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Repensando el giro punitivo Economía del exceso y criminología del otro

Article · April 2016


DOI: 10.14409/dys.v1i22.5344

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Simon Hallsworth
University of Suffolk
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Repensando el giro punitivo
Economía del exceso y criminología del otro1

Simon Hallsworth2
London Guildhall University

Introducción

Las sociedades occidentales en general y estatal burocrática. Una vez organizada alre-
los Estados Unidos en particular han elegido dedor de principios que permitían, por lo
recientemente distribuir sanciones mucho menos formalmente, un espacio para que pre-
más punitivas a aquellos que se han definido valezca la “justicia”, los sistemas de ley y
como objetivos adecuados para el “reparto orden han sido, sugiere este argumento, fi-
de dolor”. Las poblaciones de las prisiones nalmente colonizados por y a partir de las
están creciendo exponencialmente y los re- fuerzas racionales instrumentales caracterís-
gímenes penales poseen una severidad ticas de la modernidad occidental. En este
“cruel e inusual”, mientras que las tarifas proceso, los sistemas de ley y orden no sólo
ahora aplicadas para muchas categorías de- han dado por vencida la autonomía que al-
lictivas aseguran que más gente pase más guna vez poseyeron, si no que, en conse-
tiempo en instituciones penales debido a una cuencia, se han vuelto más punitivos e inhu-
mayor duración de sus vidas. manos. En términos weberianos, prevalecen
Este artículo evalúa críticamente una tesis los juicios de racionalidad instrumental, mien-
que ha buscado explicar este auge punitivo. tras que los juicios propios de la racionali-
La misma sostiene que puede ser explicado dad de valores son eliminados en una espe-
como una consecuencia de la subordinación cie de relación de suma cero. Christie (1996)
final de los sistemas de ley y orden a la lógica adelanta la más desarrollada variedad de este
propositiva instrumental de la racionalidad argumento en La Industria del Control del

1
Una primera versión de este artículo fue presenta- Spetses, Grecia, septiembre de 1998. Publicado ori-
da en la 26th Annual Conference of the European ginalmente en inglés en Punishment and Society
Group for the Study of Deviance and Social Control Vol. 2 (2), 2000, pp. 145-160.
2
(26ª Conferencia Anual del Grupo Europeo para el Traducción al castellano de Mariano Gutiérrez,
estudio de la Desviación y el Control Social), Islas Universidad de Buenos Aires.
58 Simon Hallsworth

Delito, sin embargo, el análisis de la “nueva Christie y otros caracterizan la modernidad,


penología” de Feeley y Simon (1992) y la ex- sino que también es una forma de “crimino-
ploración de McMahon (1997) de lo que ella logía” cuyo surgimiento marca un ataque
llama “la macdonalización de la justicia pe- decisivo sobre otros atributos de la moderni-
nal” también pueden ser abarcados dentro dad alrededor de los cuales los sistemas pe-
de esta categoría explicativa. nales modernos fueron construidos. A este
Aun aceptando que esta tesis de la “sub- atributo, lo llamaré, siguiendo a Bataille3, una
ordinación a la modernidad” tiene conside- “economía restringida”. Esta economía sur-
rable poder explicativo, pretendo argumen- gió con el Estado moderno y constituyó los
tar aquí que es, de todas formas, limitada a parámetros normativos dentro de los cuales
los efectos de proveer una explicación ade- los sistemas penales modernos evoluciona-
cuada del cambio punitivo. Aunque puede ron. Se vio claramente marcada en particular
ayudar a explicar cómo las soluciones puniti- por la construcción de un aparato penal que,
vas pueden evolucionar de tendencias racio- en oposición a la “economía del exceso” ca-
nalizantes propias del Estado moderno, lo que racterística del orden penal premoderno, bus-
esta tesis no puede explicar es la profunda caba delimitar el monto del reparto de dolor y
contribución que las elites políticas han teni- redimir a los culpables como sujetos produc-
do en constituir una cultura política que con- tivos útiles.
duce a todavía mayores grados de represión. Los atributos que delimitaban los sistemas
Para ponerlo de otra forma, sostengo que lo penales occidentales, según propongo, son
que los teóricos de la subordinación a la integrales de la modernidad occidental. Y
modernidad han tendido a pasar por alto es constituyen características de la modernidad
la profunda importancia de lo que Garland penal que se encuentran bajo amenaza de
(1996) identifica como la “criminología del disolución por la retórica punitiva de la vio-
otro” y su impacto en los regímenes penales lencia diseminada en la criminología del otro.
contemporáneos. Esta “criminología” que Con la disolución de esta economía, las so-
comercia con estereotipos e imágenes demo- ciedades occidentales están presenciando la
nizadas del “otro” criminal debe poco a los reorganización de sus sistemas penales alre-
modos racionales de pensamiento o cálculo, dedor de la misma “economía del exceso” que
pero ha sido, sin embargo, funcional a los la modernidad buscó superar en el proceso
reclamos de aumento de los montos en el re- de su desarrollo. Este ataque, juntamente con
parto de dolor, ahora dirigido a poblaciones los elementos racionalizantes documentados
definidas socialmente como desviadas. por Christie y otros, constituye una síntesis
No sólo es esta “criminología del otro” irra- con siniestras implicancias para la forma en
cional y por lo tanto irreductible al proceso que los sistemas penales pueden desarrollar-
de racionalización institucional con el que se en el futuro.

3
Este artículo se apoya de forma significativa sobre su trabajo. Ver Bataille (1985, 1988) y Botting y
el enfoque que Bataille elabora para el estudio de la Wilson (1997).
economía general a través del cuerpo sustantivo de
Repensando el giro punitivo. Economía del exceso y criminología del otro 59

