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TRABAJO FIN DE MÁSTER


Factores de Riesgo para la Violencia en Trastornos de la
Personalidad: una Revisión Sistemática

Risk Factors for Violence in Personality Disorders: A Systematic Review

Máster en Psicología General Sanitaria


Facultad de Medicina

Autora: Ana Belén González Eiris Pérez DNI: 47560023-W


Tutores: Dolores Fernández Pérez DNI: 47082794-T
Jorge Javier Ricarte Trives DNI: 33478262-Z

Firma del alumno/a:


2

Índice

Resumen ................................................................................................................................... 3
Abstract .................................................................................................................................... 4
Introducción ............................................................................................................................. 5
Trastornos mentales y violencia ........................................................................................... 5
Factores de riesgo ............................................................................................................. 6
Trastornos de la personalidad como factor de riesgo ........................................................... 7
Factores de riesgo en trastornos de la personalidad ....................................................... 8
Método ..................................................................................................................................... 9
Tipo de diseño....................................................................................................................... 9
Estrategia de búsqueda ......................................................................................................... 9
Criterios de Inclusión y Exclusión...................................................................................... 10
Criterios de Inclusión: .................................................................................................... 10
Criterios de exclusión: .................................................................................................... 10
Proceso de selección de los artículos .................................................................................. 11
Resultados .............................................................................................................................. 13
Características generales de los estudios ............................................................................ 13
Tipos de factores de riesgo ................................................................................................. 14
Factores de riesgo psicológicos/comportamentales ....................................................... 14
Factores biológicos ......................................................................................................... 16
El género como factor de riesgo ......................................................................................... 17
Diferencias en el estudio de los factores de riesgo en función del tipo de población ........ 18
Población comunitaria .................................................................................................... 18
Población forense ........................................................................................................... 18
Población clínica ............................................................................................................ 18
Discusión ............................................................................................................................ 19
Limitaciones y futuras líneas de investigación ................................................................... 21
Bibliografía ......................................................................................................................... 22
Anexo 1 .................................................................................................................................. 28
3

Resumen

Introducción: la evidencia disponible hasta la fecha que relaciona la violencia con los
trastornos mentales es robusta y amplia. Concretamente, los trastornos de la personalidad
aparecen ligados a la violencia en diferentes tipos de poblaciones, incluida la penitenciaria,
por lo que es importante detectar los factores de riesgo que conducen a la violencia. Por ello,
el presente estudio tiene como objetivo reunir la evidencia disponible para identificar los
factores de riesgo que llevan a un comportamiento violento en los trastornos de la
personalidad. Método: la revisión sistemática se realizó mediante una búsqueda exhaustiva
de artículos en 3 bases de datos (PsycInfo, Pubmed y Web of Science), seleccionando
finalmente tras el cribado un total de 19 artículos. Resultados: diferentes variables
psicológicas/comportamentales, como la comorbilidad diagnóstica y rasgos de la
personalidad, y variables biológicas median la relación entre trastorno de la personalidad y
violencia. El género también juega un papel importante en esta relación en trastornos
específicos. El tipo de factores de riesgo tenidos en cuenta en cada investigación está
relacionado con el tipo de población al que pertenece la muestra. Conclusión: aunque la
presente revisión tiene ciertas limitaciones se concluye que el estudio de factores de riesgo es
importante para diseñar programas de prevención de la violencia. Además, las investigaciones
futuras deberán ser más específicas en la investigación de estos factores.

Palabras clave: factores de riesgo, trastorno de la personalidad, violencia, agresividad.


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Abstract

Background: there is plenty of evidence that links mental disorders with violent behaviour.
More specifically, personality disorders appear related to violence in some population groups
-including prison population- so it is therefore important to detect the risk factors that lead to
violence. For this reason, this study aims to gather the available evidence to identify risk
factors that are associated with violent behaviours in personality disorders. Method: the
systematic review was made through an exhaustive search in 3 databases (PsycInfo, Pubmed,
Web of Science). After the screening, nineteen articles were selected. Results: Different
psychological/behavioural variables -like diagnostic comorbidity and personality traits- and
biological variables mediate between the connection of personality disorders and violence.
Gender also plays a major role in some specific disorders. The type of risk factors that are
taken into account in each research depended on the type of population to which the sample
belongs. Conclusion: Although the present study has some limitations, we've come to the
conclusion that the study of risk factors is important to design violence prevention
programmes. Furthermore, future research will have to be more specific when investigating
these factors.

Keywords: risk factors, personality disorders, violence, aggression.


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Introducción

Actualmente, son muchas las noticias en las que aparecen ligados los conceptos de
trastorno mental y violencia. Esta creencia se halla ampliamente extendida en la sociedad y,
en determinadas ocasiones, es la justificación de algunos actos violentos con repercusión
mediática.

El riesgo de violencia es algo que ha preocupado a la sociedad y a las familias de


aquellos que cometen un delito o de aquellas personas con un trastorno mental diagnosticado.
La evaluación de dicho riesgo es muy importante al igual que conocer los factores que lo
aumentan tanto a nivel social como a nivel personal para las personas con trastorno mental, ya
que la relación entre violencia y diagnóstico puede aumentar el estigma y la discriminación.

No fue hasta finales de los años 80 cuando se perfeccionó el modo de evaluar este
riesgo y se pudieron identificar factores relacionados con la historia personal, la personalidad
o el contexto (Folino & Escobar Córdoba, 2004).

Trastornos mentales y violencia

La relación entre trastornos mentales y violencia siempre ha sido controvertida. Hasta


los años 80 se creía que padecer un trastorno mental no aumentaba el riesgo de violencia. Sin
embargo, los resultados de las investigaciones de los últimos años no dicen lo mismo ya que,
a partir de esa década, se empezaron a realizar estudios epidemiológicos y forenses de gran
escala (Arbach & Pueyo, 2007; Vicens, 2006)

Existen tres tipos de estudios que se han llevado a cabo para demostrar la relación
entre conducta violenta y enfermedad mental (Arbach & Pueyo, 2007): prevalencia de la
violencia en personas con un diagnóstico de trastorno mental, prevalencia de trastorno mental
en personas que han manifestado actos violentos o han tenido contacto con la justicia penal y
estudios epidemiológicos en la comunidad con el objetivo de estudiar la prevalencia conjunta
de trastorno mental y conducta violenta.

Los estudios de cohorte han mostrado una mayor probabilidad de violencia en


personas con trastorno mental (Arsenault et al., 1992; Brennan et al., 2000; Hodgins, 1992).
En estudios realizados con homicidas, la prevalencia de personas con enfermedad mental era
de entre el 5 y el 9% (Eronen et al., 1996; Fazel & Grann, 2004; Shaw et al., 2006). Algunas
revisiones sobre la prevalencia del trastorno mental en población penitenciaria hallaron que
era entre 2 y 3 veces superior que en la población general (Andersen, 2004; Fazel & Danesh,
6

2002; Fazel & Grann, 2002). Sin embargo, son algunos trastornos concretos los que aumentan
el riesgo de violencia en comparación con la población general (Folino & Escobar-Córdoba,
2004).

A pesar de las evidencias destacadas en el párrafo anterior, otros estudios ponen de


manifiesto que la relación entre trastorno mental y violencia está mediada por otros factores
como el consumo de sustancias o los rasgos antisociales de la personalidad, es decir, un
diagnóstico de trastorno mental por sí solo no aumenta las probabilidades de que se dé una
conducta violenta sino que deben darse otros factores al mismo tiempo (Fazel, Gulati, et al.,
2009; Fazel, Langström, et al., 2009; Van Dorn et al., 2012).

