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TODAS HIJAS DE SU MADRE

DE ISABEL HIDALGO

GRUP DE TEATRE ELS ESCALONS


JUNIO/JULIO 2022

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Isabel Hidalgo comienza su carera de actriz en el año
1965, después de haber cursado estudios en el Real
conservatorio de Madrid. Durante estos años ha intervenido
en numerosos programas de televisión, películas y obras de
teatro. En 1974 hace su primera incursión en un texto teatral
traduciendo y adaptando “¿quién mato a Papa Noel?” que se
estrenó en el teatro Alcázar de Madrid en 1975.
”Las Desempleadas” es su primer trabajo original y se
estrenó con gran éxito de crítica y de público, en el año 1981
en el teatro de la Comedia de Madrid.
En el año 1988 se estrena en el teatro Campos Elíseos de
Bilbao “Todas Hijas de su madre” y después de una gira por
España, se estrena en el Teatro Reina Victoria de Madrid en
Julio de 1989.

PERSONAJES:
BERTA:
MARTA:
ANA:
TERESA:
DIOMI:

DESCRIPCION:
BERTA: Alta de aire burgués. Habla con seguridad y
aplomo. Admonitoria.

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MARTA: Delgada, tiene cierta clase, quizá esté un poco
amargada. Dulce y cariñosa.
ANA: De mediana estatura, rellenita, los mofletes un
poco colorados. Bebe.
PENIA: Es la más joven, capaz de todo, desenvuelta,
vivaz, muy atractiva… muy sola.
DIOMI: Delgada, baja bien parecida. Tímida.

DECORADO

SOFA Y DOS BUTACAS, DETRÁS UN ARBOL DE NAVIDAD


DONDE SE IRAN COLOCANDO LOS REGALOS A MEDIA QUE
ENTRAN LOS PERSONAJES.
EN UNA ESQUINA UNA FIGURA DE AFRODITA O
CUALQUIER OTRA PARECIDA. A UN LATERAL UNA BARRA DE
BAR. EN EL CENTRO UNA MESA CO MANTEL NAVIDEÑO
DONDE SE IRAN COLOCANDO ALIMENTOS VAJILLA ETC. LA
FIGURA TENDRÁ UN CENITAL QUE LA DESTAQUE ASI COMO
EL ARBOL DE NAVIDAD.

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PRIMER ACTO
(Al levantarse el telón, vemos en escena a Teresa. Es una
mujer joven de aspecto muy actual, sobre todo en su forma de
vestir y de peinarse.
Está sentada “echándose las cartas” como si fuera una
pitonisa. Tiene puesta la música a todo volumen, pero oye
música clásica “La Consagración de la Primavera”. Se alumbra
con la luz de las velas de un centro de Navidad que hay en la
mesa.

Teresa: (habla para sí misma) El as de espadas al revés.., embarazo,


engendrar, parto, esperma …(pensativa) parto … esperma.. (Resuelta)
Ah! Ya está, alguna gilipollas se va a quedar embarazada.., o lo está ya?
A ver…. (Echa más cartas) Uy! El rey de oros al revés y con la sota de
oros, que pronostica amores secretos o poco convencionales. Pues ya
sé quién es, (regocijándose, sigue poniendo cartas metódicamente como
hace las pitonisas profesionales).. Que asco, aquí no salen más que
disgustos gordísimos, porque a ver,… el ocho de oros al revés.. usura,
retraso en cobrar dinero.. ¡Ya está! La Ana que no le devuelve un euro
a la otra, como si lo viera. Bueno ahora voy a concentrarme bien
concentrada a ver qué tal me va a ir con el catalán nacionalista este
que he conocido… ¡Joder aquí no salen más que broncas, será que voy
a discutir con las tías estas… a ver (Vuelve a tirar de nuevo todas las
cartas cuando entra Marta, que llega cargada de bolsas y paquetes.
Marta es más o menos del estilo de Teresa, más discreta en el vestir,
maquillaje y pelo, también es mayor que Teresa)
Marta: ¡Que madrugadora!
Teresa: (deja las cartas a toda prisa para besar a Marta). La puerta
abierta como siempre. ¿No tienes miedo que se te cuele un “chorizo”?.
Marta: Ayúdame anda. (Teresa coge una bolsa). Si quieren entrar, se
cuelan con puerta y sin ella. Bueno, ¿cómo estás?
Teresa: Yo encantada de estar aquí en esta casa tan limpia que tienes
hija.
Marta: Bueno es muy sencillo. Pasa la aspiradora de vez en cuando y
luego da unos golpecitos de plumero, ya verás qué resultados. (Marta
hace ademán de aspirar y pasar el plumero, Teresa a su espalda la
imita)
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Teresa: Mira en eso estaba yo pensando, para que la guarra de mi
compañera lo ponga todo hecho una mierda antes de que yo termine
de limpiar ¡¡Ja!!
Marta: (Ríe socarrona) Si, eso desde luego es un inconveniente. Ya veo
que has puesto música ¿te gustan mis grabaciones?
Teresa: ¡Psssshh! En fin que quieres que te diga… a mí me gusta algo
mas colérico, mas…. Sangriento (ademán de tocar guitarra eléctrica-
rock duro)
Marta: ¿Ah sí? Pues en este CD tengo un poco de todo, cuando menos
te lo esperes estarás oyendo puro rock duro.
Teresa: Así me gusta.. Marcha al cuerpo es lo que te hace falta si no,
“mal rollo”
Marta: Pues por mí que no quede (Sacando botellas y cosas de las
bolsas) te voy a poner un CD que te vas a romper
Teresa: Tampoco te pases, que luego llegan las “moñas” de tus
hermanas y se escandalizan…
Marta: ¿Sabes algo de ellas?
Teresa: No mucho la verdad, no las he visto últimamente. Anda que
no tienen delito las niñas… ¿y los maridos?
¡Vaya par de ejemplares!!
Marta: Chica porque dices eso, ¿has tenido algún problema?
Teresa: bueno, nada importante, un pequeño roce con el marido de
Berta…
Marta: ¿Ah si? ¿Qué te pasó?
Teresa: ¡¡Bah!! Nada, no tiene importancia..
Marta: ¡Ah no! Ahora me lo dices, me vas a dejar intrigada.. ¡no hija
no!
Teresa: Pues….. Pues…. ¡Pues que casi me viola el cabrón si me
descuido!
Marta: Joder.. y ¿porque no querías contármelo?
Teresa: Pues porque prefiero olvidarlo…
Marta: ¡El marido de Berta! Pero si es como un franciscano… (gesto de
encorvado y santiguándose…)
Teresa: Si, si! Pues me soltó que si me iba acostando por ahí con todos
los tíos asquerosos que conocía, pues mejor con él... que era mucho
más limpio!

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Marta: Uy ¡que grosero!
Teresa: y empezó a hacerme caricias libidinosas en mi hermoso
trasero. ¿Grosero dices?.... Gilipollas engreído…
Marta: Oye y Berta ¿sabe algo de esto?
Teresa: ¿Que dices? Jamás le diría nada
Marta: Pues yo creo que debería saberlo
Teresa: Pues tú nos vas a decirle nada ¿vale? Prométeme que no le vas
a decir nada
Marta: Bueno si tú no quieres….
Teresa: Pues no, además no se lo creería, (con burla) el santo de su
marido….
Marta: ¿Y cuando sucedió todo eso?
Teresa: Hace ya unos meses, bueno vamos a dejarlo…
Marta: Es que, es que... es indignante!
Teresa: Oye y Diomi, ¿va a venir?
Marta: Uff con esa… ¡nunca se sabe!
Teresa: Caray con ésta también, es como si no quisiera nada con
nosotras
Marta: Le gusta hacer su vida al margen, en realidad es lo que
hacemos todas, solo que ella no disimula..
Teresa: bueno pero que trabajo le costaría vernos una vez al año,
estas fechas además, son como muy propicias para reunirse en familia
¿no?
Marta: Hija si no te conociera bien diría que estás hablando como una
de esas burguesas a las que criticas tanto.
Teresa: No olvides que soy hija de mi madre y poso siempre queda,
aunque yo a quien en realizada me parezco es a papa, por eso soy ¡¡tan
maravillosa!!
Marta: ¿Tú parecerte a papá? ¡Estás loca!
Teresa: Oye ¿qué hay de raro en que me parezca a papa?
Siempre lo habéis dicho…
Marta: ¿Quién lo dice? Berta que es tonta del culo. Tú eres el vivo
retrato de mamá, te guste o no.
Teresa: Yo no decía físicamente, si me hubiera parecido a papa, no
sería tan guapa. En lo físico, tú y yo somos clavadas a mama.
Marta: Eso y Ana y Berta clavadas a papá que era más feo.

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(Las dos ríen)
Teresa: Oye y Diomi, ¿a quién te recuerda?
Marta: Pues aunque no te lo creas, me recuerda mucho al abuelo
Teresa: Al padre de papa ¿verdad?
Marta: Exacto. Pero no se lo digas porque le odiaba.
Teresa: oye ¿de dónde sacará para vivir de esa manera?
Marta: ¿Diomi?
Teresa: Si, a mi es que me rompe los esquemas chica, por más que
pienso… ¡Es que ni metiéndose a puta se saca para tanto…!
Marta: Hala…. Que bruta eres hija, no es necesario decir palabrotas
para expresarte.
Teresa: Venga ya…no me seas ahora tu también tan… educada.
Marta: Tiene negocios…
Teresa: ¿negocios? Sucios… claro
Marta: De joyería según creo, ¡eso deja un buen margen!
Teresa: algo mas tiene que haber, a mi me han dicho que la chica con
la que “vive” tiene “pasta” (gesto con las manos de dinero)
Marta: ¡ay hija! ¿Es necesario que seas tan vulgar?
Teresa: Pero bueno que te ha dado a ti con la dialéctica y todo eso, no
querrás que me ponga a estudiar gramática y “el libro de los buenos
modales”…o “como ser una buena chica… pa’pescar marido”… Ufff
Marta: Pero hija, antes no hablabas así.
Teresa: Pues si… se acabó la buena “chica” me he “aligerado” de
complejos y todo eso..
Marta: (mirando el reloj) Oye no crees que Berta ya debería haberse
“desecho” de su “santo marido” (risitas)
Teresa: ¿no deberían estar ya aquí?
Marta: (saca un paquete de la bolsa) pues por eso lo digo.
Teresa: ¿Qué es eso?
Marta: Callos congelados. (Mutis de Marta con algunos de los paquetes.
Se acaba la Consagración de la Primavera y empieza a sonar música
rock, Teresa se pone a bailar)
Teresa: (Vuelve Marta) ¿ves? esto es mucho mejor (Marta descorcha
una botella de vino) Ehh!! Me pones un traguito ¿no?
Marta: pues claro. Para eso la estoy abriendo (llena una copa) Toma.
Teresa: ¿Rioja?

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Marta: Por supuesto.
Teresa: (Mirándola) ¿puedo saber porque nos has invitado hoy?
Marta: Uy.. ¿No os invito todos los años por estas fechas?
Teresa: (con intención) si, pero esta vez hay algo mas… ¿no?
Marta: (Cambiando de tema) Esperemos que Diomi no nos dé
esquinazo y este año venga.
Teresa: Ya sé que no está bien, pero yo que tú no le decía que has
invitado también a Berta y Ana, estoy segura que no viene por no
verlas.
Marta: No puedo hacer eso Tere.
Teresa: Berta y Diomi no pueden verse, y Ana la trae frita pidiéndole
siempre dinero.
Marta: (Con asombro) ¿Qué Ana le pide dinero a Diomi?¿Y sabes si se
lo da?
Teresa: Supongo que sí.
Marta: (Va abriendo algunos paquetes de almendras, cacao etc.., que
pone en platitos en la mesa, mientras Teresa vuelve con las cartas)
Venga Tere no seas tan ambigua ¿se lo da o no se lo da?
Teresa: Que yo sepa, algunas veces le ha dado dinero
Marta: ¿Y tu como lo sabes?
Teresa: ( con sorna) bueno, ya sabes que soy un poco.. Esotérica,
practico algunas mancias…
Marta: Ya! Ya sé que echas las cartas, pero no creo que el Tarot te
cuente esos cotilleos…
Teresa: Pues no seas tan escéptica, que te llevaras muchas
sorpresas…
Marta: Es que no creí que Berta tuviese problemas económicos. Ya sé
que su marido está en paro pero…
Teresa: y ahí se va a quedar de momento. Mira ( Le enseña las cartas)
lo estoy viendo en estas cartas.
Marta: Tere, dime la verdad, tú sabes eso por las cartas,
¿ o tienes otras fuentes?
Teresa: (Sonriendo) ay Marta, Marta… Digamos que las cartas me
confirman sospechas, intuiciones…
Marta: (Un poco enfadada) Oh Vamos Tere, tú no tienes cara de
pitonisa.

