Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser
reproducida o transmitida por ninguna persona o entidad (incluyendo
Google, Amazon u organizaciones similares), en cualquier forma o por
cualquier medio, electrónico o mecánico, como fotocopiado, grabación,
escaneo o por cualquier almacenamiento información y recuperación de
sistema, sin el permiso previo por escrito de la autora.
Un extracto de la página 27 de “The wildness of girlhood” se publicó en Overland (overland.org.au)
y se usó con el amable permiso de Bonnie Mary Liston.
Las historias de casos mencionados en este libro son compilaciones anónimas y ficticias de casos
representativos con fines ilustrativos únicamente. Cualquier semejanza con personas reales, vivas o
muertas, es pura coincidencia.
La autora y la editora han hecho todo lo posible por ponerse en contacto con los propietarios de los
derechos de autor sobre el material utilizado en este libro. Cualquier persona u organización que se
haya pasado por alto debe comunicarse con la autora.
Segunda parte:
Capítulo 5: Mantenimiento general para la perimenopausia y más
allá
El sistema nervioso autónomo
Ritmo circadiano
Resistencia a la insulina
Salud digestiva
Toxinas ambientales
Alcohol
Nútrete
¡Muévete!
Capítulo 6: Terapia hormonal para la menopausia (THM)
Tipos de terapia hormonal
Terapia hormonal para la perimenopausia
Terapia hormonal para la menopausia
Solución de problemas para la terapia hormonal
Capítulo 7: Reconexión cerebral: una ayuda para los sofocos, el
sueño, las migrañas, la memoria y el estado de ánimo
Plan de acción básico para la reorganización cerebral
Sofocos
Sueño
Migrañas
Memoria
Síntomas del estado de ánimo
Capítulo 8: Problemas corporales: aumento de peso, enfermedades
de la tiroides, alergias, dolores y molestias
Revertir la resistencia a la insulina y perder peso abdominal
Enfermedad de la tiroides
Alergias
Dolores y molestias
Capítulo 9: Montaña rusa de estrógenos: menstruaciones
abundantes y dolor mamario
Dolor menstrual normal
Endometriosis y adenomiosis
Fibromas
Sangrado anovulatorio
Dolor mamario
Capítulo 10: Qué es lo que te espera
Síndrome genitourinario de la menopausia (SGM)
Vello facial y pérdida de cabello
Mantener un peso saludable
Reducción del riesgo de osteoporosis
Reducción del riesgo a sufrir enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares
Reducción del riesgo de sufrir de demencia
Apéndice A: Recursos
Apéndice B: Glosario
Referencias
Índice
Introducción
Te doy la bienvenida a Cómo mejorar tu salud hormonal, una guía para
tener hormonas sanas después de los 40.
Si ya leíste mi primer libro, Cómo mejorar tu ciclo menstrual, sabrás lo
apasionada que soy por las hormonas femeninas y la menstruación. En
realidad, podríamos decir que soy una animadora de las hormonas
femeninas y de todos los beneficios que provienen de los ciclos menstruales
naturales.
Con este libro me siento igualmente apasionada por los últimos años de
los ciclos menstruales, la llamada perimenopausia, y los años posteriores,
conocidos como menopausia. No incluí la palabra perimenopausia o
menopausia en el título porque no quería que pensaras «este libro no es para
mí» cuando, en realidad, si tienes 40 (o incluso cerca de 40),
definitivamente este es un libro para ti.
¿Por qué me apasionan tanto la perimenopausia y la menopausia?
Primero, porque la estoy viviendo en carne propia. Tengo 50 años al
momento de escribir este libro y he comenzado a tener largos intervalos
entre menstruaciones y a olvidar dónde estacioné mi coche. También estoy
descubriendo un nuevo sentimiento de descarada independencia que
explicaré más en el capítulo 2 y del que había oído hablar a mis pacientes,
pero que nunca entendí realmente hasta que me sucedió a mí.
La segunda razón por la que me apasionan tanto la perimenopausia como
la menopausia es que estoy ansiosa por aclarar lo normales y perfectas que
son. Digo esto como respuesta a una encuesta informal que hice en mis
redes sociales preguntando a mis seguidoras si tenían miedo a la
menopausia. El 64 por ciento respondió que sí. En los comentarios
describieron tener miedo a los síntomas (lo cual es comprensible), pero
también afirmaron tener miedo al estigma de la menopausia (que también es
comprensible, aunque triste). ¿Cómo es posible que la sociedad todavía
atribuya tal estigma a un proceso normal y natural que le ocurre al 51 por
ciento de la población?
Abordaremos el estigma en el capítulo 2, donde ofreceré lo que espero
sean nuevos puntos de vista sobre todo esto. También quiero invitarte a ver
la menopausia como un proceso separado del envejecimiento en sí, lo cual
es exacto porque, (aunque la perimenopausia ocurra junto con el
envejecimiento) en realidad, es un proceso independiente más parecido a
una segunda pubertad. Exploraremos el concepto de segunda pubertad en
los capítulos 1, 2 y 4, y presentaré el argumento de que, desde una
perspectiva evolutiva, la menopausia podría haber evolucionado como una
adaptación beneficiosa para dar lugar a una mayor esperanza de vida
humana. Pensar la menopausia como una adaptación beneficiosa es solo
una de las tantas formas de encontrarle significado a todo el proceso y de
ver más allá de la creencia común de que la menopausia solo ocurre como
un mero accidente por vivir demasiado tiempo.
Recuadros especiales
A lo largo del libro encontrarás definiciones, consejos, historias de
pacientes y temas especiales.
Definición
Mi educación y formación
Mi primer título fue una Licenciatura en Ciencias (BSc) de la
Universidad de Calgary, donde publiqué mi tesis de honor como artículo
científico sobre el comportamiento de búsqueda de alimento de los
murciélagos machos y hembras. Ese trabajo en biología evolutiva fue el
comienzo de mi amor por la ciencia y el mundo natural y ha formado mi
manera de trabajar con pacientes. Por ejemplo, veo al cuerpo humano como
un sistema lógico y receptivo que sabe qué hacer cuando se le brinda el
apoyo adecuado con nutrición y tratamientos naturales.
Después de mi título en biología, me gradué como médica naturista (ND)
en el Canadian College of Naturopathic Medicine (CCNM) en Toronto,
Canadá. Esta es una de las siete facultades de medicina naturista acreditadas
en América del Norte: hay dos en Canadá y cinco en Estados Unidos. Los
dos primeros años de formación son similares a los programas médicos
convencionales, mientras que los dos últimos años proporcionan cientos de
horas de formación en medicina nutricional y herbal, así como formación
clínica en una clínica ambulatoria. Después de graduarme en 1997 con mi
nombre de soltera, Lara Grinevitch, obtuve la certificación de los exámenes
de licencia de médicos naturopáticos (NPLEX), que son exámenes de
licencia profesional administrados por la Junta de Examinadores
Naturopáticos de América del Norte (NABNE).
Mis primeros cinco años de práctica fueron en Pincher Creek, Alberta,
Canadá, en la década de 1990. Fue un momento interesante para ser médica
natural porque incluso las cosas más básicas, como los probióticos, se
consideraban extrañas. «¿Bacterias buenas?» dijo un colega. «¡Qué
ridículo!» La década de 1990 también fue una época algo aterradora para la
salud de la mujer. Muchas de mis pacientes recibían tratamientos con
píldoras anticonceptivas de dosis alta, histerectomías de rutina y una terapia
hormonal a la antigua llamada Premarin ®. Mientras me esforzaba por
encontrar mejores soluciones para mis pacientes, descubrí que los
tratamientos naturales brindaban incluso mejores resultados de los que me
habían enseñado a esperar. Por ejemplo, la dieta y los suplementos
funcionaron para muchos síntomas tales como los sofocos; y la terapia con
hormonas bioidénticas (también llamadas hormonas idénticas al cuerpo) era
una alternativa viable y segura a la terapia de reemplazo hormonal
convencional o TRH [HRT en inglés]. Este tratamiento ahora se conoce
como terapia hormonal menopáusica o THM [MHT en inglés].
Más de dos décadas después, la terapia con hormonas bioidénticas se ha
convertido en la terapia hormonal estándar recomendada en la mayoría de
los entornos convencionales, como en el consultorio de tu médica. El
cambio al tratamiento bioidéntico tomó más tiempo de lo que esperaba,
pero finalmente sucedió y significa que ahora tienes fácil acceso a las
“hormonas naturales” como una de las varias opciones que tu médica podría
recetarte de forma rutinaria. Para asegurarte de que recibes el tipo de terapia
hormonal más seguro y natural, consulta la discusión completa en el
capítulo 6.
Después de ejercer en la zona rural de Alberta, me mudé a Sídney,
Australia, donde tuve consultorios durante casi veinte años antes de
establecerme finalmente en Christchurch, Nueva Zelanda. Actualmente
vivo en Nueva Zelanda, pero viajo a Australia para realizar presentaciones
y, a veces, me pongo en contacto con mis pacientes de Sídney.
Soy miembro del Scientific Advisory Council for the Centre for
Menstrual Cycle and Ovulation Research [Consejo Asesor Científico del
Centro de Investigación del Ciclo Menstrual y la Ovulación], fundado por
la profesora Prior en 2002 en la Universidad de British Columbia. También
formo parte del Endometriosis Special Interest Group [Grupo de Interés
Especial de Endometriosis (ESIG)] de Endometriosis New Zealand.
Además, soy miembro del consejo editorial de Vital Link, la revista oficial
de medicina naturista de la Asociación Canadiense de Médicos
Naturopáticos.
A mis miles de pacientes a lo largo de los años, gracias por confiarme su
salud y sus historias. Les dedico a ustedes este libro.
Lara Briden
Primera parte
Entender la perimenopausia y
la menopausia
Nada en la vida debe ser temido, solamente comprendido.
Ahora es el momento de comprender más para temer menos.
~ Marie Curie ~
Capítulo 1
La revolución hormonal: por
qué todo es diferente después
de la segunda pubertad
Si elegiste este libro es porque sientes que algo está cambiando en tu cuerpo
y, tal vez, en tu vida.
No lo estás imaginando. Hacia finales de tu tercera década y principios
de la cuarta, algo cambia en el cuerpo (especialmente en el cerebro) y es
posible que te sientas desconcertada, frustrada y liberada, todo a la vez. Este
cambio no sucede de un día para otro. Es un proceso llamado
perimenopausia y comprende los dos a doce años previos a que tus
menstruaciones desaparezcan. La perimenopausia no es lo mismo que la
menopausia, es decir, la fase de la vida que comienza un año después de tu
última menstruación. Este libro trata tanto sobre el proceso de la
perimenopausia como de la fase de vida de la menopausia, que juntas
podrían comprender más de cuatro décadas. ¿Qué necesitas entender acerca
de este nuevo capítulo tan importante en tu vida?
En primer lugar, debes saber que los síntomas (si es que los tienes)
probablemente sean temporales. No todos los síntomas perimenopáusicos
son temporales, pero muchos lo son, y saberlo evitará que pienses «¡Ay, no!
Dios mío, así seré de ahora en adelante». No serás así para siempre; esto
también pasará.
En segundo lugar, debes saber que la perimenopausia no es solo una
«fluctuación hormonal» caótica, sino una secuencia de eventos que
comienza con niveles bajos de progesterona junto con estrógenos
temporalmente elevados y concluye con niveles de estrógeno bajos y
algunos cambios significativos en el metabolismo de la insulina. Percibir el
proceso como una secuencia de eventos descriptibles te ayudará a encontrar
el tratamiento adecuado.
Por último, debes saber que la perimenopausia y los primeros años de la
menopausia constituyen una etapa crítica para la salud, y esto es real
incluso si no tienes ningún síntoma. Cuando hablo de una etapa crítica me
refiero a un período sensible o un punto de inflexión durante el cual pueden
aparecer pequeños problemas de salud que, si no se tratan, podrían
convertirse en problemas más graves y permanentes en el futuro. Lo bueno
de este punto de inflexión es que también te brinda una oportunidad única
para hacer pequeños cambios que podrían aportar grandes beneficios a tu
salud en el futuro.
Repasando:
resistencia a la insulina
La genética
La genética determina tanto el momento de la menopausia como, hasta
cierto punto, los tipos y la gravedad de los síntomas. Si puedes, pregúntale a
tu madre y a tus hermanas mayores sobre cualquier historia de períodos
intensos, sudores nocturnos o problemas de sueño. Su experiencia con la
perimenopausia podría proporcionar una idea de lo que te espera. Por eso,
yo siempre le digo a mi hermana menor: «voy yo primero y luego te cuento
cómo es».
Por suerte, los genes son solo una parte de la historia. La expresión de
esos genes es igualmente importante y se puede modificar con la
alimentación, el ejercicio y con un ritmo circadiano saludable. Cubriremos
estos temas en los capítulos que vienen.
Estigma y vergüenza
Si te sientes completamente cómoda con la menopausia y no sientes
vergüenza alguna, puedes saltarte esta sección. Sin embargo, si te has
enfrentado al estigma de la menopausia o has sentido incluso un fugaz
destello de vergüenza, saquémoslo a la luz para poder disiparlo.
La menopausia no es nada de lo que haya que avergonzarse. Tú y yo lo
sabemos muy bien, pero, por desgracia, todavía nos encontramos con una
clara sensación de incomodidad en otras personas que puede ser fácil de
internalizar si no tenemos cuidado.
Aceptar el envejecimiento
Primero que nada debes saber que tener 50 años no te convierte en una
anciana. Esto no quiere decir que la vejez sea mala, porque por supuesto
también es una fase normal de la vida, pero eso ya es para otro libro. Este es
un libro sobre la perimenopausia y la menopausia, lo cual significa que (si
lo estás leyendo) te encuentras en el rango de edad de los aproximadamente
40 a los 60 años y, por lo tanto, estás a varias décadas de ser anciana. La
asociación errónea de la menopausia y la vejez se ve reforzada por las
imágenes de archivo de tipo «señora con bastón» que los medios de
comunicación utilizan de manera sistemática y frustrante a la hora de
publicar artículos sobre la menopausia. No me extraña que mi sobrino
pensara que la menopausia tenía que ver «vagamente con el
envejecimiento».
En segundo lugar, tienes permitido envejecer. Tener 50 no significa ser
anciana, pero tampoco significa ser exactamente joven. No es común que a
los 50 tengamos una cara que parezca de 30, y yo me pregunto: ¿por qué
deberíamos tenerla? Cada vez que elogiamos a una mujer por parecer joven,
o al menos por no parecer vieja, reforzamos la creencia generalizada y
opresiva de que envejecer es algo malo y que, como mujeres, debemos
esforzarnos por mantenernos jóvenes y atractivas. Obviamente, eso es
imposible y ni siquiera deberíamos tener que intentarlo. Al contrario, nos
mantenemos fuertes si podemos, sanas si tenemos suerte y sexualmente
activas si eso es lo que queremos para nuestro propio placer. Nada de eso
nos obliga a vernos de un modo determinado.
En mi caso, tuve miedo (hasta diría que sentí pánico) por perder la
apariencia juvenil. Si sentiste lo mismo, creo que nos podemos perdonar
tanta vanidad. Vivimos en una cultura que continuamente nos dice que tener
la piel suave y la figura delgada y ágil es la única forma aceptable de ser
mujer. Por esa razón, era lógico que le tuviera miedo a la pérdida de mi
apariencia juvenil, pero sucedió algo que me sorprendió. Cuando llegué a
los 50, descubrí que ya no me importa tanto parecer joven como pensaba.
Quiero decir, me preocupo por estar saludable, lo que suele resultar en
parecer un poco más joven. También me preocupo por estar bien arreglada
y usar cosas bonitas. Y sí, también me tiño el cabello, aunque de verdad
admiro a las mujeres que se dejan las canas naturales. La verdad es que no
me importa involucrarme en una batalla total contra el envejecimiento
porque, al fin y al cabo, tengo mejores cosas que hacer. Pensar y sentirme
así es como una bocanada de aire fresco ante la constante necesidad de ser
bonitas que muchas de nosotras tenemos cuando somos jóvenes.
La lexicógrafa Erin McKean lo expresó de manera acertada cuando dijo:
«No le debes belleza a nadie. Ni a tu novio / cónyuge / pareja, ni a tus
compañeros de trabajo, ni mucho menos a cualquier hombre que te cruzas
en la calle. No se lo debes a tu madre, ni a tus hijos, ni a la civilización en
general. La belleza no es un alquiler que pagas por ocupar un espacio
marcado como “femenino”».[15] En el mismo intercambio en redes sociales,
McKean continuó diciendo: «No digo que no debas ser bella si eso es lo
que quieres». Es decir, no le debes belleza a nadie, pero tampoco le debes la
no belleza a nadie ni tampoco a la menopausia. Tu apariencia es tuya para
hacer con ella lo que desees y puedes, siempre y cuando no te sientas
oprimida por la presión poco realista de mantenerte tan bonita como cuando
tenías 20 años.
Para mí, dejar a un lado la idea de mantener la belleza de la juventud
significó un gran alivio y forma parte de un proyecto más amplio a largo
plazo de dejar ir el perfeccionismo. Brené Brown dice que «el
perfeccionismo es la creencia de que, si vivimos perfectas, nos vemos
perfectas y actuamos perfectas, podemos minimizar o evitar el dolor de la
culpa, el juicio y la vergüenza. Es un escudo. Es un escudo de veinte
toneladas que cargamos pensando que nos protegerá cuando, en realidad, es
lo que nos impide huir».[16] Si además de estar atravesando la menopausia
estás sacándote ese escudo de 20 toneladas que implica la vergüenza de los
años reproductivos, entonces también estás vislumbrando lo que solo puedo
describir como la libertad del «me importa todo una mierd@» de la
menopausia.
Libertad e invisibilidad
Había escuchado a mis pacientes hablar sobre la libertad de la
menopausia, pero no me lo creía del todo. El momento exacto en el que
comencé a entenderlo fue durante unas vacaciones que tomé hace varios
años con mi hermana, quien, a pesar de ser menor, es más sabia. Ella
señalaba a los pequeños grupos de mujeres en sus 50, muy felices, que nos
cruzábamos en una caminata.
«Tienen un secreto» observó mi hermana. «Sus hijos ya son adultos y sus
maridos no están con ellas. Ahora pueden ser ellas mismas». No me había
fijado en las mujeres mayores hasta que mi hermana las señaló y creo que
esto dice mucho sobre la invisibilidad de dichas mujeres. Pienso que esto
está relacionado con la libertad de la menopausia. La invisibilidad y la
libertad son dos caras de la misma moneda.