El auge punitivo como subordinación a la modernidad

Los argumentos propuestos por aquellos holocausto una realidad emergieron de y se


que, como Christie, piensan que los regíme- constituyeron como rasgos definitivos de la
nes occidentales de ley y orden se han su- modernidad misma. La violencia nunca fue
bordinado a la lógica propositiva de la racio- extraña a la modernidad, al contrario, su po-
nalidad moderna pueden ser aclarados con- sibilidad está inscripta en los rasgos de la
siderando el argumento desarrollado por modernidad desde el mismo comienzo.
Bauman (1992) en su fecundo trabajo Mo- Bauman desarrolla este argumento compa-
dernidad y Holocausto. En este texto Bauman rando las formas de violencia características
repasa pero finalmente rechaza las explica- de los nuevos y viejos Estados. Los Estados
ciones tradicionales que buscaron atribuir el premodernos que deseaban avocarse a la
holocausto a individuos locos, con inclina- persecución sistemática de un grupo consi-
ciones sádicas o mal socializados poseídos derado desviado, lo hicieron típicamente a
por rasgos de “personalidad autoritaria”, través de un pogrom que se apoyaba en los
como por ejemplo, los propuestos por la es- efectos movilizantes de los miedos irraciona-
cuela de Frankfurt. Las civilizaciones occi- les que podían entonces ser trasladados a
dentales, argumenta Bauman, no requieren impulsos violentos. Los Estados modernos,
individuos locos, malos o socialmente des- argumenta Bauman, no requieren ninguna de
adaptados para perseguir la matanza en masa. estas cosas. Dejan la organización de la ma-
Estas bien pueden ser dispuestas por un Es- tanza en masa a las burocracias compuestas
tado burocrático que ha perfeccionado su por un personal de “hombres comunes” que
propensión a la violencia. La coerción esta- seleccionan los medios más apropiados y
tal, sostiene este argumento, no está dictada eficientes en términos de costo (el sistema
por la presencia de fuerzas irracionales pre- de campos de la muerte) para realizar un final
modernas de alguna manera extrañas al Esta- predeterminado (el genocidio). Este ensam-
do burocrático moderno, sino que más bien ble organizacional no requiere la movilización
deriva de sus propias “fuerzas civilizadoras”. de disposiciones punitivas irracionales. Se
Más específicamente, la violencia es posible encarga de sus objetivos de una forma fun-
por un orden social que se asienta sobre una damentalmente despersonalizada y afectiva-
compleja división del trabajo, en la que pre- mente neutral.
valecen concepciones técnicas instrumenta- Este argumento, según sostengo, subya-
les, de las que lo que concierne a una moral ce, con variaciones, en el examen de las ten-
natural ha sido expurgado. dencias punitivas de la modernidad tardía de
En esencia, lo que Bauman propone es que Christie, Feeley y Simon, y McMahon4. Esen-
las fuerzas que conspiraron para hacer el cialmente, el argumento desarrollado por es-

4
Debo enfatizar aquí que utilizo a Bauman para in- trabajos cito estén necesariamente informados de su
troducir la tesis de la “subordinación a la moderni- trabajo.
dad”; no estoy afirmando que los teóricos cuyos
60 Simon Hallsworth

tos teóricos es que las características de la ración en este proceso. La tabla de condenas
modernidad identificadas por Bauman como es, entonces, para Christie, el testimonio de
las raíces del holocausto, se han vuelto prin- hasta qué punto las formas de comportamien-
cipios organizativos dominantes que mol- to estandarizadas, rutinarias y de costo efi-
dean la forma en que los sistemas contempo- ciente se han arraigado en las maneras en
ráneos de ley y orden han sido construidos. que opera el sistema de justicia penal. Con
Como consecuencia de este proceso nacie- respecto a las consecuencias, éstas han sido
ron los “gulags al estilo occidental”. Como no sólo la de producir un sistema de justicia
Christie afirma en un pasaje que debe mucho más inhumano sino, invariable e inevitable-
a Bauman: “Del lado de la ley, los sistemas mente, la de empujar más gente, de forma más
de ley y orden están adaptándose, de forma eficiente, en la dirección del expansivo com-
silenciosa pero altamente eficiente, a ser plejo industrial penal: “La adaptación tam-
hijos de la industrialización. Los valores bién puede verse en los resultados del siste-
centrales aquí son la clarificación de me- ma penal. La producción es más rápida,
tas, el control de la producción, reducción mucha más gente puede ser condenada con
de costos, racionalidad y división del tra- mucho menos esfuerzo que antes. Las deci-
bajo, todo ello, combinado con la coordi- siones son más uniformes. Los actos vistos
nación de todas las acciones a un grado como delitos similares son castigados más
mayor de comando. Volvemos a Max Weber equitativamente. Para aquellos que definen
y a un sistema de extrema eficiencia para la justicia como equidad, y la equidad se
alcanzar estas metas determinadas” logra cuando todas las personas con el mis-
(Christie, 1996:150). mo prontuario comenten el mismo acto se
Con la imposición progresiva de solucio- encuentran con el mismo nivel intenciona-
nes de racionalidad técnica a problemas de do de dolor, el nivel se justicia se ha eleva-
ley y orden, los Estados se han vuelto más do. Es de prever que dentro del sistema tam-
punitivos en una suerte de relación de suma bién se ha incrementado” (Christie, 1996:150).
cero en la que se atrofian las cuestiones de
valores y fines. Christie establece este argu- El cambio punitivo nace del desarrollo pro-
mento en su análisis de la “tabla de conde- gresivo de formas aún más racionales de or-
nas”, que considera un ejemplo prima facie ganización y su aplicación en la arena de la
del intento racional por resolver un problema justicia criminal. Como para Bauman, para
inabordable de ley y orden –en este caso la Christie no es el comportamiento autoritario
incapacidad del sistema de justicia para man- o irracional el factor determinante en este pro-
tenerse a la par del volumen de prisioneros ceso, sino más bien la reorganización de un
procesados por la industria del control del sistema arcaico de acuerdo a lineamientos
delito–. Con la aparición de la tabla de con- burocráticos modernos estandarizados.
denas, la toma de decisiones se reduce a una Feeley y Simon (1992), aunque no avanzan
cuestión de calcular dónde ubicar la ofensa explícitamente en una tesis de la subordina-
en la tabla, y entonces leer la tarifa apropiada ción a la modernidad, indican claramente has-
a aplicar. Las cuestiones de la racionalidad ta qué punto la “nueva penología”, cuyas
de valores sobre los fines por los que se su- estructuras documentan con tanta astucia,
pone que el sistema de justicia debe trabajar descansa en fundamentos de la clase de ra-
son efectivamente removidas de la conside- cionalidad técnica identificada por Christie.
Repensando el giro punitivo. Economía del exceso y criminología del otro 61