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Teresa: ¿Me creerías si te dijera el motivo por el cual nos has invitado
a cenar?
Marta: Tenía ganas de veros, daros un abrazo, ver si estáis mas
gorditas o más delgadas, como os va la vida…
Teresa: Y por algo más.
Marta: (escéptica) De verdad sabes… No, no puede ser….
Teresa: (Segura de si misma) ¡También! ¿Se lo has dicho ya a tu novio?
Marta: (Todavía incrédula) No puedo creer que pierdas tu tiempo
echándote las cartas Tere.
Teresa: Me divierte. Vivo sola y tengo tiempo para todo… ¿Me
entiendes?
Marta: ¿No compartes el piso con una amiga?
Teresa: Pero estoy hasta las tetas de aguantarla. A i con quien me
gustaría vivir es contigo.
Marta: Eso es imposible Tere, lo siento.
Teresa: Pero ¿porque? Cuando venga él yo desaparezco. Además
tienes una casa muy grande, no tiene porque saber que vivo aquí si tu
no se lo dices.
Marta: (Ve aparecer a Berta, y le hace señas de que se calle) Bueno
calla, ya hablaremos de esto en otro momento.
Berta: (de aspecto burgués, habla en un tono admonitorio. Lleva un
paquete en la mano) ¡Vaya una recepción! (Besando a Marta) no acabo
de llegar y ya estamos con secretitos.
Marta: Ya creíamos que no venias.
Berta: Hola rica. (Besa a Tere fríamente) ¿si? Pues veo que no soy la
última. ¡Ana no ha llegado todavía! Y la otra que nunca aparece… (Le
da el paquete a Marta) Toma, he traído esta chuchería, métela en la
nevera.
Marta: ¿Qué es?
Berta: Trufa heladitas (Mutis de Marta) ¿Qué le pasa, por que os
habéis quedado calladas al verme entrar? (pone unos paquetes bajo el
árbol)
Teresa: Sé lo mismo que tú, acabo de llegar.
Berta: Mujer como tienes dotes de adivinación…
Teresa: Pues sé lo mismo que tu. ¡Cotilla!

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Berta: Oye guapa, no te pases. Si no quieres contarme nada, no lo
hagas y en paz. (Teresa va al reproductor y sube el volumen de la
música. En ese momento suena la……….Y Tere la imita haciéndole burla
a Berta) ¡La gallina lo serás tú!
Teresa: Yo no pongo huevos, ¡tu has puesto dos!
Berta: Que esquizofrénica estás rica. Y quita ya esa música por favor.
Teresa: Que muermo eres hija! ¿Es que no te va una buena música y
un cubata? Es una cinta muy variada, a lo mejor sale Julito Iglesias, que
te gusta tanto (imita a Julio Iglesias)
Berta: ¡Quítala! No estoy ara músicas. (Tere se sienta al lado de Berta
conciliadora)
Teresa: ¿Qué te pasa hermanita, problemas con tu consorte?
Berta: ¿y a ti que te importa? Métete en tus asuntos.
Teresa: Toma échate un traguito de vino y cuéntame cómo están tus
dos animalitos.
Berta: ¿Cuántas veces tengo que decirte que no llames a mis hijos
animalitos?
Teresa: Pero mujer, si lo digo con todo el cariño de tía.
Berta: Me da exactamente igual.
Marta: (entrando)¿Qué pasa aquí, ya estáis discutiendo como
siempre?
Berta: Mi Marta, a mi hazme el favor de no invitarme el mismo día que
venga ésta, siempre me pone de mal humor.
Marta: ¿No serás que ya vienes tu predispuesta?
Berta: todo lo contrario, la culpa la tenéis vosotras
Marta: Anda ¿Qué te he hecho yo?
Berta: bueno nada hija es que no hice más que entrar y cambiasteis de
conversación. (Berta sonríe) Y si te pasa algo, tengo el mismo derecho
a saberlo que ésta. (Especulando)¿Has reñido con tu… con tu amigo?
Teresa: Como va a reñir con él mujer. ¿Quien le pagaría el piso
entonces?
Berta: No comprendo cómo puedes soportar a esta grosera. ¿Por qué
no la echas de aquí a patadas?
Marta: Porque tiene razón.
Berta: Pero eso no es motivo para que te hable así.
Teresa: Claro, tú como eres una hipócrita, lo dices a su espalda.

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Berta: Tere no te consiento una impertinencia más. ( Se levanta en
actitud de irse, pero Marta la coge del brazo cariñosa)
Marta: Vamos Berta, no irás a tomártelo en serio. ¿Has hablado con
Ana? ¿Cómo es que no habéis venido juntas?
Berta: Tenía que recoger a Diomi, me dijo.
Marta: (Extrañada) ¿y eso?
Teresa: Es que ayer “bajo la bolsa en Madrid” (burlona).
Berta: ¿Y qué tiene que ver eso idiota?
Teresa: (riéndose) Solo una tonta grave como tú, llama idiota a una
lumbrera.
Berta: Mira Marta (Irritada) te juro que no la puedo soportar.
Teresa: Oh la señora es sensible como pétalo de crisantemo y no
puede soportar ni las mínima coña marinera.
Berta: No te hagas la graciosa, porque eres una hortera y una
ordinaria por muy temprano que te levantes.
Teresa: Qué sabrás tú de la vida, ¡yegua normanda!
Berta: ¡Me has llamado yegua!
Teresa: Mujer, podía haberte llamado mula parda, que es mucho mas
nacional y pollina.
Marta: Ya está bien Tere. Vete a la cocina y ve preparando el mantel,
cubiertos, vasos y todo lo que se te ocurra.
Teresa: ¿Quién hay tan firme que no pueda ser seducida con este
planazo? (A punto de hacer el mutis se vuelve) ¿Si quieres te friego los
platos también? Ya sabemos que eres un poquito… guarra.
Marta: Anda llévate esta bolsa a la cocina. (Mutis de Teresa riéndose)
Berta: ¡De verdad que no me explico como la soportas!
Marta: Todos tenemos nuestros defectillos.
Berta: Lo que más me fastidia es que se pitorrea de todo el mundo,
como si ella fuera perfecta. Y hay que ver la vida que lleva, porque ¡ya
me dirás si es normal vivir como vive! ¿Tu has estado en su casa? ¿Has
visto la cantidad de mierda que hay allí? Y luego, eso de acostarse con
el primero que llega? (escandalizada) ¿pero qué principios son esos?
Te digo que me avergüenzo de ser su hermana.
Marta: Mujer, si le gusta darse un revolcón de vez en cuando… eso lo
hacemos todas, la que mas y la que menos.

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Berta: Si pero dentro de un orden, quiero decir que yo estoy casada
como Dios manda. Ana también tiene a su marido y tu, bueno, al fin y
al cabo vivir con un hombre…, pues no es que este bien pero vamos..,
que es uno, uno solo.
Marta: Solo que yo no vivo con un hombre, viene aquí a visitarme y tú
sabes que está casado.
Berta: Bueno, aún así, haces una vida digamos... mas normal, pero es
que lo de Tere no tiene nombre
Marta: pues hija hay miles de chicas como ella.
Berta: Y miles como tú. Y miles como yo..
Marta: y entonces… ¿porque te consideras tú la normal?
Berta: Tendrás que convenir conmigo que, de todas nosotras, yo soy
la que lleva una vida, como diría yo…, pues eso más normal, si.
Marta: Ana también está casada
Berta: ¿Pero qué relación tiene con su marido, hija? Que cada uno
entra y sale cuando le da la gana. Y mira, no pensaba decírtelo, pero
Ana me ha dicho que le ha puesto los cuernos. Vamos, ¡iba yo a hacer
eso! Pero una mujer casada… ¿Qué necesidad tiene?
Marta: Quién sabe. Pobre Ana, quizá está sufriendo o pasando una
crisis de relación, o qué sé yo, que a lo mejor necesitará sensaciones
eróticas de otro tipo. Hay mujeres que no disfrutan con sus maridos
¿sabes Berta?
Berta: Pues hay que tener resignación.
Marta: ¿cristiana?
Berta: (que no lo entiende) ¿Cristiana ella? No, porque dice que es
agnóstica (dice esta palabra con ironía). Y digo yo, si no es cristiana ni
creyente, ¿que necesidad tenia de casarse por la iglesia?
Marta: Pero Berta, eran otros tiempos, no había mas remedio.
Berta: Lo que le pasa es que le gusta mucho hacerse la “progre”. Y el
marido es igual que ella, tanto que presume de ser liberal y nos pone
verdes a todas. Porque hay que ver como os pone de “pilinguis”, y a
Diomi, a esa la pone a parir. Vamos que hablara yo así… pero que os
despelleje de esa manera todo un … ¡Liberal!.
Marta: Lo que demuestra una vez más, que el que más habla es el que
más tiene que callar.

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Berta: eso pensé yo. Teniendo él en su casa a una descarriada, se
pone a criticar a las demás.
Marta: Mujer…descarriada, lo que se dice descarriada… Entonces
¿Cómo me catalogas a mí?
Berta: Pues mira, si quieres tu eres más decente, dentro de lo que
cabe, claro.
Marta: ¿Quieres un vino?
Berta. Porque al fin y al cabo ese hombre no es tu marido y no le
debes fidelidad (Entra Teresa con el mantel y otras cosas)
Marta: Pero, por favor Berta, ¿Cómo no le voy a deber fidelidad?
Además que todo respeto es bello por sí mismo, no por obligación. ( a
Teresa) tú trae el pan, (teresa hace gestos de inclinación y hace Mutis)
Berta: Yo es que tengo otros principios y a mí me parece vergonzoso
que una mujer casada le ponga la cornamenta al marido.
Marta: Pues igual de vergonzoso que se los ponga el a ella ¿no?
Berta: Mujer, en los hombres es distinto, no compares.
Marta: ¿No te importaría que tu marido te engañase?
Berta: No digo yo tanto, mujer.
Marta: Y si yo te dijera que ha intentado ligar con Teresa, ¿Qué te
parecería?
Berta: Pues que mientes con esa bocaza que tienes. Mi marido es
incapaz de hacer algo así
Marta: Y sin embargo, ¡es verdad!
Berta: ¿quién lo dice? ¿Esa degenerada?
Marta: (Arreglando el mantel de la mesa) ¡Pues si!
Berta: ¡Qué más quisiera ella!
Marta: ¿No la crees?
Berta: Como comprenderás, entre su palabra y la de mi marido…
Marta: Porque no se lo preguntas primero, antes de opinar
Berta: Porque tengo una fe ciega en él.
Marta: ¡Y tanto! (Indignada) ¡Tu marido es un gran hipócrita que ha
intentado abusar de Teresa!
Berta: ¡Eso es mentira!
Marta: ¿me estás llamando embustera?
Berta: Estás inducida por Teresa.
Marta: ¿porque iba Teresa a inventarse semejante historia?

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Berta: Porque no tiene vergüenza, y lo que más me duele es que tú le
creas.
Marta: Concédele por lo menos el beneficio de la duda.
Berta: Eso es lo que quisiera ella
Marta: Estás equivocada. Me ha pedido que no te dijese nada.
Berta: Porque sabía que lo harías, pero le ha salido el tiro por la
culata.
Marta: pues entonces, te pido que no le digas nada, le prometí que no
te lo diría.
Berta: No tenga miedo que no le voy a dar esa satisfacción, porque
además, en el remoto caso de que fuese cierto, solo ella sería la
culpable por provocar a un hombre casado. Porque eso es lo que hace
provocar a los hombres con esos trapos que se pone.
Marta: viste a la moda, como una mujer de hoy en día, provocativa,
valiente, pero eso no quiere decir que vaya pidiendo por ahí que la
violen (va disponiendo los cubiertos sobre la mesa).
Berta: Mara basta ya. Como dicen mis hijos, tu tienes una manga muy
ancha. Claro que yo, en tu situación diría lo mismo.
Marta: Mis opiniones nada tienen que ver con mi situación particular,
son fruto del análisis y el convencimiento de que las cosas son así.
Berta: Perdona Marta, es que me cuesta mucho trabajo entenderos.
Marta: A veces es muy difícil entenderte a ti Berta.
Berta: Pues hija no sé porque, mi vida es transparente como un cristal.
Claro, que si partimos de la base de que tu situación es normal…,
entonces todo el esquema de valores se trastoca.
Marta: Yo no soy una santa, desde luego, pero es que no tengo ningún
interés en serlo.( Entrando Teresa que se ha puesto un mandil)
Teresa: Pues yo si que soy un pendón “desorejao”, pero es que me
parece el mejor rollo de este mundo animal! (pasando la panera por
encima de la cabeza de Berta)
Berta: No tienes remedio guapa (Teresa la abraza Berta trata por
todos los medios de quitársela de encima.)
Teresa: anda hermanita… ¡Enróllate conmigo, dame un besito!
Berta: (Enfurecida), ¡que me sueltes idiota!
Teresa: (riéndose de sus propias gracias) ¡qué forma de conectar!¡que
sexualidad tan atípica la mía!

