Está en la página 1de 3

Mitos

Origen de los dioses y del cosmos

Empieza con el Caos, el cual es un profundo vacío. De éste emergió Gea


(la Tierra) y algunos otros seres divinos primordiales: Eros (Amor), el
Abismo (Tártaro) y el Érebo. Gea dio a luz a Urano (el Cielo), que
entonces la fertilizó. De esta unión nacieron primero los Titanes: Océano,
Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Tea, Rea, Temis, M Mnemosine, Febe, Tetis
y Cronos. Tras éste, Gea y Urano decretaron que no nacerían más
Titanes, de forma que siguieron los Cíclopes de un solo ojo y los
Hecatónquiros .Cronos (el más joven, de mente retorcida y más terrible de
los hijos de Gea) castró a su padre y se convirtió en el gobernante de los
dioses con su hermana y esposa Rea como consorte y los otros Titanes
como su corte.

Sin embargo Crono temía que su descendencia hiciera lo mismo, por lo


que cada vez que Rea daba a luz un hijo, él lo secuestraba y se los
tragaba. Ésta lo odiaba y por tal razón lo engañó escondiendo a su último
hijo Zeus, envolviéndolo en una piedra con pañales, que Crono se tragó
pensando que era el bebé. Cuando Zeus creció, dio a su padre una droga
que lo obligó a vomitar a sus hermanos y a la piedra, que habían
permanecido en el estómago de Crono todo el tiempo. Zeus luchó
entonces contra él por el trono de los dioses. Al final, con la ayuda de los
Cíclopes (a quienes liberó del Tártaro), él y sus hermanos lograron la
victoria, condenando a Crono y los Titanes a prisión en el Tártaro.

Cuando se habla del panteón griego se refiere a los dioses principales


que vivían en el Monte Olimpo, la montaña más alta de Grecia. Zeus (dios
del rayo) Gobernador del cielo y de los dioses. Hera Poseidón Deméter
Hestia Hades diosa del matrimonio (dios de los mares) (diosa de la
agricultura (diosa del hogar) (dios del inframundo) Regreso al contenido.

Fenómeno físico

Tifón o Tifeo era un monstruo terrorífico, resultante de una unión entre


Gaya (madre tierra) y Tártaro, el más profundo lugar del inframundo. Su
fuerza era como la de un buey y tenía 100 cabezas de serpiente con
lenguas negras y ojos de fuego que brotaban de sus hombros. Todas sus
cabezas tenían sus propias voces. Una podía hablar el lenguaje de los
dioses, mientras otras podían mugir como un toro, rugir como un león,
otras ladrar como una jauría de sabuesos. Los ruidos eran aterradores y
con ellos Tifón pretendía dominar el mundo.
Cuando puso sus ojos sobre Tifón, Zeus, el dios de los dioses, hizo
temblar los cimientos del Olimpo. Sus rayos y el fuego del monstruo
causaron tal estrépito en la tierra, en los mares y en el cielo que incluso
Hades y los titanes encerrados en el Tártaro se sentaron gritando y
temblando de miedo. Zeus reunió todos sus rayos y truenos y descendió
del Olimpo para golpear a Tifón y a todas y cada una de sus 100 cabezas.
En llamas, el monstruo huyó y se derrumbó, causando fuegos y arrasando
todo aquello que tocaba. Zeus expulsó a Tifón al Tártaro y allí encerró
también de ahí en adelante a las fieras galernas, que podían poner en
peligro a la humanidad.

Aunque Zeus debería haberse esforzado más en eliminar a Tifón, pues en


un momento de la batalla el monstruo le arrebató su hoz y le cortó los
tendones, dejándolo cojo para siempre. Tifón se hizo después con los
rayos y truenos de Zeus y pidió a otros monstruos que se los guardasen
junto a los tendones. Después, Hermes engañó al monstruo y dotó de
movilidad a Zeus de nuevo. El dios acudió al Olimpo a coger más rayos y
truenos y condujo a Tifón al monte Nisa, donde fue víctima de la trampa
hurdida por las Moiras, que le aconsejaron comer carne humana para
hacerse incluso más fuerte. Pero esta comida lo debilitó seriamente. Una
confrontación entre el rey de los dioses y el monstruo tuvo lugar en una
montaña de Tracia, que culminó con Zeus persiguiendo a Tifón por la
costa sur de Italia y enterrando al monstruo bajo la isla de Sicilia, donde
hasta el día de hoy el volcán en el monte Etna sigue emitiendo el aliento
caliente y venenoso del monstruo.