Además, en el tratamiento a nivel ambulatorio, la violencia en enfermos mentales


también está asociada con mayor número de recaídas, reingresos y resultados limitados
(Swanson et al., 2000). Por lo que, detectar los factores de riesgo también es importante para
un menor impacto económico en las instituciones relacionadas con la salud mental y para la
elaboración de programas de prevención de la violencia.

Factores de riesgo

En la literatura se han observado diferentes clasificaciones de los factores de riesgo


dependiendo de la investigación. Negredo et al. (2015) distinguen entre dos tipos de factores
de riesgo de violencia: estáticos y dinámicos. Los estáticos son aquellos que no son
susceptibles de cambio, por ejemplo la estructura de la personalidad, aunque haya una
intervención sobre éstos. Los factores dinámicos pueden cambiar con el paso del tiempo y con
el cambio de las circunstancias, además pueden ser modificados a partir de una intervención,
por ejemplo el consumo de sustancias. Sin embargo, otros autores agrupan estos factores en
cuatro clases diferentes: sociodemográficos, históricos, clínicos y contextuales (Scott &
Resnick, 2006).

En este sentido, Swanson (1994) llevó a cabo un estudio en el que se investigó la


relación entre el consumo de sustancias, el trastorno mental y la violencia y los resultados
mostraron que el abuso de sustancias es el predictor más fuerte de violencia. También se
hallaron otros factores de riesgo importantes como ser hombre, joven, tener antecedentes
penales, tener un nivel socioeconómico bajo y la presencia de un trastorno mental controlando
las variables anteriores (Swanson et al., 2000). En la misma línea, Hodgins (1992), en un
estudio de cohortes halló que los hombres con trastorno mental grave tenían un riesgo 2,5
7

veces mayor de cometer un delito y 4 veces más de cometer un delito violento que la población
masculina sin trastorno mental. Sin embargo, en aquellos hombres que abusaban de sustancias
el riesgo era 20 veces mayor que en la población sin trastorno mental. Además, dicho estudio
obtuvo como resultado que la morbilidad psiquiátrica era mayor en la población penitenciaria
que en la población general.

Uno de los estudios de referencia más importantes en el ámbito de la violencia y los


trastornos mentales, el MacArthur Violence Risk Assessment Study (Monahan et al., 2001),
halló entre sus resultados que el trastorno por abuso de sustancias comórbido con otro trastorno
mental doblaba el riesgo de violencia. Al igual que en estudios mencionados anteriormente,
esta robusta investigación también identificó la relación entre una serie de variables
específicas y el riesgo de violencia como ser hombre, episodios de violencia previos,
suspicacia, ira, maltrato infantil y pensamientos intrusivos relacionados con la violencia
(Monahan, 2002).

Trastornos de la personalidad como factor de riesgo

Los Trastornos de la Personalidad (TP) son frecuentes en población penitenciaria. En un


estudio con una muestra amplia, 10.797 hombres y 3.049 mujeres, la prevalencia de TP en los
primeros fue del 65% y del Trastorno Antisocial de la Personalidad (TAP) un 47%. En las
mujeres el TP tuvo una prevalencia del 42%, destacando el Trastorno Límite de la
Personalidad (TLP) con un 25% y el TAP con un 21% (Fazel & Danesh, 2002). También
existen estudios con población comunitaria que hallaron una relación entre la violencia y los
TP, por ejemplo, Jonhson et al. (2010) llevó a cabo un seguimiento durante 10 años de jóvenes
hasta la edad adulta y la tasa de violencia entre aquellos que tenían un TP fue del 14,4%.

El TAP se ha visto ligado a la violencia en múltiples contextos. Por ello, es importante


valorar este diagnóstico a la hora de evaluar el riesgo de violencia ya que la presencia de rasgos
antisociales de la personalidad aumenta el riesgo de comportarse de forma violenta (Negredo
et al., 2015). De hecho, Fazel & Danesh (2002) hallaron que las personas que se encontraban
en instituciones penitenciarias tenían 10 veces más probabilidades de tener un TAP. Los
resultados del MacArthur Violence Risk Assessment Study (Monahan et al., 2001) muestran
que los predictores más fuertes de violencia en la comunidad fueron la psicopatía, un
diagnóstico de trastorno antisocial de la personalidad, el abuso de sustancias y puntuaciones
elevadas en ira.
8

Por otra parte, no todos los TP están relacionados de igual manera con la violencia.
Los del clúster A, por lo general, son menos violentos que los del clúster B aunque, debido a
la suspicacia y al aislamiento social que los caracteriza suelen estar relacionados con el tipo
de violencia más grave. Las personas del grupo B son los más ligados a la violencia y al abuso
de sustancias lo cual está considerado un precipitante de conductas violentas. Por último, el
clúster C es el menos relacionado con la violencia, aunque debido a sus características están
más relacionados con la violencia hacia la pareja y las agresiones sexuales (Esbec &
Echeburúa, 2010).

En este aspecto, es importante hacer una diferenciación entre el concepto de


psicopatía y TAP debido a que, aunque ambos términos comparten algunas características
sobre todo conductuales, hacen referencia a conceptos diferentes (Likken, 1995; Millon et al.,
2006). Una de las principales diferencias entre el TAP y la psicopatía es que, el primero causa
sufrimiento a la persona al ser un trastorno mental pero el segundo no conlleva sufrimiento ni
por su forma de ser ni por su manera de actuar además de caracterizarse por la falta de empatía
(Moreno-Manso et al., 2019).

Factores de riesgo en trastornos de la personalidad

Johnson et al. (2000) encontraron que la presencia de determinadas variables durante


la adolescencia se relacionó con violencia durante la adultez, entre los síntomas se encontraban
ideación paranoide y narcisismo. Independientemente del diagnóstico de TP, existen
determinados rasgos asociados con la violencia como son la impulsividad, la regulación
afectiva deficiente, el narcisismo y la ideación paranoide (Nestor, 2002).

Como se ha podido observar en los párrafos anteriores, el abuso de sustancias


constituye un factor de riesgo para la violencia en los trastornos mentales. También la ira es
el factor común existente entre un diagnóstico de TP y la violencia y la comorbilidad con
trastornos mentales graves aumenta su riesgo (Jara-Peñacoba, 2013).

En cuanto a los TP concretos, en el TAP un bajo nivel socioeconómico, baja cohesión


familiar, fracaso escolar y bajo nivel intelectual son factores de riesgo para la conducta
violenta. En el TLP, además de ser un factor de riesgo para la violencia algunos rasgos
concretos como la impulsividad o la baja capacidad de regulación emocional, también lo es el
trastorno por déficit de atención comórbido. Para el trastorno narcisista de la personalidad, los
rasgos paranoides aumentan el riesgo de violencia (Jara-Peñacoba, 2013).
9

Aunque existe actualmente mucha investigación sobre los trastornos mentales y la


violencia son pocos los estudios que se centran en detectar los factores de riesgo que median
la relación entre un TP y conductas violentas o agresivas. Muchos de estos estudios se centran
en población penitenciaria por lo que habría que comparar con investigaciones que se centren
en población comunitaria para detectar las diferencias. Por otra parte, como se ha podido leer
en estas líneas, ser hombre es un factor de riesgo en los trastornos mentales y la violencia pero
no hay información sobre como media el género concretamente en los TP.

