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Manuel Carlos Prado y Ugarteche (Lima, 21 de abril de 1889-París, 15 de agosto de 1967) fue
un político e ingeniero civil peruano que ocupó la Presidencia del Perú en dos ocasiones: entre
1939 y 1945 y entre 1956 y 1962. Estuvo en el poder 11 años, 7 meses y 11 días, de manera no
consecutiva.
Hijo del expresidente del Perú Mariano Ignacio Prado y de su esposa, Magdalena Ugarteche,
perteneciente a una familia acaudalada, estudió ciencias en la Universidad de San Marcos, y se
graduó como Ingeniero Civil en la Escuela Nacional de Ingenieros (actual Universidad Nacional
de Ingeniería). Militante del Partido Civil, apoyó al coronel Oscar Benavides en el golpe militar
de 1914 contra el presidente Guillermo Billinghurst. Fue opositor de la dictadura de Augusto
Leguía de 1919-1930. Al finalizar el segundo gobierno de Benavides (1933-1939) fue candidato
oficialista y ganó las elecciones presidenciales de 1939.
De familia aristocrática, fue hijo del presidente del Perú Mariano Ignacio Prado, y de María
Magdalena Ugarteche Gutiérrez de Cossío. Su padre abandonó el Perú en plena Guerra con
Chile, y fue depuesto por el golpe de Estado de Nicolás de Piérola (1879), sin poder efectuar la
compra de armas en Europa, motivo de su viaje, siendo forzado a quedarse en el extranjero. Su
hermano paterno, Leoncio Prado, fue héroe de dicho conflicto siendo fusilado por los chilenos
en 1883. Otros hermanos suyos fueron: Mariano, abogado y empresario; Javier, intelectual y
político; y Jorge, también político.
Desde muy joven se hizo miembro del Partido Civil. Secundó, junto con sus hermanos Javier y
Jorge, al general Óscar R. Benavides en el golpe de Estado contra el presidente Guillermo
Billinghurst, que se realizó el 4 de febrero de 1914; y estuvo presente en el asalto a Palacio de
Gobierno, participación que le valió su ascenso a teniente. El 19 de enero de ese mismo año se
había casado con Enriqueta Garland Higginson, seis años mayor que él, con la que tuvo dos
hijos: Rosa y Manuel Prado Garland.
En 1915 fue elegido miembro del Consejo Municipal de Lima durante la administración del
alcalde Pedro de Osma. En el Consejo tuvo el cargo de inspector de Obras y como tal diseño
algunos de los planos del reordenamiento urbano de la ciudad.
Elecciones de 1939
Para las elecciones generales de 1939, el presidente Óscar R. Benavides escogió como
candidato presidencial a Manuel Prado. Contra esta candidatura oficial, se alzó la de José
Quesada Larrea, joven abogado, natural de Trujillo, quien para su campaña adquirió el diario
La Prensa, desde donde se peleó por la libertad electoral, ante el propósito evidente del
gobierno de manipular los resultados.
El partido aprista, que era el más importante del país, se hallaba proscrito por ley. Otra
importante fuerza política, la Unión Revolucionaria sanchecerrista, quedó también anulada al
estar desterrado su líder, Luis A. Flores. Ante la coyuntura electoral, tanto Prado como
Quesada solicitaron el apoyo de los apristas pero estos decidieron no tomar partido. Prado se
presentó como candidato de una concentración de pequeños partidos.
Antes de la elección, el gobierno clausuró La Prensa. Hechos los escrutinios, Manuel Prado
apareció como vencedor, con enorme ventaja. Se habló de fraude masivo.5
Manuel Prado asumió la presidencia el 8 de diciembre de 1939. Político hasta entonces casi
desconocido, se vaticinaba que no duraría mucho en el cargo, pero desplegó una combinación
de astucia táctica, flexibilidad estratégica y encanto personal que le hizo uno de los políticos
más eficaces del Perú del siglo xx. Su gobierno continuó en gran parte la obra realizada por el
general Benavides y fue de una relativa democracia. Sufrió las consecuencias de la segunda
guerra mundial, la cual repercutió fuertemente en el comercio. Las importaciones bajaron
notablemente pero los productos de exportación, como azúcar, algodón, metales y caucho
aumentaron. La escasez de productos de importación para el consumo nacional hizo surgir
nuevas industrias que reemplazaron a los productos extranjeros con buen éxito. La guerra hizo
aparecer a numerosos "nuevos ricos".
El primero fue la victoriosa guerra contra el Ecuador y la suscripción del Protocolo de Río de
Janeiro garantizado por los Estados Unidos, Brasil, Chile y Argentina, que buscaba zanjar el
viejo pleito de límites que durante más de un siglo había mantenido la atención de la
cancillería peruana. El problema volvería a revivirse tiempo después, a raíz del
desconocimiento del Protocolo por parte de Ecuador.
