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PONENCIAS
CÁTEDRA BOLÍVAR-MARTÍ
JULIO, 2010
Directorio UBV
Rectora Dra. Marlene Yadira Córdova
Vicerrector Dr. Luis Damiani
Secretaria General Dra. Xiomara Muro
Consejo Editorial
Andreína Bermúdez Di Lorenzo
Katia Briceño Yaselli
Cátedra Bolívar-Martí
Diseño y diagramación
Dirección de Comunicación y Proyección Universitaria
Unidad de Diseño Gráfico
Impresión y fotolito
Coordinación de Promoción y Divulgación de Saberes
Imprenta Universitaria
ANTECEDENTES:
Durante la PRIMERA CONFERENCIA MARTÍ JUÁREZ Y LINCOLN EN EL
ALMA DE NUESTRA AMÉRICA, celebrada en Monterrey, N.L., México del 15 al
17 de octubre del año 2009, la cual tuvo como inspiración el Congreso
Anfictiónico que convocara Bolívar en el Siglo XIX en Panamá y como guía el
pensamiento político y antiimperialista de José Martí, se puso de manifiesto la
imperiosa necesidad de la creación de la Alternativa Martiana para Nuestra
América (ALMA), la cual fortalecerá los mecanismos de integración que, como el
ALBA, harán realidad la aspiración de lograr la unidad e integración de Nuestra
Patria Grande Americana .
Desde la misma convocatoria, quedó definido entre los objetivos del ALMA,
garantizar el dialogo entre naciones y entre generaciones sobre una base amplia
y plural, sin exclusión alguna por criterios ideológicos, filosóficos o pertenencia a
una determinada corriente política buscando la unidad de acción entre las
diversas fuerzas y movimientos comprometidos con la lucha dirigida a alcanzar
un mundo mejor y la justicia social.
También fue definido que el ALMA está llamada a desempeñar un papel clave en
un conjunto de iniciativas dirigidas a crear una PLATAFORMA HISTÓRICO-
CULTURAL, que sirva de fundamento, en el terreno de las ideas, a los procesos
de integración que en lo económico y social se vienen llevando a cabo en América
Latina y el Caribe. Esto es lo que llamamos el Nuevo Pensamiento del Siglo XXI.
• Formular conceptos claros, para evitar el riesgo previsto por José Martí
cuando alertó de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas:-- y el
de la soberbia y rabia disimulada
• Sintetizar armónicamente el planteamiento de todos los pensadores sobre
una base filosófica clara y orientada al objetivo de alcanzar un mundo
mejor.
HERRAMIENTAS A UTILIZAR:
• En el plano filosófico, adoptaremos la tradición de la escuela cubana y el
método electivo utilizado por sus fundacionales José Agustín Caballero,
Félix Varela, José de la Luz y Caballero y José Martí que es. ―Todos los
métodos y ningún método, es ahí el método‖, dijo José de la Luz y
Caballero. Estos pensadores hicieron ciencia sin rechazar el idealismo y
sin contraponer los conceptos materialistas con los de la espiritualidad.
• En el plano económico, la defensa del ALBA por representar la
globalización de la solidaridad frente a la globalización del neoliberalismo
que representan otros modelos como el ALCA. Nos inspiramos en los
programas de desarrollo social que impulsa el ALBA y se aplican en Cuba,
Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y otros países, donde el hombre y
la dignidad humana, constituye el objetivo central
• Para el Pensamiento Jurídico nos inspiramos en la ética martiana, el
pensamiento de Bolívar desarrollado cuando pretendió dar forma a la
República por él soñada y los aportes de Juárez de obligada referencia
para todos nosotros.
• En la Integración Regional, promover y sustentar de manera científica,
un modelo de integración que tenga la justicia social, la solidaridad humana
y la inclusión de todos como un principio de prosperidad y humanidad. Esto
es el ALBA.
• En el plano social, defender la aplicación de proyectos que permitan el
desarrollo de una cultura general e integral cuya primera categoría es la
justicia. Armando Hart Dávalos en su trabajo ―La Cultura: Motor Principal
de la Economía‖ aborda este fenómeno de la siguiente manera: “En el
mundo actual -que algunos quieren llamar postmoderno- se ha
impuesto tanto en el Este como en el Oeste, como una gran
calamidad, el materialismo vulgar y ramplón, y se concreta la
amenaza de que todas las contradicciones sociales, políticas,
económicas y culturales se agudicen y multipliquen, se hagan
incontrolables y conduzcan al fin de la historia, pero no al modo
tecnocrático en que lo expuso un burócrata del imperio, sino como el
último capítulo de la vida humana sobre la Tierra‖ En este sentido nos
anima los conceptos martianos de la idea del bien, la virtud, su ética y la
defensa de la libertad, el bienestar, la igualdad y el decoro de todos los
hombres
• Para el Pensamiento Cultural, retomamos el Pensamiento de Martí, gran
pedagogo y de amplio horizonte cultural, para partiendo de nuestras
propias culturas y nuestras raíces y tradiciones, alcanzar el objetivo de una
cultura general integral, cuya primera categoría sea la justicia. Es
necesario llevar la cultura a todos los ciudadanos para erradicar la
oscuridad del desconocimiento. Martí dijo que ser culto es la única manera
de ser libres Un pueblo culto no será nunca un pueblo por el cual decidan
otros y no podrá ser engañado. Es por eso necesario plantearse como una
necesidad de la economía, la aplicación de programas de educación
general e integral para todos
• En el plano histórico-cultural, el rescate de la memoria histórica, el
aprender de sus lecciones, la crítica inteligente y consecuente de las
deformaciones interpretativas de sus hechos, el rescate de las omisiones, y
la valoración adecuada de los diferentes movimientos emancipadores, que
el trabajo de los representantes de las ideologías enemigas de la vida, han
introducido en nuestras mentes y en nuestras acciones, como verdades
históricas en la práctica social, para perpetuar su dominación en nuestros
pueblos. Nos permitirá contar con las necesarias herramientas para
vencer en esta batalla de ideas
• En el plano de la cultura, el nuevo pensamiento, que será gestor de la
unidad real de la Patria Nuestra-americana, no puede desconocer las
particularidades de cada país, sus tradiciones, sus historias, sus literaturas,
sus religiones, sus costumbres… que producen y reproducen las
identidades nacionales, que nos hacen iguales y a la vez diferentes. Es,
precisamente, el carácter multicultural y multirracial, que han producido un
variado mestizaje, lo que nos identifica como una sola nación. Esta
característica motivó a Martí a expresar lo siguiente: “Se ponen en pie los
pueblos, y se saludan. “¿Cómo somos?” se preguntan; y unos a otros
se van diciendo cómo son. Cuando aparece en Cojímar un problema,
no van a buscar la solución a Dantzig. Las levitas son todavía de
Francia, pero el pensamiento empieza a ser de América. Los jóvenes
de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la
masa, y la levantan con la levadura de su sudor. Entienden que se
imita demasiado, y que la salvación está en crear. Crear es la palabra
de pase de esta generación. ..” OC T6 P120
En este camino por la unidad y la conquista de un mundo mejor sin exclusión
social ni marginalidad, tenemos que hacer nuestro, como instrumento de
solidaridad entre nuestros pueblos y una premisa para la integración regional, la
conocida frase de José Martí “PATRIA ES HUMANIDAD”.
Para la elaboración de las bases generales de este nuevo pensamiento, tenemos
que incorporar de manera creativa las tradiciones y culturas propias, que
componen este mosaico americano, La diversidad ha de unirnos e integrarnos,
nunca separarnos. Solo así sumaremos todas las voluntades y sectores que se
plantean como objetivo alcanzar un cambio radical de la actual situación, que se
caracteriza por la tremenda exclusión social y la creciente marginación en que
viven amplios sectores de nuestros pueblos.
Debemos por tanto Inspirarnos en lo expresado por Bolívar y Martí quienes
dijeron:
• "buscamos la solidaridad no como un fin, sino como un medio
encaminado a lograr que nuestra América cumpla su misión
universal", José Martí
• "Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande
nación del mundo, menos por extensión y riquezas, que por su
libertad y gloria". Simón Bolívar
Con estos elementos será conformado ese nuevo pensamiento que estará
animado por los principios de;
• Unidad
• Solidaridad
• Sin prejuicios ideológicos, políticos o filosóficos
• Sin exclusión a ninguna corriente de pensamiento
• Instrumento movilizador en el terreno de las ideas para la conquista de un
mundo mejor.
• Brindar los fundamentos teóricos para sustentar modelos de integración
que beneficien realmente a nuestros pueblos y no al gran capital.
Para lograr este objetivo, el Nuevo Pensamiento no puede ser copia de ningún
modelo, sino expresión genuina de nuestras tradiciones e historia; de nuestras
experiencias y culturas, Debemos inspirarnos y aplicar las enseñanzas de Bolívar,
Juárez, Martí, Mella, Mariátegui y otros pensadores de nuestra América, quienes
afirmaron:
Nosotros somos un pequeño género humano; poseemos un mundo aparte,
cercado por dilatados mares; nuevos en casi todas las artes y ciencias,
aunque en cierto modo viejos en los usos de la sociedad civil. Yo considero
el estado actual de América, como cuando desplomado el imperio romano
cada desmembración formó un sistema político, conforme a sus intereses y
situación, o siguiendo la ambición particular de algunos jefes, familias o
corporaciones, con esta notable diferencia, que aquellos miembros
dispersos volvían a restablecer sus antiguas naciones con las alteraciones
que exigían las cosas o los sucesos; mas nosotros, que apenas
conservamos vestigios de lo que en otro tiempo fue, y que por otra parte no
somos indios, ni europeos, sino una especie mezcla entre los legítimos
propietarios del país y los usurpadores españoles; en suma, siendo
nosotros americanos por nacimiento, y nuestros derechos, los de Europa,
tenemos que disputar a éstos a los del país, y que mantenernos en él
contra la invasión de los invasores; así nos hallemos en el caso más
extraordinario y complicado (1 Simón Bolívar, Carta de Jamaica,
Kingston, 6 de septiembre)
A cada cual, según su capacidad y a cada capacidad según sus obras y su
educación. Así no habrá clases privilegiadas ni preferencias injustas 1
Socialismo es la tendencia natural a mejorar la condición o el libre
1
Tomada de “Benito Juárez, documentos, discursos y correspondencia”,
obra en 15 tomos, compilada por Jorge L. Tamayo, editada por
Presidencia de la República Mexicana entre 1972 y 1975.
desarrollo de las facultades físicas y morales.2 ( “Benito Juárez,
documentos, discursos y correspondencia”, obra en 15 tomos,
compilada por Jorge L. Tamayo, editada por la Presidencia de la
República Mexicana entre 1972 y 1975.)
Con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero.
Con una frase de Sieyés no se desestanca la sangre cuajada de la raza
india. A lo que es, allí donde se gobierna, hay que atender para gobernar
bien; y el buen gobernante en América no es el que sabe como se gobierna
en alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su
país, y como se puede ir guiándolos en junto, para llegar, por métodos e
instituciones nacidas del país mismo, a aquel estado apetecible donde
cada hombre se conoce y ejerce, y disfrutan todos de la abundancia que la
Naturaleza puso para todos en el pueblo que fecundan con su trabajo y
defienden con sus vidas. El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del
gobierno ha de ser el del país. La forma del gobierno ha de avenirse a la
constitución del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los
elementos naturales del país (José Martí. Obras Completas. Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, 1991, t. 6, p. 17
No pretendemos implantar en nuestro medio, copias serviles de
revoluciones hechas en otros climas, en algunos puntos no comprendemos
ciertas transformaciones, en otros nuestro pensamiento es más avanzado
pero seríamos ciegos si negásemos el paso de avance dado por el hombre
en el camino de la liberación. (Julio Antonio Mella. “Lenine coronado”.
