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II ENCUENTRO INTERNACIONAL

VIGENCIA DEL PENSAMIENTO BOLIVARIANO Y MARTIANO EN


LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

PONENCIAS

CÁTEDRA BOLÍVAR-MARTÍ

UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA

"¡Qué bello sería que el istmo de Panamá fuese para


nosotros lo que el de Corinto para los griegos!"

Simón Bolívar (Carta de Jamaica, 1815)

“La única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el


amor. El patriotismo no es más que amor, la amistad no es
más que amor”

José Martí (Diario La Reforma, 1892)

JULIO, 2010
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Imprenta Universitaria

Caracas, Venezuela. Julio 2010

Impreso en la República Bolivariana de Venezuela.


DISTRIBUCIÓN GRATUITA
EL NUEVO PENSAMIENTO DEL SIGLO XXI: PLATAFORMA
HISTÓRICO-CULTURAL DEL ALMA COMO UNA NECESIDAD DEL
PROCESO DE INTEGRACIÓN DEL ALBA

Lic. Eulogio Rodríguez Millares


eulogio_rodriguezmillares@yahoo.es
Subdirector de la Oficina del Programa Martiano
Cuba

ANTECEDENTES:
Durante la PRIMERA CONFERENCIA MARTÍ JUÁREZ Y LINCOLN EN EL
ALMA DE NUESTRA AMÉRICA, celebrada en Monterrey, N.L., México del 15 al
17 de octubre del año 2009, la cual tuvo como inspiración el Congreso
Anfictiónico que convocara Bolívar en el Siglo XIX en Panamá y como guía el
pensamiento político y antiimperialista de José Martí, se puso de manifiesto la
imperiosa necesidad de la creación de la Alternativa Martiana para Nuestra
América (ALMA), la cual fortalecerá los mecanismos de integración que, como el
ALBA, harán realidad la aspiración de lograr la unidad e integración de Nuestra
Patria Grande Americana .
Desde la misma convocatoria, quedó definido entre los objetivos del ALMA,
garantizar el dialogo entre naciones y entre generaciones sobre una base amplia
y plural, sin exclusión alguna por criterios ideológicos, filosóficos o pertenencia a
una determinada corriente política buscando la unidad de acción entre las
diversas fuerzas y movimientos comprometidos con la lucha dirigida a alcanzar
un mundo mejor y la justicia social.
También fue definido que el ALMA está llamada a desempeñar un papel clave en
un conjunto de iniciativas dirigidas a crear una PLATAFORMA HISTÓRICO-
CULTURAL, que sirva de fundamento, en el terreno de las ideas, a los procesos
de integración que en lo económico y social se vienen llevando a cabo en América
Latina y el Caribe. Esto es lo que llamamos el Nuevo Pensamiento del Siglo XXI.

En esta primera conferencia, se logró una primera aproximación al complejo y


profundo, pero impostergable reto, que implica el asentar sobre bases sólidas los
pensamientos y acciones orientados hacia la futura integración política, cultural,
étnica, productiva, financiera… en fin, la unidad en un solo cuerpo y una sola
alma, de todas las naciones de esta parte del mundo. Esta acción urgente, reviste
una gran importancia frente a la crisis que vive hoy la civilización Europea-
Norteamericana, crisis que puede provocar una catástrofe de proporciones
incalculables para la humanidad, como consecuencia del despilfarro, la
explotación capitalista, el consumismo, la injusticia, las guerras y otras acciones
provocadas por el afán imperialista de dominio y sumisión. La propia especie
humana está en grave peligro, por lo que se requiere urgentes acciones de todos
los defensores de la especie humana.
Después de la celebración de la Primera Conferencia Internacional, se efectuó en
la Habana el pasado mes de diciembre la Cumbre de Jefes de Estados del ALBA,
la cual adoptó en su declaración final la voluntad para “Continuar favoreciendo
la conformación de una plataforma histórico-cultural que sustente la
integración entre los países miembros, e instar al Consejo Político a trabajar
en la difusión y consolidación de la iniciativa Alternativa Martiana para
Nuestra América (ALMA).” Este acuerdo da cumplimiento a uno de los acuerdos
de dicha conferencia que había solicitado trabajar como asociada al ALBA.
Este Nuevo Pensamiento es algo más que simples formulaciones filosóficas.
Deberá contener además, los nuevos conceptos del pensamiento económico y de
integración regional. Se requiere también del pensamiento social, jurídico, político,
cultural y sobre todo, reflejar la solidaridad internacional y la unidad de nuestros
pueblos como condición necesaria para alcanzar un mundo mejor para Nuestra
América. Todo esto debe hacerse de manera inclusiva donde quepan posiciones
diversas y corrientes de pensamientos distintos que estén unidos por la defensa
de la soberanía, la igualdad y la justicia social.
Como fundamento de lo que se llamamos el Socialismo del Siglo XXI, las
formulaciones deben buscar el necesario equilibrio entre corrientes materialistas y
corrientes idealistas, teniendo en cuenta que la lucha actual no puede ser
filosófica sino política y de justicia social, responder a las propias condiciones,
tradiciones e identidad de nuestros pueblos y guiados por la máxima martiana
que expresa: “Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras:-el de
las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas:-- y el de la soberbia y
rabia disimulada”
La tremenda importancia de esta cuestión radica en lo expresado por Lenin
cuando dijo que no hay revolución sin teoría revolucionaria y tanto el ALBA como
mecanismo y modelo de integración regional, como el ALMA que es un
mecanismo auxiliar, sin duda alguna expresan un modelo revolucionario, y la
formulación de este Nuevo Pensamiento debe contribuir, a la formulación de esa
teoría.

CONTENIDO DEL NUEVO PENSAMIENTO:


Para llegar a una formulación plural e incluyente, hemos considerado que el
Nuevo Pensamiento se nutrirá con, lo mejor del pensamiento latinoamericano,
caribeño y universal, partiendo del legado de Bolívar, José Martí y los grandes
pensadores que le precedieron y también los aportes incorporados en los Siglos
XIX y XX. Por ello las fuentes y el contenido de esta Plataforma Histórico-Cultural
que sustente el proceso de integración serán los siguientes:

• Lo mejor del pensamiento universal, y en particular el pensamiento de José


Martí, e incorporarle los aportes posteriores ocurridos desde finales del
Siglo XIX hasta principios del Siglo XXI
• Aplicar como herramienta del análisis y elaboración el Materialismo
Histórico y el Materialismo Dialéctico, lo cual no se opone al pensamiento
martiano como se ha demostrado en la experiencia de la Revolución
Cubana.
• Aplicar de manera creadora la obra y el pensamiento de Carlos Marx,
Federico Engels, Lenin y otros pensadores como herramienta básica, y
enriquecerlo con los aportes de pensadores latinoamericanos, caribeños y
de otros lugares.
• Lograr el necesario equilibrio entre las corrientes de pensamientos
materialista e idealista. Una no debe negar a la otra sino complementarla,
en el entendido de que la lucha actual no puede ser filosófica sino política y
de justicia social.

• Formular conceptos claros, para evitar el riesgo previsto por José Martí
cuando alertó de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas:-- y el
de la soberbia y rabia disimulada
• Sintetizar armónicamente el planteamiento de todos los pensadores sobre
una base filosófica clara y orientada al objetivo de alcanzar un mundo
mejor.

Por lo anterior, y armados con el pensamiento de José Martí, trabajamos en la


conformación de esta plataforma, siguiendo la búsqueda de lo mejor del
pensamiento Universal, y las enseñanzas de los mejores pensadores de Nuestra
América. A partir de estos formidables elementos teóricos, trabajar por
incorporarlos al lenguaje y cultura de nuestros pueblos.
Este Nuevo Pensamiento debe responder a la necesidad de lograr la unidad de
todas las fuerzas que luchan por un mundo mejor, donde quede erradicada la
injusticia y la exclusión social, donde el hombre y la dignidad humana sean
principios respetados por creyentes y no creyentes, por los distintos credos
políticos, filosóficos y tendencias, por obreros, estudiantes, campesinos,
intelectuales y por toda la sociedad. Debe ser el sustento de la lucha por la
integración regional y por la dignidad de los pueblos de Nuestra América, o como
diría un creyente, el templo para la comunicación con el verdadero Dios que dijo
Martí se encuentra en la idea del bien.
Al respecto, comentamos este fragmento de la obra de Martí: ―Una iglesia sin
credo dogmático, sino con ese grande y firme credo que la majestad del
Universo y la del alma buena e inmortal inspiran ¡qué gran iglesia fuera! ¡y
cómo dignificaría a la religión desacreditada! ¡y cómo contribuiría a
mantener encendido el espíritu en estos tiempos ansiosos y enmonedados!
¡y cómo juntaría a todos los hombres enamorados de lo maravilloso y
necesitados de tratarlo, pero que no conciben que pueda haber creado en el
hombre facultades inarmónicas la naturaleza que es toda armonía ni quieren
pagar a precio de su razón y libertad el trato con lo maravilloso! (Obras Tomo
8 Pág. 440),
Para alcanzar ese objetivo, el Nuevo Pensamiento o Plataforma Histórico-Cultural
debe garantizar entre otros, formulaciones claras que promuevan:

 Propiciar el dialogo unitario entre generaciones y entre sectores de la


sociedad, así como entre naciones y estar orientado hacia el logro de una
cultura general e integral cuya primera categoría sea la justicia. Debe
constituir un puente de dialogo entre Nuestra América, EE.UU. y Canadá,
para sumar lo mejor del pensamiento de esas naciones y para propiciar la
búsqueda de un nuevo marco de relaciones sobre las cuales se puedan
reconstruir en el futuro las relaciones entre las Américas
• Dar respuesta a la afirmación formulada en la Declaración de Monterrey
cuando manifiesta que: “Ante la quiebra de todos los sistemas de ideas
de la civilización humana se impone ir al análisis del pensamiento de
todos los próceres y pensadores que hayan hecho una contribución
importante a la historia de la humanidad. Este análisis ha de realizarse
con independencia de condicionantes ideológicos o políticos, sin
prejuicios de tipo alguno, seleccionando los mejores pensamientos
aplicables a nuestra época. …,
• Propiciar ese pensar filosófico que se requiere hoy. Hay que acercar la
filosofía a la educación y la política para arribar al pensamiento que,
partiendo del inmenso saber de Marx, Engels y Lenin, constituya una guía
certera para interpretar los complejos fenómenos de los albores del siglo
XXI. y hacerlo sin ismos excluyentes con el método electivo de la
tradición filosófica cubana del siglo XIX, que tiene como guía a la
justicia, principal categoría de la cultura y se sintetiza en aquella fórmula de
José de la Luz y Caballero, fundador de la escuela cubana: Todos los
métodos y ningún método, he ahí el método.”.
• Aplicar la ética martiana: “Los hombres necesitan quien les mueva a
menudo la compasión en el pecho, y las lágrimas en los ojos, y les
haga el supremo bien de sentirse generosos: que por maravillosa
compensación de la naturaleza aquel que se da, crece; y el que se
repliega en sí, y vive de pequeños goces, y teme partirlos con los
demás, y sólo piensa avariciosamente en beneficiar sus apetitos, se
va trocando de hombre en soledad, y lleva en el pecho todas las
canas del invierno, y llega a ser por dentro, y a parecer por fuera, -
insecto.

• Esto se aplica también en el terreno económico. Por ello no existen


contradicciones para alcanzar los objetivos de la justicia entre los que
profesan la fe cristiana desde la Teología de la liberación y los que se
plantean quienes profesan las concepciones materialistas expuestas en las
obras de Marx, Engels y Lenin. También se confirma en la experiencia de
la Revolución Cubana.
Este nuevo pensamiento debe ser la herramienta que permita alcanzar la victoria
sumando voluntades, acciones y sectores en el enfrentamiento político y
económico. Debe constituir por tanto, un arma eficaz para la batalla de ideas que
libramos y tendremos que librar a corto plazo en encarnizadas batallas contra el
imperialismo y sus aliados, las oligarquías locales, en temas tan importantes y
trascendentales como es la conservación del medio ambiente, los derechos
humanos y los esquemas de integración.
En el plano regional, hoy se presentan dos variantes de integración:
• El Neoliberal impulsado por el imperialismo que es el ALCA que fortalece el
dominio neocolonial económico, social, cultural y político, que se presenta
por los grandes medios y por políticos pro-imperialistas representantes de
las oligarquías latinoamericanas como el paraíso y
• El de la solidaridad que es el ALBA, de inspiración bolivariana y martiana
que impulsa la integración basadas, no solo en mecanismos comerciales y
económicos, sino, y sobre todo, en modelos económicos diferentes de
solidaridad entre los pueblos
En cuanto al ALBA, como pensamiento económico guiado por el amor al hombre,
a los valores de uso de la producción material, se suma la equidad y la
solidaridad, por lo cual se plantea como uno de sus principales objetivos,
alcanzar niveles de educación, con iguales oportunidades para todos los
ciudadanos, en todos los niveles de la enseñanza, según la capacidad de cada
cual, junto a programas de profundas transformaciones sociales nunca antes
vistos en muchos de esos países, lo que se inscribe en los objetivos del Nuevo
Pensamiento. .
Constituye otro aspecto de este proceso de integración, conquistar una Cultura
General e Integral para todos los ciudadanos, como una necesidad impostergable
para alcanzar la felicidad en el plano económico. Un pueblo inculto jamás podrá
ser feliz ni podrá alcanzar su verdadera libertad y la capacidad de pensar y elegir.
Martí señaló: ―De todos los problemas que pasan hoy por capitales, sólo lo
es uno: y de tan tremendo modo que todo tiempo y celo fueran pocos para
conjurarlo: la ignorancia de las clases que tienen de su lado la justicia. OC.
T5 Pág.102
Ese modelo solidario que es el ALBA al cual se une el ALMA, se enmarca en la
unidad. UNIR PARA VENCER es la clave de la política martiana que la
generación del Centenario, bajo la dirección de Fidel, exaltó y exalta al plano más
alto durante la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI En el equilibrio
entre las formas de hacer política y los objetivos que nos propongamos, está la
esencia del pensamiento de José Martí.
La práctica política la entendemos, aquí, como la que se lleva a cabo con el
objetivo de movilizar las personas a favor de tal o cual aspiración. Hay que ir al
rescate del término política, y ello solo se puede alcanzar desde una óptica
genuinamente universal en la cual debe basarse el movimiento unitario de este
nuevo pensamiento por la conquista de las verdaderas aspiraciones de nuestros
pueblos latinoamericanos y caribeños, con el empleo de la ética martiana como ya
hemos señalado.
Esta plataforma Histórico-Cultural debe responder a lo expresado por José Martí:
“Mientras no sepan más de Hispanoamérica los Estados Unidos y la
respeten más, ¿pueden los Estados Unidos convidar a Hispanoamérica a
una unión sincera y útil para Hispanoamérica? ¿Conviene la unión política y
económica con los Estados Unidos? El pueblo que compra manda. El
pueblo que vende sirve…Lo primero que hace un pueblo para llegar a
dominar a otro, es separarlo de los demás pueblos. El pueblo que quiera ser
libre, sea libre en negocios”. OC T6 P159. En este pensamiento esta
contenido el fundamento para la lucha contra la política hegemónica imperialista,
en lo comercial y lo económico
Para alcanzar este propósito, no podemos apartarnos de nuestros pensadores.
Bolívar señaló: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia
para plagar la América de miseria a nombre de la libertad‖. Martí por su parte,
expresando la necesidad de la unidad de nuestros pueblos afirmó: ―Esa historia
vieja enseña una verdad: la conquista se realizó, merced a las divisiones
intestinas y rencores y celos de los pueblos americanos. Por satisfacer odio
momentáneo y constante. y abatir a sus enemigos, y complacer su orgullo,
aquellos pueblos cayeron en esclavitud”
Vemos este Nuevo Pensamiento o Plataforma Histórico-Cultural como una
necesidad impostergable el cual debe aportar el mayor y mas positivo impacto en
los terrenos económicos, comercial, social, político, filosófico y sobre todo, dotar
el proceso de integración que lleva a cabo el ALBA con el fundamento necesario
para consolidar los nuevos rumbos en un proceso unitario y solidario aplicando
para su elaboración las siguientes herramientas:

HERRAMIENTAS A UTILIZAR:
• En el plano filosófico, adoptaremos la tradición de la escuela cubana y el
método electivo utilizado por sus fundacionales José Agustín Caballero,
Félix Varela, José de la Luz y Caballero y José Martí que es. ―Todos los
métodos y ningún método, es ahí el método‖, dijo José de la Luz y
Caballero. Estos pensadores hicieron ciencia sin rechazar el idealismo y
sin contraponer los conceptos materialistas con los de la espiritualidad.
• En el plano económico, la defensa del ALBA por representar la
globalización de la solidaridad frente a la globalización del neoliberalismo
que representan otros modelos como el ALCA. Nos inspiramos en los
programas de desarrollo social que impulsa el ALBA y se aplican en Cuba,
Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y otros países, donde el hombre y
la dignidad humana, constituye el objetivo central
• Para el Pensamiento Jurídico nos inspiramos en la ética martiana, el
pensamiento de Bolívar desarrollado cuando pretendió dar forma a la
República por él soñada y los aportes de Juárez de obligada referencia
para todos nosotros.
• En la Integración Regional, promover y sustentar de manera científica,
un modelo de integración que tenga la justicia social, la solidaridad humana
y la inclusión de todos como un principio de prosperidad y humanidad. Esto
es el ALBA.
• En el plano social, defender la aplicación de proyectos que permitan el
desarrollo de una cultura general e integral cuya primera categoría es la
justicia. Armando Hart Dávalos en su trabajo ―La Cultura: Motor Principal
de la Economía‖ aborda este fenómeno de la siguiente manera: “En el
mundo actual -que algunos quieren llamar postmoderno- se ha
impuesto tanto en el Este como en el Oeste, como una gran
calamidad, el materialismo vulgar y ramplón, y se concreta la
amenaza de que todas las contradicciones sociales, políticas,
económicas y culturales se agudicen y multipliquen, se hagan
incontrolables y conduzcan al fin de la historia, pero no al modo
tecnocrático en que lo expuso un burócrata del imperio, sino como el
último capítulo de la vida humana sobre la Tierra‖ En este sentido nos
anima los conceptos martianos de la idea del bien, la virtud, su ética y la
defensa de la libertad, el bienestar, la igualdad y el decoro de todos los
hombres
• Para el Pensamiento Cultural, retomamos el Pensamiento de Martí, gran
pedagogo y de amplio horizonte cultural, para partiendo de nuestras
propias culturas y nuestras raíces y tradiciones, alcanzar el objetivo de una
cultura general integral, cuya primera categoría sea la justicia. Es
necesario llevar la cultura a todos los ciudadanos para erradicar la
oscuridad del desconocimiento. Martí dijo que ser culto es la única manera
de ser libres Un pueblo culto no será nunca un pueblo por el cual decidan
otros y no podrá ser engañado. Es por eso necesario plantearse como una
necesidad de la economía, la aplicación de programas de educación
general e integral para todos
• En el plano histórico-cultural, el rescate de la memoria histórica, el
aprender de sus lecciones, la crítica inteligente y consecuente de las
deformaciones interpretativas de sus hechos, el rescate de las omisiones, y
la valoración adecuada de los diferentes movimientos emancipadores, que
el trabajo de los representantes de las ideologías enemigas de la vida, han
introducido en nuestras mentes y en nuestras acciones, como verdades
históricas en la práctica social, para perpetuar su dominación en nuestros
pueblos. Nos permitirá contar con las necesarias herramientas para
vencer en esta batalla de ideas
• En el plano de la cultura, el nuevo pensamiento, que será gestor de la
unidad real de la Patria Nuestra-americana, no puede desconocer las
particularidades de cada país, sus tradiciones, sus historias, sus literaturas,
sus religiones, sus costumbres… que producen y reproducen las
identidades nacionales, que nos hacen iguales y a la vez diferentes. Es,
precisamente, el carácter multicultural y multirracial, que han producido un
variado mestizaje, lo que nos identifica como una sola nación. Esta
característica motivó a Martí a expresar lo siguiente: “Se ponen en pie los
pueblos, y se saludan. “¿Cómo somos?” se preguntan; y unos a otros
se van diciendo cómo son. Cuando aparece en Cojímar un problema,
no van a buscar la solución a Dantzig. Las levitas son todavía de
Francia, pero el pensamiento empieza a ser de América. Los jóvenes
de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la
masa, y la levantan con la levadura de su sudor. Entienden que se
imita demasiado, y que la salvación está en crear. Crear es la palabra
de pase de esta generación. ..” OC T6 P120
En este camino por la unidad y la conquista de un mundo mejor sin exclusión
social ni marginalidad, tenemos que hacer nuestro, como instrumento de
solidaridad entre nuestros pueblos y una premisa para la integración regional, la
conocida frase de José Martí “PATRIA ES HUMANIDAD”.
Para la elaboración de las bases generales de este nuevo pensamiento, tenemos
que incorporar de manera creativa las tradiciones y culturas propias, que
componen este mosaico americano, La diversidad ha de unirnos e integrarnos,
nunca separarnos. Solo así sumaremos todas las voluntades y sectores que se
plantean como objetivo alcanzar un cambio radical de la actual situación, que se
caracteriza por la tremenda exclusión social y la creciente marginación en que
viven amplios sectores de nuestros pueblos.
Debemos por tanto Inspirarnos en lo expresado por Bolívar y Martí quienes
dijeron:
• "buscamos la solidaridad no como un fin, sino como un medio
encaminado a lograr que nuestra América cumpla su misión
universal", José Martí
• "Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande
nación del mundo, menos por extensión y riquezas, que por su
libertad y gloria". Simón Bolívar
Con estos elementos será conformado ese nuevo pensamiento que estará
animado por los principios de;

• Unidad
• Solidaridad
• Sin prejuicios ideológicos, políticos o filosóficos
• Sin exclusión a ninguna corriente de pensamiento
• Instrumento movilizador en el terreno de las ideas para la conquista de un
mundo mejor.
• Brindar los fundamentos teóricos para sustentar modelos de integración
que beneficien realmente a nuestros pueblos y no al gran capital.
Para lograr este objetivo, el Nuevo Pensamiento no puede ser copia de ningún
modelo, sino expresión genuina de nuestras tradiciones e historia; de nuestras
experiencias y culturas, Debemos inspirarnos y aplicar las enseñanzas de Bolívar,
Juárez, Martí, Mella, Mariátegui y otros pensadores de nuestra América, quienes
afirmaron:
 Nosotros somos un pequeño género humano; poseemos un mundo aparte,
cercado por dilatados mares; nuevos en casi todas las artes y ciencias,
aunque en cierto modo viejos en los usos de la sociedad civil. Yo considero
el estado actual de América, como cuando desplomado el imperio romano
cada desmembración formó un sistema político, conforme a sus intereses y
situación, o siguiendo la ambición particular de algunos jefes, familias o
corporaciones, con esta notable diferencia, que aquellos miembros
dispersos volvían a restablecer sus antiguas naciones con las alteraciones
que exigían las cosas o los sucesos; mas nosotros, que apenas
conservamos vestigios de lo que en otro tiempo fue, y que por otra parte no
somos indios, ni europeos, sino una especie mezcla entre los legítimos
propietarios del país y los usurpadores españoles; en suma, siendo
nosotros americanos por nacimiento, y nuestros derechos, los de Europa,
tenemos que disputar a éstos a los del país, y que mantenernos en él
contra la invasión de los invasores; así nos hallemos en el caso más
extraordinario y complicado (1 Simón Bolívar, Carta de Jamaica,
Kingston, 6 de septiembre)
A cada cual, según su capacidad y a cada capacidad según sus obras y su
educación. Así no habrá clases privilegiadas ni preferencias injustas 1
Socialismo es la tendencia natural a mejorar la condición o el libre

1
Tomada de “Benito Juárez, documentos, discursos y correspondencia”,
obra en 15 tomos, compilada por Jorge L. Tamayo, editada por
Presidencia de la República Mexicana entre 1972 y 1975.
desarrollo de las facultades físicas y morales.2 ( “Benito Juárez,
documentos, discursos y correspondencia”, obra en 15 tomos,
compilada por Jorge L. Tamayo, editada por la Presidencia de la
República Mexicana entre 1972 y 1975.)
 Con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero.
Con una frase de Sieyés no se desestanca la sangre cuajada de la raza
india. A lo que es, allí donde se gobierna, hay que atender para gobernar
bien; y el buen gobernante en América no es el que sabe como se gobierna
en alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su
país, y como se puede ir guiándolos en junto, para llegar, por métodos e
instituciones nacidas del país mismo, a aquel estado apetecible donde
cada hombre se conoce y ejerce, y disfrutan todos de la abundancia que la
Naturaleza puso para todos en el pueblo que fecundan con su trabajo y
defienden con sus vidas. El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del
gobierno ha de ser el del país. La forma del gobierno ha de avenirse a la
constitución del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los
elementos naturales del país (José Martí. Obras Completas. Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, 1991, t. 6, p. 17
 No pretendemos implantar en nuestro medio, copias serviles de
revoluciones hechas en otros climas, en algunos puntos no comprendemos
ciertas transformaciones, en otros nuestro pensamiento es más avanzado
pero seríamos ciegos si negásemos el paso de avance dado por el hombre
en el camino de la liberación. (Julio Antonio Mella. “Lenine coronado”.
En Mella. Documentos y artículos, Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana, 1975, pp. 87-88)
 El socialismo en América no puede ser calco y copia, sino creación
heroica (José Carlos Mariátegui “El problema de la tierra”, en Siete
ensayos de interpretación de la realidad peruana, Biblioteca Amauta,
Lima. Perú)

2
Ibídem
EL LEGADO DE JOSÉ MARTÍ AL PUEBLO
CUBANO Y SU APORTE A LA NACIONALIDAD

Humberto Gómez García *


humbertocaracola@gmail.com
Coordinación de Ediciones y Publicaciones
Universidad Bolivariana de Venezuela

La muerte de miles de cubanos durante tantos años de lucha no fue en vano,


ellas fueron, junto a esa hermosa y épica gesta, un indiscutible aporte a la
conformación de la nacionalidad cubana lo aportó el insigne José Martí. No
pueden desestimarse para nada los aportes que los diferentes sectores
populares, las clases humildes, los pequeños y medianos productores, los
campesinos, los artesanos, las diversas clases sociales que asumieron la defensa
de la nacionalidad cubana. De 1868 a 1898, es decir, 30 años de enfrentamientos
fratricidas que contribuyeron a configurar un profundo sentimiento colectivo de
unidad nacional, de sentido de pertenencia, de arraigo profundo que,
lamentablemente, no cesaría pues no se produce, por la ingerencia
norteamericana en Cuba, la consolidación de la Independencia y la construcción
de una nacionalidad en paz por el pueblo cubano.

El sentimiento anticolonialista y el resentimiento por la nueva dominación


extranjera, norteamericana, estará a flor de piel en cada cubano que ahora cuenta
con una ideología nacional fortalecida con el extraordinario legado político-
ideológico-cultural de José Martí, considerado el Apóstol de la nacionalidad
cubana. En buena medida el triunfo de las armas cubanas contra el colonialismo
español en la guerra del 95-98 –independientemente de lo que ocurriera después,
es decir, la intervención de la potencia norteamericana– fue un triunfo de la
estrategia liberadora e independentista trazada por Martí, quien supo aprender de
los errores y desaciertos de la guerra de los 10 años. Ese será un legado
inestimable del pensamiento intelectual de este gran genio de la política a la
nacionalidad cubana, a la cual se sumarán el conjunto de aportes de los
estrategas políticos y militares de la talla de Carlos Manuel de Céspedes –Padre
de la Patria Cubana–, Ignacio Agramonte, Máximo Gómez, Calixto García,
Antonio Maceo, Serafín Sánchez, Salvador Cisneros Betancourt y muchos más.
Estará presente, igualmente, como una impronta indeleble en las carnes de cada
cubano de ese particular período histórico y de las generaciones posteriores, el
enorme aporte colectivo, ya no el sacrificio –importante en sí mismo– de cada
cubano y cubana participante en aquella gesta, sino al proceso de construcción
de la nacionalidad –en una sociedad pluriétnica y multicultural– donde cada uno y
una hizo su aporte de una u otra forma, en uno u otro sentido para construir una
sociedad y una nación que tardaría todavía 59 años del siglo XX y que
comenzaría después de aquella terrible y frustrante guerra que duraría tan sólo
tres años –1895-1898– por eso, el inicio de la Revolución Cubana el 1° de Enero
de 1959 es considerada por muchos sectores de la Cuba actual como la
culminación de aquella gesta, que iniciándose con el grito de independencia del
10 de octubre de 1868 por Carlos Manuel de Céspedes en La Demajagua, a la
guerra nacional de independencia reiniciada bajo la conducción de José Martí en
febrero de 1895 y culminada en 1898.

Las ideas, el ejemplo y el proyecto revolucionario de José Martí se expandirán


como rayos después de su inesperada y súbita muerte, se acunarán en la
conciencia y en el corazón de cada cubano y serán banderas de los luchadores y
luchadoras, revolucionarios y revolucionarias que continuarán en el siglo XX la
lucha por la independencia auténtica de Cuba y el rescate de la soberanía o,
como diría el mismo Martí cuando escribió en el periódico Patria: una República
―con todos y para el bien de todos‖.1

En el marco de las ideas políticas y de la influencia del ideario martiano, no había


concluido aún el siglo XIX cuando, en marzo de 1899, se funda el Partido
Socialista Cubano, impulsado por el cubano Diego Vicente Tejera, colaborador de
Martí en la emigración, a quien, según juicio del historiador cubano Salvador
Morales, ―inspiraba una diversidad de ideales socialistas de dudoso valor teórico,
pero de innegable valor histórico‖.2

En la propuesta política de esta naciente organización encontraremos el primer


intento por establecer un vínculo entre el PRC que fundara Martí, su ideario
político, con el naciente partido proletario, de clase, que deberá asumir las tareas
de redención social. En el Manifiesto o Programa presentado al país la naciente
organización, leemos: ―Al intentar nuestras clases proletarias ascender al disfrute
de todo derecho, de toda consideración y de todo bienestar, no se salen, sino por
el contrario penetran más adentro del propósito revolucionario de Martí, que quiso
que la república que se levantase en Cuba fuese, así como obra de todas las
manos, encarnación también de todos los anhelos justos: república cordial, amplia
y dulce para todos En el espíritu verdaderamente cristiano del Maestro, la
redención de su pueblo debía ser omnímoda y completa, es decir, que a la
redención política había de suceder la económica social, para que su designio se
cumpliese: vivir en patria libre y en comunidad de hermanos. Tal es el generoso
sentimiento de Montecristi y de los admirables estatutos del Partido
Revolucionario‖.3

Pero también coincidía Tejera y el PSC con Martí en la posición antiimperialista:


―El Capitalismo -¡y un capitalismo extranjero!- se organizará en esta rica y virgen
tierra de la manera más incontrastable y odiosa: la del trust. Entonces, cuando
nuestros ferrocarriles, nuestros ingenios, nuestras vegas, nuestras fábricas, todo
haya pasado a manos de ese Capitalismo, tanto más exigente y soberbio cuanto
se sentirá amparado en su explotación por poderosos gobiernos extranjeros,
cuando los cubanos todos, los proletarios y no proletarios, dependamos en
absoluto de esos que todo lo tendrán y no seamos sino directa o indirectamente
sus asalariados... ¡quien sabe! Acaso el Partido Socialista aparezca como fuerza
salvadora, como el sólo elemento cubano capaz de medirse con el monstruo y
traerlo a la capitulación‖.4

En ambas citas nos encontraremos, al percibir la presencia de las ideas políticas


de José Martí, que las tareas de construcción de la nación cubana cuya
independencia se alcanzase en la guerra independentistas contra España en la
manigua, montañas, selvas cubanas, que culminada esa etapa que establecían
los estatutos del PRC que fundara Martí y del trascendental Manifiesto de Monte
Cristi, otras y nuevas serían las tareas a emprender para la justicia social y la
redención de los trabajadores.

Para que el ideario de Martí trascendiese en la naciente república neo colonial


que se formaliza en 1902 habrán de transcurrir algunos años y unas cuantas
luchas. Aquella nación dependiente de los Estados Unidos era una burda mueca
de lo que el Apóstol había concebido y soñado, y con él aquellos miles de
hombres y mujeres, patriotas insignes, que desde la manigua lucharon por la
independencia de Cuba.