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Berta: (histérica)¡Suéltame imbécil!
Teresa: ¡Uy me ha llamado imbécil! Que paleolítica la tía.
Marta: ¡Suéltala Tere, que acabareis mal!
Teresa: ¿Que pasa estrechas? ¿No se os puede gastar una broma?
Berta: De esa clase no.
Teresa: ay hija no se puede ir de trascendente por ahí a todas horas
guapa, que luego no vas a sabe qué hacer.
Berta: Tu sí que no sabes lo que haces, que lo vas tirando todo por
dónde vas.
Teresa: ¿He perdido algo?
Berta: Que no perderás tú.
Teresa: (buscando en el bolso) El mechero, he perdido el mechero
hortera.
Berta: ¡Algo mas sucio!
Teresa: Coño, ¡las bragas! (se mira bajo el pantalón)
Berta: (Dándole una cartera mugrienta) Toma, estaba en el ascensor.
Teresa: A ver está todo, el dinero… Anda ¡con carnet de identidad que
voy y todo!
Berta: un día perderás la vergüenza
Teresa: Eso es lo que tienes que perder tú remilgada
Marta: chica eso es todo lo que se te ocurre decirle
Teresa: ¡Pues claro! Quiero lo mejor para ella, lo que necesita esta es
darse un buen filete con alguien que le trabaje las zonas castas, porque
su marido la tiene a dieta.
Marta: Deja este tema Tere por favor.
Berta: pero si es su tema favorito, luego dirá que la meten mano (con
desprecio) esta libidinosa, promiscua y buscona…
Teresa: Anda y déjate de eufemismos, yo lo que soy es una cachonda.
Berta: ¿Oye te importa si llamo por teléfono?
Marta: No mujer llama todo lo que quieras. (Mutis)
Berta: (Marca un numero) Hola hijo. ¿papá ha llegado? (pausa). Ya
sabes lo que te he dicho, estoy en casa de la tia, si hay algo me llamáis
(pausa) ¿Como que no hay huevos, quien dice eso? (pausa) dile a tu
hermana que se ponga (pausa) ¿quién dice que no ha huevos? (pausa)
pues si, porque he dejado yo una docena. La ensaladilla se la pones a
tu padre, no os la comáis vosotros, no vaya a ser que esté mala

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(pausa). Si, hala, adiós. (Cuelga, va a marcar otro número, pero entra
Marta con dos copas de champagne, las pone sobre la mesa, se sonríen
cada una con intención distinta y Marta hace mutis. Berta marca
rápidamente) ¿oye? ¡Ah creí que eras mi hermana! (Pausa). No
precisamente la estamos esperando. ¿Qué haces tú ahí? ¿Está mi
cuñado? (pausa) ¿Cómo que quién soy yo? Pues Berta la hermana de
Ana. Ya, ya te he reconocido, por eso, que me extraña que estés ahí si
no está mi hermana. (Pausa). No, no hace falta, adiós.
Teresa: (asomando por la puerta de la cocina) ¿que si quieres filete de
vaca gallega, o tripés a la madrileñé?
Berta: Que son tripés a la madrileñé?
Teresa: (Triunfal) ¡Callos proverbiales!
Berta: (con rabia) ¡No me gustan los callos!
Teresa: ¿Unos.. Spaghettis a la putanesca?, Uy perdón…
Berta: ¿Por qué no te vas a tomarle el pelo a tu..? ¡Ay, iba a decir una
animalada!
Teresa: (sigue de pitorreo) ¡Oh! Me olvidaba que la señora es muy
refinada. ¿le ofrecemos entonces, unas moléculas orgánicas al gratén?
Berta: (Despectiva) Si tu vida dependiera de tu habilidad culinaria….
Teresa. ¡Uy! Culi-naria, que palabra tan cachonda. (suena el timbre de
la calle y Teresa va como un rayo a abrir. Entra con Ana a la que llena
de besos, y Berta va a cerrar la puerta)
Ana: Pero bueno, que te pasa Teresa, Suéltame ya.
Berta: (Besando a Ana) Siempre tiene que estar dando la nota.
Teresa: Y Diomi, ¿no viene contigo?
Ana: No, no he podido localizarla (Poniendo la bolsa que lleva en la
mesa)
Teresa: Entonces, ¿este año tampoco va a venir?
Ana: ¡Y yo que sé! ¿Dónde está Marta?
Teresa: Preparando la cena. Ven. (Intenta llevarla a la cocina)
Marta: (desde dentro) Tereeee!
Teresa: Voy a decirle que ya estás aquí.(Mutis)
Ana: Si anda corre. ¿Y a ti que mosca te ha picado? Pareces talmente
que estuvieras de mala leche.
Berta: Pues tenía hoy un día divino, pero ha sido llegar aquí y
ponerme de mal humor.

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Ana: Así, gratuitamente ¿o es que ha ocurrido algo?
Berta: Para empezar Teresa que tiene la virtud de sacarme de quicio
Ana: ¡Bah! Es una loca de la vida
Berta: Luego Marta, que estoy segura que le pasa algo y por supuesto
se lo debía estar contando a Tere, porque hija, fue llegar yo y ponerse
las dos a disimular.
Ana: Mujer te lo habrá parecido, no seas tan susceptible.
Berta: Que te crees tú eso. Marta se lo cuenta todo a Tere.
Ana: Pues fíjate que nunca me ha parecido Marta una mujer de
confidencias, yo creo que se lo embotella todo.
Berta: estás totalmente equivocada, no ves que están las dos en el
mismo “rollo”, como se dice ahora. Tere lleva una vida que, bueno, tú
ya sabes, hoy con uno, mañana con otro, la chica que comparte el piso
con ella lo mismo,
total que organizan allí unas bacanales…
Ana: Siempre que nos vemos me cuentas lo mismo Berta…
Berta: no me lo vas a negar tú ahora, cuando ella misma me lo ha
dicho.
Ana: (escéptica) ¿Cuándo te lo ha dicho?
Berta: Pues cuando venía por casa, cosa que gracias a Dios
Todopoderoso ha dejado de hacer, porque la verdad no era un buen
ejemplo para los niños. Y mi marido, el pobre estaba asustadito de ver
los tipos que nos metía en casa, cada vez que venía traía uno distinto…
Ana: También a mi casa ha venido con algún que otro novio, pero yo
no veo que eso sea motivo para escandalizarse.
Berta: Como se nota que tú no has visto al último que me trajo; unas
barbas…, alto, delgado, un tío rarísimo, parecía un antepasado. Así que
le dije “mira Tere, ven a casa siempre que quieras, pero tipos como
éste no me los traigas más al menos que sea un novio formal” ¿y sabes
lo que me contestó? (Imitando a Tere) “Pero tú estás mal, como me voy
a tomar en serio a este tío, pero no ves que es un “desgraciado”, si
hasta le doy de comer.
Ana: ¿De verdad te dijo eso? (riendo) que graciosa
Berta: Para que luego digas que no hacen orgías. Me dijo que tenía con
él ¡unos orgasmos cósmicos! (Ana se echa a reir) ¿tu has oído hablar de
los orgasmos cósmicos?, yo en la vida. Pero bueno, ¿qué es eso, a ver?

17
Pues que es una degenerada. Se lo conté todo a mi marido y, claro, me
dijo que no la quería ver por casa.
Ana: Hiciste mal, esas cosas no se cuentan a los marido, que luego se
piensan que todo el monte es orégano. (sonríe)
Berta: ¿Qué? ¿Ya te han ido a ti también con el cuento de mi marido?
Ana: (Sirviéndose un vino)¿De qué cuento me hablas?
Berta: Un chisme de Tere, me parece mentira que Marta se lo haya
creído. Bueno, no sé de qué me extraño, si son tal para cual.
Ana: o mujer, no compares. Lo que le pasa a Marta es que ha tenido la
desgracia de que él ya estuviera casado.
Berta: Ah! ¿y te parece poco ser la querida de un tío casadorro y
además que puede ser su padre?
Ana: (alarmada por el tono de Berta) Chisst, habla más bajo que te van
a oír.
Berta: Pues eso tiene un nombre, no porque sea nuestra hermana nos
vamos a hacer las tontas.
Ana: El que esté libre de culpa que tire la primera piedra.
Berta: Tú no puedes tirarla, pero desde luego yo, ¡sí!
Ana: ¡Hija no se te puede contar nada! No me extraña que se callaran
cuando te vieron entrar.
Berta: Pues es fácil de adivinar.. Alguna guarrería del vejestorio,
seguro. (Ana va hacia la puerta de la cocina) Pero bueno ¿dónde vas?
Ana: (señalándose una oreja) es por si están escuchando… ¡como
hablas tan bajito! (Llama a Marta) Marta guapa, que cara te vendes….
Marta: (Sale, se besan) Que va mujer, es que estaba preparando la
cena. ¿Cómo estás?
Ana: Yo muy bien. ¿ y vos?
Marta: como siempre, ¿Has tomado algo?
Ana: Vino, no hay otra cosa (dando a Marta una botella que ha sacado
de la bolsa)
Marta: Gracias Ana.
Ana: Yo me hubiera tomado un whisky y el vino para la cena ¿no?
Marta: Pues vaya pedo... (Ana le corta)
Ana: Oye que eso yo solo lo hago en la intimidad.
Marta: Que pedo ibas a coger, que no me has dejado terminar guapa.

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Ana: Ah! Bueno eso es otra cosa. ¿Y de que vamos a hablar esta noche?
Porque supongo que ya lo habrás elegido.
Marta: hoy hablaremos del amor.
Berta: ¡Uy, no dices tú nada, del amor!
Ana: de que clase: ¿del erótico, del romántico del platónico?
Marta: Del amor, así como suena. Ese sentimiento tan bello que tan
poco practicamos.
Ana: Es verdad, el mundo está falto de amor.
Marta: Debería ser un asunto del gobierno y ponerlo obligatorio,
como el impuesto sobre la renta o el IVA, el que no lo practique… a la
cárcel.
Berta: A esos gobernantes les obligaba yo a vivir con el sueldo de mi
marido un mes, a ver si se enteraban que en este país hay familias que
no les llega para pagar impuestos
Ana: Si no fuera un gobierno socialista, seguro que no protestabas
tanto, a ver si antes no se pagaban impuestos
Berta: Pero no esa barbaridad.
Ana: (irónica) pues no declares (saca unos paquetes de la bolsa y los
coloca en el suelo al lado del árbol de Navidad)
Berta: ¿Es que te estás burlando de mi?
Ana: Puede….
Berta: Pues a tu marido le ha servido de muy poco tener carnet del
partido, porque para estar en el paro y cobrar una paga por no hacer
nada, eso hoy día lo tiene cualquiera.
Marta: ¿Por qué siempre acabáis a la gresca con la política? ¿Qué más
dará que manden unos u otros? A ver si creéis que alguno tiene una
varita mágica.
Berta: Puede que te dé igual a ti, pero a mí me importa mucho quien
mande, por la sencilla razón que quiero para mis hijos una educción
cristiana, y porque me gusta que mi país sea un país decente.
Ana: ¿Es que tus hijos no están recibiendo una educación cristiana?
¿Es que España no es un país decente porque manden los socialistas?
Berta: No, no lo es. Empezando porque ellos no lo son.
Ana: Oye, un momento, matiza eso de que “ellos no lo son” porque hay
mucha gente que se puede dar por aludida.

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Berta: No serás tú, que les votas porque te obliga tu marido (Le dice
esto con la mayor ironía)
Marta:¿ Es que a ti no te obligan a votar a la derecha?
Berta: A mí, no señora.
Ana: Será lo único que no te impone ese subnormal de marido que
tienes.
Berta: Será subnormal, pero no me mete a la querida en casa cuando
yo estoy cenando en casa de una hermana.
Marta: ¡Berta! ¿Cómo puedes decirle eso?
Ana: (Coge por un brazo a Berta obligándola a mirarla) Déjala, déjala.
¿Cómo sabes tú quien hay en mi casa?
Berta: Solo falta que me eches a mí la bronca, por ser un poco curiosa.
Lo que no es normal es que esa individua tenga la poca vergüenza e
coger el teléfono ¿Y si eres tú la que llama?
Marta: ¿Te ponen los cuernos Ana?
Ana: Si hija si, tipo cabra hispánica.
Marta: él siempre fue un poco pendón, tómalo de esa manera.
Berta: Si, pero es que la que tiene ahora es una fija, una cosa así
como… ¡como estas tú! (a marta, esta baja la cabeza un poco
avergonzada)
Ana: como te gusta meter la pata hija, que barbaridad, con lo mona
que estás calladita.
Berta: Perdona Marta, guapa, que yo solo quería poner un ejemplo.
Marta: No te preocupes, la culpa es mía por ser tan paradigmática
para esta clase de asuntos.
Ana: Esta lo que tiene es muy mala leche, hablando en plata.
Berta. No es cierto. Y si conozco vuestras intimidades es porque
vosotras me las contáis.
Ana: Para que pongas un poco de emoción en esa vida que llevas tan
“normal”, no para que luego nos lo eches en cara.
Berta: No dirás que te he echado en cara lo de tu adulterio... (Finge
que se le ha escapado tapándose la boca)
Ana: ¿Ves como eres una bocazas? No se te puede hacer una
confidencia, que no te para la boca, primero revientas que te callas. (A
Marta) Deja que te explique, no vayas a creer que voy de salida por la
vida o algo así.

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Marta: Jamás se me ocurriría pensar algo así de ti Ana.
Ana: De todas formas, escúchame. (Un poco apesadumbrada) Mira,
verás las cosas en mi matrimonio, pues la verdad… no van muy bien
que digamos.
Berta: (apostillando) nunca han ido bien. (Ana le lanza una mirada
inquisitoria y sigue hablando)
Ana: El caso es que hace un año, poco más o menos, descubrí que me
la estaba pegando, y pues eso, la reacción inmediata, sin reflexionar,
fue pagarle con la misma moneda.
Berta: Pues no entiendo porque te dio ese arrebato, ya tenías que
estar acostumbrada.
Ana: Estaba acostumbrada a devaneos, a coqueteos sin importancia,
no a que me dijera que se había enamorado de mi mejor amiga.
Marta: ¿No has pensado en el divorcio? Hija sería una solución, luego
te buscas un trabajillo y…(Ana le corta)
Ana: Si, ya. No lo encuentra la gente con carrera, imagínate yo que no
estoy preparada para nada.
Berta: Pues no tienes más remedio que aguantarte, tanto correr con la
ley del divorcio, y solo se pueden divorciar los ricos.
Marta: Mira Berta, aunque solo hubiese una pareja en el mundo que
quisiera separarse, el divorcio estaría más que justificado.
Berta: Bah! Demagogia barata!
Ana: Yo no quiero divorciarme. Me h dolido tanto tener que
engañarle,… pero tenía que hacerlo Marta. Estaba deshecha,
humillada, tenía que comprobar que todavía podía gustar a otros
hombres.
Marta: No sabía que lo estuvieras pasando tan mal Ana. Lo siento. De
todas formas tiene mucha cara ¿no? Meterte a la amiguita en casa no
es que sea muy normal que digamos, y no es que yo sea la más
indicada para hablar, pero en fin, todo tiene un límite.
Ana: Mi equivocación fue contarle que le había engañado, su reacción
fue todo lo contrario de lo que yo esperaba.
Marta: si te oyera Tere te diría que eres una gilipollas profunda, pero
a quién se le ocurre, ¿es que no sabes que la sinceridad es lo único que
las mujeres no nos podemos permitir?