En Mella. Documentos y artículos, Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana, 1975, pp. 87-88)
El socialismo en América no puede ser calco y copia, sino creación
heroica (José Carlos Mariátegui “El problema de la tierra”, en Siete
ensayos de interpretación de la realidad peruana, Biblioteca Amauta,
Lima. Perú)
2
Ibídem
EL LEGADO DE JOSÉ MARTÍ AL PUEBLO
CUBANO Y SU APORTE A LA NACIONALIDAD
Para que la obra de Martí no muriese con él en Dos Ríos, debería difundírsela y
dársela a conocer, así nos encontramos que un gran martiano, Gonzalo de
Quesada y Aróstegui, quien fungió de Secretario del Partido Revolucionario
Cubano, dirigió durante las dos primeras décadas del siglo XX, la edición de las
Obras Completas de José Martí en 16 tomos (1900-1919). A su vez otro martiano,
Nestor Carbonel realizó una recopilación de textos de Martí agrupados en 8 tomos
editados ente 1918 y 1920. Sobre esa gigantesca tarea dirá el historiador
Salvador Morales: ―Estas ediciones fueron básicas un reencuentro con el ideario
de José Martí, que a la vez que continuación del legado guardado celosamente en
las tradiciones populares, fueron punto de partida para el estudio, la interpretación
y su integración paulatina en la práctica política de los sectores más
progresistas‖.5
La actividad editorial traía, dentro de una dinámica ideológica tan intensa como la
que vivía Cuba casi de manera permanente e ininterrumpida desde su nacimiento
como nación, enfrentamientos políticos e ideológicos entre los diversos sectores y
clases sociales que convivían en Cuba. De allí que para las clases dominantes
cubanas su interés era presentar a José Martí sin la fuerza revolucionaria de sus
ideas, su intención de que muchos aspectos de su pensamiento no se
conociesen, se ocultaran documentos o se presentaran éstos falsificados. No se
olvide que el grueso de los medios de información estaba en manos de los
sectores poderosos de la oligarquía cubana. Pero la prensa y las publicaciones
alternativas, verdadera resistencia intelectual y cultural de gran trascendencia, de
los grupos patrióticos, de organizaciones políticas revolucionarias como el PCC,
de la juventud de la Universidad de La Habana y de otras instituciones educativas
de la provincia, darán la enorme batalla de las ideas por la defensa y carácter
auténticamente revolucionario de las ideas de José Martí; nombres de cubanos
como Blas Roca, Juan Marinello, Leonardo Griñán Peralta, Emilio Roig de
Leuchsering y otros muchos destacarán en el cenit intelectual cubano de las
auténticas ideas de Martí, y esa histórica confrontación rendirá sus frutos para la
nación cubana en la década de los 50, precisamente al medio siglo del nacimiento
de la república mediatizada y neo colonizada, cuando el proyecto martiano de
nación libre, soberana e independiente, comenzará, por fin, a construirse en el
martirizado país.
No fue una frase retórica de Fidel Castro aquella que dijo durante el juicio que le
siguieron a él y sus camaradas después del fracaso del asalto al Cuartel
Moncada, cuando los jueces le preguntaron quién era el autor intelectual de la
acción militar que dirigiera y él contestó que el autor intelectual del ataque al
Cuartel Moncada fue José Martí.
Será a partir del inicio de la Revolución Cubana en enero de 1959 y del desarrollo
socialista, que el ideario y todos los aspectos del legado martiano adquirirán su
más amplia y profunda dimensión. Tanto Martí como todo el proceso de desarrollo
de la nación cubana sufrirán una profunda revisión en el marco de las nuevas
realidades y perspectivas históricas. Martí llega absolutamente a todos los
sectores populares que tiene acceso desde la escuela primaria a su obra. Es un
personaje de constante estudio y reflexión a todos los niveles y continúa
influyendo en las nuevas generaciones que han profundizado su sentido de
pertenencia, su identidad nacional, latinoamericana y caribeña y desarrollado a
grados insospechados la ética martiana del amor y la solidaridad humanas,
unidos al humanismo socialista. Desde el punto de vista editorial la edición de las
Obras Completas de José Martí, las Obras Escogidas o diversos textos sueltos
del Apóstol, superan con creces, en cuanto a número y tiraje, en los 52 años de la
Revolución Cubana, todo lo que desde 1902 hasta 1959 se pudo haber editado.
BIBLIOGRAFÍA
1 MARTÍ, José, periódico Patria, Nueva York, 1892-1898, citado por Salvador
Morales, Ideología y luchas revolucionarias de José Martí, Ediciones Políticas,
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1984.
7 MELLA, Julio Antonio, Glosas del pensamiento de José Martí. Un libro que
debe escribirse, publicado en el Anuario Martiano, N° 6, p. 250, La Habana, 1976.
José Martí.
Hemos preferido iniciar el presente trabajo con estas palabras del Apóstol José
Martí por contener, en síntesis, su pensamiento libertario. Pero como colofón a
ellas debemos reconocer lo que expresado por Fidel Castro viene a ser el
reconocimiento histórico al valor del pensamiento y obra martiana.
Referencias bibliográficas
Anexo
Discurso de Bolívar en la Sociedad Patriótica, Caracas, 3-7-1811
―No es que haya dos Congresos. ¿Cómo fomentarán el cisma los que más
conocen la necesidad de la unión? Lo que queremos es que esa unión sea
efectiva, para animarnos a la gloriosa empresa de nuestra libertad. Unirnos para
reposar y dormir en brazos de la apatía, ayer fue mengua, hoy es una
traición.
―Se discute en el Congreso nacional lo que debiera estar decidido. Y, ¿qué dicen?
Que deberíamos empezar por una Confederación: ¡como si todos no
estuviésemos confederados contra la tiranía extranjera! Que debemos
esperar los resultados de la política de España: ¿qué nos importa que España
venda a Bonaparte sus esclavos, o que los conserve, si estamos resueltos a ser
libres? Esas dudas son triste efecto de las antiguas cadenas. ¿Qué los grandes
proyectos deben prepararse con calma! Trescientos años de calma ¿no
bastan? ¿Se quieren otros trescientos todavía?
―La junta patriótica respeta, como debe, al Congreso de la nación; pero el
Congreso debe oír a la Junta Patriótica, centro de luces y de todos los
intereses revolucionarios. Pongamos sin temor la piedra fundamental de la
libertad sudamericana. Vacilar es perdernos.
―Propongo que una comisión del seno de este cuerpo lleve al soberano Congreso
estos sentimientos‖. (Negritas nuestras).
INTRODUCCION
La peor herencia del capitalismo y su variante actual, el neoliberalismo, es la
degradación ética del ser humano, el individualismo atroz que desde sus
fundamentos y las filosofías que han acompañado a la burguesía nos ha legado.
Infortunadamente el ―Socialismo real‖ al intentar emular con el capitalismo no
pudo convertirse en una cultura alternativa a este y sus sistemas educativos
buscaron más la instrucción y la formación científica que la verdadera educación
en valores especialmente los morales.
La eticidad que se vive en América Latina producto de un proceso histórico que
Tiene en Bolívar y Martí sus principales hitos y que desde la independencia ha
tenido que afirmarse reiteradamente frente a las fuerzas disgregadoras y que
constituye el reservorio principal para la construcción de una nueva sociedad que
alejada de la enajenación nos lleve a nuestra constitución como pueblo y a la
superación del inhumano estado actual de cosas, la idea de un Socialismo del
Siglo XXI solamente es comprensible y realizable transformando las bases éticas
de la sociedad.
Es indudable el fracaso del neoliberalismo en Latinoamérica, el crecimiento
económico basado en el modelo neoliberal de mercado trajo como consecuencia
más millonarios y más, muchos más pobres, este crecimiento económico no ha
conllevado una reducción de los índices de pobreza. (1)
Y la brecha se amplía ya que mientras los pobres reducen su participación en el
ingreso los ricos acrecientan sus fortunas.
Si no se combate la pobreza es porque el sistema obedece a una lógica
implacable centrada en la obtención del lucro, lo que concentra la riqueza y
aumenta incesantemente la pobreza y la desigualdad económico-social
Si bien desde hace más de diez años la ortodoxia neoliberal ha hecho importantes
concesiones ―reblandeciendo‖ su tesis cardinal sobre la omnipotencia del
mercado y son muchos los teóricos en este campo que asignan al estado una
función de regulación y ―nivelación‖ de los más pobres, hasta principios de este
siglo los gobernantes latinoamericanos no se dieron por enterados.
En los albores de este siglo en varios países del continente han sido elegidos en
las urnas gobiernos que han declarado su intención y han asumido prácticas
tendentes a alejarse de la ―ortodoxia‖ neoliberal y gobernar en bien de sus
pueblos.
Pero para ello deben todavía superar algunas trabas y modelos de
comportamiento político que, de no erradicarse, pueden obstaculizar sus
propósitos
Lo que mantuvo a América Latina en una situación de dependencia fue la
carencia de voluntad política y no tanto de recursos económicos lo que impidió
lograr mejores cotas de desarrollo humano. Y esto se asocia a la crisis de la
política.
En la última década del Siglo XX se manifestó en los países de ―Nuestra América‖
una crisis de la política en ello coinciden académicos, investigadores y, sobre
todo, el pueblo, ―la masa adolorida‖, los destinatarios de la política.
Reconocer la crisis de la política implica admitir que no sólo ella como actividad
sino sus fundamentos, sus instituciones e instrumentos; los partidos, y sus
portadores, los políticos son parte de esa crisis; pero también significa revelar las
características de esa crisis y no suponer que el cambio de fuerzas sociales en la
administración del poder ha sido condición suficiente para erradicarla.
En mi opinión lo que se entró en crisis no fue la política sino una forma particular
de hacer política: la manera racionalista moderna impuesta desde el paradigma
cartesiano y que, siguiendo mecánicamente la tradición maquiavélica, separó la
política de la moral despojando a la primera de sus referentes éticos, reduciendo
la política a la forma de lograr y administrar el poder.
Sobre esta base la legitimación de la política pasa por su consideración como una
actividad compleja que debe ser abordada desde distintas perspectivas, recurriré
a la concepción política martiana para ello.
Esto es, la política entendida como actividad, como estudio del sistema político, la
política en su dimensión histórica concreta y en sus bases axiológicas, pero sobre
todo entendida en unidad con la moral, determinada por la ética.
Política, en definitiva, como la capacidad de servir, y no la capacidad de servirse.
NOTAS
1- En los últimos años la pobreza se ha ampliado, datos del PNUD señalan que
en una Población mundial de 6800 millones el 20% se apropia del 83% de los
ingresos, otro 20% del 12 % y el 60% restante sobrevive con el 5%; esto hace
que más de 1200 millones de personas viven en absoluta pobreza
Otros datos y sus fuentes:
-1.020 millones de desnutridos crónicos (FAO, 2009)
-2.000 millones sin acceso a medicamentos (www.fic.nih.gov)
-884 millones sin acceso a agua potable (OMS/UNICEF 2008)
-924 millones ―sin techo‖ o en viviendas precarias (UN Hábitat 2003)
-1.600 millones no tienen electricidad (UN Hábitat, ―Urban Energy‖)
-2.500 millones sin sistemas de dreanajes o cloacas (OMS/UNICEF 2008)
-774 millones de adultos son analfabetos (www.uis.unesco.org)
-18 mill. de muertes/año por pobreza, la mayoría niños menores de 5 años. (OMS)
- 218 millones de niños, entre 5 y 17 años, trabajan a menudo en condiciones de
esclavitud y en tareas peligrosas o humillantes (OIT)
Datos publicados por: Programa Internacional de Estudios Comparativos sobre la
Pobreza; Universidad de Bergen, Noruega.
2- La noción de ―bien común‖ no ha sido satisfactoriamente definida en la filosofía.
Si bien suponemos que fija la idea de que debemos lograr lo mejor para la mayor
cantidad posible de personas, esta conclusión es insuficiente y puede suponer
que para ello podemos sacrificar a algunas personas.
3- Esta máxima ha sido conocida en la historia como la ―regla de oro de la moral‖.
Para conocer un resumen de su formulación por los diferentes sistemas éticos y
religiosos desde la antigüedad, ver: ―Ética y Sociedad‖ del autor de este artículo.
4- Un caso particular es la relación existente entre legalidad y legitimidad.
Desde un ángulo racional la legalidad se expresa en un determinado
ordenamiento jurídico y en la exigencia de su cumplimiento, la legalidad es un
principio de la vida política que garantiza la subordinación a la ley que debe
derivar de la voluntad soberana y mayoritaria de la población de un estado y a la
cual deben subordinarse todas las instituciones, organizaciones y personas de
ese estado. Pero otro asunto es la legitimidad; una noción en boga (aunque la
―oferta‖ doctrinal es amplia) es la de considerarla como la idea de que las
instituciones políticas, aun con defectos, son las mejores posibles y por ello, es
lícito exigir obediencia a ellas.
Si bien la legitimidad ha sido basada por los sistemas democrático representativos
en la confirmación que a estos les otorga el ejercicio electoral (lo cual sigue
siendo válido) se extiende la noción de que esto es la condición necesaria pero no
suficiente para garantizar la legitimidad de un gobierno o del poder legislativo.
Una noción mas compleja de la legitimidad es la que tendría en cuenta no sólo el
acto electoral sino también el reconocimiento y ejercicio efectivo de los derechos
humanos de todos, la participación ciudadana en la toma de decisiones en tanto
que cualquier asunto público les atañe, la igualdad jurídica, la equidad y la justicia
social, por citar los criterios constitutivos fundamentales.