Según argumentan, lo que las nuevas técni- y de costo eficiente. Las preocupaciones
cas actuariales, como el “embudo de la justi- sobre intangibles morales como “justicia”
cia”, implican es “la creación de categorías desaparecen, en consecuencia, de los siste-
y la especificación y racionalización de mas de control social que se han reenfocado,
metas, idealmente reducidos a una única en cambio, alrededor de la gestión del riesgo.
escala métrica que, nosotros sugerimos, es Como una manera de explicar los cambios
la de la de la gestión del riesgo” (Feeley y contemporáneos en el sistema penal, esta
Simon, 1994:188). tesis puede arrojar considerable luz sobre
En una era en la que las tasas de delito han varias estrategias corrientes que subyacen
aumentado, las técnicas actuariales de ges- lo que Hudson apropiadamente llama “las
tión del riesgo que ellos identifican en el cen- políticas de venganza judicial” (Hudson,
tro de la nueva penología pueden ser leídas, 1999). También indica cómo estas estrategias
en términos de Bauman, como un intento dis- están conectadas con el enfoque racional
tintivamente moderno de dirigirse al proble- instrumental para designar problemas socia-
ma del delito. En efecto, el Estado responde les que Bauman y otros identifican como ras-
buscando desarrollar un set de soluciones gos característicos de la modernidad occi-
técnicas que actuarán reduciendo los daños dental y del comportamiento de los Estados
provocados por comunidades sospechosas occidentales.
de una forma que es percibida como efectiva

Límites de la tesis de la subordinación a la modernidad

Aunque este argumento lleva un grado to de los regimenes punitivos contemporá-


considerable de poder explicativo, es una neos y que deben ser tomadas como funda-
explicación que resulta, de todas formas, li- mentalmente antimodernas. En particular, esta
mitada en lo que respecta a explicar el cambio línea de teorización no provee el espacio ne-
punitivo contemporáneo. Es una importante cesario para abarcar lo que Garland (1996) ha
explicación, pero demasiado reduccionista en llamado “la criminología del otro”5.
sus supuestos sobre la naturaleza de la mo- Esta criminología, como argumenta Garland
dernidad. Sus límites quedan expuestos, se- convincentemente, no es un producto del
gún sugiero, por su incapacidad para expli- aparato administrativo del Estado, sino de
car la presencia de fuerzas más irracionales las elites políticas. Sus arquitectos son, so-
que también están conectadas al surgimien- bre todo, los políticos (frecuentemente, pero

5
El artículo de Garland también examina soluciones más benevolente a una respuesta al “dilema del con-
de ley y orden burocráticas más pequeñas y más trol del delito” que aquella evidenciada por la crimi-
racionales. Llama a éstas “criminología del sí mis- nología del otro. En muchos aspectos eso ocurre
mo”. Lo que distingue su trabajo del de Christie es porque su abordaje de las soluciones racionales está
que mientras el último relaciona criminologías basa- centrado más en el Reino Unido que en Estados
das racionalmente con consecuencias deshumani- Unidos.
zantes, Garland tiende a verlas como una respuesta
62 Simon Hallsworth

no necesariamente, de la derecha) y los me- der y seguros en su propio territorio. Esta


dios masivos de comunicación populistas. capacidad para desplegar la compasión sur-
Ésta no es una criminología que tenga mu- ge porque los daños del delincuente, aun
cho en común con la racionalización definida implicando un ataque a la soberanía, no son
en términos weberianos; más bien está cons- percibidos por el Estado como una amenaza
truida sobre un populismo agresivo motiva- a su autoridad; en la apropiada descripción
do por el deseo de identificar blancos grupa- de Nietzsche: “¿qué son para mí mis parási-
les y manejarse con ellos de forma tan dura y tos?”. En los tiempos en que la soberanía
displacentera como sea posible. está más intensamente cuestionada, tales ata-
“Es una criminología del otro extraño que ques son experimentados, en cambio, como
representa a los delincuentes como miem- un ataque directo a la soberanía estatal. En
bros peligrosos de grupos raciales o socia- esos tiempos –y nosotros vivimos en uno de
les distintivos que tienen poca relación con ellos- la capacidad de compasión desapare-
‘nosotros’. Es más bien una ‘criminología’ ce–. Cuando los límites del Estado son al-
que comercia con imágenes, arquetipos y canzados, las disposiciones punitivas irra-
miedos, más que con un análisis cuidadoso cionales emergen. La criminología del otro
y conclusiones de investigaciones más un da testimonio, entonces, no de la fuerza del
discurso politizado del inconsciente que Estado, sino de su debilidad.
una forma detallada de conocimiento-para- Éste es un argumento poderoso y persua-
el-poder–” (Garland, 1996:461). sivo. Indica, para empezar, que cualquier in-
Para Garland, el irracionalismo que subya- tento para pensar la génesis del giro puniti-
ce a la criminología del otro puede ser inter- vo debe tomar en cuenta no sólo los proble-
pretado como una “estrategia de negación”. mas provocados por las sociedades con altas
Incapaz de lidiar con su imposibilidad para tasas de delito a las elites políticas, sino tam-
manejarse de forma eficiente con permanen- bién el modo específico de adaptación que
tes altos niveles de delitos, las elites del Es- caracteriza sus respuestas. En segundo lu-
tado responden con al “dilema del control gar, este argumento también indica que cuan-
del delito” buscando simbólicamente “reafir- do pensamos en las formas de adaptación
mar el poder del Estado para gobernar por que ayudarían colectivamente a construir
la fuerza de sus órdenes” (Garland, 1996:460). “gulags al estilo occidental” es importante
Cuando los límites del Estado moderno que- reconocer que los determinantes de su sur-
dan más expuestos, la respuesta política es gimiento le deben tanto a las fuerzas irracio-
dictada por un intento de negar su exposi- nales como a las clases de tendencias racio-
ción recurriendo a un dramático y festivo nales explicadas tan bien en el trabajo de teó-
despliegue de violencia. ricos como Christie, Feeley y Simon, y
En su examen de las psicodinámicas que McMahon.
dan forma a la genealogía de este cambio, Como explicación, el trabajo de Garland tam-
Garland se apoya en un argumento que bién trasciende lo que considero que son los
Nietzsche desarrolla en Genealogía de la problemas inherentes al abordaje instrumen-
Moral. La capacidad de ejercitar la tolerancia tal encontrado en el marxismo que tiende a
y la compasión en el Estado moderno, afirma ver la adopción de medidas punitivas como
Nietzsche, puede surgir sólo cuando los Es- una táctica desplegada por las elites gober-
tados se sienten confiados en su propio po- nantes para su propio beneficio. Lo que mues-
Repensando el giro punitivo. Economía del exceso y criminología del otro 63

