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Los Instrumentos de Púa en España
Los Instrumentos de Púa en España
Antonio Navarro
Los instrumentos
de púa en España
Bandurria, citola ylaúdes españoles?
cAlianza Música
V
27
28 mismas, si
Primera parte
visuales son pistas seguras por si no se
ni las
apariencias unas reafirman
Precisamente en los nombres estriba uno de nuestros mnayores problemas LoS
a otras.
datos que manejamos para el conocimiento de los instrumentos en los reinos
cristianos peninsulares, a falta de ejenmplares de los mismos, son de dos tipos:
ni un solo
tratado que nos explique cómo es cada ins
por supuesto,
No hay, aparece algún dibujo de un instrumento con su nombre al
trumento. Rarísima vez de un tipo con los de otro, siempre
Por eso, al intentar casar los datos sobran
lado. equiparaciones entre los dos grunos d
elementos de ambos y, seguramente, las
inexactas.
frecuencia
datos resultan con
concisión, por dividir este capíule
He optado, buscando la claridad y la
cuatro apartados que, a mi parecer, responden a los Cuatro tipos fundamentales de
definidos y definitivos, sino m
instrumentos de púa. No se trata de cuatro tipos
que necesitan de ulteriores comnro
bien de «Constructos» o hipótesis de trabajo que asfixie su interés
baciones. Prefiero esto a ofrecer al lector un abanico de datos
en un mar de erudición inúil. Es obvio que
quedan fuera de este estudio los
clavijero diferen
instrumentos de púa del tipo salterio (cordófonos sin mango ni
ciados), que no guardan relación con los laúdes españoles. cambio de la
El final del período aquí estudiado, la Edad Media, conoce el
técnica de tañido con púa por el directo con los dedos en algunos instrumentos.
la cita de
No es que esta técnica fuera desconocida ni en la Antigüedad véase
Virgilio en el cap. II ni en el mundo islámico, pero en cualquier caso los ins
trumentos los que me he referido hasta ahora se toOcaban mayoritariamente con
púa o plectro. A este respecto Rouanet (p. 2741) dice lo siguiente: «Safi ed Din
habla de un plectro misdr'ab, lo que, puesto en relación con un pasaje de Al-Kho
warazmi, indicaría que existían dos maneras de pulsar las cuerdas, el plectro y los
dedos».
Sorprendentemente un escritor coetáneo de las Cantigas, Gil de Zamora
la siguiente definición de «plectro»: «Se llama plectro al aparato con que se
Plan y se estiran las cuerdas». Es decir, las clavijas o la lave de afinar. Supolg
que en esto no habráque hacerle mucho caso.
la estética de la música medieval tiene preferencia por las voces agudas, los
púa
Sonidos punzantes ylos timbres claros y diferenciados, de ahí el gusto por la
En el Renacimiento (el buscarála ho-
cambio comienza en tiempos de Dufay) se la guitarra
mogeneidad, el equilibrio, el empaste. Además, el laúd, la vihuelacony los dedos.
descubrirán poco a poco las posibilidades polifónicas del punteo en los años
El paso de uno a otro
mundo lo refleja así Alfonso de Palencia (1490)juzgado más
finales del siglo xv ; «Pero en
aquel ayuntamiento de los dioses fue
De
0 En su tomada del
tratado Ars Musica, Vid. Mota anota que la frase está
diciturinstru-
propietatibus rerum, de Bartholomaeus (1982), p. 699, que autem
mentum quo temperantur corde et Anglicus. El texto latino dice: «Plectrumque
29
an IV.1. EI laúd
de
Es el tipo organológico más claro de los que veremos aquí. Su forma, heredada
er del ud árabe, fue cambiando con los años, admitiendo varios tamaños, diferencias
de en la ornamentación de la tapa, trastes, etc. Incluso, en algunas épocas pasó de un
á perfil periforme a uno más oval, casi circular, sin perder sus características principa
les.
