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En 1999, hace mas de tres años, un entusiasta grupo de geotecnistas con reconocida
experiencia en la práctica profesional de las cimentaciones profundas, se dedicó a la
encomiable tarea de actualizar el conocido “Manual de diseño y construcción de pilas y
pilotes”, publicado por primera vez en 1983, por la Sociedad Mexicana de Mecánica de
Suelos, y como fruto de esa tesonera labor, en el año 2000 salió a la luz el nuevo “Manual de
cimentaciones profundas”.
Sin desconocer la eventual pertinencia que tienen tales temas dentro de las cimentaciones
profundas, se juzgó conveniente elaborar un nuevo manual, ahora de “Construcción
Geotécnica”, que agrupase todas las acciones y procedimientos constructivos utilizados para
materializar Obras Civiles.
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Manual de Construcción Geotécnica
En el alcance que se contempla en los diversos temas tratados, se incluyen aspectos del
diseño y de la construcción, los cuales se enriquecen con algunas experiencias recopiladas de
la práctica.
Como se sabe, prácticamente toda obra de ingeniería civil empieza por una excavación, sea
para alojar su cimentación, o bien para propiamente construirla si es que ésta debe quedar
por debajo de la superficie del terreno.
Cuando la obra se realiza en campo abierto, sin problemas de interferencia con instalaciones
o estructuras vecinas, la excavación en talud es tradicionalmente una alternativa racional
que puede ser aplicada con ventajas técnicas y económicas; sin embargo cuando lo anterior
no es posible, es necesario “contener” las paredes de la excavación, tanto para proteger a los
trabajadores como para conservar la estabilidad de las estructuras e instalaciones vecinas.
Con relación a las excavaciones “en talud” en ambiente urbano, existe un interesante
antecedente histórico en la Ciudad de México descrito por el Profesor E. Tamez (1996),
donde se menciona que al construir en 1964 el paso a desnivel de Tlaxcoaque, al sur de la
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Introducción
céntrica avenida 20 de noviembre, se utilizaron con éxito escarpados taludes 0.5 a 1.0, para
excavar a 7m de profundidad, los cuales fueron estabilizados exitosamente con bombeo
electrosmótico. Este procedimiento de excavación en talud, fue repetido también con éxito en
varias obras de la época, como la Torre insignia del conjunto habitacional Nonoalco-
Tlatelolco, la Tesorería y el Palacio de Justicia. Otras experiencias que se realizaron en
talud, no resultaron tan favorables como aquéllas y en consecuencia obligaron a los
constructores a utilizar procedimientos formales para la contención de taludes, como los que
se presentan en este manual.
Desde los años 50’ son conocidas las aplicaciones de la tablestaca de madera tipo
“Wakefield”, que utilizó el Dr. L. Zeevaert (1972) en sus obras de construcción,
principalmente en la zona céntrica de la Ciudad de México, las cuales incluían un relevante
sistema de apuntalamiento para garantizar la estabilidad de las paredes de la excavación.
La tablestaca metálica, “Z” 0 “U”, también fue utilizada en los años 50’ para la estabilización
de paredes en excavaciones de cárcamos de bombeo, asociados a la operación del Gran Canal
del Desagüe de la Ciudad.
A mitad de los años 60’, cuando se empezó a materializar el largamente anhelado sueño de
contar con un sistema Metropolitano de transporte masivo subterráneo para la Ciudad de
México, surgieron dos procedimientos constructivos conceptuales: “en túnel” utilizando la
incipiente experiencia de los escudos, que por entonces ya se habían aplicado en algunas
obras menores de drenaje de la Ciudad y “en zanja”, tomando como ejemplo la experiencia
extranjera de los “muros Milán”, desarrollada en suelos predominantemente arenosos de esa
importante ciudad italiana que les da su nombre, y que ahora debía ser adaptada a los
“difíciles” suelos arcillosos del entorno.
A finales de los años 60’, la empresa Solum del Grupo ICA pone a prueba con éxito el
concepto de estabilizar zanjas con lodo bentonítico en la arcilla de la Ciudad de México, las
cuales fueron excavadas en su patio de maquinaria, ubicado en la colonia Agrícola Oriental
(zona francamente lacustre, de subsuelo arcilloso).
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Manual de Construcción Geotécnica
Fig. 3, Excavación en zanja para el metro de la ciudad de México, ademada con muros Milán
Esta segunda parte del manual se refiere al refuerzo que se efectúa en los suelos para
mejorar su resistencia o para reducir su compresibilidad, utilizando para ello materiales
fabricados por el hombre.
Dado que los suelos y las rocas no tienen una apreciable resistencia a los esfuerzos de
tensión (tracción), gran parte de este concepto de refuerzo implica introducir dentro de la
masa térrea o pétrea, materiales “importados” que si cuentan con esa importante propiedad
mecánica.
Los anclajes sistemáticos del terreno, tanto en suelos como en rocas, permiten lograr esa
cualidad de resistir tensiones. Bajo este concepto los elementos que se introducen al terreno
son generalmente metálicos y también de resina con fibra de vidrio. Pueden instalarse sin
aplicarles algún preesfuerzo previo (anclas pasivas) o bien aplicándoselo, (anclas activas).
