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Literatura nacional

Juana de Ibarbourou

Esta escritora nació en Villa de Melo, hoy ciudad capital de Cerro Largo, en 1881 y murió en Montevideo en 1979. Compartimos uno de sus poemas.

autor: www.lamochila.com.uy

Esta escritora uruguaya, cuyo verdadero nombre era Juana Fernández Morales, nació el 8 de marzo de 1892 en la Villa de Melo, hoy ciudad capital del
departamento de Cerro Largo.

Luego de su casamiento con el capitán Lucas Ibarbourou empezó a firmar sus trabajos con el seudónimo Jeannette d´Ibar, para luego elegir como nombre el de
Juana de Ibarbourou.

Fue una niña alegre, de gran imaginación. Escribió desde muy joven, pero su primer gran éxito literario le llegó en 1919, cuando publicó en Buenos Aires un libro
de poemas con el título Las lenguas de diamantes. Diez años después, en un acto que se realizó en el Palacio Legislativo, recibió un cálido y emocionante
homenaje: se la nombró Juana de América, en reconocimiento a los valores de su obra literaria.

Escribió obras en verso y prosa. ¿Conoces algunas? Te vamos a ayudar a refrescar la memoria. Tal vez hayas leído Chico Carlo, El cuentofresco, Los sueños de
Natacha… Entre otras, figuran también Raíz salvaje, La rosa de los vientos, Azor y Juan Soldado.

Juana de Ibarbourou falleció en Montevideo. El 14 de julio de 1979, brindándosele entonces los honores de Ministro de Estado.

Compartimos contigo dos textos que le pertenecen:

Chico Carlo (Fragmento)

Era rebelde, despectivo, silencioso y huraño. Me guardaba

Todas sus golosinas, con ese desprendimiento heroico del

Cariño, que se complace en dar y en sufrir.

Y yo las aceptaba con la sencillez egoísta con que los seres

Débiles aceptan el espontáneo sacrificio de los fuertes. Nunca

Se me ocurrió pensar que él se privaba de cosas que quizá


También le gustaban mucho. Cuando más, algún día, con

la boca llena preguntabale

¿Querés un pedacito, Chico Carlo?

Y él, haciéndose el grande, decía hosco, encogiéndose de

hombros:

- Ni falta que me hacen esos merengues. Cómetelo todo,

vos que sos mujer.

Las lenguas de diamante

Bajo la luna llena, que es una oblea de cobre,


Vagamos taciturnos en un éxtasis vago,
Como sombras delgadas que se deslizan sobre
Las arenas de bronce de la orilla del lago.

Silencio en nuestros labios una rosa ha florido


¡Oh, si a mi amante vencen tentaciones de hablar!,
La corola, deshecha, como un pájaro herido,
Caerá, rompiendo el suave misterio sublunar.

¡Oh dioses, que no hable! ¡Con la venda más fuerte


Que tengáis en las manos, su acento sofocad!
¡Y si es preciso, el manto de piedra de la muerte
Para formar la venda de su boca, rasgad!

Yo no quiero que hable. Yo no quiero que hable


Sobre el silencio éste, ¡qué ofensa la palabra!
¡Oh lenguas de ceniza! ¡Oh lengua miserable,
No intentes que ahora el sello de mis labios te abra!

Bajo la luna-cobre, taciturnos amantes,


Con los ojos gimamos, con los ojos hablemos,
Serán nuestras pupilas dos lenguas de diamantes
Movidas por la magia de diálogos supremos.

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