5- José Martí (1853 – 1895); patriota cubano considerado por muchos un
―hombre universal‖ y el más fecundo de los pensadores políticos de su
época. El pensamiento y la obra de José Martí constituyen un referente
obligado para la construcción del pensamiento latinoamericano, en
particular el político. Las dimensiones filosóficas y socio económicas de las
concepciones de este autor sirven de fundamento y punto de partida para
la comprensión de las principales categorías políticas. Importante referente
es la perspectiva ética de su programa y acción política; su estudio es
cardinal para la comprensión de los fenómenos políticos y de la propia
concepción de la política en la época actual. Martí demuestra con su
actividad el carácter determinado de la política desde la ética personal y
social. En momentos en que se insiste en el pensamiento único, en que se
nos exige estar a favor o en contra de la única potencia mundial, en que la
soberanía ha pasado a ser un concepto secundario y la ―guerra preventiva‖
guía las acciones de los mas fuerte, el conocimiento de las ideas
expresadas por Martí hace mas de un siglo será de suma utilidad para
todos los que quieren y creen que un mundo mejor es posible.
6- Del latín ―discordium‖ o corazón partido.
7- El proceso de cambio liderado por Evo Morales en Bolivia y la emergencia
de un partido popular y con un alto contenido simbólico por los grupos
humanos que forman su núcleo ha puesto de manifiesto la crisis de los
viejos partidos que han sido barrios en cuanta elección se ha producido en
el país en los últimos 5 años; sin embargo la desaparición de las viejas y
desprestigiadas siglas no ha impedido que muchos de sus integrantes se
agrupen en nuevos colectivos partidarios y continúen disputando sectores
de poder al MAS; infortunadamente en algunos de sus partidarios se está
reproduciendo las prácticas contra las que este partido se alzó y que fueran
base de sus triunfos electorales; de ahí mi insistencia en la educación ética
partidaria.
8- Sugerimos una nueva lectura de un texto cenital de Martí, ―Nuestra
América‖ así como de sus discursos y reseñas sobre Bolívar en uno de los
cuales señaló: ―porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hoy: porque
Bolívar tiene que hacer en América todavía!‖
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Cortina, Adela – Ética mínima. Tecnos, Madrid. 4ta edición. 1994.
Chomsky, N y Dieterich, H. – La sociedad global. Universidad de Buenos Aires,
Buenos Aires, 1996
Marí Lois, Juan – Filosofía & Educación. Los amigos del libro. Cochabamba,
2006.
Marí Lois, Juan – Derechos Humanos, una aspiración de todos y todas. La Paz.
2009.
Martí, José – Obras Completas. Tomos I y II. Ciencias Sociales. La Habana, 1975
Martí, José – Nuestra América. Ed. Losada, Buenos Aires.1980
Sousa Santos, Boaventura de – La universidad en el siglo XXI. Plural editores, La
Paz, 2007
"¿MENTES PARALELAS? COINCIDENCIAS Y DIVERGENCIAS
ENTRE SIMÓN RODRÍGUEZ Y JOSÉ MARTÍ"
3
) Simón Rodríguez. Sociedades Americanas en 1828, en Obras Completas, T.I, Universidad Simón
Rodríguez, Caracas, 1975. A esta edición nos referimos en las citas sucesivas.
4
Francisco Javier Eugenio Santa Cruz y Espejo,(1747-1795) quiteño de origen quechua y madre mulata, a
quien se atribuye tempranas ideas de independencia y de Gobierno popular. Desde 1770 concibió opúsculos
satíricos contra el régimen colonial, el titulado La Golilla le acarreó represión. Las autoridades calificaron a
Santacruz Espejo de subversivo y hallaron motivos deportarlo de Quito. Después de algún tiempo de su
regreso fue encarcelado y muró en prisión en 1796.
5
Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, Perú (1748) - Londres 1798), jesuita salió del Perú en 1767 expulsada la
Orden. En Italia, comenzó a impulsar la causa americana. En 1781 invocó apoyo inglés a la rebelión de
Tupac Amaru y en 1792 redactó la Carta a los españoles americanos en donde convocaba a los criollos
americanos a independizarse de la monarquía española.
que podrían ponerse en juego para alcanzar una sociedad verdaderamente
republicana.
Reparemos en el momento en que Simón Rodríguez se sumerge en tan
innovador proyecto. Sociedades Americanas venía gestándose desde que
regresó de su largo exilio europeo y la culminó en 1842, es decir, en el período de
postguerra anticolonial, cuando las repúblicas recién nacidas, veían peligrar su
emancipación por la contumacia coaligada de las monarquías europeas,
dispuestas a imponer nuevamente sus formas de dominio y de gobierno. No había
más repúblicas -en su sentido formal- que en el continente americano, pero en su
seno no habían perdido fuerza las clases sociales opuestas a todo cambio de
fondo en la estructura jerárquica, en los usos y costumbres, en los modos de
gobernar, a la democratización del saber.
La nueva aristocracia republicana, enajenada en los modelos foráneos,
desconocedora del país, ahogada de preocupaciones (prejuicios), en bélica
competencia por el poder, carente de un proyecto coherente de organización y
desarrollo, constituía el eje inerte que conducía a la reiteración de lo que llamó
"errores antiguos".
En verdad, la esclavitud se había reimplantado en varias repúblicas - en Estados
Unidos se había reforzado- coexistiendo con otras formas de enfeudamiento, los
productores y comerciantes habían caído bajo nuevas dependencias, se
abandonaron los propósitos de escolarización, caudillos y congresos competían
en incapacidad gubernativa. Los sueños liberales se pudrían en el terreno de la
práctica.
Ante tal retroceso y sus secuelas de desconcierto y zafio pragmatismo, de pueril
mimetismo y brutal incoherencia entre la retórica y la cotidianeidad, Simón
Rodríguez buscó generar un movimiento de consulta y para ello le pareció bueno
polemizar y de este modo avivar un debate que terminase por crear un fondo de
saber necesario para emprender un nuevo camino para los americanos. A este
propósito que él llamó causa social, se dirigió todo un abanico de ríspidos
razonamientos, que hasta donde hemos podido saber no alcanzaron el resultado
que se había propuesto su expositor.
Quizás la propia contundencia, el estilo desafiante, pero sobre todo los contenidos
mismos del proyecto expuesto avivaron nuevamente en las clases ilustradas, a
las cuales se dirigían la mayoría de los planteamientos, el miedo a la revolución,
pues no otra cosa latía en cada una de las propuestas rodriguianas. Ese miedo a
la revolución, que de modo admirable expuso Miguel Izard 6, suscitó una guerra
sucia entorno a Don Simón, guerra que apeló a todas las armas para silenciar y
descalificar.7 Todo ello por intentar la definición de un "gobierno verdaderamente
republicano", que en nuestros días debemos calificar como la búsqueda aun
trunca de un sistema de gobierno radical y totalmente democrático, aunque
ciertos autores persistan en omitir los adjetivos imprescindibles a todo alcance.
Precisamente, toda la fuerza reformadora que late en los escritos, está dada para
provocar la crítica en un democrático proceso de aprobación hasta que el plan
estuviere esclarecido, pero siempre a condición -véase qué sentido
8
antidogmático poseía el caraqueño- de "ejecutarlo en calidad de ensayo" .
El plan esbozado tenía como condición necesaria la expansión del conocimiento.
La democratización absoluta de la ilustración. La misma para todas las clases y
grupos sociales. De ahí que todo el cuestionamiento al estado de la organización
de la cultura fuere algo más que una ruda requisitoria contra la ignorancia en todo
su extensión, desde las raíces hasta las últimas ramificaciones: "la ignorancia -
sentencia- se sostiene por ignorancia"9.
Para quienes hemos tenido una formación sociológica en la base de nuestra
interpretación histórica resulta dubitante la afirmación de Rodríguez con respecto
a la Ignorancia, a quien él considera "causa de todos los males que el hombre se
hace i hace a otros", sin embargo, una meditación menos rígida termina por
concederle razón en sus respuestas a la desafiante pregunta:" ¿Cuál es la causa
de las revoluciones, sino la Ignorancia?"10 Desde luego, las temibles revoluciones,
en los ambiguos sentidos que se le dio en nuestra América durante el pasado
siglo y fuera uno de sus rasgos superficialmente caracterizadores a los ojos de
algunos países capitalistas de Europa, hallaron no poca excusa en las
incapacidades de las clases directoras. Por ofrecer vías apropiadas al país real,
interrogantes como las expresadas en la segunda parte de Sociedades
6
Miguel Izard. El miedo a la revolución. Editorial Tecnos, Barcelona,
7
Como bien señala el colega Reinaldo Villegas, el epicentro de la campaña de descrédito y satanización fue
durante su intento educador en Chuquisaca, Bolivia. Particularmente, de la camarilla oligárquica que rodeó al
mariscal Antonio José de Sucre, presidente entonces y algunos clérigos atrabiliarios. Reinaldo Villegas
Astudillo, Simón Rodríguez: maestro y pensador de América, Valencia, Venezuela, Universidad de
Carabobo, 1996, pp. 69-77.
8
Simón Rodríguez, Obras..., ed.cit., T.I, p.268.
9
Ibidem, p.332.
10
Ibidem, p.329.
Americanas en 1828, nos ofrecen la percepción que tenía Don Simón de la "clase
política" en usufructo del poder, y lo que es todavía muy irritante, la terquedad con
que continúa exhibiendo su ineptitud.
''Los que negocian Elecciones, a cara descubierta - las obtienen por manejos, ó
las sacan por fuerza, para representar a un pueblo que no conocen, i en asuntos
que no entienden, solo por darse importancia ¿piensan en el mal que pueden
hacer, i en el que pueda resultarles del que hagan?. Los que por fines
particulares, hacen Señor de Vidas i haciendas al Jefe de la Nación, sin pensar en
quién le sucederá!...¿llevan por mira el bien público? Los que se dejan elegir por
personas que compran Votos con Votos, i van, por condescendencia a hacer
leyes de encomienda, ¿ piensan en el bien de los pueblos? y los que, por no
desobedecer a una lei, que hace Lejisladores, como el Señor hizo Apóstoles,
saltan del bote a la playa, sin preguntar dónde van, i se ven de repente en el
Congreso, sin saber lo que han de decir - esperando que el espíritu de la
constitución los ilumine, ¿harán algún bien a la humanidad?"11.
Esta faceta es solo una ejemplificación interesada, desde luego, de cómo se sirve
de este eje para realizar el examen crítico de uno de los elementos sociales que
contribuía decididamente al estado de suspensión en que se encontraba la
América: Estado que describe en diversas páginas de modo incidental que
precisan una reconstrucción a partir del núcleo que él mismo propone bajo el
epígrafe, SUELO, SITUACION Y MOVIMIENTO de las Nuevas Repúblicas.
En cuanto a LUGAR hace énfasis en la dispersión y en la pequeñez de los grupos
en un continente vastísimo y erizado de obstáculos naturales. En tanto a la
SITUACION de tales grupos destaca la ignorancia de unos con respecto a los
otros y la ausencia de cooperación mutua (términos nuestros). Los
MOVIMIENTOS en que se ocupan los clasifica en dos esferas, la económica y la
política. De la primera subrayó la carencia de fondos y de medios para crear el
Tesoro público, el endeudamiento sin esperanza fundada de ser pagado y la
precariedad de la treta contra el consumidor del agravamiento de las mercancías
en las aduanas, De la segunda arguyó la falta de plan y demostró con lapidarias
frases la adopción de teorías e instituciones ajenas e "inadaptables a su suelo, a
su jenio, a sus costumbres, i a sus circunstancias".12 A ello agregó el
11
Ibidem, pp.328 y 329.
12
Ibidem, p.334.
acaloramiento de las pugnas internas, en las que inscribe las peleas sangrientas
de unos americanos con otros, en desgastadora distracción.
En su diagnóstico de la realidad americana detectó que la ENFERMEDAD DEL
SIGLO ES una sed insaciable de riqueza 13 y tal patología económica se dejaba
sentir por intermedio de tres proyectos ocurridos con optimismo mal fundado,
delirio, califica Rodríguez, pues a su juicio da lugar a la traficomanía, la colomanía
y la cultomanía. Estos medios, que él ve como uno solo para los intereses
foráneos, constituyen instrumentos de una segunda colonización. Para un hombre
que había tenido experiencias tan directas de las tendencias palpitantes en los
países del capitalismo noratlántico no era difícil observar que tras las apariencias
progresivas se hallaban apetitos de PREPONDERANCIA, término empleado por
Rodríguez14 . De este modo, el caraqueño, fue uno de los precursores en la crítica
a los enamoramientos de la élite criolla de los modelos importados de Europa
primero y de Estados Unidos después que aun no han sido debidamente
analizados15.
