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Capítulo 2.

Modelo de demanda #1

PROMUEVE DEMANDA POR CONTINGENCIA LABORAL (ACCIDENTE IN ITINERE)

Excelentísimo Tribunal:

El encabezado es similar al propuesto en el Modelo del Capítulo I.

I. PERSONERÍA
La descripción sobre la personería otorgada, es idéntica a la trabajada en el Modelo del Capítulo I,
punto I.

II. OBJETO
La determinación del objeto del reclamo es igual a la mencionada en el Modelo del Capítulo I,
punto II.

III. ACREDITA CUMPLIMIENTO DE INSTANCIA ADMINISTRATIVA OBLIGATORIA


Que a fin de dar curso a la presente demanda, vengo a acreditar el cumplimiento de la instancia
administrativa previa obligatoria y excluyente ante las Comisiones Médicas Jurisdiccionales conforme
artículos 1 a 3 de la Ley 27.348 y anexo, acompañando el respectivo dictamen médico expedido por
dicho organismo en fecha ….. el cual informa que el/la actor/a comprende secuelas incapacitantes
producto de la contingencia denunciada, situación confirmada por el acto administrativo dictado por el
Servicio de Homologación en fecha ….., conforme documento que también se adjunta.

IV. COMPETENCIA. PLANTEO EN SUBSIDIO PRÓRROGA DE JURISDICCIÓN.


No quedando dudas que V.E. es competente en la materia conforme previsiones de leyes 26.773
y 27.348, es importante resaltar que también resultaría competente en razón del territorio.
De acuerdo a la opción de competencia escogida por el/la actor/a según las variables del art. 1 de
la ley 27.348 referente a su domicilio, el trámite por divergencia en la determinación de la
incapacidad fue iniciado por el suscribiente en la comisión médica jurisdiccional Nº …. de …...
Conforme art. 2 de la ley 27.348 y valorando la salvedad del art. 2 inc. J de la ley 15.057 en
cuanto a la forma de acceso a la justicia, frente al agotamiento de la instancia administrativa, el
Tribunal competente para interponer la acción directa ordinaria es el correspondiente al del domicilio
de la comisión médica que intervino, en este caso, los Tribunales de Trabajo de …...
Es dable destacar que sin perjuicio de las innegables cuestiones discutibles en torno a la ley
Nacional 27.348 y ley Provincial 14.997 y sus justificables planteos de inconstitucionalidad que
debieran tener cabida dentro del análisis jurídico, la SCBA ha sentado un precedente por intermedio
de “Marchetti” del 13/05/2020, lo que hace válido y obligatorio el tránsito por las comisiones médicas
como así también las previsiones en torno a la competencia territorial comprendidas en los arts. 1 y 2
de la ley 27.348 con las salvedades en torno al acceso a la justicia que se sancionó a través de la ley
Provincial 15.057.
Lo expuesto intenta dejar sentado que NO es de aplicación al presente proceso el art. 3 de la ley
Provincial 11.653.
De ser requerible, planteo de forma subsidiaria la prórroga de competencia dispuesta en los arts.
1 y 2 del CPCC y así solicito se declaren competente los Tribunales de Trabajo de …...
Manifiesto que la propia SCBA ha resuelto en autos “Fernández Javier Rafael c/ Provincia ART
S.A. s/ Accidente in itinere”, el 21 de agosto del año 2019, lo siguiente: “... II.- Ésta Corte ha resuelto
en forma reiterada que siendo la competencia territorial prorrogable en asuntos patrimoniales, el juez
ante quien ha sido articulado el reclamo no puede inhibirse de oficio… Así, habiendo el actor
presentado el escrito de inicio de las presentes actuaciones ante la Receptoría General de
Expedientes de Lanús, importó el ejercicio de la prórroga de la competencia, por lo que
consecuentemente, la declaración oficiosa de fs. 59/60 vta. resulta prematura…”.
Siendo de tal modo, los Tribunales de Trabajo de …… resultan ser competentes conforme arts. 1
y 2 ley 27.348, recayendo la aplicación subsidiaria, ante negativa al primer fundamento planteado, de
la prórroga de competencia conforme arts. 1 y 2 CPCC y, por los argumentos de la SCBA, la
inhibitoria de declararse incompetente de oficio.

V. PLANTEO INCONSTITUCIONALIDAD DEL DECRETO 669/19


Al dictar el DNU 669/2019 el Poder Ejecutivo Nacional, se arrogó facultades legislativas vedadas
por el artículo 99 inciso 3° de la CN al no cumplirse las condiciones excepcionales que determina
nuestra norma marco para sortear la intervención del Congreso.
De este modo, se alteraron las reglas del Estado de Derecho y de división de poderes fijadas por
la Constitución Nacional. Las leyes solo se dictan y modifican mediante otras leyes dictadas por el
Congreso Nacional, conforme lo prescribe el art. 99 inc. 3°, CN, cuando señala: El Poder Ejecutivo no
podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir disposiciones de carácter
legislativo. Solamente cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites
ordinarios previstos por esta Constitución para la sanción de las leyes.
En sí, mientras el DNU 669/2019 no sea revisado por el Congreso Nacional y el Poder Legislativo
emita una ley que regule la aplicación del contenido del decreto, la disposición del Poder Ejecutivo
Nacional adquiere un reconocimiento inferior a la norma 24.557 y su complementaria ley 27.348, lo
que provoca que no pueda reemplazar su contenido. A su vez, entiendo que las razones impuestas
en los considerandos del decreto no ayudan a comprender la “necesidad y urgencia” de una medida
que tiende, como veremos a continuación, a disminuir derechos adquiridos por los trabajadores.
Además, su art. 3º implora su aplicación inmediata a los trámites y reclamos en curso invocando
la retroactividad normativa y, consecuentemente, la pérdida de derechos ya adquiridos por los
trabajadores, contradiciendo el precedente “Espósito” de la CSJN y el art. 7 de nuestro CCCN.
Es relevante comprender que el planteo sobre la inconstitucionalidad del presente Decreto tiene
sus fundamentos en los principios rectores de la división de poderes y en la irrenunciabilidad de
aquellos derechos ya garantizados, principalmente cuando estamos en presencia de derechos
vinculados a los trabajadores, sujetos de preferente tutela, que adquieren una jerarquía de raigambre
constitucional, bajo el principio protectorio que promueve el art. 14 bis CN, y supralegal, Convenios
OIT Nº 95, 100, 111, aplicables por art. 75 inc. 22 CN.
El/la reclamante no se encuentra exento/a de los perjuicios generados por la presente normativa
cuestionada pues, ocasionado el infortunio en fecha 13 de junio de 2019, ya había adquirido los
beneficios comprendidos por la metodología de cálculo propuesta por la ley 24.557 y su
complementaria, y en este caso modificatoria, ley 27.348, siendo inconstitucional que se le pretenda
aplica un Decreto de “necesidad y urgencia” dictaminado en un período posterior.
Analizando el texto del decreto, que sustituye el art. 12 de la ley 24.557 modificado por el art. 11
de la ley 27.348, podremos comprender con mayor precisión porque digo que vulnera derechos ya
garantizados que adquieren, en comparación, un mejor reconocimiento indemnizatorio que la nueva
disposición del Ejecutivo.
Conforme el art. 1 del Decreto 669/19, el nuevo texto del art. 12 ley 24.557 es el siguiente:
“ARTÍCULO 12.- Ingreso Base. Establécese, respecto del cálculo del monto de las
indemnizaciones por incapacidad laboral definitiva o muerte del trabajador, la aplicación del siguiente
criterio:
1. A los fines del cálculo del valor del ingreso base se considerará el promedio mensual de todos
los salarios devengados -de conformidad con lo establecido por el artículo 1° del Convenio N° 95 de
la OIT- por el trabajador durante el año anterior a la primera manifestación invalidante, o en el tiempo
de prestación de servicio si fuera menor. Los salarios mensuales tomados a fin de establecer el
promedio se actualizarán mes a mes aplicándose la variación del índice Remuneraciones Imponibles
Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE), elaborado y difundido por el MINISTERIO DE
SALUD Y DESARROLLO SOCIAL.
2. Desde la fecha de la primera manifestación invalidante y hasta la fecha en que deba realizarse
la puesta a disposición de la indemnización por determinación de la incapacidad laboral definitiva,
deceso del trabajador u homologación, el monto del ingreso base devengará un interés equivalente a
la tasa de variación de las Remuneraciones Imponibles Promedio de los Trabajadores Estables
(RIPTE) en el período considerado.
3. En caso de que las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo no pongan a disposición el pago de
la indemnización dentro del plazo debido, se aplicará un interés equivalente al promedio de la tasa
activa cartera general nominal anual vencida a TREINTA (30) días del BANCO DE LA NACIÓN
ARGENTINA, hasta la efectiva cancelación, acumulándose los intereses al capital en forma
semestral, según lo establecido en el artículo 770 del Código Civil y Comercial de la Nación.”
Mientras tanto, la composición del texto del art. 12 de la ley 24.557, según art. 11 de la ley 27.348,
vigente al momento del infortunio, es el siguiente:
“Artículo 12: Ingreso base. Establécese, respecto del cálculo del monto de las indemnizaciones
por incapacidad laboral definitiva o muerte del trabajador, la aplicación del siguiente criterio:
1°. A los fines del cálculo del valor del ingreso base se considerará el promedio mensual de todos
los salarios devengados —de conformidad con lo establecido por el artículo 1° del Convenio N° 95 de
la OIT— por el trabajador durante el año anterior a la primera manifestación invalidante, o en el
tiempo de prestación de servicio si fuera menor. Los salarios mensuales tomados a fin de establecer
el promedio se actualizarán mes a mes aplicándose la variación del índice RIPTE (Remuneraciones
Imponibles Promedio de los Trabajadores Estables).
2°. Desde la fecha de la primera manifestación invalidante y hasta el momento de la liquidación de
la indemnización por determinación de la incapacidad laboral definitiva, deceso del trabajador u
homologación, el monto del ingreso base devengará un interés equivalente al promedio de la tasa
activa cartera general nominal anual vencida a treinta (30) días del Banco de la Nación Argentina.
3°. A partir de la mora en el pago de la indemnización será de aplicación lo establecido por el
artículo 770 del Código Civil y Comercial acumulándose los intereses al capital, y el producido
devengará un interés equivalente al promedio de la tasa activa cartera general nominal anual vencida
a treinta (30) días del Banco de la Nación Argentina, hasta la efectiva cancelación.”.
Como podrá apreciarse, el primer inciso mantiene similar redacción, variando el segundo y tercero
referido a los intereses posteriores a la contingencia laboral.
Si nos centramos en el perjuicio que la aplicación del presente Decreto generaría en el crédito
reclamado, es importante que lo analicemos desde la presente comparativa. Manteniendo la fórmula
anterior al decreto, valorando que el infortunio aconteció en fecha 13 de junio de 2019 y que hasta la
fecha octubre 2021 (último parámetro medido del índice RIPTE) se aplicaría la tasa activa cartera
general nominal anual vencida a treinta (30) días del Banco de la Nación Argentina, desde Junio
2019 a Octubre 2021 el intereses sería, acumulable, de un 111.72%, mientras que, aplicando la
nueva fórmula dispuesta por la normativa arbitraria e infundada del Ejecutivo, el interés por mismo
período conforme tasa de variación de las Remuneraciones Imponibles Promedio de los
Trabajadores Estables (RIPTE) sería, también acumulable, de un 88.8%, lo que acredita la
disminución de derechos que viene a sostener la nueva norma y que evidentemente damnifica al
actor/a del proceso.
Lo grave no es sólo la disminución de los intereses conforme el detalle expuesto previamente,
sino que, además, ni siquiera quienes se encuentran a cargo de actualizar esa tasa de variación
RIPTE lo han hecho, por lo que encontramos un período (Noviembre 2021 a Marzo 2022) que aún no
cuenta con el porcentaje determinado para poder efectivizar un cálculo actualizado al día de la fecha,
circunstancia que sí ocurre con la tasa que promueve el Banco Nación que se actualizada día a día,
provocando un deterioro grave a la debida indemnización del trabajador/a que, desde Octubre 2021,
no acompaña a la inflación ni a la desvalorización de la moneda nacional. De adicionarse esos
períodos que el RIPTE ignora, al acumulable del 111.72% le tendríamos que incorporar cerca de un
15% a 20% más, lo que demuestra con mayor fervor la disminución de derechos que encubre este
Decreto cuestionado en relación al trabajador de autos, lo que evidencia en el caso concreto, que la
norma del Poder Ejecutivo Nacional no puede operar.
Asimismo, véase que también se violenta el principio de irrenunciabilidad de derechos ya
adquiridos por el/la trabajador/a cuando el inciso tercero del artículo modificado por Decreto hace
referencia al interés posterior a la mora de la ART, aplicando si la misma tasa que dispone el art. 11
ley 27.348 pero acumulables de forma semestral, cuando la norma modificada en 2017 prevé una
acumulación mensual.
La retroactividad de una pseudo norma, como resulta ser un DNU, no encuentra sólo su límite en
la simple garantía de derechos ya adquiridos sino que debe valorar qué tipos de derechos son los
que van a hallarse atacados ya que incluso un ley posterior puede mejorar aspectos vigentes. Éste
no es el supuesto, la ley provoca la renuncia de derechos actuales que son superiores a los que
impone el DNU tal como se ha demostrado, embistiendo incluso el principio de progresividad avalado
por tratados internacionales ratificados por nuestro país y de supremacía normativa, como el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y la Convención Americana de
Derechos Humanos, y por la propia CSJN en los precedentes “Aquino”, “Milone”, “Madorrán”, entre
otros.
Las dudas en torno a la fundamentación del cambio normativo vía decreto se disipan al analizar
los considerando empleados por el Poder Ejecutivo. Así puede verse motivada la variación por “el
rendimiento financiero de los activos de la industria aseguradora”, o por “el ajuste de las obligaciones
de las Aseguradoras mediante la aplicación de tasas financieras ha llevado a desnaturalizar los
derechos de los trabajadores beneficiarios del sistema”, entre otras barbaridades que dan nota
peculiar a una perspectiva repetitiva del Poder Ejecutivo que prefiere prevalecer las ganancias de
unos pocos a cambio de reducir el reconocimiento indemnizatorio de una gran mayoría trabajadora,
sujetos que día a día, por otras variables significativas de ajuste y desvalorización monetaria, ven
ultrajados sus derechos y el de sus seres más preciados.
Como nota adicional, recordemos que la última modificación al art. 12 ley 24.557 se había
efectuado también por un DNU, el 54/2017, del mismo Poder Ejecutivo, y que luego requirió la
sanción de una ley, la 27.348, para que pueda ser aplicable por intermedio de su art. 11, norma que
por el principio de progresividad mejoró el cálculo de los intereses a estipularse luego del infortunio
laboral, y que por el principio de irretroactividad no puede desmejorarse, incluso luego de tan sólo 5
años de alcanzarse el único aspecto positivo de la norma complementaria.
Sin perjuicio de las facultades legislativas autodelegadas, lo más preocupante es ver como las
reglas del juego van cambiando según la situación económica de las aseguradoras, los grupos
económicos y las grandes empresas nacionales y multinacionales. Ya en 2017, con el fin de salvar a
las ART de una creciente demanda de reclamos, no por la “industria del juicio” sino por la falta de
prevención del riesgo que generaba una elevada suba de accidentes, renació y se exigió el tránsito
de un sistema que aún sigue considerado como inconstitucional por la CSJN. Hoy, a más de 5 años
de ese acontecimiento aberrante, pareciera que la tarea no está finalizada y pretenden, aún más,
ajustar al trabajador/a reduciendo incluso derechos que la última reforma había otorgado.
Concuerda con la inconstitucionalidad planteada el Fiscal General a cargo de la Fiscalía Nacional
del Trabajo Nº 3 que dictaminó a favor de otorgar la medida cautelar planteada por el CPACF en el
amparo contra el Poder Ejecutivo Nacional, haciendo suyas palabras de la CSJN que expuso: “ni el
legislador ni el juez podrán, en virtud de una ley nueva o de su interpretación, arrebatar o alterar un
derecho patrimonial adquirido al amparo de la legislación anterior, pues en este caso, el principio de
la no retroactividad deja de ser una norma infraconstitucional para confundirse con la garantía de
propiedad reconocida por la Ley Suprema”.
Por lo expuesto, y en el supuesto de corresponder al presente caso su aplicación por el tipo de
contingencia sufrida, solicito se decrete la inconstitucionalidad del DNU 669/2019 y que, en
consecuencia, se emplee en el presente proceso el cálculo otorgado por el art. 12 ley 24.557,
modificado por el art. 11 ley 27.348.

