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Episodio 156: ¿Por qué NUNCA, NUNCA, NUNCA es suficiente?

Jueves 7 de diciembre de 2023, es decir, hace una semana. Voy en bus, de


camino al Centro cultural de Barbican, en el este de Londres. Allí he quedado con
Victoria, una oyente fiel del pódcast desde hace años. Creo que es la tercera o
cuarta vez que quedamos. Fuera está chispeando, llueve, pero no lo suficiente
como para tener que coger un paraguas. Solo los turistas usan paraguas cuando
chispea en Londres. Hace frío, pero menos frío que la semana pasada. Yo voy,
sentado en el bus, repasando mis flashcards en francés, intentando recordar
palabras que sé que conozco, que están en alguna parte de mi memoria, pero que
cuesta un poquito hacerlas aparecer. - Y por cierto, estudiante, también te
recomiendo practicar con las flashcards que hemos preparado para ti. Las tienes
en la web, junto a la transcripción gratuita del pódcast.
www.spanishlanguagecoach.com

Sentado en el autobús levantó la vista un momento para ver a mi derecha a una


mujer en la parada de autobús por la que estamos pasando. Estaba con su
teléfono móvil, despistada, probablemente viendo TikToks, enviando un mensaje
a su pareja preguntándole si hacía falta comprar algo del supermercado antes de
llegar a casa, o quién sabe, igual estaba también revisando flashcards de
vocabulario de algún idioma que estudia. En realidad, es muy probable también
que estuviera respondiendo un correo electrónico del trabajo.

El caso es que se ha despistado y no ha parado el autobús, no ha levantado el


brazo, y el conductor, no ha parado para ella, claro. Sus esfuerzos por llamar la
atención del conductor moviendo los brazos de un lado a otro quedan en vano. El
autobús avanza, y ella se queda atrás, con su teléfono en la mano. Se le dibuja
una cara de decepción durante un segundo y luego se resigna volviendo a
sentarse en el banco de la parada de autobús, sabiendo que la próxima vez tiene
que estar más atenta si no quiere perder el autobús de nuevo.

Y ahora, estudiante, si te parece vamos a dejar a nuestra amiga en la parada de


autobús y volveremos a ella un poco más tarde.

Quiero leerte una carta a la directora del periódico español El País de hace unas
semanas:

Una carta a la directora, o al director, es un mensaje que los lectores de un


periódico envían para compartir su opinión sobre algo. El periódico selecciona y
publica algunas de estas cartas para que todos las puedan leer. Es una manera de
que la gente participe en las conversaciones que importan en la sociedad.

Te leo la carta firmada por Lidia Ana Pérez Sánchez, una lectora de Málaga:
“La era de la productividad se ha convertido en el periodo en el que la ciudadanía
siente que más pierde el tiempo. No se debe a la ausencia de actividades diarias,
sino a la sensación de no alcanzar (de no llegar) jamás a la meta (u objetivo) que
se espera. Siempre hay una formación más, una hora más de trabajo, un deseo
más que tachar (eliminar) en la interminable lista de sueños, etc. La era de la
productividad se ha convertido en la de la insatisfacción. Jamás es suficiente, pero
siempre faltan (siempre necesitamos), más horas en el día”

En resumen, esta carta nos dice que ahora las personas nos sentimos
insatisfechas porque nunca conseguimos, nunca logramos, hacer todo lo que
queremos. A pesar de estar siempre ocupados, sentimos que nunca es suficiente
y que nos faltan horas en el día para conseguir nuestros objetivos.

Yo leí está carta hace unas semanas en la cuenta de Instagram del periódico y
resonó bastante conmigo, de hecho le di un “like”, señal clara de que había
llamado mi atención y una forma de decir “yo también pienso eso”. Lo que me
sorprendió es que durante los siguientes días muchísimas personas compartían
esa misma carta en sus perfiles privados de Instagram. Amigos, amigos de amigos
y amigos de amigos de amigos - que no sé porque sigo en Instagram - compartían
la carta de esta lectora.