No poco examen crítico y tono irónico recibieron las soluciones mágicas
propugnadas a través de medios como el comercio, la colonización y la libertad de
cultos. A la exaltación del primer medio, calificado en cierta oportunidad de
traficomanía, puso en solfa por su mirada hacia afuera y por la inconsistencia de
una imagen de prosperidad que vienen de cómodo banquillo a los impulsores del
neoliberalismo contemporáneo. Vio los puertos llenos de barcos ajenos, los
almacenes ahitos de mercancías ajenas, las puertas colgadas de trapos ajenos16
y todo ellos con poco provecho para activar el país naciente. Ya en el Pródromo
de Arequipa había advertido:
―Mucho traen los Europeos a los puertos de América - los retornos no están en
proporción. Si hubiera circulación de capitales en todos los puntos donde se
compra y se vende, el valor de los cambios haría ver el déficit de las plazas. Los
Europeos calculan... sobre su industria, y los americanos... sobre comisiones
contra sí mismos‖. 17.
13
Ibidem, p.355.
14
Ibidem, p.355.
15
Veáse el estupendo ensayo de E.Bradford Burns, La pobreza del progreso, Siglo XXI Editores, México,
1990, que lamentablemente no tuvo en cuenta las obras de Simón Rodríguez.
16
Simón Rodríguez, Obras..., T.I, p.335.
17
Ibidem, T.I, p.283.
Fue en esa misma oportunidad en que destacó los desfavorables desequilibrios
de las balanzas comerciales y de pagos en el comercio exterior cuando alertó con
moderna agudeza: "los indios y los negros no trabajarán siempre, para satisfacer
escasamente sus pocas necesidades, y con exceso las muchas de sus amos"18.
A ese punto volveremos cuando se aborde su planteamiento de bienestar general.
No menor es la satirización de las bondades de la libertad de cultos como
expresión de progreso, ilustración, civilización. Don Simón insinúa que los
descendientes de los españoles, como éstos, no entendían de pluraridad de
cultos, y en una situación tan explosiva como la americana era peligrosa su
apresurada adopción, sobre todo cuando esta era más bien una señal hacia el
exterior para ser admitidos al NIVEL DE LAS NACIONES CULTAS. Sorprendente
precaución de un librepensador, de un opositor al despotismo y a la conocida
represividad de la religión católica, de un hombre caracterizado como ateo por sus
detractores. Consideraba inoportuna la penetración de otros cultos que podían
exacerbar los pleitos y estorbar la unidad en proceso de formación. Lo cual no
excluía el respeto a las creencias de los extranjeros. Razones de estado, desde
luego, no eternas sino transitorias., hasta que llegase el momento de un cambio
importante en la aplicación genuina de la libertad de creencias como expone en
tres trascendentales parrafitos: "Si los Americanos consultan a sus Sacerdotes
Ilustrados, estos les harán ver cuán necesaria es, por el honor del Altar, una
reforma en el devocionario de la Iglesia de América"19. (Más de un siglo tardaría
en surgir esa conciencia de honesta reforma, hasta la gran reunión de Medellín y
que ahora se hace retroceder por idéntico falaz enfoque teológico social al
criticado por Rodríguez).
Rodríguez, como tantos intelectuales del siglo XIX americano creía que los días
de hegemonía de la iglesia romana estaban contados, por su propio desgaste, la
anacronía de sus instituciones, el desprestigio de su posición ante la
independencia y con el proceso de secularización iniciado en sus patrimonios y
poderes20. Lejos estaba de imaginar la facultad mimética del catolicismo y, de las
veleidades de la oligarquía aburguesada que conducirían a la reveladora
18
Ibidem.
19
Ibidem, T.I, p.281.
20
Es ilustrador el capítulo consagrado por Leslie Bethell al estado de la Iglesia Católica al concluir la guerra:
las vacantes de importantes sedes episcopales, la disminución del clero y de su riqueza y de sus atribuciones:
Historia de América Latina, Cambridge University Press y Editorial Crítica, Barcelona, T.5, pp.204 a 208.
transacción de fines de siglo que echaría tierra al liberalismo anticlerical,
verdadera componenda para el control social de los sectores laborales en franco
ascenso de autoconciencia.
En su cautela respecto a la importación de novedades religiosas subyace el temor
ante las presiones expansionistas y hegemonizantes de Europa y Estados Unidos
(éstas aun muy verdes, pero evidentes). En los momentos de concertar acuerdos
comerciales con las flamantes repúblicas "varios países europeos intentaban
imponer cláusulas de libertad religiosa para sus súbditos,"21 lo cual era señal de
condicionante y por lo tanto lesionaba la presente soberanía.
Quizás Rodríguez percibió esta penetración de creencias como un fenómeno
potencialmente conflictivo, al brindar un componente ideológico religioso disidente
a sectores sociales con capacidad de ruptura interna, en favor de patrones
culturales alentados por específicos intereses de índole mercantíl y de influjo
político. Su reparo provenía de la función práctico-social y no de prejuicios
intolerantes impropios de un libre pensador como él. La disyuntiva entre sus
conceptos y las necesidades prácticas las resolvió inclinándose por resistir a una
corriente que le acercaba tácticamente a su blanco de críticas y sátiras, la religión
católica dominante. Las tradiciones coloniales del sector dominante constituían un
factor cohesionante, de dudosa validez, pero que había permitido por oportunismo
la sobrevivencia de no pocos elementos de la cultura de los naturales esclavos
negros en la síntesis forjada con lágrimas de tres siglos. Nada más ajeno a
Rodríguez quel a negación de derechos y libertades individuales y sociales, y la
renovación de las relaciones del hombre y la sociedad, pero el modelo de
transformación "desde fuera" suscitaba la más grande desconfianza, sustentada
sobre bases de mucha razón.
No obstante, el respeto táctico no le conducía a dejar de analizar con heterodoxia:
―Un zelo pueril ha reemplazado al zelo relijioso, de los primeros propagadores del
cristianismo en el Nuevo Mundo, los Indios tienen sus Ritos y su Liturgia, y en
meras ceremonias consiste toda su Religión. Los sacerdotes necesitan quedarse
a solas con ellos...y por mucho tiempo...para irlos despejando poco a poco. Su
trabajo debe reducirse a desterrar abusos de práctica: y bastante tendrán qué
21
Jean Pierre Bastian, Los disidentes: sociedades protestantes y revolución en México, 1872-1911,
FCE/COLMEX, México, 1989, p.26.
hacer, sin añadir dificultades con nuevos Ritos, y ... con nuevos dogmas, que es
peor‖22.
Para el precavido pensador la libertad religiosa era de una mayor trascendencia
que la prometida por los demagogos del liberalismo epidérmico: "La Libertad de
adorar: Supone la de pensar, creer y hablar, y...promete la de escribir".23 Y al
desarrollo de esas posibilidades se encargaría a los nuevos maestros que
proponía y no a los curas que se concentrarían en el culto.
La razón última de su prevención está claramente expuesta en su consigna, "los
Americanos deben abstenerse de todo procedimiento que pueda desunirlos", la
estabilidad interna y la búsqueda de la conciliación tenía su impulso en los
peligros que emanaban de los proyectos de preponderancia que conspiraban
contra ellos. UNION Y PRECAUCIONES dice en otra página alzando los signos. 24
Aunque las amenazas pendientes cambian de actores representativos de 1828 a
1842, la naturaleza del peligro es análoga y las secuelas también. A la frustrada
reconquista monárquica promovida por la Santa Alianza han sucedido nuevos
modos de apetito dominador. Con alertador realce acusó en el Pródromo de 1828:
―¡¡¡El derecho de conquista, de los tiempos bárbaros, es el que hace valer las
naciones cultas!!! ¡¡¡Por el espíritu de dominación, con que se honraban los
abuelos en tiempos de ignorancia, quieren distinguirse los nietos, en el siglo de
las luces!!!‖ 25
Esas sombras eran las que le habían inducido a la atrevida afirmación de que la
América no había obtenido la Independencia sino un armisticio. Es decir, que lo
alcanzado no era absoluto ni completo, sino lleno de cortapisas y fragmentado. A
los conflictos interiores irresolutos se añadía la variable externa. Su experiencia
europea hasta fines del primer cuarto del siglo pasado le proporcionó la
información suficiente para considerar que tras la retórica "civilizadora" de las
naciones europeas autocalificadas de CULTAS anidaba la falsa creencia "que
solo PREPONDERANDO prosperan"26
22
Simón Rodríguez, Obras...,ed.cit., T.I,p.281.
23
Ibidem, p.282.
24
) Ibidem, p.290. "Un jefe de la revolución de Buenos Aires -dice Tulio Halperin Donghi- señala las nuevas
tareas del cuerpo eclesiástico: liberado de la opresión del antiguo régimen, debe poner su elocuencia al
servicio del nuevo; quien no lo hagá se revelará indigno de la libertad y será privado de ella". Historia
Contemporanea de América Latina, Edición Revolucionaria, La Habana, s/f, p.157
25
Ibidem, T.1, p.272.
26
Ibidem, T.1, p.327.
De tal bandera la aspiración incluso de naciones que ayer apenas eran provincias
en clara alusión a Estados Unidos, que también dejaba ver su aspiración de
preponderancia en mayúsculas. El tropel de agentes/aventureros mercantiles tuvo
efectos desastrosos para los circuitos y centros de producción mercantíl: "en toda
Hispanoámerica, desde México a Buenos Aires, la parte más rica, las más
prestigiosa del comercio local quedará en manos extranjeras".27
Los proyectos de colonización (blanca) puestos en boga formaban parte de la
expansión civilizadora del capitalismo. A la equívoca panacea colonizadora de la
cual se burla olímpicamente ―COLONIZACION. Que se descarguen barcadas de
Pulperos, de mandaderos, de mozos de cordel i de otros oficios, en que brillan la
Educación! i el Ingenio!, para enseñarnos a regatear, a correr, a pujar, a renegar
en varias lenguas y a emborracharnos a la Europea, no deja de contribuir en algo,
a la propagación de las LUCES –―28 opone la colonización interna, con las
fuerzas propias y sin más auxilio que la creación original. Cuando Rodríguez
escribía esto, ya la suerte de la colonización tejana incubaba la desgracia para
México.
Los proyectos de colonización europea tenían varios componentes teóricos y
prácticos. El económico-social recordaba la desconfianza de la élite hacia la
sociedad rural y la creencia de que no podría redimirse sin el "saber cómo"
europeo, que desde luego, no tenía nociones de la producción americana. Por
otra parte con ello se trataba de recuperar un equilibrio racial y social que
sustituyese el modo a los establecidos por el sistema de castas de la colonia. En
el plano psicológico revelaba los miedos y fobias sociorraciales de la oligarquía
blanca, tan visibles desde Sarmiento a Mora, detrás de la retórica oposición entre
civilización y barbarie que desconoció Rodríguez. Su consejo de entonces, de que
era preferible entender a un indio que a Ovidio, debe haber escandalizado a estos
xenoutopistas. El proyecto alternativo que propuso fue el de una colonización
propia -decir interna equivaldría a entrar en una polémica contemporánea que
atribuye otra connotación29 con el fin de afianzar la propiedad en manos de los
productores directos del país.
27
Tulio Halperin Donghi, op.cit, ed.cit., pp.162 y 163.
28
Simón Rodríguez, Obras...,ed.cit., T.I,p.346.
29
Ver Pablo González Casanova ofrece un interesante argumento de la llamada colonización interna..
Así pues, la tríada de peligros para la nueva América gira en torno a tres puntos
interrelacionados a la luz de la coyuntura post independentista: comercio exterior,
proyectos de colonización y libertad de cultos. Ellos constituyen las tres "especies
de delirio", tres piedras angulares de lo que llamó, repitamos, la ENFERMEDAD
DEL SIGLO, una sed insaciable de riqueza, esencia del sistema capitalista en
ascenso, y por qué no decirlo ya, en incipiente expansión bajo modalidades
antiguas y de nuevos mecanismos en proceso de germinación.
Ninguno de esos remedios los consideraba aptos para la búsqueda de la
prosperidad, por una razón muy simple confirmada por la historia: no conducía al
bienestar general y propio de las sociedades americanas. Digamos con Burns: "La
consecuencia inmediata fue que los modelos europeos engendraron en el Nuevo
Mundo estructuras económicas débiles y sumisas. También favorecieron al
afianzamiento de una minoría hábil, fuerte y acaudalada, pero debilitaron a la
mayoría".30 Esto es precisamente lo que trató de evitar Rodríguez con sus
propuestas.
Su insistencia de abatir la Ignorancia no está circunscrita a la solicitud de
Instrucción - y entiéndase que para Don Simón este medio tenía más alcances-
sino a los contenidos renovados de la cultura a reproducir por su intermedio. Por
lo cual estimaba una revisión a fondo de los paradigmas. Ya por 1828 puso en
tela de juicio la validez de dibujar los fundamentos de las nacientes repúblicas en
falsos orígenes:
―Dividen el origen en próximo y remoto. De este (el Griego y el Romano) no se
sirven sino para razonar arengas y proclamas. El que rige en todos sus planes es
el próximo... (la Inglaterra). Su uso constante lo traen de los Estados Unidos...en
láminas. Y cuando ni el origen ni el uso deciden ocurren al tercer principio; pero
en lugar de consultar el jenio de los americanos, consultan el de los europeos.