VI. PLANTEO INCONSTITUCIONALIDAD DEL ART. 2 DE LA LEY 27.348 Y DE LOS ARTS. 16 Y


18 DE LA RES. SRT 298/2017
Sin perjuicio de la aplicabilidad del art. 2 inciso J de la Ley 15.057, ello en cuanto al acceso
judicial por intermedio de una acción directa y ordinaria y considerando la inconstitucionalidad del
plazo de caducidad que impone, vengo por el presente a plantear la inconstitucionalidad del art. 2 ley
27.348 y arts. 16 y 18 de la resolución SRT 298/2017.
a) Planteo de inconstitucionalidad en razón del recurso de apelación como única vía de
acceso a la justicia.
El art. 2 de la Ley 27.348 establece: “…El trabajador tendrá opción de interponer recurso contra lo
dispuesto por la comisión médica jurisdiccional ante la justicia ordinaria del fuero laboral de la
jurisdicción provincial o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, según corresponda al domicilio de
la comisión médica que intervino…”.
De acuerdo al citado precepto legal, la única manera de acceder a la instancia judicial luego de un
dictamen contradictorio en sede administrativa, es a través de la vía recursiva. Evidente es que el
legislador desconoce el derecho procesal laboral y sobre esto debió guardar reserva la provincia de
Buenos Aires cuando se adhirió al sistema a través de la Ley 14.997.
Lo expuesto en el párrafo anterior se fundamenta en los siguientes enunciados:
a) Nuestra actual reglamentación procesal laboral (Ley 11.653), no prevé un recurso como el que
pretende ser instaurado a partir de las normas en cuestionamiento y, a raíz de ello, carece de un
procedimiento para poder comprenderlo. Dicho esto, los tribunales de trabajo adolecen de una
legislación que se adapte al requerimiento exigido, por lo que la vía de la demanda es la herramienta
única y de excelencia para desarrollar un proceso como el instado.
En lo particular, la innovación del art. 2 de la ley 27.348 impone la implementación no sólo de un
método de acceder a la justicia que carece de una estructuración para determinar su formalidad y/o
sus limitaciones, sino que a su vez no encuentra ni en la ley 11.653 ni en la ley 15.057, un
procedimiento específico para comprenderlo y llevarlo a la práctica. En simples palabras, deja al
arbitrio de los jueces la determinación del proceso a instarse y el estudio de las formalidades de la
presentación, algo absolutamente incoherente que permitiría tantas interpretaciones como
magistrados tiene la provincia de Buenos Aires.
El presente caso exterioriza esas problemáticas. El/la actor/a de pretender iniciar la acción judicial
mediante la vía recursiva, no encontraría en el plexo normativo procesal vigente, ninguna
reglamentación que establezca las formalidades para entablar ese recurso ni las actuaciones que
debería ejercer una vez emitida la resolución del Tribunal, desconociéndose si V.E. emitiría un
traslado del recurso, que tipo de contestación debería efectuar la parte demandada y dentro de que
plazo, si el/la recurrente podría tener la posibilidad de expedirse frente a un eventual traslado de esa
contestación, si se admitirían todos los medios probatorios o sólo algunos, entre otras circunstancias
procesales que carecen de una regulación específica de habilitarse ese modo tachado de
inconstitucional.
b) De concederse la aplicabilidad del art. 2 de la ley 27.348, V.E. estaría adquiriendo una postura
discriminatoria. El acceso a la justicia del actor/a padeciente de una contingencia laboral, es diferente
al ingreso que se le admitiría en su misma calidad pero frente a reclamos vinculados a la relación
laboral. El tener que transitar un proceso previo y obligatorio ante un ente administrativo y que luego,
para acceder a la instancia judicial, se le imponga formalidades ajenas a las previstas en la norma
procesal y plazos acotados que corrompen el instituto de la prescripción, son evidencias notorias que
el legislador discrimina a los sujetos infortunados buscando el desaliento de los reclamos judiciales y
el favorecimiento de los sujetos obligados al pago de un resarcimiento económico.
c) En igual sentido, la norma cuestionada determina el carácter de alzada de los Tribunales de
Trabajo con el objeto de revisar aquellas resoluciones de la CMJ que, siguiendo tales preceptos,
deberían ser recurridas para acceder a la instancia judicial, atribuciones que se le imponen a los
Jueces de grado cuando ninguna normativa procesal, ni la 11.653 ni la 15.057, habilita la citada
incumbencia.
d) En similar sintonía con lo expuesto en el punto anterior, ni el precepto en cuestionamiento, ni la
resolución administrativa, prevén los alcances del citado recurso, más allá del plazo para su
interposición, se desconocen las formalidades que imperan, qué agravios son admitidos, sobre qué
circunstancias puede plantearse, si puede o no adjuntarse prueba, entre otras falencias que ni el art.
2 de la ley 27.348, ni los arts. 16 a 18 de la Resolución SRT 298/2017, disponen para aclarar los
resguardos que deben valorarse para su presentación.
A modo ilustrativo y como encuadra la Res. SRT 298/2017, sólo se permite cuestionar lo decidido
por el Titular del Servicio de Homologación a través de su acto administrativo que, en teoría, se
fundamenta en lo desarrollado durante el proceso administrativo. En el presente caso como podrá
apreciarse con los elementos de prueba y el relato de los hechos, los miembros de la comisión
médica jurisdiccional, jamás tuvieron en cuenta la totalidad de los daños sufridos por el/la actor/a a
consecuencia del infortunio laboral, padecimientos denunciados en el escrito inicial y acreditados
mediante informes y estudios médicos, sometiéndose únicamente a analizar las patologías
informadas por la ART.
e) Al intentar interponer un recurso con los supuestos previstos, el agravio alcanzado sería
únicamente el contenido en el dictamen de la comisión médica jurisdiccional, por lo que el recurso
actuaría contra la propia resolución del ente administrativo dejando impune el actuar del sujeto contra
el que se pretende accionar, en este caso la ART. A dicha interpretación arribo al comprender los
alcances del recurso conforme lo expresamente contenido en el artículo cuestionado, que habla de
recurso contra el acto administrativo del Servicio de Homologación que se funda en lo dictado por la
comisión médica jurisdiccional, y no de recurso contra la resolución de la ART que se desligó de
responsabilidad cuando tomó conocimiento de todos los daños sufridos a consecuencia del accidente
in itinere.
El punto central del planteo es que el recurso únicamente se limita a contrariar una decisión que
se funda, en teoría, en lo tratado durante un trámite administrativo acotado, que no valoriza
circunstancias de hecho y derecho que pudieron darse durante la intervención previa de las
comisiones médicas. Nótese que en este caso concreto, la ART no otorgó debidas prestaciones en
especie frente a los completos daños sufridos por el/la actor/a y la SRT, frente a ello, hizo oídos
sordos determinando un insuficiente porcentaje de incapacidad, por lo que el recurso con los
alcances definidos por la legislación, se centraría en cuestionar solamente la actitud arribada por el
ente administrativo dejando impune la omisión maliciosa practicada por la aquí demandada.
De tal manera, el legitimado pasivo de dicho recurso pasaría a ser la comisión médica
jurisdiccional y no la ART, que es quien detenta la calidad de responsable y obligada al pago.
Bajo una deducción diferente, esto es, aplicando la vía recursiva, el/la trabajador/a debería en una
primera etapa obtener una sentencia favorable contra la resolución del Servicio de Homologación
para luego sí demandar a la ART obligada al pago, situación que admitiría todo tipo de defensas y,
por lo tanto, demoras exorbitantes en el proceso, donde el/la trabajador/a lesionado/a no adquiriría
las garantías que la norma complementaria dice contener cuando engloba dentro de sus
fundamentos la necesidad de un procedimiento que resuelva rápidamente el reclamo del solicitante.
Recordemos que la contienda es entre sujetos del derecho privado, trabajador/a - empleador y
ART, y recurriendo la resolución de un ente administrativo como única herramienta de acceso a la
justicia, estaríamos validando la intervención de un cuarto legitimado, el Estado por intermedio de la
SRT, sujeto del derecho público que sólo tiene facultades de participar como organismo de control de
las aseguradoras.
Que la norma someta a las partes a un sistema prejudicial, no indica que la discusión deba recaer
sobre las decisiones que allí se toman, sino que posibilita, inconstitucionalmente hablando, que la
contienda pueda resolverse allí y no extenderse en el ámbito judicial, siempre teniendo presente que
el reclamo fue, es y será contra el accionar indebido de la ART y el no otorgamiento de las
prestaciones en especie y/o dinerarias.
Véase que en otros dos métodos alternativos de resolución de conflictos, prejudiciales y también
obligatorio, como suelen ser el SECLO y la Mediación Prejudicial, nadie discute en sede judicial y por
vía recursiva lo que en esos ámbitos se resolvió o dejó de resolverse sino el menoscabo que un
sujeto del derecho privado le generó a un par en la relación jurídica, siendo la demanda interpuesta
contra el obligado por el incumplimiento o el daño provocado, y no contra el mediador, conciliador,
SECLO o centro de mediación.
Por eso, no siendo claro el artículo cuestionado y menos aún las posibles normas
complementarias que pretenderían ser impuestas sin objetivos claros, la demanda judicial continúa
siendo la presentación que garantiza el pleno ejercicio del derecho del trabajador/a contra la
aseguradora demandada, que debe responder por los daños y perjuicios ocasionados a través del
accidente in itinere sufrido.
f) En consonancia con algunas consideraciones ya analizadas, el recurso que prevé la norma sólo
estaría habilitado a cuestionar resoluciones del Servicio de Homologación, no encontrando
competencias para referirse a situaciones previas que conllevaron a aquellas como ser hechos,
medios de prueba, decisiones de instancias inferiores, incumplimientos de la ART o del empleador
previos y posteriores a la indeterminación de la incapacidad, o a reclamos que pudieren excederse
del ámbito legal tarifario (daño moral, lucro cesante, etc.).
Como en todo ámbito recursivo, no está en tela de juicio las cuestiones de prueba ni los hechos
centrales, sino las circunstancias que, ante una decisión arbitraria, generan un gravamen de carácter
irreparable. Esto demuestra que la vía recursiva no es el medio para analizar cuestiones de fondo y
ante ello se evidencia la gravedad de lo que expone la norma atacada.
Ante un recurso no se evalúan los hechos, no se consideran las pruebas, no se tienen en cuenta
las indemnizaciones que podrían ir por fuera del sistema ni las responsabilidades solidarias del
empleador, se entiende que todas estas cuestiones fueron analizadas y resueltas en procesos
previos, y que sólo se discutirá en razón de aquella resolución que, de una manera u otra, atacó la
figura de quien lo interpone.
De más está decir que ya el ámbito donde se discuten aquellos temas no comprendidos por el
recurso se encuentra cuestionado, donde los sujetos que analizan los hechos y evalúan las pruebas
no adquieren el conocimiento y la legitimación necesaria para arrogarse dicha facultad, no son
jueces, y poco conocen de las garantías del debido proceso, por lo que el/la trabajador/a se vería
seriamente silenciado en su derecho e impedido de someter a discusión aquellas herramientas que
hacen al mismo, más aún cuando el espacio en el que tuvo que exponerlo es, más allá de sus
falencias, obligatorio y excluyente, por lo que el sujeto agredido carece de alternativas de las que
gozaba previamente a la sanción de la nueva ley, donde, al ser declarada judicialmente
inconstitucional la instancia de las comisiones médicas, tenía la opción de entablar el reclamo ante la
vía administrativa o ante la vía judicial.
Expuesto ello, la única herramienta jurídica que admite una interposición completa del reclamo es
la demanda judicial, donde el juez natural goza de las facultades para evaluar la petición, los hechos,
los daños, los rubros indemnizatorios, las pruebas, y todo aquello que hace al derecho del
reclamante.
La interposición de un recurso como elemento necesario para acceder a la vía judicial, tal como
pretende ser exigido mediante el art. 2 de la Ley 27.348 y arts. 16 y 18 de la Res. SRT 298/2017,
resulta ser ampliamente impracticable e inconstitucional, ello por atacar el libre acceso judicial en los
términos de los arts. 16, 18 y 33 de la CN.
Para dar cuenta a ello, fíjese V.E. que con el art. 2J de la Ley 15.057, para no entrar en
discusiones y manteniendo consonancias con otras jurisdicciones adherentes a la ley 27.348, se
decidió admitir el acceso directo y ordinario por intermedio de una demanda, sin someterse al
tratamiento de un recurso de apelación que, aun creándolo conjuntamente con la instancia respectiva
(cámaras de apelaciones), no existen formas de adecuarlo a nuestro reglamento procesal interno, lo
expuesto precisamente por comprender desde dónde viene el conflicto, una instancia administrativa
con infinidad de conflictos y variables posibles de gravámenes por plantearse.
El recurso no contempla todos los resguardos que admite una demanda, más aún cuando se
pretende someter al reclamo a un tipo de recurso diferente al que conocemos a través de las otras
ramas del derecho que sí contemplan el de apelación. Es un recurso especial, contenido por una
norma parcialmente aplicable y que viene siendo cuestionada por su dudosa practicidad.
Sin perjuicio de lo señalado, y en concordancia con jurisprudencia reciente, la vía recursiva que
pretende imponer la legislación vigente adolece de congruencia jurídica.
Véase que al recurso que pretende habilitarse, al no establecerse las formalidades y
características de su composición, se lo intenta asemejar al comprendido por la resolución SRT N°
298/2017, precisamente en el Art. 16 donde se reflejan disposiciones procesales autoadmitiéndose el
ente administrativo señalado potestades exclusivamente delegadas al poder legislativo, facultades
que se le encuentran constitucionalmente vedadas.
El art. 16 dice: Los actos del Titular del Servicio de Homologación de la Comisión Médica, que
concluyan el procedimiento sin que las partes arriben a un acuerdo, serán susceptibles de los
recursos previstos en el artículo 2° de la Ley Complementaria de la Ley sobre Riesgos del Trabajo.
Dentro del plazo de QUINCE (15) días de notificado el acto, las partes podrán interponer dichos
recursos ante el Servicio de Homologación.
El recurso deberá presentarse por escrito en sede de la Comisión Médica interviniente, fundado y
contener la crítica concreta y razonada de la decisión por la que se agravia. No bastará remitirse a
presentaciones anteriores ni podrá fundar sus pretensiones en hechos no alegados en la instancia
anterior.
De la expresión de agravios se correrá traslado a la contraparte por el plazo de CINCO (5) días.”.
Se aprecian falencias en el artículo redactado.
1) Determina un lapso de 15 días para presentar el recurso ante el servicio de homologación, un
plazo sumamente reducido considerando la importancia del “recurso”, y que para el caso del art. 2J,
si bien se cuestiona su término, se dispone de un lapso de 90 días hábiles judiciales, una diferencia
notoria que debe ser alertada.
2) En relación a lo expresado en párrafos anteriores, establece que el recurso debe ser fundado y
contener la crítica concreta y razonada de la decisión por la que se agravia. Evidentemente la
resolución no admite poner en discusión los hechos, las pruebas, y toda otra cuestión tratada de
manera previa a la resolución del ente señalado, simplemente permite la queja frente a la decisión en
sí, circunstancia que, como he expresado previamente, desdibuja el reclamo y el derecho del
trabajador/a que, al someterse a la órbita de las comisiones médicas, depende de las decisiones de
médicos y abogados, que no se hallan preparados para resolver conflictos como los que pudieren
presentarse allí, para ver garantizado su derecho a una indemnización justa.
A su vez, el recurso que pretende ser validado a través de la norma cuestionada, sería la única
herramienta de defensa que tiene el/la trabajador/a ya que, durante la tramitación del procedimiento,
no tiene otra alternativa que someterse: a lo que cree la comisión médica en relación a los hechos
relatados, a lo que valora un abogado con cargo de “secretario” en cuanto a la relación causal entre
el daño y la contingencia denunciada, a lo que estipulan los médicos sobre la prueba médica y
pericial, entre otras situaciones, lo que se resuelve indudablemente con la demanda y
contrademanda judicial.
3) No admite alegar sobre hechos nuevos ni tampoco sobre supuestos que podría desconocer al
momento de dar inicio al reclamo, circunstancia de graves consecuencias considerando cada caso
en concreto y teniendo en cuenta que, este tipo de reclamos, puede contener situaciones que varían
desde una primera denuncia ante la ART hasta el momento de la interposición del recurso.
Conjuntamente con el acápite tratado actúa la norma dispuesta en el artículo 18 que expone:
“Cuando el recurso interpuesto por el trabajador sea ante la justicia ordinaria del fuero laboral de la
jurisdicción provincial o de la CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES, según corresponda al
domicilio de la comisión médica que intervino, el Servicio de Homologación en el plazo de DIEZ (10)
días de recibidas las contestaciones de las expresiones de agravios o vencido el plazo para la
contestación, elevará las actuaciones al juzgado competente.
El recurso interpuesto por el trabajador, atraerá al que eventualmente interponga la A.R.T ante la
Comisión Médica Central y la sentencia que se dicte en instancia laboral resultará vinculante para
todas las partes.”.
El artículo 16 ordena el traslado de la expresión de agravios presentada por el/la trabajador/a y
ya, con el artículo 18, dispone la elevación al juzgado competente luego de acompañada su
contestación o vencido el plazo.
Si bien pareciera ser que con el art. 103 de la ley 15.057 ese Recurso se entablaría directamente
ante la Mesa Receptora de Expedientes de la Justicia Laboral, situación que apelamos a la intuición
porque su texto no es claro, la resolución SRT a través del artículo transcripto le otorga facultades
revisoras al servicio de homologación, potestades que no comprenden supuestos especiales como el
hecho de saber qué sucede frente a la deficiencia en cuanto a las formas. Veremos también que la
norma contempla la situación vinculada al qué sucede si la ART no presenta la contestación de la
expresión de agravios, pero nada dice al respecto si es el trabajador quien no presenta en tiempo y
forma el documento promotor del recurso, ¿se pierde el derecho al reclamo?.
La desprolijidad, su impracticabilidad, su demagogia y sus vacíos, hacen que la resolución, en
cuanto a los presentes artículos, también sea inconstitucional.
La jurisprudencia ha trabajado en la materia y ha dispuesto en autos “MERCADO HÉCTOR
GABRIEL C/ GALENO ART S.A. S/ ACCIDENTE – LEY ESPECIAL” (Expte. N° 35.535/2017) de la
Sala VII de la CNAT, lo siguiente: “… La revisión judicial prevista en el art. 2 de la Ley 27.348 no
satisface la garantía mínima del debido proceso, tendiente a asegurar un resultado justo y equitativo
dentro de una contienda judicial, que le permita tener oportunidad de ser oído y hacer valer sus
pretensiones legítimas frente al Juez (art. 18 citado), ya que el recurso que estatuye como mera
revisión judicial de lo actuado en sede administrativa por los profesionales de la medicina, a quienes
se les otorga facultades jurisdiccionales para desestimar las pruebas improcedentes, superfluas o
dilatorias, amén de establecer los distintos aspectos que rodean la viabilidad de un reclamo
indemnizatorio dentro de las previsiones y con los alcances previstos por la ley 24.557.”.
Considero elemental hacer hincapié en circunstancias de la fáctica realidad para dar cuenta de la
importancia de su declaración de inconstitucionalidad, y es que, pasados ya 5 años de la sanción de
la norma complementaria y la resolución procesal, son pocas las comisiones médicas que han
comenzado a elevar, en tiempo y forma, los recursos de apelación planteados a los respectivos
tribunales de trabajo, hecho que demuestra la gravedad de la implementación improvisada del
sistema y, por ello, la apurada sanción de la ley 15.057 e inmediata aplicación del art. 2 inciso J y art.
103.
El presente caso es un claro ejemplo del perjuicio que genera respetar la norma procesal y sus
absurdos tiempos, plazos que sólo pueden permanecer en la mente macabra de legisladores que
poco conocen la materia e intentan garantizar la seguridad jurídica de la parte más poderosa del
pleito, la ART.
Por todo lo expuesto, solicito se declare la inconstitucionalidad del art. 2 de la ley 27.348 y de los
arts. 16 y 18 de la Res. SRT 298/2017.