La primera mención castellana, fuertemente teñida de arabismo, como cabía
és
esperar, se encuentra en La doncella Teodor (c. 1250) 31,
en
Aprendí tañer laúd y cannon y las treinta y tres trovas.
la Es muy Conocida la del Arcipreste de Hita52,
Pod
g zl
Eimin
l
l ah
s ub
pegueñ
cónse
dos en.
V.2. La bandurria
Una bandurriade cuatro órdenes, la tapa de enebro y bariga de concha natural de tortuga.
Ora bandurrilla de cuatro órdenes, de boj, con un rostro de mujer por remate.
En
documenta el
provenzal se derivar del sumerio «pan-tur»
parecen
a través del
rastro de la raíz islámica «qupuz» (vid.
«mandoi
griego re»
«pandu.
Todos ellos
latín
«pandura», Ni
hacer derivar a éste desde C. Sachs. ins- IIL3),
rion» y el quieren romanos habrían
trumento del que
todos
más fiable sería otra: los
pandura, que llegaría a gozar de cierta
extendido
por los países
La
sur
hipótesis
de
la
Europa el uso de enla estela de la niña Lutatia, de Mérida, sería un dato popularidad.
del reproducido
instrumento producirse el ContaCto con los los pueblos árabes,
El hipótesis. Al instrumentos
tal
que apovase siguieron llamando
mediterráneos
igual que
ccentroeuropeoS,
antes a
menOS romanizados. los
pro-
con
semejantes
llamaron
Los pueblos explicaría también por qué Juan Ruiz no
pios v extraños.
turco-árabe. Ello «cantares de árabigo» (dato contradictorio recomienda
el término si Se tratase
bandurria para interpretar emparentado con el mundo musulmán) y por
la claramnente qué
de un instrumento hace equivalentes al kobuz, de reciente hag
por Sachs que
bizantino citado d o
el manuscrito pandurion, autóctono. inOs
Veamos
kaín agun
importación, y al frecuentemente se describe este tipo instrumental comes l6
ADesar de que tono Trchet(c
el ud seria bastante remota, más aparente que real Ia P
aTeTOpetO.Dice
coto», su relación con sujetarse en el extrermo
eso las cuerdas deben
es. previsiblemente, de piel y por adherido a la tapa, como el del laúd. No sería pusiec
inferior y no en un cordal-puente de despuéssele
tampoco pensar que el mástil atraviesa todo el instrumento al estilo ncuSOseOCtava
un
absurdo
egipcios o del tradicional gnbri norteafricano. dorigen delinstrur
los antiguos cordófonos asirios o modernos sobre esta cuestión (So
Si consutamos los escritos españoles más vemos que siguen una rVizava, es decir: c
peña-Gallego, Lamaña, Fernández de la Cuesta, Alvarez), «man ermite trazar un pu
a la «bandurria», sino a la
opinión distinta. Nunca se refieren directamente
dora», término este no documentado en castellano
ni en catalán , ¿Por qué em TAndOre» del siglc
plear un término foráneo en lugar del castellano
«bandurria»? ¿Topamos de nuevo I%) ylas «bandu
instrumento? Puede ser, pero gitulo siquiente.
Con el «complejo de fealdad» que afecta a nuestro
de la letra los escritOS SSen de datOS 0nte
SObre todo ocurre que estos autores siguen demasiado al pie
v a los datos suminista
de C. Sachs, sin intentar una adecuación a nuestro marco
dos por fuentes españolas.