En primer lugar, la invisibilidad de la menopausia consiste
principalmente —no exclusivamente— en ser menos visible para los
hombres (en especial para los hombres más jóvenes). Claro está que esto
solo es un problema si eres heterosexual y te preocupas por este tipo de
cosas. La invisibilidad de la menopausia también puede hacer que sea más
difícil ser escuchada o tomada en serio en el trabajo, especialmente si no te
tiñes el cabello. Si bien esto es increíblemente injusto, sucede mucho si
trabajas con hombres o apareces en los medios de comunicación. Mis
amigas me cuentan que es más fácil llevar canas en entornos mayormente
dominados por mujeres, lo cual tiene sentido, y todo puede cambiar con el
nuevo movimiento embrace the gray [abraza el gris] en las redes sociales.
Cuantas más mujeres con canas poderosas y exitosas veamos, más
aprenderemos a ver las canas como «elegantes y refinadas» en las mujeres,
tal como lo hacemos con los hombres.
Hay varios aspectos positivos de la invisibilidad menopáusica. Con
respecto a los hombres, es menos probable que atraigas la atención
indeseada de hombres al azar en la calle, un cambio decididamente positivo.
«Pasar desapercibida ante la mirada de los hombres parece dejar de ser un
problema», observó Sam Baker, exeditora de Cosmopolitan Reino Unido.[17]
Si eres como yo, es posible que también te llamen menos la atención las
potenciales parejas románticas, lo cual te deja más tiempo para pensar en
otras cosas. Es un sentimiento de libertad el dejar de estar preocupada por el
sexo en la forma en que podías estarlo cuando eras más joven. Eso no
significa que dejes de tener relaciones sexuales si eso es lo que quieres, ya
sea con una pareja o a solas.
Porque sí: con la menopausia seguirás siendo un ser sexual en cualquier
forma que te resulte placentera, y eso sucederá incluso si tu libido aumenta
(es una posibilidad), permanece igual o disminuye. Si tu libido o deseo
sexual disminuye, no pasa nada. No significa necesariamente que tengas un
problema, sino que puede ser una respuesta muy normal a la fatiga por las
alteraciones del sueño perimenopáusicas, la disminución de los niveles de
estrógeno o simplemente el aburrimiento sexual después de 20 o 30 años de
matrimonio. Analizaremos más el deseo sexual en el capítulo 10, donde
también exploraremos las opciones de tratamiento para problemas como el
dolor vaginal, la sequedad y el prolapso. Mientras tanto, me gustaría citar
cómo Lisa Renee describe el sexo perimenopáusico en su blog Carta
abierta a las mujeres: «descubrirás que el sexo oscila entre alucinante e
inexistente, con énfasis probablemente en esto último».[18] Me siento muy
identificada.
Otro aspecto positivo de la invisibilidad menopáusica es que ya dejarán
de preguntarte si vas a tener hijos. Es un cambio que se agradece si, como
yo, no has tenido hijos biológicos. Incluso se agradece si tuviste hijos,
porque ahora tienes la oportunidad de que te vean solo como quien eres y
que no te encasillen en la categoría de «madre» o «no madre».
Te liberas de que hombres extraños se queden mirándote; te liberas de
estar preocupada por el sexo; te liberas de ser cuestionada sobre tu estado
reproductivo. Esos son solo algunos privilegios que ofrece la «cara de la
libertad» en la moneda invisibilidad-libertad. También existe la enorme
libertad de dejar de preocuparte tanto como solías hacerlo por complacer a
los demás. La necesidad de complacer que se da en nuestros años
reproductivos puede provenir, al menos en parte, del estrógeno y la
progesterona, que posiblemente tienen el efecto de hacer que las mujeres
seamos más amables, gentiles y abnegadas. Para hacer frente a lo que la
periodista británica Caitlin Moran llama «las tonterías de los niños
pequeños», las mujeres permanecen en un estado de «semiembriaguez y
filosofía a base de tragos de estrógeno tibio, de modo que son más capaces
de lidiar con “las tonterías” de todos los demás». Hasta que llega la
menopausia, dice Moran, y de repente se acaban «las reservas de ‘señorita
perdones’ en el tanque».[19]
Si ya no eres la «señorita perdones», entonces llegaste al momento de la
vida en el que te resultará más fácil empezar a decir que no. No estamos
hablando de un no innegociable, porque desde luego, sigues teniendo
responsabilidades, especialmente si todavía tienes niños pequeños en casa.
Este es un no que se dice con mayor frecuencia porque estás empezando a
darte cuenta de que no es tu trabajo anteponer las necesidades de los demás
a las tuyas. Con suerte, decir «no» significará pasar más tiempo haciendo lo
que disfrutas y, lo que es más importante, pasar menos tiempo
disculpándote o justificándote por hacerlo. Mis pacientes menopáusicas me
cuentan que dedican más tiempo a actividades como viajar, realizar trabajo
voluntario, cantar, hacer un doctorado, salir a correr y hacer entrenamiento
de fuerza. «Para mí, la menopausia consiste en volverse fuerte», me dijo
una paciente y, fiel a su palabra, pasa horas con su entrenadora trabajando
con las pesas.
Mi pasión es caminar, tanto caminar «alrededor del parque local», si eso
es todo lo que puedo hacer, como hacer caminatas de todo un día o de
varios días cuando se me presenta la oportunidad. Me encanta salir y sentir
que todas las pequeñas cosas desaparecen. Cuando camino, soy solo yo en
mi cuerpo con los pies en el suelo, y no importa si estoy atrasada en mis
correos electrónicos o si debería esforzarme para escribir una nueva
publicación en el blog. Caminar ha sido mi acto de rebelión desde que de
niña leí la deliciosa descripción de Lizzie Bennet en Orgullo y prejuicio de
Jane Austen: «¡Caminar tres millas, o cuatro, o cinco, o las que sean, con el
barro hasta los tobillos y sola, completamente sola! ¿Qué querría dar a
entender? Para mí, eso demuestra una abominable independencia y
presunción, y una indiferencia por el decoro propio de la gente del campo.».
La señorita Bingley pronunció estas palabras. Claro que las quiso decir
como una crítica a Lizzie, pero sin saberlo describió un estado de
«independencia orgullosa» que es muy atractivo para las que deseamos
estar solas y «con los pies hundidos en el barro». Cuando leí el pasaje por
primera vez, decidí que es maravilloso estar sola en el campo y, desde
entonces, he buscado consuelo y placer en ese pasatiempo. Solo ahora,
décadas después, al fin puedo ver cómo esas palabras le hablaron a una
parte auténtica mía que está lista para volver a sus formas semi-salvajes.
Regreso a la niñez
En un hermoso ensayo titulado «La naturaleza salvaje de la niñez»[20], la
escritora tasmana Bonnie Mary Liston comienza con la cita de Emily
Brontë: «Ojalá fuera niña otra vez, medio salvaje, resistente y libre», y
luego continúa describiendo la actitud de las niñas de nueve años como
«una mezcla rara de ira y alegría». Ella habla de «niñas que se obsesionan
con caballos, lobos o brujas, y que saben que son igual de salvajes que esas
criaturas. Desaparecen al aire libre, se esconden en los árboles, meten las
manos en la tierra, y hacen pociones con barro y palos. Se escapan a
mundos complejos de su propia imaginación, compartidos con otras niñas o
en reinos solitarios».
«Claro que esto se termina», dice la autora. «Maduramos, dejamos atrás
ese lado salvaje y llegamos a la pubertad, donde nuestro enojo recae sobre
nosotras mismas, sobre nuestros cuerpos, sobre nuestras madres, y qué sé
yo qué más. Ahora somos parte del mundo y, a veces, nos olvidamos por
completo de ser salvajes».
La descripción de Liston de las niñas está en la misma línea que los
hallazgos de la psicóloga de Harvard Emily Hancock. Ella dice que las
niñas cristalizan su ser más auténtico en algún momento entre las edades de
8 y 10 años.[21] Después de eso, dice Hancock, llega la pubertad y las niñas a
menudo comienzan a sentir la presión del rol de género femenino. «La
pubertad exige que las niñas cambien los jeans azules por una falda y la
independencia por el papel femenino», dice y luego concluye remarcando
que el proceso puede revertirse en la menopausia cuando las mujeres tienen
la oportunidad de reconectarse con su niña interior y recuperar su esencia
perdida. «Al volver a la niña interior, [las mujeres menopáusicas] van
camino a reclamar su independencia y su identidad».[22]
Reconectarme con mi yo de nueve años ha sido una parte totalmente
inesperada pero encantadora de la transición de la perimenopausia. Me dio
permiso para caminar más y eludir mis deberes de una manera que jamás
habría pensado.
—Es que no tengo ganas de cocinar verduras esta noche —le digo a
veces a mi esposo. Lo siento como un acto de rebeldía porque normalmente
insistiría en añadir verduras verdes a la carne con patatas que prepara mi
marido.
—Podemos hacer lo que queramos —le digo—. No tenemos jefes.
—Te has vuelto una niña —bromea mi esposo, que a veces termina
cocinando verduras o simplemente acepta que cenemos sin ellas. Por
supuesto que no recomiendo saltarse las verduras todo el tiempo porque las
verduras son saludables. Solo te invito a que de vez en cuando no te
molestes con esa tarea fastidiosa de picar brócoli o cargar el lavavajillas,
sino que salgas a caminar o hagas lo que sea que necesites hacer. Tal vez
descubras que eludir los deberes y reconectarte con tu yo de nueve años es
un camino directo para aumentar la energía emocional, el entusiasmo y lo
que se ha descrito como «el placer de la menopausia».
Pude vislumbrar el placer de la menopausia un día que salí a caminar con
mi esposo y él quería regresar porque ya era tarde y habíamos estado
caminando por cinco horas.
—No, sigamos — insistí. —Sigamos hasta el punto panorámico.
Luego nos encontramos con otra pareja de nuestra edad que estaba en la
misma situación: el hombre agotado y la mujer menopáusica ansiosa por
seguir. Mi esposo hizo una observación sobre la energía de las mujeres de
50 y tantos años y se preguntó «¿pero dónde está mi renovación
menopáusica?».
La palabra japonesa para menopausia es kounenki, que significa «años de
renovación» o «de energía». Si hay un aumento de energía en la
menopausia, esto seguramente se debe al resurgimiento de nuestra niña
interior, un fenómeno que parece traspasar los límites de la cultura. Por
ejemplo, en un estudio a mujeres de la cultura tradicional Chichimila de
Yucatán, México, la antropóloga Yewoubdar Beyene observó que muchas
de las mujeres informaron sentirse «jóvenes y libres» a raíz de la
menopausia porque significaba que podían regresar a la etapa de la vida
previa a las cargas y restricciones de sus años reproductivos.[23]
Si aún no tuviste ninguna sensación de ser «como una niña» o de ser
«joven y libre», por supuesto que igual está bien. Hay muchas otras cosas
sucediendo a la vez.
Duelo
Según el experto en duelo David Kessler, «el duelo es un cambio, y suele
ser uno que no deseábamos. El duelo es el reconocimiento de ese cambio,
pero también la pérdida de una conexión y, en el fondo, el duelo es amor:
amor por todo lo que teníamos y que ahora se ha ido».[24] Kessler explica que
el dolor puede ser macro, como por la pérdida de un ser querido; o micro,
como por un divorcio u otro cambio en la vida.
La menopausia es un cambio en la vida, un microduelo y, en última
instancia, es amor por la juventud que ya no está. Por mucho que queramos
«seguir con nuestras vidas» y no obsesionarnos con pensamientos
negativos, es importante al menos reconocer el duelo que naturalmente
sentimos al final de nuestros años reproductivos. Yo lo siento así. Por un
lado, me entristece llegar al final de mis años reproductivos y ya no contar
con la oportunidad de tener hijos biológicos. También me entristece ver el
final de mi juventud porque, aunque en muchos sentidos todavía me siento
joven, en realidad sé que no lo soy, y es un alivio decirlo. Es un alivio
mayor escuchar que otras personas lo digan, como la actriz Gillian
Anderson, quien declaró que «la perimenopausia y la menopausia deben
tratarse como los ritos de iniciación que son. Si no se celebran, al menos
han de aceptarse, reconocerse y honrarse».[25]
En resumen, está bien sentirse triste. Triste por no ser joven; triste por
perder poder en una sociedad que valora a las mujeres más jóvenes; triste
porque podría ser «demasiado tarde» para hacer todo lo que querías hacer.
Claro que no es demasiado tarde para todo, pero sí es demasiado tarde para
algunas cosas, como las oportunidades que dejaste escapar, tal y como le ha
pasado a todo el mundo.
También está bien sentirse triste por los niños que ya son adultos, los
niños que se perdieron o los niños que nunca llegaron a existir. Así como
está bien sentirse triste por todas las otras relaciones que están cambiando o
que se van perdiendo a medida que avanzas en la vida.
La menopausia es como el comienzo del otoño: es una estación hermosa
y productiva, pero también es la segunda mitad de la vida y, por lo tanto, el
momento en que comienzas a comprender, quizás por primera vez, que la
vida es preciosa y finita. «Cuando una mujer de 50 años se dice a sí misma:
“Este es el mejor momento de todos”», dice Germaine Greer, «lo dice en
serio porque sabe que no es para siempre».[26]
El camino para atravesar el duelo, según Kessler, es encontrarle sentido.
«Siempre pensamos que hacer el duelo más pequeño» dice Kessler. «Pero la
realidad es que tenemos que volvernos más grandes». Adoro eso. Volvernos
más grandes se siente como la libertad de la que hablamos antes en este
capítulo. Y, como explica Germaine Greer, podría comenzar al darte cuenta
de que «cuando eres joven, todo se trata de ti. A medida que envejeces y
quedas al margen, te vas dando cuenta de que no todo se trata de ti. Ese es
el comienzo de la libertad».
La vida no trata de ti, y tampoco la menopausia. Al contrario, la vida y la
menopausia son parte de la experiencia más abarcativa y continua de
generaciones y generaciones de mujeres.
fase lútea
La fase lútea comprende, idealmente, las dos semanas que hay entre la
ovulación y el primer día del flujo menstrual. Lleva el nombre del
cuerpo lúteo —una glándula ovárica temporal que produce
progesterona— y es el único momento del ciclo en el que se producen
niveles elevados de progesterona.
ciclo anovulatorio
La hermana progesterona
La progesterona es la hormona que se produce después de la ovulación y,
curiosamente, se produce mucha más progesterona que estrógeno. Es
posible que esto no resulte obvio cuando se observan los resultados de un
análisis de sangre, puesto que las hormonas se miden en diferentes
unidades: pmol para el estrógeno y nmol para la progesterona. Por ejemplo,
un buen nivel pico de progesterona es 80 nmol/L, que es 100 veces más que
800 pmol/L (0,8 nmol/L), el nivel pico promedio de estradiol. El gráfico del
ciclo ovulatorio que mostré anteriormente no estaba a escala porque, de ser
así, el estrógeno sería tan bajo en comparación con la progesterona que
aparecería como una línea recta. La mayoría de los tipos de anticonceptivos
hormonales suprimen la ovulación y, por lo tanto, suprimen completamente
la progesterona.
La progesterona tiene muchos efectos beneficiosos, sobre todo reducir el
grosor del revestimiento uterino, lo que contrarresta el engrosamiento
producido por el estrógeno y puede ayudar a prevenir los períodos intensos.
Otro efecto beneficioso de la progesterona es que calma el cerebro y, por lo
tanto, puede reducir la ansiedad y promover el sueño.[33] La progesterona
también reduce la inflamación, normaliza la función inmunológica, forma
los huesos, protege el corazón, aumenta la tasa metabólica y puede ayudar a
prevenir el cáncer de mama.[34]
A la larga, debido a la perimenopausia dejarás de ovular y perderás casi
toda la progesterona. El estrógeno, por el contrario, se eleva durante la
perimenopausia y baja moderadamente durante la menopausia. En esta
etapa de la vida, continuarás produciendo estrógeno a través de la enzima
aromatasa.
aromatasa
andrógenos
DIU
Progesterona Progestinas
Es buena para la salud Puede causar hipertensión arterial.
cardiovascular.
Estimula el crecimiento del Puede provocar la caída del cabello.
cabello.
Tiene propiedades antiandrógenas. Puede ser androgénica o similar a la
testosterona.
Suele mejorar el estado de ánimo Puede causar ansiedad y depresión.
y el sueño.
Puede reducir el riesgo de cáncer Puede aumentar el riesgo de cáncer de
de mama. mama.
¿Menstrúas?
Si no es así, ¿la hormona folículo estimulante o FSH se encuentra
dentro del rango no menopáusico? (Ten en cuenta que la FSH fluctúa
durante la perimenopausia y, por eso, no se analiza de forma
rutinaria).
Si la FSH está dentro del rango no menopáusico, ¿qué es lo que te
impide ovular?
¿Menstrúas?
Suponiendo que todavía tienes útero, la menstruación es la primera señal
obvia de que tienes ciclos y de que podrías haber ovulado. Digo «podrías
haber ovulado» porque también podrías haber tenido un ciclo anovulatorio.
Es completamente posible sangrar sin haber ovulado (ciclo anovulatorio),
pero no es posible hacer lo contrario y ovular sin sangrar, excepto en
situaciones de embarazo, ablación endometrial (capítulo 9), histerectomía o
DIU hormonal, las que discutiremos más adelante en este capítulo.
¿Recuerdas la historia de Rita en el capítulo 1? Incluso con una
histerectomía parcial es posible tener un ciclo hormonal oculto que produce
síntomas premenstruales; simplemente no hay sangrado para indicar lo que
está pasando.
Si no menstrúas, la siguiente pregunta es ¿por qué? ¿Es la menopausia o
es otra cosa? Para averiguarlo, debes consultar a tu médica para que te
analice y tal vez incluya un análisis de sangre para comprobar la FSH.
prolactina
La prolactina es una hormona pituitaria que juega un papel importante
en la lactancia pero, cuando está elevada, puede suprimir la ovulación.
SOP
El SOP es una afección hormonal que puede causar ciclos poco
frecuentes, ciclos anovulatorios o ausencia de ciclos. Se caracteriza por un
nivel elevado anormal de testosterona u otros andrógenos, y produce
síntomas como acné, hirsutismo (vello facial), aumento de peso abdominal
y resistencia a la insulina.