Estaba claro que mucha gente se había identificado con las palabras de Lidia Ana
Pérez Sánchez de Málaga. Por cierto, ¡qué nombres tan largos tenemos los
hispanohablantes!

Las palabras de esta lectora se hicieron virales en los próximos días.

Y lo cierto, es que esta carta recuerda mucho al libro "La sociedad del cansancio"
de Byung-Chul Han. Esta obra del filósofo surcoreano, publicada originalmente en
2010, nos da una perspectiva interesante de este tema.

El autor examina cómo la sociedad moderna, especialmente en el contexto


occidental, ha evolucionado hacia lo que él llama una "sociedad del
rendimiento". El rendimiento es la “performance” - anglicismo que también
usamos en español, por cierto.

En esta sociedad, las personas están constantemente presionadas para ser más
eficientes, más productivas y exitosas. Han sugiere que esto lleva a un tipo de
agotamiento o cansancio colectivo.

Algunos puntos del libro que me parecen relevantes son por ejemplo el concepto
de la autoexplotación: él argumenta que, en la sociedad del rendimiento, no solo
somos explotados por otros, sino que también nos autoexplotamos.
Y hay una frase en este libro que me encanta y creo que es una verdad grande
como una casa:

“La autoexplotación (…) es mucho más eficaz que la explotación por otros, pues
va acompañada de un sentimiento de libertad”.

La idea de que podemos conseguir todo lo que nos propongamos siempre y


cuando trabajemos lo suficiente nos ha convertido en esclavos de nosotros
mismos y nos ha llevado a autoexplotarnos en nombre del rendimiento y la
realización personal.

Y es que creo que sí, a veces es difícil saber si hacemos lo que hacemos por una
cuestión de realización personal, o si en realidad nos estamos auto-explotando
buscando algo que no sabemos exactamente qué es.

Como esta publicación se hizo viral, quise ir a la sección de comentarios y ver lo


que opinaba la gente de estas palabras. Quería saber si comentaban para decir
que ellos también sentían eso, o quizás para quejarse de que la gente es muy
blanda, muy débil, y que se queja de todo, especialmente la generación llamada
generación de cristal, la generación nacida a finales de los ochenta y durante los
noventa.

Y es que estudiante, a mí esto de la generación de cristal es un concepto que me


molesta especialmente, la verdad, me toca las narices, y hace poco un hombre
en España, llamémoslo José Ramón, me dijo que yo era parte de ella cuando me
quejaba de la dificultad de los españoles con más de treinta años para comprar
nuestra primera casa.

Nuestro amigo José Ramón me dijo que él en los ochenta se compró su casa sin
problemas con mi edad, y que los tiempos eran más difíciles que ahora.

Yo le tuve que recordar que hace treinta años se necesitaban 2,8 años de salarios
para comprar una casa en España, mientras que ahora son necesarios más de 7
años. El precio de la vivienda ha avanzado a una mayor velocidad que unos
salarios prácticamente estancados en términos reales (es decir, descontando la
inflación). Es decir, que para una persona de mi generación, en términos reales, es
casi tres veces más caro comprar una casa de lo que lo fue para José Ramón. Y
estas cifras, estudiante, son similares para muchos países de Occidente.

Bueno, estuve un buen rato leyendo los comentarios de esta publicación y los
podría agrupar en varios grupos:

El primero es el de las personas que hacen una crítica a la aspiración materialista:


estas personas dicen que la sociedad actual tiene expectativas y aspiraciones
poco realistas, fomentadas por el consumismo y el "postureo" en las redes
sociales. El postureo es la actitud en la que mostramos únicamente lo bonito,
especialmente de cara a los demás y en las redes. De hecho el autor surcoreano
del que te he hablado antes también menciona esto: el valor por una positividad
un poco tóxica y además la transparencia como valor social, donde no solo
tenemos que estar obligados a ser feliz sino que tiene que ser mostrado, lo que
puede crear presiones adicionales.

