban
fatal intentando descifrar las veinte sefias que
hacian. Era un idioma tinico como su amistad.
jPor qué no me deja dormir? Porque hace tanto
que Beto y Tofio no se llevan bien... De ahi, mas
recuerdos y pensamientos que una vez fueron fa-
miliares se cuelan hasta volver mi memoria una
fiesta. Les pido que hablen bajo porque quiero
dormir, pero soy el vecino malhumorado al que
nadie hace caso.
Beto y Tofio eran los mejores amigos. Uno em-
pezaba algo y el otro lo terminaba: palabras, peleas,
juegos. En el jardin de nifios eran /os gemelos a la
menor provocacién. “Los gemelos se portan bien;
4alos gemelos podrian esforzarse més en sus tarcas;
gemelos, no quieren ir al bafio?”. Esto pasaba
en cualquier lugar, la gente no se molestaba en
aprender sus nombres y a mama le preocupaba
que no desarrollaran suefios ¢ intereses propios.
Fueun dian el quesus hijos no podian decidir
cual era su color favorito cuando se propuso hacer
cambios y motivar sus individualidades.
Primero pidié a las abuelas, de la manera mas
atenta, que dejaran de regalarles en partida doble.
Lasabuelas competian secretamente para ver quién
los volvia mas idénticos. Les parecia adorable que
uno fuera el reflejo del otro. Si uno perdia peso, le
quitaban los dulces al otro y asi al revés.
Segundo, era importante que cada uno tuviera
su propia habitacién. Como no era posible cam-
biarnosa una casa mas grande, a papa se leocurri6é
levantar una pared para dividir el cuarto.
Tercer y iltimo cambio, cada uno elegiria una
actividad extracurricular propia. Probaron nata-
cién, futbol, karate, pintura, piano, guitarra y hasta
bailes regionales. Pero a los dos les fascinaba el
mismo deporte: el beisbol, el favorito del abuelo.
Tuvieron que aceptarlo.La nueva filosofia dictaba
que ellos decidieran sus gustos, aunque fueran los
mismos.
42Cuando entrarona la primaria los dos hicieron
pruebas para formar parte del equipo de beisbol
en la escuela. Antes era casi imposible que no te
seleccionaran, pero eso cambié con la Ilegada del
nuevo entrenador. Poncho era un viejo cascarra-
bias a sus veinticuatro afios. Creia que el beisbol
merecia respeto y solo debia practicarlo quien
verdaderamente emanara talento. A cualquier nifio
que llorara por la exigencia del entrenamiento
Jo sacaba al instante. “No estan hechos para este
deporte”, les gritaba mientras corrian a los bra-
zos de sus mamés, También implementé un sis-
tema de deteccién de habilidades, el mismo que
tusan los scouts para seleccionar jévenes en edad
universitaria. El método califica cinco herramien-
tas: bateo, poder, habilidad de campo, fuerza de
lanzamiento y velocidad.
El dia que Beto hizo las pruebas se marcé en lo
mas profundo de mi palma. Recuerdo la textura
exacta de ese momento. Era enero, el frio arafiaba
mis huesos y el aire se sentia resbaladizo como un
jabén mojado. Tofio habia excedido las expectativas
del entrenador cuando hizo las pruebas. No hizo
sonteit a Poncho, pero le deshizo lo fruncido del
entrecejo.Su lanzamiento fue la mejor herramienta
yledio la posicién de picher. Beto se levant6 para
ainiciar las suyas. Estébamos muy emocionados.
{Qué gran oportunidad tenia! Por primera vez
_seradeci ser la mano izquierda de un nifiodiesto.
\ Verds... en el beisbol,
una mano lanza
y la otra ca-
cha. Habia
encontra-
do mi propé-
sito de vida.Beto me puso la manopla y senti un abrazo, esa piel
maloliente me hacia valioso, tanto, que de pronto
necesitaba ser protegido. Pero cuando el entrenador
lanz6 la pelota, los dedos se me entumieron. Era
como volver a tener dos meses y querer alcanzar la
sonaja, una corriente helada se meti6 en mis venas y
me paralicé. “|No eres suficientel”, me grit6 una voz.
El Ilanto de Beto me despabilé, la pelota le habia
golpeado en la cabeza. No sé de dénde provino la
voz, pero tenia raz6n, De nuevo era el segundo lu-
gar... de solo dos en contienda. El entrenador lo
revis6 y gracias a todas las manos del cielo, no
tenia mas que un chichén. Pero Beto no dejaba de
lorar, convencido de que era sefial de su debilidad
mental, el entrenador le grité: “No sirves para este
deporte”, Pero yo sabia que la razén del [lanto
no habia sido el golpe, sino porque habia fallado.