b) Planteo de inconstitucionalidad en razón de la prohibición de los pactos de cuota litis.


Inaplicabilidad del art. 17 inc. 3 de la ley 26.773.
Independientemente de lo expuesto, y entrando de lleno en la labor del letrado particular del
actor/a, el artículo 2 de la ley 27.348 dispone una limitación de sus ingresos realmente cuestionable
cuando dice: “No podrán ser objeto de pactos de cuota litis los procesos judiciales que se sustancien
en el marco del presente Título”.
Dicho precepto se halla en contraposición con la ley Nº 14967 que en su art. 3 dispone: “En los
procesos judiciales y/o administrativos sean previsionales, laborales o de índole alimentario, se podrá
convenir honorarios hasta un 20% del monto que perciba el beneficiario.”.
Por su parte, véase lo extenso de la ley especial de honorarios profesionales que en su art. 4
agrega: “Los pactos de cuota litis celebrados entre el profesional y sus clientes, en los que el primero
participe del resultado aleatorio del litigio, tomando a su cargo los gastos correspondientes a la
actuación procesal, y asumiendo la obligación de responder por las costas causídicas, podrán
comprender hasta el cincuenta (50) por ciento del resultado del juicio, por todas sus instancias.”.
La ley 27348 entiende que al prever el patrocinio jurídico obligatorio y la imposición de costas a la
aseguradora de riesgos del trabajo, ello conforme se amplía en el art. 37 de la res. SRT 298/17, le
corresponde también limitar las contrataciones individuales que se celebran entre letrado/cliente,
como si la labor del abogado fuese ajena a una actividad netamente autónoma.
El patrocinante particular, que no tiene contrato laboral con la SRT, con la ART, con el Poder
Judicial, con el Poder Legislativo, ni con el Estado Nacional, Provincial o Municipal, y que además
cuenta con las características, derechos y responsabilidades de cualquier trabajador independiente
(se encuentra inscripto al Monotributo/autónomo, abona Ingresos Brutos/impuesto a las ganancias,
necesita una habilitación especial paga para ejercer la actividad, abona aportes previsionales que,
para estos casos, sólo nacen de su obligación encontrándose eximidas las ART por lo pronto en el
ámbito administrativo, no cuenta con un seguro de vida y/o de salud por lo que tiene que solventarlo
de sus ingresos, etc.), no recibe un salario ni depende de la imposición de ingresos de ningún sujeto
ajeno a su actividad propia, es más, ni siquiera depende de la regulación de honorarios judicial
cuando entre él y su cliente celebraron acuerdos que disponen montos superiores o incluso inferiores
al fijado.
Esto intenta dejar en claro que la ley de honorarios profesionales marca un mínimo que ninguna
norma de similar o menor jerarquía puede alterar, más cuando la primera resulta ser específica sobre
el tema tratado en comparación con la segunda que se especializa únicamente en un proceso
puntual y ajeno a la percepción económica de los abogados y que, además, como agregado, dispone
una prohibición legal, lo que, a simple vista, dejaría a ésta en su comparación de horizontalidad, por
debajo de aquella, debiéndose respetar las disposiciones especiales de la norma protectora de los
ingresos de los letrados.
Sin perjuicio del choque normativo, debemos trasladar ésta problemática a la realidad, y es que
el/la trabajador/a cuenta con todas las facultades para celebrar acuerdos como el cuestionado por la
ley complementaria, teniendo también la opción de contratar a cualquier letrado que se adapte a sus
condiciones y así, imponer su voluntad de no pagar honorarios y adoptar la representatividad de
aquél abogado que acepte dicha exigencia, más en un mercado muy amplio donde el/la trabajador/a
cuenta con una importante gama de especialistas en la rama del derecho laboral.
Bajo éstas condiciones, la norma también se estaría entrometiendo en la aptitud del abogado para
escoger a su cliente, ya que de antemano el letrado estará limitado a la hora de elegir qué trabajo,
porque recordemos que esto no deja de serlo, se adapta a sus condiciones, esto es, con mayor
precisión, con quien puede celebrar pactos de cuota litis o con quien no, encontrándose sometido a
un único ingreso, el que provea la ART una vez finalizado el conflicto, viéndose alterado en su
libertad comercial.
Recordemos que el abogado del trabajador/a pone su entera disposición y conocimiento al
servicio de un sujeto que goza de la garantía de gratuidad, lo que determina que durante todo el
proceso, incluyendo la etapa previa, no solventa ni siquiera los gastos. Lo más lógico, así también lo
piensa la ley de honorarios, es que el letrado pueda, con el acuerdo de su asistido, disponer de una
parte de los montos percibidos por el/la actor/a, en concepto de los trabajados realizados para que
estos puedan ser obtenidos, no superando el 20% de los mismos salvo excepciones, como la propia
norma lo establece.
¿Qué representa que el abogado particular se responsabilice de los costos tanto de la etapa
previa administrativa como de la instancia judicial?, en principio, que todo lo que implique
erogaciones necesarias para la prosecución del reclamo sean soportadas por éste cuando el
principal interesado, el/la trabajador/a, no cuente con los medios para hacerlo, ya sea porque se
encuentre imposibilitado para obtener ingresos, fruto de su incapacidad, o debido a la pérdida del
puesto de trabajo.
Aquí entran en juego, los costos para la atención médica cuando el/la damnificado/a no cuenta
con una prestadora de salud acorde a la necesidad que implora el daño sufrido, el costo de estudios
adicionales y del médico de parte que brindará un panorama detallado de la situación post
contingencia laboral, las emisiones que surjan a raíz de impuestos iniciales (Bono y Jus), preparación
de la causa (fotocopias e impresiones), y todo aquél que se devengue durante la tramitación del
reclamo, recordando incluso que el abogado, durante el transcurso del proceso, no recibe ingreso
alguno hasta que finalmente se dicte una sentencia o se arribe a un acuerdo.
Entiendo que la limitación contenida en la normativa cuestionada encuentra su sustento en la
época puntual en la que vivimos, jamás el poder político se había entrometido en este tipo de
acuerdos letrado/cliente hasta que se comenzó a hablar de la “industria del juicio laboral”, ello con la
intención de menospreciar a los letrados y así evitar cuestionamientos cuando procesos como los
que impone la ley 27.348 se ponen en marcha.
Fíjese, además, que el sistema le otorga al trabajador/a siniestrado/a la posibilidad de escoger
entre un letrado particular que ejerce su profesión de forma liberal y que se rige por una ley especial
arancelaria y un abogado que proporciona la propia SRT y que mal se termina denominando como
“gratuito”, no entendiéndose, entonces, cuál sería la diferencia entre uno u otro si, en definitiva, el/la
damnificado/a jamás se hará cargo de abonar gratificación alguna, siendo en éste caso “gratuitas” las
dos opciones.
Es más, es erróneo identificar a los letrados que proporciona el sistema como “gratuitos” para el/la
trabajador/a cuando son sujetos que perciben ingresos por intermedio de un salario que abona
precisamente la SRT, ente estatal nacional y, por lo tanto, indirectamente lo está abonando por
intermedio de sus impuestos y cargas sociales, al igual que lo hace cualquier ciudadano, incluido el
abogado particular que sería prácticamente el único perjudicado en todo esto, no sólo porque
continuamente ve disminuida su actividad laboral ante la embestida del sistema que se encarga de
financiar el costo de la representación letrada, claro está que con ciertas desventajas que se
mantienen ocultas y que finalmente perjudican al reclamante, sino que también estaría siendo
excluido de sus derechos alimentarios.
Y es que la ley arancelaria precisamente garantiza ello, los derechos alimentarios del letrado,
como parte de una protección constitucionalmente otorgada por intermedio del art. 17 de la CN, el
derecho a la propiedad, siendo el acuerdo que pudiere celebrarse entre abogado/cliente una parte de
esa garantía que, de limitarlo o declarar prohibitivo, ocasionaría una alteración al principio de
inembargabilidad toda vez que el abogado alcanzaría una pérdida patrimonial de un 50% de sus
ingresos representado por el 20% del monto indemnizatorio que debería abonar el/la trabajador/a,
teniendo siempre en cuenta que el otro 20% de ese valor proveniente de la indemnización (el otro
50% de los ingresos del letrado) son proporcionados por las ART sólo en la etapa judicial.
A su vez, la nota particular y que excluye toda discusión al respecto hasta el punto de ver el sin
sentido de la prohibición, es que el/la trabajador/a devenido en cliente que aceptó en un comienzo las
condiciones del acuerdo, encuentra una absoluta protección judicial cuando se denuncia la existencia
del mismo y es convocado por el magistrado a ratificarlo, pudiendo en ese momento confirmarlo,
cuestionarlo y hasta negarlo, teniendo el juez interviniente la facultad de homologarlo o rechazarlo
según su sana apreciación, los límites legales arancelarios y lo que surja de las distintas versiones
de las partes, encontrándose entonces un suficiente ámbito de análisis que resguarda la integridad
de los intervinientes y no vulnera normativa alguna, cosa que sí sucede con la prohibición legal que
impone la ley 27.348.
Sin perjuicio de ello, es ilógico que se admitan pactos de cuota litis en todos los restantes
procesos que nacen de conflictos laborales (despidos, diferencias salariales, multas y sanciones) en
los que igualmente se ventilan y reclaman derechos pecuniarios del trabajador/a, y que para
circunstancias en las que se discuten hechos vinculados a contingencias de trabajo no se tengan
presentes similares consideraciones cuando, en comparación, se componen derechos
indemnizatorios de una persona que embiste el carácter de trabajador/a en relación de dependencia.
De tal manera, el sistema avala una postura discriminatoria entre aquellos letrados laboralistas que
no realizar acciones derivadas de infortunios laborales de los que si se especializan en ese ámbito,
como ocurre con el letrado apoderado que suscribe.
Por lo expuesto, el art. 2 de la norma complementaria también debe ser catalogado como
inconstitucional en razón de la prohibición para realizar pactos de cuota litis.
Finalmente, debe considerarse inaplicable el art. 17 inc. 3 de la ley 26.773 pues, cuando refiere a
la inadmisibilidad de los pactos de cuota litis, sólo lo hace en torno a las acciones derivadas del art. 4
último párrafo, ergo, sobre aquellos reclamos iniciados por la vía civil con fundamentos en similar
derecho de fondo.
No tratándose la presente acción de un supuesto como el citado en el último párrafo, resulta
inaplicable lo dispuesto por la ley 26.773 debiendo tenerse aquello presente.

VII. FUNDAMENTOS DEL RECLAMO


A. HECHOS
El/la Sr/a. ….. es trabajador/a en relación de dependencia de la empresa …..
Conforme surge del alta médica expedida por la ART y por el informe de historia clínica expedida
por … que resultó ser la prestadora médica asignada por la demandada para el caso, ambos
documentos que se adjuntan al presente escrito, el/la reclamante en fecha 13 de junio de 2019 sufrió
un accidente in itinere dirigiéndose a su trabajo. Al bajar del colectivo pisó una baldosa floja, esta
misma se le da vuelta y cae al suelo, generándole una torsión en la rodilla derecha y un fuerte dolor
tanto en ella como en su par izquierda, ésta última ante la caída y golpe.
Adelanto que la ART accionada por intermedio de la prestación brindada y según alta médica,
RECONOCIÓ como contingencia laboral el hecho denunciado, por lo que no resultará necesario para
esta parte probar cómo sucedió el daño y su relación de causalidad con la ocasión laboral,