Todo les viene embarcado.‖31
Lo absurdo de esta manifestación imitacionista, que hunde sus raíces en la
colonia y prolonga sus ramajos hasta hoy, estaba fincado en la adopción de
patrones de consumo, tablas de valores, modelos institucionales, inaplicables a
realidades diferentes y desconocidas por la mayoría de quienes pretendían regir
el país con los ojos puestos en intereses y el reconocimiento foráneo. Bolívar, el
30
E. Bradford Burns, op.cit., pp. 18 y 19.
31
Ibídem, T.1, p.267.
otro Simón, lo había rechazado en el Congreso de Angostura en memorable
discurso y ahora su maestro lo criticaba con más argumentos y con rigurosa
sistematicidad, y aun más, lo cual agrega el mérito mayor, ofrecía soluciones
congruentes a los recursos disponibles y a la aspiración no de las mayorías, sino
de la totalidad.
El rechazo a la imitación lo hizo extensivo a la primera experiencia republicana en
América. La distinción de Estados Unidos con la América nuestra en que tanto
hincapié hizo José Martí, tiene su base precursora en el deslinde que hizo
Rodríguez como fundamento de la propuesta creativa:
ESTADOS UNIDOS
―Los consideramos como el país clásico de la libertad: nos parece que podemos
adoptar sus Instituciones solo porque son liberales=lo son en efecto; pero... el
suelo?.. su Extensión?.. sus Divisiones?...su Situación?... los Hombres?... sus
Ideas?...sus Costumbres?...las Razas?...las Clases?...las Creencias?...las
Necesidades?...la Industria?... la Riqueza?...dónde están?.
La única analogía que hai, entre las dos Américas, es la NOBLE idea, que ambos
tienen, de la utilidad de la ESCLAVITUD.
Los angloamericanos han dejado, en su nuevo edificio un trozo del viejo -sin duda
para contrastar- sin duda para presentar la rareza de un HOMBRE mostrando con
una mano, a los REYES el gorro de la LIBERTAD, i con la otra, levantando un
GARROTE sobre un NEGRO, que tiene arrodillado a sus pies‖32.
Y aun en esa analogía podemos añadir que hay una diferencia de trato sexual,
fundamentalmente, entre amos/blancos y esclavos/negros.
Simón Rodríguez asienta entonces una condición que nunca ha sido asumida en
nuestro continente más que a medias en algunos casos y ha sido contradicha en
la práctica de las oligarquías prevalecientes: ―Inventamos o Erramos‖. Los demás
medios -reiterados hasta el cretinismo- son velados subterfugios para soslayar la
incapacidad de asumirlos por las clases sociales que han detentado los poderes
sociales.
La elaboración de un proyecto y caminos propios, para sí, debía arrancar de la
recuperación de la memoria histórica, de un modo muy distinto a como lo
comenzaban a hacer los intelectuales orgánicos de la oligarquía republicanizada,
32
Simón Rodríguez, Obras...,ed.cit., T.I,p.342.
como autoconciencia de grupo dominante. Concepción que asumía el modelo
eurocéntrico. De modo escandalizante para los oídos de la época, Rodríguez
orilló la historia de medos, persas, egipcios, griegos y romanos para centrar el
interés reconstructivo en América:
―No nos importa tanto como... la Decrepitud prematura en que empiezan a caer...
(casi a su nacimiento)... las Repúblicas que han hecho los Europeos y los
Africanos, en el suelo de los Indios.‖33
Más adelante dirá con igual tono desafiante que más importa ―conocer a un Indio
que a Ovidio‖. Ya sabemos que Martí afirmó o parafraseó de igual modo la
necesidad de un reconocimiento de nuestro ser, como condición indispensable, al
diseño de un plan congruente con las especialidades de nuestros intereses en un
sentido global desde el punto de vista humano y especial desde el punto de vista
regional. Esta era la vía para obtener una imagen de América sin fragmentación y
sin ataduras. La idea de totalidad no ignora todos los elementos que lleva dentro
ni los que la rodean.
El ánimo que impulsa esta idea de América es la promoción del bien social, del
Bienestar General porque su preocupación por América es ante todo por el
género humano que lo ocupa, trabaja y sufre en ella; este interés de mejoramiento
para esas mayorías sufrientes permea su teoría del interés general por encima del
interés de grupo:
―No hai materia, más interesante, más importante, ni de más consideración, que el
bien JENERAL, ni hai obra que requiera más aptitudes, más contracción, ni más
esmero...‖34
Rodríguez se da cuenta de lo gigantesco del empeño, de las dificultades que se le
atraviesan, de los prejuicios y preocupaciones en acecho, y aunque era muy difícil
calibrar la hondura de la ruptura social y hasta qué punto se habían debilitado las
clases conservadoras de status, fueros, privilegios y prejuicios, está firmemente
convencido del papel de la educación -como los enciclopedistas franceses del
siglo anterior- como instrumento de reforma social de magna efectividad.
La educación para todos por igual, sin distingos de clase ni de materias, con
trabajo manual para unos y otros, es decir, una educación popular, o como otras
veces la llaman educación social o republicana.
33
Ibidem, T.1, p.288.
34
Ibidem, T.1, p.305.l, sin distingos de clase.
Estaba también convencido que la arrogancia, la vanidad, la avaricia, la envidia,
eran modificables mediante el ejercicio de una educación de los sentimientos tal
como él la proponía. Esta educación especial crearía la base de conocimientos y
de sensibilidad necesarias para abrir caminos más apropiados al desarrollo de la
América y a la fuente de invención exigida.
De este modo, se zanjarían conflictos y se tendería una infraestructura de defensa
que diese base indispensable al sincretismo que pondría en amistad todas las
partes del continente ―¡Sean amigas si quieren ser libres!‖, exigió al finalizar el
Pródromo de 1828. De esta manera encaminaba un proyecto histórico destinado
a establecer una democracia pensante, cotidiana, autoregulada y general como la
que aun tenemos pendiente construir.
Cuando Rodríguez escribió esta obra ya la historiografía latinoamericana del siglo
XIX comenzaba a enseñar los lineamientos elitarios, sesgados y prejuiciosos con
respecto a los sectores populares, que sentarían infeliz cátedra en el resto de esa
centuria y la siguiente. La marginación de todos los elementos discordes al
proyecto civilizatorio europeísta al cual uníase el destierro económico y político de
la oligarquía dominante fue un acorde común, como también lo era la denigración
de las culturas aborígenes y de procedencia africana. La presión interesada de
adentro y de afuera, conducía a cancelar los proyectos alternativos que se
orientaban -como los de Simón Rodríguez- a una consideración social amplia,
abarcadora, en la que entrarían en juego las condicionantes históricas y la
creación original, todo ello apuntando a un beneficio plural y a un ejercicio de
gobierno democrático sin trancas ni abusos, por medio de un ancho y largo
proceso educativo que acumularía la cultura necesaria para crear una sociedad
profundamente humana.
El concepto de José Martí:
Es sabido que antes de que Martí emplease esa expresión en su contundente
ensayo ―Nuestra América‖, publicado en el año 1891, esta había sido usada
ocasionalmente por escritores y políticos. De vez en cuando aparece algún que
otro despolillador como yo que descubre que tal o más cual había empleado esta
terminología mucho antes. Qué bueno que así suceda, no por buscar reasignar
derechos de paternidad sino por otra cosa mejor: estaba en la atmósfera de la
unión en la pluralidad.
El Martí joven empezó a desarrollar su idea de América como concepto especial
hacia 1875 al calor de la influencia de intelectuales mexicanos y al amparo de su
experiencia personal. Bajo estos efectos abandera las propuestas de una
literatura, teatro, historia, expresiones, leyes, modelos económicos, congruentes a
35
las realidades y necesidades americanas. A raíz de esos contactos hace suyo
el rechazo a los trasplantes, a la imitación. Obviamente no es el primero en
hacerlo, pero sí el más insistente de su tiempo. A partir de entonces se sumerge
en un enriquecimiento y maduración acelerada de la idea. Durante su estadía en
Guatemala detectamos el nivel alcanzado, en una parrafada muchas veces
citada, en donde la densidad comparte lugar con cierta carga afectiva.36
―Interrumpida por la conquista la obra natural y majestuosa de la civilización
americana, se creó con el advenimiento de los europeos un pueblo extraño, no
español, porque la savia nueva rechaza el cuerpo viejo; no indígena, porque se ha
sufrido la injerencia de una civilización devastadora, dos palabras que, siendo un
antagonismo, constituyen un proceso; se creó un pueblo mestizo en la forma, que
con la reconquista de su libertad, desenvuelve y restaura su alma propia‖.
Es interesante el párrafo siguiente, menos citado que el anterior:
―Toda obra nuestra, de nuestra América robusta, tendrá, pues, inevitablemente el
sello de la civilización conquistadora; pero lo mejorará, adelantará y asombrará
con la energía y creador empuje de un pueblo en esencia distinto, superior en
nobles ambiciones, y si herido, no muerto. ¡Ya revive!‖
Ahí están los gérmenes de su consideración identitaria, útil paso precedente para
transformar una expresión desintencionada en una noción abarcadora y
polisémica. Por supuesto, este proceso de conceptualización no se puede
encerrar en estrictos límites literarios. Se trata de un resultado de un complejo
proceso de conocimiento y comunicabilidad.
Es sabido que la experiencia existencial de Martí, durante sus estancias en
México, Guatemala y Venezuela, unida a su vivencia cubana constituyeron la
base de u aprehensión de las realidades americanas. Realidades que cobran
singular emergencia en los contrastes con las vivencias en Europa y Estados
35
José Martí, Obras completas, La Habana, Editora Nacional de Cuba, 1963-65, t. 6, p. 211. Cito a título de
ejemplo: “La poesía de las naciones libres, la de los pueblos dueños, la de nuestra tierra americana, es la que
desentraña y ahonda, en el hombre las razones de la vida, en la tierra los gérmenes del ser”.
36
Ibídem, t.7, p. 98. A mi parecer en ese párrafo hay una intuición de la significación sintetizadora de lo que
luego Fernando Ortiz denominará transculturación.
Unidos. En toda su obra literaria, periodística, puede seguirse el rastro de una
serie de elementos que partiendo del problema ontológico van conformando una
interesante teoría de América, de la América que delimitó como nuestra: ―del
Bravo a la Patagonia‖.
Para mí ha sido interesante el periodo venezolano, en donde manejó muchas
fuentes y no descartó que de oídas o de leídas haya tenido noticias de los que
pensó y publicó Don Simón. Esta frase de una carta me sugiere una pista: ―De
América soy hijo: a ella me debo. Y de la América, a cuya revelación,
sacudimiento y fundación urgente me consagro, esta es la cuna.‖ El término
fundación empleado por Rodríguez en su argumentación. Martí se concentró en
otros puntos principalemente.
Junto al problema del ser, de la necesidad de definir quienes somos en el
mosaico humano mundial. Van tamizándose una serie de problemitas anexos: la
cuestión de las etnias y razas en miscigenación y compartimentaciones con su
cauda de estereotipos y resentimientos intergrupales. La cuestión del
conocimiento más profundo y fundado de la realidad americana, conocimiento y
educación apropiados para orientar a estos países. De ello se desprende el
posicionamiento ante el debate por los modelos de desarrollo a seguir para el
progreso bien entendido y sus corolarios: el copismo, la creación propia, la
alienación cultural de las clases dominantes, más la ignorancia de las clases y
grupos subalternos. Elementos presentes en las olvidadas obras de Rodríguez.
La experiencia directa tiene en Martí un papel relevante, de mucho mayor peso
que la información obtenida por los libros, revistas y periódicos. Sabe ver las
realidades. Las incorpora en su discurso en generalizaciones muchas veces
atrevidas. De esta forma multivariada: como delimitación posesiva, como
expresión de amor y como metodología distintiva se va gestando la elaboración
del concepto ―nuestra América‖, que se incorpora al discurso revolucionario
moderno con una carga de resonancias ideológicas y políticas de fácil
decodificación y destinada a un proyecto de seguridad y desarrollo de vastas
perspectivas regionales.
Para comprender mejor los alcances de este proceso de conciencia y elaboración
es necesario partir de varias condiciones y elementos actuantes en la arena
económica, política y cultural del planeta en el siglo XIX. Vio el desenvolvimiento
de las precariedades que atisbó Rodríguez.