Para que la obra de Martí no muriese con él en Dos Ríos, debería difundírsela y
dársela a conocer, así nos encontramos que un gran martiano, Gonzalo de
Quesada y Aróstegui, quien fungió de Secretario del Partido Revolucionario
Cubano, dirigió durante las dos primeras décadas del siglo XX, la edición de las
Obras Completas de José Martí en 16 tomos (1900-1919). A su vez otro martiano,
Nestor Carbonel realizó una recopilación de textos de Martí agrupados en 8 tomos
editados ente 1918 y 1920. Sobre esa gigantesca tarea dirá el historiador
Salvador Morales: ―Estas ediciones fueron básicas un reencuentro con el ideario
de José Martí, que a la vez que continuación del legado guardado celosamente en
las tradiciones populares, fueron punto de partida para el estudio, la interpretación
y su integración paulatina en la práctica política de los sectores más
progresistas‖.5

En la década del 20 comenzará a germinar en gran escala, en el seno de la


sociedad cubana, el ideario martiano. Los historiadores señalan que el
reencuentro cubano con Martí ―tuvo su extensión entre 1923 y 1933; es la década
cuando se produce un nuevo amanecer de la conciencia nacional. Un grupo de
jóvenes intelectuales hizo protesta pública de las lacerantes lacras que adornaban
la vida republicana en 1923. De la Protesta de los Trece surgió la Falange de
Acción Cubana que proclamó ―la necesidad de la honestidad administrativa y el
saneamiento de los procedimientos públicos‖.6

Comienza un proceso de asumir, por parte de la intelectualidad progresista, el


ideario martiano como ideología nacional y será un joven intelectual comunista,
Julio Antonio Mella que, en el año 1923, desde la perspectiva del pensamiento
socialista, marxista, publica un importante ensayo que tituló: ―Glosas al
pensamiento de José Martí‖. La importancia de aquel trabajo debe ubicarse en
que el proceso de estudio de la Historia de Cuba era incipiente y escaso en ese
entonces, la falta de fuentes bibliográficas, el proceso mismo de opresión
ideológica y de desnacionalización que imponían presidentes complacientes y al
servicio de la nación del Norte, circunstancia que desestimulaba la labor
investigativa.
En su ensayo Mella destaca el carácter avanzado del pensamiento
antiimperialista de Martí, que denunció el expansionismo norteamericano y alertó
sobre sus intenciones de tragarse políticamente a Cuba. Igualmente llamó a
descubrir la alianza de clases que ante el enemigo común de la nación cubana,
los Estados Unidos del Norte, plantea la constitución de la organización martiana,
el PRC, ―desentrañar el misterio del programa ultra democrático del Partido
Revolucionario Cubano, el milagro de la cooperación estrecha entre el elemento
proletario de los talleres de la Florida y la burguesía nacional, la razón de la
existencia de anarquistas y socialistas en las filas del Partido Revolucionario‖.7

A partir de la década del 20 comienza a consolidarse el pensamiento y el ideario


de José Martí. El recién fundado Partido Comunista de Cuba incorporará a su
propuesta ideológica marxista el pensamiento nacional y antimperialista de Martí,
señalará en un documento que ―con la enseñanza de Lenín haremos realidad el
pensamiento de Martí‖.8

La actitud del movimiento socialista cubano tiene repercusiones en otros sectores


medios y de la burguesía cubana que desatan una enconada lucha por querer
asumir o representar ser los herederos del pensamiento martiano. Se empieza a
producir un destape y surge una abigarrada literatura del más conspicuo
idealismo que busca capitalizar políticamente la influencia que de manera
espontánea el ideario de Martí ejerce sobre amplios sectores populares que lo
han asumido como el ideólogo de la nacionalidad. Martí llega a ese pueblo,
profundamente antimperialista, en su pensamiento sobre la democracia popular,
el antianexionismo, el anticolonialismo. La fuerza ética de sus ideas, su verbo
profundo devendrán en instrumentos de lucha ideológica.

Una valiosa generación de pensadores e intelectuales cubanos, entre los que se


pueden señalar a Emilio Roig de Leuchsenring, Jorge Mañach, Juan Marinello,
Manuel Isidro Méndez, Raúl Roa, estarán llamados a difundir el rico pensamiento
martiano, su intensa vida, sus aportes a la literatura, su hermosa poesía y su
inserción dentro del modernismo literario. Se fortalecía en el seno de la sociedad
cubana la búsqueda de todo lo relativo a Martí, a su redescubrimiento.

En un período de 17 años, de 1936 a 1953 se produce un boom editorial en Cuba


que consolida aún más el proceso de búsqueda y conocimiento de la extensa
obra martiana. En ese período se publican las Obras Completas de José Martí en
74 tomos, obra a cargo de Gonzalo de Quesada y Miranda. Pero no serán las
únicas publicaciones sobre la obra martiana; el cubano Manuel Isidro Méndez
publicara otra versión de las Obras Completas de Martí entre los años 1946, 1948
y 1953.

La actividad editorial traía, dentro de una dinámica ideológica tan intensa como la
que vivía Cuba casi de manera permanente e ininterrumpida desde su nacimiento
como nación, enfrentamientos políticos e ideológicos entre los diversos sectores y
clases sociales que convivían en Cuba. De allí que para las clases dominantes
cubanas su interés era presentar a José Martí sin la fuerza revolucionaria de sus
ideas, su intención de que muchos aspectos de su pensamiento no se
conociesen, se ocultaran documentos o se presentaran éstos falsificados. No se
olvide que el grueso de los medios de información estaba en manos de los
sectores poderosos de la oligarquía cubana. Pero la prensa y las publicaciones
alternativas, verdadera resistencia intelectual y cultural de gran trascendencia, de
los grupos patrióticos, de organizaciones políticas revolucionarias como el PCC,
de la juventud de la Universidad de La Habana y de otras instituciones educativas
de la provincia, darán la enorme batalla de las ideas por la defensa y carácter
auténticamente revolucionario de las ideas de José Martí; nombres de cubanos
como Blas Roca, Juan Marinello, Leonardo Griñán Peralta, Emilio Roig de
Leuchsering y otros muchos destacarán en el cenit intelectual cubano de las
auténticas ideas de Martí, y esa histórica confrontación rendirá sus frutos para la
nación cubana en la década de los 50, precisamente al medio siglo del nacimiento
de la república mediatizada y neo colonizada, cuando el proyecto martiano de
nación libre, soberana e independiente, comenzará, por fin, a construirse en el
martirizado país.

Sin dudas que el momento histórico y determinante de la reivindicación del


pensamiento martiano, sobre todo en el plano político, del rescate de la soberanía
y la dignidad cubana ante la tiranía y la dominación extranjera, lo constituirá el
enfrentamiento al dictador Fulgencio Batista por parte de una nueva vanguardia
política y revolucionaria, el nacimiento de lo que se conoce históricamente como
la Generación del Centenario del Apóstol con la insurgencia el 26 de Julio de
1953 de un importante sector de la juventud cubana liderizada por Fidel Castro
Ruz, con el asalto armado al Cuartel Moncada; además de otras agrupaciones
juveniles, revolucionarias, socialistas que encarnarán, igualmente, la generación
centenaria de José Martí que se enfrentará resueltamente a la sangrienta
dictadura pro imperialista que se entroniza en el poder el 10 de marzo de 1952.

No fue una frase retórica de Fidel Castro aquella que dijo durante el juicio que le
siguieron a él y sus camaradas después del fracaso del asalto al Cuartel
Moncada, cuando los jueces le preguntaron quién era el autor intelectual de la
acción militar que dirigiera y él contestó que el autor intelectual del ataque al
Cuartel Moncada fue José Martí.

Todo el proceso ideológico de sedimentación de las ideas de Martí que se gestó y


desarrolló en casi 60 años, se expandiría como chispa encendida sobre el ansia
del patriotismo que despertaba ante el zarpazo del golpe pro imperialista y el
nuevo ciclo revolucionario que de inmediato comenzó a gestarse.

En el período que va del 10 de marzo de 1952 al juicio sobre el asalto del


Moncada de 1953, con el activismo y la ciclópica labor política, ideológica y
organizativa que en ese período desarrolla Fidel Castro, la conjunción del ideario
martiano, eje político transversal de toda la lucha revolucionaria que emprende el
líder para intentar el derrocamiento del tirano, fortalecerá de manera decisiva el
programa que durante su alegato ante el tribunal hará y que la historia conoce
como ―La historia me absolverá‖.

Un programa de acción, antidictatorial, amplio, como lo concibió Martí en su


tiempo para nuclear a todas las fuerzas y sectores interesados en la
independencia de Cuba. ―Un programa susceptible de ser aceptado por los
obreros y campesinos, profesionales, pequeña burguesía y capas medias
urbanas, aun intoxicadas por la guerra fría y el anticomunismo. La propia
radicalidad del verdadero pensamiento martiano, falseado durante décadas,
proporcionaba por encima de las limitaciones de enfoque filosófico, el terreno
común para el desarrollo ulterior del socialismo científico‖.9

Porque Fidel Castro conjuga de manera magistral el carácter nacional liberador


que encarnan las tradiciones libertarias del pueblo cubano y el descomunal aporte
ideológico y político hecho por Martí en la consolidación de la identidad nacional
cubana y su sentido de pertenencia con el socialismo científico. En ese sentido el
propio Fidel señalará en el Informe Central del Primer Congreso del Partido
Comunista de Cuba: ―En este pensamiento y en la interpretación y calificación de
Lenín de la guerra hispano-americana como la primera guerra imperialista, se dan
la mano dos hombres de dos escenarios históricos diferentes y dos pensamientos
convergentes: José Martí y Vladimir Ilich Lenín. El uno es símbolo de la liberación
nacional contra la colonia y el imperialismo, el otro forjador de la primera
revolución socialista en el eslabón más débil de la cadena imperialista: liberación
nacional y socialismo, dos causas estrechamente hermanadas en el mundo
moderno. Ambos con un partido sólido y disciplinado para llevar adelante los
propósitos revolucionarios fundados casi simultáneamente entre fines del siglo
pasado (XIX) y comienzos del actual (XX)‖.10

Cuando un líder e ideólogo de la talla de Fidel Castro señala la importancia y


trascendencia de la obra teórica de José Martí en el proceso nacional liberador de
Cuba, no hace más que ratificar lo que a él le correspondió implementar
políticamente en ese período histórico, es decir, tomar del aporte echo por el
Apóstol, lo de mayor vigencia y actualidad y potenciarlo en términos del
advenimiento de una nueva etapa para Cuba, organizar un instrumento
revolucionario, el M-26, con características estratégicas similares a las del PRC,
para culminar la etapa de enfrentar y vencer a la tiranía y abrir,
ininterrumpidamente, otro período cuantitativamente superior, la vía hacia el
socialismo.
Con el triunfo de la revolución de los barbudos dirigida por el Movimiento 26 de
Julio y bajo el liderazgo indiscutible de Fidel Castro aquel magnífico 1° de enero
de 1959, se comenzaría a vivir en la isla antillana las etapas previstas por Martí y
los dirigentes revolucionarios del PRC que en el 1895 iniciaron la etapa final del
enfrentamiento al colonialismo español, las etapas nacionales de desarrollo de
una nación independiente y soberana que la intervención y la ingerencia
norteamericana impidió desde el momento mismo de su intervención en la guerra
hispano-cubana en 1898, hasta el derrocamiento mismo del tirano Batista en
diciembre de 1958.

Señala el historiador Salvador Morales, al referirse a ese trascendental proceso,


que: ―En el caso de Cuba, país semicolonial, sujeto por estrechos vínculos de
dependencia a Estados Unidos, pero con una vigorosa tradición patriótica y una
avanzada conciencia nacional, las masas trabajadoras estaban llamadas a
desempeñar un papel revolucionario decisivo. Esto tuvo lugar cuando Fidel Castro
sintetizó con magistral habilidad lo particular del legado martiano con lo universal
del marxismo-leninismo, lo cual le permitió esbozar la estrategia y táctica de la
Revolución Cubana‖.11

Será a partir del inicio de la Revolución Cubana en enero de 1959 y del desarrollo
socialista, que el ideario y todos los aspectos del legado martiano adquirirán su
más amplia y profunda dimensión. Tanto Martí como todo el proceso de desarrollo
de la nación cubana sufrirán una profunda revisión en el marco de las nuevas
realidades y perspectivas históricas. Martí llega absolutamente a todos los
sectores populares que tiene acceso desde la escuela primaria a su obra. Es un
personaje de constante estudio y reflexión a todos los niveles y continúa
influyendo en las nuevas generaciones que han profundizado su sentido de
pertenencia, su identidad nacional, latinoamericana y caribeña y desarrollado a
grados insospechados la ética martiana del amor y la solidaridad humanas,
unidos al humanismo socialista. Desde el punto de vista editorial la edición de las
Obras Completas de José Martí, las Obras Escogidas o diversos textos sueltos
del Apóstol, superan con creces, en cuanto a número y tiraje, en los 52 años de la
Revolución Cubana, todo lo que desde 1902 hasta 1959 se pudo haber editado.

Como diría un historiador: ―Martí vive en la militancia revolucionaria del pueblo


cubano‖.12

BIBLIOGRAFÍA

1 MARTÍ, José, periódico Patria, Nueva York, 1892-1898, citado por Salvador
Morales, Ideología y luchas revolucionarias de José Martí, Ediciones Políticas,
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1984.

2 MORALES, Salvador, Ideología y luchas revolucionarias de José Martí, p. 546,


Ediciones Políticas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1984.

3 MORALES, Salvador, ob. cit. p. 546-547

4 Historia del Movimiento Obrero Cubano, Tomo I, 1865-1935, Capítulo V, p.


145, Editora Política, La Habana, 1985.
5 MORALES, Salvador, ob. cit. p. 549-550

6 MORALES, Salvador, ob. cit. p. 550

7 MELLA, Julio Antonio, Glosas del pensamiento de José Martí. Un libro que
debe escribirse, publicado en el Anuario Martiano, N° 6, p. 250, La Habana, 1976.

8 Cita hecha por Salvador Morales, Ideología y luchas revolucionarias de José


Martí, p. 552.

9 MORALES, Salvador, ob. cit. p. 560

10 CASTRO, Fidel, Informe Central al Primer Congreso del Partido Comunista


de Cuba, La Habana, 1975

11 MORALES, Salvador, ob. cit., p. 562.

12 MORALES, Salvador, ob. cit., p. 563.

 Humberto Gómez García, escritor, investigador, poeta, narrador, periodista


alternativo, Licenciado en Educación. Autor de una extensa obra
bibliográfica que comprende biografías, textos de historia de Cuba y de
Venezuela, libros de cuentos, poemarios, ensayos antropológicos. Es
director de la revista alternativa Caracola fundada en 1984. En la
actualidad está cursando en la UBV el doctorado en Ciencias Estratégicas
del Desarrollo.
JOSÉ MARTÍ Y EL PENSAMIENTO SOCIALISTA

Dr. Manuel Moisés Pérez Hidalgo


manuelpehi042@yahoo.es
Universidad de Ciencias Pedagógicas ―José Martí‖
Camagüey, Cuba

“Moriremos en el combate necesario


para la conquista de la libertad,
o en la pelea que con los justos
y desdichados del mundo se ha
de mantener contra los soberbios
para asegurarla”

José Martí.

Hemos preferido iniciar el presente trabajo con estas palabras del Apóstol José
Martí por contener, en síntesis, su pensamiento libertario. Pero como colofón a
ellas debemos reconocer lo que expresado por Fidel Castro viene a ser el
reconocimiento histórico al valor del pensamiento y obra martiana.

“…Nuestra patria cuenta con el privilegio


de poder disponer de uno
de los más ricos tesoros políticos,
una de las más valiosas fuentes de educación
y de conocimientos políticos,
en el pensamiento, en los escritos, en los libros,
en los discursos y en toda la extraordinaria
obra de José Martí.

Y a los revolucionarios cubanos


más que a nadie, nos hace falta,
tanto cuanto sea posible, ahondar
en esas ideas, ahondar en ese manantial
inagotable de sabiduría política,
revolucionaria y humana”.