limitándose únicamente a demostrar el perjuicio ocasionado a partir del infortunio, el abandono por
parte de la aseguradora y la incapacidad resultante.
Es atendida ese mismo día por el/la Dr./a. …. M.N. … M.P. …, quien diagnostica “Traumatismo y
entorsis de rodilla derecha al descender de un medio de transporte en el día de la fecha.
Traumatismo de ambas rodillas. Excoriación en región anterior de ambas. Hematoma en rodilla
derecha e izquierda. Edema sin choque bilateral, mayor intensidad derecha”, y ordena la realización
de radiografías.
Con el resultado del estudio, se ordenó la realización de 5 sesiones de kinesiología que, conforme
cronograma interno del establecimiento, se efectuarían en diferentes días desde el 14/06/2019 hasta
el 24/06/2019.
Al manifestar dolores durante la realización de las sesiones expresadas, el día 18/06/2019 se
ordenó la realización de una RESONANCIA MAGNÉTICA DE RODILLA DERECHA, arrojando como
resultado según informe: “Signos de edema óseo vinculados a microfracturas se observan en la
meseta tibial hacia la inserción al tendón rotuliano, a correlacionar con antecedentes clínicos. Signos
de edema de la grasa prepatelar. Signos de edema tendinoso rotuliano, atribuible a tendinitis.
Ligamentos cruzados y el tendón cuadricipital muestran señal conservada. No se observan lesiones
de los ligamentos colaterales. No se observan heridas meniscales…”.
Independientemente del resultado y de diagnosticar la existencia de microfracturas, el 24/06/2019
se impuso la realización de 5 sesiones nuevas de kinesiología que se realizarían, en días indistintos,
desde el 25/06/2019 al 01/07/2019.
Al finalizar la sesiones antedichas, y luego de indicarse que el dolor persistía pero que a la flexión
y extensión la movilidad era completa, sin limitaciones, circunstancia contradicha por el posterior
dictamen médico de la comisión médica jurisdiccional, se le encomendó la realización de otras 5
sesiones de kinesiología, las que se llevarían a cabo, en días indistintos, desde el 02/07/2019 al
08/07/2019.
Lo mismo ocurrió al concluirse con la sesión número 15, ordenándose otras 5 que se
desarrollarían desde 10/07/2019 hasta el 16/07/2019, y al finalizarse la sesión número 20,
disponiéndose 5 nuevas durante los días indistintos entre el 17/07/2019 y 23/07/2019.
Independientemente del tratamiento defectuoso, no se llevó a concluir con las 25 sesiones pues,
el día 19/06/2019 una vez finalizada la sesión número 23, el/la Dr./a. …. M.N. …. le otorgó el alta
médica. En su informe sostiene que la paciente: “refiere dolor en hueco popliteo. Dolor a la palpación.
Choque-, signos meniscales-, bostezo-, lachman- Dolor a la palpación muscular posterior a hueco
politeo, (...) rmn: edema óseo postcontusivo a nivel de tat. (...) Indico alta por ART en el día de la
fecha.”.
Como puede observarse, las prestaciones en especie otorgadas por la ART fueron básicas, una
radiografía, una resonancia magnética y 23 sesiones de kinesiología fueron suficientes para la
demandada a los efectos de dar el alta, entendiendo que el/la paciente no tenía otra cosa que dolor
en la zona afectada.
De tal modo, reconociendo el/la médico/a interviniente que se trataba de una afección vinculada a
una contingencia de trabajo, que no surgían secuelas incapacitantes y que no existía tratamiento
médico pendiente, se le otorgó el alta en fecha 19/07/2019 con retorno a la actividad laboral el día
20/07/2019.
Persistiendo los dolores e imposibilitado/a de prestar funciones con total capacidad, el/la actor/a
decidió acudir a un especialista en rodillas privado para tomar conocimiento de lo que
verdaderamente sucedía en su extremidad dañada. Fue así que el día 18/09/2019 se realizó una
nueva resonancia magnética, cuyas imágenes se encuentran en formato papel a disposición del
Tribunal, y que de su informe de fecha 20/09/2019 surge: “(...) EL LIGAMENTO CRUZADO
ANTERIOR MUESTRA AUMENTO DE LA INTENSIDAD DE LAS FIBRAS, SIN QUE SE VEA
INTERRUPCIÓN DE LAS MISMAS. SE VE LESIÓN HIPERINTENSA QUE COMPROMETE LAS
FIBRAS DEL LIGAMENTO CRUZADO POSTERIOR, EL CUAL PRESENTA AUMENTO DE LA
INTENSIDAD Y PÉRDIDA DE NITIDEZ DE LOS BORDES DE SUS FIBRAS COMPATIBLE CON
ROTURA PARCIAL. AMBOS LIGAMENTOS COLATERALES INTERNO Y EXTERNO MUESTRAN
GROSOR Y SEÑAL HABITUAL. SE VISUALIZA EDEMA DE LA MÉDULA ÓSEA A NIVEL DE LA
ESPINA TIBIAL, EN RELACIÓN A LA INSERCIÓN DEL LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR.
LESIÓN HIPERINTENSA QUE IMPRESIONA CONTACTAR CON LA SUPERFICIE LIBRE DEL
CUERNO POSTERIOR DEL MENISCO EXTERNO POR ROTURA MENISCAL.(...) LEVE AUMENTO
DEL LÍQUIDO EN RECESOS LATERALES DE LA RÓTULA Y ESPACIO FEMOROPATELAR.
QUISTE DE BAKER. SE VISUALIZA EDEMA DE LA MÉDULA ÓSEA DEL CÓNDILO FEMORAL
INTERNO.(...) DR. … M.P. ….
Evidentemente el/la actor/a padecía de daños muchos más graves en su rodilla derecha que los
señalados por los “expertos” de la ART. Tanto el ligamento cruzado anterior como posterior se
hallaban con daños sensiblemente marcados, existía una rotura del menisco externo y se detallaba la
existencia de un quiste de Baker. Claramente los médicos seleccionados por la demandada para
otorgar las prestaciones en especie no detectaron aquellos padecimientos o, lo que sería más grave,
decidieron omitirlos en perjuicio del trabajador/a. Ya sea por culpa o negligencia médica una
circunstancia es cierta, la ART accionada incumplió con el art. 20 de la ley 24.557 y, por ello, debe
responder.
El 17/01/2020 se llevó a cabo mediante el Sanatorio …. una artroscopia de la rodilla derecha,
cumpliendo posteriormente con la rehabilitación encomendada hasta su alta definitiva.
Desde ya dejo sentado que la existencia de una menisectomía sin secuelas, como es el caso de
la incapacidad que hoy en día padece el/la actor/a, es un resultado obtenido gracias a la intervención
privada contratada, NO a las prestaciones brindadas por la ART, por lo que no debe V.E. sentenciar
sobre la minusvalía que actualmente padece el/la reclamante sino por la que tenía previo al alta
temprana y ABANDONO dispuesto por la demandada pues, como se dijo, incumplió con la elemental
obligación que dispone el art. 20 de la ley 24.557 y por ello debe ser castigada.
Incluso la accionada debería ser sancionada por mentir durante el tratamiento ya que, como
quedará demostrado, no sólo liberaron al actor/a a su suerte sino que, además, sus médicos
manifestaron que la movilidad de la zona afectada era completa, situación que en aquel momento y
en la actualidad, se encuentra desmentida por el dictamen médico de la comisión médica y por la
intervención médica privada.
Luego de la rehabilitación, el/la accionante dio inició al expediente administrativo SRT … por
Divergencia en la Determinación de la Incapacidad.
Recién el 21/07/2021 se realizó la audiencia médica y el 26/08/2021 se dispuso el dictamen
médico reconociendo una incapacidad permanente, definitiva y parcial del 2.06%.
No encontrándose de acuerdo el/la actor/a con el porcentaje otorgado ni con la liquidación
notificada el día 28/09/2021, decidió en la audiencia de homologación de fecha 30/09/2021 no arribar
a un acuerdo, circunstancia que se reflejaría no sólo en el acta sino también en el acto administrativo
del día 04/10/2021.
Para finalizar y dejar sentada la postura, el/la actor/a está en desacuerdo con la forma en la que
los médicos de la SRT han valorado su daño, reconociendo únicamente una limitación funcional sin
tener en cuenta los pormenores relatados en el presente escrito y en el adjuntado cuando se dio
inicio al expediente administrativo.
B. CONFLICTOS PLANTEADOS
Siendo varias las cuestiones a resolverse en el presente proceso, procedo a enumerarlas:
a) La ART NO brindó adecuadas prestaciones en especie
Como bien sabemos, las ART indemnizan por la incapacidad permanente y definitiva que acarrea
un trabajador/a a consecuencia de una contingencia laboral.
Ahora bien, la ley 24.557 implora que las ART no sólo se limiten a ello sino que también otorguen
las prestaciones en especie que se requieren a raíz de un infortunio, lo expuesto hasta la curación
definitiva o mientras subsistan los síntomas incapacitantes, de tal manera, está a su cargo procurar
los medios necesarios para que la capacidad de los trabajadores se recupere hasta momentos
previos al accidente o que su merma sea la menor posible.
Esto demuestra que si a partir de un infortunio de trabajo se detecta que el dependiente no está
en condiciones de prestar funciones, es obligación de la aseguradora conceder toda la atención
necesaria para que el/la trabajador/a pueda volver a su actividad en las mejores condiciones y que, si
se mantuvieran secuelas que difícilmente puedan sanarse, entonces deba indemnizar por sus
consecuencias.
De la única forma que una ART podría librarse de la obligación enmarcada sería desconociendo
su responsabilidad en el hecho acontecido, argumentando diferentes causales que la LRT contempla
como eximentes. Sin embargo, la demandada jamás aludió a ello, reconociendo sus obligaciones
expresamente al momento de emitir el alta médica y de forma tácita por el simple paso del tiempo
(art. 1 Dec. 1475/2015).
En el presente caso podemos ver que la accionada incumplió en sus deberes impuestos
normativamente. La ART no respetó las obligaciones detalladas por el art. 20 de la ley 24.557, lo
expuesto basado en 2 conclusiones:
1) Existiendo una permanencia de dolores manifestados por el/la trabajador/a, la demandada
debía haber hurgado con mayor criterio sobre la posible existencia de daños diferentes a los
descriptos en la primera resonancia magnética y no únicamente limitarse a brindar 23 sesiones de
kinesiología. De haberlo hecho, posiblemente habría detectado el daño ligamentario y meniscal,
debiendo realizar una artroscopia bajo los mismos alcances que la efectuada por la entidad privada.
2) Refirió a través de sus médicos que no existía disminución funcional de la rodilla, situación que
no solamente fue desmentida más tarde por la comisión médica jurisdiccional sino que, a su vez,
resultaba una circunstancia imposible pues, con el daño posteriormente detectado, la funcionalidad
de la zona afectada debió encontrarse reducida notablemente.
De tal forma, una contingencia que debería haber sido tratada por la ART terminó siendo brindada
por una entidad privada contratada por el/la actor/a. Que hoy en día el/la trabajador/a haya superado
parcialmente la incapacidad temporaria que lo sometía por aquél entonces y que se encuentre en
mejores condiciones, sólo responde a su voluntad de querer curarse y debido a continuar su
tratamiento por la vía que consideró más acorde ante el desprecio de la demandada.
La ART ABANDONÓ literalmente a su suerte al damnificado/a y debe ser condenada por no
cumplir con las prestaciones en especie que le impone el art. 20 de la ley 24.557.
Para dar cuenta de las consecuencias señaladas, imaginemos qué hubiera ocurrido si el/la
trabajador/a no continuaba su tratamiento médico por la prestadora privada, seguramente aún se
mantendrían las lesiones sufridas y detectadas de forma previa a la intervención quirúrgica, incluso la
actitud de la SRT habría sido diferente, posiblemente disponiendo el reingreso del trabajador/a al
tratamiento y obligando a la ART a practicar los medios acordes para garantizar la curación definitiva.
De tal modo la ART, con la convalidación de la SRT, se aprovecha del beneficio garantizado por
la medicina privada cuando era su responsabilidad cumplir con las prestaciones en especie
señaladas, no debiendo V.E. admitir que la accionada sólo responda por la incapacidad permanente
que aún padece el/la demandante sino por una reparación integral que contemple una indemnización
por el perjuicio generado ante el abandono y la desidia, teniendo siempre en cuenta, repito, que si no
hubiera sido por la astucia del damnificado/a y su prestadora privada de salud, aún se encontraría
con las lesiones que en su momento padecía.