Habia fallado yo. Yo. Y si hubiera duda, Beto me
Jo habria confirmado al Ilegar a casa. Me empujé
contra el lavabo del bafio y repitié: “mano tonta,
mano tonta, mano tonta”, Ese dia envidié a quien
tuviera ojos para llorar.Dias después, mamé le exigié al entrenador que
Beto terminara las prucbas,aun le faltaban cuatro.
Elentrenador lo hizo a regafiadientes, habia visto
suficiente, pero acababa de ser advertido por el
director de la escuela de que si hacia enojar a un
padre de familia mas seria despedido. La prueba
que seguia era la de lanzamiento. Mi hermano se
veia peligrosamente enojado, agarré la bola y la
lanz6 sin apuntar con todas sus fuerzas. La pelota
salié disparada como salida de un cafién. Le hu-
biera roto la cabeza al entrenador de no haberse
agachado, El tiro no habia sido certero, pero su
velocidad era insuperable. El entrenador se qued6
boquiabierto.“ Qué habia pasado?; sera el mismo
nifio de la vez pasada?; gle habian jugado una
broma?”, las preguntas se escurrian en la baba de
su boca chueca. “Beto”. Jamas se volvié a olvidar
de nuestro nombre. Poncho lo sefialé y dijo una
sola palabra: picher.
‘
‘Veo la hora. Son las tres de Ja mafiana. Esta noche
la correa del reloj me aprieta mas de lo sual. Mi
hermano cayé dormido al segundo de aterrizar
en la cama; siempre termina el dia agotado. yLas
ventajas de ser titil? El cansancio calla el pasado.
46De pronto, escucho un quejido en trozos. Des-
de mi posici6n intento revisar, pero lo tnico que
alcanzo a ver desde la alfombra es un mar de ropa
tirada.
—,Dan? —no me contesta.
Debié haber sido Beto, suele platicar en suefios.
Mis conversaciones favoritas son cuando lo entre-
vvistan después de haber lanzado un juego perfecto
en la serie mundial.
Escucho, nuevamente, el cacho de un lamento.
— Dan, estas despierto?
—Si —susurra, después de una larga pausa.
—Yo tampoco puedo dormir. Estas nervioso
por mafiana?
—No —tesponde en seco.
—Puedes ser sincero conmigo —Io animo.
—Qué no —dice con enojo.
Seguro lo est4, pero no quiere reconocerlo,
siempre tiene que ser el valiente.
—Lo haris bien —contintio—, siempre les
haces out. {Qué importa si no te sale ningiin lan-
zamiento quebrado? Nadie llega a la primera base.
Beto se mueve y me sube a la almohada. Mi
hermano da vueltasy vueltas por la colcha. Algo
le incomoda. Extiende lentamente sus dedos y
aun en la oscuridad veo que estan ligeramente
47moreteados. Ahora entiendo por qué no en-
cuentra una posicién cémoda para dormir. Estd
lastimado.
— jEistés bien? —me acerco, pero antes de Ile-
gar a él,se aleja—., No tienes que hacerteel fuerte.
— Qué quieres que te diga, Zam?
—Dime cémo estis, qué piensas.
—Olvidalo. No entenderias.
— Qué no entenderia? Dan, puedes decirme
Jo que sea.
—Esté bien.... Si tengo que hacerme el fuerte.
Al menos uno de los dos debe apoyar a Beto.
— Quieres decir que no apoyo a Beto?
— {Lo haces?
—Lo intento.
—2Y qué tal si dejas de intentarlo?
—Eso no tiene sentido.
—Beto no necesita que lo intentes, necesita que
Jo hagas, y yo también.
—No es facil ser izquierdo. Ahora eres tii el
que no entenderia.
—Claro, es dificilisimo no hacer nada.
—No estoy sin hacer nada.
—Estoy lastimado porque tuve que agarrar la
bola,sin manopla, para impedir que descalabrara
a nuestro nifio.
48—Beto no me da oportunidad, a la menor pro-
vocacién recurre a ti porque es diestro.
—No, lo hace porque no confia en ti.
—Estas siendo injusto.
— {No quieres que lo sea? Entonces, hazlo.Solo
hazlo. Por primera vez en tu vida haz algo! ;Qué
va a pasar cuando Beto sea seleccionado y todos
se den cuenta de que no sabe cachar?
—Me gustaria que sintieras lo que es ser una
mano izquierda en un nifio diestro.
—A mi también me gustaria, me hacen falta
vacaciones.
—Nunca vamos a entender la posicién del otro.
—No.
Deseo una y otra vez que Beto sea zurdo hasta
que la cantaleta me arrulla.
49