Por todo ello es importante realizar una investigación exhaustiva y tener en cuenta
todos los factores que puedan desencadenar en violencia para futuras intervenciones. La
presente revisión tiene como objetivo principal analizar los factores relacionados con un
mayor riesgo de violencia y agresividad en personas con TP. Para ello se tienen los siguientes
objetivos específicos:

• Diferenciar entre los diferentes tipos de factores de riesgo: biológicos,


psicológicos/comportamentales y ambientales.
• Investigar el papel que juega el género como factor de riesgo.
• Examinar posibles diferencias entre la influencia de los factores de riesgo en
los diferentes tipos de TP.
• Explorar si existen diferencias en el estudio de los factores de riesgo entre
población comunitaria, población clínica y población forense.

Método

Tipo de diseño

Para el presente estudio se ha llevado a cabo una revisión sistemática siguiendo el formato de
la declaración PRISMA (Moher et al., 2009).

Estrategia de búsqueda

La búsqueda de los artículos se llevó a cabo en tres bases de datos online de elevado
reconocimiento en el área de la psicología: PsycInfo, PubMed y Web Of Science. También se
consultaron las referencias de los artículos publicados sobre el tema, concretamente de
revisiones previas. Esta búsqueda se realizó mediante la combinación de las siguientes
palabras clave: “((Risk Factors OR Contributing Factors OR Predisposing Factors) AND
(Violent Crimes OR Violent OR Serious Crime OR Agressive Crime OR Violence) AND
10

(Personality Disorders))” y los operadores booleanos “AND” y “OR”. Esta búsqueda se aplicó
a los campos de título, resumen y palabras clave.

Se realizó una búsqueda exhaustiva entre el 12 de agosto y el 19 de agosto de 2021 y


se seleccionaron aquellas publicaciones relacionadas con los factores de riesgo en los
trastornos de la personalidad para la violencia y/o agresión. Se obtuvieron un total de 2997
artículos; 683 de PsycInfo, 522 de PubMed y 1792 de Web Of Science.

Criterios de Inclusión y Exclusión

Se revisaron los resultados de la búsqueda de cada base de datos con el objetivo de seleccionar
los artículos más adecuados, para ello se tuvieron en cuenta los siguientes criterios:

Criterios de Inclusión:

a. Artículos escritos en inglés y español.


b. Aquellos publicados entre los años 2000 y 2021. Se decidió abarcar hasta el año 2000
debido a la posible no digitalización de los artículos publicados antes de esa fecha evitando
de esta manera sesgar los resultados.
c. Las muestras debían de estar formadas por personas de ambos sexos mayores de 16 años
porque, según los criterios diagnósticos establecidos por el Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V) para el trastorno de la personalidad en
general, el inicio de éste se puede remontar a la adolescencia o al comienzo de la edad
adulta (APA, 2013).
d. Muestra compuesta por personas con un diagnóstico de trastorno de la personalidad.
e. Investigaciones cuyos participantes hubiesen sido condenados por algún delito o
investigaciones en las que se haya evaluado mediante un instrumento el nivel de agresión
explícita o potencial.

Criterios de exclusión:

a. Artículos enfocados en la violencia de género debido a que uno de los objetivos era
encontrar diferencias entre hombres y mujeres y estos artículos podrían estar sesgados.
b. Investigaciones realizadas para comprobar la validez de un determinado instrumento, la
eficacia de una intervención farmacológica y aquellas centradas en el suicidio.
c. Artículos de literatura gris como resúmenes extendidos, simposios, capítulos de libros,
informes técnicos, estudios de caso, editoriales, revisiones (aunque se consultaron sus
referencias bibliográficas), etc.
11

d. Aquellas investigaciones que se centraban en el comportamiento antisocial sin un


diagnóstico de trastorno de la personalidad.

Proceso de selección de los artículos

De las 2997 publicaciones obtenidas en las bases de datos se eliminaron 550


duplicadas. De los 2447 restantes, se hizo una selección en base al título obteniendo 379
artículos que cumplían con los criterios de elegibilidad y se descartaron aquellos que eran
libros completos. La siguiente selección se realizó en base al resumen y cumplieron con los
criterios un total de 72 artículos. Por último, cuando se llevó a cabo la lectura a texto completo
de los artículos se seleccionaron 22, de los cuales 10 eran revisiones de las que se revisó la
bibliografía y se obtuvieron 7 artículos más que cumplieron con los criterios. Por lo tanto, se
obtuvo un total de 19 artículos.

Además, se evaluó la calidad metodológica de los estudios seleccionados siguiendo


los criterios de evaluación del Joanna Briggs Institute Critical Appraisal Checklist (JBI) de la
Universidad Adelaida (Aromataris & Munn, 2020; Pearson et al., 2005) para los estudios
transversales. Para ello, se utilizaron las listas de verificación de evaluación de la calidad
correspondientes a estudios transversales que consta de 8 ítems respectivamente evaluados
como “Si”, “No”, “No claro” y “No aplicable”. A pesar de que es una herramienta de tipo
cualitativa para este trabajo y con el objetivo de determinar la calidad de los estudios y por
tanto la inclusión o no de los mismos se llevó a cabo una evaluación cuantitativa basada en
puntos de corte de manera que se incluyeron como estudios de calidad aquellos que
presentaban 6 o más “Si” (Bayes et al., 2018; Burks et al., 2021). Para evaluar la calidad de
los estudios longitudinales se utilizó la escala Newcastle-Ottawa Quality Assessment Form for
Cohort Studies (NOS) (Peterson et al., 2011). Dicha evaluación se realizó de forma
cuantitativa a través de 8 ítems agrupados en 3 categorías, se consideraron que cumplían los
criterios de calidad cuando tenían 6 asteriscos. 13 artículos cumplieron con los criterios de
calidad (Palomo-Osuna et al., 2021) y, por lo tanto, fueron seleccionados para la presente
revisión como se puede observar en la Figura 1.
12

Figura 1

Procedimiento de Selección de los Artículos

Registros identificados mediante Registros adicionales identificados


Identificación

Identificación

Identificación

Identificación

Identificación

Identificación

Identificación

Identificación

Identificación

Identificación

Identificación

Identificación

Identificación

Identificación
búsquedas en las bases de dato a través de otras fuentes
(n = 2997) (n = 7)

Registros duplicados eliminados


(n = 550)
Cribado

Cribado

Cribado

Cribado

Cribado

Cribado

Cribado

Cribado

Cribado

Cribado

Cribado

Cribado

Cribado

Cribado
Registros duplicados eliminados
(n = 550)
Registros examinados Artículos excluidos
(n = 2454) (n = 2384)
Registros duplicados eliminados
(n = 550)
Registros examinados Artículos a texto completo
Artículos excluidos
excluidos
(n = a2454) (n = 48): (n = 2384)
Artículos evaluados
texto completo paraduplicados
Registros su eliminados - Otros diagnósticos
elegibilidad (n = 550) - Violencia de Género
(n =Registros
67) examinados - Validez Artículos excluidos
instrumento,
Eligible

Eligible

Eligible

Eligible

Eligible

Eligible

Eligible

Eligible

Eligible

Eligible

Eligible

Eligible

Eligible

Eligible
(n = 2454) (n = 2384)
intervención farmacológica o
Registros duplicados eliminados suicidio
Artículos evaluados a(n = 550) - Literatura gris
Registros
texto completo para suexaminados - Artículos excluidos
Comportamiento antisocial sin
elegibilidad(n = 2454) trastorno (nde= 2384) personalidad
(nRegistros
= 67) duplicados eliminados
(n = 550)
Registros examinados Artículos excluidos
Artículos incluidos(nen la Artículos excluidos
Artículos evaluados= a2454) Artículos a texto(ncompleto
= 2384) excluidos
evaluación de la calidad (n = 6)
texto completo paraduplicados
su (n = 48):
(n Registros eliminados
Incluidos