La historiografía contemporánea ha señalado en los fines del siglo XIX una
Segunda Revolución Industrial.37 Esta discutida periodización se hace partir de
los años setenta hasta comienzos del siglo XX. Aunque constituye una
continuidad del proceso iniciado en Inglaterra desde mediados del siglo XVIII que
se extiende hacia la creciente periferia del sistema capitalista, mundializándolo,
tiene sus rasgos propios. Tuvo lugar una renovación de orden tecnológico para
producir en masa y bajar costos, lo cual incrementó la demanda de materias
primas y la ampliación de mercados para las nuevas manufacturas. Crecimiento
económico y cambios sociales significativos al incorporar a las fábricas buena
parte de la población. Se esboza la sociedad de masas. Cuando este proceso
entraba en su apogeo en Estados Unidos y en parte de Europa, los ecos de la
primera revolución industrial apenas se estaban asentando, fragmentariamente,
en la América Latina.
El capitalismo que se extiende a la América Latina, lenta y
desproporcionadamente tendrá como ideal de política exterior la libertad del
mercado ajeno. Las nuevas grandes corporaciones comienzan a intervenir en los
Estados para que coadyuven en la búsqueda de mercados exteriores de otros
países no desarrollados o simplemente la adquisición de nuevos territorios en
condición de colonias. La ecuación es bien conocida y simple, se plantean la
salvaguarda, principalmente es el caso de Estados Unidos que empieza a
desempeñar un papel más influyente en la región adyacente, mediante un
proteccionismo inconmovible y la búsqueda a cualquier precio de nuevos
mercados y áreas de inversión de los capitales sobrantes destinados a la
obtención de un flujo uniforme y barato materias primas. Se comienza a implantar
así un nuevo tipo de dependencia lo que luego llamaremos el neocolonialismo.
Creo que esa acometida fue invocada de modo metafórico al iniciar el texto
fundamental en el examen que hacemos de la noción de "nuestra América"‖
recordémoslo:
―Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él
quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la
alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes
que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la
37
PASDERMADJIAN, H. La Segunda Revolución Industrial. Tecnos. Madrid, 1960.
pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engullendo
mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar.‖38
A la altura de los conocimientos contemporáneos pocos se atreven a negar que
esta alusión tiene dedicatoria, un sujeto bien conocido, el fenómeno imperialista.
No cabe duda, José Martí es el iniciador del antimperialismo moderno en el
ámbito latinoamericano. En Estados Unidos observó con prevención el
crecimiento de las pretensiones hegemonistas en el escenario de grandes
acontecimientos y definiciones. La renovación industrial y la producción en serie,
aunadas a la transformación en los medios de comunicación y sistemas de
organización laboral más productivistas, llevaron en su cauda un notable
crecimiento económico, las crisis económicas y sus secuelas sociales.
La superproducción de mercancías y la avidez paralela de mercados, fueron
apreciadas por Martí. Dedicó atención a la decadencia de la clase política -en
contubernio con los empresarios y banqueros- hundida en la corrupción desde el
gobierno de Ulises Grant. La podrida maquinaria electoral le hacía dudar del
porvenir democrático de Estados Unidos. Demócratas y republicanos corrompían
por igual a las instituciones liberales. No dejó de admirar la diligencia, laboriosidad
e inventiva del pueblo que se iba redefiniendo en Norteamérica. Dio a conocer a
sus lectores de Hispanoamérica los grandes valores literarios como Thoreau y
Whitman. Sin embargo, no dejó ofuscar su juicio y hundió su análisis hasta las
mismas entrañas del convulso sistema. En ellas apreció los cambios que venían
produciéndose en lo que respecta a la conexión entre los males internos y el
empeño en desaguarlos hacia fuera con una política expansionista de nuevas
características. La penetración pacífica fue el expediente usado desde el primer
lustro de los 80. Penetración de carácter mercantil y de suave protectorado.
Querían la exclusividad sobre todo el continente.
El plan comenzó a tomar forma de estrategia política a partir de la reunión en
Washington de representaciones de las repúblicas de América. La idea era de
James Blaine, secretario de Estado, empeñado en institucionalizar una
integración con Estados Unidos como centro director del discutido
panamericanismo monroísta, patrocinador de una política acometedora y
antieuropea.
38
José Martí, Obras completas, Ed. Cit, t. 6, p. 15.
El año 1889 fue para Martí pletórico de presagios, preocupaciones y amarguras,
de definiciones, perspectivas y tenaz puja. Siguió de cerca y vigilante las sesiones
de la Conferencia Internacional Americana auspiciada por Blaine. En aquellos
instantes la coyuntura histórica parecía beneficiar los sueños imperialistas bajo la
cubierta del "panamericanismo".
La imagen de Estados Unidos en América Latina pasó a una percepción diferente.
Ya lo más granado de la intelectualidad no los miraban como un ejemplo a seguir
ciegamente como hicieron los primeros independentistas hispanoamericanos con
respecto a su organización social y política. Desde la guerra con México hasta el
comienzo de los años 90 fue aumentando la idea de un peligro latente. Y fue
Martí quien resumió las preocupaciones crecientes con un grito de alerta:
―Pero otro peligro corre, acaso, nuestra América, que no le viene de sí, sino de la
diferencia de orígenes, métodos e intereses entre los dos factores continentales, y
es la hora próxima en que se le acerque demandando relaciones íntimas, un
pueblo emprendedor y pujante que la desconoce y la desdeña.(...) como su
decoro de república pone a la América del Norte, ante los pueblos atentos del
Universo, un freno que no le ha de quitar la provocación pueril o la arrogancia
ostentosa, o la discordia parricida de nuestra América, el deber urgente de
nuestra América es enseñarse como es, una en alma e intento (...) El desdén del
vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América; y
urge, porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca
pronto, para que no la desdeñe. Por ignorancia llegaría, tal vez, a poner en ella la
codicia. Por el respeto, luego que la conociese, sacaría de ella las manos. Se ha
de tener fe en lo mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar
ocasión a lo mejor para que se revele y prevalezca sobre lo peor. Si no, lo peor
prevalece. Los pueblos han de tener una picota para quien les azuza a odios
inútiles; y otra para quien no les dice a tiempo la verdad...‖39
Se iniciaba una coyuntura difícil para llevar a cabo la tarea independentista
cubana.
La situación cambió en 1891, año en que dio a conocer su memorable ensayo,
―Nuestra América‖, que es, con la Carta de Jamaica de Bolívar, uno de los
documentos más valiosos del pensamiento político latinoamericano, donde
39
José Martí, Obras completas, ed, cit., t. 6, p. 24.
efectúa un recuento crítico del pasado americano más reciente, la artificialidad
institucional de las repúblicas creadas en afán de imitar, la ausencia de
conocimiento de la constitución real de los países de nuestra América, la
necesidad de buscar soluciones propias y el necesario reacomodo estratégico de
las fuerzas patrióticas para una lucha que impida la expansión de nuevos vínculos
de dependencia en el instante que Estados Unidos se propone extenderse por
estas débiles naciones.
La afiliación de Martí con los pobres de la tierra es bien conocida. Otro punto de
coincidencia con el maestro caraqueño. En primer lugar con los negros esclavos
que vio padecer en su niñez, punto de donde emerge su identificación con las
víctimas, matriz de una sensibilidad volátil frente a las injusticias. Luego se
extiende a los grupos sociales subalternos y menesterosos, y particularmente, a
partir de su estancia en México con los indígenas. Tal identificación destaca su
presencia en el ensayo Nuestra América de forma multifacética, pero tiene
antecedentes precisos de una consustanciación en la cual las imágenes poéticas
traducen una imbricación más profunda.
De mayor trascendencia para el ámbito de la política internacional es la fuerza
implícita en la noción ―nuestra América‖ como instrumento de resistencia frente a
los cometas que van por el cielo engullendo mundos. ―Los pueblos que no se
conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos‖.
Es un punto en el cual insiste, como lo hizo Rodríguez en su anticipador ensayo,
desde su estancia en Centroamérica, con tremenda fogosidad. Directa e
indirectamente, como cuando invoca la desunión que prestó facilidad de la
conquista de México y Guatemala. De modo que emplea la lección histórica como
recurso ideológico y retórico para persuadir la pluralidad mancomunada de la
resistencia frente al embate expansivo en apogeo. ―¡los árboles se han de poner
en fila para que no pase el gigante de las siete legua! Es la hora del recuento, y
de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las
raíces de los Andes‖. La noción de lo nuestro sirve plenamente a la tentativa
unitaria como un común denominador frente al peligro externo e interno, referido
en las imágenes del tigre y del pulpo como las fieras que están en disposición de
devorar y sujetar por todos los lados como sugiere la imagen del octópodo. El
tigre, simboliza el apetito animal que se guía por sus instintos, ataca, despedaza,
desgarra, derrama sangre, nos desaparece entre sus fauces, en tanto que el
pulpos el portador silencio de los tentáculos opresores, cercenador de libertades,
controlador de movimientos, mecanismo de asfixia.
No incurría en alarmismo movilizador el poético exhorto. La segunda mitad del
siglo XIX fue escenario de una expansión colonialista impresionante. Las
potencias europeas se lanzaron a tomar el resto del mundo. Impulsados por la
creciente maquinaria industrial se apoderaron de partes enormes de Asia y de
Africa. Estados Unidos no se quedó fuera del juego, si bien aun hacía la digestión
de la adquisición brutal de los territorios que lo extendieron hasta el Pacífico. Puso
los ojos en Hawai y en varios lugares de las Antillas.
Quizá lo más grave de la amenazadora coyuntura globalizadora era el peligro
interno. Que había variado bastante en sentido negativo desde los tiempos de
Rodríguez. Es de interés observar que después del exhorto a la unión, a la
alianza, pase a examinar y juzgar hacia dentro. Palabras duras, fuertes
etiquetamientos se derraman a quienes se cobijan con la bandera extranjera;
sietemesinos, traidores, desertores, insectos dañinos, gusanos que le roen el
hueso a la patria. La fractura interna siempre ha sido el flanco más vulnerable de
un pueblo débil frente a un fuerte conquistar, frente a cualquier pretensión de
dominio. De manera que la unidad nacional es un prerrequisito para la defensa,
para la seguridad. No ignoraba todos los intereses nacidos del lazo entre criollos y
extranjeros, por el contrario, criticó duramente la subordinación a las casas
comerciales europeas que invadieron los puertos americanos: Rodríguez dixit.
Sabe muy bien que las clases directoras de los asuntos americanos viven
alienadas e impreparadas para el progreso indispensable, el progreso totalizador,
de conjunto, compartido, los genuinos intereses nacionales y no el libro de
cuentas de una élite.
De una élite dominante que pasa a caracterizar como incapaz para el buen
gobierno, como un sector poderoso pero inepto por su alelamiento con los
paradigmas ajenos, un poder enajenado en la selección de modelos externos a
las realidades del país. Es obvio que esas realidades observadas por Martí no
eran las realidades de la élite sino la del abanico completo de las heterogéneas
sociedades americanas. Durante décadas estuvieron discutiendo sobre
proteccionismo, librecambio, inmigración, etc...desoyendo los demás intereses y
voces como la de Simón Rodríguez...con un opaco y deformado resultado final: ―A
lo que es, allí donde se gobierna, hay que atender para gobernar bien; y el buen
gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el
francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país, y cómo puede ir
guiándolos en junto, para llegar, por métodos e instituciones nacidas del país
mismo, a aquel estado apetecible donde cada hombre se conoce y ejerce, y
disfrutan todos de la abundancia que la Naturaleza puso para todos en el pueblo
que fecundan con su trabajo y defienden con sus vidas. El gobierno ha de nacer
del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma de gobierno ha de
avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio
de los elementos naturales del país.‖
La adopción de un método apropiado a la América nuestra, se hizo exigencia.
Exigencia de conocimiento, exigencia de educación, exigencia de desalienación,
de amplitud de miras, de respeto a otras aspiraciones y necesidades sociales, de
transformación de enfoques y en la preparación de idóneos y honrados para el
desempeño de las funciones públicas. Los antecedentes antes citados permiten
remontar los orígenes de tales urgencias.
Lo nuestro, demanda congruencias entre la composición, los objetivos y las vías
de realización. Ese fue el epicentro del ataque de Martí a medio siglo de anómalo
desempeño republicano. No sólo enjuiciaba el caudillismo cerril, el personalismo y
las camarillas, también la inefectividad de la naciente intelectualidad más deseosa
de puestos que de creación original. Una intelectualidad que había dado muy
pocos frutos de utilidad y que se avergonzaba o ignoraba los componentes
indígenas y africanos de las nacionalidades en germinación. De esa arremetida
no escapa el clero enfrascado en cerrar el paso a la ilustración, más preocupado
con el contubernio con los poderes que con el padecimiento y los anhelos de los
humildes.