b) La Comisión Médica sólo valoró el estado actual del paciente, no tuvo en cuenta como
alcanzó tal estadío
Como dije en párrafos previos, si no fuera por la entidad privada de salud, el/la trabajador/a aún
se encontraría a la espera de una curación.
Esto que a simple vista puede apreciarse y que con el material aportado puede probarse, no fue
valorado por la SRT que sólo se limitó a evaluar el estado del damnificado/a al momento de la
audiencia médica y no cómo alcanzó dicha situación.
Más allá de discutirse la determinación de incapacidad practicada por la comisión médica, que
adelanto es insuficiente, es claro que el profesional interviniente debió tener en cuenta y considerar
cómo fue que el/la trabajador/a obtuvo esa curación parcial, de otra forma estaría convalidando la
inacción de la ART, incluso la experta no podría alegar desconocer tal circunstancia ya que, como se
apreciará con la copia del expediente administrativo que se oficiará como prueba, esta parte informó
y probó que ello ocurrió tal como se viene expresando.
Entendemos que el sistema administrativo que propone la SRT evalúa en éstas situación la
incapacidad alcanzada y no otras variables que podrían encontrarse vinculadas al hecho,
lamentablemente será necesario que la presente vía acuda a su tratamiento, precisamente porque si
hoy en día el/la trabajador/a redujo su incapacidad permanente, no fue gracias a la intervención de la
ART sino a sujetos ajenos al sistema que ideó la LRT en su momento, debiendo responder la
demandada por su abandono absoluto.

c) El/la actor/a padece de una incapacidad permanente definitiva mayor a la señalada


Sin perjuicio del dictamen practicado por los médicos de la SRT, existen elementos probatorio que
alegan que el/la trabajador/a padece de una incapacidad laboral permanente y definitiva mayor a la
indicada. Ello mismo se corrobora en la actualidad con la documental aportada, los hechos relatados,
frente a la continuidad de dolores en la zona afectada y la imposibilidad de prestar óptimas labores a
consecuencias del infortunio.
Como conclusión, esta parte considera que la ART debe ser condenada al pago de una
indemnización no sólo por la incapacidad permanente y definitiva que acarrea el/la trabajador/a en la
actualidad, sino también por el propio abandono al momento de otorgar prestaciones en especie,
valoraciones que serán contempladas al momento de practicar la liquidación correspondiente.

VIII. DE LA INTERVENCIÓN DE LA ASEGURADORA DE RIESGOS DEL TRABAJO


La presente demanda viene a proponer una discusión que se dirige a las profundidades, al fondo
de la cuestión, y tiene que ver con la propia intervención de la ART por sus obligaciones inmersas en
la norma que la regula, para luego hablar de la responsabilidad que ocupa en el presente incidente y
así los fundamentos que implorarán su obligatoriedad de responder por los daños ocasionados.
Es notoria la omisión maliciosa por parte de la ART demandada al no acudir a sus
responsabilidades como tal, obligaciones que se encuentran comprendidas en la vieja pero vigente
Ley 24.557. Llamativa considera esta parte la interpretación que comúnmente realizan las ART de la
citada ley sólo sobre los puntos y artículos que más le conviene, dejando de lado aquellos acápites
que exigen a la misma desarrollar su explotación en víspera de favorecer, proteger y resguardar los
derechos de los trabajadores.
En relación al art. 1, inc. 2, punto b) de la norma citada que trata la obligación de reparar los
daños derivados de accidentes de trabajo y de enfermedades profesionales, incluyendo la
rehabilitación del trabajador/a damnificado/a, no es abarcada por la ART denunciada ya que, como
es el caso que nos convoca, si bien intervino cumpliendo insuficientemente en su obligación de
otorgar prestación en especie (sólo 23 sesiones de kinesiología), que no queda configurada en una
rehabilitación atento no solo a que no se han tomado los recaudos necesarios para obtener una
curación definitiva o a lo sumo mantenerlas mientras subsistían los síntomas incapacitantes, sino que
a su vez abandonó al trabajador/a a pesar de la existencia de patologías que exigían una
intervención quirúrgica, puesto que jamás tuvo intenciones de reparar cualitativa y cuánticamente el
daño sufrido, excluyéndose de responsabilidad a pesar de haber aceptado expresa y tácitamente la
denuncia.
Más despreciable aún resultan los fundamentos por los cuales las presentes obligaciones
quedaron incumplidas, ya que decidió otorgar el alta médica manifestando la inexistencia de
secuelas incapacitantes cuando tiempo más tarde una institución médica privada tuvo que acudir a
su salvación a través de una intervención quirúrgica, todo ello a costa del propio/a trabajador/a, y
que, además, la empleadora comprendiese la situación en la que estaba inmersa el/la dependiente
dada de alta que hasta su reinserción laboral tuvo que buscarle un reemplazo provisorio y abonar las
obligaciones impuestas por el art. 208 de la LCT.
Lo citado denota por parte de la ART un único interés, el económico y recaudatorio, por sobre la
salud del trabajador/a que procuró salvaguardar y solventar cuando aquella así lo requiriera y cuando
accedió a tales condiciones al momento de someterse al presente sistema.
Por su parte, no cumplió tampoco con la obligación plasmada en el punto c) de dicho artículo que
cita la promoción de la recalificación y la recolocación de los trabajadores damnificados, ya que con
el informe del alta médica expedida por la ART, sabiendo y reconociendo que el/la trabajador/a se
encontraba lesionado/a e imposibilitado/a de prestar tareas en las especiales condiciones en que se
encontraba, prueba de ello fue la inmediata intervención quirúrgica a la que tuvo que someterse,
decidió resolver lo expuesto sin la necesaria mención de que el/la trabajador/a requería ser, a lo
sumo, recalificado/a o recolocado/a en un puesto de trabajo alternativo y pasivo, apto para sus
nuevas condiciones, por lo menos durante un tiempo prudencial hasta su recuperación definitiva, si
en algún momento ello sucedía.
Sin embargo, al no citar lo referido, habilitó a que el empleador ordenase al trabajador/a al
momento de retomar tareas, que continuare con la actividad que prestaba previo al accidente, ello
hasta que el/la dependiente no soportó más los dolores, acudió a una nueva entidad médica y allí le
garantizaron la atención y el reposo necesario luego de la intervención quirúrgica que le practicaron.
Por último, vale mencionar una obligación incumplida por la mayoría de las ART, relacionada al
punto d) que cita la promoción de la negociación colectiva laboral para la mejora de las prestaciones
reparadoras. Es claro que dicho acápite no se cumplió. Lejos de llevar a la práctica lo dispuesto por
la norma, no sólo otorgó insuficientes prestaciones en especie que al final no coincidían con las
efectivamente necesarias, sino que también decidió desprenderse rápidamente del trabajador/a
lesionado/a a pesar de haber asumido su rol como obligado frente al reconocimiento expreso y tácito.
En vez de buscar una mejora en la cobertura, decidió maliciosamente brindar prestaciones que no
eran acordes y luego liberar al actor/a a su suerte, circunstancia que concluyó en un final totalmente
presumible, la atención completa brindada por una entidad privada y finalmente la resolución
guionada de la SRT que, a pesar de reconocer incapacidad, se mantuvo en concordancia con la
dispuesta por la ART.
Es común ver tanto a las empresas como a las ART esconderse al momento de cumplir con sus
obligaciones bien marcadas y otorgar las debidas prestaciones reparadoras. El caso que nos
convoca es un claro ejemplo de lo mencionado, la ART se atribuye potestades que claramente
perjudicaron al trabajador/a, se encubre bajo el ala de una Ley que de a poco va quedando en
desuso debido a sus constantes modificaciones, sin contar los aportes de la doctrina y la
jurisprudencia que obligaba a la ART a cumplir con su obligación.
Remitiéndonos a la atención brindada y al alta médica, y tal como se ha hecho mención en
párrafos anteriores, se evidencia la mala fe imperante en la figura de la ART. Luego de las
menciones practicadas, en donde se detallan parcialmente los daños sufridos a causa del infortunio,
lesiones que serán analizadas con mayor detenimiento en unos instantes, la ART sólo se limitó a
otorgar prestaciones en especie insuficientes y emitir el alta médica, determinando la finalización de
su intervención sin encomendar incapacidad y sin responsabilizarse por la existente, disponiendo
expresamente la liberalidad del actor/a y tácitamente su condición capaz de volver al mercado
laboral, no emitiendo orden alguna para que el tratamiento lo continúe otro especialista alejado de la
ART, o que preste actividades pasivas, lo que habilitó que no se proporcionen las prestaciones
reparadoras reales que corresponden por la notoria incapacidad acontecida y reconocida
expresamente por la entidad aseguradora al entender, durante el tiempo que transcurrió el
tratamiento, que correspondía por el daño causado una intervención quirúrgica y una atención
posterior a la misma, hecho que sólo aconteció por intermedio de la entidad de salud privada.
Evidente es que una patología de tal gravedad determine la imposibilidad de la persona que la
padece de continuar con las actividades que hasta el momento venía realizando, por lo menos, hasta
recibir un tratamiento acorde e intente recuperar su plena capacidad o adquirir la necesaria para
resolverse que se encuentra en condiciones de regresar a prestar tareas.
Es imposible que la ART haya desconocido cual es la actividad normal y habitual que desarrollaba
el/la accionante al momento del infortunio. Es atroz e irresponsable la postura que tomó a la hora de
emitir dicha orden faltando, como ya se ha mencionado y es una costumbre, a sus obligaciones
enmarcadas por la legislación, normativa que solo ampara y enmienda a la hora de proteger sus
propios beneficios y/o derechos, pero que a la hora de asumir responsabilidades la esconde y hace
caso omiso.
Como se ha citado, la decisión de la ART de emitir el alta médica sin responder a sus
obligaciones marcadas por el art. 20 de la ley 24.557, para luego corroborarse que dicha actitud
debió enmendarse ante los sucesos posteriores que finalizaron en una cobertura completa a través
de la entidad privada, generó claramente un perjuicio que se extiende a los dolores que aún sofocan
al actor/a.
Para finalizar, y en relación a todo lo dicho, es innegable que la intervención de la ART fue
defectuosa y contradictoria a los propios principios enmarcados en los primeros artículos de la Ley
24.557. La participación en tales condiciones, conjuntamente con los planteos formulados hasta el
momento, implora que la ART acuda a responder en su calidad de aseguradora contratada a sus
efectos por los daños ocasionados al trabajador/a producto del accidente in itinere sufrido.

