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Semana 2

Comparative politics – Principles of


Democracy and Democratization – Ishiyama
La política comparada es un subcampo de las ciencias políticas, que incluye otros
subcampos, como Relaciones Internacionales, Pensamiento Político / Teoría,
Administración Pública, Política Judicial, etc.

Política comparada: Terreno de análisis de relaciones políticas, instituciones dentro de los


estados y en general, pero también es un método. Lo que hace es comparar
sistemáticamente procesos sistemas dinámicas políticas. El método comparativo es un
método científico. La ciencia es un método para producir conocimiento y el conocimiento
científico es provisional y tentativo. Lo que hace que una afirmación sea científico es que
sea falseada.

Falacias

e-j si un país no es rico, no puedo deducir nada, yo solo miro si son democráticos. Los
países pobres, no me van a decir nada de mi hipótesis.

El país es democratico, deduzco que es rico, eso es una falacia. No debemos esperar que
todos los países sean ricos y sean democráticos.

Las diferentes definiciones de ‘política comparada’ se pueden dividir en al menos 3


tipos:

1. Los que piensan en la ‘política comparada’ como algo tan grande como el
estudio de “otros” o países “extranjeros”.

2. Política comparada como tema de estudio. Por ejemplo, David Robertson lo


define como un simple estudio del “gobierno comparativo” cuya esencia es
comparar la forma en que diferentes sociedades enfrentan diversos problemas.

3. Política comparada tanto un método de estudio como un tema de estudio.

La política comparada como método es una forma de explicar diferencias. Se enfoca


en entender y explicar fenómenos políticos que tienen lugar en un estado, sociedad,
país o sistema político.

En la ciencia política es muy importante el método comparativo. Es un enfoque


único especialmente designado para abordar un problema metodológico en ciencia
política. Es un conjunto de estrategias que se usa para lidiar con situaciones en las
que se tiene muy pocos casos y demasiados factores explicativos potenciales.

Existen varios métodos para lidiar con un problema, uno de ellos es:

el método experimental. Esto implica el uso de un grupo experimental y un grupo


de control.

El grupo experimental recibe el tratamiento o estímulo (el estímulo puede


verse como el “factor causal” que queremos probar. El grupo de control es
expuesto al estímulo o tratamiento. La composición del grupo experimental y
el grupo de control deben ser idénticos o lo más idénticos posible.

También existe la técnica cuasi-experimental que sigue la estructura lógica del


experimento clásico, pero a través de vías no experimentales. Se intenta controlar
los efectos de los factores alternativos, aislando los efectos de la variable que nos
interesa.

Una técnica cuasi-experimental es el método estadístico, en el cual buscamos


controlar los efectos de otras variables a través de técnicas como regresión lineal
que estimulan simultáneamente los efectos de una serie de variables
independientes (causas) mientras que controla los efectos de otras. Este método
requiere un gran número de casos en relación con el número de variables
independientes (causas) que están incluidos en el análisis.

El método comparativo es usado para lidiar con la situación de tener


demasiadas variables causales y muy pocos casos. Está relacionado con
el método estadístico ya que busca establecer control sin tener control
experimental sobre los sujetos de estudio.

Hay diferentes tipos de diseños comparativos, el más común es el Diseño de


Sistemas Similares. Esto consiste en comparar casos muy similares que
solo difieren en la variable dependiente. Permite controlar una serie de
factores con el fin de evaluar cuales diferentes explican la variación en la
variable dependiente.

También está el Diseño de Sistemas más Diferentes, consiste en comparar


casos muy diferentes que tengan en común la misma variable dependiente.
El objetivo es encontrar la circunstancia común que se presenta en todos los
casos que pueden ser considerados como la causa que explica la similitud en
el resultado.

Para elegir casos:


Métodos de la semejanza: (MILL) (diseño de sistemas más diferentes)
casos que coinciden en el resultado pero lo más diferente posibles respecto de las
variables de control. Es decir, son casos muy diferentes, pero que solo coinciden en una
variable en común. es decir se busca el factor común.
Método que coincide en el resultado, difieren en las variables de control .

Método de la diferencia(diseño de sistemas más similares), método basado en la


máxima similitud. Se buscan dos casos muy similares, ej el caso de lituania y letonia,
pero que difieren en un mismo punto, en una variable dependiente.

Para la política comparada la Comparación se enfoca en:

- Procesos (por ejemplo guerras y revoluciones)


- Instituciones (por ejemplo, el poder ejecutivo o la burocracia estatal)
- Políticas (por ejemplo políticas educativas o sociales)

Es decir siempre vamos a estar comparando identidades. Podemos comparar


entidades que comparten ciertos atributos y se diferencien en otros para identificar
cuáles son las variables que dan cuenta de las diferencias.

¿Para qué comparamos?

Para entender en profundidad un caso, para desarrollar teorías.


A su vez, se utilizan distintas estrategias.

En términos generales comparamos para poner a prueba nuestros argumentos o


explicaciones.
Comparamos, para describir características de un objeto o fenómeno en relación con
otros objetos o fenómenos del mismo tipo para identificar especificidades,
similitudes, diferencias etc.

Podemos comparar a través del espacio y a través del tiempo.

En el terreno político comparamos formas de régimen, instituciones políticas, procesos de


toma de decisiones.

Ejemplo de comparaciones: Clasificación, clasificamos a los países de acuerdo a los


distintos sistemas electorales que tienen.

La comparación debe ser simplificada para poder ser comparada. Hay que abstraer
elementos que no son tan relevantes, de esa forma se reduce a la complejidad. Esto es
igual al foco, aislamiento de elementos relevantes, hay que periodizar, codificar, Variables,
conceptos, categorías.

Por último está la medición, hay que medir, este es el último paso.

Por otro lado, para explicar hay que establecer generalizaciones. Poder encontrar qué
factores bajo determinadas condiciones dan resultados.

Método experimental, no experimental


Existen dos tipo de métodos, experimental y no experimental (podemos diferenciar según
la cantidad de casos:
● Si hay mucha cantidad de casos, buscamos métodos estadísticos.
● Si no hay tantos casos, se utiliza el método comparativo.
● Si solo hay un caso, se utiliza el estudio de caso. Se profundiza un solo caso.

Los proyectos de investigación empiezan con una preocupación o una pregunta.


Nos interesa estudiar la política provincial y en particular el poder de los
gobernadores en las provincias. Esto es un campo de análisis, no es una pregunta.
Nos tenemos que hacer alguna pregunta específica que refiera a un fenómeno
empírico que responda la pregunta y que varíe, que no sea constante. Por ejemplo,
que es lo que hace que algunos gobernadores puedan volver a estar en el cargo y
otros no. Las hipótesis contienen una variable dependiente, una independiente y un
ensayo de relación causal.

La construcción provincial permite la reelección.

Variables dependientes (y)- depende de otras, es el fenómeno que queremos


explicar, o sea la reelección de los gobernadores. Queremos saber cuáles son los
factores que causan eso.
Variables independientes (x) – pensamos que son las que causan el fenómeno que
observamos.

Tenemos que asegurarnos que estas variables son medibles y analizables. Tenemos
que definir reelección y que pasos involucra e incluir los casos.
Variable independiente x1: ¿la constitución provincial permite o no la reelección?
Variable independiente x2: la gestión del gobernador, el hecho de que haya hecho o
no una buena gestión tenga efecto sobre si es reelegido o no.
Variable independiente x3: fuerza de la oposición. Si la oposición tiene o no un
candidato u oposición fuerte.

Las variables x2 y x3 necesitan que definamos los términos de “oposición fuerte” y


“buena gestión”. Tenemos que definir estas variables y como las mido.
Por último, mi variable tiene que ser medible.

La evolución de la Política Comparada


Los antiguos

fueron los dos más notados en la antigua Grecia por su impacto en la política
comparada con sus trabajos: “La república” de Platón y “Política” por Aristóteles.

Estos dos tenían mucho en común, como el hecho de querer entender el diseño de
un sistema ideal político, pero sus enfoques para la comprensión y el conocimiento
eran bastante diferentes.
➢ Platón se preocupaba con lo que debe ser y con cuestiones normativas
como la justicia y el derecho. Platón pensaba en la compresión como algo
mucho más que observación y realidad.
➢ Aristóteles era más empírico en el estudio de la política. Recolectaba
constituciones políticas de su tiempo y con esto trataba de responder la
pregunta de qué es lo que mejor promueve la estabilidad política,
examinando aspectos sociales, culturales y económicos que contribuían a
la estabilidad política. Identificó modelos “ideales” de sistemas políticos
basados en la cantidad de gente que gobiernan.
Aristoteles era más científico que platón, observaba la realidad como son las cosas.
La reflexión de platón implica pensar en el régimen ideal. Realiza un análisis empírico
que tuvo tanta importancia que lo usamos hoy en día.

Hubo autores que hicieron las primeras comparaciones entre regímenes políticos.
Antes de Aristóteles también hubo personajes que viajaban y escribía historias
donde comparaba costumbres de griegos y romanos. Hay mucha literatura
comparada. Los principales autores son Platón y Aristóteles.

Platón tenía un enfoque normativo de cómo deberían ser las cosas, Aristóteles tenía
un enfoque más empírico. Platón piensa el régimen ideal y la forma de gobierno
perfecta.

Aristóteles piensa dos variables importantes en virtud de las cuales puede clasificar
las formas de gobierno existentes. La realidad la ordena en este recuadro.

Cantidad es cuantos ejercen el poder, si de uno solo, de varios o de muchos. En


función de este criterio tenemos un régimen de tiranía o monarquía donde el poder
lo tiene uno solo, también está la democracia o la oligarquía con varios en el poder y
por último está la politeia o la democracia con muchos al poder.

¿Cómo sabemos cuál régimen tenemos delante? Se aplica la variable de calidad,


cómo se usa el poder. En la monarquía el poder tiene límites, por eso de diferencia
de la tiranía, esto desde el punto de vista del liberalismo. Aristóteles lo diferencia en
función del bien común (monarquía) o beneficio propio donde se explota a los
súbditos.

Los aristócratas son los buenos y los que saben para gobernar en nombre del bien
común, pero si se vuelven codiciosos y gobiernan para sí mismos se convierte en
una oligarquía. La democracia según los antiguos era una situación inestable, el
gobierno de la masa y de la plebe.

Esta misma clasificación lo usan autores clásicos romanos para dejarnos la principal
contribución teórica de la política comparada con la idea de la república. Cicerón,
Maquiavelo lo pensaron como un régimen mixto (a la república). La república no
excluye a nadie, es una forma de gobierno mixta donde todos los sectores
importantes están representados en el gobierno, contiene el principio democrático,
monárquico y aristocrático. Están representados los unos, los varios y los muchos.
El poder es compartido, no se dividen, se multiplican al estar en diferentes manos.
Edad Media e iluminismo
Los teóricos cristianos políticos de la época, como Agustín de Hipona y Tomas
Aquino, pensaban que no tenía mucho valor investigar los méritos o defectos de
otros sistemas políticos. Sólo importaba establecer un Reino Cristiano.

Lo que estimuló el renacimiento de la política comparada fueron los cambios en el


mundo, sobre todo la era de exploración que va del siglo XV al XVII porque Europa
Occidental entró en contacto con varios sistemas políticos diferentes. También en
este tiempo, países como España, Francia, Portugal, Holanda, etc. emergieron
como identidades políticas separadas con diferentes culturas políticas, sistemas
económicos, etc.

En este tiempo también se redescubrió el método científico durante el Renacimiento


y hubo descubrimientos científicos de parte de Newton y Galileo. Machiavelli
también contribuyó en la teoría política, sobre todo en el análisis del poder.

Montesquieu también contribuyó ya que era comparativo en sus investigaciones.


Estableció que la mejor manera de gobernar era a través de la separación de
poderes.

Rousseau contribuyó enfocándose en el análisis del desarrollo económico en la


condición humana. También creía que la propiedad privada creaba divisiones entre
la gente y eventualmente la explotación.

Marx y Weber contribuyeron en los siglos XIX y XX. Marx criticaba el capitalismo y
formó un enfoque “científico” para comprender las leyes de la historia y la evolución
y colapso de las sociedades humanas. Weber entendía que el desarrollo económico
no llevaba al desarrollo político, sino que atributos culturales de los países jugaban
un rol importante a la hora de explicar la vida política.
Resumen “Principles of comparative politics” -
Golder, Clark, Nadenichek (pp. 19-30)
¿Qué es la ciencia?
■ La ciencia es una estrategia para comprender y explicar los aspectos
sociales y naturales del mundo que enfatiza el uso de declaraciones
que se pueden examinar para ver si están equivocadas o no.
■ Todas las explicaciones científicas son provisorias. Se aceptan
explicaciones provisionalmente verdaderas cuando pasó por varios
intentos de refutación con más éxito que explicaciones competitivas.
Se puede decir que la ciencia es un método y que también es una cultura. El
método científico es un método crítico.

Karl Popper: la ciencia no es un conjunto estático de creencias a conservar y todo


conocimiento es tentativo. El autor entiende a la ciencia como una búsqueda de
conocimiento.

La ciencia según Karl Popper

Falsacionismo según Popper, la ciencia como un conjunto de hipótesis que se


proponen para explicar algo. Para ser parte de una teoría científica las hipótesis deben
ser falsables o refutables.

Una teoría debe darnos conocimiento de cómo funciona el mundo, cuando es falsable
permite observaciones alternativas.
Según Popper hay teorías que pasan por ser científicas y en realidad no son.
Popper iba en contra de las ideas de marx, decía que no son científicas porque no se
podían refutar, son tautológicas xq no hay observaciones en la realidad que contradigan la
teoría, esto quiere decir que la teoría no es super solida.

Las teorías científicas no pueden ser probadas, son verdaderas hasta que se
compruebe lo contrario. Son teorías que han sobrevivido a nuestro intento de
refutarlas.
En el momento que la refutamos tendremos que buscar una teoría más sólida.

Importancia de la lógica en la construcción de razonamientos y la puesta a prueba


de nuestras hipótesis.

Sócrates: la conciencia de nuestra propia ignorancia es siempre el primer


paso hacia el conocimiento.
La ciencia trata de hacer preguntas difíciles y brindar respuestas que inviten a la
crítica. Se trata de reconocer los límites de nuestro conocimiento sin caer en el
cinismo, usar la mejor lógica, métodos y evidencia disponible para brindar
respuestas hoy, aunque sepamos que mañana tal vez cambie.

La ciencia es una búsqueda imprudentemente crítica del conocimiento, donde


el científico somete continuamente sus ideas a la luz de la lógica y la
evidencia.

Es importante saber que la ciencia no es la única ruta hacia el conocimiento,


pero es única, ya que hace énfasis en la autocrítica. Los científicos pueden
derivar sus proposiciones de infinitos números de fuentes.
A su vez, enfatizar la importancia de la crítica, ya que la misma permite que
nuestras hipótesis, afirmaciones y teorías no sean del todo ciertas.

Lo que distingue la ciencia de la “no-ciencia” es que las declaraciones científicas


deben ser falsables, o sea, debe haber alguna observación imaginable que puedan
falsificarlas o refutarlas. Siempre tiene que existir la posibilidad de que puedan ser
falsables. Solo si una declaración es potencialmente comprobable, es científica.

➔ Las tautologías no pueden ser falsables ya que es una declaración


que es verdadera por definición. El decir que “los estados poderosos
son capaces de superar ciertos intereses especiales para implementar
políticas que son mejores para la nación” es una tautología ya que hasta
que no encontremos un estado poderoso que lo contradiga es
no-científico.
➔ Las hipótesis tampoco son falsables porque refieren a fenómenos
inherentemente inobservables. “Dios existe”.

Teoria cientifica:
Para que una teoría sea científica, debemos refutar, para ello debemos buscar hipótesis y
Para que una hipótesis se sostenga, tiene q haber sido sometida a pruebas, si es falsable,
la someto a prueba y si se sostiene, entonces es científica, igualmente, eso no significa que
la próxima vez pueda ser falsable.

El método científico

Principales características.

1. Pregunta
Observar el mundo y buscar preguntas. La necesidad de una teoría empieza cuando
observamos algo inesperado que nos hace sorprendernos y preguntarnos por ese
hecho. No debemos tener una expectativa o teoría previa sobre ese hecho.

2. Teoría o modelo

Después de la observación, debemos idear un modelo o teoría que explique el


hecho. Una teoría es un conjunto de afirmaciones lógicamente consistentes que
nos dicen por qué ocurren las cosas que observamos.

Las afirmaciones deben ser consistentes sino no hay forma de determinar cuál van
a ser las predicciones empíricas y no se pueden probar.

Muchos filósofos de la ciencia asumen que los fenómenos ocurren como resultado
de procesos recurrentes. El Principio de uniformidad de la naturaleza establece
que el mecanismo de actuar de la naturaleza es incambiable, o sea, si X causa Y en
el día de hoy, entonces también va a causar Y mañana y así sucesivamente. Si esto
no sucede, no deberíamos considerar X como una causa.

Nuestra teoría o modelo debe ser pensado como el resultado final de un anterior
proceso desconocido, entonces podemos especular sobre qué procesos (ocultos)
podrían haber producido tal resultado.

Nuestro modelo terminará siendo una fotografía simplificada del mundo que nos
permite entender cómo funcionan algunos aspectos del mundo. Entonces, como es
una foto simplificada, siempre se van a dejar muchas cosas afuera. Un buen modelo
solo contiene lo necesario para explicar el fenómeno que nos desconcierta.

3. Implicaciones (hipótesis)

Una vez que tenemos el modelo debemos deducir implicaciones del modelo
distinto a los que nos propusimos explicar.

Los buenos modelos son aquellos que producen diferentes implicaciones. Esto es
así porque cada predicción representa otra oportunidad para que el modelo falle y,
por lo tanto, hace que el modelo sea más fácil de falsificar. Si el modelo no puede
ser falseado, tenemos más confianza de que en su utilidad.

Los buenos modelos también producen implicaciones sorpresivas que no sabríamos


con la ausencia del modelo. Igualmente, no puede contener muchas implicaciones
sorprendentes porque entonces todo lo que pensamos sobre el mundo está mal o el
modelo está mal.

4. Observar el mundo (probar hipótesis)


Tenemos que comprobar si las implicaciones del modelo son consistentes con las
observaciones. Debemos tratar de falsearlas.

También podemos detenernos y preguntarnos si otros modelos (que describan


diferentes procesos) explican nuestro fenómeno de interés. Cuando esto pasa, es
importante comparar las implicaciones de los dos modelos. Casi siempre algunas
implicaciones coinciden y otras no, por eso es importante identificar estos puntos de
conflicto e identificar las observaciones en el mundo real que ayudarían a decidir
entre los modelos. A esto se le llama prueba crítica.

5. Evaluación

Si observamos las implicaciones deducidas de nuestra teoría, entonces


podemos decir que nuestra teoría fue corroborada (no verificada ni probada).

El hecho de que nunca podamos probar una explicación científica es porque la


ciencia es un método para entender de manera provisional el mundo. Lo que
concluimos es que nuestra teoría todavía no fue falsada.

Aunque no podamos probar nuestras teorías, podemos decir que algunas teorías
están mejor corroboradas que otras. Por lo tanto, podemos tener más confianza en
nuestras conclusiones.

Si no observamos en el mundo las implicaciones de nuestra teoría, también se


puede dar que no hayamos observado bien y sin error.

Texto de sartori:

Sartori dice que hay 2 peligros que debemos evitar: salir a medir sin conceptos, o sea, sin
saber en sí los conceptos que quiero medir. Es muy vago, impreciso y a veces no se
entiende y no está claro. El otro peligro es el estiramiento conceptual, cuando se utiliza una
etiqueta para significar cada vez más cosas.
Sartori dice que nuestro trabajo de investigador comienza y termina con los
conceptos.
Siempre empezamos por la teoría, queremos averiguar el porqué, de que se trata, como
debería funcionar, hacemos una pregunta. Luego salimos a buscar hipótesis sustentadas en
lo que ya sabemos. buscar una respuesta a eso.

Ejemplo
Ej si quiero saber porque algunos países tienen y no tienen democracia. Lo primero que
tengo que hacer es establecer los conceptos. Ver cuantos paises son ricos, son
democracias. Tengo que definir bien y establecer los conceptos, si creo que la variable
explicativa es si el país es rico o no tengo que definir lo que es riqueza.
Cuando tengo definidos los conceptos, tengo que saber que casos que encuentre en la
realidad comprueban o contradicen mi hipótesis. Si digo que los países ricos o con
economías modernas son democracias. Si quiero corroborar esta teoría a partir de esta
hipótesis debo encontrar en la realidad países que al clasificarlos lo confirmen. Si encuentro
países ricos que no son democracias esto contradice mi hipótesis. En cambio, sí encuentro
países democráticos que no son ricos debo refinar mi hipótesis y tener en cuenta otras
cosas.
Primero defino la variable que voy a estudiar. Luego debo saber medir la democracia.
Elijo solamente un índice para medirla.

Mi hipótesis puede ser que los países modernos son los democráticos, en caso de que
encuentre países con economía desarrollada que no son democráticos, esto refuta mi
hipótesis, entonces digo que ser rico no necesariamente tiene que ser democráticos, puede
ayudar, hay otros factores. Entonces no refuta mi teoría, ya que es un factor que puede ser
posible pero no necesariamente. A esto se le llama razonamiento lógico.
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¿Para qué comparamos?
1. Para describir
a. Características de un objeto o fenómeno en relación con otro/s
objeto/s o fenómeno/s de mismo tipo, para identificar
especificidades, similitudes, diferencias y tendencias; y para hacer
clasificaciones (“tipos”)
i. Comparación a través del espacio (sincrónica, la más
frecuente en PC)
ii. Comparación a través del tiempo (diacrónica; método de
control histórico - Sartori)
b. En el terreno político, ¿qué comparamos?
i. Formas de régimen
ii. Instituciones políticas
iii. Procesos de toma de decisiones
iv. Comportamiento de la ciudadanía
Para comparar, simplificamos
● Abstracción: reducción de la complejidad
● Foco: aislamiento de elementos relevantes
● Periodización: compresión del tiempo
● Codificación: variables, conceptos, categorías
● Clasificación
● Cuantificación y medición

2.

3 . Para evaluar
¿Qué países/sistemas/

¿Qué es el método comparativo?


Estrategia analítica para resolver un problema metodológico de la ciencia política:

pocos casos, muchos factores explicativos potenciales - ¿cómo decidir cuál de esos
factores tiene mayor poder explicativo?

En las ciencias naturales: método experimental. Funciona con el uso de dos


grupos (experimental y de control) el experimental recibe el tratamiento, el grupo de
control recibe placebo y los grupos no saben si son experimental o de control. Se
quiere aislar un factor solo, identificar el efecto del tratamiento. Los dos grupos
tienen que ser lo más parecidos posibles en las variables que considero más
relevantes, por ej: la misma edad, grupo étnico, etc.

En las ciencias sociales: método cuasi-experimental (estadístico: gran número de


casos) y método comparativo (número pequeño de casos). El cuasi-experimental
es porque mantiene la estructura lógica del experimento, aunque no sea un
experimento. Si no podemos hacer estudios estadísticos usamos el método
comparativo.

El método histórico: es el más débil.

Estrategias de selección de casos


1. Método de Semejanza o “diseño basado en los casos más diferentes”
Casos que coinciden en el resultado, pero lo más diferentes posibles respecto de las
variables de control
Problema: sesgo de la selección; posibilidad de identificar condiciones necesarias,
pero no suficientes.

2. Método de la Diferencia o “diseño basado en los casos más similares”


Casos muy similares que sólo difieren en la variable dependiente (el resultado)
Problema: dificultad de conceptualizar casos negativos
La comparación en un contexto global
Centralidad de la formación de conceptos y la clasificación (en categorías
mutuamente excluyentes)
● Necesidad de categorías y conceptos “capaces de viajar” - pero atención
al “estiramiento conceptual”
● Conceptos entendidos como “contenedores de datos” - la búsqueda de
datos no es una “expedición de pesca con red”; cuidado con la medición
sin concepto
● Oscuridad conceptual; problemas de comparabilidad de los datos
estadísticos
● La matematización no precede, sino que se sigue de los progresos
conceptuales

SEMANA 3 - Regímenes políticos

Democracia: tres autores principalmente se destacan:

Estado, Regimenes Politicos, Gobierno:

Estado: forma particular de ordenamiento político surgido en Europa en el siglo XIII.

Régimen político: conjunto de reglas que definen el modo de designar a los ocupantes de
posiciones de autoridad y de toma e implementación de decisiones. Hay varios regímenes
políticos con los que se puede organizar el Estado.

Gobierno: conjunto de personas que ocupan puestos en el Estado y ejercen poder político.
Gobiernos hay miles, cada vez que hacemos elecciones tenemos distintos gobiernos.

Son diferentes niveles de análisis. El estado es una forma de dominación que monopoliza el
uso legítimo de la fuerza dentro de un determinado territorio. Los estados que existen en el
mundo están regidos por un conjunto de reglas, prácticas e instituciones que se le
denomina régimen político.

Régimen político, categoría intermedia entre estado y gobierno, siendo el estado una forma
de ordenamiento político propia de la modernidad. Según Max Weber, es una forma de
dominación. Siempre que hablamos de una dominación política estamos hablando por
estados. Estos se rigen por reglas e instituciones. No hay muchas formas de estado, sino
que hay varios regímenes políticos en los que se organiza el estado. Los regímenes
políticos son un conjunto de reglas que definen el modo de designar a los ocupantes
de posiciones de autoridad y de toma e implementación de decisiones.El régimen
político es un conjunto de instituciones, reglas electorales de gobierno etc.
Regimenes politicos, clasificación:
Históricamente prevaleció una distinción tripartita, se distingue la diferencia de gobierno
por la cantidad de gobernantes, uno, pocos y muchos.
A nosotros nos interesa distinguir entre regímenes democráticos y autoritarios
entonces esta clasificación no nos sirve porque esta es según las personas en el
poder.

Montesquieu nos da una visión más moderna de los regímenes políticos. El criterio basado
en la cantidad de personas que ejercen el poder le permiten distinguir entre la república y la
monarquía. Pero la distinción basada en la forma de gobernar, si el poder se sujeta a las
leyes, le permite distinguir entre monarquía y despotismo.
República: todo el pueblo (democracia) o una parte del pueblo (aristocracia) ejercen el
poder.
Monarquía: uno solo ejerce el poder a partir de un conjunto de leyes fijas y estables.
Despotismo: uno solo gobierna según su propia voluntad, sin sujetarse a leyes ni a reglas.

Definición democracia según autores:

Joseph Schumpeter: Economista político austriaco. Definición minimalista basada


en la existencia de elecciones. Se basa en criterios mínimos, es decir, en solo un
criterio. Dio lugar a una clasificación dicotómica. Hay o no elecciones. Discute, critica lo
que llama la teoría clásica de la democracia. Esta doctrina piensa a la democracia como un
proceso en el que el electorado piensa en el bien común. La democracia es un
mecanismo de competencia entre líderes políticos alternativos. El objetivo de los
políticos es competir entre ellos para que le entreguen la autoridad . La democracia es una
técnica para formar gobiernos según el pensador.

Definición minimalista – criterio: elecciones, competencia entre élites. Su teoría de la


democracia tiene parentesco con el mercado. Crítica lo que él llama “la teoría clásica de la
democracia”, mira como se pensaba la democracia en esa época y esta doctrina clásica la
crítica porque se designa a alguien para llevar a cabo la voluntad general y que haga lo que
queremos. Lo critica porque esta doctrina supone que existe un bien colectivo y que cada
individuo tiene una idea clara de lo que quiere. En realidad, el actor central y principal en la
democracia es el empresario político. La democracia es un mecanismo de competencia
entre líderes políticos alternativos. El rol del electorado es importante porque legitiman a los
gobiernos. El objetivo de los políticos es competir para que les entreguen el poder de tomar
decisiones, no compiten para que lleven a cabo las ideas de las personas, sino para que
ellos tomen las decisiones.
En una democracia los muchos eligen a los pocos (los líderes que toman las decisiones).

Dahl: (Poliarquía): se refiere a las democracias existentes. Clasifica los regímenes


en varias dimensiones

Dahl identifica tres caminos para la formación de la poliarquía. Dahl piensa en una
democracia liberal.
Centralidad de las elecciones, con criterios adicionales (libertades fundamentales). El
piensa que hay algo más que hace a la democracia que solo las elecciones de gobierno. La
definición minimalista de la democracia ignora un conjunto de libertades que rodean a los
procesos electorales que hace que sean libres.

Clasifica los regímenes en varias dimensiones


Inclusión: quienes son los que están autorizados a participar en las elecciones, el derecho
a voto.
La otra dimensión es el debate público, quienes participan en él.

Participación y oposición son las dos dimensiones de este término. La inclusión tiene que
ver con cuántos son y quiénes son los autorizados a participar en las elecciones. La otra
dimensión se refiere al debate público y quien participa.
Una hegemonía cerrada es un régimen autoritario donde hay pocos que pueden votar y hay
pocas libertades públicas. Ese régimen puede moverse hacia la derecha a medida que
incorpora grupos que puede votar. Por ejemplo, si deja que solo voten las personas
masculinas etc. el régimen puede ser restrictivo en cuanto quienes pueden votar, pero
puede ser abierto en cuanto al debate y entonces se convierte en una oligarquía
competitiva.

Dahl identifica tres caminos para la formación de la poliarquía:


- El primer camino es la liberalización y luego la democratización. ej. Inglaterra. Es
un proceso lento pero sólido. Empieza siendo una economía cerrada, la hegemonía
cerrada va aumentando el debate público, pero no aumenta la representación
entonces se convierte en una oligarquía competitiva. Con el tiempo diferentes
grupos van siendo incluidos y se expande el sufragio y llega a la poliarquía.

- La otra posibilidad, se amplía la representación y después se liberaliza el régimen.


En Alemania se amplía la representación, pero no había libertades. Cuando las da,
se convierte en poliarquía.

- Y luego la vía rápida y más inestable, que es la revolución francesa, se establecen


nuevos derechos etc. Se otorgan las libertades de golpe y se da el sufragio
universal.

Dahl considera que el camino más fiable es el de Inglaterra. Dahl considera el mejor el
primer camino, pero ya en la actualidad no es más viable.
Esta democracia que piensa Dahl es liberal, donde la mayoría que puede votar no puede
hacer cualquier cosa porque el poder de la mayoría está limitado por procedimientos y por
los derechos que tienen todos. Ya no son democracias a secas, son liberales. “democracia
significa que si de noche suena el timbre, es muy probable que sea el lechero” (Churchill) es
como decir que no hay riesgos de algo peligroso.

Adam Przeworski: Su concepto parte de la base de que vivimos en una sociedad


atravesada por conflictos y que deseamos resolver esos conflictos sin recurrir a la
violencia. La mera posibilidad de cambiar un gobierno puede servir para evitar la violencia.
Define democracia como: régimen en el que los cargos de gobierno son ocupados
como consecuencia de las elecciones competitivas. Condiciones: . 1. Incertidumbre
ex ante: tiene que existir alguna probabilidad de que los que están en el gobierno puedan
perder las elecciones. Tiene que haber incertidumbre sobre los resultados de las elecciones
antes de que estas sucedan. 2. Irreversibilidad ex post: cualquiera que gane las
elecciones va a poder asumir el cargo obtenido. 3. Repetibilidad: las elecciones se
continuarán realizando a lo largo del tiempo.

Elecciones competitivas. Régimen en el cual los cargos son ocupados como elecciones
competitivas según el autor, esto es democracia.
Antes de las elecciones hay incertidumbre pero no puede reproducirse ex post, es decir no
puede seguir en incertidumbre, una vez que hubo elecciones ya no puedo volver atrás,
repetibilidad: se sabe que después van a haber más elecciones, los que ganaron se tienen
que ir para volver a las elecciones.

elecciones competitivas – criterios: incertidumbre ex ante, irreversibilidad ex post,


repetibilidad. Defiende una visión minimalista schumpeteriana pero le agrega criterios que
aseguran el carácter competitivo de las elecciones. Vivimos en sociedades conflictivas y
queremos resolver los conflictos sin violencia, para eso usamos las instituciones políticas. El
voto es un mecanismo que da premios y castigos. El hecho de que las elecciones se
repitan en el futuro es lo que hace que los perdedores de hoy sean los ganadores de
mañana y esto provoca que sean jugadores leales al juego democrático y no buscar vías
alternativas para llegar al poder. Los criterios que permiten definir a la democracia: un
régimen en el cual los cargos gubernamentales son ocupados por elecciones competitivas.
La incertidumbre ex ante, la irreversibilidad ex post y la repetibilidad. Antes de las
elecciones hay incertidumbres de quién va a ganar, nadie tiene comprado el resultado.
Después de las elecciones no tiene que haber incertidumbre de quién va a ocupar el cargo,
los que ganan las elecciones tienen que poder gobernar. Van a volver a haber elecciones en
el futuro. Dice que defiende una visión schumpeteriana/popperiana de la democracia.
Popper decía que la democracia es un régimen en el cual malos gobernadores
pueden ser sacados de encima sin sangre ni violencia. También es un liberal defensor
de la democracia liberal

Resumen cap 5 – Principles of Comparative Politics


(Clark, Golder, Nadenichek)
Democracia vista de mala forma:
Si bien hoy en día vivimos en un mundo que valoriza el concepto de la
“democracia”, hace dos milenios, este concepto de “democracia” era visto
por los filósofos y políticos como una forma inferior de hacer política,
dominada por la lucha de clases y gente inferior.

Democracia y dictadura en la perspectiva histórica

La democracia adquirió una connotación positiva en la segunda mitad del siglo XX.
Una razón por la que la democracia era vista como peligrosa e inestable es que
el debate sobre la forma apropiada que deberían adoptar los regímenes
ocurrió entre las élites y no entre la gente común.

Los primeros que empezaron a hablar y pensar sistemáticamente sobre las


diferentes formas que pueden tomar los regímenes fueron Platón y Aristóteles.
Platón, en su libro La República, sostiene que la toma de decisiones políticas debe
basarse en la experiencia y que la “oclocracia” (deformación de la democracia)
resultaría de permitir que todas las personas gobiernen en una democracia.

Montesquieu
(pensador de la república), por otro lado, consideraba que el poder se ejercía
bajo las leyes, es decir en forma de república. El modificó la clasificación
aristotélica para tener otra clasificación en función de dos criterios, quienes o
cuantos y como, como se ejerce el poder.

Clasificación de montesquieu:
A Montesquieu (pensador de la república) le importaba que el poder se ejerciera bajo las
leyes, es decir en forma de república. Él modificó la clasificación aristotélica para tener
otra clasificación en función de dos criterios, quienes o cuantos y como se ejerce el
poder.
Nos da una definición más moderna de los regímenes políticos.
Lo clasificó en función de la cantidad, pero la distinción está basada en la forma de
ejercer, esto se basa en las leyes. Le permite distinguir entre monarquía y despotismo
República: Todo el pueblo( democracia) o una parte del pueblo (aristocracia) ejercen
el poder.

El término demokratia significa “gobierno de la gente” y se refiere a “gente común”,


o sea, aquellos con poca independencia económica que son políticamente
ineducados. Platón pensaba que la masa de personas ineducadas llevaría a la
demagogia, por lo tanto, a cortas democracias en donde las personas
entregan el poder a un tirano.
➔ Buena manera: monarquía, aristocracia, politeia
➔ Mala manera: tiranía, oligarquía y democracia
Además, Aristóteles decía que se debe elegir la forma de gobierno que tenga la
menor corrupción, menos peligrosa, para él, la aristocracia.

La noción de que la democracia era un sistema en el que los cargos políticos


se determinaban por sorteo continuó hasta el siglo XVIII, y es en parte por esta
razón que muchos teóricos políticos, como Bodin, Hegel, Hobbes, Kant, Locke,
Montesquieu y Vico.
Defendieron los beneficios de la monarquía sobre la democracia.

Clasificación de democracias y dictaduras

Para saber por qué algunos países son democracias o dictaduras y cuales
factores influencian la supervivencia de la democracia es necesario medir la
democracia y clasificar aquellos países democráticos de los dictatoriales. Esto
implica proponer fenómenos concretos observables o indicadores que capturan el
concepto abstracto de democracia.
Cuando miramos el mundo real evaluamos indicadores o medidas de nuestros
conceptos cuando realizamos pruebas empíricas de nuestras teorías.
➢ Indicador o medida se entiende como cuantificación de lo que nos interesa.
Como resultado, debemos reconocer que nuestras pruebas empíricas son
buenas sólo en la medida en que los indicadores seleccionados reflejan el
concepto que pretendemos que midan.

Punto de vista de Dahl sobre democracia y dictadura

Dahl advirtió a los académicos contra el empleo de una visión sustantiva de la


democracia.
Una visión sustantiva de la democracia clasifica los regímenes políticos con
respecto a los resultados que producen y no solo por las instituciones que
tienen.
➔ Por ejemplo, la visión de democracia de Aristóteles puede ser
considerada sustantiva porque distingue entre buenas y malas formas
de los regímenes en base al grado en que sirven al bien público.

Dahl creía que los investigadores debían tener una visión minimalista o
procedimental de la democracia que clasifica a los regímenes políticos solo en
lo que respecta a sus instituciones y procedimientos.

2 dimensiones importantes según Dahl para clasificar regímenes


políticos:
➔ Contestation (debate público): los ciudadanos son libres de
organizarse en bloques competidores con el fin de presionar por
las políticas y resultados que desean. Ej: la libertad de poder formar
partidos políticos, libertad de expresión, etc.
➔ Inclusión: tiene que ver con quién llega a participar en el proceso
democrático. Regímenes políticos en los que hay pocas barreras en
cuanto a los inmigrantes y además donde todos los ciudadanos
adultos están permitidos para votar, tienen un lugar alto en el ranking
respecto a la inclusión.
Ejemplo: la Unión Soviética tenía un alto nivel en lo que respecta a la inclusión
porque todos estaban permitidos para votar y participar, pero con respecto a la
contestation tenía un bajo nivel porque solo había un partido político.

Dahl abandona el concepto de “democracia” y usa “poliarquía” para describir


un régimen político con niveles altos de contestation e inclusión. Además,
creía que ningún país podría tener niveles suficientes de contestation e
inclusión como para ser considerados una “democracia”, sino que los países
pueden estar más cerca o más lejos del tipo ideal de una democracia pero
nunca realmente podrían llegar a una.

3 medidas de democracia y dictadura


Las tres medidas se basan, en diferentes grados, en los conocimientos de Dahl.

La Medida Democracia-Dictadura (DD)

El primer índice fue propuesto por Przeworski. Es un índice binario, divide a los
países democráticos y no democráticos.

Cheibub, Gandhi y Vreeland hacen una medición anual de democracia y


dictadura a los 199 países desde 1946 hasta 2008, la cual se denomina
Democracy-Dictatorship (DD) measure.
Según esto, las democracias son “regímenes en los cuales los cargos
gubernamentales se llenan como consecuencia de elecciones”. Esta
conceptualización tiene 2 componentes principales:
1. Governmental offices (cargos gubernamentales)
2. Contestation

Además, para que sean considerados democráticos deben ser elegidos los poderes
ejecutivo y legislativo.

La contestation implica 3 elementos:


a. Ex ante incertidumbre – el resultado de la elección debe ser desconocido
antes de que suceda.
b. Ex post irreversibilidad – el ganador de las elecciones debe asumir el
cargo
c. Repetibilidad – las elecciones que cumplan con los 2 anteriores requisitos
deben ocurrir en intervalos regulares y conocidos.

Los autores que construyeron la medida DD emplearon 4 reglas para


operacionalizar sus conceptos de democracia y dictadura. Un país puede ser
clasificado como democracia si sigue estas condiciones:
1. Si el director del poder ejecutivo es elegido (presidente)
2. Si el poder ejecutivo es elegido
3. Si hay más de un partido que compite en las elecciones
4. Alternancia en el poder bajo idénticas reglas electorales
Un país es clasificado como dictadura cuando ninguna de estas 4 condiciones se
cumple.

La medida DD está basada en los conocimientos de Dahl en dos aspectos:


1. Se basa puramente en una pura visión procedimental o minimalista de
la democracia y dictadura, porque las reglas de clasificación no hacen
mención a los resultados sustantivos producidos por diferentes regímenes
políticos.
2. Se centra fuertemente en la visión contestation de Dahl

Pero, por otro lado, hay una gran diferencia. Esta es que la medida DD ignora
completamente la dimensión de inclusión de Dahl. Esto es porque los países no
presentan casi variación en los niveles de inclusión entre los años 1946-2008.
También se diferencian porque, por un lado, la medición DD trata los tipos de
regímenes como una dicotomía (los países son o democracias o dictaduras, pero
Dahl trata a los tipos de regímenes como un continuo entre fuertes dictaduras
en un extremo y democracias fuertes en el otro.
Los autores de DD asumen que hay una diferencia cualitativa entre
democracias y dictaduras, y que no tiene sentido pensar que hay un punto en
el cual el régimen es igualmente democrático y dictatorial como lo implican las
medidas continuas de la democracia. Por ejemplo, una medida continua puede
tomar cualquier valor intermedio dentro de un rango dado.

Polity IV
Evalúa el valor de la democracia, por lo que produce una serie más amplia de
categorías.
Marshall, Gurr y Jaggers proponen una medición anual de democracia y
autocracia en 190 gobiernos desde el año 1800 hasta el presente. Hay grados de
autoritarismo, por ende no es una clasificación binaria. Son categorías híbridas.
Los puntajes de democracia y autocracia para cada país van desde el 0 al 10.
De estos dos puntajes se construye un “polity score”. Se calcula: puntaje de la
democracia – puntaje de autocracia. Como resultado el “polity score” va desde –10
a 10. Además, esta medición sigue el concepto de Dahl sobre conceptualizar y
medir la democracia como algo continuo (figura 5.2B).
Se considera que un país es democrático cuando su “polity score” es +6 a
+10, dictaduras cuando es de –6 a –10 y anocracias o regímenes mixtos
cuando es entre –5 y 5.
Polity también sigue a Dahl en proporcionar una medida de democracia minimalista
o procedimental porque no aborda resultados sustantivos.

“Polity score” se basa en 5 atributos o dimensiones:

a. La competitividad del reclutamiento ejecutivo


b. La apertura del reclutamiento ejecutivo
c. Las limitaciones que existen en el ejecutivo
d. La regulación de la participación política
e. La competitividad de la participación política
Estas dimensiones capturan las nociones de Dahl sobre la contestation e
inclusión.
Freedom House

Freedom House es una organización independiente y no gubernamental que


provee una medición anual de “libertad global” para los países desde el año
1972. En 2011, Freedom House hizo una encuesta que cubrió 194 países y 14
territorios en disputa.
Aunque esto no sea una medida de “democracia” muchos piensan que sí ya que
asumen que “libertad” y “democracia” son sinónimos.
El puntaje de cada país de acuerdo a Freedom House se basa en 2
dimensiones, capturando el nivel del país que respecta a los derechos
políticos y los derechos civiles.
➔ La cantidad de libertad en la dimensión de los derechos políticos se mide
de acuerdo a 10 preguntas (de 0 a 4 puntos) que cubren 3 categorías:
i. el proceso electoral
ii. pluralismo político y participación
iii. el funcionamiento del gobierno
Los puntajes que obtengan los países de los 40 puntos posibles es
convertido en una escala de 7 puntos. Cada país recibe un puntaje de 1 a 7
en la dimensión de derechos políticos.

➔ La cantidad de libertad en la dimensión de derechos civiles se mide de


acuerdo a 15 preguntas (de 0 a 4 puntos) que cubren 4 categorías:
i. libertad de expresión y creencia
ii. derechos de asociación y organización
iii. imperio de la ley
iv. autonomía personal y derechos individuales
Los puntajes que obtengan los países de los 60 puntos posibles es
convertido en una escala de 7 puntos. Cada país recibe un puntaje de 1 a 7
en la dimensión de derechos civiles.

La puntuación general de Freedom House para cada país es simplemente el


puntaje promedio en cada una de las dos dimensiones.

Las preguntas relacionadas con las dimensiones de los derechos políticos y civiles
contemplan los conceptos de Dahl sobre los niveles de inclusión y
contestation de los países.

En la práctica muchos clasifican a los países según el puntaje que obtienen en


Freedom House:
● Libres (democracias): 1 a 2,5 puntos
● Parcialmente libres (mixto): 3 a 5,5 puntos
● No libres (dictaduras): 5,5 a 7 puntos
Al contrario de los otros, Freedom House emplea una visión sustantiva de la
democracia. Ellos piensan que aunque las instituciones particulares son
necesarias para la democracia, no son suficientes. Por lo tanto, Freedom House
toma en cuenta los resultados sustantivos producidos por diferentes regímenes
políticos, como si hay libertad académica, libertad de guerra y libertad de factores
socioeconómicos desiguales.

Conceptualización
DD, Polity IV y Freedom House difieren en su conceptualización de
“democracia” y “dictadura”. Específicamente, difieren en cuanto a si emplean
(a) un estilo minimalista o sustantivo y (b) una visión dicotómica o continua de
la democracia

La medida DD y Polity IV provee una visión minimalista de la democracia, en


cambio, Freedom House tiene una visión sustantiva.

Visión minimalista:
Por un lado, la visión minimalista de la democracia no da importancia a cosas
como: cómo está organizado el poder judicial o cómo interviene el estado en
la economía. Las visiones minimalistas reconocen que las democracias
pueden organizarse de muchas formas diferentes. En contraste, Freedom
House considera un país más libre (democrático) si hay igualdad de
oportunidades, un poder judicial independiente, derecho a la propiedad,
sindicatos libres, etc.

La medida DD emplea una conceptualización dicotómica de la democracia y


dictadura, en cambio, Polity IV y Freedom House emplean una
conceptualización continua.

La conveniencia de una conceptualización dicotómica o continua de la democracia


dependen de la pregunta del investigador. Por un lado, el estudio de las transiciones
democráticas sugeriría que una conceptualización dicotómica es más apropiada,
porque una transición parece implicar el movimiento de un régimen distinto a otro.
Por otro lado, estudios que examinan los efectos de la intervención extranjera en el
nivel de democracia de un país, no parece implicar necesariamente un concepto
dicotómico de democracia de la misma manera.

Evaluación de medidas de democracia y dictadura


Otra forma de diferenciar a la democracia vs dictadura
Para probar nuestras teorías sobre conceptos abstractos como “democracia” y
“dictadura”, se necesita encontrar medidas de esos conceptos. A menudo
evaluamos las medidas en términos de su conceptualización, validez, confiabilidad
y replicabilidad.

Validez

La validez se refiere al grado al que nuestras medidas corresponden a los


conceptos que están destinados a reflejar. ¿Nuestro indicador mide realmente
lo que se supone que debe medir?

Una de las tareas iniciales al construir una medida es determinar los atributos que
componen el concepto abstracto en consideración. Hay ciertas cosas que los
académicos deben tener en cuenta al construir sus medidas.
Un problema, por ejemplo, puede ser tener demasiados atributos, al igual que
tener muy pocos. Dahl se preocupaba de que no hubiera países reales en el
mundo que podría clasificarse como verdaderas democracias si se incluyeran
demasiados atributos.

La medida del tipo de régimen de DD no requieren reglas de agregación: un


país es una democracia o una dictadura basada en si pasa un conjunto de
condiciones necesarias y suficientes. En cambio, las medidas de democracia y
dictadura tanto de Freedom House como de Polity IV requieren reglas de
agregación para combinar puntuaciones de múltiples atributos en una única
puntuación de régimen general.

Una consecuencia de requerir medidas de agregación es que puede haber


numerosas formas de obtener la misma puntuación que Freedom House y Polity IV.

Una vez que un académico ha determinado la mejor manera de agregar los


atributos de un concepto, él o ella tiene que decidir sobre el nivel de medición más
apropiado. Hay 3 diferentes niveles de medición:
a. medida nominal - clasifica las observaciones en categorías discretas
que deben ser mutuamente excluyentes y colectivamente exhaustivas.
Esto quiere decir que no debe ser posible asignar un caso a más de
una categoría y que las categorías deben configurarse de forma que
todos los casos puedan ser asignados a alguna categoría.
b. medida ordinal - permite clasificar los casos. Nos permite saber si un
caso tiene más o menos de lo que estamos midiendo. Por tanto, una
medida ordinal de democracia nos permitiría decir si el país A era más
o menos democrático que el país B.
c. medida de intervalo - una medida de intervalo nos permite determinar
exactamente cuánto más o menos de lo que estamos midiendo
muestra un caso. La afirmación de que el país A tiene dos unidades
más de democracia que el país B, es una declaración significativa sólo
si tenemos una medida de intervalo de democracia. Requiere que
haya una unidad de medida estándar.

Confiabilidad

Una medida confiable es aquella que produce repetida y consistentemente la


misma puntuación para un caso dado cuando aplicamos el mismo proceso de
medición.
Una medida confiable de democracia sería aquella en la que varias personas,
cuando se les da la mismas reglas para medir la democracia, todas producen el
mismo puntaje de democracia para un país determinado.

Una medida fiable no implica necesariamente que sea una medida válida.
O sea, aunque un proceso de medición puede producir resultados que no cambian
cuando se repiten (confiabilidad), esto no significa necesariamente que la medida
sea un reflejo exacto del concepto en consideración (validez).

La confiabilidad de una medición depende de si esta mide hechos observables o


subjetivos.
● La medida DD de tipos de regímenes tiende a ser de alta confiabilidad porque
se basa en hechos observables.

● Las medidas de Polity IV y Freedom House tienden a ser de baja


confiabilidad por su dependencia sobre los juicios subjetivos de los individuos
que codifican cada país.

Replicabilidad

Es otra forma de evaluar diferentes medidas. La replicabilidad refiere a la


habilidad de los académicos externos de reproducir el proceso mediante el
cual una medida es creada.

La replicabilidad es importante porque permite a los investigadores que no


participaron en la construcción de una medida en particular, evaluar de forma
independiente su confiabilidad y validez.

Las tres medidas de tipos de regímenes que hemos examinado varían en la medida
en que son replicables.
DD y Polity IV proveen muchas reglas de codificación claras y
detalladas para construir sus medidas. En cambio, Freedom House no
proporciona reglas de codificación de por qué a un país se le podría dar
(por ejemplo) un 3 en una de sus preguntas en vez de otro puntaje.
The Democracy Sourcebook - Dahl, Pags 5-11
El Bien Común y la Voluntad de la gente

La filosofía de la democracia del siglo XVIII puede expresarse en la siguiente


definición: el método democrático es ese arreglo institucional para llegar a
decisiones políticas que realiza el bien común, haciendo que la gente por sí
misma decida las cuestiones mediante la elección de las personas que lleven
a cabo su voluntad.
Existe un Bien Común que es simple de definir y que toda persona normal puede
hacer ver mediante un argumento racional. Este bien común implica que existan
respuestas definitivas para todas las preguntas para que cada hecho social y para
cada medida que se tome pueda clasificarse como “buena” o “mala”.

También hay una Voluntad Común que es contiguo con el Bien Común o el interés
o el interés o el bienestar o la felicidad.

