Está en la página 1de 2

Descubra su identidad en Cristo El amor de Dios ha sido derramado en mi

corazó n

Capítulo 5

EL AMOR DE DIOS HA SIDO DERRAMADO EN MI CORAZON

Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por
el Espíritu Santo que nos ha dado (Ro. 5:5, NVI).

La palabra “Evangelio” significa “buenas noticias”. Y la buena noticia que el Evangelio proclama
es que Dios nos demostró Su amor al tomar forma humana en Su Hijo Jesucristo, y vino a este
mundo a morir por nosotros en una cruz, llevando sobre sí mismo el castigo que merecíamos
por nuestros pecados, declarándonos libres de culpa y dándonos la oportunidad de
reconciliarnos con El y alcanzar la vida eterna.

Cuando le abrimos las puertas al amor de Dios, una gran sensación de paz y gozo llena
nuestras vidas. Una de las cosas más maravillosas que sucede cuando recibimos el amor de
Dios, es que sentimos un inmenso deseo de amar a nuestros semejantes y contarles lo que El
ha hecho por nosotros, para que ellos también lo puedan experimentar. Esa es una evidencia
de que el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones.

¡Y eso precisamente es lo que El nos manda a hacer! Dios quiere que nosotros seamos sus
instrumentos, sus canales para derramar Su amor en las vidas de otros.

… en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus
pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. Así que somos
embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: “En
nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios" (2Co. 5:19-20).

Hay algo de Dios que le agradezco mucho: El nunca nos pedirá que hagamos algo sin darnos la
capacidad y el poder para hacerlo. ¿Se ha preguntado alguna vez cómo podremos amar a
nuestros semejantes y ser un canal del amor de Dios, usando nuestras imperfectas emociones
humanas? ¿Cómo podemos amar a personas que aparentemente no quieren saber nada
acerca de Dios? ¿Cómo podemos amar a personas que nos han herido? Sencillamente no es
posible. Dios tiene que darnos Su poder sobrenatural para que podamos ser capaces de
hacerlo.

¡Pues, alégrese! El Espíritu Santo de Dios ha llenado ahora su ser, y El mora en Ud. para darle la
capacidad de amar con el amor de Dios. Amar como Dios ama. El le capacitará para que pueda
amar a otros y mostrarles el amor que Dios tiene por ellos.

¿Qué haríamos sin El? Agradézcale a Dios por Su gracia, que es la bondad de Dios obrando a
favor suyo para ayudarle a caminar en Sus mandamientos.

Porque los mandamientos que dicen: «No cometas adulterio», «No mates», «No robes», «No
codicies», y todos los demás mandamientos, se resumen en este precepto: “Ama a tu prójimo
como a ti mismo.» (Ro.13:9, BAD).

15
Descubra su identidad en Cristo El amor de Dios ha sido derramado en mi
corazó n

Escrituras para meditar:

Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por
el Espíritu Santo que nos ha dado (Ro.5:5). Este amor es paciente, es bondadoso. Este amor no
es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja
fácilmente, no guarda rencor. El amor de Dios que está en mi corazón no se deleita en la
maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo
lo soporta (1Co.13:4-7). Todo lo que haga, lo haré con amor (1Co.16:14).

En cambio, el fruto del Espíritu en mí es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad,
fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas (Gá.5:22-23). Le pido
a Dios que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, me
fortalezca a mí en lo íntimo de mi ser, para que por fe Cristo habite en mi corazón. Y pido que,
arraigados y cimentados en amor, yo pueda comprender, junto con todos los santos, cuán
ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que yo conozca ese amor que
sobrepasa mi conocimiento, para que sea llenos de la plenitud de Dios (Ef.3:16-19).

Yo considero bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo
amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio
(Fil.4:8). Pues Dios no me ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio
propio (2Ti.1:7).

Yo soy un siervo del Señor y no debo andar peleando; más bien, debo ser amable con todos,
capaz de enseñar y no propenso a irritarme (2Ti.2:24). No haré nada por egoísmo o vanidad;
más bien, con humildad considerando a los demás como superiores a mí mismo. Yo debo velar
no sólo por mis propios intereses sino también por los intereses de los demás (Fil.2:3-4).

Todas las referencias bíblicas de este capítulo han sido tomadas de la Nueva Versión Internacional

16

También podría gustarte