Al igual que la amenorrea hipotalámica, el síndrome de ovarios
poliquísticos es más común en mujeres más jóvenes, o al menos más común
en su forma clásica, pero también puede ocurrir en mujeres mayores. El tipo
de SOP que probablemente no verás a los cuarenta es el de ovarios
poliquísticos diagnosticados por medio de una ecografía y que analizaremos
a continuación. Los que sí notarás son la resistencia a la insulina, los
andrógenos elevados, y los ciclos anovulatorios, lo cual da como resultado
un sangrado prolongado o abundante. También es posible que no tengas
ciclos y esto es lo que le sucedió a mi paciente, Julie.
A los 42 años, los períodos de Julie comenzaron a venir cada vez más
espaciados y luego se detuvieron durante seis meses. Ella siempre había
tenido ciclos largos, pero nunca tan largos, por lo que pensó que debía
estar en una menopausia prematura.
Julie consultó a su médico, quien le hizo algunos análisis de sangre,
incluida la FSH, que resultó ser de 12 UI/L y, por lo tanto, estaba dentro
del rango no menopáusico. También le pidió que se hiciera una ecografía
pélvica, en la que se observó un engrosamiento del revestimiento uterino
pero que los ovarios eran normales.
—No estás en una menopausia prematura— le dijo su médico —. No sé
bien cuál es el problema, pero deberías tomar la píldora para regular el
período.
Julie no estaba satisfecha con esa respuesta, así que acudió a mí para una
evaluación más detallada.
—Nunca tomé la píldora — me dijo. —¿Por qué debería empezar ahora?
—Necesitas algo para reducir el grosor del revestimiento uterino — le
dije — pero no es necesario que sea la píldora. Además, el sangrado
provocado por la píldora no es un período real y solo enmascarará el
problema subyacente.
Para entender mejor lo que estaba pasando, consideré otros síntomas
como el vello facial y el aumento de peso de Julie alrededor de la cintura.
También le hice un análisis de insulina y comprobé que Julie tenía
resistencia a la insulina. La combinación de falta de períodos, vello
facial, revestimiento uterino engrosado y resistencia a la insulina es típica
de la afección hormonal SOP.
—Aunque nunca te lo diagnosticaron, es probable que hayas sido
propensa al SOP la mayor parte de tu vida — le expliqué. —Es por eso
que tus ciclos siempre fueron largos, y probablemente esa sea la razón
por la que ahora dejaste de menstruar.
Julie trabajó para revertir la resistencia a la insulina (capítulo 8) y siguió
una terapia con progesterona cíclica (capítulo 9) para reducir el grosor
del revestimiento uterino y restaurar la ovulación.
En cuatro meses logró restablecer un ciclo de 40 días.
ecografía pélvica
Métodos hormonales
Los métodos hormonales son métodos combinados de estrógeno y
progestina, como el parche, la píldora y el anillo, así como los métodos que
solo contienen progestina, como la minipíldora, la varilla, la inyección, el
implante y el DIU hormonal.
Como ya mencionamos antes, los métodos combinados de estrógeno y
progestina enmascaran la menopausia porque previenen los sofocos y
producen sangrado por deprivación. La inyección Depo-Provera y el DIU
hormonal también enmascaran la menopausia al detener los sangrados, pero
no previenen los sofocos. Por el contrario, otros métodos de progestina sola,
como el implante o la minipíldora, no enmascaran la menopausia porque, si
todavía no llegaste a esa etapa, deberías seguir viendo el sangrado
intermenstrual aleatorio típico de esos métodos.
El DIU hormonal se receta con tanta frecuencia que merece una mención
especial.
DIU hormonal
El DIU hormonal es un dispositivo de plástico que administra el
medicamento anticonceptivo levonorgestrel directamente dentro del útero.
Está disponible en diferentes marcas (Mirena®, Jaydess®, Skyla®, y otras),
que varían según la dosis y la cantidad de años que se pueden dejar
colocado. El DIU puede enmascarar la menopausia al detener todo el flujo
menstrual, y lo hace a través de una acción local en el útero en lugar de
interrumpir la función ovárica.
De todos los tipos de anticonceptivos hormonales, el DIU hormonal
puede ser la mejor opción para la perimenopausia porque:
DIU de cobre
El otro tipo de DIU es el DIU de cobre, que no contiene medicamentos
anticonceptivos y, por lo tanto, permite la ovulación y la producción
hormonal normal. Tiende a provocar que los períodos sean más intensos,
por lo que no es tan común su uso en la perimenopausia, pero si tienes un
flujo menstrual ligero, es una buena opción a considerar. Una de las
principales ventajas del DIU de cobre es que, una vez insertado, puede
durar de cinco a diez años y, según Jean Hailes de Women’s Health, el doble
de tiempo si se inserta después de los 40 años.[44] El DIU de cobre también
se puede usar como anticonceptivo de emergencia si se inserta dentro de las
120 horas (cinco días) posteriores al coito.
Los posibles efectos secundarios del DIU de cobre son:
Preservativos masculinos
Un preservativo masculino es una funda de látex o plástico que se coloca
sobre el pene de tu pareja antes de tener relaciones sexuales. El preservativo
atrapa el esperma eyaculado y evita que entre en tu cuerpo.
Es un método de barrera simple que tiene el beneficio adicional de
proteger contra las enfermedades de transmisión sexual. Los preservativos
no tienen por qué significar una pérdida de placer porque hay marcas
nuevas y más cómodas, como la empresa colectiva Hex™ (supuestamente
irrompibles); y myONE Perfect Fit ®, que ofrece 60 tamaños diferentes.
Intenta evitar los preservativos empaquetados con espermicida porque el
espermicida es tóxico y podría hacerte más susceptible a infecciones,
especialmente a infecciones del tracto urinario (ITU), que son más comunes
durante la perimenopausia.
Extirpación de trompas
Lo que solía llamarse «ligadura de trompas» ahora se conoce como
extirpación, ya que la extirpación completa de las trompas de Falopio tiene
un menor riesgo a largo plazo de provocar cáncer de ovario.[48] Las técnicas
anteriores lograban el bloqueo permanente de las trompas cortándolas,
sujetándolas o cauterizándolas. El procedimiento de extracción se realiza
mediante una cirugía laparoscópica bajo anestesia general.
Oficialmente, la extirpación de trompas no interfiere con la ovulación o
el equilibrio hormonal, pero algunas mujeres experimentan niveles más
bajos de progesterona, lo cual puede resultar en períodos irregulares o
abundantes.[49]
Vasectomía
La vasectomía es el equivalente masculino de la extirpación de trompas,
pero no es una cirugía. Se trata, por el contrario, de un procedimiento
simple, ambulatorio y con anestesia local. El síndrome de dolor posterior a
la vasectomía se informa en el 10 por ciento de los hombres que se han
sometido a este procedimiento.[50]
Existe otro método masculino que se espera que salga pronto al mercado
y que es similar a la vasectomía, pero completamente reversible. Se llama
Vasalgel® y es una inyección de gel que se aplica una sola vez en los
conductos deferentes (el tubo que transporta los espermatozoides desde los
testículos hasta los conductos eyaculadores).[51] Una tecnología similar ya
terminó la etapa de ensayos clínicos en la India.[52]
De aquí en adelante
Espero haberte convencido de que al menos consideres tener ciclos
ovulatorios naturales durante los últimos años de tu vida cíclica. Si logras
tener ciclos ovulatorios, sentirás los muchos beneficios de la progesterona y
esto te facilitará un poco la transición a la perimenopausia. Si tienes
síntomas demasiado fuertes como para tolerar los ciclos naturales, por favor
considera las cápsulas de progesterona que analizaremos en los próximos
capítulos.
Capítulo 4
Los cambios hormonales y
fisiológicos de la segunda
pubertad
En este capítulo, vamos a explorar los cambios fisiológicos de la
perimenopausia y la menopausia y examinaremos los diferentes síntomas
que pueden surgir. Comenzaremos hablando de la transición natural a la
perimenopausia y de sus cuatro fases. Luego analizaremos la menopausia
prematura y la menopausia inducida médica o quirúrgicamente. Por último,
vamos a ver por qué los síntomas de la menopausia podrían ser peores en
nuestro entorno moderno y si la menopausia en sí misma podría prevenirse
algún día.
Aquí te comparto resumen breve, pero detallado de lo que hablaremos en
este capítulo: si tienes ciclos ovulatorios naturales, tu lugar de partida es el
patrón mensual de estrógeno, y luego estrógeno más progesterona como ya
vimos e ilustramos en el capítulo anterior. Durante las primeras fases de una
perimenopausia natural, pasarás a tener estrógeno elevado y fluctuante
combinado con progesterona baja o nula, y finalmente, con la menopausia,
tendrás estrógeno bajo y nada de progesterona.
Según la profesora Prior, estos cambios ocurren durante cuatro fases más
la menopausia:
1. Primera etapa de perimenopausia, cuando los ciclos todavía son
regulares.
2. Principios de la transición, desde el inicio de los períodos irregulares.
3. Finales de la transición, desde el primer ciclo de más de sesenta días.
4. Última etapa de perimenopausia, que son los doce meses desde la
última menstruación.
+. Menopausia, la fase de la vida que comienza un año después de tu
último período.
Repasaremos las fases cuando nos adentremos en este capítulo y también
veremos cuándo tiene lugar cada fase, así como los síntomas y los patrones
menstruales de cada una de ellas. Pero, por ahora, veamos el aumento de
estrógeno y la disminución de progesterona que ocurren simultáneamente
durante las primeras fases de la perimenopausia. ¡Comencemos con la
progesterona!
Pérdida de progesterona
Es mucho más fácil producir estrógeno que progesterona. Eso es porque
se produce estrógeno en el camino a la ovulación y, como vimos con los
ciclos anovulatorios, también se puede producir bastante estrógeno y nunca
llegar a la ovulación.
Al contrario, la progesterona se produce solo después de la ovulación y,
lamentablemente, la ovulación es difícil de lograr. La ovulación no era tan
fácil incluso cuando eras más joven y tenías folículos ováricos activos. En
aquel entonces, para poder ovular, necesitabas una sensibilidad a la insulina
saludable junto con una función tiroidea sana, además de muchos otros
factores. Es por eso que, en mi primer libro, Cómo mejorar tu ciclo
menstrual, me refiero a la ovulación regular y a los ciclos regulares como
un boletín mensual de salud.
Ahora, en la perimenopausia, sigues necesitando todo eso (insulina
saludable, tiroides sana, etc.), pero también te enfrentas al desafío adicional
de que los folículos ya no son tan activos o sensibles como antes. Es por eso
que ahora empiezas a tener ciclos anovulatorios y produces menos (o cero)
progesterona.
La progesterona baja o nula es el punto crucial de la cuestión. Perder
progesterona cuando todavía produces mucho estrógeno (tal vez incluso
más estrógeno) explica muchos de los síntomas de la perimenopausia, como
las migrañas, el dolor mamario y las menstruaciones intensas.
La combinación de estrógeno elevado y progesterona baja o nula tiene
muchos nombres diferentes, que incluyen:
Ciclos anovulatorios.
Desequilibrio hormonal.
Desequilibrio de estrógeno y progesterona.
Sangrado uterino disfuncional.
Disfunción ovulatoria.
Estrógenos sin oposición.
Predominio de estrógenos.
«Predominio de estrógenos» no es un término que tu médica
vaya a usar. Seguramente prefiera hablar de «ciclos anovulatorios» o
«sangrado anovulatorio», que son los términos que se utilizan en este
libro.
Como vimos en el capítulo 1, la última vez que pasaste por esta situación
de niveles altos de estrógeno sin progesterona fue durante la primera
pubertad, cuando el sistema hormonal todavía estaba madurando. En ese
momento, tenías ciclos anovulatorios como ahora y es probable que
también hayas tenido síntomas de estrógeno sin oposición, como migrañas
y menstruaciones intensas.
Vas a sentir cuando comiences a perder progesterona porque esa hormona
afecta muchos aspectos de la salud, incluido el sistema inmunológico y, más
importante aún, el cerebro. La pérdida de progesterona significa que debes
recalibrar esos sistemas (especialmente el cerebro) y, si eso funciona sin
problemas, deberías encontrarte bien. Si este proceso no va bien, es posible
que desarrolles uno o más de los siguientes síntomas.
Palpitaciones cardíacas
Palpitaciones cardíacas es el término que se utiliza para describir la
sensación de un latido cardíaco fuerte o palpitante, o la sensación de un
latido cardíaco salteado. Es un síntoma común y angustiante de la
perimenopausia, y puede acompañar a los sofocos. Como consecuencia,
puede aumentar temporalmente la frecuencia cardíaca hasta en dieciséis
latidos por minuto. Las palpitaciones cardíacas perimenopáusicas no se han
estudiado en profundidad pero, según la profesora Prior, lo más probable es
que sean causadas por la pérdida de la progesterona estabilizadora del
corazón y por una mayor duración de una parte del ciclo cardíaco (latido).[56]
Ella propone la progesterona como tratamiento.
Si tienes palpitaciones ocasionales y leves, deberían mejorar con
magnesio (capítulo 5) y progesterona (capítulo 6). Si, por el contrario,
tienes palpitaciones que duran más de unos pocos minutos o parecen
empeorar, consulta con tu médica. Otras causas posibles de palpitaciones
pueden ser el estrés, la cafeína, los problemas cardíacos y la función
tiroidea hiperactiva.
Migrañas
La frecuencia de las migrañas puede aumentar durante la
perimenopausia,[57] principalmente porque el cerebro se ve privado del efecto
calmante y beneficioso de la progesterona, y porque la perimenopausia está
asociada a niveles elevados y fluctuantes de estrógeno e histamina, dos
factores claves en las migrañas. Para ver cómo tratarlas, consulta el capítulo
7.
Enfermedad autoinmune
La enfermedad autoinmune o autoinmunidad se produce cuando el
sistema inmunológico ataca los propios tejidos del cuerpo. Algunos tipos de
enfermedades autoinmunes son más comunes durante la perimenopausia
debido a la reestructuración masiva del sistema inmunológico, la cual
ocurre por la pérdida, en primer lugar, de progesterona y, luego, de
estrógeno.[6][58] La enfermedad autoinmune más común es la enfermedad de
la tiroides Hashimoto, que discutiremos en el capítulo 8.
Dolor mamario
El tejido mamario es sensible al estrógeno y, según la profesora Prior, el
dolor o la sensibilidad mamaria en la parte frontal es un signo clásico de
niveles altos de estrógeno. Ella recomienda que las mujeres
perimenopáusicas revisen su sensibilidad mamaria (y, por lo tanto, los
niveles altos de estrógeno) colocando la palma de la mano directamente en
la parte delantera del pecho y comparando el dolor con aquel que produce la
misma presión aplicada en el muslo.[1] La sensibilidad en el costado de la
mama o en la axila (pero no en la parte frontal) no se debe a un nivel alto de
estrógeno, sino que es más probable que sea una señal normal de que se ha
ovulado.[60]
En mi experiencia, el dolor mamario también puede ser un signo de
deficiencia de yodo, algo de lo que hablaremos en el capítulo 9.
Pérdida de estrógeno
Analizamos ya los niveles elevados y fluctuantes de estrógeno de las
primeras fases de la perimenopausia, que también pueden causar síntomas
debido a la disminución de estrógenos o a la abstinencia causada por pasar
de tener niveles elevados de estrógenos a tener niveles bajos de ellos.
Pasemos ahora al territorio del estrógeno consistentemente más bajo, que
comienza después de la última menstruación. Cuando digo «estrógeno más
bajo» no me refiero a «estrógeno nulo», porque siempre tendrás estrógeno,
aunque no tanto como antes. En la menopausia, vas a seguir produciendo
estradiol con los ovarios (aproximadamente el 10 por ciento de lo que
producías antes) y con el resto del cuerpo mediante una enzima llamada
aromatasa. La aromatasa convierte los andrógenos testosterona y
androstenediona en estradiol y estrona, y lo hace en cada célula de cada
tejido.
Sequedad vaginal
Los niveles bajos de estrógeno pueden provocar el debilitamiento de los
tejidos de la vagina, la vulva y la uretra. Esto se llama atrofia vaginal o
síndrome genitourinario de la menopausia (SGM) y es uno de los pocos
síntomas permanentes de la menopausia. Entre los síntomas podemos
destacar la sequedad, el dolor, la picazón, el aumento de la frecuencia
urinaria, la incontinencia, el prolapso y la mayor susceptibilidad a las
infecciones del tracto urinario (ITU). Para más información, puedes
consultar el capítulo 10.
Diagnóstico de perimenopausia
No existe un análisis de sangre para la perimenopausia y, por lo general,
no vale la pena intentar medir los niveles de estrógeno y progesterona. La
perimenopausia se diagnostica en función de los síntomas y el contexto.
Según la profesora Prior, una mujer de mediana edad con ciclos regulares
tiene probabilidades de estar en la perimenopausia si tiene tres de los
siguientes nueve cambios:[71]
3. Finales de la transición
En esta etapa empezarás a tener períodos salteados o ciclos que duran
más de 60 días. El dolor mamario debería aliviarse, pero los sofocos y los
sudores nocturnos podrían intensificarse, y es posible que aún vayas a tener
una o dos menstruaciones muy intensas. A partir de este punto, deberían
pasar unos cuatro años hasta que llegues a la menopausia, la que tendrá
lugar doce meses después del último período.
4. Última etapa de la perimenopausia
La última etapa de la perimenopausia se da cuando ya tuviste lo que
sospechas que es tu último período y estás esperando doce meses para
llegar a la menopausia. Este es el comienzo del cambio a niveles de
estrógenos más bajos, por lo que deberías comenzar a notar menos síntomas
de estrógeno elevado y fluctuante, como migrañas y cambios de estado de
ánimo, a menos que tengas otra menstruación, en cuyo caso el estrógeno
volverá a subir y algunos de esos síntomas podrían regresar. Cuanto más
joven seas, mayores serán las probabilidades de que tengas otro período y,
de ser así, tendrás que comenzar a contar de nuevo para calcular cuando
llegarás a la menopausia. Los sofocos podrían continuar durante un año o
más a partir de este punto.
+. Menopausia
Finalmente, la menopausia es la fase de la vida que comienza un año
después de tu último período. La profesora Prior la describe como «la
graduación menopáusica» y dice que puede ser un momento de verdadera
celebración. La mayoría de los síntomas deberían aliviarse, excepto los que
discutiremos en el capítulo 10, titulado Qué viene más adelante.
En resumen, la perimenopausia comienza con ciclos cortos y sangrado
abundante, y termina con ciclos largos y sangrado leve hasta llegar a
cumplir un año sin sangrados.