En una comunidad de cualquier tamaño sería bastante inconveniente para los


ciudadanos tener que ponerse en contacto con todos los otros ciudadanos en cada
tema para gobernar. Es por eso que es más conveniente reservar sólo las
decisiones más importantes para que los ciudadanos individuales las pronuncien y
para lidiar con el resto de las decisiones a través de una asamblea o parlamento
cuyos miembros son elegidos por voto popular.

El cuerpo de delegados (siendo numeroso) puede convertirse en otros más


pequeños para los varios departamentos de asuntos públicos. Finalmente, entre
estos comités más pequeños habrá un comité de propósito general para tratar con
el gobierno, posiblemente con un secretario general o primer ministro.

Tan pronto como aceptemos todas las suposiciones por esta teoría de la política, la
democracia adquiere un significado perfectamente inequívoco y no hay problema en
conexión con él, excepto cómo provocarlo.

A lo anteriormente dicho, se puede argumentar que:


1. Ese tal Bien Común no existe, ya que para diferentes individuos y
grupos, el Bien Común puede significar cosas diferentes.
2. Incluso si existe un Bien Común definido y aceptable para todos, esto no
implicaría respuestas igualmente definidas a problemas individuales. Por
ejemplo, la salud puede ser deseada por todos, sin embargo hay gente que
está en desacuerdo con las vacunaciones.
La poliarquía - Dahl (caps 1 y 3)
Cap 1 - Democratización y Oposición Pública
Dado un régimen donde la oposición al gobierno no puede organizarse abierta y
legalmente en partidos políticos ni enfrentarse a él en elecciones libres e
imparciales, ¿qué condiciones favorecen o estorban su transformación en otro
régimen que lo permita?

El gobierno democrático se caracteriza fundamentalmente por su continua


aptitud para responder a las preferencias de sus ciudadanos. Para que un
gobierno responda durante un período de tiempo a las preferencias de sus
ciudadanos, ellos deben tener igualdad de oportunidades para:
1. Formular sus preferencias
2. Manifestar públicamente dichas preferencias entre sus partidarios
y ante el gobierno
3. Recibir por parte del gobierno igualdad de trato
Estas condiciones son fundamentales para la existencia de la democracia.
Además de esto, las instituciones sociales de los países deben garantizar 8
cláusulas:
Se consideran 2 dimensiones teóricas de la democratización:
1. En el pasado y en el presente los regímenes divergen por la amplitud
con que conceden abiertamente, aplican públicamente, y garantizan
plenamente estas ocho oportunidades institucionales, cuando menos a
algunos miembros del sistema político que quieran oponerse al
gobierno. De forma que una escala que refleje las ocho condiciones
nos permitirá comparar los distintos regímenes de acuerdo con la
amplitud con que facilitan la oposición, el debate público o la lucha
política.
2. En el pasado y en el presente los regímenes varían también según
el número de personas facultadas para participar, en un plano de
mayor o menor igualdad, en el control y discusión de la política del
gobierno: Participar, es decir, tener voz en un sistema de debate
público. Una escala que expresara el derecho a participar en el debate
público nos permitiría comparar los diferentes regímenes de acuerdo
con su capacidad de representación.

El derecho a votar en elecciones libres e imparciales reúne las dos dimensiones.


Cuando un régimen garantiza este derecho a algunos de sus ciudadanos, se abre
un debate público más amplio. Pero el régimen será tanto más representativo
cuanto mayor sea el número de ciudadanos que gocen de este derecho.
Estas dos dimensiones varían independientemente una de la otra.

Hoy en día muy pocas naciones no garantizan a sus ciudadanos el derecho a votar
o prohíben las elecciones. Ni hasta los represores más represivos dejan hoy de
reconocer el derecho del pueblo a participar en el gobierno, aunque le nieguen el
derecho al debate público.

Teniendo en cuenta las 2 dimensiones mencionadas anteriormente, se puede decir


que el desarrollo de un sistema de debate público no equivale necesariamente
a la plena democratización.

La “hegemonía cerrada” tiene poca participación y poco debate público.

Si un régimen hegemónico se desvía hacia arriba a lo largo de la trayectoria I, tiende


a abrirse más al debate público. Es decir que un cambio en esta dirección supone la
liberación del régimen.

Si un régimen evoluciona en el sentido de conceder mayor participación, según la


trayectoria II, puede decirse que se hace más representativo.
Si denominamos oligarquía competitiva al sistema que se sitúa en el ángulo superior
izquierdo, quiere decirse que la trayectoria I representa el tránsito de una
hegemonía cerrada a una oligarquía competitiva.

También puede ocurrir que la hegemonía cerrada se vuelva más comprensiva sin
liberalizarse, es decir, sin aumentar las oportunidades para el debate público,
siguiendo la trayectoria II. En tal caso el régimen pasa de ser una hegemonía
cerrada a una hegemonía comprensiva.

En este esquema, la “democracia” se situaría en el ángulo superior derecho.

El autor Dahl prefiere no llamarlo “democracia” porque sostiene que esta


comprende más dimensiones que las expresadas en la figura. Es por eso que
denomina “poliarquías” a los sistemas actuales más próximos al ángulo
superior derecho.

Toda modificación de un régimen que conduzca hacia arriba y hacia la derecha,


siguiendo por ejemplo la trayectoria III, representa un grado de democratización.

Las “poliarquías” son sistemas liberalizados y popularizados, o sea, muy


representativos a la vez que abiertos al debate público.

Es importante considerar que la democratización comprende ciertas


transformaciones históricas:
1. el tránsito de hegemonías y oligarquías competitivas a regímenes casi
poliárquicos.
2. la modificación de las (desde finales del siglo XIX a la PGM). cuasi
poliarquías en poliarquías plenas
3. la plena democratización de las poliarquías, interrumpido por la SGM
que derivó en los años 1960 a demandas más fuertes por parte de
jóvenes en favor de la democratización de las instituciones sociales.

La mayoría de los países distan mucho de tener acceso a la tercera transformación.


Cuando los regímenes hegemónicos y las oligarquías competitivas
evolucionan hacia la poliarquía, aumentan las oportunidades de participación
y de debate, y por lo tanto, el número de individuos e intereses cuyas preferencias
hay que considerar al ejercer el poder político.

Desde la perspectiva de quienes detentan el poder, una transformación implica


nuevas posibilidades de conflicto y consecuentemente pueden ser sustituidos por
nuevos individuos e intereses.
Desde la perspectiva de la oposición, toda transformación que ofrezca a los
opositores del gobierno mayores oportunidades para traducir sus metas en actos
políticos respaldados por el Estado, implica la posibilidad de conflicto con los
individuos e intereses a los que deponen en tal gobierno.
Quiere decir que, cuanto más profundo sea el conflicto entre el gobierno y la
oposición, mayores serán las posibilidades de que cada uno niegue al otro la
participación efectiva en el ejercicio del poder político.

Axioma 1: La probabilidad de que un gobierno tolere la oposición aumenta en la


medida que disminuye el precio de dicha tolerancia.
Axioma 2: La probabilidad de que un gobierno tolere la oposición crece en la
medida en que aumenta el precio de suprimirla.
Axioma 3: En la medida en que el precio de la supresión exceda al precio de la
tolerancia, mayores son las oportunidades de que se dé un régimen competitivo.

En resumen, cuanto + bajo es el precio de la tolerancia, + seguridades tiene el


gobierno. Cuánto + alto el precio de la supresión, mayores son las
seguridades de la oposición.

Cap 3 - Secuencias históricas

3 caminos posibles hacia la poliarquía:


1. La liberalización precede a la capacidad de representación
a. una hegemonía cerrada aumenta las oportunidades de debate
público y, por lo tanto, la transformación en una oligarquía
competitiva.
b. la oligarquía competitiva se transforma en una poliarquía, al
aumentar la capacidad de representación del régimen.
2. La capacidad de representación precede a la liberalización
a. la hegemonía cerrada se abre haciéndose representativa
b. la hegemonía representativa se transforma en una poliarquía al
aumentar las oportunidades de debate público.
3. La vía rápida: una hegemonía cerrada se convierte abruptamente
en una poliarquía al otorgarse de forma repentina el derecho al
sufragio universal y al debate público.
La secuencia que más comúnmente comparten las poliarquías + antiguas y
estabilizadas es muy próxima a la primera trayectoria, los procedimientos
políticos competitivos precedieron al aperturismo en la participación. Como
resultado, las reglas, las prácticas y la cultura de las formas de acción política se
desarrollaron primeramente entre una élite reducida y también se pasó de la acción
política sin partidos a la competencia partidista dentro de este grupo restringido.
Con el pasar del tiempo, se fueron admitiendo otros estratos sociales en la actividad
política y resultó más fácil socializar estos nuevos grupos dentro de las normas y
prácticas de política competitiva ya desarrolladas entre las élites.
Ni los nuevos estratos, ni los que hasta entonces habían detentado el poder y ahora
veían sus puestos amenazados, pensaron que el precio de la tolerancia fuera tan
alto que sobrepasara el precio de la represión.

La tercera trayectoria acorta el tiempo para aprender la mutua compresión y para


llegar al sistema de la seguridad mutua.

La segunda trayectoria exige que este sistema de seguridad mutua se elabore


entre los líderes que representan a todos los estratos sociales y puntos de vista de
la sociedad o a una porción muy amplia de la sociedad. Este camino tiene riesgos,
cuando se amplía el sufragio antes de que las élites hayan dominado y
aceptado los métodos políticos competitivos, lo más probable es que la
búsqueda de un sistema de garantías mutuas sea muy compleja y lleve mucho
tiempo. En el intervalo, y cuando surja algún conflicto, no hay seguridad absoluta de
que sea bueno tolerar a la parte contraria ya que las reglas del juego político son
ambiguas y a veces puede ocurrir que el precio de su supresión no parezca
excesivo.

1. El primer camino tiene más probabilidades de llevar al grado de


seguridad mutua necesario para la estabilidad de un régimen de debate
público, pero esta trayectoria ya no es viable para la mayoría de los países
con regímenes hegemónicos.
2. La liberalización de las casi hegemonías corre el grave riesgo de
fracasar debido a lo difícil que es elaborar un sistema de seguridad
mutua en caso de sufragio universal y de acción política de las masas.
3. Se pueden reducir los riesgos de fracaso si las medidas liberalizadoras
se acompañan de la búsqueda tenaz y fructuosa de un sistema de
garantías mutuas.

Una forma de decidir si importa la forma de iniciarse un régimen es considerar


alguna de las vías por las que en el pasado se iniciaron las poliarquías o casi
poliarquías. Las principales son:
1. En el seno de una nación-estado independiente:
a. El antiguo régimen se transforma mediante un proceso
evolutivo: el nuevo régimen lo inician desde el poder líderes que
acceden, más o menos pacíficamente, a las demandas en favor
de cambios y participan en la instauración de la poliarquía o
casi poliarquía.
b. El antiguo régimen se transforma mediante una revolución:
nuevos líderes inician el nuevo régimen y derrocan el régimen
existente, instaurando una poliarquía o casi poliarquía.
c. El antiguo régimen se transforma por medio de la conquista
militar: tras la derrota militar, las fuerzas de ocupación
contribuyen a instalar una poliarquía o casi poliarquía.

2. En un país dependiente y hasta entonces dominado por otro Estado:


d. El antiguo régimen se transforma mediante procesos
evolutivos: el nuevo régimen se nutre de la población
autóctona cuyos líderes inician la poliarquía o casi poliarquía sin
un movimiento nacional de independencia o una dura lucha
contra la nación colonizadora.
e. El antiguo régimen se transforma, como parle de la
independencia nacional, en el curso de una «revolución» contra
el poder colonial; el nuevo régimen lo inician los dirigentes del
movimiento nacional de independencia que instauran la
poliarquía o casi poliarquía durante la lucha por la
independencia nacional o tras la victoria.

El tercer proceso ha probado que puede llevar a poliarquías estables, viendo los
únicos 4 países que recientemente las han instaurado tras la conquista militar
(Austria, República Federal Alemana, Italia, Japón).

El quinto proceso es el más familiar a los americanos y también el más afín


con ellos. En EEUU, Irlanda, India, Israel, etc. el movimiento de independencia
fundió la idea nacionalista con la ideología del gobierno representativo y del
liberalismo político; de forma que la idea democrática se vio reforzada por la del
nacionalismo y atacar a la democracia representativa era atacar a la nación.
Igualmente son muy pocas las probabilidades de que en el futuro se
establezcan poliarquías duraderas a través de este proceso.
Tanto en el futuro como en el pasado, las poliarquías estables
y las cuasi poliarquías son más factibles partiendo de
procesos evolutivos sumamente lentos y no por el derrocamiento
revolucionario de las hegemonías existentes.

Entre las poliarquías más firmes de hoy, en las que se practica una
gran tolerancia hacia todo tipo de oposiciones, la transformación
fue lenta en exceso.
➔ En Inglaterra, todavía a finales del siglo XVII era ilegal e ilegítima toda
oposición «organizada». Un siglo después había conseguido
afianzarse en el Parlamento la idea de una oposición más o menos
estructurada pero «leal» al gobierno. Transcurrió otro siglo antes de
que Inglaterra desarrollara su actual sistema de partidos organizados
para competir.

En resumen:
1. El proceso de iniciación más propicio para una poliarquía es el
que transforma las estructuras y formas hegemónicas,
previamente legitimadas, en formas y estructuras aptas para la
competencia política evitando de este modo divisiones
persistentes y dudas sobre la legitimidad del nuevo régimen,
compartidas por grandes sectores de la población.

2. El proceso de iniciación que más probabilidades tiene de llevar a este


resultado es la evolución pacífica en una nación-estado independiente, a
la que se le haya otorgado la soberanía sin que haya mediado la acción de
un movimiento revolucionario de independencia.

3. El proceso menos propicio para la instauración de la


poliarquía es aquel en el que gran parte de la población se
opone a la legitimidad de los métodos de acción política
competitivos. Suele darse cuando la poliarquía se instaura
mediante una guerra civil o una revolución que incorporen a
los vencidos como ciudadanos del nuevo régimen, sobre todo
cuando éstos constituyen un segmento de la población muy amplio que
defiende la legitimidad del antiguo régimen o se la niega al nuevo.

4. Con el ocaso de los imperios coloniales y la improbable repetición de las


circunstancias que facilitaron la introducción de la poliarquía en los países
derrotados por los aliados al final de la Segunda Guerra Mundial quiere
decirse que, en el futuro, casi las dos únicas opciones serán la evolución
y la revolución dentro de una nación-estado ya independiente.

5. La duración del proceso puede reducirse y aumentar las perspectivas de una


transformación estable, si la iniciación se acompaña de la búsqueda de un
sistema interno de seguridad mutua.

Ilusiones sobre la consolidación - Guillermo


O’Donnell
(Más sobre poliarquía)
Para alcanzar una tipología teórica sobre las consolidaciones democráticas
debemos:
1. Establecer un punto límite que separe todas las democracias de todas
las no democracias. La ubicación siempre será arbitraria. El autor está de
acuerdo con el concepto de “poliarquía” de Robert Dahl.
2. Examinar los criterios que aplica una corriente determinada de la
literatura para comparar los casos abarcados en el conjunto. Si se
concluye que los criterios son deficientes, se deben proponer conceptos
alternativos para esas comparaciones.

Las poliarquías tienen 2 instituciones extremadamente


importantes: 1. las elecciones y, 2. el particularismo (o clientelismo).

Según Dahl, la poliarquía tiene 7 atributos: 1. funcionarios electos, 2. elecciones


libres y limpias, 3. sufragio universal, 4. derecho a ser candidato, 5. libertad de
expresión, 6.información alternativa y, 7. libre asociación.

Se añade que:
1. Los funcionarios electos no deberían ser arbitrariamente destituidos
antes de que termine su mandato constitucional
2. Las autoridades electas no deberían estar sujetas a restricciones
fuertes, vetos o exclusión de ciertas esferas políticas, por parte de
otros actores no elegidos.
3. Debe haber un territorio nacional que defina con claridad la población
votante.
4. La expectativa generalizada de que en un futuro indeterminado seguirá
existiendo una vida electoral limpia con sus libertades implícitas.
Entre las poliarquías hay muchas variaciones. En las poliarquías, las elecciones
están institucionalizadas. Cuando se habla de institución se refiere a un
patrón regularizado de interacción, que es conocido, practicado y aceptado
por actores que esperan seguir interactuando conforme a las reglas
sancionadas y garantizadas por ese patrón.

Algunas veces las instituciones se convierten en organizaciones complejas:


funcionan según unas reglas formalizadas y explícitas y se materializan en
edificios, rituales y funcionarios.

En todas las poliarquías (viejas o nuevas) las elecciones están institucionalizadas,


tanto en sí mismas como en la vigencia razonable de las condiciones asociadas de
libertad de expresión, acceso a información alternativa y libre asociación.

Casi todos los estudiosos de la democratización están de acuerdo en que muchas


de las nuevas poliarquías están, en el mejor de los casos, pobremente
institucionalizadas.

Las teorías de la “consolidación”


Cuando las elecciones y sus libertades circundantes se encuentran
institucionalizadas, se podría decir que la poliarquía está “consolidada”.

“Consolidación democrática” según Juan Linz: un estado de cosas «en el cual


ninguno de los principales actores políticos, partidos o intereses, fuerzas o
instituciones organizados considera que haya alguna alternativa a los procesos
democráticos para obtener el poder, y ... ninguna institución o grupo político tiene un
derecho a vetar la acción de los responsables de las decisiones elegidos
democráticamente.

Otros autores ofrecen definiciones más amplias de consolidación democrática,


muchas de ellas centradas en la conquista de un alto grado de
«institucionalización». Por lo general esas definiciones no consideran las elecciones
como una institución. Se centran en organizaciones complejas: el ejecutivo, los
partidos políticos, el congreso y el poder judicial.

Los casos que no han llegado a la total institucionalización se consideran


atrofiados, petrificados o prolongadamente no consolidados.
Esto supone que existen factores que trabajan en favor de un aumento de la
consolidación y obstáculos que frustran la consolidación o institucionalización.

Las democracias que se consideran no consolidadas, no


institucionalizadas o insuficientemente institucionalizadas son
definidas negativamente por lo que les falta: el tipo y grado de
institucionalización que presumiblemente han alcanzado las viejas poliarquías.
No existe ninguna teoría que nos diga por qué y cómo las nuevas poliarquías que
institucionalizaron las elecciones se convertirán en “consolidadas”. Por ahora
todo lo que podemos decir es que mientras las elecciones estén
institucionalizadas, es probable que las poliarquías resistan.

La importancia de las reglas informales


La poliarquía se materializa en un paquete institucional: un conjunto de
reglas e instituciones que está explícitamente formalizado en constituciones y
legislaciones auxiliares. Las reglas deberían guiar la conducta de los individuos en y
con las instituciones.
Todas o la mayoría de las reglas formales y las instituciones de la poliarquía están
completa o casi completamente institucionalizadas.

Los diferentes lamentos sobre la decadencia de la democracia se deben en gran


parte a la visible y creciente brecha entre las reglas formales y la conducta de toda
clase de actores políticos. Algo parecido pasa en las nuevas poliarquías, donde las
reglas formales sobre cómo deberían funcionar las instituciones políticas muchas
veces son pobres guías para lo que realmente sucede.

Con respecto al particularismo en las poliarquías, se supone que no son motivos


particularistas los que guían a los individuos que desempeñan funciones en las
instituciones políticas y estatales, sino orientaciones universalistas hacia alguna
versión del bienestar público.

Pero la poliarquía tiene importancia, incluso en las esferas institucionales que, en


contra de sus reglas formales, están dominadas por el particularismo. En el
congreso, en el poder judicial y en algunas actividades del ejecutivo se efectúan
ritos y se proclaman discursos como si las reglas formales fueran las principales
guías de la conducta.

Przeworski argumenta que se da la consolidación democrática “cuando


ninguno puede concebir el actuar fuera de las instituciones democráticas”.

Un limbo teórico
Casos como Italia, Japón e India son poliarquías que han perdurado y donde existen
varias formas de particularismo. El que se les catalogue como «consolidados»
sugiere la fuerza –y la inconsistencia– de ese punto de vista, el cual le aplica la
etiqueta de «consolidado» a casos que no concuerdan con sus argumentos, pero
que han resistido por un período significativamente más largo que el de las
poliarquías nuevas.
Test de consolidación democrática

Propuesto por Gunther, Diamandorous y Puhle. Ayuda a diferenciar los casos


consolidados de Europa meridional de los no consolidados de América Latina,
Europa oriental y Asia.
Los indicadores que “pueden constituir evidencia de que un régimen está
consolidado” son: 1) la alternancia en el poder entre antiguos rivales; 2) respaldo y
estabilidad continuos y generalizados durante las épocas de dificultades
económicas extremas; 3) derrota exitosa y castigo de grupos rebeldes situados
estratégicamente; 4) estabilidad del régimen frente a una reestructuración radical del
sistema de partidos; 5) la ausencia de un partido o movimiento social antisistema
que sea políticamente significativo.

Poliarquías, particularismo y rendición de cuentas


Casi no hace falta decir que todos los casos concretos exhiben combinaciones de
universalismo y particularismo en varias dimensiones relevantes. Sin embargo,
esa observación no debe conducir a la solución de echar todos los casos en el
mismo saco.

El que muchas poliarquías estén institucionalizadas informalmente tiene


consecuencias importantes.
La rendición de cuentas es un aspecto crucial de las poliarquías
formalmente institucionalizadas pero tiene serios obstáculos.

La institucionalización de las elecciones significa que existe una rendición de


cuentas electoral retrospectiva, y una prensa libre y varios segmentos de la
sociedad se encargan de que algunos actos ilícitos del gobierno se pongan al
descubierto. Además, todas las poliarquías formalmente institucionalizadas incluyen
agencias dotadas de una autoridad definida legalmente para imponer sanciones a
otros agentes estatales por actos ilícitos.

En las nuevas poliarquías existe poca rendición de cuentas ya que en muchas de


ellas el poder ejecutivo se esfuerza en socavar cualquier rendición de cuentas que
pueda subsistir.
La combinación de elecciones institucionalizadas, el particularismo como una
institución política dominante y una gran brecha entre las reglas formales y la
manera como funciona realmente la mayoría de las instituciones políticas,
contribuye a una gran afinidad con nociones delegativas, no representativas, de
autoridad política.

¿Por qué sobrevive el proceso universalista de elecciones limpias y competitivas?


Parte de la respuesta es la atenta mirada internacional y la amplia cobertura exterior
de las irregularidades electorales. Las elecciones limpias son la principal
característica que certifica a los países como democráticos ante los otros gobiernos
y la opinión internacional. Dentro del país, las elecciones funcionan como algo
similar a la rendición de cuentas.

El particularismo generalizado, el gobierno delegativo y la débil rendición de


cuentas horizontal tienen dos inconvenientes serios: 1. la falta generalizada de
control permite que se reafirmen antiguas prácticas autoritarias. 2. en los países
donde se inauguró la poliarquía en condiciones de desigualdad grave y creciente, la
formulación e implementación de la política se vuelve más propensa a favorecer
ciertos intereses altamente organizados y económicamente poderosos.

Las poliarquías institucionalizadas formalmente exhiben varias mezclas de


democracia, liberalismo y republicanismo.

Las poliarquías institucionalizadas informalmente son democráticas cuando,


como sucede a menudo, añaden el componente plebiscitario de gobierno
delegativo, son también fuertemente mayoritarias. Pero sus componentes liberales
y republicanos son extremadamente débiles.

SEMANA 4 - Transiciones a la democracia


El número de democracias va aumentando a medida que aumentan la cantidad de países
pero no de forma proporcional. Hay un progreso hasta un momento crítico, en los años 90
con la disolución del bloque soviético, el número de democracias aumenta con respecto a
las no democracias. Huntington explica este proceso cuando las dos líneas se van
acercando (la tercera ola).

En el año 74, oficiales militares de Portugal cuestionando los conflictos coloniales en


Mozambique y Angola hicieron un golpe de estado interno y desataron una serie de eventos
que culminaron en las primeras elecciones multipartidarias desde los años 20. Es el inicio
de la tercera ola. Después de esto empiezan a haber casos que siguen el mismo patrón. En
Europa con España y Grecia también en conflicto por Chipre con Turquía termina con 4
décadas de dictadura y la caída de Franco en el 77. La ola comienza en el sur de Europa y
continua en América Latina.

Hay más democracias y sabemos que la democracia es y era el criterio último de


legitimidad. Aumento sostenido del proceso de democratización, los altibajos son las contra
olas. Se ve una primera ola y otra contra ola, una segunda ola y otra contra ola, y así.
TRANSICIÓN HACIA LA DEMOCRACIA -
Samuel Huntington (Cap 3 - “How? Processes
of Democratization”)
En todos los regímenes democráticos, los principales funcionarios del gobierno se
eligen a través de elecciones competitivas en las que la población puede participar.

Por un lado, los sistemas democráticos tienen un núcleo en común que establece su
identidad. Y, por el otro lado, los regímenes autoritarios son definidos simplemente
por la ausencia de este núcleo institucional.
Huntington entiende las democracias como regímenes definidos en forma minimalista a
partir de las elecciones libres y competitivas.
Regímenes autoritarios

Una ola es un conjunto de transiciones que ocurren dentro de un período determinado y que
superan largamente en número las transiciones en sentido contrario. A cada ola sigue una
contra-ola (proceso inverso).
● Primera ola: 1828-1926
● Primera contra-ola: 1922-1942
● Segunda ola: 1943-1962
● Segunda contra-ola: 1960-1975
● Tercera ola: 1974-…

Primera ola
Generalmente, los regímenes autoritarios que se democratizaron en
la primera ola eran monarquías absolutas, aristocracias feudales y estados
sucesores de los imperios continentales.

Primera ola: 1828-1926. El grueso de las democracias de la primera ola se da en


Europa. Incluye menos de 30 democracias. Se establece en diversos países el sufragio,
lo que a largo plazo sería sufragio universal. Los términos del sufragio eran mucho
más acotados que ahora. Primera contra-ola: 1922-1942. Termina con el ascenso
del fascismo y nazismo, y dictaduras militares en Europa central y del este. En ese
momento había 29 democracias que terminan en 12.

Segunda ola

Los democratizados en la segunda ola eran estados fascistas, colonias y


dictaduras militares que a menudo habían tenido alguna experiencia democrática
previa.
Segunda ola: 1943-1962. La segunda ola empieza un poco antes del final de la
SGM. Se da la democratización de Alemania y el desmembramiento de colonias por
el imperio británico, francés, etc, esto hace que aumente la cantidad de países en
proceso de democratización. A principios de los 60 esta segunda ola da cuenta de
36 países democráticos. Contraola: 1960-1975. La democracia se degrada entre
otras razones por la pobreza, la desigualdad y las maquinaciones de la guerra fría

Tercera Ola

Los de la tercera ola pertenecían generalmente a 3 grupos: sistemas de partido


único, regímenes militares y dictaduras.
Tercera ola: 1974-... : comienza en europa del sur y llega a AMLAT a principios de
los 80. Surge con la redemocratización de Portugal, el fin del Franquismo y el fin de
la dictadura militar griega, que nace por una guerra contra Turquía por Chipre.
Países europeos que habían tenido democracias mucho tiempo atrás empiezan un
proceso de democratización. En AMLAT aún ocurría la segunda contraola.
Argentina estaba en golpe de estado por ejemplo. No sabemos si aún vivimos la
tercera ola. A finales de los 80 y en los 90 viene la caída del muro de Berlín y la
disolución de la URSS. En el Este de Asia también se democratizan, pero
posteriormente. A inicios del siglo XXI hay algunos que piensan que hay casos en
África, Medio Oriente que también forman parte de esta tercera ola.

Factores que contribuyeron a la democratización de la tercera ola en AMLAT:

● Dificultades económicas
- Crisis de deuda.
- Movilización social. Es un subproducto de la era del crecimiento económico
en los años 60, la creación de la nueva clase media y nuevas oportunidades.
Se genera un proceso de movilidad social sin precedentes donde la nueva
clase tiene nuevas demandas que los regímenes autoritarios no pueden
detener.
● Procesos políticos internos
- Extinción del desafío armado
- “Elecciones desconcertantes” (ejemplo en Chile y Uruguay, con referendums
que convocan militares y pierden)
- Garantías de salida (militares aceptan retirarse del poder porque obtienen
garantías) Ej Cuba. Una vez que cambia el panorama, los regímenes
autoritarios buscan garantías de salida del poder. Buscan una forma de dejar
el poder sin que se los castiguen por las cosas que hicieron cuando estaban
en el poder. Por ej: que no se los castigue por las violaciones de los derechos
humanos que se cometieron cuando estaban en el poder.
● Procesos externos
- Crisis de legitimidad de los regímenes autoritarios (como norma internacional
se imponen las democracias)
- Cambio de posición de la iglesia (iglesia pro democracia y anti dictadura
violencia). En latam la iglesia católica es muy influyente. En algunos casos
fue cómplice de las dictaduras, pero en otros casos se aliaba con la
oposición.
- Fin de la guerra fría
- Cambio de política de EEUU
- Efecto demostración

La experiencia de la tercera ola sugiere fuertemente que el autoritarismo


liberalizado no es un equilibrio estable.

La tercera ola
Fueron procesos políticos complejos que involucraron una variedad de grupos que
luchan por el poder y a favor y en contra de la democracia y otros objetivos. Los
participantes cruciales en los procesos fueron los reformadores liberales, los
reformadores democráticos en el gobierno de coalición, y moderados democráticos
y extremistas revolucionarios en la oposición.
Los oponentes de la democratización en la oposición eran de izquierda,
revolucionarios y marxistas-leninistas.

Un solo partido
En los casos de sistemas con un solo partido político, este monopolizaba
el poder y se accedía al poder a través de la organización del partido, y a su vez, el
partido legitima su gobierno a través de la ideología.

La transformación y el desplazamiento también caracterizaron las transiciones de


sistemas de partido único a la democracia en 1989. Estos regímenes de
partido único tenían un marco institucional y una legitimidad ideológica que los
diferenciaba de los regímenes democráticos y militares. Este sistema se
caracterizaba por el estrecho entrelazamiento del partido y el estado, creando dos
conjuntos de problemas (institucional e ideológico) en la transición a la democracia.
Los problemas institucionales fueron más graves con los estados partidistas
leninistas. En países comunistas, la separación del partido del estado fue el mayor
desafío de un partido leninista en el proceso de democratización.
Incluso en algunos países las milicias del partido tuvieron que ser disueltas o
puestas bajo el control del gobierno, y en casi todos los estados unipartidistas las
fuerzas armadas tuvieron que ser despolitizadas.
Con respecto a los problemas ideológicos, en los sistemas de partido único, la
ideología del partido definía la identidad del estado. Por esto, la oposición al partido
equivalía a traición al estado. Para legitimar la oposición al partido era necesario
establecer alguna otra identidad para el estado.
➔ En algunos países como Polonia, Hungría y Checoslovaquia, la
ideología comunista fue impuesta por la Unión Soviética. La ideología
no era fundamental para definir la identidad del país ya que en algunos
de estos países el nacionalismo se opuso al comunismo.
➔ Otros sistemas de partido único donde la democratización se convirtió
en un problema, habían sido creados por las revoluciones nacionales.
Este es el caso de China, México, Turquía, donde el propósito y
naturaleza del estado estaba definido en la ideología del partido.
➔ En otros casos, la ideología del partido único definía tanto la
naturaleza del estado y su ámbito geográfico. Por ejemplo, en
Yugoslavia y la Unión Soviética la ideología comunista proporcionó la
legitimidad ideológica para los estados multinacionales. Si la ideología
era rechazada, la base del Estado desaparecería y cada nacionalidad
podría reclamar legítimamente su propio estado.

Después de la democratización, el partido renuncia a su monopolio del poder, pero


no a la oportunidad de competir por el poder mediante medios democráticos.
La transición de un sistema de partido único a la democracia es probable que sea
más difícil que la transición de un régimen militar a la democracia, pero también es
probable que sea más permanente.

Regímenes militares

Los regímenes militares fueron creados a través de golpes de estado,


reemplazando a gobiernos democráticos. Los militares ejercían el poder de manera
institucional, con los líderes militares gobernando colegialmente como una junta o
circulando la parte superior del gobierno entre los principales generales.

Dictaduras
En las dictaduras, el líder individual es la fuente de autoridad y ese poder
depende del acceso, la cercanía, la dependencia y el apoyo del líder.

Las transiciones a la democracia desde dictaduras personales ocurrían cuando: 1.


moría el dictador fundador y sus sucesores decidieron la democratización, 2. cuando
el dictador fue derrocado y, 3. cuando calculaban mal el apoyo que el dictador
podría ganar en una elección.

Los líderes de las dictaduras personales tenían menos probabilidades que los de los
regímenes militares y unipartidistas de ceder el poder voluntariamente. Condujo al
derrocamiento violento del dictador como sucedió en Cuba, Nicaragua, Haití, Irán y
el dictador fue reemplazado por otro régimen autoritario.
Todos estos sistemas anteriores suprimen la competencia y la participación. La
experiencia histórica sugiere que la democratización procede más fácilmente si
la competencia se expande antes de la participación.

Regímenes particulares no siempre encajan perfectamente en categorías


particulares. Si un régimen es combinado con dos elementos, se clasifica en
términos de lo que parecía ser su tipo dominante a medida que avanzaba la
transición.

En la segunda ola, la democratización ocurrió en gran medida por imposición


extranjera y descolonización.

Los procesos de democratización pueden ser colocados en una continua en


términos de la importancia de los grupos de gobierno y grupos de oposición como
fuentes de democratización.

3 tipos de procesos (Linz):


1. Reforma: ocurre cuando las élites en el poder toman el liderazgo en la
realización de la democracia.
2. Ruptura: ocurre cuando los grupos de oposición toman el liderazgo en la
realización de la democracia, y el régimen autoritario colapsa o es derrocado
3. Ruptforma: cuando la democratización resulta de la acción conjunta de
grupos gubernamentales y de oposición.

Los líderes militares no se definían a sí mismos como los gobernantes


permanentes de su país, sino que, una vez que hubieran corregido los males que
les había llevado a tomar el poder, saldrían del poder y regresarán a sus funciones
militares normales.

Cuando finaliza la transición para los distintos autores:

Przeworski cuando se juega el mismo juego sabiendo que alguien gana y otros
pierden. las elecciones son la única vía para llegar al poder.

O'donnell no cree que haya un problema de institucionalización , sino con la


democracia que las llama deliberativas, son otro tipo de democracias. Entonces no
dice que las democracias en América latina son menos consolidadas, sino que
esperábamos o teníamos un modelo europeo de democracia liberal. sin embargo
tenemos una democracia con prácticas que son muy diferentes.

Procesos de transición

CLASIFICACIÓN DE HUNTINGTON

Desde arriba o desde abajo:

Desde abajo: Derrocamiento por alzamiento popular.


Ej la república democrática alemana. Había habido pocas revueltas y habían sido
aplastadas rápidamente. El gobierno en el 89 era el más exitoso, estable del bloque
soviético pero algunas cosas habían ido cambiando en el mismo bloque soviético.
Entró Gorbachov, había empezado el desgaste, Chernobyl, etc.

Desde arriba: Reformas liberalizadoras por iniciativa del grupo gobernante. Ej


Uruguay. Requieren de análisis de las dinámicas internas dentro del régimen. Se
encuentran los reformadores. Existe una línea dura y una blanda.
Se busca una liberalización, una apertura controlada. Se inician procesos que
después ya no se controlan, muchas veces sucede esto. No se busca reemplazar el
régimen sino darle estabilidad. Se busca ampliar la democracia, hacerla más
abierta, más tolerante.Empiezan con una ruptura dentro del régimen ante crisis
económicas y es mejor irse antes de que las cosas estallen. Antes de que salgan
del poder, existe un intento de liberalización donde se inician procesos que luego ya
no controlan.

Desde afuera: impuesta por fuerzas de ocupación.

Transplazo: hay negociaciones de las dos partes, no se puede resolver ni desde arriba ni
desde abajo. Caso de Uruguay. Transición negociada.
Linz para estos términos usa ruptura, ruptforma y reforma.
Muchas veces los procesos empiezan como transformaciones, pero terminan como
transplazos.
Los tipos preferibles de transición para generar un régimen estable según Huntington sería
la transformación o el transplazo, nunca el reemplazo. Estos suelen están más asociados a
la violencia y a cambio abrupto.
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Los grupos involucrados en la política de democratización tenían conflictos
y objetivos en común:
● los reformadores y los “standpatters”se dividían entre liberalización y
democratización, pero tenían un interés en común en restringir el poder de
los grupos de oposición.
● Los moderados y radicales tenían un interés común en derribar el régimen
existente y llegar al poder pero no estaban de acuerdo en qué tipo de
régimen debería crearse.
● Los reformadores y los moderados tenían interés común en la creación de
la democracia pero se dividían sobre los costos de crearlo y cómo debe
distribuirse el poder dentro de él.
● Los “standpatters” y los radicales se opusieron a la cuestión de quién
debería gobernar pero tenían interés común en debilitar a los grupos
democráticos y en polarizar la política en la sociedad.

Las actitudes y metas de los individuos y grupos en ocasiones cambiaron en el


proceso de democratización. Por ejemplo, llevó a miembros de los grupos
extremistas de la oposición a moderar sus propensiones revolucionarias y aceptar
las oportunidades que ofrecía la democracia.

La transición a la democracia se facilitaba si grupos pro democráticos eran


dominantes en el gobierno y en la oposición.
❖ Si los grupos democráticos eran fuertes en la oposición pero no en el
gobierno, la democratización dependía de los acontecimientos que
socavaban al gobierno y llevaban a la oposición al poder.
❖ Si los grupos democráticos eran dominantes en la coalición gobernante
pero no en la oposición, la democratización podría verse amenazada por
violencia insurgente y por un aumento de reacciones, conduciendo a un
golpe de estado.

3 interacciones cruciales en los procesos de democratización:


a. gobierno y oposición
b. reformadores y “standpatters”
c. moderados y extremistas en la oposición
En las transformaciones, la interacción entre los reformadores y ”standpatters”
dentro de la coalición gobernante fue de importancia central; y la transformación
sólo se produjo si los reformadores eran más fuertes que los “standpatters”, si el
gobierno era más fuerte que la oposición, y si los moderados eran más fuertes que
los extremistas

Regímenes autoritarios y procesos de


liberalización/democratización, 1974/1990: Clasificación
Huntington

Transformaciones
En las transformaciones, los que están en el poder en el régimen autoritario toman
la iniciativa y juegan el papel decisivo en acabar con ese régimen y convertirlo en un
sistema democrático. Existe una línea borrosa entre transformaciones y
desplazamientos.

La transformación requiere que el gobierno sea más fuerte que la oposición.


En consecuencia, ocurrió en regímenes militares bien establecidos donde los
gobiernos controlaban los medios últimos de coerción frente a la oposición y/o frente
a sistemas autoritarios que habían tenido éxito económicamente como España,
Brasil, Taiwán y México. Los líderes de estos países tenían el poder de mover sus
países hacia la democracia si quisieran.

Pasos para la transición hacia la democracia

1. Aparición de reformadores
El primer paso es la aparición de un grupo de líderes dentro del régimen autoritario
que creía que el movimiento en dirección a la democracia era necesario y deseable.
5 razones:
1. Los reformadores concluían que los costos de permanecer en el poder como
politizar sus fuerzas armadas, dividir la coalición que los había apoyado, y la
creciente represión había llegado al punto en que una elegante retirada del
poder era muy deseable.
2. En otros casos, los reformadores deseaban reducir los riesgos a los que se
enfrentaban si mantenían el poder y eventualmente lo perdían. Si la oposición
parecía estar agarrando fuerza, organizar una transición democrática era una
forma de lograrlo. Era preferible arriesgarse a perder el cargo que a perder la
vida.
3. En tercer lugar, en algunos casos, incluidos India, Chile y Turquía, los líderes
autoritarios creían que ellos o sus asociados no perderían el cargo. Habiendo
hecho compromisos para restaurar las instituciones democráticas y
enfrentarse a una disminución de la legitimidad y apoyar a estos gobernantes
podría ver la conveniencia de intentar renovar su legitimidad organizando
elecciones en previsión de que los votantes los harían continuar en el poder.
Esta anticipación solía ser incorrecta.
4. Los reformadores a menudo creían que la democratización produciría
beneficios para su país como aumentar la legitimidad internacional, abrir la
puerta a la asistencia económica y militar, préstamos del FMI, etc.
5. En muchos casos, los reformadores creían que la democracia era la forma
“correcta” de gobierno y que su país había evolucionado al punto en que, al
igual que otros países desarrollados y respetados, también debería tener un
sistema político democrático.

2. Adquirir poder
Los reformadores democráticos no solo tenían que existir dentro del régimen
autoritario, también tenían que estar en el poder en ese régimen.

En algunos países como India y Turquía, los regímenes autoritarios fueron definidos
desde el principio como interrupciones en el patrón formal de la democracia. Estos
regímenes fueron efímeros y terminaron con elecciones organizadas por los líderes
autoritarios con la falsa anticipación de que ellos o los candidatos que apoyaran
ganarían esas elecciones.

Primero, en España y Taiwán, los líderes autoritarios fundadores y gobernantes


durante mucho tiempo, Franco y Chiang Kaishek murieron. Sus sucesores
designados, Juan Carlos y Chiang Ching-kuo, sucedieron al manto, respondieron a
los trascendentales cambios sociales y económicos que habían ocurrido en sus
países, y comenzaron el proceso de democratización.

Donde los líderes autoritarios no murieron y no fueron cambiados


regularmente, los reformadores democráticos tuvieron que derrocar al
gobernante e instalar un liderazgo prodemocrático.

El fracaso de la liberalización
Un tema crítico en la tercera ola se refería al papel de los reformadores liberales y el
estabilidad de una política autoritaria liberalizada.

La transición desde el autoritarismo liberalizado, sin embargo, podría retroceder


así como avanzar. Una apertura limitada podría generar expectativas de cambios
adicionales que podrían provocar inestabilidad, agitación e incluso violencia; éstos,
a su vez, podrían provocar una reacción antidemocrática y sustitución del liderazgo
liberalizador por un modelo de posición de los líderes.

La experiencia de la tercera ola sugiere fuertemente que el autoritarismo


liberalizado no es un equilibrio estable.
Donde se intentó, la liberalización estimuló el deseo de democratización en algunos
grupos y el deseo de represión en otros.

Someter a los “standpatters”


El logro del poder permitió a los reformadores comenzar a democratizar, pero no
eliminar la capacidad de los “standpatters” para desafiar a los reformadores.
Los gobiernos reformistas intentaron neutralizar la oposición debilitando y
convirtiendo a los “standpatters”. Contrarrestarlos requería una concentración
del poder en el director ejecutivo de la reforma.

El primer requisito para los líderes reformistas fue purgar el gobierno, el ejército, etc.
reemplazando a los “standpatters” en las oficinas superiores con partidarios de la
reforma.

En los regímenes militares, los reformadores argumentaron que era hora de volver,
tras un necesario pero limitado interludio autoritario, a los principios democráticos
que fueron la base del sistema político de su país.

Los reformadores también apelaron a los “standpatters” con el argumento de que


se estaban adelantando a la oposición radical y, por lo tanto, minimizando la
estabilidad y la violencia.

Cooptando a la oposición
Una vez en el poder, los reformadores democráticos generalmente se movían
rápidamente para comenzar el proceso de democratización. Esto implicaba
consultas con los líderes de la oposición, los partidos políticos y los principales
grupos e instituciones sociales.

A medida que los reformadores distanciaban a los “standpatters”dentro de


una coalición gobernante, tuvieron que reforzarse desarrollando apoyo dentro
de la oposición y expandiendo la arena política y apelando a los nuevos grupos
que se estaban convirtiendo políticamente activos como resultado de la apertura.

Algunos reformadores utilizaron el aumento de presión de estos grupos de


democratización para debilitar a los “standpatters” y utilizaron la amenaza de un
golpe de estado así como los atractivos de una participación en el poder para
fortalecer a los grupos moderados en la oposición.

Los reformadores en el gobierno negociaron con los principales grupos de oposición


y llegaron a acuerdos explícitos o tácitos entre ellos.

Ejemplos de países de gobiernos autoritarios hacia la democracia


Las principales lecciones de las transformaciones españolas, brasileñas y
otras para los reformadores democráticos en gobiernos autoritarios incluyen
los siguientes:
1. Asegure su base política. Tan pronto como sea posible, coloque a los
partidarios de la democratización en posiciones clave de poder en el
gobierno, el partido y el ejército.
2. Mantener una legitimidad retrógrada, es decir, realizar cambios a través de
los procedimientos del régimen no democrático. Seguir el curso de dos pasos
hacia adelante, uno para atrás.
3. Cambie gradualmente su propia circunscripción para reducir su dependencia
de grupos gubernamentales que se oponen al cambio y ampliar su electorado
en dirección de los grupos de oposición que apoyan la democracia.
4. Esté preparado para que los patrones de soporte tomen alguna acción
extrema para detener el cambio. Posiblemente incluso estimularlos a hacerlo
y luego tomar medidas enérgicas contra ellos despiadadamente, aislando y
desacreditando a los oponentes más extremos del cambio.
5. Tomar y mantener el control de la iniciativa en el proceso de democratización.
Solo liderar desde la fuerza y ​nunca introducir medidas de democratización
en respuesta a obvias presiones de los grupos de oposición radicales más
extremos.
6. Mantenga bajas las expectativas sobre hasta dónde puede llegar el cambio.
7. Fomentar el desarrollo de un partido de oposición responsable y moderado,
que los grupos clave de la sociedad (incluidos los militares) aceptarán como
una plausible y no amenazante gobierno alternativo.
8. Crear un sentido de inevitabilidad sobre el proceso de democratización para
que se acepte ampliamente como un curso de desarrollo necesario y natural.

Reemplazos
Los reemplazos implican un proceso muy diferente al de las transformaciones.

Reformadores dentro del régimen son débiles o inexistentes. Los elementos


dominantes en el gobierno son los “standpatters” firmemente opuestos al cambio de
régimen. En consecuencia, la democratización resulta de la oposición que está
ganando fuerza y ​el gobierno perdiendo fuerza hasta que el gobierno se
derrumba o es derrocado.
Los antiguos grupos de oposición llegan al poder y el conflicto entra en una nueva
fase ya que los grupos en el nuevo gobierno luchan entre ellos sobre la naturaleza
del régimen que deben instituir.
Por lo tanto, el reemplazo involucra 3 fases distintas: 1. la lucha por producir la
caída, 2. la caída y, 3. la lucha después de la caída.
Los reemplazos no eran muy comunes en las transiciones de sistemas de partido
único y en regímenes militares pero sí eran comunes en transiciones de
dictaduras personales.

Existe un sistema autoritario porque el gobierno es políticamente más fuerte que


la oposición. Se reemplaza cuando el gobierno se vuelve más débil que la
oposición.
Por lo tanto, el reemplazo requiere que la oposición desgaste al
gobierno y cambie el equilibrio de poder a su favor.

En 5 de 6 reemplazos, la desafección militar fue esencial para derrocar el régimen.


Si el descontento no fue generalizado, fue porque las fuentes más probables de
oposición a la clase media, burguesía o grupos religiosos eran pequeños y débiles o
porque el régimen tenía el apoyo de estos grupos.

Antes de la caída, los grupos de oposición están unidos por su deseo de


provocar la caída. Después de la caída, aparecen divisiones entre ellos y
luchan por la distribución de poder y la naturaleza del nuevo régimen que
debe establecerse.

La historia de reemplazos sugiere las siguientes pautas para la oposición


moderados democráticos que intentan derrocar un régimen autoritario:
1. Centrar la atención en la ilegitimidad o dudosa legitimidad del régimen
autoritario; ese es su punto más vulnerable. Atacar al régimen por cuestiones
generales que son de preocupación generalizada, como la corrupción y la
brutalidad.
2. Animar a los grupos descontentos a apoyar la democracia como alternativa
necesaria al sistema actual. Haga un esfuerzo particular para reclutar líderes
empresariales, de clase media profesionales, figuras religiosas y líderes de
partidos políticos, la mayoría de los cuales probablemente apoyó la creación
del sistema autoritario.
3. Cultivar generales. Si el régimen colapsa o no depende de si apoyan al
régimen, se unen a usted en su oposición o se mantienen al margen al
margen. Se necesita la falta de voluntad de los militares para defender el
régimen.
4. Practica y predica la no violencia. Entre otras cosas, le resultará más fácil
ganarse a las fuerzas de seguridad.
5. Aprovechar todas las oportunidades para expresar su oposición al régimen.
6. Desarrollar contactos con los medios de comunicación globales,
organizaciones extranjeras de derechos humanos y organizaciones
transnacionales como iglesias.
7. Promover la unidad entre los grupos de oposición. Intente crear una amplia
organización de coordinadores que facilitarán la cooperación entre dichos
grupos.
8. Cuando caiga el régimen autoritario, prepárese rápidamente para llenar el
vacío de autoridad que resulta. Esto se puede hacer: poniendo en primer
plano un personaje popular, carismático, líder con inclinación democrática;
organizar elecciones con prontitud para proporcionar legitimidad para un
nuevo gobierno; y la construcción de legitimidad internacional obteniendo
apoyo de actores extranjeros y transnacionales.

Traslados o transplazo
Dentro del gobierno, el equilibrio entre “standpatters” y reformadores es tal
que el gobierno está dispuesto a negociar un cambio de régimen a
diferencia de la situación de “standpatter” que conduce al reemplazo, pero es
reacio a iniciar un cambio de régimen.
Dentro de la oposición democrática, los moderados son lo suficientemente fuertes
para prevalecer sobre los radicales antidemocráticos, pero no son lo suficientemente
fuertes como para derrocar al gobierno. De ahí que ellos también vean virtudes en la
negociación.

En transplazos exitosos, los grupos dominantes tanto en el gobierno como en


oposición reconoció que eran incapaces de determinar unilateralmente la
naturaleza del futuro sistema político en su sociedad.

El gobierno por lo general, inicialmente se creía que podía contener y reprimir


eficazmente a la oposición. Los traslados ocurrieron cuando las creencias de ambos
cambiaron:
➔ La oposición se dio cuenta de que no era lo suficientemente fuerte
para derrocar al gobierno.
➔ El gobierno se dio cuenta de que la oposición era lo
suficientemente fuerte como para aumentar significativamente los
costos de la no negociación en términos de aumento de la
represión conduciendo a una mayor alienación de grupos del
gobierno, intensificación de las divisiones dentro de la coalición gobernante,
una mayor posibilidad de una toma de control de la línea dura de la gobierno,
y pérdidas significativas en la legitimidad internacional.

La dialéctica de la traslación a menudo implicaba una secuencia distinta de pasos:


1. El gobierno se comprometió con cierta liberalización y comenzó a perder
poder y autoridad.
2. La oposición explotó este relajamiento y debilitamiento del gobierno para
ampliar su apoyo e intensificar sus actividades con la esperanza y la
expectativa de que pronto podrá derrocar al gobierno.
3. El gobierno reaccionó para contener y reprimir la movilización del poder
político por parte de la oposición.
4. Los líderes del gobierno y de la oposición percibieron un punto
muerto y comenzaron a explorar las posibilidades de una
transición negociada.

