Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Puntos por
Objetivo por evaluar Habilidad N° de preguntas
pregunta
Extraer información explícita de 1, 2, 3, 8, 9, 10, 11, 15, 16, 17, 1 punto c/u
Localizar
diversos textos narrativos literarios. 18, 22, 23, (13 puntos)
Extraer información implícita de Inferir e 4, 5, 6, 7, 12, 13, 14, 19, 20, 21, 1 punto c/u
diversos textos narrativos literarios. interpretar. 24, 25, 26. (13 Puntos)
Total 26 preguntas 26 Puntos
Protocolo de evaluación:
¡Éxito en tu evaluación!
Texto N°1
11) En las ferias, ¿para qué hacían que los caballos se dieran una vuelta sobre sí mismos?
A) Para que la gente los pudiera alimentar.
B) Para que el público los pudiera admirar.
C) Para que los jinetes los pudieran domesticar.
D) Para que los mercaderes los pudieran calmar.
12) ¿Qué acción le permitió a Alejandro montar el caballo negro por primera vez?
A) Ser precavido.
B) Tener paciencia.
C) Actuar con rapidez.
D) Observar con detención.
Una mujer había ido a la playa a recoger mejillones. Mientras estaba allí, le pareció oír un
ruido a lo lejos.
Como tenía un oído muy agudo, prestó más atención. Del sur parecía acercarse un
murmullo apagado, como si la tierra estuviera temblando levemente. El sonido provenía de lejos,
pero se oía cada vez más cerca. Alarmada, la mujer corrió hacia el campamento para avisar a su
gente. Allí nadie había oído nada, pero todos fueron a la playa para ver de qué se trataba. Cuando
llegaron pudieron oír este retumbar lejano del aire, que cada vez se hacía más próximo.
—Una tormenta terrible se acerca —dijo la mujer que primero había oído el ruido. —
Debemos irnos de aquí cuanto antes.
La mujer tenía razón: nunca había visto a Xosé, el espíritu de la nieve; pero su intuición le decía que
una catástrofe estaba por caer sobre ellos. Los demás estuvieron de acuerdo, y decidieron que el
mejor lugar para escapar era mar adentro. Solo Kemanta, el marido de la mujer se mantuvo aparte.
—Yo no iré. Me treparé en esa roca, y cuando pase la tormenta volveré a casa —dijo con
obstinación. En realidad, no sabía nadar, y por eso no quería meterse en el mar.
—Vamos, todos te ayudaremos —le replicaron los demás—. No hay nada que hacer aquí. La nieve
y el viento arrasarán con todo. Además, dentro del mar hay un hermoso lugar para vivir… Pero él
seguía con su postura.
Finalmente lo convencieron; pero cada vez que sus pies tocaban el agua fría, volvía hacia
atrás. Hubo que hacer varios intentos, hasta que por fin pudieron introducirse todos en el mar.
Kemanta no tocaba fondo y se hundió. Pero de inmediato volvió a la superficie, ayudado por sus
veinticuatro compañeros. Volvió a hundirse y volvieron a sacarlo a flote. Así Kemanta siguió
avanzando todo el tiempo. Iban siempre juntos, hasta que al fin Kemanta aprendió a nadar.
Esta gente no volvió jamás a tierra; se quedaron a vivir en el mar, empujados por Xosé, el
espíritu de la nieve. Son los bellos delfines, que siempre andan juntos y que, como Kemanta, se
hunden en el mar para emerger después un poco más adelante.
Responde las preguntas de la 15 a la 21, en relación con el texto N°3.
15) ¿Cómo se sintió la mujer cuando escuchó que el ruido se hacía cada vez más cerca?
A) Valiente.
B) Alarmada.
C) Asombrada.
D) Confundida.
16) ¿Por qué razón las personas decidieron irse del campamento?
A) Porque deseaban vivir en el mar.
B) Porque habían discutido con Kemanta.