tra el trabajo de Garland, en oposición a esta un ataque sostenido sobre la “economía res-
línea de razonamiento es que aunque el giro tringida” que constituyó los parámetros nor-
punitivo puede proveer beneficios a las cla- mativos dentro de los cuales se desarrolla-
ses dominantes, y, no en menor medida, a los ron los regímenes penales modernos. Es mi
gerentes de la industria del control de delito, premisa que, cuando pensamos en la géne-
estos no son necesariamente los fines perse- sis del actual cambio punitivo, éste debe ser
guidos por las elites del Estado, para empe- visto como motorizado no sólo por la purifi-
zar. La criminología del otro, puede decirse, cación de la modernidad en los regímenes
sigue una dirección que es peculiar y especí- penales, sino también por el socavamiento
fica a sí misma. de otros aspectos de la modernidad que tam-
Lo que haré será desarrollar más el argu- bién han dado forma a las vías por las que los
mento de Garland para construir un abordaje sistemas penales han evolucionado y se han
más comprensivo que el proporcionado por desarrollado.
los teóricos de la subordinación a la moder- Para abordar este argumento es necesario,
nidad. Específicamente argumentaré que la en este punto, reconsiderar qué es aquello
criminología del otro no es sólo irreductible a que define a los sistemas penales modernos
la modernidad, sino que marca un ataque sos- como distintivamente modernos. Claramen-
tenido sobre otro atributo de la modernidad te, hay mucho en juego en los términos de
alrededor del cual también están construidos las formas en que esta relación se ha concep-
los regímenes penales. En particular y, si- tualizado. Hay, sugeriría, dos direcciones en
guiendo a Bataille, esta criminología marca que esta relación puede ser teorizada.

Repensando la penalidad y su relación con la modernidad

El intento más popular para conceptuali- términos weberianos puede ser definido
zar los rasgos distintivos de los sistemas pe- como el desarrollo de los medios de la domi-
nales modernos ha sido ver en su surgimien- nación racional.
to la encarnación de un régimen de poder Hay, sin embargo, una manera alternativa
que, si bien menos violento que los sistema de teorizar lo distintivo de los sistemas pena-
penales premodernos, constituye una forma les modernos, una interpretación que desa-
de dominación mucho más comprensiva y rrollaré a continuación. Es una manera de leer,
extensiva en sus efectos. Éste es el tipo de más bien, los aspectos penales más distinti-
argumento que, con modificaciones, subya- vos de la modernidad de formas no incompa-
ce en los trabajos de inspirados teóricos pe- tibles con la posición delineada antes. En
nales marxistas y foucaultianos6. La moder- estos términos, lo que es distintivo de la emer-
nidad es asimilada en ellos con lo que en gencia de los sistemas penales modernos es

6
La literatura a la que me refiero aquí incluiría a Pavarini (1981), Cohen (1985). Para un repaso de
Foucault (1977), Ignatieff (1978), Melossi y la literatura, véase Garland (1990).
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que fueron definidos por un intento para re- disolución de lo que él llama la “economía
organizar la penalidad desde lo que (siguien- general del exceso” alrededor de la cual la
do a Bataille) puede ser llamado la economía vida social en el orden premoderno había sido
general del exceso característica del sistema organizada. Ésta es una economía que tiene
penal premoderno, reorganizando sus fun- que ver “con lo trágico, malo y abandona-
damentos normativos, en cambio, alrededor do, con la destrucción de la riqueza, el gas-
de una economía restringida de los límites, to improductivo, el intercambio sin benefi-
posible por el surgimiento de las relaciones cio, con la actividad simbólica ritual, sa-
capitalistas de intercambio. grada. Mientras la economía restringida se
La “economía restringida” es un término concentra sobre los mecanismos de precios
empleado por Bataille para designar la forma y el intercambio de mercados, la economía
de economía que comenzó a existir con el general se concentra sobre el don y el inter-
surgimiento del Estado moderno desde el si- cambio simbólico. Con la economía restrin-
glo XVIII en adelante. Es una forma econó- gida la actividad económica implica con-
mica evocada por la mayoría de los econo- tratos específicos y bien trabajados, mien-
mistas y teóricos políticos –sean de línea tras que no hay contratos (o en todo caso,
marxista, conservadora o neoliberal–. Es una contratos implícitos) en la economía del
economía asociada sobre todo con principios exceso” (Thompson; 1997:606).
de “bienestar, bienes, el bien, beneficios y En este cambio epocal, los reinos de la vida
productividad” (Thompson, 1997). Está social que no pudieron ser acomodados por
orientada por naturaleza hacia la celebración la lógica propositiva racional “homogenei-
de todo y cualquier cosa que sea posible- zante” de la economía restringida fueron re-
mente producida. En esta economía todos los legados al status de lo “heterogéneo”. Un
excedentes son positivamente invertidos, término que Bataille emplea para describir
reinvertidos y valorizados. Es la economía todo lo que no es subsumible a la lógica de la
que se hace posible por el capitalismo y las utilidad y la productividad sancionada por la
fuerzas racionalizantes y relaciones sociales economía restringida o que escapa a la valo-
con las que éste está asociado. rización en el mundo racionalizado de las re-
De acuerdo con Bataille, a medida que el laciones de intercambio capitalistas. En este
Estado moderno evolucionó los principios proceso, las formas de ser que alguna vez
que subyacían a la economía restringida lle- formaron los principios alrededor de los cua-
garon a prevalecer eventualmente sobre to- les se construyó el mundo social, fueron re-
das las áreas de la vida social. Este proceso guladas y marginadas, y terminaron por pa-
de colonización también incluyó la subordi- recer ininteligibles.
nación de aquellas áreas que de ninguna La subordinación de las sociedades occi-
manera estaban asociadas formalmente con dentales a la lógica inexorable de la econo-
el reino económico de la producción de mer- mía restringida no fue un proceso que Bataille
cancías y las relaciones de intercambio capi- encontrara inspirador. Para él, esto marcaba
talista, tal como el sistema penal. Esta subor- el surgimiento de una sociedad que, en su
dinación, sin embargo, no llegó, argumenta forma más desarrollada, destruiría efectiva-
Bataille, sin costos. Requirió, en particular, la mente las formas de la auténtica soberanía
Repensando el giro punitivo. Economía del exceso y criminología del otro 65