«Mandoerden",
Sacns se basa en que en el siglo xv1u Se emplean términos como
Mandüricben» y «Pandurtna, (Praetorius, 1619), «mandore» (Merseine. «testudoo
o<mandola» (F. Redis, 1685), que se relacionan en la práctica con los de estas
Desde
minor. y huina», referidos a los modelos más pequeños dey laúd. Mersenne, Sachs
tardías fechas y vistos los modelos a que aluden Praetorius y engloba
retrocede ala iconografía medieval en busca de tipos similares, a los cuales
existencia
Lener en estas cosas) llamó de la muchas
acerca--útiles
en la Edad Media de «guitarra», hay que extrañarse de la creencia de la autora
inventos imaginación
VeCes para facilitar el protoipOs
de laúd corto, laúd que no Son sino inventiva a la
larg0, elC., clavijero
del dibujante y no trabajo de los musicólogs actuales. ¿Por quéreservar la especificaque el unas
puedeadjudicársela
al tradición marca
en hoz sólo
aplicarse constructor? En que reglas de construcción que
a un ipo determinado
se
la simplemente,
pautas, pero ¿no están llenas de de cordófono? Cierto interesa,
poner
37
en duda las afirmacionesexcepciones
de R. Alvarez. Más adelante
la tradición expondré
y la historia? hipótesis memás fiables. moresca
De momentO
"guitarra
amb elLamaña
nom (1981), p. 47: «Ao"mandurria"
de "mandora" la literatura ». Por desgracia, elx1vautor no citada
especifica las fuentes de las que
aquesta
francesa del Segle trobem «mnores
trae sus datos. Por el mencionanla efectúa
cha». Antes 1300, conrario,
que
Un
de Guilaume de Machaut y algunos otros
desde luego,
documentos (1986),
Vid. Page fecha.
pormenorizado rastreo de todasnolas aparece ningunO
referencias
de estos nombres.
instrumentales francesas hasta
esa
La Edad Media cristiana 33
120.
de la Cantiga
Figura 4Miniatura
35
La Edad Media cristiana
0 (1983), p. 343.
Menéndez Pidal (1971), p. 123, reseña las variantes de cada ms. Algunos mss. ofrecen la lectura
«citara», lo que da' jgual, porque, como veremos, ambos nombres se aplicaron coetáneamente al mismo
instrumento.
2 Pintor anónimo (siglo xu). Retablo de la vida de San Millán. Logroño. Museo de Bellas Artes.
Primera ÇAne
39
inseparable de la juglaría gallega, que
parece descender a amtbientes más tuvo su esplendor en el siglo x1lI.
modo, Se ve que es un instrumento populares, tabernarios incluso. Después
De cualquier
medieval a «meisajero», bullanguero.
«andariego», pero no «Trotero» equivale en el lenguaje
hay que olvidar
danza, el «ottO» 0 «totera» (R. de que existe una
lidad. parece gurdar relación. Reinosa), con la que la cítola, si no es
Pero, ¿uál es?, iCómO es la cítola? casua-
Resulta obvio pensar que en la
relacionada on la poesiagalaicopotuguesa se iconografía
tan numerosas COMO menciones en los textos. encontrarán
Y así es. imágenes de la cítola
etiozs de Santa Maria, el Libro de los Entre los códices de las
mos, Dor lo menOs, nueve Juegos y el Cancionero de Ajuda reuni
ue de represeNtaCIONeS del mismo
momento llainremOS «cítola» y que podemos instrumento punteado, al
describir así:
la
el observación dede ciertas
la ICOnOgrafía esculórica de este nsrumentO l0s permite
nos descubr im i
ocultaban.entO
La
características que en las visiones de la miniaaura se
cítola no podía faltar, y no falta, en las portadas de iglesias y
Escatedrales Construidas
lógico que sea más
durante la segunda mitad del sigloXL ydecadas posteriores.
reinos de Galici.,
León y Castilla que abundante en los mOnumentos deinteresantes
los
sOn los del
Palacio Gelmírez de en el restodedeCompoStela,
la península. Ejemplos
Monasterio de Carboeiro (Ponteve
Santiago
Primer arte
40
por élel dedo pulgar, de modo que la mano pueda abrazarlo nara
para introducir mástil, aros y fondo están tallados en
comodidad. Seguramente clavijer0, Más
habiu
pisar con tana
misma pieza de madera, con lo que se consigue una indudable solidez. La Curt
Suh
la de
otros la roseta hace suponer el empleo
parece en unos casos de piel, pero en guitarra
nIO
madera.
leano,noin
hposibilid
MLan
guitaralati
menteguitar
moditicada c
central, clavi
driamos, puc
sihuela de p
No es mo
qu¿ inspiraci
arra es mu
en la mitad
Mento en Cu
Figura 7.Catedral de Burgos (s. XIII), Portada del Sarmental.