= 19)
elegibilidad (n = 550) - Otros diagnósticos
(n =Registros
67) examinados Artículos excluidos
- Violenciaexcluidos
Artículos de Género
(n = 2454) (n = 2384)
Artículos incluidos en la - Validez
(n = 6) instrumento,
evaluaciónRegistros duplicados eliminados
de la calidad intervención farmacológica o
Artículos
Artículos evaluados
incluidos a(n = 550)
en la
(n = 19) suicidio
texto completo para examinados
Registros su Artículos
revisión - Literatura
Artículos gris excluidos
excluidos
elegibilidad
(n = 13) (n = 2454) (n = 2384)
- Comportamiento
(n = 6) antisocial sin
Resultados
(nRegistros
= 67)
Artículos incluidos enduplicados
la eliminados trastorno de personalidad
evaluación de la calidad (n = 550)
Registros examinados Artículos excluidos
(n = 19) Artículos excluidos
Artículos evaluados(n = a2454) (n = 2384)
texto completo paraduplicados
su (n = 6)
Registros eliminados Artículos a texto completo excluidos
elegibilidad (n = 550)
Artículos(n incluidos (n = 48):
67) en examinados
=Registros la
Artículos excluidos
evaluación de la calidad - Artículos excluidos
Otros diagnósticos
(n = 2454) (n = 2384)
(n = 19) (n = de
- Violencia 6) Género
13

Resultados

Características generales de los estudios

La tabla del Anexo 1 reúne todas las características de los 13 artículos que forman
parte de esta revisión. Estos artículos fueron publicados entre el año 2007 y el año 2018 aunque
la búsqueda se realizó a partir del año 2000. La extensión de la muestra fue de un total de
35992 personas. Sin embargo, el tamaño de la muestra en los artículos varió
considerablemente, desde N = 71 siendo la muestra más pequeña hasta N = 14753 siendo ésta
la muestra más grande.

Los artículos fueron clasificados en tres según el tipo de muestra. Por una parte
aquellos cuya muestra era comunitaria, es decir, formada por personas a las que se les
diagnosticó el TP durante el proceso de evaluación de los estudios y que no habían cumplido
condena en prisión por ningún delito [5], [1], [3], [4], [12], [6], [8], por
otra parte, aquellos artículos cuya muestra pertenecía a población forense
independientemente de si las personas estaban ingresadas en hospitales o en centros
penitenciarios y que tenían una condena por algún delito [9], [7], [10], [2], [13] y, por último,
aquellos estudios cuya muestra era de población clínica, es decir, personas que
tenían diagnosticado previamente un TP pero no habían cometido ningún delito [11] (número
de referencia de estudio véase en Anexo 1).

Uno de los criterios de inclusión de los artículos fue que la muestra incluyera personas
de ambos sexos. Sin embargo, el número de hombres y mujeres en los estudios es diferente en
aquellos artículos que lo especifican que son 10 de los 13 seleccionados. En 7 de estos 10
artículos el número de hombres en la muestra fue mayor que el número de mujeres [2], [3],
[4], [6], [9], [10], [11]. El artículo que tuvo mayor número de hombres en la muestra fue un
total de 897 hombres de 990 personas, es decir, un 90,7% de la muestra [9]. El artículo que
tuvo mayor número de mujeres en la muestra fue un total de 98 en una muestra de 150
personas, es decir, un 65% de la muestra [12].

En relación con los objetivos de los estudios, 3 de estos se centraron solo en el TLP
[1], [3], [11], 2 en el TAP [4], [6] y 3 se centraron tanto en TLP como en TAP [7], [12], [13].
Por lo que, el 61,5% de los artículos se enfocaron en un tipo de TP concreto. Por otra parte, 3
estudios se centraban en trastornos mentales en general aunque en sus resultados clasificaron
a los mismos por categorías [8], [9], [10].
14

Por último, la mayoría de los estudios seleccionados utilizaron medidas


estandarizadas de evaluación, tanto para el diagnóstico de trastornos mentales, por ejemplo
la Entrevista Clínica Estructurada para los Trastornos del Eje I (SCID-I) (First et al., 1996) [2],
[3], [7], para detectar el nivel de agresión como el Cuestionario de Agresión de Buss-Perry
(Buss & Perry, 1992) [3] y para identificar factores de riesgo concretos como el consumo
excesivo de alcohol evaluado con el Cuestionario de Severidad de Dependencia de Alcohol
(SADQ-C) (Stockwell et al., 1983) [1], [5], [8].

Tipos de factores de riesgo

De los 13 artículos, 8 se centraron en un factor de riesgo concreto [2], [3], [4], [7],
[8], [10], [11], [12]. Los artículos restantes no especificaban entre sus objetivos un factor de
riesgo que identificar, sino que se centraron en explorar características de la muestra y conocer
factores de riesgo asociados tras una elevada puntuación en los instrumentos estandarizados
que evaluaban la agresión. Por ejemplo, es el caso de Coid et al. (2015) estudio que tuvo como
objetivo identificar qué caracterizaba a aquellas personas que delinquían. Por otra parte, hubo
artículos que se centraron en la diferencia entre ambos géneros o en su papel mediador y que
se analizarán en el apartado correspondiente.

Factores de riesgo psicológicos/comportamentales

Entre las investigaciones realizadas, Walter et al. (2010) exploraron qué papel tenía
la comorbilidad entre un TP y un trastorno por uso de sustancias en la reincidencia de
delincuentes, estableciendo como hipótesis que el grupo que presentaba dicha comorbilidad
tendría tasas más elevadas de reincidencia violenta. Para ello dividieron a la muestra en 4
grupos, los que tenían diagnosticado un TP y un trastorno por uso de sustancias, aquellos con
un diagnóstico de TP, otro grupo formado por personas diagnosticadas con un trastorno por
uso de sustancias y otro grupo control con otros diagnósticos no relacionados con los
anteriores. Los resultados mostraron que el grupo formado por personas con un TP comórbido
con trastorno por uso de sustancias tuvieron mayor tasa global de reincidencia que el resto de
los grupos con un 69,3% de reincidencia, seguidos del grupo con un diagnóstico de trastorno
por uso de sustancias con un 44,6%. Sin embargo, Coid et al. (2017) no hallaron diferencias
significativas en el comportamiento violento cuando se daba un TP comórbido con otro tipo
de trastorno, aunque sí identificaron que la presencia de más de un diagnóstico de TP
aumentaba el riesgo de comportamiento violento. Además, descubrieron que encontrarse en
estado de embriaguez estaba asociado con más de un episodio de violencia, lesiones en la
15

víctima y perpetrar violencia en el TAP. Esto fue compartido por Howard et al. (2008) ya que
sus resultados pusieron de manifiesto que las personas con TAP y TLP comórbidos tenían más
probabilidades de ser condenados por delitos de tipo violento que el resto de la muestra.
Además, una elevada impulsividad aumentaba las posibilidades de cumplir condena penal por
violencia en el TLP. En esa misma línea, Sadeh y McNiel (2015) investigaron si el trastorno
de estrés postraumático comórbido con otros trastornos era un predictor significativo para
delinquir. Este diagnóstico comórbido con un TP no predecía de manera significativa la
delincuencia.

En cuanto a rasgos concretos de la personalidad, Kolla et al. (2016) identificaron que


niveles más elevados en el rasgo de ira u hostilidad, evaluado con el Inventario de la
Personalidad NEO-revisado (NEO PI-R) (Costa & McCrae, 1992), predecían la agresión
física. Por su parte, Coid et al. (2015) hallaron que una puntuación elevada en psicopatía estaba
relacionada con un riesgo mayor de cumplir condena por delitos violentos.