IX. DE LAS LESIONES PADECIDAS Y SU DEBER DE RESARCIMIENTO


Conforme se ha descripto en el relato de los hechos, el/la trabajador/a, debido al accidente in
itinere, ha sufrido una serie de daños que requirieron en su momento de una inmediata intervención
de la ART no sólo de carácter curatoria sino que también indemnizatoria. No obteniendo ninguna de
las obligaciones relatadas y en cumplimiento estricto con la LRT y sus complementarias ley 26.773 y
27.348, se introduce el análisis del caso a través del presente reclamo en búsqueda de la obtención
del pleno resarcimiento económico conforme los parámetros y cálculos emitidos por las normativas
antes citadas y de acuerdo a la situación especial que nos convoca.
Dicho esto, siendo que la obligación de la demandada siempre es doble, otorgar las prestaciones
en especie y luego, manteniéndose una incapacidad permanente y definitiva, brindar las prestaciones
dinerarias indemnizatorias, al no haber cumplido con ninguna, corresponde que la ART responda por
ambas.
Con lo expuesto nace un nuevo paradigma. La accionada no puede alegar desconocimiento del
daño que padecía el/la trabajador/a ya que tuvo a su alcance la posibilidad de corroborar cuál era la
secuela que provocaba dolores en él/ella y, a pesar de ello, prefirió otorgar prestaciones médicas
incorrectas y disponer un alta de forma temprana. Por si fuera poco, ni siquiera intentó alcanzar
certezas imponiendo un nuevo estudio alternativo que pudiere contradecir el que evidentemente
estaba mal efectuado y que finalmente justifique su posterior desentendimiento.
Ello, conjuntamente con circunstancias antedichas, demuestra que la ART sabía que debía
otorgar prestaciones en especie adecuadas y decidió apartarse, abandonando al trabajador/a
lesionado/a. La astucia del demandante, su voluntad de curarse y la posibilidad de hacerlo por
medios ajenos, hicieron que la actitud adoptada por la demandada quedase a un lado, pregonando la
salud y la recuperación y postergando el reclamo para momentos en los que pudiese encontrarse en
situación física de hacerlo.
Hoy, queda demostrado que de no incurrir el/la trabajador/a en dicha búsqueda personal y
particular, su capacidad sería diferente, desconociéndose incluso cuál sería su actualidad laboral.
Gracias a su ímpetu y a la actuación de la entidad de salud privada, el/la actor/a recuperó
parcialmente su estado y mantuvo su puesto de trabajo.
Olvidar los momentos vividos durante la segunda mitad del año 2019 hasta su alta definitiva
otorgada por los médicos de la clínica privada, sería permitir que su mala experiencia se transmita a
otros pares, algo que no puede suceder. Admitir que la ART responda únicamente por la incapacidad
permanente y definitiva que hoy en día padece el/la accionante, sería dar a entender que la
demandada tiene una sola obligación, la de indemnizar, cuando en realidad su principal deber es
curar y reducir las secuelas incapacitantes.
Éste nuevo paradigma propone que la ART debe resarcir el daño que subsistía al preciso
momento de la primera manifestación invalidante, esto es, el padecimiento que debió conocer al
momento de la denuncia y que decidió omitir su tratamiento, abandonando completamente a la
paciente.
Sin perjuicio de que se trataba por aquél entonces de una incapacidad temporaria, el/la
trabajador/a tuvo que depender de una institución ajena para transformar esa condición
circunstancial en una incapacidad permanente y definitiva reducida, de otra forma aún en la
actualidad mantendría ese estadío pasado independientemente de las consecuencias que podría
haber conllevado la falta de atención en el paso del tiempo.
Siendo que la ley no prevé una fórmula matemática para castigar los incumplimientos de la ART
en las condiciones planteadas, considerando imprudente cuantificarlo en un monto específico y al
azar, entiendo que la mejor forma de plasmar la reparación dineraria es valorar los daños
inmediatamente posteriores al accidente y previos a la intervención quirúrgica, de tal manera se
integran ambos incumplimientos e indemnizaciones.
A continuación, y a título de una mayor comprensión del daño padecido para que V.E. conozca los
fundamentos del reclamo indemnizatorio, se procede a analizar las lesiones causadas y la
incapacidad padecida por cada una de ellas, para así radicarnos en la justa indemnización que le
corresponde al actor/a.

a) Meniscectomía con secuelas: 15%


b) Limitación funcional a la flexión (140°): 2%
c) Limitación funcional a la extensión (0° - 5°): 5%
Es evidente que el/la actor/a sufrió y aún sufre de daños que ocasionaron y aún ocasionan
dolores en la zona afectada, y que, sin la continuidad de un tratamiento adecuado, resulta improbable
que pueda continuar prestando tareas que impliquen la maniobrabilidad de su rodilla derecha,
principalmente en eventos que requieran el empleo de la fuerza y marcha.
Dicha situación genera que, por un lado, se vea afectada su capacidad productiva, ya que no está
en condiciones de llevar a cabo una actividad laboral en su máxima plenitud y menos la que
realizaba y, por otro lado, que su expectativa laboral se vea drásticamente reducida atento a que le
resultaría prácticamente imposible obtener un nuevo empleo en caso de requerirlo ya que de ninguna
manera superaría un examen preocupacional en las condiciones en que se desarrollan, cuando los
propios profesionales médicos alertan a sus empresas contratantes del servicio que el/la aspirante al
puesto de trabajo, en este caso puntual, cuenta con una dificultad motriz que le impide llevar a cabo
ciertas tareas puntuales y que la cicatriz y ciertas características de la rodilla dan cuenta de ello.
Recuerde V.E. que vivimos dentro de un país con un alto índice de desregularización laboral y con
elevadísimos valores de siniestralidad, datos no menores si pretendemos estudiar cómo estos
influyen a la hora de que el empleador escoja entre un trabajador/a 100% capaz y otro/a que, a pesar
de la experiencia, cuenta con su capacidad parcialmente reducida y de forma permanente, valores
que conoce gracias a ese experimento totalmente discriminador como resulta ser el preocupacional.

X. DAÑO MORAL Y PSICOLÓGICO


Corresponde, además, indemnizar al trabajador/a por el daño moral, atento a los sufrimientos,
angustias y depresión que padece actualmente y que padeció a consecuencia del abandono. Dichos
estados son producto, en principio, de un daño que no debió haber sufrido, pero que ante la situación
lamentablemente acontecida, se esperaba un mejor trato por parte de la ART y, posteriormente, de
las comisiones médicas.
El tratamiento inadecuado aplicado durante la corta intervención médica prestada por los
especialistas derivados de la ART, la negativa infundada a continuar con dicho tratamiento, dando de
alta al reclamante, no brindando la atención correspondiente, ni determinando una incapacidad que
generaría la posibilidad de obtener una indemnización acorde al daño percibido, el abandono que
finalmente concluye en la derivación a la entidad privada para que ésta se hiciere cargo del
tratamiento de los daños sufridos, la orden tácita de regresar a cumplir las mismas tareas que venía
prestado el/la actor/a sin valerse de sus derechos y teniendo que padecer de daños mucho más
intensos que los que sufría en un comienzo, y la respuesta igualmente arbitraria y carente de
argumentos lógicos por parte de la comisión médica jurisdiccional, hacen que se encuentre más que
justificado dicho reclamo.
El/la trabajador/a, ante la inacción por parte de la ART desde el momento de la afectación hasta la
actualidad, dependió de la entidad de salud privada para poder prestar tareas con capacidad
restringida.
De más está decir que también sufre dentro de su vida familiar y personal. El/la actor/a se
encuentra impedido/a de realizar todo tipo de actividades que venía realizando hasta el momento del
daño. Se le dificulta conducir en épocas de climas inestables y humedad debido a que sufre dolores
en la zona afectada, incluso hasta cuando está recostado/a. En fin, dicha situación cambió
completamente su vida, vida de una persona en plena edad laborativa, que se ve hoy perjudicado en
su cotidianeidad.
Corresponde establecer que el daño moral es un reclamo autónomo, y que consiste en reparar el
sufrimiento, el dolor, el padecimiento que la lesión le causa al trabajador/a, y por lo tanto, no está
relacionado con el daño físico, ni con el lucro cesante, u otro reclamo del ámbito laboral o civil.
Lo expresado está fundado en la doctrina de la Corte Suprema que señaló: “Que resulta
procedente el reclamo de daño moral, detrimento que por su índole debe tenérselo por configurado
por la sola producción del evento dañoso, ya que se presume la lesión por la índole de la agresión
padecida, la inevitable lesión de los sentimientos del demandante. A los fines de la fijación del
quantum debe tenerse en cuenta el carácter resarcitorio de este rubro, la índole del hecho generador
de la responsabilidad y la entidad del sufrimiento causado, que no tiene necesariamente que guardar
relación con el daño material, pues no se trata de una daño accesorio a éste. (Fallos 316:2894,
321:1117, 325:1156; 326820 y 847) (CSJN, “Mosca, Hugo c/ Provincia de Buenos Aires”, 6-3-2007).
Atento lo expuesto, considero procedente realizar algunas de las afecciones productos del daño
moral y psicológico que deben ser resarcidas, entre ellas, alteración disvaliosa de los estados de
ánimo, con alternancias de angustias y tristezas, disminución de su integridad psico-física, alteración
por la frustración de proyectos de vida, alteración producto de su limitada vida y relación social
generada por su imposibilidad de asistir a lugares y prácticas cotidianas y afectación de modo de
vida producto de sus dolores e imposibilidad de vivir una vida plena tal como la que debería estar
viviendo si no fuere por lo relatado.
En relación a ello, es necesario considerar dos elementos fundamentales: las características
personales del lesionado/a: la edad y así el efecto madurativo que condiciona considerablemente la
adaptación de la persona a los efectos lesivos y sus consecuencias; la personalidad del paciente; y
otras circunstancias personales que deben ser atendidas a tenor de su elevada influencia a la hora
de determinar que el daño corporal genere sufrimientos morales de relevancia como ser gastos
extraordinarios, alteraciones por el propio tratamiento, etc., y, por otro lado, las características de las
lesiones: la relación dolor y/o secuela con daños morales es evidente, tras la máxima recuperación
médica posible, la existencia de secuelas de cualquier tipo, deformaciones, cicatrices, incapacidad
para la reincorporación al mercado de trabajo, imposibilidad de realizar actividades deportivas, entre
otras.
La doctrina a través del doctor Mosset Iturraspe, en su trabajo “Diez reglas sobre cuantificación
del daño moral”, LL, T. 1994 – A, pág. 729; estableció que para cuantificar el daño moral, hay que
apreciar la gravedad del daño. Al respecto, el jurisconsulto ha indicado que: “…Un primer paso hacia
el esclarecimiento del tema analizado puede estar dado por la confección de un catálogo de los
daños que, actualmente, se ubican como morales…”.
Por su parte, debe diferenciarse y mantenerse autónomo el concepto y la indemnización del daño
moral con el daño psicológico ya que estos representan problemáticas aisladas entre ellas.
“El daño psíquico debe ser indemnizado como diferenciado del estético y del moral, si de la
pericia surge la existencia de una alteración emocional como consecuencia del accidente
padecido…” (CNEspCivCom, Sala V, 8/7/88, Melo, Dalam P. c/ Del Pozo, Horacio y otro”, LL,
1989-C-523, con nota de Jorge Bustamante Alsina).
“La indemnización por incapacidad de índole psíquica y por daño moral tiene distintos objetos”
(CNCiv, Sala F, 2/8/91, “Borysiuk, Juan y otro c/ Ibarra, Santiago M. y otro”, LL, 1991-E-339,
con nota de Jorge Bustamante Alsina).
Resulta ser claro que el/la trabajador/a, conforme lo expuesto en el presente punto, sufre de
alteraciones emocionales que requieren no solo de un tratamiento especializado asistencias sino que
también de un reconocimiento indemnizatorio por parte de la ART demandada, ello atento a que no
tuvieron presente el daño emocional que le generaría al citado/a la quita de la cobertura médica, la
desatención producto del abandono y alta, y el desentendimiento de las comisiones médicas
jurisdiccionales que derivaron en su total dependencia en la entidad médica privada, prestación que
de no tenerse hubiere quedado prácticamente a la deriva.
Ahora bien, ¿cómo diferenciamos esto entre daño moral y el psicológico? Evidentemente, y como
ya se ha tratado previamente, no podemos relacionar a ambos conceptos, de manera diferenciada
han sido tratados cuando se habló generalizadamente de los efectos que se habían provocado en
razón de tales institutos. Es en ésta instancia que puntualmente podemos decir que el daño moral
encuentra bases cuando se analiza la afectación que el daño físico padecido provocó en la vida del
sujeto, moralmente hablando el/la trabajador/a se encuentra en clara desventajas con similares
personajes de mismas características a la hora de buscar o desarrollar un empleo, su vida social se
encuentra obstruida ante la imposibilidad de llevar a cabo ciertas funciones que hoy en día se le
muestran vedadas y que eran la base de su vinculación con sujetos fuera de su ámbito familiar y
laboral, y, por último, no encuentra alternativas que desencadenen en un retorno a su vida diaria, una
vida de felicidades, de proyectos, de futuro y que en la actualidad, y posiblemente por la eternidad,
se hallen truncadas.
Por su parte, el daño psicológico encuentra sus fuentes en cuestiones más profundas, en la
propia idea que lo llevó al tratamiento psiquiátrico que al momento se encuentra efectuando, y que
tiene que ver con la angustia de la desidia, del desconocimiento, de no saber si algún día podrá
volver a tener la vida que en algún momento previo al accidente tuvo, de no saber si podrá
recuperarse y así poder continuar valiéndose laboral y económicamente por sí mismo y de no poder
proyectarse la conformación de una familia completa sabiendo lo complejo que sería mantener un
status de vida apto para el desarrollo de sus miembros.
El doctrinario Castex Mariano lo define como aquél daño que presenta en la persona un deterioro,
una disfunción, un disturbio o trastorno, o un desarrollo psicogénico o psico-orgánico que, afectando
sus esferas afectiva y/o intelectiva y/o volitiva, limita su capacidad al goce individual, familiar, laboral,
social y/o recreativo, siendo oportuno tener presente que cada ser humano tiene su peculiar campo
de tarea y/o cualquier quehacer vital, diferenciándose éste de las demás personas, no sólo en su
extensión, sino también en cuanto a su comprensión, término este que, en lógica menor implica al
conjunto de cualidades que integran una idea o concepto.
La corte suprema en el precedente “Mosca Hugo c/ Provincia de Buenos Aires” ha considerado
que: “cuando la víctima resulta disminuida en sus aptitudes físicas o psíquicas en forma permanente,
esta incapacidad debe ser objeto de reparación, al margen de lo que pueda corresponder por el
menoscabo de la actividad productiva y por el daño moral, pues la integridad física tiene por sí misma
un valor indemnizable y su lesión comprende, a más de aquella actividad económica, diversos
aspectos de la personalidad que hacen al ámbito doméstico, cultural o social con la consiguiente
frustración del desarrollo pleno de la vida”.
En “Aquino” también dijo: “el valor de la vida humana no resulta apreciable tan sólo sobre la base
de criterios exclusivamente materiales ya que no se trata de medir en términos monetarios la
exclusiva capacidad económica de las víctimas, lo que vendría a instaurar una suerte de justicia
compensatoria de las indemnizaciones según el capital de aquéllas o según su capacidad de
producir bienes económicos con el trabajo, puesto que las manifestaciones del espíritu también
integran el valor vital de los hombres”.
“La compensación de este perjuicio ha sido desde antaño motivo de profunda discusión, lo cual
esencialmente se justifica por la dificultad de la objetivación del daño y, por consiguiente, de su
valoración. Pero lo que no es discutible hoy en día es la procedencia de la reparación. No
contemplarla equivaldría a dejar impune al causante del daño…” (Víctor Hugo Álvarez Chávez,
“Nuevo Baremo y nuevas enfermedades del trabajo”, García Alonso, Buenos Aires, pág. 244).
Por lo detallado se solicita que en concepto de incapacidad por daño moral y psicológico se
adicione un 10%.