C) Porque se acercaba una tormenta terrible.
D) Porque querían transformarse en delfines.
21) La palabra “emerger”, la cual está subrayada en el texto, podemos remplazarla por:
A) Surgir.
B) Meterse.
C) Sumergirse.
D) Desaparecer.
Texto N°4
¿A qué sabe la luna?
Hacía mucho tiempo que los animales deseaban averiguar a qué sabía la luna. ¿Sería dulce o salada?
Tan solo querían probar un pedacito. Por las noches, miraban ansiosos hacia el cielo. Se estiraban e
intentaban cogerla, alargando el cuello, las piernas y los brazos. Pero todo fue en vano, y ni el animal
más grande pudo alcanzarla.
Un buen día, la pequeña tortuga decidió subir la montaña más alta para poder tocar la luna. Desde allí
arriba, la luna estaba más cerca; pero la tortuga no podía tocarla. Entonces, llamó al elefante. —Si te
subes a mi espalda, tal vez lleguemos a la luna. La luna pensó que se trataba de un juego y, a medida
que el elefante se acercaba, ella se alejaba un poco.
Como el elefante no pudo tocar la luna, llamó a la jirafa. —Si te subes a mi espalda, a lo mejor la
alcanzamos. Pero al ver a la jirafa, la luna se distanció un poco más. La jirafa estiró y estiró el cuello
cuanto pudo, pero no sirvió de nada. Y llamó a la cebra.
—Si te subes a mi espalda, es probable que nos acerquemos más a ella. La luna empezaba a divertirse
con aquel juego, y se alejó otro poquito. La cebra se esforzó mucho, mucho, pero tampoco pudo tocarla.
Y llamó al león.
—Si te subes a mi espalda, quizá podamos alcanzarla. Pero cuando la luna vio al león, volvió a subir algo
más. Tampoco esta vez lograron tocar la luna, y llamaron al zorro. —Verás cómo lo conseguimos si te
subes a mi espalda —dijo el león.
Al avistar al zorro, la luna se alejó de nuevo. Ahora solo faltaba un poquito de nada para tocar la luna,
pero esta se desvanecía más y más. Y el zorro llamó al mono.
—Seguro que esta vez lo logramos. ¡Anda, súbete a mi espalda! La luna vio al mono y retrocedió. El
mono ya podía oler la luna, pero de tocarla, ¡ni hablar! Y llamó al ratón.
—Súbete a mi espalda y tocaremos la luna. Esta vio al ratón y pensó: “Seguro que un animal tan
pequeño no podrá cogerme”. Y como empezaba a aburrirse con aquel juego, la luna se quedó donde
estaba.
Entonces, el ratón subió por encima de la tortuga, del elefante, de la jirafa, de la cebra, del león, del
zorro, del mono y… de un mordisco, arrancó un trozo pequeño de luna.
Lo saboreó complacido y después fue dando un pedacito al mono, al zorro, al león, a la cebra, a la jirafa,
al elefante y a la tortuga. Y la luna les supo exactamente a aquello que más le gustaba a cada uno.
Aquella noche, los animales durmieron muy muy juntos. El pez que lo había visto todo y no entendía
nada, dijo: — ¡Vaya, vaya! Tanto esfuerzo para llegar a esa luna que está en el cielo. ¿Acaso no verán
que aquí, en el agua, hay otra más cerca?
Responde las preguntas de la 22 a la 26, en relación con el texto N°4.
23) Según el texto, ¿qué descubrieron los animales con el trozo de luna?
A) Que la luna es inalcanzable.
B) Que la luna se esconde en el agua.
C) Que la luna no era como ellos pensaban.
D) Que la luna sabe a lo que más le gusta a cada uno.
26) ¿Qué cualidad les permitió principalmente a los animales alcanzar la luna?
A) La valentía.
B) La honestidad.
C) La amabilidad.
D) La colaboración.