Además, los estudios de esta revisión demuestran que, otras características de la


personalidad como la regulación emocional influyen en la relación entre la violencia y algunos
TP concretos. Newhill et al. (2012) hallaron que dicho factor es un mediador significativo en
el TLP tras ajustar los rasgos antisociales, por lo que la desregulación emocional es un
mecanismo principal para la conducta violenta en estas personas. Además, cuando se controló
la variable regulación emocional, el TLP no predijo la conducta violenta. Los rasgos
antisociales también se asociaron con una mayor desregulación emocional y violencia futura.
Estos resultados fueron compartidos por Scott et al. (2014) que, controlando las características
sociodemográficas, los rasgos antisociales y la impulsividad, la desregulación emocional
predecía de manera significativa tanto la agresión psicológica como la física en los
diagnósticos de TLP y TAP. Estos resultados se ven apoyados por un análisis estadístico
realizado en el mismo estudio en el que la desregulación medió totalmente los efectos del TLP
en la agresión.

Por último, González et al. (2016) profundizaron en cómo se relacionaban


determinados síntomas con tipos de violencia concretos en el TLP y hallaron que la ira estaba
asociada con todos los tipos de violencia excepto con la violencia intrafamiliar, la
impulsividad se relacionó con violencia repetida, lesiones menores, violencia hacia la pareja
y violencia tanto dentro como fuera del hogar. También hubo relación entre el miedo al
abandono y la violencia hacia la pareja, personas conocidas y la violencia fuera del hogar.
16

Factores biológicos

Pérez-Rodríguez et al. (2010) evaluaron la posible relación entre el haplotipo de


riesgo del gen de la triptófano-hidroxilasa 2 (TPH2) y la agresión en personas con TLP y
hallaron que aquéllas que presentaban dicho haplotipo presentaban mayores niveles de
agresión y puntuaciones más elevadas en labilidad afectiva. También se investigó la relación
entre el haplotipo de riesgo, la agresión y la labilidad afectiva en un grupo control sano no
encontrándose diferencias significativas. Por otra parte, en el trabajo de Raine et al. (2010)
dividieron el TAP en dos subcomponentes: el componente agresivo, que abarcaba la
irritabilidad, agresividad, indiferencia hacia uno mismo y los demás, falta de conformidad con
las normas sociales y falta de remordimiento y el componente engaño que incluía la
irresponsabilidad, la impulsividad y el engaño. La presencia de un marcador de un mal
desarrollo límbico, el cavum septum pellucidum (CSP), se relacionó con el componente
agresivo. Estas personas también tenían más cargos y condenas penales que los controles. Las
relaciones anteriores fueron independientes de la exposición al trauma y traumatismos
craneoencefálicos. También se realizaron análisis estadísticos con variables de confusión que
incluían la dependencia de alcohol y abuso de sustancias, trastornos del espectro de la
esquizofrenia y trastornos del estado de ánimo comórbidos. Después de los análisis con estas
covariables, los efectos entre la presencia de CSP en las personas con TAP siguió siendo
significativa. Sin embargo, el número de cargos penales disminuyó. Por otra parte, en la misma
investigación se llevaron a cabo análisis estadísticos con covariables relacionadas con datos
sociodemográficos como la edad, el nivel educativo y la clase social pero el efecto de CSP en
el TAP siguió siendo significativo.

La edad también es un factor de riesgo, aunque, según los resultados obtenidos por
Thomson et al. (2019) y Coid et al. (2015) este factor debe darse junto a otros para que aumente
el riesgo de agresión y violencia. En la primera investigación mencionada, ser joven era un
factor de riesgo en el TAP para la agresión indirecta (psicológica). La edad a la que se cometió
el primer delito resultó relevante en el estudio de Coid et al. (2015), ya que ser un hombre
joven durante ese momento aumentaba el riesgo posterior de violencia en personas que tenían
un TP.
17

El género como factor de riesgo

De los 13 estudios que formaron parte de esta revisión, 6 incluyeron entre sus análisis
el género con el objetivo de explorar si ser hombre o mujer constituía un factor de riesgo [1],
[4], [5], [6], [8], [9].

Entre los resultados de dichas investigaciones se dan diferencias. Raine et al. (2010)
descubrieron que la relación entre la presencia de CSP y el aumento de la agresividad era
independiente del género, por lo que esta relación se daba tanto en hombres como en mujeres.
Coid et al. (2017) hallaron que el número de hombres que informaron violencia para cada
categoría de TP fue significativamente mayor que el número de mujeres menos para los TP
histriónicos, narcisistas y dependientes. Por otra parte, después de ajustar los datos, el TAP, el
TP paranoide y los clústeres A y B en general se relacionaron con la violencia en los hombres
y solo el TAP y el clúster B en las mujeres, teniendo las mujeres con TAP el doble de
posibilidades de manifestar un comportamiento violento que los hombres. Asimismo, los
trastornos de la personalidad comórbidos aumentaban el riesgo de violencia en ambos géneros.
Sin embargo, en los resultados de dicho estudio sí se observaron diferencias en el papel que
tenía el género como factor de riesgo según el TP. Tanto en hombres como en mujeres el TAP
se asoció con violencia. Además, el trastorno paranoide de la personalidad se asoció con
violencia en los hombres y los TP del grupo B en general se asociaron con violencia en
mujeres.

Los resultados de González et al. (2016) apoyaron los anteriores hallazgos ya que
obtuvieron que la relación entre un aumento en los rasgos límites de la personalidad y la
violencia era significativamente mayor en mujeres que en hombres aunque el tipo de violencia
ejercida difería en ambos géneros según los síntomas. Para los hombres, la ideación paranoide
estuvo relacionada con violencia en estado embriaguez, violencia repetida y violencia con
lesiones. En mujeres, tener relaciones inestables estuvo relacionado con la violencia hacia la
pareja. Por otra parte, Thomson et al. (2019) encontraron que ser hombre y ser joven predecía
la agresión física en aquellos que tenían diagnosticado un TAP y ser mujer, joven y la
presencia de TAP predijeron la agresión indirecta (psicológica) lo que contradice los
resultados expuestos anteriormente en el estudio de Coid et al. (2017).

En cuanto a la relación entre los TP en general, la violencia y el género, en el estudio


de Yang y Coid (2007) el efecto del género en la violencia se vio explicado por ciertos
diagnósticos, el TAP explicó el 10% del efecto. Las diferencias más grandes en puntuaciones
18

de TP entre individuos violentos y no violentos se observaron en mujeres. Por último, Coid et


al. (2015) observaron que los hombres que eran jóvenes al cometer un primer delito
aumentaban el riesgo de violencia si tenían diagnosticado un TP.

Diferencias en el estudio de los factores de riesgo en función del tipo de población

Como se ha mencionado con anterioridad, los artículos fueron divididos en función del
tipo de población al que pertenecía la muestra.

Población comunitaria

La mayoría de los estudios contaron con una muestra de población comunitaria. En


todos estos artículos menos en Pérez-Rodríguez et al. (2010) se tuvo en cuenta el género como
una variable dentro del estudio.

Dichos artículos también se centraron en los factores de riesgo biológicos, Pérez-


Rodríguez et al. (2010) y Raine et al. (2010) estudiaron la influencia de un gen concreto en la
relación entre la agresión y el TLP y la de un marcador de un mal desarrollo límbico en la
relación entre el TAP y la agresión respectivamente. Por otra parte, solo uno de los estudios
incluyó la variable edad en los posibles factores de riesgo biológicos (Thomson et al., 2019).