SS5S6SSSSSSSSAAR erivaL.Frearránnbc
con todas eStas C
Se ha Conservado en Inglaterra un instrumento construido
racterísticas, al que en el siglo xv1 se le colocó una tapa de viola ".
los distintos
Conviene fijarse también en as diferentes posiciones de tañido,
veces claramente pareadas), la existencia o no de cordal,
de las cuerdas (a
tamaños, la existencia o no de plectro en cada caso, el número variaciones
las
clavijero, etc. Dealles todos ellos que muestran hasta qué punto cada
tenía su personalidad en la Edad Media, y hasta dónde nuestrOs tiempos
en el
instrumento
Conla
Noareq
Esa seria e
atractivas de los ins-
«estandarización» han perdido una de las dimensiones más
trumentos musicales. ctola.
a a
No está muy claro qué precedentes históricos puedan señalarsenúcleo árabe-
Ciertos detalles (roseta, clavijero curvo, talla) lo relacionan con el
medianul insrt
55 MuY reproducido por su belleza en libros sobre insuunmentos. \id. Crne, A
Ja Edad Media cristiana 41
persa, pero los numerosos ejemplares que pueden señalarse en Europa hablan de
otro árbol genealógico. Su relación con el laúd es, desde luego, escasa 56
La cítola queda así, Creo, suficientemente tipificada y ejemplificada. Por si fuera
poco, la historia posterior del instrumento reafirma la hipótesis aquí expuesta. En
nuestros días o hasta haCe muy poco pervive en el folklore levantino un sucesor
de la cítola medieval Mamado «cítara», según veremOs más adelante. Todos los
datos refuerzan la relación nombre-inmagen, que es uno de los problemas de la
organología medieval, tal comO exponía al principio de este capítulo.
No haría falta añadir nada más. Sin embargo, como el lector curioso puede
haberse tropezadoo se tropezarácon opiniones muy distintas de las aquí expre
sadas, con gran extrañeza por su parte, me creo en la obligación de mencionar las
más habituales, exponiendo las razones en que se basan sus autores.
Curt Sachs (1930) cree posible la aplicación a este instrumento del nombre de
«guitarra morisca», porque puede incluirse dentro del grupo de instrumentos que
él llama «laúdes con escotaduras laterales» 7, Un origen árabe-persa más o menos
lejano, no implica, en mi opinión, que se llame «guitarra morisca», ni contradice
la posibilidad de que se llame «cítola».
J. M. Lamaña en un primer trabajo lo llama «cedra o cítola (modificada)
guitarra latina» 8, En estudios posteriores lo denomina «guitarra latina o simple
mente guitarra», con la siguiente descripción: «Proviene también de la fídula, pero
modificada con características islámicas (agujeros en la tapa en forma de roseta
central, clavijero en forma de cabeza de animal tallada, clavijas laterales, etc.) po
dríamos, pues, Considerar a la guitarra como una hermanastra más joven, de la
vihuela de plectro y de la cítola».
No es momento de discutir tales parentescos, pero sí de preguntarse gracias a
qué inspiración se adjudican los nombres a las cosas. Porque el nombre de «gui
tarra» es mucho más abundante en documentos del siglo xIv y siguientes, y más
en la mitad oriental que en la occidental de la península, mientras con el instru
mento en cuestión ocurre al revés.
I. Fernández de la Cuesta se inclina por la denominación de «cedra»: «La cedra
derivatambién de cithara, a través de citera, término documnentado en el Appendix
Probi. Estáformada por una caja de contorno entallado con amplias escotaduras a los
lados, hombros caídos pero rectos y dorso plano. El mástil es largo con un clavi
jero curvo. Las cuerdas, en número de tres hasta cinco, son punteadas con un plecro.
NO parece que pueda distinguirse claramente la cedra de la guitarra antes del siglo xv.
Esta sería el resultado de la convergencia de formas derivadas del laúdy la cedra».