Dadas las condiciones de la época la perspectiva a corto plazo de Martí se ve
reducida a un campo de acción puramente ideal. Dirige su clamor a las
juventudes, a las juventudes universitarias con mayor énfasis, aunque las
universidades eran centros de formación muy limitados en opciones. Había
necesidad de transformarlas de fondo. Darle la batalla al espíritu de copia que se
había instalado en las mentalidades. ―. ¿Cómo han de salir de las universidades
los gobernantes, si no hay universidad en América donde se enseñe lo
rudimentario del arte del gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares
de los pueblos de América? A adivinar salen los jóvenes al mundo, con antiparras
yanquis o francesas, y aspiran a dirigir un pueblo que no conocen‖.
Conocimiento pasa a constituir un requisito indispensable para saber quiénes
somos, qué podemos anhelar para todos y porque medios podemos alcanzarlos.
Conocer como infraestructura teórica para el pronóstico, para el diseño más
apropiado del proyecto movilizador, como fuente para la creación propia y como
norte para el desarrollo de las capacidades. ¿Huellas de Rodríguez?
El punto de partida para tan necesario ejercicio de reorientación es la historia,
nuestra historia aun pendiente de develar, deformada en su despegue por una
visión elitista, eurocéntrica, sesgada, excluyente, que aun no hemos terminado de
arrancar de nuestro oficio: ―La historia de América, de los incas acá, ha de
enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra
Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria‖. Las
mismas imágenes!!!
Necesaria. Es decir, que va más allá de la rememoración del pasado para adquirir
una función concientizadora en el rescate identitario, en la práctica política y
cultural, en la elaboración de soluciones apropiadas a nuestras características, a
nuestras especificidades.
El reto principal estaba en la democratización radical de los puntos de vista y de
las prácticas sociales y culturales. El pasado de conquista, opresión, esclavitud y
servidumbres pesaba mucho. Debía enfrentarse el auge europeísta,
panhispanista, que actuaba en los altos niveles. Dar entrada a los preteridos y
mucho más hacer alianza con ellos. Un fardo difícil de mover.
Es un hecho bien conocido que la percepción que se tenía en el mundo más
poderoso, en cuanto a la tecnología, producción, recursos de guerra y
conocimientos, dejaba mucho que desear. Fluctuaba entre la minusvalía y la
discriminación, entre el desprecio y el denigramiento. No les preocupaba
conocernos más de lo que atesorábamos para sus necesidades de expansión y
sus apetencias de dominio mercantil. Nos veían con unos aires de superioridad
que provocaban sentimientos encontrados de envidia y de inconformidad.
Las razones alegadas no se basaban solamente en las diferencias de desarrollo
agudizadas en la etapa post-independentista. Altanerías etnorraciales se
cobijaban en teorías racistas como la expuesta y muy difundida del conde
Gobineau. Antes que él otros pensadores europeos de mucha influencia habían
expresado teorías raciales de igual talante.40
No hay duda de que esos pensadores, y sus émulos criollos, están puestos en
tela de juicio en la reconsideración del problema racial en la composición de los
nuevos pueblos que han venido conformándose en la dramática historia colonial:
―Los pensadores canijos, los pensadores de lámparas, enhebran y recalientan las
razas de librería, que el viajero justo y el observador cordial buscan en vano en la
justicia de la Naturaleza, donde resalta en el amor victorioso y el apetito
turbulento, la identidad universal del hombre. El alma emana, igual y eterna, de
los cuerpos diversos en forma y en color. Peca contra la Humanidad el que
fomente y propague la oposición y el odio de las razas‖.
El asunto no perdió consideración en el terreno de la práctica política liberadora
en que se jugaba no sólo el porvenir de Cuba, sino la correlación de factores
geopolíticos en la región caribeña: ―Con los oprimidos había que hacer una causa
común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de
los opresores‖.
No pinta un porvenir risueño pero no deja de lanzar un desafío para emprender un
camino propio de salvación por esa vía abrupta y tortuosa de batir los residuos
coloniales y los peligros acechantes de una nueva fase de recolonización
mediante nuevos expedientes de dependencia. Su bramido congregador, cargado
de romanticismo revolucionario, raya en un grito desesperado temeroso de no
hallar los suficientes oídos receptivos:
―Pero en el amasijo de los pueblos se condensan, en la cercanía de otros pueblos
diversos, caracteres peculiares y activos, de ideas y de hábitos, de ensanche y
adquisición, de vanidad y de avaricia, que del estado latente de preocupaciones
40
En los planteamientos filosóficos del siglo XVIII e inicios del XIX pueden leerse expresiones tan
chocantes y e imaginativas como esta de Inmanuel Kant: “En los países tórridos el hombre madura antes en
todos los aspectos, pero no alcanza la perfección de las zonas templadas. El género humano en su expresión
más perfecta se manifiesta en la raza blanca. Los indios amarillos poseen un exiguo talento. Los negros
tienen un nivel aún más bajo, y el más bajo de todos es, el de una parte de la población americana”. En
cambio acerca de los habitantes de las llamadas “zonas templadas” Kant atribuye exageradas exaltaciones
fenotípicas: “más hermosos físicamente, más trabajadores, más alegres, más moderados en sus pasiones y
más inteligentes que ninguna otra raza humana en el mundo”. Cabía esperar más rigor en una inteligencia
como la suya, sin embargo el fundamento racista se sustenta en una débil concepción “carácter innato,
natural”(...)”en la composición de la sangre de los seres humanos”.
Otro grande de la filosofía alemana, G. W. F. Hegel sostiene un punto de partida bastante similar: “La
Fisiología diferencia en primer término las razas caucásica, etiópica y mongólica, a las que se agregan aún las
razas malaya y americana.”. Por supuesto una idea muy epidérmica de la fisiología. Hegel recurre a la
morfología craneana para ensayar una clasificación de razas. Aspectos superficiales como “prominencia de
los pómulos”, “convexidad y anchura de la frente”.
nacionales pudieran, en un período de desorden interno o de precipitación del
carácter acumulado del país, trocarse en amenaza grave para las tierras vecinas,
aisladas y débiles, que el país fuerte declara perecederas e inferiores. Pensar es
servir. Ni ha de suponerse, por antipatía de aldea, una maldad ingénita y fatal al
pueblo rubio del continente, porque no habla nuestro idioma, ni ve la casa como
nosotros la vemos, ni se nos parece en sus lacras políticas, que son diferentes de
las nuestras; ni tiene en mucho a los hombres biliosos y trigueños, ni mira
caritativo, desde su eminencia aún mal segura, a los que, con menos favor de la
Historia, suben a tramos heroicos la vía de las repúblicas; ni se han de esconder
los datos patentes del problema que puede resolverse, para la paz de los siglos,
con el estudio oportuno y la unión tácita y urgente del alma continental.‖
Últimas consideraciones
Los dos textos que hemos tomado de Simón Rodríguez y de José Martí, que no
excluyen un ezamen más amplio de ambas producciones en su totalidad, los creo
lo suficientemente representativos para establecer una serie de filiaciones:
1.- No dudo de que en Caracas haya oído de Rodríguez o haya leído alguna de
sus obras. En la biblioteca de Cecilio Acosta, o de sus labios pueden haberse
quedado aquellas sabias reflexiones. Martí no solía citar con precisiones como las
actuales. No era la moda. Un estudio más detallado de sus afluentes intelectuales
revela cuanto rumiaba y reelaboraba lo estudiado.
2.- Desde luego las convergencias y coincidencias no están excluidas porque los
problemas americanos estaban a la vista de ambos y de todos. Por contraposición
a los aconteceres guiados por las oligarquías enajenadas se podía llegar a
conclusiones análogas.
3.- Suelen atribuirse a Martí planteamientos originales que sin embargo ya tenían
precedentes en la cultura latinoamericana acumulada. Se debe más que nada a
una persistente ignorancia de los contextos históricos más minuciosos.
4.- A mi juicio no cabe duda de que varias expresiones célebres de Martí tienen
una fuerte semejanza a las empleadas por Simón Rodríguez en sus textos.
5.- De manera, que esta cuestión debe quedar como un tema abierto a más
exploración que la aquí rápidamente ofrecida.
EL HISPANOAMERICANISMO ANTICOLONIAL EN BOLÍVAR
El énfasis fue puesto en sus posiciones ante las potencias extranjeras, unido a la
visión latinoamericana. Se buscó siempre la perspectiva, el arqueo, de algunas
proposiciones que pudieran servir para reflexionar sobre estos tópicos y apreciar
sus enseñanzas. Se estimó que si se lograba unir o sistematizar estos trozos
dispersos del proceder en una época, podrían aportarse algunos elementos de lo
que ha significado la idea hispanoamericanista. Proceso que orgánicamente se
extiende hasta nuestros días y sigue abierto a la discusión.
41
Bolívar, Simón, Obras Completas, La Habana, Ediciones Lex, 1947, Vol II, p. 139
42
Ver Pérez Vila, Manuel. La biblioteca del Libertador, Caracas, 1960. p. 22-24
43
Plejanov. Jorge. El papel del individuo en la historia, Col. 70, Nº 35, México, 1968, p. 82
los otros por medio de la evolución y el entendimiento con la corona. Ambos
consideraban un paso previo: el autonomismo. 44
No hay dos congresos. ¿Cómo fomentarán el cisma los que no conocen la necesidad
de la unión? Lo que queremos es que esa unión sea efectiva y para animarnos a la
gloriosa empresa de nuestra libertad (...) Se discute en el Congreso Nacional lo que
debiera estar definido. ¿Y qué dicen? Que debemos comenzar por una federación,
como si todos no estuviésemos confederados contra la tiranía extranjera. Que
debemos atender a los resultados de la política de España. ¿Qué nos importa que
España venda a Bonaparte sus esclavos o que los conserve, si estamos resueltos a
ser libres? (...) Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad
sudamericana: vacilar es perdernos‖45
46
Bolívar, Simón. Siete documentos esenciales, “Manifiesto de Carúpano”, Caracas, edic. de la Presidencia
de la República, 1973 p. 36
47
Bolívar, Simón. Siete documentos esenciales, Caracas, edic. de la Presidencia de la República,
1973 p. 38
48
Idem.
49
Ibídem. p. 39
50
Ibidem. , p. 40
proceso: Páez, Arismendi, Piar, Bermúdez, etc., lograron ganar para la
insurrección a los patriotas en los llanos y en el oriente del país.
La lucha guerrillera había sido una escuela de templanzas. Las grandes masas
del pueblo venezolano nutrían las filas de los combatientes. La nueva oficialidad
provenía de cunas muy humildes. El color de la piel no impedía el ascenso a las
más altas jerarquías militares.
La vinculación real con las masas la habían logrado otros, sin embargo, había que
buscar la unidad de todos los sectores involucrados y edificar un solo mando.
Bolívar con su gran don de político supo ganarse a estos caudillos mediante
proclamas, decretos y órdenes militares que encabezaba con los títulos de sus
acciones exitosas en el pasado. Así logra ubicarse como Jefe Supremo de la
República de Venezuela y Capitán General de los Ejércitos de Venezuela y Nueva
Granada.
En este proceso Bolívar comprendió lo contradictorio de la esclavitud con los
planteamientos de libertad. Ello significó esfuerzos innumerables y declaraciones
reiteradas sobre la libertad de los esclavos ante Constituyentes y congresos y
desesperados esfuerzos por la unidad combatiente lograda después de 1816
hasta la culminación bélica en Carabobo.
Otro de sus fundamentos fue la soberanía nacional. Ella afirma la libertad del
pueblo frente a toda tiranía interna o externa, a la vez, la emancipación se podría
especificar por dos tesis capitales: nacionalidad afirmada como rechazo al
vasallaje y algunos acercamientos a la justicia social que por las limitaciones de la
época se tradujo en dos proposiciones: la libertad de los esclavos y su exigencia
de crear el buen ciudadano51.
La soberanía y la dignidad del pueblo como única autoridad legítima de las
naciones es tratada en diferentes documentos. En defensa de ese ideal escribió
en una de sus cartas: ―Lo mismo es para Venezuela combatir contra España que
contra el mundo entero, si todo el mundo la ofende‖52. Aún en los momentos de su
vida en donde la alternativa que manejaba era la dictadura siempre apeló a la
voluntad popular, aunque ésta conllevara la división de varias repúblicas: ―La
dictadura con su omnipotencia fundirá todos los partidos, y los hará entrar en el
silencio, después se debe consultar la voluntad nacional para saber qué quiere:
luego es preciso hacer lo que ordene el soberano, y si el soberano divide sus
opiniones, que las divida; y si quiere hacer tres o cuatro repúblicas, que las
haga‖53. Esta consulta a la ―voluntad nacional‖ o al ―soberano‖ que se proclamaba
no era absoluta, pues en ella también obraba la dirección que la élite dirigente
imprimía a sus necesidades de clase y sus ideas relativas a la propiedad, el honor
y a la vida política de los ciudadanos, sobre todo las limitaciones que estipulaba
para ser elector54.