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Berta: Perdona, pero ahí tiene toda la razón él. Vamos, le voy yo a mi
marido con una cosa sí… y para que te cuento, me quita la cara del
primer tortazo.
Ana: Y tú lo soportarías, porque es tu obligación de abnegada esposa,
¡tu estas de psicólogo chica! Todas no somos iguales… menos mal.
Berta: Como eres tú, acaba de quedar tan claro, que para que te digo
nada (Ana engancha a Berta por los pelos, pero la intervención de Marta
la ayuda a librase y Berta hace mutis.. sollozando)
Marta: Por favor Ana, tranquilízate.
Ana: Porque se me ocurriría a mi contarle nada a esta imbécil, cotilla,
si yo con quien iba a desahogarme era con Diomi (Disimula)… o bueno,
contigo también lo hubiera hecho, de verdad, pero mujer, ese día no
encontré a nadie, solo a ella, como siempre está dispuesta….
Marta: Me parece bien que te desahogues con quien quieras, pero
mujer... ¿decírselo a él? ¿Pero cómo se te ocurrió?
Ana: Quería que supiese que había hombres que me encontraban
atractiva. Tenía la esperanza e provocar sus celos.
Marta: Si te comprendo, yo también he echado alguna cana al aire,
pero vamos, ni por asomo se me ocurriría contárselo.
Ana: Tu caso es distinto Marta, el está contigo a pesar de tener a su
mujer, no te queda otro remedio que sentirte segura, deseada. No
quiero ofenderte.
Marta: Si no me ofendes mujer. NO te preocupes, pero insisto en que
no debieras habérselo dicho.
Ana: Lo peor de todo es que creo que está pensando en la separación.
Marta: ¿Pero el si quiere el divorcio?
Ana: El divorcio no lo sé, pero una separación me la ha …
(Entra teresa en monopatín y con una peluca)
Teresa: Yehhh…. He tomado una sobredosis y voy total tías… Estoy
alucinando…
Marta: ¿de qué? ¿De butano? (ríen) es lo único que te faltaba pues,
que te drogaras.
Teresa: Pero si el butano es una droga blanda ¿Qué dices?
Marta: ¿Queréis que pongamos algo de picar o nos quitará las ganas
de cenar?
Ana: No deja, por mi no pongas nada (casi gimoteando)

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Marta: (cariñosamente) ya no quieres ni cenar, tonta.
Teresa: Uy, no lo creo, pero si has puesto una cena casi pornográfica,
¡molleja mía!
Marta: ¿Molleja?(haciendo mutis a la cocina) me has llamado molleja
(riéndose)
Ana: ¿Cuando vas a sentar la cabeza Tere?
Teresa: (con guasa) ¡Hija ni que mi cabeza fuera un culo!
Ana: Hija a veces que vulgar eres, que pena.
Marta: (Entrando con los aperitivos) es verdad y contesta a Ana que
estoy de acuerdo con ella, ya no estás tú en edad para la vida que
llevas.
Teresa: (Mirándolas de arriba abajo) Mira estas dos meapilas. ¿Es que
de verdad os creéis que vosotras si habéis sentado la cabeza?
Marta. Bueno, dentro de lo que cabe, mujer.(hace mutis)
Teresa: Vaya morro que tenéis… anda y no me busquéis la boca, que
me la vais a encontrar…(entra Marta con mas aperitivos)
Marta: ¿Si? ¿Y qué? ¿Que nos vas a decir? A ver
Teresa: Pues que no sé como os atrevéis a hablar…
Ana<. pero si yo lo digo porque no estés tan sola. Si te buscaras a un
hombre de forma estable...
Marta: Pero no uno de esos tipos tan desarraigados que te ligas, sino
un hombre tierno, sensible (Entra Berta arreglándose)
Teresa: Bah! Naderías. ¡Donde esté un buen maniaco!
Berta: ¿Lo estáis viendo? No tiene remedio la pobre.
Teresa. No en serio, ahora estoy muy bien con un tío que tengo que es
muy “enrollao” y eso..
Marta: A ver lo que te dura
Teresa: (bromeando) lo que yo quiera, ya sabes que soy muy
envolvente y carismática.
Berta: Mientras le mantengas….
Marta: No puedo creer que te chuleen Tere
Teresa: bueno ya sabes, hoy por ti, y mañana por ti también…
Ana: ¿Este es el del orgasmo cósmico?
Teresa: No. Este es otro. ¡Uy, aquel era …un semental!
Berta: Que fina puedes ser hija.
Ana: ¿No te has planteado hacerte una lista con los que llevas ya?

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Teresa: Ya la tengo. (Ana y marta ríen)
Berta: Lo que hay que oír, Dios mío. Luego decís que yo soy una
retrógrada, pero vosotras sois unas degeneradas.
Marta: todos somos retrógrados y degenerados a la vez Berta,
depende de las circunstancias.
Berta: Yo de ninguna manera podría comportarme como vosotras.
Teresa: Porque eres una resignada querida, pero no todo el mundo se
lo monta tan mal en la vida.
Ana: Si esta no tuviera el freno de la religión, ibais a ver lo que era
bueno.
Berta: Como sigáis por ese camino, desde luego yo me marcho y
además que no me gustan, no soporto los callos y menos por la noche.
Marta: Para ti hay otra cosa, mujer.
Teresa: No te preocupes, que esta no se queda sin oír lo que se hable
aquí esta noche.
Berta: Pues como sea lo que tienes que decir tu, vamos apañadas.
Teresa: No te lo pasas tú poco bien contándole mis “aberraciones” al
morboso de tu marido. La pena que tienes es que ya no voy por tu
casa.
Berta: Ni falta que hace, no sabes lo bien que estamos desde que no
vienes.
Ana: Como va a ir, si le dijiste que no volviera..
Teresa: ¿Que ella me dijo que no volviera? ¿De dónde sacas tu eso?
Ana: (Mirando a Berta irónica) No, de ningún sitio, que tenía yo la
impresión, no sé porqué. (Gesto a Berta como de “ya te vale”)
Teresa: (que se da cuenta que Alces ha mentido) Bueno, vale,
dejémoslo. Vamos a darnos un goce etílico para no perder la
costumbre. (Sirve más vino)
Ana: ¿Porque no nos pones un poco de caviar del que te trae de vez en
cuando tu… “mancebo”?
Marta: Uy hija, ya no es tan generoso como antes.
Teresa: A lo mejor ya no te quiere.
Marta: Es posible.
Ana: Venga, no hagas caso a Tere.
Marta: La verdad es que está muy distante y cada vez viene menos,
prueba evidente de que yo le intereso menos ¿no?

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Teresa: ¡Mira que si se ha liado con su mujer!
Marta: Pues lo he pensado, no creas.
Berta: A ti, mientras te siga manteniendo que más te da. Porque no
iras a decirme que le quieres, con los añitos que tiene ya el buen señor.
Marta: Puede que ya no sienta la pasión del principio, pero si le
quiero, son ya muchos años.
Berta: (hace una pausa intencionada) así también quiero yo a mi
perro. (Suena el teléfono mientras Marta se plantea contestarle)
Ana: está sonando el teléfono…
Marta: Si, ahora lo cojo. (Coge el teléfono) ¿Diga?
Ana: ¿Es para mí?
Marta: Ah, hola ¿Cómo estás? (Pausa) Sí, sí, muy bien. (Pausa) Por
supuesto, igualmente. (Pausa)Lo mismo digo, un abrazo. Berta es para
ti.
Teresa: (Burlona) El maridísimo que no encuentra la pimienta.
Berta: ¿sí? Dime. (Pausa)¿Pero cómo que no? Si lo dejé yo todo en la
mesa (Pausa)
Ana: (en voz baja) desde luego a mí, mi marido nunca me dio tanto la
lata.
Berta: (al teléfono) tú insiste y ya verás como cantan. (Pausa) ¿Pero
cómo no va a haber huevos? (pausa)
Teresa: Dile que se fría los suyos (Ana y Marta se ríen)
Berta: (Les lanza una mirada de advertencia) Te digo que no puede
ser, si he dejado yo una docena en la nevera. (Pausa) Pues mira otra
vez y si hay algo me llamas. (Cuelga y se va hacia Teresa) Tu eres una
grosera y estoy hasta las narices de aguantarte ¿te enteras?
Teresa: ¡Y yo hasta las bragas de aguantarte a ti, petarda!
Ana: Que pasa, ¿los niños se han comido la cena de su padre?
Berta: Y mucho me temo que le han dejado sin huevos
Teresa: (A Berta riéndose) pues ya es lo único que le faltaba (a las
otras) ¡Si es que me lo pone a… Huevos!
Ana: ¿Y no sabe hacerse un bocata de chorizo?
Berta: Prefiero que no sepa hacer nada, porque hay que ver cómo me
pone la cocina cuando intenta hacer una simple sopa de ajo.
Marta: Sopa de ajo… si a mí me la hicieran, con lo que me gusta.

25
Ana: Mi marido tiene cierto arte para guisar alguna cosilla, pero al
final, tengo que ir yo fregando todo lo que el mancha.
Teresa: Por eso yo, mientras los hombres y las mujeres tengan
papeles diferentes que cumplir en la cocina en esta sociedad machista,
no me caso ni amarrada. (En esta escena se han estado riendo las
cuatro a carcajada limpia)
Ana: Yo firmaba fregar todos los días una tonelada de platos por una
independencia económica.
Berta: ¡Ponte a trabajar!
Ana: ¡Si tú me dices donde!
Teresa: (A Berta) Claro lista, el mercado de trabajo sigue estando en
su mayoría, en mano de los responsables económicos de la familia, que
son justamente los tíos.
Berta: Naturalmente, ¿cómo iban a mantener sino a la familia?
Teresa: ¿Y si a mí no me da la gana de vivir en familia?¿no tengo
derecho también a un empleo para poder comer?
Berta: Ya lo tienes ¿no? Pues entonces, que estás hablando. Oyéndoos
hablar se explica la crisis de la familia. Vosotras sois las culpables,
todo lo que decís no es más que demagogia barata
Marta: Pero ¿Cómo puedes hablar así Berta? Si tu eres la
representación más obvia de intimidación económica que existe?.
Berta: ¡Mi matrimonio es el modelo tradicional!
Teresa: ¡Precisamente por eso!
Berta: ¡Tú te calas!
Marta: Dependes totalmente de un hombre por la comida y la casa.
Berta: Pero es que ese hombre es mi marido legítimamente y tengo
mis derechos.
Ana: A ver en que se quedan tus derechos si un día, ya harta te quieres
marchar. ¿Qué alternativa económica tienes?
Berta: Eso es lo que te gustaría que hiciese, pero no lo verán tus ojos.
La familia es la única institución válida y eficaz para la crianza y
educación de los hijos y yo no la traicionaré jamás.
Teresa: ¿Uy la crianza dice la tía, i que la “prole” fuese un buen vino.
Berta: Lo único que hay que discutir es la decadencia de la institución
familiar, de la que vosotras ¡sois culpables directas!

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Teresa: Pues claro! A ver porque necesariamente tiene que estar
unida la sexualidad con la procreación.
Marta: Esa es la idea de la vieja moral, negar el placer sexual como un
fin en sí mismo y hacerlo aparecer como pecado.
Teresa: ¿Porque tengo yo que dedicarme en un planeta superpoblado
a traer más desgraciados al mundo?
Berta: Oye tú, que yo tengo dos hijos y no son ningunos desgraciados.
Teresa: ¿y porque te has quedado solo con dos? Ya no es necesario
parir cinco o seis, si hasta vosotras, reproductoras de la especie
aprovecháis la coyuntura.
Berta: Pues pobre mundo si no hubiera mujeres como yo para
mantener la especie. Si no queréis tener niños, habrá que producirlos
industrialmente.
Ana: O importarlos de países donde las pobres criaturas se mueren de
hambre
Marta: No haría falta ir tan lejos si la sociedad protegiera mas a las
madres solteras.
Teresa: ¡Claro! Muchas nos animaríamos.
Berta: ¿No me iréis a decir que la madre soltera está marginada hoy
en día?
Marta: A nivel de calle ya no tanto, pero sigue sin recibir las ayudas
necesarias por parte del estado.
Berta: ¡Pues hasta ahí podíamos llegar! ¡Tampoco yo, y estoy casada
como Dios manda! ¡Pues sin familia no hay sociedad ni relevo
generacional!
Teresa:> (Riéndose) ¡Ay Berta no me hagas reír que se me enfrían los
dientes!
Berta: ¡Vete a la mierda!
Teresa: ¿Pero no me habías prohibido que fuese a tu casa? (sale
corriendo y riéndose)
Ana: (Riéndose) anda calla Tere, por favor.
Marta. Venga Tere, tengamos la fiesta en paz, y vamos a cenar ya.
Teresa: ¿no esperamos a Diomi?
Marta. Esa creo que ya no viene.
Teresa: ¿Porque no la llamas y salimos de dudas?
Ana: ¡Sería el primer año! No si ni como te molestas en invitarla.