Las razOnes para llamar «cedra» a nuestra cítola se nos antojan todvía más
débiles que para denominarla «guitarra morisca» o «guitarra latina». La cedra, en
uad organológica todavía no muy bien definida, es el instrumento preferido de
uglares de poesía épica, los cedreros, herederos de los antiguos citharislae y
citharaedi que entretenían el ocio desus señores cantándoles las fabulosas hazañas
de Ios héroes. La cedra es citada por Berceo, una variante del Libro de Alexandre,
h
Inión
de la cia aparentenmente
de Fernández innecesaria,
de la Cuesta (citando,porque salaaaM.lavista.
a su vez, l hago
R. Alvarez) conpra
queCONrArreStar el cqunCO
empezaba este capítulo.
$ Página 229.
En Anglés (1958), p. 455, ven Lamaña (1979), p. 65.
a
42
Prinera parte
una traducción de la Biblia yeste curioso texto aparecido en el Fuero de
Madrid"":
De cedrero. Todo cedreroquod venerit a Madrid caualeroe in conzeio cantare, e el cona:
fore amenido per dare illi dao, non donent illi mais de III morabetinos e medio; e si per
los fiadores, cadat illis in periurio. Et si alguno homine de
mais apretaren
Conzeio dixerit:
«mais le demos», petet II morabetinos a los fiadores.
Ninguna de estas menciones alcanza la época alfonsi, lo cual nos indica aue en
la segunda mitad del siglo XlI la cedra estaba
en las fechas de mayor abundancia de prácticamente en desuso, justamente
representaciones plásticas del instrumento
que estudiamos. Por parecidas razones carecen de fundamento
esta 60, «La cedra fue instrumento que tuvO gran afirmaciones como
tavor en Espana, para acompañar
el canto de los juglares de poesía lírica».
En fin, no seguiré cansando con citas inúiles. La
hacen demasiadas afirmaciones y definiciones sin base conclusión es evidente: se
mino sólo conduce a la confusión, que documental suficiente. Ese ca
contramos. Pasarátodavía tiempo hasta desgraciadamente
es el punto en que nos en
que los diccionarios y las obras de consulta
elaboradas en nuestro país, dejen de contradecirse sin utilizar
olfato de cada cual y la audacia a la hora de más argumentos que el
construir arriesgadas hipóesis evolutivasol,
IV.4. as guitarras
Noes por la hermandad con la que
en las agrupaciones «de pulso y actualmente conviven bandurrias y guitarras ian Ngicola
porque en la Edad Media hasta el siglo xv, púa» por lo que dedico a éstas
como ya he
un apartado, sino (1528) ySe.
universal de tañido de los cordófonos con señalado, la técnica casi
titulado en plural este capítulo porque, si en mástil era, además del arco, la púa. He
medievales distan mucho de ser unívocos, general t¿rminos organológicOS los
encierran una algunos como «guitarra» O «VËhuela»
multiplicidad
«guitarra latina», «morisca» 0
de significados que
obliga a una mayor
do esta
especificación «serranista»;
no se produce
especificacio:
«vihuela de arco» o «de péñola». Cuan
resulta imposible saber de qué ysuele ser la mayoría de las
aumenta con el hecho de que en los estamos hablando exactamente. La complejiad veces nos
diferentes idiomas hallamos una pléyade de
59
Nlenéndez Pidal (1971 ), p. 71.
fueron Anglés-Pena
redactados
1954), art.