Los traslados requerían líderes de ambos lados dispuestos a arriesgar las


negociaciones. Divisiones de opiniones sobre las negociaciones generalmente
existían dentro de las élites gobernantes.

En los transplazos, los moderados democráticos tienen que ser lo


suficientemente fuertes dentro de la oposición para ser socios negociadores
creíbles con el gobierno. Casi siempre algunos grupos de la oposición rechazan
las negociaciones con el gobierno. Ellos temen que las negociaciones producirán
compromisos indeseables y esperan que continúe la presión de la oposición para
que provoque el colapso o el derrocamiento del gobierno.

Para que las negociaciones se llevaran a cabo, cada parte tenía que conceder
cierto grado de legitimidad al otro:
● La oposición tuvo que reconocer al gobierno como un socio digno en el
cambio.
● El gobierno tuvo que aceptar a los grupos de oposición como representantes
legítimos de segmentos importantes de la sociedad.

En los transplazos, a diferencia de las transformaciones y reemplazos,


los líderes gubernamentales a menudo negociaron los términos básicos
del cambio de régimen con los líderes de la oposición que previamente habían
sido arrestados.

Los acuerdos que alcanzaban a menudo generaban ataques de otros en el gobierno


y en la oposición que pensaban que los negociadores habían concedido demasiado.
Sin embargo, en casi todas las negociaciones fue importante el
intercambio de garantías. En las transformaciones, los ex funcionarios del
régimen autoritario casi nunca fueron castigados, en los reemplazos casi
siempre fueron castigados.
En los traslados, esto era a menudo un tema a negociar; Ej. Los líderes militares
en Uruguay y Corea exigieron garantías contra el enjuiciamiento y el castigo
de las violaciones a los derechos humanos.

Los riesgos de confrontación y de perder impulsan al gobierno y la oposición a


negociar entre ellos; y la garantía de que ninguno lo perderá todo se convertirá en el
base para el acuerdo. Ambos tienen la oportunidad de compartir el poder o de
competir por el poder. Los líderes de la oposición saben que no serán enviados de
regreso a prisión, los líderes del gobierno saben que no tendrán que huir en exilio.

Para los reformadores democráticos en el gobierno:


1. Aísle y debilite a su oposición y consolide su control sobre el gobierno y la
maquinaria política.
2. Tomar la iniciativa y sorprender tanto a la oposición y a los “standpatters” con
las concesiones que está dispuesto a hacer, pero nunca haga concesiones
bajo presión de oposición.
3. Asegurar el respaldo del concepto de negociaciones por parte de los
principales generales u otros altos funcionarios del establecimiento de
seguridad.
4. Mejorar la estatura, autoridad y moderación de su principal socio negociador
de la oposición.
5. Establezca canales secundarios confidenciales y confiables para negociar
preguntas clave centrales con los líderes de la oposición.
6. Si la negociación tiene éxito, es muy probable que usted esté en la oposición.
La principal preocupación debe ser asegurar garantías y salvaguardas para
los derechos de la oposición y de los grupos que se han asociado con su
gobierno.

Para los moderados democráticos en la oposición:


1. Esté preparado para movilizar a sus partidarios para las manifestaciones
cuando estas debiliten a los “standpatters” del gobierno. Demasiadas
marchas y protestas, sin embargo, es probable que los fortalezca, debilite a
su socio negociador y despierte la preocupación.
2. Ser moderado.
3. Esté preparado para negociar y, si es necesario, hacer concesiones en todos
los temas excepto en la celebración de elecciones libres y justas.
4. Reconozca la alta probabilidad de que gane esas elecciones y no tome
acciones que complicarán el gobierno de su país.

Tanto para los demócratas del gobierno como de la oposición:


1. Las condiciones políticas favorables a una transición negociada no durarán
indefinidamente. Aproveche la oportunidad que presentan y actúe
rápidamente para resolver los problemas centrales.
2. Reconoce que el futuro político depende de tu éxito en alcanzar un acuerdo
sobre la transición a la democracia.
3. Resista las demandas de los líderes y grupos de su lado que retrasan el
proceso de negociación.
4. Reconozca que ese acuerdo al que llegue será la única alternativa; radicales
y “standpatters” pueden denunciarlo, pero no podrán producir una alternativa
que cuente con un amplio apoyo.
5. En caso de duda, comprometerse.

CÓMO MUEREN LAS DEMOCRACIAS- Levitsky


y Ziblatt (Cap 1 - Alianzas fatídicas)
Las regresiones autoritarias del siglo XXI – Levitsky & Ziblatt
Cómo mueren las democracias:
● Muerte lenta, carcomidas desde adentro
● A manos de políticos más que de generales
● 4 indicadores clave de conducta autoritaria:
1. Rechazo de (o débil compromiso con) las reglas de juego de la
democracia
2. Denegación de legitimidad a los adversarios políticos
3. Tolerancia de o aliento a la violencia
4. Disposición a coartar las libertades civiles de opositores, incluidos
los medios
● ¿Frenos y contrapesos?

Ejemplos: Las experiencias italiana y alemana ejemplifican el tipo de “alianza


fatídica” que con frecuencia eleva a figuras autoritarias al poder.
Por un lado, el rey Víctor Manuel III vio a Mussolini como una estrella política en
ascenso y un instrumento para neutralizar el mal social. Por el otro, la Alemania de
1930 también se estaba tambaleando y debían nombrar a un canciller. Luego de
varios nombramientos fallidos, en 1933 fue nombrado canciller un candidato
independiente y popular que contaba con el apoyo de las masas y que, sobretodo,
creían que podían controlarlo. (Uno de los peores errores de la historia).

Si en situación de descontento público y crisis aparece un


desconocido carismático y consigue popularidad desafiando al
viejo orden establecido, sentirán tentaciones de incorporarlo a sus
filas si tienen la sensación de estar perdiendo el control.

Ejemplos: A pesar de las inmensas diferencias entre ellos, Hitler, Mussolini y


Chávez siguieron rutas hasta el poder que comparten similitudes asombrosas.
Ascendieron al poder porque políticos de la clase dirigente pasaron por alto
las señales de advertencia y o bien les entregaron el poder directamente
(Hitler y Mussolini) o bien les abrieron las puertas para alcanzarlo (Chávez).
La abdicación de la responsabilidad política por parte de líderes establecidos seña
el primer paso hacia la autocracia de un país.

No todas las democracias han caído en esta trampa. Algunos países, incluidos
Bélgica, Gran Bretaña, Costa Rica y Finlandia, han afrontado desafíos de
demagogos pero han sido capaces de mantenerlos al margen del poder.

En algunas democracias, los líderes políticos prestan atención a las señales


de advertencia y adoptan medidas para garantizar que las personas
autoritarias permanezcan marginadas y alejadas de los centros de poder.
Frente al auge de extremistas o demagogos, protagonizan un esfuerzo conjunto por
aislarlos y derrotarlos.

Para mantener al margen a las personas autoritarias, en primer lugar


hay que saber reconocerlas. Muchas personas autoritarias pueden ser
identificadas fácilmente antes de llegar al poder, por ejemplo Hitler. Hace años
había liderado un golpe de estado fallido.

4 señales de advertencia que pueden ayudar a identificar a una


persona autoritaria (a partir del trabajo de Juan Linz):
1. rechaza las reglas democráticas del juego
2. niega la legitimidad de sus oponentes
3. tolera o alienta la violencia
4. indica su voluntad de restringir las libertades civiles de sus opiniones,
incluidos los medios de comunicación

Los populistas suelen ser políticos antisistema que tienden a negar la


legitimidad de los partidos establecidos, a quienes atacan tildandolos de
antidemocráticos. Les dicen a los votantes que el sistema existente en realidad no
es una democracia, sino que ésta ha sido secuestrada, está corrupta o manipulada
por la élite.

Los partidos generales deben aislar y derrotar a las fuerzas extremistas,


distanciarlos. Los partidos prodemocráticos pueden participar en este
distanciamiento de diversas maneras:
1. mantener a los líderes autoritarios fuera de las listas electorales en épocas de
elecciones.
2. escardar de raíz a los extremistas que pueblan las bases de sus filas.
3. eludir toda alianza con partidos y candidatos antidemocráticos.
4. adoptar medidas para aislar sistemáticamente a los extremistas, en lugar de
legitimarlos. Evitar actos que contribuyen a «normalizar» o confieren
respetabilidad pública a figuras autoritarias.
5. cuando los extremistas se postulan como serios contrincantes electorales, los
partidos generalistas deben forjar un frente común para derrotarlos.

Salvando la democracia
Existe una percepción cada vez mayor de que la democracia está en retroceso en
todo el mundo. Larry Diamond cree que hemos entrado en un período de recesión
democrática.
El número de democracias aumentó drásticamente entre 1980 y 1990, alcanzó su
punto máximo en 2005 y se ha mantenido estable desde entonces. Por cada país
que ha abandonado la democracia hay otro tanto de países que se han vuelto más
democráticos y permanecen intactos.

Pero el ascenso de Trump puede suponer en sí mismo un desafío para la


democracia global. Entre la caída del muro de Berlín y la presidencia de Obama,
los gobiernos de Estados Unidos mantuvieron una política exterior ampliamente
prodemocrática.
El presidente Trump es el menos prodemocrático de cualquier gobierno
estadounidense desde el de Nixon. Estados Unidos ya no es un modelo
democrático. Un país cuyo presidente ataca a la prensa, amenaza con encerrar
su rival, y declara que tal vez no acepte los resultados de las elecciones

Tres futuros posibles para una América post-Trump:


1. Una recuperación económica. Trump fracasaría políticamente: pierde el
apoyo público y no es reelegido o es obligado a dimitir. Los demócratas se
energizarian y revertirían las políticas de Trump. La reputación de EEUU en el
mundo se recuperaría rápidamente.
2. Trump y los republicanos continúan ganando, retendría la presidencia, las
cámaras del Congreso y la mayoría de las cámaras estatales, y
eventualmente la sólida mayoría en la Corte Suprema. Se realizarían
reportaciones, restricciones de inmigración y adopción de estrictas leyes de
identificación de votantes.
3. Futuro marcado por la polarización y una democracia sin barreras
sólidas.

Cuando la democracia estadounidense ha funcionado, se ha basado en dos normas


que a veces damos por sentadas: 1. la tolerancia mutua y, 2. la tolerancia
institucional.
La fuerza del sistema político estadounidense se basa en los principios
de la libertad individual e igualitarismo. La libertad y la igualdad son
valores que se justifican a sí mismos pero no son autoejecutables.
La tolerancia mutua e institucional son principios de procedimiento: le dicen a
los políticos cómo comportarse, más allá de los límites de la ley para hacer
funcionar nuestras instituciones. Ej. Si Trump es derrotado a través de instituciones
democráticas, fortalecerá esas instituciones.

Otro ejemplo se traduce en el politologo Omar Wasow, el mismo descubrió que la


protesta no violenta dirigida por negros fortaleció la agenda nacional de derechos
civiles en Washington y amplió el apoyo público a esa agenda. Por el contrario, la
protesta violenta llevó a una disminución del apoyo blanco y puede haber inclinado
la elección de 1968 de Humphrey a Nixon.

Ejemplo: En Venezuela, aunque los primeros años de Chávez la presidencia era


democrática, los opositores encontraron aterrador su discurso populista temeroso de
que Chávez condujera a Venezuela hacia el socialismo al estilo cubano, trataron de
sacarlo de manera preventiva, y por cualquier medio necesario. En abril de 2002, los
líderes de la oposición respaldaron un golpe militar, que no solo falló sino que
destruyó su imagen como demócratas. Chávez etiquetó a sus rivales como
antidemocráticos y entregó al gobierno una excusa para purgar a los militares, la
policía y los tribunales, arrestar o exiliar a los disidentes y cerrar medios de
comunicación. Debilitada y desacreditada, la oposición no pudo detener el posterior
descenso del régimen a autoritarismo.

Incluso si los demócratas lograran destituir a Trump, la victoria sería pírrica porque
heredarían una democracia despojada de su protección restante. Hasta un tercio del
país probablemente vería el juicio político de Trump como las maquinaciones de un
vasta conspiración de izquierda, tal vez incluso como golpe de Estado. La política
estadounidense quedaría peligrosamente desatada.
La oposición al comportamiento autoritario de la administración de Trump debe
buscar preservar, en lugar de violar las reglas democráticas. La oposición debe
centrarse en el Congreso, en los tribunales y en las elecciones para que sea
derrotado a través de las instituciones democráticas.
El problema fundamental al que se enfrenta la democracia estadounidense sigue
siendo una división partidista extrema, que no solo se alimenta por diferencias
políticas, sino por fuentes más profundas de resentimiento, incluidas diferencias
raciales y religiosas.

El igualitarismo, la civilidad, el sentido de la libertad fueron la esencia de la


democracia estadounidense de mediados del siglo XX. Hoy esta visión está siendo
atacada. Para salvar nuestra democracia, los estadounidenses necesitan restaurar
las normas básicas que una vez la protegieron.
Las normas democráticas de Estados Unidos, en su esencia, siempre han sido
sólidas. Pero durante gran parte de nuestra historia, fueron acompañadas por la
exclusión racial. Ahora esas normas deben hacerse funcionar en una época de
igualdad racial y diversidad étnica sin precedentes. Pocas sociedades en la historia
han logrado ser tanto multirracial como genuinamente democráticas.

¿Cuándo concluye la transición?


● Juan Linz: cuando para ningún actor relevante existe alternativa a los
procesos democráticos para llegar al poder, y ningún actor de facto puede
vetar la acción de quienes gobiernan por elección popular
● Adam Przeworski: cuando las elecciones se convierten en “the only
game in town”.
● Waldo Ansaldi: cuando las FFAA están efectivamente subordinadas al
poder civil y cesan las amenazas golpistas
● Guillermo O’Donnell: cuando las elecciones están institucionalizadas

Semana 5 - Sistemas de gobierno


(parlamentarismo, presidencialismo)

INGENIERÍA CONSTITUCIONAL COMPARADA


- Sartori

Presidencialismo y parlamentarismo:

Los sistemas de gobierno se diferencian según el grado de concentración o


distribución del poder. Pueden ser vistas en dos dimensiones:

Dimensión vertical: territorial: sistemas unitarios y federales.


Dimensión horizontal: nos permite mirar cómo se relacionan los órganos
del estado. Nosotros nos enfocamos en la dimensión horizontal. Vamos a ver cómo
se relacionan el ejecutivo y el legislativo, o sea, sistema parlamentario o
presidencial.

Es necesario saber de dónde viene la legitimidad del poder ejecutivo para saber si
es presidencialismo o parlamentarismo.
En ambos casos estamos hablando de una legitimidad popular directa tanto
presidencialismo como parlamentarismo

En el presidencialismo, el P ejecutivo y legislativo se elige por la población de


manera separada, en los dos casos hay legitimidad popular.
Ambos poderes del estado tienen poder popular, situación que no pasa en el
parlamentarismo.
En un sistema presidencial el pueblo vota dos veces, para el presidente y el
congreso. Y los poderes tienen legitimidad separada el P legislativo y el ejecutivo.
Estos dos tienen orígenes separados y ambos desempeñan mandatos fijos, aunque
cambien las relaciones de poder el ejecutivo no va a caer. A su vez el presidente
suele designar a sus ministros. En el parlamento el gabinete y ministro son un
paquete designado por el parlamento.

En el sistema parlamentario el votante vota una sola vez, para el parlamento, no


se vota al líder del ejecutivo o al primer ministro, a este lo elige el parlamento, tiene
legitimidad indirecta.

Características del sistema parlamentario

● Soberanía del parlamento:


El jefe del ejecutivo es elegido por el legislativo elegido por el voto popular. El primer
ministro es responsable frente al parlamento, le debe rendir cuentas, depende de la
confianza del parlamento para mantenerse en el poder. El primer ministro puede
disolver el parlamento y llamar a nuevas elecciones. Los gobiernos son designados
y destituidos a través del parlamento, el parlamento tiene la última palabra.
● Fusión de poderes: El jefe del ejecutivo es elegido por el legislativo que a su
vez es elegido por voto popular. Los parlamentarios pueden ser a la misma
vez miembros del gabinete (parte del poder ejec) y del parlamento.
● Legitimidad directa e indirecta, la legitimidad del primer ministro es indirecta
● Voto de censura o de no confianza. El primer ministro se puede mantener en
el poder mientras tenga la confianza del parlamento.
● Ejecutivo sin mandato fijo. La duración del gobierno se sostiene mientras
tenga la confianza del parlamento.
● Poderes de disolución. El primer ministro puede disolver el parlamento y
llamar a nuevas elecciones para volver a trabajar con un nuevo parlamento.
Hay un juego de poderes porque el parlamento también puede echar al
primer ministro.
● Distinción de funciones entre jefe de gobierno (de la dirección política al
gobierno) y jefe de Estado (rol ceremonial). El jefe de estado propone la
designación del primer ministro, pero depende del consentimiento del
parlamento.
● El ejecutivo colectivo: Se piensa en los regímenes parlamentarios como el
ejecutivo como un cuerpo colegiado con un primer ministro, un consejo de
ministros que responden al parlamento, los elige el parlamento (al contrario
que el presidencialismo).

Definición de sistema presidencial


A los sistemas políticos democráticos se les divide en presidenciales y
parlamentarios.

El primer criterio definitorio de un sistema presidencial es la (1) elección


popular directa o casi directa del jefe de Estado por un tiempo determinado. Un
segundo criterio definitorio es que (2) en los sistemas presidenciales el gobierno
o el Ejecutivo, no es designado o desbancado mediante el voto parlamentario.
Es el presidente el que a su discreción nombra o sustituye a los miembros del
gabinete.
Estos dos criterios no bastan del todo para identificar a un sistema presidencial.

PRESIDENCIALISMO
Un sistema político es presidencial si, y sólo si, el jefe de Estado (el
presidente) a) es electo popularmente; b) no puede ser despedido del cargo por una
votación del Parlamento o Congreso durante su periodo preestablecido, y c)
encabeza o dirige de alguna forma el gobierno que designa. Cuando se cumplen
estas tres condiciones conjuntamente, tenemos un sistema presidencial puro.

Los sistemas presidenciales (al igual que los sistemas parlamentarios) lo son por
una lógica sistemática, conforme a la cual se les puede agrupar. Antes de reasignar
algún presidencialismo a otra clase (semipresidencialismo, casi-presidencialismo,
etc) debemos comprobar si una determinada variación viola o no esa lógica.

Tenemos 20 países presidencialistas, concentrados la mayoría en América


Latina. La razón por la que Europa no tiene sistemas presidenciales
puros es debido a que cuando estos estados empezaron a practicar el
gobierno constitucional, todos (excepto Francia) eran monarquías; y las
monarquías ya tenían un jefe de Estado hereditario.

El presidencialismo, por mucho, ha funcionado mal. Con la excepción de EEUU,


todos los demás sistemas presidenciales han sido frágiles (han sucumbido ante los
golpes de Estado y otras calamidades).

El prototipo estadounidense

Este modelo está caracterizado por la división y separación de poderes entre el


presidente y el Congreso.
Con la separación de poderes, el Parlamento no puede interferir en los asuntos
internos, en el interna corporis, del campo que corresponde al Ejecutivo, y
especialmente, no puede destituir a un presidente. Si seguimos la misma lógica, la
separación de poderes implica que un presidente no puede disolver un Parlamento.
Este es de hecho el caso en los Estados Unidos y en la mayoría de los sistemas
presidenciales

El sistema estadounidense funciona (a su manera) porque los estadounidenses


están decididos a hacerlo funcionar. Es tan sencillo como eso, y por lo mismo, tan
difícil. Porque los estadounidenses tienen una maquinaria constitucional diseñada
para la parálisis gubernamental, defecto que surge con toda su fuerza cuando se
exporta su presidencialismo.

La experiencia latinoamericana
En América Latina se encuentra la mayoría de los sistemas presidenciales que
tienen un gran historial de fragilidad e inestabilidad.

En el caso latinoamericano debe reconocerse en especial que las dificultades


del gobierno presidencial están relacionadas y son intensificadas, por el
estancamiento económico, las flagrantes desigualdades y las herencias
socioculturales.

¿Qué es lo que está mal en el presidencialismo


latinoamericano? Los presidentes latinoamericanos de ninguna manera son
todopoderosos. Por el contrario, "la mayoría de los presidentes latinoamericanos
enfrentan fuertes problemas para cumplir sus programas de campaña. Han tenido
todo el poder para iniciar las acciones políticas, pero les ha sido muy difícil obtener
apoyo para ejecutarlas” (Mainwaring).
El problema reside en el principio de la separación de poderes, el que mantiene
a los presidencialismos de la América Latina en una perenne e inestable oscilación
entre el abuso del poder y la falta del mismo.

Linz y otros han llegado a la conclusión de que el remedio no es —en


América Latina— mejorar el presidencialismo sino eliminarlo del todo, y
adoptar en su lugar una forma parlamentaria de gobierno. El mismo dice
que el presidencialismo es menos capaz que el parlamentarismo de sostener
regímenes democráticos estables. Según él, los sistemas presidenciales son
rígidos, mientras que los parlamentarios son flexibles y se debe elegir la
flexibilidad ya que esta reduce al mínimo los riesgos.

La opinión de Linz se basa, esencialmente, en el argumento de que un ente político


parlamentario está menos expuesto al riesgo —a causa de sus propios mecanismos
autocorrectores que uno rígido.

¿Es el parlamentarismo un remedio?

La democracia parlamentaria no puede funcionar a menos que existan partidos


adaptados al parlamentarismo, o sea, partidos que han sido socializados para ser
organismos cohesivos y/o disciplinados.

Esto mismo no aplica para los sistemas presidenciales. En condiciones de un


gobierno dividido el estancamiento se evita precisamente mediante la indisciplina
partidista. En cambio, los partidos disciplinados son una condición necesaria
para el “funcionamiento” de los sistemas parlamentarios. Con partidos
indisciplinados, los sistemas parlamentarios se convierten en sistemas de
asambleas no funcionales.

Por ejemplo, en la actualidad en ningún país hay tanta oposición a los partidos como
en Brasil. Los políticos se relacionan con sus partidos como el partido que alquilan.
con frecuencia cambian de partido, votan contra lo dispuesto por este, y rechazan
cualquier tipo de disciplina partidista sobre la base de que su libertad para
representar a sus electores no debe ser limitada. Por eso, los partidos son entes
muy volátiles y se deja al presidente flotando en un vacío, sobre un Parlamento
ingobernable y fraccionado.
Es cierto, como lo afirma Linz, que los sistemas presidenciales funcionan mal en
países muy divididos y con sistemas partidistas fragmentados. Pero, ¿podrían
estos países funcionar mejor —si las circunstancias siguen igual bajo formas
parlamentarias? No.
PARLAMENTARISMO

Tipos de parlamentarismo
El Parlamento es soberano. Los sistemas parlamentarios no permiten una
separación del poder entre el gobierno y el Parlamento: el poder
Ejecutivo-legislativo se comparte. Todos los sistemas que llamamos
parlamentarios requieren que los gobiernos sean designados, apoyados y, según
sea el caso, destituidos, merced al voto del Parlamento.

Hay por lo menos 3 variedades principales de sistemas parlamentarios: en un


extremo está (1) el sistema de primer ministro o de gabinete en el que el Ejecutivo
forzosamente prevalece sobre el Parlamento (tipo inglés); en el otro extremo está
(2) el gobierno por asamblea (tipo francés) que casi impide gobernar; y a la mitad de
camino entre ellos está (3) el parlamentarismo controlado por los partidos.

El parlamentarismo puede fallar con la misma facilidad que los sistemas


presidenciales.

El poder compartido
Se otorga poder al jefe del Ejecutivo, el primer ministro, para gobernar. El jefe
de gobierno puede relacionarse con los demás integrantes del mismo como:
a) un primero por encima de sus desigualdades
b) un primero entre desiguales
c) un primero entre iguales

Estas son todas las fórmulas para compartir el poder porque excluyen la
concentración del poder en una sola persona.

Por ejemplo, un primer ministro británico está por encima de sus desiguales porque
es el que realmente dirige el gobierno y tiene libertad para designar y destituir a
ministros que le son “subordinados”
El canciller alemán es primero entre desiguales, mientras que el primer ministro de
un sistema parlamentario ordinario es primero entre iguales.

Un primero por encima de sus desiguales es el jefe del Ejecutivo que a la vez es
jefe del partido, difícilmente puede ser destituido por el voto del Parlamento, y
designa o cambia a los ministros de gabinete según le plazca. Este "primero"
gobierna sobre sus ministros y de hecho puede contradecir sus órdenes.
Un primero entre desiguales podría no ser el líder del partido oficial, y sin embargo
no se le podría destituir en un mero voto parlamentario de confianza: se espera que
permanezca en el cargo aunque los miembros de su gabinete cambien. Este
primero puede destituir a sus ministros, pero éstos no lo pueden destituir a él.
Un primero entre iguales es un primer ministro que cae con su gabinete, que
generalmente debe incluir en el gabinete a ministros que le son “impuestos”, y que
tiene poco control sobre el grupo.

Las fórmulas para compartir el poder que ofrecen la "promesa de


gobernar" son: a) un primero por encima de sus desiguales, y b) un primero entre
desiguales. Esto equivale a sugerir que los casos interesantes en que el gobierno
parlamentario funciona son los sistemas de primer ministro que comprenden desde
la variante inglesa a la alemana.

Los sistemas con un primer ministro

Este sistema con un primer ministro o sistema de gabinete tiene el mejor ejemplo en
el sistema inglés de gobierno.
El sistema inglés de un primer ministro supone el gobierno de un solo partido, lo que
a su vez presupone un sistema de distritos electorales de un solo representante,
que engendra un sistema bipartidista.
Este sistema inglés de un primer ministro puede ser destruido fácilmente mientras
que, por el contrario, no es fácil crearlo.

Si bien el Reino Unido y los países que siguen el modelo inglés ejemplifican el caso
fuerte del parlamentarismo con un primer ministro, Alemania presenta el caso más
débil de la categoría. Alemania no tiene un sistema electoral mayoritario y además
el canciller es elegido en y por el Parlamento y de ningún modo formal es el líder de
su partido.

El parlamentarismo funcional
Con respecto a la capacidad de gobierno, "funcional" tiene dos significados; éstos
son: el gobierno efectivo y el gobierno estable; esta distinción permite tres
combinaciones, es decir, un gobierno que sea: a) efectivo y estable; b) estable y
posiblemente efectivo, y c) inestable.

La primera combinación (a) incluye a los sistemas de un primer ministro, pero


también comprende a países con un “sistema en que predomina un partido” como
Suecia, Noruega, Japón y España que ni pueden tener las estructuras de un
sistema de primer ministro, ni un formato de dos o tres partidos, y que sin embargo
tienen durante 10 o 40 años, el gobierno de un solo partido debido a que en las
legislaturas sucesivas ese partido consigue la mayoría absoluta. Por eso, los
sistemas con un partido predominante dan la estabilidad y la efectividad que
acompañan a todos los gobiernos de un solo partido.

El gobierno por asamblea


Puede ser que los países que salen de una dictadura no tengan ninguna otra
opción que un gobierno parlamentario.
El prototipo del gobierno por asamblea ha sido la Tercera República francesa,
llamada la “República de diputados”. Actualmente, las más de las experiencias
parlamentarias poscomunistas son del tipo asambleísta.

Según el autor, la mayoría de las democracias latinoamericanas, si


abandonaran sus formas presidenciales, caerían en el asambleísmo.
En el esquema asambleísta: a) el gabinete no dirige la legislatura; b) el poder no
está unificado, sino disperso y atomizado; c) la responsabilidad casi desaparece del
todo; d) hay poca o ninguna disciplina partidista; e) los primeros ministros y sus
gabinetes no pueden actuar rápida y decisivamente; f) las coaliciones muy pocas
veces solucionan sus desacuerdos y nunca tendrán seguridad de contar con el
apoyo legislativo, y g) los gobiernos nunca pueden actuar y hablar con una voz
única y clara.

Estabilidad y eficacia
La “estabilidad” es el principal indicador de la democracia funcional. Si un sistema
parlamentario logra un gobierno estable, también conseguirá un gobierno efectivo. A
la inversa, el gobierno inestable es síntoma de un mal gobierno.

El desempeño de un gobierno depende de las personas ya que quienes


dirigen los gobiernos necesitan estructuras que les permitan desempeñarse.
No se puede tener un gobierno capaz de tomar decisiones sin un cargo de primer
ministro que le permita tomar decisiones. E incluso este tipo de primer ministro
podría verse imposibilitado para actuar si el proceso de toma de decisiones está
lleno de obstáculos.

Tampoco se debe confundir “el gobierno eficaz” con el “gobierno activista”. El


primero es un gobierno capaz de ejecutar sus políticas, aunque puede seguir una
filosofía no activista de gobierno y elegir permanecer inactivo en ocasiones.
La diferencia entre un gobierno eficaz y uno impotente es que el primero puede
decidir no actuar, en tanto que el segundo no puede actuar aunque lo quiera.
La diferencia entre un gobierno eficaz y uno activista es que, mientras el primero
puede ser eficaz para deshacer y desmantelar algunas cosas, se supone que un
gobierno activista “hace”, ya que parte del supuesto de que no hay ningún problema
que no pueda resolver la política.
Un gobierno con el poder de hacer preocupa a mucha gente. Se favorece al
gobierno eficiente bajo el supuesto de que gobernara bien. Pero si esperamos que
el gobierno actuará mal, entonces cuanto menos pueda gobernar, mejor.

Con respecto a la “estabilidad”, la democracia estable (la estabilidad del


régimen) es una cosa, el gobierno estable es otra. Es obvia la importancia de
que la democracia no caiga. Por otro lado, la estabilidad del gobierno depende de
una mera duración, y los gobiernos pueden tener una larga vida y ser impotentes: su
duración no sirve como indicador de la eficiencia o eficacia. Lo importante es saber
si a los gobiernos se les da la capacidad de gobernar. El gobierno estable podría ser
una condición facilitadora, pero no es una condición suficiente del gobierno efectivo.

El primer ministro elegido directamente


Hasta ahora se ha tratado de la duración de los gobiernos como una preocupación
mal enfocada y una prioridad desorientadora. Pero es peor cuando nos
encontramos con una elección directa y popular del primer ministro para un periodo
de igual duración que la legislatura.

El único país que ha adoptado la elección directa del primer ministro es Israel.
No le proporciona al primer ministro una mayoría, le da el poder de disolver el
Parlamento. El primer ministro elegido directamente no puede ser cambiado y
queda atado al apoyo o a la oposición que le designa el electorado. Su principal
instrumento de poder es la disolución de la legislatura. El primer ministro elegido
directamente gobierna ya sea mediante la disolución del Parlamento, o
introduciendo esa misma rigidez y desventaja en un sistema distinto al presidencial.

EL SEMIPRESIDENCIALISMO

El prototipo francés
Tanto el parlamentarismo como el presidencialismo pueden fallar. A partir de
estos dos extremos se puede buscar una solución “mixta”, una forma política
que se encuentre en medio de los sistemas presidencial y parlamentario y que
tenga elementos de ambos.
El denominador común del presidencialismo y del semipresidencialismo es un
presidente electo popularmente o al menos un presidente que no es electo en y
por el Parlamento.

El sistema semipresidencialista funciona basado en el poder compartido: el


presidente debe compartir el poder con un primer ministro; a su vez, el primer
ministro debe conseguir un apoyo parlamentario continuo.
La característica que cualquier semipresidencialismo debe tener es una
estructura de autoridad dual, una configuración de dos cabezas.
En un sistema semipresidencial, el conflicto es entre el presidente y el primer
ministro apoyado por el Parlamento.
Cualquier Constitución semipresidencialista deberá establecer una diarquía entre un
presidente, que es el jefe de Estado, y un primer ministro, que encabeza al
gobierno.

Scott Mainwaring y Matthew Shugart


Los autores Mainwaring y Shugart, coinciden con Linz en que el
presidencialismo tal como se ejerce de modo general, resulta menos
adecuado que el parlamentarismo para sostener gobiernos democráticos . Sin
embargo, cuestionan varios aspectos de su argumento. Coinciden con tres de las
cuatro críticas al presidencialismo que formula Linz

Críticas al presidencialismo:

Los autores consideran que el presidencialismo también parece ser viable con
partidos que son por lo menos algo disciplinados, y resulta especialmente
problemático con sistemas multipartidistas muy fragmentados y con elecciones
parlamentarias que ocurren con más frecuencia que las elecciones presidenciales .
Finalmente, plantean que cambiar del presidencialismo al parlamentarismo
podría exacerbar problemas de gobernabilidad en países con partidos muy
indisciplinados .

Por un lado, por presidencialismo entienden un régimen en el cual: 1) el presidente


es siempre el titular del poder ejecutivo y es elegido mediante voto popular. y 2) los
períodos de gestión para el presidente y la asamblea son fijos . Otro sistema de
gobierno que merece comentarse es el semipresidencial . En este tipo de
régimen: 1) se elige al presidente mediante voto popular; 2) el presidente
nombra un primer ministro, quien es el jefe del gobierno; 3) el primer ministro
y el gabinete dependen únicamente de la confianza de la asamblea, y 4) el
presidente tiene poderes políticos significativos, que suelen incluir el derecho
de disolver el parlamento.
Algunas diferencias entre presidencialismo y semipresidencial

Hay algunas diferencias críticas entre ambos tipos de régimen. Primero, en una
democracia presidencial, el presidente es el jefe del gobierno, mientras que en un
sistema semipresidencial, la jefatura del ejecutivo está dividida y formalmente el
primer ministro es la cabeza del gobierno . Segundo, el gobierno presidencial se
elige por un periodo fijo, mientras que el gobierno semipresidencial depende de la
confianza continua de la asamblea

Los riesgos del presidencialismo: el argumento de Linz


Por otro lado, se mencionan los argumentos por los cuales el autor Linz prefiere
o considera al parlamentarismo mejor que el presidencialismo:

Linz comienza su trabajo con la observación de que pocas democracias


estables tienen sistemas presidenciales de gobierno.

En primer lugar, en los sistemas presidenciales tanto el presidente como la


asamblea tienen razones para considerarse y proyectarse como legítimos. Ambos
poderes se eligen popularmente, y el origen y sobrevivencia de cada uno es
independiente del otro. Si la mayoría de legisladores favorecen políticas diferentes
de las que sostiene el presidente, puede surgir un conflicto dramático entre la
asamblea y el ejecutivo. Linz argumenta que el parlamentarismo obvia ese problema
porque el ejecutivo no es independiente de la asamblea. Si la mayoría de la
asamblea favorece un cambio en la dirección de las políticas, puede reemplazar al
gobierno mediante el ejercicio de su voto de censura.

En segundo término, el período fijo del mandato presidencial introduce una


rigidez que es menos favorable para la democracia que la flexibilidad ofrecida
por los sistemas parlamentarios, donde los gobiernos no son electos por un
periodo fijo, sino que dependen de la confianza continua de la asamblea,
entendiéndose como algo positivo. Debido a que bajo el presidencialismo el
presidente no puede reforzar su autoridad, sea por medio de un voto de confianza o
de la disolución del parlamento para llamar a nuevas elecciones, el liderazgo
presidencial puede ser más débil que aquel ejercido por algunos primeros
ministros. Es extremadamente difícil remover a un presidente de su cargo, aun
cuando sea incapaz y carezca del apoyo de los legisladores y de otros actores
políticos relevantes Dada su mayor capacidad de promover cambios en el
gabinete y el gobierno, los sistemas parlamentarios ofrecen posibilidades
mayores para resolver los conflictos. Esta válvula de seguridad puede mejorar la
estabilidad del régimen.

En tercer término, Linz aduce que el presidencialismo tiene una lógica de


“ganador único” que no es favorable para la estabilidad democrática.

En los sistemas parlamentarios, compartir el poder y formar coaliciones es muy


común, y los legisladores titulares están por consiguiente muy atentos a las
demandas e intereses incluso de los partidos más pequeños. En los sistemas
presidenciales, la elección popular directa tiende a hacer pensar al presidente
que no necesita llevar a cabo el tedioso proceso de construir coaliciones y de
hacer concesiones a la oposición.
Ganadores y perdedores están claramente definidos por todo el periodo del
mandato presidencial. Los perdedores deben esperar al menos cuatro o cinco años
sin acceso alguno al poder y patronazgo del ejecutivo”
En cuarto lugar, Linz argumenta que “el estilo presidencial de la política” es
menos propicio para la democracia que el estilo parlamentario de hacer
política. En contraste con los primeros ministros, a los presidentes se les exige ser
jefe del Estado y el jefe del gobierno a la vez, y las exigencias de estos dos papeles
pueden entrar en conflicto. El hecho de sentirse representante de toda la nación
puede llevar al presidente a una terrible intolerancia con la oposición.

Críticas al presidencialismo:

Críticas al pensamiento de Linz:


Si bien los autores Mainwaring y Shugart no comparten todo argumento acerca del
presidencialismo con Linz, si están de acuerdo en que la mejor forma de gobierno
para mantener la democracia es el parlamentarismo.

Comenzando por algunas críticas hacia el pensamiento de Linz sobre el


presidencialismo, encontramos que :

En primer lugar, la legitimidad democrática dual no es exclusivamente un


problema del presidencialismo como menciona Linz. Además, la existencia de
dos agentes del electorado, cada uno dotado con diferentes, pero
cuidadosamente definidas, autoridades, puede ser una ventaja del
presidencialismo.

Por otro lado, los autores no están de acuerdo con Linz cuando dice que el
presidencialismo induce a una tendencia hacia la política de “ganador único”
más que el parlamentarismo. Desde su punto de vista, los sistemas parlamentarios
no proporcionan mayor ventaja en este aspecto . El grado en el cual las
democracias promueven las reglas del juego de tipo “ganador único” depende
también del sistema partidario y del sistema electoral.

Críticas al presidencialismo de Mainwaring y Shugart

Los autores entienden que el liderazgo presidencial puede ser más débil que
el ejercido por algunos primeros ministros. Los presidentes a su vez, suelen
tener un período fijo de gobierno que deben acatar. Esto limita la posibilidad
de acción y los obliga a intentar llevar a cabo todas las medidas posibles para
alcanzar sus metas en un tiempo corto, lo que es problemático para su buen
desempeño; esto no ocurre con los primeros ministros.

A su vez, es extremadamente difícil remover a un presidente de su cargo, aún


cuando los legisladores no lo apoyan y goce de poca popularidad. Los
sistemas parlamentarios por su parte ofrecen mayores posibilidades para resolver
este tipo de conflictos, por lo que en este sentido, la estabilidad del régimen goza de
mayor salud.

Otra de las afirmaciones de los autores, tiene que ver con la existencia de la
mediación. En los sistemas parlamentarios, el presidente tiene poderes simbólicos o
de moderador, lo que brinda un poder de contención, el cual carece en los sistemas
presidencialistas. La disciplina de los partidos es esencial en los sistemas
presidenciales, ya que de lo contrario, el presidente necesitaría negociar con los
legisladores uno por uno.
Para que la disciplina ocurra, es importante la existencia de partidos cerrados,
donde la organización nacional del partido controla quien resulta electo. A su vez, el
óptimo funcionamiento de los sistemas presidencialistas depende de la existencia
de reglas electorales que limiten la fragmentación del sistema de partidos. “Es mejor
evitar acciones draconianas que podrían conducir a la exclusión de grupos
políticamente importantes que pudieran cuestionar la legitimidad del sistema
político”.
Existen distintos métodos que hacen posible evitar dicha fragmentación. Para que el
presidencialismo pueda funcionar mejor, es elemental que se acentúen ciertas
características, como dotar al presidente con un poder limitado, alentar la formación
de partidos que son razonablemente disciplinados en la legislatura y prevenir
excesiva fragmentación del sistema de partidos. Los autores consideran que el
presidencialismo puede afectar las posibilidades democráticas, pero entienden que
bajo las circunstancias mencionadas, pueden ser viables y firmes.

Ventajas de los sistemas presidenciales:

Después de todo, los sistemas parlamentarios proporcionarán ventajas significativas


sobre los sistemas presidenciales.
La ventaja inicial de un sistema presidencial se encuentra justamente en aquella
característica que llevó a Linz a advertir en contra de las legitimidades democráticas
duales. Si los poderes están claramente definidos y el método de elección
limita la fragmentación del sistema de partidos, puede ser beneficioso tener
dos agentes del electorado en vez de uno solo.

El modelo de parlamentarismo Westminster funciona muy bien en cuanto


a la “responsabilidad gubernamental”, dado que el gobierno y la oposición
están claramente definidos: se vota para retener a los conservadores o para
desbancarlos y así tener un gobierno laborista . Sin embargo, dicho modelo funciona
mal en cuanto a proporcionar representación a las minorías.

El problema de la exclusión de grupos minoritarios políticos, étnicos o religiosos,


que acaban hostilizando al régimen democrático, es una razón de por qué varios de
los sistemas al estilo Westminster en el Tercer Mundo (por ejemplo, Nigeria,
Pakistán, Sri Lanka) han fracasado.

La elección de la asamblea puede fomentar la “delegación representativa”,


utilizandose la representación proporcional para permitir a los partidos menores
tener un papel en la asamblea .

Variantes del parlamentarismo:


- Modelo de Westminster o “parlamento clásico”:
Alta concentración en el poder ejecutivo, soberanía parlamentaria, el parlamento
tiene la última palabra, no hay constitución escrita. El primer ministro tiene mucho
poder porque el primer ministro y el gabinete normalmente está compuesto
solamente por miembros del partido que tienen la mayoría de las bancas en el
parlamento. El parlamento lo acompaña, apoya al poder Ejecutivo, no lo controla.
Hay una fusión de poderes entre el ejecutivo y legislativo. Tiene bicameralismo
asimétrico. Tiene un sistema bipartidista, los dos partidos mayoritarios son bastante
parejos y por eso se alternan en el poder. El sistema electoral es mayoritario y por
eso crea las mayorías en el parlamento. Inglaterra no tiene una constitución escrita
y se caracteriza por la soberanía parlamentaria

- Modelo alemán o parlamentarismo “controlado” o “corregido”.


Corrige el parlamentarismo puro que es disfuncional. Grandes diferencias con el
modelo de Inglaterra.
No es una monarquía sino es una república teniendo a un presidente en vez de un
rey, a su vez tiene un parlamento bicameral: cámara alta y baja. La alta representa a
los estados y la baja se elige por voto popular mixto que produce un parlamento con
varios partidos. El parlamento puede destituir con voto de censura al canciller solo si
logra elegir a su sucesor. Alemania no tiene un sistema bipartidista, no hay 2
partidos grandes que se alternan entre ellos. Pueden permanecer en el poder
cancilleres.

- Modelo de asamblea o parlamentarismo puro (disfuncional, en desuso)


Sistema de partidos fragmentados donde el gobierno se forma por coaliciones entre
los partidos. Se suman tantos miembros como sean necesarios para formar la
mayoría en el parlamento, tienen poder de chantaje. Ejemplo: Italia. Es la forma de
gobierno menos deseable.

Cómo se “forma gobierno” en un sistema parlamentario


● Gobiernos de mayoría. El partido mayoritario nombra un primer ministro o
un primer ministro con su gabinete.
● Gobiernos de coalición. El partido que tiene más votos lidera el proceso
de formación de gobierno uno o varios socios de gobierno.
● Gobiernos de minoría. Se sostiene durante un tiempo un gobierno de
minoría, pero tiene que ser un sistema parlamentario particular que no se
da en muchos lugares. Se dio en Canadá hace poco. El primer ministro
era primer ministro, pero su partido ya no tenía la mayoría en el
parlamento. Los gobiernos necesitan sumar a un partido al gobierno para
formar coalición o sostenerse como un gobierno de minoría. Trudeau se
negó a formar una coalición entonces permaneció con acuerdo del
parlamento con un gobierno de minoría, no tiene la mayoría de los votos
del parlamento, pero se sostiene en el gobierno.

Argumento a favor de las presidencias débiles:

El artículo de Linz emplea categorías genéricas de sistemas presidenciales y


parlamentarios; Linz argumenta que “esto no implica que cualquier clase de
régimen parlamentario funciona bien” . En efecto, para completar el análisis uno
necesitaría reflexionar sobre el mejor tipo de constitución parlamentaria y sus
elementos institucionales específicos.
Los autores coinciden en que es importante distinguir entre diferentes clases
de regímenes parlamentarios, porque no todos los tipos de parlamentarismo
funcionan igualmente bien.
No es solo entre los sistemas parlamentarios que las diferencias en el tipo básico de
régimen son sustanciales. El presidencialismo también combina una diversidad de
sistemas de gobierno.

En las siguientes secciones los autores hablan tres factores que ayudarían al
presidencialismo a funcionar mejor.

Se puede argumentar que los sistemas presidenciales funcionan mejor si el


presidente tiene poderes relativamente limitados . En un sistema presidencial,
debilitar la presidencia significa principalmente debilitar sus poderes legislativos.

Para comparar los poderes presidenciales en el ámbito legislativo examinamos


seis áreas de poderes legislativos:

● El primero es el paquete de procedimientos de veto y anulación. Los


presidentes tienen mayores poderes si su capacidad de veto no puede
ser anulada; tienen menos poder si no tiene veto o si un veto puede ser
anulado por una mayoría relativa .

● El segundo es el veto parcial, un arma con la cual ellos pueden rechazar


partes de una ley en vez de aceptarla o rechazarla por completo

● El tercero son poderes de decreto. Presidentes con grandes facultades de


decreto son capaces de hacer leyes a pesar de la oposición del Congreso .
● En cuarto lugar están los poderes otorgados a algunos presidentes para
ser los únicos proponentes de la agenda en ciertas áreas de políticas
claves.

● En quinto lugar, está la primacía del presidente en el proceso presupuestario,


al limitar la capacidad del Congreso para determinar ingresos o gastos

Cuando el presidente tiene grandes poderes legislativos, la habilidad del


congreso para debatir, hacer componendas y ofrecer compromisos sobre
cuestiones conflictivas que confrontan a la sociedad es profundamente
limitada . En cambio, el presidente adquiere una importancia legislativa enorme y
tiene armas formidables con las cuales modera y ajusta la legislación para
responder a sus intereses y limitar la construcción de consensos dentro de la
asamblea . En este aspecto, probablemente no es casual que algunos de los
quiebres más conocidos entre las democracias presidenciales han sido de sistemas
que calificaron muy alto en sus regímenes.

Si el régimen es semipresidencial, los poderes del presidente sobre la


formación del gobierno son más débiles que en un sistema
presidencial . Típicamente, tales presidentes no tienen ningún poder o tienen un
poder muy limitado sobre la legislación. Por ende, en contextos multipartidarios, el
semipresidencialismo es preferible al presidencialismo puro.

¿Qué pasa cuando no se logra formar gobierno? El caso de España.

En abril de 2019 el PSOE obtuvo 120 bancas en el parlamento. En ese momento cuando se
hicieron las elecciones parlamentarias, el gobierno cesó, pero siguió en funciones hasta que
otro entre, pero no se logró formar un gobierno. Estuvieron todo el año intentando formar un
gobierno mientras que Pedro Sánchez seguía en el gobierno. Hubo 3 votaciones en el
parlamento, pero en las primeras 2 no dieron como resultado una mayoría, en la 3 se dio y
volvieron a nombrar a Pedro Sánchez. Se formó la primera coalición de gobierno de la
democracia española.

La dinámica del presidencialismo


Separación e independencia de poderes.
Origen y supervivencia separados; mandatos fijos. Esto supone cierta rigidez.
Elección (legitimidad) popular del jefe de gobierno.
Estructura unipersonal; discrecionalidad para nombrar gabinete.
Jefe de gobierno = jefe de estado.
Poder judicial a cargo del control de constitucionalidad.

Ingeniería constitucional
● Conflicto de poderes
● Rigidez/flexibilidad
● Efectividad
● Tendencias autoritarias
● “suma cero”, exclusión de la oposición/coaliciones
● Estabilidad del gobierno/del régimen

Creo que Linz dice que, salvo EEUU todos los países que logran desarrollarse son
sistemas parlamentarios, pero no se toman en cuenta otros hechos. Tal vez el
problema es América Latina, no el presidencialismo. También atribuye ciertos
elementos al presidencialismo que no son característicos de todos los
presidencialismos, por ejemplo, que es un sistema de suma cero, de que el ganador
se lleva todo. El sistema de parlamentarismo es igual, el que gana también se lleva
todo. Dice también que no existe un presidencialismo de coaliciones, pero sí existen
y varias muy exitosas.

El semipresidencialismo (modelo francés)


¿Por qué el sistema francés es ‘semipresidencialista’ y no ‘semiparlamentario’?

Comparte con el presidencialismo la elección directa del presidente. En Francia al


presidente se lo elige por voto popular, no lo elige el parlamento. Se diferencia del sistema
presidencial porque tiene una estructura de autoridad dual, son dos cabezas. El presidente
(jefe de estado) tiene que compartir el poder con el primer ministro que es el jefe de
gobierno y que está sujeto a la confianza del parlamento. El primer ministro lleva el día a día
de la política. En Francia el presidente que tiene legitimidad popular tiene un poder
regulador, tiene más relevancia en la política pública cotidiana. ¿Cuál es la ventaja? La
lógica de esta elección es que es un sistema flexible y adaptable, resuelve el problema del
parlamentarismo puro y evita los problemas del presidencialismo, o sea, dejar durante
mucho tiempo un presidente que no tiene poder porque no tiene mayoría en el parlamento.
Cuando el presidente tiene mayoría en el parlamento gobierna normalmente, pero si no
tiene mayoría el que gobierna es el primer ministro, pero siempre se va a poder gobernar,
no como en el presidencialismo.

Semana 6 - Elecciones y sistemas electorales

LOS SISTEMAS MAYORITARIOS Y PROPORCIONALES-


Sartori
Premisas
Los sistemas electorales determinan el modo en que los votos se transforman
en escaños, y por lo tanto, afectan la conducta del votante. Además influyen
sobre si el elector vota (a) por un partido o (b) por una persona.
➢ En el caso (a), hay que saber si la conversión de votos en
escaños es o no “proporcional”, y de esta manera la principal
división de los sistemas electorales es entre la representación
proporcional y la mayoritaria.
➢ En el caso (b), se trata de identificar quién controla la selección
de los candidatos, y la principal división es si se vota o no “por
una persona”.

En los sistemas de mayoría, el triunfador se queda con todo. La elección


del votante es canalizada y limitada a una alternativa. Proponen candidatos
individuales, personas.
En los sistemas proporcionales, el triunfo es compartido y se requiere un
porcentaje electoral. No se obliga a los votantes a concentrar su voto y las
posibilidades de elegir pueden ser muchas. Proponen listas de cada partido.

Dentro de cada sistema, a su vez, existen variaciones:


➔ Aunque en los sistemas mayoritarios “el ganador se queda con todo” la
mayoría de que se trate puede ser absoluta (50%+1) o relativa.
➔ Si bien es cierto que en todos los sistemas proporcionales se
transforman los votos en escaños según “alguna proporción”,
esta varía desde una correspondencia casi perfecta a una muy
desproporcionada.