Al intentar adentrase en el pensamiento martiano es obligado reconocer a Martí


como un niño más parecido a su tiempo que a sus padres. De origen humilde y
gravitando sobre él desde muy temprana edad las penurias del sistema y de la
época, de familia numerosa nutrida de ocho hijos y sus dos padres pudo crecer
como tantos.
Justo es reconocer que recibió la influencia de una ética familiar sustentada en el
sacrificio, la honradez y el rechazo a los injustos privilegios que ya muchos
ostentaban. De allí, que este niño se formara, tempranamente, en determinados
valores que le acompañaren siempre como la sencillez y la humildad sin límites
quizás recogida en aquella estrofa histórica ―…con los pobres de la Tierra quiero
yo mi suerte echar”. O resumida por él cuando en gesto de gratitud expresó en
una estrofa de los versos sencillos:
Pensé en el pobre artillero
que está en la tumba, callado:
pensé en mi padre, el soldado:
pensé en mi padre, el obrero.
Resulta innegable la influencia hogareña en su temprana formación axiológica, a
pesar de la rudeza de su padre a lo que se une una lógica situación económica
desfavorable que dejó huellas en sus sentimientos y conciencia política. Luego
manos amigas le posibilitan, junto al esfuerzo familiar, realizar estudios y poder
cultivar una inteligencia tan brillante desde temprana edad. Es así como en su
camino aparece como su maestro, que marcaría para bien su vida, Rafael María
de Mendive, un patriota sin tacha que tanto influyere en su formación ideológica y
en particular, patriótica.
Luego Martí es preso y condenado a trabajos forzados, a muy temprana edad,
allí se curte con personas cuya posición política ante la injusticia los llevó, también
allí. Es así como se reconoce por él que son los humildes, los insurrectos sobre
quienes pesa la condena de la cárcel por mostrar su rebeldía contra el mal
opresor. Allí conoce el grillete terrible en sus pies. Después es deportado a
España donde continúa su formación en la fragua más terrible y dolorosa, sin
embargo, aquí se produce un hecho inicialmente importante para la vida y el
pensamiento político de Martí y consiste en que por vez primera se integra a los
obreros, muchos provenientes del Partido Obrero Socialista español.
Luego en su largo peregrinar por América, se identifica con los pobres, con los
indios, con los campesinos y llega, por sus dotes de inteligencia y preparación
tempranas a relacionarse con intelectuales de visión progresista, se nutre de
conocimientos políticos, económicos y culturales en general. Este arsenal
formativo le posibilita, luego, al llegar a Estados Unidos contar con un nivel de
preparación tal que le permite poder interpretar, en un medio mucho más adverso
la realidad de la crudeza del sistema capitalista imperial.
En este contexto geopolítico se produce un hecho que marcaría la vida política de
Martí y es el hecho de contactar, ya en tierras de México, con los obreros de una
manera más directa, aún cuando España fuere el inicio pero aquí se vincula
fuertemente con el naciente movimiento obrero mexicano, es colaborador del
diario ―El Socialista‖ escribiendo sobre las causas que lastraban la vida de los
obreros produciéndose un hecho interesante en el plano político, sus primeras
concepciones sobre el papel de las clases sociales, las contradicciones entre
ricos y pobres, sin duda alguna un encuentro casual y causal con los postulados
del socialismo.
Martí, experimentó gran simpatía hacia los humildes, los negros, los indios, los
esclavos, los honestos y sencillos hombres del pueblo. Este pensamiento se
reseña en los versos sencillos cuando ante el crimen injusto de un pobre negro
ahorcado jura “…lavar con su sangre el crimen”.
Existe cronológicamente otro hecho que no debe ser obviado en el plano del
ideario político de Martí y sus indiscutibles aportes. Él consideraba que la
sociedad no debe permitir gente ociosa, parásitos, que siendo aptos para el
trabajo vivieran del esfuerzo de otros, en tal orden apuntó que ―…nadie tiene
derecho a lo que no trabaja”. Aquí se produce otra extraordinaria coincidencia con
el principio socialista de que “…el que no trabaja no come”
No obstante a estas ideas tratadas hasta aquí como básicas para la comprensión
del pensamiento político de José Martí, sus inicios en la vida política, sus
coincidencias ideológicas con los postulados del Socialismo científico resulta
interesante valorar su posición ante lo expuesto por los clásicos del Marxismo y
su pensamiento y acción políticas.
Como se ha apuntado ya, somos del criterio de que el Apóstol no fue un
materialista dialectico y tampoco un socialista confeso, ello no quiere decir , de
modo alguno que dejase de ser un hombre de acción coincidente con el
materialismo histórico en cuanto a sus métodos y criterios, también, de manera
pre clara resultó un dialectico consciente.
Aún cuando él asume determinadas posiciones en cuanto a la explotación de
unos hombres por otros, a la división de la sociedad y a la propiedad privada de
los medios de producción, conceptos que van cambiando en el tiempo hasta
llegar a hablar de función social de la propiedad, no deja, sin embargo de
propiciar un interesantísimo actuar con respecto al Marxismo y al Socialismo de la
época contenido en muchas de sus obras, incorporadas a su pensamiento y de
éste a la práctica social.
El pensamiento de Martí siempre estuvo al lado de los trabajadores, su vista
puesta en los obreros cuando en sus primeras obras habla de estos en Estados
Unidos y en Cuba lugares a los que prestó especial atención para la época. A
pesar de esta realidad alerta sobre el peligro de que se desencadene en Cuba
una guerra de clases. Sentencia que la nueva República debía edificarse sobre la
base de la comprensión, el amor y el desinterés de todos los cubanos sin
distinción de clases. Para muchos autores pudo ser una táctica pues quizás
pensaba en un equilibrio de la sociedad mediante una renuncia voluntaria de los
poderosos a una parte las ganancias, esto parece también algo idílico en
condiciones capitalistas.
Martí alertaba en la necesidad de que Cuba lograra la unión de todos los cubanos
para luego conquistar la independencia y con ello poder enfrentar la fuerza del
imperio del Norte, prevenía el peligro sobre la grieta que provocaba la debilidad
organizativa e ideológica en los trabajadores para alcanzar la plena y justa
independencia. En ese contexto histórico lo más importante era resolver la
contradicción colonia-metrópoli.
En cuanto a un Martí con ideas marxistas debemos limitarnos a repetir lo que
otros autores con profundidad han expresado. Él tenía limitaciones lógicas con
respecto a las ideas provenientes del Marxismo pues nunca llegó a tener un
conocimiento cabal de ello, de haber sido así se hubiere fortalecido aún más su
ideario en cuanto a los problemas del desarrollo social, pudo ser una limitación
compresible que no impidió su extraordinaria visión política.
Por otro lado cabe resaltar la confusión reinante en cuanto a las ideas
provenientes del Marxismo (década del 80) en ese contexto geográfico donde se
encontraba. Algunos, auto titulados socialistas no lo eran y por otra parte no
existe una evidencia clara de que él tuviere relaciones estrechas con personas
radicadas en Estados Unidos y que sí mantenían relaciones con Carlos Marx y
Federico Engels. Ello constituyó una limitante obvia para poder nutrirse de la obra
literaria ya existente para la época y que contribuyere a poder explicar las
verdaderas causas de los males propios del sistema capitalista contra el cual
luchaba con denuedo desde una óptica científica-materialista. A esta limitante
súmese la confusión nacida de la existencia de varios ―Partidos‖ llamados
―socialistas‖ y que en realidad no respondían a tales fundamentos filosóficos.
Algunos fueron dogmáticos y hasta sectarios, aspecto este abordado por Marx y
Engels en su justo momento. Es aquí cuando se pronuncia por Federico Engels
aquella importantísima cita que cobra vigencia en la actualidad cuando expresó el
29 de noviembre de 1886 “…no han aprendido a usar su teoría como palanca que
podría poner en movimiento las masas norteamericanas: en su mayor parte, no
entienden la teoría y la tratan en forma abstracta y dogmática, como algo que
debe aprenderse de memoria. Para ellos el Marxismo es un credo y no una guía
para la acción”
Mientras esto ocurría a su alrededor, Martí se entregaba con todas sus energías a
la organización de unir fuerzas y recursos para iniciar la guerra de liberación por
la independencia de Cuba.
Con este triste intento de los llamados socialistas norteamericanos, con las
lógicas limitaciones de la información de la época y con la tarea impostergable en
la que se encontraba inmerso que no era sino la independencia de Cuba ¿podía
exigírsele a Martí un pensamiento Marxista? . Es evidente la respuesta, y la
comprensión de su posición que si bien no la declara va, paso a paso,
demostrando los puntos de contacto con las ideas progresistas de la época en la
conjugación de su pensamiento, su palabra y su acción diarios hasta el momento
de su muerte en combate.
Resulta importante destacar el criterio que Martí tuvo de Carlos Baliño, nuestro
primer hombre con pensamiento marxista, él se expresó de una manera muy
positiva de éste y también supo hacerlo de forma valiente sobre Marx. En tal
sentido resulta oportuno reseñar las palabras de Martí cuando ocurre la muerte de
Carlos Marx en las cuales, a pesar de las diferencias expuestas con éste antes,
en algunas citas bibliográficas supo expresar nutriéndose de muchas y variadas
vías:
“…Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto. Como se
puso del lado de los débiles, merece honor. (…)Ved
esta sala: la preside, rodeado de hojas verdes, el retrato
de aquel reformador ardiente, reunidor de hombres de diversos pueblos, y
organizador incansable y pujante. La Internacional fue su obra: vienen
a horrarlo hombres de todas las naciones. La multitud, que es de bravos braceros,
cuya vista enternece y conforta, enseña sus músculos que alhajas, y más caras
honradas que paños sedosos”.
Y continuó apuntando:
“…Karl Marx estudió los modos de asentar al mundo
sobre nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les
enseñó el modo de echar a tierra los puntales rotos
(…)Aquí están los buenos amigos de Karl Marx, que no
fue sólo movedor titánico de las cóleras de los
trabajadores europeos, sino veedor profundo en la
razón de las miserias humanas, y en los destinos
de los hombres, y hombre comido del ansia de hacer bien.”
No podía nacer de un pensamiento incompatible con la virtud de Marx semejantes
palabras proféticas donde se sintetiza el reconocimiento a la obra de aquel genial
precursor de ideas también justas, revolucionarias, dignas pero con un sólido
arsenal dialectico-materialista desarrollada en otro contexto histórico y espacial.
Fue Martí de hecho un justo evaluador de dicha obra, un ardiente crítico, muchas
veces, en la medida de lo que tuvo a su alcance para hacerlo como referentes
teóricos, de lo que pudo conocer sobre Marx de este pensador cuya vida física
había acabado de desaparecer.
Existe otro hecho que resalta en la revisión bibliográfica y es el referente a que
Martí conoce bien la obra de Baliño, como se reseñó antes, hombre con profunda
filiación marxista y del cual demostró haberle tomado gran afecto y admiración.
De éste llega a expresar que era “…un cubano que padece con alma hermosa por
las penas de la humanidad, y sólo podría pecar por la impaciencia de redimirlas”.
Resulta evidente esta vez la comprensión y solidaridad con las ideas y con la obra
de éste que es decir, con los principios del marxismo expuestos en el actuar de un
hombre como este pues es inadmisible que un pensador como Martí cuyo verbo
se caracterizó por la claridad y el valor no hiciere otra cosa que elogiar y
solidarizarse.
Existen numerosos hechos en la historia que demuestran sus vínculos por la
causa común de alcanzar la independencia de Cuba entre sus postulados y los de
Baliño y complace citar otro cuando a una pregunta de Baliño “… ¿La
Revolución? La Revolución no es la que vamos a iniciar en las maniguas, sino la
que vamos a desarrollar en la República”. Aquí es de destacar en el carácter de
estas relaciones Baliño-Martí el espíritu revolucionario y democrático de Martí y
del Partido Revolucionario Cubano y la consecuente actitud de nuestro primer
hombre con pensamiento marxista en cuanto a libertad de Cuba.
En imposible también que puedan obviarse las palabras de Carlos Baliño cuando
al referirse a Martí dijera:
―…Aunque Martí es una inteligencia privilegiada, no es
por esto que se lleva tras sí el corazón del pueblo; porque,
¡ay!, sobran en este mundo las lumbreras que harían favor
al pueblo con apagarse para siempre. Es que, además de
ser una lumbrera, una inteligencia privilegiada, es algo
superior a esto, es un carácter, una conciencia augusta,
un corazón amante y generoso cuyas fibras…responden
a todos los gemidos y suspiros de los seres que van por
la tierra abrumados bajo el peso de sus cadenas y sus
dolores‖.
Es evidente que Martí conoció referencialmente los postulados del socialismo a
partir de lo que vivió en México y Estados Unidos sumado a los contactos con
españoles de esta filiación política pero no más allá de ello. A pesar de esto no
atacó nunca al Socialismo. Sus criticas no son al sistema como tal, a su teoría,
más bien tienen que ver con las posiciones de hombres y mujeres anarquistas
que solían auto denominarse como socialistas. Algo más lo constituye el hecho
que no debe ser olvidado nunca, sus ideas, su accionar estaba puesto en función
de Cuba en ese entonces que no se debatía entre capitalismo o socialismo sino
ser libre del yugo extranjero, ser república independiente.
Otro hecho de singular importancia para poder comprender la obra de Martí y sus
posiciones críticas con respecto al Socialismo científico lo constituye el hecho de
las limitaciones que en lo personal el tubo del Socialismo que, nacido en Europa y
construido en este contexto histórico y geográfico le resultaba distante y diferente
con respecto al conocimiento que pudo tener de los llamados socialistas en otros
escenarios. Es así como cobra valía la frase de él cuando sentenció “…las
soluciones socialistas, nacidas de los males europeos, no tienen nada que curar
en la selva del amazonas, donde se adora todavía a las divinidades salvajes ―
El pensamiento de Martí transcurre en una variedad de contextos e influencias
caracterizadas por una gran heterogeneidad. Es así como se relaciona con
trabajadores cubanos de diferentes corrientes ideo política y se percata de que
aquello puede ser un obstáculo para la lucha por la independencia. El reformismo
político representado por los autonomistas no arrastra a los obreros. En otras
regiones del país estaba presente el anarquismo, proveniente de España, todo lo
cual lejos de ayudar entorpecía los intereses de unidad para lograr la
independencia del país.
En esta parte de los ochenta las ideas del Marxismo no habían llegado a Cuba
razón por la cual los anarquistas llevaban la mayor fuerza política en cuanto a las
aspiraciones de los trabajadores, al desplazar, por incompetentes a los
reformistas. En este panorama se debate Martí y lucha con todas sus fuerzas por
la unidad de todos los cubanos, los anarquistas en Cuba se abstienen frente a
todo intento de lucha política. Por esto y otros tantos rasgos de los métodos
empleados por los anarquistas Martí se levanta, firmemente contra dicha
concepción política.
En la evaluación del pensamiento de José Martí resultan muy aportadoras las
ideas expuestas por pensadores de profunda formación y convicción marxista-
leninista.
En tal sentido valoremos lo expuesto por Julio Antonio Mella cuando expresó
que:
―…no ha habido otro revolucionario de los finales del pasado siglo que amare
más al continente y que lo sirviese mejor con la pluma, la palabra y la espada.
Siempre es la América lo que le obsesiona… Aún más, así como en…Cuba no es
más que un pedazo del continente amado este no es más que un laboratorio de la
futura sociedad universal. Tuvo, sin duda alguna, el concepto del
internacionalismo…no es necesario para ser internacionalista odiar el suelo donde
se nace, olvidarlo, despreciarlo y atacarlo. Así afirman estúpidamente las plumas
reaccionarias y mercenarias que somos los internacionalistas de hoy, los
revolucionarios del proletariado. No, internacionalismo significa en primer término
liberación nacional del yugo extranjero imperialista y, conjuntamente, solidaridad,
unión estrecha con los oprimidos de las demás naciones‖. ¿Qué socialistas puros
pueden no ser internacionalistas? No es nuestra culpa que el proletariado sea la
clase revolucionaria y progresista en el mundo actual‖.
Otro destacado pensador e intelectual cubano Raúl Roa, al hablar de Martí en
algunos momentos expresó que:
―…el alcance histórico de esta tarea ha planteado más de una vez, entre
nosotros, si Martí trascendió o no, en su concepción teórica y práctica, el ámbito
especifico de la revolución de independencia nacional. Se ha opinado por algunos
que, Martí era recónditamente socialista. Es una opinión sobrehumana
aventurada. No basta reunir un haz reverberante de frases aisladas y aducirlo
como prueba. De todas maneras hubiera sido íntimamente socialista-que no lo
fue- no habría podido operar, como tal en aquella coyuntura. No existía otra salida
real a nuestro problema de entonces que el desencadenamiento de la violencia
revolucionaria contra la dominación colonial de España, cada día más
exasperante y sangrienta. La genialidad de su pensamiento político radica en
haber planteado la revolución de independencia nacional sobre las bases que
viabilizan su ulterior desarrollo. Esta concepción suya, que lo convierte en pionero
de la lucha antiimperialista en América, hubo de tropezar con resabios de los jefes
de la Guerra del 68 en Cuba.
Al cabo de la tenacidad de Martí logró quebrantar la miopía política de unos y la
incomprensión que otros habían levantado, vinculado el gran objetivo que al
instante demandaba a Maceo y a Moncada, a Máximo Gómez y a Flor Crombet, a
los pinos viejos y a los pinos nuevos, a los héroes curtidos del 68 y a los
combatientes bisoños del 95. Y, para viabilizar ese gran objetivo, para obtener la
independencia de Cuba y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico, surgía y se
organizaba el Partido Revolucionario Cubano que convocaba a la guerra”…para
bien de América y del mundo”.”…peleamos en Cuba -declara Martí- para
asegurarla, con la nuestra la independencia hispanoamericana”.
Como se apunta anteriormente Martí responde a Baliño que “…la Revolución no
es la que vamos a manigua, sino la que vamos a desarrollar en la República”
―…la República (advierte con palabra tajante) tiene por base el carácter entero de
cada uno de sus hijos, el mérito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio,
el ejercito íntegro de sí y el respeto, como honor a la familia, al ejerció integro de
los demás: la pasión, en fin, por el decoro del hombre o la república no vale una
lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. Para
verdades trabajamos y no para sueños. Para libertad a los cubanos trabajamos y
no para acorralarlos. “…hay que impedir que las simpatías de Cuba se tuerzan y
esclavicen por ningún interés de grupo, o la autoridad desmedida de una
agrupación militar o civil, ni de una comarca determinada, ni de una raza sobre
otra‖
Otro destacado comunista que valoró el pensamiento martiano lo fue Blas Roca
Calderío, figura insigne de nuestro país y marxista sin tacha, precursor de nuestro
Partido Comunista.
En tal sentido apuntó:
―…a Martí, para comprenderlo sólo es posible valorando, acertadamente las
condiciones del lugar y del tiempo en que acaece. A Martí como a cualquier
personaje o acontecimiento histórico para comprenderlo en toda su magnitud,
para estudiarlo con profundidad, para derivar de su conocimiento las enseñanzas
aplicables al presente, es necesario situarlo en su tiempo, en las peculiares
condiciones en que se formó su liderato revolucionario, en el escenario, en el
medio y el objeto, de sus luchas y sus acciones.
La tarea histórica de Martí, ya apuntada, era, para su época la de distinguir el
régimen colonial y con ello lograr la independencia de nuestra patria, Martí fue el
jefe, personificador, el guía y el organizador del partido extremo de la Revolución
de 1895, el partido de la completa liberación nacional, el partido de la patria
propia, de la república libre y democrática contra la colonia sometida y humillada,
contra el régimen del capitán general y la guardia civil, contra la amenaza del
vasallaje económico y la dependencia disimulada. De ahí deriva, precisamente la
grandeza de Martí, su influjo poderoso entre las masas, su actualidad cubana y
americana.
Sin duda alguna el aporte de Martí con la creación del Partido Revolucionario
Cubano donde se crea un verdadero frente de unidad nacional, a los clubes de
más diversas ideología y composición social, donde se cobijan socialistas
principalmente, en el PRC junta Martí al independentista sin más preocupaciones,
con el revolucionario radical que no ve en la independencia las etapas necesarias
para ulteriores conquistas, al rico y al obrero, al negro y al blanco; a las fuerzas
nuevas de la revolución y a los representativos de la Guerra de 1868.
En la propia constitución del PRC se expresa que este tiene la tarea de reunir en
acción común a todos los revolucionarios honrados en sus bases se dice, entre
otras cosas, que uno de los deberes de las asociaciones que lo constituyen es
―unir y disponer para la acción dentro del pensamiento general, por la atracción y
cordialidad, cuantos elementos de toda especie sean allegables”.
La unidad es prédica infatigable de José Martí.
―…los cubanos han entendido que para vencer a un adversario deshecho, lo único
que necesitan es unirse”, dice, y repite y se levanta su consigna perennemente
actual y justa:”juntarse” es la palabra de orden‖
Los obreros cubanos del tabaco en la emigración eran el puntal más firme de la
revolución que orientaba y preparaba Martí y parte integrante, a través de los
clubes, del PRC. En Cuba habían crecido algunas industrias y la azucarera
tomaba vuelo, mecanizándose algunos de sus procesos. La organización gremial
se extendía y en los núcleos obreros se manifestaban inquietudes ideológicas y
políticas que se expresaban muy fuertemente en 1892 en un congreso de
trabajadores, celebrado en la habana donde se acordó la jornada de 8 horas y
declarar que:
―(…) la clase trabajadora no se emancipará hasta que se abran las ideas del
socialismo revolucionario(…) que no pueden venir a ser un obstáculo para el
triunfo de las aspiraciones de la emancipación de este pueblo, por cuanto sería
absurdo que el hombre que aspira a su libertad individual se opusiera a la libertad
colectiva de un pueblo”.
Otro gran marxista contemporáneo que valoró el pensamiento político de José
Martí y su posición con respecto al socialismo y al marxismo como raíz científica
lo constituyó Carlos Rafael Rodríguez. A continuación exponemos una síntesis de
las palabras pronunciadas por éste el día 27 de enero de 1972 en la Universidad
de la Habana.
―…pero hay algo más: su concepción sobre la clase obrera, Martí supo ver el
papel histórico de la clase obrera. Dijo frases en ese sentido ya muy reiteradas,
pero conviene siempre recordar que esto lo acerca a nuestras posiciones, sin
identificarlo con ellas. Cuando dijo que los obreros, por su situación de
padecimiento, podían percibir la verdad mejor que otros, se acercaba un poco a
ciertas concepciones que le atribuyen al proletariado (dentro de una posición que
no diríamos totalmente marxista) una capacidad de ver y prever superior por el
sólo hecho de pertenecer a la clase obrera. Y en estas concepciones, que
arrancan de la sociología del saber en que se formaron algunos de sus
progenitores tienen cierta vinculación con el Marxismo, pero no son totalmente
marxistas. Martí, además se dio cuenta de que la clase obrera era la fuerza
revolucionaria con la cual podía contar para el comienzo y para el desarrollo de la
Revolución. Dijo que los obreros eran ―…el arca de la alianza donde se guarda la
bandera de la libertad”. Afirmó que los obreros eran “…los mejores entre
nosotros”.
Otro aspecto del pensamiento martiano tuvo que ver con la capacidad de asociar
a los creyentes y los no creyentes en una misma tarea libertadora.
Y termina Carlos Rafael Rodríguez señalando:
―…de modo que tenemos ya un Martí con todos los ingredientes para la batalla de
hoy. No tenemos, sin embargo, un Martí socialista, es bueno repetirlo. En algunos
momentos, en el afán de de llevar a Martí más lejos de lo que podía llegar él
mismo, se habló de la corriente socialista de Martí. En realidad lo que
encontramos es el respeto de Martí por el socialismo (ya apuntado antes cuando
se refiere a la muerte de Marx)‖
Otra figura cimera de la obra martiana lo constituye, sin lugar a dudas Armando
Hart Dávalos. Este en un discurso pronunciado en Dos Ríos el 19 de mayo de
1975 expresó:
―…cuando se produce la caída de Martí en Dos Ríos el gran poeta Rubén Darío
exclamó…! Maestro que has hecho ¡.esta frase lo resume todo en cuanto al
incalculable valor de lo perdido en el combate para Cuba y América en su
conjunto.
Refiriéndose a la doctrina de Marx, Lenin señaló:
―…en la vida de los grandes revolucionarios, la clase opresora los someten a
constantes persecuciones, acogen sus doctrinas con la rabia más salvaje, con el
odio más furioso, con la campaña más desesperada de mentiras y calumnias.
Después de su muerte, se intenta convertirlos en iconos inofensivos,
―canonizarlos‖, por decirlo así, rodear sus nombres de una cierta aureola de gloria
para consolidar y engañar a las clases oprimidas, castrando el contenido de su
doctrina revolucionaria, mellando el filo revolucionario de esta, envileciéndola.
No hay palabras mejores para describir lo que ocurrió a Martí. En vida. Todos
conocían el radicalismo de su pensamiento. Muerto, la burguesía trató de brindar
una imagen angelical, moralista, apostólica de su figura. Se lo presentaba
exclusivamente como un moralista y se subrayaba su carácter inclinado a la
heroicidad. Se ocultaba su pensamiento político.
Para describir los objetivos del ideario revolucionario de Martí baste recordar los
bien conocidos párrafos de su memorable carta a Manuel Mercado.
―…ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por país y por mi deber,
puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo de impedir a tiempo con
la independencia de Cuba que se extendiese por las Antillas los Estados Unidos y
caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta
hoy, y haré, es para eso‖
Estas palabras escritas por el Apóstol se producen cuando ya Marx había escrito
el Manifiesto Comunista en 1848, es decir, 47 años antes de la muerte irreparable
de Martí, una de las dos obras que, junto al Origen de las Especies había escrito
Darwin en 1859 y que mas influyeran en la Historia como apuntara Fidel el 18 de
mayo de este año 2010 en la reflexión sobre el 115 aniversario de la caída en
combate él publicara.
―…la vigencia de Martí en América estriba entre otras cosas en que el continente
se tiene planteado todavía la realización del ideal democrático y que Martí
representa el punto extremo de ese ideal. Si nosotros, los cubanos, el
pensamiento democrático revolucionario de Martí lo hemos visto realizado, para
otros países de América constituye todavía un objetivo por lograr‖.
La ― victoria del ideario de Martí facilitó en las condiciones de Cuba el triunfo del
pensamiento socialista‖.
―…si analizáramos la formación de las ideas de Marx, Engels en los años de su
juventud, apreciaríamos las profundas raíces humanistas y democráticas del
socialismo científico‖.
―…los enemigos del Marxismo han ocultado este hecho para negarle al socialismo
su raíz humanista y democrática. En Cuba, desde la influencia de Martí,
heredamos el pensamiento humanista y de la influencia de Martí, heredamos el
pensamiento humanista y democrático en sus expresiones mas avanzadas. Y ello
nos ha servido de manera importante para entender el proceso de formación del
pensamiento marxista‖.
Por esto, para entender el pensamiento de Martí, hay que tener en cuenta su
humanismo, su democratismo revolucionario, su latinoamericanismo y su sentido
universal.
―…al recordar aquella frase ―…patria es humanidad‖, cabría decir que Martí hacía
política para la humanidad. La hacía con claridad de su sentido universal,
exquisitez en los métodos, firmeza indeclinable en los fines, precisión
extraordinariamente realista acerca de los peligros y limitaciones, y pasión
resuelta, serena y heroica por superarlos‖.
―…esta combinación de virtudes lo convierte en el único cubano capaz de agrupar
y fundar un solo movimiento, un solo partido, un solo ejército todo el esfuerzo de
un pueblo por la independencia‖.
Por ello el general Máximo Gómez Báez en carta memorable a Antonio Maceo
dijo ―... esta guerra, general, la haremos usted y yo, pero será la guerra de Martí”
El PRC no era una suma de afiliados sino era propiamente un complejo de
organizaciones. Los estatutos secretos del PRC dicen textualmente ―…el PRC se
compone de todas las acciones organizativas de cubanos independientes que
acepten su programa y cumplan los deberes impuestos en él‖. Más adelante
señala ―…el PRC funcionará por medio de asociaciones independientes que son
la base de su autoridad‖
Es decir, el PRC de Martí era un complejo de organizaciones, poseía bases
programáticas y estatutos democráticamente aprobados y una definida política
antiimperialista.
Esto en Cuba en 1892, era realmente extraordinario. Recuérdese que en los
inicios de siglo, Lenin debió desarrollar una polémica para imponer dentro de la
socialdemocracia rusa el principio de que el Partido debía ser un complejo de
organizaciones.
¿Dónde encontrar coincidentemente, puntos de contacto, salvando cualquier
escollo entre la obra de José Martí y el Socialismo científico?
Indudablemente Martí no fue un pensador socialista, no pudo serlo, no pudo
dedicarse en cuerpo y alma a estudiar con profundidad la obra científica de Marx,
la diferencia de contexto geográfico e histórico, sus limitaciones para establecer
contactos personales o por otras vías con marxistas y su tarea principal lo hacían
un hombre dedicado a otro fin en la vida, la independencia de Cuba y con ella la
de América.
Martí no pudo abrazar la doctrina marxista pues contó con referentes no
propiamente representativos de esta corriente filosófica, Martí no vivió la realidad
de Europa frente a otras causas y con otra concepción en sus líderes políticos de
avanzada. A Martí, para comprenderlo, sólo es posible valorarlo, acertadamente
en las condiciones del lugar y del tiempo en que acaece. Sin embrago muchos se
han atrevido a llamarlo socialista por tantos aportes en la teoría revolucionaria y
en la práctica social coincidentes con los postulados contenidos en el socialismo
científico y, además, dejados arrastrar por elogios de él hacia esta ideología y a
sus líderes a pesar de lógicas discrepancias temporales.
Martí comprendió, tempranamente que son los obreros y los trabajadores sobre
quienes recae la responsabilidad de propiciar los cambios, también cuando
apuntó que los obreros eran ―…el arca de la alianza donde se guarda la bandera
de la libertad”. Afirmó que los obreros eran “…los mejores entre nosotros”. Supo
ver, con claridad única, el papel histórico de la clase obrera.
El Apóstol apoyó sin reparos la, igualdad social, la racial, la de credos. Con todos,
sin distingos, era necesario logar el objetivo, la independencia nacional.
Apóstol a la unidad de todas las fuerzas y movimientos políticos para lograr el
objetivo, sin unidad no habría meta posible, con fragmentación nunca se llegaría
al fin propuesto. Sin duda alguna el aporte de Martí con la creación del Partido
Revolucionario Cubano donde se crea un verdadero frente de unidad nacional fue
vital e histórico, aglutinando, a los clubes de más diversas ideologías y
composición social.
Martí fue un antiimperialista confeso y profundamente conocedor de las
consecuencias del sistema capitalista. Supo alertar sobre sus consecuencias
como pocos de su época cuando sentenció ―…viví en el monstruo y conozco sus
entrañas‖. Esta concepción suya, que lo convierte en pionero de la lucha
antiimperialista en América está y estará vigente mientras exista este acecho.
Fue profundamente internacionalista al pensar y actuar por América en su
conjunto en todo momento de su corta vida pero larga e inmortal obra política. ―…
no es necesario para ser internacionalista odiar el suelo donde se nace, olvidarlo,
despreciarlo y atacarlo. Así afirman estúpidamente las plumas reaccionarias y
mercenarias que somos los internacionalistas de hoy, los revolucionarios del
proletariado. No, internacionalismo significa en primer término liberación nacional
del yugo extranjero imperialista y, conjuntamente, solidaridad, unión estrecha con
los oprimidos de las demás naciones‖.
Martí, compartió con un precepto socialista cuando expresó que el consideraba
que la sociedad no debe permitir gente ociosa, parásitos que siendo aptos para el
trabajo vivieran del esfuerzo de otros, apuntó que ―…nadie tiene derecho a lo que
no trabaja”. Aquí se produce otra extraordinaria coincidencia con el principio
socialista de que “…el que no trabaja no come”
El Apóstol no fue un materialista dialectico y tampoco un socialista confeso, ello
no quiere decir, de modo alguno que dejase de ser un hombre de acción
coincidente con el materialismo histórico en cuanto a sus métodos y criterios,
también, de manera pre clara resultó un pensador dialectico de manera
consciente.
Quisiéramos culminar retomando una cita del reconocido autor y conocedor de la
obra Martina José Cantón Navarro cuando sentenció de manera magistral sobre
la obra martiana, su pensamiento, su acción:
“…en conclusión partiendo de estas concepciones dialécticas, de la unidad de lo
lógico y lo histórico en el análisis del desarrollo social, y de las enseñanzas de
nuestra historia, consideramos que si los marxistas de ayer hubieran entrado en la
lucha emancipadora con el reclamo de una revolución socialista, no hubieran
actuado como martianos, pero tampoco propiamente como marxistas; y
entendemos que si los revolucionarios de la segunda mitad del siglo XX hasta hoy
nos hubiéramos planteado solamente los objetivos que trazaron los hombres del
95, esta revolución no sería marxista, pero tampoco podría se martiana “.
Así vemos y valoramos a José Martí frente a los postulados del socialismo
científico de Carlos Marx, Engels y Lenin. De no haber ocurrido lo que por
circunstancias históricas ocurrió hubiere sido un hombre martiano y marxista,
como somos hoy nosotros ¡muy probablemente¡
Bibliografía de consulta.
-Cantón, N. José: José Martí y los trabajadores, Editorial Centro de Estudios
Martianos, Imprenta A. Carpentier, Ciudad Habana, 2005
-Lenin, V.I.: Obras Completas, Editora Política, La Habana, 1964.
-Castro, R, Fidel. Reflexiones. Cuba Debate, Ciudad Habana, 2010
-Siete enfoques marxistas sobre José Martí, Editorial Pueblo y Educación, La
Habana, 1998
LA ARTILLERÍA DEL PENSAMIENTO EN BOLÍVAR Y LA VOZ DE
ATAQUE EN MARTÍ: ANTECEDENTES DE LA ÉTICA
COMUNICACIONAL

Profa. Carmen Simona Matute Lara


carmensimona2005@hotmail.com
Cátedra Bolívar-Martí
Universidad Bolivariana de Venezuela- Trujillo
República Bolivariana de Venezuela

El periódico como arma antiimperialista


La Venezuela Bolivariana de hoy, avanzando en la construcción de su Socialismo
del Siglo XXI, se enfrenta a los ataques de la información mediática en poder de
las fuerzas imperiales que muestran sus dientes amenazando como nunca antes
la destrucción total de nuestro planeta Tierra. En sus ―Reflexiones‖ de junio
pasado, el Hombre del Siglo XX, comandante Fidel Castro Ruz, analiza las
maniobras bélicas norteamericanas que están siendo dirigidas contra Irán y Corea
del Norte, mientras casi el mundo entero vuelca su atención al mundial de fútbol:
(…) ―desde el 20 de junio naves militares norteamericanas, incluido el
portaviones Harry S.Truman, escoltado por uno o más submarinos nucleares y
otros buques de guerra con cohetes y cañones (…) navegaban hacia el Canal de
Suez (…). Junto a las fuerzas navales yanquis avanzan buques militares
israelitas, con armamento igualmente sofisticado‖. (Periódico VEA 25-6-2010 y
Debate Socialista 2 y 4 /7/2010 (encarte).(1)
En ejercicio pleno y soberano, Venezuela está tomando medidas judiciales y
legales contra delincuentes que tienen propiedad u ocupan elevados cargos de
dirección en el mundo financiero, bancario, industrial, agrícola y comercial
vinculado directamente con el sector de medios comerciales de información. Ello
habla de la radicalización del proceso bolivariano como un todo que sigue
apuntando a desarticular el centro mismo de la dominación neocolonial sobre el
país. Es allí, en el sector mediático comercial, hacia donde la artillería del
pensamiento de la Revolución Socialista Bolivariana dirigirá parte importante de
sus pertrechos para derrotar al enemigo interno y externo, el cual se ha lanzado a
destruir el mundo en una guerra de cuarta generación, utilizando todas las armas
conocidas e inventadas para apoderarse hasta de la mente.
El absurdo final de esa realidad es: ¿sobre cuál mundo suponen los imperialistas
que dominarán después de la hecatombe a la que quieren empujar a la sociedad
planetaria? ¿Sus países y sociedades quedarán sin recibir el impacto y las
consecuencias de su mortífera y poderosa industria bélica? ¿Quiénes serán y
dónde estarán los inimaginados comunicadores-as y medios que elaboren y
difundan la ―noticia‖ de tales horrores; y a cuál público?
Las y los comunicadores sociales -en particular en la Patria de Bolívar, espacio de
mi competencia-, necesitamos hacer carne en nosotros-as el hecho trascendental
de que en nuestro suelo se está decidiendo de una determinada manera que
merece ser estudiada profundamente, el destino de la humanidad. Estamos
inmersos-as en el Bicentenario de la grandiosa empresa libertadora y
antiimperialista de Simón Bolívar –cuya continuidad la encontramos en José
Martí- que marcó un momento fundamental de la historia humana: durante 20
años nuestro Libertador dedicó por entero sus esfuerzos para crear la Patria
americana, dotando de identidad común a un pueblo –el latinoamericano- y
dando vida a naciones nuevas que surgían del relámpago de su espada cuando
derrotó al que en ese momento era el ejército más poderoso de la tierra.
Papel fundamental en las acciones liberadoras lo fueron –y lo son- la difusión y
divulgación de las ideas y las acciones revolucionarias plasmadas en el medio
difusor de la época: el periódico, cuya existencia Bolívar denominó la artillería del
pensamiento. Hoy, en el siglo XXI, esa artillería es, además del periódico
impreso, el espacio audiovisual, el digital, las vallas, las diversas maneras de
construir y difundir información electrónica, y en general, las distintas modalidades
con las que nos ingeniamos para dar a conocer lo que ocurre en nuestra
Revolución Bolivariana y las formas que innovamos para derrotar la guerra
mediática impulsada y apoyada por los perros y halcones mediáticos.
La lucha de David contra Goliat la escribieron y difundieron nuestros libertadores,
en especial Simón Bolívar. El inicio de esa batalla de ideas lo describe el profesor,
escritor e investigador venezolano Pedro Grases así (2)):
(…) “en Venezuela la introducción del arte de imprimir fue un suceso casi
coincidente con el comienzo de la Emancipación”,
En efecto, entre el 24 de octubre de 1808, con la edición de la Gazeta de
Caracas, y el 19 de abril de1810, momento del Grito de Independencia, sólo
median dieciocho meses. ¿Qué reflexión podemos hacer en relación con ese
tiempo histórico? Ese espacio entre las luchas de resistencia popular indígena,
africana y criolla de fines del S. XVIII; el estallido de la Revolución Francesa de
1789; más las expediciones Mirandinas, y la utilización en Venezuela de la
revolucionaria tecnología que implicaba la imprenta, fue de apenas 20 años. Esos
factores aunados al uso en las colonias españolas de una tecnología que 360
años había revolucionado el mundo conocido, como lo fue la creación e
innovación de la imprenta, tiene que haber servido de acicate para impulsar las
ideas y movimientos revolucionarios por la emancipación, ante el hecho cierto de
que la inquisición continuaría impidiendo la difusión de ideas de avanzada de no
acometerse el movimiento libertario de entonces.
Al seguir la investigación del profesor Grases es evidente que lo publicado por los
revolucionarios venezolanos desde abril 1810 hasta julio de 1812 –cuando cae la
Primera República- constituye la artillería del pensamiento que utiliza sus
pertrechos impulsada por el ansia de dar a conocer las ideas libertarias “de los
creadores del nuevo Estado‖.(3).
(…) “no son muchos los impresos producidos. Algunos pocos libros, un buen
número de folletos, muchas hojas sueltas y, sobre todo, cinco periódicos,
constituyen el acervo de la bibliografía venezolana emanada de los dos talleres de
Caracas (Gallagher y Lamb, desde 1808; Baillìo, desde 1810); el de Cumaná (en
1810); y el de Valencia (Gutiérrez Díaz, en 1812). La parte más trascendente está
constituida por las publicaciones periódicas: la Gazeta de Caracas, que prosigue
dirigida por los nuevos doctores de los asuntos públicos; el Semanario de
Caracas, que se inició el 4 de noviembre de 1810 y finalizó el 21 de julio de 1811;
El Patriota de Venezuela, comenzado el mes de enero de 1811, duró hasta
enero de 1812; el Mercurio Venezolano, publicado de enero a marzo de 1811; y
El Publicista de Venezuela, que apareció entre el 4 de julio y el 26 de diciembre
de 1811. Todos ellos de Caracas. Sabemos de la existencia de El Patriota
Venezolano (o Patriota Cumanés) que se imprimía en 1811, en Cumaná”. (4).
Esa situación histórica plantea que cuando se van concatenando condiciones
objetivas y subjetivas se produce un salto histórico cualitativo para hacer avanzar
la sociedad, como ocurrió en Venezuela hace 200 años. Situaciones objetivas
como la indoblegable resistencia indígena, el alzamiento de esclavos y la
organización de cimarroneras, el Movimiento de Liberación dirigido por Gual y
España y las expediciones de Francisco de Miranda, más la situación de
explotación económica y depauperación social, revelaban que la colonia
española que era Venezuela estaba dispuesta a romper esas cadenas. La
sociedad clasista de entonces que quería gobernarse y organizar su hacienda, se
abría a nuevos conocimientos y tecnología y el hecho económico-tecnológico
innovador de la imprenta y sus posibilidades de multiplicar las ideas, cabalga con
el hecho político-social manifestado en la destitución del Capitán General
colonialista y la formación de una Junta Patriótica y posterior elección de un
Congreso constituyente que crea la Primera República de Venezuela. Y en esos
acontecimientos estuvo la palabra encendida de Simón Bolívar, disparando su
artillería de ideas, en 1811, para borrar las ideas colonialistas que retrasaban el
hecho revolucionario de crear la República. Aunque la historia no se repite, beber
en las experiencias pasadas ayudan a comprender los hechos que vivimos hoy en
la Revolución Bolivariana cuando las fuerzas conservadoras son un lastre para la
construcción del Socialismo en nuestra Patria.
Aquel hecho histórico de 1810 convertirá (…) “la imprenta en el instrumento
expresivo y divulgador de los derechos de un pueblo a declararse libre y a
organizarse sin la tutela de la Metrópoli”. (5).

La palabra al servicio de la libertad


Resulta conocido que Bolívar, igual que Francisco de Miranda, sabían de la
importancia de difundir y divulgar las ideas porque habían vivido distintas
experiencias sobre el particular en el continente europeo. En marzo de 1810
Miranda creó en Londres el periódico quincenal El Colombiano, para “contribuir a
su felicidad‖ (de los habitantes del Nuevo Mundo) (… ) “nos ha impelido a
comunicar a los habitantes del Continente Colombiano, las noticias que creemos
interesantes para poderlos guiar en tan intrincada complicación de objetos‖. (6).
Antes, en su expedición de 1806 a Venezuela, el Precursor embarcó en el
Leander, una imprenta, seis impresores de origen irlandés –que dejan su vida por
nuestra liberación- y editó doce mil proclamas con las cuales sembraron las
costas americanas de las ideas de la libertad.
Ese conocimiento sobre la importancia de la palabra impresa como arma política
la culmina Bolívar con la creación de Correo del Orinoco, el 27 de junio de 1818,
en Angostura, a las orillas del gran Padre río, en nuestra Ciudad Bolívar de hoy.
Sin embargo, para esa fecha Bolívar ha dictado y dicho cientos de proclamas y
discursos y cartas en el espacio de la lucha libertadora. En sus escritos está
contenido el fuego de su verbo incendiario, la pasión con la cual inflamaba de
ardor revolucionario a sus soldados y a cuantos le leían o escuchaban; emergen
de ahì las realidades y argumentos con los cuales derrotaba a sus adversarios,
las verdades con las que convencía a quienes dudaban, la agudeza para poner
de relieve lo importante y significativo, la profundidad y sensibilidad para ver el
alma humana, la inteligencia para analizar dialécticamente la realidad, la sencillez
de su estilo para presentar ideas complejas y profundas y de inmediata captación
por oyentes y lectores; la capacidad para describir situaciones y hechos con
vívidos colores y la claridad para realzar lo que pudiese estar oculto en la
hojarasca de los acontecimientos cuya información tardaba tanto tiempo en ser
conocida.
Uno de los primeros discursos que se han publicado de Bolívar, y en el cual
advertimos la claridad y congruencia de su artillería de ideas, es el que lanza al
Congreso nacional en Caracas, desde la Junta Patriótica, el 3 de julio de 1811.
(Anexo).(7). Poco le faltaba para cumplir los 28 años, y ni él mismo podía
imaginar que menos de dos años después comandaría la Campaña Admirable
junto a un pequeño ejército de héroes y libertadores; que en Trujillo dictaría la
Proclama de Guerra a Muerte, el 15 de junio de 1813, y que sería proclamado
Libertador en la misma Caracas que le vio nacer. Son poco más de 200 fogosas
palabras en las que proclama la urgencia histórica de hacer la Revolución para
conquistar la libertad:
(…) “estamos resueltos a ser libres”.
Utiliza palabras con las que acicatea la conciencia de los congresantes
poniéndoles frente a la realidad de haber sido enajenados culturalmente por la
dominación colonial imperialista:
(…) “Esas dudas son triste efecto de las antiguas cadenas”.
Expone argumentos con los cuales barre las reservas timoratas:
(…) ¡Que los grandes proyectos deben prepararse con calma! Trescientos
años de calma, ¿no bastan? ¿Se quieren otros trescientos todavía?
Y remata su encendido discurso con una frase que es un axioma:
(…) “Vacilar es perdernos”.
El escritor venezolano Rufino Blanco Fombona lo caracteriza de esta manera:
(…) “Fuerte, brillante, personalísimo escritor, se abandona con muy buen
acuerdo a su inspiración y no obedece ni sigue sino su propio
temperamento. Su prosa es siempre rotunda; las imágenes nuevas y
osadas; el estilo fogoso, volador. (…) Su discurso del 3 de julio de 1811, en
la Sociedad Patriótica, trasciende a revolución francesa; pero su elocuencia
es personal”.(8).
En Simón Bolívar tenemos el estilo guía de comunicadores-as sociales para
informar, interpretar y valorar los acontecimientos de Venezuela Socialista
Bolivariana. ¿Dónde ir a buscar modelos si está en nuestra propia Casa Grande,
Nuestramericana? ¿Acaso Bolívar y nuestro Simón Rodríguez no son los que
expresan que somos originales y que debemos inventar o de lo contrario
erramos? ¿Cómo hacer para que toda la Patria sea una masa de comunicadores-
as sociales en movimiento? Sin pretender sentar cátedra, pedimos auxilio a la
palabra martiana para citarla en esta hora de urgencia:
―El periódico ha de estar siempre como los correos antiguos, con el caballo
enjaezado, la fusta en la mano, y la espuela en el tacón. Al menor accidente,
debe saltar sobre la silla, -sacudir la fusta, y echar a escape el caballo para
salir pronto y que nadie llegue antes que él”. (9).
Porque la artillería del pensamiento, como identificó Bolívar al periódico y a la
imprenta, no radica sólo en recoger, buscar, interpretar, en fin, valorar la
información y publicarla. Sino que esa información debe llegar a tiempo, en un
lenguaje comprensible y vigoroso, al alcance de la mayoría para que abra los ojos
y los oídos a la verdad de los hechos que hacen crecer el entendimiento y
fortalecen las convicciones; noticias que aclaren confusiones; comuniquen lo
novedoso; conecten con el prójimo y nos hagan humanos y universales.

