aparición de Kayla, me he perdido lo que sea que estén diciendo, y me alegro. Probablemente la fecha de la boda. ―¿Cuál es el plan. ¿Fuera Lolo? ―me pregunta mirándome por encima del hombro. ―¡¿Qué?! ―Ya sabes. ―Kayla entorna los ojos y se pasa un pulgar por la garganta. ―Sí, sé lo que signif i ca 'fuera', Kay. Y yo que pensaba que les gustaba. Se encoge de hombros. ―Claro que nos gusta. ―Luego sonríe―. Tú nos gustas más. Antes de que pueda pensar en una respuesta, las voces de Tom y Nancy se acercan a la puerta. Kayla, Dios la bendiga, me pone una mano en el pecho y me empuja hacia atrás, hacia el dormitorio vecino que solía compartir con Meredith, y yo me escabullo hasta perderme de vista. ―Kayla. ―La voz de su madre es censurante pero resignada―. ¿Qué haces merodeando fuera de la habitación de tu hermano? ―Reviviendo los buenos viejos tiempos ―chirría Kayla―. ¿Recuerdas cuando mamá y papá estaban en una fi esta de Año Nuevo y se suponía que ibas a hacer de niñera, y en vez de eso invitaste a Jess Vaughn, y no cerraste la puerta del todo, y vi...? ―¿Quieres jugar a ese juego? ―Tom interrumpe―. ¿Qué tal si le contamos a mamá sobre esa vez después de tu graduación de la escuela secundaria, cuando... ―¡Tregua! ―Kayla dice en voz alta―. Tregua, tregua, tregua. ¡No más! ―Me lo imaginaba ―dice Tom, con su voz de hermano mayor engreído que se va haciendo más distante a medida que los tres bajan las escaleras. ―Oh. ¡Hey, Lo! ―Lo escucho decir―. ¿Tienes un segundo? Estaba pensando que podríamos dar un paseo rápido antes de cenar.