Cuando los elementos de tensión se instalan al mismo tiempo que se construye una
estructura térrea, por ejemplo un terraplén, como ocurre en la tierra armada, se pueden
tener taludes más escarpados, e inclusive verticales.
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Introducción
ocurrencia de asentamiento en los suelos compresibles que han sido reforzados por tales
pilotes.
En otras ocasiones el refuerzo se realiza al sustituir parte del suelo arcilloso poco
competente, por material granular de mayor competencia, formándose columnas de grava,
que al tiempo que refuerzan al terreno, agilizan su drenaje.
También recientemente se han hecho columnas del suelo poco competente mezcladas con
algún cementante “Deep mixing”, lo cual es otra forma de colocar inclusiones en el terreno.
En ocasiones, se aprovecha la energía cinética del fluido inyectado (“Jet Grouting”), para
destrozar y remezclar con lechada el terreno original, para formar columnas de suelo
cemento, de mayor resistencia. Esta tecnología permite reforzar el terreno original poco
competente, transformándolo en otro resistente gracias a las inclusiones formadas.
En esta tercera parte del manual, relativa al mejoramiento masivo de suelos, se busca
aumentar su resistencia, reducir su compresibilidad y reducir su permeabilidad, lo cual se
logra fundamentalmente reduciendo sus vacíos (huecos intersticiales).
Este simple proceso de reducir vacíos distingue dos situaciones fundamentales: cuando los
suelos están parcialmente saturados, o bien cuando están totalmente saturados. En el
primer caso los huecos intersticiales tienen aire y agua, mientras que en el segundo caso
solamente tienen agua.
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Manual de Construcción Geotécnica
En general, al reducirse los huecos intersticiales el aire puede salir fácilmente, lo que no
puede decirse del agua, ya que ésta lo hace mas lentamente, dependiendo de la
permeabilidad hidráulica del medio.
Puede decirse entonces que los suelos parcialmente saturados, pueden mejorarse
“rápidamente” (compactarse) con la sola aplicación de una energía cinética, como la
proporcionada por un equipo clásico de compactación, mientras que en los suelos saturados
poco permeables, solamente podrán reducirse sus vacíos “lentamente” (consolidarse) al
permitir la salida del agua intersticial, lo cual conlleva tiempo.
Los suelos granulares con pocos finos, que tienen un coeficiente de permeabilidad que
permite la fácil salida del agua intersticial, podrán mejorarse (reducir sus vacíos) si se les
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Introducción
aplica una energía cinética como la proporcionada por una gran masa que cae de gran
altura, o bien aplicando vibraciones.
Cuando los suelos son francamente impermeables y están saturados, la única forma de
reducir sus vacíos, es provocando la salida del agua intersticial mediante la aplicación de
una sobrecarga temporal, generalmente aplicada en la superficie, que estará actuando el
tiempo necesario para tal propósito.
Existen procedimientos para agilizar la salida del agua, mediante la instalación de drenes
de arena, o bien drenes “mecha” que al tener una menor permeabilidad que la del medio que
drenan, se convierten en “autopistas” que expeditan la expulsión del agua intersticial.
1.4 Inyecciones
Este concepto implica precisamente infiltrar a presión un fluido en el medio térreo o pétreo,
para obtener alguno o los dos objetivos siguientes: impermeabilizar o bien endurecer, el
medio tratado. Para lograr tales objetivos el fluido inyectado fragua cuando se trata de
lechadas de cemento o bien se endurece cuando se trata de productos químicos.
Cuando el material por inyectar está formado por partículas muy finas de arcilla o limo, es
prácticamente imposible que el fluido inyectado penetre en los vacíos de aquél, aunque para
ello se apliquen presiones de inyección realmente importantes. En tal caso lo que sucede es
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Manual de Construcción Geotécnica
que el terreno se fractura (bronquea) y se forman pequeñas lentes que al llenarse con el
material inyectado endurecido, lo refuerzan.
La extracción de agua del subsuelo, tiene en ingeniería civil varios objetivos principales:
obtener agua para riego, para abastecimiento urbano, o bien simplemente para que no
estorbe en el proceso constructivo de alguna obra civil, por ejemplo una excavación bajo el
nivel freático. Las fórmulas utilizadas para el análisis de tales objetivos son las mismas, solo
que en la extracción de agua para riego o para abastecimiento, lo deseado es el agua y el
subproducto no deseado el abatimiento, mientras que en el proceso de excavación para una
obra civil, lo deseado es el abatimiento, y lo no deseado es el agua obtenida.
Referencias
Zeevaert, L., (1972), “Foundation Engineering for Difficult Subsoil Conditions”, 2nd Ed., Van
Nostrand Reinhold, New York.
Girault P., (1964), “A new type of pile foundation”, Congreso sobre cimientos profundos.
Editado por la Sociedad Mexicana de Mecánica de Suelos, México.