El valor humano, la Proclama de Guerra a Muerte, la Política de Guerra


y la necesidad de hacer Patria en Bolívar y Martí

El genio bolivariano aparece centrado en las hazañas guerreras porque así lo


exigieron las circunstancias históricas. Cuando cae la Primera República, Bolívar
y un grupo de oficiales venezolanos se exilian en la Nueva Granada. Allí
organizan y comienzan a ejecutar, desde el mismo año de su exilio,1812, lo que
se conocerá como la Campaña Admirable, cuyo desarrollo y acciones en territorio
venezolano ¡fue de sólo los seis primeros meses de 1813, y como un relámpago
de fuego logró la liberación de todo el occidente de Venezuela!
De esta hazaña militar, cuya significación aún estamos lejos de comprender,
extraemos algunas enseñanzas para nuestra Revolución Socialista Bolivariana.
¿Cuáles son? El ejemplo de la unidad de mando bajo una sola dirección, la de
Simón Bolívar, de aquel grupo que comenzaba a ser el Ejército Libertador. La
solidaridad expresada en soldados neogranadinos que se sumaron al proyecto
organizado por oficiales venezolanos para liberar a Venezuela. La entrega e
incorporación de mujeres y hombres del pueblo al paso de aquel pequeño
ejército comandado por un hombre de fuego. La capacidad de liderazgo y la
valentía demostrada por los oficiales José Félix Ribas, Rafael Urdaneta, Atanasio
Girardot, Juan Vicente Campo Elías, Jacinto Lara y Florencio Jiménez, entre otros
hombres heroicos comandados por Bolívar, quien cumpliría apenas 30 años de
edad poco antes de entrar a Caracas el 6 de agosto de 1813.
Esas condiciones objetivas y subjetivas: visión política y estratégica de
largo alcance, unidad de mando, solidaridad, unidad ante el enemigo
común, ímpetu juvenil, liderazgo, valentía, decisión de lograr que Venezuela
se liberara del colonialismo imperial español, incorporación popular
voluntaria al ejército libertador, se conjugan con la decisión de vencer para
impulsar la realización de aquel extraordinario proyecto liberador que
conocemos como la Campaña Admirable, cuyo estudio comparativo en
nuestras instituciones educativas aún está por hacerse. Para la artillería del
pensamiento y la voz de ataque ante el enemigo, es indispensable el
conocimiento de las condiciones objetivas y subjetivas de cualquier situación
mediática que implique enfrentar y derrotar al enemigo ideológico.
Durante el desarrollo de la Campaña Admirable, Bolívar avanza hacia lo que es
hoy la ciudad de Trujillo, en el estado del mismo nombre. Ha salido de Carmania
y atravesado Escuque, Motatán, San Rafael de Carvajal, Pampanito, Pampán y
La Plazuela. Dicen los historiadores que en Trujillo (capital), Bolívar dio el paso
más atrevido de la historia americana: la Proclama de Guerra a Muerte,
considerada asimismo, como ―el más grande y trascendental de sus
pensamientos revolucionarios”. (10)
Nuestro Simón ha visto la deserción en pleno campo de batalla de los soldados
que conformaron el ejército de la Primera República (1811-1812). Él sabe que la
Patria debe labrarse con la fuerza y el filo de las armas. Su inteligencia y su
corazón le dicen que no existe aún el sentimiento de identidad ni de pertenencia a
la nación que se está haciendo. Y también comprende que debe acercar a
aquellos seres que, aún siendo originarios o descendientes del imperio que
oprime a Venezuela y al cual combate, han echado raíces sentimentales y
materiales en suelo americano. El 15 de junio de 1813 lanza un llamado a la
dignidad de los venezolanos y describe las terribles desgracias sufridas por la
gente, exigiendo y declarando:
(…) ―Un ejército de hermanos, enviado por el Soberano Congreso de la
Nueva Granada, ha venido a libertaros; y ya lo tenéis en medio de vosotros
después de expulsar a los opresores de las provincias de Mérida y Trujillo
(…) Que desaparezcan para siempre del suelo colombiano los monstruos
que lo infestan y han cubierto de sangre; que su escarmiento sea igual a la
enormidad de su perfidia, para lavar en este modo la mancha de nuestra
ignominia, y mostrar a las naciones del universo que no se ofende
impunemente a los hijos de la América”. (11).
Después de mostrar el daño que ha sufrido la república a manos de los
imperialistas, estratégicamente plantea:
“A pesar de nuestros justos resentimientos contra los inicuos españoles,
nuestro magnánimo corazón se digna, aun, abrirles por última vez una vía a
la conciliación y a la amistad; todavía se les invita a vivir francamente entre
nosotros, si detestando sus crímenes, y convirtiéndose de buena fe,
cooperan con nosotros a la destrucción del Gobierno intruso de España, y
al restablecimiento de la república de Venezuela (… )Todo español que no
conspire contra la tiranía a favor de la justa causa, por los medios más
efectivos y eficaces, será tenido por enemigo, castigado como traidor a la
patria, y, en consecuencia será irremisiblemente pasado por las armas (…)
los españoles que hagan señalados servicios al Estado serán tratados como
americanos (…) Y vosotros, americanos, que el error o la seducción ha
extraviado de las sendas de la justicia, sabed que vuestros hermanos os
perdonan sinceramente, y lamentan vuestros descarríos, en la intima
persuasión de que vosotros no podéis ser culpables, y que sólo la ceguedad
e ignorancia en que os han tenido hasta el presente los autores de vuestras
culpas, han podido induciros a ellas”. (12).
Y finaliza la proclama con esta extraordinaria sentencia: Españoles y canarios:
contad con la muerte, aún siendo indiferentes, si no obráis activamente en
obsequio de la libertad de Venezuela…Americanos: contad con la vida, aún
cuando seáis culpables‖. (13).
Esta es el acta de nacimiento que nos da nuestro Libertador; que despierta el
sentido de que pertenecemos a un territorio y a una historia, que tenemos una
Patria, Venezuela, para cuidarla, enaltecerla, defenderla, labrarla, dignificarla. Y
en esas acciones por la Patria, los hombres y mujeres que la aman se enaltecen y
dignifican. Así es como Simón Bolívar utilizó la artillería del pensamiento, de las
ideas, para hacer la Patria nuestramericana.
Rufino Blanco Fombona, casi al finalizar su estudio sobre Bolívar, escribe:
“Esa empresa guerrera que tuvo por coronamiento la libertad de la cuarta
parte del globo, regada por la sangre de tantos pueblos se ha cumplido a
despecho de la naturaleza, a despecho de los embrollos étnicos, a despecho
del fanatismo religioso, a despecho de la ignorancia, a despecho de la
anarquía, a despecho de aquellos mismos pueblos enceguecidos a quienes
se iba libertando‖. (14).
Ochenta y dos años más tarde, el 28 de abril, el máximo héroe cubano José Martí
dicta desde el Cuartel General del Ejército Libertador, en Cuba, una Circular
titulada Política de Guerra. En ella, es como si Martí se hubiese unido a los
pensamientos y sentimientos bolivarianos de la Proclama de Guerra a Muerte,
buscando sembrar, ahondar y regar internamente en cada cubano y cubana el
sentimiento de Patria. Entre otras medidas declara las siguientes:
“La guerra debe ser sinceramente generosa, libre de todo acto de violencia
innecesaria contra personas y propiedades, y de toda demostración o
indicación de odio al español. Con quien ha de ser inexorable la guerra,
luego de probarse inútilmente la tentativa de atraerlo, es con el enemigo,
español o cubano, que preste servicio activo contra la Revolución. Al
español neutral, se le tratará con benignidad, aun cuando no sea efectivo su
servicio a la Revolución”. (…) “A los cubanos tímidos y a los que más por
cobardía que por maldad, protesten contra la Revolución, se les responderá
con energía a las ideas, pero no se les lastimarán las personas, a fin de
tenerles abierto siempre el camino hacia la Revolución, de la que de otro
modo huirían, por el temor de ser castigados por ella”. (15).

La palabra como voz de ataque en Martí y en Bolívar


No se entiende cuando alguien critica que nuestra Revolución y nuestro Gobierno
Bolivariano se conectan fraternalmente con los gobiernos y pueblos del mundo.
¿Qué decir de Simón Bolívar, cuando 200 años antes escribía en inglés, francés,
italiano, además del castellano, para informar de la guerra emancipadora en
nuestro sub-continente a distintas naciones en el mundo? ¡Qué clase de
adelantado!
La responsabilidad de la información que educa es nuestra. La sociedad
venezolana puso en nosotros-as, comunicadores-as sociales/periodistas la
responsabilidad de resolver los problemas de la información y la comunicación
social –o comunicación pública-. Por lo tanto, nuestras escuelas y universidades
deben colocarse urgentemente al servicio de la información revolucionaria para
educarnos y educar al pueblo venezolano haciendo realidad las exigencias de
nuestro Libertador:
(…) “renovemos en el mundo la idea de un pueblo que no se contenta con
ser libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso”. (16).
Y entre las más importantes virtudes están la honestidad y el amor a la Patria.
Que se siembran, entre otros espacios, con la educación practicada congruente y
coherentemente. Entre los postulados filosófico-educativos de la Universidad
Bolivariana de Venezuela se asienta la educación como un proceso y una práctica
de aprendizaje dialógica, dialéctica y emancipadora para contribuir a la formación
de sujetos autónomos en su manera de pensar, decir, sentir y de actuar. Esa
educación debe contribuir a elevar nuestra dignidad, a encender en nuestra alma
el amor a la Patria, para labrarla y no pisarla, como afirmó el gran poeta español
Antonio Machado; para que produzca en nuestra mente y corazón, el mismo
efecto que producían las palabras de nuestro Libertador:
(…) ―Esas palabras guerreras e inflamadas encendieron en espíritus
amodorrados la llama del sacrificio; en los indiferentes, la emulación; en los
humildes, el orgullo, y en cien pueblos en abyección una virtud colectiva y
hasta entonces por ellos ignorada: ¡el patriotismo! (…) “esas proclamas,
como los discursos, arengas y cartas de Bolívar fueron, a menudo en las
tinieblas coloniales, cátedra de derecho, lección de política, plantel de
ciudadanos. Esos documentos crearon opinión pública, que no había a
favor de la independencia, y una conciencia nacional”. (17).
La voz de ataque de Bolívar y Martí resuena aún en nuestra América para
consagrar la Patria latinoamericana y caribeña que ambos cíclopes forjaron.
Tenemos el deber de dar continuidad y consolidar ese proyecto, cuyo arcoíris
resplandece en nuestra hermana Cuba Socialista. Para eso, con Martí decimos:
“La prensa no puede ser, en estos tiempos de creación, mero vehículo de
noticias, ni mera sierva de intereses, ni mero desahogo de la exuberante y
hojosa imaginación‖ (18) .
(…) “la prensa es otra cuando se tiene en frente al enemigo. Entonces, en
voz baja, se pasa la señal. Lo que el enemigo ha de oír, no es más que la voz
de ataque. (…) “Eso es Patria en la prensa. Es un soldado‖ (…). (19).
Como miles de soldados lo fue antes Correo del Orinoco, el periódico fundado
por el Libertador, cuyo eslogan decía que ganaba la guerra mientras los
soldados ganaban batallas, la guerra de la opinión pública, la voz de ataque del
pueblo venezolano.
La obra libertadora, con toda su violencia como es la guerra, “ fue una obra de
amor”, dice Rufino Blanco Fombona acerca de Simón Bolívar y su obra: “Él no
ató pueblos, sino los desató. La libertad de América, de toda esa América
española que él tuvo y proclamó por patria, que quiso confederar en un sólo
pueblo gigante, fue la columna de fuego que lo guió en su epopeya. Por eso
Martí, José Martí, un José Martí, pudo tener este arranque magnífico: „De
hijo en hijo, mientras la América viva, el eco de su nombre resonará en lo
más viril y honrado de nuestras entrañas”. (20).

Bolívar y Martí en Venezuela construyendo


el Socialismo del Siglo XXI
Hemos intentado poner a caminar juntos a Bolívar y a Martí en algunas de sus
acciones y palabras relacionadas con el periodismo como artillería del
pensamiento y como voz de ataque, no sólo cuando Bolívar crea Correo del
Orinoco, y José Martí el periódico Patria, sino mucho antes, cuando ya los
discursos y proclamas bolivarianas eran conocidas en el mundo de los primeros
veinte años del siglo diecinueve y constituían piezas periodísticas y literarias
impregnadas de su vigoroso y encendido estilo. Y cuando Martí era un
renombrado poeta, escritor y redactor de periódicos en la América de los últimos
decenios del siglo diecinueve.
Esos senderos son una invitación para que los-las comunicadores-as
sociales/periodistas, nos pongamos en marcha y aceptemos el llamado del
periodista y profesor Julio García Luis, decano de la Facultad de Comunicación de
la Universidad de La Habana, al estudio ―de los problemas globales del mundo
de hoy (y queramos o no, debemos), integrarnos a los debates sobre
democracia, justicia, igualdad, valores humanos plenos, soberanía y
solidaridad que recorren de un extremo a otro el planeta del tercer milenio”.
(21).
Y por sobre todas las cosas, porque Bolívar y Martí entendieron pronta y
perfectamente, que la inmediata, rápida y masiva difusión y circulación de las
ideas y de los actos y verdades revolucionarias, en todos los ámbitos sociales –en
particular los del pueblo- constituyen la más poderosa arma de la Revolución.
Para que no sigan infundiendo diariamente más mentiras y ofensas en el alma del
pueblo, como lo exige diariamente nuestro Comandante Presidente Hugo Chávez.

Referencias bibliográficas

1.Periòdico VEA, Caracas, Venezuela 25-6-2010. Reflexiones de Fidel Castro.


“Cómo quisiera estar equivocado‖. DEBATE SOCIALISTA. Impreso. 2 y 4-7-
2010. Editorial con cita de Reflexiones de Fidel Castro. (Encarte).
2. 3. 4. 5 y 6. GRASES, Pedro. DE LA IMPRENTA EN VENEZUELA Y ALGUNAS
OBRAS DE REFERENCIA. Significación del Correo del Orinoco. III. El
Colombiano. UCV. Ediciones de la Facultad de Humanidades y Educación.
Caracas, Venezuela. Pp. 82-83 y 54.
7. Discurso de SIMÒN BOLÌVAR en la Sociedad Patriótica, Caracas, 3-7-1811.
8. BLANCO FOMBONA, Rufino. BOLÌVAR, ESCRITOR. En DISCURSOS Y
PROCLAMAS. El Cid Editor. Buenos Aires, Argentina. Diciembre, 1979.p. XXXIX.
9. JOSÈ MARTÌ. OBRAS COMPLETAS., t.28, p. 513. En MARTÌ EN LA
UNIVERSIDAD. T. IV., Editorial Félix Varela, La Habana, Cuba. 1997. p. 316.
10. CORPOANDES. Centro de Información y Documentación. Proyecto Ruta de
los Libertadores. Libro Tomo Estado Trujillo. Escuque, Estado Trujillo, Venezuela.
11. 12. 13. SIMÒN BOLÌVAR. PROCLAMA DE GUERRA A MUERTE. Trujillo,
Venezuela. 15 de junio de 1813.
14. BLANCO FOMBONA, Rufino.Ibìdem.p.XLV.
15. JOSÈ MARTÌ. Ibídem. P. 339.
16. SIMÒN BOLÌVAR. DISCURSO DE ANGOSTURA. 15.2.1819.
17.BLANCO FOMBONA, Rufino. Ibíd.
18. 19. José MARTÌ. Ibídem. Pp. 317 y 313.
20. BLANCO FOMBONA, Rufino. BOLÌVAR, ESCRITOR. Ibídem .pp.XLVI-XLVII.
21. GARCÌA LUIS, Julio. ÈTICA PERIOÌSTICA. Compilador. Presentación.
Editorial Pablo de la Torriente. UPEC. La Habana, Cuba.

Anexo
Discurso de Bolívar en la Sociedad Patriótica, Caracas, 3-7-1811
―No es que haya dos Congresos. ¿Cómo fomentarán el cisma los que más
conocen la necesidad de la unión? Lo que queremos es que esa unión sea
efectiva, para animarnos a la gloriosa empresa de nuestra libertad. Unirnos para
reposar y dormir en brazos de la apatía, ayer fue mengua, hoy es una
traición.
―Se discute en el Congreso nacional lo que debiera estar decidido. Y, ¿qué dicen?
Que deberíamos empezar por una Confederación: ¡como si todos no
estuviésemos confederados contra la tiranía extranjera! Que debemos
esperar los resultados de la política de España: ¿qué nos importa que España
venda a Bonaparte sus esclavos, o que los conserve, si estamos resueltos a ser
libres? Esas dudas son triste efecto de las antiguas cadenas. ¿Qué los grandes
proyectos deben prepararse con calma! Trescientos años de calma ¿no
bastan? ¿Se quieren otros trescientos todavía?
―La junta patriótica respeta, como debe, al Congreso de la nación; pero el
Congreso debe oír a la Junta Patriótica, centro de luces y de todos los
intereses revolucionarios. Pongamos sin temor la piedra fundamental de la
libertad sudamericana. Vacilar es perdernos.
―Propongo que una comisión del seno de este cuerpo lleve al soberano Congreso
estos sentimientos‖. (Negritas nuestras).

LA ETICIDAD COMO NÚCLEO DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

Dr. Juan Mari Lois


lois5559@hotmail.com
Universidad Mayor de San Simón
Cochabamba-Bolivia

INTRODUCCION
La peor herencia del capitalismo y su variante actual, el neoliberalismo, es la
degradación ética del ser humano, el individualismo atroz que desde sus
fundamentos y las filosofías que han acompañado a la burguesía nos ha legado.
Infortunadamente el ―Socialismo real‖ al intentar emular con el capitalismo no
pudo convertirse en una cultura alternativa a este y sus sistemas educativos
buscaron más la instrucción y la formación científica que la verdadera educación
en valores especialmente los morales.
La eticidad que se vive en América Latina producto de un proceso histórico que
Tiene en Bolívar y Martí sus principales hitos y que desde la independencia ha
tenido que afirmarse reiteradamente frente a las fuerzas disgregadoras y que
constituye el reservorio principal para la construcción de una nueva sociedad que
alejada de la enajenación nos lleve a nuestra constitución como pueblo y a la
superación del inhumano estado actual de cosas, la idea de un Socialismo del
Siglo XXI solamente es comprensible y realizable transformando las bases éticas
de la sociedad.
Es indudable el fracaso del neoliberalismo en Latinoamérica, el crecimiento
económico basado en el modelo neoliberal de mercado trajo como consecuencia
más millonarios y más, muchos más pobres, este crecimiento económico no ha
conllevado una reducción de los índices de pobreza. (1)
Y la brecha se amplía ya que mientras los pobres reducen su participación en el
ingreso los ricos acrecientan sus fortunas.
Si no se combate la pobreza es porque el sistema obedece a una lógica
implacable centrada en la obtención del lucro, lo que concentra la riqueza y
aumenta incesantemente la pobreza y la desigualdad económico-social
Si bien desde hace más de diez años la ortodoxia neoliberal ha hecho importantes
concesiones ―reblandeciendo‖ su tesis cardinal sobre la omnipotencia del
mercado y son muchos los teóricos en este campo que asignan al estado una
función de regulación y ―nivelación‖ de los más pobres, hasta principios de este
siglo los gobernantes latinoamericanos no se dieron por enterados.
En los albores de este siglo en varios países del continente han sido elegidos en
las urnas gobiernos que han declarado su intención y han asumido prácticas
tendentes a alejarse de la ―ortodoxia‖ neoliberal y gobernar en bien de sus
pueblos.
Pero para ello deben todavía superar algunas trabas y modelos de
comportamiento político que, de no erradicarse, pueden obstaculizar sus
propósitos
Lo que mantuvo a América Latina en una situación de dependencia fue la
carencia de voluntad política y no tanto de recursos económicos lo que impidió
lograr mejores cotas de desarrollo humano. Y esto se asocia a la crisis de la
política.
En la última década del Siglo XX se manifestó en los países de ―Nuestra América‖
una crisis de la política en ello coinciden académicos, investigadores y, sobre
todo, el pueblo, ―la masa adolorida‖, los destinatarios de la política.
Reconocer la crisis de la política implica admitir que no sólo ella como actividad
sino sus fundamentos, sus instituciones e instrumentos; los partidos, y sus
portadores, los políticos son parte de esa crisis; pero también significa revelar las
características de esa crisis y no suponer que el cambio de fuerzas sociales en la
administración del poder ha sido condición suficiente para erradicarla.
En mi opinión lo que se entró en crisis no fue la política sino una forma particular
de hacer política: la manera racionalista moderna impuesta desde el paradigma
cartesiano y que, siguiendo mecánicamente la tradición maquiavélica, separó la
política de la moral despojando a la primera de sus referentes éticos, reduciendo
la política a la forma de lograr y administrar el poder.

PARA UNA ANATOMIA DE LA CRISIS DE LA POLITICA


Analizar la situación inmediata es más propio de políticos que de politólogos, un
estudio debe distanciarse relativamente en el tiempo y buscar las causas de los
fenómenos de hoy en la historia aunque sea reciente, la crisis de la política viene
incubándose en ―Nuestra América‖ desde hace décadas
Parto de una acertada expresión de José Martí: ·‖la colonia continuó viviendo en
la República‖, (Martí: 1980: 14), hasta donde nuestras repúblicas resolvieron los
males coloniales, hasta donde en ellas subsistió una cultura de dominación,
hasta donde las propias ciencias sociales fueron también colonizadas y no
respondieron a nuestra realidad, es algo que debemos relevar en toda su
magnitud.
Primero definamos ―crisis‖: es un momento en la evolución de un organismo en el
cual este no puede seguir respondiendo a las exigencias del medio con sus
antiguos modos de funcionamiento.
Podemos intentar un inventario de características de la sociedad y la política
bolivianas que condujeron a esa crisis de la política que se vivió y se vive en
muchos países de ―Nuestra América‖ y que pueden servir de referente para un
análisis semejante sobre otras realidades:
- agotamiento de la democracia representativa por restringida a grupos
específicos de la sociedad política y excluyente de la mayoría
- intentos de legitimar esta ―democracia‖ por la lógica del consenso, que
significaba acuerdos formales y eventuales sobre temas puntuales y entre
políticos que evadían la cuestión de fondo: la contradicción clasista sobre la
que no es posible establecer consensos
- distanciamiento de la sociedad política y, en particular, los partidos de la
sociedad civil
- supervivencia de las exclusiones históricas: de raza, étnica, género,
económicas, culturales
- implantación sin condiciones ni consenso del modelo neoliberal que aún
subsiste en muchos países y con secuelas graves en aquellos que han tratado
de erradicarlo
- en consecuencia crisis terminal de este modelo y del fundamentalismo del
mercado
- agotamiento del modelo de gobernabilidad pactada que se asentó en el
neoliberalismo y en el sistema de partidos,
- perdida de la legitimidad del sistema político a consecuencia de: la ineficacia
del Estado para resolver los problemas de la mayoría y la crisis fiscal como
producto directo de esa ineficiencia,
- la pérdida de soberanía por el sometimiento a las decisiones de los
organismos financieros internacionales,
- aceptación al nivel de la conciencia social y permisividad formal de la
corrupción n sus diferentes variantes, macro o micro
- en correspondencia un agotamiento el pensamiento político destinado a
justificar un estado de cosas injustificable por medio de la utilización
descontextualizada de teorías políticas y filosóficas ajenas a Nuestra realidad
- inversión del papel de los sujetos históricos
- reducción de la política y la democracia al ejercicio electoral
- crisis del propio sistema electoral por la pérdida de confianza y expectativas de
la población que llegó a no encontrar buenas razones para participar en la
política; promesas incumplidas, igualdad en la ―oferta‖
- la política, y al interior de ella los partidos, perdieron su capacidad (¿también
su intención?) de realizar propuestas fundadas en la moral, en parte por que
su pragmatismo y su visión consecuente de la política suponen poner el
énfasis en los mecanismos y procedimientos para ejercer el poder y no en los
fines sociales de este, suponen la pérdida del referente moral lo que, entre
otros factores, promovió la apatía y la desmovilización política.
- En conclusión, y sobre todo, pérdida de los referentes éticos de la política

De lo que se trata entonces para revitalizar la política es renovar sus fundamentos


éticos, pero, ¿en que condiciones emprender este esfuerzo?
La época está cambiando, ya no se trata de cambios más o menos vertiginosos
que pueden asimilarse con las estructuras concebidas desde el inicio de la era
moderna y del sistema que la acompañó, el capitalismo. La tecnociencia está
impactando todos los campos de la vida, personal, social e institucional haciendo
visible la posibilidad de varios futuros.
Sin embargo esos cambios se intentan resistir con los valores y la organización
societal conocida que parece insuficiente para asimilarlos.
La sociedad civil ha ingresado con fuerza inusitada al campo de las
deliberaciones exigiendo cada vez más facultades decisorias, el ámbito de los
Derechos Humanos es ejemplo de ello.
El amplio desarrollo en la industria de la información genera, como nunca antes,
la posibilidad de influir en el consenso, de crear opinión, de trasmitir mensajes
―creíbles‖ aunque estos no se correspondan con la realidad.
Los países son mas interdependientes que nunca, el proceso de ―mundialización‖
iniciado con el encuentro de las dos culturas ha continuado ininterrumpidamente y
la globalización en marcha se ha traducido en una pérdida efectiva de la
soberanía de las naciones entendida como atributo de poder y capacidad de
decisión sobre los asuntos que atañen a la nación y a su pueblo; hasta el propio
concepto está en disputa.
En estas condiciones se hace necesidad imperiosa reconstruir la política si
queremos que las nuevas fuerzas no reproduzcan los viejos vicios; recordemos
que el problema principal para construir una nueva sociedad es que hay que
hacerlo con mujeres y hombres formados en la antigua

PARA UNA SALIDA A LA CRISIS


La política es un hecho cultural, una de las formas de la actividad humana
destinadas a servir de estímulo y escenario a la afirmación de la personalidad y el
valor intrínseco a la persona humana. La política como administración del poder
supone una clara concepción de este, la mas extendida es aquella que ve al
poder como la forma de ejercer influencia en el otro, de hacer al otro actuar según
los intereses de quien detenta el poder; pero el poder puede ser entendido
también como la capacidad de actuar junto a los otros en función de un objetivo
común basados en el consenso y el convencimiento.
La misión superior de la política es la de facilitar la consolidación efectiva de un
orden moral y un derecho basados ambos en el respeto y salvaguarda de la
dignidad humana. La política no puede someterse pasivamente a esas dos
dimensiones – lo que impediría su misión – pero no puede desligarse de ellas lo
que implicaría perder su orientación.
La política, por lo tanto, es parte de un proyecto mas amplio y esencial, un medio
para una tarea cultural mas profunda, compleja y enriquecedora, y no puede
haber proyecto ni actividad política que no tenga en su base un conjunto de
principios morales, una determinada forma de abordar el hecho político a partir de
esos principios que den coherencia a la acción política.
En este proyecto los criterios reguladores de la política no se encuentran a su
interior sino en el ámbito de la moral y la justicia, y tiene como objetivo, al igual
que estas, la humanización de los individuos concretos, la realización del máximo
de bien común posible (2), la liberación de las relaciones sociales de explotación
que hacen al ser humano moderno un ser enajenado.
Aceptar el determinante ético de la política significa, también, reconsiderar la
ética.
Cuando hablamos de ética no lo hacemos en el sentido estrecho al que la
Modernidad la redujo: al ámbito de las relaciones intrafamiliares,
intergeneracionales o intersexuales; lo hacemos viendo a la ética como la moral
correcta en su dimensión pública.
No lo hacemos desde el ángulo de las ―morales impuestas‖ tan en boga durante
siglos, sino en el de una ―moral de actitudes‖ que, basada en la autonomía de la
personalidad, es la única con capacidad para generar respuestas morales.
Lo hacemos en la dirección de un hecho obvio aunque obnubilado: por muy
reducida que se haya visto la moral la sociedad humana es impensable sin ella.
El punto de partida de la fundamentación ética de una nueva consideración de la
política radica en la idea de que el hombre es un ser digno por naturaleza, y que
esta es una dignidad ONTOLOGICA Y AXIOLOGICA; es un valor, pero un valor
fundante no agregado que el hombre ostenta no por ser un hombre digno
(¡cuantos no hay!) sino por tener la dignidad de un hombre, y esta dignidad
(ontológica) ni se adquiere ni se pierde; aunque no se reconozca en ciertos
períodos.
Esta moral de actitudes apela a la autonomía como criterio de validación, a la
idea de que el ser humano es un FIN en si mismo y de que sus fines personales
son propios de cada uno y atañen sólo a él, siempre que no se constituyan en
ofensa u obstáculo para los fines personales de otros.
La política moderna, fundada en la racionalidad, ha perdido de vista que la
sociedad es un sistema de cooperación, no importa aquí cuan vulnerable y
vulnerada se encuentra esa cooperación; al privilegiar lo individual ha hecho
racional – no razonable – que dadas las aptitudes y capacidades racionales (léase
intelectuales) diferentes de los diferentes individuos unos soporten menos cargas
y lleven mas logros que otros.
Pero, ¿en que moral fundamentar la política?
Si bien las distintas concepciones morales coinciden en su función de regular la
conducta humana y en tratar de definir lo que los seres humanos debemos
considerar valioso hay diferencias, a veces muy visibles, en cuanto a ―que‖
considerar valioso, en el énfasis que se pone en determinados problemas o
soluciones.
La moral fundante será aquella en la que, desde el privilegio de la dignidad, la
solidaridad y la justicia, estemos en condiciones de lograr la mayor adhesión
posible por medio del diálogo, del consenso y de ciertos ideales compartidos.
Un consenso ético, una aceptación de valores y actitudes mínimamente
compartibles que haga más aceptables las relaciones y los intercambios en los
cuales inevitablemente nos encontramos y sin las cuales el orden social es
impensable.
Ciertas exigencias compartidas que podríamos resumir en las siguientes reglas:
- no hacer a otro lo que no queremos que otros nos hagan (3)
- reconocer a cada hombre y mujer su dignidad intrínseca, sus derechos
inherentes, inalienables e imprescriptibles; un ser humano cuyo valor es él
mismo, un ser que es un fin y no un medio a utilizar;
- buscar la armonía (tan propia de las culturas andinas) y no la contradicción
como la vía para resolver radicalmente los problemas;
- construir un derecho en el que se encuentren lo justo y lo legal (4).

Sobre esta base la legitimación de la política pasa por su consideración como una
actividad compleja que debe ser abordada desde distintas perspectivas, recurriré
a la concepción política martiana para ello.

En Martí (5) la política es:


- ―una resolución de ecuaciones. Y la política falla cuando la ecuación ha sido
mal propuesta‖ (Martí, 1975: I, 332)
- ―el estudio de los diversos modos de vida común que ha discernido o pueda
discernir el hombre‖. (Martí, 1975:I, 335)
- ―el conocimiento del país, la previsión de los conflictos lamentables o
acomodos ineludibles entre sus factores diversos u opuestos, y el deber de
allegar las fuerzas necesarias cuando la imposibilidad patente del acomodo
provoque y justifique el conflicto....no es ciencia emprestada (sic); sino que ha
de ser propia. Al país, lo del país, y nada menos que lo que necesita el país‖
(Martí, 1975: I, 215, 216)

Esto es, la política entendida como actividad, como estudio del sistema político, la
política en su dimensión histórica concreta y en sus bases axiológicas, pero sobre
todo entendida en unidad con la moral, determinada por la ética.
Política, en definitiva, como la capacidad de servir, y no la capacidad de servirse.