por J. M. «Cedraz. Según consta en el mism0, los artículos
Larmaña. referidos a instrumentos
en la Después redactado ese capítulo ban
de
descritobibliografía,
es
que no hacen sino
ampliar
sido publicados los do0s
artículos de M. R. Álvarez reseñados
denominado
«Querríamos yresaltar «segundo
el hecho modelo de
los errores
guilarran. criticados hasta aqui. El instrumentO que hemos
AlguDos
suCentroasiático paricipar en lacurioso COrolarios SOn Paricularnente cwiosOS:
de de que este
llegada en el mundo música islánica, laúd de másil largo, a pesar de lCner un origen
mencixi2.onados, que llevaban musical cristiano, hubiese sido inrooducido inmediatamente después de
siglo Lo siglos de mienras que loS OTOS
los tipos de laúdes anteriormente
literarias verdaderament
y e curioso, cxistencia en nuesro0 país no hubieran sicdo asimilados hasta el
de
represent
representaciones;
sí debería aciones plásticas eninteresante y
el siglo xill: signiticativo es la desproporción entre menciones
numerosasa menciOnes a la cítola eScasas a menciOnes a la guiarra frente a abundancia
obligar a cualquiera
replantear las hipóútesisfrente
antes deninguna representación. Este hecho curioso
sentenciar concluslOle
La Edad Media cristiana
términos, sin duda emparentadOs enre Si, per0 que en algunoOs casos pueden
Peferirse a instrumentos distintoS: «gutarre», «guiterre», «guiterne», «guigerne»,
«guintene, «qintern», «ghiterna», etc. 62
Fiándose en el típico contorno en forma de «ocho» de la guitarra actual, la
peneralidad de los que se han ocupadode su historia han buscado en la iconografía
dieval instrumentoS que tuvieran básicamente esta
caraCterística, sin darse cuen
to de gue en muchoS CaSOS CSOS 1nstrumentos eran llamados en su
momento «vi
buela». Mavor confusión han provOcado los que han creído ver guitarras en el tipo
que he definido -Creo que con razones suficientes- Como
«cítola» y que, por
desgracia, son nayoría. La relación de este último tipo instrumental con la guitarra
paia actual es escasa, tal conmo espero haber demostrado en el capítulo anterior. Sin
embargo, la relación de_la vihuela con la guitarra es muy estrecha, hasta el punto
de que en el siglo xv puede hablarse de un tipo genérico de
«vihuela-guitarrar.
Eseca Son de sobra conocidas las afirmaciones de J. Bermudo (1555) y M. de Fuenllana
(1554) equiparando ambos instrumentos, que sólo se diferenciarían en el número
Nsua de cuerdas y en el uso que de elloS se hacía. Pero esta equiparación va perdiendo
validez a medida que nos alejamos de estas fechas hacia atrás.
tivas! Situémonos, pues, en el siglo xvi, que representa el momento final del período
cuyos instrumentos intentamos estudiar en este momento. Mientras en España se
ha producido la equiparación de que hablo, en otros países el término «uintern»
o «gbiterna» u otros similares se refieren a un instrumento de dorso abombado.
cuello corto e indiferenciado y clavijero .en forma de hoz. Así lo encontramos en
tarras Martin Agrícola (1528) y Sebastian Virdung (1511), dos de los primeros teóricos
,S0no que se ocupan del tema de los instrumentos. No se trata de ninguna confusión
motivada por desconocimiento del tema, como algunos han pensado. Todavía un
acasi
siglo más tarde Michael Praetorius (1618) dibuja con este nombre una especie de
a. He
gicas
guiarrade contorno «en ocho», pero con el clavijero en hoz. Años después Marin
Mersenne (1648)equipara los tipos de guitarre y de guiterne. Es_el punto de
uela confluencia en el que la guitarra-con-contorno-en-forma-de-ocho acabaimponiendo
HCión:
Sus caracteristicas en toda Europa, hasta el punto de que ya a nadie se le ocurrirá
Cuan en adelante llamar «guitarra» a un instrumento con fondo abombado y clavijero
-n0s en hoz. En España la equiparación guitarra vihuela había ocurrido cien por
lo menoS- años antes. Pero si desandamos el camino hacia atrás, las distancias
entre ambos tipos van aumentando.