Bolívar luchó por transferir el poder de los privilegiados a todos los ciudadanos
activos de la nación. Para él no debía existir una autoridad superior a las leyes
que el propio pueblo libremente se dicte a sí mismo. ―La aclamación libre de los
ciudadanos es la única fuente de legitimidad de todo poder humano‖, afirmó
51
Nota. El concepto de justicia social, tal como lo conocemos hoy, no se había formado para la época,
comenzó a utilizarse a fines del siglo XIX
52
Bolívar, O. C. Tom. I, p. 355
53
Bolívar, O. C. “Carta a Santander” 14/10/1826, doc.1203, p. 486
54
Ver Carta a Santander 31/12/1822, Obras Completas, t. I, doc. 616, p. 711
Bolívar. En 1826 escribió: ―Yo no conozco más partido de salud, que el de
devolver al pueblo su soberanía primitiva para que rehaga su pacto social. No
entiendo qué delito se cometa en ocurrir a la fuente de las leyes para que remedie
un mal que es del pueblo y que sólo el pueblo conoce 55. Si el pueblo soberano
formado por seres libres e iguales es la fuente del poder, la forma del gobierno no
puede ser otra que la república. No es el gobierno de un hombre o una clase, es
el gobierno de todos los ciudadanos. Así Bolívar proponía un gobierno
republicano cuyas bases debían ser la soberanía del pueblo, la división de
poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la
monarquía y de los privilegios.
En su estrategia anticolonial supo combinar las formas de lucha y la política de
aliados en función de sus fines últimos:
Yo creo que se puede salvar a América con estos cuatro elementos: primero,
un grande ejército para imponer y defendernos; segundo, política europea para
quitar los primeros golpes; tercero con la Inglaterra y cuarto con los Estados
Unidos. Pero todo muy bien manejado y muy bien combinado, porque sin
buena dirección, no hay elemento bueno. Además insto el Congreso del Istmo
de todos los estados americanos, que es el quinto elemento‖56
55
Bolívar, O. C. Carta a Santander 14/10/1826, doc.1203, p. 486
56
Bolívar. O. C. Carta a Santander 11/3/25 doc. 859, p. 102
57
Bolívar, O. C. Carta a Sucre, doc. 839 p. 75
58
Bolivar, O. C. Carta a Santander, doc. 840 p. 77
59
Bolívar, O. C. Carta a Santander 11/3/1825, doc. 859, p. 104
Debemos, pues, en este caso, prepararnos para una larga contienda con
la mayor parte de la Europa. Creo que lo primero que debemos ejecutar,
si la Santa Alianza se mezcla en nuestros negocios, es que el Perú y
Buenos Aires ocupen inmediatamente el Brasil; Chile a Chiloé;
Colombia, Guatemala y Méjico debe ocuparse de su propia defensa, y
toda la América formar una sola causa atendiendo todos a la vez a los
puntos atacadas o amenazados60
60
Bolívar, O. C. Carta Santander. 30/5/25 , doc. 890, p. 144
para definirla como nacional y no como guerra civil: Pueblo venezolano a la
cabeza del cual se colocó la nobleza territorial y coloniaje español unido a
sectores de la sociedad venezolana. En lugar de determinar si era o no una
guerra civil por la circunstancia de la participación, en mayor o menor grado, de
bandas de la misma sociedad, más bien viene dado porque en ella no haya
injerencia extranjera ni dominación colonial. La concepción de guerra de
liberación nacional en el contexto hispanoamericano se ilustra en esta carta a
Santander: ―el enemigo no tiene fronteras, ni es país extranjero el que ocupa el
enemigo; (…) nunca se debe considerar como extranjero el país que se
disputa‖61. El Libertador tenía una concepción de patria grande, a diferencia de
muchos de sus colaboradores.
Luego de Boyacá viene a Carabobo, y dos años más tarde inicia la Campaña del
Sur que lleva la independencia al Ecuador y al Alto y Bajo Perú. Para él, la
dominación colonial no podía ser derrotada en un sólo país: La Campaña del Sur
la integran llaneros venezolanos y colombianos, montañeses ecuatorianos, cholos
peruanos, gentes de otras lejanías identificadas con el ideal nuestroamericano.
Todo un ejército internacionalista sin contar con la oficialidad de variados países
europeos. Para Bolívar según Pividal, ―Las fronteras se borran cuando es cuestión
de implantar el derecho y la paz o de aplastar la tiranía y la injusticia‖ 62 En la
oportunidad que Santander le pide no continuar hacia el Perú, porque ese
territorio no es casa propia sino la ajena, Bolívar contesta: ―Usted me repite que
debemos cuidar de preferencia nuestra casa antes que la ajena; esto no merece
respuesta, porque el enemigo no es casa ajena sino muy propia‖63
En la marcha libertaria por los Andes peruanos, el general inglés Miller, se refiere
a las tropas que el Libertador dirigía:
Como parte de esa estrategia buscó apoyo en otra potencia: Inglaterra, era parte
de esa política de alianzas. Estaba consciente del riesgo de cambiar un ―patrón‖
por otro, pero en la coyuntura histórica esta alianza permitía ―existir‖, neutralizar
en cierta medida a la Santa Alianza y a la pujante potencia del norte.
El carácter de lucha continental del ideal bolivariano está planteado con nitidez en
la Carta de Jamaica. Veía desde 1815 por la historia de México, monarcas
derrumbados por conmociones populares, y después mandones fuertes y
vitalicios. En este documento da su visión de lo que serán las naciones que
conforman América, precisando que se crearán 17 naciones con repúblicas en
vez de monarquías y gobernadas por diversos modelos políticos.
En los primeros tratados de amistad que negocia con México, Perú, Chile, y
Buenos Aires, la Gran Colombia propone la formación de una liga mucho más
estrecha que las que forman en Europa contra las libertades de los pueblos. Se
trataba de crear una sociedad de naciones hermanas, unidas fuerte y
poderosamente contra las agresiones del poder extranjero. La obra maestra de
este internacionalismo sería el Congreso de Panamá.
Esta idea siempre estará presente en Bolívar, pero hay que tener el cuidado de
delimitar claramente el concepto de América en él; pues en situaciones
particulares refirió a ella no sólo con un criterio geográfico, sino también político;
se refería singularmente a los pueblos colonizados por España. Desde 1813, usa
Bolívar una serie de sinónimos: América, América Meridional, América del Sur y
otros. Es muy preciso en un informe del 31 de diciembre de 1813, al propugnar
una alianza para la lucha:
65
Bolívar, O. C. Tom I , p. 407
66
Bolívar, Simón. Siete documentos esenciales, p. 61
67
Acosta Saignes. Miguel. Acción y utopía del hombre de las dificultades, Cuba, edit. Casa de las Américas,
1977, p.376
independencia y la libertad‖.68 Acá América quedó definida en función de la lucha
contra los colonialistas, donde la causa común era libertarse de España. Bolívar
muchas veces repite el mismo concepto en Oriente, en Guayana, Boyacá; en todo
sitio y momento. En 1822 había escrito desde su cuartel General en Cali al
Director Supremo de Chile: ―El gran día de América no ha llegado. Hemos
expulsado a nuestros opresores… más todavía nos falta poner el fundamento del
pacto social que debe formar de este mundo una nación de Repúblicas (…) La
asociación de los cinco grandes Estados de América es tan sublime en si misma,
que no dudo vendrá a ser motivo de asombro para la Europa‖ 69 Los cinco estados
a los que se refiere Bolívar eran: México, Perú, Chile, Buenos Aires, Colombia;
incluyendo tácitamente lo que hoy responde al nombre de América Central.
Propone para la posteridad que: ―Nuestras repúblicas se ligarán de tal modo, que
no parezcan en calidad de naciones sino de hermanas, unidas por todos los
vehículos que nos han estrechado en siglos pasados, con la diferencia de que
68
Bolívar, O. C., t. III, p. 614
69
Bolívar, O. C. doc. 555, t. III, p. 619
70
Bolívar, O. C. doc. 816, t. II, p. 54
71
Bolívar, O. C. Carta a Santander 6/01/25, doc. 832 , t. II, p. 70
entonces obedecían a una sola tiranía y ahora vamos a abrazar una misma
libertad con leyes diferentes y aun gobiernos diversos; pues cada pueblo será
libre a su modo y disfrutará de su soberanía, según la voluntad de su conciencia‖.
Unidad en la diversidad, unidad para ser libres de decidir opciones y modelos,
pues el inicio de toda independencia comienza con la emancipación del
pensamiento.
En la misma carta afirma: ―Es una idea grandiosa pretender formar de todo
el Nuevo Mundo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí
y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión,
debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes
Estados que hayan de formarse‖.
72
Bolívar, Simón. Siete documentos esenciales, Caracas, edic. de la Presidencia de la República,1973, p. 47
Ligados mutuamente entre sí todas las repúblicas que combaten contra
España por el pacto implícito y ha virtud de la identidad de causa,
principios e intereses, parece que nuestra conducta debe ser uniforme y
una misma. Nada puede pretender una contra la otra que no sea
perjudicial a ambas, y por el sentido contrario, cuando se erija a favor de
ésta, debe entenderse respeto de aquella. Debemos estrechar nuestras
relaciones, no como entre pueblos distintos, sino entre dos hermanos
que mutuamente se sostienen, protegen y defienden73.
El general Alvear, que según todas las noticias es el militar de más crédito, y
que realmente tiene mérito, se vuelve inmediatamente para Buenos Aires con
grandes miras; él desea ponerse de acuerdo conmigo en todo, y por todo: ha
llegado a proponerme (como pensamiento secreto) la reunión de la República
Argentina y Boliviana, llevando toda ella mi nombre; él no abandona este
proyecto por nada, y menos aun de llamarme a fijar los destinos de Río de la
Plata; él dice que sin mí su patria vacilará largo tiempo, y que, exceptuando
cuatro individuos del gobierno, todo el mundo me desea como un ángel de
protección. Chile y Buenos Aires están en un caso igual y ambos me desean
ardientemente‖.76
73
Bolívar, Simón Obras Completas, p. 533
74
Op cit. P. 583
75
Bolívar, O. C. doc. 953, p. 229
76
Bolívar, O. C. Carta al señor General Carlos de Arvear 5/12/1825, doc. 1006, p. 283
Luego le confesará: ―La liga de esta república con la Argentina la quisiera yo
extensiva a toda la América española, conforme al proyecto general de
federación‖. Entre 1824 –1825 se desplegaron los preparativos para organizar
una expedición liberadora a Cuba y Puerto Rico. En relación con ello Bolívar
determinó renovar la flotilla militar con base en Cartagena la cual proyectaba
utilizar para prevenir posibles acciones de España y escoltar dicha expedición.
Tras la victoria de Ayacucho, en carta al general Soublette del 9 de abril de 1825,
manifestó su disposición de enviar un ejército de siete mil hombres para participar
en la liberación de Cuba. Con ese mismo propósito el 28/02/1827, en una
coyuntura favorable para la liberación, le plantea al gran Mariscal Don Andrés de
Santa Cruz, la independencia de Cuba:
77
Bolívar, O. C. T. II , p. 567
78
Op cit, p. 533
79
Bolívar, O. C. t. II, p. 41
vuestros esfuerzos a los de vuestros hermanos: Venezuela marcha a libertaros,
como vosotros conmigo en los años pasados libertasteis a Venezuela‖ (II- 1124) A
don José de San Martín le ratifica el mismo sentimiento: ―hermanos de armas, de
empresas y de opinión‖ (I- 654), al Ecuador el 03/12/1821: ―la naturaleza y el cielo
nos han dado por hermanos‖ (II-1178) a México: ―la naturaleza nos dio un mismo
ser para que fuésemos hermanos‖ (I-598) También al Perú, en 1825 lo considera
que ―puede formar una excelente hermana de Colombia‖ (I- 1051). Al mismo
Brasil al que en 1825 al se había referido como ―destinado a ser el instrumento de
la Santa Alianza para destruir nuestras instituciones liberales‖ 80 pasado el tiempo,
al recibir a su representante en Colombia le dice que ―asegurará para siempre la
más perfecta amistad entre nuestras naciones, vecinas y hermanas‖. (II-1278)
80
Bolívar, O. C. t. II, p. 229
Si me hubiese quedado un solo rayo de esperanza de que la América
pudiese triunfar por si sola, ninguno habría ambicionado más que yo el
honor de servir a mi país, sin degradarlo a la humillación de solicitar una
protección extraña. Esta es la causa de mi separación de la costa firme.
Vengo a procurar auxilios: iré en su busca a esa soberbia capital; si fuese
preciso marcharé hasta el polo; y si todos son insensibles a la voz de la
humanidad, habré llenado mi deber aunque inútilmente y volveré a morir
combatiendo en mi patria‖81.
81
Bolívar, O. C. t. I, doc. 117, p. 138
82
Bolívar, O. C. doc. 844, p. 81
Hacia 1810, se inicia e