Una concepción de la política que rechace una práctica:


- elitista; esto es, grupos que la asuman como vía para satisfacer intereses
individuales puestos por encima de los de la colectividad;
- impositiva; privilegiar las opiniones propias aplastando las divergentes
- excluyente; que no tenga en cuenta a los diversos sectores sociales
interesados en encontrar soluciones vitales para ellos
- protagónica; destinada a promover la figura de alguien excluyendo la de todos.
Un paradigma de la actividad política caracterizado por:
- la finalidad pública de la política, como servicio al bien público y no al privado;
lo que supone asumir que el espacio de lo ―público‖ se ha ampliado a nuevos
agentes no sólo dentro de la ―profesión‖ de político sino a la sociedad civil que
extienden sus funciones tradicionales a las de construcción de políticas en
diversos campos;
- la inclusión; integradora de todos los elementos del país al que sirve esa
política;
- la transparencia, como antídoto a la corrupción que nos ha aquejado desde la
Colonia convirtiéndose en el peor mal de la república y que aún nos amenaza
como mortal virus
- el diálogo democrático y el consenso en calidad de procedimiento legítimo
para construir normas morales mínimas pero universales;
- la correspondencia con los derechos que aseguran la vida en sociedad y, a
partir de esto, el disfrute efectivo del conjunto de los DDHH
- el conocimiento del país al que está destinada, el conocimiento del pueblo, de
sus intereses, de su imaginario, de sus vivencias;
- su eticidad, fundada en la dignidad humana y como proyecto de realización
plena de esta y que asuma la opción por los desposeídos, por los carenciados
de siempre, precisamente para elevarlos a pie de equidad
Es decir, una política en función de ese pueblo.
¿Qué entendemos por pueblo?
- se refiere no sólo al pobre sino al empobrecido, el secularmente explotado y
oprimido: campesinos, indígenas, mineros, desempleados, mujeres; todos con
graves problemas de educación, salud, alimentación, vivienda, sin
participación.
- Culturalmente, a aquellos que no se han apropiado de la cultura técnica y
―superior‖ moderna, aunque tienen una profunda sabiduría popular,
cosmovisión, tradiciones
- Éticamente, a los portadores de los mejores valores: solidaridad, dignidad,
justicia
- Históricamente al que ha mantenido, pese a las agresiones, un sentido de
continuidad y destino común
- Religiosamente, al que vive su sincretismo que ofrece cohesión, profundidad y
sentido de trascendencia
Este pueblo es un grupo humano complejo y pluridimensional diferenciado de las
llamadas ―élites‖ culturales y sociales que son su opuesto, que viven en la
opulencia, en antivalores individualistas, esto es, el ―antipueblo‖
Esta contraposición no es extrema, no puede llevarnos a canonizar masivamente
al pueblo y condenar al antipueblo, en uno y otro grupo hay personas que se
apartan del promedio
Asegurar que el pueblo es el sujeto histórico no es sólo afirmación sino tarea a
realizar; ya que ese pueblo es el sujeto de la historia latinoamericana.
La historia oficial escrita ha ocultado ideológicamente al verdadero sujeto histórico
convirtiendo a los vencedores en agentes de la historia y al pueblo en objeto
pasivo de sus intereses o, en el mejor de los casos, ―acompañante‖ de aquellos.
El verdadero sujeto de la historia latinoamericana es el pueblo
En Bolivia se considera que el punto de partida para la construcción de este
nuevo modelo se encuentra en el reservorio moral de las comunidades
originarias, ese ―pueblo‖ que hemos definido.

¿Cómo pensar la realidad latinoamericana?


Un punto de partida: el sujeto negado de una historia negada; el pueblo
latinoamericano es un sujeto conquistado por la acción histórica de los ―otros‖,
pero no ha sido totalmente conquistado o aniquilado; y la emergencia de ese
pueblo, vital y viril, es la garantía de la victoria
Por un lado se da la resistencia histórica, por otro la creación de una
autoconciencia manifestada en: creación de grupos solidarios, proyectos
alternativos, a nivel de las Iglesias las comunidades de base, de una teología
propia, la de la liberación; literatura, música; toma de conciencia de los problemas
(económicos, políticos y sociales) comunes y sus potencias.
En este paradigma el reconocimiento del consenso es asumido como un
instrumento decisivo, pero ¿qué consenso?
Consenso supone diálogo y opiniones diversas sobre un problema común,
supone disposición al acuerdo sobre la solución probable a ese problema, supone
llegar a un punto medio entre las posiciones divergentes. Implica, por lo tanto, la
reciprocidad y la capacidad de decidir de manera autónoma.
Pero el consenso no puede ser visto y utilizado como un procedimiento formal en
el cual se acuerdan normas que no tienen relación con el problema que lo originó,
peor aún si se hace con la previsión de cumplirlas o no. Entender el consenso
como un pacto temporal que, en algún momento, puede (inclusive debe) ser
quebrado, es dejar a un lado la moral, es el triunfo de la hipocresía, es el caldo de
cultivo de la discordia (6). Quien piense así debe dejar en casa, por carente de
significación, todo discurso moral.
El consenso no puede ser visto tampoco como el acuerdo ―racional‖; la adhesión
a un principio no garantiza su moralidad, el consenso es la condición necesaria
pero no suficiente para el cumplimiento de objetivos ―razonables‖, esto es, que
garanticen la satisfacción de las justas demandas de todos.
El consenso es, también, uno de los fundamentos de la democracia, la tolerancia
con la opinión ajena, aunque sea diametralmente opuesta a la nuestra, es un
requisito insoslayable de los sistemas democráticos; tal vez quien mejor
expresara la virtud de la tolerancia fuera Voltaire; el gran Ilustrado al participar en
una discusión política expresó: ―estoy en total desacuerdo con lo que Ud dice pero
estoy dispuesto a dar mi vida por defender su derecho a decirlo!‖
Fortalecer la democracia pasará entonces por las siguientes acciones:
- fortalecimiento de la sociedad civil
- generar espacios cada vez más amplios de ―educación política‖ de la
ciudadanía
- funcionamiento efectivo de códigos de ética partidaria, imprescindible en las
condiciones de partidos que representan o intentan representar una verdadera
opción por los pobres; los partidos creados con base popular no pueden
reproducir los vicios de los tradicionales y que han sido desahuciados por la
historia (7)
- ampliar las posibilidades de ingerencia y control ciudadano sobre el
funcionamiento de las instituciones sociales,
- generar mecanismos para garantizar la participación del pueblo en las
decisiones y el control de la ejecución y resultados de estas;
- guiar nuestros actos por la una ética de la responsabilidad en las que cada
uno sea responsable por sus actos y las consecuencias de estos, la que se
erige como salvaguarda en este complicado mundo frente a la moral del
utilitarismo;
- mejorar la transparencia de las acciones y decisiones políticas basándolas en
la legitimidad;
- establecimiento de responsabilidad moral y legal sobre el cumplimiento de las
promesas realizadas en las etapas electorales;
- promover planes de educación ética social con los sectores juveniles de los
nuevos partidos y de las organizaciones de la sociedad civil.
El fortalecimiento de la democracia es una tarea que necesita del esfuerzo de
todos pero es, como todo comportamiento humano, un acto de decisión personal.
Ningún código ético o jurídico será más fuerte y eficiente que las opciones
personales que cada uno de nosotros decida.
Se hace necesario para diseñar una nueva forma de hacer política que se supere
las contradicciones históricas.
Una de ellas es la Memoria; estamos viviendo y viviremos todavía una etapa en la
que algunos querrán recordar y otros querrán olvidar las injusticias históricas,
pues pocos las niegan, y hay que permitir un tiempo en el que esas injusticias se
subsanen con ―acciones afirmativas‖ lo cual es un medio bastante utilizado en la
doctrina de los DDHH, unas sociedades lo han hecho con medidas de
redistribución de la riqueza, otras con actos simbólicos.
Otra forma es el rediseño de la constitución del país; me refiero acá no al texto
sino al proceso en que un país se ha constituido.
Si analizamos la historia encontramos una fase en la que los pueblos se
―constituyeron‖ sobre la base de sus costumbres y prácticas, sobre la base de
infinidad de sujetos que mantenían sus culturas; fue en la Modernidad y hasta
bien entrada esta que se afirmó el otro tipo de constitucionalismo basado
principalmente en la teoría del ―Contrato Social‖, es una constitución que trata de
unificar los usos y costumbres que heredaban los modernos de sistema feudal,
las diferentes unidades autárquicas que constituían esta etapa.
Se crea una unidad formal, una regularidad institucional cuyos emblemas
característicos son: la democracia representativa, la supremacía del derecho, de
UN derecho, la tripartición de poderes.
No existe ni puede existir una asociación duradera y con capacidad de desarrollo
que no se fundamente en determinados principios éticos, principios que la propia
asociación impone a sus miembros para logar cierta homogeneidad para alcanzar
sus fines
La participación política de todos los ciudadanos en una sociedad es posible por
medio de la educación de estos en formas de actividad política que rechacen las
actuales, reservadas a los políticos tradicionales con toda la secuela de
desprestigio que ellos han creado.
Desde las luchas por nuestra independencia los próceres alertaron sobre la
necesidad de superar las formas importadas y fundirnos en haz con nuestras
raíces haciendo causa común con los oprimidos; en muchas ocasiones Martí
alertó sobre la imposibilidad de que América se irguiera si no se levantaban sus
indios; los países bolivarianos han comprobado esa anunciación.
Particular importancia tiene la labor de educación ética de nuestros pueblos, cese
la educación importada con énfasis en lo instructivo y olvido de lo axiológico, ―Ni
el libro europeo ni el libro yankee daban la clave del enigma hispanoamericano‖
(Martí: 1980:15) señalaba ya el Apóstol cubano en 1891; y en muestra de
universalismo escribía: ―Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco
ha de ser el de nuestras repúblicas‖ (Martí: 1980:12))

Y en esta reconversión de la educación la de los nuevos partidos.


A la política es consustancial la existencia de organizaciones que la impulsen: los
partidos.
Desde su inicio, en que eran vistos con cierta aprehensión por los que detentaban
el poder, los partidos han evolucionado de ser grupos destinados a salvaguardar
intereses particulares y se han convertido hoy en partidos de masas aunque con
clara orientación electoral Y esto establece nuevos escenarios en los que las
exigencias al partido han aumentado.
Al producirse un proceso de profesionalización de la política considero
conveniente concebir a los políticos como una profesión que debe ser regida por
las normas propias de los códigos profesionales que son, en esencia, un medio
de humanización de las relaciones sociales en una sociedad, en particular las
relaciones entre los miembros de un grupo profesional específico el resto de esta.
Esta dinámica no es nueva en el panorama social; en la medida en que las
profesiones se especializan, la población que individualmente no puede seguir la
dinámica de esa especialización comienza a recelar de los especialistas.
Aparecen así los ―Códigos de Etica Profesional‖ como una respuesta a las
demandas de la ciudadanía y como medio de legitimación de esas profesiones.
Los códigos de Etica profesional son un conjunto de normas que constituyen un
caso particular de la moral o ética de la sociedad y que expresan exigencias
sociales mas elevadas que las que se plantean a los ciudadanos, y esto es así
por que la sociedad considera necesario que esa profesión le sirva.
Los códigos se elaboran por los miembros del grupo profesional, se piensan para
ellos y se cumplen y controlan por ellos con un carácter dinámico y concreto, esto
es, surgen para resolver contradicciones prácticas y por ello deben decirnos que
conductas son las adecuadas, y al mismo tiempo deben enriquecerse ante cada
nueva contradicción social que deban resolver.
Deben educar para comportarnos en situaciones de elección y en situaciones de
dilema. Ningún código por acabado que esté puede considerar todas las
situaciones de elección en las que puede verse inmerso el profesional, por ello el
mejor código no es el que mas prohibiciones establece sino el que mejor nos
faculta para elegir la opción correcta.
Los códigos existen como una respuesta de la profesión a una sociedad que se
siente amenazada por el poder de esa profesión, el poder que da ser portadora de
un conocimiento especializado y de atribuciones que no están al alcance de todos
los ciudadanos
Los códigos son una confirmación de que esa profesión existe en bien de la
sociedad y de que sus profesionales actúan en correspondencia con esa noción
del bien común que es tan cara a las sociedades modernas.
Los códigos aparecen para legitimar el comportamiento de un grupo que exige a
los demás ciudadanos que se comporten en consonancia con las costumbres,
tradiciones y las leyes de esa sociedad.
Una característica de los códigos éticos al interior de las profesiones ha sido su
marcado acento prohibitivo y su forma legalista; convertir un código ético en legal
es una demostración de que, al interior de esa profesión, los reguladores morales
no han calado profundamente en los sujetos.
Los fundamentos de ese código serían: la dignidad, la solidaridad – en particular
con los menos favorecidos -, la imagen moral de sus miembros; y la persecución
del bien de la sociedad, de fines que se correspondan con las exigencias del país.
―Yo quiero que la dignidad plena del hombre sea la ley primera de la República‖
señaló José Martí y esta idea debe ser el norte, la guía en la construcción de una
nueva sociedad a la que estamos llamados so pena de ser nuevamente
cooptados por las fuerzas opuestas.
El momento nos exige ser sabios, es decir, optar por la conducta correcta, tal vez
sólo así podamos cooperar en construir un mundo mejor y, sin duda, posible.
Necesitamos no solamente hombres solares como llamó Martí a Bolívar, sino
mujeres y hombres creadores, críticos de nuestra obra, decididos a cambiar
constantemente de espíritu (8).
En definitiva no hay mucho de altruísmo en ello; en ese mundo vivirán también
nuestros hijos.

* El autor es Doctor en Ciencias Filosóficas y Coordinador de la Maestría en


Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la
Universidad Mayor de San Simón., Cochabamba, Bolivia

NOTAS
1- En los últimos años la pobreza se ha ampliado, datos del PNUD señalan que
en una Población mundial de 6800 millones el 20% se apropia del 83% de los
ingresos, otro 20% del 12 % y el 60% restante sobrevive con el 5%; esto hace
que más de 1200 millones de personas viven en absoluta pobreza
Otros datos y sus fuentes:
-1.020 millones de desnutridos crónicos (FAO, 2009)
-2.000 millones sin acceso a medicamentos (www.fic.nih.gov)
-884 millones sin acceso a agua potable (OMS/UNICEF 2008)
-924 millones ―sin techo‖ o en viviendas precarias (UN Hábitat 2003)
-1.600 millones no tienen electricidad (UN Hábitat, ―Urban Energy‖)
-2.500 millones sin sistemas de dreanajes o cloacas (OMS/UNICEF 2008)
-774 millones de adultos son analfabetos (www.uis.unesco.org)
-18 mill. de muertes/año por pobreza, la mayoría niños menores de 5 años. (OMS)
- 218 millones de niños, entre 5 y 17 años, trabajan a menudo en condiciones de
esclavitud y en tareas peligrosas o humillantes (OIT)
Datos publicados por: Programa Internacional de Estudios Comparativos sobre la
Pobreza; Universidad de Bergen, Noruega.
2- La noción de ―bien común‖ no ha sido satisfactoriamente definida en la filosofía.
Si bien suponemos que fija la idea de que debemos lograr lo mejor para la mayor
cantidad posible de personas, esta conclusión es insuficiente y puede suponer
que para ello podemos sacrificar a algunas personas.
3- Esta máxima ha sido conocida en la historia como la ―regla de oro de la moral‖.
Para conocer un resumen de su formulación por los diferentes sistemas éticos y
religiosos desde la antigüedad, ver: ―Ética y Sociedad‖ del autor de este artículo.
4- Un caso particular es la relación existente entre legalidad y legitimidad.
Desde un ángulo racional la legalidad se expresa en un determinado
ordenamiento jurídico y en la exigencia de su cumplimiento, la legalidad es un
principio de la vida política que garantiza la subordinación a la ley que debe
derivar de la voluntad soberana y mayoritaria de la población de un estado y a la
cual deben subordinarse todas las instituciones, organizaciones y personas de
ese estado. Pero otro asunto es la legitimidad; una noción en boga (aunque la
―oferta‖ doctrinal es amplia) es la de considerarla como la idea de que las
instituciones políticas, aun con defectos, son las mejores posibles y por ello, es
lícito exigir obediencia a ellas.
Si bien la legitimidad ha sido basada por los sistemas democrático representativos
en la confirmación que a estos les otorga el ejercicio electoral (lo cual sigue
siendo válido) se extiende la noción de que esto es la condición necesaria pero no
suficiente para garantizar la legitimidad de un gobierno o del poder legislativo.
Una noción mas compleja de la legitimidad es la que tendría en cuenta no sólo el
acto electoral sino también el reconocimiento y ejercicio efectivo de los derechos
humanos de todos, la participación ciudadana en la toma de decisiones en tanto
que cualquier asunto público les atañe, la igualdad jurídica, la equidad y la justicia
social, por citar los criterios constitutivos fundamentales.
5- José Martí (1853 – 1895); patriota cubano considerado por muchos un
―hombre universal‖ y el más fecundo de los pensadores políticos de su
época. El pensamiento y la obra de José Martí constituyen un referente
obligado para la construcción del pensamiento latinoamericano, en
particular el político. Las dimensiones filosóficas y socio económicas de las
concepciones de este autor sirven de fundamento y punto de partida para
la comprensión de las principales categorías políticas. Importante referente
es la perspectiva ética de su programa y acción política; su estudio es
cardinal para la comprensión de los fenómenos políticos y de la propia
concepción de la política en la época actual. Martí demuestra con su
actividad el carácter determinado de la política desde la ética personal y
social. En momentos en que se insiste en el pensamiento único, en que se
nos exige estar a favor o en contra de la única potencia mundial, en que la
soberanía ha pasado a ser un concepto secundario y la ―guerra preventiva‖
guía las acciones de los mas fuerte, el conocimiento de las ideas
expresadas por Martí hace mas de un siglo será de suma utilidad para
todos los que quieren y creen que un mundo mejor es posible.
6- Del latín ―discordium‖ o corazón partido.
7- El proceso de cambio liderado por Evo Morales en Bolivia y la emergencia
de un partido popular y con un alto contenido simbólico por los grupos
humanos que forman su núcleo ha puesto de manifiesto la crisis de los
viejos partidos que han sido barrios en cuanta elección se ha producido en
el país en los últimos 5 años; sin embargo la desaparición de las viejas y
desprestigiadas siglas no ha impedido que muchos de sus integrantes se
agrupen en nuevos colectivos partidarios y continúen disputando sectores
de poder al MAS; infortunadamente en algunos de sus partidarios se está
reproduciendo las prácticas contra las que este partido se alzó y que fueran
base de sus triunfos electorales; de ahí mi insistencia en la educación ética
partidaria.
8- Sugerimos una nueva lectura de un texto cenital de Martí, ―Nuestra
América‖ así como de sus discursos y reseñas sobre Bolívar en uno de los
cuales señaló: ―porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hoy: porque
Bolívar tiene que hacer en América todavía!‖

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Cortina, Adela – Ética mínima. Tecnos, Madrid. 4ta edición. 1994.
Chomsky, N y Dieterich, H. – La sociedad global. Universidad de Buenos Aires,
Buenos Aires, 1996
Marí Lois, Juan – Filosofía & Educación. Los amigos del libro. Cochabamba,
2006.
Marí Lois, Juan – Derechos Humanos, una aspiración de todos y todas. La Paz.
2009.
Martí, José – Obras Completas. Tomos I y II. Ciencias Sociales. La Habana, 1975
Martí, José – Nuestra América. Ed. Losada, Buenos Aires.1980
Sousa Santos, Boaventura de – La universidad en el siglo XXI. Plural editores, La
Paz, 2007
"¿MENTES PARALELAS? COINCIDENCIAS Y DIVERGENCIAS
ENTRE SIMÓN RODRÍGUEZ Y JOSÉ MARTÍ"

Dr. Salvador E. Morales Pérez


salvadormp39@yahoo.com
Instituto de Investigaciones Históricas
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

Los paralelismos y las comparaciones de grandes personalidades siempre son


ejercicios riesgosos. No obstante, desde lo días en que Plutarco redactaba su
extraordinaria obra literaria, no pocos pensadores hemos concurrido a ese terreno
cenagoso. No ha sido para mí una recurrencia frecuente. Hará una veintena de
años lo hice al calor de la lectura de un artículo de un historiador venezolano
acerca de Simón Rodríguez. No llegaba a 10 paginitas el ensayo pero fueron
suficientes para detonar en mí una vertiginosa curiosidad. Trabajaba entonces en
la Biblioteca Nacional José Martí, como director de la Sala Martí y el Anuario
Martiano. De manera que apenas terminada la lectura del ensayo salí
inmediatamente hacia los ficheros de la planta baja. Una tarjeta traía lo que
buscaba. Mucho más. Allí estaban los tomos de la primera edición de las Obras
Completas de Simón Rodríguez. Pronto los tuve en mis manos y me tocó rasgar
las dobleces de los pliegos vírgenes.
Ciertamente, en Cuba no se conocía al personaje que había suscitado mi
desbocado interés. Eso creí durante mucho tiempo. Ninguno de mis colegas
cercanos tenía idea de tan fabulosa personalidad. En ese momento desconocía
que la ignorancia de Simón Rodríguez era mucho mayor. Se le había ignorado, en
todo el continente, incluyendo la tierra en que nació: Venezuela.
En pocas horas comprobé la existencia de un pensamiento americano genial y
particularmente, la razón que había encendido mi curiosidad. Numerosos de sus
planteamientos tenían un parecido sorprendente con aseveraciones muy
conocidas del pensamiento de José Martí. No sólo analogías rayanas en la
identidad, sino el mismo espíritu de radicalidad y de proyección americanista.
Quedé anonadado. Entre tantos estudiosos de Martí, ninguno había reparado en
la fortísima coincidencia intelectual.
Lo primero que me impuse fue la tarea de rastrear en la obra del revolucionario
cubano alguna mención, alguna cita, un indicio, que revelara influencia de las
obras de Rodríguez, particularmente, en las anotaciones hechas durante su
estancia en Venezuela en el año de 1881. Pero nada apareció, aunque juraba,
haber visto algo…
A los pocos días estaba tejiendo un cuadro de comparaciones simple. Muy
simple. Un acercamiento elemental de las coincidencias expresivas. De ahí nació
un artículo que luego integró mi libro Martí en Venezuela, Bolívar en Martí,
publicado simultáneamente en Venezuela y en Cuba en el año de 1985. El trabajo
mencionado no pretendió desbordar la difusión de un hallazgo interesante.
Aunque no volví al asunto hasta el día de hoy, no por ello dejé de interesarme por
el novelesco personaje y reuní cuanto libro se puso a mi alcance. Desde la novela
de Arturo Uslar Pietri, La isla de Robinson, hasta el opúsculo ilustrado de mi
amigo Edmundo Aray.
Al volver al tema deseo hacerlo de una forma más completa. Como decía al
principio, un paralelismo entre dos personalidades históricas relevantes debe
hacerse con sumo cuidado, prefiero implementar mejor la idea de analogías y
diferencias. Escarbando en las razones temporales de la subsistencia. Debe
atender también las diferentes circunstancias de geografía, formación, tiempos
históricos, cultura, intereses, medios empleados. De otro modo, la validez del
ejercicio comparativo tendría un valor pequeño. En principio nos enfocaremos a
las coincidencias temáticas y conceptuales. En esta ocasión pondremos en tela
sus ideas de la América que les tocó vivir y actuar.
Simón Rodríguez
Digamos en primer lugar, que Simón Narciso Rodríguez (Carreño) nació en la
Capitanía General de Venezuela, en la Caracas de 1771. Cuando América era un
continente repartido entre españoles, ingleses, franceses y holandeses en orden
decreciente. Llegó al mundo como expósito. Se educó en una sociedad que
repudiaba a los de esa condición. Su vida familiar dejó mucho que desear,
aunque parece que le brindaron la máxima instrucción elemental que se podía
alcanzar en aquellos tiempos y lugar. Por supuesto la Universidad estuvo
prohibida para él. No obstante, estudió por su cuenta, hasta convertirse en
maestro. Abrevó en las novedades intelectuales de su época: los grandes
maestros de la Ilustración que se pusieron a su alcance. Percibió los lejanos ecos
de la Revolución industrial europea. Fue partícipe de los primeros pasos de
autoconciencia del criollaje americano en su vertiente local caraqueña. Tomó
parte en los distanciamientos crecientes entre estos americanos y sus
contrapartes peninsulares. Fue un hombre del empalme de un nueva época, la
incidencia embrionaria de la modernización burguesa trasatlántica. Estados
Unidos era entonces el aislado paradigma de sistema republicano. Casi toda
Europa fue para él una gran obra de estudio. No participó en la etapa destructiva
del antiguo régimen colonial. Regresó a la América para dar su aporte
constructivo. Terminó siendo testigo de la reconformación oligárquica de las
nuevas repúblicas.
José Martí
Nació en La Habana, en 1853, un año antes de que falleciera Rodríguez, no sólo
en un territorio diferente, isla y puerto de gran actividad mercantil, sino bajo otras
condiciones no sólo de tiempo histórico. Las plantaciones esclavistas estaban en
todo su apogeo productivo, dando vida a una agromanufactura bastante moderna,
que llevaba la explotación humana a extremos devastadores. Hijo legítimo de dos
súbditos de España, obtuvo una escolarización regular. Como Rodríguez,
completó sus estudios en Europa, pero en la parte más atrasada: España. Martí
creció a la percepción sociopolítica cuando la América postcolonial contrastaba
fuertemente entre un norte anglosajón industrializado y en expansión y una
Iberoamérica en lenta, subordinada, periférica y deformada asimilación de la
modernidad capitalista. Asimilación retardada del progreso dada las relaciones
sociales y socio raciales supervivientes de la época colonial. Nacía una era, que
además de notables contrastes era portadora de nuevas formas de dependencia,
de un nuevo tipo de colonización, de arrolladora expansión imperialista de
diversos formatos en coexistencia. Tiempo también en el cual la esclavitud física
desaparecía para dar paso a la clase obrera moderna, en tanto la vieja oligarquía
aristocratizante cedía el paso a un empresariado pujante, con una vocación
competitiva arrolladora.
Visión de América de Simón Rodríguez.
Desde su primera gran obra publicada, Las Sociedades Americanas en 18283,
Simón Rodríguez, abordó las realidades y proyecto de América con un sentido de
totalidad geohistórica. En el Pródomo que dio a la luz en Arequipa en el mismo
año de 1828, no hace mención alguna de los nombres que se fueron dando las
repúblicas nacidas de la independencia y en trance de acelerar los procesos de
formación de Estados Nacionales. Sí hace una distinción, en tanto a semejanza
entre las formas de gobierno adoptadas por los republicanos de Sur-América
como "modificaciones de la forma del Norte". De esa página en adelante se
referirá específicamente a Estados Unidos y reservará la denominación América
para la enorme masa geográfica y humana que se extendía desde Tejas y Oregón
hacia el Sur. Esa es la idea física de América que ocupa el centro de sus
reflexiones.
Sin embargo, la América que es, no tiene tanta importancia para él como los
"cómo serán y cómo podrán ser en los siglos venideros" las sociedades
americanas, las repúblicas establecidas pero aun no fundadas. Es pues, esta
original obra, cuya segunda parte no vería la luz hasta 1842 en Lima, un estudio
polivalente de análisis y pronóstico en el cual se produce un activo
relacionamiento en torno a lo que es y lo que en potencia debe ser.
Quizás sea éste el primer intento serio en América de pensar en el cambio social
con un sentido de originalidad y totalidad que rebasa en mucho los
planteamientos alternativos sucedidos desde las ideas precursoras de Santacruz
Espejo4 y Vizcardo Guzmán5. Los ensayos ofrecidos por Simón Rodríguez
persiguen un nivel de sistematicidad en donde el sustento histórico sociológico y
la opción progresiva intentan enlazarse mediante un método democratizador.
De estos tres aspectos en fluctuante inter relacionamiento va a emerger una
premonitoria idea de América que no constituye sólo un reflejo de los elementos
humanos que la integran, sino una auscultación de las potencialidades dinámicas

3
) Simón Rodríguez. Sociedades Americanas en 1828, en Obras Completas, T.I, Universidad Simón
Rodríguez, Caracas, 1975. A esta edición nos referimos en las citas sucesivas.
4
Francisco Javier Eugenio Santa Cruz y Espejo,(1747-1795) quiteño de origen quechua y madre mulata, a
quien se atribuye tempranas ideas de independencia y de Gobierno popular. Desde 1770 concibió opúsculos
satíricos contra el régimen colonial, el titulado La Golilla le acarreó represión. Las autoridades calificaron a
Santacruz Espejo de subversivo y hallaron motivos deportarlo de Quito. Después de algún tiempo de su
regreso fue encarcelado y muró en prisión en 1796.
5
Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, Perú (1748) - Londres 1798), jesuita salió del Perú en 1767 expulsada la
Orden. En Italia, comenzó a impulsar la causa americana. En 1781 invocó apoyo inglés a la rebelión de
Tupac Amaru y en 1792 redactó la Carta a los españoles americanos en donde convocaba a los criollos
americanos a independizarse de la monarquía española.
que podrían ponerse en juego para alcanzar una sociedad verdaderamente
republicana.
Reparemos en el momento en que Simón Rodríguez se sumerge en tan
innovador proyecto. Sociedades Americanas venía gestándose desde que
regresó de su largo exilio europeo y la culminó en 1842, es decir, en el período de
postguerra anticolonial, cuando las repúblicas recién nacidas, veían peligrar su
emancipación por la contumacia coaligada de las monarquías europeas,
dispuestas a imponer nuevamente sus formas de dominio y de gobierno. No había
más repúblicas -en su sentido formal- que en el continente americano, pero en su
seno no habían perdido fuerza las clases sociales opuestas a todo cambio de
fondo en la estructura jerárquica, en los usos y costumbres, en los modos de
gobernar, a la democratización del saber.
La nueva aristocracia republicana, enajenada en los modelos foráneos,
desconocedora del país, ahogada de preocupaciones (prejuicios), en bélica
competencia por el poder, carente de un proyecto coherente de organización y
desarrollo, constituía el eje inerte que conducía a la reiteración de lo que llamó
"errores antiguos".
En verdad, la esclavitud se había reimplantado en varias repúblicas - en Estados
Unidos se había reforzado- coexistiendo con otras formas de enfeudamiento, los
productores y comerciantes habían caído bajo nuevas dependencias, se
abandonaron los propósitos de escolarización, caudillos y congresos competían
en incapacidad gubernativa. Los sueños liberales se pudrían en el terreno de la
práctica.
Ante tal retroceso y sus secuelas de desconcierto y zafio pragmatismo, de pueril
mimetismo y brutal incoherencia entre la retórica y la cotidianeidad, Simón
Rodríguez buscó generar un movimiento de consulta y para ello le pareció bueno
polemizar y de este modo avivar un debate que terminase por crear un fondo de
saber necesario para emprender un nuevo camino para los americanos. A este
propósito que él llamó causa social, se dirigió todo un abanico de ríspidos
razonamientos, que hasta donde hemos podido saber no alcanzaron el resultado
que se había propuesto su expositor.
Quizás la propia contundencia, el estilo desafiante, pero sobre todo los contenidos
mismos del proyecto expuesto avivaron nuevamente en las clases ilustradas, a
las cuales se dirigían la mayoría de los planteamientos, el miedo a la revolución,
pues no otra cosa latía en cada una de las propuestas rodriguianas. Ese miedo a
la revolución, que de modo admirable expuso Miguel Izard 6, suscitó una guerra
sucia entorno a Don Simón, guerra que apeló a todas las armas para silenciar y
descalificar.7 Todo ello por intentar la definición de un "gobierno verdaderamente
republicano", que en nuestros días debemos calificar como la búsqueda aun
trunca de un sistema de gobierno radical y totalmente democrático, aunque
ciertos autores persistan en omitir los adjetivos imprescindibles a todo alcance.
Precisamente, toda la fuerza reformadora que late en los escritos, está dada para
provocar la crítica en un democrático proceso de aprobación hasta que el plan
estuviere esclarecido, pero siempre a condición -véase qué sentido
8
antidogmático poseía el caraqueño- de "ejecutarlo en calidad de ensayo" .
El plan esbozado tenía como condición necesaria la expansión del conocimiento.
La democratización absoluta de la ilustración. La misma para todas las clases y
grupos sociales. De ahí que todo el cuestionamiento al estado de la organización
de la cultura fuere algo más que una ruda requisitoria contra la ignorancia en todo
su extensión, desde las raíces hasta las últimas ramificaciones: "la ignorancia -
sentencia- se sostiene por ignorancia"9.
Para quienes hemos tenido una formación sociológica en la base de nuestra
interpretación histórica resulta dubitante la afirmación de Rodríguez con respecto
a la Ignorancia, a quien él considera "causa de todos los males que el hombre se
hace i hace a otros", sin embargo, una meditación menos rígida termina por
concederle razón en sus respuestas a la desafiante pregunta:" ¿Cuál es la causa
de las revoluciones, sino la Ignorancia?"10 Desde luego, las temibles revoluciones,
en los ambiguos sentidos que se le dio en nuestra América durante el pasado
siglo y fuera uno de sus rasgos superficialmente caracterizadores a los ojos de
algunos países capitalistas de Europa, hallaron no poca excusa en las
incapacidades de las clases directoras. Por ofrecer vías apropiadas al país real,
interrogantes como las expresadas en la segunda parte de Sociedades