Por último, de los siete estudios con muestra de población comunitaria, solo dos
exploraron la influencia de factores de riesgo psicológicos/comportamentales, concretamente
la comorbilidad psiquiátrica y la regulación emocional (Coid et al., 2016; Scott et al., 2014).

Población forense

Con respecto a los artículos cuya muestra pertenecía a población que había tenido
una condena por algún delito se observó que la mayoría de ellos se centraron exclusivamente
en el estudio de factores psicológicos/comportamentales entre los que se encontraban la
morbilidad psiquiátrica, el consumo de sustancias y rasgos de la personalidad.

Sin embargo, solo uno de los cinco estudios con muestra de población forense se
centró en factores biológicos, específicamente el género y la edad, como factores de riesgo
(Coid et al., 2015).

Población clínica

Solo hubo un estudio con una población de estas características y se centró en la


relación entre la desregulación emocional y la violencia en personas con un diagnóstico de
19

TLP, es decir, tuvo en cuenta un factor de riesgo psicológico comportamental (Newhill et al.,
2012).

Por todo ello, hubo diferencias en los factores de riesgo tenidos en cuenta en los
estudios en función del tipo de muestra. Los estudios con muestra de población comunitaria
mayoritariamente se enfocaron en factores biológicos y los estudios con población forense y
clínica se centraron en estudiar variables psicológicas/comportamentales como factores de
riesgo.

Discusión

El objetivo principal de esta revisión era analizar los factores que incrementan el
riesgo de violencia y agresividad en personas con un diagnóstico de TP.

Los resultados muestran que la comorbilidad con el trastorno por consumo de


sustancias y con otro TP aumenta el riesgo de comportamiento violento, en concreto la
comorbilidad entre el TLP y el TAP. Esto no ocurre con otros tipos de trastornos como el
trastorno de estrés postraumático. Dichos hallazgos apoyan la evidencia científica disponible
en la literatura donde podemos encontrar que el consumo de sustancia es el predictor más
fuerte de violencia para los trastornos mentales en general (Hodgins, 1992; Monahan et al.,
2001; Swanson, 1994). Según la clasificación de factores de riesgo de Negredo et al., (2015)
el consumo de sustancias sería un factor dinámico, es decir, es susceptible de cambio mediante
una intervención, por lo que en este caso es importante realizar un trabajo de prevención del
consumo adaptado a personas con TP.

En cuanto a los rasgos de personalidad, estos podrían incrementar el riesgo de


violencia y agresividad en personas con TP, destacando en este sentido una baja regulación
emocional así como una elevada puntuación en psicopatía. Establecer unos límites entre los
rasgos de personalidad y los criterios diagnósticos de determinados TP es complicado debido
a que, en algunas ocasiones dichos criterios consisten en la expresión exagerada de un rasgo
de la personalidad como es el caso de la regulación emocional en el TLP. De hecho, aquellos
estudios que controlaron la regulación emocional en personas con TLP mostraron que el
diagnóstico por sí mismo no predecía la violencia por lo que este rasgo tendría un papel
mediador en la relación (Newhill et al., 2012; Scott et al., 2014). Esto apoya la conclusión a la
que han llegado diversos autores acerca de que un trastorno mental por sí mismo no predice la
violencia sino que deben darse otras condiciones simultáneamente (Fazel, Gulati, et al., 2009;
20

Fazel, Langström, et al., 2009; Van Dorn et al., 2012). Otros hallazgos relacionados con los
rasgos de la personalidad apoyaban los resultados obtenidos hasta el momento por otras
investigaciones previas, por ejemplo, la ira, la hostilidad y la impulsividad, aumentando estas
el riesgo de violencia e influyendo en el tipo de violencia perpetrada (Jara-Peñacoba, 2013;
Monahan, 2002; Nestor, 2002). En otras ocasiones es importante diferenciar entre rasgos de
personalidad y TP, por ejemplo, entre el rasgo de psicopatía y TAP. Dicha diferenciación
podría influir en los prejuicios que tiene la población general sobre las personas con TP e,
incluso, reducir el estigma. Además, la violencia en el TAP también se ve influenciada por
factores biológicos y sociodemográficos que median la relación como son determinadas
características relacionadas con el desarrollo cerebral y un bajo nivel socioeconómico (Jara-
Peñacoba, 2013; Raine et al., 2010)

Los rasgos de personalidad forman parte de los factores de riesgo estáticos dentro de
la clasificación de Negredo (2015) citada con anterioridad, la cual establece que dichos
factores no son susceptibles de cambio. Esta afirmación puede ser peligrosa y
desesperanzadora para la adaptación de intervenciones psicológicas a personas con un
diagnóstico de TP. Aunque la personalidad es una estructura en parte rígida, esta se puede ver
afectada por acontecimientos a lo largo del ciclo vital y se puede modelar mediante terapia y
autoconocimiento por parte de la persona.

En cuanto a los factores biológicos se observó que tenían influencia en la relación


entre violencia y TP. Al igual que en los trastornos mentales en general, ser hombre y joven
aumenta el riesgo de perpetrar violencia. Aunque es importante tener en cuenta otras variables
que pueden influir en esta relación y controlarlas, como el nivel socioeconómico, por lo que
hay que ser exhaustivo en las investigaciones. Es importante destacar que son pocos los
estudios que se centran en estructuras cerebrales y mecanismos fisiológicos lo cual puede ser
señal de una progresiva transición del modelo biomédico al modelo biopsicosocial tan ansiado
en la investigación en psicología.

Por otro lado, la evidencia científica que relaciona el género, la violencia y los
trastornos mentales en general concluyen que ser hombre es un factor de riesgo frente a ser
mujer. Sin embargo, la variable género resulta de interés en las investigaciones que forman
parte de esta revisión ya que muestran que dicha variable influye en la relación entre violencia
y TP, concretamente entre los diferentes tipos. Por ejemplo, el TAP se asocia más
frecuentemente con violencia en mujeres que en hombres (Coid et al., 2017). El género
21

también tiene influencia en el tipo de violencia ejercida, por ejemplo, ser hombre con TAP
estaba relacionado con la agresión física y ser mujer con TAP con la agresión psicológica
(Thomson et al., 2019). Estos resultados sugieren que la relación del género con la violencia
en TP está mediada por el tipo de trastorno diagnosticado. Por ello, es importante ser más
específicos en las investigaciones que engloban a diferentes trastornos mentales e, incluso, TP
de diferentes clústeres.

Por último, hubo diferencias en los factores de riesgo que estudiaban las
investigaciones en función del tipo de muestra. La mayoría de las investigaciones que definían
el género como una variable principal del estudio contaban con una muestra de población
comunitaria. Esto puede deberse a que eran muestras muy grandes y no había separación entre
hombres y mujeres como puede darse en las cárceles o en los hospitales en los que se pueden
separar a ambos géneros. También cabe destacar que la mayoría de las investigaciones que
estudiaban los factores de riesgo psicológicos/comportamentales eran de muestra procedente
de población forense. Esto puede ser debido a una mayor accesibilidad a muestras con
trastornos mentales específicos y sintomatología muy diversa. También puede influir el tener
disponibles instrumentos de evaluación psicológica más exhaustivos.

Limitaciones y futuras líneas de investigación

La presente investigación cuenta con algunas limitaciones entre las que destaca por
una parte, la forma de abordar la influencia del género, basándose en el sexo biológico en vez
de la identidad de género. Aunque se concibe como un factor de riesgo biológico sería
interesante estudiar cómo influye esta variable, en la relación entre violencia y TP y si esta
influencia difiere de la que ejerce el sexo biológico.

