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Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos, Dad a Jehová la gloria y el poder. 8 Dad
a Jehová la honra debida a su nombre; Traed ofrendas, y venid a sus atrios. 9 Adorad a
Jehová en la hermosura de la santidad; Temed delante de él, toda la tierra. Salmo 96.
Ese es el espíritu de adorador. Ese espíritu se perdió en el Edén. El Edén es considerado por
muchos como el primer santuario, donde se adoraba a Dios, lleno de belleza, tranquilidad, un
río que se dividía en 4 y regaba todo el jardín, etc… Un Edén que el mismo Dios dice, esto es
bueno en gran manera. Esa primera pareja supo lo que era adorar a Dios en la hermosura de su
santidad.
Ahora por razones que no entendemos, Dios permitió que algo funesto, algo malo sucediera y
que el jardín fuera corrompido, cuando la serpiente antigua hizo su aparición y de pronto algo
perverso estaba en el corazón del huerto. Lo peor de todo es que prontamente algo perverso
estaría en el corazón del hombre y con eso la corrupción de la adoración que nuestro Dios
merece. Cuando eso perverso que hizo aparición en el corazón del Edén, apreció entonces en el
corazón del hombre, fueron expulsados de ese santuario, porque el salmista revela que si hemos
de adorar a Dios debemos hacerlo en la belleza de su Santidad. Ahora esa pareja pasó de ser
adoradores a ser rebeldes, de la intimidad con Dios, a la expulsión del huerto, de lo sagrado a
lo profano, de lo sublime a lo ordinario, de lo exclusivo a lo común. En un solo acto de
desobediencia, toda la adoración a nuestro Dios en este planeta quedó corrompida.
Lo primero que experimentaron fue miedo, temor y se escondieron. A escondidas yo no puedo
adorar a Dios. Ellos se escondieron detrás de un árbol, pero hoy en día nosotros nos escondemos
detrás de formas externas de vivir que no reflejan en nada, adoración a Dios (Navidad).
Detrás de esa máscara externa, no puedo adorar a Dios. Adán se escondió y por primera vez
Adán no tiene esa intimidad con Dios, está distante de su creador y parte de esa dificultad que él
tenía, es que su creador se aparece y él tiene que experimentar la presencia santa, santa, santa de
su Dios. Produciendo esto en él un dolor emocional y espiritual. Adán tenía vergüenza.
Fue lo mismo que experimentó Isaías (vio a los serafines adorando a Dios, Isaías 6). Lo mismo
que experimentó Habacuc cuando dijo se me estremecieron las entrañas y a su voz, temblaron
mis labios.
Lo mejor que te puedes llevar en esta mañana es lo que dijo David Peterson en su libro
Engaging with God. Dice que la adoración es una orientación de vida. ¿Hacia dónde? Hacia
Dios.
Cuando Dios saca todo un pueblo de mas de dos millones de habitantes, los lleva al desierto y los
manda a construir un tabernáculo, pero debía estar en el centro, todas las casas debían estar
construidas alrededor del tabernáculo. Yo soy el centro y cada casa debe estar orientada hacia el
tabernáculo. Pero cuando vamos al nuevo testamento, yo soy el tabernáculo, de manera que mi
vida debe estar orientada hacia Dios. Si una casa estaba en sentido contrario significaría
rebelión y de igual manera si mi vida no está orientada hacia Dios pues es un acto de rebeldía
hacia aquel que me dio la vida.
Si eso se le exigió a aquellos en el viejo pacto, qué no se nos exigirá a nosotros en el nuevo
pacto, siendo nosotros templos del Espíritu Santo. Dios no me dio un ángel para guiarme, me dio
su Espíritu.
Dom 18/12/2022
En esta mañana quisiera empezar con unas palabras de Miguel Núñez. Él llegó a decir que si le
preguntaba cuál era el pecado número uno de la Iglesia contemporánea hoy en día, él, sin
pensarlo, diría que es la trivialización (quitarle importancia, o no darle importancia) de
nuestro Dios, que ha dado lugar a toda forma de adoración que no reflejan la belleza de su
Santidad.
Salmo 96:9, Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad; Temed delante de él, toda la
tierra.
Si no apreciamos la Santidad de Dios, le quitamos el brillo a todos sus atributos, porque Su
gracia es santa, Su amor es santo, Su poder, sabiduría, justicia, son santas. Cuando no se
aprecia la santidad de Dios, la gente se vuelve apática, indiferente, se estanca, pierde el sentido
del asombro y ya no sabe admirar a Dios. Quizás pueda tener curiosidad, pero no pasa de ahí…
Hoy en día muchas iglesias tratan de pasar un filtro sobre los cultos de adoración y hasta los
sobre sermones que se preparan, para evitar que el inconverso o el creyente en pecado se
sienta avergonzado en medio de la adoración. ¿Cómo pido perdón si no siento el peso de mi
pecado? ¿Qué valor tiene la cruz para mi si no me siento tan mal en mi condición de pecador?
Es bueno que noten que Dios cuando dijo lo que dijo en el salmo 96:9, lo dijo en imperativo
La naturaleza de nuestro Dios debería determinar la importancia de nuestra adoración.