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Teresa: Porque también es nuestra hermana! Yo tengo ganas de verla
(con intención) creo que está muy…. Cambiada.
Berta: ¿A qué viene tanto interés por su presencia?
Teresa: Es que Marta tiene algo importante que decirnos, y quiere que
estemos todas las “ginosapiens” de la tribu.
Marta: Y tú ¿cómo sabes que es importante?
Teresa. Porque soy medio bruja (ademan con las manos sobre bola de
cristal)
Marta: Anda “bruja” ven conmigo. (Hacen mutis)
Ana: (al quedarse solas Ana cambia totalmente de actitud con Berta,
que se pone a disimular) ¿Oye quieres explicarme porque has tenido
que decir delante de Marta lo de mi adulterio?
Berta: Ay hija, no sé, creí que no te importaba, como ella no tiene
porque escandalizarse.
Ana: (indignada) precisamente por eso, porque no quiero que vaya a
pensar que soy como ella, idiota.
Berta: (algo nerviosa) De todas formas Marta sospechaba algo.
Ana: Estás mintiendo, no tiene porque sospechar nada si tú no se lo
has contado. Pero descuida, que antes reviento que confiar en ti.
Berta: Bueno hija, perdona. Como tú eres tan liberal yo creí que no te
importaba que lo supieran.
Ana: ¿Que lo supieran? ¿Es que se lo has dicho también a Teresa?
Berta: no. No, yo no, te lo juro. Pero tú tranquila que ninguna de las
dos puede echarte nada en cara.
Ana: Eso es lo que precisamente trato de evitar. Yo no soy como ellas,
yo me casé, tengo un hogar, tú y yo somos distintas.
Berta: Uy no me irás a decir que eres de derechas…
Ana: (Desesperada) ¡Pero que tendrán que ver las ideas políticas con
lo que estamos hablando!
Marta: (asomándose) Berta te he preparado un plato de ensaladilla
rusa que te vas a chupar los dedos.
Berta: ¡Ensaladilla rusa! Llevo tres días comiendo eso en mi casa.
Ana: Antes siempre tenía cosas que no comíamos en casa ¿verdad?
Berta: La crisis, que también alcanza a las queridas..
Ana: ¿Qué le has comprado a tus hermanas?
Berta: Ya lo verás. (Marca un número al teléfono)

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Ana: Yo a Tere un patinete.
Berta: ¿un patinete? Hija tú estás peor que ellas. (Al teléfono) Hola
cariño..
Teresa: (en off) Chicas, ¡venid a echar una manita!
Ana: Ya voy. (a Berta) Ya sabemos que aquí la única cuerda eres tú
(Mutis)
Berta: ¿y qué has comido? (Pausa) menos mal. Bueno, escucha
(Pausa) Vale, deja bien echado el cerrojo que si no, no puedo abrir.
(Pausa) No hijo, que va, ahora vamos a empezar. (Pausa)¡Callos! Mira
que poner callos para cenar, esta quiere que reventemos alguna.
(Pausa) Agárrate que vienen curvas.. ¡Del amor! Imagínate las cosas
que estoy oyendo. (Pausa) ¿Beber yo? la que se pondrá como una cuba
será la potro de Teresa (Pausa) Si, la pantera Rosa ha venido y si te
digo lo que me acaba de decir… (Pausa) ¡Que ella y yo, somos iguales!
Ah pero yo se lo he explicado bien… (se oyen voces cantando un
villancico) Bueno te dejo que ceo que empieza ya el “ágape”. (Pausa)
ah, oye, cuando llegue voy a preguntarte una cosa (Pausa) ya lo sabrás,
solo quiero que me digas la verdad. Hala, adiós. (Cuelga a la vez que
entran a escena Teresa con una botella de cava, Ana con una pandereta
y Marta con un plato de ensaladilla rusa. Brindan por ellas, por su
madre, por su padre, por el Año Nuevo y …..

CAE EL TELON

SEGUNDO ACTO

(Al levantarse el telón solo la luz intermitente del árbol de navidad está
encendida, los regalos han desaparecido. Se oyen tremendas risotadas
en todos los tonos, el cásico ataque de risa, alguna expresión como “¡ay
que me meo!”.. Marta aparece en escena ligeramente mareada, enciende
las luces y apaga la música. En el comedor siguen las risas. Marta hace
gestos de asombro mirando el reloj por la prolongación de la juerga. Al
poco entra Ana, dando tumbos con una copa y una botella de cava en la
mano)
29
Ana: (con lengua de trapo) Esa rozza digo zorra de Tere nos ha echado
algo en el champan…
Marta: No me extrañaría nada…
Ana: ¡Creo que llevo un pedo como un piano!
Marta: Deberías dejarlo ya, has bebido demasiado, a ver si acabamos
en urgencias con coma etílico!
Ana: (con amargura) Podría ser un buen fin de fiesta... ¿te imaginas mi
marido yendo con la querida puesta?..”¿Su señora...? Ah, ¿pero su
señora no es la enferma? Uy perdone creí…” Y yo: “Si doctor, esta es su
amante, es que somos una pareja muy... abierta, ¿sabe?
Marta: Ana, en serio, ¿no sería mejor que lo dejaras?
Ana: ¡Nooo! Es que y le quiero y a lo mejor esto… se arregla.
Marta: en fin, la esperanza es lo último que se pierde. (Tocándose la
sien) ¡Uy se me está poniendo un dolor de cabeza…!
Ana: pues tómate un paracetamol
Marta: Pues sí. Oye, ¿te ha gustado el regalo de Tere?
Ana: Oye estoy borracha, pero no tonta.
Marta: (tomándose una capsula) Chica es un mechero muy bonito.
Ana: Si es precioso, si. Pero es que yo no fumo, ¿sabes?
Marta: anda es verdad. Mi pijama es muy coqueto, me encanta.
Ana: seguro que lo ha robado en algún sitio..
Marta: Ya te vale, que mala eres.
Ana: (riéndose) y a Berta, que le ha regalado una caja de condones!
Marta: tiene gracia, anda que cara ha puesto cuando ha abierto la
caja…
Ana: Pues no se creía que eran globitos….
Marta: (riendo) este año los regalos han sido hechos con muy, muy
mala leche, porque la peluca que le ha traído Berta a Tere también…..
Tere: (entra en patinete y con una peluca verde o rosa, y da una vuelta
por el comedor) Hoy me siento… ¡liberada! Ahora que cuando llegue a
casa, el baño lo hago chas!
Marta: Que ¿cómo lo llevas? (A Tere)
Tere: ¿Yo? ¡Como nunca! (se acerca a Ana) ¿Nos liamos un porrete?
Ana: si, si ( con alegría)
Marta: ¿Que vas a liar qué? Anda, otro día Tere…

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Ana: Jajaja, si no estás “liando” algo.. te mueres! ¿Qué le has echado al
champan?
Tere: ¡La pócima de la verdad! Ya sabes… para soltar la lengua.
Ana: ¡le has echado coñac!
Tere: ¡Le he echado “coña”!
Marta: Ana, ¡no bebas mas, anda!
Tere: ¿Por qué? ¡Déjala que beba para olvidar!
Ana: No, para tener coraje y llamar a casa y decirle a ese cabrón todo
lo que llevo dentro. (Tere se va corriendo y le acerca el teléfono)
Marta: (cogiéndole el teléfono a Tere y dejándolo en su sitio) No pongas
las cosas peor de lo que están Tere.
Tere: ¿Aun duermes con él?
Marta: Y a ti que te importa
Ana: Yo se enseñe a ese engreído como hacer feliz a una mujer (Entra
Berta y al escuchar esas palabras pone un gesto con los ojos en blanco)
Berta: Ja.., y ahora utiliza tus enseñanzas para conquistar a otras, te
está bien empleado.
Tere: (Para evitar que Ana salte) Oye Ana tu como te lo pasas mejor
con el coito o clitoridianamente?
Ana: Pero bueno Tere….
Berta: (Escandalizada) oye si vamos otra vez a hablar de guarradas yo
me voy…
Ana: Calla estrecha que eres una estrecha… Tere son cosas distintas.
Tere: ¡Coño ya lo sabemos! Pero de alguna forma sentirás mas
satisfacción. Ana tu marido es un egoísta de tomo y lomo. Yo lo que te
digo que a mí o me entran por lo dulce y me trabajan bien el morrete
o…. puerta…. (Ana y Marta ríen)
Ana: A ver, enséñame el morrete… (Tere saca el morro)
Berta: Oye o les dices a esta guarras que se callen o me marcho, tu
dijiste que íbamos a hablar de amor y no de sexo
Marta: Pero querida Berta, el sexo va estrechamente ligado con el
amor..
Berta: No me hagas reír! ¿Qué Tere se ha enamorado de todos los tíos
raros con los que se acuesta…?
Tere: ¿Es que estás enamorada tú de tu marido?

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Berta: Yo me casé enamoradísima y ¡virgen! Porque a mí no me ha
tocado otro hombre en la vida (mirando a Ana)
Tere: Así estas tu... ¡Más seca que la mojama!
Marta: ¡Tere!
Tere: ¡Ni Tere ni nada, a ver por qué no puedo hablar del sexo si me
da la gana!
Berta: ¡Y más seca que la mojama nada de nada guapa!!.
Tere: ¿porque te niegas entonces a hablar de algo tan natural?
Ana: Es verdad, ¿Por qué nos dará tanto apuro hablar de nuestra
sexualidad? Luego nos quejamos de que los hombres no nos
comprenden.
Marta: Y lo peor que dan una imagen de la sexualidad de la mujer a
través de la pornografía, que nos hacer aparecer como agujeros
insaciables…
Ana: lo mejor es cuando una dice que su mayor placer los sienten
cuando aman su clítoris, ¡la mayoría de los hombres no saben ni donde
está! ¡Egoístas…!
Berta: Pero bueno ¿es necesario usar esa palabreja tan indecente para
decir donde te diviertes?
Tere: (a carcajadas) yeeeee… ¡que me meo de la risa!…. No se
escandaliza si oye pene, pero no puedes usar el término femenino es
decir… ¡Clítoris! ¡Hay que ser hipócrita!
Ana: Tienes razón Tere, en cuestión de sexo tienen secuestrada hasta
las palabras…
Marta: Pues si queremos liberarlas habrá que llamar a las cosas por su
nombre. Y decirle a los tíos que nos gusta para que nos entiendan.
Ana: Yo he tenido mucha suerte, porque mi marido no paró hasta que
no se enteró cuales eran mis necesidades.
Tere: Ah, pues yo si no hay coito, no me divierto.
Berta: ¡Ya está la guarra!
Marta: Pues has tenido suerte Ana, yo no he conocido uno que le
importara un bledo si yo era feliz o no.
Anna: No me irás a decir que después de tanto tiempo, no eres feliz
con tu amigo.
Marta: Bueno, con el es distinto, después de tanto tiempo
comprenderás, que tengo mucha confianza.

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Tere: Pues yo con la mayoría de los que me he ido al “lecho” no tenían
ni la mas mínima idea de mis apetencias o necesidades y tampoco
muchas ganas de averiguarlo, pero yo, les pongo al día en un segundo.
Marta: Ya Tere, pero no todas las mujeres consiguen ser tan abierta
para decirle al compañero lo que les gustaría, o lo que realmente les
haría felices
Ana: La mayoría se callan porque les da vergüenza.
Tere: Pues para mi, son idiotas
Marta: No juzgues tan a la ligera, todas no tienen que ser como tu.
Muchas se callan por miedo a no ser comprendidas.
Tere: Y por eso se pasan la vida convertidas en simples agujeros,
porque para dar con un tío que este “enterao” hay que buscarlo con
lupa.
Ana: Ese no es mi caso, porque mi marido es un hombre muy
avanzado en eso..
Berta: Ja, ja.. lo que hay que oír!
Ana: Pero a pesar de eso se quedó sorprendido cuando le confesé por
primera vez que no me sentía realizada con el coito, que necesitaba
otro tipo de relación. Uy! Le jodí todos sus esquemas y no me
comprendía, es mas no se lo creía.
Marta: Eso es lo más dramático!
Ana: Al final lo comprendió y se hizo todo un experto
Tere: Lo que demuestra que como siempre, tengo razón. Que tenemos
que perder ese pudor tonto y reclamar lo que es tuyo, que también
tenemos derecho joder!
Berta: Y porque, ¿en vez de exigir tanta bobada, no reclamáis cosas
más provechosas y os dejáis de tanto sexo?
Marta: Si... (Con sorna) tales como libertad, igualdad salarial,
independencia económica y un buen sueldo. ¿Te refieres a esas cosas?
(Berta calla y agacha la cabeza)
Tere: Pues yo no renuncio a ninguno de mis derechos, porque no
“dependo de nadie” (Mirando a Berta)
Ana: Si el mundo fuese gobernado por mas mujeres, esta opresión que
vivimos encubierta, con tanta libertad que dicen que se nos da,
haríamos un mundo más real y posible, porque nuestros gobernantes
se llenan la boca de feminismo e igualdad, pero al final siempre es el
sexo femenino el que cede en todo. Parir, criar, trabajar, miedo a tener
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hijos por si te despiden... en fin evitaríamos que fuésemos las
culpables y responsables de este holocausto que se avecina, “con la
población que se envejece”.
Ana: Joder! Vaya facilidad de retórica feminista que tienes, ¿donde lo
has aprendido?
Tere: En el “libro gordo de Petete” (se ríe)
Berta: O sea, que en breve el mundo desaparecerá, y ¿no pensáis
reconciliaros con Dios?
Tere: Pero ¿con que Dios? ¿Ese que os habéis hecho a imagen y
semejanza vuestra? Anda ya! Ese Dios no tiene nada que ver conmigo!.
Berta: ¡Hasta ahí podíamos llegar!
Tere: Además que cuando yo vea a ese Dios le voy a decir unas
cuantas cosas de cómo lleva sus asuntos en el mundo. Bueno
suponiendo que lo vea alguna vez ¡claro!
Berta: Eso, ¡que es suponer!
Tere: ¡Mujer la que lo verá serás tú claro! Pero que susto te vas la
llevar cuando veas que el que está al lado no es san Pedro, sin Carlos
Marx… (Se ríe)
Ana: Los que si veremos a Dios, seremos los agnósticos
Berta: ¡Anda que ahora a los ateos se les llama así!
Berta: Yo no soy atea, hablo con Dios sin intermediarios con sotana.
Berta: ¡Tú con quien hablas es con el diablo!
Ana: Pero ¿porque discutís, es que alguna ha visto a Dios?
Tere: Yo sí. Es una mujer y además negra.
Berta: (se levanta con intención de irse) Marta, yo la verdad, no me
considero autorizada para hablar de cosas tan profundas y
transcendentales con estas dos herejes. Así que, si quieres que me
marche…
Marta: (conciliadora) No diga tonterías. Anda siéntate, Vamos a hablar
de amos y dejemos la religión para otro día.
Berta: Si por favor, para un día que no venga yo.
Ana: Yo con el amor me he llevado un chasco tan grande, que no me
apetece hablar mucho del tema.
Tere: No me digas ¿Que has renunciado al amor por un desengaño?
Entonces yo con todos los que llevo a mis espaldas….
Berta: El amor es un don que Dios nos da! (solemne)