Para aclarar el argumento debemos separar el criterio o método de elección, de su


resultado, o sea, de la forma en que el Parlamento refleja la distribución de votos de
los electores.
● Un sistema electoral es mayoritario si la votación se hace en distritos
de un solo representante, en que el triunfador se lo lleva todo.
● Cualquier sistema electoral en que la votación sea por distritos de dos
o más representantes, en que hay dos o más triunfadores elegidos
sobre la base de las “mayores votaciones”, es un sistema proporcional.
- hay 2 formas de establecer estas proporciones
triunfadoras:
1. Por medio de los cocientes electorales. Se elige
sobre la base de partes iguales
2. Elegir a los triunfadores según la votación que
obtienen los candidatos. Se les elige sobre la base
de las mayores proporciones de votos.

La clasificación anterior no significa que todos los sistemas electorales puedan


clasificarse así,
“sistemas mixtos”.

La elección de diputados se asignan con un criterio y otro con otros criterios, eso es
un sistema mixto.
Un sistema mixto no es la combinación del sistema proporcional y mayoritario.

La distinción entre estos tiene sentido cuando hablamos de un cuerpo electivo. la


utilizamos cuando hacemos diferencia en los distintos parlamentos.

Los “sistemas de mayoría”

Los sistemas mayoritarios no procuran un parlamento que refleje la distribución de


las votaciones, buscan un vencedor indiscutible.
Requieren una mayoría relativa (plural) o una absoluta. En ambos casos se trata
generalmente de distritos con un solo representante; en ambos tenemos, por lo
tanto, un triunfador que obtiene todo; pero quien gana en un sistema plural es el que
pasa la meta primero y en consecuencia muchas veces es un exponente de la
minoría más numerosa, en tanto que quien triunfa en un sistema mayoritario
representa una verdadera mayoría (más de 50%).

Sistemas mayoritarios ventajas y desventajas


❖ Ventajas:
➢ opciones claras para los votantes
➢ claridad, transparencia, simplicidad de la traducción de votos en
cargos.
➢ genera ganadores claros: estabilidad, gobiernos fuertes - gobiernos de
mayoría y oposiciones coherentes
➢ alimenta la formación de partidos políticos de base amplia
➢ tiende a ser más moderado por lo que hace poco probable la
representación de partidos extremistas
➢ genera más personalización de la política, vínculo estrecho (rendición
de cuentas) entre el ciudadano y su representante

❖ Desventajas:
➢ exagera los resultados. percepción de injusticia en los resultados -
votos que ‘no cuentan’
➢ tener más votos no necesariamente se traduce en tener más bancas,
importa su distribución
➢ menor participación; exclusión de minorías
➢ desalienta la formación de terceros partidos
➢ posibilidad de formación de ‘feudos regionales’ (sin competencia)
➢ aumenta la importancia del trazado de los distritos electorales

El problema con los sistemas mayoritarios es que se prestan a la


manipulación.

El premio a la mayoría

El premio a la mayoría presupone la votación proporcional.

Por un lado en un extremo se tiene al sistema de Sáenz Peña usado en


Argentina que asigna, sobre la base de los distritos electorales, dos terceras
partes de los escaños a la lista que obtiene mayor número de votos y el tercio
restante a la que obtuvo el segundo lugar. Este sistema crea una mayoría
absoluta y se acerca a la imposición de un formato bipartidista en cada distrito
electoral.

Por otro lado está la fórmula adoptada en Paraguay. Dos terceras partes
de los escaños se conceden al partido que obtiene más votos, y el tercio restante
se distribuye proporcionalmente entre todas las demás listas partidistas. En
este caso una tercera parte del acuerdo es proporcional.

Evaluación de los sistemas mayoritarios:

Se puede considerar a los sistemas electorales como continuos con respecto a la


manera en que transforman los votos en escaños, ya que a este respecto la variable
principal es el tamaño de los distritos.

Primero encontramos la "mayoría calificada", en la que se requiere que se


obtenga más de 51% de los votos (generalmente entre 55 y 65%), a la que sigue la
"mayoría absoluta", que se obtiene superando el umbral de 50%.

Por lo general se dice que sigue la "mayoría relativa", a la que se identifica con la
pluralidad.
Una pluralidad es, en cambio, "cualquier mayoría", y con mucha frecuencia consiste
en la "minoría más grande". la diferencia entre las proporciones de la pluralidad y
las de la RP es muy pequeña.

Por lo general se defiende a los sistemas mayoritarios con base en cuatro


puntos: primero, que eligen a una mayoría gobernante y, por este camino, a un
gobierno; segundo, que reducen la fragmentación de los partidos, en ocasiones a
sólo dos partidos; tercero, que crean una relación directa (más directa) entre los
electores y sus representantes; cuarta, que mejoran la calidad de los funcionarios
elegidos.
El primer mérito —el de elegir un gobierno— sólo se alcanza cuando se presenta.
Esto es, sólo cuando las elecciones mayoritarias producen un sistema bipartidista.

Elección pluralistas

De manera que el argumento más poderoso en favor de las elecciones pluralistas


es también un argumento muy "condicionado", y se torna falso cuando el sistema de
partidos está insuficientemente estructurado y donde hay electorados incoercibles
poco dispersos entre todos los distritos.
Por otra parte —en las mismas condiciones—, generalmente es cierto que un
sistema pluralista conduce a un gobierno efectivo con más frecuencia que un
sistema de RP.

El tercer mérito que se atribuye a las elecciones pluralistas es que traen


consigo una relación directa entre el votante y su representante electo.
Por tanto, parece ser que el argumento más razonable es que el ganador en una
pluralidad sólo representa a su distrito.

El cuarto mérito —de que mejora la calidad de quienes participan en política—


encuentra la dificultad preliminar de que la "calidad" es difícil de evaluar. En la
medida en que el votante se encuentra con politiqueros —corruptos, avaros y mal
intencionados—, los políticos limpios, honestos y bien intencionados son sin duda
una mejora cualitativa. Pero expulsar a los rufianes no lleva al cargo
automáticamente a políticos "buenos" y eficientes, esto es, competentes y con visión
y capacidad de liderazgo. Las buenas personas no son, de ninguna manera, la cura
para el mal gobierno, porque las virtudes privadas y las públicas no son del mismo
orden.

Cuando la elección es muy disputada y los votantes son volubles, los partidos y los
grupos de presión políticos se ven obligados a buscar al candidato más atractivo
electoralmente que puedan encontrar. Pero en los distritos que consideran seguros
pueden darse el lujo de proponer, e imponer, a sus propios seguidores sin tener en
cuenta sus calificaciones.

La justificación central de todo sistema mayoritario es que promueve la


gobernabilidad al contener y reducir la fragmentación de los partidos.

SISTEMAS PROPORCIONALES
Si bien los sistemas de RP procuran transformar proporcionalmente los votos en
escaños, aún así su grado de proporcionalidad o desproporcionalidad varía
mucho.
Está definido decisivamente por el tamaño del distrito electoral, además de por
las fórmulas que transforman votos en bancas. El tamaño del distrito electoral se
mide por el número de miembros que elige cada distrito. Cuanto mayor sea el
distrito, mayor la proporcionalidad, y viceversa. Una mala proporcionalidad
castiga a los partidos pequeños, los borra del mapa. La lógica es la siguiente:
cuanto menor sea el número de representantes, mayor será el número de
votos desperdiciados, es decir, de los votos por debajo del cociente de las
mayorías triunfadoras que simplemente se pierden.

Voto único transferible

Respecto a las reglas para asignar los escaños, el sistema más puro de todos es
el voto único transferible (VUT) en distritos con varios representantes; se pide a
los votantes que numeren a los candidatos por el orden de su preferencia;
todo voto por encima de la cuota (cociente electoral) se reasigna a la segunda
preferencia; entonces se eliminan los candidatos con menos votos y las preferencias
de sus votos son redistribuidas hasta que todos los escaños han sido asignados.

También se encuentran otros menos puros: a) el método del “mayor residuo”; b)


el método del “mayor promedio”, y c) la fórmula Sainte-Lague.
El a) favorece a los partidos pequeños. Después de que se asigna un
escaño a una cuota completa (que se establece dividiendo los votos entre los
escaños) cualquier escaño restante va al partido con el mayor residuo
El b) es el sistema de RP más usado y es menos proporcional porque
favorece a los partidos más grandes.
El c) es menos proporcional que el método del mayor residuo pero más
proporcional que el del mayor promedio.

Voto único transferible. Es un sistema de voto basado en la representación


proporcional y el voto preferencial. El voto de un elector se le asigna
inicialmente a su candidato favorito, y si el candidato hubiera sido ya elegido
o eliminado, todos los votos sobrantes se transfieren según las preferencias
seleccionadas por el votante.

Para calcularlo se calculó primero la cuota, se divide el total de votos emitidos


dividido las bancas en disputa más uno y eso sumado a uno.

El sistema minimiza el voto inútil, proporciona una representación similar a la


proporcional, y permite votos explícitos a candidatos individuales en vez de a
una lista electoral cerrada. Esto se consigue usando circunscripciones y
transfiriendo votos a otros candidatos elegibles que en otro caso se hubieran
desperdiciado en perdedores o ganadores seguros.
Magnitud de distrito o circunscripción:
La magnitud del distrito implica la cantidad de cargos que se reparten en ese distrito,
puede ser uninominal o plurinominal.

Magnitud efectiva: la cantidad de cargos que están disputando en una elección.


Los uninominales el cargo es uno, solo admiten sistemas mayoritarios, NO
proporcional cuando elijo un solo diputado. En los plurinominales, su magnitud
no la sabemos pero esta es mayor que uno, puede ser chicos medianos o
grandes, distintos grados de proporcionalidad

El factor más importante para establecer la proporcionalidad o desproporcionalidad


del sistema de RP es el tamaño del distrito electoral, que se mide por el número de
miembros que elige cada distrito. Cuanto mayor sea el distrito, mayor será la
proporcionalidad. Por el contrario, cuanto menor sea el número de representantes,
menor será la proporcionalidad. Los países que operan con base en distritos con
muy pocos representantes (2 a 5 representantes) o con un mero medio (hasta un
máximo de 9 a 10 representantes), son países con menos proporcionalidad.

Listas partidarias

Los sistemas de RP requieren distritos con varios representantes. Es frecuente que


los sistemas de RP sean sistemas de listas que le presentan al votante los nombres
de los candidatos de los partidos. Se utiliza en sistemas plurinominales
proporcionales
Estas listas partidistas pueden ser: a) "cerradas", lo que significa que se
elige a los candidatos en el orden determinado por el partido, y b) "abiertas",
esto es, que no hay un orden de rango predeterminado y se deja a los
votantes expresar una o más preferencias, marcando nombres en la lista.

Otras 2 fórmulas posibles son la c) "lista libre" y el d) "voto limitado". En el


sistema de lista libre, el votante tiene tantos votos como el número de
candidatos a ser electos; puede dar dos votos a cualquier candidato, y
además se le permite votar por candidatos de diferentes partidos. Finalmente,
el voto limitado le da a cada elector más de un voto, pero en un número
menor al de los representantes que serán elegidos: por ejemplo, en un
distrito con tres representantes, se le da a los ciudadanos dos votos.

El problema con los sistemas proporcionales es que permiten muchos


partidos.
EVALUACIÓN DEL PROPORCIONALISMO

La representación proporcional conlleva y destaca un interés principal: la


asignación equitativa de escaños "en proporción" a los votos. A la RP se le
pueden hacer dos críticas importantes relacionadas entre sí: primera,
que produce una fragmentación excesiva de los partidos, y segunda, que no
responde o sólo satisface deficientemente al requisito de gobernabilidad, a la
necesidad de un gobierno efectivo. En esencia nos dicen que cuanto más impura
es la RP, menor será el número de partidos.

Es cierto que con RP el proceso representativo se divide claramente en dos


pasos: en el primero, los votantes sólo eligen al Parlamento y, en el segundo,
este decide independientemente, sobre sus propias bases, quien gobernara y
por cuánto tiempo. También ocurre, como se acaba de indicar, que con la RP
casi todos los gobiernos resultan ser gobiernos de coalición. El problema
presenta tres facetas: a) La duración o estabilidad de los gobiernos; b) la asignación
de responsabilidades, y c) la capacidad de las coaliciones para gobernar.

Por otro lado, saber si los gobiernos de coalición conducen generalmente a


gobiernos ineficaces, incoherentes o paralizados por disputas, la respuesta es:
depende. Primero, depende de cuántos son los socios de la coalición. Por ejemplo,
puede esperarse que una coalición de dos partidos sea más fácil de manejar que,
digamos, una coalición entre cinco partidos. Segundo, y más importante, depende
de si en las coaliciones hay confluencia o divergencia, de si sus miembros actúan
en armonía o se oponen entre sí. De esta manera, en un sistema político
polarizado, los votantes y los partidos se consideran extraños entre sí y están
distanciados el uno del otro, lo que implica que es difícil y poco prometedor
electoralmente ponerse de acuerdo en algo.Por el contrario, en un sistema
político no polarizado, los votantes y los partidos no siguen principios rígidos,
están relativamente cerca entre sí, y pueden concertar fácilmente acuerdos y
llegar a compromisos. Entonces, la representación proporcional no conduce
necesariamente a un gobierno de coalición plagado de conflictos e incapaz de
actuar.

La RP y los gobiernos de coalición pueden ayudar a las sociedades "difíciles"


a salir del atascadero y a mantenerse unidas. Es decir, que sin la RP, las
sociedades difíciles bien podrían convertirse en "sociedades imposibles"

Formula del resto mayor y del promedio mayor, voto único


transferible
-voto único transferible. funciona como el voto de preferencia.

Fórmulas matemáticas: que me permiten distribuir los votos


Voto único transferible. Es un sistema de voto basado en la representación
proporcional y el voto preferencial. El voto de un elector se le asigna inicialmente a
su candidato favorito, y si el candidato hubiera sido ya elegido o eliminado, todos los
votos sobrantes se transfieren según las preferencias seleccionadas por el votante.

Para calcularlo se calculó primero la cuota, se divide el total de votos emitidos


dividido las bancas en disputa más uno y eso sumado a uno.

b. Fórmulas del resto mayor. Son un conjunto de fórmulas electorales utilizadas


para asignar escaños en sistemas de representación proporcional por listas
electorales. i. Cuota de Hare. ii. Cuota Imperiali. iii. La cuota de Droop. iv. Cuota de
Hagenbach-Bischoff.

c. Fórmulas de promedio mayor. Son un conjunto de fórmulas electorales


utilizadas para asignar escaños en sistemas de representación proporcional por
listas electorales. i. Fórmula de D’Hondt. ii. Fórmula de Sainte-Lague. iii. Fórmula de
Sainte-Lague modificada.

En Francia, existe un modelo híbrido de mayoría absoluta y relativa, por el que en


la primera vuelta de las elecciones a la Asamblea Nacional es elegido diputado la
candidatura que logra la mayoría absoluta, y si no ocurriese así, se celebra una
segunda vuelta en la que participan todas las candidaturas que hayan superado el
12,5% de los votos. Resulta vencedora aquella que logra la mayoría absoluta o
relativa. Este tipo de fórmulas electorales mayoritarias pueden provocar enormes
distorsiones ya que un partido con una distribución electoral bastante homogénea
en todas las circunscripciones electorales puede quedar muy infrarrepresentado si
no logra vencer en las circunscripciones en las que compite; mientras, un partido
con un porcentaje de voto menor, pero con una distribución electoral concentrada en
algunas circunscripciones, puede alcanzar numerosos escaños.

En cuanto a las fórmulas de representación proporcional, éstas son las más


utilizadas en los diferentes sistemas democráticos. Las fórmulas de resto mayor
calculan una cuota para obtener un escaño, por lo tanto un partido logra tantos
escaños como cuotas haya obtenido en su total de votos. Después del reparto,
suelen sobrar escaños que aún no han sido repartidos por no haberse alcanzado
igual número de cuotas que escaños a repartir, es entonces cuando los votos
sobrantes (una vez apartados los que alcanzaron la cuota y se tradujeron a escaño),
se ordenan de mayor a menor procediendo su repartición entre los restos mayores
hasta finalizar la asignación de escaños.

Hoy en día las fórmulas más utilizadas son las de la media más elevada, entre ellas
la fórmula D'Hondt, que es la que usamos en España. Genéricamente, estas
fórmulas de divisor común dividen el número de votos que ha obtenido cada lista
electoral por la correspondiente serie sucesiva de números, hasta alcanzar la cifra
de escaños correspondiente a la circunscripción. Los coeficientes obtenidos de las
divisiones se ordenan de forma decreciente, y se distribuyen los escaños a repartir
entre las medias más elevadas hasta que se agoten.

Fórmulas matemáticas de representación proporcional

● fórmula de cociente (ej método de Hare): Diferencia entre la distribución de


bancas por cuenta matemática y los números enteros a llenar en el órgano. Se
distribuye a aquellos que estaban más próximos a tener un representante más

● Fórmula de divisor (ej sistema D´Hondt): Dividimos los votos de los partidos
por divisores preestablecidos

La doble ronda electoral

Permite a los electores votar dos veces con un intervalo de una o dos semanas
entre la primera votación y la votación final. Los votantes pueden reorientar sus
preferencias considerando los resultados de la primera elección.

También es un sistema muy flexible que hace posibles acuerdos de mayoría y de


proporcionalidad. Nunca es del todo mayoritario o del todo proporcional.

IV.3. EVALUACIÓN DE LA DOBLE RONDA ELECTORAL

El sistema de la doble ronda electoral fue muy usado en el pasado: con distritos de
un representante único en Francia, España, Holanda, Alemania, Austria. En tanto
que los países mencionados. por lo general mostraban, en ese tiempo, un sistema
de partidos poco o nada estructurado.

Con el transcurso del tiempo la RP sustituyó al sistema de doble ronda


electoral. El voto alternativo requiere una mayoría absoluta. La doble ronda
electoral parlamentaria francesa requiere una pluralidad: la primera "ordena" los
candidatos, la última no; la primera no permite a los votantes cambiar su voto, la
última sí.

En la primera ronda, el votante puede, y así lo hace, expresar libremente su


primera preferencia. Su libertad es máxima cuando no hay un umbral para la
admisión de los candidatos a la segunda votación: la doble ronda electoral le
permite al elector tanta libertad en la primera votación como la que tiene con
la RP. Pero no sólo se le da una segunda elección al votante, y por implicación la
oportunidad de ejercer una decisión racional. También se concede a los partidos
y a sus candidatos una libertad paralela para elegir por segunda vez. Porque
después de la primera ronda, los partidos inician negociaciones en las que se da un
intercambio racional. El efecto del sistema de la doble ronda no es sólo traer
consigo "partidos flexibles", sino también moderar la política. En conjunto, la
doble ronda castiga la política ideológica y recompensa la política pragmática en el
sistema de doble ronda electoral los partidos negocian de todas maneras.

¿Qué tan abierto o qué tan cerrado debe ser el acceso a la segunda votación?
A este respecto Sartori favorece a una solución semiabierta o semicerrada que
permita el acceso a tres o cuatro candidatos, por dos razones. Primero, si la
segunda votación admite más de cuatro finalistas, entonces alienta a los
contendientes "chantajistas" que no tienen ninguna oportunidad de triunfar.
En segundo lugar, tres o cuatro finalistas bastan para permitir el grado de
negociación entre los partidos, suficiente para moderar la política y disminuir
las divisiones acentuadas artificialmente.

Como la doble votación sigue criterios mayoritarios y proporcionales a la vez,


debemos reemplazar la distinción dicotómica previa entre sistemas débiles y fuertes
haciendo una diferenciación más detallada entre los sistemas de doble ronda
electoral: a) fuertes, b) fuertes-a-débiles, y c) débiles. La doble ronda electoral es
fuerte cuando requiere una mayoría absoluta, es decir, con distritos de un solo
representante y acceso cerrado a la segunda votación. La doble ronda electoral es
fuerte-débil cuando requiere un alto umbral de admisión a la segunda vuelta y
es inversamente débil-fuerte cuando el umbral de admisión es relativamente
bajo (por ejemplo, 5 a 6%). Finalmente, es débil cuando no hay umbral o cuando
la doble vuelta se realiza en distritos de varios representantes.

Regla 1. La doble ronda electoral fuerte eliminará la importancia de los partidos


opuestos al sistema.
Regla 2. La doble ronda electoral fuerte-débil también eliminará a los partidos
opuestos al sistema.
Regla 3. La doble elección fuerte-débil sub representará a los partidos opuestos al
sistema y a los partidos pequeños, pero podría permitir su sobrevivencia a un nivel
significativo.
Regla 4. La doble ronda débil tiene el efecto no representativo, y posiblemente
también reductor, de la Regla 3 en una medida menor y más incierta.
Votación por personas y votación por listas

Por lo general los candidatos sólo dependen de sus propios recursos (financieros o
de otro tipo) cuando el sistema de partidos es débil, poco estructurado y muy
descentralizado. Como difícilmente puede salir adelante sólo con su patrimonio
personal, en casi todos los casos el contendiente se vincula a sindicatos, grupos
religiosos y otros de los cuales recibe apoyo.

Lo más frecuente es que los candidatos sean incluidos en la papeleta electoral


basados en su fuerza dentro del partido y como resultado de una contienda dentro
del mismo.

Cuando votamos por una persona sí importa quién es quién y puede convertirse en
un factor decisivo, en tanto que donde se vota por listas se está votando
básicamente por un partido (ideología, programa, etc) y en gran medida este
controla a su vez a los ganadores individuales.

El voto por una persona caracteriza a los sistemas con distritos electorales
mayoritarios de un solo representante, por lo que incluye a los de doble ronda
electoral. Los electores ven a personas concretas con sus nombres propios, los
partidos deben ceder ante la necesidad de encontrar un “buen candidato”. Pero esto
no sucede en distritos con un electorado seguro en que un partido obtiene una
mayoría cómoda.

Con respecto a los sistemas de listas, el partido tendrá el dominio absoluto de


la selección y de la elección de sus candidatos cuando las listas no son
cerradas, cuando el lugar de los nombres en la lista está predeterminado y no
puede ser alterado por el votante.

La representación minoritaria y la creación sesgada de distritos


electorales (“gerrymandering”)

Es la manipulación del trazado de los distritos para favorecer a un partido o


candidato. Es típico de EEUU.
Un problema puede ser cómo favorecer la representación de los partidos
minoritarios y/o de las minorías. Los mejores métodos para esto parecerían ser la
votación acumulativa y por puntos en distritos con varios representantes.
- Votación acumulativa: a cada votante se le dan tantos votos como el
número de escaños que se llenarían, y se le permite distribuirlos como
él quiera y en ocasiones darlos todos a un candidato.
- Voto por puntos: al elector se le dan más votos (puntos) que el número
de escaños en juego, y después se le deja que ordene a los
candidatos según los puntos que asigna a cada uno.
Estas dos técnicas no son llevadas a cabo en la vida real.

En la vida real las 2 técnicas más usadas para reducir la “victoria de la


mayoría” son: a) el voto limitado y b) la creación de distritos ad hoc.
- El voto limitado consiste en dar a los electores de distritos con varios
representantes más de un voto, pero menos que el número de
representantes que se elegirán.
- En la creación de distritos ad hoc se debe trazar las fronteras de los
mismos de tal modo que se determine intencionalmente el grupo que
ganara por mayoría relativa

La importancia de los sistemas electorales


Nueva enunciación de la influencia de los sistemas electorales
Los sistemas electorales tienen 2 efectos: 1. en el votante y 2. sobre el número de
partidos. Estos efectos deben evaluarse por separado.
1. El efecto sobre los votantes se describe como un efecto manipulador,
limitante, represor. Este efecto represor puede variar de muy fuerte (con los
sistemas mayoritarios) a inexistente (con RP pura).
2. En el caso del efecto sobre el número de partidos, su mejor nombre es el de
efecto reductor, o bien reduce su número o el sistema electoral no es
efectivo. Esta reducción también varía de fuerte a débil.

¿Cómo identificamos a los partidos importantes, aquellos que determinan la


naturaleza del sistema de partidos?

Regla 1: Se puede descontar a un partido menor por su irrelevancia cuando


es superfluo en el transcurso del tiempo, en el sentido de que nunca se le
necesita o se le incluye en alguna coalición mayoritaria viable. Por el
contrario, se debe contar a un partido menor, si se encuentra en posición de
determinar en el transcurso del tiempo, o en algún momento, cuando menos
una de las posibles mayorías gobernantes." No obstante, esta regla sólo se
aplica a partidos que se orientan hacia el gobierno y/o que son
ideológicamente aceptables para los otros miembros de la coalición.
Regla 2: Un partido es importante siempre que su existencia o creación
afecte las tácticas de la contienda partidista, en particular cuando modifica la
dirección de la contienda,sea hacia la izquierda, la derecha o en ambos
sentidos, de los partidos orientados al gobierno.
En los sistemas electorales de mayoría con sistema pluralista de distritos con un
solo representante la elección del votante está limitada y restringida a los principales
contendientes, a menos que quiera desperdiciar su voto. Se crea una contienda
entre dos partidos o dos candidatos. Pero aunque se presione al votante, dónde
emitir su voto, en una elección entre dos opciones, esto no implica de ninguna
manera que ocurra una reducción correspondiente en el número de partidos
nacionales.
No es solo el sistema electoral el que limita al votante, sino también el sistema de
partidos. El razonamiento que se aplica al primero también se aplica al segundo.

Los sistemas electorales limitan (a los votantes) y reducen (a los partidos) de


varias maneras. En ambos casos es posible dividir a los sistemas electorales
en "fuertes" (fuertemente efectivos) y "débiles" (débilmente efectivos). En
forma parecida también los sistemas de partidos pueden dividirse en fuertes y
dependiendo de si, como sistemas, están o no estructurados. No se pueden evaluar
correctamente los efectos de los sistemas electorales sin evaluar a la vez las
características manipuladoras y canalizadoras del propio sistema de partidos.
Mientras que el elector vote simplemente por alguna clase de cacique local, los
partidos seguirán siendo etiquetados de poca monta y no habrá un sistema de
partidos estructurado.

LAS "LEYES" (sistema pluralista y bipartidista)

Un sistema pluralista no puede producir por sí mismo un formato nacional


bipartidista. Un sistema pluralista producirá, a largo plazo, un formato de dos
partidos si se dan dos condiciones: primera, que el sistema de partidos esté
estructurado, y segunda, que el electorado que no se somete a la presión del
sistema electoral.
Por el contrario, un formato bipartidista es imposible si las minorías raciales,
lingüísticas, ideológicamente opuestas, interesadas en un problema en
particular u otras a las que no se puede constreñir están concentradas en
proporciones superiores a la pluralidad en determinados distritos o regiones
geográficas.

El siguiente paso es relacionar los formatos que predicen las cuatro reglas
anteriores con las características sistémicas, esto es, con distintos tipos de sistemas
de partidos
Se definen tres patrones sistémicos importantes: 1) la mecánica bipartidista, o sea,
la alternación de dos partidos en el poder; 2) el multipartidismo moderado, es decir,
cambios bipolares en los gobiernos de coalición, y 3) el multipartidismo polarizado,
esto es, los sistemas caracterizados por la competencia multipolar, las coaliciones
localizadas en el centro que reciben votos en la periferia, y los partidos opuestos al
sistema.
Dada la consolidación estructural (condición necesaria) y considerando la
polarización como la variable, en cierto grado dependiente, el autor presenta las
siguientes hipótesis:

Hipótesis 1: Cuando la forma pluralista de un solo representante produce un formato


de dos partidos, el formato a su vez producirá la mecánica bipartidista sólo si la
polarización política es pequeña.

Hipótesis 2: Si se supone que las minorías irreductibles (si las hay) están dispersas
de tal manera que caen por debajo de las cuotas, las fórmulas impuras de RP
probablemente permitan que existan de uno a dos partidos por encima del formato
bipartidista.

Hipótesis 3. Los sistemas de RP pura o relativamente pura permiten fácilmente un


formato de cinco a siete partidos.

Ahora evaluaremos el caso en su totalidad. El autor muestra cuatro combinaciones


posibles: I) Sistemas electorales y sistemas de partido fuertes, II) sistemas
electorales débiles y sistemas electorales fuertes, III) sistemas electorales fuertes y
sistemas de partido y IV) sistemas electorales débiles y sistemas de partido débiles.

En primer lugar, debe entenderse que los "sistemas electorales fuertes" no sólo
incluyen, como es obvio, la fórmula pluralista sino también fórmulas de RP
impuras. Por el contrario, los "sistemas electorales débiles" se refieren a las
fórmulas RP de relativamente puras a pura.

Cuando la RP (incluso una débil) encuentra un sistema de partidos


estructurados, el votante sigue estando limitado, ya no por el sistema electoral,
sino por la potencia de las vías partidistas. Entonces, en este caso el sistema
electoral es contrarrestado por el sistema de partidos:
una estructura particularmente fuerte del sistema de partidos reemplaza la influencia
manipuladora de un fuerte sistema electoral .

Cuando la RP relativamente pura se combina con un sistema de partidos no


estructurado, ni el sistema electoral ni el de partidos tienen un efecto
manipulador propio en el proceso político. Muchos países de América Latina,
debido a lo discontinuo de su experiencia con los partidos, es decir, a las continuas
interrupciones causadas por los golpes militares, se acercan mucho a este grupo.

En cuanto a las condiciones necesarias, nuestra investigación ha encontrado dos


de ellas, a saber: a) Estructuración sistémica, a diferencia de la falta de
estructuración, y b) concentraciones mensurables por encima de la pluralidad.

Bajo estas premisas, el autor se aventura a proponer las siguientes "leyes".


Ley 1. Con estructuración sistémica y dispersión similar en todos los distritos
electorales los sistemas pluralistas causan un formato bipartidista.
En cambio, una estructura sistémica particularmente fuerte es, por sí sola, la
condición suficiente sustitutiva necesaria para originar un formato bipartidista.

Ley 2. Si existe estructuración sistémica, pero no la dispersión similar en todos los


distritos, los sistemas pluralistas causan la eliminación de los partidos cuyo número
de votos es menor que la pluralidad, pero no pueden eliminar, y por consiguiente
permiten tantos partidos.

Ley 3. Dada la estructuración sistémica, la representación proporcional (RP) tiene


un efecto reductor causado por su falta de proporcionalidad.
Por otro lado, una estructura sistémica particularmente fuerte es por sí sola la
condición necesaria y suficiente para mantener cualquier formato de partidos que
haya existido antes de la introducción de la RP.

Ley 4. Si no existe la estructuración sistémica y se supone una RP pura o (casi


pura), esto es, un costo de ingreso igual (o casi igual) para todos, el número de
partidos puede ser tan grande como lo permita la cuota el tan mencionado "efecto
multiplicador" de la RP no aparece en ninguna parte.

El punto lógico es el siguiente: ya que se supone que la RP refleja "en


proporción", ¿cómo puede multiplicarse? ¿Qué extraña clase de espejo es
éste? Sugiere que el efecto multiplicador de la RP es una ilusión óptica
originada por la secuencia histórica de los sistemas electorales.
Así pues, cuando decimos que la RP multiplica el número de partidos,
olvidamos completar la frase diciendo: con respecto a una situación en que se
propiciaba que los partidos fueran pocos mediante distritos electorales con
pocos representantes y que se redujeran por fórmulas electorales "fuertes" o
ambas cosas. Cuando se añade esta precisión, la ilusión óptica desaparece.

El supuesto efecto multiplicador de la RP es, en el mejor de los casos, un efecto


indirecto y, por lo mismo, no es seguro. En consecuencia, no es de sorprender si al
introducir la RP no surgen nuevos partidos.
En resumen, la RP pura es un sistema electoral sin efectos. Por el contrario, la RP
afecta al sistema de partidos en la medida en que no es proporcional, y esto por
varias razones: el tamaño relativamente pequeño de los distritos electorales, las
cláusulas de exclusión, los premios a la mayoría y, finalmente, la conversión
desproporcionada de los votos en escaños.

Sistemas proporcionales: ventajas y desventajas


❖ Ventajas
➢ equidad: los votos emitidos suelen traducirse en escaños ganados
➢ todo el electorado cuenta en la elección del gobierno; pocos ‘votos
desperdiciados’
➢ representación de partidos minoritarios
➢ más accesible para candidatos ‘atípicos’ - mayor número de puestos
ocupados por mujeres o miembros de minorías
➢ mayor continuidad y estabilidad de las políticas públicas
❖ Desventajas
➢ riesgo de fragmentación partidaria
➢ necesidad de gobiernos de coalición - el ciudadano pierde el control
sobre las características del gobierno que eventualmente se forme;
lentitud; rol decisivo de partidos menores
➢ en ausencia de mayorías sólidas: ausencia para tomar decisiones,
mayor posibilidad de ‘empates’ y bloqueos
➢ mayor lejanía entre representante y representados
➢ posibilidad de exceso de poder de las élites partidarias (control de las
listas)
➢ reglas y resultados pueden resultar difíciles de comprender

¿Cual es mejor ?

Al comienzo, Lijphart puso en duda el concepto de Gabriel Almond y otros, de


que las democracias que funcionan son del tipo inglés o escandinavo (por
ejemplo, Suecia y Noruega), y que la RP y los gobiernos de coalición eran
sistemas que "no funcionaban"
Lijphart estaba totalmente en lo correcto al afirmar que la democracia puede
La condición necesaria
funcionar incluso en condiciones adversas.
para que la democracia consocietal funcione exitosamente es
la "cooperación entre las elites"

El gobierno por consenso es la esencia propia de cualquier y de todos los gobiernos


democráticos, y que no hay ninguna razón a priori para afirmar que el método de
Westminster no puede resolver el laberinto consenso-conflicto del mismo modo.

Lijphart nos lleva a la tesis de que la democracia consocietal es mejor para


sociedades segmentadas, heterogéneas y/o polarizadas. Pero no es cierto. La
democracia consocietal es un sistema de múltiples presiones al que
mantienen unido las elites solidarias, que se contrarrestan entre sí.

En las evaluaciones previas, el autor ha presentado las ventajas y desventajas de


cada sistema electoral.
Según Sartori: Los sistemas mayoritarios pluralistas son mejores, o por lo
menos funcionan mejor, cuando crean un sistema bipartidista que produce, a
su vez, un gobierno "responsable" de un solo partido. Por otra parte, y en el
otro extremo, debe reconocerse que los sistemas con distritos electorales de
un solo representante también pueden producir el desmembramiento de un
sistema político en segmentos locales y resultar en políticas localistas.
También concedió que la RP puede ser de ayuda, y de hecho necesaria, para
"sociedades particularmente difíciles" . la RP por lo general tiene efectos
contraproducentes

Los reformadores han empezado a contemplar la idea de que lo mejor es una


combinación, una mezcla, de la pluralidad y de la RP. Entonces, un sistema
verdaderamente mixto es aquel en que los parlamentarios reflejan una
proporción balanceada por una desproporción. Así, los ejemplos más notorios
actualmente de los parlamentos verdaderamente mixtos son el italiano, el japonés
y el ruso. Aclarar que un sistema mixto no es la combinación del sistema
proporcional y mayoritario.
Sin embargo, el autor cree que estas combinaciones de la pluralidad con la RP
están destinadas al fracaso, pues es un acuerdo contraproducente y muy poco
adecuado.

Concluye, entonces, que de haber un sistema electoral que sea "mejor", este
sería el sistema de doble ronda electoral con su amplia gama de adaptabilidad
o de formulaciones posibles, con la observación, por cierto, de que ningún
sistema es el mejor en todos los casos.

Sistemas electorales
Conjuntos de reglas que estructuran el modo en que se emite el voto en una
elección, y el modo en que los votos emitidos se traducen en la asignación de
cargos.
Los sistemas electorales presentan variaciones en los siguientes aspectos:
1. Regulaciones electorales: habilitación de votantes, condiciones de las
candidaturas, gastos de campaña, etc. Hay sistemas que ponen un límite
a los gastos en las campañas electorales, otros prohíben los fondos
privados para las campañas, solo pueden ser públicos, etc. Hay muchas
regulaciones con diferentes consecuencias.
2. Magnitud de los distritos: número de cargos en juego de cada distrito. Los
distritos son las circunscripciones, es un espacio en el cual se distribuyen
una cierta cantidad de cargos. En Uruguay para elegir diputados, los
distritos son los departamentos porque se eligen diputados por cada
departamento. Se refiere a la cantidad de cargos. Hay distritos
uninominales donde se elige un solo cargo y los plurinominales donde se
eligen muchos cargos. En el uninominal se usa un sistema mayoritario
porque es un solo cargo que no se pueden repartir, cuando es
plurinominal da la posibilidad de decidir si queremos usar un sistema
proporcional.
3. Estructura de la boleta: forma en que los votantes manifiestan su opción.
Si son candidaturas individuales, partidarias, o si tienen posibilidad de
hacer cambios donde los votantes pueden cambiar el orden de los
nombres de las boletas. Esto tiene que ver si las listas son cerradas o
abiertas.
4. Fórmula electoral: cómo se cuentan los votos para asignar los cargos. Se
refiere a los sistemas proporcionales para ver cómo se transfieren los
votos a bancas. Se aplican fórmulas matemáticas para distribuir los
cargos.
Regulaciones electorales
● Extensión del sufragio – universal masculino y femenino, gradual desde
medianos del siglo XIX
● Edad: 16 (Argentina, Brasil), 18 (Uruguay), etc.
● Voto obligatorio (multas) u opcional, ¿registro automático?
● Financiamiento: estatal, privado, mixto; límites al gasto
● ¿Parlamentos con mandatos fijos?
● Elecciones en distintos niveles: ¿simultáneas o desdobladas?
● Umbrales de representación (usualmente 3 a 5%)

Magnitud de los distritos


● Distritos uninominales: EEUU, Canadá, Reino Unido – usuales en
sistemas mayoritarios usados en excolonias británicas. La magnitud es 1.
● Distritos plurinominales: Alemania, Irlanda, España - necesario para
aplicar fórmulas de proporcionalidad.
● Región o país como “distrito único”: Eslovaquia, Nueva Zelanda -opción
para países pequeños o con población escasa.
● Manipulación del trazado de los límites o la distribución poblacional de los
distritos electorales: gerrymandering y malapportionment.

Malapportionment: desproporcionalidad territorial, discrepancia entre asientos


parlamentarios y la población de diferentes unidades territoriales. Diferentes provincias
están hiper-representadas mientras que en otras están infrarrepresentadas.

Gerrymandering: manipulación de las circunscripciones electorales de un territorio,


uniéndolas, dividiéndolas o asociándolas, con el objeto de producir un efecto determinado
sobre los resultados electorales. Puede ser usado para mejorar o empeorar los resultados
de un determinado partido político o grupo étnico, lingüístico, religioso o de clase. Es, por
tanto, una técnica destinada a quebrar la imparcialidad de un sistema electoral determinado.

Estructura de la boleta electoral


● Boleta con listado de candidaturas uninominales
● Listas partidarias cerradas y bloqueadas o cerradas y desbloqueadas.
Solo se usan en sistemas pluripersonales. Las listas cerradas son
bloqueadas o desbloqueadas. En las bloqueadas no se puede cambiar
nada, se le da al partido el monopolio de las candidaturas. Están las listas
partidarias cerradas pero desbloqueadas, es una evolución donde se le
quiere dar más poder al votante, se le da la posibilidad de cambiar el
orden de los nombres. Si uno lo que quiere es desbloquear las listas,
puede permitir que los votantes ordenen los nombres o la posibilidad de
tachar y sacar nombres.

● Listas abiertas. Uno tiene una lista sugerida por el partido, pero se pueden
sacar nombres, cambiar el orden, agregar nombres, tachar nombres, etc.
El partido pierde totalmente el control de las candidaturas.

Fórmulas electorales + barreras legales


● Pluralidad simple o mayoría relativa. En la mayoría simple, el que tiene
más votos gana.
● Mayoría absoluta o calificada
○ Ballotage. Obliga a generar una mayoría porque sólo compiten dos
candidatos.
○ Voto alternativo o de preferencia. No tiene una segunda vuelta,
pero funciona con la misma lógica. Es una boleta donde el votante
ordena a los candidatos, pero no son candidatos de un solo partido
sino de todos los partidos. Es una boleta única donde están todos
los candidatos de los diferentes partidos que el votante pone el
orden de preferencia. Se piensa que, si no sale el que quiero en
una primera vuelta, elijo una alternativa, pero no se hace una
segunda vuelta. Primero se miran las primeras preferencias, si
alguno de los candidatos ya tiene mayoría de primeras
preferencias, gana. Pero si nadie tiene esa mayoría elimino la
opción menos votada y reasigno esos votos a los otros dos que
quedan. Le doy los votos de ese tercer candidato eliminado, al
primero y el segundo. Ahora se vuelve a ver si hay un ganador.
● Proporcionalidad
○ Voto único transferible. Funciona muy parecido al voto de
preferencia, pero para asignar muchos escaños.

○ Fórmulas de cociente o cuotas.

Semana 7 - Partidos y sistemas de


partidos
PARTIDOS Y SISTEMA DE PARTIDOS - Sartori

Canalización, comunicación, expansión


Tres funciones sistemáticas de los partidos políticos: (1) expresión, (2) canalización
y se agrega la (3) comunicación.

Se perciben a los partidos como la “red de comunicaciones que se especializa


funcionalmente en la agregación de comunicaciones políticas
(comunicaciones relativas a la asignación autorizada de valores) para una
comunidad política” (Deutsch).
Todas las comunidades políticas de partidos comparten la propiedad de la
comunicación, todas las comunidades políticas de partidos comparten la propiedad
de canalización, pero sólo los sistemas de partidos comparten la propiedad de la
expresión. Por lo tanto, la primera diferencia entre las 3 funciones es que
pertenecen a niveles diferentes de abstracción.
La comunicación es más general y la expresión más específica. A su vez, la
comunicación va más allá de la esfera de los partidos, mientras que la
canalización y la expresión presuponen la existencia de los partidos.

La comunicación per se consiste en una corriente en dos direcciones, comprende


tanto los mensajes desde abajo (exigencias) como los mensajes desde arriba
(órdenes o asignaciones autorizadas). Una definición suficiente de la comunicación
política debe especificar de qué comunicación se trata: la comunicación de quién a
quién.
Un subsistema de partidos permite la comunicación expresiva, permite a los
ciudadanos comunicar cosas al Estado. A la inversa, un sistema de Estado-partido
establece una red de comunicación ideada para comunicar cosas a la sociedad.

Un sistema de partidos es un sistema de canalización libre (autónoma), en el


cual prevalece la expresión, en todo el sistema político, por encima de la
represión.
Un sistema de Estado-partido es un sistema de canalización obligatoria
(monopolista), en el cual prevalece la represión sobre la expresión.

Tanto los sistemas de partidos como los sistemas de Estado-partido son


necesarios en los sistemas políticos modernos, en el sentido de que brindan a la
sociedad un sistema de canalización. Los dos sistemas son muy diferentes.

Es el espacio de competencia con reglas legítimas entre los partidos políticos,


orientado hacia la obtención y el ejercicio del poder político. El sistema de
partidos funciona como una cámara de compensación de intereses y
proyectos políticos que permite y norma la competencia, haciendo posible el
ejercicio legítimo del gobierno. Existen distintos elementos que componen el
sistema, como la cantidad de partidos, el espectro ideológico, las estrategias
que empleen, etc.

Definiciones:

¿Qué son?
Las definiciones pueden ser amplias: se basan en la caracterización del padre de la
sociología, Max Weber. La crítica a esta definición es que es tan amplia que abarca
a cualquier organización que se llame a sí mismo partido, esto no es útil ya que se
incluyen a otros que no se consideran partidos como sindicatos que en realidad no
lo son, sin embargo estos entran como partidos según esta definición.
Para Sartori los partidos son: Definición abreviada: “un partido es cualquier grupo
político que se presenta a elecciones y que puede colocar mediante elecciones a
sus candidatos y cargos públicos”.

La definición mínima
Schattschneider establece que: “un partido político es en primer lugar una
tentativa organizada de conseguir el poder (...), se mantienen unidos por la
capacidad cohesiva del saqueo público”. Schumpeter agrega que “un partido
político no es un grupo de hombres que se proponen promover el bienestar
público conforme a un principio en el cual están todos de acuerdo. Un partido
es un grupo cuyos miembros se proponen actuar concertadamente en la lucha
competitiva por el poder político”.

También se puede dar una definición que mezcla los puntos de vista de Burke,
Schumpeter y Schattschneider:
➔ “Los partidos políticos son organizaciones sociales que tratan de influir
en: (1) la selección y el mandato del personal gubernamental mediante
la presentación de candidatos a los cargos electivos; (2) las políticas
gubernamentales conforme a algunos principios o tendencias acerca de
los cuales estén de acuerdo casi todos sus miembros”.

En general se define a los partidos en función de: i) actores; ii) acciones


(actividades); iii) consecuencias (objetivos), y iv) ámbito. Pero también se
puede definir a los partidos por lo que respecta exclusivamente a su función,
su estructura y de muchas otras formas.

La primera tarea del definidor es delimitar. Un partido no sólo es algo distinto de


una “facción”, también difiere de un “movimiento político” y de una “asociación
política”. Los movimientos políticos y las asociaciones pueden transformarse en
partidos.

También hay que distinguir a los partidos de los grupos de presión o de


intereses.

La segunda restricción que guarda relación con la investigación empírica es la


definición mínima. Una definición es mínima cuando todas las propiedades o
las características de una entidad que no son indispensables para su
identificación se exponen como propiedades variables, hipotéticas, no como
propiedades de definición. Todo lo que cae fuera de una caracterización mínima
queda para la verificación, que no se lo declara cierto por definición.

Según Kaplan y Lasswell, “un partido político es un grupo que formula


cuestiones generales y presenta candidatos a las elecciones”.
La definición de Riggs es “cualquier organización que designa candidatos
para la elección a una asamblea electiva”.

Janda expresa que “los partidos políticos son organizaciones que persiguen
el objetivo de colocar a sus representantes declarados en apuestas de
gobierno”.

Lapalombara: definición intermedia, entiende que para que sea un partido


debemos encontrar una organización duradera y estable y que esa
organización esté formada de manera tal que incluya actores locales que se
conecten con la

Las definiciones intermedias mantienen los mismos fines pero suavizan su


énfasis en las elecciones.

Panebianco, define a los partidos segun el contexto en el que actuan.


definicion alternativa

Todos estos autores aplican una estrategia de la definición mínima.


Se eliminan de la definición todos los atributos o las propiedades que resultan
posible, en el entendimiento de que los atributos que antes aparecían como
propiedades de la definición se vuelven a exponer como propiedades hipotéticas o
variables.

Un partido político es cualquier grupo político identificado por una etiqueta oficial
que presenta a las elecciones, y puede sacar en elecciones (libres o no) candidatos
a cargos públicos.

La definición mínima hace falta únicamente para disipar la indefinición al


indicar qué es lo que se debe incluir en, o excluir de, una clase dada. Las
definiciones mínimas de los partidos no tienen capacidad explicativa ni
predictiva.

¿Qué funciones cumplen los partidos?

-Los partidos políticos nos permiten estructurar las opciones políticas de la toma de
decisiones. s (identificación partidaria) Coordinan las acciones de los miembros en
el congreso. De esta forma los representantes saben qué línea seguir y la población
sabe qué esperar del mismo. Para los ciudadanos los partidos cumplen la función
de ser “atajos cognitivos” . De otra forma los ciudadanos tendrían que leer todos los
proyectos de ley y saber entenderlos. Las etiquetas partidarias son atajos distintivos,
cuya inclinación ideológica ayuda a la identificación con los mismos. las etiquetas
partidarias simplifican las representaciones.

● Reclutamiento y socialización de la élite política. Se relaciona con el concepto


de democratización del reclutamiento

● Movilización. Los partidos revierten el cálculo de costo-beneficio sobre ir a votar.


Es real que el voto individual no influye en el resultado final, pero los partidos
movilizan a la población para ir a votar

● Vínculo de representación. Garantía de que las preferencias de la ciudadanía


estén reflejadas en las políticas del gobierno.

Visión general

No podemos edificar una teoría de los partidos y de los sistemas de partidos a


menos que establezcamos lo que no es un partido y tener claro el para qué son
fundamentalmente los partidos.

El término no se usó en el sentido político hasta el siglo XVI y la cuestión no se hizo


visible hasta Bolingbroke. Fue durante el siglo XIX cuando se afirmó claramente la
distinción entre partidos y facciones, y se aceptaron los partidos como instrumentos
legítimos y necesarios del gobierno libre.

Cuando nacieron los partidos, la cuestión pasó a ser la de cómo puede


hacerse para que una parte no ponga en peligro la unidad, y cómo puede
utilizarse una parte en beneficio del todo. El marco parte-todo destaca la
explicación del pluripartidismo: si un partido es una parte, de ello se sigue que
el todo no puede estar representado ni constituido por una parte nada más,
aunque de ello no se sigue que cada parte deba comportarse como una parte para
sí mismos, como una parte sin relación con el todo. Y el marco parte-todo se aplica
también a la explicación del partido único o del sistema. Estado-partido: si un
partido es una parte, es un “mal” partido, y si el todo no coincide con su parte
buena, es un todo “falso”.

Los partidos no pueden mantener su rumbo sin peligros más que cuando logran
equilibrar el partidismo y la gobernación imparcial, la lealtad al partido y la lealtad al
Estado, los intereses del partido y los intereses generales.

El marco parte-todo zanja la cuestión de para qué son los partidos, cuál es su
objetivo y/o función fundamental. Cuando los partidos son “partes” entonces
es evidente que son organismos de expresión que sirven para el objetivo
primario de comunicar a las autoridades las exigencias del público como un
todo.

Clasificación, El criterio numérico


Criterios de clasificación segun Sartori

Sistemas de partidos: conjunto de partidos que se vinculan siguiendo un patrón


determinado de interacción

Para Sartori la forma para clasificar a los partidos es según el número de


partidos.
A su vez, agrega otra variable, otro criterio que es la ideología:

-Sistema de partido único: Partido comunista cubano ej


-hegemónico: incluye más de un partido, se puede afiliar a otros partidos etc, pero
no hay competencia real. Ej PRI
-Predominante. Se da cuando hay un partido que como está constituido su
electorado es el partido que es el arquitecto de los estados de bienestar. Ganando
elecciones de manera legítima por mucho tiempo.

-Bipartidistas: sistema competitivo, hay dos partidos que son competitivos entre sí,
y se van alternando. Puede haber un tercero, pero en general las elecciones se
basan en dos partidos. Ej EEUU

-Pluripartidistas: Sartori menciona que es importante saber el grado de cada uno,


los divide en limitados: 3 0 4 partidos y un sistema pluripartidista extremo: 6 u 8
partido relevantes que cuentan. Ej. Israel, Holanda.

Este sistema pluripartidista puede ser moderado o polarizado según menciona


Sartori. Si hay partidos que compiten en los extremos o polos es polarizado,
sino se tiene una competencia moderada donde se tiene posiciones ideológicas más
cercanas entre ellas

La distinción entre sistemas partidistas, bipartidistas y multipartidistas es muy


ineficiente, según Sartori. Existe una confusión de términos y hay distintas
propuestas acerca de clasificaciones de partidos. Según Sartori, sí importa la
cantidad de partidos. Esto indica inmediatamente, aunque sólo sea de modo
aproximado, una característica importante del sistema político: si éste está
fragmentado, disperso o concentrado. Sólo con saber la cantidad de partidos ya
tenemos información sobre posibles “corrientes interacción” que intervienen.
Cuanto mayor sea el número de partidos que tienen voz, mayor será la complejidad
Y probablemente la complicación del sistema. El número de partidos es un
elemento muy visible que establece divisorias naturales y que refleja las
condiciones del mundo real de la política. Es por eso que si bien el criterio
numérico no alcanza por sí solo, este sigue siendo la variable primaria.