Según otra historia, tras la aparición de Tifón, los dioses huyeron


despavoridos a Egipto y se ocultaron haciéndose pasar por animales.
Apolo se convirtió en cuervo, Dioniso en ciervo, Artemisa en gato, Hera en
vaca blanca, Afrodita en pez y Hermes en ibis. Incluso Zeus asumió una
nueva forma, cambiándose a sí mismo en un carnero, motivo por el cual
el dios Amón de los egipcios se identifica con Zeus y es representado con
cuernos de carnero. Según el historiador Herodoto, Tifón murió en Egipto
a manos de Apolo, que en Egipto se identifica con Horus, hijo del dios de
la muerte y de la resurrección, Osiris.

Costumbre social

Sísifo, hijo de los dioses Eolo y Enárete, fue el padre de Odiseo y también
fundador y rey de Corinto, y uno de los hombres más astutos de toda
Grecia. Se le conoció como promotor de la navegación y el comercio, y
llevó a la ciudad a un gran esplendor, siendo un rey caracterizado por
tener un gran ingenio al momento de gobernar; sin embargo, también fue
mentiroso, avaro y ambicioso, y para conseguir riquezas no dudaba en
valerse de engaños y viles artimañas. Se cuenta que mandó construir una
muralla alrededor de Corinto con el único propósito de cobrar a los
viajeros que debían cruzar por el paso de su ciudad. Este mito siempre ha
sido utilizado como simbolismo del precio de la avaricia y el engaño.

Un día, Sísifo se percató de que un águila de inmensas garras


secuestraba a Egina, una joven y bella ninfa, hija del dios Asopo; aquél
animal no era otro que el mismísimo Zeus. Sísifo contó al padre de la
ninfa sobre el rapto, por lo cual Zeus, supremo dios de los Olímpicos, se
enfureció y decidió castigarlo con la muerte, la astucia del rey era tal que
engañó a Tánatos (la muerte) y lo convirtió en prisionero, debido a ello, no
sólo Sísifo no perdió la vida, sino que durante un tiempo nadie en la tierra
murió. Este suceso además de volver a enfurecer a Zeus, también
provocó la ira de su hermano Hades, dios del inframundo, por lo que Zeus
envió al dios de la guerra, Ares, a resolver el asunto. Ares liberó a
Tánatos y custodió a Sísifo al inframundo.

Como Sísifo sabía que el haber capturado a Tánatos, provocaría la ira de


los dioses, se previno de su castigo instruyendo a su esposa Mérope con
una fácil encomienda, cuando él muriera, ella no debía rendir ningún
sacrificio ni realizar sus ritos fúnebres. Su esposa obedeció sus
instrucciones, entonces, ya en el inframundo él demostró una gran
indignación frente a Hades, diciéndole que su esposa era una terrible
mujer que faltaba a las tradiciones y a los dioses por no haber ofrecido
sacrificio alguno en su nombre. Con tales quejas, el antiguo rey de Corinto
logró convencer a Hades de que le otorgase un permiso para retornar al
mundo de los vivos con el único propósito de castigar a Mérope, y con la
promesa de que regresaría al reino de los muertos, una vez cumplido su
objetivo. Obviamente, Sísifo escapó sin la intención de volver, logrando
vivir varios años más. Cuando finalmente el astuto y mentiroso griego fue
nuevamente atrapado, se le llevó al Tártaro (abismo profundo situado
debajo del Inframundo), donde, por haber engañado a los dioses, se le
castigó, obligándolo a empujar una enorme roca hasta la cima de una
empinada montaña; sin embargo, la pesada piedra siempre rodaría
cuesta abajo, justo antes de alcanzar la cumbre, por lo que Sísifo debería
recomenzar la faena una y otra vez por toda la eternidad.

Bibliografía

https://es.slideshare.net/CindyFernndez1/origen-mundo-griego

https://mitosyleyendascr.com/mitologia-griega/tifon/

https://psicologiaymente.com/cultura/mitos-griegos-cortos

https://aion.mx/literatura/el-mito-de-sisifo-mitologia-griega

También podría gustarte