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Marta: El amor es un dios en si mismo,
Tere: Según los griegos, el amor era el dios Eros
Berta: ¿Quien? ¿Ese niño impertinente de las flechas?
Ana: Pues si es un dios tiene muy mala leche. Porque ya me contaras, a
santo de que mi marido se enamora a estas alturas de otra. Un
verdadero dios del amor tiene ue inspirar sobre todo fidelidad y
respeto.
Marta. Porque tiene que ir la infidelidad atada a la falta de respeto.
Puedes amar sinceramente a alguien y engañarle alguna vez.
Ana: El engaño destruye el amor.
Marta: cuantas veces unos cuernos a tiempo han salvado parejas de la
rutina y ha vuelto el amor.
Ana: Claro una vez comprobado que vale más lo malo conocido…
Marta: A veces la infidelidad sirve para apreciar más lo que se tiene. Y
no sé porque habla tanto de la fidelidad, tu también le engañaste.
Ana: Fue en un intento por recuperarle, yo le hubiese sido fiel hasta la
muerte.
Berta: Si le hubieras dado hijos…
Ana: O sea que mi marido ha dejado de amarme ¿porque no le he dado
hijos? ¿Pero si era él el que no quería...? si hasta me obligo a…
Berta: ¿qué es lo que te obligó a hacer ese desgraciado?
Tere: (atajando a Berta) Lo que ni a ti ni a mí nos importa.
Lo que es cierto es que el amor entra por los ojos, la belleza interior
no se ve a simple vista.
Berta: Habláis así porque lo basáis todo en el sexo, pro el autentico
amor es el que te inspiran los hijos, las cosas bellas como la música, el
arte, la religión que te enseña a amar al prójimo, pero eso que decís del
sexo y que sin sexo no hay amor.. y referente lo decirle al marido
ciertas cosas.. Vamos como voy yo a decirle a mi marido que... Que…
(Hace gestos obscenos un poco avergonzados)
Tere: ¿Cómo vas a decirle a tu marido el que? (Insistiendo)
Berta: (resuelta) Pues esas cosas tan perniciosas, que no sé donde os
la enseñaron porque mamá siempre nos educó dentro de la moral
cristiana.
Ana: ¿Y cuál era el mensaje de esa moral? Pues que el sexo femenino
es algo pernicioso, como tú acabas de decir.

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Marta: Peor aún, yo siempre le oí decir a mama que las mujeres que
deseaban tener relaciones sexuales eran unas golfas. Imagínate el
efecto que me producía oír aquellos exabruptos cuando yo ya hacía
tiempo que no era virgen.
Berta: ¡Dejad a mama en paz que ella no tenía la culpa de que fuerais
todas unas putas!
Tere: ¡Uy, somos putas! (Invita a Ana y Marta a hacer el corro de la
patata y las tres repiten dando vueltas, la frase de Ter ante la actitud
escandalizada de Berta) Somos putas… somos putas…
Marta: (riendo) esto se merece un brindis. (Dispone las copas, Ana trae
una botella)
Tere: ¡No finjas escandalizarte, estabas loca por soltarlo!
Berta: Pues sí, porque lo único que me faltaba oír hoy es que la mama
fue mala para vosotras
Ana: En ese aspecto si Berta, aunque tú no lo aceptes. (Invita a una
copa de champan y brinda con Berta)
Marta: Yo te aseguro que el día que tenga una hija, le voy a enseñar
todo lo necesario para que se relaciones con plena satisfacción y sin
traumas.
Berta: Pues será tratada como una fulana, los hombres desprecian a
las mujeres como vosotras, para lo único que os quieren es para
llevaros a la cama.
Tere: Estás hablando como mama!
Berta: gracias a Dios que la pobre tuvo, por lo menos, una hija que le
saliera a ella.
Tere: Ah, eso sí. La estire de las retrasadas mentales que no muera
(Berta intenta dar una bofetada a Tere pero esta le sujeta la mano)
Tere: Ni se te ocurra, me oyes!
Marta: Pero que familia más belicosa me ha salido (Interponiéndose
entre ellas)
Berta: Lo que no sé es como no se os cae la cara de vergüenza juzgar
así a mama con esa dureza, cuando fue una modelo de madre,
amantísima y siempre preocupada por nosotras.
Tere: Mas le hubiese valido se mas comprensiva y no habernos amad
tanto.

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Marta: Bueno, dejemos a mama en paz y hablemos del amor, que es lo
que estábamos hablando.
Berta: si fueseis unas hijas como Dios manda, no serian cosas distintas
hablar del amor y hablar de mama.
Marta: NO tergiverses las cosas Berta. Estamos hablando del amor
entre hombre y mujer, no del amor filial o paternal.
Berta: El amor es siempre el mismo.
Tere: No digas chorradas. ¿Cómo voy a amar igual a mama que a un
cuadro de Da Vinci o a mi novio? Y yo adoraba a mama, quizá porque
soy un poco masoca, ella no me quería demasiado, nunca me dejo
dormir a su lado.
Berta: (Indignada) Solo me faltaba oír que mama no os quería.
Ana: Venga Tere, cuéntanos tu ideal de dios del amor y dejemos a
mama tranquila.
Berta: Eso!
Tere: Por mi vale.
Ana: Ale pues empieza.
Tere: Pues para empezar, os diré que estáis equivocadas si creéis que
el amor es un dios. Eso lo decían los griegos. Que eran unos machistas
y unos maricones. El amor es una diosa, una diosa afrodisiaca. (Señala
la estatua) ¿No es esa Afrodita?
Marta: ¿Venus, Afrodita? Qué más da, si están todas mancas.
Tere: Pues vamos a ofrecerle unas libaciones como en los viejos
tiempos. (Eleva su copa con ánimo de derramarla. Marta le acerca un
cuenco para que no le manche el suelo)
Marta: Espera un momento que me lo vas a poner todo perdido.
(Coloca el cuenco) Hala ya puedes libar todo lo que quieras.
Ana. Uy que pena.vas a tirar todo ese champañ tan rico?
Tere: Calla, no seas prosaica.
Berta: Esta con tal de dar la nota…..
Marta: No la saquéis de la situación. (Berta pone gesto de
desaprobación)
Tere: (Pose sacerdotal) Oh tú afrodita, reina del “seso” afrodisiaca
reina, hija de Zeus, inmortal cachonda (Ana y Marta ríen a carcajadas,
Berta hace gestos negativos con la cabeza) Derrama sobre esta vestal
ardiente (Ana y Marta ríen aun mas) Lo de vestal es una metáfora,

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derrama digo, la gracia de tener siempre bellos mancebos en mi lecho
de muelles, oh Afrodita mater. (Bebe el champagne)
Marta: Y después del rito pagan, oigamos la opinión de la sacerdotisa.
Tere: Para empezar, os diré que sois unas pendejas que no tienen
clara ni una sola idea.
Berta: Hombre, ya se sabe, aquí la única que lo tiene todo claro eres
tú.
Tere: Pues si hermanita. Porque según tú, el amor de tu marido es
igual al que sientes por la música, o por la religión y a mí me parece
que eso es sencillamente confundir el culo con las témporas.
Marta: ¿Es necesario que personalices Tere?
Tere: Bueno, pues un suponer; si yo fuera religiosa que no lo soy,
Cristian Dior me libre, pues el amor que me inspiraría la religión sería
como místico, como recogido y escatológico, en el sentido de
ultratumba, se entiende. Eso por un lado.
Ana. ¿y por el otro? ¿Que te inspiraría un cuadro de Da vinci por
ejemplo?
Tere: Unas inmensas ganas de robarlo, o sea, que el sentimiento ante
una obra de arte no tiene por qué ser siempre bueno y positivo.
Berta: Porque no eres una persona normal.
Tere: (Irónica) Ah, es que yo parto siempre de esa base. Por eso, lo
que me inspiraría mi marido, si yo fuese otra, pues sería un amor
ardiente, erótico, libidinoso…
Berta: Pero como no eres otra, y ni siquiera tienes marido, todas esas
inmoralidades te las provoca cualquier desgraciado que te encuentras
por las discotecas.
Tere: No te pases Berta, que una selecciona al personal ¿eh? Que yo no
me doy un sobo si el tío no me va muchísimo.
Ana: ¿Eres fiel en tus relaciones Tere?
Tere: Ya está ésta con la fidelidad. Que si mujer, soy “absolutamente”
fiel… hasta que me canso de serlo (Rien todas) No, no os riais, es la
verdad. Cuando una deja de ser fiel es que ya no hay interés. Se acabó
la magia, y punto.
Marta: O sea que cuando se ponen los cuernos ¿es porque se acabó el
amor?
Tere: En la mayoría de los casos, si.

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Marta: qué manía tienes de cortar las cosas por tu propio patrón,
Tere. Yo os he dicho que he sido infiel en alguna ocasión y no por eso
he dejado de amar.
Tere: Vamos Marta, que si no te llevara veinte años, tu no le
coronabas, te lo digo yo.
Ana: entonces ¿cómo justificas lo de mi marido? Somos de la misma
edad mas o menos.
Tere: Pero si es la misma historia. Por una razón u otra,¿al final que
tenemos? La ausencia del amor verdadero, no de ese sucedáneo que se
ha inventado Marta.
Ana: Quizá si no hubiese tragado la primera vez que me los puso,
nunca hubiera dejado de amarme.
Tere: eso es agarrarse a un clavo ardiendo. ¿Qué sentido tiene tener a
tu lado a un tío que ya no te quiere?
Berta: Es que por esa regla de tres, no habría matrimonio que se
librase, unos por infidelidad, otros porque no se entienden, otros
porque el marido no funciona como tienes que func… bueno ya me
entendéis.
Tere: Claro esa es la realidad. La gente no vive con la persona
adecuada y el resultado es nefasto, la ausencia del verdadero amor.
Ana: sostienes esa teoría porque crees que el amor es una diosa
ardiente y no un dios inocente que lanza flechas con los ojos
vendados.
Tere: Ya! ojos vendados e inocente, y te da cada flechazo que te jode
viva…
Ana: Justamente como estoy yo ahora….
Berta: Si hubieses tenido hijos, ahora no te dejaría.
Tere: Si hubiese tenido hijos, el problema sería doble de grave, por lo
menos así, está libre para rehacer su vida si le da la gana.
Ana: Marta qué opinas tú de todo esto? Que estás ahí tan callada…
Marta: Pues que me estáis dando unos ánimos…, que como para traer
hijos al mundo. Y yo que estaba ya muy animada….
Marta: Pues sí…
Berta: (decepcionada) ¿esa era la cosa tan importante que tenías que
decirnos?
Marta: Eso era sí.

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Ana: (con alegría) Y estás contenta supongo…
Tere: eso es mucho suponer…
Berta: Se lo has dicho ya a tu.. tu… bueno es que no sé cómo llamarle
Tere: Llámale “el apaño”.
Marta: No todavía no.
Berta: Pues hija, yo creo que debe saberlo cuanto antes
Ana: (Pensativa) Mira que si… No quiero ni pensarlo.
Berta: No quieres pensar que?
Ana: Pues que mi marido tuviera un hijo con la otra.
Tere, bueno Marta, si es niña yo la madrina!
Ana: Y si es niño, yo.
Tere: Eso sí, si es hermafrodita que lo sea Berta (se ríe)
Berta: Ya salió esta imbécil!!
Marta: NO corráis tanto que no sé todavía si lo voy a tener
Ana: ¿Quieres decir que no estás segura de estar embarazada?
Tere: Preñez, hayla. Eso lo vi yo en mis cartas, lo que no está tan claro
es que quiera tenerlo, ¿no es así? (Marta asiente con la cabeza)
Ana: ¿Porque Marta? ¿Tienes miedo que no lo reconozca?
Berta: (con reticencia) a lo mejor no está segura de que sea suyo…
Marta: No. No es eso Berta.
Berta: Pues si es suyo, debe saberlo inmediatamente, la
responsabilidad es de los dos.
Ana: No abortes Marta, por Dios es una locura, te arrepentirás toda la
vida..
Berta: ademñas que no te veo en situación tan anguastiada como apra
que tengas que recurrir al aborto, la verdad. Y ya se sabe que hoy en
día ni la Iglesia pone objeciones morales a los nacimientos habidos
fuera del matrimonio..
Tere: (Pitorreándose) Uff que alivio! NO sabes el peso que me quitas
de encima!
Berta: No lo digo por ti, retrasada mental
Tere: Porque no pensáis en los motivos que Marta puede tener para
tomar una decisión así y luego habláis.
Berta: Por mucho que lo justifique no va a evitar mi repugnancia.
Marta: Es que no tengo nada que justificar Berta, solo ante mí misma.
Berta: El padre también tendrá algo que decir al respecto ¿no?