individual que él deseaba avalar y celebrar7. proceso” por los reformadores clásicos del
Sin embargo sugeriría, contra este pesimis- iluminismo. Es evidente también en su inten-
mo, que en la esfera de la penalidad, al me- to de relacionar el castigo a la gravedad de la
nos, la subordinación de la sociedad moder- infracción original, en la remoción del casti-
na a la lógica de la economía restringida fue go de los espacios públicos y en su confina-
responsable de un número de desarrollos miento al orden oculto de la penitenciaria.
positivos. De ninguna forma engendró un Como los fantasmas religiosos de Weber en
sistema penal humano, pero si proveyó, al una era de racionalización, el orden penal
menos, los fundamentos normativos que de- moderno tenía poco espacio para el exceso
marcaron un avance significativo sobre la en un mundo definido por una ética de cálcu-
lógica penal característica del orden premo- lo más racional en la que lo “cruel e inusual”
derno. Lo que la economía restringida trajo no tendría lugar.
fue, primero, un mundo en que el exceso ex- Asimismo, el principio de utilidad sólo po-
presado como un festival de violencia no sería dría llegar a la preeminencia en un mundo or-
ya considerado como una práctica legítima ganizado alrededor de la economía restringi-
dentro de la economía penal; segundo, trajo da. Mientras que en la economía premoderna
un orden en que el gasto productivo se con- del exceso el cuerpo del condenado podría
vertiría en un principio organizativo clave de estar sujeto a la destrucción ritual y especta-
la justicia. cular, este principio no podría continuar sien-
En el Estado premoderno la ley estaba in- do validado en una sociedad donde todos
trínsecamente relacionada con una expresión los excedentes son productivamente reinver-
de exceso de la cual también derivaba y se tidos. Para ponerlo de otra forma, en el Esta-
sostenía su autoridad. En la destrucción del do moderno el gasto improductivo no era ya
condenado esta autoridad soberana se reve- sostenible como un principio organizativo de
laba y se confirmaba a través de la fuerza la justicia. En la modernidad la lógica penal
trasgresora de una violencia primal investida estaba ahora definida por una ética producti-
con poderes sagrados. En la modernidad esta vista que buscaba hacer bueno al malo y redi-
relación cambia. Dentro de una economía res- mir al caído. Operando bajo un principio de
tringida la ley se despoja de la economía del utilidad, los ofensores eran reconceptualiza-
exceso y busca también los placeres inhe- dos como agentes capaces de ser reclamados
rentes a la trasgresión espectacular que al- para propósitos útiles. La idea positivista de
guna vez confirmaba su majestad. En el or- la rehabilitación era el corolario lógico de esta
den punitivo moderno este orden puede ver- forma de pensar; el orden panóptico era el
se en la preeminencia dada al “debido vehículo para su realización.

7
El trabajo de su vida, podría decirse que justificada- Habermas (1987). Para un análisis más crítico de sus
mente, estuvo dedicado a redimir el mismo exceso extrañas preocupaciones, véase Mollet (1994) por
denegado por la economía racional restringida en el un abordaje feminista de los “placeres” del exceso.
proceso de su desarrollo. Un programa que lo lleva- Para una lectura más positiva de su trabajo véase
ría a una horrenda exploración de los alcances máxi- Stanley (1996) por un intento contemporáneo y
mos del erotismo, el sacrificio y la violencia. Para posmoderno de validar un espacio para el exceso en
un excelente repaso de su trabajo y posición en el el orden moderno.
“discurso filosófico de la modernidad”, véase
66 Simon Hallsworth

Desde un sistema penal estructurado alre- ron organizados. El desarrollo anterior pue-
dedor de la economía del exceso, la moderni- de ser ciertamente considerado, tal como los
dad con su economía restringida constituyó marxistas y foucaultianos han argumentado,
un nuevo mundo gobernado por nuevos prin- como la creación de la posibilidad de un sis-
cipios. Aún con la certeza de nunca haberse tema de control social mucho más allá de lo
liberado enteramente de los excesos, los sis- soñado en el ancièn regime; de todas for-
temas penales modernos deben ser entendi- mas, la emergencia de la economía restringi-
dos no sólo como caracterizados por los me- da también proveyó sistemas penales con
dios racionales de dominación propios a ellos, principios normativos que, si bien no fueron
sino también por los principios de la econo- humanitarios en su realización, marcaron un
mía restringida que establecía las fundacio- avance sobre los excesos barbáricos carac-
nes normativas alrededor de las cuales fue- terísticos del pasado8.

El giro punitivo como una erosión de la modernidad

Reconectemos este debate sobre la rela- tas criminologías sobre las estructuras pena-
ción entre modernidad y sistemas penales con les contemporáneas considerando como se
la cuestión sobre cómo podemos caracteri- ha socavado progresivamente el proyecto
zar mejor el actual cambio punitivo. Contra la que alguna vez buscó despojar a los siste-
tesis que sostiene que los sistemas de ley y mas penales del exceso e invertir productiva-
orden se están volviendo más modernos, yo mente en los ofensores.
quiero argumentar, en cambio, que al mismo En The limitis of the sovereing state (Los
tiempo y en un aspecto diferente, se están límites del Estado soberano, 1996), Garland
volviendo más des-modernos. Más específi- muestra claramente el irracionalismo inheren-
camente, sostengo que con las formas del te a la “criminología del otro”. Éste se hace
irracionalismo inherentes a la criminología del evidente en los estereotipos deshumanizan-
otro, la economía restringida que alguna vez tes con los que comercia: ladrones de limos-
proveyó los fundamentos normativos de los nas, rateros de poca monta, prófugos, esta-
regímenes penales modernos está siendo fadores de planes sociales; y subyace a las
socavada. Para desarrollar este argumento metáforas militarizadas con las que esta cri-
comenzaré por considerar el estatus de la cri- minología está íntimamente asociada. La idea
minología del otro como un discurso que de “guerra contra el crimen” y la noción de
debe ser localizado en la categoría de lo hete- “tolerancia cero” encarnan estos impulsos.
rogéneo. Luego examinaré el impacto de es- El irracionalismo inherente a la criminología