6
Miguel Izard. El miedo a la revolución. Editorial Tecnos, Barcelona,
7
Como bien señala el colega Reinaldo Villegas, el epicentro de la campaña de descrédito y satanización fue
durante su intento educador en Chuquisaca, Bolivia. Particularmente, de la camarilla oligárquica que rodeó al
mariscal Antonio José de Sucre, presidente entonces y algunos clérigos atrabiliarios. Reinaldo Villegas
Astudillo, Simón Rodríguez: maestro y pensador de América, Valencia, Venezuela, Universidad de
Carabobo, 1996, pp. 69-77.
8
Simón Rodríguez, Obras..., ed.cit., T.I, p.268.
9
Ibidem, p.332.
10
Ibidem, p.329.
Americanas en 1828, nos ofrecen la percepción que tenía Don Simón de la "clase
política" en usufructo del poder, y lo que es todavía muy irritante, la terquedad con
que continúa exhibiendo su ineptitud.
''Los que negocian Elecciones, a cara descubierta - las obtienen por manejos, ó
las sacan por fuerza, para representar a un pueblo que no conocen, i en asuntos
que no entienden, solo por darse importancia ¿piensan en el mal que pueden
hacer, i en el que pueda resultarles del que hagan?. Los que por fines
particulares, hacen Señor de Vidas i haciendas al Jefe de la Nación, sin pensar en
quién le sucederá!...¿llevan por mira el bien público? Los que se dejan elegir por
personas que compran Votos con Votos, i van, por condescendencia a hacer
leyes de encomienda, ¿ piensan en el bien de los pueblos? y los que, por no
desobedecer a una lei, que hace Lejisladores, como el Señor hizo Apóstoles,
saltan del bote a la playa, sin preguntar dónde van, i se ven de repente en el
Congreso, sin saber lo que han de decir - esperando que el espíritu de la
constitución los ilumine, ¿harán algún bien a la humanidad?"11.
Esta faceta es solo una ejemplificación interesada, desde luego, de cómo se sirve
de este eje para realizar el examen crítico de uno de los elementos sociales que
contribuía decididamente al estado de suspensión en que se encontraba la
América: Estado que describe en diversas páginas de modo incidental que
precisan una reconstrucción a partir del núcleo que él mismo propone bajo el
epígrafe, SUELO, SITUACION Y MOVIMIENTO de las Nuevas Repúblicas.
En cuanto a LUGAR hace énfasis en la dispersión y en la pequeñez de los grupos
en un continente vastísimo y erizado de obstáculos naturales. En tanto a la
SITUACION de tales grupos destaca la ignorancia de unos con respecto a los
otros y la ausencia de cooperación mutua (términos nuestros). Los
MOVIMIENTOS en que se ocupan los clasifica en dos esferas, la económica y la
política. De la primera subrayó la carencia de fondos y de medios para crear el
Tesoro público, el endeudamiento sin esperanza fundada de ser pagado y la
precariedad de la treta contra el consumidor del agravamiento de las mercancías
en las aduanas, De la segunda arguyó la falta de plan y demostró con lapidarias
frases la adopción de teorías e instituciones ajenas e "inadaptables a su suelo, a
su jenio, a sus costumbres, i a sus circunstancias".12 A ello agregó el

11
Ibidem, pp.328 y 329.
12
Ibidem, p.334.
acaloramiento de las pugnas internas, en las que inscribe las peleas sangrientas
de unos americanos con otros, en desgastadora distracción.
En su diagnóstico de la realidad americana detectó que la ENFERMEDAD DEL
SIGLO ES una sed insaciable de riqueza 13 y tal patología económica se dejaba
sentir por intermedio de tres proyectos ocurridos con optimismo mal fundado,
delirio, califica Rodríguez, pues a su juicio da lugar a la traficomanía, la colomanía
y la cultomanía. Estos medios, que él ve como uno solo para los intereses
foráneos, constituyen instrumentos de una segunda colonización. Para un hombre
que había tenido experiencias tan directas de las tendencias palpitantes en los
países del capitalismo noratlántico no era difícil observar que tras las apariencias
progresivas se hallaban apetitos de PREPONDERANCIA, término empleado por
Rodríguez14 . De este modo, el caraqueño, fue uno de los precursores en la crítica
a los enamoramientos de la élite criolla de los modelos importados de Europa
primero y de Estados Unidos después que aun no han sido debidamente
analizados15.
No poco examen crítico y tono irónico recibieron las soluciones mágicas
propugnadas a través de medios como el comercio, la colonización y la libertad de
cultos. A la exaltación del primer medio, calificado en cierta oportunidad de
traficomanía, puso en solfa por su mirada hacia afuera y por la inconsistencia de
una imagen de prosperidad que vienen de cómodo banquillo a los impulsores del
neoliberalismo contemporáneo. Vio los puertos llenos de barcos ajenos, los
almacenes ahitos de mercancías ajenas, las puertas colgadas de trapos ajenos16
y todo ellos con poco provecho para activar el país naciente. Ya en el Pródromo
de Arequipa había advertido:
―Mucho traen los Europeos a los puertos de América - los retornos no están en
proporción. Si hubiera circulación de capitales en todos los puntos donde se
compra y se vende, el valor de los cambios haría ver el déficit de las plazas. Los
Europeos calculan... sobre su industria, y los americanos... sobre comisiones
contra sí mismos‖. 17.

13
Ibidem, p.355.
14
Ibidem, p.355.
15
Veáse el estupendo ensayo de E.Bradford Burns, La pobreza del progreso, Siglo XXI Editores, México,
1990, que lamentablemente no tuvo en cuenta las obras de Simón Rodríguez.
16
Simón Rodríguez, Obras..., T.I, p.335.
17
Ibidem, T.I, p.283.
Fue en esa misma oportunidad en que destacó los desfavorables desequilibrios
de las balanzas comerciales y de pagos en el comercio exterior cuando alertó con
moderna agudeza: "los indios y los negros no trabajarán siempre, para satisfacer
escasamente sus pocas necesidades, y con exceso las muchas de sus amos"18.
A ese punto volveremos cuando se aborde su planteamiento de bienestar general.
No menor es la satirización de las bondades de la libertad de cultos como
expresión de progreso, ilustración, civilización. Don Simón insinúa que los
descendientes de los españoles, como éstos, no entendían de pluraridad de
cultos, y en una situación tan explosiva como la americana era peligrosa su
apresurada adopción, sobre todo cuando esta era más bien una señal hacia el
exterior para ser admitidos al NIVEL DE LAS NACIONES CULTAS. Sorprendente
precaución de un librepensador, de un opositor al despotismo y a la conocida
represividad de la religión católica, de un hombre caracterizado como ateo por sus
detractores. Consideraba inoportuna la penetración de otros cultos que podían
exacerbar los pleitos y estorbar la unidad en proceso de formación. Lo cual no
excluía el respeto a las creencias de los extranjeros. Razones de estado, desde
luego, no eternas sino transitorias., hasta que llegase el momento de un cambio
importante en la aplicación genuina de la libertad de creencias como expone en
tres trascendentales parrafitos: "Si los Americanos consultan a sus Sacerdotes
Ilustrados, estos les harán ver cuán necesaria es, por el honor del Altar, una
reforma en el devocionario de la Iglesia de América"19. (Más de un siglo tardaría
en surgir esa conciencia de honesta reforma, hasta la gran reunión de Medellín y
que ahora se hace retroceder por idéntico falaz enfoque teológico social al
criticado por Rodríguez).
Rodríguez, como tantos intelectuales del siglo XIX americano creía que los días
de hegemonía de la iglesia romana estaban contados, por su propio desgaste, la
anacronía de sus instituciones, el desprestigio de su posición ante la
independencia y con el proceso de secularización iniciado en sus patrimonios y
poderes20. Lejos estaba de imaginar la facultad mimética del catolicismo y, de las
veleidades de la oligarquía aburguesada que conducirían a la reveladora

18
Ibidem.
19
Ibidem, T.I, p.281.
20
Es ilustrador el capítulo consagrado por Leslie Bethell al estado de la Iglesia Católica al concluir la guerra:
las vacantes de importantes sedes episcopales, la disminución del clero y de su riqueza y de sus atribuciones:
Historia de América Latina, Cambridge University Press y Editorial Crítica, Barcelona, T.5, pp.204 a 208.
transacción de fines de siglo que echaría tierra al liberalismo anticlerical,
verdadera componenda para el control social de los sectores laborales en franco
ascenso de autoconciencia.
En su cautela respecto a la importación de novedades religiosas subyace el temor
ante las presiones expansionistas y hegemonizantes de Europa y Estados Unidos
(éstas aun muy verdes, pero evidentes). En los momentos de concertar acuerdos
comerciales con las flamantes repúblicas "varios países europeos intentaban
imponer cláusulas de libertad religiosa para sus súbditos,"21 lo cual era señal de
condicionante y por lo tanto lesionaba la presente soberanía.
Quizás Rodríguez percibió esta penetración de creencias como un fenómeno
potencialmente conflictivo, al brindar un componente ideológico religioso disidente
a sectores sociales con capacidad de ruptura interna, en favor de patrones
culturales alentados por específicos intereses de índole mercantíl y de influjo
político. Su reparo provenía de la función práctico-social y no de prejuicios
intolerantes impropios de un libre pensador como él. La disyuntiva entre sus
conceptos y las necesidades prácticas las resolvió inclinándose por resistir a una
corriente que le acercaba tácticamente a su blanco de críticas y sátiras, la religión
católica dominante. Las tradiciones coloniales del sector dominante constituían un
factor cohesionante, de dudosa validez, pero que había permitido por oportunismo
la sobrevivencia de no pocos elementos de la cultura de los naturales esclavos
negros en la síntesis forjada con lágrimas de tres siglos. Nada más ajeno a
Rodríguez quel a negación de derechos y libertades individuales y sociales, y la
renovación de las relaciones del hombre y la sociedad, pero el modelo de
transformación "desde fuera" suscitaba la más grande desconfianza, sustentada
sobre bases de mucha razón.
No obstante, el respeto táctico no le conducía a dejar de analizar con heterodoxia:
―Un zelo pueril ha reemplazado al zelo relijioso, de los primeros propagadores del
cristianismo en el Nuevo Mundo, los Indios tienen sus Ritos y su Liturgia, y en
meras ceremonias consiste toda su Religión. Los sacerdotes necesitan quedarse
a solas con ellos...y por mucho tiempo...para irlos despejando poco a poco. Su
trabajo debe reducirse a desterrar abusos de práctica: y bastante tendrán qué

21
Jean Pierre Bastian, Los disidentes: sociedades protestantes y revolución en México, 1872-1911,
FCE/COLMEX, México, 1989, p.26.
hacer, sin añadir dificultades con nuevos Ritos, y ... con nuevos dogmas, que es
peor‖22.
Para el precavido pensador la libertad religiosa era de una mayor trascendencia
que la prometida por los demagogos del liberalismo epidérmico: "La Libertad de
adorar: Supone la de pensar, creer y hablar, y...promete la de escribir".23 Y al
desarrollo de esas posibilidades se encargaría a los nuevos maestros que
proponía y no a los curas que se concentrarían en el culto.
La razón última de su prevención está claramente expuesta en su consigna, "los
Americanos deben abstenerse de todo procedimiento que pueda desunirlos", la
estabilidad interna y la búsqueda de la conciliación tenía su impulso en los
peligros que emanaban de los proyectos de preponderancia que conspiraban
contra ellos. UNION Y PRECAUCIONES dice en otra página alzando los signos. 24
Aunque las amenazas pendientes cambian de actores representativos de 1828 a
1842, la naturaleza del peligro es análoga y las secuelas también. A la frustrada
reconquista monárquica promovida por la Santa Alianza han sucedido nuevos
modos de apetito dominador. Con alertador realce acusó en el Pródromo de 1828:
―¡¡¡El derecho de conquista, de los tiempos bárbaros, es el que hace valer las
naciones cultas!!! ¡¡¡Por el espíritu de dominación, con que se honraban los
abuelos en tiempos de ignorancia, quieren distinguirse los nietos, en el siglo de
las luces!!!‖ 25
Esas sombras eran las que le habían inducido a la atrevida afirmación de que la
América no había obtenido la Independencia sino un armisticio. Es decir, que lo
alcanzado no era absoluto ni completo, sino lleno de cortapisas y fragmentado. A
los conflictos interiores irresolutos se añadía la variable externa. Su experiencia
europea hasta fines del primer cuarto del siglo pasado le proporcionó la
información suficiente para considerar que tras la retórica "civilizadora" de las
naciones europeas autocalificadas de CULTAS anidaba la falsa creencia "que
solo PREPONDERANDO prosperan"26

22
Simón Rodríguez, Obras...,ed.cit., T.I,p.281.
23
Ibidem, p.282.
24
) Ibidem, p.290. "Un jefe de la revolución de Buenos Aires -dice Tulio Halperin Donghi- señala las nuevas
tareas del cuerpo eclesiástico: liberado de la opresión del antiguo régimen, debe poner su elocuencia al
servicio del nuevo; quien no lo hagá se revelará indigno de la libertad y será privado de ella". Historia
Contemporanea de América Latina, Edición Revolucionaria, La Habana, s/f, p.157
25
Ibidem, T.1, p.272.
26
Ibidem, T.1, p.327.
De tal bandera la aspiración incluso de naciones que ayer apenas eran provincias
en clara alusión a Estados Unidos, que también dejaba ver su aspiración de
preponderancia en mayúsculas. El tropel de agentes/aventureros mercantiles tuvo
efectos desastrosos para los circuitos y centros de producción mercantíl: "en toda
Hispanoámerica, desde México a Buenos Aires, la parte más rica, las más
prestigiosa del comercio local quedará en manos extranjeras".27
Los proyectos de colonización (blanca) puestos en boga formaban parte de la
expansión civilizadora del capitalismo. A la equívoca panacea colonizadora de la
cual se burla olímpicamente ­ ―COLONIZACION. Que se descarguen barcadas de
Pulperos, de mandaderos, de mozos de cordel i de otros oficios, en que brillan la
Educación! i el Ingenio!, para enseñarnos a regatear, a correr, a pujar, a renegar
en varias lenguas y a emborracharnos a la Europea, no deja de contribuir en algo,
a la propagación de las LUCES –―28 opone la colonización interna, con las
fuerzas propias y sin más auxilio que la creación original. Cuando Rodríguez
escribía esto, ya la suerte de la colonización tejana incubaba la desgracia para
México.
Los proyectos de colonización europea tenían varios componentes teóricos y
prácticos. El económico-social recordaba la desconfianza de la élite hacia la
sociedad rural y la creencia de que no podría redimirse sin el "saber cómo"
europeo, que desde luego, no tenía nociones de la producción americana. Por
otra parte con ello se trataba de recuperar un equilibrio racial y social que
sustituyese el modo a los establecidos por el sistema de castas de la colonia. En
el plano psicológico revelaba los miedos y fobias sociorraciales de la oligarquía
blanca, tan visibles desde Sarmiento a Mora, detrás de la retórica oposición entre
civilización y barbarie que desconoció Rodríguez. Su consejo de entonces, de que
era preferible entender a un indio que a Ovidio, debe haber escandalizado a estos
xenoutopistas. El proyecto alternativo que propuso fue el de una colonización
propia -decir interna equivaldría a entrar en una polémica contemporánea que
atribuye otra connotación29 con el fin de afianzar la propiedad en manos de los
productores directos del país.

27
Tulio Halperin Donghi, op.cit, ed.cit., pp.162 y 163.
28
Simón Rodríguez, Obras...,ed.cit., T.I,p.346.
29
Ver Pablo González Casanova ofrece un interesante argumento de la llamada colonización interna..
Así pues, la tríada de peligros para la nueva América gira en torno a tres puntos
interrelacionados a la luz de la coyuntura post independentista: comercio exterior,
proyectos de colonización y libertad de cultos. Ellos constituyen las tres "especies
de delirio", tres piedras angulares de lo que llamó, repitamos, la ENFERMEDAD
DEL SIGLO, una sed insaciable de riqueza, esencia del sistema capitalista en
ascenso, y por qué no decirlo ya, en incipiente expansión bajo modalidades
antiguas y de nuevos mecanismos en proceso de germinación.
Ninguno de esos remedios los consideraba aptos para la búsqueda de la
prosperidad, por una razón muy simple confirmada por la historia: no conducía al
bienestar general y propio de las sociedades americanas. Digamos con Burns: "La
consecuencia inmediata fue que los modelos europeos engendraron en el Nuevo
Mundo estructuras económicas débiles y sumisas. También favorecieron al
afianzamiento de una minoría hábil, fuerte y acaudalada, pero debilitaron a la
mayoría".30 Esto es precisamente lo que trató de evitar Rodríguez con sus
propuestas.
Su insistencia de abatir la Ignorancia no está circunscrita a la solicitud de
Instrucción - y entiéndase que para Don Simón este medio tenía más alcances-
sino a los contenidos renovados de la cultura a reproducir por su intermedio. Por
lo cual estimaba una revisión a fondo de los paradigmas. Ya por 1828 puso en
tela de juicio la validez de dibujar los fundamentos de las nacientes repúblicas en
falsos orígenes:
―Dividen el origen en próximo y remoto. De este (el Griego y el Romano) no se
sirven sino para razonar arengas y proclamas. El que rige en todos sus planes es
el próximo... (la Inglaterra). Su uso constante lo traen de los Estados Unidos...en
láminas. Y cuando ni el origen ni el uso deciden ocurren al tercer principio; pero
en lugar de consultar el jenio de los americanos, consultan el de los europeos.
Todo les viene embarcado.‖31
Lo absurdo de esta manifestación imitacionista, que hunde sus raíces en la
colonia y prolonga sus ramajos hasta hoy, estaba fincado en la adopción de
patrones de consumo, tablas de valores, modelos institucionales, inaplicables a
realidades diferentes y desconocidas por la mayoría de quienes pretendían regir
el país con los ojos puestos en intereses y el reconocimiento foráneo. Bolívar, el

30
E. Bradford Burns, op.cit., pp. 18 y 19.
31
Ibídem, T.1, p.267.
otro Simón, lo había rechazado en el Congreso de Angostura en memorable
discurso y ahora su maestro lo criticaba con más argumentos y con rigurosa
sistematicidad, y aun más, lo cual agrega el mérito mayor, ofrecía soluciones
congruentes a los recursos disponibles y a la aspiración no de las mayorías, sino
de la totalidad.
El rechazo a la imitación lo hizo extensivo a la primera experiencia republicana en
América. La distinción de Estados Unidos con la América nuestra en que tanto
hincapié hizo José Martí, tiene su base precursora en el deslinde que hizo
Rodríguez como fundamento de la propuesta creativa:
ESTADOS UNIDOS
―Los consideramos como el país clásico de la libertad: nos parece que podemos
adoptar sus Instituciones solo porque son liberales=lo son en efecto; pero... el
suelo?.. su Extensión?.. sus Divisiones?...su Situación?... los Hombres?... sus
Ideas?...sus Costumbres?...las Razas?...las Clases?...las Creencias?...las
Necesidades?...la Industria?... la Riqueza?...dónde están?.
La única analogía que hai, entre las dos Américas, es la NOBLE idea, que ambos
tienen, de la utilidad de la ESCLAVITUD.
Los angloamericanos han dejado, en su nuevo edificio un trozo del viejo -sin duda
para contrastar- sin duda para presentar la rareza de un HOMBRE mostrando con
una mano, a los REYES el gorro de la LIBERTAD, i con la otra, levantando un
GARROTE sobre un NEGRO, que tiene arrodillado a sus pies‖32.
Y aun en esa analogía podemos añadir que hay una diferencia de trato sexual,
fundamentalmente, entre amos/blancos y esclavos/negros.
Simón Rodríguez asienta entonces una condición que nunca ha sido asumida en
nuestro continente más que a medias en algunos casos y ha sido contradicha en
la práctica de las oligarquías prevalecientes: ―Inventamos o Erramos‖. Los demás
medios -reiterados hasta el cretinismo- son velados subterfugios para soslayar la
incapacidad de asumirlos por las clases sociales que han detentado los poderes
sociales.
La elaboración de un proyecto y caminos propios, para sí, debía arrancar de la
recuperación de la memoria histórica, de un modo muy distinto a como lo
comenzaban a hacer los intelectuales orgánicos de la oligarquía republicanizada,

32
Simón Rodríguez, Obras...,ed.cit., T.I,p.342.
como autoconciencia de grupo dominante. Concepción que asumía el modelo
eurocéntrico. De modo escandalizante para los oídos de la época, Rodríguez
orilló la historia de medos, persas, egipcios, griegos y romanos para centrar el
interés reconstructivo en América:
―No nos importa tanto como... la Decrepitud prematura en que empiezan a caer...
(casi a su nacimiento)... las Repúblicas que han hecho los Europeos y los
Africanos, en el suelo de los Indios.‖33
Más adelante dirá con igual tono desafiante que más importa ―conocer a un Indio
que a Ovidio‖. Ya sabemos que Martí afirmó o parafraseó de igual modo la
necesidad de un reconocimiento de nuestro ser, como condición indispensable, al
diseño de un plan congruente con las especialidades de nuestros intereses en un
sentido global desde el punto de vista humano y especial desde el punto de vista
regional. Esta era la vía para obtener una imagen de América sin fragmentación y
sin ataduras. La idea de totalidad no ignora todos los elementos que lleva dentro
ni los que la rodean.
El ánimo que impulsa esta idea de América es la promoción del bien social, del
Bienestar General porque su preocupación por América es ante todo por el
género humano que lo ocupa, trabaja y sufre en ella; este interés de mejoramiento
para esas mayorías sufrientes permea su teoría del interés general por encima del
interés de grupo:
―No hai materia, más interesante, más importante, ni de más consideración, que el
bien JENERAL, ni hai obra que requiera más aptitudes, más contracción, ni más
esmero...‖34
Rodríguez se da cuenta de lo gigantesco del empeño, de las dificultades que se le
atraviesan, de los prejuicios y preocupaciones en acecho, y aunque era muy difícil
calibrar la hondura de la ruptura social y hasta qué punto se habían debilitado las
clases conservadoras de status, fueros, privilegios y prejuicios, está firmemente
convencido del papel de la educación -como los enciclopedistas franceses del
siglo anterior- como instrumento de reforma social de magna efectividad.
La educación para todos por igual, sin distingos de clase ni de materias, con
trabajo manual para unos y otros, es decir, una educación popular, o como otras
veces la llaman educación social o republicana.

33
Ibidem, T.1, p.288.
34
Ibidem, T.1, p.305.l, sin distingos de clase.
Estaba también convencido que la arrogancia, la vanidad, la avaricia, la envidia,
eran modificables mediante el ejercicio de una educación de los sentimientos tal
como él la proponía. Esta educación especial crearía la base de conocimientos y
de sensibilidad necesarias para abrir caminos más apropiados al desarrollo de la
América y a la fuente de invención exigida.
De este modo, se zanjarían conflictos y se tendería una infraestructura de defensa
que diese base indispensable al sincretismo que pondría en amistad todas las
partes del continente ―¡Sean amigas si quieren ser libres!‖, exigió al finalizar el
Pródromo de 1828. De esta manera encaminaba un proyecto histórico destinado
a establecer una democracia pensante, cotidiana, autoregulada y general como la
que aun tenemos pendiente construir.
Cuando Rodríguez escribió esta obra ya la historiografía latinoamericana del siglo
XIX comenzaba a enseñar los lineamientos elitarios, sesgados y prejuiciosos con
respecto a los sectores populares, que sentarían infeliz cátedra en el resto de esa
centuria y la siguiente. La marginación de todos los elementos discordes al
proyecto civilizatorio europeísta al cual uníase el destierro económico y político de
la oligarquía dominante fue un acorde común, como también lo era la denigración
de las culturas aborígenes y de procedencia africana. La presión interesada de
adentro y de afuera, conducía a cancelar los proyectos alternativos que se
orientaban -como los de Simón Rodríguez- a una consideración social amplia,
abarcadora, en la que entrarían en juego las condicionantes históricas y la
creación original, todo ello apuntando a un beneficio plural y a un ejercicio de
gobierno democrático sin trancas ni abusos, por medio de un ancho y largo
proceso educativo que acumularía la cultura necesaria para crear una sociedad
profundamente humana.
El concepto de José Martí:
Es sabido que antes de que Martí emplease esa expresión en su contundente
ensayo ―Nuestra América‖, publicado en el año 1891, esta había sido usada
ocasionalmente por escritores y políticos. De vez en cuando aparece algún que
otro despolillador como yo que descubre que tal o más cual había empleado esta
terminología mucho antes. Qué bueno que así suceda, no por buscar reasignar
derechos de paternidad sino por otra cosa mejor: estaba en la atmósfera de la
unión en la pluralidad.
El Martí joven empezó a desarrollar su idea de América como concepto especial
hacia 1875 al calor de la influencia de intelectuales mexicanos y al amparo de su
experiencia personal. Bajo estos efectos abandera las propuestas de una
literatura, teatro, historia, expresiones, leyes, modelos económicos, congruentes a
35
las realidades y necesidades americanas. A raíz de esos contactos hace suyo
el rechazo a los trasplantes, a la imitación. Obviamente no es el primero en
hacerlo, pero sí el más insistente de su tiempo. A partir de entonces se sumerge
en un enriquecimiento y maduración acelerada de la idea. Durante su estadía en
Guatemala detectamos el nivel alcanzado, en una parrafada muchas veces
citada, en donde la densidad comparte lugar con cierta carga afectiva.36
―Interrumpida por la conquista la obra natural y majestuosa de la civilización
americana, se creó con el advenimiento de los europeos un pueblo extraño, no
español, porque la savia nueva rechaza el cuerpo viejo; no indígena, porque se ha
sufrido la injerencia de una civilización devastadora, dos palabras que, siendo un
antagonismo, constituyen un proceso; se creó un pueblo mestizo en la forma, que
con la reconquista de su libertad, desenvuelve y restaura su alma propia‖.
Es interesante el párrafo siguiente, menos citado que el anterior:
―Toda obra nuestra, de nuestra América robusta, tendrá, pues, inevitablemente el
sello de la civilización conquistadora; pero lo mejorará, adelantará y asombrará
con la energía y creador empuje de un pueblo en esencia distinto, superior en
nobles ambiciones, y si herido, no muerto. ¡Ya revive!‖
Ahí están los gérmenes de su consideración identitaria, útil paso precedente para
transformar una expresión desintencionada en una noción abarcadora y
polisémica. Por supuesto, este proceso de conceptualización no se puede
encerrar en estrictos límites literarios. Se trata de un resultado de un complejo
proceso de conocimiento y comunicabilidad.
Es sabido que la experiencia existencial de Martí, durante sus estancias en
México, Guatemala y Venezuela, unida a su vivencia cubana constituyeron la
base de u aprehensión de las realidades americanas. Realidades que cobran
singular emergencia en los contrastes con las vivencias en Europa y Estados

35
José Martí, Obras completas, La Habana, Editora Nacional de Cuba, 1963-65, t. 6, p. 211. Cito a título de
ejemplo: “La poesía de las naciones libres, la de los pueblos dueños, la de nuestra tierra americana, es la que
desentraña y ahonda, en el hombre las razones de la vida, en la tierra los gérmenes del ser”.
36
Ibídem, t.7, p. 98. A mi parecer en ese párrafo hay una intuición de la significación sintetizadora de lo que
luego Fernando Ortiz denominará transculturación.
Unidos. En toda su obra literaria, periodística, puede seguirse el rastro de una
serie de elementos que partiendo del problema ontológico van conformando una
interesante teoría de América, de la América que delimitó como nuestra: ―del
Bravo a la Patagonia‖.
Para mí ha sido interesante el periodo venezolano, en donde manejó muchas
fuentes y no descartó que de oídas o de leídas haya tenido noticias de los que
pensó y publicó Don Simón. Esta frase de una carta me sugiere una pista: ―De
América soy hijo: a ella me debo. Y de la América, a cuya revelación,
sacudimiento y fundación urgente me consagro, esta es la cuna.‖ El término
fundación empleado por Rodríguez en su argumentación. Martí se concentró en
otros puntos principalemente.
Junto al problema del ser, de la necesidad de definir quienes somos en el
mosaico humano mundial. Van tamizándose una serie de problemitas anexos: la
cuestión de las etnias y razas en miscigenación y compartimentaciones con su
cauda de estereotipos y resentimientos intergrupales. La cuestión del
conocimiento más profundo y fundado de la realidad americana, conocimiento y
educación apropiados para orientar a estos países. De ello se desprende el
posicionamiento ante el debate por los modelos de desarrollo a seguir para el
progreso bien entendido y sus corolarios: el copismo, la creación propia, la
alienación cultural de las clases dominantes, más la ignorancia de las clases y
grupos subalternos. Elementos presentes en las olvidadas obras de Rodríguez.
La experiencia directa tiene en Martí un papel relevante, de mucho mayor peso
que la información obtenida por los libros, revistas y periódicos. Sabe ver las
realidades. Las incorpora en su discurso en generalizaciones muchas veces
atrevidas. De esta forma multivariada: como delimitación posesiva, como
expresión de amor y como metodología distintiva se va gestando la elaboración
del concepto ―nuestra América‖, que se incorpora al discurso revolucionario
moderno con una carga de resonancias ideológicas y políticas de fácil
decodificación y destinada a un proyecto de seguridad y desarrollo de vastas
perspectivas regionales.
Para comprender mejor los alcances de este proceso de conciencia y elaboración
es necesario partir de varias condiciones y elementos actuantes en la arena
económica, política y cultural del planeta en el siglo XIX. Vio el desenvolvimiento
de las precariedades que atisbó Rodríguez.
La historiografía contemporánea ha señalado en los fines del siglo XIX una
Segunda Revolución Industrial.37 Esta discutida periodización se hace partir de
los años setenta hasta comienzos del siglo XX. Aunque constituye una
continuidad del proceso iniciado en Inglaterra desde mediados del siglo XVIII que
se extiende hacia la creciente periferia del sistema capitalista, mundializándolo,
tiene sus rasgos propios. Tuvo lugar una renovación de orden tecnológico para
producir en masa y bajar costos, lo cual incrementó la demanda de materias
primas y la ampliación de mercados para las nuevas manufacturas. Crecimiento
económico y cambios sociales significativos al incorporar a las fábricas buena
parte de la población. Se esboza la sociedad de masas. Cuando este proceso
entraba en su apogeo en Estados Unidos y en parte de Europa, los ecos de la
primera revolución industrial apenas se estaban asentando, fragmentariamente,
en la América Latina.
El capitalismo que se extiende a la América Latina, lenta y
desproporcionadamente tendrá como ideal de política exterior la libertad del
mercado ajeno. Las nuevas grandes corporaciones comienzan a intervenir en los
Estados para que coadyuven en la búsqueda de mercados exteriores de otros
países no desarrollados o simplemente la adquisición de nuevos territorios en
condición de colonias. La ecuación es bien conocida y simple, se plantean la
salvaguarda, principalmente es el caso de Estados Unidos que empieza a
desempeñar un papel más influyente en la región adyacente, mediante un
proteccionismo inconmovible y la búsqueda a cualquier precio de nuevos
mercados y áreas de inversión de los capitales sobrantes destinados a la
obtención de un flujo uniforme y barato materias primas. Se comienza a implantar
así un nuevo tipo de dependencia lo que luego llamaremos el neocolonialismo.
Creo que esa acometida fue invocada de modo metafórico al iniciar el texto
fundamental en el examen que hacemos de la noción de "nuestra América"‖
recordémoslo:
―Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él
quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la
alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes
que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la

37
PASDERMADJIAN, H. La Segunda Revolución Industrial. Tecnos. Madrid, 1960.
pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engullendo
mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar.‖38
A la altura de los conocimientos contemporáneos pocos se atreven a negar que
esta alusión tiene dedicatoria, un sujeto bien conocido, el fenómeno imperialista.
No cabe duda, José Martí es el iniciador del antimperialismo moderno en el
ámbito latinoamericano. En Estados Unidos observó con prevención el
crecimiento de las pretensiones hegemonistas en el escenario de grandes
acontecimientos y definiciones. La renovación industrial y la producción en serie,
aunadas a la transformación en los medios de comunicación y sistemas de
organización laboral más productivistas, llevaron en su cauda un notable
crecimiento económico, las crisis económicas y sus secuelas sociales.
La superproducción de mercancías y la avidez paralela de mercados, fueron
apreciadas por Martí. Dedicó atención a la decadencia de la clase política -en
contubernio con los empresarios y banqueros- hundida en la corrupción desde el
gobierno de Ulises Grant. La podrida maquinaria electoral le hacía dudar del
porvenir democrático de Estados Unidos. Demócratas y republicanos corrompían
por igual a las instituciones liberales. No dejó de admirar la diligencia, laboriosidad
e inventiva del pueblo que se iba redefiniendo en Norteamérica. Dio a conocer a
sus lectores de Hispanoamérica los grandes valores literarios como Thoreau y
Whitman. Sin embargo, no dejó ofuscar su juicio y hundió su análisis hasta las
mismas entrañas del convulso sistema. En ellas apreció los cambios que venían
produciéndose en lo que respecta a la conexión entre los males internos y el
empeño en desaguarlos hacia fuera con una política expansionista de nuevas
características. La penetración pacífica fue el expediente usado desde el primer
lustro de los 80. Penetración de carácter mercantil y de suave protectorado.
Querían la exclusividad sobre todo el continente.
El plan comenzó a tomar forma de estrategia política a partir de la reunión en
Washington de representaciones de las repúblicas de América. La idea era de
James Blaine, secretario de Estado, empeñado en institucionalizar una
integración con Estados Unidos como centro director del discutido
panamericanismo monroísta, patrocinador de una política acometedora y
antieuropea.