XI. DAÑO RESARCIBLE


En resumen, de conformidad con el relato de los hechos, la descripción de los daños físicos
padecidos, el baremo aplicable y lo explicado precedentemente, corresponde determinar la
incapacidad que somete al actor/a de la siguiente manera:
a) Por los daños detectados en los estudios efectuados por la entidad privada y que fueron objeto
de abandono por parte de la ART reclamada, incluidas las secuelas detectadas por la SRT y no
valoradas: 22%.
(Incapacidad calculada conforme Decreto 658/96 y 659/96).
b) Factores de Ponderación: Es por la propia aplicación del art. 8, inc. 3º de la Ley 24.557 que
corresponde incluir como variable de incapacidad a los parámetros edad del trabajador/a, tipo de
actividad, y las posibilidades de reubicación laboral. Del propio Baremo surge que podríamos
encuadrar al tipo de actividad como de dificultad leve: 0,5%, amerita la posibilidad de reubicación por
la propia lesión padecida y así sumar otro: 0,5% y, por la aplicación del factor edad, al contar el/la
trabajador/a con 53 años al momento del accidente, se considerará adicionar un: 0,1%. Por lo tanto,
en concepto de factores de ponderación, la incapacidad da una suma de: 1.1%.
c) Por el daño moral y psíquico sufrido conforme los parámetros antepuestos: 10%.
Lo que emite que en la suma de todas las incapacidades conocidas, el/la trabajador/a cuenta con
una incapacidad permanente, parcial y definitiva del 33.1%.
Dicho porcentaje de incapacidad resulta necesario transformarlo en un valor pecuniario a los fines
de poder determinar la indemnización en dicho concepto. Es así que para el cálculo del mismo se
procederá a utilizar el sistema empleado por la LRT (Art. 14 Inc. 2 a) modificado por el Decreto
472/2014 Art. 2 Inc. 2).
Es así que, en principio, se debe obtener el valor mensual de ingreso base. Para ello, conforme el
nuevo criterio empleado por la Ley 27.348 que modificó el artículo 12 de la Ley 24.557, se tomarán el
promedio mensual de todos los salarios devengados por el/la trabajador/a durante el año anterior a la
primera manifestación invalidante (Junio 2018 a Mayo 2019) actualizados conforme la variable
RIPTE. Será también importante el índice RIPTE al momento del accidente (Junio 2019) de $
4.753,19 para el cálculo del coeficiente de actualización.
Ante esto, siguiendo lo dispuesto por el art. 11 de la Ley 27.348, se valorará el promedio mensual
de todos los salarios devengados por el trabajador durante el tiempo de prestación de servicio.
Con todo lo expuesto se establece lo siguiente:

Meses Sueldo índice RIPTE coeficiente Sueldo actualizado

junio 2018 $40,755.34 $3,383.14 1.404964028 $57,259.79

julio 2018 $26,812.72 $3,461.52 1.373151101 $36,817.92

agosto 2018 $30,030.25 $3,540.95 1.342348805 $40,311.07

septiembre 2018 $29,674.42 $3,603.23 1.319146988 $39,144.92

octubre 2018 $30,673.60 $3,789.62 1.254265599 $38,472.84

noviembre 2018 $30,371.00 $3,855.86 1.232718512 $37,438.89

diciembre 2018 $47,766.00 $3,925.11 1.210969884 $57,843.19

enero 2019 $35,626.30 $4,042.00 1.175950025 $41,894.75

febrero 2019 $34,121.67 $4,198.76 1.132046128 $38,627.30

marzo 2019 $34,445.91 $4,444.60 1.06943032 $36,837.50

abril 2019 $35,594.12 $4,533.03 1.048567956 $37,322.85

mayo 2019 $39,785.03 $4,676.25 1.016453355 $40,439.63

Suma $502,410.65

VMIB $41,867.55

En promedio, sumando los valores obtenidos ($502.410,65) y dividiéndolos por 12, el salario de la
trabajadora actualizado conforme los índices RIPTE es de un total de: $41.867,55.
Al monto obtenido se le deberán adicionar los intereses a tasa activa cartera general nominal
anual vencida a treinta (30) días del Banco de la Nación Argentina desde el mes del accidente (Junio
2019) hasta el mes en que se confecciona el cálculo (Marzo 2022) y así:
Intereses

Mes Interés mensual días a valorar interés según días interés

junio 2019 5.142 $2,152.83

julio 2019 4.754 $1,990.38

agosto 2019 5.2419 $2,194.66

septiembre 2019 5.8858 $2,464.24

octubre 2019 5.6401 $2,361.37

noviembre 2019 4.708 $1,971.12

diciembre 2019 4.227 $1,769.74

enero 2020 3.724 $1,559.15

febrero 2020 3.375 $1,413.03

marzo 2020 2.989 $1,251.42

abril 2020 2.285 $956.67

mayo 2020 2.075 $868.75

junio 2020 2.841 $1,189.46

julio 2020 2.918 $1,221.70

agosto 2020 2.914 $1,220.02

septiembre 2020 2.932 $1,227.56

octubre 2020 2.981 $1,248.07

noviembre 2020 3.201 $1,340.18

diciembre 2020 3.362 $1,407.59

enero 2021 3.37 $1,410.94

febrero 2021 3.36 $1,406.75

marzo 2021 3.356 $1,405.08

abril 2021 3.362 $1,407.59

mayo 2021 3.363 $1,408.01

junio 2021 3.362 $1,407.59

julio 2021 3.364 $1,408.42

agosto 2021 3.368 $1,410.10


septiembre 2021 3.367 $1,409.68

octubre 2021 3.368 $1,410.10

noviembre 2021 3.369 $1,410.52

diciembre 2021 3.369 $1,410.52

enero 2022 3.563 $1,491.74

febrero 2022 3.739 $1,565.43

marzo 2022 3.939 $1,649.16

122.8148

interés total $51,419.55

Total intereses: $51.419,55


VMIB: $41.867,55 + $51.419,55 = $93.287,11
Obtenido el VMIB se procede a realizar el cálculo dispuesto en el artículo 14 Inc. 2 a) de la Ley
24.557, modificado por artículo 2 Inc. 2 del Decreto 472/2014 y así: VMIB x 53 x porcentaje de
incapacidad x 65/edad del trabajador al momento del accidente = $93.287,11 x 53 x 0,331 x 65/53 =
$2.007.072,17.
Por el cálculo realizado se entiende que en concepto de indemnización por daño físico al actor le
corresponde la suma de $2.007.072,17.

XII. INTERESES COMPENSATORIOS, MORATORIOS Y ANATOCISMO


El Art. 1748 del CCC es claro cuando dice “el curso de los intereses comienza desde que se
produce cada perjuicio”. La parte actora considera que la totalidad de los intereses deberán
comenzar a computarse a partir del 13 de junio del 2019, fecha en la cual se produjo el accidente,
ello conforme lo prevé el Art. 2, tercer párrafo de la Ley 26.773.
Dichos intereses son los previstos por el art. 11 de la ley 27.348 y los comprendidos por nuestro
CCC como ser intereses compensatorios (Art. 767) e intereses moratorios (Art. 768).
Por su parte, se reclaman también los intereses por anatocismo, estos son, los intereses de los
intereses que comenzarán a computarse en los términos del Art. 770 Inc. b).
Todos los intereses contenidos en el presente punto son valorados conforme art. 11 ley 27.348
que aplica la siguiente tasa:
“ARTÍCULO 11. — Sustitúyese el artículo 12 de la ley 24.557 por el siguiente texto:
...2°. Desde la fecha de la primera manifestación invalidante y hasta el momento de la liquidación
de la indemnización por determinación de la incapacidad laboral definitiva, deceso del trabajador u
homologación, el monto del ingreso base devengará un interés equivalente al promedio de la tasa
activa cartera general nominal anual vencida a treinta (30) días del Banco de la Nación Argentina.
3°. A partir de la mora en el pago de la indemnización será de aplicación lo establecido por el
artículo 770 del Código Civil y Comercial acumulándose los intereses al capital, y el producido
devengará un interés equivalente al promedio de la tasa activa cartera general nominal anual vencida
a treinta (30) días del Banco de la Nación Argentina, hasta la efectiva cancelación.”.
Esto demuestra que desde el 13 de junio de 2019 hasta el momento de la liquidación de la
indemnización (presentación de la liquidación en la demanda) se aplicará un interés equivalente al
promedio de la tasa activa cartera general nominal anual vencida a treinta (30) días del Banco de la
Nación Argentina, que se continuarán actualizando hasta el momento de realizarse la liquidación
definitiva, esto es al tiempo de arribarse a un acuerdo o a la circunstancia del dictado de la sentencia
condenatoria y que, a partir de allí (mora en el pago) se aplicará misma tasa previendo la
acumulación mensual del art. 770 CCCN.

XIII. RESPONSABILIDAD DE LA ASEGURADORA DE RIESGO DE TRABAJO EN LOS


TÉRMINOS DE LA LEY DE RIESGO DE TRABAJO Y EN LOS TÉRMINOS DEL CÓDIGO CIVIL Y
COMERCIAL DE LA NACIÓN
Me remito a lo transcripto en el modelo de demanda del Capítulo I, punto XII.

XIV. DE LA INCONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY 27.348 EN CUANTO A LA VALIDEZ DE LA


FORMA DE PAGO DE LAS INDEMNIZACIONES
Me remito a lo transcripto en el modelo de demanda del Capítulo I, punto XIV.

XV. INCONSTITUCIONALIDAD DEL ART. 4 Y 17, INCISO SEGUNDO DE LA LEY 26.773


Me remito a lo transcripto en el modelo de demanda del Capítulo I, punto XIII.

XVI. LIQUIDACIÓN
Procedo en el presente punto a trasladar los reclamos indemnizatorios enmarcados y analizados
anteriormente:
DAÑO RESARCIBLE: $ 2.007.072,17.
TOTAL LIQUIDACIÓN: $ 2.007.072,17 + Intereses + Sanciones Conminatorias y Astreintes

XVII. APLICACIÓN DE ASTREINTES


Me remito a lo transcripto en el modelo de demanda del Capítulo I, punto XVI.

