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Daniel y Apocalipsis
Lección 19
539 535
a. C. a. C.
Caída de Babilonia…………………………….……………539 a. C.
521 – 485 (31 años) Darío II o Histaspes Esd. 4:5,24; 5:6 519 a. C.
485 – 464 (21 años) Jerjes Ester
464 – 423 (41 años) Artajerjes Longimanus Esdras 7; Nehemías 457 a. C.
La visión de Daniel de un ser
celestial (Daniel 10:4-6)
Versículos 4-6: Y el día veinticuatro del mes
primero estaba yo a la orilla del gran río
Hidekel. Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un
varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro
de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, y su
rostro parecía un relámpago, y sus ojos como
antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como
de color de bronce bruñido, y el sonido de sus
palabras como el estruendo de una multitud.
Versículos 4-6: Y el día veinticuatro del mes
primero estaba yo a la orilla del gran río
Hidekel. Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un
varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro
de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, y su
rostro parecía un relámpago, y sus ojos como
antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como
de color de bronce bruñido, y el sonido de sus
palabras como el estruendo de una multitud.
“La luz que Daniel recibió de Dios fue dada
especialmente para estos postreros días. Las
visiones que él tuvo junto a las riberas del Ulai
y del Hidekel, los grandes ríos de Sinar, están
hoy en proceso de cumplimiento, y todos los
acontecimientos predichos pronto ocurrirán”.
Testimonios para los Ministros, pág. 110
Versículos 4-6: Y el día veinticuatro del mes
primero estaba yo a la orilla del gran río
Hidekel. Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un
varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro
de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, y su
rostro parecía un relámpago, y sus ojos como
antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como
de color de bronce bruñido, y el sonido de sus
palabras como el estruendo de una multitud.
Apocalipsis 1:13-16
Y en medio de los siete candeleros, a
uno semejante al Hijo del Hombre,
vestido de una ropa que llegaba
hasta los pies, y ceñido por el pecho
con un cinto de oro. Su cabeza y sus
cabellos eran blancos como blanca
lana, como nieve; sus ojos como
llama de fuego; y sus pies
semejantes al bronce bruñido,
refulgente como en un horno; y su
voz como estruendo de muchas
aguas…y su rostro era como el sol
cuando resplandece en su fuerza
“Esta descripción es similar a la que fue dada
por Juan cuando Cristo se le reveló en la isla de
Patmos. Un personaje nada menor que el Hijo de
Dios fue el que le apareció a Daniel. Nuestro
Señor viene con otro mensajero celestial para
enseñar a Daniel lo que ha de acontecer en los
días finales”.
La Edificación del Carácter, pág. 48.1
“¡Qué grande honor se le muestra a Daniel por parte de la
Majestad del cielo! Dios consuela a su siervo tembloroso, y le
asegura que su oración ha sido escuchada en el cielo. En
respuesta a esta ferviente petición, el ángel Gabriel es enviado
para influir sobre el corazón del monarca persa. El rey ha
resistido las impresiones del Espíritu de Dios durante las tres
semanas en que Daniel estaba ayunando y orando, pero el
Príncipe del cielo, el Arcángel, Miguel, es enviado para
cambiar el corazón del obstinado rey e inducirlo a tomar una
medida resuelta en respuesta a la oración de Daniel”.
La Edificación del Carácter, pág. 49.2
La reacción de Daniel
(Daniel 10:7-9)
Versículos 7-9: Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y
no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino
que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y
se escondieron. Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran
visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se
cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno.
Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido
de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo
sueño, con mi rostro en tierra.
Versículos 7-9: Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y
no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino
que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y
se escondieron. Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran
visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se
cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno.
Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido
de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo
sueño, con mi rostro en tierra.
Apocalipsis 6:16
No os maravilléis de esto;
porque vendrá hora cuando
todos los que están en los
sepulcros oirán su voz.
Versículos 10-14: Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me
pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. Y me
dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te
hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras
hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando. Entonces me dijo:
Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu
corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios,
fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.
Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún
días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino
para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. He venido para
hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días;
porque la visión es para esos días.
La interacción de Daniel con Gabriel
(Daniel 10:15-19)
Versículos 15-19: Mientras me decía estas palabras, estaba yo
con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. Pero he aquí, uno
con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces
abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor
mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda
fuerza. ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi
señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó
aliento. Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra
vez, y me fortaleció, y me dijo: Muy amado, no temas; la paz
sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba,
recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has
fortalecido.
Versículos 15-19: Mientras me decía estas palabras, estaba yo
con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. Pero he aquí, uno
con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces
abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor
mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda
fuerza. ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi
señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó
aliento. Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra
vez, y me fortaleció, y me dijo: Muy amado, no temas; la paz
sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba,
recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has
fortalecido.
Versículos 15-19: Mientras me decía estas palabras, estaba yo
con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. Pero he aquí, uno
con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces
abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor
mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda
fuerza. ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi
señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó
aliento. Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra
vez, y me fortaleció, y me dijo: Muy amado, no temas; la paz
sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba,
recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has
fortalecido.
Versículos 15-19: Mientras me decía estas palabras, estaba yo
con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. Pero he aquí, uno
con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces
abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor
mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda
fuerza. ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi
señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó
aliento. Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra
vez, y me fortaleció, y me dijo: Muy amado, no temas; la paz
sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba,
recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has
fortalecido.
Salmo 25:14
La comunión íntima de
Jehová es con los que le
temen, y a ellos hará
conocer su pacto.
Introducción a la Profecía
(Daniel 10:20, 21)
Versículos 20-21: El me dijo: ¿Sabes por qué
he venido a ti? Pues ahora tengo que volver
para pelear contra el príncipe de Persia; y
al terminar con él, el príncipe de Grecia
vendrá. Pero yo te declararé lo que está
escrito en el libro de la verdad; y ninguno
me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro
príncipe.
Versículos 20-21: El me dijo: ¿Sabes por qué
he venido a ti? Pues ahora tengo que volver
para pelear contra el príncipe de Persia; y
al terminar con él, el príncipe de Grecia
vendrá. Pero yo te declararé lo que está
escrito en el libro de la verdad; y ninguno
me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro
príncipe.
Versículos 20-21: El me dijo: ¿Sabes por qué
he venido a ti? Pues ahora tengo que volver
para pelear contra el príncipe de Persia; y
al terminar con él, el príncipe de Grecia
vendrá. Pero yo te declararé lo que está
escrito en el libro de la verdad; y ninguno
me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro
príncipe.