J. Tinctoris (1476) -que, por su residencia en Nápoles, debe ser considerado
como una fuente cercana- describe una «gbiterra» o «gbiterna» inventada por los
Calalanes, similar al laúd por su forma abombada, la disposición de las cuerdas y
C modo de tañido, pero mucho más pequeña que él. La afirmación de Tinctoris
sobre que este instrumento fue inventado por los catalanes debe interpretarse en
hens ou Tecto Sentido: que él lo ha visto utilizado sobre todo por los músicos (más
aueiante especifica que principalmente por mujeres) catalanes afincados o viajeros
POr lalia, donde él residía. Ios datos iconográficos confirman plenamente las afir
hiaciones de Tinctoris. En efecto, en las representaciones plásticas provenientesde
a 0na geográfica bajo dominiode la corona de Aragón, y en especialen la pintura
sobre tabla, es muy frecuente, casi tópico, un instrumento de aspecto similar al
2 Vid. Nickel (1972), p. 193-234.
a Z
44
Primera parte
laúd, pero bastante más pequeño. Sin duda, la «ghiterra» descrita por Tinctoris.
Como ejemplos baste citar las numerosas obras de Pere y Francesc Serra
y de su escuela, dispersas en varios museos y catedrales, donde suelen aparecer el (siglo xv)
laúd yla «ghitea» junto a la flauta dulce, el órgano portáil, el arpa yla viola 63
Hay un dato muy evidente: el «Chitarone» CS a nuestroS oJOS una especie de la
Con el mástil prolongado y, sin embarg0, no es un «lautone». Hizo su
en el primer tercio del siglo xvi, cuando en Italia la «cchitarra» tenía ja
aparición
estamos describiendo. que forma
Mejor será no multiplicar los ejemplos, sin antes dejar esto bien asentado. en
Ios siglos xIv, xV y XVI se conocía en el reino de Aragón y otros lugares
Alemania al menos) con los nombres de «guitarra>, «ghiterra», «ghiterna» o simi.
y (italia
t h ts
ou
lares a un instrumento que no tiene que ver casi nada con nuestra guitarra actual
Resulta extraño? ¿Por qué, si en esas mismas fechas y en todas partes se conocia
como «laúd» a un instrumento que nada tiene que ver con los «laúdes españoles.
actuales? Frecuentemente la pequeña historia de las palabras, los objetos, v las
relaciones entre ellos juega estas malas pasadas. Resulta siempre imprescindible Doner
o
situarse en el entorno cultural que rodea cada fenómeno que estudiamos, dando
por supuesto que es distinto del nuestro. Semejante perogrullada es olvidada con
harta frecuencia y los resultados están a la vista en bastantes escritos organológicos.
Tomaré un ejemplo de la bibliografía sobre el tema en nuestro país. loqu
. M. Lamaña (1981) insiste en lamar a este instrumento «mandola» o «man
dora»: «Aquesta mandora és la que veiem constantment reproduida a la pintura sentido ap
catalana iaragonesa des segles xrviXv, iper aquesta raó s'escau sorprenent la seva eidente,
absència de citacions en els documents de la Corona dAragó, on mai no apareix,
almenyns amb el nom de mandora». Efectivamente, ni en catalán, ni en ninguna iablar de
de las lenguas peninsulares aparece el término «mandora» en toda la Edad Media.
fë), sin
La que sí aparece ciada y con harta frecuencia es la «guitarra», tanto en Castilla
Como en Aragón-Cataluña, hasta el punto de que R. Menéndez Pidal (1957) y M. C.
Gómez Muntané (1979), que han estudiado a fondo la documentación de las res
pectivas Cortes coinciden en considerar las décadas que FOdean el 1400 como una
época de florecimiento guitarrístico. Bien entendido que muchos de estos guita
rristas tocaban un instrumento periforme y de fondo abombado y nO uno <¢l
ocho» y de fondo plano, el cual también existía yesto ya no me atrevera a
\ ascgurarlo, pero posible sí que es- alo peor también era llamado «guitarra>,
por eso he emperado este artículo hablando de la pluralidad de significados de ld
S VOZ, «guitarra. en la Edad Media.
Pluralidad que esla Cxplicila en algunos textos como los famosos versos del
Arcipreste de Hita:
Allí sale gritandlo la guitarra
de las VOCes aguda e de los morisca,
punlos arisca;
el corpudo alaúd que iCne punto ala
Ja syuitarra laúna con riSCa;
estos se aprisca.