Además estas personas plantean una solución que me parece interesante:


simplificar la vida podría aliviar el cansancio colectivo.

Luego tenemos otro grupo de comentarios de personas que valoran muy


positivamente el esfuerzo y la productividad y lo ven como fuentes de satisfacción
personal, en lugar de presiones.

También hay opiniones similares que asocian el cansancio con el conformismo y


sugieren que la sociedad debería aspirar a objetivos más altos, argumentando que
el crecimiento personal viene con la superación de desafíos. Es decir, que piensan
que se necesita más ambición en esta sociedad nuestra.

También hay mucha comparación intergeneracional (creo que José Ramón dejó un
comentario aquí) Se menciona mucho la ética de trabajo de generaciones
anteriores, insinuando que la sociedad actual - y especialmente los jóvenes -
podría ser menos resistente y más inclinados a quejarse.

Y por último también había mucha reflexión filosófica. Algunos comentarios invitan
a una reflexión más profunda sobre el valor intrínseco del individuo dejando a un
lado el logro y el éxito, un poco en línea con la crítica de Han a la sociedad del
rendimiento. También se menciona la idea de que las metas u objetivos como
tales son ilusiones y que el verdadero fin es el camino en sí. Yo estoy muy de
acuerdo con esto, por cierto. De hecho, hace poco en el episodio 154 te
recomendaba tener un sistema sólido para aprender español y no poner tanta
atención en el objetivo. Es decir, concentrarse en el camino y no en la meta.

Como ves, estudiante, hay opiniones para todos los gustos. Sí que es cierto que
me di cuenta de que la mayoría de personas que compartían la publicación porque
se sentían apeladas, o que la comentaban estaban casi todos en un rango de
edad entre los veinte y los cuarenta años. Eran más bien jóvenes.

Así que me entró la curiosidad por saber qué pensaría una persona con más
experiencia, más mayor. La experiencia es un grado, como decimos en español.
A mí me encantaba escuchar a mi abuela Herminia. Ella nos dejó hace diez años, a
los 90 años. Este año hubiera cumplido los cien de hecho.
Curiosamente, los españoles también tenemos a una especie de abuela colectiva,
que también se llama Herminia. Te explico esto: Herminia es la abuela de España,
pero en realidad no es real, es un personaje de ficción. En España existió una serie
que fue la serie de televisión más longeva del país y la sexta más longeva del
mundo. Se llamó Cuéntame cómo paso, y hablo en pasado porque la serie acabo
hace unos días. En ella se cuenta la historia de la familia; las microhistorias de
padres, hijos y de la abuela Herminia, combinándola con la historia de España
desde los años 60 hasta el principio de los 2000. Durante 22 años esta familia ha
estado en los hogares de las familias españolas. Por eso digo que Herminia es un
poco la abuela de España.

Hace unos días se emitió el capítulo final, y en ese capítulo Herminia, la abuela de
la familia muere. Un capítulo muy emotivo como te puedes imaginar. Antes de
morir tiene una conversación con su nieto Carlos. El contexto es el siguiente:
Carlos se fue a vivir hace unos años a Nueva York siguiendo a su amor, Karina,
pero también a buscar nuevas oportunidades y vuelve a España a visitar a su
familia en 2001, unos días después de los atentados terroristas del 11 de
septiembre en Nueva York.

Vamos a escuchar lo que dice Herminia en esta conversación, porque tiene


mucho que ver, está muy relacionado con el tema del que hablamos hoy. Te dejo
con la abuela Herminia y su nieto Carlos:

¿Pero tú sabes el miedo que hemos pasado? Pensar que tú estabas allí. Espero
que hayas encontrado lo que fuiste a buscar.

Fui a buscar a Karina y la encontré. ¿No?

Pero no era solo eso.

Había más cosas.

¿Y has encontrado esas otras cosas?