Número efectivo de partidos: el número efectivo se calcula dividiendo 1 dividido la


suma de la cantidad de votos de partidos representados en un parlamento
el resultado nos dice el número efectivo de partidos.

El problema
Desde hace mucho tiempo, los sistemas de partidos se vienen clasificando
mediante la cuenta del número de partidos, sean de uno, de dos o de más de
dos. Pero ahora se considera que la distinción entre sistemas unipartidistas,
bipartidistas y multipartidistas es insuficiente.

LaPalombara y Weiner proponen para los sistemas de partidos competitivos


una tipología cuádruple: i) ideológicos hegemónicos; ii) pragmáticos hegemónicos;
iii) ideológicos turnantes; iv) pragmáticos turnantes. La crítica a esto es que es muy
general.

El número de partidos indica, aunque sea de modo aproximado, una


característica importante del sistema político: la medida en que el poder político
está fragmentado o no fragmentado, disperso o concentrado. Con sólo saber
cuántos partidos existen estamos alerta al número de posibles “corrientes de
interacción que intervienen”.

Como estas posibles corrientes de interacción ocurren a múltiples niveles:


electoral, parlamentario y gubernamental, lo que se indica es que cuanto
mayor sea el número de partidos, mayor será la complejidad y la complicación
del sistema. Además, la táctica de competencia y oposición de los partidos parece
guardar relación con el número de partidos, y ello a su vez tiene influencia en cómo
se forman las coaliciones gubernamentales y cómo pueden funcionar éstas.

El número de partidos es un elemento muy visible que establece divisorias


“naturales” y que refleja las condiciones del mundo real de la política. Así, tanto los
políticos como los votantes seguirán combatiendo por, y discutiendo acerca de, más
o menos partidos, si debe aumentarse o reducirse el número de partidos.

Importancia de partidos

¿Cuánta fuerza hace que un partido sea importante y cuánta debilidad hace
que un partido no tenga importancia?. Se establece un umbral por debajo del
cual no se hace caso a un partido pero esto trae problemas ya que, cuanto
más se rebaja el umbral más son las posibilidades de incluir partidos sin
importancia.

La importancia de un partido está en la función de la distribución del poder, en


la función de la posición que ocupa en la dimensión izquierda-derecha.
Se tiene que establecer un criterio de no importancia respecto de los partidos
menores.

La fuerza de un partido es su fuerza electoral. Los votos se traducen en escaños,


y esto nos lleva a la fuerza del partido parlamentario y esta fuerza se indica
por su porcentaje de escaños en la Cámara Baja.
Cuantos más sean los partidos, más debemos preguntarnos acerca del potencial de
gobierno, o las posibilidades de coalición de cada partido. Lo que verdaderamente
pesa en la balanza del multipartidismo es la medida en que se pueda necesitar a un
partido para una o más de las posibles mayorías gubernamentales. Un partido
puede ser pequeño y sin embargo tener grandes posibilidades en las negociaciones
para formar una coalición. A la inversa, es posible que un partido sea fuerte y, sin
embargo, carezca de capacidad para negociar su presencia en una coalición.

Podríamos investigar cuales son las coaliciones viables. La norma para


decidir (en una situación multipartidista) cuándo se debe o no contar a un
partido es la siguiente:
Norma 1. Se puede no tener en cuenta por no ser importante a un partido
pequeño siempre que a lo largo de un cierto período de tiempo siga siendo
superfluo, o sea, no es necesario ni se lo utiliza para ninguna mayoría de
coalición visible. A la inversa, se debe tener en cuenta a un partido si se halla
en posición de determinar a lo largo de un período de tiempo como mínimo
una de las posibles mayorías gubernamentales.

Esta norma es solo aplicable a los partidos orientados hacia el gobierno y que son
ideológicamente aceptables para los demás miembros de la coalición.

Hay una segunda norma auxiliar basada en la capacidad de intimidación o las


posibilidades de chantaje de los partidos orientados hacia la oposición:
Norma 2: Un partido cuenta como importante siempre que su experiencia, o
su aparición, afecta a la táctica de la competencia entre los partidos y cuando
altera la dirección de la competencia de los partidos orientados hacia el
gobierno.

En resumen, podemos dejar de contar a los partidos que no tienen: i)


posibilidades de coalición ni ii) posibilidades de chantaje. Debemos contar a
todos los partidos que tienen importancia gubernamental en la liza en que se
deciden las coaliciones o una importancia competitiva en la liza de la oposición.
En cuanto a la norma 1, esto significa que las “coaliciones viables”, y por ende los
partidos que tienen posibilidades de coalición, coinciden, en la práctica, con los
partidos que de hecho han participado, en algún momento, en gobiernos de
coalición y/o han dado a los gobiernos el apoyo que necesitaban para llegar al poder
o para permanecer en él.
Si pasamos a la norma 2, en la práctica la idea del partido del chantaje guarda
relación sobre todo con la idea del partido antisistema. Las posibilidades de chantaje
del partido electoral hallan su equivalente en las posibilidades de veto o en la
capacidad de veto del partido parlamentario con respecto a la promulgación de
leyes.

Como norma general, la existencia de pocos partidos indica poca


fragmentación, mientras que muchos partidos indican una gran
fragmentación.
Al contar los partidos también podemos hallar su fuerza y existe una distribución que
destaca como caso único: aquella en que un partido cuenta él solo y durante mucho
tiempo con la mayoría absoluta de escaños.
Es evidente también que un sistema de partido predominante puede ser resultado
de un exceso de fragmentación de todos los demás partidos.
Si salimos del terreno de los sistemas de partidos competitivos y pasamos al de los
no competitivos, es posible que nos encontremos con comunidades políticas con
más de un partido en las cuales los “partidos secundarios” no se pueden dejar de
lado como fachadas puras y simples. Estos partidos secundarios tienen permiso y
únicamente se les permite existir como partidos subordinados.

Una cartografía en dos dimensiones


Hasta ahora hemos venido hablando de una clasificación y no de una tipología, o
sea, identificando clases y no tipos de sistemas de partidos.
7 clases del criterio numérico:
1. de partido único
2. de partido hegemónico
3. de partido predominante
4. bipartidista
5. de pluralismo limitado
6. de pluralismo extremo
7. de atomización

En las primeras 3 clases, Sartori desglosa el tradicional “bloque unipartidista” que


reúne fenómenos heterogéneos, lo que permite reclasificar una serie de
comunidades políticas erróneamente calificadas de unipartidistas en la clase de
partido hegemónico o en la de partido predominante.
También desglosa el “bloque multipartidista” y una “atomizada”. Los sistemas
atomizados de partidos se pueden definir como “la situación en que ninguna
empresa tiene un efecto apreciable en ninguna otra empresa”.

fragmentación

Cuando entramos en el terreno de la fragmentación (a partir de 5 partidos


políticos), esta fragmentación puede ser resultado de una multiplicidad de
factores causales. La fragmentación del sistema de partidos puede reflejar una
situación de segmentación o una situación de polarización, o sea, una
distancia ideológica.

El término de distancia ideológica interviene en la aprehensión de los sistemas de


más de un partido, mientras que la idea de la intensidad ideológica es indispensable
para la aprehensión de las comunidades unipartidistas.

¿Cómo acabar con la “segmentación”? La solución se encuentra en verificar las


comunidades políticas segmentadas en contraste con la variable ideología. Si están
fragmentadas, pero no polarizadas, se atribuyen al tipo de pluralismo
(ideológicamente) moderado. Si están fragmentadas y polarizadas, pertenecen
al tipo de pluralismo (ideológicamente) polarizado.

En el caso del unipartidismo, el poder político lo monopoliza un solo partido, en


el sentido preciso de que no se permite la existencia de ningún otro partido.

Después tenemos el caso en que un partido “cuenta más” que todos los demás,
pero de 2 formas diferentes. Por un lado, nos encontramos con un partido
hegemónico que permite la existencia de otros partidos únicamente como
“satélites” o como subordinados, o sea que no se puede desafiar la hegemonía del
partido en el poder. Por otra parte, nos encontramos con el sistema de partido
predominante, una configuración del poder en la que un partido gobierna solo
siempre que continúe obteniendo, electoralmente, la mayoría absoluta.
Después, los sistemas bipartidistas no plantean ningún problema, dado que su
configuración es transparente: dos partidos compiten por una mayoría
absoluta que está al alcance de cualquiera de ellos.

También está la configuración del poder del multipartidismo en general, que, a


diferencia del bipartidismo, se puede detallar como sigue: i) no es probable
que ningún partido se acerque a una mayoría absoluta, y ii) la fuerza o la
debilidad relativa de los partidos se puede clasificar conforme a su relativa
indispensabilidad o dispensabilidad para las coaliciones, y/o iii) su capacidad
potencial de intimidación (chantaje).

Las estructuras de poder mencionadas se pueden identificar como sigue: i)


monopolio; ii) jerarquía (o monopolio relajado); iii) concentración unimodal (o sea, la
prevalencia sin alternación); iv) concentración equilibrada; v) poca fragmentación y/o
segmentación despolarizada; vi) fragmentación con alta polarización.

Sistemas Competitivos

Pluralismo polarizado.
En general , los sistemas que más se han explorado son los sistemas bipolares,
los sistemas bipartidistas y los que siguen una lógica dualista similar. Según
Sartori esto es el pluralismo moderado.

Por otro lado, el pluralismo extremo, el polarizado nos enfrenta a una categoría
cuyo carácter distintivo ha escapado a la atención. Esto se debe a dos motivos, Uno
de ellos es el uso de anteojeras dualistas, es decir, la tendencia a explicar todos
y cada uno de los sistemas de partidos mediante la extrapolación a partir del
modelo bipartidista.

Sartori entiende que cuando hay un partido de centro es probable que haya una
tendencia de centro. A su vez, argumenta que en este tipo de sistemas el punto
crítico es entre cinco y seis partidos. Estos son el resultado de descartar los partidos
que carecen de coalición.
En segundo lugar, se dispone de una variable de control: la distancia ideológica.

Características del pluralismo polarizado

1. La primera característica reside en la presencia de partidos antisistema. El


sistema se caracteriza por una oposición antisistema, especialmente de
la variedad comunista o fascista. No todos los partidos antisistema lo son en
el mismo sentido: la negación puede abarcar un ámbito muy grande de
actitudes diferentes, que pueden basarse en la protesta por ejemplo.
Dos motivos son necesarios mencionar para concebir lo que es el antisistema
de manera más amplia: las variaciones a lo largo del tiempo y las
variedades de carácter. Estas encuentran su mínimo común denominador
en un impacto deslegitimador. Es decir todos los partidos que van de la
negativa a la propuesta comparten la propiedad de poner en tela de juicio a
un régimen y de socavar su base de apoyo. Entonces, se dice que un
partido es antisistema cuando socava la legitimidad del régimen al que
se opone.

Otras connotaciones señalan que un partido antisistema no cambiará el


gobierno, sino el mismo sistema de gobierno.

El mismo, puede funcionar tanto desde dentro como desde fuera, mediante
una sutil infiltración igual que mediante una obstrucción conspicua.

2. La segunda característica hace referencia a la existencia de oposiciones


bilaterales: Cuando la oposición es unilateral, está situada entera de un solo
lado respecto del gobierno, cualquiera sea el número de partidos de
oposición, puede sumar sus fuerzas y proponerse como alternativa de
gobierno.
Pero en las comunidades políticas polarizadas nos encontramos, en cambio,
con dos oposiciones que son mutuamente excluyentes de modo que resulta
imposible que sumen sus fuerzas. De hecho suele ser habitual que los dos
grupos de oposición rivales estén más cerca del partido o coalición gubernamental
que el uno del otro.

3. Los sistemas de pluralismo polarizado se caracterizan por la ubicación


central de un partido, Ej Italia o un grupo de partidos, Ej Francia.
El centro métrico del sistema está ocupado, esto quiere decir que ya no nos
enfrentamos con interacciones bipolares, sino como mínimo con interacciones
triangulares.

Cuando hablamos de un sistema basado en un centro, nos ocupamos sólo de


una posición de centro, ideologías y opiniones centristas.
Cuando hablamos de la ocupación física del centro es de gran importancia ya que
implica que el terreno central del sistema político está situado fuera de la
competencia. Dicho de otra forma, la misma existencia de un partido de centro
desalienta la centralidad.

4. Si un sistema político contiene oposiciones antisistema,


bilaterales y desalienta la competencia centrípeta, estos
rasgos llevan a un sistema polarizado. Cabe mencionar a la
polarización, como cuarta característica.
polarización :Esto implica que las fisuras sean muy profundas, que el consenso es
muy escaso y que son muchos quienes ponen en duda la legitimidad del sistema
político. Es decir que, hay polarización cuando hay distancia ideológica.

5. Prevalencia de los impulsos centrífugos sobre los centrípetos. La tendencia


característica del sistema es el debilitamiento del centro, una pérdida
persistente de votos en favor de uno de los extremos.

6. La sexta característica es la estructuración ideológica congénita. Cuando


se halla un amplio espacio ideológico, se desprende de ello que la comunidad
política contiene partidos que no solo están en desacuerdo en torno a
cuestiones políticas generales, sino que también acerca de los principios y
las cuestiones fundamentales.

Naturalmente una comunidad política es ideológica porque la sociedad está


ideologizada. El concepto de partidos de aluvión se deriva de los sistemas de
partidos bipartidistas, tripartidistas, y de partido predominante.
7. Presencia de oposiciones irresponsables: Por una parte, el partido del
centro no está expuesto a la alternancia: como es el pivote y la columna
vertebral de toda materia gubernamental posible, su destino era gobernar
indefinidamente. Por otra parte, los partidos de los extremos, los que se
oponen al sistema, quedan excluidos de la alternación en el poder.

Las coaliciones alternativas presuponen un sistema en el que todos los partidos


importantes están orientados hacia el gobierno y son aceptables como partidos de
gobierno. Por el contrario, la alteración periférica consiste de partidos permanentes
gobernantes que se limitan a cambiar de compañeros entre los próximos a ellos.
El acceso periférico y limitado al gobierno sirve para explicar porque el pluralismo
polarizado carece de una oposición responsable e importante.

8. La última característica del pluralismo polarizado es la medida en que la


comunidad política da muestras de una pauta de lo que Sartori califica
de política de superoferta.

Condiciones parecidas, son las que se aplican a la competencia política. La política


competitiva no está condicionada sólo por la presencia de más de un partido, sino
también por un mínimo de competencia limpia, por debajo del cual difícilmente
puede funcionar un mercado político como mercado competitivo.

La política de la superoferta lleva a algo muy parecido al desequilibrio inflacionario:


una situación en la que los competidores tratan de arrancarse el apoyo los unos a
los otros mediante promesas mayores.

Para Sartori es importante preguntar cuáles son las posibilidades de supervivencia


de las comunidades políticas polarizadas. No cabe duda de que esta variedad del
multipartidismo es un estado malsano de cosas para un cuerpo político
Se trata de saber si el sistema logrará sobrevivir suficiente tiempo para absorber a
esos partidos en el orden político vigente. El historiador descubre que a largo plazo
los partidos revolucionarios pierden su ímpetu inicial y se adaptan a los regímenes
que no han podido derrocar.

Política visible y la política invisible: En un primer sentido gran parte del


proceso político escapa a la visibilidad porque es demasiado diminuto y
porque no podemos arrojar luz sobre todas las cosas. En un segundo sentido,
la política invisible se esconde deliberadamente y consiste en su parte
desagradable y corrompida: el dinero político, entre otros.
Cuando la política visible y la invisible se apartan mucho, acabamos en un
círculo vicioso, menciona Sartori. Ya que los dirigentes se enmarañan en sus
propias redes ideológicas hasta el punto de convertirse en prisioneros de la propia
imagen que venden.
Ahora bien, ante la pregunta ¿Cómo se integra un partido antisistema en el
sistema? depende de si existen procesos recíprocos de relegitimación que
sustituyan a los procesos anteriores de deslegitimación
Verificación de los casos.

Limitemos la distinción simplemente a la que existe entre i) tipos polares o puros,


ii) tipos empíricos o extractados.
Los tipos polares lo son porque representan los extremos de un continuo o de un
orden serial.
A su vez, los tipos puros lo son porque representan las normas, los parámetros o los
modelos respecto de los cuales se puede compararlos ejemplos concretos en
términos de mayor a menor proximidad. Las dos clases, polares y puros, están muy
próximas en el sentido de que ambas se construyen sobre la base de la
concebibilidad.

Hay muchas formas de representar las tendencias de fuerzas de los partidos y una
es estableciendo una línea de regresión por años, en la cual la tendencia
acumulativa es la multiplicación de la tasa anual de cambio por la duración electoral
del partido.

El pluralismo moderado y las sociedades segmentadas

El pluralismo limitado (poca fragmentación, pocos partidos) y moderado está


demarcado por los sistemas bipartidistas y por el pluralismo extremo y
polarizado. Si limitamos los ejemplos a los países occidentales, los que entran en
esta clase son laEjemplo: República Federal de Alemania, Bélgica, Irlanda,
Suecia, etc.

Respecto de las propiedades del bipartidismo, el principal rasgo distintivo del


pluralismo moderado es el gobierno de coalición. Esta característica se
desprende del hecho de que los partidos importantes son por lo menos 3, de que
por lo general ningún partido alcanza la mayoría absoluta y de que parece irracional
permitir que el partido mayor o dominante gobierne solo cuando se le puede obligar
a compartir su poder.

La fórmula del pluralismo moderado no es el gobierno alterno, sino el


gobierno en coalición dentro de la perspectiva de las coaliciones alternativas.
La mecánica del pluralismo moderado tiende a parecerse y a imitar a la mecánica
del bipartidismo. En particular, la estructura del pluralismo moderado sigue siendo
bipolar. En lugar de dos partidos, hallamos por lo general alineaciones
bipolares de coaliciones alternativas.
Si bien es posible que las características distintivas del pluralismo moderado no
parezcan impresionantes con respecto a los sistemas bipartidistas, se destacan
con respecto a los sistemas de pluralismo polarizado: (1) el pluralismo
moderado carece de partidos antisistema importantes y/o grandes, (2) carece de
oposiciones bilaterales. En un sistema de pluralismo moderado todos los partidos se
orientan hacia el gobierno, están disponibles para coaliciones gubernamentales.
Todos los partidos no gobernantes pueden coalescer como oposiciones y esto
significa que la oposición será “unilateral”, estará toda de un lado. El pluralismo
moderado no está polarizado. La comparación entre el pluralismo moderado y el
polarizado revela que sus respectivos ámbitos ideológicos son muy grandes y
diferentes.

Un sistema de pluralismo moderado se caracteriza por: i) una distancia ideológica


relativamente pequeña entre sus partidos importantes; ii) una configuración
de coalición bipolar, y iii) una competencia centrípeta.

Si aumenta el número de partidos y, sin embargo, todos los partidos siguen


perteneciendo al “mismo mundo” (aceptan la legitimidad del sistema político y
actúan conforme a sus reglas), entonces la fragmentación del sistema no se puede
atribuir a la polarización ideológica. Cuando el número de partidos pasa del umbral
crítico y nos encontramos con partidos antisistema y con oposiciones bilaterales,
entonces cabe suponer que más de 5 partidos reflejan un grado de distancia
ideológica que hace que resulte imposible una mecánica bipolar.

Según Lorwin, el pluralismo segmentado es la “organización de movimientos


sociales, sistemas de educación y de comunicación, asociaciones voluntarias
y partidos políticos siguiendo las líneas de las divisiones religiosas e
ideológicas”. El pluralismo segmentado es “pluralista en el reconocimiento de la
diversidad; es segmentado en su institucionalización”. Es decir, es
fundamentalmente una invención estructural de la variedad sociocultural.

Sistemas bipartidistas
El sistema bipartidista es un sistema relativamente sencillo y los países que
practican el bipartidismo son países importantes. Tenemos sistemas
bipartidistas clásicos en Inglaterra, EEUU, Nueva Zelanda, Australia, Canadá, etc.
Existe un formato bipartidista siempre que la existencia de terceros
partidos no impide que los partidos principales gobiernen solos, esto
es, cuando las coaliciones resulten innecesarias.

¿Cuáles son sus propiedades? Si siempre es el mismo partido el que sigue


en el poder una elección tras otra, entonces tenemos un sistema de
partido predominante, no bipartidista. La alternación en el poder es la señal
característica de la mecánica del bipartidismo.
El término de alternación se debe extender de forma flexible, en el sentido de que
implica la expectativa, más bien que el hecho real del traspaso del gobierno. El
concepto de alternación se funde con el de competitividad.

Si pasamos a la cláusula de gobernar solos, la cuestión está sometida a una


interpretación más flexible. Hemos de tener lenidad en cuanto al requisito de que
ambos partidos se hallen en posición de lograr una mayoría absoluta y, por tanto, de
gobernar solos. Las condiciones de lenidad para un sistema que funciona conforme
a las normas del bipartidismo serían: i) dos partidos se hallan en condiciones de
competir por la mayoría absoluta de escaños; ii) uno de los partidos logra
conseguir la mayoría parlamentaria suficiente, iii) este partido está dispuesto a
gobernar solo; iv) la alternación del poder sigue siendo una expectativa
creíble.

Por lo que respecta al formato bipartidista, el requisito de la alternación en el poder


no tiene importancia. De ahí que también se puedan incluir en la lista los sistemas
de partido predominante en los que la oposición está, o estaba, representada por un
solo partido.
Si nos remitimos a la mecánica del bipartidismo, las propiedades fundamentales del
bipartidismo se pueden ajustar a un formato tripartidista.

La distinción entre formato y mecánica también permite establecer una clasificación


de los países que reivindican la condición de bipartidistas según qué satisfagan, y
en qué medida, ambos de los criterios mencionados o sólo uno de ellos.

En el estudio actual del bipartidismo hay implícitos dos fallos. Uno es la incapacidad
y/o falta de voluntad para enfrentarnos con el problema de la importancia de los
partidos. El otro es que muchas veces confundimos el nivel de circunscripción con el
nivel nacional o del sistema. Si se define un sistema bipartidista como “un
sistema en el que candidatos de dos partidos se disputan unas elecciones,
entonces Gran Bretaña nunca ha tenido un sistema bipartidista. Lo que importa
es que los que detectamos y medimos al nivel de la circunscripción es la
competitividad entre partidos.

En general, los sistemas bipartidistas se explican conforme a los criterios


formalizados por el modelo de Downs de la competencia de los partidos. La
cuestión es: ¿en qué condiciones funciona el bipartidismo como predecía el
modelo? El modelo predice que en un sistema bipartidista, los partidos
competirán de forma centrípeta, moderando las divisiones y jugando la partida
política con una moderación responsable. Esto ocurre porque la competencia
centrípeta resulta rentable. ¿Por qué es rentable? Es de suponer que porque los
propios votantes flotantes son moderados, o sea, se hallan entre los dos partidos,
en algún punto en torno al centro del espectro de opiniones. Si el principal grupo de
votantes fueran extremistas dispuestos a pasar de una extrema izquierda a una
extrema derecha, la competencia centrípeta ya no sería rentable. El bipartidismo
funciona cuando las diferencias de opinión son pequeñas y su distribución no
tiene más que una cima.

En el bipartidismo, los partidos deben ser organismos agregadores que mantienen


su cuasi igualdad competitiva al amalgamar tantos grupos, intereses y exigencias
como sea posible. También es evidente que cuanto menores sean las
diferencias de opinión, más armoniosamente funcionará el bipartidismo. A la
inversa, cuanto mayor sea la distancia ideológica, más disfuncional es un
sistema bipartidista.

Sistemas de partido predominante


El concepto de sistema de partido predominante de Sartori, no coincide con
el partido predominante planteado por otros autores. La categoría del partido
dominante la sugirieron Duverger y Almond. La idea general es que siempre que
encontramos, en una comunidad política, un partido que deja atrás a todos los
demás, este partido es dominante en el sentido de que es considerablemente más
fuerte que los otros. Una diferencia de unos 10 puntos de porcentaje entre partidos
más fuertes y los demás basta para calificarlo dominante.

Con respecto a los sistemas de partido predominantes, pertenecen a la zona


de pluralismo de partidos. No sólo se permite la existencia de partidos distintos
del principal, sino que estos existen como legales y legítimos competidores del
partido predominante. Los partidos menores son antagonistas verdaderamente
independientes del partido predominante. Definicion Sartori: Por tanto, el
sistema de partido predominante es un sistema de más de un
partido en el que la rotación no ocurre en la práctica.

¿Cuánto tiempo le lleva a un partido predominante establecer un sistema


predominante? Tres mayorías absolutas consecutivas, siempre que el
electorado parezca estar estabilizado, que el umbral de la mayoría absoluta se
sobrepase con claridad y/o que el intervalo sea amplio.

El sistema de partido predominante es un tipo de pluralismo de partidos en el


cual (aunque no se produzca una alternación en el poder durante mucho
tiempo) no está excluida la alternación, y el sistema político brinda
oportunidades para un disenso abierto y efectivo para oponerse al predominio
del partido gobernante.

En conclusión, el hecho de que los sistemas de partido predominante exhiban un


número relativamente elevado de altas y bajas confirma que son sistemas
competitivos con respecto a los cuales cabe afirmar que, en el punto de partida,
todos los partidos tienen las mismas oportunidades.
Sistemas no competitivos

Donde acaba la competencia.

En general, una comunidad política sigue las normas de la competencia cuando en


el momento de las elecciones casi todos los escaños se disputan entre dos o más
candidatos al puesto.

Los pequeños partidos deben ser antagonistas verdaderamente independientes del


partido principal. Si se disputan los escaños, entonces la competencia es
significativa, cualquiera que sea su resultado y en el sentido de que son
antagonistas verdaderamente independientes está lo bastante claro. Pero de
suponer que no se disputan los escaños, no se sigue forzosamente que el
sistema no sea competitivo. Puede ser sub-competitivo.

Una situación sub competitiva supone que si un candidato no encuentra


oposición se debe simplemente a que no merece la pena oponerse a él. Por
tanto, no se puede detectar una situación no competitiva únicamente porque un
candidato gane sin oposición. Un sistema NO es competitivo si y sólo si no
permite elecciones disputadas. La competencia termina y la no competencia
comienza cuando quiera que a los adversarios y los oponentes se les priva de
la igualdad de derechos, se les pone impedimentos, se les amenaza, se les
aterroriza o se les sanciona por decir lo que piensan.

Lo que procede señala que, estamos empleando dos conceptos: i) competencia,


ii) competitividad. La competencia es una estructura o una regla de juego. La
competitividad es un estado concreto del juego. En el otro extremo, la competencia
es competitiva cuando dos o más partidos consiguen resultados aproximados
y ganan por escasos márgenes.

Partido Único

Partido único significa exactamente lo que dice: solo existe y solo se permite
que exista un partido.

Las comunidades políticas unipartidistas varían en cuanto a la intensidad de la


represión, del control coercitivo. Y precisamente por el orden de intensidad
decreciente de la coacción, o de la represión, cabe destacar con sentido las tres
pautas siguientes:
1. Unipartidista totalitaria
2. Unipartidista autoritaria
3. Unipartidista pragmática.

Los dos primeros subtipos están ya bien establecidos en los estudios y sus
diferencias se vienen analizando desde hace mucho tiempo bajo la rúbrica de
dictadura.
El unipartidismo totalitario representa el grado más elevado
de omnipresencia, movilización y control monopólico del partido sobre toda la
experiencia vital de los ciudadanos. Por definición el partido totalitario es un partido
muy ideológico. También por definición, es un partido fuerte.

En cambio, el régimen autoritario carece de una ideología fuerte y de una opacidad


de movilización comparable y su control no va más allá de los instrumentos
normales del poder, entre los cuales se incluye el poder judicial.

El criterio de ideología-pragmatismo no sólo es aplicable a, sino que de hecho


es indispensable para las comunidades políticas unipartidistas no
competitivas.

Se supone que las comunidades políticas totalitarias y autoritarias reflejan


diferentes intensidades ideológicas, mientras que las comunidades políticas
unipartidistas pragmáticas representan el extremo continuo en el que la
mentalidad ideológica cede el paso a una mentalidad pragmática.

El criterio de ideología-pragmatismo no es totalmente nuevo. Asi en la clasificación


de Almond se halla el tipo de partido ideológico contrastado con un tipo pragmático,
pero no se elabora esta distinción. Por otra parte, la distinción
ideología-pragmatismo es mejor que la distinción tradicional entre partidos basados
en una doctrina y no doctrinales.

Claro que la distinción entre ideología y pragmatismo también tiene sus puntos
débiles. Se la puede atacar sobre la base de que el pragmatismo no es más que un
estado de poca afección, de baja temperatura de ideologismo.

Los motivos para adoptar el criterio de ideología-pragmatismo son conceptualmente


muy sólidos. Sus debilidades son empíricas, y estas debilidades nos obligan a
buscar criterios e indicadores complementarios.

Las características pertinentes por las que se pueden diversificar e identificar


el unipartidismo totalitario, el autoritario, y el pragmático son las siguientes:

El partido único totalitario se caracteriza por su tentativa de alcance total de


penetración y politización totales. El régimen totalitario está consagrado a destruir
no solo el subsistema, sino todo tipo de autonomía del subgrupo.
El unipartidismo autoritario equivale a un sistema de control que no tiene el poder
ni la ambición de permear toda la sociedad. Entonces el tipo no se caracteriza por el
totalismo, sino por el exclusivismo, por la limitación de las actividades políticas de
las que no están dentro de él.
Cuando el partido único autoritario recurre a la movilización, el esfuerzo movilizador
no se realiza en profundidad: gira en torno al carisma del líder y por lo general se
contenta con efectos de fachada: manifestaciones de masas, mítines de masas y
conducciones en masa a las urnas.

El partido único pragmático carece de la legitimación de una ideología, y en ese


sentido es comparable a los otros dos tipos como el que tiene menos posibilidades
coercitivas. Ello implica que el unipartidismo pragmático no está bien adaptado para
aplicar políticas de exclusión y, en cambio, se ve impulsado a intentar políticas de
absorción. Asimismo el partido único pragmático carece de cohesividad ideológica.

Con el tiempo se nos plantea la cuestión de si las comunidades políticas han


cambiado o no. Con respecto a los sistemas competitivos, podemos decir que estos
tienen mecanismos automáticos de cambio y se pueden cambiar simplemente por
veredictos electorales. Pero con lo que respecta a las comunidades políticos no
competitivas es difícil saberlo porque sus mecanismos no contemplan un cambio
interno, y su estructura es insensible a las presiones resultado del cambio
ambiental. Cualesquiera que sean los cambios ambientales, de lo que se trata es de
si una variación dada afecta a la disposición de los partidos.

Con respecto a los Estados de partido único, es importante que además de observar
que estos regímenes hacen daño y cometen abusos, hay que analizarlos también
desde otros ángulos con respecto a sus: i) objetivos; ii) resultados y política general;
iii) orígenes y etiología, y iv) bases o antecedentes sociales.

Los conceptos de democracia tutelar, democracia guiada, dictadura pedagógica, se


refieren en general a los objetivos de una serie de Estados de partido único.
Por lo que respecta al criterio de las políticas y/o los resultados, el unipartidismo se
puede caracterizar en diversas formas en estas complejas dimensiones: como
revolucionario y progresivo o como conservador y reaccionario; como desarrollista y
modernizador o como inmovilista y tradicionalista; como excluyente y destructor o
como incluyente o agregador; etc.
Con lo que respecta al origen de los sistemas de Estado-partido, podemos decir que
un enfoque se centra en una “crisis” a lo largo de una vía de desarrollo político, con
lo cual explicaría la solución unipartidista como producto derivado de una
sobrecarga de crisis engendrada por una mala solución de secuencias y por una
aceleración excesiva. En el enfoque socioeconómico en cambio, se explica el auge
de los partidos únicos con referencia a las condiciones sociales y a las estructuras
económicas.

Huntington afirma que “los sistemas unipartidistas que alcanzan el éxito tienen
sus orígenes en la bifurcación; el partido es el medio por el que los dirigentes
de una fuerza social dominan a la otra fuerza social”.

Tenemos también a los “partidos únicos revolucionarios”. “Revolucionario” podría


referirse a un objetivo, o sea, a la transformación final y total de una sociedad o a
una política, o sea, a la liquidación del enemigo y/o a que el partido se haya hecho
con el poder por medios revolucionarios.

El partido hegemónico
Si la clase del partido único contiene sólo un partido, nos queda una serie de
disposiciones que se centran en un partido y exhiben una periferia de pequeños
partidos secundarios y de “segunda clase”. Ante esto podemos deshacernos de los
partidos subordinados como coartadas ficticias o descubrir qué está haciendo el
pluripartidismo

Los partidos de segunda clase pueden ser una fachada vacía. En este caso no
tienen importancia y no se los debe tener en cuenta. Sin embargo, estos partidos
periféricos y subordinados pueden tener importancia en algunos aspectos.

La expresión “partido dominante” abarca tres casos muy diferentes: i)


“predominio”; ii) “hegemonía” y, iii) cualquier partido principal que deje atrás
a los demás partidos.
El partido hegemónico no permite una competencia oficial por el poder. Se permite
que existan otros partidos, pero como partidos de segunda, autorizados; no se les
permite competir con el partido hegemónico en términos antagónicos y en pie de
igualdad.Mientras que el partido hegemónico sigue estando sometido a las
condiciones que llevan a un gobierno responsable, no existe ninguna auténtica
sanción que comprometa al partido hegemónico a actuar con responsabilidad.

Las comunidades políticas de partido hegemónico pueden indicar subtipos:


1. Partido hegemónico-ideológico
2. Partido hegemónico-pragmático

Polonia pertenece a la primera variedad. En este caso, los partidos son


verdaderamente “partidos satélites”.
México se destaca como caso claro y bien establecido de partido
hegemónico-pragmático. México es el terreno favorito de los estudiosos que
rastrean una democracia surgida espontáneamente de un antepasado autoritario. El
país es un claro caso de partido hegemónico que permite partidos de segunda clase
mientras, y en la medida en que, sigan siendo lo que son.
Semana 9 - Debates actuales: Democracias
con adjetivos

ESTADO, DEMOCRATIZACIÓN Y CIUDADANÍA-


Guillermo O’Donnell
En las últimas décadas, el derrumbe de sistemas autoritarios ha conducido al
surgimiento de una gran cantidad de democracias. Estas son poliarquías.
Existen varios tipos de poliarquías, entre ellas difieren entre sí pero tienen una
característica en común: todas son democracias representativas,
institucionalizadas. En cambio, la mayor parte de los países recientemente
democratizados no se está encaminando hacia regímenes democráticos
representativos, institucionalizados.

El Estado y las nuevas democracias


Las tipologías recientes de las nuevas democracias (basadas en características de
los regímenes autoritarios precedentes) tienen poca capacidad de predicción en
cuanto a lo que ocurre una vez que se instala el primer gobierno electo
democráticamente.
Este es el caso de países como Argentina, Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia,
República Dominicana, etc, que además comparten características
importantes que tienen que ver con la situación de “no institucionalización”.

Se realiza un análisis en base a una premisa: los Estados están entrelazados con
sus sociedades respectivas de complejas y variadas maneras; esa inserción
conduce a que los rasgos de cada uno de ellos y de cada sociedad tengan un
enorme influjo sobre el tipo de democracia posible en consolidarse, o sobre la
consolidación o fracaso de la democracia a largo plazo.

Es un error asociar el Estado con el aparato estatal, o el sector público que


indudablemente son partes del Estado, pero no constituyen el todo. El Estado es
también un conjunto de relaciones sociales que establece cierto orden en un
territorio determinado y lo respalda con una garantía coercitiva centralizada. Muchas
de esas relaciones se formalizan mediante un sistema legal provisto y respaldado
por el Estado. El sistema legal es una dimensión constitutiva del Estado y del orden
que éste establece y garantiza en el territorio dado.
Las relaciones sociales, como explica Weber, pueden basarse en la tradición, el
miedo al castigo, los cálculos pragmáticos, la habituación, la legitimidad y/o la
eficacia de la ley.
A su vez, la eficacia de la ley sobre un territorio determinado se compone de varias
conductas hechas hábito, que por lo general son compatibles con la prescripción de
la ley.
Esta es la estructura que sustenta el orden establecido y garantizado por el
Estado-nación contemporáneo.

La ley es una dimensión codificada sujeta a las interpretaciones de los


profesionales. El Congreso es el lugar en que se discuten y promulgan las
principales leyes del país, y al poder judicial le corresponde discutir y solucionar los
conflictos de interés, y las disputas sobre el significado mismo de la comunidad
política.

El reconocimiento de la ley como una dimensión constitutiva del Estado ha sido


obstaculizado por los diversos enfoques.

Existe también otra dimensión del Estado: la ideológica. El aparato estatal pretende
ser un “Estado para la nación”. El estado alega que es el creador del orden
planteado anteriormente. Igualmente, este orden es desigual en todas las
sociedades, aún cuando se sostenga que resulta igual para todos los miembros de
la nación.
Aún cuando no se extienda a otras relaciones sociales, la igualdad garantizada a
todos los miembros de una nación en términos de ciudadanía es crucial para
el ejercicio de los derechos políticos que connota el funcionamiento de la
democracia.

La ciudadanía juega un papel importante. La ciudadanía entra en juego, por


ejemplo, cuando en una relación contractual, cualquiera de las partes que sienta
que tiene motivos de queja legítimos, cuenta con la posibilidad de recurrir o no a una
entidad pública legalmente competente, y de la cual puede esperar un trato justo.

Argentina, Brasil, Perú y otros están atravesando una crisis social y


económica, y además una profunda crisis de sus Estados (en el momento en
que el autor escribió el libro). Una crisis que existe en las 3 dimensiones que
ya hemos discutido: (1) la dimensión del Estado como un conjunto de
burocracias capaces de cumplir con sus obligaciones con una eficiencia
razonable; (2) la dimensión de la eficacia de la ley; (3) y la dimensión de la
credibilidad del alegato de que los organismos estatales normalmente
orientan sus decisiones por una cierta concepción del bien común.

Existen dos confusiones en dos dimensiones distintas:


1. En el tamaño e influencia del aparato estatal.
En la mayoría de los países recientemente democratizados el Estado es
demasiado grande y esto conduce a consecuencias negativas. Pero en este
contexto, el antónimo de “grande” no es “pequeño” sino “magro”, es decir, un
conjunto eficiente y menos poderoso de organismos públicos, que esté en
capacidad de crear bases firmes para la democracia, de resolver cuestiones
de desigualdad social y de generar las condiciones para alcanzar tasas de
crecimiento económico a efectos de mantener el progreso en las áreas de la
democracia y de la igualdad social.
2. En la fuerza o debilidad del Estado como un todo.
Un aparato estatal “grande” o “pequeño” puede o no establecer eficazmente
su legalidad sobre el territorio que le corresponde. Un Estado fuerte,
independientemente del tamaño de sus burocracias, es aquel que establece
eficazmente esa legalidad y no es visto por la mayoría de la población como
un tercero para la consecución de intereses particulares.

En Latinoamérica, los países que presentan una homogeneidad relativamente


alta (especialmente territorial) son los que tienen una tradición democrática
más antigua y sólida: Costa Rica, Chile y Uruguay.

El autor discute temas relacionados con la crisis del Estado en las 3 dimensiones
identificadas más arriba. Los Estados se vuelven incapaces de promulgar
regulaciones para la vida social que sean eficaces a lo largo de sus
jurisdicciones y de sus sistemas de estratificación. Las provincias situadas en la
periferia, normalmente más duramente afectadas por las crisis económicas,
crean (o refuerzan) sistemas locales de poder que tienden a llegar a extremos
de conducción violenta, personalista, abierta a toda suerte de prácticas violentas y
arbitrarias. Esto expresa la ineptitud creciente del Estado para poner en vigor
sus propias regulaciones.

El miedo, la inseguridad, la reclusión de las urbanizaciones de los ricos y las


tribulaciones del transporte público acortan los espacios públicos y llevan a una
privatización que tiene contrapartes cercanas en otras esferas.

Si imaginamos un mapa de cada país en donde las áreas azules señalan un alto
nivel de presencia del Estado (en términos de un conjunto de burocracias
eficaces) tanto territorial como funcional; el color verde significa un nivel alto de
penetración territorial pero una presencia baja desde el punto de vista
funcional y de clase; el color marrón indica un nivel muy bajo o nulo de ambas
dimensiones.
Ej: el mapa de Noruega mostraría un predominio de azul, EEUU una
combinación de azul y verde con manchas marrones en el sur y en las grandes
ciudades, Brasil y Perú en marrón.
En las áreas marrones hay elecciones, gobernadores y legisladores tanto
nacionales como estaduales. Las fracciones políticas que funcionan en esas
zonas y los gobiernos locales funcionan en base a fenómenos tales como el
personalismo, amiguismo, clientelismo y otros.
La presencia de esos circuitos de poder se repite en el centro de la vida
política nacional, empezando con el Congreso, la institución que
supuestamente es la fuente de la legalidad existente y que abarca todo el
territorio. En general, los intereses de los legisladores “marrones” son mantener el
sistema de dominación privatizada que los eligió y canalizar hacia ese sistema
tantos recursos estatales como sea posible. Su éxito depende del intercambio de
“favores” con el gobierno y las diversas burocracias.

Cuando se intenta cambiar de partido o crear partidos nuevos, la regla es el


transformismo extremo. Se da una perspectiva difícilmente favorable para
institucionalizar la democracia. Además, a pesar de que a veces el Congreso
tenga conflictos graves con el gobierno, trabajan conjuntamente con éste para evitar
que surjan instituciones representativas sólidas.

Hasta cierto punto el régimen que resulta de allí es muy representativo. Es


consistente con la realidad. El problema es que esa representatividad implica
la introyección del autoritarismo.

El contexto autoritario tiene una característica fundamental: allí no existe un


sistema legal que garantice la eficacia de los derechos y garantías que los
individuos y grupos puedan enarbolar contra los gobernantes, el aparato
estatal y otros.
En el caso contrario, siempre que un sistema legal incluya los derechos y
garantías del constitucionalismo, y existan poderes públicos con la capacidad
y disposición de imponer esos derechos y garantías incluso contra los
poderes públicos, el Estado y el orden son democráticos. La legalidad del
Estado democrático está entera, como dice Hans Kelsen: ella “cierra” su propio
circuito con la aplicación universalista de sus reglas, incluso contra otras
instituciones del Estado. Eso es lo que ocurre en las áreas azules y lo que no
ocurre en las áreas marrones de muchas democracias recientes.

En los países que tienen áreas marrones, las democracias se basan en un


Estado esquizofrénico: combina en forma compleja características
democráticas y autoritarias.

La democracia está vinculada a la ciudadanía, y ésta sólo puede existir dentro de la


legalidad de un Estado democrático. La universalización total de la ciudadanía es un
ideal al que se acercan las democracias realmente existentes.
Un Estado que no es capaz de hacer valer su legalidad, sustenta una
democracia con baja intensidad de ciudadanía. En gran parte de las áreas
marrones de los países recientemente democratizados se respetan los
derechos políticos de la poliarquía. Los individuos votan sin coerción directa, el
conteo de los votos se realiza limpiamente, pueden expresar sus opiniones sin
censura. En esas regiones se encuentran esos y otros atributos de la poliarquía. Y
esa es la diferencia entre Polonia y Argentina, por un lado, y Rumania y Guatemala
por otro; independientemente de lo que digan sus respectivas constituciones, el
funcionamiento real de la vida política de esos dos últimos países los descalifica
como poliarquías.
En estas áreas marrones por lo general se cumplen las condiciones para la
existencia de la poliarquía pero los campesinos, los habitantes de los barrios
pobres, indígenas, etc. no logran un trato justo de la justicia o no obtienen los
servicios de los organismos estatales a los que tienen derecho y pueden sufrir
violencia policial. En muchas áreas marrones se respeta los derechos
democráticos, los derechos participativos de la poliarquía; pero se viola
sistemáticamente el componente liberal de la democracia.

Varias formas de discriminación y de pobreza extendida, la disparidad extrema en la


distribución de los recursos, van de la mano con la ciudadanía de baja intensidad.

Sobre algunos aspectos de la crisis del Estado

La grave crisis socioeconómica que está padeciendo la mayoría de los países


recientemente democratizados fomenta la propagación de las regiones
marrones. Esta propagación es resultado de una profunda crisis de Estado.
También deriva del antiestatismo de las ideas y de su empeño en reducir el tamaño
de las burocracias estatales y el déficit fiscal.
Para reducir el déficit fiscal se ha concurrido a la privatización, a los intentos de
liberarse del “personal excedente”, políticas que provocaron una gran caída de los
salarios de la mayoría de los empleados públicos. Si hace algún tiempo ser
funcionario público era un signo de estatus, hoy en día es prácticamente lo
contrario.

Cuando la inflación es elevada, los empleados estatales pueden perder en un mes


hasta un 30, 40 y 50% de sus ingresos reales. Van a la huelga y realizan
manifestaciones de protesta, algunas violentas. El resultado es la paralización
frecuente de servicios públicos que son esenciales. Estas consecuencias se
sienten en las grandes ciudades, que son los centros del poder y la política.
Contribuyen a aumentar la sensación de que los gobiernos democráticos y los
políticos son incapaces de prevenir el “caos” y el deterioro económico.
Las protestas también provocan la hostilidad de los sectores populares y parte de la
clase media porque paralizan y causan un mayor deterioro de los servicios públicos
esenciales. La ira de estos sectores crea una división que favorece la ofensiva
antiestatista, que mezcla la tarea de lograr un aparato estatal más magro con el
debilitamiento del Estado en todas sus dimensiones.

Todo lo anterior, a su vez, crea un ambiente de crecimiento gigantesco de la


corrupción. Cuando algunos actos de corrupción se vuelven escándalos públicos,
socavan la confianza, no sólo en el funcionamiento y en el papel del Estado, sino
también en gobiernos que parecen incapaces de corregir esa situación, cuando no
son cómplices activos de la misma.

La solución temporal de los gobiernos desesperados por conseguir fondos ha sido el


incremento de los impuestos indirectos y de los precios de los servicios públicos, lo
cual fomentó la inflación, etc.

Sobre ciertas crisis económicas

El autor discute una clase particular de crisis, la que sufren los países
(Argentina, Brasil y Perú) que se encerraron voluntariamente en un patrón de
inflación elevada y recurrente, puntuado por repetidos intentos de controlar el
alza de precios y de realizar “reformas estructurales”.
Mientras más larga y más profunda sea la crisis, y mientras menor sea la confianza
en la capacidad del gobierno para solucionarla, más racional se vuelve para todos el
actuar: (1) a niveles desagregados con relación a los organismos estatales que
pueden solucionar las consecuencias de la crisis; (2) con horizontes cortoplacistas;
(3) con la presunción de que todo el mundo va a hacer lo mismo.

Racionalmente, la estrategia predominante es hacer lo que haga falta para


protegerse de las pérdidas que presagia una inflación alta y errática. Permanecer
pasivo garantiza pérdidas fuertes.
Es un mundo del sálvese quien pueda. El fenómeno básico es la pérdida del
sentimiento de solidaridad. Cada agente racional actúa a nivel de desagregación y
con el horizonte que juzgue más eficaz para sus jugadas defensivas.

En países como Argentina y Perú, la profundidad de la crisis ha agravado


todos esos males. Está la evidencia de un gran aumento de la corrupción.
También hay una enorme fragilidad del aparato estatal frente a los innumerables
segmentos en que se ha ido disgregando la clase capitalista al compás de la crisis.

Cada espiral de la crisis es distinta a la anterior. Los actores aprenden. En cuanto a


los gobiernos, mientras más son los espirales, con mayor desesperación tratan de
encontrar una salida a la crisis. Pero la desintegración del aparato estatal, los
déficits fiscales, la opinión pública hostil, etc. disminuyen la probabilidad de que la
próxima política intentada pueda tener éxito.
En esas condiciones, una sociedad tiene una muy fea imagen de sí misma. La
evidencia de la proliferación del oportunismo, la codicia, la falta de solidaridad
y la corrupción, no devuelve una imagen feliz. A continuación vienen las
denuncias y llamados desesperados a superar la «crisis moral». Los medios de
comunicación y las conversaciones cotidianas se llenan de exhortaciones a «restituir
la unidad nacional».

La colérica atomización de la sociedad es la otra cara de la misma moneda de la


crisis del Estado. La desintegración del aparato estatal y la eficacia menguante del
«Estado como ley» tornan a los gobiernos incapaces de ejecutar ni siquiera políticas
con un grado mínimo de complejidad.

Se necesita una “reestructuración” para que políticas neoliberales o políticas


alternativas tengan éxito. Es necesario que se cumplan 3 requisitos: (1)
agentes privados y públicos deben tener como mínimo un plazo mediano
como horizonte temporal relevante, dirigir su atención a extinguir los fuegos
que brotan por doquier; (2) si se quiere la estabilización, los agentes estatales
pertinentes deben ser capaces de reunir y analizar información compleja, estar
motivados en la búsqueda de alguna definición del interés público, etc.; (3)
algunas políticas sólo pueden implementarse exitosamente pasado por
negociaciones complejas con los diferentes actores organizados que
demandan un acceso legítimo al proceso.

La atomización de la sociedad y del Estado, la propagación de las áreas marrones y


de sus formas peculiares de impulsar sus intereses, y la urgencia y complejidad de
los problemas que hay que enfrentar alimentan las tendencias delegativas, las
tendencias plebiscitarias de esas democracias. Claramente, todo esto no ayuda a
avanzar hacia una democracia consolidada, institucionalizada y hacen difícil la
puesta en práctica de políticas complejas que podrían sacar a esos países del
atasco.

Ejemplos de países que soportaron programas de estabilización carentes de éxito,


inflación alta, etc. fueron Argentina, Brasil y Perú. Chile, por otro lado, pareció haber
encontrado una salida. Las políticas de Pinochet lograron la destrucción de lo
que quedaba de una burguesía orientada al mercado interno, a la sustitución
de importaciones. También reprimió a los sindicatos obreros y los partidos políticos
que podrían haber articulado una oposición eficaz a sus políticas. Chile debía
afrontar el problema de cómo mitigar las desigualdades que intensificara el
régimen autoritario, mantener baja la inflación, etc. pero los recursos con los
que contaba para aliviar estos problemas eran mayores que los de Brasil,
Argentina y Perú.

Otro es el caso de Bolivia, donde la implementación de las políticas que lograron


controlar la inflación y liberalizar el comercio y finanzas estuvo acompañada de una
represión brutal, que difícilmente se puede considerar compatible con la
democracia.