Como ya explicamos, las cuatro fases se aplican solo a la menopausia,
que llega naturalmente a finales de los 40 o principios de los 50. Sin
embargo, estas no aplican en el caso de la menopausia prematura debido a
una insuficiencia ovárica primaria o la menopausia médica o quirúrgica.
Esto es solo una muestra de las muchas técnicas que pueden mejorar la
salud del sistema nervioso autónomo. También podemos incluir los
alimentos amargos, los masajes o el trabajo corporal, la exposición al agua
fría y el mantenimiento de bacterias intestinales saludables.
El eje hipotalámico-hipofisiario-adrenal (HHA)
El eje HHA es la comunicación entre el cerebro (hipotálamo y glándula
pituitaria o hipófisis) y las glándulas adrenales o glándulas de estrés. Este
eje está estrechamente relacionado con el sistema nervioso autónomo. Si
alguna vez escuchaste el término «fatiga adrenal» o «agotamiento
suprarrenal», eso es precisamente de lo que estoy hablando en este
momento. Eje HHA es el término médico correcto para todo el sistema, que
incluye las glándulas adrenales, mientras que disfunción del eje HHA, o
desregulación, es el término correcto para la capacidad reducida de manejar
el estrés.
Cuando el eje HHA funciona bien, se producen mayores cantidades de
hormonas de estrés cortisol y adrenalina, aunque se producen únicamente
cuando las necesitas y luego se desconectan.
Cuando el eje HHA no funciona bien, se producen niveles crónicamente
altos de cortisol y adrenalina, y eso puede contribuir a la depresión, el
insomnio, la fatiga, la reducción de masa muscular, la disminución de la
libido, la función inmunológica deteriorada y la resistencia a la insulina.
Debo destacar que todos estos síntomas también están asociados con la
menopausia.
La otra conexión entre la disfunción del eje HHA y la menopausia es que
esta disfunción se asocia con un nivel reducido de la hormona adrenal
DHEA, que, como recordarás del capítulo anterior, es la precursora de la
producción intracrina o local de estrógeno con aromatasa. Por lo tanto,
tomar medidas para mejorar el funcionamiento del eje HHA te puede
ayudar a producir estrógeno durante la menopausia.
La disfunción del eje HHA puede deberse al estrés crónico, así como a
una alimentación insuficiente, enfermedades, una deficiencia de nutrientes,
la falta de sueño y la alteración del ritmo circadiano, que analizaremos en
breve. Además, la disfunción del eje HHA también puede ser el resultado
de la perimenopausia, porque la progesterona normalmente ayuda a mejorar
el funcionamiento de este eje.[2]
A consecuencia de ello, a medida que ingresas en la perimenopausia, es
posible que te sientas más vulnerable a la disfunción del eje HHA en
respuesta al estrés crónico y otros factores. Esta disfunción, a su vez, puede
empeorar o causar muchos de los síntomas de la perimenopausia y la
menopausia.
Ritmo circadiano
Cada célula del cuerpo tiene una especie de «reloj» que funciona 24
horas. Mantener ese funcionamiento es una manera excelente de promover
la salud general, incluidos el metabolismo, el estado de ánimo, el sueño, los
huesos y, por supuesto, el eje HHA.
El reloj maestro de todos los relojes corporales es una parte del cerebro
llamada núcleo supraquiasmático, que es como el metrónomo principal y
mantiene sincronizados todos los demás relojes. Lo hace coordinando la
liberación de varias señales neuronales y hormonales, incluidos el cortisol
del eje HHA y la melatonina de la glándula pineal. Dicho de un modo más
simple, el cortisol es la hormona diurna y la melatonina es la hormona
nocturna. La melatonina promueve el sueño y tiene muchas otras funciones,
como mantener la digestión, la función inmunológica y el metabolismo
saludables.
La forma más rápida de interrumpir el ritmo circadiano es hacer las cosas
en el momento equivocado, como comer o exponerse a la luz azul durante
la noche. Si alguna vez cuidaste de un bebé o de una mascota, sabrás cuánto
les gusta tener un horario. Con el cuerpo es lo mismo, así que será mejor
que le des lo que necesita cuando lo necesita.
La perimenopausia por sí misma puede alterar el ritmo circadiano porque
el núcleo supraquiasmático es bastante sensible tanto a la progesterona
como al estradiol.[89] En resumen, el ritmo circadiano es otro sistema más
que debe recalibrarse.
Dieta y estilo de vida para un ritmo
circadiano saludable
Luz durante el día y oscuridad por la noche: la longitud de onda de la
luz azul es naturalmente más fuerte por la mañana y más débil por la noche.
La exposición a la luz azul le dice al cerebro que es de día, lo cual es bueno
cuando en realidad es de día, sobre todo por la mañana. Puedes intentar
comenzar el día pasando tiempo al aire libre, o tal vez incluso con una
caminata matutina, que cumple con los requisitos de luz matutina y
ejercicio verde, ambos tan beneficiosos. Así como la luz azul le dice al
cuerpo que ya es de día, la falta de esta le comunica que es de noche. Con
esto en mente, puedes ayudar al ritmo circadiano si evitas la luz azul por la
noche. Las estrategias más sencillas incluyen atenuar la luz de la pantalla,
usar anteojos con bloqueador de luz azul o alejarse de las pantallas una o
dos horas antes de acostarte.
Proteína matutina: comer proteínas alrededor de las 10 de la mañana
envía señales beneficiosas a los «genes del reloj» que regulan la insulina y
el metabolismo.[90] Es por eso que la proteína matutina puede ayudar a
regular el ritmo circadiano y promover la pérdida de peso. Incluso si estás
probando un método de ayuno intermitente (algo que trataremos más
adelante), intenta consumir al menos una pequeña porción de proteína antes
de las 10.
Reducir el alcohol: el alcohol altera la producción de melatonina y
puede alterar el ritmo circadiano,[91] una de las múltiples razones para
considerar reducir el consumo de alcohol o dejarlo por completo.
Hablaremos sobre el alcohol más adelante en este capítulo.
Baño caliente: un baño o una ducha caliente una o dos horas antes de
acostarte te ayudarán tanto a conciliar el sueño como a permanecer
dormida.[92] El agua caliente eleva temporalmente la temperatura corporal
para luego permitir que baje de nuevo, lo cual te provocará sueño.
Curiosamente, un baño por la tarde también puede ayudar a normalizar el
ritmo circadiano y mejorar el estado de ánimo.[93]
Melatonina: se puede tomar melatonina como ayuda para dormir y esta
actúa, en parte, ya que reduce la temperatura corporal basal y, por lo tanto,
favorece al ritmo circadiano. Hablaremos más sobre la melatonina y otros
suplementos para dormir en el capítulo 7.
En resumen, mantener un sistema nervioso sano requiere estrategias para
el sistema nervioso autónomo, el eje HHA y el ritmo circadiano. Por suerte,
muchas de las mismas soluciones basadas en el sentido común funcionan
para los tres.
A continuación vamos a hablar de todas las formas en las que puedes
reducir la inflamación crónica.
Reduce la inflamación
Reducir la inflamación crónica es una parte esencial de una transición
saludable a la perimenopausia porque la inflamación crónica sin tratar
complica todo. Por ejemplo, puede estimular la parte simpática o inductora
del estrés del sistema nervioso, lo cual se traduce en más sofocos. La
inflamación también es perjudicial para el estado de ánimo y el sueño, y
puede provocar menstruaciones más abundantes. Por último, la inflamación
crónica puede empeorar la resistencia a la insulina y el aumento de peso de
la menopausia.
¿Qué es la inflamación crónica? Dicho de una manera clara, es la
activación crónica a largo plazo del sistema inmunológico. No hay que
confundirla con la inflamación aguda, que es la activación a corto plazo del
sistema inmunológico para curar una herida o defenderse de una infección.
La inflamación crónica involucra mensajeros químicos elaborados por el
sistema inmunológico. Tienen nombres como TNF-alfa, IL-6 e IL-8, que no
es necesario que aprendas, ya que sencillamente hablaré de ellos como
citocinas inflamatorias o inflamación.
citocinas
Resistencia a la insulina
Mencionaré la resistencia a la insulina una y otra vez a lo largo del libro,
pero aquí es donde la defino y la explico.
En pocas palabras, la resistencia a la insulina implica tener niveles
crónicamente elevados de insulina, la hormona que estimula las células para
absorber glucosa. También se llama hiperinsulinemia, síndrome metabólico
o prediabetes, y hay al menos una posibilidad entre dos de que la tengas.
Cuando no se trata, la resistencia a la insulina puede progresar a diabetes
tipo 2.
Cuando esta se da, el problema no es la insulina en sí, que es, por
supuesto, una hormona esencial y beneficiosa. Entre los beneficios de la
insulina podemos destacar los de convertir los alimentos en energía
(esencial para la vida), promover el crecimiento muscular (lo que significa
que es anabólica), y ayudar a mantener un ciclo menstrual saludable. Una
baja cantidad de insulina es la razón por la que alimentarse poco puede
hacer que las mujeres más jóvenes pierdan sus ciclos.
El problema, en realidad, es la disfunción metabólica subyacente y, por lo
tanto, la capacidad reducida de las células para responder a la insulina, lo
cual lleva a aumentarla para compensar. La insulina elevada es, por lo tanto,
un marcador de disfunción metabólica subyacente y también una causa de
flexibilidad metabólica reducida, lo que se traduce en una capacidad
reducida de las células para cambiar de usar glucosa para obtener energía a
usar cetonas, un metabolito de la grasa.
A su vez, la insulina elevada es un factor de inflamación y conduce a un
tipo de inflamación llamada metainflamación, abreviatura de «inflamación
metabólica». Sin tratamiento, la resistencia a la insulina, la inflexibilidad
metabólica y la metainflamación pueden llevar a muchas consecuencias
negativas para la salud a largo plazo, incluido el aumento de peso
abdominal (que analizaremos en el capítulo 8) y los siguientes:
Pérdida de la memoria.
Síntomas de andrógenos elevados, como vello facial y algunos tipos
de pérdida de cabello.
Colesterol elevado.
Mayor riesgo a largo plazo de osteoporosis, enfermedades cardíacas y
demencia
Sofocos.
Fibromas uterinos.
Sangrado anovulatorio y engrosamiento del revestimiento uterino.
Salud digestiva
Los problemas digestivos son otra causa de inflamación. Por esto, para
reducir los niveles de inflamación crónica hay que, en gran parte, solucionar
los problemas digestivos. Para comprender qué tipo de inflamación
«digestiva» tienes, debes saber que el sistema inmunológico y la digestión
son, en cierto sentido, una entidad continua. Por ejemplo, el 80 por ciento
del sistema inmunológico gira en torno a la digestión, donde se encuentra
en constante comunicación con el intestino y sus bacterias. Cualquier cosa
que esté mal en el intestino o en las bacterias intestinales puede, por lo
tanto, activar el sistema inmunológico y causar inflamación.
Entre algunos de los aspectos que pueden perjudicar la digestión
podemos destacar la sensibilidad a los alimentos, la permeabilidad intestinal
y los problemas con las bacterias intestinales o el microbioma.
Sensibilidades alimentarias
Una sensibilidad alimentaria o intolerancia alimentaria se produce
cuando un alimento trastorna la bacteria intestinal o inflama el
revestimiento intestinal y, por ende, activa el sistema inmunológico. La
sensibilidad alimentaria es cualquier reacción adversa a un alimento y es
una reacción más amplia y compleja que una alergia alimentaria. Entre los
síntomas de sensibilidad podemos mencionar dolores de cabeza, dolor en
las articulaciones, hinchazón digestiva y antojos, muchos de los cuales
también pueden atribuirse a otras causas, por lo cual se convierte en un
tema un tanto controvertido.
Trigo o gluten
Es probable que hayas oído opiniones opuestas sobre el trigo y el gluten.
Algunos dicen que el trigo es la raíz de todos los males y otros dicen que no
es malo.
La verdad es que el trigo en sí no es malo, pero podría causar problemas
dependiendo de cada persona. En caso de que el trigo sea un problema, esto
se debe a los FODMAP, al gluten, o, en ocasiones, a ambos.
FODMAP
Los FODMAP son varios tipos de carbohidratos, cada uno de los cuales
puede causar hinchazón digestiva y llevar al diagnóstico de síndrome del
intestino irritable (SII). El término FODMAP es un acrónimo (en inglés)
inventado por investigadores de la Universidad de Monash, en Australia, y
significa fermentables, oligo, di, monosacáridos y polioles, y corresponde a
un grupo de carbohidratos de cadena corta que, para algunas personas,
puede ser difícil para digerir y absorber. Entre los alimentos ricos en
FODMAP podemos incluir trigo, legumbres, ciertas verduras y frutas. Un
tratamiento común para el SII es reducir temporalmente esos alimentos, y
también recomiendo buscar ayuda profesional para abordar la causa
subyacente de la sensibilidad a los FODMAP, que suele ser el
sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado o SIBO (por sus siglas en
inglés).
Gluten
El gluten no es un carbohidrato como los FODMAP y no suele causar
hinchazón digestiva, así que, si la hinchazón es tu síntoma principal,
consulta la sección FODMAP. Por otra parte, el gluten es una proteína que
puede alterar la función inmunológica y el sistema nervioso, pero solo si
eres sensible a él.
Lácteos
Los lácteos derivados de la vaca es el segundo tipo de alimentos más
comunes que causan sensibilidad alimentaria y contribuyen a la inflamación
de tipo digestiva. Esto se traduce en problemas con el estado de ánimo, la
función inmunológica y los períodos abundantes.
El problema con los lácteos no es la grasa o la lactosa, aunque algunas
personas tienen dificultad para digerir la lactosa. El problema es una
proteína llamada beta-caseína A1, que en algunas personas forma un
péptido inflamatorio llamado beta-casomorfina-7 (BCM-7). Este puede
causar síntomas digestivos como diarrea y/o síntomas no digestivos como
infecciones recurrentes, síntomas del estado de ánimo premenstrual, dolor
menstrual y flujo abundante.
Fíjate lo que le pasó a mi paciente Shirley.
Permeabilidad intestinal
Normalmente, las células intestinales se unen para crear una barrera que
evita que los microbios, las toxinas y las proteínas de los alimentos ingresen
en el cuerpo. La permeabilidad intestinal se produce cuando esa barrera se
rompe por infección, alcohol, antibióticos, anticonceptivos hormonales,
SIBO o sensibilidades alimentarias como el gluten o los lácteos. Con la
permeabilidad intestinal, las proteínas y toxinas del intestino pueden
ingresar al cuerpo y activar el sistema inmunológico.
La comunidad de la medicina natural llama a la permeabilidad intestinal
«intestino permeable», y esta lleva a lo que la comunidad científica
denomina endotoxemia. Este último término se refiere específicamente a
una ligera elevación en los niveles sanguíneos de unas toxinas llamadas
lipopolisacáridos (LPS) derivadas de un tipo de bacteria intestinal nociva.
La endotoxemia contribuye a la metainflamación comentada anteriormente,
y puede desempeñar una función en la endometriosis y la adenomiosis,
como comentaremos en el capítulo 9.
Gracias al estrógeno, las mujeres en edad reproductiva tienen una mejor
integridad intestinal que los hombres, tanto en términos de las uniones entre
las células intestinales como del grosor del revestimiento mucoso. Por eso,
las mujeres en edad reproductiva suelen tener menos endotoxemia, lo cual,
por supuesto, cambia con la menopausia. El cambio con la menopausia de
la permeabilidad intestinal y la endotoxemia contribuye al aumento
asociado del riesgo de resistencia a la insulina, aumento de peso y
fibromialgia.
No existe una forma sencilla de diagnosticar la permeabilidad intestinal,
pero entre los signos podemos destacar síntomas de inflamación crónica,
como afecciones de la piel, dolor en las articulaciones y enfermedades
autoinmunes. Veremos el tratamiento en la sección Enfermedad tiroidea
autoinmune del capítulo 8.
Microbioma intestinal
El microbioma intestinal es la suma de las bacterias intestinales. Tener un
microbioma intestinal sano te ayuda a reducir la inflamación, regular el eje
HHA y mantener un estado de ánimo saludable.
Tener un microbioma hostil, o disbiosis, puede generarte inflamación e
interferir con muchos aspectos de una transición perimenopáusica sana.
Como veremos en el capítulo 9, tener demasiadas bacterias de cierto tipo
nocivo puede afectar al metabolismo de los estrógenos y contribuir a la
menstruación abundante. La disbiosis también puede afectar la salud del
microbioma vaginal y empeorar los síntomas de sequedad e irritación
vaginal que cubriremos en el capítulo 10.
Existe una relación bidireccional entre el microbioma y la
perimenopausia en el sentido de que los problemas del microbioma pueden
empeorar los síntomas perimenopáusicos y, al mismo tiempo, el cambio
hormonal puede alterar la composición del microbioma intestinal,[105] por lo
que podrías notar cambios en la digestión.
Toxinas ambientales
La inflamación también puede ser consecuencia de las toxinas
ambientales, como disolventes, plásticos, pesticidas o metales tóxicos como
el plomo. Dejé este tema para el final porque 1) evitar las toxinas puede ser
menos importante que otros factores, como comer verduras para alimentar
el microbioma, y 2) evitarlas también puede ser muy difícil.
Dicho esto, al menos vale la pena considerar que las toxinas pueden
causar problemas, como por ejemplo:
Minimizar la exposición
Todas las personas estamos expuestas a toxinas, así que, hasta que
nuestros gobiernos legislen restricciones más estrictas o las restricciones
que ya están vigentes se cumplan, solo podemos intentar sacar el mejor
provecho de una mala situación y tratar de minimizar la exposición
individual. No se pueden evitar todas las toxinas y lo que te queda por hacer
es tomar decisiones sensatas y obvias siempre que sea posible. Por ejemplo,
si puedes permitirte comprar alimentos orgánicos, hazlo, pero si no puedes
pagarlos, no pasa nada; es mejor comer verduras que no sean orgánicas que
no comer ninguna verdura.
Intenta evitar al máximo los productos químicos utilizados en la
agricultura, la jardinería y los materiales de construcción, y reduce la
exposición a productos domésticos innecesarios como desodorantes de
ambiente, toallitas para secadora, productos químicos impermeabilizantes,
quitamanchas, repelentes de manchas y limpiadores de alfombras. Utiliza
algún filtro de agua de carbón activo para eliminar el cloro del agua
potable; elige cosméticos que no contengan ftalatos y lávate siempre las
manos después de manipular los recibos de caja registradora de papel
térmico porque tienen un alto contenido de BPA.