David Timothy Pierce escribió en su libro Entrhoned on our Praise: El pecado corrompe todo y
requiere una evaluación seria de cómo afecta a la adoración. Es chocante hoy cuan rápido las
personas y las congregaciones entran a la adoración sin considerar el efecto que sus vidas
tienen sobre su capacidad para adorar. Hoy yo no veo a Dios tan santo y yo no soy tan malo
porque hemos trivializado a Dios.
Génesis 4: 3-4.
1. Aceptación o rechazo.
Aquí se puede apreciar que: yo puedo venir a adorar al Dios verdadero y puedo traerle una
ofrenda al Dios verdadero, pero no significa que Dios la está aceptando.
¿Lo que pasó con Caín y Abel ya no pasa?
¿Dios acepta cualquier adoración?
¿No es Dios el mismo de ayer, de hoy y de siempre?
Dios no se agrada con algo de lo mío, Dios se agrada con todo lo mío.
Entregando a Jesús Dios nos dio un ejemplo, dio lo mejor de sí, entonces lo mínimo que espera
de mi es que le dé lo mejor de mí mismo.
Antes de cerrar el antiguo testamento, en Malaquías encontramos a Dios teniendo la misma
queja que tuvo con Caín. Dios se queja de que ahora me traes un cordero cojo, luego uno
tuerto. Ve y ofrécelo a un gobernador a ver qué pasa, pero me lo traes a mí. Ahora en el nuevo
testamento no ofrecemos corderos porque yo soy el cordero y una vida ofrecida a medias, es
como el cordero cojo o tuerto.
Hagamos un paréntesis para ver una historia que ocurrió en el libro de Hechos 5, Ananías y
Safira…
Cristo menciona el mismo principio en Mateo 15:8-9. Cuando dice: este pueblo de labios me
honra, pero su corazón está lejos de mí. Vemos el mismo principio permeando toda la Biblia.
Luego viene Pablo y dice que ofrezcamos nuestros cuerpos como sacrificio Vivo, Santo y
agradable (Romanos 12:1). Para muchos la adoración es una actividad:
Una actividad donde rendimos honor a Dios, pero no rendimos nuestras vidas.
Música con letras que honran a Dios, pero vidas que lo deshonran
Una actividad con manos levantadas, pero sin corazones levantados.
No, no es así. El primer acto de adoración que conocemos nos enseñó que hay adoraciones que
Dios acepta y otras que rechaza. Nosotros agradamos a Dios cuando damos lo mejor de nuestras
vidas, Enoc es un ejemplo de una vida que agradó a Dios.
Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y
antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Hebreos 11:5
Pablo nos enseña en 1 Corintios 10 que Dios no se agradó con la mayoría de los que estuvieron
en el desierto y los enterró en el desierto. Si no se agradó con la mayoría, significa que con
algunos se agradó (A Dios no le importa cantidad).
Hay cosas que hacemos a la ligera, sin pensarlo, sin recordar que Dios es un Dios delicado. Por
ejemplo, Dios no se agradó con el censo de David (1 crónicas 21:7).
¿Qué agrada a Dios? Nuestros esfuerzos propulsados por su gracia, motivados por un sentido
de agradecimiento por lo que Dios ha hecho en la Cruz y generado a partir de una vida que
ama a Dios con toda su mente, toda su alma, todas sus fuerzas, eso agrada a Dios. Un hijo
movido por la grandeza se Dios y un Dios agradado y complacido con lo que su hijo ofrece,
obviamente el mejor ejemplo se llama Cristo.
Ya hemos visto de Dios varias instrucciones e ilustraciones de adoración.
En el caso de Dios, vimos el caso de Caín y Abel… En el caso del profeta en los tiempos de
Malaquías, vimos a Dios rechazar ofrendas defectuosas... Pero déjame darle una ilustración más.
La primera vez que aparece la palabra adoración es en Génesis 22:5. Ese acto apuntaba a lo
que haría Cristo en el calvario.
La razón por la que Dios quiere que le adores no es porque Él es un dictador, sino porque es
el único que la merece. Dios no necesita tu adoración, ni la mía, Dios es autosuficiente, sin
embargo, Él busca adoradores en Espíritu y Verdad. ¿Para qué, si no la necesita? Dios quiere que
le adoremos porque somos los únicos que compartimos el aliento de vida que nos dio (El
ruuuaa y el Meshama). Somos los únicos que podemos reflejar su imagen en la tierra. Cuando
Adán pecó perdió todos los beneficios de las bondad de Dios y ahora en Cristo quiere
devolvérnosla. Ese es el espíritu, la esencia de la adoración.
Adán sintió miedo, vergüenza, perdió su naturaleza bondadosa, perdió su sentido de significado
y propósito, pero en Cristo esa seguridad se nos devuelve. Cristo nos llama hermanos y no se
avergüenza de mi pecado.
Cristo te quiere devolver todo lo que perdió Adán, no en un acto de adoración, sino en una vida
de adoración.
Busquen la paz con todos y lleven una vida santa, pues sin santidad nadie verá al Señor.
Hebreos 12:14.
- Conocer al que adoro. Jesús se refería a Él mismo cuando dijo, ustedes adoran
lo que no conocen, es porque le rechazaban a Él, siendo la salvación del
mundo y digno de toda adoración. ¿Puedo yo correr ese peligro? Pensar que le
estoy adorando cuando ni si quiera lo conozco.