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Tere: ¡Que aborte!
Ana: Si, desgraciadamente eso será lo que diga.
Berta: Los hombres se sienten halagados con el nacimiento de sus
hijos.
Marta: Si, pero en este caso ya se ha sentido en varias ocasiones
halagado y su apellido y sus bienes ya tiene herederos seguros y
legítimos.
Berta: En cualquier caso, no tienes derecho a quitarle la vida a esa
criatura.
Tere: Cigoto, de momento es un cigoto no una criatura. Porque ¿de
cuantos meses estás?
Marta: de dos creo.
Berta: Me da igual ¿Cómo puede una madre angustiada decidir sobre
la vida o la muerte del ser humano que lleva en sus entrañas?
Tere: Sobre la vida de un ser humano no, pero sobre la de un cigoto,
si.
Berta: Sabrás tu lo que es un cigoto, imbécil.
Tere: Lo primero, no faltes. Y lo segundo si sé lo que es un cigoto, algo
mucho menos que un embrión.
Ana: bueno, bueno, no empecéis ahora una discusión este asunto es
muy importante para Marta.
Tere: Por mi puede abortar solo por el hecho de que le de la real gana.
Además, para traer al mundo un hijo de puta mejor le ahorra el trago.
Ana: (Indignada) como puedes ser tan burra Tere.
Tere: Lo ideal es que se lo pudiera preguntar al cigoto en cuestión, a lo
mejor se llevaba la sorpresa de que le hacia un corte de manga y le
decía que para venir a este mundo de mierda está mejor en el limbo.
Porque claro, si le fuera a traer a un mundo maravilloso, donde la
gente nos e muriera de hambre a millones todos los días…
Ana: Ya, ya, cállate Tere por favor que nos estas metiendo el corazón
en un puño.
Berta: Os lo meterá a vosotras, todo lo que dice no es más que
demagogia de izquierdas…
Tere: Mira guapa, si yo fuera una mujer objeto como tú, me inventaba
una revolución de las “ama de casa unida jamás serán vencidas”, que

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iban a temblar hasta en el Vaticano, así que ya sabes lo que tienes que
hacer.
Marta: Vale ya tenemos la solución para las amas de casa, y el resto
¿Qué?
Tere: Pues lo mismo, hay que rebelarse. Ya está bien de tanta cultura
greco romana y judeo-cristiana. Tenemos que hacer nuestra propia
cultura.
Ana: O sea que a ti lo que te dijeron los griegos..
Tere: Exacto tu lo has dicho, lo dijeron los griegos, no las griegas. Ellas
cuidando “prole” y ellos en el Ágora inventando la metafísica y la
filosofía.
Marta: Mujer tampoco te pases, son cosas importantes..
Tere: ¿Para quién?
Marta: Mujer pues no se….
Tere: Pues yo si sé
Berta: Faltaría más.
Tere: Son importantes para los que ejercen el poder y la opresión,
porque a través de las ideologías y la religión le han absorbido el
cerebro a todo “quisqui”. Solo pretendo abriros los ojos.
Berta: A mí me los sacarías si pudieras. Bueno ya está bien de oír
chorradas. Marta volvamos a tu problema y dejemos la política a los
políticos.
Ana: Pues sí. Que nos hemos puesto a arreglar el mundo, sin saber si
esta pobre, a lo mejor, corre peligro de muerte si tiene un hijo.
Tere: (desolada) No hay nada que hacer, ¡que atajo de prosaicas!
Marta: te porque no haces un poco de café, sabes cómo va la cafetera
¿no?
Tere: ¿Tengo que hacerlo ya? (mirando el reloj)
Ana: Si venga Tere, que a mí también me apetece.
Tere: (de mala gana iniciando el mutis, casi en off se vuelve y les dice)
¡Gregarias, que sois unas gregarias!
Berta: Esta es la última vez que vengo a tu casa cuando esté Tere, te lo
advierto.
Ana: Tampoco es para tanto, como te gusta exagerar, vas a terminar
por no hablarte con ninguna.
Berta: Pues mira….

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Marta: De todas formas antes no discutíais tanto, ¿Qué os pasado?
Berta: ¿Es que todavía no sabes que es un veleta?
Ana: Pobre Tere, es que está muy sola.
Berta: Pues igual que tú, por eso no entiendo muy bien como se te ha
pasado la idea de abortar por la cabeza. ¿pero tu sabes lo grande que
es el amor de un hijo?
El amor de un hijo es tan solo comparable con el amor de Dios.
Ana: Yo sin ir tan lejos como Berta, porque para mí el amor de mi
marido siempre ha sido lo primero, te aconsejo que lo pienses bien
antes de hacerlo.
Berta: También para mí mi marido es lo primero, pero es otra cosa, si
hubieras tenido hijos lo entenderías
Ana: Y i tu relación sexual con tu marido fuese distinta, tú tampoco
hablarías as, pero bueno… a lo que íbamos. Yo no entro en
consideraciones religiosas o morales, pero abortar creo que es una
cosa terrible, te deja llena de amargura y de un vacío total, y que
tardas mucho en olvidar.
Berta: ¿No dices que últimamente estáis distanciados? ¿No crees que
el niño sería una forma de aproximación?
Marta: ¡La niña, será una niña! y no, no lo creo. Creo que sería una
excusa para darme la puerta y abandonarme.
Berta: entonces, ¿no vas a decirle nada?
Marta: Es una de las cosas que estaba pensando..
Berta: Pero entonces, ¿de qué vais a vivir tu y lo que traigas?
Ana: El no decírselo, supone también abortar ¿no?
Marta: Tampoco tengo eso claro, sé que es una locura, pero muchas
veces sueño lo bonito que sería vivir por mis propios medios, aunque
fuera de la prostitución.
Berta: Ay hija..,¡Me dejas absolutamente escandalizada!
Marta: Me veis en algún otro trabajo?
Ana: ¡No exageres chica!
Marta. Pues dime que se puede hacer con tres años de bachiller que es
lo que me costearon. No ves que mama suponía que todos mis
problemas, incluido el económico se solucionarían pasando por la
vicaría.
Ana: Ja! Dime que me ha solucionado a mí pasar por la vicaría.

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Berta: Yo antes, ¡me pongo a fregar escaleras!
Marta: Muy socorrida la frase, pero pregúntale Ana si es eso lo que va
hacer ella ahora. Y tú, ¿es eso lo que harías si te dejara tu marido?
Berta: Yo no dejaría nunca a mi marido, pero ya que os ponéis, no
tendría más remedio que pasarme una pensión.
Ana: También a mí me la debería pasar, pero como ¿con fotocopias?
Marta: No podía imaginar que el ser madre me iba a hacer cavilar
tanto…
Ana: Vas a tenerlo ¿verdad?
Marta. No lo sé. Últimamente me siento tan sola y a medid que cumplo
años, lo noto mas.
Ana: si es por eso, me vengo a vivir contigo
Marta: tendrás que ponerte a la cola, Tere ya me lo ha dicho.. jejeje
Berta: No se te ocurrirá meter esa loca en tu casa, ¡vaya ejemplo para
la niña!
Marta: Pues a mi no me importaría que fuese la niña como ella.
Berta: Pues los hombres la despreciarán como desprecian a Tere.
Porque los hombre no les gustan las mujeres como Tere, luego se
jactan de acostarse con ella, después que la critican.
Ana: Que los hombres son unos cotillas, ya lo sabemos.
Berta: Sobre todo el tuyo, porque hay que ver como pone a todas
estas, y eso que dice que es muy liberal y “progresista” (dice esta
palabra con sorna) Pues si llega a ser como el mío, no sé como las
pondría!
Ana: Pues de zorras para arriba, y no te digo nada cuando se entere
que Marta va a ser madre soltera.
Berta: Pues se escandalizará, pero no le aconsejara que aborte, como
acostumbra a hacer el tuyo.
Marta: Bueno, no empecéis ahora a discutir otra vez.
Berta: Si es que no se por qué le defiende tanto. No tiene nada que
agradecerle, la ha dejado tirada y encima por una amiga suya, que le
ha prohibido tener hijos, es más, la… la ..
Marta: Déjala en paz Berta, ¡Cállate!
Berta: Con razón mama no quería que te casaras con él.
Ana: ¡Mama era única para ver los defectos ajenos!
Berta: ¿Que quieres decir?

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Marta: Pues que a pesar de todo se caso y fue feliz ¿no Ana?
Berta: Por un lado me alegro que mamá haya muerto, así no ha visto
toda esta mierda en que están metidas todas su hijas.
Marta: Todas menos tú, claro. Tu eres fiel y abnegada esposa, madre
amantísima, católica practicante; en fin, eres todo lo que mamá nos
inculcó.
Berta: Esa es la única alegría que tengo, ser como ella en todo.
Marta: (Ya muy quemada por su arrogancia) Aún te falta algo, un
pequeño detalle para ser en todo exactamente igual a ella, algo muy
humano y que puede ocurrir en las mejores familias…
Ana: ¡Cállate Marta, por favor!
Marta: No Ana, ¡es necesario que sepa que la mierda nos alcanza a casi
todos en este mundo!
Berta: (escéptica) ¿Estás insinuando que Mamá hizo algo feo en su
vida?
Marta: ¿Feo? Depende quién lo mire y lo valore, para mí la cosa no es
que fuera ejemplar, simplemente fue humana.
Berta: ¡escupe de una vez tu mentira!
Ana: Marta por favor, te lo ruego…
Marta: tiene todo el derecho a saberlo
Ana: Marta por favor, aún estas a tiempo…. ¡Calla!
Berta: (amenazante) Que hable, quiero oír de sus labios que mamá no
fue fiel a sus principios...
Marta: Mamá, la constante denunciadora de nuestros defectos, ¡tuvo
una hija ilegítima!
Berta: (con los ojos desorbitados y llena de rabia) ¡es es mentira!
Marta: Tere no es hija de papá! (Berta no da crédito a lo que oye, se
tapa la boca con las manos, desconsolada)
Berta: ¡eso… eso es una mentira repugnante! Ana dí tu algo, dime que
está mintiendo (Ana se calla) ¿porque callas? ¿Es que crees a mama
capaz de algo así?
Ana: Ella misma nos lo contó Berta, el día que enterramos a papá.
Tendría necesidad de desahogar sus remordimientos y pensó que
nosotras la comprenderíamos mejor por no parecernos en nada a ella.
Marta: ¡Te advierto que Tere no sabe nada!

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Berta: ¿Cómo podéis decir una cosa así? ¿Es que no sentís ningún
respeto por vuestra madre? (se va llorando por donde lo hizo Tere)
Ana: No veo la necesidad de haber hecho algo así Marta.
Marta: Ha sido un vano intento para sacarla de ese mundo de mentira
en el que vive…
Ana: debiste pensar en Mama, ella nunca se lo hubiera dicho.
Marta: Ya no hay remedio, que sea que todos tenemos
nuestro...”secreto”.
Ana: Me gustaría saber cuál es el suyo, aunque intuyo que debe estar
ligada con Diomi, no entiendo ese odio patológico que le tiene.
Marta: Por ahí deben andar los tiros. Ya sabemos que Tere está un
poco loca, pero en más de una ocasión ha hecho insinuaciones de
infantiles guarrerías que no dejan bien parada a Berta.
Ana: Bueno, corramos un “estúpido velo” porque si no…
Marta: si porque como saquemos trapos sucios, no se salva ni la
tatarabuela…
Ana: Voy a hacerle un poco de compañía, la pobre estará destrozada…
Marta: No déjala, los disgustos hay que parirlos.
Ana: (vuelve a sentarse cuando entra Tere con el café en dos tazas),
Mujer, te hacía en Colombia…
Tere: ¿Que le habéis hecho a Berta? Está echando lagrimas a
chaparrones, y me ha llamado ¡bastarda! (Ana y Marta se miran con
preocupación)
Ana: ¿Voy a ver qué le pasa? (hace mutis)
Tere: (a Marta) ¿no te da pena Ana? Con lo enamorada que está de esa
lechuga de marido que tiene.
Marta: Claro que me da pena, pero también es de las que creen que
con un marido estaban a salvo y claro, cuando esto les falla se les cae
el mundo encima. En todos estos años podía haberse especializado en
algo porque el marido no es de los muy machistas, la hubiese apoyado
y ahora no tendría que estar tragando carros y carretas.
Tere: Pues sí, ahora le sería más fácil encontrar trabajo.
Marta: Y que hay que perder la costumbre de culpar a los hombre de
nuestros males, muchas veces la culpa es solo nuestra por no tener
agallas para enfrentarnos a ellos y a la realidad.
Tere: Anda ya, ¿te imaginas a Berta enfrentándose a su marido?