También puedes hacer algo tan simple como tratar de evitar que los
residuos tóxicos entren en tu casa. Lo puedes hacer quitándote los zapatos
cuando llegas a casa, limpiando el polvo con regularidad y deshaciéndote
de las alfombras que acumulan polvo y residuos.
Environmental Working Group (EWG) [Grupo de trabajo sobre
el medioambiente]
El mejor lugar al que recurrir para obtener información acerca de las
toxinas medioambientales es la organización sin fines de lucro
Environmental Working Group (www.ewg.org). Las personas involucradas
con esta organización han estado trabajando en esto durante más de dos
décadas y ofrecen novedades periódicas e investigaciones sobre las toxinas
ambientales presentes en alimentos, cosméticos y productos para el hogar.
Proteínas
La proteína proporciona los aminoácidos que necesitas para... bueno,
para todo. Los aminoácidos son esenciales para la reparación y el
mantenimiento de todas las células del cuerpo, incluidos el sistema
digestivo, el sistema inmunológico y el cerebro. Los aminoácidos también
ayudan a mantener los músculos y los huesos sanos, algo especialmente
importante de cara a la menopausia, cuando la disminución de los
estrógenos puede provocar una pérdida de densidad muscular y ósea.[130]
Como mujer menopáusica, necesitarás tomar algo más de proteínas que
cuando era más joven solo para mantener la masa muscular.[131][132] ¿Qué
significa eso en términos prácticos? Antes de la menopausia, probablemente
necesitabas al menos 1 gramo de proteína por kilogramo de peso corporal
ideal por día. Por ejemplo, si pesas 65 kilogramos (140 libras) y ese es tu
peso ideal, entonces solías necesitar alrededor de 65 gramos de proteína por
día, lo cual equivale a 22 gramos de proteína de alta calidad con cada
comida. Con la menopausia, necesitas cerca de 1,2 gramos por kilogramo
por día[132], algo así como 78 gramos en total, que son 26 gramos por comida
o 20 gramos por comida más un refrigerio o suplemento de proteína. Si
haces ejercicio de alta intensidad, o si tienes resistencia a la insulina,
necesitarás incluso más proteínas, porque los aminoácidos son necesarios
para reparar el músculo y reemplazar la proteína perdida debido a la
resistencia a la insulina.
Grasas y carbohidratos
Las grasas y los carbohidratos son los macronutrientes energéticos que
puedes ajustar según tu nivel de actividad y si estás tratando de perder peso.
Por ejemplo, si eres más activa, necesitas más energía y, por lo tanto, más
grasas y carbohidratos; si eres menos activa o estás tratando de perder peso,
necesitas menos.
Claro que necesitas, por lo menos, algo de grasas y carbohidratos, porque
ambos traen beneficios para la salud. La grasa proporciona valiosos
nutrientes solubles en grasa y ácidos grasos esenciales, mientras que los
carbohidratos de alimentos integrales contienen fibra soluble y almidón
resistente que te ayudará a sentirte llena, alimentar las bacterias intestinales
y favorecer un metabolismo sano del estrógeno.
Ni la grasa ni los carbohidratos son inherentemente malos, sino que el
problema son los alimentos ultraprocesados.
Verduras y fitonutrientes
Las verduras son saludables porque proporcionan nutrientes importantes
como vitamina C, ácido fólico y magnesio, así como fibra para ayudar con
la saciedad y alimentar las bacterias intestinales, y un maravilloso cóctel de
fitonutrientes antiinflamatorios beneficiosos.
Los fitonutrientes son químicos naturales de las plantas. Los hay de
varios tipos, como polifenoles, flavonoides, luteína y resveratrol, y muchos
han sido empleados en estudios científicos por sus efectos anticancerígenos
y antiinflamatorios. Los fitonutrientes desactivan los genes
proinflamatorios y activan los genes antiinflamatorios y antienvejecimiento.
Uno de mis fitonutrientes favoritos es el sulforafano, que se encuentra en
las verduras crucíferas. Activa una vía química llamada Nrf2, que a su vez
activa cientos de genes desintoxicantes, antiinflamatorios y antioxidantes.
Las fuentes alimenticias de sulforafano incluyen el brócoli, la coliflor, la col
rizada, las coles de Bruselas, el repollo, el bok choy, las hojas de berza y los
brotes de brócoli, e incluso algunas verduras no crucíferas como los
puerros.
Los fitonutrientes se obtienen mejor a partir de verduras y frutas, pero
también se pueden tomar como suplemento. Anteriormente mencioné el
suplemento sulforafano para desintoxicarse de manera saludable, y más
adelante veremos la curcumina para reducir la inflamación y para lograr
menstruaciones menos intensas, y la quercetina para tratar las alergias
perimenopáusicas.
Si necesitas ayuda para pensar qué comer, primero imagínate que tiras
todos los alimentos ultraprocesados, incluidas las papas fritas, las
galletas, los helados, las barras de muesli, los snacks y las bebidas
endulzadas, incluido el jugo de frutas.
Si no puedes ni pensar en tirar esos productos, al menos deja de
comprarlos y, en cambio, haz tus compras «en las secciones laterales
del supermercado», donde encontrarás carne, productos agrícolas y
alimentos integrales. Esta es mi lista de compras:
Algo que comemos para cenar con frecuencia es el pollo asado, y luego
mi esposo lo convierte en caldo para que pueda tomar mi desayuno
favorito: sopa de pollo. «Ya ni me acuerdo de algún momento en el que no
haya estado constantemente preparando caldo para tus desayunos», bromea.
Notarás que mi lista incluye espelta, una prima del trigo. Me gusta la
espelta porque es sabrosa y más fácil de digerir que el trigo, pero contiene
gluten, por lo cual no es adecuada si tienes sensibilidad al gluten.
Ideas de menú
A continuación, te muestro una idea para un menú de tres días que yo
misma consumo. Personalmente, evito los lácteos de vaca, pero no tengo
problemas con los alimentos que contienen gluten, FODMAP e histaminas,
y aunque suelo restringir mi período para comer de 9 am a 7 pm y evito
altas cantidades de fructosa concentrada, no tengo resistencia a la insulina.
Por esto mismo, no hago ayunos prolongados durante la noche ni me
preocupo por restringir los carbohidratos en general. Por último, dado que
no entreno mucho, no necesito recargar energía antes o después del
entrenamiento. Si tu situación es diferente, modifica lo que sea necesario.
Día 1
8 am: Vaso alto de agua y luego un café filtrado con crema de coco o
aceite MCT.
9.30 am: Sobras de guiso de lentejas con ½ aguacate y rábanos en
rodajas.
2 pm: Frittata con huevos, salmón, feta de cabra, cebolla, hierbas y
batatas; ensalada con aceite de oliva y vinagre de manzana; una pera y tres
cuadrados de chocolate amargo.
7 pm: Pollo asado con verduras asadas y espárragos.
Día 2
8 am: Vaso alto de agua y luego un café filtrado con crema de coco o
aceite MCT.
9 am: Sopa de pollo casera (con el pollo de la noche anterior).
1 pm: Ensalada verde con queso feta de cabra, hummus casero, sobras de
verduras asadas, remolacha rallada, aceite de oliva y jugo de limón.
4.30 pm: Galletas de avena y mantequilla de almendras.
7 pm: Salmón frito con arroz blanco, coulis de tomate y brócoli al vapor.
8 pm: Crumble de pera y avena con crema de coco.
Día 3
8 am: Vaso alto de agua y luego un café filtrado con crema de coco o
aceite MCT.
9 am: Pan de espelta casero con manteca, queso feta de cabra y verduras
de la huerta.
2 pm: Puerros y hongos fritos con arroz y salmón en conserva; una pera
y tres cuadrados de chocolate amargo.
7 pm: Cordero asado con batatas, coles de Bruselas, manteca y sal y dos
mandarinas.
Dirijamos ahora nuestra atención a tres minerales que a menudo receto a
mis pacientes durante la perimenopausia y la menopausia: magnesio, zinc y
yodo.
Magnesio al rescate
La conclusión de un estudio mencionado en un artículo titulado
Magnesium in the gynecological practice: a literature review es que el
magnesio es un tratamiento eficaz para la menopausia y la perimenopausia.
En este estudio se observa también que el magnesio «normaliza la acción de
diferentes hormonas (sobre todo, la progesterona) en el sistema nervioso
central».[139] Eso hace que el magnesio sea el soporte perfecto para el proceso
dinámico de recalibración de la perimenopausia.
Otros beneficios directos del magnesio son:
Zinc
Hay tres formas en las que el zinc ayuda a aliviar los síntomas de la
perimenopausia y la menopausia:
Yodo
El yodo es uno de mis nutrientes favoritos para la salud de la mujer,
especialmente para la perimenopausia, y es que la deficiencia de yodo es
más común en mujeres de 40 a 49 años.[144]
Tal vez sepas que el yodo es importante para la el estado de la tiroides,
pero también es importante para el sistema inmunológico, los ojos, el
cerebro, los ovarios y las mamas. En esos tejidos, el yodo reduce la
inflamación y fomenta el metabolismo de los estrógenos, lo cual hace que
las células sean menos sensibles al estrógeno.[145] Por eso, el yodo puede ser
útil para el dolor de ovulación, los quistes ováricos, los fibromas, el estado
de ánimo premenstrual y, lo más importante, el dolor mamario, que
analizaremos en el capítulo 9. El yodo puede fomentar también la tolerancia
de la terapia con estrógenos e incluso puede reducir el riesgo de cáncer de
mama.[146]
Dosis y seguridad
La dosis de yodo es más polémica que casi cualquier otro tema en la
medicina natural. Por un lado, tu médica no querrá que excedas la ingesta
diaria recomendada (IDR) de 150 mcg (0,15 mg), y eso está bien porque
demasiado yodo puede también suprimir la función de la tiroides y/o
estimular la enfermedad de tiroides autoinmune.[147] Demasiado yodo
también puede causar acné, y no es seguro tomar más de 225 mcg (0.25
mg) durante el embarazo.[148]
Por otra parte, algunas médicas naturistas recomiendan tomar megadosis
de hasta 50 000 mcg (50 mg), lo cual no es seguro, por lo que es necesario
leer la etiqueta con atención.
La dosis que receto a mis pacientes oscila entre 250 mcg (0,25 mg) y
3000 mcg (3 mg), según sus necesidades y el estado base de sus tiroides.
Veamos el caso de mi paciente Mia como ejemplo.
Mia: análisis de tiroides antes de tomar yodo
Las algas son otra fuente, pero no se puede confiar en ellas como fuente
de yodo porque también contienen bromo, que evita su absorción.
Por último, habrás notado que no le hice análisis a Mia para detectar sus
niveles de yodo, y eso se debe a que no existe una prueba confiable. Lo que
hice fue ver la sensibilidad mamaria como un signo de deficiencia de yodo
y es algo que encuentro más útil que cualquier prueba de laboratorio.
Fortalece tu cuerpo
¡Muévete!
El hecho de estar en movimiento tiene un papel crucial, tanto en la
perimenopausia como en la menopausia.
El objetivo principal de moverse no es la pérdida de peso, aunque te
ayuda con eso. Tampoco es por el estado de ánimo, aunque también ayuda
con eso. El objetivo principal de moverse o del ejercicio es reducir la
inflamación, mejorar la sensibilidad a la insulina y desarrollar tus
músculos.
La pérdida de músculo se denomina sarcopenia, que en latín significa
«falta de carne», y se define como la pérdida degenerativa de masa, calidad
y fuerza del músculo esquelético, y el reemplazo de las fibras musculares
por grasa. La sarcopenia altera la fuerza, lo cual puede provocar fragilidad y
caídas, y contribuye directamente a la osteoporosis,[151] la depresión y el
deterioro cognitivo.[152] Lamentablemente, un cierto grado de sarcopenia en
relación con la edad es inevitable tanto para mujeres como para hombres.
Para las mujeres, la menopausia se asocia con una «disminución rápida de
la masa muscular» adicional que no ocurre en los hombres y que
probablemente se debe a la pérdida de estrógeno.[153] Recuerda que el
estrógeno es un anabólico u hormona de desarrollo muscular.
Esto no quiere decir que ya no puedas desarrollar o mantener tus
músculos durante la menopausia, porque, por supuesto, puedes hacerlo.
Entre las soluciones para prevenir y revertir la sarcopenia que no requieren
hacer ejercicio podemos destacar reducir el estrés, reducir o evitar el
alcohol y comer suficientes calorías y proteínas, especialmente el
aminoácido leucina.[154] Dado que el estrógeno es anabólico, la terapia con
estrógeno también podría, en teoría, ser útil, pero tras un análisis reciente de
numerosos estudios no se encontró ningún beneficio significativo.[155]
La mejor manera de desarrollar y mantener tus músculos es mover el
cuerpo[156] especialmente con entrenamiento de resistencia o fuerza que,
según se ha descubierto, ayuda con los sofocos,[157] la cognición y la salud
cerebral.[158] El entrenamiento de fuerza se puede realizar en un gimnasio o
con sencillas sesiones en casa con bandas de resistencia o estocadas,
sentadillas y planchas usando el propio peso corporal. Para ver una serie de
sentadillas y otros ejercicios basados en la evidencia, consulta el
«entrenamiento de 7 minutos» que se encuentra en la sección Recursos y
procura fortalecer los músculos de la parte posterior del cuerpo, incluidos
los glúteos, porque son una parte importante de la fuerza central y, a
menudo, se descuidan. Los músculos de la espalda también ayudan a
sostener el suelo pélvico, como veremos en el capítulo 10. Si prefieres otros
estilos de movimientos, te alegrará saber que el yoga, e incluso ir a caminar,
también pueden prevenir la sarcopenia.
Espero que este capítulo te haya proporcionado ideas nuevas para sentirte
mejor. Esto recién empieza, y ahora pasaremos a todas las demás opciones
de tratamiento. Dicho esto, comenzaremos con la terapia hormonal.
Capítulo 6
Terapia hormonal para la
menopausia (THM)
Terapia hormonal para la menopausia (THM), o simplemente terapia
hormonal, es el término moderno para referirse a lo que antes se llamaba
«terapia de reemplazo hormonal» o TRH. El nombre se cambió para
diferenciarlo del reemplazo hormonal para anomalías endocrinas (como la
deficiencia de la hormona del crecimiento). En realidad, «terapia hormonal»
es un término más acertado, dado que el nivel más bajo de estrógeno propio
de la menopausia es normal y no una deficiencia.
Sin importar el término que se utilice, tomar hormonas con la
menopausia ha sido y sigue siendo una controversia. La balanza se ha
inclinado desde el entusiasmo hacia el miedo y, últimamente, de vuelta
hacia un gran entusiasmo. Como hemos visto en las historias de mis
pacientes hasta ahora, muchas de ellas eligen la terapia hormonal y yo las
apoyo en esa decisión. Al mismo tiempo, algunas se dan cuenta de que no
la necesitan y también cuentan con todo mi apoyo. Como veremos, la única
situación en la que la terapia con estrógeno más progesterona resulta
realmente necesaria es para la prevención de riesgos de salud a largo plazo
asociados con la menopausia prematura o inducida médicamente.
Comencemos reconociendo tres cosas que parecen conflictivas, pero que
no dejan de ser ciertas:
Estrógeno
Comencemos con el estrógeno y una breve discusión sobre su seguridad.
En general, el estrógeno provoca un pequeño aumento en el riesgo de
contraer cáncer de mama del 0,1 por ciento anual, lo cual significa que hay
un aumento en la tasa de incidencia de un caso cada 1000 mujeres por año
de uso.[160] Si lo analizamos en perspectiva, es un riesgo similar o incluso un
poquito menor que el riesgo que conlleva consumir alcohol o hacer poca
actividad física. Cabe destacar que estas estadísticas se basan
principalmente en datos sobre hormonas que no son bioidénticas como
Premarin ® y como la progestina Provera ®, que son los tipos más peligrosos
de terapia hormonal.
Estrógeno vaginal
El uso local del estrógeno para aliviar la sequedad vaginal o los síntomas
de la vejiga no implica riesgos para la salud, a diferencia del estrógeno
sistémico, e incluso puede ser seguro si tienes antecedentes de cáncer de
mama. Esta es la opinión del Colegio de Obstetras y Ginecólogos de
Estados Unidos (ACOG por sus siglas en inglés), que recientemente declaró
que el estrógeno vaginal «no conlleva un mayor riesgo de recurrencia de
cáncer para las mujeres que actualmente se someten a tratamiento para
combatir el cáncer de mama o para aquellas que tienen antecedentes de esta
enfermedad».[162]
Los productos disponibles en caso de optar por el estrógeno vaginal son
Vagifem ® y Ovestin ®, que son estrógenos bioidénticos (en ambos casos).
Vagifem es estradiol en dosis bajas y Ovestin es estriol, que tiene solo
alrededor de una décima parte de la potencia del estradiol.
Consideraremos el estrógeno vaginal en el capítulo 10 cuando
analicemos la sequedad vaginal y el síndrome genitourinario de la
menopausia (SGM).
Progesterona
Llegamos ahora a una parte muy interesante del tema de la terapia
hormonal. Como vimos en el capítulo 3, la progesterona es importante para
la salud aunque, curiosamente, siempre se le ha asignado un papel menos
importante en la terapia hormonal.
La función principal de la progesterona (de hecho, desde algunas
perspectivas, su única función) ha sido proteger el revestimiento uterino del
estrógeno. En otras palabras, su función era evitar que el estrógeno
estimulara una acumulación anormal de revestimiento uterino, lo que podía
provocar cáncer de útero. Este uso de la progesterona deriva de los orígenes
de la terapia hormonal, cuando el estrógeno se usaba por sí solo y causaba
cáncer de útero. Para combatir ese efecto, se agregó un fármaco de
progestina a los fines de reducir el grosor del revestimiento uterino. Estos
medicamentos se llamaban (y, a menudo, se les sigue llamando)
progesterona, pero no son progesterona. Son progestinas que, como ya
analizamos en el capítulo 3, pueden tener efectos negativos en comparación
con la progesterona, en especial en cuanto al estado de ánimo, la pérdida de
cabello y el aumento de peso.