8
Hay, por supuesto, una tercera manera de leer el (1990). Lo que es interesante del trabajo reciente de
desarrollo penal que no he considerado, pero que Garland es qué tan lejos parece haber revertido la
también intenta explicar desarrollos “humanitarios” posición que adoptó en su texto. Mientras que
en las estructuras penales de una forma diferente. Nietzsche recibía poca atención y Elías mucho elo-
Esta sería la aproximación figuracionista asociada gio, en su análisis de los “límites del estado moder-
con el trabajo de Elías (1978, 1992). Para una exce- no” es Nietzsche el que aparece más influyente. En
lente discusión de esta posición véase Garland esto estoy de acuerdo.
Repensando el giro punitivo. Economía del exceso y criminología del otro 67

del otro está también expresado en el comen- primero, con el desplazamiento de las sen-
tario de John Major en un popular tabloide tencias proporcionales hacia lo que puede
de noticias de que “debemos condenar más ser llamado sentencias desproporcionadas;
y comprender menos”; una afirmación que segundo, por el intento de las elites políticas
reclamaba una respuesta al “otro-criminal” a de erosionar la autonomía de restringidas eli-
ser mediada a través de disposiciones puni- tes profesionales en relación con las políti-
tivas viscerales más que a través de la capa- cas penales antes garantizada.
cidad para la tolerancia, en la que la habilidad Con relación a lo anterior, esta tendencia
para comprender puede aflorar. es evidente particularmente en Estados Uni-
Basándome en Garland, sugeriría que esta dos, donde han desaparecido los intentos
criminología sea vista no sólo como un dis- de hacer “que el castigo corresponda al deli-
curso que constituye el “otro” de la razón, to” en un contexto de lo que un comentarista
sino también como un discurso que está en apropiadamente ha llamado el renacimiento
sí mismo localizado en el reino de lo hetero- de las políticas de condenas viscerales. Con
géneo, del que también deriva su autoridad. la legislación de “tres golpes y estás afuera”
Si esto es cierto, entonces las imágenes y (Three strikes and you’re out) en California,
disposiciones con las que éste comercia no por ejemplo, en 1995, 192 personas obtuvie-
son subsumibles a los principios del gasto ron condenas obligatorias de 25 años por
productivo que subyace a la economía res- tenencia de marihuana. La ferocidad de estas
tringida que rigió el proyecto penal moder- condenas también se refleja en el tratamiento
no. Al contrario, su modo de dirigirse, evi- de consumidores de drogas en Nueva York,
denciado particularmente en esta retórica de donde la posesión de 2 gramos de cocaína
la violencia, toma parte no en la utilidad sino ahora conlleva a una sentencia obligatoria
en el exceso, el abandono y la gratificación de 15 años. Es la misma sentencia que para
sádica. un condenado por homicidio (Human Rights
Con la destrucción de los principios de la Watch, 1997).
economía restringida no sólo vemos los fru- Los castigos no sólo se han vuelto más
tos de las semillas de las burocracias institu- largos, sino también más indiscriminados en
cionalizadas, sino más bien una perturbado- su severidad. De hecho, las políticas retribu-
ra nueva economía penal. Ya no más distinti- tivas contemporáneas están comenzando a
vamente moderna, su linaje puede ser marcar una ruptura paradigmática con los
rastreado en la economía general del exceso principios del clasicismo que tradicionalmen-
que la modernidad alguna vez buscó reem- te legitimaron el sistema de justicia burgués.
plazar –o al menos disciplinar– a través de El tipo de castigos arriba mencionados ya no
los discursos humanistas del iluminismo. están calculados con referencia a la severi-
La destrucción de las características dis- dad de la ofensa, sino determinados por cri-
tintivamente modernas del orden penal con- terios designados para imponer tanto daño y
temporáneo puede ser atestiguada, en pri- degradación al ofensor como sea posible.
mera instancia, en las formas en que los prin- “Castigo justo” es un concepto inherente-
cipios clásicos de la condena penal (alguna mente elástico. En la práctica, sin embargo,
vez establecidos para eliminar el exceso) han también puede significar “sin límites”.
sido erosionados en los años recientes. Este Este desplazamiento de condenas propor-
cambio ha ocurrido de dos formas distintas: cionales a condenas desproporcionadas ha
68 Simon Hallsworth

resultado de un ataque sostenido de parte la pena capital es el ejemplo más extremo del
de las elites políticas sobre los cuerpos pú- repudio a este principio, siendo que su re-
blicos que tradicionalmente reclamaban el chazo se evidencia, también, en el regreso
monopolio sobre las políticas de condenas a del castigo expresivo y la construcción de
lo largo de la época moderna. En palabras de regímenes penales “crueles e inusuales” en
Hough, “hasta hace poco existía un con- su severidad.
senso entre los políticos sobre que la res- Lo que resulta significante en el renacimien-
puesta política correcta a la opinión públi- to de la pena de muerte no es simplemente
ca era manejarla, antes que rendirse a ella” que expresa el entusiasmo del Estado por la
(Hough, 1996:191). Como han demostrado destrucción festiva de sus enemigos, sino
Ryan (1998) y James y Raine (1998:72), este que representa un abandono del principio
monopolio se ha dado vuelta en los años re- moderno de la utilidad. Su premisa se basa
cientes. Las elites establecidas han sido cas- en el principio del Estado de policía de que el
tigadas por su indulgencia, nuevas voces con condenado no puede ser ya más reclamado
mayor inclinación a la pena han sido traídas para propósitos útiles, y esto se encuentra
al proceso de toma de decisiones9. Mientras aliado a un principio emergente que sostiene
que la rendición política frente a un público que su destrucción está socialmente justifi-
inclinado hacia la pena se ha vuelto un lugar cada. Lo que estamos atestiguando en este
común. Un ejemplo particularmente espan- cambio es el abandono del impulso moderno
toso de la última tendencia ha ocurrido en la de reinvertir todos los excedentes. En la eje-
televisión norteamericana. Se refiere a un cución judicial el Estado reproduce el placer
gobernador que buscaba la reelección y que, del exceso en un gasto improductivo.
como parte de su estrategia reeleccionaria, La eliminación de una ética productivista
se dirigía al público desde un escenario so- distintivamente moderna también puede ser
bre el cual se ubicaban largas listas mostran- observada en el renacimiento de regímenes
do varios condenados cuya muerte el había penales que, lejos de buscar rehabilitar a los
autorizado personalmente. ofensores, están diseñados con ningún otro
En un mundo en que prevalece la crimino- propósito aparente más que contenerlos, y
logía del otro la idea de utilidad se ha vuelto lo hacen en condiciones que sólo pueden
crecientemente superflua como principio nor- ser descritas como “crueles e inusuales”. En
mativo que da forma a las prácticas penales. los Estados unidos, por ejemplo, una serie
El enamoramiento de los Estados Unidos con nueva de “prisiones unidades de control” ha