5 Vid,
e1
Balleste i Gibert 1990), resena 1 iconografía por
eudiada, L TCpresCnlac0Ones de Cste instrumento Cn la
denomina guitarra moriscan
yuilarrenc (itado en los documentos del «COnO cquivalente del inglés gittern y del catalán
laüt
Ardhivo de la Corona de Aragón )».
La Edad Media cristiana
Por las mismas fechas en que escribíaJuan Ruiz (segundo tercio del siglo xrv)
sabemos que el duque de Normandía (en 1365) tenía ministriles «de guiterre la
tines v «de guiterre moresche» . De la guitarra llamada «latina» esto es todo lo
aue sabemos, mientras que la Otra aprece citada como «guitarra sarracenica» (J.
Grocheo, c. 1300) osimplemente «1Oresca» (G. de Machaut, c. 1370), con lo cual
nuestros conOcimientos ampoco avanzan demasiado. Adjudicar auna yotra deter
minadas caracteristicas o o que es más frecuente- pretender verlas en una u
otra miniatura de las Cantigas, o deja de ser un juego o una tentación vana, si no
se tienen otros datos que los simples nombres. Repasemos los resultados de los
que lo han intentado: la que para Sachs podría ser guitarra morisca, para Lamaña
es guitarra latina y no es OtrO instrumento que el que M. R. Alvarez e I. Fernández
de la Cuesta identifican con la cedra y al que en las páginas anteriores creo haber
dado suticientes razones que demuestran que en la época se llamatba «cítola».
Esperemos, pues, Como exige la más elemental probidad científica, a tener más
datos que arrojen luz sobre esta diferenciación. Después de todo, no es la única
incógnita que nos queda por despejar sobre la guitarra: ¿en qué consiste -por
Cand. poner otro ejemplo- la «guitarra serranista, estromento con razón», de que nos
habla el Poema de Alfonso XI? Pudiera ser una corrupción de «sarracena» o «sa
rrAcenista», pero también podría ser cualquier otra cosa.
Lo que resulta sorprendente, más que esta distinción entre «latina» y «morisca»,
es que en el vocabulario de la Baja Edad Media se emplee la voz «guitarra» en un
sentido aparentemente único. Si la distinción entre «latina» y «morisca» fuese muy
evidente, ¿Cómo se le iba a ocurrir a nadie hablar de la «guitarra», sin más adjeti
re vos? Y si, por contra, las diferencias entre una y otra eran tan nimias que se podía
gune hablar de una «guitarra» genérica, ¿en qué consistían esas diferencias, pequeñas
edia pero, sin embargo, significativas? ¿Quizá sólo en ciertos detalles ornamentales de
la caja? Quizáen la colocación o no de trastes? ¿Quizáen la materia de las cuerdas
(metal o tripa)? Además, las referencias a la «gitere», «quitarre», «quinterne», etc.
abundan desde loscomienzos del siglo xIen las lenguas romances y no estáclaro
que las pequeñas variantes fonéticas no representen también diferencias, quizá
mayores, en la constitución de los instrumentos a que hacen alusión.
Por otra parte, conocemos suficientes datos que nos permiten pensar qe los
cordófonoS en forma de «ocho» durante la Edad Media no se llamaban normal
mente «guitarras», sino «vihuelas», tañidas con arco o con plectro («péñola», Osea,
. pluma). En la iconografía de los siglos xIv y XV vemos perfilarse progresivamente
un tipode instrumento punteado que cada vez recuerda más a la guitarra actual y
que no es otro que la vihuela, primero «de péñola» y más adelante «de mano».
En el siglo xv1 vihuelas y guitarras eran prácticamente el mismo instrumento, aun
que el número de cuerdas (y su temple y afinación), el tamano y el uso sOcial
parecen ser elementos diferenciadores atener en cuenta. Los nodelos nnas gran
des, con mavor número de cuerdas v de uso más <serio» se llamrían, scgün esto,
«Vihuelas., mientras que los de menor tamaño, menor número de cuerdas (hasa
ualro ordenes) y de utilización más popular serían conocidos cOmO «guitarras».
De momento yo no expondria esta teoria sino en un plano hipoético. Creo pre