Por otra parte, la mayoría de las investigaciones que se centran en TP específicos lo


hacen en el TLP y el TAP, ambos del clúster B, por lo que hay poca información sobre la
diferencia en la violencia entre los diferentes clústeres. Es importante ser más específicos en
este sentido en futuras investigaciones ya que, aunque los TP del clúster C son los menos
relacionados con la violencia, por sus características se relacionan más con las agresiones
sexuales y la violencia hacia la pareja (Esbec & Echeburúa, 2010). A este respecto, también
es de vital importancia establecer claramente las diferencias entre rasgos de la personalidad y
TP ya que transmitir información insuficiente y/o confusa puede repercutir en el estigma
asociado a las personas con estos trastornos.
22

A lo largo de la revisión se ha podido observar que todos los TP no están asociados


con el mismo tipo de violencia, sino que se relacionan con tipos específicos. En esta
investigación no se ha profundizado en dicha relación, pero es un tema sobre el que sería
interesante investigar en un futuro de cara a programas de prevención de la violencia
adaptados. En relación con lo anterior, delimitar claramente las variables de confusión y las
variables de estudio en las investigaciones es fundamental para entender la relación de la
violencia con los trastornos mentales en general y los TP en particular para diseñar programas
más específicos en función de los factores de riesgo detectados, por ejemplo, en la prevención
del consumo de sustancias.

En conclusión, la relación entre la violencia y los TP se ve mediada por factores de


riesgo de diversa índole, aunque el estudio de estos se adapta al tipo de muestra disponible. Es
necesario en la investigación a largo plazo ser más concretos y obtener así información más
específica que pueda beneficiar a toda la población mediante la prevención y la reducción del
estigma.

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Van Dorn, R., Volavka, J., & Johnson, N. (2012). Mental disorder and violence: Is there
arelationship beyond substance use? Social psychiatry and psychiatric epidemiology,
47(3), 487-503.

Vicens, E. (2006). Violencia y Enfermedad Mental. 8(3), 95-99.

Walter, M., A. Wiesbeck, G., Dittmann, V., & Graf, M. (2010). Criminal recidivism in
offenders with personality disorders and substance use disorders over 8 years of time
at risk. 186(2-3), 443-445. https://doi.org/10.1016/j.psychres.2010.08.009

Yang, M., & Coid, J. W. (2007). Gender differences in psychiatric morbidity and violent
behaviour among a household population in Great Britain. 42(8), 599-605.
https://doi.org/10.1007/s00127-007-0226-8
28

Anexo 1

Autor/es Título Muestra Tipo de Objetivo Instrumentos Resultados


y año Estudio
R.A. Borderlin Muestra Transvers Estimar la Entrevista El aumento
González e de al asociación de clínica lineal entre los
, personalit población representacio estructurada rasgos TLP y la
Igoumen y disorder comunita nes del paciente violencia es
ou A, and ria (N = categóricas y del DSM IV, significativam
Kallis C. violence 14753) dimensionale PSQ1, CIS-R2, ente mayor en
and Coid in the UK s del TLP con AUDIT3, las mujeres
J.W. populatio la violencia y SADQ-C4 (OR 1,56 IC
(2016)[1] n: el papel 5 preguntas 95%). % [1,41,
categoric moderador para evaluar la 1,72], p
al and del género drogodepende <0,001) que en
dimensio ncia los hombres
nal trait Preguntas para (OR 1,34; IC
assessme detectar del 95% [1,20;
nt presencia de 1,49], p
comportamient <0,001).
o violento
Clasificación
del Registro
General del
Reino Unido
para la clase
social

Walter Criminal Muestra Longitudi Investigar Catálogo de El grupo con


M., recidivis de nal tasas Basilea para la PD+SUD
Wiesbec m in población específicas de Evaluación de presentó mayor
k G.A., offenders forense reincidencia Riesgos, reincidencia
Dittmann with (N = 379, de SCID-I / P5, violenta
V. and personalit 85% delincuentes SCID-II6, (69,3%) que el
Graf M. y hombres) con PCL: SV7 grupo solo con
(2010)[2] disorders trastornos de La PD (33%) y el
and la reincidencia grupo control
substance personalidad violenta se (25,2%)
use (PD) y definió como
trastorno de una condena
consumo de
sustancias
(SUD)
29

Autor/es y Título Muestra Tipo de Objetivo Instrumentos Resultados


año estudio
Pérez- Tryptophan- Muestra de Transversal Evaluar la SCID-I, SCID- Las
Rodríguez, hydroxylase 2 población relación entre II, AIM8, personas
9
M.M., haplotype comunitaria el haplotipo de BDHI , con TPH2
Weinstein association with (N = 354, 135 riesgo BPAQ10, OAS- presentan
S., New borderline mujeres y previamente M11, ALS12, mayores
A.S., personality 219 identificado BDI13, CTQ14 niveles de
Bevilacqu disorder and hombres) (TPH2) y la agresión
a L., Yuan aggression in a agresión (media =
Q., Zhou sample of impulsiva, 57,0,
Z., patients with labilidad desviación
Hodgkinso personality afectiva, estándar
n Z., disorders comportamient [DE] =
Goodman and healthy o suicida y 17,8) que el
M., controls parasuicida y grupo sin el
Koenigsbe diagnóstico de TPH2
rg H.W., TLP (media =
Goldman Explorar la 47,6, DE =
D. and influencia del 20,5)
Siever L.J. trauma en la La
(2010)[3] relación entre interacción
variantes del entre el
gen TPH2, trauma, el
TLP y agresión haplotipo
impulsiva. de riesgo en
TLP y
agresión sin
resultados
por muestra
insuficiente
Raine A., Neurodevelopm Muestra de Transversal Explorar si las SCID-II, delito La
Lee L., ental marker for población personas con penal en la presencia
Yang Y., limbic comunitaria cavum septum Oficina de de CSP está
and maldevelopmen (N = 87, 75 pellucidum Estadísticas asociada
Colletti P. t in antisocial hombres y 12 (CSP), un Penales del mayor
(2010)[4] personality mujeres) marcador de un Departamento agresividad
disorder and mal desarrollo de Justicia, PCL- en el TAP F
psychopathy límbico, R15, WAIS-R16, (1,80) =
presentan resonancia 5.42, P =
psicopatía y magnética 0.022, Z2 =
TAP 0.063, sin
interacción
de género
CSP6 (P =
0.128)
30

Autor/es y Título Muestra Tipo de Objetivo Instrumentos Resultados


año estudio
Coid J.W., Personality Muestra de Transversal Investigar la SCID-II, PSQ, En los hombres el
González R., disorder and población asociación CIS-R, AUDIT, TAP y el TP
Igoumenou violence in comunitaria entre los SADQ-C, paranoide se
A., Zhang the national (N = 8397) trastornos de preguntas sobre asociaron con
T., household la el violencia
Yang M. and population personalidad comportamiento En las mujeres el
Bebbingtond of Britain (TP) y la violento TAP y los TP del
P. (2017)[5] violencia y el grupo B se
papel asociaron con
mediador de violencia
la La violencia
comorbilidad aumenta
de TPs y significativamente
otros al aumentar el
trastornos número de TP
identificados,
tanto en hombres
como en mujeres
(para hombres: F
(3.99, 14917.23) =
21.9, p <.001; para
mujeres: F (3.94,
18252.73) = 24.2,
p <. 001; para la
muestra total: F
(3.98, 33336.58) =
43.0, p <.001)
No hubo
diferencias
significativas en la
violencia cuando
se daba un TP con
otro trastorno
comórbido