XVIII. PRUEBA
Parte de la prueba que en esta instancia se tratará, fue acreditada y debatida en el ámbito de las
Comisiones Médicas tal como lo prescribe el art. 7 de la Resolución 298/2017. A título demostrativo
se solicitará oportunamente a la SRT que acompañe copias del expediente trabajado e identificado
bajo el número …..
Siendo que la prueba adjuntada no fue de interés en su debido momento, viene esta parte a
insistir en su exposición para que, en la instancia correspondiente como resulta ser la judicial, se
debata en los términos de ley.
Previo a la mención de la prueba, considero indispensable hacer alusión del art. 1735 CCC que
establece: “…el juez puede distribuir la carga de la prueba de la culpa o de haber actuado con la
diligencia debida, ponderando cuál de las partes se halla en mejor situación para aportarla. Si el juez
lo considera pertinente, durante el proceso debe comunicar a las partes que aplicará este criterio, de
modo de permitir a los litigantes ofrecer y producir los elementos de convicción que hagan a su
defensa”.
En este estado, acompaño la siguiente prueba que hace al derecho del actor:

A) DOCUMENTAL
Se tenga por tal la siguiente, cuya agregación desde ya se solicita, pidiendo SE RESERVEN
ORIGINALES en la caja de seguridad del Tribunal, a cuyo efecto se acompañan copias.
a) Acta poder laboral.
b) DNI del actor/a.
c) Informe de Historia Clínica de …..
d) Alta médica expedida por la ART.
e) 3 Resonancias Magnéticas.
f) Informe de Resonancia Magnética.
g) Detalle de internación emitido por Sanatorio …..
h) Protocolo operatorio emitido por Sanatorio …..
i) Acta de audiencia médica en SRT.
j) Dictamen médico de la SRT.
k) Liquidación dineraria practicada por la SRT.
l) Acta de audiencia ante el Servicio de Homologación de la SRT.
m) Acto administrativo emitido por la SRT.
n) Historia Laboral emitida por ANSES.

En este estado ofrezco la siguiente prueba que hace a mi derecho:


B) CONFESIONAL
Se cite a la ART a absolver posiciones en la audiencia que a tal efecto se designe y a tenor del
siguiente pliego de posiciones:
a) Para que jure como cierto que el/la actor/a sufrió un accidente in itinere el 13/06/2019.
b) Para que jure como cierto que, al momento del infortunio, tenía contrato vigente con la
empleadora …..
c) Para que jure como cierto que brindó prestaciones médicas insuficientes.
d) Para que jure como cierto que otorgó el alta médica de forma temprana.
e) Para que jure como cierto que el/la actor/a padecía de incapacidades no denunciadas en el alta
médica.
f) Para que jure como cierto que debió otorgar prestaciones dinerarias como consecuencia del
daño sufrido.
g) Para que jure como cierto que el/la actor/a padece los daños denunciados en la presente
demanda.
h) Me reservo el derecho de ampliar.

C) DOCUMENTACIÓN EN PODER DE TERCEROS


En los términos del Art. 387 CPCC, solicito a V.E. se intime y obligue a la empresa …, CUIT … a
exhibir la siguiente documentación:
Originales de recibos de haberes del Sr/a. …. desde Junio 2018 hasta Mayo 2019.

D) DOCUMENTACIÓN EN PODER DE LA DEMANDADA


En los términos del Art. 386 CPCC, solicito a V.E. que en el plazo que disponga intime y obligue a
la contraparte, bajo apercibimiento contenido en dicho acápite señalado, a presentar la siguiente
documentación:
Legajo Médico, que incluye información sanitaria e historia clínica o epicrisis del Sr/a. …. DNI ….
desde el momento del accidente denunciado en fecha 13 de Junio del 2019 hasta su alta médica
definitiva de fecha 19 de Julio de 2019.

E) PERICIAL
Se designen
1. CONTABLE
Se designe perito contador único de oficio a fin que, examinando los libros y documentación de la
demandada, tenga a bien informar sobre:
a) Informe el experto si la demandada … celebró un contrato de seguro con la empresa … y si la
parte reclamante es beneficiaria de dicho seguro.
b) En caso de ser positiva su respuesta, determine la fecha y lugar de celebración del contrato y
las condiciones estipuladas.
c) Practique el cálculo de lo que correspondería percibir al trabajador/a en los términos de la ley
de riesgos del trabajo conforme el porcentaje de incapacidad que surge en el punto XI.- DAÑO
RESARCIBLE o, subsidiariamente, conforme lo que se establezca en la pericia médica a
desarrollarse.
d) Realice el cálculo de intereses conforme las peticiones de tales conceptos en el desarrollo de la
demanda, precisamente en el punto XII.

2. PERICIAL MÉDICA
Se designe perito médico legista, especialista en miembros inferior o rodillas, a fin de que, previo
examen al trabajador/a y efectuando los estudios complementarios necesarios para mejor ilustración
de V.E, informe:
a) Con la documentación aportada, si el/la reclamante padece y/o padeció de daños conforme lo
manifestado en el punto IX.- DE LAS LESIONES PADECIDAS Y SU DEBER DE RESARCIMIENTO.
En caso de ser afirmativa su respuesta, manifieste si dichos daños se encuentran o podrían
encontrarse relacionados con el accidente in itinere sufrido y/o a consecuencia del mismo.
b) Determine si a consecuencia de la operación practicada en fecha 17 de enero de 2020, el/la
actor/a obtuvo una mejora en la zona afectada y en su estado de salud en relación a los daños
iniciales detectados y sufridos.
c) Indique el grado de incapacidad laborativa alcanzado por las afecciones manifestadas y
constatadas inmediatamente luego del accidente y previas a la intervención quirúrgica. (Aquí el
especialista deberá indicar que incapacidad tendría el trabajador en caso de no haberse realizado la
artroscopia).
d) Indique el grado de incapacidad laborativa alcanzado luego de la intervención quirúrgica e
indique cuál es el tratamiento a realizar en caso de ser necesario uno.
e) Si debido a las secuelas incapacitantes el/la actor/a puede realizar las tareas demandantes que
actualmente se encuentra obligado/a a realizar o cualquier otra actividad similar o que demande
esfuerzo físico conforme lo denunciado en los hechos.
f) Determine el perito si el/la trabajador/a, en la actualidad, podría aprobar un examen médico
preocupacional en caso de requerir un nuevo trabajo, de similares características al actual o
cualquiera que demande fuerza de piernas, teniendo presente el análisis exhaustivo que
comúnmente se desarrolla en la zona afectada. Fundamente su respuesta.
g) Indique el especialista si el/la reclamante padece de otros daños no descriptos en el presente
en relación a la zona de estudio. En caso afirmativo, señale cuáles son, su implicancia, la relación
con el accidente ocurrido, la problemática que conlleva, tratamiento a seguir, e incapacidad padecida.

3. PERICIAL PSICOLÓGICA
Solicito se designe perito psicólogo único de oficio, para que examine el estado emocional y
sentimental del actor/a luego de verse alterada su capacidad física y por lo tanto su imposibilidad de
mantener un ritmo de vida y su satisfacción plena como lo venía realizando previo al accidente, como
así también luego de no poder contar con el apoyo tanto médico como económico de la demandada
para hacer frente al tratamiento realizado, considerándose que desde el momento del accidente
hasta la actualidad no se ha podido subsanar dicho daño ante el abandono del accionado/a. Por su
parte, también debe valorarse el daño mental provocado por la frustración de saber que pudiendo
haber progresado en su carrera laboral, dicha circunstancia relatada y denunciada evitó que ello
sucediera.
Sin perjuicio de ello, determine el especialista la existencia de una alteración emocional como
consecuencia del accidente padecido.
Por su parte, deberá evaluar si tal acontecimiento anteriormente descripto generó un daño que
supuso una modificación o alteración a su personalidad, expresada a través de síntomas,
inhibiciones, depresiones, etc., y si ha sufrido trastornos de su estructura psicológica, variaciones del
humor y/o cualquier otro síntoma que pudiere referirse o determinarse que nació a partir del hecho
dañoso generado ante la falta de responsabilidad de la demandada.
F) RESERVA DE PERICIAL CALIGRÁFICA, SCOPOMÉTRICA Y QUÍMICA
Para el caso en que el demandado o absolvente pretenda hacer valer recibos o documentos
adulterados, material o ideológicamente, o utilizando firmas en blanco otorgadas por el/la
trabajador/a (art. 60 L.C.T.), o desconozcan firmas o escrituras que se le atribuyen a ellos, sus
representantes, dependientes o testigos (arts. 388 y 458 CPCC), se ofrece la pertinente pericial
caligráfica por intermedio del especialista respectivo, único de oficio, a fin de que constate la
autenticidad de las firmas, caligrafías, escritos, coteje fechas, tintas, elementos escritos, sellos y
soportes, etc. Comparándolas con documentación indubitada, conforme las características que
asuma la maniobra fraudulenta. Igualmente para el supuesto de referencias de los testigos respecto
de estos documentos.

G) DE INFORMES
Se libren los siguientes oficios:
1. A la Comisión Médica Jurisdiccional Nº … de ….: A fin de que acompañe copia del expediente
Nº …. perteneciente al Sr/a. …, DNI …..
2. A la empresa …. a fin de que informe:
a) Fecha de ingreso del Sr/a. … DNI … a prestar tareas bajo su dependencia, categoría laboral y
tareas asignadas al momento del accidente en fecha 13 de Junio de 2019. Asimismo, informe
sectores en los que laboró hasta el momento del accidente y a su retorno luego del alta médica hasta
la actualidad, con indicación de las fechas de cambio de sector, categoría y tarea, horario y
remuneración mensual.
b) Si el/la trabajador/a aprobó el examen preocupacional y si le efectuaron los correspondientes
exámenes periódicos, diagnósticos de los mismos y determine fechas de estos últimos.
3. A ANSES: A fin de que acompañe sábana de aportes o historia laboral del Sr/a. …… CUIL …..
Se informa a la entidad que el documento solicitado es aquél mismo que obtiene cualquier ciudadano
por intermedio de la página https://www.anses.gob.ar/consulta/historia-laboral y con su clave social,
requiriendo en esta oportunidad una copia certificada que garantice la autenticidad de la impresión
que fue adjuntada al expediente por el/la actor/a. En el supuesto de no ser factible el cumplimiento de
dicha petición, se adjunta copia de la Historia Laboral presentada en el expediente con el objeto de
que el funcionario autorizado certifique su autenticidad y validez.
4. A AFIP: A fin de que acompañe historia laboral del Sr/a. …., CUIL …...
5. A ….: A fin de que adjunte información sanitaria e historia clínica o epicrisis del Sr/a. …. DNI ….
desde el momento del accidente denunciado en fecha 13 de Junio del 2019 hasta su alta médica
definitiva de fecha 19 de Julio de 2019.
6. Al SANATORIO ….: A fin de que adjunte información sanitaria e historia clínica o epicrisis del
Sr/a. …. DNI …. desde septiembre de 2019 hasta la actualidad.

XIX. DERECHO
Fundo el derecho que asiste al actor/a en lo dispuesto por los arts. 1716 y cctes del Código Civil y
Comercial de la Nación Argentina, así como en lo establecido por las Leyes 24.557, 26.773 y 27.348
en cuanto a los artículos que fueron utilizados por esta parte para fundamentar su reclamo,
excluyéndose aquellos que fueron solicitados su inconstitucionalidad, el procedimiento previsto por
nuestra Ley 11.653, Ley 15.057 y Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires,
la jurisprudencia y doctrina invocada en cada tema particular y, por sobre todas las cosas, en nuestra
Constitución Nacional.

XX. PLANTEA INAPLICABILIDAD DE LA LEY 24.432.- SUBSIDIARIAMENTE SE DECLARE SU


INCONSTITUCIONALIDAD
Me remito a lo elaborado en el modelo trabajado en el Capítulo I, punto XX.

XXI. PLANTEA CASO FEDERAL


Me remito a lo elaborado en el modelo trabajado en el Capítulo I, punto XXI.

XXII. DENUNCIO PACTO DE CUOTA LITIS


Denuncio que el/la actor/a ha suscripto con el/la letrado/a interviniente, un pacto de cuota litis
equivalente al 20% (veinte por ciento) de todas las sumas que llegará a percibir por todo concepto en
las presentes actuaciones, sin perjuicio del derecho que le asiste al profesional de percibir los
honorarios que sean declarados a cargo de la contraparte en los términos del art. 43 de la ley 14.967.
Se informa que el/la actor/a y su letrado/a han efectivizado dicho contrato conforme art. 3 de la ley
14.967, documento que será adjuntado al expediente en su oportunidad para su ratificación y
posterior homologación.
Para su validez me remito al planteo de inconstitucionalidad del art. 2 de la ley 27.348 que en el
punto VI b) se trata.

XXIII. AUTORIZACIONES
Me remito a lo elaborado en el modelo trabajado en el Capítulo I, punto XXIII.

XXIV. RESERVA DE LA DOCUMENTACIÓN ACOMPAÑADA


Solicito a V.E. haga reserva de la documentación acompañada en la respectiva caja de seguridad
del Juzgado.

XXV. PETITORIO
Por todo lo expuesto a V.E. solicito:
1) Se me tenga por presentado/a, en el carácter invocado y por constituido el domicilio procesal
indicado.
2) Por acompañada la documental, el pliego de posiciones y por ofrecida la prueba restante
solicitando se la provea favorablemente.
3) Se declaren las inconstitucionalidades planteadas.
4) Se tenga por planteado el caso federal.
5) Se concedan las autorizaciones solicitadas.
6) Se haga reserva de la documentación acompañada.
7) Oportunamente se haga lugar a la demanda interpuesta en todas sus partes, con más
intereses, actualización por depreciación monetaria, costas y costos del juicio.

Proveer de conformidad que,


SERA JUSTICIA

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