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TEMA: MIRANDO HACIA ADENTRO

(Se vio así mismo)

Aquí vemos primero la consternación, desconsuelo o asombro del


profeta ante esta visión de la gloria de Dios (ver.5): en ese momento
de Isaías contemplar la perfección de Dios.

Entonces dije: ¡hay de mí! Aquí encontramos un signo admiración


que esta indicando asombro o desconcierto. No es fácil decir ay de
mi pero es muy fácil decir ay de los demás

El profeta esta descubriendo su serio estado.” Que soy muerto”


sin vida, inerte, un cadáver viviente
Dios lo encajó en un proceso de descubrirle primero su gloria,
Después de este tratamiento tan profundo, de Isaías contemplar no
es que me dijeron es por experiencia propia.

Esa presencia divina es la que nos inspira a limpiarnos o


higienizarnos de tantas impurezas que se van recogiendo, en el
transitar por un mundo tan contaminado.

Así como el cuerpo necesita la limpieza nuestra alma necesita que


la palabra sea derramada, esparcida sobre nuestra vida.
Isaías se vio perdido arruinado empobrecido la nación estaba en
retroceso se estaban alejando del señor.

En el capitulo cinco son seis veces las que Isaías dirige el dedo
hacia los demás, y dice: “ay de los que” pero ahora que ha visto la
gloria de Dios, ya no dice: “ay de los que” sino “ay de mi”.

La gravedad de los propios pecados sólo se echa de ver a la vista


de la santidad del Dios tres veces santo.

Como Las partículas de polvo flotantes en una habitación sólo se


echan de ver, cuando le dan de lleno los rayos solares.

Si no hubiera barro en el fondo de un tanque no saldría el barro a la superficie


al remover el fondo. Lo que hay que hacer es empezar a limpiar el fondo del
tanque.

En el fondo del corazón de Judas había lodo, aunque superficialmente su vida


permanecía en calma se creía muy listo y estaba bien dispuesto a criticar,
cuantas veces estuvo Jesús interesado en limpiarlo; pero el no se dejo y
todos sabemos adonde lo llevaron sus inclinaciones pecaminosas.
El rey David le decía al señor, sal. 26: 2Escudríñame, oh Jehová, pruébame;
Examina, sondea mis íntimos pensamientos y mi corazón.

Sal 139 23-24 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y


conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y
guíame en el camino eterno.

Sal 19:12 ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son
Ocultos. Preserva También a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí;
Entonces Seré Íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.

Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O


2cor. 13: 5

No os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis
Reprobados? Somos dados a estar examinando a los demás

Muchos rehúsan ver sus errores y corregirlos. No desean un


Conocimiento verdadero de si mismo.

David decía en el salmo 51:10 crea en mi oh Dios un corazón


Limpio, en los días de nuestro señor Jesucristo el templo estaba
Profanado el tuvo que limpiarlo para luego habitarlo.

Todo el que quería tener comunión con el señor tenía primero que
ser limpiado, este es el gran secreto de la transformación. Cristo en
nosotros la esperanza de gloria, dijo san Pablo.

Tu mundo exterior es la proyección de tu mundo interior; mateo.


12:35 dice: El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre
malo, del mal tesoro saca malas cosas.

Job: 42 5-6. Dijo: De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven. Por
tanto me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza.
Hay personas que hablan de Dios, pero no lo conocen en realidad.

Saulo vio que su justicia no era sino «basura» comparado con la gloria de Cristo (Hch 9
y Flp 3), y creyó y llegó a ser el apóstol Pablo. Cuando los creyentes tienen una
verdadera experiencia con el Señor, no se vuelven arrogantes; más bien se vuelven
humildes y con un corazón quebrantado.

Cuando Isaías confesó sus pecados, mencionó especialmente sus labios inmundos. Por
supuesto, los labios inmundos son el producto de un corazón sucio. El profeta sabía que
no podía predicar con sinceridad a menos que se preparara y el Señor lo limpiara.

Qué diferente a algunos cristianos que se precipitan a servir a Cristo antes de


darse tiempo para conocerlo y ser limpios.
Isaías reconoció su pecado y dijo: porque siendo hombre de labios inmundos, y
habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al rey,
Jehová de los ejércitos.

Dios suplió la necesidad del profeta: envió un serafín que le limpiara con
un carbón encendido tomado del altar. ¡Qué trágico sería tener el altar sin
el fuego! Habría convicción de pecado, pero no hay limpieza.

La palabra trae convicción, pero donde esta el fuego el Espíritu Santo es el que
convence de pecado. En el altar tiene que haber fuego, para que el pecador disfrute
purificación, El fuego es el santifica.
1juan 1::9
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
6
Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón
encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7y tocando con él sobre mi
boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y
limpio tu pecado.

En este altar hay fuego que limpia transforma y libera del pecado. Este es el
gran secreto de nuestra transformación.

Autoexamen.

Que veo en los demás?


¿Adonde miran mis ojos?
¿En qué conversaciones se complacen mis oídos?
¿De que le gusta hablar a mi lengua?
¿En que clase de música se deleitan mis oídos?
¿Hacia adonde se dirigen mis pensamientos?
¿Qué anhelo en el fondo de mi alma
¿Dónde tengo mi corazón?
¿Qué recuerdos vienen con más frecuencia a mi memoria?

Santa marta octubre 15 de 2006

Rev: Hugo Felipe González

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