Características que tenían en común Chile, Bolivia y Argentina: la crisis de


esos países tocó fondo, la cual es la convergencia de los siguientes factores.
(1) Estado que tiene una autoridad minúscula sobre la conducta de muchos actores,
llega a límites extremos de desintegración e ineficacia y se vuelven incapaz de
mantener la moneda nacional; (2) un movimiento obrero derrotado en el sentido de
que ya no es capaz de oponerse a las políticas neoliberales; (3) una clase capitalista
que se devoró a sí misma; (4) un sentimiento de que la vida bajo una inflación
continua e incierta es insoportable y que cualquier solución es preferible, incluso si
esta solución se basa en un mundo más desigual.

Conclusión

En el mundo contemporáneo, la celebración del advenimiento de la democracia


tiene que complementarse con un reconocimiento de las inmensas dificultades que
entraña su institucionalización y su arraigo en la sociedad. No existen fuerzas que
guíen las nuevas democracias hacia una forma institucionalizada y representativa, y
hacia la eliminación de sus áreas marrones y de los malestares.

A largo plazo, las democracias pueden dividirse entre las que siguen el rumbo
afortunado y aquellas que retroceden a un autoritarismo extremo.

DEMOCRACIA ILIBERAL- Fareed Zakaria


Los regímenes elegidos democráticamente, a menudo los que han sido
reelegidos o reafirmados a través de referendos, están ignorando
rutinariamente los límites constitucionales a su poder y privando a sus
ciudadanos de derechos y libertades básicas.

Democracia iliberal.

Ha sido difícil reconocer este problema porque durante casi un siglo en


Occidente, la democracia ha significado democracia liberal, un sistema político
marcado no sólo por elecciones libres y justas, sino también por el Estado de
derecho, la separación de poderes y la protección de las libertades básicas de
expresión, reunión, religión y propiedad.

Como ha señalado el politólogo Philippe Schmitter, "el liberalismo, ya sea como una
concepción de la libertad política, o como doctrina sobre política económica, puede
haber coincidido con el auge de la democracia. Pero nunca ha estado inmutable o
inequívocamente vinculado a su práctica"."
Hay un creciente malestar por la rápida propagación de las elecciones
multipartidistas por el centro-sur de Europa.

Naturalmente, hay un espectro de democracia iliberal, que va desde


delincuentes modestos como Argentina hasta casi tiranías como Kazajstán y
Bielorrusia, con países como Rumania y Bangladesh en el medio. A lo largo de
gran parte del espectro, las elecciones rara vez son tan libres y justas como en
Occidente hoy en día, pero reflejan la realidad de la participación popular en la
política y el apoyo a los elegidos. Y los ejemplos no son aislados ni atípicos. La
encuesta Freedom House de 1996-97, Freedom in the World, tiene clasificaciones
separadas para las libertades políticas y las libertades civiles, que se corresponden
aproximadamente con la democracia y el liberalismo constitucional,
respectivamente.

La mitad de los países "democratizadores" del mundo hoy en día son


democracias iliberales. La democracia iliberal es una industria en crecimiento.
Hace siete años sólo el 22% de los países democratizadores podrían haber sido
clasificados; hace cinco años esa cifra había aumentado al 35 por ciento.

Democracia iliberal, ¿Es democracia?

Se establece la existencia de democracias en donde hay elecciones pero la


ciudadanía está apartada, no tiene suficiente información. Son democracias en
contextos que no funcionan en una soberanía abierta. Son esos países
considerados parcialmente libres según Freedom House. Zakarias dice que a las
democracias modernas las llama democracias, aunque no son solo democracias,
sino son democracias liberales. La democracia liberal es la convergencia de dos
tradiciones que son totalmente separadas, se desarrollaron de manera
distinta.

En una democracia no liberal se pueden cometer hechos como corrupción etc,


pero eso no hace que sean antidemocráticos.

Rousseau es considerado como el padre de la democracia. Rouseauau dice que en


la democracia, el poder del pueblo no tiene límites.

Democracia y libertad

La Tercera Ola, Samuel P. Huntington explica por qué: Las elecciones, abiertas,
libres y justas, son la esencia de la democracia. Los gobiernos producidos por
las elecciones pueden ser ineficientes, corruptos, miopes, irresponsables,
dominados por intereses especiales e incapaces de adoptar políticas exigidas por el
bien público. Estas cualidades hacen que esos gobiernos sean indeseables, pero no
los hacen antidemocráticos.

La democracia es una virtud pública, no la única, y la relación de la democracia con


otras virtudes y vicios públicos sólo puede entenderse si la democracia se distingue
claramente de las otras características de los sistemas políticos.

Cuando aumenta la participación pública en la política, por ejemplo a través del


derecho a la mujer, se considera más democrática. Por supuesto, las elecciones
deben ser abiertas y justas, y esto requiere algunas protecciones para la libertad de
expresión y de reunión. Tener democracia significa, subjetivamente, "un buen
gobierno" la hace analíticamente inútil.

Es liberal porque se basa en la tensión filosófica, empezando por los griegos,


que enfatiza la libertad individual. Es constitucional por qué se basa en la
tradición, empezando por los romanos, del Estado de derecho. El liberalismo
constitucional se desarrolló en Europa Occidental y los Estados Unidos como
una defensa del derecho del individuo a la vida y a la propiedad, y el libre
dominio de la religión y el habla.

Sólo a finales de la década de 1940 la mayoría de los países occidentales se


convirtieron en democracias de pleno derecho, con sufragio adulto universal.
Durante gran parte de la historia moderna, lo que caracterizó a los gobiernos
de Europa y América del Norte, y los diferenció de los de todo el mundo, no
fue la democracia, sino el liberalismo constitucional. Después de la Segunda
Guerra Mundial, la mayoría de los regímenes de Asia oriental se volvieron
autoritarios. La mayoría de los regímenes en Asia oriental siguen siendo sólo semi
democráticos.

En Occidente, la liberalización en Asia oriental ha incluido la liberalización


económica, que es crucial para promover tanto el crecimiento como la
democracia liberal.

Hoy en día los gobiernos de Asia oriental son una mezcla de democracia,
liberalismo, capitalismo, oligarquía y corrupción, al igual que los gobiernos
occidentales alrededor de 1900.

El liberalismo constitucional ha llevado a la democracia, pero la democracia no


parece traer liberalismo constitucional. En el hemisferio occidental, con elecciones
en todos los países excepto Cuba, un estudio de 1993 del académico Larry
Diamond determinó que 10 de los 22 principales países latinoamericanos "tienen
niveles de abuso de derechos humanos que son incompatibles con la consolidación
de la democracia [liberal]".

John Stuart Mill abrió su clásico On Liberty señalando que a medida que los países
se volvían democráticos, la gente tendía a creer que "se había dado demasiada
importancia a la limitación del poder en sí. Esa era una respuesta contra
gobernantes cuyos intereses se oponían a los del pueblo."

La tensión entre el liberalismo constitucional y la democracia incentiva el


alcance de la autoridad gubernamental. El liberalismo constitucional tiene que
ver con la limitación del poder, la democracia, sobre su acumulación y uso.
Por esta razón, muchos liberales de los siglos XVIII y XIX vieron en la
democracia una fuerza que podría socavar la libertad.

La usurpación está particularmente extendida en América Latina y los estados de la


antigua Unión Soviética, tal vez porque ambas regiones tienen presidencias en su
mayoría. Estos sistemas tienden a producir líderes fuertes que creen que hablan por
el pueblo, América Latina en realidad combina sistemas presidenciales con
representación proporcional, produciendo líderes populistas y múltiples partidos. Los
líderes de estos países han argumentado que necesitan la autoridad para romper el
feudalismo, dividir coaliciones arraigadas, anular los intereses creados y poner
orden en sociedades caóticas. En crisis como las guerras civiles, los gobiernos
constitucionales podrían no ser capaces de gobernar eficazmente.

Históricamente, la centralización sin control ha sido el enemigo de la


democracia liberal.

En América, la presencia de una rica variedad de instituciones estado, local y


privado hizo mucho más fácil acomodar las extensiones rápidas y grandes en
sufragio que tuvieron lugar a principios del siglo XIX. Hace cincuenta años, los
políticos del mundo en desarrollo querían que las ex potencias de la tradición
implementarán trenes de documentos económicos de moda, como la
nacionalización de los polvorientos.

De hecho, el gobierno constitucional es la clave de una política de reforma


económica exitosa. Las democracias liberales maduras generalmente pueden
acomodar divisiones étnicas sin violencia ni terror y vivir en paz con otras
democracias liberales. Pero sin antecedentes de liberalismo constitucional, la
introducción de la democracia en sociedades divididas ha fomentado el
nacionalismo, el conflicto étnico e incluso la guerra. Las elecciones requieren que
los políticos compitan por el voto de los pueblos.

Al examinar la descomposición de las democracias africanas y asiáticas en la


década de 1960, dos eruditos concluyeron que la democracia "simplemente no
es viable en un ambiente de intensas preferencias étnicas".

Kant, el defensor original de la paz democrática, sostuvo que, en las democracias,


los que pagan por las guerras, es decir, el público toma las decisiones, por lo que
son comprensiblemente cautelosos.
Una cosa queda clara: la paz democrática es en realidad la paz liberal. Kant creía
que las democracias eran tiránicas, y las excluyó específicamente de su concepción
de gobiernos "republicanos", que vivían en una zona de paz. El republicanismo,
para Kant, significaba una separación de poderes, controles y equilibrios, el estado
de derecho, la protección de los derechos individuales.

Michael Doyle, el principal erudito sobre el tema, confirma en su libro de 1997 Ways
of War and Peace que, sin el liberalismo constitucional, la democracia misma
no tiene cualidades que induzcan a la paz.

La distinción entre democracias liberales e iliberales arroja luz sobre otra


sorprendente correlación estadística. En los países que no están basados en el
liberalismo constitucional, el auge de la democracia a menudo trae consigo
hipernacionalismo y guerra.

El camino americano

El sistema estadounidense se basa en una concepción declaradamente pesimista


de la naturaleza humana, suponiendo que no se pueda confiar en la gente con el
poder. "Si los hombres fueran ángeles", escribió Madison, "ningún gobierno sería
necesario". El otro modelo de gobernanza democrática en la historia occidental se
basa en la Revolución Francesa. El modelo francés pone su fe en la bondad de los
seres humanos. El progreso político en la historia occidental ha sido el resultado de
un creciente reconocimiento a lo largo de los siglos que, como dice la Declaración
de Independencia, los seres humanos tienen "certeza en los derechos ajenos" y que
"es para asegurar estos derechos que los gobiernos están instituyendo". Si una
democracia no preserva la libertad y la ley, una democracia es un pequeño
consuelo.

Liberalizar la política exterior

Una adecuada apreciación del liberalismo constitucional tiene una variedad


de implicaciones para la política exterior estadounidense. En primer lugar,
sugiere cierta humildad. Si bien es fácil imponer elecciones a un país, es más difícil
impulsar el liberalismo constitucional sobre una sociedad. El proceso de
liberalización y democratización genuina es gradual y a largo plazo, en el que una
elección es sólo un paso. Las elecciones son una virtud importante de la
gobernabilidad, pero no son la única virtud. Los gobiernos también deben ser
juzgados por criterios relacionados con el liberalismo constitucional.

Por último, necesitamos revivir el constitucionalismo. Un efecto del sobre empleo en


la democracia pura es que se hace poco esfuerzo para lograr constituciones
imaginativas para los países de transición. Las constituciones también estaban
destinadas a domar las pasiones del público, creando no sólo un gobierno
democrático, sino también deliberativo.
Descontentos de la democracia

Vivimos en una era democrática. A lo largo de gran parte de la historia humana, el


peligro para la vida, la libertad y la felicidad de un individuo provino del absolutismo
de las monarquías, el dogma de las iglesias, el terror de los dictados y el férreo
control del totalitarismo. Los dictadores y algunos regímenes totalitarios rezagados
todavía persisten, pero cada vez son más anacronismos en un mundo de mercados
globales, información y medios de comunicación. La democracia sin liberalismo
constitucional no es simplemente inadecuada, sino peligrosa, trayendo
consigo la erosión de la libertad, el abuso de poder, las divisiones étnicas e
incluso la guerra.

Calidad de la democracia O´Donnell

Zakaria
Cada vez hay más democracias, pero luego los gobernantes reprimen los derechos
de los ciudadanos. Con el título de democracia se permiten violaciones a estos
derechos, ya que tienen legitimidad. Hay más democracias pero no necesariamente
son liberales. Definiciones de democracia y liberalismo se contradicen. Qué
importa que haya elecciones si después no se respetan resultados. El apartado más
importante es el del camino hacia la democracia liberal.

Característica de liberalismo constitucional ante el carácter democrático.


El primero se instaló antes que el segundo. A diferencia de los países
norteamericanos y europeos, hay sistemas cada vez más liberales y menos
democráticos. El camino debe ser de liberalismo a democracia, y no al revés.

Puntos importantes del apartado para distinguir democracia iliberal y liberal:


diferencia entre el alcance gubernamental, centralización del poder que implica la
democracia (son bastantes manipuladas a nivel vertical y horizontal), crítica la teoría
de la paz democrática de las relaciones internacionales.

La paz entre democracias es la paz entre países liberales y no necesariamente


democráticos. Principio en el que se basa la tradición democrática: la soberanía
está en el pueblo. Principio en el que se basa la tradición liberal: libertad individual

El liberalismo pone límites al poder. Estos límites son los derechos. Ambas
tradiciones son completamente separadas e independientes. El lugar donde
estas dos tradiciones se juntaron fue en EEUU. Su idea no era crear una
democracia. De hecho crearon una república. La república es un sistema basado en
el equilibrio de poderes. CIudadanía de baja intensidad: “ahora vivimos en una
democracia con derechos políticos, derechos civiles muy retaceados y derechos
sociales que retrocedieron brutalmente, es decir que es una democracia de régimen
pero con una ciudadanía de baja intensidad que plantea gravísimos peligros para el
futuro del sistema”

Democracia delegativa según O´Donnell:

O'donnell se basó en casos de Argentina y Brasil para desarrollar el concepto de


democracia delegativa, vinculado con el accountability horizontal. Este
último es un tributo de rendición de cuentas. Es un atributo más importante
que tienen las democracias según o'donnell
El autor plantea que la democracia delegativa apunta a un accountability
horizontal

Democracia delegativa: la ciudadanía vota, delega todo el poder a la ciudadanía.

Delegado: que lleva un mandato, le entregó la autoridad a alguien y me


desentiendo. Va con el concepto de accountability, quiere decir que una vez
que delega el poder en el poder ejecutivo, le da la autoridad para que pueda
gobernar solo.

Se caracteriza por un problema de accountability horizontal. Son democracias, ya


que hay elecciones libres y competitivas, la gente vota por sus representantes. El
problema es que en los contextos de crisis, la gente vota pero el único control que
tiene es al momento de votar. Todo el poder de elección lo delega en esa
instancia, se despoja de su poder. Estas democracias tienen accountability
vertical, pero les falta horizontal. Se utiliza la expresión accountability porque no
hay traducción al español. Surge de la práctica liberal, la que falta en nuestros
países. Se traduce como responsabilidad y rendición de cuentas.

O´Donnell clasifica espacialmente la accountability en horizontal y vertical. La


vertical es el componente democrático, va de arriba hacia bajo de gobiernos a
población. Una representación de estas son las elecciones, aunque sea bastante
burdo y limitado es la principal herramienta. Falla la parte de la accountability
horizontal, por ende son denominadas democracias delegativas. Es el
elemento de frenos y contrapesos, el carácter republicano de las democracias.

El otro concepto de O'Donnell es el del imperio de la ley. Establece una


caracterización de los países a partir del imperio de la ley, de la legalidad. Para eso
clasifica países y territorios en colores. En los países más grandes y federales, se
dan mayores problemas en cuanto a esto. Hay sitios en donde el estado llega muy
bien con su legalidad (zonas azules) son formales, pero hay otros sitios intermedios
(zonas verdes) y los que la legalidad no llega (zonas marrones). El imperio de la ley
es la instancia en la cual todos somos iguales ante la ley. Estas deben ser
universales, estables, no retroactivas, etc. Estas son garantías de la ley. Ocurre en
situaciones en la que la ley no se aplica de la misma forma, donde entra el concepto
de privilegio. Esto se vincula con el tercer concepto, el de ciudadanía de baja
intensidad. Estas son las poblaciones donde la ley no es aplicada de la misma
forma. Ejemplo población negra en EEUU en la situación con los policías.

El concepto de ciudadanía que manejo O´Donnell es el siguiente: los conceptos


que tenemos de ciudadanía surgen de tradiciones diferentes. El se basa en TH
Marshall, que escribió un ensayo que se llama ciudadanía y clase social. Este texto
dice que entendemos la ciudadanía en tres oleadas: primero, los primeros derechos
que se constituyeron fueron los derechos civiles. En Inglaterra a partir del siglo XIII
se constituyen, que conforman los principios del liberalismo. Muchos siglos más
tarde se reconocieron los derechos políticos (segunda oleada). Aparecen en siglo
XX. La última generación de derechos es la de derechos sociales. De esta firma
accedieron a cuotas de poder los pobres, a través de políticas sociales
implementadas por los estados, conformando estados de bienestar. Esto no significa
que todas las sociedades han atravesado esta secuencia. Sólo ocurrió en Inglaterra
de esta forma. No tenemos asentados los derechos civiles cuando recibimos los
derechos políticos.

O'donnell: se preocupa por la calidad de las democracias, sobre las transiciones


a la democracia.
La primera preocupación fue por la consolidación, se preocupaba que las
democracias no estaban consolidadas. siendo consolidada aquellas democracias
que durarán. Con el tiempo la democratización se veía que había llegado para
quedarse.

El problema de la consolidación pasó a ser el problema del tipo o calidad de


democracia.

Ciudadanía de baja intensidad: retroceso de muchos derechos, que la teoría clásica


estaba como descontado. ciudadanía que encaja con las … delegativas

Derechos civiles, se instauraron hace varios años


Derechos políticos, más recientes.
Los derechos sociales llegaron últimos, muchas veces no ha estado plenamente
constituido.

Imperio de la ley:

La relación entre la ciudadanía y el gobierno. Muchas veces son democracias


iliberales.
Por el contexto social o crisis entonces surge la democracia delegativa.
Accountability horizontal(o'donnell): en la democracia el primer mecanismo de
accountability horizontal son las elecciones.

Debates sobre la calidad de la democracia.


Para poder medir la calidad de la democracia hay que tener en cuenta estos 8
dimensiones

Variaciones en 8 dimensiones:
● imperio de la ley
● participación
● competencia
● accountability vertical
● accountability horizontal
● respeto de las libertades civiles y políticas
● igualdad política , dimensión puente
● capacidad de respuesta del estado bajo la forma de políticas públicas a la
demanda del estado.

Semana 10 - DEMOCRACIA Y GÉNERO

Información vista en clase: En 1791 Olympe de Gouges establece lo que se llama


Los Derechos a la Mujer y la Ciudadana. Antes en el año 1789 se establecen los
Derechos del Hombre y del Ciudadano, se suponía que la palabra el Hombre refiere
a la humanidad, sin embargo, las mujeres realmente quieren saber si estaban
incluidas por ende, esta mujer establece los Derechos de la Mujer y Ciudadana para
que se consideren como sujeto de derecho y ciudadanía.

El eslogan de los derechos humanos son derechos de las mujeres surge en los
años 80. El estereotipo de mujeres eran extremas, violentas, etc sin embargo, esto
era una minoría. Todo esto a partir del año 1995.

Existe una diferencia entre machismo y sexismo:

El machismo, es más cultural, tiene esa característica de ser hombre fuerte, donde
se cosifica a las mujeres, se ponen por encima de ellas, se caracteriza por tener esa
actitud.

El seximo, por otro lado, son practicas y actitudes internalizadas que promueven un
trato diferenciado d elas personas en funcion del sexo biologico, donde se asumen
determinadas carateristicas y comportamiento, capacidades donde se espera que si
las caracteristicas son femeninas entonces so mujeres y viceversa.

Oleadas feministas:

Primera: mediados siglo 19 principios siglo 20: derechos civiles y políticos.

Segunda ola feminista: desde los años 60. Descriminacion en el empleo igual
remuneración por igual trabajo y en la educación y los derechos reproductivos.

Tercera ola feminista: desde los años 90 . Interseccionalidad ( raza, clase social,
orientación sexual.

La representación de las mujeres- Anne Phillips


En los países que reclaman el título de democracia, las mujeres han disfrutado de
muchas décadas de igualdad formal, compartiendo con los hombres el derecho al
voto, a presentarse a las elecciones, a competir por cualquier cargo (político, aún no
religioso) en la tierra. Sin embargo, casi independientemente de la fecha en que
las mujeres ganaron sus derechos, ha habido una marcada coherencia en las
cifras de participación femenina en la política nacional y local.

Todos sabemos que hay más hombres que mujeres en la política, pero los
detalles siguen siendo un shock: ¿sólo cuarenta y tres mujeres de los 650
miembros del parlamento británico? ¿Sólo veintiocho mujeres de los 435
miembros de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos? ¿Qué clase de
democracia es ésta? La democracia liberal hace sus ecuaciones ordenadas entre
democracia y representación, democracia y sufragios universales. No obstante, la
infrarrepresentación de las mujeres dentro de la política convencional es
crucial para pensar en la democracia y el género. ¿Qué aporta la suba
presentación de las mujeres a la comprensión de la democracia? Muestra que hay
un problema, sin duda.

Representación ''Espejo''

Gran parte del acuerdo refleja la complacencia, por no decir deshonestidad, de


aquellos que gozan de un monopolio de poder, pero hay cuestiones más intrigantes
en juego. Al igual que con muchas demandas feministas, el argumento para una
mayor paridad en la política se ha hecho de tres maneras). Parte de ella se basa en
una noción de justicia básica, y encaja dentro de una amplia gama de argumentos
que desafían la segregación sexual dondequiera que ocurra. Así como es injusto
que las mujeres sean cocineras pero no ingenieros, mecanógrafas pero no
directoras, por lo que es injusto que sean excluidas de las actividades
centrales en el ámbito político. A veces el argumento es que las mujeres traerían
a la política un conjunto diferente de valores, experiencias: que las mujeres
enriquecerían nuestra vida política, generalmente en la dirección de una sociedad
más solidaria y compasiva. La sorprendente homogeneidad de nuestros
representantes existentes es prueba suficiente de ello, ya que, si no hubiera
una diferencia sustancial entre hombres y mujeres, o entre negros y blancos,
entonces los elegidos serían sin duda una muestra más aleatoria de los que
eligen.

El argumento de la justicia nos pide entonces que eliminemos o moderemos los


obstáculos que encontremos para la participación de las mujeres, mientras que los
argumentos de los diferentes valores de las mujeres o los diferentes intereses van
una etapa más allá. Cualquier sistema de representación que excluya
sistemáticamente las voces de las mujeres no es sólo injusto; no comienza a
contar como representación.

La democracia representativa no puede producir un reflejo perfecto de la


sociedad: la única garantía de ello serían todos los ciudadanos reunidos en
asamblea nacional. Incluso cuando ese acuerdo sea posible, la proporcionalidad
inevitablemente reduce la autonomía local, ya que debe implicar algún tipo de
directiva nacional del partido sobre el tipo de candidatos que cada circunscripción
debe elegir. Los obstáculos que niegan a ciertas personas la posibilidad de
elecciones son tan antidemocráticos en su camino como las leyes que una vez
los excluyeron del derecho al voto.

La relativa autonomía de la política

Podemos anticipar que más mujeres elegidas cambiarán el contexto y las


prioridades de las políticas públicas, pero no podemos decir que esto sea
necesariamente así, si las limitaciones a la actividad política de las mujeres se
establecen por su posición económica y social, entonces la idea de que usted
podría tener un parlamento compuesto por igual de hombres y mujeres, sin
tener también cambios sustanciales en las relaciones sociales, no es sensata.

Una democracia puede requerir las políticas de igualdad ante la igualdad de


representación. Las mujeres han sido socializadas en cuanto a la política como un
extraterrestre; las mujeres están limitadas por sus responsabilidades como
madres, y de hecho su papel general como cuidadoras de los jóvenes,
enfermos y mayores, todos los cuales hacen de los compromisos de la
política a tiempo completo una opción casi imposible; las mujeres están
subrepresentadas en los trabajos que más favorecen las carreras políticas. A los
países que dependen del sistema de un solo miembro, primero pasados, les ha
resultado más difícil avanzar en la representación simbólica del 5%.
La circunscripción plumbro puede resolver algunas de las desigualdades en
los sistemas anteriores al puesto, pero los partidos más pequeños dentro de
cada circunscripción todavía pueden terminar sin miembros en el parlamento,
incluso si su apoyo a través de la nación resultó bastante impresionante. El sistema
adicional o mixto de miembros intenta lidiar con esto dejando algunos asientos
seleccionados en el sistema de primer post.

Las diferencias socioeconómicas se identificaron aproximadamente por las


proporciones de las mujeres en la fuerza de trabajo, sus proporciones en la
educación superior y sus proporciones en las profesiones. A las mujeres no se les
concedió la plena igualdad de derechos hasta 1971, y la sociedad es tan
tradicional en sus puntos de vista que ya en 1982 los ciudadanos varones
seguían votando en un cantón para negar a las mujeres el voto en las
elecciones locales. ¿Es el corazón del asunto las condiciones en las que los niños
son atendidos y criados, de modo que mientras esto siga siendo responsabilidad
privada de las mujeres invisibles, hay tiempo limitado para que invadan la esfera
política de los hombres?

Mientras las mujeres se posicionan como las dependientes de los hombres —un
posicionamiento que parece basarse en un enclavamiento de fuerzas sociales,
económicas y culturales que es difícil saber por dónde empezar—, me parecía
inconcebible que hombres y mujeres pudieran tomar partes iguales en el ámbito
político.

Mujeres en países nórdicos

En Europa occidental, el patrón de empleo femenino y la presunción de


responsabilidades primarias de las mujeres para los niños no están a tantos
kilómetros de distancia de la norma europea. La posición social de las mujeres
todavía está formada por la suposición estadísticamente anacrónica, pero, sin
embargo, poderosa de que los hombres ocupan el mundo del trabajo y las
mujeres el mundo del hogar. Las mujeres de Alemania Occidental seguían
digiriendo las causas y consecuencias de la reciente decisión de la conferencia del
Partido Socialdemócrata Alemán. Desde Noruega o Suecia habían
experimentado sistemas de cuotas durante tanto tiempo que apenas podían
recordar cuando ganaron esta batalla, o de hecho si era una batalla en
absoluto.

En 1983, por ejemplo, el Partido Laborista noruego introdujo una cuota del 40% para
los candidatos en las elecciones locales y nacionales y, como el partido más grande
después de las elecciones de 1985, contribuyó significativamente a la ventaja que
Noruega asumió entonces. A través de la mayor parte de Europa, el movimiento de
mujeres mostró poco entusiasmo por las convencionalidades de la democracia
representativa, y no fue hasta finales de la década de 1970 que las feministas
comenzaron a mirar a los partidos políticos existentes como un escenario importante
para el cambio.

En períodos clave, estas secciones de mujeres habían trabajado duro para plantear
cuestiones feministas. Sin embargo, en Suecia, Noruega y Finlandia, fueron las
secciones de mujeres de los partidos socialdemócratas las que comenzaron a
correr. Los notables niveles de participación femenina en estos países
pueden explicarse por una combinación de tres factores. La primera es la
condición propicia de sus sistemas de representación proporcional. La
segunda es la fuerza de las organizaciones de mujeres dentro de los partidos
socialdemócratas tradicionales, y las decisiones políticas tomadas por
feministas que han dado mayor importancia al poder convencional. La tercera
es la diferencia entre la democracia liberal y la social.

Cuotas de Género

Con todas sus limitaciones, la democracia representativa no es necesariamente


inimical para la elección de la mujer, y de hecho el género puede resultar ahora
menos intransigente que la clase. El hecho de que las cuotas de género sean
cada vez más aceptadas es sin duda un reflejo de esto: con las mujeres
distribuidas (por desiguales que sean) en toda la gama de ocupaciones y
profesiones, pueden incorporarse a nuestras asambleas representativas sin
perturbar las convenciones de competencia y liderazgo, y sin alterar el
dominio de la clase. La democracia representativa puede resultar más agradable
de lo que una vez pensé para la elección de las mujeres, pero tiene problemas con
su "representación". Las versiones menos democráticas de esto dejarán que la
mayor parte de los asuntos sean resueltos por los elegidos, y el electorado en
su conjunto podrá hacer su incursión ocasional en la cabina de votación sólo
para indicar una preferencia sobre quiénes deberían ser estas personas.

La representación de la mujer como mujeres potencialmente fundadoras tanto en las


dificultades de definir los intereses compartidos de las mujeres como en las
dificultades de establecer mecanismos a través de los cuales se expresan estos
intereses. El feminismo no debe dar un apoyo involuntario a una versión de la
democracia que se basa demasiado exclusivamente en la confianza, como si
simplemente en virtud de su sexo las mujeres pueden presumir de un mandato para
hablar por todos nosotros.
A feminist institutionalist approach - Meryl Kenny

Al investigar los fundamentos o "disposiciones" de género de las


instituciones, es de crucial importancia eliminar el sesgo. No es suficiente solo
afirmar que existe sesgo de género en las instituciones, se debe ir más allá de la
etapa de descripción e identificar sistemáticamente procesos y mecanismos
institucionales particulares de género y sus efectos de género. Esto es crucial para
continuar defendiendo a los académicos de la corriente principal la importancia y el
papel central del género en el análisis institucional.

Los académicos deben comenzar por mapear la arquitectura formal y las reglas,
normas y prácticas informales de las instituciones particulares bajo estudio, mientras
que también hay que permanecer atentos a las formas activas y continuas en las
que el género se reinscribe en estas instituciones.

La investigación sobre los hombres y las masculinidades también proporciona


información útil sobre los mecanismos a través de los cuales se refuerza y mantiene
el dominio político masculino en las instituciones políticas.

En un estudio, Elin Bjarnegard observó que, los políticos masculinos cooperan


en gran medida con otros hombres, ya que es más probable que los actores
políticos masculinos tengan acceso a los recursos políticos y las redes
necesarias para asegurar el éxito electoral en Tailandia. Las mujeres, por el
contrario, no tienen acceso al “capital homosocial” crucial (y de género)
necesario para construir redes políticas y ganar poder electoral.

Para investigar sistemáticamente la naturaleza de género de las instituciones


políticas, también debemos mirar sus dimensiones formales e informales y su
interacción.

El análisis dentro del caso puede ayudar a desarrollar al menos generalizaciones


limitadas que pueden "viajar" bien a través de diferentes escenarios. Aunque las
feministas institucionalistas son escépticas sobre las perspectivas de generar una
especie de "teoría general de la política", siguen interesadas en identificar
mecanismos causales comunes (de poder, de continuidad, de cambio), que luego
podemos explorar en otros contextos. Estos procesos causales a menudo son más
visibles a nivel de estudios de casos individuales, donde podemos ver las formas en
que las reglas del juego de género (tanto formales como informales) se desarrollan
sobre el terreno.
Si bien todas las instituciones tienen un género, las relaciones de género se
desarrollan de manera diferente dentro y entre instituciones particulares a lo
largo del tiempo.
Al investigar cómo se desarrollan los procesos durante un período temporal
extendido a través de métodos como el rastreo de procesos históricos, podemos
reconstruir las razones del surgimiento de un resultado particular a través de la
dinámica de los eventos en el tiempo.

La atención se centra, entonces, en el momento y también, fundamentalmente, en la


secuencia: los eventos aparentemente “pequeños” o insignificantes en las primeras
etapas pueden tener efectos significativos más adelante en el futuro, mientras que
los eventos “grandes” en las etapas posteriores pueden tener menos
consecuencias.

Situar momentos particulares de diseño y reestructuración institucional


dentro de procesos más amplios a largo plazo puede ayudarnos a comprender
mejor cómo los resultados contemporáneos están moldeados y "anidados"
dentro de los legados del pasado, abriendo algunas oportunidades para el
cambio pero quizás también cerrando otras.

Como sabemos, varios años atrás, el hombre era considerado superior a la


mujer, en varios ámbitos. Si bien, se sabe que hoy la igualdad de género se ha
superado a gran escala, siguiendo con el punto anterior, al estudiar los
procesos históricos podemos saber las razones que dan resultados hoy. Esta
característica del pasado que identificaba a la mujer como “menor” que el
hombre, ha hecho que hoy por hoy se vea repercutido en varios ámbitos, uno
de ellos, el acceso a puestos políticos.

Las nuevas instituciones se encuentran en las primeras etapas de su desarrollo, lo


que dificulta el avance de afirmaciones sólidas sobre los caminos deterministas que
se establecen durante la fase posterior al diseño. De hecho, si las instituciones
tienen un género, también existe la posibilidad de que se puedan "cambiar de
género" a través de procesos continuos de impugnación política, lo que abre
posibilidades para una mayor reforma en un momento posterior.

Cambios normativos y equidad de género. De las


cuotas a la paridad en América Latina: los casos
de Bolivia y Ecuador - Nélida Archenti y María
Inés Tula
Introducción
Los procesos de democratización en América Latina iniciados en la década de
1980 incorporaron diversas demandas de inclusión política, entre ellas, las de
las mujeres. Los organismos internacionales también promovieron acciones de
igualdad de oportunidades en la región.

La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra


las Mujeres adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas (1979)
impactó sobre las agendas gubernamentales y 66 países miembro.

En la década de 1990 se sancionaron cuotas legales para mujeres en las listas


de candidatos para cargos electivos con el objetivo de promover mayor acceso a
la legislación y reducir la brecha intergénero en la representación política.
La incorporación de estas “leyes de cuotas” originó debates. Por un lado,
desarrollaron fuertes resistencias basadas en el ataque al universalismo del
derecho, y por otro lado, hubo apoyo fundado en la importancia de superar la
cultura de la exclusión en los regímenes democráticos.

Las leyes de cuotas dirigen su objetivo hacia la defensa del derecho ciudadano a
ser representante sin exclusiones de género cuando obligan a los partidos políticos
a diseñar sus listas con candidatos de ambos sexos. América Latina es la región del
mundo donde más países adoptaron este dispositivo. Igualmente, su efectividad y
aplicabilidad es heterogénea según las características propias de sus textos
normativos combinados con las condiciones sociales, políticas, culturales, etc.

3 mecanismos institucionales que deben ser considerados para la evaluación


del impacto de las cuotas: i) al interior de los partidos políticos donde se
diseñan los procedimientos de selección de candidaturas; ii) en el sistema
electoral; iii) en el propio diseño de las leyes de cuotas que afecta su
aplicabilidad.

Estas leyes de cuotas han resultado herramientas exitosas en un corto


período de tiempo. Un claro indicador ha sido la incorporación de nuevas temáticas
vinculadas a los derechos de las mujeres en las agendas parlamentaria y pública.

En general los partidos políticos en los que ha predominado la dirigencia


masculina se han resistido a la aplicación de la norma y muchas veces han
intentado eludirla.

Durante todo este proceso, las organizaciones de mujeres políticas tuvieron un


destacado papel a través de demandas de cambios en las legislaciones electorales
y manteniendo posiciones de reclamo.
El debate paritario

Cuotas y Paridad

La paridad política se expresa en una norma que obliga a los partidos políticos
a confeccionar las listas de candidatos con un 50% de integrantes de cada
sexo ordenados en forma secuencial y alternada. También fue incluido en las
agendas de los organismos internacionales.

El debate se instala en los países europeos y se materializa en la reforma de la


Constitución francesa (2000) con la «ley para la paridad». Igual que en las
polémicas originadas sobre el uso de las cuotas, el principio de paridad tuvo
diferentes conceptualizaciones e interpretaciones.

No se diferenciaba entre cuotas y paridad. Mientras las cuotas son


consideradas por algunas autoras como medidas correctivas transitorias; la
paridad es entendida como una medida definitiva orientada a extender el
derecho a la igualdad tanto de hombres como mujeres.

En el continente americano se dio lugar al debate en 2007 durante la X Conferencia


Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe. Se reafirmó el principio de
paridad y la adopción de marcos legales igualitarios como condición
fundamental para la democracia.

Después de las cuotas. La paridad como principio de igualdad en la


participación

En 1996 Costa Rica estableció una cuota del 40% pero su efectividad se vio
eclipsada al no contener la norma un mandato de posición. Aprobó la paridad
en 2009 y este proceso fue muy celebrado.
La paridad se aplicó por primera vez en las elecciones municipales de
diciembre de 2010 y en 2014 se utilizó para los comicios a nivel nacional. En el
artículo 2 establece que «la participación política de hombres y mujeres es un
derecho humano reconocido en una sociedad democrática, representativa,
participativa e inclusiva al amparo de los principios de igualdad y no
discriminación».

En Honduras, la incorporación de la paridad tuvo algunos tropezones. Estableció un


30% como mínimo aplicable a los cargos de dirección de los partidos políticos,
diputados titulares y suplentes al Congreso Nacional, al Parlamento
Centroamericano, alcaldes, vicealcaldes y regidores.
En 2012 se introdujo un incremento escalonado (30%, luego 40% hasta llegar al
50% en los comicios nacionales de 2016).

En Argentina, tres provincias reemplazaron sus leyes de cuotas por normas


paritarias entre 2000 y 2002.

Venezuela representa un caso particular. En 1997, la Ley Orgánica del Sufragio y


Participación Política consagró en un artículo una cuota del 30% para mujeres en
las listas de elección popular nacional, estadual, municipal y parroquial. Se aplicó
una sola vez en 1998 y, dos años después, el Consejo Nacional Electoral de la
República Bolivariana de Venezuela consideró a este artículo inconstitucional ya que
en otro artículo se establecía que todas las personas son iguales ante la ley y no se
permitirán discriminaciones fundadas en la raza, sexo, credo o condición social.
Años más tarde, se emitieron resoluciones especiales para las elecciones a los
cuerpos deliberantes en 2005 y elecciones locales en 2008 que obligaban a los
partidos a presentar candidaturas paritarias alternas. Para los casos en que no fuera
posible, las postulaciones debían tener como mínimo el 40% y como máximo el 60%
para cada sexo. No tuvo importantes resultados.

El último país en aprobar la paridad para cargos municipales fue Nicaragua. En


2012 se sancionó una reforma a varios artículos de la Ley de Municipios.

Las experiencias de Ecuador y Bolivia. La


paridad política aplicada a cargos nacionales.

Aunque las leyes de paridad permiten superar varias dificultades que presentan las
leyes de cuotas, también enfrentan barreras. La paridad neutraliza efectos
negativos de la legislación sobre cuotas como: i) la ausencia o imprecisiones
en el mandato de posición; ii) el carácter aleatorio del porcentaje mínimo de
mujeres. Pero al igual que las cuotas, la paridad se ve limitada en el acceso a
la representación cuando: i) los sistemas electorales presentan listas abiertas
o desbloqueadas; ii) las normativas no contemplan la paridad junto con un
mandato de posición que incluya principios de alternancia y secuencialidad.

Ecuador y los esfuerzos por garantizar la paridad en la oferta electoral

Las cuotas de género se aplicaron una única vez en las elecciones para la
Asamblea Nacional (1998) y su observancia fue efectiva en solo tres provincias.

Se incorporó la igualdad de oportunidades; la participación equitativa de género en


los procesos de elección popular, las instancias de dirección y decisión en el ámbito
público, la administración de justicia, los organismos de control y los partidos; y una
disposición transitoria que reconocía a las mujeres la participación del 20% en las
listas plurinominales, así como todos los derechos y garantías consagrados en leyes
y tratados internacionales vigentes.

En febrero de 2000 la reforma de la Ley Orgánica de Elecciones introdujo un


sistema que permitía aumentar progresivamente, de a 5% en cada elección, el piso
mínimo porcentual de mujeres (30%) en las listas plurinominales hasta llegar al
50%. Así, en 2002 fue del 35%, en 2004 del 40% y en 2007 se llegó al 50%.

En 2006 Rafael Correa fue elegido presidente y reelegido en 2009 y 2013. Durante
el período entre fines de 2007 y mitad de 2008, se llevó a cabo una reforma
constitucional. Se reafirmó la voluntad de mantener la paridad para la elección de
cargos públicos representativos y de asegurarla en los cargos de decisión internos
político-partidarios. También la decisión de considerar la paridad como un binomio
(hombre-mujer/mujer-hombre) y la alternancia entre sexos para las listas
plurinominales .

Por último, en 2009 se aprobaron leyes relevantes con respecto a la regulación de la


aplicación de la paridad de género y restricciones para ser candidatos/as cuando
han ejercido violencia de género o incumplido con las obligaciones alimentarias.
Cuando haya empate entre candidatos de distinto sexo por el último escaño a cubrir,
éste debe asignarse a una mujer.

Las mujeres y los números


En 1994 y 1997 se llevaron a cabo modificaciones al régimen electoral que
quebraron el monopolio de la representación de los partidos: se adoptó el
sistema de candidaturas independientes o candidaturas no partidarias y se
reemplazó la lista cerrada y bloqueada por otra abierta para la elección de
diputados nacionales.

El sistema de listas abiertas, vigente desde 1998, es denominado por la


legislación sistema personalizado de listas y entre listas. Los electores pueden
seleccionar o preferir a sus candidatos entre distintas boletas partidarias (voto
de entre listas o individual), o bien, elegir a todos y cada uno de los postulantes de
una sola boleta (voto en plancha o voto por lista).

Desde que se introdujo la paridad política se celebraron dos comicios legislativos


donde se usaron fórmulas electorales distintas. En las elecciones de 2009 se utilizó
para el reparto de bancas el método Hare y, cuatro años más tarde, en 2013 rigió el
método Webster (o Saint Laguë) para los asambleístas nacionales y el D’Hondt para
los diputados provinciales y distritos.
La asignación de escaños tiene 2 etapas: 1. se contabilizan los votos
totales obtenidos por los partidos políticos (los votos en plancha + los recibidos
individualmente) con el fin de establecer la cantidad de bancas que les
corresponden a cada uno; 2. Se distribuyen las curules entre los candidatos que
hayan recibido mayor cantidad de votos individualmente en estricto orden de mayor
a menor. Vale decir que los escaños legislativos se asignan sumando todos los
sufragios como votos individuales (sin importar el orden que los candidatos ocupan
en sus listas).

Después de Costa Rica (38,6%) y Argentina (37,4%), Ecuador pasó a ser el tercer
país con mayor porcentaje de legisladoras dentro del grupo de naciones que
cuentan con leyes de cuotas de género y/o paridad para cargos nacionales.

Las listas abiertas suponen un recuento individual de los votos para determinar la
cantidad de escaños que ganará cada partido político; aun cuando los ciudadanos
decidan sufragar por la lista partidaria. Con este diseño electoral, la paridad política
sólo es factible en la presentación y oficialización de listas. En 2009, el 70% de los
ciudadanos optó por una lista partidaria, cuatro años después los partidos políticos
hicieron campaña para que se sufragara otra vez en plancha. De las 11
agrupaciones políticas que se presentaron, 7 obtuvieron representación lo que
señala, además, una alta fragmentación en su sistema partidario.

Según el informe presentado por el Movimiento de Mujeres, el 85% de las


listas para asambleístas provinciales fueron encabezadas por hombres en los
comicios de 2013. Con la nueva estrategia de los partidos al promover el voto por
plancha y no por candidato (un modo de evitar la formación de personalismos al
interior de las agrupaciones) el problema para el acceso de las mujeres a la
representación se agudiza en las circunscripciones pequeñas dado que, en un país
políticamente fragmentado como Ecuador, las posibilidades reales de ingreso se
limitan a los primeros lugares de la boleta partidaria.

Bolivia, el principio de paridad y la lucha por frenar la violencia política

En 2004, Bolivia incluyó el sistema de paridad para todos los cargos de


representación popular con la aprobación de la «Ley de Agrupaciones Ciudadanas y
Pueblos Indígenas». Establecía un piso «no menor al 50% para las mujeres» e
introducía «la debida alternancia». Dos años después, la Ley Especial de
Convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente reforzó la instrumentación de la
paridad con el armado de las listas territoriales y departamentales bajo el sistema de
«binomio y alternancia».
Los resultados de las elecciones del 2 de julio de 2006 fueron contundentes si se las
compara con el porcentaje de mujeres en la Cámara de Diputados para esa fecha.
De 255 constituyentes electos, 169 fueron hombres y 86 mujeres. Se obtuvo el 34%
de representación femenina.
La oportunidad que abrió la aplicación de esta ley no sólo proporcionó un
incremento cuantitativo, sino que también tuvo un impacto cualitativo.
Por otro lado, la Ley del Régimen Electoral Transitorio (lret) reiteró en el artículo 9 la
igualdad de oportunidades entre varones y mujeres para todos los cargos
representativos. Y puso el acento en el sistema de alternancia entre candidatos/as
titulares y suplentes tanto para cargos plurinominales como uninominales. Si el
primer titular era hombre, debía seguir una titular mujer, una suplente mujer y luego
un suplente varón.
El artículo 11 refuerza por un lado la equivalencia de condiciones entre hombres y
mujeres y, por el otro, obliga a las autoridades a garantizar y cumplir con la equidad
de género y la igualdad de oportunidades según los criterios de alternancia y
paridad.

Otra incorporación relevante es el reconocimiento del acoso político como


delito electoral, luego reconocido como delito penal en la Ley contra el acoso
y violencia política hacia las mujeres (Ley 243/2012). Reiteró que el Estado
garantiza el ejercicio pleno de los derechos políticos de las mujeres, generando las
condiciones, oportunidades y medios que contribuyan a la participación equitativa y
en igualdad de condiciones entre hombres y mujeres, aplicando la paridad y
alternancia en la representación política en todas las entidades territoriales
autónomas (artículo 6, d). Cabe señalar que la ley recogió como actos de acoso y
violencia política algunas de las maniobras adoptadas por los partidos políticos para
evitar el cumplimiento de las cuotas/paridad, tales como: i) el hecho de proporcionar
datos falsos o información incompleta de la identidad o sexo de quienes integran la
lista; ii) divulgar o revelar información personal y privada de las candidatas electas,
designadas con el objetivo de menoscabar su dignidad y obtener contra su voluntad
la renuncia y/o licencia al cargo que ejercen o postulan.

El impacto cuantitativo de la paridad

La Asamblea Legislativa Plurinacional es bicameral. El reparto de bancas en la


Cámara de Diputados es de representación proporcional personalizado. Los
senadores se eligen de manera proporcional (fórmula D’Hondt) en nueve
circunscripciones tetranominales.

El avance más importante corresponde al Senado, donde se llegó a la marca


histórica del 47,2% (17 mujeres sobre un total de 36 bancas). En diputados, se
mantiene desde 2009 una participación femenina que no baja del 22%. Bolivia
ocupa el quinto lugar entre los países que poseen cuotas de género y/o
paridad para la elección de sus representantes en la Cámara de Diputados. Las
listas plurinominales paritarias al ser de baja y pequeña magnitud tienen un efecto
negativo sobre la paridad ya que están condicionadas por: 1) el nivel de
competencia interpartidario desarrollado en cada uno de los departamentos y 2)
porque son consideradas para completar el número de bancas que ganó un partido
político.

Bolivia avanzó con el empoderamiento de las mujeres al interior de las cámaras con
la designación de Gabriela Montaño y Rebeca Delgado como presidentas de la
Cámara de Senadores y de Diputados respectivamente.
Por primera vez en la historia de este país, dos mujeres presiden simultáneamente
la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Conclusiones

Desde la década de 1980 se instaló el debate sobre estrategias y acciones para


promover la participación de las mujeres en la toma de decisiones. Abreva de dos
fuentes principales, por un lado, las históricas reivindicaciones de las organizaciones
de mujeres políticas y, por otro lado, el despliegue de recomendaciones de
organismos internacionales dirigido a que los Estados implementen medidas
orientadas a establecer escenarios políticos igualitarios. A partir de la década de
1990, los países latinoamericanos implementaron medidas legislativas destinadas a
alcanzar niveles de equidad entre hombres y mujeres.

Por que aun siguen sin tener puestos las mujeres?

Si bien algunas de estas trabas han sido superadas por el principio de paridad
de género, este trabajo demuestra que aún persisten obstáculos a su
efectividad. La aplicación de la paridad política (con alternancia y
secuencialidad) neutraliza básicamente dos efectos negativos de las cuotas,
por un lado, la ausencia de un mandato de posición en las listas y, por el otro,
las estrategias minimalistas partidarias en la aplicación de las leyes de cuotas.

Bolivia y Ecuador constituyen el primer antecedente en recepción


constitucional de la paridad para bancas legislativas nacionales en América
Latina. En Bolivia, la aplicación de las cuotas de género (1997) a las listas
parlamentarias plurinominales constituyó un avance legal hacia la inclusión
de las mujeres con un progresivo impacto cuantitativo. Precisamente, el salto
más importante se dio entre 1997 y 2012. Las legislaciones dictadas durante este
período han ido fortaleciendo los diversos mecanismos institucionales para lograr la
paridad política no solo en las listas partidarias, sino también en la representación.
Si bien el incremento de la proporción de mujeres en la Cámara de Diputados
ha sido significativo, el hecho de que el 59% de las bancas sean uninominales
constituye un obstáculo para la eficacia de la paridad, dado que los partidos
políticos suelen postular generalmente a los hombres para los puestos
titulares y a las mujeres para los cargos suplentes.

Por su parte, el sistema de partidos ecuatoriano se caracteriza por su alta


fragmentación partidaria. En general un alto número de partidos tiende a ser
poco favorable para el acceso de las mujeres en los sistemas proporcionales
si las magnitudes de distritos son mayormente de tamaño mediano y pequeño
como ocurre en este país.

Como lo demuestran los casos de Bolivia y Ecuador, estos países no solo han
adoptado medidas paritarias electorales, sino que han ido reforzando la equidad de
género a través de leyes complementarias como, por ejemplo, el reconocimiento de
los hechos de violencia política y la aplicación de políticas públicas para evitarlos.

Semana 11 - ¿CRISIS O METAMORFOSIS DE LA


REPRESENTACIÓN?
Hay una crisis de representación. La población siente que los representantes no
representan sus intereses, sino que ellos persiguen sus intereses propios.

¿Qué es la representación política? Permite pensar en algo como si estuviera


presente en un lugar cuando en realidad no está presente. Es como si estuviera
presente en el lugar donde se toman las decisiones cuando en realidad no lo estoy,
estoy presente acá, pero estoy siendo representada en ese lugar.

Ernesto Laclau: la representación es cuando la voluntad se moviera en una sola


dirección, desde el representado al representante. La transparencia estaría
amenazada si la voluntad del representante afecta la voluntad de los que tiene que
representar. Se necesita tener representación porque los representados están
ausentes del sitio en el que la representación tiene lugar. La razón por la que nos
tienen que representar es porque no tenemos esa entidad plena y no sabemos qué
tipo de decisiones hay que tomar cuando se está en ese lugar. El rol del
representante no puede ser neutral, tiene que contribuir en algo en las entidades de
sus representados. La relación de representación es por razones lógicas esenciales
e impuras. Está compuesta de dos movimientos: ascendente y descendente.
Los principios del gobierno representativo -
Bernard Manin
4 principios:
● Elección de los representantes.
Se da de diferentes maneras a lo largo de la historia. Elecciones que se repiten a lo
largo del tiempo.
● Autonomía de los representantes
Excluye la idea del mandato imperativo, de que el representante sea un delgado que
sigue instrucciones y que puede ser revocado si no cumple correctamente con las
instrucciones. En una democracia representativa esto no es así. Los representantes
no están sujetos a un mandato estricto, no por cualquier causa se puede revocar a
un representante.
● Independencia de la opinión pública
Tiene autonomía relativa para representarnos como el crea que sea mejor. Es
relativa porque tiene ciertos niveles de control (controles gubernamentales,
elecciones periódicas, “castigo” mediante el voto, opinión pública, etc).
● Decisión colectiva derivada de la deliberación
Representación en referencia a un órgano deliberativo.

