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-Alberto como iba creciendo se daba cuenta de la forma como viven sus padres, llego
momento de decirle a su mamá que él quería ser profesional, salir del campo a la ciudad
para estudiar. Roberta y Fortunato se fueron a conversar al huerto sobre la decisión del
hijo, con tanta tristeza acordaron aceptar que su hijo debe de emigrar a otro lugar para
tener una vida diferente y salir de la pobreza.
Cumplido los 18 años Carlos salió de su pueblo con destino a la ciudad de Lima, para
solventar sus gastos vendió sus hortalizas, inicio a trabajar como mesero en la avenida
Abancay con dueños chinos, el primer día entusiasmado se sentía pero le fue mal y los
dueños lo trató con palabras discriminadoras. Se sintió enojado porque nunca tuvo la
oportunidad de trabajar en una ciudad y por el trato que tuvo. Pero su perseverancia hizo
que se esfuerza día a día y así pasó los ocho años, una mañana en horas del ingreso a su
trabajo conoció a una mujer blanca, bonita de ojos azules. A primera vista se sorprendió
por la elegancia que tenía pero el rostro provinciano sintió rechazado como amigo. En
esos momentos se puso reflexionar y aceptar su realidad “cuando sea profesional podré
conquistar a una dama que tenga ojos bonitos como la flor de Azucena”. Lo cual, motivo
para la cura. Como pasaba los días aumentaba el contagio y muerte de personas, luego se
para que la gente se quede en casa. Entonces Carlos se preocupó de sus padres y no tenía
formas de viajar.
Después de tres meses iniciados la cuarentena, la segunda semana del mes de mayo
desesperado pide ayuda a su jefe para trasladarlo a la capital, pero fue negado y
cabeza y se retiró con dirección a su casa para luego buscar el bus y emprender su viaje a
su tierra natal.
Después de tanto sacrificio en el viaje Carlos llego a su casa. Se abrazaron con su madre
y se pusieron a llorar comentando que su papá se encuentra grave. Sólo quiere verte le
dijo. En su encuentro don Fortunato solo pudo abrir los ojos, no paraba de toser,
estornudar además tenía fiebre y la esposa colocaba paños. El hijo sin pensar dos veces
se fue al huerto para recoger ajos, eucalipto, a ello incrementó kión, miel de abeja y el
matico para preparar su remedio casero y darle tres veces al día. Pasaron los días don
incomodaba a Carlos, días después los vecinos presentaban los mismos síntomas, por el
difícil situación que enfrenta se puso llorar, lo peor era que no tenía dinero para trasladar
al hospital y ayudar a sus vecinos. Cómo pasaba los días don Fortunato se ponía grave y en
su agonía mencionó a su hijo que debe cuidar a su madre” Lucha por lo que quieres no
dejes vencer por los obstáculos que la vida te dará”. Respondió el hijo con lágrimas en los
papá.
AUTOR: Kendrick