No lo sé. Supongo que he encontrado algunas cosas que no sé si buscaba.

¿Eres feliz?

Abuela, esto es un tercer grado, ¿eh?

Es lo único que quiero saber.

Supongo que es difícil contestar a eso. Uno nunca es feliz del todo.
Es verdad. La gente joven nunca es feliz del todo. Es solo feliz a ratitos. Eso sí,
esos ratitos son muy buenos.

Eso es la primera vez que vez que lo escucho. Todo el mundo piensa que se es
más feliz de joven.

Bueno, porque cuando se es joven se tiene muy buena salud. Se pasa muy bien,
pero también hay mucha ansia.

¿Ansia?

Sí, siempre se sueña con algo más.

Herminia le pregunta a su nieto si es feliz, a lo que él responde que se siente en un


tercer grado con esa pregunta, un interrogatorio policial. Carlos, después de un
largo silencio le responde diciendo: “Supongo que es difícil contestar a eso. Uno
nunca es feliz del todo.”

Su abuela Herminia le da la razón: “Es verdad. La gente joven nunca es feliz del
todo. Es solo feliz a ratitos. Eso sí, esos ratitos son muy buenos.”

Carlos se sorprende con la afirmación de su abuela porque él siente que todo el


mundo piensa que la gente joven es más feliz, y Herminia clarifica que cuando se
es joven uno lo pasa muy bien, tiene buena salud pero también se tiene mucha
ansia, que siempre se sueña con algo más.

La verdad es que no pude evitar emocionarme un poquito al ver esta escena por
primera vez. Los dos son grandes actores y desprenden mucha verdad.

¿Sabes lo que significa ansia, estudiante?

Esta palabra tiene hasta cuatro significados diferentes en el diccionario. Algunos


de sus sinónimos son intranquilidad, inquietud, deseo o avaricia.

Herminia cree que cuando se es joven se tiene mucha ansia, o como decía la carta
a la directora que te he leído al principio del episodio, siempre hay un deseo más
que tachar, que eliminar, en la interminable lista de sueños y objetivos.

Yo estoy de acuerdo con ellas. Muchas veces pienso que nunca, nunca, nunca es
suficiente.

Y lo peor es que me da la sensación de que es difícil salir de ese círculo vicioso


donde no podemos evitar añadir más y más cosas a esa interminable lista de
deseos, objetivos y sueños. Cuando finalmente conseguimos uno, en lugar de
poder saborear la satisfacción de haberlo conseguido, pensamos en el resto que
todavía están en la lista y que aún no hemos completado, mientras vemos que
muchos otros a nuestro alrededor ya lo han hecho.

Creo que el mayor inconveniente de estar metido en este círculo es que todo lo
que te pierdes. Igual que la mujer a la que vi perder el autobús por estar
demasiado concentrada en su teléfono, sin levantar la cabeza para darse cuenta
de que el autobús pasaba por delante de ella, delante de sus narices. Perdemos
buses, trenes, pero también momentos, recuerdos, personas y experiencias por no
levantar la cabeza de esa lista interminable de cosas que tenemos que completar
o conseguir para impresionar a no sé quién o para sentirnos un poco más valiosos.

Como te decía, la semana pasada quedé con Victoria, una de las oyentes de este
pódcast. Cuando llegué al Centro Barbican ella ya estaba allí con un capuccino en
la mano y una sonrisa en la cara como siempre que la veo. Nos dimos un abrazo y
empezamos a contarnos cosas, poniéndonos al día.

Ella me resulta muy inspiradora, y tiene una energía muy especial, contagiosa.

Para el final de nuestra conversación yo le pregunté algo, o más bien le pedí algo.
Me daba un poco de vergüenza hacerlo, y también un poco de miedo recibir un no
como respuesta.