El otro efecto negativo de las progestinas (pero no de la progesterona) es
que afectan el tejido mamario. Una nueva investigación ha identificado a
las progestinas y, en particular a la medroxiprogesterona (Provera), como la
causa principal del riesgo de cáncer de mama asociado con la terapia
hormonal.[163] Para reducir la exposición a las progestinas, ahora se
recomienda 1) usar la dosis más baja posible de progestina, que se
encuentra en el DIU hormonal, o 2) elegir progesterona micronizada oral en
lugar de progestina. La progesterona cumple el mismo trabajo de proteger
el revestimiento uterino, pero sin causar efectos secundarios del estado de
ánimo ni conllevar el riesgo de cáncer de mama de la progestina. De hecho,
según la profesora Prior, la progesterona puede incluso ayudar a reducir el
riesgo de cáncer de mama.[34] También es seguro tomar progesterona
micronizada por vía oral si se padecen enfermedades cardíacas, ya que no
conlleva ningún riesgo de coagulación.
Por suerte, la mayoría de los lineamientos modernos recomiendan tomar
progesterona micronizada oral (es decir, progesterona real) como un
componente protector del útero en la terapia hormonal. Se llama
«progesterona micronizada oral» porque se toma por vía oral en forma de
cápsula y porque se microniza en partículas finas para mejorar su absorción.
La progesterona micronizada oral está disponible con receta médica bajo
las marcas Prometrium ®, Utrogestan ® y otras (ver a continuación). Por
favor, ten en cuenta que muchas marcas de la llamada «progesterona» son,
en realidad, progestina, incluidas las tabletas Provera, Primolut ® y el parche
Estalis ® (consulta la Tabla 2). En este mismo capítulo hablaremos más
sobre la crema de progesterona natural.
Testosterona
La testosterona a veces se receta para mejorar la sensibilidad del clítoris
y el deseo sexual. Dicho tratamiento tiene un buen resultado en,
aproximadamente, la mitad de las mujeres que lo prueban, pero solo si ya
están sometidas a la terapia con estrógenos.
Se afirma que la testosterona tiene otros beneficios como que mejora del
estado de ánimo y el bienestar, y que ayuda a prevenir la osteoporosis, la
sarcopenia y el deterioro cognitivo. Sin embargo, no existen evidencias de
que la testosterona pueda tener ninguno de estos efectos.[166]
La testosterona me preocupa un poco debido a su tendencia a fomentar la
resistencia a la insulina y el aumento de peso (capítulo 4). De hecho, un
estudio demostró que «el tratamiento con testosterona está asociado con un
aumento significativo de peso»,[166] y otro estudio identificó que dicho
tratamiento puede suponer un riesgo para las mamas.[69] Teniendo todo esto
en cuenta, si no tienes resistencia a la insulina ni antecedentes de cáncer de
mama, creo que no debería haber problemas si pruebas con tomar una
pequeña dosis de testosterona, siempre y cuando lo combines con estradiol
y progesterona para protegerte de los niveles elevados de andrógenos.
Procura ingerir una dosis baja y observa si hay signos de exceso de
testosterona, como acné, pérdida de cabello, resistencia a la insulina y
aumento de peso abdominal.
El otro andrógeno que a veces se receta es la DHEA, que puede ser eficaz
para tratar el síndrome genitourinario de la menopausia (SGM) cuando se
aplica tópicamente.
Nombre Ingredientes
Angeliq Estradiol bioidéntico + progestina drospirenona
Kliovance o Estradiol bioidéntico + progestina noretisterona
Kliogest
Femoston Estradiol bioidéntico + progestina didrogesterona
Estalis Estradiol bioidéntico + progestina noretisterona
Parche Climara Estradiol bioidéntico + progestina levonorgestrel
Pro
Parche Evorel Estradiol bioidéntico + progestina noretisterona
Conti
Livial o Xyvion Tibolona
Provera Acetato de progestina medroxiprogesterona
Primolut Progestina noretisterona
DIU Mirena Progestina levonorgestrel
Premarin Estrógenos equinos conjugados
Tableta Estradiol bioidéntico
Estrofem
Tableta Valerato de estradiol que se convierte en estradiol
Progynova bioidéntico
Tableta Estradiol bioidéntico + progestina noretisterona
Trisequens
Parche Climara Estradiol bioidéntico
Parche Estradot Estradiol bioidéntico
Parche Estradiol bioidéntico
Estraderm
Parche Vivelle Estradiol bioidéntico
Gel Estrogel Estradiol bioidéntico
Gel Sandrena Estradiol bioidéntico
Vagifem Estradiol bioidéntico
Ovestin Estriol bioidéntico
Cápsula Progesterona bioidéntica
Prometrium
Cápsula Progesterona bioidéntica
Utrogestan
Cápsula Progesterona bioidéntica
Famenita
Endometrin Progesterona bioidéntica (vaginal)
Crinone Progesterona bioidéntica (vaginal)
Estrogel Propak Estradiol bioidéntico (transdérmico) + progesterona
bioidéntica (cápsula)
Cápsula Bijuva Estradiol bioidéntico (oral) + progesterona bioidéntica
«Me pasa que duermo mejor las noches en las que tomo
progesterona y me gustaría tomarla continuamente si eso no
implica un problema».
O:
Sofocos
Los sofocos, también llamados sofocos o síntomas vasomotores, son el
síntoma más reconocible tanto de la perimenopausia como de la
menopausia, y los experimentan hasta el 75 por ciento de las mujeres.[181]
Suelen percibirse como una sensación de calor intenso, que puede aparecer
de repente o de forma lenta. Por otra parte, también se pueden experimentar
en forma de hormigueo, enrojecimiento de la cara, sudoración, ardor en la
piel o con síntomas incluso más fuertes como mareos, escalofríos, náuseas,
sudores nocturnos, presión en la cabeza o incluso tener la sensación de que
el corazón late más rápido de lo habitual. Este último síntoma se llama
palpitaciones cardíacas, y lo comentamos en el capítulo 4.
Los sofocos pueden durar desde unos segundos hasta diez minutos, pero
en promedio duran unos cuatro minutos y su frecuencia es variable: pueden
ocurrir cada pocos días hasta varias veces por hora. Por lo general, no se
consideran dañinos pero, por desgracia, sufrir sofocos frecuentes en la
menopausia se ha relacionado con un mayor riesgo de sufrir demencia y
enfermedades cardíacas en el futuro.[182] Es probable que el vínculo no sea
causante sino correlativo, ya que tanto los sofocos como el riesgo de sufrir
una enfermedad de esos tipos podrían provenir del mismo problema
subyacente de deterioro del metabolismo energético y resistencia a la
insulina.
En teoría, los sofocos deberían ocurrir solo durante los últimos años
de la perimenopausia, incluidos los doce meses posteriores a la última
menstruación. Después, el cerebro debería recalibrarse y restablecer su
zona termoneutral normal.
Lógicamente, en la práctica, eso no siempre es lo que sucede. Podrías
seguir teniendo sofocos hasta diez años después de la última
menstruación, especialmente si sufres de estrés crónico o si tienes
resistencia a la insulina. En esos últimos años, la mejor estrategia es
trabajar para estabilizar el eje HHA (capítulo 5) y revertir la
resistencia a la insulina.
También podrías tener sofocos más adelante en la vida si tratas de
dejar el estrógeno. Revisa la sección disminución gradual del
estrógeno en el capítulo 6.
Sueño
La alteración del sueño es el segundo síntoma más común después de los
sofocos. Durante la perimenopausia, el problema puede ser la dificultad
para conciliar el sueño o para permanecer dormida, o ambos. Con la
menopausia, es más probable que el problema sea que te despiertas
demasiado temprano. La razón por la que la perimenopausia y la
menopausia afectan el sueño de semejante manera es la combinación de los
siguientes factores:
Las pastillas para dormir y/o los antidepresivos son las otras opciones
convencionales para dormir. Es posible que tengas mejores resultados con
una pastilla para dormir antihistamínica, como el succinato de doxilamina,
pero habla con tu médica. Su uso a corto plazo u ocasional es razonable,
pero el uso crónico y prolongado de cualquier pastilla para dormir puede
crear hábito, afectar la calidad del sueño, y aumentar el riesgo de deterioro
cognitivo y demencia. Además, los antihistamínicos sedantes pueden
provocar un aumento de peso.
El cannabis medicinal contiene cannabidiol (CBD), que posee
propiedades antiinflamatorias y ansiolíticas (disminución de la ansiedad) y,
según se ha demostrado en estudios preliminares, mejora el sueño
perimenopáusico.[189] Dependiendo de la formulación, el cannabis medicinal
puede contener solo CBD o una combinación de CBD y
tetrahidrocannabinol (THC), que tiene un efecto sedante más fuerte y es el
responsable de la sensación de «estar drogada» que se le asocia al cannabis.
El cannabis medicinal generalmente se ingiere en forma de aceite y surte
efecto después de 30 a 120 minutos desde su consumo. Dependiendo del
país, el cannabis puede estar disponible sin receta o solamente con receta
médica.
Melatonina
Hablamos brevemente de la melatonina en la sección Ritmo circadiano
del capítulo 5, donde la describimos como una hormona de oscuridad que
actúa para promover el sueño y sincronizar el reloj biológico. La
melatonina también es buena para los huesos y puede tener efectos
antiinflamatorios beneficiosos para las migrañas, la fibromialgia, la acidez,
la endometriosis y la salud ósea. Además, se ha estudiado su capacidad de
ayudar a solucionar los problemas de sueño en la perimenopausia.[193]
Cómo funciona: la melatonina mantiene un ritmo circadiano saludable y
reduce la temperatura corporal basal.
Qué más necesitas saber: según la Dra. Heidi Roth, neuróloga de la
Universidad de Carolina del Norte, la melatonina funciona mejor para
dormir cuando se toma unas seis horas antes de acostarse y en una dosis de
entre 0,5 y 1,0 mg.[194] No obstante, se pueden usar dosis más altas para tratar
la fibromialgia o la prevención de las migrañas, tal y como se analiza en la
sección Migrañas que veremos más adelante en este capítulo, y la sección
Dolores y molestias del el capítulo 8. La melatonina también podría ayudar
a reducir el riesgo de sufrir de osteoporosis y de cáncer de mama.[195]
Ziziphus
El ziziphus es mi hierba medicinal favorita para paliar los problemas de
sueño perimenopáusicos porque también puede aliviar los sofocos. Se
extrae de las semillas de la Ziziphus spinosa o Ziziphus jujuba, y tiene
efectos sedantes que no son adictivos.[196]
Cómo funciona: el ziziphus calma el cerebro incrementando tanto los
niveles de GABA como de serotonina.[197]
Qué más necesitas saber: la cantidad exacta de hierba a consumir
depende de la concentración de la fórmula, así que tómala como se indica
en el frasco y no la combines con pastillas para dormir excepto bajo consejo
profesional. Hay varias fórmulas para dormir a base de hierbas que
contienen ziziphus junto con otras hierbas medicinales sedantes, como la
magnolia (Magnolia officinalis).
Otros medicamentos a base de hierbas que podemos considerar para
tratar el insomnio menopáusico son la valeriana, la ashwagandha, la
magnolia y el lúpulo.
Migrañas
Si ya sufres migrañas, es posible que las sientas con mayor frecuencia o
intensidad a partir de la perimenopausia. Si nunca las tuviste, ahora podría
ser el momento en el que aparezcan. De hecho, «la aparición de migrañas
nuevas o notablemente incrementadas» es uno de los criterios para
diagnosticar la perimenopausia que considera la profesora Prior.
Cualquier tipo de migraña puede empeorar durante la perimenopausia,
incluidas las migrañas con o sin aura y las migrañas vestibulares.
Memoria
¿Sientes que te olvidas de las cosas? No te lo estás imaginando. Hay un
80 por ciento de probabilidades de que notes algún grado de deterioro
cognitivo relacionado con la menopausia. Este puede manifestarse en forma
de confusión mental, pérdida de memoria o dificultad para concentrarse. Mi
ejemplo en la Introducción fue olvidar dónde estacioné el auto.
Aprender sobre el deterioro cognitivo relacionado con la menopausia me
asustó bastante, ya que incluso el nombre suena mal. Sin embargo, luego
investigué un poco más y me tranquilizó saber que, por lo general, es
temporal. «Durante la transición a la menopausia», dice la Dra. Gail A.
Greendale, de la Universidad de California, «el cerebro de la mujer puede
sentirse un poco fuera de lugar, un poco confuso, pero cuando pasa esta
transición, las nubes se aclaran y la niebla se disipa. A veces, todo lo que la
mujer necesita saber es que esto también va a pasar».[209] Según la
neurocientífica Lisa Mosconi, nuestro cerebro se encuentra en mejor forma
de lo que pensamos. Ella afirma que sentimos que nuestra cognición se ve
afectada, pero «las mujeres siguen superando a los hombres en los estudios
cognitivos del cerebro realizados en cualquier etapa de la vida».[210]
Mosconi es la investigadora que cité en el capítulo 1, y ella sugiere que la
enfermedad de Alzheimer en las mujeres comienza con la menopausia; o
más bien que el riesgo de padecer Alzheimer comienza con la menopausia.
También afirma que la menopausia es un mero desencadenante de otros
factores subyacentes, como la predisposición genética, la deficiencia de
nutrientes, la inflamación crónica y la resistencia a la insulina. En su libro,
El cerebro XX: Una guía para mejorar la salud cerebral y prevenir el
Alzheimer en la mujer, Mosconi ofrece soluciones para mitigar algunos de
esos factores subyacentes y evitar que el deterioro cognitivo normal que se
relaciona con la menopausia se convierta en Alzheimer u otros tipos de
demencia (ya que existen varios tipos).
Ya hablaremos de la prevención de la demencia a largo plazo en el
capítulo 10, pero por ahora, veamos qué es lo que tú puedes hacer para
mejorar tu capacidad cognitiva.
Deficiencia de yodo.
Prolactina alta.
Activación de histamina o mastocitos.
Progesterona baja o sensibilidad a un cambio en la progesterona.
Deficiencia de yodo
La deficiencia de yodo, al alterar el metabolismo del estrógeno y
provocar que las células cerebrales sean más sensibles a los altibajos en los
niveles de estrógeno, puede aumentar el riesgo de tener síntomas del estado
de ánimo premenstrual.
Prolactina alta
La prolactina es una hormona pituitaria que fomenta la lactancia, pero
también está presente en la ovulación, el orgasmo, la salud de las mamas, la
función inmunológica y el estado de ánimo. Es común que los niveles de
prolactina aumenten ligeramente y esto puede causar o empeorar los
síntomas del estado de ánimo premenstrual. El aumento excesivo de los
niveles de prolactina es un problema bastante serio y debe ser tratado por tu
médica. Si tu análisis de sangre muestra que el nivel de prolactina es
normal, pero está cerca del límite superior de su rango de referencia (480
mUI/L), puedes considerar que la prolactina es una de las causas de tus
síntomas del estado de ánimo y tener en cuenta la posibilidad de consumir
la hierba medicinal vitex que se menciona más adelante en este capítulo.
Ayuno intermitente
El ayuno intermitente consiste en alternar diariamente los períodos en los
que se ayuna y los períodos en los que se come, y es una forma sencilla de
mejorar la sensibilidad a la insulina. Cuando limitas la ingesta de alimentos,
incluso por un tiempo relativamente corto, entrenas a las mitocondrias para
quemar cetonas en lugar de glucosa,[232] y así se cultiva la flexibilidad
metabólica que necesitas para perder peso, para tener un cerebro sano y
para aliviar los síntomas perimenopáusicos. Existen otros beneficios del
ayuno, tales como el desarrollo de una peristalsis intestinal saludable, la
regulación de las citocinas antiinflamatorias y la estimulación del factor
neurotrófico derivado del cerebro (BDNF). El ayuno intermitente también
favorece el beneficioso proceso de autofagia, lo que significa que el cuerpo
«se come a sí mismo» (auto: de o por sí mismo, fagia: comer). Aunque
suena mal, se les da a las células la oportunidad de retirar y reciclar las
piezas dañadas y sustituirlas por piezas nuevas y sanas. La autofagia puede
aumentar la longevidad y ayudar a reducir el riesgo de sufrir de cáncer y
demencia.
Los métodos de ayuno intermitente son el ayuno con un día por medio, el
ayuno intermitente 5:2 (calorías reducidas dos días a la semana) y la
alimentación diaria con restricción de tiempo, o alimentación solamente en
un período de ocho horas, que es el método que prefiero.
En el caso de que optes por alimentarte solamente en un período de ocho
horas, simplemente debes comer una cena normal antes de las 6 de la tarde,
sin olvidar los tres macronutrientes (proteínas, grasas y, al menos, algo de
almidón), para luego, dejar de ingerir calorías hasta las 10 de la mañana
siguiente, momento en el que debes comer una comida rica en proteínas.
Dependiendo de tu reloj biológico, puedes modificar los tiempos para hacer
el ayuno más temprano o más tarde, pero recuerda que el objetivo principal
es ayunar durante la noche para permitir que el cuerpo entre en un estado
beneficioso de cetosis.
cetosis
¿Es útil la dieta cetogénica? Esta dieta puede aliviar síntomas cerebrales,
como las migrañas (capítulo 7) y la pérdida de memoria (capítulo 10).
También puede ayudar a revertir la resistencia a la insulina, aunque esta no
es la única forma de lograrlo. Puedes lograr el mismo objetivo, es decir
mejorar la sensibilidad a la insulina, si desarrollas músculo, haces ayuno
intermitente, reduces de forma moderada tu ingesta de carbohidratos y
evitas las dosis altas de fructosa, lo cual nos lleva a una observación muy
importante sobre el azúcar y la fructosa.
Reduce el azúcar concentrado
El «azúcar concentrado» o fructosa en dosis altas es el azúcar que se
obtiene de los refrescos, los jugos de frutas, los postres, los yogures
endulzados, las frutas disecadas y los cereales que consumes en el
desayuno. Estos alimentos tienen un alto contenido de fructosa, sin importar
que estén endulzados con jarabe de maíz con alto contenido de fructosa (55
por ciento de fructosa), jarabe de agave (55 por ciento de fructosa), azúcar
de mesa (50 por ciento de fructosa), miel (40 por ciento de fructosa) o
dátiles (25 por ciento de fructosa).
Por otro lado, la fructosa en dosis bajas es el azúcar que se obtiene de la
fruta. Este tipo de azúcar es saludable porque 1) la fructosa en dosis bajas
mejora la sensibilidad a la insulina, especialmente en el contexto de mucha
actividad física, y 2) la fruta proporciona nutrientes, fibra y polifenoles
beneficiosos para contrarrestar los posibles efectos negativos de la fructosa.
¿Cuál es el problema con la fructosa en dosis altas?