Thomson Sex Muestra de Transversal Explorar las PCL:SV, SCID- Ser hombre (p =
N.D., differences población diferencias I, SCID-II, .007), más joven
Bozgunov on the four- comunitaria en el género AQ17 (p = .004) y tener
K., facet model (N = 565, en la relación niveles más altos
Psederska of 385 entre la de síntomas de
E., psychopathy hombres y psicopatía y TAP (p = .025),
Vassileva J. predict 180 la agresión rasgos afectivos (p
(2019)[6] physical, mujeres) = .039) y rasgos
verbal, and antisociales (p
indirect <.001) predice
aggression agresión física
31

Autor/es Título Muestra Tipo de Objetivo Instrumentos Resultados


y año estudio
Kolla Trait Muestra Transvers Examinar la SCID-I, La
N.J., Anger, de al relación entre SCID-II, NEO ira/hostilidad
Meyer Physical población el PI-R18, AQ, aumentaban
J.H., Aggressio forense neuroticismo y prueba de el riesgo de
Bagby n, and (N = 71, la amabilidad lectura de agresión (p =
R.M., Violent 20 y la agresión Weschler 0.03) y la
Brijmoha Offending hombres en personas conformidad
n A. in con TAP, con TAP y lo redujo (p =
(2016) [7]Antisocial 27 TLP 0.088)
and mujeres
Borderline con TLP y
Personalit 24
y controles)
Disorders
Yang M. Gender Muestra Transvers Examinar la CIS-R, Ser mujer es
and Coid difference de al relación entre AUDIT, SAD- un factor de
J. s in población el género, la Q, PSQ, riesgo para
(2007)[8] psychiatri comunitar morbilidad SCID-II, que una
c ia (N = psiquiátrica y preguntas para persona con
morbidity 8450) el evaluar el TP sea
and comportamien comportamien violenta. Las
violent to violento to violento mujeres
behaviour violentas
among a tenían el
household doble de
population probabilidad
in Great es de tener
Britain un
diagnóstico
de ASPD
(OR 5,26
frente a 3,24
para los
hombres, p =
0,03) y 1,4
veces
cualquier TP
(OR = 1 /
0,69, p =
0,04) que los
hombres
violentos.
32

Autor/e Título Muestra Tipo de Objetivo Instrument Resultados


s y año estudio os
Coid Psychiatric Muestra de Transversal Examinar las PCL-R, el Ser hombre
J.W., diagnosis and población diferencias índice de 3.4 (1.1–
Yang differential forense (N entre los delincuentes 10.3) y joven
M., risks of = 990, riesgos para del 0.9 (0.8–1.0)
Ullrich offending 90.7% la Ministerio al cometer el
S., following hombres) delincuencia del Interior primer delito
Hickey discharge entre los proporciona aumenta el
N., diferentes los datos riesgo de
Kahtan diagnósticos sobre las violencia
N., and de trastorno condenas por posterior en
Freeston mental delito aquellas
e M. personas con
(2015)[9] TP
Sadeh Posttraumati Muestra de Transversal Examinar El
N. and c Stress población como se diagnóstico
McNiel Disorder forense (N relaciona el de trastorno
M.E. Increases = 771, 213 trastorno de de estrés
(2015)[1 Risk of mujeres y estrés postraumátic
0]
Criminal 558 postraumátic o no es un
Recidivism hombres) o con la predictor
Among reincidencia significativo
Justice- y si para que una
Involved constituye persona con
Persons With un factor de un TP
Mental riesgo cometiera un
Disorders delito (Wald
X2 = 0.043,
OR = 1.12 p
>.05)
Newhill A Growth Muestra de Longitudin Examinar si SCID-II, El TLP solo
C.E., Curve población al la PCL-SV, los fue predictor
Eack Analysis of clínica (N desregulació datos de de violencia
S.M., Emotion = 801, n emocional violencia se cuando no se
and Dysregulatio 57% media la obtuvieron a ajustó el
Mulvey n as a hombres) relación partir de parámetro de
E.P. Mediator For entre el registros, de crecimiento
(2012)[1 Violence In diagnóstico informantes de
1]
Individuals de TLP y el y de regulación
with And riesgo de autoinforme emocional,
without violencia s del OR=1,85
Borderline paciente (IC del
Personality 95%= 1,34 a
Disorder 2,55), p =
0,0002
33

Autor/e Título Muestra Tipo de Objetivo Instrument Resultados


s y año estudio os
Scott Prospective Muestra de Longitudin Explorar la SIDP-IV20, La
L.N., Associations población al relación DERS21, desregulació
Stepp Between comunitari entre los NEO PI-R, n emocional
S.D., Features of a (N= 150, síntomas del CTS222 predijo de
and Borderline 65% TLP, la manera
Pilkonis Personality mujeres) regulación significativa
P.A. Disorder, emocional y mayores
(2014)[12 Emotion las niveles de
]
Dysregulatio conductas agresión
n, and agresivas y psicológica
Aggression victimizació (.20, SE .07,
n z 2.95, p
controlando .003) y
los síntomas agresión
de TAP y la física (.15,
impulsivida SE .07, z
d 2.09, p .04)
Howard Exploring the Muestra de Transversal Identificar IPDE23, Aquellas
R.C., Link población los rasgos de STAXI224, personas
Huband Between forense (N personalidad BIS-1125 con
N., Personality = 224, 109 y comorbilida
Duggan Disorder and hombres y antecedentes d de
C., and Criminality 115 penales que TLP/TAP
Mannio in a mujeres) presentan las tenían más
n A. Community personas con posibilidade
(2008)[13 Sample un s de una
]
diagnóstico condena por
de TLP/TAP violencia
que el resto
de la
muestra (p
>. 05)
También
mostraron
puntuacione
s más
elevadas en
el rasgo de
ira e
impulsivida
d (p > .05)

Notas: 1 PSQ: Cuestionario de Detección de Psicosis 2 CIS-R: Programa de Entrevistas Clínicas Revisada 3 AUDIT: Prueba
de Identificación de Trastornos por Consumo de Alcohol 4 SADQ-C: Cuestionario de Severidad de la Dependencia del
Alcohol 5 SCID-I: La Entrevista Clínica Estructurada para los Trastornos del Eje I del DSM-IV 6 SCID-II: La Entrevista
Clínica Estructurada para los Trastornos del Eje I del DSM-IV 7 PCL:SV: Detección de la Lista de Verificación de Psicopatía
8 AIM: Marcador Informativo de Ascendencia Europea. 9 BDHI: Inventario de Hostilidad de Buss Durkee 10 BPAQ:
Cuestionario de Agresión de Buss Perry 11 OAS-M: Escala de Agresión Manifiesta Modificada 12 ALS: Escala de Labilidad
del Afecto 13 BDI: Inventario de Depresión de Beck 14 CTQ: Cuestionario de Trauma Infantil 15 PCL-R: Lista de
Verificación de Psicopatía Revisada 16 WAIS-R: Escala de Inteligencia de Adultos de Wechsler – Revisada 17 AQ:
Cuestionario de Agresión 18 NEO PI-R El Inventario de personalidad NEO – Revisado 19 HCR-20: Assessing risk for
violence 20 SIDP-IV: Entrevista estructurada para el DSM -IV Personalidad 21 DERS: Escala de Dificultades en la
Regulación de las Emociones 22 CTS2: Escala de Tácticas de Conflicto Revisada 23 IPDE: Examen Internacional de
34

Trastornos de la Personalidad 24 STAXI-2: Inventario de Expresión de Ira de Rasgo de Estado-2 25 BIS-11 Escala de
Impulsividad de Barratt versión 11

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