Durante muchos años, la representación parecía basada en una poderosa y estable


relación de confianza entre votantes y partidos políticos, con una vasta mayoría de
votantes identificados y fieles a alguno de los partidos. Actualmente, sin embargo,
es cada vez mayor el número de personas que cambian su voto de unas
elecciones a otras y las encuestas de opinión muestran un número creciente
de personas que se niega a identificarse con ningún partido existente. Otrora,
las diferencias entre partidos parecían reflejo de las divisiones sociales. En
nuestros días, en cambio, da la impresión de que son los partidos los que
imponen divisiones a la sociedad, divisiones que los observadores consideran
lamentablemente «artificiales».

Ahora, las estrategias de candidatos y partidos se basan en cambio en la


elaboración de imprecisas imágenes con las que, sobre todo, presentan la
personalidad de sus dirigentes. El escenario público está cada día más dominado
por especialistas en medios, expertos en opinión pública y periodistas en los que
cuesta ver el reflejo típico de la sociedad. En general, los políticos alcanzan el
poder gracias a sus capacidades mediáticas (capacidades suficientes para
interactuar con los medios de forma crítica y creativa) no por ser de extracción
social similar a la de su electorado ni por estar próximos a él.
Durante los dos últimos siglos, el gobierno representativo ha experimentado
múltiples y significativos cambios, sobre todo durante la segunda mitad del siglo
XIX.

Derecho de sufragio: la propiedad y la cultura han dejado de estar


representados y el derecho de voto se ha ampliado. Este cambio tuvo lugar a
la vez que otro: el auge de los partidos de masas.

Los partidos de masas, en cambio, hacen de su programa político uno de los


principales instrumentos de la competición electoral.

«gobierno de partidos», entre los teóricos anglosajones; «Parteiendemokratie»,


entre los autores alemanes. Ambos términos trataban de abarcar en una sola
palabra las características que distinguían a la nueva forma de gobierno
representativo del parlamentarismo. Aunque algunos autores inicialmente
deploraran la desaparición del parlamentarismo, con el tiempo esta nueva
forma de representación llegó a saludarse como un progreso

Se percibía que la «democracia de partidos» incrementaba el papel de la voluntad


popular en la conducción de los asuntos públicos. Cuando quedó claro que los
partidos de masas no habían socavado las instituciones representativas, los
cambios que en un principio fueron considerados como amenazas a la
representación fueron reinterpretados para que parecieran más democráticos.

Aunque el gobierno representativo pudiera no haber sido democrático desde


sus inicios, ahora parecía que iba a serlo cada vez más.

Ahora, como entonces, se está extendiendo la idea de que la representación


está en crisis. Este paralelismo inspira la hipótesis de que quizá, más que a
una crisis de la representación, estamos asistiendo a la de una forma concreta
de representación, esto es, a la establecida tras los partidos de masas. El
papel de los partidos de masas y de los programas parecía ser la
consecuencia de la ampliación del derecho de sufragio.

Es posible que los cambios que trajo la democracia de partidos fueran menos
fundamentales de lo que supuso. se construirán y compararán tres tipos ideales de
gobierno representativo: parlamentarismo, democracia de partidos y un tercer tipo
que, por diversas razones que el análisis pondrá de manifiesto, denominaré
democracia de «audiencia». Estos tipos ideales son deliberadamente esquemáticos;
no están previstos para proporcionar una descripción exhaustiva de cada forma de
gobierno representativo, sino para permitir la comparación entre las formas
asumidas por los cuatro principios claves de la representación en cada caso.
Parlamentarismo
Elección de representante

La elección fue concebida como un medio para situar en el gobierno a


personas que gozaban de la confianza de sus conciudadanos. La confianza de
su electorado como resultado de su red de conexiones locales, su importancia social
o la deferencia que provocaban.

Es mediante la individualidad como los candidatos inspiran confianza y no a través


de sus conexiones con otros representantes o con organizaciones políticas.

Esta confianza procede del hecho de que los representantes pertenecen a la


misma comunidad social, comunidad definida geográficamente
(circunscripción, pueblo o ciudad, condado) o en términos de «intereses» más
generales (lo que Burke llama «grandes intereses del reino»: hacendados,
comerciales, industriales, etc.). La elección selecciona un tipo particular de élite:
los notables. El gobierno representativo se inició, por tanto, como el
gobierno de los notables.

Autonomía parcial de los representantes

Cada representante electo es libre de votar de acuerdo con su conciencia y


juicio personal. No forma parte de su papel transmitir una voluntad política ya
formada fuera de los muros del parlamento «la edad de oro del parlamentario
privado» . La independencia política de cada representante obedece en parte a que
su escaño lo obtiene por factores no políticos tal como su propia reputación local.

Libertad de la opinión

La primera mitad del siglo XIX contempló una proliferación de movimientos


extraparlamentarios (cartismo, derechos de los católicos, reforma parlamentaria,
abrogación de la ley del grano), que organizaban manifestaciones, peticiones de
firmas y campañas de prensa . Las divisiones que reflejaban esos movimientos no
se correspondían, sin embargo, a las líneas que cruzaban entre los partidos. La
expresión de la opinión pública difería de la elección de los representantes no
sólo en sus fundamentos constitucionales —sólo estos últimos poseían
consecuencias legalmente vinculantes— sino también en sus propósitos.

La diferencia de propósitos que separaba la elección de representantes respecto de


la expresión de la opinión pública no sólo se debía a la limitación del derecho de
sufragio, sino también al mismo carácter del parlamentarismo, ya que si las
elecciones seleccionan a individuos por la confianza personal que inspiran, las
opiniones de la ciudadanía sobre políticas y asuntos públicos debían encontrar otra
vía para manifestarse.

La estructura del parlamentarismo comportaba que si el pueblo sostiene esas


opiniones, deben ser expresadas fuera de las elecciones. Por lo tanto, en esta
forma de gobierno representativo, la libertad de opinión pública incrementa la
posibilidad de que se abra una brecha entre la opinión pública y el parlamento.
Esta forma de gobierno representativo se caracteriza por el hecho de que la libertad
de opinión pública parece indisociable de ciertos riesgos para el orden público.

Juicio mediante la discusión

Como los representantes no están atados por los deseos de los que los
eligen, el parlamento puede ser un órgano deliberador en todo su sentido, o
sea, un lugar en el que los individuos forman su voluntad mediante la discusión
y en el que se llega al consentimiento de la mayoría mediante el intercambio
de argumentos.

En las circunstancias en las que este cambio no es posible, la discusión no sirve


para crear el consentimiento de la mayoría. Y no altera esta situación el que los
participantes intercambien comentarios verbales o no: no hay una genuina
discusión. Precisamente con el fin de permitir la deliberación significativa en el
parlamento es por lo que en el parlamentarismo los representantes no están atados
por los deseos de sus circunscripciones. En cualquier caso, la libertad de los
representantes electos puede verse en el continuo cambio de divisiones y
agrupaciones entre los representantes.

Democracia de partidos
Elección de representantes

La ampliación del electorado resultante de la extensión del derecho de voto


imposibilita una relación personal con los representantes. Los partidos
políticos, con sus burocracias y redes de militantes, fueron creados con el fin de
movilizar a un electorado ampliado.
El auge de tales partidos no sólo parecía señalar la «desaparición de los
notables», sino también el fin del elitismo que había caracterizado al
parlamentarismo.

Michels expuso (y denunció con amargura) la brecha existente entre los dirigentes y
las bases en un paradigmático partido de masas y de clase. Demostró que aunque
los líderes y diputados pudieran tener sus orígenes en la clase trabajadora, en
realidad llevaban una vida pequeño burguesa más que proletaria.

El partido, según Michels, ofrecía una oportunidad a «los miembros más


inteligentes [de la clase trabajadora] para asegurar un ascenso en la jerarquía
social» y elevaba a «algunos de los» proletarios «más capacitados y mejor
informados» . En los albores de la era capitalista, estos trabajadores «más
inteligentes y ambiciosos» podían haberse convertido en pequeños empresarios,
mientras que ahora se convierten en burócratas del partido.

talentos específicos, a saber, activismo y habilidad organizativa. La vehemencia con


la que denuncia por no democrática, «aristocrática» u «oligárquica» la diferencia en
cuanto a posición y nivel de vida entre las bases del partido y sus dirigentes revela
el duradero atractivo del ideal de similitud y proximidad entre gobernantes y
gobernados.

Además, la adhesión de Michels al ideal de la similitud no era un caso aislado. El


atractivo del ideal se puede ver igualmente en un documento aparecido medio siglo
antes, que tuvo un papel crucial en la política francesa. El Manifiesto de los Sesenta
(Manifeste des Soixante), publicado por un grupo de trabajadores parisinos en 864,
critica la visión de la representación que prevalecía en círculos republicanos.
Segundo (volviendo a Michels), su estudio demuestra que, cuando el gobierno
representativo llega a ser dominado por partidos de masas, su carácter elitista
no desaparece, surge más bien un nuevo tipo de élite.

La democracia de partido es el gobierno del activista y del burócrata del


partido. En la democracia de partidos, el pueblo vota más por un partido que
por una persona. Prueba de ello es el notable fenómeno de la estabilidad
electoral. Incontables estudios realizados hasta los años setenta confirman esta
estabilidad electoral, un importante descubrimiento de la ciencia política del cambio
de siglo. La estabilidad electoral es en gran medida resultado de la
determinación de las preferencias políticas por factores socioeconómicos

Por lo tanto, es aquellos países en los que los partidos socialdemócratas son
fuertes donde se halla, en su forma más pura, el tipo de representación que
genera la estable fidelidad partidista reflejo de la división en clases.

En esta forma de representación, un cierto sentido de la pertenencia y de la


identidad social determina mucho más las actitudes electorales que la
adhesión a los programas de los partidos. Los partidos de masas formados a
finales del XIX ciertamente propusieron detallados programas y desarrollaron
sus campañas partir de ellos. A este respecto, eran marcadamente diferentes de
los partidos anteriores. Pero la mayor parte del electorado no tenía una idea
detallada de las medidas propuestas. Incluso cuando los votantes conocían la
existencia de tales programas, lo que sobre todo retenían era vagos lemas que
captaban su atención y eran amplificados durante las campañas electorales.

Anatomía parcial de los representantes

El representante, diputado, o miembro del parlamento ya no es libre para votar de


acuerdo con su propia conciencia o juicio: está obligado con el partido, al que debe
su elección. Como escribiera Karl Kautsky, por ejemplo, uno de los líderes más
prestigiosos del Partido Socialdemócrata alemán: «El diputado socialdemócrata no
es como tal un individuo libre —por muy duro que pueda sonar—, sino un simple
delegado (Beauftragte) de su partido»

El parlamento se convierte entonces en un instrumento que mide y registra la


fuerza relativa de los intereses sociales en conflicto. Merece la pena señalar
que, con la excepción de Inglaterra, en los países en los que la socialdemocracia es
poderosa (Alemania, Austria, Suecia) se suele practicar la representación
proporcional, o sea, un sistema electoral que tiene el efecto de reflejar un preciso
equilibrio de fuerzas entre el electorado. La democracia de partido es una forma
viable de gobierno sólo si los intereses contrapuestos aceptan explícitamente
el principio del compromiso político, ya que no hay nada que pueda suavizar
su oposición en la esfera social.

Al estar la democracia de partidos basada en el compromiso, los partidos tendrán,


sin embargo, la libertad de no llevar a cabo todos planes una vez en el poder. Con el
fin de ser capaces de alcanzar compromisos o de formar coaliciones, los partidos
deben reservarse espacios de maniobra tras las elecciones.
La democracia de partidos no elimina de facto (por no hablar de jure) la
independencia parcial de los que están en el poder respecto de los deseos de los
votantes.

Libertad de la opinión pública

En la democracia de partidos, los partidos organizan la competencia electoral


y la expresión de la opinión pública (manifestaciones, peticiones, campañas de
prensa). Todas las expresiones de la opinión pública están estructuradas
siguiendo divisiones partidistas.

Juicio mediante la discusión

Las sesiones parlamentarias plenarias dejan de ser el foro de discusiones


deliberativas. En cada bando reina una disciplina de voto. Una vez decidida la
posición del partido, los representantes no pueden cambiar de opinión como
resultado del intercambio en el debate parlamentario. Los representantes no votan a
la luz de los argumentos intercambiados en el parlamento, sino como resultado de
las decisiones tomadas en otros lugares. Cada grupo parlamentario vota de
acuerdo a su actitud frente al gobierno: el bando mayoritario apoya todas las
iniciativas del gobierno y el minoritario se opone a ellas.
El liderazgo del partido y los miembros del parlamento debaten entre ellos la
posición colectiva a adoptar. Y en el debate, todos los participantes son capaces de
cambiar de actitud. Por tanto, en cada bando pueden tener lugar discusiones
verdaderamente deliberativas.
Cuando la democracia de partidos es una forma estable de gobierno, no
funciona a través de la rígida realización de programas políticos.

Democracia de «audiencia»

Elección de representantes

Antes de los años setenta, la mayor parte de los estudios electorales llegaban a la
conclusión de que las preferencias políticas eran explicables a partir de las
características sociales, económicas y culturales de los votantes. Ahora se ha
demostrado que los resultados electorales varían significativamente de unas
elecciones a otras aun permaneciendo invariable el trasfondo socioeconómico
y cultural de los votantes.

La personalización de la opción electoral

Las personas parecen votar de modo distinto de una elección a otra


dependiendo de la persona en particular que compita por su voto. Los
votantes tienden cada vez más a votar a la persona en vez de al partido o al
programa.
En los países democráticos hay una tendencia a la personalización del poder. En los
países en los que el jefe del ejecutivo se elige directamente, las presidenciales
tienden a convertirse en la elección más importante y dan forma al conjunto de la
vida política. En las naciones en las que el jefe del ejecutivo es también líder de la
mayoría en el parlamento, las campañas legislativas y las elecciones se centran en
la persona del líder.

Los canales de comunicación política afectan la relación representativa:


mediante la radio y la tv los candidatos pueden comunicarse directamente sin
la mediación del partido.
El creciente papel de las personalidades a costa de los programas es una respuesta
a las nuevas condiciones en las que los cargos electos ejercen su poder. A los
candidatos les resulta más difícil efectuar promesas detalladas: los programas que
así lo intentaran se convertirían en torpes e incomprensibles. Los políticos no
están inclinados a atarse las manos comprometiéndose con programas
detallados.

La confianza personal que inspiran los candidatos es un criterio más adecuado para
la selección que la evaluación de planes de acción futuros. La confianza, tan
importante en los orígenes del gobierno representativo, vuelve a asumir un
papel central.

El papel de la opción electoral en general

Los estudios electorales actuales resaltan cómo el comportamiento de los


votantes varía según los términos de la opción electoral.
Las decisiones de los votantes parecen ser sensibles a las cuestiones formuladas
en las campañas electorales. Los resultados electorales varían dependiendo de
qué temas figuren destacadamente en las campañas. Ahora, predomina la
dimensión reactiva del voto.

Un candidato no tiene sólo que definirse a sí mismo, ha de definir también al


adversario. No sólo se presenta a sí mismo, presenta una diferencia. En todas las
formas de gobierno representativo, los políticos necesitan diferencias que puedan
resaltar para movilizar a los seguidores. Por esto un recurso importante son las
divisiones sociales. En las sociedades en las que una división es duradera, los
políticos saben antes de la elección qué fracturas explotar. Saben que no toda
división posible es de la misma utilidad: si un candidato promueve una línea
divisoria que no moviliza efectivamente a los votantes, o una que eventualmente
actúe en su contra, perderá las elecciones.

Autonomía parcial de los representantes

Los representantes actuales son elegidos por su «imagen», tanto la imagen


personal del candidato como la de la organización o partido a la que
pertenecen. Votar a partir de la imagen se suele contrastar con votar sobre la
base de propuestas políticas detalladas.

Estas imágenes son representaciones mentales muy simplificadas y


esquematizadas. La importancia de las representaciones esquemáticas se debe
al hecho de que gran número de votantes no son lo suficientemente
competentes para captar los detalles técnicos de las medidas propuestas y de
las razones que las justifican.

Al ser elegidos los representantes a partir de estas imágenes esquemáticas,


tienen cierta libertad de acción una vez en el cargo. En lo que aquí
denominamos «democracia de audiencia», la independencia parcial de los
representantes, que siempre caracterizó a la representación, está reforzada
por el hecho de que las promesas electorales adoptan la forma de imágenes
relativamente nebulosas.

En la democracia de audiencia, los canales de comunicación pública son en


su mayor parte políticamente neutrales. No están vinculados estructuralmente
con los partidos que compiten por los votos.
El auge de los medios populares no partidistas tiene una importante consecuencia:
sean cuales sean sus preferencias políticas, todo individuo recibe la misma
información sobre un determinado asunto que cualquier otro. Son percibidos de un
modo relativamente uniforme a lo largo del espectro de las preferencias políticas.

Encontramos en la democracia de audiencia una configuración que se asemeja al


parlamentarismo, con la diferencia de que las encuestas de opinión confieren un
carácter bastante específico a la manifestación no electoral del pueblo. Primero, las
encuestas de opinión reducen los costes de la expresión política individual.
Participar en manifestaciones acarrea grandes costes de tiempo y energía y
firmar peticiones a veces comporta riesgos. El pueblo no hace sentir su
presencia sólo en situaciones excepcionales. La voz extraparlamentaria del
pueblo se hace más pacífica y se convierte en habitual.

Juicio mediante la discusión

Los parlamentos no son foros de discusión pública. Cada partido se agrupa


alrededor de una figura dirigente y cada grupo parlamentario vota de modo
disciplinado en apoyo de su líder. Individualmente los representantes se reúnen y
consultan con grupos de interés y asociaciones de ciudadanos. En esas reuniones,
las posiciones no están rígidamente fijadas y hay, en consecuencia, algunas
discusiones deliberativas.

Los votantes interesados en política y que buscan información están


expuestos a opiniones encontradas, mientras que en la democracia de
partidos los ciudadanos más activos e interesados veían reforzadas sus
opiniones por sus fuentes de información. La existencia de un electorado
informado e interesado, que puede inclinarse hacia un lado u otro, crea un incentivo
para que los políticos presenten las propuestas políticas directamente al público.

Conclusión del autor

La forma de gobierno representativo que ahora está emergiendo se


caracteriza, por lo tanto, por tener un nuevo protagonista en la
discusión pública, el votante flotante, y un nuevo foro, los medios
de comunicación.

Los gobiernos representativos siguen siendo lo que fueron desde su


fundación, un gobierno de élites distinguidas del grueso de la ciudadanía por su
posición social, modo de vida y educación. A lo que estamos asistiendo hoy es al
auge de una nueva élite y el declive de otra.

Que se vayan todos: enigmas de la


representación política - Inés M. Pousadela

Cap 1: la representación

Hanna Pitkin enumera diversas concepciones de la representación, mencionando en


primer lugar la visión formalista, que abarca dos conjuntos de perspectivas: las que
la conciben como autorización, y las que la piensan como responsabilidad. Se
concentran en la descripción de aquello que sucede antes –la autorización para
actuar– o después de que el representante realiza sus tareas: la rendición de
cuentas por lo actuado.
La primera versión de la perspectiva de la autorización es formulada por
Thomas Hobbes, donde representar es simplemente actuar autorizado por
otro. La autorización puede ser deducida de la mera existencia de un gobierno a la
cabeza del Estado. El que autoriza a otro a actuar por él se convierte en autor de
todo lo que hace su representante. Si bien las acciones del representante deben
encaminarse a la obtención de la paz y la seguridad comunes, es el propio soberano
el único juez a la hora de decidir si sus decisiones son o no conducentes a esos
fines.
Mientras que la perspectiva de la autorización está sesgada en favor del
representante, la de la responsabilidad lo está a favor del representado. Un
representante es alguien que debe responder ante otro (el representado) por lo que
haga en su nombre. Aquel que es autorizado para actuar sólo puede hacerlo dentro
de ciertos límites, pues debe rendir cuentas de sus actos.

Otras teorías no informan sobre qué es y qué hace un representante. Está la teoría
de la representación simbólica, donde un representante es alguien que “encarna”
aquello que representa, o donde un monarca “representa” su unidad por encima de
las diferencias partidarias.
También está la representación descriptiva, centrada en la composición de la
asamblea legislativa más que en la persona de cada representante individual. En
esta, la representación demanda una “semejanza” entre el cuerpo representativo y
la sociedad representada.

También hay otras teorías que se interesan por la acción de representar. La idea de
acción se asocia con diferentes perspectivas: “actuar en nombre de”, “actuar por el
bien de”, “ocuparse de los intereses de”, etc. Además, el representante es asimilado
a figuras como ser “actor”, “agente”, “embajador”, “abogado”, “enviado”,
“administrador”, “emisario”, entre otros. En cada uno de ellos se ponen diferentes
énfasis y condensan teorías distintivas acerca de la representación política. Algunos
hacen referencia a la libertad de acción del representante, otros hacen referencia a
la obligación del representante de ocuparse del interés de su representado, etc.

El representante cuenta con un grado de autonomía para representar como lo


juzgue más conveniente. Esa autonomía tiene sus límites en los controles —tanto
institucionales ("horizontales") como societales ("verticales"). El representante no
está atado por sus promesas ni obligado a obedecer instrucciones de los
representados. El principal mecanismo de control que los representados
ejercen sobre sus representantes es retrospectivo: la sanción se expresa en
las urnas bajo la forma del "castigo" al representante o a su partido. Entre
elecciones, la ciudadanía organizada puede ejercer funciones de supervisión,
control y exposición ante la opinión pública de las acciones de los representantes.

En resumen:

Representación (Hanna Pikin) ‘actuar en interés de los representados,


de una manera sensible ante ellos’.
1. Concepciones formalistas
○ Representación como autorización (antes). Es lo que está antes de
que ocurra la representación, le damos la autoridad a alguien para
que actúe por nosotros. Designamos al representante como actor
para que actúe, lo autorizamos y los convertimos en los autores de
lo que haga el representante, y por eso no puedo cuestionar las
acciones del representante porque equivale a lo que serían mis
actos. (Hobbes). Hay una delegación de la autoridad
○ Representación como responsabilidad (después). O rendición de
cuentas. Se centra en lo que pasa después, una vez que el
representante hizo su trabajo tiene que rendir cuentas.
Ninguna de estas concepciones se enfoca en quién es y qué tiene que hacer el
representante.
2. Concepciones sustantivas. Se concentran en cómo tiene que ser un
representante para poder representar
○ Representación simbólica. Es reemplazar o figurar aquello que va a
representar del mismo modo que una bandera simboliza una
nación. Pensamos la representación de este modo cuando decimos
que un presidente encarnan o representan la unidad de la nación o
del estado.
○ Representación descriptiva. Representación como espejo o mapa.
El mapa y el espejo son dos metáforas con implicaciones diferentes
para representar la representación descriptiva. Priorizar el efecto
de conjunto. Pensamos en el cuerpo legislativo que reproduce
características importantes de la sociedad que quiere representar.
Lo que la representación demanda es un reflejo o semejanza entre
el cuerpo representativo y el objeto representado. Esta idea está
muy presente de lo que hoy diríamos la primera democracia
representativa de la historia: “los padres fundadores”. Legislativo
como un retrato exacto del pueblo en toda su amplitud porque el
cuerpo legislativo tenía que actuar, sentir, razonar como si fuera el
pueblo mismo (Adams). Esto tiene un problema, el primero es el
problema del “mapa de Borges”, si se pretende que la
repristinación sea perfecta, desaparece la representación, está la
cosa misma que queremos representar. Si pretendemos que el
representante sea perfectamente igual a nosotros, en realidad
tendríamos que ir nosotros a tomar las decisiones, eliminando la
representación. El otro problema es que la democracia directa era
un gobierno repudiable, en 20 siglos de filosofía política el 99% de
ese tiempo la democracia fue pensada como una forma de
gobierno a evitar.

3. Dimensión de acción (actuar por otros)


Cómo actúa un representante. Se asocia a actuar en lugar de alguien, en nombre de
alguien, por el bien de esa persona, por los intereses de alguien, como lo hubiera
hecho una persona, para complacer a una persona, etc. Un representante puede ser
pensamos como un abogado, tutor, delegado, apoderado. En algunos casos se le
da mucha más autonomía al representado que otra, por ejemplo, el tutor.

Hanna Pikin: amalgama de elementos que provienen de concepciones muy variadas


de la representación. Es alguien a quien autorizamos para que actúen en nuestro
propio interés tal como ellos lo ven, pero después rindiéndonos cuentas.

Democracia representativa y democracia directa

Los principios del gobierno representativo


Todo gobierno representativo se funda en 4 principios, el primero de ellos es
el (1) principio de elección. No puede hablarse de "gobierno representativo" si los
gobernantes no son elegidos por los gobernados y son, en cambio, hereditarios o
designados en forma arbitraria. En el marco de un gobierno representativo, los
gobernantes son elegidos a intervalos regulares por los gobernados, o al menos por
una parte de ellos. No todo gobierno representativo es una democracia
representativa.
Manin identifica tres formatos históricos de gobierno representativo: el
sistema de notables, la democracia de partidos y la democracia de audiencia.
Por lo tanto, solo los dos últimos son democracias representativas mientras
que el primero es un gobierno representativo fundado en el sufragio
restringido a partir de la aplicación de criterios de clase y otros criterios.

El segundo criterio es la (2) existencia de un margen de independencia de los


representantes respecto a los representados. Esto permite poner un “filtro” entre
la voluntad popular y la decisión pública, surgida de la deliberación de un cuerpo de
hombres “distinguidos”.

El tercer principio es (3) la independencia de la opinión pública. Aunque los


representantes no están obligados a ejecutar la voluntad de la ciudadanía, tampoco
pueden ignorarla dado que ella puede expresarse por fuera de los canales
representativos.
El cuarto principio es el de (4) la deliberación, de la cual se supone que se deriva la
decisión colectiva.

La autonomía de los representantes


La autonomía del representante —a menudo interpretada como una "distorsión"—
es así concebida como inherente a la representación.

Del sorteo a la elección


Hemos señalado más arriba la autonomía de los gobernantes y su elección por
parte de los gobernados como dos de los principios que definen al gobierno
representativo.

La diferencia entre la democracia representativa y la democracia directa radica


en la diferente naturaleza de la tarea del “representante” en cada una de ellas,
junto con la prohibición, en la representativa, del mandato imperativo y de la
participación directa del pueblo en el proceso ordinario y cotidiano de toma de
decisiones.

A la prohibición del mandato imperativo como rasgo definitorio de la democracia


representativa debe sumarse la centralidad que en ella tienen las elecciones. En la
democracia directa de los antiguos, en cambio, el dispositivo central para la
designación de magistrados era el sorteo.
En Atenas todos los ciudadanos tenían derecho a participar en la asamblea de
ciudadanos. Y, aunque las decisiones de la asamblea eran imputadas a todo el
pueblo, sólo una fracción de los ciudadanos estaban habilitados para participar en
ella. Los magistrados no eran concebidos como representantes ya que no eran otros
distintos a los ciudadanos sino que ellos mismos iban rotando. Estos magistrados
eran seleccionados por sorteo, mecanismo que garantizaba a todos los postulantes
la igualdad de oportunidades. Aparte de estos, eran elegidos otras magistraturas de
carácter propiamente político y no tan sólo administrativo.

El sentido de las elecciones


En las democracias estables, la vida política está ritmada por la sucesión de los
procesos electorales, reconocidos como la fuente del poder legítimo. El poder es
legítimo tanto por su origen popular como por su provisoriedad: no solamente por
constituirse como resultado de un proceso electoral, sino también por ser el
producto de un proceso electoral destinado a repetirse indefinidamente.
Las elecciones son rituales cargados de significación, elementos centrales en
la autocomprensión de las sociedades democráticas.

La modernidad
La representación como base del sistema político es una idea moderna. A
comienzos del siglo XIX, Benjamin Constant definía al sistema representativo como
la organización mediante la cual la sociedad podía descargar los pesados asuntos
públicos sobre unos pocos.

Fue en el marco de las dos grandes revoluciones con las cuales fechamos el
nacimiento de la modernidad política —la norteamericana y la francesa— que
tuvieron lugar los acontecimientos y debates que dieron forma al principio de la
representación política tal como se lo encuentra actualmente en la base de las
democracias representativas.

La revolución norteamericana
Las 13 colonias británicas de la costa este de Norteamérica era gobernada por un
gobernador—en algunas de ellas designado por el rey, y elegido en otras por un
electorado más o menos amplio, según su carácter más o menos "aristocrático" o
"democrático"— acompañado de un Poder Legislativo integrado por representantes
del rey y de los colonos.

La mecha de la revolución acabó por encenderse en 1773 como consecuencia de la


Ley del Té. El ataque de un grupo de colonos a tres barcos de la Compañía, cuyo
cargamento fue arrojado al mar, provocó una violenta reacción de la Corona y marcó
el inicio del proceso revolucionario bajo el lema "no taxation without representation"
(no hay impuestos sin representación). Esto revela la importancia que tuvo desde el
inicio la cuestión de la representación.

Las colonias americanas no contaban con representación alguna en el Parlamento


inglés, a cuyas decisiones sin embargo se hallaban sujetas. Fue precisamente por
efecto de la ausencia de reconocimiento de una representación para los colonos
que acabaría por desarrollarse en Norteamérica una concepción de la
representación diferente de la que regía en la metrópoli.
Los norteamericanos se vieron compelidos a desarrollar una concepción de la
representación real basada en la elección. Hacia 1780-1790 la elección ya era
considerada en Norteamèrica el criterio exclusivo de la representación y todos los
funcionarios electivos eran considerados como representantes del pueblo.
La revolución en Estados Unidos constituyó el contexto ideal para el despliegue de
debates en torno de la moderna idea de representación. En ellos se enfrentaron los
"radicales" y los "conservadores".

En ese contexto, la gran extensión de los estados modernos se convertía, en


verdad, en parte de la solución, pues se suponía que una sociedad contendría
tantos más partidos e intereses diversos cuanto más extenso fuera su territorio, y
que ello volvería tanto más improbable que alguno de ellos lograra volverse
mayoritario e imponerse sobre el resto. El dispositivo representativo, por su parte,
era presentado como el paliativo más eficaz contra la tiranía mayoritaria por su
capacidad para tamizar los impulsos irreflexivos de las masas populares, li
mándolos en sus aristas más filosas.

Lo que hoy denominamos "democracia representativa" nació, pues, del rechazo de


la democracia. Mientras que ésta —etimológicamente, "gobierno del pueblo"— era
identificada con el gobierno de los muchos sobre los pocos, la república era
considerada el gobierno de todos: el uno, los pocos y los muchos encontraban en él
su lugar. La elección indirecta del presidente y los senadores, finalmente, interponía
una prudente distancia entre las masas populares. La difundida idea de que el
principio de representación viene a acercar a gobernantes y gobernados, sujetando
a los primero a las voluntades de los segundos.

LA REVOLUCIÓN FRANCESA

La Revolución francesa produjo una teoría política muy diferente de la que produjo
la Revolución norteamericana. La Revolución francesa dio origen a una democracia.
El proceso revolucionario se inició en Francia cuando el rey Luis XVI convocó a los
Estados Generales —la asamblea del reino— con el objeto de obtener la aprobación
de nuevos impuestos que salvaran a la monarquía de la bancarrota.
El acto decisivo de la Revolución Francesa fue, pues, un acto relacionado con
la representación política: la eliminación del sistema de discusión y votación
por separado de los tres estamentos y la formación (por efecto de la
identificación de una de las partes —el Tercer Estado, la "casi totalidad" de la
nación— con la nación misma) de una Asamblea Nacional que podría,
entonces, formar una voluntad, la voluntad general. Mediante su introducción,
el Parlamento dejó de ser la asamblea de los órdenes y estamentos del reino
para constituirse en representación nacional/popular e instituir, en un mismo
acto, su propia soberanía.

LA AUTONOMÍA DE LOS REPRESENTANTES COMO PROBLEMA

El concepto de representación –fuertemente identificado con el de "gobierno


representativo"– llegó con el tiempo a adquirir una enorme popularidad como
resultado de su asociación histórica a la democracia. Así, desde comienzos del siglo
XX la idea de "democracia representativa" forma parte de nuestro sentido común.
Sabemos también que no toda democracia es representativa. En otras palabras, la
articulación entre democracia y representación no es conceptualmente necesaria
sino históricamente contingente.
En las condiciones actuales de la representación, pues, el rasgo constitutivo
del gobierno representativo, se ha vuelto crecientemente problemática. En ese
contexto, numerosos autores han presentado propuestas correctivas de o
alternativas a la representación, entre las cuales cabe mencionar las teorías de la
accountability (término de difícil traducción que significa "responsabilidad" o
"rendición de cuentas"), la política participativa y la democracia deliberativa. Cada
una de ellas es, a su manera, una respuesta al problema.

Las democracias representativas. Todas ellas remiten, asimismo, a un


problema, el de la calidad de la democracia.

CRISIS Y METAMORFOSIS

Tanto en la Argentina de los últimos años como en el resto de las democracias


occidentales en el curso de las últimas décadas el malestar con la
representación parece ser observable a través de diversos fenómenos:
abstencionismo electoral, fluctuación de las preferencias y de las lealtades
partidarias, apatía política, disminución de la confianza en las instituciones
representativas, distancia creciente de la ciudadanía respecto de una "clase
política" a la que percibe replegada sobre sus intereses corporativos.
En el debate en torno del estado actual de la representación tiende a confundirse
distintos niveles de análisis y perspectivas. En ese caso, la "crisis de
representación" se encontraría circunscripta a ciertos contextos de crisis
económica y social, y guardaría una intensa relación con Ios problemas del
subdesarrollo.

A contracorriente de las interpretaciones más usuales, que unifican todos los


fenómenos observados bajo la denominación de "crisis de representación",
partiremos aquí de la distinción analítica entre dos procesos: el de "crisis" y el de
"metamorfosis" de la representación política. Etimológicamente, los dos
términos coinciden en un punto fundamental: ambos se refieren a un proceso
de cambio. Sin embargo, la crisis suele asociarse a la idea de "ruptura",
"cambio abrupto o sorpresivo", mientras que el término "metamorfosis", tal como
lo emplean las ciencias biológicas, hace referencia a un proceso armónico, cíclico,
de desarrollo previsible. Hablaremos, pues, de "metamorfosis de la
representación" para referirnos a la transición entre el formato de la
"democracia de partidos" surgido a fines del siglo XIX con la aparición
de los primeros partidos de masas y el de la "democracia de audiencia".
Hablaremos, asimismo, de "crisis de representación" en referencia a las situaciones
en que el lazo representativo falla por ausencia de reconocimiento de ese vínculo
por parte de los representados.

LA NUEVA NORMALIDAD: LA METAMORFOSIS DE LA REPRESENTACIÓN

La representación como tal, en cambio, no ha entrado en crisis: el nuevo


formato es tan representativo como sus predecesores, dado que siguen
presentes en él los cuatro principios del sistema representativo: la elección, la
autonomía de los representantes, la libertad de la opinión pública y la
deliberación. La relación de confianza entre representantes y representados
vuelve a adquirir un carácter personal, aunque lo hace ahora por la
intermediación de los medios de comunicación. A diferencia de lo que ocurría
en el parlamentarismo clásico, aquello que queda más allá de la
representación se expresa ahora cotidianamente y no sólo en circunstancias
excepcionales. El componente deliberativo, por su parte, ya no es localizable ni en
el Parlamento (como en el sistema de notables) ni en el interior de los partidos
políticos (como en la democracia de partidos), sino que se ha desplazado hacia (una
fracción de) el electorado.

La actual metamorfosis de la representación remite, en suma, a un conjunto de


transformaciones de los partidos políticos, de las relaciones entre partidos y
liderazgos, y de los vínculos entre éstos y aquéllos y la ciudadanía.

El debate sobre la influencia de la televisión

La televisión (y los medios de comunicación en general) no son en verdad simples


"medios". Del mismo modo en que representar no es simplemente re-presentar, los
medios de comunicación no son solamente "medios", es decir, canales de
transmisión de algo cuya producción se ha realizado en otra parte. Ellos
constituyen, en cambio, un espacio de producción de acontecimientos. De su
carácter de escenario se deriva la enorme importancia de los llamados actores
mediáticos, y de los periodistas en particular. De ahí también las estrategias de
adaptación de otros actores sociales que han comprendido la importancia de actuar
para la televisión. La televisión es, en ese sentido, un verdadero campo con
estructura y reglas propias, más allá de las intenciones e intentos
manipuladores de cualquier actor particular.

La influencia de los medios masivos de comunicación ha sido un tema de debate


desde el momento en que ellos —primero la radio y el cine, luego la televisión—
irrumpieron en nuestra vida cotidiana.

Desde mediados de los años 70, numerosos estudios desafiaron la creencia previa
acerca de la influencia directa y lineal de la televisión sobre los espectadores. Si
bien se constató la existencia de poderosas influencias de la televisión sobre la
opinión pública —en particular, en el contexto de las campañas electorales—, se
descubrió también que ella operaba de modos más complejos de lo que se suponía.
Teorías, como la de la "espiral del silencio", subrayan los efectos homogeneizadores
y disciplinadores de los medios de comunicación, resultantes del temor al
aislamiento que suscita la expresión de opiniones discordantes con las del contexto.

Actualmente, es posible mencionar a autores como Pierre Bourdieu y Giovanni


Sartori entre quienes colocan un signo negativo a la influencia de la televisión sobre
la ciudadanía. Ellos subrayan que, por efecto de su preocupación por no aburrir, la
televisión transforma la noticia en entretenimiento y la información en espectáculo,
contribuyendo a la producción de una visión. En las democracias contemporáneas
—sostiene el autor— la opinión pública no es autónoma sino "teledirigida".

Los sondeos de opinión y la figura del pueblo.

En términos estrictamente políticos, si por algún motivo resulta tan


preocupante el impacto de los medios masivos de comunicación es porque se
supone que ellos afectan la formación de las opiniones de los ciudadanos no
solamente en tanto que individuos privados sino también, y ante todo, en
tanto que personas públicas. Es decir, porque se supone que ellos modelan,
influencian, manipulan o acaso producen la llamada "opinión pública".

Entre los críticos de las encuestas, por su parte, encontramos en primer lugar a
quienes las consideran como un instrumento de manipulación o de distorsión de una
opinión a la que, sin embargo, adjudican una existencia autónoma e independiente
de su medición. Los críticos más escépticos, por su parte, rechazan el concepto
mismo de "opinión pública"
Las divisiones sociales, en efecto, carecen cada vez más de un orden y una
jerarquía: son, en cambio, múltiples, variadas, borrosas, cambiantes e inaprensibles.

Las encuestas han conformado un terreno de lucha en torno a la constitución y la


interpretación de la voluntad de un pueblo progresivamente disuelto en sus
partículas elementales. De ahí la importancia del campo de la comunicación política
y de los nuevos actores —encuestadores, consultores y periodistas— que se
disputan la autoridad para hablar en nombre del pueblo y entran en competencia
con sus intérpretes tradicionales, los políticos y sus partidos.

LA CRISIS DE REPRESENTACIÓN

Al proceso "largo" de metamorfosis de la representación puede


sobreimprimírsele situaciones a las que corresponde denominar, ahora sí,
crisis de representación.
Se vinculan a la ausencia de reconocimiento del lazo representativo por parte
de los representados.

Dos conceptos resultan centrales para el esclarecimiento de la dinámica de


las crisis de representación: el de "cartelización partidaria" y el de "clase
política". La cartelización partidaria contribuye, a su vez, a la formación de una
"clase política" homogénea, compacta y autorreferencial.

A lo largo del siglo XX, el colosal aumento del poder de las élites políticas había ido
acompañado de la reformulación de la teoría de la democracia en términos elitistas:
la democracia había sido entonces redefinida como la competencia entre élites por
ganar el voto del pueblo.

De ahí la constitución de una "clase política" caracterizada por la existencia de


redes de cooperación que expresan el interés corporativo de los políticos por
encima de las fronteras partidarias y más allá del conflicto —progresivamente
desdibujado— entre "gobierno" y "oposición". Por efecto de la cartelización entran
en escena varios de los elementos que se activan cuando se precipita una
crisis de representación: la ausencia de alternativas genuinas resultante de la
formación de una capa homogénea de políticos profesionales con idénticas
inquietudes e intereses; el aumento de la corrupción, consecuencia de los
amplios márgenes de discrecionalidad que concede el acceso privilegiado a
los recursos estatales; y la reducción del poder de que disponen los votantes
para castigar a sus gobernantes en situaciones de descontento e
insatisfacción.
Semana 12
DEBATES ACTUALES: Participación,
deliberación y democracia directa
Alicia Lissidini 2011. Democracia directa en
Latinoamérica entre delegación y participación.

Democracia directa vs. Democracia representativa


La verdadera diferencia entre las antiguas democracias y las repúblicas modernas
estriba, de acuerdo con Madison, en la ‘absoluta exclusión del pueblo en su calidad
de colectivo de cualquier participación en el gobierno en las segundas, y no en la
absoluta exclusión de los representantes del pueblo de la administración en las
primeras’”. (Bernard Manin)

Mecanismo de democracia directa:

- Referéndum constitucional obligatorio. Para ciertas decisiones en general se


trata de decisiones constitucionales, es obligatorio el referéndum para
aprobar esa reforma. Son obligatorios cuando son democracias
constitucionales, o tratados internacionales. ej: Irlanda, Suiza, Dinamarca

- Referéndum abrogatorio (facultativo) o veto popular. Se utiliza para derogar


una ley. Los gobernantes ponen a consideración de la ciudadanía una ley
votada por el parlamento con efecto vinculante. En general las constituciones
tienen regulaciones, pero en la mayoría se exige una cantidad de firmas para
provocar la derogación de la ley.

- Iniciativa ciudadana o ‘legislación directa’. Es una iniciativa de ley, la


ciudadanía puede proponer leyes. Agrega la iniciativa popular o ciudadana:
es un referéndum en donde el tema es propuesto por la ciudadanía y en
general los resultados son vinculantes. Se propone un referéndum y el
resultado es obligatorio en general.

- Referéndum consultivo. Es una consulta, aunque el gobierno no está


obligado a hacer lo que piden los ciudadanos. Los resultados no son
vinculantes, no está obligado a hacer lo que resuelve la gente en la consulta.
- Revocatoria de mandato o recall. A pedido de ciudadanos que juntan firmas,
se somete a votación el mandato de algún funcionario.Ej: en los años 2000
Evo Morales y Hugo Chávez.

Cómo funciona la información y como por defecto en los casos negativos operan los
procesos de desinformación.

Tres tipos de prendas;


1 referendos obligatorios
2 referendos opcionales o facultativos
3 iniciativa popular
requieren de mayor atención.

¿Cómo investigar la democracia directa? Explicaciones,


interpretaciones y prejuicios?

Como ya se mencionó, el concepto de democracia directa admite diversas definiciones y


graduaciones. Están aquellas concepciones “minimalistas” que consideran como
democracia directa exclusivamente al referendo, es decir a la consulta popular promovida
por los ciudadanos con el objetivo de aprobar o vetar una ley. También coexisten otras que
definen como democracia directa a todos los mecanismos de participación ciudadana que
implican el voto.

Otras, más abarcativas, incluyen a la iniciativa legislativa (es decir el derecho de los
ciudadanos a proponer leyes al parlamento); y las “maximalistas” entienden que la
democracia directa también comprende la participación ciudadana en las decisiones sobre
el uso de los recursos fiscales (presupuesto participativo) y en el control de la política.

La clasificación de Lawrence LeDuc (2003) basado en Suksi (1993) da cuenta de la


diversidad de arreglos institucionales que se reúnen bajo la calificación de “referendo”.
difieren en cuanto a quiénes inician el proceso (partidos, gobiernos o ciudadanos
organizados), en los objetivos, y en los efectos legales.

Siguiendo la clasificación de Le Duc, encontramos:

1. Referendo constitucional obligatorio, también llamado referendo compulsivo. En estos


casos, la votación es requerida para aprobar una reforma constitucional. Contemplan
una obligatoriedad absoluta.

2. Referendo abrogatorio, también llamado facultativo, o “veto popular”. Es un


procedimiento que fuerza a los gobernantes a poner en consideración de los
ciudadanos una ley votada previamente por la legislatura. Su resultado, al igual que el
anterior, tiene carácter vinculante. Los requisitos legales para poner en marcha el referendo
varían: algunas constituciones exigen una cifra determinada de firmas, otras un porcentaje
de los habilitados para votar.
3. Iniciativa ciudadana, también llamada “legislación directa”. Es un referendo cuyo tema
es propuesto por los ciudadanos.

4. Referendo consultivo, también llamado “plebiscito”, o “referendo ad hoc”. Una iniciativa


de los gobernantes o de los ciudadanos es puesta a consideración. Su resultado no es
vinculante.

5. Al listado propuesto por Le Duc cabe agregar el referendo de revocatoria del mandato
(o “destitución legislativa”, recall en inglés), mecanismo por cual los funcionarios electos
pueden ser puestos a consideración popular a partir del pedido de un grupo de ciudadanos
(los procedimientos varían, pero en general se exige una cantidad determinada de firmas).
Por su parte el referendo revocatorio del gobernador californiano Gray Davis terminó
con su destitución y marcó el inicio de una nueva era de democracia directa.

Democracia participativa y directa

Existen otros mecanismos que suponen la participación directa de los ciudadanos,


como el presupuesto participativo (el caso más conocido es sin duda el de Porto Alegre,
Brasil) y la audiencia pública. La democracia participativa implica la intervención de
los ciudadanos (considerados en forma individual u organizada) en los procesos de
toma de decisión de la gestión pública. La democracia participativa conlleva
deliberación y negociación, además de consulta, y presupone un resultado abierto.
Por el contrario, la democracia directa abarca un conjunto de mecanismos que
implican fundamentalmente consultar a los individuos.

Surgen organizaciones y movimientos cuyo objetivo fundamental es la promoción del uso de


los mecanismos de democracia directa (en particular la iniciativa popular). Muchas de estas
organizaciones utilizan Internet para difundir y promover sus propuestas (en la bibliografía
se adjuntan algunos sitios). Al mismo tiempo los periodistas se ocupan del tema. Un
ejemplo de ello es la revista The Economist, que advierte sobre este fenómeno: “El
crecimiento de la política de protesta no es la única evidencia de la lenta acumulación de
demandas por la democracia directa. Durante las décadas recientes, ha aumentado la
popularidad de parte de los ciudadanos en cuanto a las votaciones directas.

Los estudios dan por hecho que existe una mayor inclusión constitucional, tanto a
nivel nacional como local, de los mecanismos de democracia directa (como el
referendo y el plebiscito), y un aumento de la puesta en práctica de estos institutos a
nivel mundial.

Si bien es posible pensar en una crisis, también es viable hipotetizar con una “metamorfosis
de la representación”, al menos en los países desarrollados.

Los mecanismos que promuevan una participación más directa de los ciudadanos
serían entonces vías para ajustarse a las nuevas realidades sociales y políticas.
Investigadores como Craig y Shmidt ponen el acento en la desafección política y la pérdida
de confianza (political disaffection) en las estructuras democráticas tradicionales, lo que
llevaría a un deseo de controlar a los representantes electos. Un tercer grupo considera que
en realidad es una especie de falso populismo (faux populism) en el cual los grupos de
interés y los políticos utilizan al referendo como una vía para obtener beneficios
corporativos. Donovan y Kart (2007) compararon las explicaciones sobre el aumento del
ejercicio de la democracia directa a través de dos variables: la desafección política de
los ciudadanos, y la movilización cognitiva.

Susan Scarrow lo que esta autora descubre en su estudio sobre las “democracias
industriales avanzadas” es la existencia de un extendido patrón de cambio
institucional que habilita la participación directa de los ciudadanos en la toma de
decisión: el 65% de los países adoptaron este tipo de mecanismos, la mayoría de
ellos en la década del noventa.

En una publicación posterior (2003) Scarrow descubre que es el ámbito local donde
se producen los cambios más relevantes, pues la mayoría de los países que estudia
introdujeron el referendo a ese nivel. Con la excepción de Suiza y Estados Unidos, no
hay evidencias de un aumento importante del uso del referendo, salvo para ratificar
reformas constitucionales.

Laurence Morel También afirma que los referendos iniciados por los gobiernos se deben
fundamentalmente a la aparición de temas nuevos, como es el de la Unión Europea. Por
último, predice que no es probable que disminuya la frecuencia de los referendos, ya que en
muchos casos son obligatorios de facto: aunque no son requerimientos legales en la
práctica, los ciudadanos los exigen porque han sido consultados sobre algún tema en el
pasado, y esperan que eso suceda nuevamente.

Como señala Bogdanor, el referendo más importante en Italia quizás ha sido aquél que
no fue llevado a cabo: el miedo al referendo ha persuadido a los gobernantes de
proponer o refrenarse de hacer propuestas. En definitiva, la sola presencia
constitucional de los mecanismos de democracia directa genera efectos políticos.

Lawrence LeDuc en definitiva, señala que –al igual que las elecciones– los
referendos ya son parte del mosaico democrático más amplio en el cual funcionan los
gobiernos. Yannis Papadopoulos (1999) entiende que los actores políticos modifican sus
comportamientos en respuesta al desafío de los referendos e iniciativas de forma directa y
de manera indirecta.
El crecimiento de los referendos convocados por los gobiernos de turno es también un eje
de análisis y un tema de preocupación de muchos investigadores.

Al respecto, Michael Hagen estos autores creen que las iniciativas se llevan adelante
precisamente porque debilitan a las legislaturas.

Lawrence Morel (2001) analiza este tipo de referendos y advierte que existen cuatro tipos
de motivaciones gubernamentales para realizar convocatorias: para consolidar su poder
(plebiscitary motivations), para resolver divisiones dentro del partido o la coalición
gobernante (tension resolving problems), para aprobar leyes que de otra manera no podrían
aprobarse (legislative motivations) o cuando el referendo es un requisito de hecho para
mantener la legitimidad política (obligatory legitimation referendums).

Gerber y otros confirman que todas las iniciativas ciudadanas requieren de la acción de los
gobiernos para que se apliquen: “a aquellas personas que piensan que los grupos sociales
deben poder formular leyes sin la intervención de los actores gubernamentales, el resultado
de esta investigación les causará preocupación. A aquellos que piensan que la participación
de los actores gubernamentales resulta mejor o más representativa, los resultados les
causará optimismo” (Gerber et. al., 2001: 110). Los efectos sobre las minorías son una
preocupación central en muchas investigaciones sobre los referendos.