El problema no es la fructosa en sí, sino la dosis. Cuando se la consume
en dosis altas, la fructosa promueve la resistencia a la insulina al provocar
permeabilidad intestinal, estrés oxidativo, inflamación e hígado graso.[233]
Si te resulta muy, muy difícil dejar el azúcar, es posible que sufras una
adicción. Los signos son:
Mandy había luchado contra su peso durante años; había hecho dietas y
las había dejado, y siempre recuperaba todo el peso e incluso ganaba
más.
Cuando vino a verme, también estaba viendo a una psicóloga para tratar
la alimentación emocional y estaba trabajando duro para comer menos.
La mayor parte del peso de Mandy estaba distribuido alrededor de la
cintura, en la clásica forma de manzana, lo que sugería que ella tenía
resistencia a la insulina. Su nivel de colesterol era elevado, que es otro
signo de insulina alta.
Le pedí un análisis de tolerancia a la glucosa con insulina y los niveles de
insulina de Mandy fueron de 60 pmol/L (10 mUI / L) en ayunas, 541
pmol / L (72 mUI / L) a la hora de hacer la prueba, y 423 pmol / L (61
mUI / L) a las dos horas. En resumen, todos los resultados estaban por
encima del rango normal (puedes consultar el capítulo 5 para conocer los
rangos de referencia).
—Tienes resistencia a la insulina —le dije—. Es prediabetes y te hace
subir de peso y tener antojos de azúcar. La única forma de salir de esta
situación es encontrar una manera de que sientas mucha más saciedad
con las comidas para que, al final, puedas dejar todos los alimentos de
tipo postre.
Elaboramos un plan para que Mandy comenzara el día con un café negro
(que le encanta) y, si tenía tiempo para prepararla, una comida a las 10 de
la mañana con huevos o carne más verduras. Si no tenía tiempo, entonces
Mandy tomaba un desayuno sencillo de tres huevos duros, que le
proporcionaban 18 gramos de proteína. Luego, disfrutaba de otras dos
comidas abundantes (el almuerzo y la cena) y dejaba de comer a las 7 de
la tarde, por lo que su período para comer era de nueve horas. También
empezó a tomar magnesio para mejorar la sensibilidad a la insulina.
Cuando vi a Mandy un mes después, había perdido un centímetro de
cintura y se sentía mucho más enérgica. Incluso había comenzado a
ejercitarse con una entrenadora personal. A esta altura, Mandy todavía
comía azúcar porque estábamos en la parte de «sentirse mejor» del plan y
aún no habíamos llegado a la parte de «dejar el postre».
—Me siento mucho mejor— me dijo Mandy—. Eres la primera persona
que me dijo que podía comer lo suficiente para sentirme bien teniendo en
cuenta cómo me veo.
Cuando me dijo «teniendo en cuenta cómo me veo», Mandy se refería a
la forma de su cuerpo. Quiso decir que fui la primera persona en ver su
peso y aún decir que debería comer de una manera que la haga sentirse
bien.
Mandy continuó con los desayunos de proteínas y los períodos de ayuno,
y descubrió que, debido a que su nivel de energía era mucho más alto,
por fin fue capaz de dejar los postres.
Cuando volvimos a analizar su insulina seis meses después, todos los
resultados estaban dentro del rango normal, y para ese momento había
perdido 10 centímetros alrededor de su cintura.
Es posible que hayas notado que los únicos números que mencioné en la
historia de Mandy fueron los resultados de la insulina y los centímetros
perdidos alrededor de la cintura. Cuando se trata de la resistencia a la
insulina y el aumento de peso abdominal, esos son los números que
importan, ¡no el peso en una balanza! Mientras trabajas para revertir la
resistencia a la insulina, ten en cuenta que el músculo pesa más que la
grasa, por lo que ganar músculo (algo que es bueno) podría aumentar tu
peso. Te recomiendo que te deshagas de las balanzas o las guardes.
Además, debes entender que es posible que no veas una cantidad
significativa de pérdida de grasa hasta que la insulina en ayunas esté por
debajo de los 60 pmol/L (10 mUI/L). Entonces, en lugar de enfocarte en el
peso o incluso en los centímetros, prueba a centrarte en disminuir la
insulina y recuerda que, al hacerlo, vas a reducir la inflamación, estarás más
sana y prepararás el camino para una futura pérdida de peso.
Más estrategias de estilo de vida para revertir la resistencia a la
insulina
Hemos estado buscando formas de revertir la resistencia a la insulina y,
hasta ahora, hemos analizado el ejercicio, las proteínas, el ayuno
intermitente y dejar los postres, lo cual es muchísimo. pero hay algunas
consideraciones más.
Ayuda a mantener un ritmo circadiano saludable, ya que esto mejora
la sensibilidad a la insulina. Si trabajas en turnos nocturnos, intenta
encontrar la manera de cambiar tu situación laboral.
Mantén un microbioma saludable, ya que mejora la sensibilidad a la
insulina y puede ser la razón por la que el uso frecuente de antibióticos
puede causar aumento de peso.[238] Si necesitas tomar antibióticos de manera
frecuente, la principal solución para perder peso puede ser encontrar una
manera de prevenir infecciones frecuentes, tal y como veremos con la
historia de infección del tracto urinario (ITU) de Antonella en el capítulo
10.
Por último, tener un nivel saludable de la hormona tiroides tiene gran
importancia en la sensibilidad a la insulina. Esto influye en la tormenta
perfecta que es la menopausia, en la resistencia a la insulina y en la
enfermedad de la tiroides, que exploraremos en breve.
Enfermedad de la tiroides
La tiroides es una glándula con forma de mariposa ubicada en la parte
delantera de la garganta. Esta glándula produce la hormona tiroidea, una
hormona esencial para la energía y el metabolismo.
La enfermedad de la tiroides es más común en las mujeres y sobre todo
en las mujeres de mayor edad, así que si tienes más de 40 años y eres mujer,
tienes al menos una posibilidad entre diez de que haya algún problema en tu
tiroides.[248] Lo más complicado de la enfermedad de la tiroides es que puede
confundirse fácilmente con la perimenopausia y viceversa.
Los síntomas de la tiroides hipoactiva (hipotiroidismo) son los sofocos,
la fatiga, el aumento de peso, los dolores corporales, el dolor en las
articulaciones, la ansiedad, la depresión, el colesterol alto, los cambios
digestivos, las menstruaciones abundantes, los ciclos irregulares, la
pérdida de cabello, la intolerancia a los cambios de temperatura, las
lagunas mentales y los problemas de memoria.
Los síntomas de la tiroides hiperactiva (hipertiroidismo) son los
sofocos, las palpitaciones, la pérdida de cabello, los dolores corporales, la
ansiedad, el insomnio y la fatiga.
Ahora compara estos síntomas con los de la perimenopausia: insomnio,
lagunas mentales, fatiga, aumento de peso, cambios inmunológicos, pérdida
de cabello y menstruaciones abundantes. Como puedes ver, hay una
superposición significativa entre los síntomas de la enfermedad de la
tiroides y los síntomas de la perimenopausia. Esto puede dificultar obtener
un diagnóstico preciso.
Por supuesto, puede haber otras explicaciones para estos síntomas, así
que debes consultar con tu médica. Si tienes síntomas inexplicables en
el pie junto con fatiga, colesterol alto u otros síntomas de la tiroides
enumerados anteriormente, pídele a tu médica que te haga un análisis
de enfermedad de la tiroides que incluya los anticuerpos tiroideos.
Para más información, puedes consultar la información que figura a
continuación.
Por último, puedes hablar con una médica para identificar si tienes una
infección viral crónica subyacente, como el virus de Epstein-Barr (VEB);
pues se ha demostrado que dicho virus es uno de los posibles
desencadenantes de la enfermedad de Hashimoto.[259] El tratamiento para el
VEB consiste en reforzar el sistema inmunológico con zinc, selenio y
vitamina D.
Esto nos lleva al final del tema sobre la enfermedad tiroidea autoinmune.
Algunos de los tratamientos mencionados también podrían aplicarse a otras
enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide y el lupus, dos
afecciones que pueden surgir o empeorar con la perimenopausia y la
menopausia.[6]
Checklist para la enfermedad de la tiroides
Alergias
La perimenopausia se puede asociar con la aparición de síntomas de
alergia, como fiebre del heno, eccema, urticaria y asma. De hecho, un
estudio reveló que las mujeres tienen el doble de probabilidades de que se
les diagnostique asma durante la transición de la perimenopausia que en
otros momentos de sus vidas.[260] Las alergias perimenopáusicas ocurren
debido a la recalibración del sistema inmunológico que ya hemos
mencionado varias veces, lo que incluye la tendencia a que se activen
mastocitos y a que se eleve el nivel de histamina.[261]
Lo bueno de las alergias perimenopáusicas es que, probablemente,
desaparecerán cuando llegues a la menopausia.
Otro tipo de alergia menopáusica es la sensibilidad a los salicilatos, que
(en el caso de ocurrir) tiende a aparecer cinco años después del último
período. Esta alergia provoca hinchazón facial, enrojecimiento y dolores de
cabeza. El tratamiento consiste en evitar sustancias con alto contenido de
salicilatos, como el té y las hierbas medicinales, y tomar glicina, que ayuda
a eliminar los salicilatos.
Dolores y molestias
Los síntomas de dolor muscular y dolor en las articulaciones son
comunes en la perimenopausia y la menopausia, y, según algunos estudios,
llegan a afectar a más mujeres que los sofocos.[263] Otros síntomas de dolores
perimenopáusicos son el dolor de espalda, la osteoartritis, las migrañas, la
fibromialgia y el dolor de lesiones antiguas, como el dolor de un dedo del
pie por una fractura de hace diez años.
Aunque no se comprenda bien el mecanismo exacto, el aumento de los
síntomas de dolor suele atribuirse a la pérdida de los efectos
antiinflamatorios beneficiosos tanto de la progesterona como del estrógeno.
El insomnio perimenopáusico también puede desempeñar un papel en el
aumento de los síntomas de dolor porque la falta de sueño, sobre todo del
sueño profundo, puede reducir el umbral del dolor y, por lo tanto, aumentar
la sensibilidad al dolor.
Si tienes dolores, habla con tu médica para que descarte otras
posibilidades, como la enfermedad tiroidea de Hashimoto,[264] que es una
razón común de dolor corporal, y la fascitis plantar o dolor de pie.
«No duermo bien. ¿Podría ser esa la causa del dolor?». (La
respuesta es sí).
«¿Es posible que estos síntomas sean temporales a causa de la
perimenopausia?» (De nuevo, la respuesta es sí).
«Entiendo que la enfermedad tiroidea autoinmune es una causa
común de dolor corporal. ¿Me han hecho análisis para detectar
la enfermedad de la tiroides?»
Dolor
El segundo síntoma menstrual principal de la perimenopausia es el dolor,
que puede ser «normal» o «severo», aunque técnicamente, yo diría que
ningún tipo de dolor es normal.
dismenorrea
Busca un diagnóstico
Los períodos intensos o dolorosos de la perimenopausia probablemente
no se te pasen solos. Si aún no lo has hecho, habla con tu médica para que
te haga una evaluación. Este es un primer paso importante, incluso si no
quieres tomar la píldora o colocarte el DIU hormonal, que son opciones
que podrían ofrecerte. ¿Por qué la evaluación es importante? Porque una
evaluación adecuada es la forma en la que podrás poner en la balanza todas
tus opciones, como las cápsulas de progesterona, que quizás tu médica no te
ofrezca de inmediato, pero que pueden ser eficaces para muchos tipos de
sangrado y dolor.
Cuando veas a tu médica, es probable que solicite que te realices un
análisis de sangre y una ecografía, e incluso puede hacerte un examen
pélvico. El propósito de estos análisis es evaluar y descartar una o más de
las siguientes:
Dismenorrea primaria.
Endometriosis.
Adenomiosis.
Fibromas.
Sangrados anovulatorios (lo que incluye la hiperplasia endometrial y
los pólipos uterinos).
Enfermedad de tiroides.
Trastorno de la coagulación o sangrado, como la enfermedad de von
Willebrand.
Estas son las causas más comunes de dolor o sangrado, y hablaremos de
ellas en lo que resta del capítulo. El dolor también puede ser causado por
una disfunción del suelo pélvico o por problemas en la vejiga, que
trataremos en el próximo capítulo. Asimismo, el dolor puede deberse a otras
afecciones que no analizaremos en este libro, como infecciones,
adherencias y el síndrome de congestión pélvica (SCP), que es la presencia
de venas varicosas en la pelvis. Por eso, es importante que recuerdes
consultar con tu médica.
Quisiera hacer un comentario sobre los sangrados anovulatorios en caso
de que no recuerdes este término. Hablamos sobre los ciclos ovulatorios
versus anovulatorios en el capítulo 4 y este es un concepto crucial en este
capítulo. Los ciclos anovulatorios ocurren cuando produces estrógeno, pero
no progesterona, y son, sin lugar a dudas, la explicación más probable de
por qué tienes menstruaciones abundantes. Los ciclos anovulatorios
también pueden causar hiperplasia endometrial y pólipos uterinos (hablaré
más sobre esto en este capítulo).
Los ciclos anovulatorios tienen diferentes nombres, los cuales pueden
ayudarte a conversar sobre ellos con tu médica:
Desequilibrio hormonal.
Desequilibrio de estrógeno y progesterona.
Sangrado uterino disfuncional.
Disfunción ovulatoria.
Estrógenos sin oposición.
Sangrados intermenstruales.
Predominio de estrógenos.
Los quistes ováricos pueden formar parte de la evaluación, así que aquí te
ofrezco una breve explicación.
hemoglobina
La progesterona real es más suave que una progestina, así que debe
usarse en dosis más altas para tener el mismo efecto de aligerar el
período.
La progesterona real puede no ser lo suficientemente fuerte para
ciertas afecciones, como la hiperplasia endometrial.
La progesterona real es más cara que una progestina.
Endometriosis y adenomiosis
La endometriosis es una afección inflamatoria en la que un tejido similar
al revestimiento uterino (tejido endometrial) crece fuera del útero. El
síntoma principal es el dolor, pero la endometriosis también puede causar
hinchazón, problemas digestivos, sangrado entre períodos e infertilidad. Las
zonas más comunes en los que se encuentran las lesiones de endometriosis
son aquellos cercanos al útero y a los ovarios, y las trompas uterinas.
Cuando la endometriosis ocurre en los ovarios, la lesión se llama
endometrioma o quiste de chocolate.
La adenomiosis es una afección similar en la que el revestimiento uterino
(tejido endometrial) está presente dentro de la pared muscular del útero. El
síntoma principal es el sangrado abundante, pero la adenomiosis también
puede causar dolor, sangrado entre períodos e infertilidad.
Además, tanto la endometriosis como la adenomiosis pueden estar
asociadas con síntomas dolorosos de la vejiga, como la cistitis intersticial
(inflamación crónica de la vejiga), que debería mejorar con los tratamientos
que se proporcionan a continuación.
La endometriosis y la adenomiosis son afecciones diferentes, pero las
menciono en la misma sección porque, con frecuencia, ocurren juntas y
responden a un tratamiento similar.
Endometriosis y adenomiosis en la perimenopausia y la
menopausia
Puedes desarrollar endometriosis y adenomiosis a cualquier edad, pero en
el caso de la endometriosis, es probable que hayas tenido síntomas por
primera vez en la adolescencia o a los veinte años. Incluso es posible que ya
te hayas sometido a una cirugía o más. En el caso de la adenomiosis, tal vez
no hayas presentado síntomas hasta finales de los treinta o cuarenta años. Es
posible tener ambas afecciones; cuando eras más joven solo endometriosis
y, luego, endometriosis junto con adenomiosis.
Ambas afecciones son causadas por el estrógeno, por lo cual los síntomas
podrían empeorar con la perimenopausia, pero luego disminuir o
desaparecer con la menopausia. En la práctica, esto no es siempre lo que
sucede; algunos síntomas pueden persistir después de la menopausia, como
el dolor pélvico crónico, el dolor en la vejiga y el dolor durante las
relaciones sexuales. En el caso de la endometriosis, el dolor puede persistir
incluso si no tienes útero, ya que la endometriosis no es una enfermedad
uterina. Si el dolor persiste después de la menopausia, intenta pensar si
estás expuesta al estrógeno, ya sea por la terapia con estrógenos o por la
resistencia a la insulina (que causa niveles altos de estrona).
Busca un diagnóstico
Si tienes endometriosis, debe haberte llevado años obtener el diagnóstico,
pero con suerte ya deberían haberlo detectado. En el caso de la
adenomiosis, tal vez no te la hayan diagnosticado todavía.
Diagnóstico de endometriosis: el método estándar por excelencia que se
realiza actualmente para diagnosticar endometriosis es la cirugía
laparoscópica o laparoscopia, que es un tipo de operación por puerto único
que se realiza en el abdomen o la pelvis mediante pequeñas incisiones y una
cámara.
La cirugía puede parecer una solución extrema a los fines de solamente
obtener un diagnóstico, pero también puede ser una oportunidad para
extirpar las zonas dañadas y, por lo tanto, paliar la enfermedad. Otras
formas de obtener el diagnóstico son hablar con una ginecóloga
experimentada (y ser examinada por ella) o someterse a una nueva técnica
de ultrasonido específica (para obtener este diagnóstico) .Incluso, es posible
que algún día exista un tipo de análisis de sangre que diagnostique la
endometriosis.[278]
Diagnóstico de adenomiosis: a veces se puede diagnosticar la
adenomiosis mediante una ecografía, pero no siempre es posible, y a
menudo se la confunde con los fibromas, algo que explicaremos a
continuación. Un método de diagnóstico más preciso son las imágenes por
resonancia magnética (IRM), que tu médica puede solicitar. Los factores de
riesgo para la adenomiosis son tener más de 40 años, haber parido y contar
con antecedentes de cirugía uterina, como una cesárea o extirpación de
fibromas.
adherencias
Busca un diagnóstico.
Intenta evitar estrictamente el gluten y los lácteos de vaca.
Considera consumir cápsulas de progesterona y curcumina.
Busca la ayuda de una fisioterapeuta pélvica.
Recuerda que los síntomas deberían mejorar cuando llegas a la
menopausia, pero podrían empeorar con la terapia con estrógenos.