Le pedí si quería ser mi mentora, una especie de guía o consejera para las nuevas
ideas y desafíos del proyecto Spanish Language Coach. Ella tiene mucha
experiencia y además creo que compartimos valores, lo cual me parece
fundamental. Victoria aceptó, por lo que estoy superemocionado de poder
aprender con ella y de ella.

Después de aceptar mi propuesta le dije que en lo primero en lo que me gustaría


trabajar es en averiguar, en saber cuándo parar, porque me da la sensación de
que nunca, nunca, nunca es suficiente.

Le clarifiqué que no hablaba de dinero, aunque no pienso que la ambición


económica sea mala, y le enseñé mi reloj del que ya te he hablado diciéndole:
“mira tengo este reloj de plástico desde hace 16 años, mi ropa la compro en la
“charity shop” y mi posesión más cara es mi ordenador portátil”.

Con mi vida personal y profesional quiero hacer muchas cosas, pero cuando
consigo algo no lo disfruto del todo porque ya he empezado a pensar en ese
desafío más grande, más brillante que todavía no he completado. Elimino una
cosa de la lista, pero de pronto aparecen tres nuevas. Es como comerse la mejor
chocolate del mundo sin saber cómo saborearla, sin saber apreciar su sabor, lo
que te hace meterte en un círculo de insatisfacción constante. Como decía
Herminia a su nieto en esa última conversación juntos: “se tiene mucha ansia,
siempre se sueña con algo más”.

Hay una fuerza en mí, y una fuerza que veo en muchas personas, un ansia, que
hace que nunca, nunca, nunca sea suficiente. Y me da genuino miedo saber que
estamos perdiendo autobuses, trenes, o peor, momentos, recuerdos, personas y
experiencias, por no saber levantar la cabeza a tiempo y mirar lo que ya tenemos
delante de nuestras narices, poder disfrutarlo.

Como dice el autor de libro del que hemos hablado: “La autoexplotación (…) es
mucho más eficaz que la explotación por otros, pues va acompañada de un
sentimiento de libertad”.

Yo no quiero vivir con ese ansia, pensando que soy libre, porque me he dado
cuenta de que no lo soy con ese ritmo de vida, quiero aprender a disfrutar, a
saborear la vida, a ser más disfrutón. Y de hecho estoy trabajando en ello
activamente, te lo prometo.

Mira, la semana pasada no hubo episodio de pódcast como sabes. Y me costó


tomar la decisión de no hacerlo. Este año he intentado ser mucho más
disciplinado y he producido muchos más episodios que años anteriores. La
semana pasada no hubo episodio, pero eso mismo me permitió poder hacer otras
cosas como ir a la piscina y el spa del gimnasio, al que no iba desde antes del
verano. Iba al gimnasio a hacer deporte, pero no a la piscina o spa a relajarme.
Pasar un par de horas allí intentando no sentirme mal. También fui a ver un
musical, y por último también he visitado una exposición en el centro de Londres.

¿Y sabes qué? Pues que me he sentido muchísimo mejor estos días, y que me ha
dado la sensación de que este episodio de hoy es mucho mejor de lo que podría
haber hecho hace una semana, honestamente. Espero que sientas lo mismo.
Como con las cartas al director, estudiante, me encantaría conocer tu opinión
sobre este tema. ¿Tú te siente so te has sentido así en algún momento de tu vida?
¿Crees que es algo generacional? Recuerda que puedes dejar comentarios en la
web, donde está la transcripción y también en Spotify y Apple Podcast.

Te espero en el próximo episodio. Muchas gracias por este rato juntos. ¡Un abrazo
grande!

Fuentes:

https://www.sup.org/books/title/?id=25725
https://www.eleconomista.es/vivienda/noticias/11043232/02/21/Cada-nueva-gene
racion-sufre-mas-que-la-anterior-para-comprar-una-vivienda-la-explicacion-a-esta
-dura-realidad.html

https://dle.rae.es/ansia

https://www.rtve.es/play/videos/cuentame-como-paso/

https://www.instagram.com/p/C0WEdgCMjDY/

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