9
Un interesante aspecto de esta inversión ha sido la sino más bien ocurrió que las demandas de estos
forma en que el ataque sobre los cuerpos restringidos grupos podían ser fácilmente transformadas en re-
de formulación de políticas ha sido legitimado en el clamos en favor de regímenes penales más puniti-
nombre de ayudar a los mismos electorados que los vos. Sea usando tales voces para justificar castigos
sistemas penales de ley y orden habían ignorado aún más punitivos, como en los casos de movimien-
tradicionalmente. Por ejemplo, las víctimas de crí- tos de víctimas; o justificando la extensión de san-
menes violentos y los grupos de mujeres. Lo que ciones punitivas a poblaciones que algunas vez fue-
sugeriría aquí es que la aceptación de tales voces ron capaces de evitarlas como en el caso del movi-
nunca estuvo simplemente determinada por un re- miento de mujeres.
conocimiento de sus derechos a ser oídos per se,
Repensando el giro punitivo. Economía del exceso y criminología del otro 69

sido diseñada recientemente usando como disciplinaria productivista no se aplica a es-


modelo guía el régimen del “encierro” del cual tos casos. La celda en estas instituciones no
fue pionera la Penitenciaría de Estados Uni- es un espacio en que se espere mejoramiento
dos, en Marion, Illinois. En estos regímenes, del interno, es solamente un contenedor.
los prisioneros están encerrados en confina- La erosión de los principios modernos de
mientos solitarios en celdas minúsculas (lo utilidad y límite también pueden observarse
usual es de seis por ocho pies) durante vein- en la creación de castigos que no tienen pro-
tidós a veintitrés horas por día. No hay cena pósitos utilitarios pero que han sido adopta-
conjunta, no hay ejercicio conjunto, no hay dos con entusiasmo por los Estados Unidos
oportunidades de trabajo, y no hay servicios y el Reino Unido.
religiosos conjuntos (Commitee to end the La reciente adopción por parte de Estados
Marion lockdown [Comité para terminar el Unidos y el Reino Unido de “soluciones”
encierro en Marion], 1992). punitivas a los problemas de ley y orden, ta-
El orden al que están sujetos está caracte- les como la cadena de forzados10, el toque de
rizado por un régimen en el cual a los ofenso- queda, y los boot camps11, evidencian esto.
res “se les ha denegado cualquier debido Lo que muestran es la formación de Estados
proceso y en el que los oficiales de la pri- que no están primariamente motivados por
sión pueden encerrar a un prisionero en una comportamientos de resolución racional de
unidad de control por tanto tiempo como problemas tan como la describe el trabajo de
quieran, sin dar ninguna razón” (Commitee Christie12. En su lugar, lo que resulta llamati-
to end the Marion lockdown, 1992). Es un vo de tales políticas es cómo se han desarro-
régimen kafkiano y sádico en igual medida: llado frente a la investigación que, una y otra
kafkiano en tanto que tales regímenes están vez, demuestra que no pueden tener éxito en
organizados alrededor de una serie de reglas realizar ninguna de las metas útiles que, a
que son equitativamente, sin sentido, arbi- nivel formal, se invocan para legitimarlos. No
trarias y maliciosas, y sádico en la medida en disuadirán criminales ni limitarán su tenden-
que están designados para ser sistemática- cia a la reincidencia. Lo que esto indica es
mente crueles. Las celdas no tienen comodi- que tales políticas no requieren de una legiti-
dades, las grillas son salientes de concreto, mación en estos términos. Más bien, el acto
usualmente con grilletes en cada esquina, de del castigo desproporcionado está motoriza-
forma tal que las autoridades de la prisión do por una lógica particular a sí misma, una
puedan encadenar a los ofensores –un he- lógica inteligible, creo, sólo en referencia a
cho en absoluto inusual–. Como Bauman las prácticas penales basadas en una econo-
(1998) nota en su reflexión sobre los usos mía definida por el exceso.
sociales de la ley y orden, mientras que tales Podemos pensar aquí en el regreso alta-
regímenes pueden parecer basados en la ló- mente publicitado del boot camp. Aquí tene-
gica del panóptico, el modelo de la sociedad mos una institución que, desde su aparición

10 12
Sobre el regreso de la cadena de forzados, véase O incluso, por las “criminologías del sí mismo”
Amnesty Internacional (1996). identificadas por Garland.
11
Campos de entrenamiento forzoso de tipo militar
(N. del T.).
70 Simon Hallsworth

en 1970, ha mostrado escaso efecto disuasivo de venganza, sino definida, precisamente, por
(Simon, 1994; Pratt, 1998). Todo lo que los su capacidad y predisposición a desplegar
boot camps han logrado ha sido la creación violencia. De hecho, esta voluntad para la
una sana población de jóvenes sin escrúpu- violencia se ha vuelto la medida de su virili-
los para quienes la reincidencia es un futuro dad y el índice de su suceso: la cantidad de
previsible. A pesar de esto, tales regímenes ofensores presos, el exceso y la crueldad del
vuelven al uso en el Reino Unido y los Esta- castigo conseguido, la duración del encarce-
dos Unidos en la década de los ’90. ¿Qué es lamiento y demás.
lo que explica este aparentemente perverso Lo que la lógica del total de estos cambios
renacimiento? La explicación que aquí pro- significa es que el cambio punitivo no puede
pongo es que las metas utilitarias antes utili- ser explicado solamente en términos de los
zadas para legitimar estas instituciones dis- principios de la modernidad o por la “purifi-
ciplinarias ya no son importantes. Más bien, cación” de los sistemas modernos de domi-
tales regímenes expresan la voluntad del Es- nación. Están siendo evocadas, una vez más,
tado para reinstaurar su soberanía a través las formas de castigo que hablan directamente
de una demostración expresiva de fuerza. El de pasiones punitivas y que están profunda-
objetivo ya no es aquel de ver la justicia cum- mente inspiradas en ellas. En esto, el orden
plida sino el de la soberanía del Estado con- moderno tardío, no sólo ha abandonado la
seguida de forma espectacular. economía de las constricciones y los límites -
Conjuntamente, frente a estas transforma- para no decir los valores de la compasión y la
ciones, hemos presenciado una profunda re- misericordia- en lo que al menos estaba par-
construcción de la forma en que la ley es per- cialmente comprometida en la modernidad
cibida. Su fuerza no es ahora medida como lo temprana, sino que también ha relocalizado
era en la modernidad temprana, en términos los manejos del castigo en el mundo de lo
de su capacidad para rescindir su voluntad heterogéneo.