Fibromas
Los fibromas uterinos (también llamados leiomiomas o miomas) son
crecimientos benignos del músculo uterino. Son una afección genética en
cierta medida así que, dependiendo de tus antecedentes familiares, es muy
probable que tengas, al menos, un fibroma cuando llegues a la edad de 50
años. También existe la posibilidad de que el fibroma no cause síntomas y
de que ni siquiera te enteres de que lo tienes a menos que lo detecten en una
ecografía. Por lo tanto, la mayoría de los fibromas son hallazgos
accidentales, lo que significa que están presentes, pero no son realmente la
causa del sangrado o del dolor.[306] Solo un pequeño porcentaje de los
fibromas están situados en zonas que causan dolor, sangrado abundante, o
que padezcas otros síntomas, como sensación de saciedad o frecuencia
urinaria debido a la presión que ejercen sobre la vejiga.
Cómo hablar con tu médica sobre los fibromas
Fibromas en la menopausia
La aparición de fibromas está relacionada con los niveles de estrógeno,
así que deberían reducirse con la menopausia. Si no es así, probablemente
se deba a un problema en curso con respecto a la resistencia a la insulina,
que causa un alto nivel de estronas.[307]
Sangrado anovulatorio
¡No te saltes esta sección! Si no conoces el término sangrado
anovulatorio, debes saber que solo se refiere a un desequilibrio hormonal o
a un predominio del estrógeno, y es la razón más común del sangrado
abundante a los 40. Como analizamos en el capítulo 3, los ciclos
anovulatorios provocan la producción de una gran cantidad de estrógeno,
pero no de progesterona. Como no se produce progesterona, que se encarga
de reducir el grosor del revestimiento uterino, puedes sufrir sangrados
irregulares, abundantes, o que duren días o incluso semanas. El ciclo
anovulatorio también puede devenir en hiperplasia endometrial y/o pólipos
uterinos, que son afecciones más graves.
La hiperplasia endometrial es un engrosamiento del revestimiento
uterino (endometrio) que puede contener células atípicas. En ocasiones,
puede convertirse en cáncer, así que tu médica deberá revisarte
periódicamente.
Los pólipos uterinos son crecimientos anormales del revestimiento
uterino que pueden variar en tamaño, desde unos pocos milímetros hasta
varios centímetros. Al igual que la hiperplasia, los pólipos pueden
convertirse en cáncer, así que deben ser controlados o tratados.
Dolor mamario
Finalmente, llegamos al dolor mamario, que suele ser causado por esos
niveles altos de estrógeno y bajos de progesterona que mencionamos al
analizar otras afecciones en este capítulo. El dolor mamario también puede
ser causado por los niveles altos de prolactina, en cuyo caso te recomiendo
consultar la sección Vitex en el Capítulo 7.
Busca un diagnóstico
Si tienes dolor mamario o sientes un bulto en una mama, debes consultar
a tu médica, quien probablemente te hará un examen y te indicará un
estudio por imágenes. Cuando tenga esta información podrá darte tu
diagnóstico, que podría ser la enfermedad fibroquística de las mamas
(mamas con bultos) o la mastalgia (dolor de mamas).
La mastalgia puede ser cíclica, lo cual significa que solo sientes dolor
antes de menstruar, o no cíclica, lo cual significa que está presente todo el
tiempo; esta última es generalmente el resultado de los ciclos anovulatorios.
En ambos casos, el problema radica en el alto nivel de estrógenos, que
estimula fuertemente el crecimiento del tejido mamario. La progesterona,
por otro lado, detiene el crecimiento del tejido mamario y puede aliviar el
dolor.
Puedes controlar algunos de estos factores, pero no todos, así que ten
en cuenta que solamente eres capaz de reducir el riesgo de contraer
cáncer de mama, no de eliminarlo. Mis principales recomendaciones
con respecto al estilo de vida para la reducción del riesgo de contraer
cáncer de mama son: 1) reducir el consumo de alcohol, 2) identificar y
corregir la resistencia a la insulina, 3) tomar yodo si es seguro en tu
caso particular, y 4) considerar disminuir la ingesta de leche de vaca,
en concordancia con el estudio que cité en el capítulo 5.
Como puedes ver, el SGM implica mucho más que solo la sequedad y
algunos de los síntomas pueden ser agotadores. «¿Sientes dolor al sentarte
cuando usas pantalones de jean?» pregunta la naturópata australiana y
experta en salud vaginal Moira Bradfield Strydom a los fines de medir la
gravedad del SGM. «¿O evitas los pantalones y la ropa interior para
minimizar los síntomas y la irritación de la vulva?» Si sientes estos dolores
o malestares, por favor comunícate con tu médica, quien analizará otras
posibles causas y, probablemente, te indicará un tratamiento para el SGM,
del que hablaremos en breve. Ten en cuenta que tu médica trata estos
síntomas todo el tiempo, así que no hay razones para avergonzarse.
Volviendo a la lista de síntomas por un momento, la mayoría se entiende
al leer el nombre, pero me gustaría explicar mejor qué es el prolapso
vaginal.
Antonella tenía problemas para perder peso cuando ya habían pasado tres
años desde su último período. Durante nuestra primera consulta
mencionó que necesitaba antibióticos casi de manera constante para tratar
las infecciones urinarias recurrentes.
—Ah, eso podría ser un problema para tu metabolismo —le dije—
porque existe un vínculo entre el uso de antibióticos y la incapacidad
para perder peso.
—Entonces, ¿qué puedo hacer? —contestó—. Tengo infecciones
urinarias todo el tiempo.
Le recomendé a Antonella que hablara con su médica de cabecera sobre
la posibilidad de probar el estrógeno vaginal para prevenir las infecciones
de la vejiga. Seis meses después, no había necesitado ni un solo ciclo de
antibióticos y, por fin, estaba pudiendo perder peso.
La terapia con estrógenos sistémicos, como los parches, también puede
ayudar con el SGM, pero no siempre es el caso y podrías terminar
necesitando estrógeno vaginal de todas formas.
El gel vaginal con DHEA también es eficaz y está disponible en algunos
países con el nombre Prasterone ®.
La testosterona a veces se receta para aumentar la libido o el deseo
sexual. También puede ayudar con el placer, la excitación y el orgasmo,
pero solo si también tienes suficiente estrógeno. Por lo tanto, generalmente
deberás tomar estrógeno primero y luego agregar testosterona si lo
necesitas. En el capítulo 6 planteé algunas preocupaciones sobre la
seguridad de la testosterona, en particular sobre cómo la testosterona puede
contribuir a la resistencia a la insulina y al aumento de peso abdominal.
Además, en dosis altas, la testosterona puede causar la aparición de vello
facial y la caída del cabello. Si no tienes resistencia a la insulina y quieres
probar una crema con testosterona en dosis baja para aumentar la libido,
probablemente puedes hacerlo sin problemas, ya que una crema o un gel
transdérmico son más seguros que una pastilla, una inyección o un
comprimido.
La fisioterapia para el suelo pélvico puede aliviar la incontinencia por
estrés y el prolapso. Te recomiendo que hables con tu médica para que te
derive a una fisioterapeuta especializada en suelo pélvico.
La terapia con láser vaginal utiliza rayos de luz para dañar el tejido
vaginal e inducir la producción de colágeno a medida que el tejido se
cicatriza. Es una terapia cara y todavía no se aprobó en algunos países.
También ha sido objeto de varias advertencias de seguridad por parte de la
Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus
siglas en inglés). En mi opinión, es poco probable que la terapia con láser
sea tan beneficiosa para el tejido vaginal como el suplemento de zinc que
mencionaremos más adelante.
Los lubricantes personales, que se utilizan en el momento de tener
relaciones sexuales, pueden mejorar tanto la comodidad como el placer.
Pueden ser a base de agua o de silicona, o también pueden utilizarse aceites
como el de oliva, el de almendra dulce o el de coco.
En general, los lubricantes a base de silicona o de agua son mejores para
las relaciones sexuales vaginales, pero asegúrate de leer la etiqueta para
verificar que 1) no contengan alcohol ni conservantes irritantes, 2) tengan
un pH adecuado para la vagina de 4,5 y 3) tengan una osmolalidad de
menos de 1200 mOsm/kg. (La osmolalidad es la cantidad de partículas
disueltas por unidad de solución. Los lubricantes de alta osmolalidad dañan
el tejido vaginal, pero lamentablemente todavía siguen en el mercado). Una
buena marca es Yes®, que fabrica lubricantes a base de agua y aceite, así
como humectantes vaginales.
Los aceites naturales son excelentes para los juegos previos, pero ten en
cuenta que los aceites o los lubricantes a base de aceite debilitan los
preservativos de látex. Además, los aceites (sobre todo el aceite mineral)
pueden fomentar la aparición de vaginosis bacteriana.[320]
Los humectantes vaginales se utilizan a diario. Marcas como Yes y
Replens ® rehidratan el tejido vulvar y vaginal al aumentar el contenido de
líquido, imitar las secreciones vaginales y reducir el pH, lo cual puede
ayudar a mantener un microbioma vaginal saludable. Al igual que los
lubricantes, los humectantes deben estar libres de conservantes y tener un
pH y un nivel de osmolalidad bajos.
Pronto podría salir al mercado un gel humectante vaginal que contiene
zinc. En una investigación preliminar se descubrió que este gel[321] era mejor
que los humectantes estándar tanto para la sequedad como para la atrofia.
Su buen funcionamiento se debe a que el zinc es beneficioso para las
células epiteliales vaginales (ver a continuación).
Un buen humectante debería aliviar la sequedad y la picazón, pero ¿qué
pasa si te pica muchísimo?
Aceite de espino
El aceite de espino amarillo dio buenos resultados en un ensayo clínico
para SGM; se descubrió que, consumiendo un suplemento oral durante tres
meses, algunas participantes notaron un alivio respecto de la sequedad
vaginal, la picazón y el ardor.[326]
Cómo funciona: como el zinc, el espino amarillo mejora la integridad de
las células epiteliales vaginales.
Qué más necesitas saber: la dosis utilizada en el ensayo clínico fue de 3
gramos diarios por vía y tampoco se le atribuyen efectos secundarios.
El primer problema con el enfoque de las calorías que entran y las que
salen es que los distintos tipos de calorías tienen efectos muy
diferentes sobre el metabolismo y el peso. El mejor ejemplo es la
proteína, que (como vimos en el capítulo 5) fomenta la pérdida de
grasa porque es saciante y desarrolla músculo. Lo contrario sucede
con la fructosa en dosis altas, que fomenta el aumento de peso
abdominal porque causa la resistencia a la insulina o la empeora. Por
último, podemos hacer un comentario sobre los alimentos como el
chocolate amargo y el aguacate, que son ricos en calorías pero
proporcionan valiosos polifenoles para el aspecto mitocondrial del
metabolismo, que analizaremos en breve.
El segundo problema con el enfoque de las calorías que ingresan y las
que salen es que el ejercicio aumenta el apetito y la ingesta de
alimentos, por lo que es poco probable que funcione como parte de las
«calorías extraídas» de la ecuación. Eso no quiere decir que no debas
ejercitarte, ya que es absolutamente necesario. No obstante, el
principal beneficio del ejercicio no es quemar calorías, sino desarrollar
músculo, mejorar la sensibilidad a la insulina y estimular la biogénesis
mitocondrial, es decir, la creación de nuevas mitocondrias.
El problema final con el enfoque de las calorías que entran y las que
salen es que es difícil de seguir. En otras palabras, si tienes hambre, te
resultará difícil (incluso imposible) limitar las calorías de forma
continua. En algún momento comerás algo que no se ajuste a la dieta y
luego podrías experimentar lo que la dietista neozelandesa Sara
Widdowson llama el «efecto a la mier...», que consiste en darse
atracones porque nada funciona de todos modos. Una mejor solución
es cambiar el enfoque a sentirte satisfecha, como le pasó a Mandy en
el capítulo 8. Sentirse satisfecha a raíz del consumo de proteínas
causará que ingieras menos calorías, incluso sin tener que contarlas.
Densitometría
Una densitometría (también llamada absorciometría con rayos X de
energía dual o prueba DEXA) utiliza rayos X para medir la mineralización
o calcificación de los huesos. Los resultados generalmente se muestran
como un puntaje T, que es la densidad mineral ósea en comparación con la
masa ósea máxima en una persona sana de 30 años.
arterosclerosis
Los dos primeros factores se entienden con solo leerlos, pero analicemos
rápidamente los otros cinco.
La presión arterial alta, o hipertensión, que es lo que tu médica mide
con un aparato de presión arterial, es un factor de riesgo a largo plazo
importante. Esto no quiere decir que si has tenido presión alta unas pocas
veces estés en riesgo inminente de sufrir un ataque cardíaco o un ACV, pero
con el tiempo, si la presión arterial es constantemente alta el riesgo
aumenta.
El colesterol no HDL es el llamado colesterol «malo» e incluye todas las
partículas lipídicas potencialmente promotoras de la arterosclerosis, como
VLDL, LDL y lipoproteína (a). No es necesario que aprendas los nombres
de todas las partículas; solo recuerda que el nivel alto de colesterol no HDL
es un riesgo, pero que el nivel alto de colesterol total no lo es.
Ruth no podía dormir. Había estado así durante unos cinco años, desde
que tenía 52, y había asumido que era por la menopausia.
—Aunque es un poco raro—dijo— porque mis problemas de sueño
comenzaron tres años después de que mis períodos terminaran.
—Sí, eso es raro —confirmé y le pregunté a Ruth qué más había
cambiado en ese momento. No recordaba nada, así que continuamos
nuestra conversación, hasta que me di cuenta de que había incluido
Crestor en la lista de medicamentos que tomaba.
—Tomas una estatina —observé. —¿Hace cuánto?
Ruth me miró en silencio durante un momento. —¿Crees que podría ser
eso? —preguntó finalmente.
Le dije que era una posibilidad, así que Ruth revisó sus registros para
saber cuándo había comenzado a tomar el medicamento. —Comencé a
tomarlo unos tres meses antes de empezar a tener problemas para dormir
—me dijo.
—Consúltalo con tu médica —le recomendé— y dile que estás pensando
si es posible que el Crestor esté afectando tu sueño. Si tu médica está de
acuerdo, sería prudente que suspendas esa medicación por tres meses.
La médica de Ruth pensó que suspender la estatina durante unos meses
era una medida razonable y que no implicaba un riesgo significativo.
Después de dos meses, el sueño de Ruth mejoró y no quiso tomar más
estatina.
—Consúltalo con tu médica —le recomendé nuevamente— y, tal vez, se
puede evaluar si necesitas una estatina.
Ruth se sometió a una evaluación adicional, incluida una exploración
CAC para medir con mayor precisión su riesgo. Finalmente, resultó que
las arterias de Ruth se veían sanas, lo cual era bueno. Tenía una
sensibilidad normal a la insulina y no había antecedentes de enfermedad
cardíaca en su familia. Su único «síntoma» era el colesterol alto en
sangre, por lo que su médica estuvo de acuerdo con que esta no era una
razón para tomar una estatina.
Cómo hablar con tu médica sobre el colesterol y las estatinas
Aceite de pescado
Según un nuevo estudio de metaanálisis confiable,[363] los suplementos de
EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico) omega-3
son eficaces para reducir el riesgo de sufrir una enfermedad coronaria.
«Independientemente de la cantidad que las pacientes estén recibiendo
mediante sus dietas», dijo uno de los autores principales, «probablemente
necesitan más».[364]
Cómo funciona: el omega-3 ayuda a disminuir la inflamación, la presión
arterial y los triglicéridos.
Qué más necesitas saber: recomiendo un suplemento de aceite de
pescado que proporcione, al menos, 720 mg de EPA, lo que generalmente
equivale a 2000 mg de aceite de pescado total. Algunos de los estudios
tenidos en cuenta en el metaanálisis se llevaron a cabo utilizando hasta
5500 mg de aceite de pescado. Si tomas medicamentos anticoagulantes,
consulta con tu médica.
Checklist para la reducción del riesgo de ataque cardíaco y
accidente cerebrovascular
Anticoncepción
Método sintotérmico (FAM, por sus siglas en inglés)
Justisse: justisse.ca
Sympto: sympto.org
Tu fertilidad, por Toni Weschler
Perimenopausia y menopausia
Centro de Investigación del Ciclo Menstrual y la Ovulación
(CeMCOR): cemcor.ca
Diario de la perimenopausia, por el Centro de Investigación del Ciclo
Menstrual y la Ovulación (CeMCOR): cemcor.ca/resources/daily-
perimenopause-diary
Estrogen’s Storm Season: stories of perimenopause (2nd edn, 2018)
by Professor Jerilynn Prior
Menopausia prematura
La red Daisy, una organización benéfica para mujeres con IOP:
www.daisynetwork.org
Endometriosis y adenomiosis
Organización Mundial de Endometriosis (WEO, por sus siglas en
inglés): endometriosis.org
Recursos adicionales
Environmental Working Group (EWG) [Grupo de trabajo sobre el
medioambiente] ewg.org
Entrenamiento de 7 minutos: webmd.com/fitness-exercise/az/seven-
minute-workout
Diagnóstico de endometriosis
Suplementos
Aquí comparto algunas marcas sugeridas como punto de partida, pero
esto no es una lista definitiva, ya que otras marcas similares pueden ser
igualmente adecuadas. Todos los productos están disponibles sin receta,
excepto donde se indique lo contrario.
También recomiendo que hables con tu médica o farmacéutica sobre
posibles interacciones con cualquier problema médico existente o con
cualquier medicamento, así como si estás embarazada o amamantando.
Verifica siempre las etiquetas o el empaque de los suplementos para ver las
precauciones e instrucciones de dosificación.
Berberina
Calcio D-glucarato
Colina
Curcumina o cúrcuma
D-manosa
Aceite de pescado
Útil para tratar: síntomas del estado de ánimo, reducir los riesgos
de sufrir una enfermedad cardíaca.
Dosis diaria: la cantidad suficiente para proporcionar, al menos, 720
mg de ácido graso omega-3 eicosapentaenoico (EPA), que
generalmente equivale a 2000 mg de aceite de pescado en total.
Marca sugerida: Thorne Research Super EPA, Omega-3 de Nordic
Naturals.
Glicina
Yodo
Útil para tratar: dolor mamario, endometriosis, adenomiosis,
fibromas uterinos, prevención de quistes ováricos, síntomas del
estado de ánimo.
Dosis diaria: de 200 a 3000 mcg (0.2–3 mg).
Marcas sugeridas: Violet Daily.
Inositol
Hierro
Magnesio
Melatonina
N-acetilcisteína
Quercetina
S-adenosilmetionina (SAM-e)
Selenio
Taurina
Probiótico vaginal
Vitamina B2 (riboflavina)
Vitamina B6 (P5P)
Vitamina D3
Vitamina K2
Vitex
Zinc
Ziziphus