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Marta: Pues si lo hubiera hecho, nos e pasaría la vida sin enterarse de
nada.
Tere: Pobre Berta, los únicos orgasmos de su vida los habrá tenido
pariendo.
Diomi: (Aparece en escena la cabeza de un hombre joven y un poco
afeminado) Hola... ¿Se puede?
Tere: (se levante corriendo y lo abraza) ¡Vaya por fin te has decidido!
Ya creíamos que no venias…
Diomi: bueno, alguna vez tenía que dar la cara, y me dije esta noche es
la ideal que estarán las cuatro reunidas.
Marta: (sorprendida) Perdonad, pero no entiendo ¿Quién es este chico,
lo has invitado tú?
Diomi: No hs sido tu, ¡nos mandas un christmas todos los años! ¿Es
que no me reconoces Marta?
Marta: Pues así de pronto…
Diomi: ¿crees que tu amante el Juez Portela, me concedería un carnet
de identidad como varón?
Marta: ¿Pero tu como sabes que es Juez?
Diomi: Pues porque solo Tere y yo lo sabemos…. ¿Me reconoces
ahora?
Marta: Joder Diomi… ¿eres tú?
Diomi: Pues claro…
Mrta: Pero… pero… ¡pero si eres un hombre!
Diomi: No tienes ni idea de lo que me está costando serlo. En mi
trabajo, en la vida social, y con el tema de la documentación, no sabes
la vergüenza que estoy pasando.
Tere: Asi que estábamos pensando que tal vez el Juez nos podría
echar una mano…
Marta: No puedo creerlo, s que me parece imposible…
Diomi: Mata, no pensaba que te iba a costar tanto aceptarme..
Marta: No. No es eso, es que no salgo de mi asombro. ¿Cómo no has
hablado conmigo, porque no me lo dijiste?
Diomi: Pues he pasado miedo, ¿sabes? Siglo XXI, y todavía no está muy
aceptado que una mujer se convierta en hombre.
Marta: Pero yo soy tu hermana
Diomi: También los son Berta y Ana.

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Marta: (con tono de enfado) pero elegiste a Tere.
Diomi. Es la mas loca, y pensé que sería la que mejor lo aceptaría.
Marta: La verdad es que mirándote bien… ppero me parece imposible.
(Repara en la barba) ¿Y ese proyecto de barba como lo consigues?
Diomi: ¡Con hormonas!
Tere: (Irónica) si todos sus problemas fueran la barba….
Diomi: Si, ha habido cosas mucho más difíciles de hacer crecer….
Marta: (cayendo en la cuenta) ¡ay claro! Oye... ¿Porque no nos lo
enseñas?
Diomi: Joder... Me da un poco de vergüenza sacar aquí a relucir mis….
Tere: ¿Es que te vas a cortar delante de tus hermanas?
Diomi: No, si yo es más por ella que por mi.
Marta: Pues tranquila que a he visto unas cuantas.
Tere: Y yo, no te digo nada….
Diomi: (Resignada, echa mano a la cremallera) Si insistís... pero lo que
vais a ver es una prótesis.
Marta: Voy a ver… (A Tere) ¿es que tu lo has visto ya? (gesto de Tere
que congela al ver entrar a Berta que se ha quedado boquiabierta al ver
a Diomi con los pantalones bajados y calzoncillos rojos)
Berta: ¡Esto es lo último que me faltaba por ver! ¡Para mi habéis
terminado en lo que resta de vida!
Tere: (Diomi se sube los pantalones) ¡Como puedes decir eso, con lo
que te queremos todas! ¡He dicho TODAS!
Berta: Hay cariños que matan!
Mata: Tienes razón. ¿No te ibas ya?
Berta: ¿Me estas echando de tu casa?
Tere: ¡Pero cómo te vas a ir ahora que estamos todas reunidas y he
dicho todas!
Berta: Todas no, porque Diomi nunca viene y ahora casi que la
comprendo.
Diomi: A partir de este año, no faltaré nunca.
Ana: (que entra y se queda sorprendida de ver un hombre y sus
hermanas mirándole) Venga Berta, vámonos que a mí se me ha… hecho
tardísimo.
Berta: Espera un momento… (Va hacia Diomi) ¿Ud. a mí de que me
conoce?

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Ana: Si. ¿Quién es este hombre? (Mira a Diomi como si fuese corta de
vista) ¿Nos conocemos verdad?
Diomi: (conteniendo la risa) Pues claro, ¡te he prestado dinero muchas
veces!
Ana: ¿Ud. también?
Marta: Chicas preparaos para una gran sorpresa.
Diomi: antes me gustaría que brindásemos por el nuevo año, las cinco
hijas de mi madre, ya que por una vez estamos juntas. Al menos con
esa intención he venido esta noche.
Ana: No entiendo nada. Pero ¿quién es este chico?
Diomi: ¡Chica que soy tu hermana Diomi!
Ana: Pero ¿que broma es esta?
Diomi: Que no es ninguna broma.. Soy tu hermana Diomi.
Marta: ¿Habéis visto que transformación tan perfecta?
Berta: (escéptica) ¿cuándo te has… operado?
Tere: (saliendo del paso) Hace ya tiempo…
Berta: ¿Cuánto, exactamente?
Tere: Ay bastante.. ¿No Diomi?
Diomi: ¡UY… si hace ya.. si!
Berta: ¿Pero qué tontería estáis diciendo? ¿De verdad os creéis que
voy a tragarme que este chico es Diomi?
Diomi: Si Berta si. Soy tu hermanita.
Berta: No se le ocurra a Ud. ir diciendo por ahí que es mi hermana!
Diomi: Pues diré que soy tu hermano!
Berta: Ni se le ocurra que le denuncio.
Ana: ¿Cómo se te ocurrió hacer semejante barbaridad?
Diomi: Por la maldita marginación, pero estoy viendo que ahora va a
ser peor. Desde que soy hombre, a mi novia de toda la vida le da
vergüenza salir conmigo a la calle.
Berta: ¡No pretenderás que me trague a este engendro o lo que sea!
Ana: Diomi es mi hermana, el engendro lo serás tu!
Diomi: Y tú Marta, ¿vas a ser capaz de aceptarme? ¿Seguirás
mandando a tu hermano, tu hermano, una postal para invitarme en
navidad?
Marta: Yo te acepté siempre. Aunque no salgo de mi asombro, te miro,
y no puedo evitar ver un extraño.

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Tere: ¿Que Berta?¿estarás loca por contárselo todo a tu marido eh?
Diomi: (sentándose al lado de Berta) Me temo que no la va a creer.
(pone su mano en la rodilla de Berta, ésta la retira violentamente
poniéndola en la pierna de Diomi de un manotazo)Pensará que has
bebido (Lo intenta y e hace cosquillas)
Berta: (gritando y riendo) ¡Oiga, Ud. a mi no me toque! (Diomi insiste)
¡Qué no me toque esta cosa!
Ana: venga Berta, vámonos ya y te acompaño, que yo atengo ganas de
volver otra vez.
Berta: No corras tanto. Antes tengo que hablar con Marta a solas.
(Mirándolas a todas) ¡He dicho a solas!
Marta: Si dejadnos un momento (Hace gesto a sus hermanas que van
haciendo mutis)
Berta: pero de verdad te has creído que ese chico es nuestra
hermana? ¡No ves que es una tomadura de pelo de Tere, que cada día
está más loca!
Marta: No lo creo. Además Diomi me ha dado un dato de mi vida, que
solo Tere y ella conocen.
Berta: Está más claro que el agua. ¡Tere se lo ha dicho a ese chico para
convencerte!
Marta: ¿Tú crees? (dudando)
Berta: Pues claro mujer. Como va a hacer Diomi una cosa así. Además
te has fijado en el tamaño de sus pies.
Marta: ¿Es posible que Tere haya aleccionado a este chico para
gastarnos una broma…?
Berta: Será uno de sus amigos afeminados que tiene, y la verdad es
que le da un aire a Diomi y vio la oportunidad de reírse un rato a
nuestra cuenta.
Marta: (Indignada) Cuando la vea, la mato ¡Dios mío que ridículo! Oye,
y Ana que habla con ella por teléfono a menudo, ¿no se ha dado
cuenta?
Berta: Porque es tonta o está de acuerdo con Tere, bueno ahora
escúchame, Marta no quiero irme sin decirte que, desde luego, no me
gusta como sois, pero os quiero.
Marta: Nos quieres, ¿o crees que debes querernos?
Berta: Sois mis hermanas, y os quiero

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Marta: ¿A Diomi y a Tere también?
Berta: Si lo que querías era darme una lección, ya la he aprendido, te
lo juro, pero no era necesario que dijeras esas cosas tan horribles de
mamá, que fue un ejemplo para todas nosotras.
Marta: Lo siento. Mamá no se lo merece, pero era la única forma de
escarmentarte.
Berta: Lo de mi marido y Tere también es mentira, ¿no?
Marta: (con una leve sonrisa) Si, si, fue una broma.
Berta: Nunca lo creí, aunque estaba dispuesta a preguntárselo a él.
Marta: ¡Pues no lo hagas! (Se acerca a la puerta) Anaaaaa!! ¿Donde
pasareis la nochebuena Berta?
Berta: En casa de mis suegros, como siempre.
Marta: Anaaa!
Berta: ¿y tú?
Marta: aquí. (Pequeña pausa como que ya no hay mucho más que decir
y entra Ana)
Ana: ( con cara de guasa) ¿Qué quieres?
Berta: (a Marta) Me voy. ¿Me das un beso? (se besan)
Marta: (a Ana) ¿No ibas a llevar a Berta a casa?
Ana: Si, venga vamos… pero yo vuelvo enseguida eh.. la dejo y
vuelvo…. (Hacen mutis, con una última mirada de Berta a Marta)
Tere: (entra seguida de Diomi) ¿Has visto que poco cuesta ser buena
chica? Se ha ido más contenta que unas pascuas.
Marta: ¡Has estado escuchándolo todo, claro! (Enfadada) Y ¿quién es
este caballero?
Diomi: Perdona la broma Marta, no he podido resistirme después de
estar un mes ensayando y aprendiendo vuestras “intimidades”…
Marta: Pues a Berta no se la habéis “pegado”
Tere: es que Berta no se lo cree aunque sea verdad.
Marta: ¡Yo si que he picado como una tonta!
Diomi: La que se lo ha creído es la otra tonta, Ana, casi me parto el
culo cuando me pidió el cheque de Diciembre… ¡Que inocente!
Marta: (con cara de pocos amigos) Bueno que vas a hacer, te quedas o
te vas con tu amigo?
Tere: Oye Diomi, ya está bien de broma…. Nos vemos mañana ¿vale?

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Diomi: (se da cuenta que sobra ya) Si, si, de acuerdo mañana nos
vemos. (a Marta) adiós guapa, feliz navidad!
Marta. Esta vez te has pasado Tere!
Tere: Hija no te enfades, ha sido solo una broma…. Si te hubieras visto
la cara… ¡Y Berta se quedo pálida cuando reparo en las…
“proporciones”! (ríe)
Marta: ¡Esa sabe dormida, más que tú despierta! Venga vámonos a la
cama que estoy molida.
Tere: ¿es vedad que no sabe que estás embarazada?
Marta: (con una sonrisa) Pues claro que lo sabe.
Tere: Y que dice él, ¿está contento?
Marta: Está escéptico! Si fuese su mujer no dudaría ni un momento Es
de los que creen que las esposas no ponen los cuernos.
Tere: Porque su mujer será tipo mamá de las que inspiran confianza.
Marta: ¿Tu has abortado alguna vez?
Tere: No. Nunca. Chica tenlo, y si te dice que no es suyo, lo mandas a la
mierda.. ¡so pena que nazca negra la criatura!
Marta: ¡Como te gusta decir burradas!
Tere: Vamos, que tendrás que ponerte a trabajar.
Marta: Si a fregar a la gran via
Tere: Hija, algo más sabrás hacer no? Te pasas la vida estudiando
Marta: Mi cultura solo me sirve para no adocenarme y pasar el rato,
Tere.
Tere: Pues hija, no sé como luego vas criticando a las demás.
Marta: será por aquello de que quien más habla….
Tere: En el fondo sois todas iguales que mamá, que veía la paja en el
ojo ajeno y la viga en el suyo no
Marta: Mama no tenía ninguna viga que yo sepa…
Tere: Es inútil que intentes disimular. Lo sé hace ya bastante tiempo
Marta: (asombrada) ¿que sabes, Qué?
Tere: que no soy hija d papá.
Marta: (Disgustada) ¿quién te lo dijo?
Tere: Bah, no importa, qué más da, lo sé y basta. Tuvo necesidad de
descargar su conciencia, no olvides que era muy religiosa.
Marta: Pues que se hubiera aguantado

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Tere: No seas tan dura con ella. Mamá bien pudo ser una de esa
personas que se lo montan mal; quién sabe, a lo mejor soy hija d su
gran amor..
Marta: ¿Eso te consuela? YO creo que simplemente tuvo un desliz en
la vida
Tere: Esperemos que algún día no esté cometiendo incesto que
alguien…
Marta: Serás burra. Lo que más siento es haberle dado ese disgusto a
Berta, le ha hecho mucho daño.
Tere: Bueno, algún día tenía que saberlo.
Marta: Que injusto Tere, nosotras traumatizadas por el momento más
feliz que a lo mejor tuvo mama en su vida.
Tere: Es posible, pero ¿qué podemos hacer?
Marta: Pues parir hija y educarlas razonablemente. (coge a botella y
dos copas) Vamos a brindar!
Tere: Venga, ¿porque brindamos?
Marta: Por mi hija.
Tere: (Brindis)Brindo por tu hija que será mi sobrina el pobre
animalito!
Marta: (Brindis)Porque sea abierta, y no vea solo lo que le ponen
delante, y averigüe antes de dar pasos en la vida, que disfrute y viva
cada momento...
Tere: Eso, (Brindis)¡y porque no permita que la exploten!
Marta: (Brindis)Porque se cachondee de los intolerantes que la
critiquen!
Tere: ¡Y que no tenga la puerta todo el día abierta, como su “jodía”
madre!
Marta: (Brindis) ¡Que sea comprensiva y me quiera!
Tere: (Pensativa) ¿y si sale niño?
Marta: Pues todo esto vale también. (Ultimo Brindis) FELIZ NAVIDAD!
TELON

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