Otros autores consideran que el objetivo de las iniciativas populares continúa siendo (como
en sus orígenes) que los intereses populares puedan prevalecer sobre los intereses
corporativos.

Democracia delegativa

Matsusaka refuta la crítica que sostiene que su ejercicio subvierte el proceso político.
Analiza tres abordajes teóricos a lo largo de su libro: delegación, información y
competencia. En la visión de la “democracia delegativa” los votantes eligen a los
representantes para que diseñen políticas y gobiernen en su nombre (es decir, delegan
en los “expertos” las decisiones de política pública). La iniciativa ciudadana en esta
perspectiva es una herramienta que permite a los votantes revertir lo que los políticos
hacen mal o no hacen, promoviendo políticas más cercanas a lo que las mayorías
desean. Por su parte, la teoría de la información supone que aún cuando los representantes
son competentes y confiables, las iniciativas son valiosas porque pueden contribuir a
resolver cuestiones morales y representar mejor los valores de una comunidad
determinada. Una tercera teoría es la de la competencia, y desde esta perspectiva la
iniciativa ciudadana es una vía para aumentar la competencia política.

En definitiva, cada una de estas perspectivas explica en parte el rol de la democracia directa
(en particular de la iniciativa ciudadana). Como conclusión, Matsusaka afirma que la
iniciativa “está dirigida a los muchos y no a los pocos, pero en cuanto a si eso es algo
positivo o negativo, tendría que requerir mucha más evidencia empírica para determinarlo.”

Si la democracia directa fomenta la deliberación es otro eje de debate. Al respecto, Simone


Chambers (2001) sostiene que la deliberación debe ser promovida por el gobierno, y
debidamente aislada del voto mayoritario.

Es decir, el referendo debe ir acompañado de instituciones deliberativas que


contribuyan al control político de los ciudadanos. Al mismo tiempo, la presentación de
los temas sujetos a referendo es central, tan importante es el contenido como los
procedimientos y formas que tiene el referendo.

Bowler, Donovan y Kart (2003) quienes, contrariando al “sentido común” afirman que el
apoyo a las iniciativas y al referendo reflejan más un realismo político (o un
“sofisticado cinismo”) que una demanda radical por incrementar las posibilidades y
el número de decisiones que los votantes pueden hacer la opinión sobre la naturaleza
de la representación influye en el apoyo a la democracia directa: muchos ciudadanos
aprueban el ejercicio de la democracia directa como manera de controlar el poder que
los grupos de interés ejercen sobre los representantes. En definitiva, estos
investigadores sugieren que los votantes ven a las instituciones de la democracia
directa y de la democracia representativa como complementarias, más que como
rivales.

Se plantea también la relación entre los referendos sobre negociaciones internacionales y


los constreñimientos nacionales. Min Shu se plantea la pregunta de porqué los gobiernos
convocan a los ciudadanos a los referendos con respecto a decisiones internacionales
cuando no tienen la obligación de hacerlo. Su hipótesis es que el referendo es utilizado para
sortear los obstáculos políticos domésticos. Tridimas en cambio plantea que al dejar la
decisión en manos de los ciudadanos y no de las mayorías parlamentarias se le confiere
mayor legitimidad a las adopciones de arreglos constitucionales.

Aspectos negativos:

Según Lander y Brändle, la mayor parte de las argumentaciones sobre el debilitamiento


de los partidos políticos gira en torno a 4 puntos:
1. Competencia: la democracia directa rivaliza con los partidos, quienes ya no
pueden monopolizar la política. Los movimientos sociales y grupos de interés
son los que mueven la política.
2. Conflicto: conflicto entre y dentro los partidos políticos al obligarlos a tomar
permanentemente posiciones sobre los temas sometidos a referendo.
3. Trabajo extra: ante el número creciente de referendos, los partidos enfrentan
problemas de financiamiento, recursos humanos
4. Los partidos políticos se vuelven obsoletos frente a la cultura que impone la
democracia directa.

Ian Budge concluye que no hay un solo efecto de la democracia directa en los
partidos políticos y que el impacto dependerá de la naturaleza del sistema, del
régimen de referendo, y de los mismos partidos.

Las iniciativas ciudadanas influyen directamente en las elecciones. En Estados Unidos este
fenómeno se denomina ballot proposition spillover: las propuestas de los ciudadanos
fuerzan a los candidatos a manifestar su opinión sobre el asunto en cuestión, y esa postura
influye en los votos que reciben en las elecciones.

En conclusión,

Los referendos y en particular las iniciativas ciudadanas tienen efectos sobre las
decisiones políticas. Los partidos y los gobernantes juegan un rol central y son
responsables de las consecuencias del uso de los mecanismos de democracia
directa.

Hoy en día, ni la teoría de la democracia directa ni la de democracia representativa


describen el rol y la significación contemporánea de los referendos.
- La teoría de la democracia representativa no da cuenta de cómo las instituciones
representativas han respondido a la creciente presión de los ciudadanos para que la
legislación sea ratificada por el voto popular.
- La teoría de la democracia directa no considera el uso estratégico del referendo por
parte de los representantes electos en función de un amplio rango de objetivos.
Tampoco toma en cuenta que los ciudadanos deciden en función de las posiciones
que asumen los partidos o los grupos sociales a los que simpatizan.

Los autores tratan de demostrar que los ciudadanos no son competentes para tomar
decisiones de política o que la utilización de estos mecanismos producen efectos
nocivos sobre la democracia. Del otro lado están los activistas a favor de la democracia
directa que piensan que la sola aprobación del referendo conlleva una mejora en la calidad
de la democracia.

La democracia directa viene creciendo en el mundo pero no sustituye a la democracia


representativa, aunque cada vez con mayor frecuencia los mecanismos de representación y
de intermediación (como el parlamento y los partidos) se vean afectados por las iniciativas y
las consultas populares.

Propuesta de investigación

Se estudia el ejercicio actual de la democracia directa como una vía más de posible
transformación global de la democracia. Marl Warren propone pensar en dimensiones de
democratización diferentes e interrelacionadas a partir de la inclusión. Este término hace
referencia a 2 normas: 1. al “empoderamiento” de los ciudadanos (voz y voto); 2. a darle a
los individuos autonomía para participar y para decidir.

Se considera a la democracia directa no como un modelo de democracia, sino como


un conjunto de mecanismos que pueden eventualmente corregir o perjudicar la
democracia representativa.

Futuras investigaciones podrían considerar al menos 4 niveles de análisis:


1. Registrar sistemáticamente, los ejercicios de democracia directa a nivel
nacional, las propuestas que no se concretaron por no cumplir con los
requisitos legales, y las amenazas de referendos, iniciativas, etc. Distinguir los
diferentes tipos de ejercicio de democracia directa según el objeto buscado
(aprobar una ley, derogar una ley, etc), el actor que lo pone en marcha (pe, pl o
ciudadanos) y los efectos legales.
2. Esperar que los cambios más importantes hacia la democracia directa se den
en el espacio local: menor número necesario de firmas, partidos locales son
débiles para resistir la ofensiva de los ciudadanos, etc.
3. Analizar e interpretar las motivaciones de los actores políticos que hacen uso
de estos mecanismos y las reacciones y posiciones de los demás actores y de
los ciudadanos frente a una iniciativa o referendo. Estudio de los contextos
culturales, económicos, sociales, etc.
4. Consecuencias a corto y largo plazo de la utilización de los mecanismos de
democracia directa sobre las instituciones políticas representativas (p.e:
partidos políticos y parlamento), y sobre la democracia en general.

Se propone investigar considerando como criterios centrales para analizar los


potenciales riesgos y beneficios del ejercicio de la democracia directa.

1. Consulta obligatoria.
Hay constituciones que prevén consultas obligatorias. Se refiere a la obligatoriedad de
convocar a un referendo o plebiscito frente a una reforma de la constitución, a
modificaciones en los límites territoriales nacionales o locales, y a cuestiones referidas a la
aprobación de tratados internacionales.
Cuando hay obligatoriedad absoluta, se presentan riesgos y beneficios políticos.
En cuanto a los riesgos, puede darse una parálisis política. Ante la posibilidad de que la
ciudadanía rechace la reforma, los actores políticos prefieren no proponerla o puede
transformarse en un recurso político para promover actitudes “populistas”. También se
puede desvirtuar el sentido de la ratificación o rechazo a la reforma cuando los ciudadanos
votan para manifestar apoyo o desaprobación a un partido. A veces la reforma puede ser
aprobada por un porcentaje de la población no representativo.
En cuanto a los beneficios, obligaría a los proponentes a diseñar reformas que estén en
consonancia con los intereses mayoritarios, fomentar participación divulgando e informando
los contenidos de la propuesta.

2. Iniciativa presidencial
Cuando las constituciones habilitan a los presidentes a convocar al ejercicio de los
mecanismos de democracia directa (plebiscito), existe el riesgo de que hagan un uso
“político”, es decir que utilicen la consulta con fines demagógicos, partidarios,
autoritarios.
En los casos en que no es necesaria la aprobación del congreso para convocar a los
ciudadanos de manera directa, existe la posibilidad de que el objetivo presidencial
sea eludir las mayorías en el parlamento. Cuando esto sucede el riesgo es que se
debiliten los mecanismos de representación.
Una forma de atenuar estos efectos es separar en el tiempo el ejercicio de la democracia
directa de las elecciones nacionales; de esta manera no se “contaminan” las convocatorias.
En contextos de debilidad del sistema de partidos y de baja calidad de la democracia,
los plebiscitos pueden promover democracias delegativas. Los votantes ven al
presidente como el depositario exclusivo de la legitimidad democrática, al que delegan el
derecho y la obligación de resolver los problemas del país a su leal saber y entender.
El ejercicio de la democracia directa puede contribuir a la deliberación y a la participación y
tener efectos adversos o diferentes a los buscados por el presidente.

3. La iniciativa en manos del congreso


Si se piensa que los parlamentos representan a los ciudadanos, podría dudarse del
sentido de una consulta popular, a menos que se planteen cuestiones sobre las
cuales los partidos no representan la opinión de los ciudadanos. Si, por el contrario,
los diputados y senadores no representan (como deberían) a los ciudadanos, podría
objetarse la legitimidad de la convocatoria parlamentaria.
Un proyecto de reforma aprobado por el congreso que no recibiera el apoyo ciudadano
pondría en cuestión el sistema político, y la capacidad de representar de los partidos.

4. La iniciativa ciudadana legislativa y popular


La iniciativa legislativa puede promover un mayor involucramiento de los ciudadanos
en las decisiones políticas y una “democratización” de la agenda política. El riesgo es
que la iniciativa se constituya en una herramienta de grupos de interés que buscan
obtener réditos corporativos en perjuicio de otras organizaciones sociales con menor
capacidad de movilización. También puede obligar a los legisladores a debatir y a
definirse públicamente sobre el tema.
La iniciativa popular requiere capacidad de movilización, recursos económicos y humanos
pero también impulsa el debate público y el empoderamiento de los ciudadanos. El
problema es que este mecanismo no está al alcance de cualquier grupo social, se necesitan
muchos recursos y motivación social. En muchos casos los recursos vienen de partidos
políticos que promueven la iniciativa.

En cuanto al veto popular y la revocatoria de mandato, son mecanismos de defensa


de los ciudadanos frente a leyes y a gobernantes impopulares. Esto también presenta
riesgos porque puede poner en jaque al sistema representativo si se abusa o
amenaza constantemente con su utilización.
La sola existencia de la iniciativa popular como herramienta jurídica cambia el escenario
político ya que el gobierno y los partidos pueden actuar bajo amenaza de un referendo.

Las funciones y efectos de la democracia directa dependen del diseño institucional


del mecanismo utilizado, de quién lo ponga en funcionamiento y del contexto social y
político en el cual se ejerza.

Legislación y ejercicio de la democracia directa en América Latina

Los textos constitucionales constituyen una vía para analizar la política de un país, o sea,
las relaciones de poder en una sociedad. Los diseños institucionales son estructuras
que ofrecen oportunidades e incentivos para la participación política de los
ciudadanos y de las organizaciones. Los actores políticos se posicionan y actúan en
el marco de cierto arreglo institucional.

La revisión de las constituciones nacionales en América del Sur permite sistematizar


toda la información referida a los mecanismos de democracia directa modernos,
hallándose más inclusiones constitucionales a la democracia directa. Estos
mecanismos difieren en sus características y alcances, por eso se torna difícil la
comparación entre países.

La mayoría de las investigaciones sobre el tema parten del supuesto de que es la


crisis de representación política la que explica la incorporación y el ejercicio de la
democracia directa y un conflicto entre la democracia representativa y democracia
directa.
Respecto de la inclusión en las constituciones nacionales y locales de los mecanismos de
democracia directa, hay una gran diversidad de formas jurídicas referidas al plebiscito, el
referendo y la iniciativa. Con idéntico nombre, las constituciones hacen referencia a
mecanismos que difieren en cuanto a quiénes pueden ponerlos en marcha, cuáles son los
requisitos de iniciativa y de aprobación, qué efectos jurídicos tienen, y otras cuestiones
legales.

Ricardo Gil Lavedra identifica 5 grandes ejes por los que atravesaron los cambios
constitucionales en las últimas décadas en latam: a. la independencia de la justicia; b.
los derechos sociales; c. los órganos de contralor y lucha contra la corrupción; d. el
reequilibramiento entre el PE y el PL; e. las nuevas formas de participación popular.

Desde 1990, todas las constituciones latinoamericanas han sido reformadas al menos una
vez y las reformas han sido generalmente importantes. Además de inscribirse en una nueva
ola de democratización, estas reformas a menudo respondieron a los intereses más
inmediatos de los líderes políticos, que parecen no (querer) distinguir entre el diseño
institucional y la práctica política, cuando las reglas no funcionan a su favor.

“El referéndum ha muerto , viva el referéndum” Yanina


Welp. 2019

En 1979, la democracia era poco más que una aspiración en la mayoría de los países
latinoamericanos. La ciudadanía se expresaba de forma contenciosa. Poner las urnas para
elegir libremente a las autoridades era un objetivo de máxima para muchos; hablar de
participación ciudadana directa habría sonado a mitología griega o a ciencia ficción.

En Italia la Constitución fue reformada en 1974 para introducir el referéndum opcional. A


finales de la década de 1970, hubo en Italia una intensa acción legislativa que tuvo su
reacción en las calles, liderada por el Partido Radical.

En la segunda década del siglo xxi, la demanda de participación ciudadana ha crecido tanto
como el miedo de las elites a dejar ciertas decisiones en manos de la ciudadanía. De poco
vale preguntar si los referendos son democráticos o autoritarios, porque es evidente
que pueden derivar en un resultado o en otro. Per se son mecanismos de toma de
decisiones.
Relevante es dimensionar la importancia del diseño institucional del referéndum, el
respeto a las reglas del juego y los retos que impone la formación de la opinión
pública en el siglo de los medios digitales .

El reparto de poder

Bajo el paraguas de la innovación democrática encontramos una diversidad de


mecanismos de participación ciudadana. Algunos no son nuevos, como los referendos,
que fueron discutidos en el origen del Estado moderno, tanto durante la Convención de
Filadelfia en Estados Unidos (1787) como durante la Revolución Francesa. Los
historiadores suizos siguen discutiendo por qué en el siglo xix se adoptó la democracia
directa en el país alpino. Una corriente historiográfica lo atribuye a la influencia del ideario
de la Revolución Francesa

Esta costumbre no fue exclusiva de Suiza; también estaba presente en muchas ciudades
europeas, al igual que otras formas de participación que no sobrevivieron pero están siendo
resignificadas actualmente, como las asambleas ciudadanas, cuyos participantes eran
elegidos por sorteo y que se extendieron en ciudades catalanas, francesas e italianas
durante la Edad Media.

¿Por qué la democracia directa se instaló (solo) en Suiza y no prosperó de igual


manera en otros entornos? El equilibrio de poder entre actores permitió que ocurriera
de esa manera. Las ideas (los principios y convicciones) y la lucha de poder (disputa
por el liderazgo) situadas en un determinado contexto muestran la imbricación entre
la ideología y los aspectos estratégicos Los actores y las actoras con visión de largo
plazo son aquellos que logran conjugar mejor ambos elementos y así promueven
instituciones que, siendoles funcionales, promueven la gobernanza democrática.

En Suiza los cantones mantuvieron poder y vieron en el referéndum una forma de


institucionalizar ese resguardo, ya que el mecanismo obligaba al Estado central a contar
con su acuerdo para promover cambios constitucionales . A partir de ahí se fue avanzando
en ampliar el alcance de estos instrumentos para la ciudadanía y restringiéndolo para las
autoridades.

En la actualidad, la ciudadanía suiza es obligatoriamente consultada para ratificar


cualquier cambio constitucional y cualquier firma de tratados que implique cesión de
soberanía. El referendo derogatorio, por su parte, genera incentivos para que en
cualquier proceso de aprobación de una ley se consulte a los actores relevantes, con
la intención de evitar la derogación posterior y los costos políticos y económicos que
esto conlleva.

Cambio institucional: de los deseos a los mecanismos causales

La teoría es indispensable para pensar las bases de la democracia, sus argumentos y los
futuros posibles. En las últimas décadas se ha criticado bastante a la ciencia política más
ciegamente apegada a los datos por basarse en probabilidades generadas en
observaciones de lo existente. Esto conduciría a una disciplina conservadora y poco
preparada para tratar tanto con los grandes retos del presente como con el cambio
inesperado.

La selección de una parte de los jueces y las juezas por sorteo (con la condición de cumplir
con los requisitos básicos definidos) podría ser un mecanismo ideal para evitar la
partidización de la justicia, fuertemente cuestionada por sus vínculos con el mundo político,
del que dependen en definitiva los nombramientos. Pero pensar el sorteo como reemplazo
de la democracia representativa pasa por alto los condicionantes del cambio institucional.
¿Superar los déficits de la representación?

Por un lado se identifica la representación en su modelo más puro con una barrera de
contención frente a las “pasiones irracionales” que conducirían a la masa a tomar
decisiones que serán malas o catastróficas. Por el otro lado, la soberanía reside en el
pueblo y es este el que debería tomar decisiones e incluso tener la potestad de remover a
delegados, en tanto encargados de implementar la voluntad popular.

En momentos de estabilidad, no es esperable que estos mecanismos se introduzcan


por pura resistencia de quienes detentan el poder. La ventana de oportunidad se abre
en momentos de apertura y conflicto. Sin embargo, estos mecanismos solo funcionan
bien cuando las reglas del juego lo garantizan. Para ilustración, Venezuela: la
Revolución bolivariana introdujo la democracia participativa en la Constitución de
1999, pero luego y cada vez con menor cuidado manipuló la participación para que
solo ocurra si es funcional al régimen y para evitarla si conlleva desafíos al poder.
Así, entre tantos otros ejemplos, pasó con dificultades el referéndum revocatorio
presidencial de 2004, pero este instrumento fue bloqueado de forma flagrante en 2016.

Los relatos contemporáneos

2016 fue considerado por los medios de comunicación «el año del referéndum», aunque
más bien parecía que se anunciaba su muerte. Aquello de dejar decisiones en manos de la
ciudadanía claramente iba mal, decía el mainstream.

Los resultados de muchas de estas consultas alimentaron en Europa la aversión de las


elites a dejar en manos del voto popular la toma de decisiones importantes, pero no ha
acallado las demandas de apertura democrática. Más importante: no se puede obviar que
las consultas más «preocupantes» demuestran, en primer lugar, la propia incapacidad de
algunas elites para gobernar con responsabilidad política.

¿Regulaciones inútiles?

En el escenario latinoamericano, el referéndum sigue vivo y con energía.


Las principales limitaciones que enfrenta la aplicación democrática y efectiva de los
mecanismos de democracia directa pueden resumirse en: a) la falta de
responsabilidad política de los representantes, b) diseños institucionales
defectuosos y c) debilidad de los organismos de control y supervisión de los
procedimientos, que afecta especialmente a organismos electorales y a las cortes
constitucionales.

En cuanto a los diseños institucionales, las principales deficiencias identificadas


refieren a limitaciones temáticas que vuelven casi imposible (o inútil) la activación de
mecanismos por la ciudadanía; la imposición de cupos limita las posibilidades de
promover y votar varias iniciativas a la vez; la falta de claridad en los procedimientos
y los plazos de votación impiden consultar sobre los temas que generan mayor
inquietud en la ciudadanía.
Es importante que los organismos encargados de velar por su puesta en marcha lo hagan
adecuadamente. Los organismos electorales tienen un rol central en el seguimiento y la
implementación de consultas populares, como también lo tienen las cortes constitucionales.

La evidencia que tenemos sugiere que en América Latina (con excepción de Uruguay)
las regulaciones que permitirían a la ciudadanía tomar decisiones directamente en las
urnas son deficientes o son bloqueadas por los organismos responsables, en teoría,
de controlar su buena implementación. Mientras, quienes detentan el poder tienen
más mecanismos que antes para resolver la disputa entre élites políticas. Esto último
podría ser alentador si se piensa que hace cuatro décadas eran los golpes de Estado los
que resolvían estas disputas.

Making Direct Democracy Deliberative through


Random Assemblies - John Gastil & Robert
Richards
En el mundo moderno, la democracia directa connota un conjunto muy limitado de prácticas:
referendos, iniciativas y otras medidas las cuales los ciudadanos votan directamente.

Los llamamientos para ampliar el voto ciudadano directo se deben, en parte, a


preocupaciones de que los sistemas de representación tradicionales fracasen. En la
política estadounidense existe un problema: la mayoría de los estadounidenses no
cree que los funcionarios electos representen sus intereses.

Semana 13
Brokers, Voters and Clientelism: The Puzzle of
Distributive Politics - Susan C. Strokes, Thad
Dunning

¿Qué tiene de malo el clientelismo?


● Foco en las elecciones y la autonomía de la voluntad
● Distribución programática vs distribución no programática. El clientelismo
es una forma de distribución no programática y la compra de votos es una
forma de clientelismo.
● Prácticas no programáticas: efectos sobre la representación, la
accountability y la selección de líderes (o sea, la democracia). Las
elecciones están pensadas para transmitir una serie de señales, es un
instrumento de selección de líderes y con el voto sire para expresar a
quien sentimos que sea la persona más adecuada para que gobierne.
Para que las elecciones sean efectivas, se tiene que votar expresando a
quien consideramos que es el mejor, pero con la compra de votos, se vota
por otras razones, como, por ejemplo, pensando en los beneficios y no
porque sea mejor. Por eso se distorsiona el fin de las elecciones. Las
elecciones dejan de cumplir la función de representan las preferencias de
la ciudadanía y de rendición de cuentas, como logramos que las
elecciones sean un castigo o un logro para los candidatos que hicieron
una mala gestión o una buena gestión. Si cambio mi voto porque me
compran mi voluntad, puedo a castigar a alguien no votándolo a pesar de
que hizo una buena gestión y premiar a otro que hizo una mala gestión.

¿Qué hay de malo en comprar votos?


Política atributiva y teoría democrática

Las estrategias distributivas se pueden dividir en dos categorías: aquellas con


reglas públicas y vinculantes sobre quién recibe qué, y aquellas en las que
estas reglas están ausentes u ocultas.

Consideremos la teoría de la justicia propuesta por Rawls. Las distribuciones


justas son las que serían aceptables para los ciudadanos libres, iguales y
racionales en la posición original, personas que no saben cuáles serán sus dotes
en la sociedad que están construyendo. Estos ciudadanos no pueden evaluar
criterios ocultos. Por lo tanto, es incognoscible cómo los resultados distributivos
particulares que estos criterios podrían producir están a la altura de los estándares
de justicia. O considere la teoría de la justicia presentada por Barry. Aquí las reglas
distributivas son justo cuando serían aceptadas como justas por personas
razonables que serían perjudicadas por ellas. De ello se deduce que la regla de
distribución que permanece oculta a la vista del público nunca puede
demostrarse que sea justa. De las normas atributivas permanecen ocultas
precisamente en los casos en que tendrían más probabilidades de no pasar las
pruebas de equidad y justicia.

Una regla que dice "invertir en instalaciones recreativas en lugares donde el partido
gobernante está en peligro de perder", como en el caso australiano, u "ofrecer
acceso a programas antipovertidos preferentemente a los votantes receptivos",
como en varios casos latinoamericanos, si se hace público, no pasaría la prueba de
equidad y probablemente perjudicaría al partido que lo expresó. Una es que la
desviación de las normas democráticas de justicia, por no mencionar la igualdad y la
autonomía, es más aguda bajo algunas prácticas no programáticas que bajo otras.
Los teóricos demócratas han identificado durante mucho tiempo un interés público
en el uso de las elecciones como vehículos para la representación, lo que requiere
que las elecciones comuniquen las preferencias y sentimientos de la ciudadanía.

Las elecciones son momentos para elegir a los líderes políticos, en función de
las acciones de los electorados en las urnas. Cuando los académicos
consideran el impacto del tráfico de votos, han sopesado adecuadamente
estas consideraciones públicas, al igual que nosotros.

Entre las consecuencias individuales y las de toda la política, las estrategias no


programáticas también tienen consecuencias para las clases de ciudadanos.
Adoptamos de la filosofía política una noción de libertad que está vinculada a la
autonomía. La autonomía de los ciudadanos como votantes no significa que estén
aislados de la razón pública, que Rawls definió como "el razonamiento de
legisladores, ejecutivos (presidentes, por ejemplo) y jueces... candidatos en
elecciones políticas, y de líderes de partidos y otros que trabajan en sus campañas",
así como de los propios votantes.

La deliberación democrática requiere que las discusiones públicas de las


políticas precedan a los votos y los participantes no intenten cambiar el
comportamiento de los demás con amenazas de sanciones y fuerza coercitiva.

Un votante cuyo distrito ha sido prodigado con carne de cerdo, por ejemplo,
conserva suficiente autonomía como para que pueda ignorar la carne de cerdo y
votar por otros motivos, sin consecuencias materiales personales. Más
controversialmente, uno podría sostener que un votante cuyas acciones son
monitoreadas por una máquina puede optar por permitir que se tire del gatillo
sombrío: él o ella puede perder beneficios y votar en contra del partido.

Un votante cuya regla de decisión es "apoyar al candidato que ofrece las


políticas más a su gusto" no disfrutará de ningún beneficio material ni sufrirá
ningún daño material como consecuencia directa de esa elección. En las
elecciones masivas, las elecciones de los individuos básicamente nunca cambian el
resultado, más aún en entornos programáticos, donde la delimitación de la regla de
distribución trastoca aún más cualquier conexión entre el voto y la recepción de
beneficios. Vincular el bienestar material de una persona a su voto crea una
asimetría básica entre el voto expresivo y la venta de votos.

La asimetría también da lugar a un problema de acción colectiva para los


clientes. Incluso si prefieren firmemente las políticas que ofrece un partido,
pueden ser inducidos a votar en contra si lo que les importa es su propio
bienestar material.

Esta diferencia básica entre la toma de decisiones de los votantes bajo la compra de
votos versus bajo la política programática ayuda a responder a otra pregunta: si los
votantes pobres sopesan las consideraciones materiales especialmente en sus
decisiones de votación, si una dificultad central que el tráfico de votos plantea para
la democracia es que implica respuestas distintas de los votantes pobres y ricos,
entonces las apelaciones públicas al interés propio material también plantean
dificultades para la democracia y tal vez deberían prohibirse.

Lo que hace que el tráfico de votos sea tóxico para los pobres no es que
puedan estar especialmente influenciados por las apelaciones al interés
propio, sino que se les soborna para que no presionen sus intereses
materiales sobre sus representantes que dan forma a las políticas públicas,
mientras que los votantes ricos evitan ser sobornados. Este efecto perjudicial
del tráfico de votos en los votantes pobres es una consecuencia de que los partidos
tienen presupuestos limitados y encuentran que los pobres son los más receptivos.

Estas consideraciones nos llevan a la cuestión de la igualdad. Cuando se induce a


una parte de la ciudadanía a tomar decisiones expresivas en las elecciones y a
las demás se les desalienta a hacerlo, se ha violado esta igualdad básica. Otro
argumento concebible a favor de permitir que la gente venda sus votos es que hacer
es simplemente permitirles mitigar el riesgo.

Los votantes pobres y reacios al riesgo estarían comunicando menos sobre sus
preferencias de política y participarían menos en hacer que los funcionarios rindan
cuentas.

El votante que no se enfrenta a ninguna condicionalidad tiene mayor autonomía que


el votante que se enfrenta a posibles sanciones si deserta. El votante cuyo distrito
ha sido abastecido con bienes públicos locales puede votar en contra de los titulares
sin daño personal.

El votante no sufrirá ninguna consecuencia directa en caso de desertar. Y vota


libre de coacción o amenazas de sanciones. Debido a que son relativamente
conservadores de la autonomía, encontramos que la política de barril de cerdo y
los beneficios no condicionales para los individuos son menos perjudiciales para la
democracia que el clientelismo.

Clientelismo

Compra de la organización

Los votantes que reciben pagos son con frecuencia partidarios leales que no
venden su voto o su participación electoral, sino su participación en las redes
de sus corredores. Debido a que los leales al partido son más baratos de
organizar, las personas que se vuelven activas en las redes son
principalmente simpatizantes del partido. Además, no sufren ninguna inutilidad
expresiva por votar por un partido cuyo programa o identidad desdeñan.

Compra de participación pura

Una máquina que solo paga a la gente para que acuda, pero no para que
cambie su voto, apuntará a sus propios partidarios leales que corren el riesgo
de abstenerse. Nos parece una versión relativamente inofensiva del
clientelismo.

La compra de participación también impulsa la participación. Una fuerte evidencia


de que el clientelismo aumenta la participación es que, históricamente, las reformas
anti ribery y anti máquinas tuvieron el efecto de reducir la participación.
Hay 3 características negativas de la compra por participación pura: 1. puede
filtrarse fácilmente a la compra de votos. Un partido que legítimamente solo
quiere "sacar el voto" sin influir en la elección del voto podría interpretarse
como presionar a los votantes para que devuelvan el favor de un regalo de
campaña. 2. Si se considera el caso del leal que elige abstenerse porque no
está contento con su partido pero no puede soportar la idea de votar por su
oponente. El leal está eligiendo emitir un voto en contra de su partido y está
ayudando a sus oponentes. En este caso, atraer a los leales a las urnas con un
halago es, en cierto sentido, cambiar su voto. En este caso, incluso la compra de
participación pura inflige una pérdida de autonomía en el votante. Y debilita la
función de rendición de cuentas de las elecciones. 3. Potencialmente sesga el
resultado de las elecciones. El resultado de la elección estará sesgado por los
recursos que los partidos tienen disponibles para gastar, que pueden estar
distribuidos de manera desigual entre los partidos u otros.

Participación fusionada / Compra de votos

El partido A da un regalo a una persona, y como resultado, esta va a votar al


partido A. Sin el soborno del partido A, esta persona no hubiera votado, y si
hubiera votado, hubiera emitido su voto para el partido B.

Es una desviación más brusca de las normas democráticas que la compra por
participación pura. Lleva al socavamiento de la autonomía y de la igualdad,
reducción de la responsabilidad y un sesgo de los resultados electorales.

Compra de votos

Los partidos intentan comprar los votos de una variedad de ciudadanos:


votantes indecisos cuya indiferencia se supera con una bolsa de comida o
colchón, oponentes suaves y leales descontentos. El pago cambia el voto. La
compra de votos es distinta de la compra de participación y organización,
donde los votos no pueden cambiarse. Por esta razón, la compra de votos es
una usurpación más clara y notoria de la autonomía de los votantes.

Es la amenaza de una sanción - el retiro de una recompensa, o algo peor - si uno


falla en el voto.

Se socava la rendición de cuentas democrática. Los titulares que compran los


votos de personas que de otro modo votarían en su contra, porque no están
contentos con el desempeño del titular, escapan al mecanismo de rendición
de cuentas.

Compra de abstención

Si el Partido A le paga a una persona para que vaya a votar, es probable que
sea partidaria del Partido A. Si el Partido A le paga a una persona para que se
quede en casa, ella es partidaria del Partido B. Mientras que la compra de
participación puede significar que un partido pague a sus propios partidarios
para superar los costos de la votación, y la compra de votos puede significar
pagarle a un partidario del partido para que no deserta, la compra de
abstención siempre significa inducir a alguien a no votar por su partido
preferido. Existe una usurpación de la autonomía de los votantes.

Argumentos a favor de la distribución no programática

Participación

Un argumento a favor de los mercados de votos es que puede impulsar la


participación política ya que estimula la participación entre los sectores que tienen
más probabilidades de abstenerse. Pero también hay daños como la degradación
de la participación cuando se compra.

Otras 2 consecuencias de un mercado de votos: redistribución y eficiencia.

Redistribución

Los buscadores de cargos compran los votos de los pobres. Si los


reformadores eliminaran el mercado de votos, continúa el argumento, la
política se volvería menos redistributiva.

Eficiencia

Suponga que algunos votantes se preocupan intensamente por un resultado que a


otros votantes les importa poco. Si quienes se preocupan intensamente pueden
comprar los votos de quienes se preocupan poco, entonces permitir un mercado de
votos produce decisiones que son Pareto-superiores a, por ejemplo, la regla de
mayoría simple sin compra de votos.

Cualquier evaluación de los efectos de mejora de la eficiencia que podrían


lograrse al permitir que la gente venda sus votos también debe tener en
cuenta las posibles externalidades negativas. Las elecciones tienen beneficios
públicos, como revelar los sentimientos del electorado sobre asuntos de importancia
colectiva (mandatos) y responsabilizar a los titulares de sus acciones. También, en
teoría, permite que las personas vendan sus votos socava el mandato y la rendición
de cuentas.

Conclusiones

La distribución política de bienes materiales valiosos es el núcleo de gran


parte de la política democrática.
La distribución política puede ser legítima y justa. Es legítimo y justo cuando
la razón pública y la deliberación establecen las reglas sobre quién obtiene
qué y cuándo estas reglas públicas se respetan en la práctica. Cuando las
reglas son ocultas o intrascendentes, como en lo que llamamos política no
programática, nunca se puede asegurar la justicia de la distribución.

El estudio gira en torno a una distinción clave entre diferentes tipos de distribución
no programática. Esta distinción es entre distribución en que votantes deben rendir
cuentas de sus elecciones y distribución de voto en que las partes no hacen ningún
esfuerzo por hacer cumplir.

Esta diferencia de estrategias está íntimamente ligada a una diferencia en la


estructura organizativa. Los partidos que intentan condicionar los beneficios a
las elecciones electorales, los que practican el clientelismo, despliegan un
gran número de intermediarios para cumplir con los requisitos de información,
distribución y aplicación para hacer que los vendedores de votos rindan
cuentas. Como reflejo del vínculo íntimo entre la elección estratégica y la estructura
organizativa del partido, hemos utilizado los términos "clientelismo" y "política de
máquinas".

Los intermediarios resuelven algunos problemas para los líderes del partido, pero
provocan otros nuevos.

La lógica práctica del dominio clientelista -


Javier Auyero, Claudio Benzecry
Se entiende clientelismo como el intercambio individualizado de bienes y
servicios a cambio de apoyo político.
Según Kitschelt y Wilkinson, el clientelismo sigue operando no solo en las
nuevas democracias de América Latina, en la Europa postcomunista, en el sur
y sureste de Asia y en algunas partes de África, sino también en muchas
democracias bien establecidas, como Italia, Austria y Japón.

Stokes, Helme y Levitsky sostienen que el clientelismo es nocivo para los


regímenes democráticos formales y que socava la representación política al
blindar a las autoridades en turno. Se dice que el clientelismo limita el
ejercicio de los derechos ciudadanos, coarta la capacidad de los votantes para
hacer que los políticos rindan cuentas, impide el desarrollo de las
instituciones democráticas, debilita la secrecía del voto y politiza a las
burocracias estatales.
Otros señalan que, aún cuando el clientelismo puede sin duda socavar los
procesos democráticos, también puede “acompañarlos y/o complementarlos
al proveer a los clientes de protección limitada, progreso y representación
política”.

Durante las campañas electorales, y por medio de agentes mediadores, los


patrones distribuyen bienes y servicios a los habitantes de comunidades
generalmente pobres, quienes a cambio les dan apoyo y votos. En este
proceso de intercambio, los ciudadanos se vuelven “clientes políticos”.
Cuando los agentes mediadores no proveen lo necesario, los clientes
abandonan la relación, ya sea porque el balance de la reciprocidad se ha roto
o porque resulta más racional seguir otros medios para satisfacer sus
intereses.

De la vida cotidiana a los tiempos electorales


La perspectiva antropológica sobre el clientelismo se centraba en un “tipo particular
de relación interpersonal”, con énfasis en la inequidad y la reciprocidad. Es el
análisis de cómo personas con autoridad desigual, pero unidas por vínculos de
intereses y amistad, manipulan sus relaciones con el fin de conseguir sus
propósitos.
La perspectiva politológica se centra en un “rasgo de gobierno” o en una
característica de un partido político. Es el estudio de cómo los dirigentes de los
partidos políticos tratan de utilizar a las instituciones y los recursos públicos para
procurar sus propios intereses y cómo se intercambian favores de varios tipos por
votos. (Weingrod).

La mayoría de los estudios suelen ignorar un aspecto del clientelismo que la


investigación antropológica sobre este tema solía destacar: su imbricación en
la vida cotidiana. En el momento en el que la atención se centró en los
tiempos electorales, el carácter rutinario y personal de esta “amistad
desnivelada” se perdió de vista. Se ignora el papel fundamental que desempeñan
los círculos internos de seguidores de los mediadores.
Dado el énfasis que se coloca, ya sea sobre las normas de reciprocidad, como por
qué los clientes se comportan como lo hacen, la mayoría de los estudios ven las
elecciones voluntarias de los clientes individuales como el resorte principal de sus
acciones, con lo que descuidan los aspectos prácticos e inclinaciones personales
que maneja la política clientelar.

El punto principal es que la política clientelar tiene lugar en la rutina de la vida


cotidiana (no solo durante las campañas y elecciones) y que el
comportamiento de los clientes más leales debe comprenderse como
resultado de un conjunto de disposiciones cognitivas y afectivas, un habitus
clientelar que se crea con las repetidas interacciones que tiene lugar dentro de
los círculos internos de los seguidores de los agentes mediadores.
La interacción regular y rutinaria con los mediadores y los patrones produce una
comprensión de la política como forma de resolver los problemas cotidianos
privados y públicos que es sumamente personalizada. En este mundo, la política
es una práctica “provechosa” o “útil”. Es un medio para llegar a los recursos
estatales por mediación del agente, por lo tanto los mediadores políticos son
vistos no como organizadores de la voluntad colectiva ni como actores
corruptos, sino como quienes son más o menos eficaces para resolver
problemas.

Métodos y sitios
Javier Auyero lleva a cabo un análisis en un asentamiento de ocupantes ilegales y
dos barrios de trabajadores pobres, localizados en el área metropolitana que rodea
la ciudad de Buenos Aires. Allí la política clientelar tiene una presencia muy fuerte.
Al análisis le atañe el estudio de los patrones, agentes mediadores y clientes del
partido más grande del país, el Partido Justicialista.

Redes de dominación y resolución de problemas


En la operación cotidiana del clientelismo, lo que más importa no son los toma y
daca inmediatos que tienen lugar antes y durante las elecciones, sino la
reciprocidad difusa y de largo plazo, basada en la intervención de los mediadores -y
a través de ellos, de los patrones- en la vida cotidiana de la gente pobre durante los
tiempos “normales”, no electorales, por ejemplo.

Los mediadores hacen todo tipo de cosas y lo hacen a lo largo del año, no
solo durante las campañas. Los mediadores proporcionan bienes y servicios
públicos (alumbrado, camiones para la recolección de basura, etc.) para sus
barrios; operan comedores comunitarios, centros de salud y deportivos. En
palabras de Zarazaga, son “multitareas” y “ayudan a gobernar un municipio y
a proveer servicios de manera cotidiana, no solo durante las elecciones”. Los
residentes, por su parte, cuentan con ellos para resolver los problemas que
cotidianamente aquejan a los pobres.

El círculo interno

Para poder actuar como multitareas, los mediadores requieren del apoyo de
un “círculo interno” de seguidores. Este núcleo duro son los “satélites
personales” del mediador, utilizando la expresión de Sahlin. Los mediadores
están ligados a los miembros de su círculo interno con fuertes lazos de larga
amistad y/o parentesco ficticio. El círculo interno ayuda al mediador a resolver
los problemas cotidianos de los clientes: operan comedores comunitarios,
administran programas de bienestar social gubernamentales, distribuyen la
información que obtienen los mediadores; También pueden actuar como
operadores regulares para los patrones y mediadores.
Cuando surgen problemas o se necesita un favor especial (un paquete de
alimentos, algunos medicamentos, una licencia de conducir, el camión de
agua, sacar a un amigo de la cárcel, etcétera), ellos buscan al mediador o a los
miembros de su círculo interno, pero no desarrollan relaciones de amistad o
parentesco ficticio, no mantienen una relación cotidiana, cercana e íntima con
éste. En otras palabras, los vínculos del mediador con su círculo interno son densos
e intensos; los lazos del mediador con el círculo externo son escasos y se activan
intermitentemente.

Dada su posición monopólica en el mercado de capitales, cualquier institución


bancaria o crediticia puede imponer sus propios términos, en sus propios intereses,
para otorgar un crédito, ejerciendo de esta forma una “influencia de dominación”
sobre el mercado de capitales.

Bajo este tipo de dominación, el dominador no ordena directamente la acción de un


grupo dominado; para conseguir sus intereses, el dominador (en este caso, el
monopolio de banqueros) tiene la capacidad para reducir o ampliar las posibilidades
abiertas al dominado.

Los mediadores tienen una posición similar a una institución bancaria grande.
Ellos buscan impulsar su propia carrera política, por lo que tratan de acumular
tanto poder político como pueden y mejorar sus posiciones en el campo
político local (con la esperanza de llegar a ser algún día el patrón). Con el fin
de lograrlo, recaudan recursos (estatales) y acopian información vital para
resolver problemas: se convierten en “solucionadores de problemas”. No
ordenan directamente las acciones de la gente pobre que necesita resolver
cuestiones apremiantes para sobrevivir (lo que Weber llamaría “dominación por
medio de la autoridad, poder para ordenar y obligación de obedecer”). Si los
mediadores no cumplen con lo que han ofrecido, los clientes abandonan la relación.

El clientelismo como un mundo de prácticas

Cuando expandimos el alcance de las acciones de los clientes más allá de los actos
de votar y de asistir a mítines de campaña, y disolvemos la rígida barrera entre
mediadores y clientes, empezamos a ver que, en el círculo interno, el
clientelismo es algo más que una acción única, focalizada y discreta. Más
bien, tiene las características de una práctica. El trabajo diario, práctico, de la
red inscribe las relaciones de dominación en los corazones y las mentes de
los seguidores más cercanos de los mediadores, en forma de disposiciones.
Los esquemas afectivos caracterizan las disposiciones de los miembros del círculo
interno. Los mediadores son vistos como “amigos sacrificados” que siempre
están dispuestos a ayudar. Sus acciones se juzgan “desinteresadas”.

La acción política es vivida como la “solución personalizada [y cotidiana] de


problemas”
Los clientes hacen lo que hacen porque está en su interés racional actuar así.
Siguiendo las órdenes de los mediadores y los patrones, ellos obtienen los
bienes y servicios que necesitan. Con el temor de que los mediadores puedan en
verdad vigilar su comportamiento (electoral), los clientes calculan los costos y
beneficios y actúan de acuerdo con ello. El otro campo afirma que los clientes
se comportan como lo hacen porque sienten una obligación hacia los
mediadores y patrones que les han ayudado. Según esta explicación, los clientes
no se basan tanto en el cálculo, sino en una norma de reciprocidad. Desde estas
dos perspectivas, la lealtad de los clientes hacia los mediadores y patrones
depende de la provisión de bienes y servicios. Cuando un mediador o patrón no
provee, los clientes del círculo interno se mudan con otro mediador y otro patrón
(más exitosos). Desechan su relación con el mediador, pero se mantienen en el
clientelismo como una forma de resolver los problemas cotidianos.

La conformidad con el dominio clientelar por los miembros del círculo interno gana
especial importancia teórica y empírica. El carácter dóxico del clientelismo no es
resultado de que sea “el único juego a la vista”, sino que es producto de ideas
compartidas que se aprenden en y a través de las interacciones cotidianas entre
clientes y mediadores. Sin embargo, pese a las rupturas en las relaciones diádicas,
los clientes del círculo interior suelen permanecer “leales” al clientelismo como
forma para resolver problemas a través de la mediación política personalizada

Dichas disposiciones hacen que los clientes del círculo interior: a) perciban y
evalúen la política en función de su capacidad para resolver los problemas
cotidianos por vía de la mediación personalizada; b) crean que la acción
política es una actividad que se realiza para apoyar a este o aquel mediador y,
c) consideren al mediador como amigo protector que, retomando la célebre
frase de Merton es “tan solo uno más de nosotros, que entiende cómo está
todo esto”. La autoridad que determinados patrones y mediadores ejercen
sobre sus círculos internos proviene de los recursos que proveen; en cambio,
la autoridad del clientelismo como una institución informal se sostiene por las
disposiciones que induce en quienes participan en los círculos internos de los
mediadores.

Conclusiones

El mundo material y simbólico del clientelismo no se compone de la suma de


una serie de intercambios de uno a uno, de interacciones del tipo toma y daca
que puedan ser extraídos (como “juegos” o modelos normativos) del curso de
la vida diaria. Más bien, está formado por un complejo difuso de prácticas
materiales y discursivas que se reproducen continuamente en y a través de la
operación cotidiana de la maquinaria política. En el mundo cotidiano del
clientelismo, importa menos quién es el mediador, el patrón o qué es
exactamente lo que se está intercambiando, que la forma en la que los clientes
están dispuestos a la acción vía el establecimiento de relaciones de largo
plazo con sus mediadores.

La relación que los círculos internos mantienen con sus mediadores no es una
relación entre un sujeto político y un objeto externo. Es un vínculo de
“posesión” mutua (Bourdieu, 2000) entre habitus (como estructuras
estructuradas de acción, percepción y apreciación) y el mundo político que los
determina de forma cotidiana. Disposiciones cognitivas y afectivas que se
crean dentro de mundos políticos específicos brindan un terreno empírico
inexplorado (y, sospechamos, muy fecundo) para los etnógrafos políticos.

Apuntes clase:

Es una forma de política distributiva no pragmática.

En el caso de Uruguay, no hay muchos estudios del clientelismo porque puede que
no haya mucho del fenómeno.
caso extremo de clientelismo en misiones argentina. el 25% de las vacunas que se
habían recibido no se estaban aplicando, se estaban acumulando. En misiones
hubo elecciones entonces se hacía una gran campaña de vacunación antes de las
elecciones para conseguir votos.

para saber si es clientelar o no

El clientelismo es una forma de una política programática no clientelar. La


distribución es con criterio. criterios universales. Los que cumplen con los requisitos
reciben el beneficio

No toda la política clientelar es social.

Política distributiva programática o no: para diferenciar si las reglas de distribución


son públicas y si se aplican es política programática.

Los beneficios recibidos dependen del apoyo político del individuo, si la respuesta
es sí, es política clientelar, le doy apoyo al gobierno es un intercambio individual
conmigo. Si el beneficio que reciba no depende de lo que yo haga eso es sesgo
partidario, no clientelismo.

si el beneficio depende de la conducta individual de los individuos, es clientelismo


Rodrigo Zarazaga

- Estado Golem: la peor combinación de la presencia y ausencia del estado.


En este contexto se reproducen las actitudes clientelares.
- Mediación entre el Estado y la pobreza
- ¿Quiénes son los punteros? Tres mitos: peronismo/verticalidad/ausencia del
Estado. Son agentes partidarios barriales y que hacen de intermediarios entre
sus jefes (los políticos que buscan apoyo electoral) y la gente pobre. En
muchos casos son intermediarios y a la vez vecinos porque muchas veces el
puntero es alguien que vive en el mismo barrio. La mayor parte de los
punteros en Argentina pertenece al partido peronista. La gente que trata con
los punteros se deja manipular y dan más de lo que reciben, pero no tienen
una imagen negativa de ellos y hasta a veces exageran sus virtudes,
ignorando las deficiencias. Los 3 mitos: 1. No están asociados solamente al
peronismo. 2. En general son jefes políticos que negociar recursos y
distribuyen, pero no tienen asegurada su gobernación, la posición del puntero
con sus jefes y de los punteros con la población es de negociación, nunca de
imposición. 3. Hay una combinación de ausencia de estado (falta de
cobertura de salud, educación) y presencia, pero generalmente sólo para
reprimir y aliado con el crimen.
- ¿Qué hacen los punteros? Gobernar el territorio/marcar territorio/sumar
votos. Es el mediador entre el estado y los pobres. El clientelismo no es
simplemente una relación que se reproduce en torno a las elecciones, sino
que los punteros hacen muchos más. Son una herramienta fundamental para
gobernar el municipio, son una extensión del brazo de la intendencia y
prestan servicios todos los días, tramita soluciones para los problemas del
barrio. Son como ejércitos de propaganda donde todo lo que le llega a la
gente viene con el sello de la persona a la que tiene que votar para que le
siga dando los beneficios.

-La verticalidad: los barones del conurbano. Jefes supremos que son los
intendentes, en realidad son pocos los que tienen gran hegemonía. En realidad son
jefes políticos que negocian recursos y distribuyen
-la ausencia el Estado, hay una combinación perversa de una falta de participación
del estado, pero si el estado está en el crimen.
¿Qué hacen los punteros en este contexto?

El clientelismo no era simplemente una relación que se reduce en torno a las


elecciones, los punteros son los que reparten recursos estatales para la compra de
votos. Los punteros son una herramienta fundamental para ayudar a gobernar al
municipio
Prestan servicios a las personas todos los días
marcan territorio, todo lo que llega a la gente llega con etiqueta para asegurar a
quienes tienen que votar, especialmente durante campaña aunque lo hacen todo el
tiempo. A su vez reparten boletas
suman votos: reparten boletas, llevan gente a votar en las elecciones, se reparten a
veces incentivos extras, empleos ,

Los intereses del puntero y de los clientes están en línea. A su vez son fiscales en
las elecciones, se roban las boletas entre los partidos.

si cambio mi voto por la compra de un voto

en términos de representación muchas veces distorsiona muchas veces la personas


votan a su propia voluntad a las personas que se ven obligadas a vender su voto. La
democracia funciona como cuando nadie es tan rico para comprar la voluntad de
otros y nadie tan pobre como para venderse. Genera una desigualdad política.

hay distintos tipos de clientelismo

Entre los votantes que reciben pagos , hay personas que realmente quieren votar a
las personas. Se les paga para que las personas participen más activamente. No
hay distorsión política

-Pagar a la gente para que vote: a quienes se les va a pagar, stokes dice que se le
paga a las personas que ya pensaban votar a ese candidato, entonces facilitan el
transporte, o brindan servicios para facilitar la ida a votar. Eso no es negativo para la
democracia. Sin embargo, no hay garantía sobre saber que realmente les pagan en
contra de su voluntad para que paguen.
para saber las distintas formas en las que se paga el voto

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