38
José Martí, Obras completas, Ed. Cit, t. 6, p. 15.
El año 1889 fue para Martí pletórico de presagios, preocupaciones y amarguras,
de definiciones, perspectivas y tenaz puja. Siguió de cerca y vigilante las sesiones
de la Conferencia Internacional Americana auspiciada por Blaine. En aquellos
instantes la coyuntura histórica parecía beneficiar los sueños imperialistas bajo la
cubierta del "panamericanismo".
La imagen de Estados Unidos en América Latina pasó a una percepción diferente.
Ya lo más granado de la intelectualidad no los miraban como un ejemplo a seguir
ciegamente como hicieron los primeros independentistas hispanoamericanos con
respecto a su organización social y política. Desde la guerra con México hasta el
comienzo de los años 90 fue aumentando la idea de un peligro latente. Y fue
Martí quien resumió las preocupaciones crecientes con un grito de alerta:
―Pero otro peligro corre, acaso, nuestra América, que no le viene de sí, sino de la
diferencia de orígenes, métodos e intereses entre los dos factores continentales, y
es la hora próxima en que se le acerque demandando relaciones íntimas, un
pueblo emprendedor y pujante que la desconoce y la desdeña.(...) como su
decoro de república pone a la América del Norte, ante los pueblos atentos del
Universo, un freno que no le ha de quitar la provocación pueril o la arrogancia
ostentosa, o la discordia parricida de nuestra América, el deber urgente de
nuestra América es enseñarse como es, una en alma e intento (...) El desdén del
vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América; y
urge, porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca
pronto, para que no la desdeñe. Por ignorancia llegaría, tal vez, a poner en ella la
codicia. Por el respeto, luego que la conociese, sacaría de ella las manos. Se ha
de tener fe en lo mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar
ocasión a lo mejor para que se revele y prevalezca sobre lo peor. Si no, lo peor
prevalece. Los pueblos han de tener una picota para quien les azuza a odios
inútiles; y otra para quien no les dice a tiempo la verdad...‖39
Se iniciaba una coyuntura difícil para llevar a cabo la tarea independentista
cubana.
La situación cambió en 1891, año en que dio a conocer su memorable ensayo,
―Nuestra América‖, que es, con la Carta de Jamaica de Bolívar, uno de los
documentos más valiosos del pensamiento político latinoamericano, donde

39
José Martí, Obras completas, ed, cit., t. 6, p. 24.
efectúa un recuento crítico del pasado americano más reciente, la artificialidad
institucional de las repúblicas creadas en afán de imitar, la ausencia de
conocimiento de la constitución real de los países de nuestra América, la
necesidad de buscar soluciones propias y el necesario reacomodo estratégico de
las fuerzas patrióticas para una lucha que impida la expansión de nuevos vínculos
de dependencia en el instante que Estados Unidos se propone extenderse por
estas débiles naciones.
La afiliación de Martí con los pobres de la tierra es bien conocida. Otro punto de
coincidencia con el maestro caraqueño. En primer lugar con los negros esclavos
que vio padecer en su niñez, punto de donde emerge su identificación con las
víctimas, matriz de una sensibilidad volátil frente a las injusticias. Luego se
extiende a los grupos sociales subalternos y menesterosos, y particularmente, a
partir de su estancia en México con los indígenas. Tal identificación destaca su
presencia en el ensayo Nuestra América de forma multifacética, pero tiene
antecedentes precisos de una consustanciación en la cual las imágenes poéticas
traducen una imbricación más profunda.
De mayor trascendencia para el ámbito de la política internacional es la fuerza
implícita en la noción ―nuestra América‖ como instrumento de resistencia frente a
los cometas que van por el cielo engullendo mundos. ―Los pueblos que no se
conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos‖.
Es un punto en el cual insiste, como lo hizo Rodríguez en su anticipador ensayo,
desde su estancia en Centroamérica, con tremenda fogosidad. Directa e
indirectamente, como cuando invoca la desunión que prestó facilidad de la
conquista de México y Guatemala. De modo que emplea la lección histórica como
recurso ideológico y retórico para persuadir la pluralidad mancomunada de la
resistencia frente al embate expansivo en apogeo. ―¡los árboles se han de poner
en fila para que no pase el gigante de las siete legua! Es la hora del recuento, y
de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las
raíces de los Andes‖. La noción de lo nuestro sirve plenamente a la tentativa
unitaria como un común denominador frente al peligro externo e interno, referido
en las imágenes del tigre y del pulpo como las fieras que están en disposición de
devorar y sujetar por todos los lados como sugiere la imagen del octópodo. El
tigre, simboliza el apetito animal que se guía por sus instintos, ataca, despedaza,
desgarra, derrama sangre, nos desaparece entre sus fauces, en tanto que el
pulpos el portador silencio de los tentáculos opresores, cercenador de libertades,
controlador de movimientos, mecanismo de asfixia.
No incurría en alarmismo movilizador el poético exhorto. La segunda mitad del
siglo XIX fue escenario de una expansión colonialista impresionante. Las
potencias europeas se lanzaron a tomar el resto del mundo. Impulsados por la
creciente maquinaria industrial se apoderaron de partes enormes de Asia y de
Africa. Estados Unidos no se quedó fuera del juego, si bien aun hacía la digestión
de la adquisición brutal de los territorios que lo extendieron hasta el Pacífico. Puso
los ojos en Hawai y en varios lugares de las Antillas.
Quizá lo más grave de la amenazadora coyuntura globalizadora era el peligro
interno. Que había variado bastante en sentido negativo desde los tiempos de
Rodríguez. Es de interés observar que después del exhorto a la unión, a la
alianza, pase a examinar y juzgar hacia dentro. Palabras duras, fuertes
etiquetamientos se derraman a quienes se cobijan con la bandera extranjera;
sietemesinos, traidores, desertores, insectos dañinos, gusanos que le roen el
hueso a la patria. La fractura interna siempre ha sido el flanco más vulnerable de
un pueblo débil frente a un fuerte conquistar, frente a cualquier pretensión de
dominio. De manera que la unidad nacional es un prerrequisito para la defensa,
para la seguridad. No ignoraba todos los intereses nacidos del lazo entre criollos y
extranjeros, por el contrario, criticó duramente la subordinación a las casas
comerciales europeas que invadieron los puertos americanos: Rodríguez dixit.
Sabe muy bien que las clases directoras de los asuntos americanos viven
alienadas e impreparadas para el progreso indispensable, el progreso totalizador,
de conjunto, compartido, los genuinos intereses nacionales y no el libro de
cuentas de una élite.
De una élite dominante que pasa a caracterizar como incapaz para el buen
gobierno, como un sector poderoso pero inepto por su alelamiento con los
paradigmas ajenos, un poder enajenado en la selección de modelos externos a
las realidades del país. Es obvio que esas realidades observadas por Martí no
eran las realidades de la élite sino la del abanico completo de las heterogéneas
sociedades americanas. Durante décadas estuvieron discutiendo sobre
proteccionismo, librecambio, inmigración, etc...desoyendo los demás intereses y
voces como la de Simón Rodríguez...con un opaco y deformado resultado final: ―A
lo que es, allí donde se gobierna, hay que atender para gobernar bien; y el buen
gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el
francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país, y cómo puede ir
guiándolos en junto, para llegar, por métodos e instituciones nacidas del país
mismo, a aquel estado apetecible donde cada hombre se conoce y ejerce, y
disfrutan todos de la abundancia que la Naturaleza puso para todos en el pueblo
que fecundan con su trabajo y defienden con sus vidas. El gobierno ha de nacer
del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma de gobierno ha de
avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio
de los elementos naturales del país.‖
La adopción de un método apropiado a la América nuestra, se hizo exigencia.
Exigencia de conocimiento, exigencia de educación, exigencia de desalienación,
de amplitud de miras, de respeto a otras aspiraciones y necesidades sociales, de
transformación de enfoques y en la preparación de idóneos y honrados para el
desempeño de las funciones públicas. Los antecedentes antes citados permiten
remontar los orígenes de tales urgencias.
Lo nuestro, demanda congruencias entre la composición, los objetivos y las vías
de realización. Ese fue el epicentro del ataque de Martí a medio siglo de anómalo
desempeño republicano. No sólo enjuiciaba el caudillismo cerril, el personalismo y
las camarillas, también la inefectividad de la naciente intelectualidad más deseosa
de puestos que de creación original. Una intelectualidad que había dado muy
pocos frutos de utilidad y que se avergonzaba o ignoraba los componentes
indígenas y africanos de las nacionalidades en germinación. De esa arremetida
no escapa el clero enfrascado en cerrar el paso a la ilustración, más preocupado
con el contubernio con los poderes que con el padecimiento y los anhelos de los
humildes.
Dadas las condiciones de la época la perspectiva a corto plazo de Martí se ve
reducida a un campo de acción puramente ideal. Dirige su clamor a las
juventudes, a las juventudes universitarias con mayor énfasis, aunque las
universidades eran centros de formación muy limitados en opciones. Había
necesidad de transformarlas de fondo. Darle la batalla al espíritu de copia que se
había instalado en las mentalidades. ―. ¿Cómo han de salir de las universidades
los gobernantes, si no hay universidad en América donde se enseñe lo
rudimentario del arte del gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares
de los pueblos de América? A adivinar salen los jóvenes al mundo, con antiparras
yanquis o francesas, y aspiran a dirigir un pueblo que no conocen‖.
Conocimiento pasa a constituir un requisito indispensable para saber quiénes
somos, qué podemos anhelar para todos y porque medios podemos alcanzarlos.
Conocer como infraestructura teórica para el pronóstico, para el diseño más
apropiado del proyecto movilizador, como fuente para la creación propia y como
norte para el desarrollo de las capacidades. ¿Huellas de Rodríguez?
El punto de partida para tan necesario ejercicio de reorientación es la historia,
nuestra historia aun pendiente de develar, deformada en su despegue por una
visión elitista, eurocéntrica, sesgada, excluyente, que aun no hemos terminado de
arrancar de nuestro oficio: ―La historia de América, de los incas acá, ha de
enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra
Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria‖. Las
mismas imágenes!!!
Necesaria. Es decir, que va más allá de la rememoración del pasado para adquirir
una función concientizadora en el rescate identitario, en la práctica política y
cultural, en la elaboración de soluciones apropiadas a nuestras características, a
nuestras especificidades.
El reto principal estaba en la democratización radical de los puntos de vista y de
las prácticas sociales y culturales. El pasado de conquista, opresión, esclavitud y
servidumbres pesaba mucho. Debía enfrentarse el auge europeísta,
panhispanista, que actuaba en los altos niveles. Dar entrada a los preteridos y
mucho más hacer alianza con ellos. Un fardo difícil de mover.
Es un hecho bien conocido que la percepción que se tenía en el mundo más
poderoso, en cuanto a la tecnología, producción, recursos de guerra y
conocimientos, dejaba mucho que desear. Fluctuaba entre la minusvalía y la
discriminación, entre el desprecio y el denigramiento. No les preocupaba
conocernos más de lo que atesorábamos para sus necesidades de expansión y
sus apetencias de dominio mercantil. Nos veían con unos aires de superioridad
que provocaban sentimientos encontrados de envidia y de inconformidad.
Las razones alegadas no se basaban solamente en las diferencias de desarrollo
agudizadas en la etapa post-independentista. Altanerías etnorraciales se
cobijaban en teorías racistas como la expuesta y muy difundida del conde
Gobineau. Antes que él otros pensadores europeos de mucha influencia habían
expresado teorías raciales de igual talante.40
No hay duda de que esos pensadores, y sus émulos criollos, están puestos en
tela de juicio en la reconsideración del problema racial en la composición de los
nuevos pueblos que han venido conformándose en la dramática historia colonial:
―Los pensadores canijos, los pensadores de lámparas, enhebran y recalientan las
razas de librería, que el viajero justo y el observador cordial buscan en vano en la
justicia de la Naturaleza, donde resalta en el amor victorioso y el apetito
turbulento, la identidad universal del hombre. El alma emana, igual y eterna, de
los cuerpos diversos en forma y en color. Peca contra la Humanidad el que
fomente y propague la oposición y el odio de las razas‖.
El asunto no perdió consideración en el terreno de la práctica política liberadora
en que se jugaba no sólo el porvenir de Cuba, sino la correlación de factores
geopolíticos en la región caribeña: ―Con los oprimidos había que hacer una causa
común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de
los opresores‖.
No pinta un porvenir risueño pero no deja de lanzar un desafío para emprender un
camino propio de salvación por esa vía abrupta y tortuosa de batir los residuos
coloniales y los peligros acechantes de una nueva fase de recolonización
mediante nuevos expedientes de dependencia. Su bramido congregador, cargado
de romanticismo revolucionario, raya en un grito desesperado temeroso de no
hallar los suficientes oídos receptivos:
―Pero en el amasijo de los pueblos se condensan, en la cercanía de otros pueblos
diversos, caracteres peculiares y activos, de ideas y de hábitos, de ensanche y
adquisición, de vanidad y de avaricia, que del estado latente de preocupaciones

40
En los planteamientos filosóficos del siglo XVIII e inicios del XIX pueden leerse expresiones tan
chocantes y e imaginativas como esta de Inmanuel Kant: “En los países tórridos el hombre madura antes en
todos los aspectos, pero no alcanza la perfección de las zonas templadas. El género humano en su expresión
más perfecta se manifiesta en la raza blanca. Los indios amarillos poseen un exiguo talento. Los negros
tienen un nivel aún más bajo, y el más bajo de todos es, el de una parte de la población americana”. En
cambio acerca de los habitantes de las llamadas “zonas templadas” Kant atribuye exageradas exaltaciones
fenotípicas: “más hermosos físicamente, más trabajadores, más alegres, más moderados en sus pasiones y
más inteligentes que ninguna otra raza humana en el mundo”. Cabía esperar más rigor en una inteligencia
como la suya, sin embargo el fundamento racista se sustenta en una débil concepción “carácter innato,
natural”(...)”en la composición de la sangre de los seres humanos”.
Otro grande de la filosofía alemana, G. W. F. Hegel sostiene un punto de partida bastante similar: “La
Fisiología diferencia en primer término las razas caucásica, etiópica y mongólica, a las que se agregan aún las
razas malaya y americana.”. Por supuesto una idea muy epidérmica de la fisiología. Hegel recurre a la
morfología craneana para ensayar una clasificación de razas. Aspectos superficiales como “prominencia de
los pómulos”, “convexidad y anchura de la frente”.
nacionales pudieran, en un período de desorden interno o de precipitación del
carácter acumulado del país, trocarse en amenaza grave para las tierras vecinas,
aisladas y débiles, que el país fuerte declara perecederas e inferiores. Pensar es
servir. Ni ha de suponerse, por antipatía de aldea, una maldad ingénita y fatal al
pueblo rubio del continente, porque no habla nuestro idioma, ni ve la casa como
nosotros la vemos, ni se nos parece en sus lacras políticas, que son diferentes de
las nuestras; ni tiene en mucho a los hombres biliosos y trigueños, ni mira
caritativo, desde su eminencia aún mal segura, a los que, con menos favor de la
Historia, suben a tramos heroicos la vía de las repúblicas; ni se han de esconder
los datos patentes del problema que puede resolverse, para la paz de los siglos,
con el estudio oportuno y la unión tácita y urgente del alma continental.‖
Últimas consideraciones
Los dos textos que hemos tomado de Simón Rodríguez y de José Martí, que no
excluyen un ezamen más amplio de ambas producciones en su totalidad, los creo
lo suficientemente representativos para establecer una serie de filiaciones:
1.- No dudo de que en Caracas haya oído de Rodríguez o haya leído alguna de
sus obras. En la biblioteca de Cecilio Acosta, o de sus labios pueden haberse
quedado aquellas sabias reflexiones. Martí no solía citar con precisiones como las
actuales. No era la moda. Un estudio más detallado de sus afluentes intelectuales
revela cuanto rumiaba y reelaboraba lo estudiado.
2.- Desde luego las convergencias y coincidencias no están excluidas porque los
problemas americanos estaban a la vista de ambos y de todos. Por contraposición
a los aconteceres guiados por las oligarquías enajenadas se podía llegar a
conclusiones análogas.
3.- Suelen atribuirse a Martí planteamientos originales que sin embargo ya tenían
precedentes en la cultura latinoamericana acumulada. Se debe más que nada a
una persistente ignorancia de los contextos históricos más minuciosos.
4.- A mi juicio no cabe duda de que varias expresiones célebres de Martí tienen
una fuerte semejanza a las empleadas por Simón Rodríguez en sus textos.
5.- De manera, que esta cuestión debe quedar como un tema abierto a más
exploración que la aquí rápidamente ofrecida.
EL HISPANOAMERICANISMO ANTICOLONIAL EN BOLÍVAR

Prof. Rafael Pompilio Santeliz


pompiliosanteliz@yahoo.es
Centro de Investigaciones Sociales y Culturales
Universidad Bolivariana de Venezuela
Edo. Lara - Venezuela

La finalidad de este trabajo es entender las particularidades del pensamiento


hispanoamericanista de Bolívar en el marco de su lucha anticolonial. La lectura de
textos de autores diversos dieron pie para otras revisiones de fuentes primarias,
quizá con otras miradas y otras perspectivas, lo que permitió historiar la
propuesta.
Se persiguió sistematizar diferentes datos, claves y posiciones contenidas en el
fichaje realizado de las cartas de Bolívar entre 1810 y 1826, fecha de la
realización de Congreso de Panamá. Se buscó reconstruir el discurso, en un
ejercicio personal de investigación, basado en datos dispersos que se fueron
configurando en la medida en que amplió la visión de conjunto dada por algunos
historiadores.

El énfasis fue puesto en sus posiciones ante las potencias extranjeras, unido a la
visión latinoamericana. Se buscó siempre la perspectiva, el arqueo, de algunas
proposiciones que pudieran servir para reflexionar sobre estos tópicos y apreciar
sus enseñanzas. Se estimó que si se lograba unir o sistematizar estos trozos
dispersos del proceder en una época, podrían aportarse algunos elementos de lo
que ha significado la idea hispanoamericanista. Proceso que orgánicamente se
extiende hasta nuestros días y sigue abierto a la discusión.

La estructuración de la investigación fue la siguiente: en un primer aparte las


referencias, muy cortas, sobre las condiciones generales de la época que se iba a
trabajar; una especie de marco general sobre antecedentes bien puntuales de los
cuales parte Bolívar para desarrollar su acción. Un sub-título está dedicado a
mostrar algunas premisas que marcaron el desarrollo de su conciencia social para
comprender las circunstancias posteriores en que se desarrolló su pensamiento.
El segundo capítulo está centrado en el ideal anticolonialista en Bolívar, con un
subcapítulo dedicado a la concepción de guerra popular dentro del carácter
internacional. El tercer y último capítulo, desarrolla las ideas hispanoamericanistas
y su posición ante las potencias coloniales de la época, incluyendo a los EE.UU.
como potencia naciente. Se culmina este capítulo con algunas referencias sobre
el Congreso de Panamá, visto como uno de los máximas aspiraciones del
pensamiento hispanoamericano de Bolívar. Finalmente, se presenta un balance
general del ejercicio investigativo, a manera de conclusión, buscando recapitular
los puntos más resaltantes del trabajo.

I. Condiciones generales que marcan el desarrollo de la acción de


Simón Bolívar.
Una apreciación general que se podría formular de manera introductoria es que la
acción de Bolívar, como individuo en el movimiento de la historia, estuvo
condicionada por un conjunto de elementos de orden material que hicieron posible
y sirvieron de base a su participación en el desarrollo del proceso en su lucha
anticolonial. Por tanto, se hace necesario apreciar algunas condiciones
económico sociales de su época para intentar deducir su accionar histórico.
Un cuadro global de las condiciones económico sociales de finales del siglo XVIII
y comienzos del XIX estuvo caracterizado por los efectos del crecimiento
capitalista con ciertas contradicciones con el antiguo orden colonial. El ritmo
aceleradamente expansivo del capital pugnaba por una nueva división
internacional a favor de los países más avanzados. La menor composición
orgánica del capital en los territorios americanos atraía sobre todo a la economía
inglesa, la cual desarrolló progresivamente su influencia en desmedro del antiguo
imperio colonial español. La revolución industrial se expresó en una nueva
división mundial en la cual los países adelantados en las etapas del capitalismo
se nutrían y financiaban su desarrollo a expensas de la periferia en formación. La
crisis de la sociedad colonial fue la expresión de esta variación estructural global,
la cual venía madurando siglos atrás. El capitalismo de libre concurrencia y su
carácter librecambista predominaba en la dinámica europea y alargaba sus raíces
a las colonias americanas.
En el orden interno en la periferia colonial el grado de las fuerzas productivas
había permitido diferenciar, en un lento y hasta original proceso, las clases
sociales; diferenciación que se hace más evidente al referir cada grupo
económico al proceso productivo. Todo esto estuvo directamente vinculado a la
dinámica expansiva del capital y a la conformación de las sucesivas variaciones
en la división internacional del trabajo.
Las contradicciones sociales en esta coyuntura expresan en mayor grado la
imposibilidad del desarrollo de algunos grupos sociales en el marco del sistema
colonial y sus trabas al libre cambio; sobre todo afectaba a la clase organizadora
de la producción y propietaria de las tierras.
El carácter librecambista del proceso emancipador se explica en una doble
vertiente de interés la cual converge hacia un vértice único. De un lado, las
condiciones del capital internacional que en su desarrollo empieza a sentar las
bases para transformar el conjunto de relaciones sociales a su favor; y de otro
lado, el interés de la clase de los terratenientes criollos para librarse de las trabas
que significaban la sujeción política a España para comerciar con independencia
sus productos. A esta clase pertenecía Bolívar y muchas de sus actitudes se
explican a partir de ello.
El enfoque anticolonial en Bolívar, en el marco del hispanoamericanismo, es una
dinámica que se va puliendo en el proceso de estas luchas de liberación,
fundamentalmente encuadrada entre 1811 y 1826. Estos quince años van
ordenando su pensamiento.

A. El contexto en que se desarrolla su conciencia social.


Bolívar actuó como el representante de su clase social ascendente, su práctica
histórica parte de estos fines. La ideología francesa es parte de su fuente de
inspiración para buscar la aplicación y la funcionalidad en sus planes de liberar a
Hispanoamérica.
La Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, la ideología
roussoniana, se hacían conocer en las colonias en forma subrepticia y
fragmentaria, pero rápida. Bolívar por intermedio de su principal maestro es
educado en este ambiente enciclopedista. En carta al General Santander confiesa
parte de su formación y sus lecturas: ―...puede ser que Mr. De Mollien no haya
estudiado tanto como yo a Locke, Condillac, Rousseau, Voltaire, Rollin, Berthot y
todos los clásicos de la antigüedad, así filósofos, historiadores, oradores y poetas;
y todos los clásicos modernos de España, Francia, Italia y gran parte de los
ingleses‖.41
Según Manuel Pérez Vila, de acuerdo a listas redactadas entre 1825 y 1828,
puede deducirse que los hábitos de lectura de Bolívar, en una fase de desarrollo
como individuo, expresa los intereses de una clase. Tenía una marcada
inclinación hacia la historia napoleónica, biografías de eminentes tratadistas del
siglo XVIII y obras de filósofos franceses. Pérez Vila dice que en los inventarios
hechos en 1803 se incluían obras de los mercantilistas españoles como Ustariz y
Campomanes, así como La riqueza de las naciones de Adam Smith42.
Aunque no puede afirmarse que Bolívar leyera esos libros, por la claridad y
agudeza de sus convicciones, cabe suponer que algunos le fueron familiares.
Aunado a ello, sus viajes y estudios en Europa le permitieron un contacto directo
con intelectuales e ideólogos de las corrientes francesa de la época; también en
su práctica político militar supo aglutinar elementos avanzados de diferentes
campos y disciplinas. ―El gran hombre –dice Plejanov- lo es no porque sus
particularidades individuales imprimen una fisonomía individual a los grandes
acontecimientos históricos, sino porque está dotado de particularidades que
hacen al individuo más capaz de servir a las grandes necesidades de su época,
sumergidas bajo la influencia de causas generales y particulares‖.43
En todo pensamiento existe una evolución, un proceso de autonegación y de
asentamiento de nuevas afirmaciones en la conciencia del ser, como producto de
sus aciertos y fracasos, desenvolvimiento que está intrínsecamente ligado a la
práctica social. Bolívar, inmerso en esta dinámica histórica, fue perfilando su
pensamiento al calor de los acontecimientos. Para 1811, al cesar el papel de la
Junta Suprema, un Ejecutivo colegiado (Triunvirato) toma a su cargo el gobierno
nacional, con lo cual se agudizan las contradicciones internas en Venezuela:

Los chapetones (españoles peninsulares) quedarán enfrentados a los criollos. Los


comerciantes a los terratenientes y estos a la vez se dividían en tendencias: Para
unos, filosóficamente, la soberanía era una manifestación de derecho divino,
enmarcada en las leyes del absolutismo; para otros, la soberanía sólo podía
emanar de la voluntad de los pueblos (Constitucionalismo). Los ―revoltosos‖ frente
a los ―moderados‖. Aquellos proclamaban la independencia por medios radicales y

41
Bolívar, Simón, Obras Completas, La Habana, Ediciones Lex, 1947, Vol II, p. 139
42
Ver Pérez Vila, Manuel. La biblioteca del Libertador, Caracas, 1960. p. 22-24
43
Plejanov. Jorge. El papel del individuo en la historia, Col. 70, Nº 35, México, 1968, p. 82
los otros por medio de la evolución y el entendimiento con la corona. Ambos
consideraban un paso previo: el autonomismo. 44

En un primer momento fue un período de contradicciones entre las clases


dominantes por la toma del poder político, donde jugaba importancia la toma de
posiciones, sobre un marco político general de lo que debía ser el proceso. Aún
cuando ya se definía el problema de la libertad sudamericana, no había en ese
momento una visión de amplitud y apertura hacia las clases oprimidas. El pueblo,
elemento determinante en todo objetivo político social, poco contaba.
Ante estas posiciones dilatorias, Bolívar tomaba ya las riendas orientadoras. El 4
de julio de 1811 pronuncia un discurso deslindando la contradicción entre libertad
y despotismo y levantando el horizonte hispanoamericanista:

No hay dos congresos. ¿Cómo fomentarán el cisma los que no conocen la necesidad
de la unión? Lo que queremos es que esa unión sea efectiva y para animarnos a la
gloriosa empresa de nuestra libertad (...) Se discute en el Congreso Nacional lo que
debiera estar definido. ¿Y qué dicen? Que debemos comenzar por una federación,
como si todos no estuviésemos confederados contra la tiranía extranjera. Que
debemos atender a los resultados de la política de España. ¿Qué nos importa que
España venda a Bonaparte sus esclavos o que los conserve, si estamos resueltos a
ser libres? (...) Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad
sudamericana: vacilar es perdernos‖45

Casi un año después, bajo estas indecisiones, se pierde la I República; en estos


primeros momentos no se había logrado un verdadero ejército popular ni se
incluía en un programa de lucha las reivindicaciones más sentidas por los
oprimidos.

Bolívar instaura la II República apoyado en las bayonetas neogranadinas y en las


charreteras mantuanas. República que se mantuvo por 16 meses y surgida por la
participación de Nueva Granada en la lucha de liberación. Los pardos, los
esclavos se evidenciaban tan lejos como en la primera. En su exitosa Campaña
Admirable, Bolívar comprobó que no se habían sumado los combatientes de fila
que debió aportar la nación venezolana. No se había logrado unificar la gran
población desposeída, el (la?) cual se concentraba en los llanos bajo la bandera
realista y promesas de libertad, tierras y repartimiento de los bienes de los
blancos. Bolívar en sus reveses comprende que el ideal independentista no había
44
Ver Pividal, Francisco. Bolívar, pensamiento precursor del antiimperialismo, Cuba, 1977, p. 51
45
Bolívar, Simón. Obras completas, “Discurso pronunciado en la Sociedad Patriótica de Caracas, el 4 de
julio de 1811”, p. 535
calado en el pueblo, que los esclavos temían menos a los españoles y que los
pardos preferían a Boves.
Ante esta indiferencia exhorta a los granadinos para la lucha y reta a los
venezolanos a incorporarse a la guerra de liberación: ―Esperad patriotas al noble y
virtuoso pueblo granadino que volverá a recoger nuevos trofeos, a prestaros
nuevos auxilios y traeros de nuevo la libertad si antes vuestro valor no la
adquiere.‖ 46
En la Carta de Jamaica, bajo un nuevo destierro (Kingston, 1815) produce nuevas
reflexiones anticoloniales, ya se va convirtiendo en un analista político, y de
admirador de las instituciones foráneas empieza a afirmar la grandeza autóctona.
En este documento reconoce sus limitados conocimientos sobre Nuevo Mundo
así como su heterogeneidad: ―Me atrevo a asegurar que la mayor está cubierta de
tinieblas y por consecuencia, sólo se puede ofrecer conjeturas más o menos
aproximadas, sobre todo en lo relativo a la suerte futura y a los verdaderos
47
proyectos americanos‖ Bolívar reconoce la diversidad y la complejidad de la
transición que está viviendo: ―pues cuántas combinaciones suministra la historia
de las naciones, de otras tantas es susceptible la nuestra por su posición física,
por las vicisitudes de la guerra, y por las cálculos de la política‖ 48
En relación a los ―americanos meridionales‖ –afirma- y si la justicia decide la
contienda (...) el suceso coronará nuestros esfuerzos porque el destino de
América se ha fijado irrevocablemente‖49 . Finalmente hace una valoración: ―el
pueblo que ama su independencia por fin la logra‖, 50
En un nuevo ingreso a Venezuela en 1817 trae reflexiones claras sobre los
fracasos independentistas: había que ampliar el marco social de la lucha. Los
hombres quieren que les sirvan al gusto de todos y el modo de agradarlos es
convidándolos a participar.
La situación de Venezuela había cambiado en su ausencia; a la muerte de Boves
otros llaneros habían logrado afianzar la lucha por la tierra, el ganado y la vida:
Personajes del mismo pueblo habían logrado la incorporación de las masas al

46
Bolívar, Simón. Siete documentos esenciales, “Manifiesto de Carúpano”, Caracas, edic. de la Presidencia
de la República, 1973 p. 36
47
Bolívar, Simón. Siete documentos esenciales, Caracas, edic. de la Presidencia de la República,
1973 p. 38
48
Idem.
49
Ibídem. p. 39
50
Ibidem. , p. 40
proceso: Páez, Arismendi, Piar, Bermúdez, etc., lograron ganar para la
insurrección a los patriotas en los llanos y en el oriente del país.
La lucha guerrillera había sido una escuela de templanzas. Las grandes masas
del pueblo venezolano nutrían las filas de los combatientes. La nueva oficialidad
provenía de cunas muy humildes. El color de la piel no impedía el ascenso a las
más altas jerarquías militares.
La vinculación real con las masas la habían logrado otros, sin embargo, había que
buscar la unidad de todos los sectores involucrados y edificar un solo mando.
Bolívar con su gran don de político supo ganarse a estos caudillos mediante
proclamas, decretos y órdenes militares que encabezaba con los títulos de sus
acciones exitosas en el pasado. Así logra ubicarse como Jefe Supremo de la
República de Venezuela y Capitán General de los Ejércitos de Venezuela y Nueva
Granada.
En este proceso Bolívar comprendió lo contradictorio de la esclavitud con los
planteamientos de libertad. Ello significó esfuerzos innumerables y declaraciones
reiteradas sobre la libertad de los esclavos ante Constituyentes y congresos y
desesperados esfuerzos por la unidad combatiente lograda después de 1816
hasta la culminación bélica en Carabobo.