Placa con el rostro de Prado Ugarteche en el obelisco de la Libertad de Iquitos, con la mención
a la victoria peruana en la guerra contra Ecuador.
Además de la victoriosa guerra contra el Ecuador, con la subsiguiente firma del Protocolo de
Río de Janeiro, así como el apoyo a las democracias occidentales en la segunda guerra
mundial, en el primer gobierno de Prado se realizaron las siguientes obras:
Se fundó la Corporación Peruana del Amazonas para impulsar la industria del caucho, ante su
demanda por motivo de la guerra mundial.
Se firmó el convenio con los Estados Unidos para el desarrollo agrario mediante la intervención
del Servicio Cooperativo Interamericano de Producción de Alimentos (SCIPA).
Se dio la ley orgánica de Educación Pública acompañada por un agresivo plan de alfabetización
a nivel nacional, ante el nutrido número de analfabetos que el censo dio a conocer (1943).
En este período ocurrieron dos desgracias de magnitud: el Terremoto de Lima y Callao del 24
de mayo de 1940, y el incendio de la Biblioteca Nacional del Perú que ocurrió el 11 de mayo de
1943. La reconstrucción de esta última se encargó al historiador Jorge Basadre.
Convocadas las elecciones generales de 1945, Prado auspició la candidatura del general Eloy
Ureta, el vencedor en la guerra contra el Ecuador de 1941. Pero la candidatura que logró
mayor popularidad fue la del jurista José Luis Bustamante y Rivero, representando a un frente
o alianza de partidos entre los que se contaba el APRA: el Frente Democrático Nacional, el cual
resultó triunfador.
Terminado su mandato, Prado viajó y se instaló en París donde poseía una residencia en la
elegante Avenida Foch.
Muy notorio es el caso de "la respuesta negativa del gobierno de Prado al pedido del
“Congreso Judío Mundial” para que el Perú, al igual que a muchos países del mundo, aceptara
admitir niños judíos huérfanos de guerra que iban a ser mantenidos y educados por cuenta de
los judíos residentes en el Perú. El gobierno peruano, a través del canciller Dr. Solf y Muro,
rechazó en 1944 el pedido de admitir 200 niños judíos de 4 a 10 años de edad que luego
murieron en Auschwitz". Fuente: Entrevista hecha por La Revista Caretas al educador León
Trahtemberg.
El presidente junto a la reina Juliana en una visita de estado a Países Bajos, 1960.
Manuel Prado asumió el gobierno por segunda vez el 28 de julio de 1956. Cumpliendo la
promesa hecha a los apristas, derogó la Ley de Seguridad Interior, comprendiendo en la
amnistía subsiguiente a todos los presos políticos y a los que se hallaban exiliados. Por ello esta
nueva gestión fue llamada el «período de la convivencia», ya que se produjo un entendimiento
entre el pradismo y el aprismo, pese a que en su primer gobierno Prado había mantenido fuera
de la ley al APRA.
Este gobierno se desarrolló en un clima de agitación motivada por la crisis económica que se
presentaba con caracteres cada vez más alarmantes; por la agitación que surgió en el campo a
favor de la realización de la reforma agraria y por una enérgica campaña de alcance nacional
por la recuperación de los yacimientos petrolíferos de La Brea y Pariñas que ilegalmente seguía
explotando la compañía norteamericana International Petroleum Company. El liderazgo de la
oposición lo asumió el arquitecto Belaúnde, que organizó un nuevo partido de masas: Acción
Popular, que fue preparándose para las siguientes elecciones generales, donde tendría
protagonismo. Los diarios El Comercio y La Prensa hacían también oposición, que no podía
contrarrestar La Crónica, diario de propiedad de la familia Prado, por estar más orientado a
temas deportivos y policiales. En el orden económico, el mayor problema era de índole
presupuestario, que tenía como origen la recesión producida en Estados Unidos en 1957. Se
depreciaron notablemente los productos de exportación y los dólares escasearon, por lo que
se devaluó la moneda peruana. Para enfrentar la situación se nombró como ministro de
Hacienda y presidente del Consejo de Ministros a Pedro G. Beltrán, el director del diario La
Prensa, que pasó entonces a apoyar al gobierno (1959). La misión era poner en orden las
finanzas, equilibrar el presupuesto y estabilizar la moneda, lo que se logró, no sin antes
adoptar medidas antipopulares como el alza de la gasolina, el recorte de los subsidios a los
alimentos y el aumento de la carga tributaria. Era una política de corte liberal.