Conclusión

Aun reconociendo la importancia de las permite tradicionalmente el discurso crimi-


explicaciones que han buscado explicar las nológico crítico. Aunque Christie (como
soluciones punitivas contemporáneas en re- Bauman antes que él) tiene razón al igualar
ferencia al progresivo refinamiento de los el desarrollo contemporáneo de los sistemas
medios de dominación, he sostenido que penales occidentales a su progresiva subor-
este análisis por sí solo no puede explicar el dinación al proceso de racionalización ca-
actual cambio punitivo. Para obtener una ex- racterístico de la modernidad, sería un error
plicación más comprensiva también es ne- leer el desarrollo de los sistemas penales
cesario examinar las formas de “criminolo- solamente en estos términos. Como he argu-
gía” que se encuentran atrás de la racionali- mentado, las fuerzas “modernas” que die-
dad propositiva del Estado burocrático. ron forma colectivamente a los sistemas pe-
Lo que esta argumentación destaca es, nales “modernos” no son sólo iguales al
también, que la relación entre la modernidad desarrollo de nuevas técnicas racionales de
y la penalidad es más compleja que la que se dominación, sino que también han hecho
Repensando el giro punitivo. Economía del exceso y criminología del otro 71

surgir principios que establecieron los fun- dencias. La primera es, ciertamente, hija de la
damentos normativos alrededor de los cua- modernidad. La segunda se define por su re-
les estos sistemas evolucionaron. pudio a ella.
Cuando buscamos interpretar el cambio Esto quiere decir, como deja ver el término
hacia soluciones más punitivas en el occi- “matrimonio”, racionales y más irracionales
dente, entonces, deberíamos leer esta ten- tendencias penales formando parte en una
dencia no sólo como una evidencia del per- relación íntima. Las consecuencias también
feccionamiento de procesos integrales de la pueden ser vistas como colectivamente ra-
modernidad, sino también, y en medida muy cionales en relación a la forma en que operan
importante, como un proceso en que otro las sociedades de libre mercado, aún susten-
aspecto muy importante de la modernidad tadas sobre impulsos que en parte derivan
está comenzando a fragmentarse. Con el irracionales. Lo que esta unión ha consegui-
surgimiento de la “criminología del otro” es- do es particularmente único. Ha creado me-
tamos evidenciando la destrucción de la eco- dios altamente eficientes de responder al di-
nomía restringida alrededor de la cual los sis- lema de las sociedades de alta tasa de delitos
temas penales moderno evolucionaron. Al de una forma que resulta en ganancias posi-
mismo tiempo, el sistema penal moderno está tivas para las elites políticas y para los ge-
siendo reconstruido una vez más, alrededor rentes del complejo industrial penal.
de la economía del exceso. En lo concernien- En el caso de las elites políticas, las políti-
te al futuro de los sistemas penales occiden- cas de venganza judicial pueden, asimismo,
tales, sostengo que están siendo propulsa- como sostiene Garland, representar el límite
dos por su subordinación a la modernidad, del Estado, pero, como estrategia de gobier-
tanto como que están evolucionando en una no, la violencia inherente a la “criminología
dirección que debe mucho a un pasado que del otro” también ha probado ser un aspecto
la modernidad intentó trascender. Para poner integral del aparato estatal contemporáneo.
este último punto de forma más simple, esta- Muchas de las políticas penales en el gobier-
mos en peligro de volver a nuestro futuro. no de Clinton en los Estados Unidos y de Tony
Si esta tendencia no se revierte, el futuro Blair en el Reino Unido que han seguido cami-
se ve, ciertamente, sombrío. De hecho, yo nos ya comenzados por los gobiernos con-
apoyaría el punto de Christie de que el siste- servadores anteriores, pueden ser tomadas
ma penal del futuro tendrá mucho en común como prueba para apoyar esta afirmación.
con el fascismo. En lo que me aparto de El valor de las políticas punitivas para el
Christie es en sostener una diferente con- bienestar de los gerentes del Complejo In-
cepción del fascismo que la que él y Bauman dustrial Penal también debe ser tomado en
parecen sostener. Para mí, el fascismo es más cuenta. La retórica de la violencia implícita
que un sistema penal totalitario basado en la en la criminología del otro mediada por las
perfección de los medios de dominación. Está elites políticas funciona bien no sólo para
aliado a un discurso que, lejos de ser racio- ayudar a asegurar una provisión continua de
nal o propositivo, se sustenta sobre lo arcai- insumos para que la industria del control del
co, lo irracional y lo heterogéneo. Si mi previ- delito trabaje. También provee y ayuda a
sión es correcta, entonces el futuro de la pe- mantener un mercado que es receptivo a los
nalidad occidental podría ser definido como servicios represivos que provee. Son estos
un matrimonio terrible entre estas dos ten- factores lo que constituyen, según creo, la
72 Simon Hallsworth

base del matrimonio entre las trayectorias tea peligros alarmantes que deben ser resis-
opuestas del desarrollo penal que este artí- tidos. Sin embargo, hay algo en la moderni-
culo ha buscado documentar. dad más allá de su cara racional-instrumen-
Terminaré con una nota habbermasiana. tal. Como muestra su trabajo, la modernidad
Aunque es importante que la izquierda cues- fue construida sobre formas de racionalidad
tione las fuerzas de la racionalización identi- que pueden ofrecer potencial emancipatorio.
ficada por Christie como las precursoras que Estos atributos de la modernidad, argumenta
anuncian el gulag occidental, es igualmente Habbermas, deben ser defendidos. De la mis-
importante que la izquierda defienda los prin- ma manera, un sistema penal que sea justo y
cipios normativos con los que los sistemas equitativo es aquel que también es moderno
penales modernos están asociados. Como en la medida en que sea retenido en la econo-
Habbermas siempre sostuvo, la modernidad mía restringida que lo organiza. Sin él, una
en su apariencia instrumental-racional plan- barbarie alarmante asoma.

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