II. El anticolonialismo en Bolívar.


La independencia fue el primer principio que guió su ideal anticolonial. En el
transcurso de su obra la constante es que los pueblos americanos debían ser
libres de toda dominación extranjera. Planteaba que cada nación tenía que decidir
sobre su propio destino. La independencia, más que un acto de separación de
España, era el respeto propio, la dignidad del pueblo de ejercer su libertad. No se
trataba de cambiar un imperio por otro, era el modo en que los latinoamericanos
existieran en el mundo.
Los pueblos originarios fueron parte de esa nacionalidad; corregir las injusticias
que por siglos impusieron los invasores sobre ellos fue parte de su utopía. En un
decreto de 1820 ordena, en defensa de los indígenas de Cundinamarca: ―Se
devolverá a los naturales, como propietarios legítimos, todas las tierras que
formaban los resguardos según sus títulos, cualquiera que sea el que aleguen
para poseerlas los actuales tenedores‖. Reconoce que la diversidad étnica de
América no puede traducirse en privilegios de casta y discriminación social. Los
descendientes de indígenas, africanos y europeos siendo diferentes formaban
parte de una única y nueva nación, que ahora buscaba una mayor libertad,
garantías sociales e igualdad ante la ley

Otro de sus fundamentos fue la soberanía nacional. Ella afirma la libertad del
pueblo frente a toda tiranía interna o externa, a la vez, la emancipación se podría
especificar por dos tesis capitales: nacionalidad afirmada como rechazo al
vasallaje y algunos acercamientos a la justicia social que por las limitaciones de la
época se tradujo en dos proposiciones: la libertad de los esclavos y su exigencia
de crear el buen ciudadano51.
La soberanía y la dignidad del pueblo como única autoridad legítima de las
naciones es tratada en diferentes documentos. En defensa de ese ideal escribió
en una de sus cartas: ―Lo mismo es para Venezuela combatir contra España que
contra el mundo entero, si todo el mundo la ofende‖52. Aún en los momentos de su
vida en donde la alternativa que manejaba era la dictadura siempre apeló a la
voluntad popular, aunque ésta conllevara la división de varias repúblicas: ―La
dictadura con su omnipotencia fundirá todos los partidos, y los hará entrar en el
silencio, después se debe consultar la voluntad nacional para saber qué quiere:
luego es preciso hacer lo que ordene el soberano, y si el soberano divide sus
opiniones, que las divida; y si quiere hacer tres o cuatro repúblicas, que las
haga‖53. Esta consulta a la ―voluntad nacional‖ o al ―soberano‖ que se proclamaba
no era absoluta, pues en ella también obraba la dirección que la élite dirigente
imprimía a sus necesidades de clase y sus ideas relativas a la propiedad, el honor
y a la vida política de los ciudadanos, sobre todo las limitaciones que estipulaba
para ser elector54.

Bolívar luchó por transferir el poder de los privilegiados a todos los ciudadanos
activos de la nación. Para él no debía existir una autoridad superior a las leyes
que el propio pueblo libremente se dicte a sí mismo. ―La aclamación libre de los
ciudadanos es la única fuente de legitimidad de todo poder humano‖, afirmó

51
Nota. El concepto de justicia social, tal como lo conocemos hoy, no se había formado para la época,
comenzó a utilizarse a fines del siglo XIX
52
Bolívar, O. C. Tom. I, p. 355
53
Bolívar, O. C. “Carta a Santander” 14/10/1826, doc.1203, p. 486
54
Ver Carta a Santander 31/12/1822, Obras Completas, t. I, doc. 616, p. 711
Bolívar. En 1826 escribió: ―Yo no conozco más partido de salud, que el de
devolver al pueblo su soberanía primitiva para que rehaga su pacto social. No
entiendo qué delito se cometa en ocurrir a la fuente de las leyes para que remedie
un mal que es del pueblo y que sólo el pueblo conoce 55. Si el pueblo soberano
formado por seres libres e iguales es la fuente del poder, la forma del gobierno no
puede ser otra que la república. No es el gobierno de un hombre o una clase, es
el gobierno de todos los ciudadanos. Así Bolívar proponía un gobierno
republicano cuyas bases debían ser la soberanía del pueblo, la división de
poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la
monarquía y de los privilegios.
En su estrategia anticolonial supo combinar las formas de lucha y la política de
aliados en función de sus fines últimos:

Yo creo que se puede salvar a América con estos cuatro elementos: primero,
un grande ejército para imponer y defendernos; segundo, política europea para
quitar los primeros golpes; tercero con la Inglaterra y cuarto con los Estados
Unidos. Pero todo muy bien manejado y muy bien combinado, porque sin
buena dirección, no hay elemento bueno. Además insto el Congreso del Istmo
de todos los estados americanos, que es el quinto elemento‖56

Incluso, ante la injerencia de otros países encabezados por la Santa Alianza,


llegó a manejar la concepción de ―guerra universal‖ dentro de un carácter
popular y prolongado. En carta a Sucre el 20/01/182557 le confiesa su
preocupación por la Santa Alianza quien apoyándose en Brasil buscaba
destruir la revolución. Tres días después le escribe a Santander: ―Yo sé que al
Brasil han llegado 2000 alemanes y 6000 rusos para sostener el partido
monárquico‖58 . A dos meses de estas comunicaciones lanza las siguientes
orientaciones: ―preparamos para sostener la contienda más ardua y más
grande de cuantas han ocupado y afligido a los hombres hasta ahora. Esta
debe una guerra universal. (…..) Prepararnos para una lucha muy prolongada,
y muy ardua muy importante‖59.

En este contexto planifica conjuntamente su estrategia militar hispanoamericana:

55
Bolívar, O. C. Carta a Santander 14/10/1826, doc.1203, p. 486
56
Bolívar. O. C. Carta a Santander 11/3/25 doc. 859, p. 102
57
Bolívar, O. C. Carta a Sucre, doc. 839 p. 75
58
Bolivar, O. C. Carta a Santander, doc. 840 p. 77
59
Bolívar, O. C. Carta a Santander 11/3/1825, doc. 859, p. 104
Debemos, pues, en este caso, prepararnos para una larga contienda con
la mayor parte de la Europa. Creo que lo primero que debemos ejecutar,
si la Santa Alianza se mezcla en nuestros negocios, es que el Perú y
Buenos Aires ocupen inmediatamente el Brasil; Chile a Chiloé;
Colombia, Guatemala y Méjico debe ocuparse de su propia defensa, y
toda la América formar una sola causa atendiendo todos a la vez a los
puntos atacadas o amenazados60

Evidentemente su visión latinoamericana se radicalizaba en la medida en que


aumentaban sus dificultades, su estrategia unitaria buscó siempre consolidar las
victorias alcanzadas manteniendo la perspectiva americana.

A. Sobre la concepción de guerra popular dentro del carácter


internacional.
Ubicar el carácter internacional de la lucha independentista tendría que ver con la
unificación de los distintos sectores patrióticos conjuntamente con otros
internacionalistas identificados con la causa independentista. Las tropas
libertadoras se integraron por latinoamericanos nacidos en diferentes países,
habida la nacionalidad latinoamericana forjada por Bolívar y por la independencia.
Los primeros antecedentes parten de la participación de Nueva Granada en la
Campaña Admirable. Recuérdese que el Libertador llegó a Caracas con un
ejército prestado que enarbolando la bandera de Cartagena ayudó a instaurar la
Segunda República.

Años más tarde vuelve a producirse otra manifestación internacionalista cuando


los llaneros venezolanos se unen en Casanare con las tropas de Santander,
pasan los Andes y el 7 de agosto de 1819 dan la victoriosa batalla de Boyacá,
forjando la independencia de Nueva Granada. Luego de desafiar serios
problemas regionalistas en el Congreso de Angostura proclama la unión de
Venezuela y Colombia dejando como vicepresidente a un neo-granadino: Don
Francisco Antonio Zea quien preside los destinos de Venezuela al continuar
Bolívar su campaña.

Otro antecedente se ubica en la discusión que suscitó el Decreto de Guerra a


Muerte: las consideraciones oscilaban entre si era una guerra civil o una guerra
nacional. Pesó en esta diatriba el hecho de que participara un ejército extranjero

60
Bolívar, O. C. Carta Santander. 30/5/25 , doc. 890, p. 144
para definirla como nacional y no como guerra civil: Pueblo venezolano a la
cabeza del cual se colocó la nobleza territorial y coloniaje español unido a
sectores de la sociedad venezolana. En lugar de determinar si era o no una
guerra civil por la circunstancia de la participación, en mayor o menor grado, de
bandas de la misma sociedad, más bien viene dado porque en ella no haya
injerencia extranjera ni dominación colonial. La concepción de guerra de
liberación nacional en el contexto hispanoamericano se ilustra en esta carta a
Santander: ―el enemigo no tiene fronteras, ni es país extranjero el que ocupa el
enemigo; (…) nunca se debe considerar como extranjero el país que se
disputa‖61. El Libertador tenía una concepción de patria grande, a diferencia de
muchos de sus colaboradores.
Luego de Boyacá viene a Carabobo, y dos años más tarde inicia la Campaña del
Sur que lleva la independencia al Ecuador y al Alto y Bajo Perú. Para él, la
dominación colonial no podía ser derrotada en un sólo país: La Campaña del Sur
la integran llaneros venezolanos y colombianos, montañeses ecuatorianos, cholos
peruanos, gentes de otras lejanías identificadas con el ideal nuestroamericano.
Todo un ejército internacionalista sin contar con la oficialidad de variados países
europeos. Para Bolívar según Pividal, ―Las fronteras se borran cuando es cuestión
de implantar el derecho y la paz o de aplastar la tiranía y la injusticia‖ 62 En la
oportunidad que Santander le pide no continuar hacia el Perú, porque ese
territorio no es casa propia sino la ajena, Bolívar contesta: ―Usted me repite que
debemos cuidar de preferencia nuestra casa antes que la ajena; esto no merece
respuesta, porque el enemigo no es casa ajena sino muy propia‖63

En la marcha libertaria por los Andes peruanos, el general inglés Miller, se refiere
a las tropas que el Libertador dirigía:

Allí, en medio del espectáculo de la naturaleza, estaban reunidos hombres


de Caracas, Panamá, Quito, Lima, Chile, y Buenos Aires; hombres que se
habían batido a orillas del Paraná, en Maipó, en Boyacá, en Carabobo, en
Pichincha y al pie del Chimborazo. En medio de aquellos americanos
valientes defensores de la libertad, había algunos extranjeros fieles aún a la
causa en cuyo obsequio perecieron otros tantos paisanos suyos. Entre ellos
hallábanse algunos que habían combatido a orillas del Guadiana y del Rhin,
y que presenciaron el incendio de Moscú y la capitulación de París.64

En su ideal hispanoamericanista Bolívar parte de una táctica: ―la unidad para la


lucha‖. Concebía que sólo la América unida (Hispanoamérica en algunas de sus
definiciones) podía vencer al enemigo común. Parte de su estrategia fue el
61
Bolívar, O. C. Carta a Santander 23/02/1825, doc. 849. p. 91
62
Pividal, Francisco. Bolívar, en vivo y directo, Caracas, Venezuela, Edic. del Fondo Editorial “Carlos
Aponte” 1986, p. 34
63
Ibídem, p. 35
64
Mijares, Augusto, El Libertador, citando a Memorias del general Guillermo Miller, Madrid, 1910, tomo
II, p. 130
Decreto de Guerra a Muerte: luchar sin cuartel contra todo aquel que se opusiera
a la liberación de los pueblos. Lucha que no debía ser aislada sino que debía
tener todo un mecanismo de denuncia para que no fuese tergiversada como
crueldad extrema sino como una necesidad del momento histórico: la unidad y la
presión ante la indefinición.

Como parte de esa estrategia buscó apoyo en otra potencia: Inglaterra, era parte
de esa política de alianzas. Estaba consciente del riesgo de cambiar un ―patrón‖
por otro, pero en la coyuntura histórica esta alianza permitía ―existir‖, neutralizar
en cierta medida a la Santa Alianza y a la pujante potencia del norte.

El carácter de lucha continental del ideal bolivariano está planteado con nitidez en
la Carta de Jamaica. Veía desde 1815 por la historia de México, monarcas
derrumbados por conmociones populares, y después mandones fuertes y
vitalicios. En este documento da su visión de lo que serán las naciones que
conforman América, precisando que se crearán 17 naciones con repúblicas en
vez de monarquías y gobernadas por diversos modelos políticos.

En los primeros tratados de amistad que negocia con México, Perú, Chile, y
Buenos Aires, la Gran Colombia propone la formación de una liga mucho más
estrecha que las que forman en Europa contra las libertades de los pueblos. Se
trataba de crear una sociedad de naciones hermanas, unidas fuerte y
poderosamente contra las agresiones del poder extranjero. La obra maestra de
este internacionalismo sería el Congreso de Panamá.

III. El ideal hispanoamericanista.

Bolívar abogaba por una dirección central. Ya en 1811, se practicaron acciones


centralistas, tal como las de la Junta Suprema que se declaró ductora general en
Venezuela de las acciones que se habían de tomar y de la transformación del
régimen de gobierno colonial. Sólo que tratará de mantener un sistema federal,
hecho al cual se oponen Miranda, Bolívar y Muñoz Tebar. El futuro Libertador veía
claramente que un régimen federal llevaría a la dispersión, a la difícil acción y
solidificación. La lucha tenia que ser unitaria.
En este mismo año, Bolívar argumentaba que se debían mancomunar todos los
patriotas, y por encima de ellos, la unidad de Venezuela y Nueva Granada.
Efectivamente, en 1813 habla de la necesidad de una confederación de naciones,
única manera de no ser derrotados por el colonialismo español. En relación a la
unión de Venezuela y Nueva Granada, escribe en Angostura el 20/12/1819,
varios elementos que vale la pena citar en extenso:

Poder, prosperidad, grandeza, estabilidad serán el resultado de esta feliz


unión. (...) En diez años de lucha y de trabajos indecibles; en diez años de
sufrimientos que casi exceden a las fuerzas humanas, hemos
experimentado la indiferencia en toda la Europa y aun nuestros hermanos
del Norte, han permanecido tranquilos espectadores de nuestro exterminio.
Entre otras causas, puede asignarse como la primera, la multiplicidad de
soberanías establecidas hasta hoy. (...) La república de Colombia presenta
cuantos medios y recursos son necesarios para sostener el rango y la
dignidad a que ha sido elevada, e inspira a los extranjeros la confianza y la
seguridad de que es capaz de sostenerlos. De aquí nacen la facilidad de
obtener aliados y de procurarse los auxilios que le faltan para consolidar su
independencia. Esta es también una de las poderosas razones que ha
considerado el Congreso para la reunión de las dos naciones, los dobles
medios y por consiguiente el doble crédito que va a resultarnos65.

Su balance es que a los países avanzados no les agradaba el surgimiento de


múltiples soberanías. Para Bolívar la unión estaba centrada en dos premisas:
rango y dignidad en las nuevas repúblicas, mientras para el Congreso el fin era
más práctico: al unirse lograrían mayores créditos del extranjero.

En la Carta de Jamaica de 1815, queda expresada la idea de una extensa


confederación de países Americanos que luchaban por la independencia. ―Es una
idea grandiosa pretender formar de todo el nuevo mundo una sola nación, con un
sólo vinculo que logre sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen,
una lengua, unas costumbres y una religión, debería por consiguiente, tener un
solo gobierno que confederar los diferentes estados que hayan de formarse...‖66

Esta idea siempre estará presente en Bolívar, pero hay que tener el cuidado de
delimitar claramente el concepto de América en él; pues en situaciones
particulares refirió a ella no sólo con un criterio geográfico, sino también político;
se refería singularmente a los pueblos colonizados por España. Desde 1813, usa
Bolívar una serie de sinónimos: América, América Meridional, América del Sur y
otros. Es muy preciso en un informe del 31 de diciembre de 1813, al propugnar
una alianza para la lucha:

Si en estos siglos de ignominia, en que un continente más poblado y


más rico que la España, fue la victima de las miras pérfidas del gabinete
de Madrid; si este pudo desde dos mil leguas de distancia, sin enormes
fuerzas, mantener la América, desde Nuevo México hasta Magallanes
bajo su duro despotismo. ¿Por qué entre la Nueva Granada y Venezuela
no podrá hacerse una sólida reunión?67

También en una proclama a la división encabezada por el general Urdaneta,


fechada en Pamplona, el 12 de Noviembre de 1814, declara: ―Para nosotros la
patria es la América; nuestros enemigos los españoles, nuestra enseña la

65
Bolívar, O. C. Tom I , p. 407
66
Bolívar, Simón. Siete documentos esenciales, p. 61
67
Acosta Saignes. Miguel. Acción y utopía del hombre de las dificultades, Cuba, edit. Casa de las Américas,
1977, p.376
independencia y la libertad‖.68 Acá América quedó definida en función de la lucha
contra los colonialistas, donde la causa común era libertarse de España. Bolívar
muchas veces repite el mismo concepto en Oriente, en Guayana, Boyacá; en todo
sitio y momento. En 1822 había escrito desde su cuartel General en Cali al
Director Supremo de Chile: ―El gran día de América no ha llegado. Hemos
expulsado a nuestros opresores… más todavía nos falta poner el fundamento del
pacto social que debe formar de este mundo una nación de Repúblicas (…) La
asociación de los cinco grandes Estados de América es tan sublime en si misma,
que no dudo vendrá a ser motivo de asombro para la Europa‖ 69 Los cinco estados
a los que se refiere Bolívar eran: México, Perú, Chile, Buenos Aires, Colombia;
incluyendo tácitamente lo que hoy responde al nombre de América Central.

El 7 de Diciembre de 1824, (dos días antes de librarse la Batalla de Ayacucho)


Bolívar en Lima (Perú) invita a los gobiernos de Colombia, México, Río de Plata,
Chile y Guatemala, a formar el Congreso de Panamá. El documento consta de
doce parágrafos, en los cuales trata de resumir sus 15 años de meditación
unitaria en una concreción de continentalidad hispanoamericana.

El día que nuestros plenipotenciarios hagan el canje de sus poderes, se


fijará en la historia diplomática de América una época inmortal. Cuando,
después de cien siglos, la posteridad busque el origen de nuestro
derecho público y recuerden los pactos que consolidaron su destino,
registrarán con respeto los protocolos del Istmo. En él, encontraron el
plan de las primeras alianzas, que trazará la marcha de nuestras
relaciones con el universo. ¿Qué será entonces el Istmo de Corinto
comparado con el de Panamá?‖70

En la magnitud de su visión estratégica, Bolívar pensó la patria en términos


latinoamericanos. Las pequeñas naciones corrían el riesgo de ser arrasadas por
las grandes potencias si no entendían la necesidad de la alianza entre repúblicas.
Los débiles unidos serían fuertes, su historia común los hacía semejantes entre
ellos y diferentes del resto del mundo. La pérdida de la libertad en cualquier parte
de Latinoamérica representaba un peligro para todos. Bolívar entendía que en
América los acontecimientos se mueven simultáneos y no podía darse el proceso
de manera aislada sino de manera continental: ―América es una máquina eléctrica
que se mueve toda ella, cuando recibe una impresión de sus puntos. 71‖. Sólo la
solidaridad y el claro beneficio mutuo de una alianza permitirían el ejercicio de las
soberanías nacionales.

Propone para la posteridad que: ―Nuestras repúblicas se ligarán de tal modo, que
no parezcan en calidad de naciones sino de hermanas, unidas por todos los
vehículos que nos han estrechado en siglos pasados, con la diferencia de que

68
Bolívar, O. C., t. III, p. 614
69
Bolívar, O. C. doc. 555, t. III, p. 619
70
Bolívar, O. C. doc. 816, t. II, p. 54
71
Bolívar, O. C. Carta a Santander 6/01/25, doc. 832 , t. II, p. 70
entonces obedecían a una sola tiranía y ahora vamos a abrazar una misma
libertad con leyes diferentes y aun gobiernos diversos; pues cada pueblo será
libre a su modo y disfrutará de su soberanía, según la voluntad de su conciencia‖.
Unidad en la diversidad, unidad para ser libres de decidir opciones y modelos,
pues el inicio de toda independencia comienza con la emancipación del
pensamiento.

En su Carta de Jamaica planteó una defensa de nuestra cultura indo-


africana-mestiza, nueva mezcla étnica que debía emerger por sus derechos:

Nosotros que apenas conservamos los vestigios de lo que en otro


tiempo fue, y que por otra parte no somos indios ni europeos sino una
especie media entre los legítimos propietarios del país y los usurpadores
españoles.(...) Americanos por nacimiento y nuestros derechos los de
Europa, tenemos que disputar éstos a los del país y mantenernos en él
contra la invasión de los invasores; así, nuestro caso es el más
extraordinario y complicado‖.72

En la misma carta afirma: ―Es una idea grandiosa pretender formar de todo
el Nuevo Mundo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí
y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión,
debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes
Estados que hayan de formarse‖.

Nótese que la exigencia de un mismo origen, una misma lengua, etc., es


fundamentalmente hispanoamericana. En carta a Pueyrredón (1821) sentencia:
―Ligadas mutuamente entre sí todas las repúblicas que combaten contra
España...‖ Es decir, sólo las que luchan contra España. El 7 de diciembre de
1824, en una de sus invitaciones al congreso de Panamá dice: ―es tiempo ya que
los intereses y relaciones que unen entre sí a las repúblicas americanas, antes
colonias españolas...‖ Sólo las que antes habían sido colonias españolas. En
1825 escribía a Santander: ―Los americanos del norte (... ) por sólo ser
extranjeros tiene el carácter de heterogéneos para nosotros. Por lo mismo, jamás
seré de opinión de que los convidemos para nuestros arreglos americanos‖´.

La Carta de Jamaica también expone dificultades sobre la difícil realización


de ―una sola nación‖ de toda la América española, pero constantemente expresa
su deseo de reunir el ―augusto Congreso‖ del Istmo de Panamá. Como estratega
y político traza comunicaciones con los demás países en función de la
coordinación total de la guerra. El 4 de febrero de 1821 le dirige a Puyrredón,
director supremo del Río de la Plata, este mensaje:

72
Bolívar, Simón. Siete documentos esenciales, Caracas, edic. de la Presidencia de la República,1973, p. 47
Ligados mutuamente entre sí todas las repúblicas que combaten contra
España por el pacto implícito y ha virtud de la identidad de causa,
principios e intereses, parece que nuestra conducta debe ser uniforme y
una misma. Nada puede pretender una contra la otra que no sea
perjudicial a ambas, y por el sentido contrario, cuando se erija a favor de
ésta, debe entenderse respeto de aquella. Debemos estrechar nuestras
relaciones, no como entre pueblos distintos, sino entre dos hermanos
que mutuamente se sostienen, protegen y defienden73.

Al General San Martín le dice el mismo año: ―Mi primer pensamiento en el


Campo de Carabobo, cuando vi a mi patria libre, fue vuestra excelencia, el Perú y
su ejército libertador‖.74

A partir de 1822 comienza a realizar Pactos de Unión. Liga y confederación


que firma Colombia con Perú, Chile, México, Centroamérica. Son pactos
preparatorios donde las partes se comprometen a confederarse entre sí y a
interponer sus buenos oficios para lograr que lo hagan los demás Estados de
América, antes española.

En carta a Santander el 10/10/25, informa que la Argentina ante una guerra


inminente con Brasil le ofrece el protectorado de América75. Luego en nueva
comunicación le detalla el planteamiento del general argentino Alvear:

El general Alvear, que según todas las noticias es el militar de más crédito, y
que realmente tiene mérito, se vuelve inmediatamente para Buenos Aires con
grandes miras; él desea ponerse de acuerdo conmigo en todo, y por todo: ha
llegado a proponerme (como pensamiento secreto) la reunión de la República
Argentina y Boliviana, llevando toda ella mi nombre; él no abandona este
proyecto por nada, y menos aun de llamarme a fijar los destinos de Río de la
Plata; él dice que sin mí su patria vacilará largo tiempo, y que, exceptuando
cuatro individuos del gobierno, todo el mundo me desea como un ángel de
protección. Chile y Buenos Aires están en un caso igual y ambos me desean
ardientemente‖.76

73
Bolívar, Simón Obras Completas, p. 533
74
Op cit. P. 583
75
Bolívar, O. C. doc. 953, p. 229
76
Bolívar, O. C. Carta al señor General Carlos de Arvear 5/12/1825, doc. 1006, p. 283
Luego le confesará: ―La liga de esta república con la Argentina la quisiera yo
extensiva a toda la América española, conforme al proyecto general de
federación‖. Entre 1824 –1825 se desplegaron los preparativos para organizar
una expedición liberadora a Cuba y Puerto Rico. En relación con ello Bolívar
determinó renovar la flotilla militar con base en Cartagena la cual proyectaba
utilizar para prevenir posibles acciones de España y escoltar dicha expedición.
Tras la victoria de Ayacucho, en carta al general Soublette del 9 de abril de 1825,
manifestó su disposición de enviar un ejército de siete mil hombres para participar
en la liberación de Cuba. Con ese mismo propósito el 28/02/1827, en una
coyuntura favorable para la liberación, le plantea al gran Mariscal Don Andrés de
Santa Cruz, la independencia de Cuba:

Aunque frecuentemente se ha hablado de expedición a La Habana, no


por eso se ha determinado aún emprender una operación que es
costosa, difícil y peligrosa; y que podía sernos perjudicial sino se logra
con todo el éxito que ella exige. Sin embargo, no por eso abandono esta
idea que me ha sido siempre muy favorita, y si la guerra entre España e
Inglaterra llega a verificarse, entonces será fácil ejecutar aquello que en
plena paz podría ser impracticable77.

De igual forma se había dirigido a O‘Higgins, director de Chile, en el año


1821: ―mis primeras miradas se dirigieron al Sur, al Ejército de Chile; lleno de los
más ardientes deseos de participar en las glorias del ejército libertador del Perú,
el de Colombia marcha a quebrar cuantas cadenas encuentre en los pueblos
esclavos que gimen en la América meridional‖78 Evidentemente era el empleo de
la diplomacia pues en correspondencia con Santander, el 10/11/1824, le confiesa
la inconstancia de ese país: ―Los chilenos prometen mucho y no hacen nada. Sin
embargo, dicen que saldrán en este mes al mar con cinco buques de guerra a
reunirse a nosotros. Hasta ahora Chile no ha hecho más que engañarnos sin
servirnos con un clavo: su conducta es digna de Guinea79‖

El término ―hermandad‖ es usado en diferentes referencias a los países


dominados por España. En la proclama de Pamplona ofrece sus servicios a ―esta
nación hermana‖; en 1818, desde Angostura le dice a los granadinos ―Reunid

77
Bolívar, O. C. T. II , p. 567

78
Op cit, p. 533
79
Bolívar, O. C. t. II, p. 41
vuestros esfuerzos a los de vuestros hermanos: Venezuela marcha a libertaros,
como vosotros conmigo en los años pasados libertasteis a Venezuela‖ (II- 1124) A
don José de San Martín le ratifica el mismo sentimiento: ―hermanos de armas, de
empresas y de opinión‖ (I- 654), al Ecuador el 03/12/1821: ―la naturaleza y el cielo
nos han dado por hermanos‖ (II-1178) a México: ―la naturaleza nos dio un mismo
ser para que fuésemos hermanos‖ (I-598) También al Perú, en 1825 lo considera
que ―puede formar una excelente hermana de Colombia‖ (I- 1051). Al mismo
Brasil al que en 1825 al se había referido como ―destinado a ser el instrumento de
la Santa Alianza para destruir nuestras instituciones liberales‖ 80 pasado el tiempo,
al recibir a su representante en Colombia le dice que ―asegurará para siempre la
más perfecta amistad entre nuestras naciones, vecinas y hermanas‖. (II-1278)

Sin embargo, los autores que propugnan un hispanoamericanismo


acérrimo se abstienen de citar que esta palabra fue también empleada hacia los
ciudadanos de los Estados Unidos cuando en la Carta de Jamaica los considera
como ―nuestros hermanos del Norte‖ (I- 168). El peso histórico que tenia la idea
americana venía ya desde las ―Ordenanzas de Picornell‖, Gual y España y el
―Soneto Americano‖ redactado por Manuel Cortés de Campomanes.
Posiblemente en la medida en que fue trascurriendo el proceso, y se fueron
configurando las diferentes posiciones, la palabra América se empleó más
comedidamente.

A. Posición ante las potencias coloniales.

La rivalidad Estados Unidos-Inglaterra, afloró de continuo, obstaculizando


mucho la independencia de países hispanoamericanos. Esta pugna se venía
gestando desde años atrás por la política de ambos hacia éstos países. La
doctrina Canning y la doctrina Monroe, abrigaban políticas colonialistas,
aprovechándose de que no existía un verdadero frente interamericano. Estas
políticas eran el resultado de la casi inminente derrota de España. Lo que los
neutralizaba en cierta forma era que ambas se peleaban la supremacía. En esta
lucha por la hegemonía, se proclamaban ―protectores de la integridad territorial‖
de los nuevas naciones.

La posición de Bolívar era jerarquizar alianzas, aún cuando el amparo externo


significara cierta vergüenza, como lo expresa la carta a Sir Richard Wellesley,
Jamaica 27 de mayo de 1815:

80
Bolívar, O. C. t. II, p. 229
Si me hubiese quedado un solo rayo de esperanza de que la América
pudiese triunfar por si sola, ninguno habría ambicionado más que yo el
honor de servir a mi país, sin degradarlo a la humillación de solicitar una
protección extraña. Esta es la causa de mi separación de la costa firme.
Vengo a procurar auxilios: iré en su busca a esa soberbia capital; si fuese
preciso marcharé hasta el polo; y si todos son insensibles a la voz de la
humanidad, habré llenado mi deber aunque inútilmente y volveré a morir
combatiendo en mi patria‖81.

En función de este mismo fin se negoció con Francia, el principio de la no


intervención entre colonias y España a menos que se inmiscuyera una tercera
potencia. En lo referente a este país, Bolívar tenía su posición: rechazaba la
presencia napoleónica. Aún cuando Fernando VII es restaurado en el trono y deja
de ser temido el poderío francés, no por ello Bolívar olvida las pretensiones
francesas de heredar las colonias españolas de América. En carta a Santander el
09/02/25 denuncia su actitud: ―manda ministros de la discordia a toda la América,
este gobierno está realizando la imagen de la discordia, armada de las antorchas
y de la furias. ¡Qué inmoralidad! ¡Qué atentado!82. El peligro francés afloró
siempre como posibilidad en la lucha anticolonial.

1. El desafío a España y la Santa Alianza

Desde finales del siglo XVIII y, especialmente desde la revolución francesa


y norteamericana se había acentuado el afán de independencia en las colonias
españolas. Mientras ello sucedía, en Europa a la altura del 1815 se unen Rusia,
Austria y Prusia en una Alianza, a las que se unieron luego el resto de los
monarcas europeos. Dicho pacto era para combatir los movimientos
revolucionarios y de independencia nacional. Teniendo presente que Inglaterra no
pertenecía a ella pero que de hecho la apoyó hasta los años 1820.

Esta Santa Alianza, llevará su política represiva al exterior, concretamente


a la América. Servirá de apoyo político- económico a la monarquía española para
que recuperara sus colonias a como diera lugar.

81
Bolívar, O. C. t. I, doc. 117, p. 138
82
Bolívar, O. C. doc. 844, p. 81
Hacia 1810, se inicia e